sábado, 13 de febrero de 2016

Reflexiones sobre los líderes








Reflexiones sobre los líderes

Giuseppe Isgró C.


Los líderes, los ejecutivos y cualquier profesional, estudiante, trabajador y persona en general, son evaluados por los resultados y por su credibilidad. La Escuela legalista china, hace un poco más de 2.000 años, sostenía que un gobernante no precisaba ser un hombre muy preparado, pero sí rodearse de hombres preparados y tener un buen sistema de premios y castigos. Al requerir colaboradores, los primeros en presentarse serán los menos competentes, y ciertamente, dejaran de hacer las cosas bien. En ese caso, se les castiga severamente, por haber asumido compromisos para los cuales sabían que no estaban preparados. Al observar el resto de la gente incompetente como los imprudentes son castigados, dejarán de presentarse para asumir un cargo en el gobierno. Darán paso a la gente que sí está preparada. Al premiar a los cooperadores que sí lo hacen bien, los profesionales de alto nivel, viendo que el gobernante de turno tiene la capacidad de reconocer, y premiar, cuando las cosas se hacen bien, darán un paso adelante para brindar su apoyo y cooperación. Premios y castigos alejan a los malos funcionarios y atraen a los buenos y esto se aplica en todos los niveles de mandos altos, medios y bajos. Al poco tiempo, se tendrá un gobierno en perfecto funcionamiento.
Decía Confucio, en su tratado El ta-hio -o El gran estudio-, lo siguiente: -“Ante todo hay que conocer el objeto al que debemos atender, o sea nuestro destino definitivo, y tomar acto seguido una determinación –propósito-; una vez tomada esa determinación, -propósito-, se puede tener ya el Espíritu sereno y tranquilo; cuando el Espíritu está sereno y tranquilo, se puede ya gozar de aquel reposo inalterable que nada puede turbar; cuando se goza de aquel reposo inalterable que nada puede turbar, podemos ya meditar y formarnos un juicio acerca de la esencia de las cosas; y cuando nos hemos formado un juicio acerca de la esencia de las cosas, podemos ya alcanzar el estado de perfeccionamiento que habíamos deseado”-. Luego, agrega: -“Los seres de la naturaleza tienen una causa y unos efectos; las acciones humanas tienen un principio y unas consecuencias. Conocer las causas y los efectos, los principios y las consecuencias, es como acercarse mucho al método racional con el cual se alcanza la perfección”-.
Es preciso que nuestras intenciones, al forjar cualesquiera propósitos, se correspondan con los elevados valores universales de la justicia, del amor, de la belleza, de la fraternidad, de la solidaridad y del servicio recíproco, en armonía con la práctica de todas las virtudes y con los planes trazados por el Supremo Artífice en el concierto universal.
Debería fundarse, a nivel mundial, universidades para formar gobernantes a todos los niveles, y que, al elegir a un Presidente o Ministro, o cualquier otro funcionario, por su preparación, sea quien fuere esta persona, lo hará bien, o medianamente bien. El proceso gerencial, las toma de decisiones, el método científico de resoluciones de situaciones, una excelente visión y percepción de la realidad, y una conciencia intuitiva correctamente desarrollada, permiten, todos los casos, elegir el curso de acción que mejor aporte los resultados esperados, o los efectos negativos de menor impacto, en casos de resultados menos favorables.
No se concibe que, a nivel mundial, y sin alusiones personales a ningún líder en particular, -los ejemplos son conocidos por todos, en todos los países, ya que se trata de una situación similar global-, que una persona que sería incapaz de gerenciar o administrar una bodega, asuma la presidencia de un país para lo cual, cualquier líder precisa 30 años de preparación previa, es decir, el trabajo de toda una vida de estudio y preparación, para alcanzar niveles elevados de competencia como Estadista con visión geopolítica y capacidad para administrar con visión de por lo menos de 60 años por delante de desarrollo. Un líder debe dominar a la perfección los ciclos históricos, los ciclos económicos, -menosres, tres o cuatro años, mayores, de 8 a 12 años, y los de largas oscilaciones, 60 años por delante-, además de una licenciatura en Derecho, debe tener una licenciatura en Geografía Económica, una especialización en Derecho internacional, otra, en Economía, una especialización en Psicología, otra en marketing social, otra en publicidad, otra en gerencia, otra en valores, entre tantas otras, tener una visión general de la historia universal, de la historia patria, conocer los clásicos, los ensayos de los principales pensadores de todos los tiempos y países, y un largo etcétera.
Antonio Canova del Castillo, insigne político español que copó la escena política de la segunda mitad del siglo XIX, en España, tenía una biblioteca de 30.000 volúmenes. El resto de los líderes políticos españoles de la época, incluyendo a Emilio Castelar, -el Demóstenes español - tenían bibliotecas de análoga importancia. En Londres, el venezolano Francisco de Miranda, seguramente uno de los diez hombres más sobresalientes a caballo de los siglos XVIII y XIX, tenía una inmensa biblioteca selecta, en la que por algún tiempo estudió Andrés Bello, que tanto peso, luego, tendría en los destinos de Chile. Simón Bolívar, al rastrear sus lecturas, leyó los clásicos y obras fundamentales, antiguas y modernas, de todos los países, y su visión geopolítica incidió, en el siglo XIX a impulsar la naciente ciencia de la Geopolítica, ya que, se sabe, que los principales exponentes del pensamiento geopolítico, entre ellos, Ratzel, eran lectores de los escritos de Simón Bolívar, por su visión geopolítica.
Un gobernante tiene una inmensa responsabilidad sobre sus hombros y conciencia. Al igual que los sembradores de árboles para obtener la pulpa para el papel cien años después, deben orientar sus acciones de líderes con mira al desarrollo de, por lo menos 60 años por delante, es decir, dos generaciones.
Debe señalar al país en que sentido se oriente el desarrollo de la Nación, para que las nuevas generaciones de profesionales sepan, con tiempo, las carreras entre las cuales deben elegir, a los fines de contribuir con su efectivo aporte.
Esto genera una poderosa motivación hacia el estudio, ya que presenta, para todos, oportunidades de desarrollo para optimizar su aporte, y la calidad de vida que disfrutará en el futuro.
Los líderes del futuro, tendrán una visión clara, del pasado, de por lo menos 25.000 años de historia; y una visión del futuro, al igual que los grandes utopistas del siglo XX, de igual período de tiempo, hacia adelante, lapso necesario para gestar una nueva y auténtica edad de oro, base sobre la cual se desarrollará la humanidad en el planeta tierra, a los niveles idóneos que se correspondan con los planes cósmicos. Esos niveles elevados ahora son inimaginables, ya que nada igual, hasta ahora, se ha visto. Esta visión de auténtico liderazgo evitaría que mucha gente piense que el grueso de la humanidad evolucionará a nuevos estados de conciencia, casi de la noche a la mañana, sin haber dedicado el tiempo suficiente. La naturaleza no da saltos; pero, los líderes preclaros, contribuirán a crear las condiciones idóneas para que esa edad de oro se pueda gestar en torno al año 30.000 de nuestra era. Ese tipo de líder es hoy, virtualmente, inexistente. Sin embargo, han existido a lo largo de la historia en muy pequeña escala. El salmista (salmo 105) que hablaba de las mil generaciones por delante, tenía las ideas claras de esta visión histórico-espiritual en el desarrollo de la humanidad.
Un buen gobernante debe tener desarrollado el sentido común, y sobre todo, el sentido de la verguenza y el decoro y hacer de los valores, su guía para la práctica virtuosa del ejercicio del poder.
Los jóvenes que aspiran incursionar en . la política para alcanzar funciones de poder a corto plazo, sin la debida preparación, no tienen ninguna posibilidad de trascender. Deben establecer una curva de resultados enfocada a 30 años por delante, y prepararse, creando un equipo de personas y contribuir a su formación, con mira al futuro.
Los líderes de turno, debe contribuir a crear las generaciones de relevo; no hacerlo, significa tener grandes lagunas de liderazgo que atentan contra la continuidad de un desarrollo efectivo. Pero, los grupos de poder, queriendo concentrar su ejercicio en sus propias manos, inhiben el desarrollo de sus líderes seguidores, y a la larga, se quedan sin seguidores de envergadura, lo que significa su salida del poder necesariamente, por incompetencia generacional.
Recordemos, en Venezuela, un caso de superación de crisis profunda: en el segundo gobierno de Carlos Andrés, las reservas internacionales dejadas por el gobierno anterior, de Jaime Lusinchi, eran de 300 millones de Bolívares. Miguel Rodríguez, aplicando un efectivo proceso de estabilización económica que no es el caso de explicar aquí, en apenas 30 meses, logró elevar las reservas internacionales a 13.000 millones de dólares. Es ahí la importancia de los gobernantes de turno, rodearse de los mejores colaboradores posible, en cada época, cosa que sí hizo, al inicio del siglo XX, en Venezuela, Juan Vicente Gómez, con cuya acción política unificó al país, pagó la deuda externa, había seguridad, y pese a que no nos agradan, a la inmensa mayoría, gobiernos de corte autoritario como el de Gómez, y pese a no ser un hombre muy instruido, sí era muy inteligente, -no vivo- al rodearse de un ministro de educación como, en primer lugar, González Guinán, y después, José Gil Fortoul, Eleazar López Contreras, como Ministro de Marina y Guerra, gente preparada y de elevados valores morales, el país dio inicio a una nueva etapa de progreso, superando la debacle del anterior presidente, Cipriano Castro, que dejó a Venezuela en una situación verdaderamente inadecuada.
Venezuela ha dado grandes líderes, y maestros de la Patria, que son verdaderos paradigmas vigentes: Miranda, Bolívar, Andrés Bello, José Antonio Páez, Sucre, Urdaneta, José María Vargas, Miguel Peña, Fermín Toro, Cecilio Acosta, Rafael María Baralt, entre tantos otros.
Pero, un líder precisa conocer el aporte de los maestros de la humanidad de todos los países y tiempo, para alcanzar una visión trascendental.

Una reflexión a vuela pluma que revisaré, para desarrollar su contenido. 13-02-2016.



NO ME LLAMES MAESTRO, HERMANO, ES UN MEJOR TÍTULO



NO ME LLAMES MAESTRO,
HERMANO, ES UN MEJOR TÍTULO

©Giuseppe Isgró C.


No me llames maestro,
sólo a la Divinidad debe llamársele así.
Hermano, es un mejor título,
o, amigo, como decía Don Quijote.


Líder, o conductor, se diría hoy;
líder de líderes, prefieren los más exigentes.
Líder de mí mismo, prefiero, en lo personal,
y al de maestro, eterno aprendiz,
o compañero de la Divinidad,
aunque sea Ella quien nos acompañe siempre,
y muchos precisan, todavía, percibirlo.


