viernes, 24 de mayo de 2013

LIBERTAD DE PENSAMIENTO

Amado Nervo
Poeta mejicano

LIBERTAD DE PENSAMIENTO

©Giuseppe Isgró C.



A través de la historia se ha manipulado tanto la libertad de pensamiento como la de la conciencia, con diversos fines espirituales, políticos, económicos, entre otros, inhibiendo la libertad de acción del ser humano hacia su auténtico desarrollo personal.
Evidentemente, esta restricción de libertad de conciencia, tiene efectos sobre los pensamientos y sobre los sentimientos, y al desoír la voz de la conciencia, supera el freno antepuesto por los sentimientos de los valores universales expresados en la conciencia, cultivando pensamientos y sentimientos en polaridad negativa, que inducirán, oportunamente, a las exteriorización de palabras o a la realización de actos de análoga índole, que implicarán efectos insatisfactorios para la persona en particular.
Tanto para protegerse de la acción manipuladora externa, como de la interna, es preciso cultivar una clara conciencia de los valores universales, y oír, a tiempo, la voz de la conciencia, que siempre se deja sentir como guía oportuna en todas las situaciones y circunstancias de la vida.

miércoles, 22 de mayo de 2013

CONCIENCIA




CONCIENCIA

©Giuseppe Isgró C.


El estado de conciencia que posee, en un momento dado, una persona, fruto de su evolución a través de incontables ciclos de vida, denota una mayor o menor capacidad de discernimiento entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre lo hermoso y lo opuesto, y así con cada uno de los restantes valores universales.
Esta capacidad perceptiva de la conciencia refleja su aptitud de hacer o de dejar de hacer, y constituye la suma existencial reflejada a nivel de Espíritu, que le otorga la potencia evolutiva-creadora hasta un momento determinado de su carrera existencial.
 Esta aptitud desarrollada es diferente al registro de las acciones humanas en la memoria espiritual, en el archivo del alma, que constituye un registro contable de los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones de toda su historia vivencial.
 La conciencia como atributo divino, en el ser humano, de análoga naturaleza a la del Creador Universal, es una réplica de la de Éste, donde el Supremo Artífice se expresa con el lenguaje de los sentimientos equivalentes a los valores universales, cuya acción coercitiva y coactiva, constituyen, para el ser humano, -y todos los seres en los cuatro reinos naturales- una guía que rige sus acciones.
 La primera, es decir, la acción coercitiva, es un freno que le inhibe, cuando le hace caso, de incurrir en actos indebidos, manteniéndole dentro de los rectos pensamientos, sentimientos, así como rectas palabras y acciones.
 En los casos en los cuales el ser humano trasciende la voz de alerta de la conciencia, -como representación de la vergüenza que la persona experimentaría de ejecutar determinados actos, y los lleva a cabo-, seguidamente, y en forma instantánea, se activa la acción coactiva de la conciencia, además de la ley de afinidad, la de justicia, la de igualdad y la de compensación, con sus efectos inherentes; éstos le indican a la persona que ha incurrido en falta. La constante acción coactiva de la conciencia se expresa en forma de remordimiento, percepción del mal efectuado, que le inducen a la rectificación y a la compensación, así como, a la prudencia, la siguiente vez, para evitar de repetir pensamientos, sentimientos, palabras y actos de análoga naturaleza.
 También, las consecuencias pueden manifestarse no por la acción, sino por la omisión de pensamientos, sentimientos, palabras y actos cuya ejecución habrían significado el cumplimiento de un deber en cualquiera de sus variantes o vertientes.
 Esta conciencia, en su estado original, desde el inicio de la carrera del ser, tiene una función activa y en ella se expresa la acción pedagógica del Creador Universal.
 La mayor evolución del estado de conciencia se traduce en la capacidad de la visión perceptiva y en la aptitud de hacer o dejar de hacer, así como en la libertad y en el control efectivo de los pensamientos.

martes, 21 de mayo de 2013

¿POR QUÉ NECESITAMOS AMAR AL CONOCIMIENTO Y A NUESTROS SEMEJANTES?


Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina.
-Uno de los pensadores más importantes del siglo XX-

¿POR QUÉ NECESITAMOS AMAR AL CONOCIMIENTO Y A NUESTROS SEMEJANTES?

-17 de septiembre de 1969-


©Giuseppe Isgró C.


