domingo, 14 de enero de 2024

EL PODER DE LA ESPERANZA



 EL PODER DE LA ESPERANZA


©Abg. Giuseppe ISGRÓ C.

 

 

 

 Reseña sobre la manera en que deben afrontarse las pruebas de la vida.

Lo primero que hay que hacer, es sentarse, en un lugar tranquilo, y llevar a cabo los siguientes sencillos, pero efectivos, pasos:

1.       Agradecer a Dios de que la situación está, ya, en sus planes cósmicos, resuelta satisfactoriamente.

2.       Acto seguido, tomar una hoja de papel, y anotar las cien cosas buenas por las cuales puede dar las gracias a Dios, sinceramente y con actitud reverente.

3.       Ahora, anota en una hoja de papel, o en una libreta, todas las cosas que precisan solución en tu vida, a corto, mediano y largo plazo. Luego, clasifícalas por su estricto orden prioritario. Comienza a actuar abordando una prioridad a la vez. Actúa, también, como si todo estuviese bien, debidamente resuelto.

4.       Anota, también, todos los objetivos que, a corto, mediano y largo plazo, debes llevar a cabo, por su estricto orden de prioridad. Comienza a trabajar con el objetivo Nº 1.

5.        Establece la cantidad de dinero que precisas en los próximos doce meses. Con el importe resultante, escribe una afirmación, que leerás tres (3) veces al día.

6.       Practica, todas las noches, antes de dormir, un ejercicio de relajación, de los dedos de los pies a la cabeza, y luego, visualízate flotando en las aguas tranquilas de un lago.

7.       Realiza, cada noche, un ejercicio de respiración, reteniendo el aliento, pulmones llenos, durante 25 segundos, diez veces.

8.       Por muy compleja que se vea la situación, conserva el optimismo y la actitud mental positiva.

9.       Afirmar treinta, o más veces al día, en la noche, mirándote en el entrecejo, frente al espejo: TODO VA BIEN.

10.    NADA TEMAS, TEN CONFIANZA, NO ABANDONES A MITAD DE CAMINO. La clave reside en resistir firme y en esperar con fe hasta que se gesten los resultados.

11.     Activa el poder de la esperanza. Las expectativas positivas son un imán que atraen lo que pensamos y aíslan todo lo opuesto.

12.    EL CONSTANTE RECUERDO DEL NOMBRE DE DIOS: Repite el nombre de Dios, cien veces o más, en la mañana, a mediodía y en la noche.

       I.                     Envía amor a todos los seres con quienes precisas reestablecer la armonía mental.

    II.                     Perdona a todas las personas que te haya efectuado algún perjuicio, de la índole que sea.

 III.                     Solicita el perdón, o excusas, en forma presencial, por escrito, o mentalmente, a cualesquiera personas a quien, de alguna manera, hayas ocasionado algún perjuicio. Si debes efectuar una compensación económica, o cancelar algún compromiso, promete hacerlo en un lapso determinado, y cúmplelo.

   IV.                     Rige tus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, de acuerdo a los valores universales, entre ellos: el amor, la prudencia, la justicia, la paciencia, la templanza, la serenidad, la fortaleza, la belleza, la honradez, el trabajo, la inversión, el servicio, la bondad y la humildad, entre otros.

13.    Selecciona tres buenos libros, de literatura estimulantes, de tu agrado, y comienza a leerlos, diariamente.

Adelante.

 


 

  


 

 


domingo, 7 de enero de 2024

La última palabra, Escudero, ¿es posible?

 


La última palabra, Escudero, ¿es posible?

 

©Giuseppe Isgró C.

 

 

Escudero, -dijo Hidalgo: 

Galileo, en cierta ocasión, expresó: «Nada hay oculto que no deba ser sabido.» 

La ciencia, la filosofía y la incansable búsqueda del ser humano, demuestran que, todo cuanto se propone, será alcanzado indefectiblemente, si no abandona a mitad de camino. Esta aptitud innata potencialmente infinita del Espíritu, por medio de la experiencia, en su ascenso hacia el progreso y elevación de los estados de conciencia en las ilimitadas estaciones de la vida, va descubriendo la realidad del entorno universal en que interactúa, y al mismo tiempo, el potencial de los atributos divinos de que se encuentra dotado, cada ser, -en los cuatro reinos naturales- tanto en conocimiento como en poder creador.

Esa interactuación con el entorno universal extrae de su ser interno lo que precisa para resolver situaciones, descifrar enigmas o alcanzar cualquier objetivo que se proponga, siempre que sea realista, alcanzable e implique un reto. Esto, en algunas ocasiones podría requerir más de un ciclo existencial en la dimensión física para ser realizado, como, por ejemplo, en la invención del avión, por Leonardo Da Vinci, y cualesquiera otros, de los incontables descubrimientos, hasta ahora, y ad infinitum, en el eterno presente.

Es un proceso gradual; pero, en un momento dado, en los niveles rudimentarios de desarrollo, determinado número de personas no perciben que exista otra realidad más que la que conocen, y encontrándose inmersos en determinados estados de conciencia, o niveles de confort, parecieran no estar interesados en la realización de un esfuerzo, o búsqueda de nuevos niveles de conciencia, por el estudio, la investigación, la reflexión objetiva y la meditación subjetiva, trascendiendo los límites del razonamiento por la lógica inductiva y deductiva.

Pero, la vida, o la inteligencia infinita del universo, en su inmensa sabiduría plasmada en la eterna ley cósmica, va expresándose en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales, en forma de insatisfacción, y no le permite, sin violentar su libre albedrío, dormirse en los laureles de los logros del pasado, haciendo surgir, en su conciencia, por el mecanismo natural de las necesidades, y las potencias motivadoras encerradas en lo íntimo de todo ser, la inquietud, la visión, o la necesidad y anhelo de alcanzar otros niveles de realidades, o experiencias gratificantes, o de realización. Por eso el progreso es indetenible, y lo que hoy, al igual que le ocurría al hombre de la caverna, de Platón, que no creía en la existencia de otra realidad que la penumbra en que se encontraba, y que fuera hubiese un sol luminoso, incontable número de seres reciben el estímulo, de la misma vida, por las realidades que se afrontan en las distintas fases existenciales, de despertar y mirar hacia adentro, y hacia afuera, hacia arriba y hacia abajo, hacia lo inmensamente grande, y hacia lo inmensamente pequeño, demostrando, o comprobando, al igual que lo expresara Hermes Trismegisto y Anaxágoras:

-Que arriba y abajo es igual, y viceversa.