Me gusta el término amigo;
cuando te diriges a mí;
no me llames maestro,
que me haces avergonzar
cuando medito en mi ignorancia,
y apenas una ínfima parte de ella 
logro percibir.


Es incierto que Sócrates
sabía que no sabía aquello que no sabía,
cuando dijo: -“Yo solo se 
que no se aquello que no se”.
Cómo podría saberlo?
Sólo la Divinidad puede conocer
todo lo que uno ignora.


Es muy fácil contar las semillas 
de una naranja.
Pero, quién podría enumerar 
las naranjas potenciales 
contenidas en una semilla?

Sólo la Divinidad podría hacerlo!

Nosotros, jamás podremos conocer 
todo lo que ignoramos,
ya que esa es la tarea 
que la Divinidad nos asignó
para toda la Eternidad,
sin alcanzar jamás límites algunos.
Caso contrario, qué habría más allá
si la nada no existe?


En nuestro archivo espiritual,
o memoria, en el alma, -no en el cerebro-,
se efectúan los asientos contables,
en cada ciclo de vida,
de nuestros pensamientos, sentimientos,
palabras y actos.


En el Espíritu, el resultado de esa experiencia,
de incontables ciclos existenciales,
se expresa, como: Aptitud, capacidad, 
inteligencia, o, carácter; 
es decir, grado de percepción,
comprensión y realización.


Pero, en la conciencia de los seres,
que es la misma que la de la Divinidad,
o, una réplica exacta de la de ella, 
se comunica la Divinidad con cada ser,
en los cuatro reinos naturales:
Humano, animal, vegetal y mineral.


El lenguaje que utiliza la Divinidad,
es el de los sentimientos análogos
al de los valores universales,
o atributos divinos.


Algunos ven, comprenden y realizan,
si persisten en centrar la atención
en el objeto de su interés,
sin abandonar a mitad del proceso.


Al centrar la atención, sosegadamente, 
se expande la conciencia perceptiva, 
comprensiva y realizadora.


Lo mismo ocurre con el poder creador,
potencialmente infinito, que se anida en cada ser;
se expresa con cada necesidad, deseo 
u objetivo por realizar, en forma equivalente.


Por eso, al experimentar una situación 
por resolver, siempre tenemos el poder 
para hacerlo, si es nuestra intención realizarlo.
Es preciso afrontar la situación con ánimo de triunfar,
persistiendo cuando las cosas se ponen menos fáciles.


Este es el momento en que se activan
los poderes creadores de la mente
y la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora.


Recuerda: jamás se debe abandonar a mitad de camino.

La actitud de triunfar siempre la expresó Bolívar,
en Casacoima, Pativilca y en todas sus actuaciones,
transmutando en éxito toda situación adversa.
Son las oportunidades ocultas, que sólo ven
quienes saben ver más allá de las apariencias,
es decir: los Époptas.


El genio viene con cada ser, 
en los cuatro reinos naturales;
es preciso expresarlo cual lo hiciera
Miguel Ángel con el David que extrajo
del inmenso bloque de mármol,
quitándole todo lo que le sobraba,

pero, antes supo verlo con su imaginación,
o visión del Espíritu.

Por eso los hijos, e hijas de la luz,
desbastan la piedra bruta de la personalidad,
y labran la piedra cúbica, siempre perfectible,
con la cual encajar en la construcción
de la obra perfecta, taller de perfecciones,
según los planes trazados por la Divinidad,
en la ley cósmica impresa en la conciencia.


Es una guía certera en todo pensamiento,
sentimiento, palabras y actos.
Todo conocimiento está dentro de la conciencia
en estado de potencialidad infinita.


La experiencia del mundo sensible,
o dimensión física de la vida,
la expresa en el grado equivalente
a la percepción de turno
de la propia ignorancia.


Donde se centra la atención
se abre una ventana de la mente
y se observa lo que a nuestros ojos, 
y entendimiento, se presenta.


Hay quien mira y no ve nada;
otros ven y no comprenden; 
en cambio, hay quien ve, comprende
y realiza.


Éstos sostienen el mundo!
Son faros del camino
que utiliza la Divinidad
para proyectar Su Luz.


Adelante.



miércoles, 10 de febrero de 2016

QUÉ SIGNIFICA SER MASÓN?




QUÉ SIGNIFICA SER MASÓN?

©Giuseppe Isgró C.



Many P. Hall, en un trabajo intitulado: “MASONES, ¡DESPERTAD!, expresa lo siguiente:
-“Nuestro credo y la Orden reclaman lo mejor de vosotros; exigen la santificación de vuestra vida, la regeneración del cuerpo, la purificación del alma y la ordenación de vuestro espíritu”.
“Vuestra es la gloriosa oportunidad; vuestra la trascendental responsabilidad. Aceptad la tarea y seguid los pasos de los maestros masones que en el pasado, con el flamígero espíritu de la Orden, han iluminado el mundo. Tenéis un gran privilegio, el privilegio de la obra iluminada. Conocéis los objetivos para los cuales trabajáis, mientras muchos otros, los más, luchan todavía en las tinieblas. Vuestros trabajos no deben confiarse únicamente a la logia, porque el Masón debe irradiar las cualidades de la Orden. Su luz debe brillar en el hogar y los negocios, glorificando así su asociación con sus semejantes. En la logia y fuera de ella, el Masón debe representar la más elevada fructificación del esfuerzo sincero y ser modelo de fe y constancia en toda labor que emprenda”.-
Al preguntársele al aprendiz Masón qué entiende por Masonería, éste contesta: -“El estudio de las ciencias, las filosofías, las artes y la práctica de todas las virtudes”. Seguidamente, se le inquiere “lo qué es un Masón”; a lo cual responde: -“Es un hombre libre, amante de su Patria, fiel a las leyes y amigo de los hombres cuando son virtuosos”. Aquí tenemos la clave para destacar la importancia y el significado de ser Masón.

-El Masón, estudia las ciencias, las filosofías y las artes y práctica todas las virtudes de acuerdo con los valores universales.
Se prepara para desarrollar, con la máxima efectividad, su misión en la vida, aprendiendo cómo alcanzar el supremo objetivo de la existencia humana: la sabiduría de los valores universales y el dominio de las leyes que rigen la naturaleza, a los seres, y sus interrelaciones, para realizar la gran obra universal, y dentro de ella, las metas que le son asignadas por el Orden Cósmico.
A través de la sabiduría y del dominio de las leyes que rigen a los seres en el vasto taller que constituye la naturaleza, el Masón ensancha la visión de la conciencia universal y acrecienta el sentido direccional de la vida. Utiliza su mejor instrumento que es la mente, en todos sus niveles y facultades: conscientes, psiconscientes, espirituales  y cualquier otra dimensión energética o esfera potencial que le sea inherente y proyecta, en forma creativa e innovadora, de manera segura y efectiva, toda la capacidad de auto-expresión de la cual es capaz en las realizaciones personales, alcanzando siempre mejores niveles de excelencia.
En primer lugar, en cada etapa, el Masón se forja un objetivo básico en la vida, como una forma efectiva de auto-expresión hacia el cual encauzar toda su capacidad creativa, constructiva y realizadora.
Conoce la dirección en que ha de avanzar y en cuanto tiempo alcanzar la preciada meta, en cada etapa de su vida.
A través del desarrollo personal constante, se  convierte, cada día más y mejor, en un canal de expresión de la sublime sabiduría y luz creadora, en la transmisión de un saber eterno que es, constantemente, fuente donde beben, y lo hacen siempre, todos los seres libres que se alimentan de los frutos eternos de la sabiduría, en acción constante de auto perfeccionamiento en pos de grandes ideales que glorifican a la humanidad, en un mundo de progreso, paz y amor, en la espiral evolutiva, dentro del Círculo y el Signo Más, es decir,  en la Rueda de la Vida.
Siempre ha existido un saber profundo. Los hijos e hijas de la luz son sus canales de expresión, en armonía con todos, de acuerdo a la voluntad regidora del universo y desde la fuente interior del poder, de la luz, del amor y de la sabiduría de los valores universales. De las moradas superiores donde los valores universales han sido desarrollados en su más alto grado de expresión, en forma gradual, de acuerdo al propio requerimiento, el Masón percibe, automáticamente, todo el conocimiento que precisa para realizar, oportunamente, su obra de vida, en todas sus fases evolutivas.
El Masón, al perfeccionarse en la ciencia, en el arte y en la filosofía universal, en el desarrollo de la Gran Obra, en su auto-transmutación constante, en la eterna polarización,  va tallando y modelando la piedra bruta, hasta convertirla en cúbica, modelo de perfección y autorrealización, con lo cual se constituye en un canal de la Inteligencia Infinita y de la sabiduría de los atributos divinos o valores universales.
En estas labores de preparación, el Masón lleva a cabo las siguientes prácticas y realizaciones:

1. Estudio constante

Estudio Constante, de todas las ciencias o ramas del saber humano, con el fin de acrecentar la visión universal; del pasado, para saber de donde proviene todo lo que se conoce, y profundizar el presente, para ubicarse, adecuadamente, en el desarrollo y ejecución de su obra, con lo cual proyecta,  con seguridad, la programación de sus metas u objetivos, conociendo la tendencia natural de los ciclos evolutivos a través de las distintas épocas pasadas, presentes y futuras.
El Masón estudia la Doctrina Universal, los libros sagrados de la humanidad, la filosofía, los clásicos, la historia y los ensayos de los grandes pensadores de todos los tiempos y países. Efectúa una síntesis del saber universal, adecuando, en forma práctica y efectiva, a los fines del espíritu de los tiempos, el conocimiento que, con su estudio y dedicación, asimila.

2. El amor

El Masón potencia en si el amor como  valor universal y virtud y expresa, en su ser y en todas sus actuaciones, la sabiduría y comprensión de las Leyes Cósmicas, el poder y la luz, la vida y la energía abundante y perdurable, la voluntad divina y la persistencia, la visión y la conciencia cósmica, cada vez en un mayor nivel  de manifestación, en cualquier plano existencial en que actúa.
El Masón siente un profundo amor hacia todos los seres y expresiones de vida y, por sí, con lo cual manifiesta el sublime amor hacia el Creador Universal.
Para cumplir con los propósitos de la Creación, según los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo, la Gran Ley Síntesis, el Amor, dispone de leyes ejecutoras cuyos valores universales conforman los sentidos cósmicos o direccionales del universo y de todos los seres o manifestaciones de vida.
Cada día conoce más y utiliza mejor los sentidos direccionales  conformados por los valores de las leyes universales, cuyo ejercicio constituye la práctica de todas las virtudes. Con la aplicación del poder del amor, que se manifiesta en el ser a través del sentimiento, desarrolla, optimizando, el sentido de la sabiduría y/o de la prudencia.