Iniciar temas como el que nos ocupa, que son de gran trascendencia social en la orientación de los valores humanos, presupone la existencia de personas con profundo interés hacia aquellos ideales de auto-superación, indispensables para una evolución constante.
En realidad, todos los seres humanos, de una u otra manera, manifiestan profunda preocupación e interés en ocuparse de aquello que estimula a las facultades intelectuales y les permita un desarrollo de las propias fuerzas creativas.
Esto indica sobre todo que no se yace estancado y que se está en posesión de ideales renovadores y definidos. Una acción continua permitirá coronar exitosamente a los mismos.
Los ideales máximos que ser alguno jamás quedará excluido de cumplir, son aquellos que esbozan, en primer lugar, el sabio Quilón, el Lacedemonio, en su máxima: -“Conócete a ti mismo”, y en segundo lugar, aquella que enseñara otro hombre no menos sabio: Jesús: -“Amaos los unos a los otros”-.
Estas máximas encierran toda la sabiduría –potencial- Universal, lo cual podremos observar en el transcurso del presente trabajo.
El amor, ese sentimiento sublime en el que los espíritus humanos comienzan a vibrar en más elevado grado, cada día, es la ley sabia de la Creación. Es la energía que en el ser humano manifiesta e inspira los más grandiosos anhelos de palpar la refulgente luz de la evolución. -Es decir, estados más elevados de conciencia-.
Es la música que armoniza todas nuestras acciones en el ascenso de nuestra evolución. Por ende, nuestros anhelos de acción no son más que manifestaciones de amor hacia aquello que se desea. Pues se ama aquello que se anhela. Del ser humano depende que ese amor sea sublime o nefasto.
La sabiduría es el galardón del hombre en su continua progresión evolutiva. Para conquistarla, atraviesa por experiencias sin fin en un proceso de eterna y continuada vida. Labra en la fertilidad de sus fuerzas creativas, estudia y en su aprendizaje el inmenso horizonte de la sabiduría se hace patente. En las profundidades del conocimiento el hombre se pierde y se percata que poco sabe.
Esto nos recuerda a Newton en la oportunidad en que le preguntan cómo se siente por sus triunfos en los predios científicos y él contesta: -“Me parece como si hubiera pasado mi vida como un niño que cavando un hueco en la arena de la playa tratara de verter toda el agua del Océano en él”-.
Indudablemente Newton era un sabio, como lo fue también Sócrates cuando exclamó: -“Yo sólo sé que no sé aquello que no sé” y fue considerado por la Pitia del Oráculo de Delfos como el hombre más sabio de su época.
Derivamos de lo anterior sabia lección. El hombre comienza a ser sabio cuando se reconoce a sí mismo. Entonces él comprende su misión en la naturaleza y cual Newton experimentado, exclama: -“Nada sé, pero estudiaré y sabré”.
El hombre se ha reconocido a sí mismo cuando a este estado ha llegado.
¡Hosanna! Saludos al hombre que su identidad espiritual descubre. En la sabiduría penetra y cual Flamarión en lo infinito profundiza. Ya el hombre no es pequeño, pues la potencia de su luz se manifiesta, y en el progreso labra su existencia.
Se necesita amar al conocimiento para cumplir aquella máxima, ya mencionada, del “conócete a ti mismo”, cuyo amor se manifiesta cual ideal que lleva al hombre a escudriñar en todo, llegando, gradualmente, a descubrir que en él mismo se encuentran los secretos del Universo, pero, paralelamente, se percata de que él no es más que un Universo en Miniatura o Microcosmos, y que conociéndose a sí mismo podrá conocer con cierta facilidad al Gran Universo o Macrocosmos.
Pero, sobre todo es necesario no olvidar que si el ser humano es un pequeño centro de sabiduría y representa en sí la máxima sabiduría del Universo, necesitamos amarle, tanto porque nuestros semejantes al igual que cada uno de nosotros es la expresión sublime de la fuerza creadora universal, como por la sabiduría que en sí encierra y representa.
Repetimos, es necesario amar a nuestros semejantes porque en cada uno de ellos estaremos amando la máxima expresión del Creador y toda la fuerza de sabiduría que Él haya podido imprimir al Universo.
Entonces, preguntamos: -¿Por qué no amar al conocimiento y a nuestros semejantes, si ello permite la introducción a ese maravilloso campo de la sabiduría del hombre en su real expresión Universal?

Publicado en el Diario La Prensa, de Puerto La Cruz, Venezuela, el día Miércoles 17 de Septiembre de 1969.

lunes, 20 de mayo de 2013

EL IDEAL EN LA SUPERACIÓN SOCIAL DE LOS JÓVENES



Concepción Arenal -Gallega Universal-


Pionera de la humanización del Derecho Penal
y defensora de los Derechos de la Mujer

EL IDEAL
EN LA SUPERACIÓN SOCIAL DE LOS JÓVENES

-16 de agosto de 1969-


©Giuseppe Isgró C.