-Que lo mismo que hay adentro, es lo que se encuentra afuera.

-Y, que lo inmensamente grande es idéntico a lo inmensamente pequeño, y su potencial infinito, exactamente igual. Allí está, entre otras cosas, la Homeopatía para demostrarlo, con las diluciones infinitesimales, mientras más altas las diluciones, y menos substancia física exista, más se libera la potencia de la energía que le es inherente. La física contempla muchos otros ejemplos.

La pregunta clave, Escudero, es: ¿Quieres, tú, conocer más de lo que sabes, o lo que hoy ignoras?

Como dijo aquel, cuyo nombre se ha perdido en las lejanas noches de los tiempos: Escudero, ese es tu problema. Que felicidad experimentarás el día en que adquieras conciencia de esa realidad, ya que, paralelamente percibirás que, conjuntamente con la necesidad de un mayor conocimiento, percibirás que ya posees el poder para obtenerlo, y, luego, comprenderás, también, que ya lo poseías en estado de potencialidad infinita, en tus atributos divinos.

Al final, se percibe que no sólo existe identificación entre lo grande y lo pequeño, entre lo que hay arriba y abajo, entre lo de adentro y afuera, sino, también, entre la Divinidad y cada ser en todos los reinos conocidos, y probablemente, alguno más por conocer, aunque ahora no lo percibamos.

Siempre habrá alguno que estime que esto no es asunto de él; empero, al margen de esa irrelevante, y temporal opinión, sí es asunto de todos, y por ese camino, y tantos otros, hay que andar, en algún momento.

Por eso, no hay que anclarse en el pasado, pensando que los grandes maestros dijeron la última palabra: la última palabra no será alcanzada jamás, afortunadamente, Escudero. Mejor dicho: surgirán neologismos nuevos que representen emergentes realidades percibidas, que precisen darle un nombre. Por eso es una excelente práctica la lectura de los diccionarios de todo tipo, para conocer el significado de los nombres. Cuánto más lo es la lectura de todo lo que se ha escrito, en la historia conocida y por conocer, lo que implica el significado de las palabras, y además, de las esenciales inherentes a los valores universales, a los roles que se asumen, a los compromisos adquiridos, para poder cumplir con lo que se promete, o para no prometer lo que no se tiene ganas de cumplir. Pero, si tomas la cosa, Escudero, hay que pagarla. Y si no la pagas, en dinero, estudio, esfuerzo, dedicación, trabajo, etcétera, etcétera, jamás será tuya en el sentido correcto de la palabra. Persiguiendo la última palabra, las vamos conociendo, una a una, las existentes, como ventanas que se abren al mundo, por las cuales vemos las realidades exteriores, desde adentro, y desde afuera, las de adentro. Cada palabra es una ventana al mundo, y al universo, que no contiene, únicamente, el planeta tierra, sino mucho más de lo que se pueda pensar, ahora, y que, algún día conoceremos en mayor grado, aún. 

Escudero, jamás aceptar límites de ninguna naturaleza, de nadie ni de nada, es la clave. Siempre busca un más allá y lo encontrarás, ad infinitum, en el eterno ahora, y a la Gloria del Eterno. 

Adelante.

 

 


sábado, 25 de febrero de 2023

CANTA POETA CANTA

 



CANTA POETA CANTA

©Giuseppe Isgró C.

14-06-2020

 

Canta, poeta, canta

a la gloria de tu Patria,

a las glorias de todas las Patrias,

que, también son tuyas;

como madres bondadosas,

como escuelas en las que has de formarte.

 

Los poetas de cada pueblo,

por lejano y foráneo que fuera,

son tus maestros,

de los que has de beber la savia

que la madre naturaleza

le permitió destilar

como fuente para calmar, o saciar,

la sed del infinito,

a cada instante,

en cada maestro que ya bebiera

en la misma fuente

y ahora extiende sus manos,

entregándote la síntesis de su experiencia,

como muestra de la esencia que él absorbiera.

 

Ahora, y siempre, él te la transmite

para que tú, a tu vez, después de beber

y saciar tu sed, si puedes,

la transfieras, tu experiencia,

al que, detrás de ti, sigue tus pasos,

en cada nueva generación,

ad infinitum, por los tiempos de los tiempos.

 

Siembra, poeta, siempre,

sin importar cuán árido te parezca

el sendero por el que transitas, ahora,

que, toda semilla, por sí misma,

sabe extraer de su propio entorno

la esencia según el plan que el Gran Arquitecto

le asignara en el concierto de todas las cosas.

 

Cada semilla no ignora cuál es su eterno trabajo,

que hace con la misma tenacidad divina

de la que emana, al igual que todos los seres,

en forma indivisa, de la Divinidad,

para cumplir su rol en la expansión de la Creación,

bajo la Guía del Supremo Hacedor.

 

Da lo que puedas, sin preocuparte de la cuantía,

que mientras más des, más recibes para seguir dando,

sin cansarte jamás, ya que la fuente es inagotable,

y la que limita no es la fuente, que es infinita,

sino tu capacidad de dar, homeopáticamente,

que, en cada nueva dilución, aumenta su potencia,

ad infinitum.

 

Canta, poeta, canta,

como canal de la Divinidad, que te usa

como instrumento de su voluntad,

para llevar su esencia donde más se precisa,

percibiendo de tu parte, el salario cósmico,

y la percepción y comprensión del deber cumplido.

 

Eres un eslabón de la cadena universal, de la que recibes, y a tu vez, transmites, al que te sigue,

y así sucesivamente, de lo superior a lo inferior,

de arriba abajo, de adentro a fuera,

para que se cumpla la realización de la Gran Obra.

 

Canta, poeta, canta,

para que la intuición permanezca viva,

y la inspiración fluya, como guía divina,

del Gran Arquitecto en la conciencia,

por el sentimiento de los atributos divinos,

del amor, la prudencia, la justicia,

la fortaleza, la templanza y la belleza.