3.   La Justicia

El valor de la justicia está simbolizado por la balanza donde se pesan los hechos y los resultados que los mismos arrojan y el fiel indica la suma existencial cuya carga magnética se ubica, instantáneamente, en el lugar que le corresponde, en el esquema cósmico. Comprende a fondo el valor de la justicia en todas las variantes posibles en la infinita escala evolutiva y su interrelación con los demás valores universales; su manifestación es veraz, objetiva, y aún en su mayor rigor, una expresión del amor, conformando, en los seres, el sentido de la medida, el cual indica dirección y expresa cuantificación.
El Masón permite que la ley de la justicia mantenga estable el equilibrio cósmico en su actual ciclo existencial. Sus principios, y el de los valores interrelacionados, rigen su conducta en el cumplimiento de su misión cósmica. Desarrolla el sentido de la medida y la conciencia de sus  deberes, necesidades y derechos. Cumple sus  compromisos y permite que los demás los cumplan con él, precisando, siempre, los términos de las obligaciones recíprocas, en cada transacción, para un perfecto cumplimiento. Respeta el derecho ajeno en todas sus formas y manifestaciones. La balanza de la justicia guía todas sus  decisiones y acciones.

4.  El orden

El valor universal del orden es regido por la ley de afinidad, de acuerdo al veredicto dictado por la ley de la justicia, en base a cuyo resultado ubica o reubica, a los seres y cosas, por su suma existencial, grado de afinidad, simpatía o similitud, conformando un sistema y orden armónico, coherente y equilibrado, en coexistencia unida, como los eslabones de una cadena, donde, de conformidad al grado evolutivo, cada quien rige en el grado inferior y a su vez le rige el superior en el cumplimiento de la propia misión cósmica.
El Masón busca y encuentra el orden cósmico que, de acuerdo al total de la suma existencial de su vida y a los Planes del Gran Arquitecto del Universo, en cada época, le  corresponde, en el Quehacer Universal, el cual acepta y optimiza en pro de su  crecimiento espiritual.
En correspondencia con la Ley de Afinidad, desarrolla su  sentido del orden y se  ubica, constantemente, en el lugar y tareas que mejor aprovechen su potencial espiritual. Así es. Así sea.

5. La igualdad

Comprende el valor universal de la igualdad y desarrolla, suficientemente, su sentido de la equidad, frente a la vida, al esquema cósmico y a la obra por realizar en el quehacer universal, en cada esfera mental o grado evolutivo.
La ley de la igualdad permite que se tenga iguales oportunidades que todos, en cada fase evolutiva, por lo cual, se puede  tomar cada cosa, o, realizarla, siempre y cuando se pague el precio correspondiente, en dinero, esfuerzo, estudio, trabajo, dedicación, etcétera. De igual manera, la ley de la igualdad se manifiesta, equitativamente, en el cumplimiento de los deberes y goce de los derechos, recibiendo, en cada caso, la justa compensación de acuerdo a los resultados obtenidos en el quehacer cósmico.
El Masón sabe que todo ser humano tiene el mismo derecho de evolucionar y convertirse, cada día más y mejor, en un canal supremo de sabiduría. A pesar de las eventuales diferencias sociales, culturales, etcétera, tiene un profundo respeto, y amor, hacia todo ser humano, -y expresión de vida-, por cuanto, al igual que él, es depositario de la sublime chispa divina del Gran Arquitecto del Universo, y todo ser, en un momento dado, ocupa un lugar y función en el orden universal, que debe respetar, aceptándolo.
6. El servicio
 y la compensación

El Masón tiene la percepción clara y completa de la importancia del valor universal del servicio, en cuya práctica se ejercita, cada día, como un poderoso canal del bien y del progreso, con lo cual, aún cuando lo hace en forma desinteresada, pone a trabajar, en su favor, la grandiosa ley de  compensación, conquistando la solidez espiritual y material que requiere para el desarrollo de su  aporte en la Gran Obra.
Cada día asimila mejor el valor universal de la ley de compensación, afirmándolo en su personalidad, y optimiza su sentido de la reciprocidad en todas las cosas.
El Masón entra en la fuente interior del poder, en su Logia, planteándose:
-¿Cómo puedo cooperar más útilmente con los planes cósmicos?
-¿De qué manera puedo interpretar los valores universales contenidos en las leyes cósmicas y cumplirlas en mi misión en la vida, como práctica de todas las virtudes?
-¿Cómo puedo desarrollar más efectivamente mi visión espiritual y el sentido direccional de la vida?
La visión interior –por medio de la intuición y la inspiración- le proporciona, al Masón,  la respuesta respectiva, oportunamente.

7. La libertad

La percepción del valor universal de la libertad le faculta con el sublime atributo de ser libre de descifrar los arcanos cósmicos hasta donde su evolución alcance, cada vez en un mejor nivel. El Masón es independiente y se mantiene en armonía y cooperación cósmica.
Con libertad, respetando las leyes naturales, las del país en que vive y amante de la Patria, realiza las concepciones, -percibidas por su  mente-, que debe llevar a cabo.
El Masón ejerce su capacidad de libertad para el bien supremo, de acuerdo a la correcta visión de las cosas, usando, adecuadamente, el poder creativo, cumpliendo sus deberes y satisfaciendo sus  necesidades plenamente.
Cada día desarrolla más y mejor el sentido de la aceptación o libre albedrío, en todas sus  actuaciones.
Ha recibido –y aceptado, del Creador Universal, la investidura del poder de la elección y ejerce las funciones de su ejercicio con la visión de la sabiduría de los valores universales inherentes en cada caso.
Tiene  la facultad de solicitar a la vida lo que requiere en el desarrollo de su obra, de acuerdo al esquema cósmico; empero, ésta, sin él solicitarlo, siempre le  provee con tiempo de los recursos necesarios en cada etapa de su realización. Cada vez que se encuentra con la preparación suficiente, la vida le presenta la nueva oportunidad, casi siempre como situaciones por resolver, las cuales asume con firme decisión, aprovechándolas como medio efectivo de crecimiento personal y espiritual.
En cada acto de elección, el poder creativo de su mente psiconsciente actúa decretando los resultados adecuados que deben plasmarse y, siempre, oportunamente, se expresan de la mejor manera posible.
El Masón cada día desarrolla sus habilidades para decidir acertadamente, eligiendo los cursos de acciones que mejor aporten el mayor grado de certidumbre en cuanto a los resultados apetecidos y al más bajo costo de oportunidad.
En cada decisión, el Masón sigue los siguientes pasos:
I.   Define el objetivo por realizar, por escrito.
II.   Analiza el objetivo y lo divide en sus unidades de realizaciones parciales en estricto orden prioritario.
III.   Busca, creativamente, todas las alternativas factibles de aportar  soluciones.
IV.   Evalúa cada una y elije la mejor.
V.   Con cada elección, toma la decisión respectiva y emprende con expectativa positiva la acción correspondiente, en grado suficiente, hasta alcanzar los resultados esperados, con voluntad decidida y plena confianza en él, en las leyes y principios universales y en la vida.
VI.   Cada vez que decide, entra, instantáneamente, en la fuente interior de poder de su mente psiconsciente, activando su  visión cósmica en grado suficiente y alcanza la conciencia clara del curso de acción que debe elegir, optimizando su poder de elección.
VII.   Con cada decisión adoptada genera, oportunamente, el poder creativo, en grado acorde a la magnitud de la tarea por realizar, en calidad y cantidad, de acuerdo con la ley de la libertad cósmica.
VIII.   Su determinación, asunción del logro, voluntad tenaz y constancia, imantan los resultados necesarios y adecuados, en cada caso, siempre a tiempo.

8. La fortaleza

El Masón cultiva la fortaleza como valor universal y virtud fundamental que permite canalizar, en su  personalidad, este atributo divino, percibiendo, en primer lugar, el potencial de poder con que ha sido dotado por el Creador Universal, para afrontar con confianza la tarea evolutiva, en el espacio y tiempo; consciente de que por medio de la fortaleza es el poder creativo del universo el que está usando en la proporción equivalente a su estado de conciencia; en primer lugar, desarrolla su compresión de todos los valores universales de manera que, en el ejercicio y aplicación de esta virtud, lo haga con la guía de la prudencia, la sabiduría, la justicia, la compensación, la igualdad, la templanza, la serenidad, el autodominio, el ánimo contento, la dulzura, la generosidad y el amor; de esta manera, utiliza  siempre la fuerza necesaria dentro de los justos límites de la equidad, el respeto, la cortesía, el equilibrio y el bien común. Con el ejercicio de la fortaleza, en todas sus variantes, como confianza, valor, coraje, alegría, paciencia, tenacidad, constancia, resistencia, austeridad, comprensión, salud, etcétera, es siempre fuerte en el amor, en la justicia,  en la verdad, en el logro de todas sus metas, siempre y en la superación satisfactoria de todas las pruebas existenciales.

9. La templanza

El rasgo que denota la máxima maestría frente a la vida es la templanza, valor universal cuyo ejercicio como virtud permite la realización de todas las cosas dentro del perfecto y justo límite del equilibrio total, con lo cual, el Masón expresa en él, el autodominio, la calma imperturbable, la serenidad, la impasibilidad, la moderación, la humildad, la estabilidad, el ánimo tranquilo, el silencio creativo y la conciencia en paz.
El Masón aplica la templanza en el ejercicio del amor, de la justicia, de la fortaleza y en todos los actos de su vida, como en el hablar, en el comer, en el beber, en el trabajo, en la recreación y en la abundancia.

10.      La belleza

El Masón percibe que la belleza, como valor universal, expresando la perfecta armonía y orden de todos los elementos que intervienen en la realización de una obra, en el desarrollo de las cualidades que ornamentan la personalidad y en la estética personal y social en general.
La belleza refleja el perfecto equilibrio universal y, silenciosamente, expresa su veredicto como valor paralelo a la justicia; ésta sopesa los hechos y el fiel índica la suma existencial; aquella, lo hace mediante la estética; lo externo índica la composición armónica interna.
La belleza es la justicia estética, por lo cual, el Masón, al cultivarla en elevado grado, todas sus obras expresan la excelencia de su valor universal, cada día mejor.
El Masón perfecciona  la belleza como virtud en el amor, en la sabiduría, en la fortaleza, en la templanza, en la conservación de su cuerpo como templo divino, en el hablar, en el conducirse por la vida, en el vestir, en los hábitos y costumbres y en todo aquello en que, la sublime cualidad, pueda manifestar en él, o en sus actos, la jerarquía de la luz espiritual de la que es cada día mejor instrumento de expresión.