Cada generación es portadora de nuevos ideales, de ahí la manifestación continua de la renovación  de la sociedad y del progreso que cada vez más caracteriza a la humanidad.
Por estos mismos ideales se originan las tan conocidas transformaciones sociales  de todas las épocas y etapas de la vida humana, que aún cuando de ninguna se deriva una trascendencia de mayor magnitud que la del revuelo mundial actual, todas sin embargo han reflejado la importancia trascendental que el momento permitía.
Desde que el ser humano experimentó la necesidad de vivir en sociedad, se originaron las leyes y normas cuya creación permitió las realizaciones y la vida en común. Estas normas y leyes se fueron perfeccionando con el desarrollo progresivo de los pueblos, cuya evolución, en cada etapa, era impulsada por la nueva generación de jóvenes. En este proceso  de renovación constante de la sociedad humana, se ha llegado al estado actual, el cual en su culminación presenta grandes perspectivas para seguras realizaciones hacia el logro de una mejor estructuración social, cuyo momento actual constituye una gran transición social-humana.
Los ideales de progreso que caracterizan los años de juventud, dejan de serlos al alcanzar el hombre la madurez, para dar paso a ideales de mayor trascendencia social-humana. Si esto se acepta como la realidad que representa, entonces se da la oportunidad para la formación y el desarrollo de esos nuevos ideales. Si por el contrario, intereses creados impiden reconocer esta realidad y se obstaculiza el libre florecimiento de toda iniciativa, de todo ideal de superación y progreso, nacen los dogmas y atavismos sociales que impiden toda libre evolución humana.
Experimentalmente, es de nuestro conocimiento que ciertas teorías o cosas que ayer eran consideradas como grandes verdades, hoy han dejado de serlo para dar paso a nuevas teorías que desaprueban a las anteriores; igual acontecerá con las consideradas hoy “grandes verdades” cuando nuevas generaciones del presente y del futuro establezcan otras que a éstas sustituyan. Y serán los jóvenes portadores de enérgicos y nuevos ideales  quienes con el paso armónico del tiempo impulsarán el avance de esta evolución.
Las generaciones pasadas han tenido que superar muchos obstáculos e intereses creados para dar curso a la libre realización de sus ideologías. Ellos han criticado, han protestado y han impulsado el progreso social-humano. Hoy corresponde hacer lo mismo a los jóvenes del momento, y en verdad lo hacen, pero: -¿es efectiva la actividad por ellos desarrollada? Sobre este particular tendría grandes críticas que hacer, y aún cuando por razones de espacio no puedo extenderme, dejaré establecidos algunos aspectos fundamentales.
Ellos protestan y se declaran inconformes sobre ciertas cuestiones sociales y es una forma de impulsar la evolución humana aún cuando esas manifestaciones no sean en sí la solución en el momento.
Los jóvenes de hoy requieren una larga reflexión sobre la índole y cauce de sus ideales. Existe la imperiosa necesidad de comprender que la humanidad del presente y del futuro confía en su preparación y capacidad para el logro de una mejor estructuración social, donde no exista aquello por lo que se protesta y manifiesta inconformidad.
Es lícito levantar voces de protesta en contra de los dogmas de cualquier índole que impidan las libres realizaciones humanas y el florecimiento de los nuevos ideales y valores, pero señalar defectos sociales involucra el deber de aportar soluciones y contribuir a su realización. No como ha sucedido en algunas congregaciones o denominaciones juveniles, que han manifestado su inconformidad y elevado gritos de protestas, pero han dejado de dar sus respectivos aportes para la solución anhelada.
Los jóvenes del futuro elevarán protestas de mayor magnitud en relación a la generación actual. ¿Nuestra generación ha estado a la altura de las que les precedieron? ¿Hemos o estamos realizando la labor que nos ha sido encomendada por la naturaleza de las cosas? Los resultados son los que darán el veredicto final.
Los jóvenes de ideales definidos, cuya existencia se desarrolla en continuas actividades y estudios, esos sí merecerán la aprobación de todos y serán admirados en la magnitud de sus obras como precursores de una nueva era, en estos momentos de transición social.
¡Jóvenes! ¿Tenemos ideales de gran trascendencia en la evolución social-humana? ¿Sí? ¡Entonces, basta de inactividad! ¡Manos a las obras! Que la acción demuestre la veracidad de las ideas. La evolución humana sólo es posible mediante la activa preparación y el constante trabajo. Si tenemos ideales, -¿por qué no trabajar por su realización?

Publicado en el Diario La Prensa, Puerto La Cruz, Venezuela, el día 16 de agosto de 1969.-

MEDITACIONES ESENCIALES: 834



MEDITACIONES ESENCIALES: 834

©Giuseppe Isgró C.