 

Da con benevolencia, que limas las asperezas,

y gana buenas voluntades, de amistad perenne,

el bien y la cooperación enriquecen a todos por igual,

dando y recibiendo se siembran las semillas

que a todos enriquecen, cada día, a cada instante,

a la Gloria de la Patria, y a la de todas las Patrias,

que son muchas; todas han de cobijarte,

en algún instante, en el eterno ahora.


II

 

Canta, oh hombre,

el canto que la tierra espera,

de esperanza y luz,

de amor y paz,

de armonía y progreso,

de felicidad y dicha.

 

Hoy, es el día glorioso

que la humanidad esperaba,

por cuanto llega al tope de su camino:

Año 26.000 d.n.e., 

nuevos tiempos de verdad.

Hay orden justo y perfecto,

armonía y bienestar,

justicia y amor.

 

Es el comienzo de la Edad de oro

soñada por los utopistas del siglo XX.

Comienza el verdadero trabajo,

a que se destinó este terruño llamado Tierra; 

los recuerdos del futuro,

vistos en lejanos mundos, se hacen presente ahora

como misión de vida, por largo tiempo aún.

Son tiempos de gloria,

a la Gloria del Supremo Artífice.

 

Los ojos pueden ver la clara luz,

comprender la realidad percibida

y quien percibe, comprendiendo, 

puede realizar la Gran Obra

según la inquietud de los tiempos.

Por delante, la eternidad,

de igual modo, mirando hacia atrás.

Empero, el tiempo presente,

precisa nuestro enfoque,

persistente atención,

aquí, ahora y siempre,

para expandir la conciencia, 

para hacer la obra del día,

una a la vez, cuando esté de turno,

y su turno le toca.

 

Es la hora de la luz

y del poder, que,

siempre van juntos.

Conocimiento, suprema visión;

experiencia, potencia realizadora,

guíenme, aquí, ahora y siempre

por el sendero de la Gran Obra.

Canta, poeta, canta,

a la Gloria del Gran Arquitecto

del Universo.

Adelante.

martes, 31 de enero de 2023

DON FILIPPO CONTI


DON FILIPPO CONTI

 

©Giuseppe Isgró C.

 

 

 

Hace algunos años, tuve la ocasión de escribir un ensayo intitulado “MORALEJAS”, que incluía diversas enseñanzas derivadas del trato con personas que habían tenido alguna significación en la vida del autor. Una de ellas, es la que estaba plasmada en el aforismo: -“Maestro a ojos no vale un hinojo”, de Filippo Conti.

 

Filippo Conti, era un romano de la séptima generación, algo que, para todo oriundo de la Ciudad Eterna, es significativo, y un honor, además. Así lo expresó la esposa del maestro Alirio Díaz, la señora Lina, en la salida de un concierto de guitarra, que su ilustre esposo daba, esa noche, en la ciudad de Puerto La Cruz. Ella era, también, de la séptima generación de romanos y esto salió a relucir en la conversación que, tuvimos, en compañía de Filippo y mientras esperábamos a Don Alirio, -uno de los máximos guitarristas del planeta y discípulo de Andrés Segovia-, quien, amablemente, nos autografió un manifiesto.

 

Corría el año 1964, el papá de aquél joven, Don Michele, con visión preclara le había sugerido que aprendiese el oficio de mecánico; le dijo: -“Veo, a todos los que se dedican a esta actividad, que llevan una excelente calidad de vida”. Luego, agregó: -“Búscate el mejor taller de la ciudad, habla con el propietario, o gerente, y dile que tú quieres aprender el arte y que no deseas que te paguen nada”. Así lo hizo el chaval, quien, de noche, por aquel entonces, estaba cursando el sexto grado de la escuela primaria. Tenía apenas cinco años que había llegado de Italia.

 

Después de dar una vuelta, a pies, por la ciudad, observando todos los talleres existentes, se paró frente a uno que le pareció el mejor de todos. Se armó de valor, entró, preguntando por el dueño; salió, para atenderle, un italiano, de mediana edad, a quien le impone del motivo de su visita. Después de lo cual, Don Filippo Conti, que así se llamaba, le atiende como si el joven fuese un personaje importante. Le enseña el taller y los modernos equipos de que estaba dotado, y le menciona que ellos les podrían enviar a la General Motors para hacer los cursos de desarrollo profesional, directamente en la fábrica. A José, que era el nombre del chaval, con el pasar del tiempo, siempre le pareció que, en aquella ocasión, la atención que Don Filippo le brindó, iba más allá de lo normal. Le hace énfasis en que le presentaría al Sr. José Bala, uno de los socios, cosa que efectivamente hizo, algunos días después. De José Bala, el ensayo “Moralejas”, contiene, también, el siguiente aforismo: -“Es preciso ir, por la vida, bajito,… bajito,… haciendo gala del sentido de la humildad”. Pese a su enorme éxito comercial, era una persona de un trato afable y sencillo. Siempre le he considerado como uno de los mejores prototipos de comerciantes.

 

A la mañana siguiente, José comenzó sus labores de aprendiz en el Taller Revesa, que así era su nombre, en la Avenida Bolívar de Puerto La Cruz, donde estaría durante 18 meses. A mediodía, don Filippo le daba la cola, a José, hasta su casa de la calle Freites, durante cuyos minutos, siempre la conversación giraba en torno a las lecturas que ambos hacían. Por aquel entonces, estaban de moda los libros de Lobsang Rampa, de quien Don Filippo había leído: -Mi vida con el Lama; El tercer Ojo; el Médico del Tíbet; La caverna de los Antepasados; Usted y la Eternidad; entre otros, y comentaba los tópicos que les eran inherentes.

 

A su vez, José, era lector de las obras de Allan Kardec, habiendo leído, ya, El libro de los Espíritus, El Evangelio según el Espiritismo, Cielo e Infierno y Génesis; las de Joaquín Trincado, Amalia Domingo Soler, algunas de Camilo Flamarión y León Denis; y un clásico, hoy en día difícil de encontrar, intitulado “Roma y El Evangelio”, de José Amigo y Pellicer. La biografía de Aristóteles, de Werner Wilhelm Jaeger, le había puesto en contacto con la cultura clásica griega, y le apasionaban los libros: Las fuerzas Morales y El hombre Mediocre, de José Ingenieros, La Incógnita del Hombre y La Conducta en la Vida, de Alexis Carrel, Valores Humanos, de Arturo Uslar Pietri, y una biografía de Benjamín Franklin, que tanta influencia ejerciera en él, entre otros. Durante el año y medio que tuvieron la oportunidad, en los veinte minutos que duraba el trayecto, de intercambiar ideas y estrechar una larga amistad, analizaron gran variedad de temas. Filippo era un gran entusiasta de ese tipo de literatura, y el joven no se quedaba atrás. Evidentemente, la afinidad de ideas era la señal inequívoca por la cual se puede justificar el trato inicial de Filippo hacia el joven y la perdurable amistad que le unió a partir de entonces.