11.      El perdón

El Masón percibe que, en el camino de la vida, todos los seres están en un aprendizaje constante y que la misma vida es la gran pedagoga, la que, actuando por medio de la conciencia del ser, le hace percibir de lo que es correcto de acuerdo a los valores universales y de cuales deben ser las acciones correctas en correspondencia con la práctica ideal de todas las virtudes. Es la misma vida la que conduce, a cada persona, a efectuar las correcciones pertinentes a cada situación y caso; por lo cual, en toda acción, cada vez que el percibe que alguien lleva a cabo algún tipo de conducta que en relación con su  persona la estime inadecuada, emplea el ejercicio del perdón, como valor universal, con la finalidad de que el mecanismo de la justicia divina, y de la vida en general, se haga cargo de la situación, efectuando las respectivas compensaciones, correcciones y restablecimiento de la armonía y orden respectivos.

12.          La conciencia

El resultado de cada una de sus acciones y realizaciones, dado por la balanza de la ley de la justicia y demás leyes ejecutoras del amor, se manifiesta en el Masón como clara conciencia del orden cósmico que le corresponde, el cual acepta y, al que debe aspirar, acto seguido.
El Masón comprende que la posición alcanzada, en el orden cósmico, genera la necesidad, el deber, y el derecho, de pasar a la siguiente, en escala de evolución ascendente. Tiene conciencia de donde viene, donde está y hacia donde va.
El Masón optimiza su sentido de responsabilidad; tiene  clara conciencia de sus deberes y necesidades, así como de la forma correcta de satisfacer estas últimas, y, de que es  responsable de ejecutar las tareas de las cuales tiene  conciencia que deben ser realizadas y, que, una vez llevadas a cabo, implican una compensación equivalente para él, aprovechando, en cada caso, la oportunidad que la vida le brinda como medio de autorrealización.
La conciencia es el asiento del Creador Universal dentro del espíritu, por medio de la cual Él se comunica con cada ser  usando el lenguaje de los sentimientos equivalentes a cada uno de los valores universales, cuya expresión percibe como conciencia intuitiva que le permite conocer el veredicto de la ley cósmica como señal de alerta en todas sus intenciones y como sentencia en los  actos ejecutados. A través de la conciencia Él ejecuta su rol de Pedagogo Universal.
 Igualmente, el Masón puede comunicarse  a cada instante con Él, si lo desea, usando el lenguaje de los sentimientos del amor, de la gratitud, de la admiración y cualesquiera otros equivalentes con los valores universales, así como por el pensamiento, en forma directa y sin intermediarios, como un hijo o hija con su padre o madre, cuya conciencia de la unión perfecta e indisoluble que forma con él se fortalece cada día más y mejor.
La conciencia intuitiva le transfiere, también, todas las informaciones que su espíritu percibe por intermedio de la proyección espiritual en el espacio y tiempo, a través de cada una de las facultades espirituales que les son inherentes, las cuales son transferidas a la conciencia objetiva como percepciones intuitivas o inspiraciones por la comunicación del pensamiento dentro del pensamiento, de entes afines o guías y protectores espirituales.
Cada día más y mejor, tiene conciencia y comprensión de todo, en todos los niveles y esferas mentales del Universo, de acuerdo a su  grado de progreso.
La conciencia del ser, -en los tres reinos naturales- es una réplica de la del Creador Universal, así como la tierra, en cualquier lugar, es la misma tierra, variando, únicamente, el grado de composición de los elementos que la conforman, al igual que el nivel evolutivo del ser determina que en unos el estado perceptivo de la conciencia sea más sensible que en otros. Empero, en toda conciencia se expresa en análoga forma la acción pedagógica del Creador Universal por medio del lenguaje de los sentimientos en correspondencia con los valores universales. Aquí reside el supremo secreto sobre el cual es preciso meditar para descifrarlo.

13.      La tolerancia

El Masón desarrolla toda acción dentro de los límites de la tolerancia que cada situación permite, conservando el perfecto equilibrio y la armonía con todos y, en todo.
El Masón construye, estimula,  crea, ayuda, tolera. Jamás critica ni se expresa negativamente de ningún ser humano. Está consciente del poder creativo y positivo que existe en los seres, y, en silencio, privadamente, alienta, -y estimula- a quien lo requiera.
Conoce  las fortalezas humanas, por lo cual es exigente conmigo pero tolerante con los demás, porque él sabe que el mejor medio que dispone para ayudar a perfeccionar a la humanidad, es el de auto-perfeccionarse.

14.      La disciplina personal

El Masón es un Espíritu cada vez más sabio y lúcido, con un alma armoniosa y equilibrada y un cuerpo perfecto y saludable. Su  mente y su cuerpo funcionan perfectamente en todos sus niveles. Respira correctamente. Cada órgano y célula mantienen su buen funcionamiento y capacidad para restablecer el equilibrio energético, constantemente; renovándose, oportunamente.
Cada día aumenta su conciencia de cuales son los alimentos –y cantidades adecuadas- que debe ingerir para optimizar la máxima performance de su organismo; mantener una salud robusta y estable y, una efectiva longevidad.
Todas las noches, el Masón practica la relajación completa, desde los dedos de los pies a la cabeza; lo hace así:  centra la atención en cada parte de su cuerpo, adquiere conciencia de la misma, la relaja bien, percibe una sensación de calor, siente el fluir de la energía y visualiza un halo luminoso que emana de la respectiva área y, en cada órgano que desea fortalecer, hace  una inspiración contando seis, reteniendo el aire –pulmones llenos- contando veinticuatro, visualizándolo, al mismo tiempo, en perfecto funcionamiento. Al terminar, visualiza escenas de calma y armonía de la naturaleza. Duerme y reposa profundamente, recuperando la energía vital suficiente.
Cada mañana practica el ejercicio adecuado, el yoga, el tai chi, largas caminatas, la meditación, entre otros de su preferencia, y realiza diez respiraciones profundas, reteniendo el aire, durante 24 segundos, cada vez.
El Masón afirma, diariamente: -Aquí y ahora, se establece la salud perfecta. Mi mente psiconsciente mantiene, permanentemente, la optima salud, normalizando, automáticamente, todo lo que sea requerido, conservando en el mejor nivel mi equilibrio vital,  vigor, energía, fortaleza física, mental, emocional y espiritual y juventud ideal.
Controlo las imágenes mentales y la canalización adecuada de mi potencial creativo. Mantengo la salud anímica a través del cultivo de las emociones positivas, inspiradas por elevados sentimientos de amor, justicia, bondad, fortaleza, fe, autodominio, serenidad, perdón, paz, tolerancia, prudencia y equilibrio.
Potencio la lucidez de mi espíritu; mantengo perfecta sintonía con las fuerzas cósmicas adecuadas y acoplo mi acción con los planes universales.
Me yergo espiritual, anímica, intelectual y físicamente.
Desarrollo mi capacidad de trabajo, incrementando, cada día más y mejor, la productividad y resultados económicos de mi actividad profesional, cuyo uso optimizo.
Actúo con auto-confianza, valor, prudencia, templanza, ánimo contento, comprensión, autodominio, serenidad, perseverancia, decisión firme, humildad, paciencia y conciencia de lo justo. Guío a mi familia con afecto y dignidad, propiciando su máximo bienestar y desarrollo, constantemente.
Alcanzo el equilibrio perfecto entre estudio, trabajo y descanso.
Me comunico excelentemente. Escucho con empatía. Armonizo mi vida con el Creador Universal y desarrollo mi capacidad para tratar con las personas y todas formas de expresión de vida, con el fin de participar efectivamente en la Gran Obra de la evolución cósmica.

15.      Claves  de las grandes realizaciones

El Masón conoce y aplica las claves que permiten las grandes realizaciones, por lo cual:
           I.      Llama y le abren: todas las puertas que deben ser abiertas y la cosmogonía.
        II.      Da y recibe: el amor y la totalidad de lo que corresponda en cada etapa, en el eterno presente.
    III.      Ama y descubre: la sabiduría.
       IV.      Busca y encuentra: la verdad universal, en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida,  en el eterno presente.
          V.      Pregunta, a su mente psiconsciente en conexión divina, tres veces, en la fuente interior del poder y obtiene: la respuesta a todas las preguntas y la comprensión y luz espiritual, en cada caso, oportunamente.
       VI.      Pide y la vida le concede: la oportunidad de cooperar en la realización de la gran obra de acuerdo con los planes cósmicos de acuerdo a su propia capacidad de asunción de objetivos.
    VII.      Percibe su lugar en la vida y toma: posesión del mismo, por medio del servicio.
VIII.      Trabaja con efectividad y capitaliza: la compensación y el respectivo salario cósmico.
      IX.      Estudia los valores universales y amplifica: su visión cósmica.
          X.      Perdona y logra: la auto-liberación y por la acción de la ley divina, la respectiva compensación cósmica.
      XI.      Practica y adquiere, gradualmente: la experiencia y la maestría del ser en el ejercicio de todas las virtudes.
   XII.      Actúa y tiene: el poder para hacerlo.
XIII.      Persiste, hasta que la mente interior se haga cargo del asunto, activando los poderes creadores de la mente, y llega a la meta. 
  XIV.      Visualiza los resultados finales realizados y abre: el camino interior para su logro.
      XV.      Aplica su voluntad en cooperación con los designios supremos y alcanza: la armonía cósmica.
  XVI.      Apunta a un objetivo a la vez y: uno a uno, por su respectivo orden prioritario, los realiza todos, oportunamente.
XVII.      Comprende la ley de la provisión divina y acepta: la abundancia que le está asignada, periódicamente, administrándola cada día mejor.
XVIII.      El Masón afirma: Aquí y ahora se establece el orden divino de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo. Hecho está.