Los pensamientos, en primera instancia, a quien afectan es a su emisor, mientras no se traduzcan en actos que sí lo hagan a terceras personas, por los cuales, si los efectos son negativos, deberá responder tanto por la Legislación vigente del Derecho Positivo, como por la Ley Cósmica; si son positivos, recabará los respectivos resultados compensatorios.
Al margen de esto, existen otras vertientes: la primera: el pensamiento tiene polaridad positiva y negativa. De acuerdo a la ley de atracción, cada pensamiento, de acuerdo con la polaridad emitida, atraerá a la propia vida, las manifestaciones equivalentes, y repelerá las contrarias.
Esta es la razón por la cual, al ejercer pleno dominio sobre los propios pensamientos, se domina, al mismo tiempo, las condiciones externas que afronta en un momento dado.
Los pensamientos pueden estar cargados de sentimientos equivalentes a los valores universales, también en ambas polaridades, por lo cual, potencian su efecto de atracción o repulsión, según la índole de los mismos.
Pensamientos más sentimientos, tienen una doble fuerza de atracción y de repulsión, así como mayor potencia creadora-realizadora.
Bajo la egida de los valores universales, los pensamientos se mantienen dentro de los parámetros de la ley natural que permite palabras y actos rectos en armonía con una vida virtuosa. Cuando los pensamientos son cargados con un sentimiento positivo, por ejemplo, de amor, de respeto, de justicia, de belleza, de equidad, de bondad, de prosperidad, de salud, de servicio, de altruismo, entre otros, le permiten manifestar en la propia vida efectos de análoga naturaleza.
En cambio, un pensamiento de deseo de la mujer del prójimo, en la agudeza jurídica-espiritual de Jesús de Nazareth, aunque no se haya traducido en acto, implica siempre una falta.
Un pensamiento negativo, aunque no afecte a otros, manifestará esa condición en la vida de una persona, afectando su armonía y la calidad de su aura, haciéndole vulnerable a la influencia exterior. Los pensamientos concupiscentes transformarán los rasgos físicos de la persona, haciendo visible, en lo externo, lo que se alberga en la mente, además de atraer las condiciones –y personas- inherentes a su vida, aislando las opuestas positivas.
Es decir, sí existen consecuencias serias de acuerdo con las índoles de los propios pensamientos, que es preciso prestarle la debida atención.

domingo, 19 de mayo de 2013

LUZ


LUZ


-1968-

©Giuseppe Isgró C.



Envuelta en las tinieblas
la luz yace encerrada,
inquieta la gente presiente
evolución latente.

Horrendo el futuro incierto,
horrendo el mar de pasiones,
horrendo el rumbo falso
que sin pensar siguen
los de pensamientos obtusos.

Pero la luz encerrada
por mucho tiempo en la conciencia
rompe las barreras
y, con sus rayos ilumina
a las seres inconscientes.

Unos reaccionan
y encarrilan sus vidas,
otros permanecen encerrados
en su inconsciente coraza,
temen la realidad
y quieren seguir en ese estado.

Pero la luz a su tiempo
su fluir deja sentir,
aquéllos que sus esbozos palpan
enamorados le siguen.

Los otros, en su bancarrota,
el tiempo perdido han de lamentar
pero será motivo para palpar
con más ímpetu la luz radiante
de la que todos un día
portadores hemos de ser.

MEDITACIONES ESENCIALES: 829






MEDITACIONES ESENCIALES: 829


©Giuseppe Isgró C.




Las deudas, de cualquier índole, constituyen, aún, una especie de esclavitud, en el ámbito moral, espiritual o económico. Estos tipos de obligaciones únicamente pueden ser saldadas mediante su respectiva compensación, para emanciparse de las mismas.

Otra índole de esclavitud es la ignorancia, razón por la cual una persona puede quedar, virtualmente subordinada a otra, y ser manipulada indebidamente durante toda una existencia o ciclo de vida.

Solamente el conocimiento de la verdad podrá dejar en libertad, y con plena autonomía, a quienes se encuentren en estos casos, que, en la actualidad, constituyen importantes segmentos de la población mundial.

Esta forma de manipulación esclavizante puede ser de carácter espiritual, político, económico, laboral o profesional, social, jurídico, filosófico o de cualquier otra índole.

Otra variante de esclavitud lo constituye el desconocimiento de las leyes naturales que conducen al ser humano a superar los límites de la estricta justicia divina, pese a la advertencia coercitiva que por medio de la vergüenza experimenta dentro de su conciencia.

El dejar de conducirse, en la vida, de acuerdo con las leyes naturales, de todas índoles, puede transformar a una determinada persona en esclava de algunos vicios, razón por la cual deja de ser dueña de sí misma. En todos casos, estas son condiciones transitorias, aunque puedan durar varias existencias, que, oportunamente, cada quien superará, adquiriendo pleno dominio de sí, y autonomía consciente en forma gradual.

Una última esclavitud que es preciso erradicar de todos los códigos penales y tributarios en el planeta tierra son las sanciones penales por delitos fiscales.

Se dio un paso importante al erradicar de los códigos civiles las penas de privación de libertad por deudas económicas.

Ahora es preciso dar un paso adelante eliminando las que corresponden a los delitos fiscales, calificándolas de deudas económicas, con sus respectivas penalizaciones de carácter financiero, pero no de índole de privación de la libertad que transforma al Estado en amo de la vida de un ser humano, ocasionándole un daño moral y humano de múltiples vertientes que trasciende cualquier nivel de perjuicio que la persona en particular  haya podido efectuar.

Este tipo de humanización del derecho penal es preciso llevarla a cabo a nivel mundial y constituye un campo de vital importancia en el cual los nuevos juristas deben centrar su atención en armonía con los derechos naturales del ser humano.

Para el Estado, el carácter monetario de una acción humana no puede prevalecer sobre el valor de la dignidad de la persona.

Allí reside la misión del Legislador, mediante leyes justas, ajustadas al Derecho Natural, de educar al ser humano, dándole la oportunidad de rectificar, aun cuando se les apliquen sanciones de otras índoles ajenas a la de privación de la libertad, que es contraria a la naturaleza.




EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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viernes, 24 de mayo de 2013

LIBERTAD DE PENSAMIENTO

Amado Nervo
Poeta mejicano

LIBERTAD DE PENSAMIENTO

©Giuseppe Isgró C.



A través de la historia se ha manipulado tanto la libertad de pensamiento como la de la conciencia, con diversos fines espirituales, políticos, económicos, entre otros, inhibiendo la libertad de acción del ser humano hacia su auténtico desarrollo personal.
Evidentemente, esta restricción de libertad de conciencia, tiene efectos sobre los pensamientos y sobre los sentimientos, y al desoír la voz de la conciencia, supera el freno antepuesto por los sentimientos de los valores universales expresados en la conciencia, cultivando pensamientos y sentimientos en polaridad negativa, que inducirán, oportunamente, a las exteriorización de palabras o a la realización de actos de análoga índole, que implicarán efectos insatisfactorios para la persona en particular.
Tanto para protegerse de la acción manipuladora externa, como de la interna, es preciso cultivar una clara conciencia de los valores universales, y oír, a tiempo, la voz de la conciencia, que siempre se deja sentir como guía oportuna en todas las situaciones y circunstancias de la vida.

miércoles, 22 de mayo de 2013

CONCIENCIA




CONCIENCIA

©Giuseppe Isgró C.


El estado de conciencia que posee, en un momento dado, una persona, fruto de su evolución a través de incontables ciclos de vida, denota una mayor o menor capacidad de discernimiento entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre lo hermoso y lo opuesto, y así con cada uno de los restantes valores universales.
Esta capacidad perceptiva de la conciencia refleja su aptitud de hacer o de dejar de hacer, y constituye la suma existencial reflejada a nivel de Espíritu, que le otorga la potencia evolutiva-creadora hasta un momento determinado de su carrera existencial.
 Esta aptitud desarrollada es diferente al registro de las acciones humanas en la memoria espiritual, en el archivo del alma, que constituye un registro contable de los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones de toda su historia vivencial.
 La conciencia como atributo divino, en el ser humano, de análoga naturaleza a la del Creador Universal, es una réplica de la de Éste, donde el Supremo Artífice se expresa con el lenguaje de los sentimientos equivalentes a los valores universales, cuya acción coercitiva y coactiva, constituyen, para el ser humano, -y todos los seres en los cuatro reinos naturales- una guía que rige sus acciones.
 La primera, es decir, la acción coercitiva, es un freno que le inhibe, cuando le hace caso, de incurrir en actos indebidos, manteniéndole dentro de los rectos pensamientos, sentimientos, así como rectas palabras y acciones.
 En los casos en los cuales el ser humano trasciende la voz de alerta de la conciencia, -como representación de la vergüenza que la persona experimentaría de ejecutar determinados actos, y los lleva a cabo-, seguidamente, y en forma instantánea, se activa la acción coactiva de la conciencia, además de la ley de afinidad, la de justicia, la de igualdad y la de compensación, con sus efectos inherentes; éstos le indican a la persona que ha incurrido en falta. La constante acción coactiva de la conciencia se expresa en forma de remordimiento, percepción del mal efectuado, que le inducen a la rectificación y a la compensación, así como, a la prudencia, la siguiente vez, para evitar de repetir pensamientos, sentimientos, palabras y actos de análoga naturaleza.
 También, las consecuencias pueden manifestarse no por la acción, sino por la omisión de pensamientos, sentimientos, palabras y actos cuya ejecución habrían significado el cumplimiento de un deber en cualquiera de sus variantes o vertientes.
 Esta conciencia, en su estado original, desde el inicio de la carrera del ser, tiene una función activa y en ella se expresa la acción pedagógica del Creador Universal.
 La mayor evolución del estado de conciencia se traduce en la capacidad de la visión perceptiva y en la aptitud de hacer o dejar de hacer, así como en la libertad y en el control efectivo de los pensamientos.

martes, 21 de mayo de 2013

¿POR QUÉ NECESITAMOS AMAR AL CONOCIMIENTO Y A NUESTROS SEMEJANTES?


Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina.
-Uno de los pensadores más importantes del siglo XX-

¿POR QUÉ NECESITAMOS AMAR AL CONOCIMIENTO Y A NUESTROS SEMEJANTES?

-17 de septiembre de 1969-


©Giuseppe Isgró C.