 

Cuando José vio que ni en el Taller, ni en la mecánica, estaba su vocación, le comunicó a Don Filippo su decisión de retirarse, cosa que, efectivamente, así hizo. Dio comienzo a sus estudios nocturnos de bachillerato, y buscó un trabajo que se lo permitiese, cosa que, después de varios ensayos, logró.

 

Cuando en el año 1969, José entra como Agente General en una Agencia de Seguros, en la Gran Parada, de Puerto La Cruz, al frente de la cual estuvo ocho años, transformándola en una de las de mayor producción, a nivel nacional, de dicha compañía, sus conocimientos de la mecánica les sirvieron de gran manera, a la hora de aprobar los incontables presupuestos de reparaciones, que, en ese lapso, estuvieron bajo su responsabilidad. Allí se ve como la vida va llevando, a cada quien, por las diversas etapas de aprendizaje, de manera escalonada, que, en un momento dado, precisará.

 

A través de los años, José siguió estrechando su amistad con Don Filippo, con el Sr. José Bala, y con Don Eugenio, que era el otro socio, de aquella gran empresa, de nombre Auto Supplay. Una época de oro formada por una constelación de grandes empresarios, entre nativos, españoles, portugueses, árabes, italianos, y de otras nacionalidades, que le dio un sello especial a la dinámica ciudad de Puerto La Cruz. La lista es demasiado extensa para reseñarlos aquí, pero mencionamos algunos que nos vienen a la mente: Los hnos. Médico, los hnos. Licursi, los hnos. Sebastiano y Giovanni Domingo, el Sr. Zannetti, el Sr. Giuseppe Tetti, el Sr. Pascual Cirigliano y familia, el Sr. Pascual Capobianco, el Sr. J.J.Pérez Alemán, el Sr. Gino Giannone, los hnos. Mannela, los hnos. Giannone, el Sr. Lesparda, el Sr. Mario Di Mella, el Sr. Eugenio Sol, el Sr. Salvador Basile, el Lcdo. Leonardo Cavallaro, el Dr. Adolfo Silva, el Sr. Celso Ramos, el Sr. Lander, de Café El Inca, el Sr. Sanin, de Café Caballo Rojo, El Sr. José Despille, de Comercial Puerto La Cruz, el Sr. Giulio Paladino, de Viavotec, el Sr. Abel Resende, el Sr. Manuel Pereira, el Sr. Antonio Agosta, los hnos Donatelli, el Sr. Angelo De Marta, Giovanni Di Nunzio, Roberto Piera, Domenico Romano,  los hnos. Meo Previti, Jesús Alvarado, fundador de El Diario El Tiempo, Jesús Antonio –Totoño- Lara, un comunicador social de lujo, e incontables más. Todos escribieron una historia llena de grandes éxitos. Son personajes paradigmáticos para las nuevas generaciones y esperan su Plutarco, para que escriba sus vidas.

 

Don Filippo, con el tiempo, incursionaría en la Masonería Universal, en la Orden Rosacruz, y durante un largo período, integró el grupo de investigadores del INSTITUTO DE INVESTIACIONES BIOPSÍQUICAS, que se fundó en 1978, en la ciudad de Puerto La Cruz, Venezuela, con un selecto número de personas, entre quienes se encontraba Saverio Bellomo, Mercedes Quiaro, Aura Rojas, el profesor Ignacio Tobía Hueto, Nicolás Fermín, Don Peppino, la Sra. Violeta, y quien esto escribe, de manera constante, empero, habían, también, participantes esporádicos, entre ellos Adolfo Brandani, realizando, repetimos, importantes experimentaciones en el campo de la Parapsicología, la Radiestesia, (Saverio y Don Peppino, eran maestros en dicho arte), y otras búsquedas filosóficas, históricas, de Autosuperación y Desarrollo personal. Se dictaron Talleres de Parapsicología, con enfoque científico, y Seminarios de Dinámica del Éxito, con regularidad, ad honorem. Es decir, Filippo Conti, hasta una edad avanzada, fue un incansable buscador de la verdad universal.

 

Cuando el autor de este artículo visitó a Don Filippo, la última vez, éste ya tenía 86 años. Ese día memorable, el gran amigo, le expresó, recordando aquellas épocas pasadas, en que compartieron incontables y variadas actividades de estudio: -“¡Qué bellos tiempos aquellos!”. Él recordaba, también, con emoción, que no hacía mucho, le había visitado su gran amigo, Eugenio, un relevante hombre de negocios, de la zona, con su esposa. Allí se ve, como en los momentos de soledad, en edad avanzada, la visita de un viejo amigo, es apreciada en grado superlativo.

 

Don Filippo tuvo dos hijos, Massimo, que vive en Roma, y Leonardo, ambos de excelente trayectoria personal y profesional. Sirva esta breve reseña, como homenaje a un amigo que hiciera de Venezuela su patria, y que, en un momento dado, le aportara una lección, inolvidable, de vida, diciéndole: -“Maestro a ojos no vale un hinojo”. Esto significa, que la vida debe ser vivida con una planificación adecuada, a corto, mediano y largo plazo, sopesando las consecuencias de los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos, y conduciendo, cada paso, en dirección de los objetivos previamente establecidos, por escrito, como metas existenciales, que permitan el logro de los mejores y más satisfactorios resultados que sean factibles de ser alcanzados, en armonía con los valores universales.

 

La excelencia, la calidad humana, la amistad, la honradez, el honor, la seriedad, la superación constante, el trabajo asiduo, el libre pensamiento, el buen gusto y la dignidad personal, fueron valores en Don Filippo Conti, que denotan una vida virtuosa y un modelo para emular.

 

Adelante.