16.       El poder de los hijos de la luz

En su avance por la existencia humana, en el eterno presente, aplica las cuatro claves o símbolos de la Esfinge, las cuales son: 1) La cabeza humana de la Esfinge, como símbolo del saber que otorga la visión existencial y del universo; las alas de águila, en representación del querer  y de la voluntad indispensables para emprender toda acción para ascender en la espiral evolutiva;  sus patas y pecho de león, que otorgan la fortaleza para osar en descifrar los arcanos universales y realizar la propia cuota de servio en la Gran Obra; y, la parte posterior e inferior de toro como expresión máxima del poder, que solo  en el callar es posible alcanzar..
SABER
A través del saber, adquiere conciencia, en todo momento, de la dirección correcta a seguir y de lo que conviene hacer. Tiene claro, en la mente, el objetivo básico de la vida, y, concentra toda su fuerza creativa para alcanzarlo con éxito. En su realización,  el Masón sabe:
QUERER
El Masón es un canal del poder supremo y creativo del universo y lo aplica para realizar tanto sus propios objetivos como para ayudar, a través del servicio, a sus semejantes, a la Patria y a los hijos e hijas de la luz, de quienes, con sano orgullo y amor, forma parte.
La clave superior para aplicar, creativa y efectivamente, dicho poder, consiste en querer intensamente realizar el objetivo o proyecto concebido y visualizado en la pantalla mental.
Aprendiendo, cada vez en un mejor nivel, y usando el arte y el  poder de querer, puede:
OSAR
A dar el primer paso y emprender la acción decidida, firme y perseverante, en el espacio y en el tiempo suficientes, que ha de conducirle a la anhelada meta.
Afrontando la realidad con serena confianza, calma imperturbable y expectativa positiva;  mostrándose impasible frente a lo desconocido y al enigma que, periódicamente, le toca descifrar.
Sigue siempre adelante, aplicando su conocimiento, prudencia, sentido de la justicia, fortaleza, templanza y creatividad frente a toda situación y efectúo la realización  de la gran obra, que, en cada etapa,  le compete en los planes cósmicos, cada vez en un mejor nivel.
El Masón aprende que, después de saber, querer y osar, como regla máxima y suprema que evidencia su filiación de la Luz Universal, debe:
CALLAR
Callando, hablan sus obras, virtudes, poder y sabiduría, con humildad, dulzura, armonía, serenidad, paz, gratitud y amor, porque, recuerda siempre que, en silencio germina toda semilla en el seno de la tierra y realiza su obra la Naturaleza.
¡Que el Gran Arquitecto del Universo proteja, ilumine y guíe a los hijos e hijas de la luz y a toda la humanidad, en el Planeta Tierra y en todos los mundos del universo, en el cumplimiento de su misión cósmica y en la perfecta expresión de la vida, de la luz, del amor, de la sabiduría, del orden, de la  armonía, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza, del equilibrio, del progreso y de la Paz Universal, aquí y ahora. Hecho está.
Deseo concluir esta explicación, con la antigua plegaria de los FRANC MASONES: -¡QUIERA DIOS PROTEGER A LA ORDEN!

Adelante.



EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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sábado, 13 de febrero de 2016

Reflexiones sobre los líderes








Reflexiones sobre los líderes

Giuseppe Isgró C.


Los líderes, los ejecutivos y cualquier profesional, estudiante, trabajador y persona en general, son evaluados por los resultados y por su credibilidad. La Escuela legalista china, hace un poco más de 2.000 años, sostenía que un gobernante no precisaba ser un hombre muy preparado, pero sí rodearse de hombres preparados y tener un buen sistema de premios y castigos. Al requerir colaboradores, los primeros en presentarse serán los menos competentes, y ciertamente, dejaran de hacer las cosas bien. En ese caso, se les castiga severamente, por haber asumido compromisos para los cuales sabían que no estaban preparados. Al observar el resto de la gente incompetente como los imprudentes son castigados, dejarán de presentarse para asumir un cargo en el gobierno. Darán paso a la gente que sí está preparada. Al premiar a los cooperadores que sí lo hacen bien, los profesionales de alto nivel, viendo que el gobernante de turno tiene la capacidad de reconocer, y premiar, cuando las cosas se hacen bien, darán un paso adelante para brindar su apoyo y cooperación. Premios y castigos alejan a los malos funcionarios y atraen a los buenos y esto se aplica en todos los niveles de mandos altos, medios y bajos. Al poco tiempo, se tendrá un gobierno en perfecto funcionamiento.
Decía Confucio, en su tratado El ta-hio -o El gran estudio-, lo siguiente: -“Ante todo hay que conocer el objeto al que debemos atender, o sea nuestro destino definitivo, y tomar acto seguido una determinación –propósito-; una vez tomada esa determinación, -propósito-, se puede tener ya el Espíritu sereno y tranquilo; cuando el Espíritu está sereno y tranquilo, se puede ya gozar de aquel reposo inalterable que nada puede turbar; cuando se goza de aquel reposo inalterable que nada puede turbar, podemos ya meditar y formarnos un juicio acerca de la esencia de las cosas; y cuando nos hemos formado un juicio acerca de la esencia de las cosas, podemos ya alcanzar el estado de perfeccionamiento que habíamos deseado”-. Luego, agrega: -“Los seres de la naturaleza tienen una causa y unos efectos; las acciones humanas tienen un principio y unas consecuencias. Conocer las causas y los efectos, los principios y las consecuencias, es como acercarse mucho al método racional con el cual se alcanza la perfección”-.
Es preciso que nuestras intenciones, al forjar cualesquiera propósitos, se correspondan con los elevados valores universales de la justicia, del amor, de la belleza, de la fraternidad, de la solidaridad y del servicio recíproco, en armonía con la práctica de todas las virtudes y con los planes trazados por el Supremo Artífice en el concierto universal.
Debería fundarse, a nivel mundial, universidades para formar gobernantes a todos los niveles, y que, al elegir a un Presidente o Ministro, o cualquier otro funcionario, por su preparación, sea quien fuere esta persona, lo hará bien, o medianamente bien. El proceso gerencial, las toma de decisiones, el método científico de resoluciones de situaciones, una excelente visión y percepción de la realidad, y una conciencia intuitiva correctamente desarrollada, permiten, todos los casos, elegir el curso de acción que mejor aporte los resultados esperados, o los efectos negativos de menor impacto, en casos de resultados menos favorables.
No se concibe que, a nivel mundial, y sin alusiones personales a ningún líder en particular, -los ejemplos son conocidos por todos, en todos los países, ya que se trata de una situación similar global-, que una persona que sería incapaz de gerenciar o administrar una bodega, asuma la presidencia de un país para lo cual, cualquier líder precisa 30 años de preparación previa, es decir, el trabajo de toda una vida de estudio y preparación, para alcanzar niveles elevados de competencia como Estadista con visión geopolítica y capacidad para administrar con visión de por lo menos de 60 años por delante de desarrollo. Un líder debe dominar a la perfección los ciclos históricos, los ciclos económicos, -menosres, tres o cuatro años, mayores, de 8 a 12 años, y los de largas oscilaciones, 60 años por delante-, además de una licenciatura en Derecho, debe tener una licenciatura en Geografía Económica, una especialización en Derecho internacional, otra, en Economía, una especialización en Psicología, otra en marketing social, otra en publicidad, otra en gerencia, otra en valores, entre tantas otras, tener una visión general de la historia universal, de la historia patria, conocer los clásicos, los ensayos de los principales pensadores de todos los tiempos y países, y un largo etcétera.
Antonio Canova del Castillo, insigne político español que copó la escena política de la segunda mitad del siglo XIX, en España, tenía una biblioteca de 30.000 volúmenes. El resto de los líderes políticos españoles de la época, incluyendo a Emilio Castelar, -el Demóstenes español - tenían bibliotecas de análoga importancia. En Londres, el venezolano Francisco de Miranda, seguramente uno de los diez hombres más sobresalientes a caballo de los siglos XVIII y XIX, tenía una inmensa biblioteca selecta, en la que por algún tiempo estudió Andrés Bello, que tanto peso, luego, tendría en los destinos de Chile. Simón Bolívar, al rastrear sus lecturas, leyó los clásicos y obras fundamentales, antiguas y modernas, de todos los países, y su visión geopolítica incidió, en el siglo XIX a impulsar la naciente ciencia de la Geopolítica, ya que, se sabe, que los principales exponentes del pensamiento geopolítico, entre ellos, Ratzel, eran lectores de los escritos de Simón Bolívar, por su visión geopolítica.
Un gobernante tiene una inmensa responsabilidad sobre sus hombros y conciencia. Al igual que los sembradores de árboles para obtener la pulpa para el papel cien años después, deben orientar sus acciones de líderes con mira al desarrollo de, por lo menos 60 años por delante, es decir, dos generaciones.
Debe señalar al país en que sentido se oriente el desarrollo de la Nación, para que las nuevas generaciones de profesionales sepan, con tiempo, las carreras entre las cuales deben elegir, a los fines de contribuir con su efectivo aporte.
Esto genera una poderosa motivación hacia el estudio, ya que presenta, para todos, oportunidades de desarrollo para optimizar su aporte, y la calidad de vida que disfrutará en el futuro.
Los líderes del futuro, tendrán una visión clara, del pasado, de por lo menos 25.000 años de historia; y una visión del futuro, al igual que los grandes utopistas del siglo XX, de igual período de tiempo, hacia adelante, lapso necesario para gestar una nueva y auténtica edad de oro, base sobre la cual se desarrollará la humanidad en el planeta tierra, a los niveles idóneos que se correspondan con los planes cósmicos. Esos niveles elevados ahora son inimaginables, ya que nada igual, hasta ahora, se ha visto. Esta visión de auténtico liderazgo evitaría que mucha gente piense que el grueso de la humanidad evolucionará a nuevos estados de conciencia, casi de la noche a la mañana, sin haber dedicado el tiempo suficiente. La naturaleza no da saltos; pero, los líderes preclaros, contribuirán a crear las condiciones idóneas para que esa edad de oro se pueda gestar en torno al año 30.000 de nuestra era. Ese tipo de líder es hoy, virtualmente, inexistente. Sin embargo, han existido a lo largo de la historia en muy pequeña escala. El salmista (salmo 105) que hablaba de las mil generaciones por delante, tenía las ideas claras de esta visión histórico-espiritual en el desarrollo de la humanidad.
Un buen gobernante debe tener desarrollado el sentido común, y sobre todo, el sentido de la verguenza y el decoro y hacer de los valores, su guía para la práctica virtuosa del ejercicio del poder.
Los jóvenes que aspiran incursionar en . la política para alcanzar funciones de poder a corto plazo, sin la debida preparación, no tienen ninguna posibilidad de trascender. Deben establecer una curva de resultados enfocada a 30 años por delante, y prepararse, creando un equipo de personas y contribuir a su formación, con mira al futuro.
Los líderes de turno, debe contribuir a crear las generaciones de relevo; no hacerlo, significa tener grandes lagunas de liderazgo que atentan contra la continuidad de un desarrollo efectivo. Pero, los grupos de poder, queriendo concentrar su ejercicio en sus propias manos, inhiben el desarrollo de sus líderes seguidores, y a la larga, se quedan sin seguidores de envergadura, lo que significa su salida del poder necesariamente, por incompetencia generacional.
Recordemos, en Venezuela, un caso de superación de crisis profunda: en el segundo gobierno de Carlos Andrés, las reservas internacionales dejadas por el gobierno anterior, de Jaime Lusinchi, eran de 300 millones de Bolívares. Miguel Rodríguez, aplicando un efectivo proceso de estabilización económica que no es el caso de explicar aquí, en apenas 30 meses, logró elevar las reservas internacionales a 13.000 millones de dólares. Es ahí la importancia de los gobernantes de turno, rodearse de los mejores colaboradores posible, en cada época, cosa que sí hizo, al inicio del siglo XX, en Venezuela, Juan Vicente Gómez, con cuya acción política unificó al país, pagó la deuda externa, había seguridad, y pese a que no nos agradan, a la inmensa mayoría, gobiernos de corte autoritario como el de Gómez, y pese a no ser un hombre muy instruido, sí era muy inteligente, -no vivo- al rodearse de un ministro de educación como, en primer lugar, González Guinán, y después, José Gil Fortoul, Eleazar López Contreras, como Ministro de Marina y Guerra, gente preparada y de elevados valores morales, el país dio inicio a una nueva etapa de progreso, superando la debacle del anterior presidente, Cipriano Castro, que dejó a Venezuela en una situación verdaderamente inadecuada.
Venezuela ha dado grandes líderes, y maestros de la Patria, que son verdaderos paradigmas vigentes: Miranda, Bolívar, Andrés Bello, José Antonio Páez, Sucre, Urdaneta, José María Vargas, Miguel Peña, Fermín Toro, Cecilio Acosta, Rafael María Baralt, entre tantos otros.
Pero, un líder precisa conocer el aporte de los maestros de la humanidad de todos los países y tiempo, para alcanzar una visión trascendental.