Iniciar temas como el que nos ocupa, que son de gran trascendencia social en la orientación de los valores humanos, presupone la existencia de personas con profundo interés hacia aquellos ideales de auto-superación, indispensables para una evolución constante.
En realidad, todos los seres humanos, de una u otra manera, manifiestan profunda preocupación e interés en ocuparse de aquello que estimula a las facultades intelectuales y les permita un desarrollo de las propias fuerzas creativas.
Esto indica sobre todo que no se yace estancado y que se está en posesión de ideales renovadores y definidos. Una acción continua permitirá coronar exitosamente a los mismos.
Los ideales máximos que ser alguno jamás quedará excluido de cumplir, son aquellos que esbozan, en primer lugar, el sabio Quilón, el Lacedemonio, en su máxima: -“Conócete a ti mismo”, y en segundo lugar, aquella que enseñara otro hombre no menos sabio: Jesús: -“Amaos los unos a los otros”-.
Estas máximas encierran toda la sabiduría –potencial- Universal, lo cual podremos observar en el transcurso del presente trabajo.
El amor, ese sentimiento sublime en el que los espíritus humanos comienzan a vibrar en más elevado grado, cada día, es la ley sabia de la Creación. Es la energía que en el ser humano manifiesta e inspira los más grandiosos anhelos de palpar la refulgente luz de la evolución. -Es decir, estados más elevados de conciencia-.
Es la música que armoniza todas nuestras acciones en el ascenso de nuestra evolución. Por ende, nuestros anhelos de acción no son más que manifestaciones de amor hacia aquello que se desea. Pues se ama aquello que se anhela. Del ser humano depende que ese amor sea sublime o nefasto.
La sabiduría es el galardón del hombre en su continua progresión evolutiva. Para conquistarla, atraviesa por experiencias sin fin en un proceso de eterna y continuada vida. Labra en la fertilidad de sus fuerzas creativas, estudia y en su aprendizaje el inmenso horizonte de la sabiduría se hace patente. En las profundidades del conocimiento el hombre se pierde y se percata que poco sabe.
Esto nos recuerda a Newton en la oportunidad en que le preguntan cómo se siente por sus triunfos en los predios científicos y él contesta: -“Me parece como si hubiera pasado mi vida como un niño que cavando un hueco en la arena de la playa tratara de verter toda el agua del Océano en él”-.
Indudablemente Newton era un sabio, como lo fue también Sócrates cuando exclamó: -“Yo sólo sé que no sé aquello que no sé” y fue considerado por la Pitia del Oráculo de Delfos como el hombre más sabio de su época.
Derivamos de lo anterior sabia lección. El hombre comienza a ser sabio cuando se reconoce a sí mismo. Entonces él comprende su misión en la naturaleza y cual Newton experimentado, exclama: -“Nada sé, pero estudiaré y sabré”.
El hombre se ha reconocido a sí mismo cuando a este estado ha llegado.
¡Hosanna! Saludos al hombre que su identidad espiritual descubre. En la sabiduría penetra y cual Flamarión en lo infinito profundiza. Ya el hombre no es pequeño, pues la potencia de su luz se manifiesta, y en el progreso labra su existencia.
Se necesita amar al conocimiento para cumplir aquella máxima, ya mencionada, del “conócete a ti mismo”, cuyo amor se manifiesta cual ideal que lleva al hombre a escudriñar en todo, llegando, gradualmente, a descubrir que en él mismo se encuentran los secretos del Universo, pero, paralelamente, se percata de que él no es más que un Universo en Miniatura o Microcosmos, y que conociéndose a sí mismo podrá conocer con cierta facilidad al Gran Universo o Macrocosmos.
Pero, sobre todo es necesario no olvidar que si el ser humano es un pequeño centro de sabiduría y representa en sí la máxima sabiduría del Universo, necesitamos amarle, tanto porque nuestros semejantes al igual que cada uno de nosotros es la expresión sublime de la fuerza creadora universal, como por la sabiduría que en sí encierra y representa.
Repetimos, es necesario amar a nuestros semejantes porque en cada uno de ellos estaremos amando la máxima expresión del Creador y toda la fuerza de sabiduría que Él haya podido imprimir al Universo.
Entonces, preguntamos: -¿Por qué no amar al conocimiento y a nuestros semejantes, si ello permite la introducción a ese maravilloso campo de la sabiduría del hombre en su real expresión Universal?

Publicado en el Diario La Prensa, de Puerto La Cruz, Venezuela, el día Miércoles 17 de Septiembre de 1969.

lunes, 20 de mayo de 2013

EL IDEAL EN LA SUPERACIÓN SOCIAL DE LOS JÓVENES



Concepción Arenal -Gallega Universal-


Pionera de la humanización del Derecho Penal
y defensora de los Derechos de la Mujer

EL IDEAL
EN LA SUPERACIÓN SOCIAL DE LOS JÓVENES

-16 de agosto de 1969-


©Giuseppe Isgró C.