 

 

 


EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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domingo, 14 de enero de 2024

EL PODER DE LA ESPERANZA



 EL PODER DE LA ESPERANZA


©Abg. Giuseppe ISGRÓ C.

 

 

 

 Reseña sobre la manera en que deben afrontarse las pruebas de la vida.

Lo primero que hay que hacer, es sentarse, en un lugar tranquilo, y llevar a cabo los siguientes sencillos, pero efectivos, pasos:

1.       Agradecer a Dios de que la situación está, ya, en sus planes cósmicos, resuelta satisfactoriamente.

2.       Acto seguido, tomar una hoja de papel, y anotar las cien cosas buenas por las cuales puede dar las gracias a Dios, sinceramente y con actitud reverente.

3.       Ahora, anota en una hoja de papel, o en una libreta, todas las cosas que precisan solución en tu vida, a corto, mediano y largo plazo. Luego, clasifícalas por su estricto orden prioritario. Comienza a actuar abordando una prioridad a la vez. Actúa, también, como si todo estuviese bien, debidamente resuelto.

4.       Anota, también, todos los objetivos que, a corto, mediano y largo plazo, debes llevar a cabo, por su estricto orden de prioridad. Comienza a trabajar con el objetivo Nº 1.

5.        Establece la cantidad de dinero que precisas en los próximos doce meses. Con el importe resultante, escribe una afirmación, que leerás tres (3) veces al día.

6.       Practica, todas las noches, antes de dormir, un ejercicio de relajación, de los dedos de los pies a la cabeza, y luego, visualízate flotando en las aguas tranquilas de un lago.

7.       Realiza, cada noche, un ejercicio de respiración, reteniendo el aliento, pulmones llenos, durante 25 segundos, diez veces.

8.       Por muy compleja que se vea la situación, conserva el optimismo y la actitud mental positiva.

9.       Afirmar treinta, o más veces al día, en la noche, mirándote en el entrecejo, frente al espejo: TODO VA BIEN.

10.    NADA TEMAS, TEN CONFIANZA, NO ABANDONES A MITAD DE CAMINO. La clave reside en resistir firme y en esperar con fe hasta que se gesten los resultados.

11.     Activa el poder de la esperanza. Las expectativas positivas son un imán que atraen lo que pensamos y aíslan todo lo opuesto.

12.    EL CONSTANTE RECUERDO DEL NOMBRE DE DIOS: Repite el nombre de Dios, cien veces o más, en la mañana, a mediodía y en la noche.

       I.                     Envía amor a todos los seres con quienes precisas reestablecer la armonía mental.

    II.                     Perdona a todas las personas que te haya efectuado algún perjuicio, de la índole que sea.

 III.                     Solicita el perdón, o excusas, en forma presencial, por escrito, o mentalmente, a cualesquiera personas a quien, de alguna manera, hayas ocasionado algún perjuicio. Si debes efectuar una compensación económica, o cancelar algún compromiso, promete hacerlo en un lapso determinado, y cúmplelo.

   IV.                     Rige tus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, de acuerdo a los valores universales, entre ellos: el amor, la prudencia, la justicia, la paciencia, la templanza, la serenidad, la fortaleza, la belleza, la honradez, el trabajo, la inversión, el servicio, la bondad y la humildad, entre otros.

13.    Selecciona tres buenos libros, de literatura estimulantes, de tu agrado, y comienza a leerlos, diariamente.

Adelante.

 


 

  


 

 


domingo, 7 de enero de 2024

La última palabra, Escudero, ¿es posible?

 


La última palabra, Escudero, ¿es posible?

 

©Giuseppe Isgró C.

 

 

Escudero, -dijo Hidalgo: 

Galileo, en cierta ocasión, expresó: «Nada hay oculto que no deba ser sabido.» 

La ciencia, la filosofía y la incansable búsqueda del ser humano, demuestran que, todo cuanto se propone, será alcanzado indefectiblemente, si no abandona a mitad de camino. Esta aptitud innata potencialmente infinita del Espíritu, por medio de la experiencia, en su ascenso hacia el progreso y elevación de los estados de conciencia en las ilimitadas estaciones de la vida, va descubriendo la realidad del entorno universal en que interactúa, y al mismo tiempo, el potencial de los atributos divinos de que se encuentra dotado, cada ser, -en los cuatro reinos naturales- tanto en conocimiento como en poder creador.

Esa interactuación con el entorno universal extrae de su ser interno lo que precisa para resolver situaciones, descifrar enigmas o alcanzar cualquier objetivo que se proponga, siempre que sea realista, alcanzable e implique un reto. Esto, en algunas ocasiones podría requerir más de un ciclo existencial en la dimensión física para ser realizado, como, por ejemplo, en la invención del avión, por Leonardo Da Vinci, y cualesquiera otros, de los incontables descubrimientos, hasta ahora, y ad infinitum, en el eterno presente.

Es un proceso gradual; pero, en un momento dado, en los niveles rudimentarios de desarrollo, determinado número de personas no perciben que exista otra realidad más que la que conocen, y encontrándose inmersos en determinados estados de conciencia, o niveles de confort, parecieran no estar interesados en la realización de un esfuerzo, o búsqueda de nuevos niveles de conciencia, por el estudio, la investigación, la reflexión objetiva y la meditación subjetiva, trascendiendo los límites del razonamiento por la lógica inductiva y deductiva.

Pero, la vida, o la inteligencia infinita del universo, en su inmensa sabiduría plasmada en la eterna ley cósmica, va expresándose en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales, en forma de insatisfacción, y no le permite, sin violentar su libre albedrío, dormirse en los laureles de los logros del pasado, haciendo surgir, en su conciencia, por el mecanismo natural de las necesidades, y las potencias motivadoras encerradas en lo íntimo de todo ser, la inquietud, la visión, o la necesidad y anhelo de alcanzar otros niveles de realidades, o experiencias gratificantes, o de realización. Por eso el progreso es indetenible, y lo que hoy, al igual que le ocurría al hombre de la caverna, de Platón, que no creía en la existencia de otra realidad que la penumbra en que se encontraba, y que fuera hubiese un sol luminoso, incontable número de seres reciben el estímulo, de la misma vida, por las realidades que se afrontan en las distintas fases existenciales, de despertar y mirar hacia adentro, y hacia afuera, hacia arriba y hacia abajo, hacia lo inmensamente grande, y hacia lo inmensamente pequeño, demostrando, o comprobando, al igual que lo expresara Hermes Trismegisto y Anaxágoras:

-Que arriba y abajo es igual, y viceversa.