Una reflexión a vuela pluma que revisaré, para desarrollar su contenido. 13-02-2016.



NO ME LLAMES MAESTRO, HERMANO, ES UN MEJOR TÍTULO



NO ME LLAMES MAESTRO,
HERMANO, ES UN MEJOR TÍTULO

©Giuseppe Isgró C.


No me llames maestro,
sólo a la Divinidad debe llamársele así.
Hermano, es un mejor título,
o, amigo, como decía Don Quijote.


Líder, o conductor, se diría hoy;
líder de líderes, prefieren los más exigentes.
Líder de mí mismo, prefiero, en lo personal,
y al de maestro, eterno aprendiz,
o compañero de la Divinidad,
aunque sea Ella quien nos acompañe siempre,
y muchos precisan, todavía, percibirlo.


Me gusta el término amigo;
cuando te diriges a mí;
no me llames maestro,
que me haces avergonzar
cuando medito en mi ignorancia,
y apenas una ínfima parte de ella 
logro percibir.


Es incierto que Sócrates
sabía que no sabía aquello que no sabía,
cuando dijo: -“Yo solo se 
que no se aquello que no se”.
Cómo podría saberlo?
Sólo la Divinidad puede conocer
todo lo que uno ignora.


Es muy fácil contar las semillas 
de una naranja.
Pero, quién podría enumerar 
las naranjas potenciales 
contenidas en una semilla?

Sólo la Divinidad podría hacerlo!

Nosotros, jamás podremos conocer 
todo lo que ignoramos,
ya que esa es la tarea 
que la Divinidad nos asignó
para toda la Eternidad,
sin alcanzar jamás límites algunos.
Caso contrario, qué habría más allá
si la nada no existe?


En nuestro archivo espiritual,
o memoria, en el alma, -no en el cerebro-,
se efectúan los asientos contables,
en cada ciclo de vida,
de nuestros pensamientos, sentimientos,
palabras y actos.


En el Espíritu, el resultado de esa experiencia,
de incontables ciclos existenciales,
se expresa, como: Aptitud, capacidad, 
inteligencia, o, carácter; 
es decir, grado de percepción,
comprensión y realización.


Pero, en la conciencia de los seres,
que es la misma que la de la Divinidad,
o, una réplica exacta de la de ella, 
se comunica la Divinidad con cada ser,
en los cuatro reinos naturales:
Humano, animal, vegetal y mineral.


El lenguaje que utiliza la Divinidad,
es el de los sentimientos análogos
al de los valores universales,
o atributos divinos.


Algunos ven, comprenden y realizan,
si persisten en centrar la atención
en el objeto de su interés,
sin abandonar a mitad del proceso.


Al centrar la atención, sosegadamente, 
se expande la conciencia perceptiva, 
comprensiva y realizadora.


Lo mismo ocurre con el poder creador,
potencialmente infinito, que se anida en cada ser;
se expresa con cada necesidad, deseo 
u objetivo por realizar, en forma equivalente.


Por eso, al experimentar una situación 
por resolver, siempre tenemos el poder 
para hacerlo, si es nuestra intención realizarlo.
Es preciso afrontar la situación con ánimo de triunfar,
persistiendo cuando las cosas se ponen menos fáciles.


Este es el momento en que se activan
los poderes creadores de la mente
y la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora.


Recuerda: jamás se debe abandonar a mitad de camino.

La actitud de triunfar siempre la expresó Bolívar,
en Casacoima, Pativilca y en todas sus actuaciones,
transmutando en éxito toda situación adversa.
Son las oportunidades ocultas, que sólo ven
quienes saben ver más allá de las apariencias,
es decir: los Époptas.


El genio viene con cada ser, 
en los cuatro reinos naturales;
es preciso expresarlo cual lo hiciera
Miguel Ángel con el David que extrajo
del inmenso bloque de mármol,
quitándole todo lo que le sobraba,

pero, antes supo verlo con su imaginación,
o visión del Espíritu.

Por eso los hijos, e hijas de la luz,
desbastan la piedra bruta de la personalidad,
y labran la piedra cúbica, siempre perfectible,
con la cual encajar en la construcción
de la obra perfecta, taller de perfecciones,
según los planes trazados por la Divinidad,
en la ley cósmica impresa en la conciencia.


Es una guía certera en todo pensamiento,
sentimiento, palabras y actos.
Todo conocimiento está dentro de la conciencia
en estado de potencialidad infinita.


La experiencia del mundo sensible,
o dimensión física de la vida,
la expresa en el grado equivalente
a la percepción de turno
de la propia ignorancia.


Donde se centra la atención
se abre una ventana de la mente
y se observa lo que a nuestros ojos, 
y entendimiento, se presenta.


Hay quien mira y no ve nada;
otros ven y no comprenden; 
en cambio, hay quien ve, comprende
y realiza.


Éstos sostienen el mundo!
Son faros del camino
que utiliza la Divinidad
para proyectar Su Luz.


Adelante.



miércoles, 10 de febrero de 2016

QUÉ SIGNIFICA SER MASÓN?




QUÉ SIGNIFICA SER MASÓN?

©Giuseppe Isgró C.



Many P. Hall, en un trabajo intitulado: “MASONES, ¡DESPERTAD!, expresa lo siguiente:
-“Nuestro credo y la Orden reclaman lo mejor de vosotros; exigen la santificación de vuestra vida, la regeneración del cuerpo, la purificación del alma y la ordenación de vuestro espíritu”.
“Vuestra es la gloriosa oportunidad; vuestra la trascendental responsabilidad. Aceptad la tarea y seguid los pasos de los maestros masones que en el pasado, con el flamígero espíritu de la Orden, han iluminado el mundo. Tenéis un gran privilegio, el privilegio de la obra iluminada. Conocéis los objetivos para los cuales trabajáis, mientras muchos otros, los más, luchan todavía en las tinieblas. Vuestros trabajos no deben confiarse únicamente a la logia, porque el Masón debe irradiar las cualidades de la Orden. Su luz debe brillar en el hogar y los negocios, glorificando así su asociación con sus semejantes. En la logia y fuera de ella, el Masón debe representar la más elevada fructificación del esfuerzo sincero y ser modelo de fe y constancia en toda labor que emprenda”.-
Al preguntársele al aprendiz Masón qué entiende por Masonería, éste contesta: -“El estudio de las ciencias, las filosofías, las artes y la práctica de todas las virtudes”. Seguidamente, se le inquiere “lo qué es un Masón”; a lo cual responde: -“Es un hombre libre, amante de su Patria, fiel a las leyes y amigo de los hombres cuando son virtuosos”. Aquí tenemos la clave para destacar la importancia y el significado de ser Masón.

-El Masón, estudia las ciencias, las filosofías y las artes y práctica todas las virtudes de acuerdo con los valores universales.
Se prepara para desarrollar, con la máxima efectividad, su misión en la vida, aprendiendo cómo alcanzar el supremo objetivo de la existencia humana: la sabiduría de los valores universales y el dominio de las leyes que rigen la naturaleza, a los seres, y sus interrelaciones, para realizar la gran obra universal, y dentro de ella, las metas que le son asignadas por el Orden Cósmico.
A través de la sabiduría y del dominio de las leyes que rigen a los seres en el vasto taller que constituye la naturaleza, el Masón ensancha la visión de la conciencia universal y acrecienta el sentido direccional de la vida. Utiliza su mejor instrumento que es la mente, en todos sus niveles y facultades: conscientes, psiconscientes, espirituales  y cualquier otra dimensión energética o esfera potencial que le sea inherente y proyecta, en forma creativa e innovadora, de manera segura y efectiva, toda la capacidad de auto-expresión de la cual es capaz en las realizaciones personales, alcanzando siempre mejores niveles de excelencia.
En primer lugar, en cada etapa, el Masón se forja un objetivo básico en la vida, como una forma efectiva de auto-expresión hacia el cual encauzar toda su capacidad creativa, constructiva y realizadora.
Conoce la dirección en que ha de avanzar y en cuanto tiempo alcanzar la preciada meta, en cada etapa de su vida.
A través del desarrollo personal constante, se  convierte, cada día más y mejor, en un canal de expresión de la sublime sabiduría y luz creadora, en la transmisión de un saber eterno que es, constantemente, fuente donde beben, y lo hacen siempre, todos los seres libres que se alimentan de los frutos eternos de la sabiduría, en acción constante de auto perfeccionamiento en pos de grandes ideales que glorifican a la humanidad, en un mundo de progreso, paz y amor, en la espiral evolutiva, dentro del Círculo y el Signo Más, es decir,  en la Rueda de la Vida.
Siempre ha existido un saber profundo. Los hijos e hijas de la luz son sus canales de expresión, en armonía con todos, de acuerdo a la voluntad regidora del universo y desde la fuente interior del poder, de la luz, del amor y de la sabiduría de los valores universales. De las moradas superiores donde los valores universales han sido desarrollados en su más alto grado de expresión, en forma gradual, de acuerdo al propio requerimiento, el Masón percibe, automáticamente, todo el conocimiento que precisa para realizar, oportunamente, su obra de vida, en todas sus fases evolutivas.
El Masón, al perfeccionarse en la ciencia, en el arte y en la filosofía universal, en el desarrollo de la Gran Obra, en su auto-transmutación constante, en la eterna polarización,  va tallando y modelando la piedra bruta, hasta convertirla en cúbica, modelo de perfección y autorrealización, con lo cual se constituye en un canal de la Inteligencia Infinita y de la sabiduría de los atributos divinos o valores universales.
En estas labores de preparación, el Masón lleva a cabo las siguientes prácticas y realizaciones:

1. Estudio constante

Estudio Constante, de todas las ciencias o ramas del saber humano, con el fin de acrecentar la visión universal; del pasado, para saber de donde proviene todo lo que se conoce, y profundizar el presente, para ubicarse, adecuadamente, en el desarrollo y ejecución de su obra, con lo cual proyecta,  con seguridad, la programación de sus metas u objetivos, conociendo la tendencia natural de los ciclos evolutivos a través de las distintas épocas pasadas, presentes y futuras.
El Masón estudia la Doctrina Universal, los libros sagrados de la humanidad, la filosofía, los clásicos, la historia y los ensayos de los grandes pensadores de todos los tiempos y países. Efectúa una síntesis del saber universal, adecuando, en forma práctica y efectiva, a los fines del espíritu de los tiempos, el conocimiento que, con su estudio y dedicación, asimila.