Cada generación es portadora de nuevos ideales, de ahí la manifestación continua de la renovación  de la sociedad y del progreso que cada vez más caracteriza a la humanidad.
Por estos mismos ideales se originan las tan conocidas transformaciones sociales  de todas las épocas y etapas de la vida humana, que aún cuando de ninguna se deriva una trascendencia de mayor magnitud que la del revuelo mundial actual, todas sin embargo han reflejado la importancia trascendental que el momento permitía.
Desde que el ser humano experimentó la necesidad de vivir en sociedad, se originaron las leyes y normas cuya creación permitió las realizaciones y la vida en común. Estas normas y leyes se fueron perfeccionando con el desarrollo progresivo de los pueblos, cuya evolución, en cada etapa, era impulsada por la nueva generación de jóvenes. En este proceso  de renovación constante de la sociedad humana, se ha llegado al estado actual, el cual en su culminación presenta grandes perspectivas para seguras realizaciones hacia el logro de una mejor estructuración social, cuyo momento actual constituye una gran transición social-humana.
Los ideales de progreso que caracterizan los años de juventud, dejan de serlos al alcanzar el hombre la madurez, para dar paso a ideales de mayor trascendencia social-humana. Si esto se acepta como la realidad que representa, entonces se da la oportunidad para la formación y el desarrollo de esos nuevos ideales. Si por el contrario, intereses creados impiden reconocer esta realidad y se obstaculiza el libre florecimiento de toda iniciativa, de todo ideal de superación y progreso, nacen los dogmas y atavismos sociales que impiden toda libre evolución humana.
Experimentalmente, es de nuestro conocimiento que ciertas teorías o cosas que ayer eran consideradas como grandes verdades, hoy han dejado de serlo para dar paso a nuevas teorías que desaprueban a las anteriores; igual acontecerá con las consideradas hoy “grandes verdades” cuando nuevas generaciones del presente y del futuro establezcan otras que a éstas sustituyan. Y serán los jóvenes portadores de enérgicos y nuevos ideales  quienes con el paso armónico del tiempo impulsarán el avance de esta evolución.
Las generaciones pasadas han tenido que superar muchos obstáculos e intereses creados para dar curso a la libre realización de sus ideologías. Ellos han criticado, han protestado y han impulsado el progreso social-humano. Hoy corresponde hacer lo mismo a los jóvenes del momento, y en verdad lo hacen, pero: -¿es efectiva la actividad por ellos desarrollada? Sobre este particular tendría grandes críticas que hacer, y aún cuando por razones de espacio no puedo extenderme, dejaré establecidos algunos aspectos fundamentales.
Ellos protestan y se declaran inconformes sobre ciertas cuestiones sociales y es una forma de impulsar la evolución humana aún cuando esas manifestaciones no sean en sí la solución en el momento.
Los jóvenes de hoy requieren una larga reflexión sobre la índole y cauce de sus ideales. Existe la imperiosa necesidad de comprender que la humanidad del presente y del futuro confía en su preparación y capacidad para el logro de una mejor estructuración social, donde no exista aquello por lo que se protesta y manifiesta inconformidad.
Es lícito levantar voces de protesta en contra de los dogmas de cualquier índole que impidan las libres realizaciones humanas y el florecimiento de los nuevos ideales y valores, pero señalar defectos sociales involucra el deber de aportar soluciones y contribuir a su realización. No como ha sucedido en algunas congregaciones o denominaciones juveniles, que han manifestado su inconformidad y elevado gritos de protestas, pero han dejado de dar sus respectivos aportes para la solución anhelada.
Los jóvenes del futuro elevarán protestas de mayor magnitud en relación a la generación actual. ¿Nuestra generación ha estado a la altura de las que les precedieron? ¿Hemos o estamos realizando la labor que nos ha sido encomendada por la naturaleza de las cosas? Los resultados son los que darán el veredicto final.
Los jóvenes de ideales definidos, cuya existencia se desarrolla en continuas actividades y estudios, esos sí merecerán la aprobación de todos y serán admirados en la magnitud de sus obras como precursores de una nueva era, en estos momentos de transición social.
¡Jóvenes! ¿Tenemos ideales de gran trascendencia en la evolución social-humana? ¿Sí? ¡Entonces, basta de inactividad! ¡Manos a las obras! Que la acción demuestre la veracidad de las ideas. La evolución humana sólo es posible mediante la activa preparación y el constante trabajo. Si tenemos ideales, -¿por qué no trabajar por su realización?

Publicado en el Diario La Prensa, Puerto La Cruz, Venezuela, el día 16 de agosto de 1969.-

MEDITACIONES ESENCIALES: 834



MEDITACIONES ESENCIALES: 834

©Giuseppe Isgró C.