-Que lo mismo que hay adentro, es lo que se encuentra afuera.

-Y, que lo inmensamente grande es idéntico a lo inmensamente pequeño, y su potencial infinito, exactamente igual. Allí está, entre otras cosas, la Homeopatía para demostrarlo, con las diluciones infinitesimales, mientras más altas las diluciones, y menos substancia física exista, más se libera la potencia de la energía que le es inherente. La física contempla muchos otros ejemplos.

La pregunta clave, Escudero, es: ¿Quieres, tú, conocer más de lo que sabes, o lo que hoy ignoras?

Como dijo aquel, cuyo nombre se ha perdido en las lejanas noches de los tiempos: Escudero, ese es tu problema. Que felicidad experimentarás el día en que adquieras conciencia de esa realidad, ya que, paralelamente percibirás que, conjuntamente con la necesidad de un mayor conocimiento, percibirás que ya posees el poder para obtenerlo, y, luego, comprenderás, también, que ya lo poseías en estado de potencialidad infinita, en tus atributos divinos.

Al final, se percibe que no sólo existe identificación entre lo grande y lo pequeño, entre lo que hay arriba y abajo, entre lo de adentro y afuera, sino, también, entre la Divinidad y cada ser en todos los reinos conocidos, y probablemente, alguno más por conocer, aunque ahora no lo percibamos.

Siempre habrá alguno que estime que esto no es asunto de él; empero, al margen de esa irrelevante, y temporal opinión, sí es asunto de todos, y por ese camino, y tantos otros, hay que andar, en algún momento.

Por eso, no hay que anclarse en el pasado, pensando que los grandes maestros dijeron la última palabra: la última palabra no será alcanzada jamás, afortunadamente, Escudero. Mejor dicho: surgirán neologismos nuevos que representen emergentes realidades percibidas, que precisen darle un nombre. Por eso es una excelente práctica la lectura de los diccionarios de todo tipo, para conocer el significado de los nombres. Cuánto más lo es la lectura de todo lo que se ha escrito, en la historia conocida y por conocer, lo que implica el significado de las palabras, y además, de las esenciales inherentes a los valores universales, a los roles que se asumen, a los compromisos adquiridos, para poder cumplir con lo que se promete, o para no prometer lo que no se tiene ganas de cumplir. Pero, si tomas la cosa, Escudero, hay que pagarla. Y si no la pagas, en dinero, estudio, esfuerzo, dedicación, trabajo, etcétera, etcétera, jamás será tuya en el sentido correcto de la palabra. Persiguiendo la última palabra, las vamos conociendo, una a una, las existentes, como ventanas que se abren al mundo, por las cuales vemos las realidades exteriores, desde adentro, y desde afuera, las de adentro. Cada palabra es una ventana al mundo, y al universo, que no contiene, únicamente, el planeta tierra, sino mucho más de lo que se pueda pensar, ahora, y que, algún día conoceremos en mayor grado, aún. 

Escudero, jamás aceptar límites de ninguna naturaleza, de nadie ni de nada, es la clave. Siempre busca un más allá y lo encontrarás, ad infinitum, en el eterno ahora, y a la Gloria del Eterno. 

Adelante.

 

 


sábado, 25 de febrero de 2023

CANTA POETA CANTA

 



CANTA POETA CANTA

©Giuseppe Isgró C.

14-06-2020

 

Canta, poeta, canta

a la gloria de tu Patria,

a las glorias de todas las Patrias,

que, también son tuyas;

como madres bondadosas,

como escuelas en las que has de formarte.

 

Los poetas de cada pueblo,

por lejano y foráneo que fuera,

son tus maestros,

de los que has de beber la savia

que la madre naturaleza

le permitió destilar

como fuente para calmar, o saciar,

la sed del infinito,

a cada instante,

en cada maestro que ya bebiera

en la misma fuente

y ahora extiende sus manos,

entregándote la síntesis de su experiencia,

como muestra de la esencia que él absorbiera.

 

Ahora, y siempre, él te la transmite

para que tú, a tu vez, después de beber

y saciar tu sed, si puedes,

la transfieras, tu experiencia,

al que, detrás de ti, sigue tus pasos,

en cada nueva generación,

ad infinitum, por los tiempos de los tiempos.

 

Siembra, poeta, siempre,

sin importar cuán árido te parezca

el sendero por el que transitas, ahora,

que, toda semilla, por sí misma,

sabe extraer de su propio entorno

la esencia según el plan que el Gran Arquitecto

le asignara en el concierto de todas las cosas.

 

Cada semilla no ignora cuál es su eterno trabajo,

que hace con la misma tenacidad divina

de la que emana, al igual que todos los seres,

en forma indivisa, de la Divinidad,

para cumplir su rol en la expansión de la Creación,

bajo la Guía del Supremo Hacedor.

 

Da lo que puedas, sin preocuparte de la cuantía,

que mientras más des, más recibes para seguir dando,

sin cansarte jamás, ya que la fuente es inagotable,

y la que limita no es la fuente, que es infinita,

sino tu capacidad de dar, homeopáticamente,

que, en cada nueva dilución, aumenta su potencia,

ad infinitum.

 

Canta, poeta, canta,

como canal de la Divinidad, que te usa

como instrumento de su voluntad,

para llevar su esencia donde más se precisa,

percibiendo de tu parte, el salario cósmico,

y la percepción y comprensión del deber cumplido.

 

Eres un eslabón de la cadena universal, de la que recibes, y a tu vez, transmites, al que te sigue,

y así sucesivamente, de lo superior a lo inferior,

de arriba abajo, de adentro a fuera,

para que se cumpla la realización de la Gran Obra.

 

Canta, poeta, canta,

para que la intuición permanezca viva,

y la inspiración fluya, como guía divina,

del Gran Arquitecto en la conciencia,

por el sentimiento de los atributos divinos,

del amor, la prudencia, la justicia,

la fortaleza, la templanza y la belleza.