2. El amor

El Masón potencia en si el amor como  valor universal y virtud y expresa, en su ser y en todas sus actuaciones, la sabiduría y comprensión de las Leyes Cósmicas, el poder y la luz, la vida y la energía abundante y perdurable, la voluntad divina y la persistencia, la visión y la conciencia cósmica, cada vez en un mayor nivel  de manifestación, en cualquier plano existencial en que actúa.
El Masón siente un profundo amor hacia todos los seres y expresiones de vida y, por sí, con lo cual manifiesta el sublime amor hacia el Creador Universal.
Para cumplir con los propósitos de la Creación, según los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo, la Gran Ley Síntesis, el Amor, dispone de leyes ejecutoras cuyos valores universales conforman los sentidos cósmicos o direccionales del universo y de todos los seres o manifestaciones de vida.
Cada día conoce más y utiliza mejor los sentidos direccionales  conformados por los valores de las leyes universales, cuyo ejercicio constituye la práctica de todas las virtudes. Con la aplicación del poder del amor, que se manifiesta en el ser a través del sentimiento, desarrolla, optimizando, el sentido de la sabiduría y/o de la prudencia.

3.   La Justicia

El valor de la justicia está simbolizado por la balanza donde se pesan los hechos y los resultados que los mismos arrojan y el fiel indica la suma existencial cuya carga magnética se ubica, instantáneamente, en el lugar que le corresponde, en el esquema cósmico. Comprende a fondo el valor de la justicia en todas las variantes posibles en la infinita escala evolutiva y su interrelación con los demás valores universales; su manifestación es veraz, objetiva, y aún en su mayor rigor, una expresión del amor, conformando, en los seres, el sentido de la medida, el cual indica dirección y expresa cuantificación.
El Masón permite que la ley de la justicia mantenga estable el equilibrio cósmico en su actual ciclo existencial. Sus principios, y el de los valores interrelacionados, rigen su conducta en el cumplimiento de su misión cósmica. Desarrolla el sentido de la medida y la conciencia de sus  deberes, necesidades y derechos. Cumple sus  compromisos y permite que los demás los cumplan con él, precisando, siempre, los términos de las obligaciones recíprocas, en cada transacción, para un perfecto cumplimiento. Respeta el derecho ajeno en todas sus formas y manifestaciones. La balanza de la justicia guía todas sus  decisiones y acciones.

4.  El orden

El valor universal del orden es regido por la ley de afinidad, de acuerdo al veredicto dictado por la ley de la justicia, en base a cuyo resultado ubica o reubica, a los seres y cosas, por su suma existencial, grado de afinidad, simpatía o similitud, conformando un sistema y orden armónico, coherente y equilibrado, en coexistencia unida, como los eslabones de una cadena, donde, de conformidad al grado evolutivo, cada quien rige en el grado inferior y a su vez le rige el superior en el cumplimiento de la propia misión cósmica.
El Masón busca y encuentra el orden cósmico que, de acuerdo al total de la suma existencial de su vida y a los Planes del Gran Arquitecto del Universo, en cada época, le  corresponde, en el Quehacer Universal, el cual acepta y optimiza en pro de su  crecimiento espiritual.
En correspondencia con la Ley de Afinidad, desarrolla su  sentido del orden y se  ubica, constantemente, en el lugar y tareas que mejor aprovechen su potencial espiritual. Así es. Así sea.

5. La igualdad

Comprende el valor universal de la igualdad y desarrolla, suficientemente, su sentido de la equidad, frente a la vida, al esquema cósmico y a la obra por realizar en el quehacer universal, en cada esfera mental o grado evolutivo.
La ley de la igualdad permite que se tenga iguales oportunidades que todos, en cada fase evolutiva, por lo cual, se puede  tomar cada cosa, o, realizarla, siempre y cuando se pague el precio correspondiente, en dinero, esfuerzo, estudio, trabajo, dedicación, etcétera. De igual manera, la ley de la igualdad se manifiesta, equitativamente, en el cumplimiento de los deberes y goce de los derechos, recibiendo, en cada caso, la justa compensación de acuerdo a los resultados obtenidos en el quehacer cósmico.
El Masón sabe que todo ser humano tiene el mismo derecho de evolucionar y convertirse, cada día más y mejor, en un canal supremo de sabiduría. A pesar de las eventuales diferencias sociales, culturales, etcétera, tiene un profundo respeto, y amor, hacia todo ser humano, -y expresión de vida-, por cuanto, al igual que él, es depositario de la sublime chispa divina del Gran Arquitecto del Universo, y todo ser, en un momento dado, ocupa un lugar y función en el orden universal, que debe respetar, aceptándolo.
6. El servicio
 y la compensación

El Masón tiene la percepción clara y completa de la importancia del valor universal del servicio, en cuya práctica se ejercita, cada día, como un poderoso canal del bien y del progreso, con lo cual, aún cuando lo hace en forma desinteresada, pone a trabajar, en su favor, la grandiosa ley de  compensación, conquistando la solidez espiritual y material que requiere para el desarrollo de su  aporte en la Gran Obra.
Cada día asimila mejor el valor universal de la ley de compensación, afirmándolo en su personalidad, y optimiza su sentido de la reciprocidad en todas las cosas.
El Masón entra en la fuente interior del poder, en su Logia, planteándose:
-¿Cómo puedo cooperar más útilmente con los planes cósmicos?
-¿De qué manera puedo interpretar los valores universales contenidos en las leyes cósmicas y cumplirlas en mi misión en la vida, como práctica de todas las virtudes?
-¿Cómo puedo desarrollar más efectivamente mi visión espiritual y el sentido direccional de la vida?
La visión interior –por medio de la intuición y la inspiración- le proporciona, al Masón,  la respuesta respectiva, oportunamente.

7. La libertad

La percepción del valor universal de la libertad le faculta con el sublime atributo de ser libre de descifrar los arcanos cósmicos hasta donde su evolución alcance, cada vez en un mejor nivel. El Masón es independiente y se mantiene en armonía y cooperación cósmica.
Con libertad, respetando las leyes naturales, las del país en que vive y amante de la Patria, realiza las concepciones, -percibidas por su  mente-, que debe llevar a cabo.
El Masón ejerce su capacidad de libertad para el bien supremo, de acuerdo a la correcta visión de las cosas, usando, adecuadamente, el poder creativo, cumpliendo sus deberes y satisfaciendo sus  necesidades plenamente.
Cada día desarrolla más y mejor el sentido de la aceptación o libre albedrío, en todas sus  actuaciones.
Ha recibido –y aceptado, del Creador Universal, la investidura del poder de la elección y ejerce las funciones de su ejercicio con la visión de la sabiduría de los valores universales inherentes en cada caso.
Tiene  la facultad de solicitar a la vida lo que requiere en el desarrollo de su obra, de acuerdo al esquema cósmico; empero, ésta, sin él solicitarlo, siempre le  provee con tiempo de los recursos necesarios en cada etapa de su realización. Cada vez que se encuentra con la preparación suficiente, la vida le presenta la nueva oportunidad, casi siempre como situaciones por resolver, las cuales asume con firme decisión, aprovechándolas como medio efectivo de crecimiento personal y espiritual.
En cada acto de elección, el poder creativo de su mente psiconsciente actúa decretando los resultados adecuados que deben plasmarse y, siempre, oportunamente, se expresan de la mejor manera posible.
El Masón cada día desarrolla sus habilidades para decidir acertadamente, eligiendo los cursos de acciones que mejor aporten el mayor grado de certidumbre en cuanto a los resultados apetecidos y al más bajo costo de oportunidad.
En cada decisión, el Masón sigue los siguientes pasos:
I.   Define el objetivo por realizar, por escrito.
II.   Analiza el objetivo y lo divide en sus unidades de realizaciones parciales en estricto orden prioritario.
III.   Busca, creativamente, todas las alternativas factibles de aportar  soluciones.
IV.   Evalúa cada una y elije la mejor.
V.   Con cada elección, toma la decisión respectiva y emprende con expectativa positiva la acción correspondiente, en grado suficiente, hasta alcanzar los resultados esperados, con voluntad decidida y plena confianza en él, en las leyes y principios universales y en la vida.
VI.   Cada vez que decide, entra, instantáneamente, en la fuente interior de poder de su mente psiconsciente, activando su  visión cósmica en grado suficiente y alcanza la conciencia clara del curso de acción que debe elegir, optimizando su poder de elección.
VII.   Con cada decisión adoptada genera, oportunamente, el poder creativo, en grado acorde a la magnitud de la tarea por realizar, en calidad y cantidad, de acuerdo con la ley de la libertad cósmica.
VIII.   Su determinación, asunción del logro, voluntad tenaz y constancia, imantan los resultados necesarios y adecuados, en cada caso, siempre a tiempo.

8. La fortaleza

El Masón cultiva la fortaleza como valor universal y virtud fundamental que permite canalizar, en su  personalidad, este atributo divino, percibiendo, en primer lugar, el potencial de poder con que ha sido dotado por el Creador Universal, para afrontar con confianza la tarea evolutiva, en el espacio y tiempo; consciente de que por medio de la fortaleza es el poder creativo del universo el que está usando en la proporción equivalente a su estado de conciencia; en primer lugar, desarrolla su compresión de todos los valores universales de manera que, en el ejercicio y aplicación de esta virtud, lo haga con la guía de la prudencia, la sabiduría, la justicia, la compensación, la igualdad, la templanza, la serenidad, el autodominio, el ánimo contento, la dulzura, la generosidad y el amor; de esta manera, utiliza  siempre la fuerza necesaria dentro de los justos límites de la equidad, el respeto, la cortesía, el equilibrio y el bien común. Con el ejercicio de la fortaleza, en todas sus variantes, como confianza, valor, coraje, alegría, paciencia, tenacidad, constancia, resistencia, austeridad, comprensión, salud, etcétera, es siempre fuerte en el amor, en la justicia,  en la verdad, en el logro de todas sus metas, siempre y en la superación satisfactoria de todas las pruebas existenciales.