Los pensamientos, en primera instancia, a quien afectan es a su emisor, mientras no se traduzcan en actos que sí lo hagan a terceras personas, por los cuales, si los efectos son negativos, deberá responder tanto por la Legislación vigente del Derecho Positivo, como por la Ley Cósmica; si son positivos, recabará los respectivos resultados compensatorios.
Al margen de esto, existen otras vertientes: la primera: el pensamiento tiene polaridad positiva y negativa. De acuerdo a la ley de atracción, cada pensamiento, de acuerdo con la polaridad emitida, atraerá a la propia vida, las manifestaciones equivalentes, y repelerá las contrarias.
Esta es la razón por la cual, al ejercer pleno dominio sobre los propios pensamientos, se domina, al mismo tiempo, las condiciones externas que afronta en un momento dado.
Los pensamientos pueden estar cargados de sentimientos equivalentes a los valores universales, también en ambas polaridades, por lo cual, potencian su efecto de atracción o repulsión, según la índole de los mismos.
Pensamientos más sentimientos, tienen una doble fuerza de atracción y de repulsión, así como mayor potencia creadora-realizadora.
Bajo la egida de los valores universales, los pensamientos se mantienen dentro de los parámetros de la ley natural que permite palabras y actos rectos en armonía con una vida virtuosa. Cuando los pensamientos son cargados con un sentimiento positivo, por ejemplo, de amor, de respeto, de justicia, de belleza, de equidad, de bondad, de prosperidad, de salud, de servicio, de altruismo, entre otros, le permiten manifestar en la propia vida efectos de análoga naturaleza.
En cambio, un pensamiento de deseo de la mujer del prójimo, en la agudeza jurídica-espiritual de Jesús de Nazareth, aunque no se haya traducido en acto, implica siempre una falta.
Un pensamiento negativo, aunque no afecte a otros, manifestará esa condición en la vida de una persona, afectando su armonía y la calidad de su aura, haciéndole vulnerable a la influencia exterior. Los pensamientos concupiscentes transformarán los rasgos físicos de la persona, haciendo visible, en lo externo, lo que se alberga en la mente, además de atraer las condiciones –y personas- inherentes a su vida, aislando las opuestas positivas.
Es decir, sí existen consecuencias serias de acuerdo con las índoles de los propios pensamientos, que es preciso prestarle la debida atención.

domingo, 19 de mayo de 2013

LUZ


LUZ


-1968-

©Giuseppe Isgró C.



Envuelta en las tinieblas
la luz yace encerrada,
inquieta la gente presiente
evolución latente.

Horrendo el futuro incierto,
horrendo el mar de pasiones,
horrendo el rumbo falso
que sin pensar siguen
los de pensamientos obtusos.

Pero la luz encerrada
por mucho tiempo en la conciencia
rompe las barreras
y, con sus rayos ilumina
a las seres inconscientes.

Unos reaccionan
y encarrilan sus vidas,
otros permanecen encerrados
en su inconsciente coraza,
temen la realidad
y quieren seguir en ese estado.

Pero la luz a su tiempo
su fluir deja sentir,
aquéllos que sus esbozos palpan
enamorados le siguen.

Los otros, en su bancarrota,
el tiempo perdido han de lamentar
pero será motivo para palpar
con más ímpetu la luz radiante
de la que todos un día
portadores hemos de ser.

MEDITACIONES ESENCIALES: 829






MEDITACIONES ESENCIALES: 829


©Giuseppe Isgró C.




Las deudas, de cualquier índole, constituyen, aún, una especie de esclavitud, en el ámbito moral, espiritual o económico. Estos tipos de obligaciones únicamente pueden ser saldadas mediante su respectiva compensación, para emanciparse de las mismas.

Otra índole de esclavitud es la ignorancia, razón por la cual una persona puede quedar, virtualmente subordinada a otra, y ser manipulada indebidamente durante toda una existencia o ciclo de vida.

Solamente el conocimiento de la verdad podrá dejar en libertad, y con plena autonomía, a quienes se encuentren en estos casos, que, en la actualidad, constituyen importantes segmentos de la población mundial.

Esta forma de manipulación esclavizante puede ser de carácter espiritual, político, económico, laboral o profesional, social, jurídico, filosófico o de cualquier otra índole.

Otra variante de esclavitud lo constituye el desconocimiento de las leyes naturales que conducen al ser humano a superar los límites de la estricta justicia divina, pese a la advertencia coercitiva que por medio de la vergüenza experimenta dentro de su conciencia.

El dejar de conducirse, en la vida, de acuerdo con las leyes naturales, de todas índoles, puede transformar a una determinada persona en esclava de algunos vicios, razón por la cual deja de ser dueña de sí misma. En todos casos, estas son condiciones transitorias, aunque puedan durar varias existencias, que, oportunamente, cada quien superará, adquiriendo pleno dominio de sí, y autonomía consciente en forma gradual.

Una última esclavitud que es preciso erradicar de todos los códigos penales y tributarios en el planeta tierra son las sanciones penales por delitos fiscales.

Se dio un paso importante al erradicar de los códigos civiles las penas de privación de libertad por deudas económicas.

Ahora es preciso dar un paso adelante eliminando las que corresponden a los delitos fiscales, calificándolas de deudas económicas, con sus respectivas penalizaciones de carácter financiero, pero no de índole de privación de la libertad que transforma al Estado en amo de la vida de un ser humano, ocasionándole un daño moral y humano de múltiples vertientes que trasciende cualquier nivel de perjuicio que la persona en particular  haya podido efectuar.

Este tipo de humanización del derecho penal es preciso llevarla a cabo a nivel mundial y constituye un campo de vital importancia en el cual los nuevos juristas deben centrar su atención en armonía con los derechos naturales del ser humano.

Para el Estado, el carácter monetario de una acción humana no puede prevalecer sobre el valor de la dignidad de la persona.

Allí reside la misión del Legislador, mediante leyes justas, ajustadas al Derecho Natural, de educar al ser humano, dándole la oportunidad de rectificar, aun cuando se les apliquen sanciones de otras índoles ajenas a la de privación de la libertad, que es contraria a la naturaleza.