 

Da con benevolencia, que limas las asperezas,

y gana buenas voluntades, de amistad perenne,

el bien y la cooperación enriquecen a todos por igual,

dando y recibiendo se siembran las semillas

que a todos enriquecen, cada día, a cada instante,

a la Gloria de la Patria, y a la de todas las Patrias,

que son muchas; todas han de cobijarte,

en algún instante, en el eterno ahora.


II

 

Canta, oh hombre,

el canto que la tierra espera,

de esperanza y luz,

de amor y paz,

de armonía y progreso,

de felicidad y dicha.

 

Hoy, es el día glorioso

que la humanidad esperaba,

por cuanto llega al tope de su camino:

Año 26.000 d.n.e., 

nuevos tiempos de verdad.

Hay orden justo y perfecto,

armonía y bienestar,

justicia y amor.

 

Es el comienzo de la Edad de oro

soñada por los utopistas del siglo XX.

Comienza el verdadero trabajo,

a que se destinó este terruño llamado Tierra; 

los recuerdos del futuro,

vistos en lejanos mundos, se hacen presente ahora

como misión de vida, por largo tiempo aún.

Son tiempos de gloria,

a la Gloria del Supremo Artífice.

 

Los ojos pueden ver la clara luz,

comprender la realidad percibida

y quien percibe, comprendiendo, 

puede realizar la Gran Obra

según la inquietud de los tiempos.

Por delante, la eternidad,

de igual modo, mirando hacia atrás.

Empero, el tiempo presente,

precisa nuestro enfoque,

persistente atención,

aquí, ahora y siempre,

para expandir la conciencia, 

para hacer la obra del día,

una a la vez, cuando esté de turno,

y su turno le toca.

 

Es la hora de la luz

y del poder, que,

siempre van juntos.

Conocimiento, suprema visión;

experiencia, potencia realizadora,

guíenme, aquí, ahora y siempre

por el sendero de la Gran Obra.

Canta, poeta, canta,

a la Gloria del Gran Arquitecto

del Universo.

Adelante.

martes, 31 de enero de 2023

DON FILIPPO CONTI


DON FILIPPO CONTI

 

©Giuseppe Isgró C.

 

 

 

Hace algunos años, tuve la ocasión de escribir un ensayo intitulado “MORALEJAS”, que incluía diversas enseñanzas derivadas del trato con personas que habían tenido alguna significación en la vida del autor. Una de ellas, es la que estaba plasmada en el aforismo: -“Maestro a ojos no vale un hinojo”, de Filippo Conti.

 

Filippo Conti, era un romano de la séptima generación, algo que, para todo oriundo de la Ciudad Eterna, es significativo, y un honor, además. Así lo expresó la esposa del maestro Alirio Díaz, la señora Lina, en la salida de un concierto de guitarra, que su ilustre esposo daba, esa noche, en la ciudad de Puerto La Cruz. Ella era, también, de la séptima generación de romanos y esto salió a relucir en la conversación que, tuvimos, en compañía de Filippo y mientras esperábamos a Don Alirio, -uno de los máximos guitarristas del planeta y discípulo de Andrés Segovia-, quien, amablemente, nos autografió un manifiesto.

 

Corría el año 1964, el papá de aquél joven, Don Michele, con visión preclara le había sugerido que aprendiese el oficio de mecánico; le dijo: -“Veo, a todos los que se dedican a esta actividad, que llevan una excelente calidad de vida”. Luego, agregó: -“Búscate el mejor taller de la ciudad, habla con el propietario, o gerente, y dile que tú quieres aprender el arte y que no deseas que te paguen nada”. Así lo hizo el chaval, quien, de noche, por aquel entonces, estaba cursando el sexto grado de la escuela primaria. Tenía apenas cinco años que había llegado de Italia.

 

Después de dar una vuelta, a pies, por la ciudad, observando todos los talleres existentes, se paró frente a uno que le pareció el mejor de todos. Se armó de valor, entró, preguntando por el dueño; salió, para atenderle, un italiano, de mediana edad, a quien le impone del motivo de su visita. Después de lo cual, Don Filippo Conti, que así se llamaba, le atiende como si el joven fuese un personaje importante. Le enseña el taller y los modernos equipos de que estaba dotado, y le menciona que ellos les podrían enviar a la General Motors para hacer los cursos de desarrollo profesional, directamente en la fábrica. A José, que era el nombre del chaval, con el pasar del tiempo, siempre le pareció que, en aquella ocasión, la atención que Don Filippo le brindó, iba más allá de lo normal. Le hace énfasis en que le presentaría al Sr. José Bala, uno de los socios, cosa que efectivamente hizo, algunos días después. De José Bala, el ensayo “Moralejas”, contiene, también, el siguiente aforismo: -“Es preciso ir, por la vida, bajito,… bajito,… haciendo gala del sentido de la humildad”. Pese a su enorme éxito comercial, era una persona de un trato afable y sencillo. Siempre le he considerado como uno de los mejores prototipos de comerciantes.

 

A la mañana siguiente, José comenzó sus labores de aprendiz en el Taller Revesa, que así era su nombre, en la Avenida Bolívar de Puerto La Cruz, donde estaría durante 18 meses. A mediodía, don Filippo le daba la cola, a José, hasta su casa de la calle Freites, durante cuyos minutos, siempre la conversación giraba en torno a las lecturas que ambos hacían. Por aquel entonces, estaban de moda los libros de Lobsang Rampa, de quien Don Filippo había leído: -Mi vida con el Lama; El tercer Ojo; el Médico del Tíbet; La caverna de los Antepasados; Usted y la Eternidad; entre otros, y comentaba los tópicos que les eran inherentes.

 

A su vez, José, era lector de las obras de Allan Kardec, habiendo leído, ya, El libro de los Espíritus, El Evangelio según el Espiritismo, Cielo e Infierno y Génesis; las de Joaquín Trincado, Amalia Domingo Soler, algunas de Camilo Flamarión y León Denis; y un clásico, hoy en día difícil de encontrar, intitulado “Roma y El Evangelio”, de José Amigo y Pellicer. La biografía de Aristóteles, de Werner Wilhelm Jaeger, le había puesto en contacto con la cultura clásica griega, y le apasionaban los libros: Las fuerzas Morales y El hombre Mediocre, de José Ingenieros, La Incógnita del Hombre y La Conducta en la Vida, de Alexis Carrel, Valores Humanos, de Arturo Uslar Pietri, y una biografía de Benjamín Franklin, que tanta influencia ejerciera en él, entre otros. Durante el año y medio que tuvieron la oportunidad, en los veinte minutos que duraba el trayecto, de intercambiar ideas y estrechar una larga amistad, analizaron gran variedad de temas. Filippo era un gran entusiasta de ese tipo de literatura, y el joven no se quedaba atrás. Evidentemente, la afinidad de ideas era la señal inequívoca por la cual se puede justificar el trato inicial de Filippo hacia el joven y la perdurable amistad que le unió a partir de entonces.

 

Cuando José vio que ni en el Taller, ni en la mecánica, estaba su vocación, le comunicó a Don Filippo su decisión de retirarse, cosa que, efectivamente, así hizo. Dio comienzo a sus estudios nocturnos de bachillerato, y buscó un trabajo que se lo permitiese, cosa que, después de varios ensayos, logró.

 

Cuando en el año 1969, José entra como Agente General en una Agencia de Seguros, en la Gran Parada, de Puerto La Cruz, al frente de la cual estuvo ocho años, transformándola en una de las de mayor producción, a nivel nacional, de dicha compañía, sus conocimientos de la mecánica les sirvieron de gran manera, a la hora de aprobar los incontables presupuestos de reparaciones, que, en ese lapso, estuvieron bajo su responsabilidad. Allí se ve como la vida va llevando, a cada quien, por las diversas etapas de aprendizaje, de manera escalonada, que, en un momento dado, precisará.

 

A través de los años, José siguió estrechando su amistad con Don Filippo, con el Sr. José Bala, y con Don Eugenio, que era el otro socio, de aquella gran empresa, de nombre Auto Supplay. Una época de oro formada por una constelación de grandes empresarios, entre nativos, españoles, portugueses, árabes, italianos, y de otras nacionalidades, que le dio un sello especial a la dinámica ciudad de Puerto La Cruz. La lista es demasiado extensa para reseñarlos aquí, pero mencionamos algunos que nos vienen a la mente: Los hnos. Médico, los hnos. Licursi, los hnos. Sebastiano y Giovanni Domingo, el Sr. Zannetti, el Sr. Giuseppe Tetti, el Sr. Pascual Cirigliano y familia, el Sr. Pascual Capobianco, el Sr. J.J.Pérez Alemán, el Sr. Gino Giannone, los hnos. Mannela, los hnos. Giannone, el Sr. Lesparda, el Sr. Mario Di Mella, el Sr. Eugenio Sol, el Sr. Salvador Basile, el Lcdo. Leonardo Cavallaro, el Dr. Adolfo Silva, el Sr. Celso Ramos, el Sr. Lander, de Café El Inca, el Sr. Sanin, de Café Caballo Rojo, El Sr. José Despille, de Comercial Puerto La Cruz, el Sr. Giulio Paladino, de Viavotec, el Sr. Abel Resende, el Sr. Manuel Pereira, el Sr. Antonio Agosta, los hnos Donatelli, el Sr. Angelo De Marta, Giovanni Di Nunzio, Roberto Piera, Domenico Romano,  los hnos. Meo Previti, Jesús Alvarado, fundador de El Diario El Tiempo, Jesús Antonio –Totoño- Lara, un comunicador social de lujo, e incontables más. Todos escribieron una historia llena de grandes éxitos. Son personajes paradigmáticos para las nuevas generaciones y esperan su Plutarco, para que escriba sus vidas.

 

Don Filippo, con el tiempo, incursionaría en la Masonería Universal, en la Orden Rosacruz, y durante un largo período, integró el grupo de investigadores del INSTITUTO DE INVESTIACIONES BIOPSÍQUICAS, que se fundó en 1978, en la ciudad de Puerto La Cruz, Venezuela, con un selecto número de personas, entre quienes se encontraba Saverio Bellomo, Mercedes Quiaro, Aura Rojas, el profesor Ignacio Tobía Hueto, Nicolás Fermín, Don Peppino, la Sra. Violeta, y quien esto escribe, de manera constante, empero, habían, también, participantes esporádicos, entre ellos Adolfo Brandani, realizando, repetimos, importantes experimentaciones en el campo de la Parapsicología, la Radiestesia, (Saverio y Don Peppino, eran maestros en dicho arte), y otras búsquedas filosóficas, históricas, de Autosuperación y Desarrollo personal. Se dictaron Talleres de Parapsicología, con enfoque científico, y Seminarios de Dinámica del Éxito, con regularidad, ad honorem. Es decir, Filippo Conti, hasta una edad avanzada, fue un incansable buscador de la verdad universal.

 

Cuando el autor de este artículo visitó a Don Filippo, la última vez, éste ya tenía 86 años. Ese día memorable, el gran amigo, le expresó, recordando aquellas épocas pasadas, en que compartieron incontables y variadas actividades de estudio: -“¡Qué bellos tiempos aquellos!”. Él recordaba, también, con emoción, que no hacía mucho, le había visitado su gran amigo, Eugenio, un relevante hombre de negocios, de la zona, con su esposa. Allí se ve, como en los momentos de soledad, en edad avanzada, la visita de un viejo amigo, es apreciada en grado superlativo.

 

Don Filippo tuvo dos hijos, Massimo, que vive en Roma, y Leonardo, ambos de excelente trayectoria personal y profesional. Sirva esta breve reseña, como homenaje a un amigo que hiciera de Venezuela su patria, y que, en un momento dado, le aportara una lección, inolvidable, de vida, diciéndole: -“Maestro a ojos no vale un hinojo”. Esto significa, que la vida debe ser vivida con una planificación adecuada, a corto, mediano y largo plazo, sopesando las consecuencias de los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos, y conduciendo, cada paso, en dirección de los objetivos previamente establecidos, por escrito, como metas existenciales, que permitan el logro de los mejores y más satisfactorios resultados que sean factibles de ser alcanzados, en armonía con los valores universales.

 

La excelencia, la calidad humana, la amistad, la honradez, el honor, la seriedad, la superación constante, el trabajo asiduo, el libre pensamiento, el buen gusto y la dignidad personal, fueron valores en Don Filippo Conti, que denotan una vida virtuosa y un modelo para emular.

 

Adelante.