9. La templanza

El rasgo que denota la máxima maestría frente a la vida es la templanza, valor universal cuyo ejercicio como virtud permite la realización de todas las cosas dentro del perfecto y justo límite del equilibrio total, con lo cual, el Masón expresa en él, el autodominio, la calma imperturbable, la serenidad, la impasibilidad, la moderación, la humildad, la estabilidad, el ánimo tranquilo, el silencio creativo y la conciencia en paz.
El Masón aplica la templanza en el ejercicio del amor, de la justicia, de la fortaleza y en todos los actos de su vida, como en el hablar, en el comer, en el beber, en el trabajo, en la recreación y en la abundancia.

10.      La belleza

El Masón percibe que la belleza, como valor universal, expresando la perfecta armonía y orden de todos los elementos que intervienen en la realización de una obra, en el desarrollo de las cualidades que ornamentan la personalidad y en la estética personal y social en general.
La belleza refleja el perfecto equilibrio universal y, silenciosamente, expresa su veredicto como valor paralelo a la justicia; ésta sopesa los hechos y el fiel índica la suma existencial; aquella, lo hace mediante la estética; lo externo índica la composición armónica interna.
La belleza es la justicia estética, por lo cual, el Masón, al cultivarla en elevado grado, todas sus obras expresan la excelencia de su valor universal, cada día mejor.
El Masón perfecciona  la belleza como virtud en el amor, en la sabiduría, en la fortaleza, en la templanza, en la conservación de su cuerpo como templo divino, en el hablar, en el conducirse por la vida, en el vestir, en los hábitos y costumbres y en todo aquello en que, la sublime cualidad, pueda manifestar en él, o en sus actos, la jerarquía de la luz espiritual de la que es cada día mejor instrumento de expresión.

11.      El perdón

El Masón percibe que, en el camino de la vida, todos los seres están en un aprendizaje constante y que la misma vida es la gran pedagoga, la que, actuando por medio de la conciencia del ser, le hace percibir de lo que es correcto de acuerdo a los valores universales y de cuales deben ser las acciones correctas en correspondencia con la práctica ideal de todas las virtudes. Es la misma vida la que conduce, a cada persona, a efectuar las correcciones pertinentes a cada situación y caso; por lo cual, en toda acción, cada vez que el percibe que alguien lleva a cabo algún tipo de conducta que en relación con su  persona la estime inadecuada, emplea el ejercicio del perdón, como valor universal, con la finalidad de que el mecanismo de la justicia divina, y de la vida en general, se haga cargo de la situación, efectuando las respectivas compensaciones, correcciones y restablecimiento de la armonía y orden respectivos.

12.          La conciencia

El resultado de cada una de sus acciones y realizaciones, dado por la balanza de la ley de la justicia y demás leyes ejecutoras del amor, se manifiesta en el Masón como clara conciencia del orden cósmico que le corresponde, el cual acepta y, al que debe aspirar, acto seguido.
El Masón comprende que la posición alcanzada, en el orden cósmico, genera la necesidad, el deber, y el derecho, de pasar a la siguiente, en escala de evolución ascendente. Tiene conciencia de donde viene, donde está y hacia donde va.
El Masón optimiza su sentido de responsabilidad; tiene  clara conciencia de sus deberes y necesidades, así como de la forma correcta de satisfacer estas últimas, y, de que es  responsable de ejecutar las tareas de las cuales tiene  conciencia que deben ser realizadas y, que, una vez llevadas a cabo, implican una compensación equivalente para él, aprovechando, en cada caso, la oportunidad que la vida le brinda como medio de autorrealización.
La conciencia es el asiento del Creador Universal dentro del espíritu, por medio de la cual Él se comunica con cada ser  usando el lenguaje de los sentimientos equivalentes a cada uno de los valores universales, cuya expresión percibe como conciencia intuitiva que le permite conocer el veredicto de la ley cósmica como señal de alerta en todas sus intenciones y como sentencia en los  actos ejecutados. A través de la conciencia Él ejecuta su rol de Pedagogo Universal.
 Igualmente, el Masón puede comunicarse  a cada instante con Él, si lo desea, usando el lenguaje de los sentimientos del amor, de la gratitud, de la admiración y cualesquiera otros equivalentes con los valores universales, así como por el pensamiento, en forma directa y sin intermediarios, como un hijo o hija con su padre o madre, cuya conciencia de la unión perfecta e indisoluble que forma con él se fortalece cada día más y mejor.
La conciencia intuitiva le transfiere, también, todas las informaciones que su espíritu percibe por intermedio de la proyección espiritual en el espacio y tiempo, a través de cada una de las facultades espirituales que les son inherentes, las cuales son transferidas a la conciencia objetiva como percepciones intuitivas o inspiraciones por la comunicación del pensamiento dentro del pensamiento, de entes afines o guías y protectores espirituales.
Cada día más y mejor, tiene conciencia y comprensión de todo, en todos los niveles y esferas mentales del Universo, de acuerdo a su  grado de progreso.
La conciencia del ser, -en los tres reinos naturales- es una réplica de la del Creador Universal, así como la tierra, en cualquier lugar, es la misma tierra, variando, únicamente, el grado de composición de los elementos que la conforman, al igual que el nivel evolutivo del ser determina que en unos el estado perceptivo de la conciencia sea más sensible que en otros. Empero, en toda conciencia se expresa en análoga forma la acción pedagógica del Creador Universal por medio del lenguaje de los sentimientos en correspondencia con los valores universales. Aquí reside el supremo secreto sobre el cual es preciso meditar para descifrarlo.

13.      La tolerancia

El Masón desarrolla toda acción dentro de los límites de la tolerancia que cada situación permite, conservando el perfecto equilibrio y la armonía con todos y, en todo.
El Masón construye, estimula,  crea, ayuda, tolera. Jamás critica ni se expresa negativamente de ningún ser humano. Está consciente del poder creativo y positivo que existe en los seres, y, en silencio, privadamente, alienta, -y estimula- a quien lo requiera.
Conoce  las fortalezas humanas, por lo cual es exigente conmigo pero tolerante con los demás, porque él sabe que el mejor medio que dispone para ayudar a perfeccionar a la humanidad, es el de auto-perfeccionarse.

14.      La disciplina personal

El Masón es un Espíritu cada vez más sabio y lúcido, con un alma armoniosa y equilibrada y un cuerpo perfecto y saludable. Su  mente y su cuerpo funcionan perfectamente en todos sus niveles. Respira correctamente. Cada órgano y célula mantienen su buen funcionamiento y capacidad para restablecer el equilibrio energético, constantemente; renovándose, oportunamente.
Cada día aumenta su conciencia de cuales son los alimentos –y cantidades adecuadas- que debe ingerir para optimizar la máxima performance de su organismo; mantener una salud robusta y estable y, una efectiva longevidad.
Todas las noches, el Masón practica la relajación completa, desde los dedos de los pies a la cabeza; lo hace así:  centra la atención en cada parte de su cuerpo, adquiere conciencia de la misma, la relaja bien, percibe una sensación de calor, siente el fluir de la energía y visualiza un halo luminoso que emana de la respectiva área y, en cada órgano que desea fortalecer, hace  una inspiración contando seis, reteniendo el aire –pulmones llenos- contando veinticuatro, visualizándolo, al mismo tiempo, en perfecto funcionamiento. Al terminar, visualiza escenas de calma y armonía de la naturaleza. Duerme y reposa profundamente, recuperando la energía vital suficiente.
Cada mañana practica el ejercicio adecuado, el yoga, el tai chi, largas caminatas, la meditación, entre otros de su preferencia, y realiza diez respiraciones profundas, reteniendo el aire, durante 24 segundos, cada vez.
El Masón afirma, diariamente: -Aquí y ahora, se establece la salud perfecta. Mi mente psiconsciente mantiene, permanentemente, la optima salud, normalizando, automáticamente, todo lo que sea requerido, conservando en el mejor nivel mi equilibrio vital,  vigor, energía, fortaleza física, mental, emocional y espiritual y juventud ideal.
Controlo las imágenes mentales y la canalización adecuada de mi potencial creativo. Mantengo la salud anímica a través del cultivo de las emociones positivas, inspiradas por elevados sentimientos de amor, justicia, bondad, fortaleza, fe, autodominio, serenidad, perdón, paz, tolerancia, prudencia y equilibrio.
Potencio la lucidez de mi espíritu; mantengo perfecta sintonía con las fuerzas cósmicas adecuadas y acoplo mi acción con los planes universales.
Me yergo espiritual, anímica, intelectual y físicamente.
Desarrollo mi capacidad de trabajo, incrementando, cada día más y mejor, la productividad y resultados económicos de mi actividad profesional, cuyo uso optimizo.
Actúo con auto-confianza, valor, prudencia, templanza, ánimo contento, comprensión, autodominio, serenidad, perseverancia, decisión firme, humildad, paciencia y conciencia de lo justo. Guío a mi familia con afecto y dignidad, propiciando su máximo bienestar y desarrollo, constantemente.
Alcanzo el equilibrio perfecto entre estudio, trabajo y descanso.
Me comunico excelentemente. Escucho con empatía. Armonizo mi vida con el Creador Universal y desarrollo mi capacidad para tratar con las personas y todas formas de expresión de vida, con el fin de participar efectivamente en la Gran Obra de la evolución cósmica.

15.      Claves  de las grandes realizaciones

El Masón conoce y aplica las claves que permiten las grandes realizaciones, por lo cual:
           I.      Llama y le abren: todas las puertas que deben ser abiertas y la cosmogonía.
        II.      Da y recibe: el amor y la totalidad de lo que corresponda en cada etapa, en el eterno presente.
    III.      Ama y descubre: la sabiduría.
       IV.      Busca y encuentra: la verdad universal, en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida,  en el eterno presente.
          V.      Pregunta, a su mente psiconsciente en conexión divina, tres veces, en la fuente interior del poder y obtiene: la respuesta a todas las preguntas y la comprensión y luz espiritual, en cada caso, oportunamente.
       VI.      Pide y la vida le concede: la oportunidad de cooperar en la realización de la gran obra de acuerdo con los planes cósmicos de acuerdo a su propia capacidad de asunción de objetivos.
    VII.      Percibe su lugar en la vida y toma: posesión del mismo, por medio del servicio.
VIII.      Trabaja con efectividad y capitaliza: la compensación y el respectivo salario cósmico.
      IX.      Estudia los valores universales y amplifica: su visión cósmica.
          X.      Perdona y logra: la auto-liberación y por la acción de la ley divina, la respectiva compensación cósmica.
      XI.      Practica y adquiere, gradualmente: la experiencia y la maestría del ser en el ejercicio de todas las virtudes.
   XII.      Actúa y tiene: el poder para hacerlo.
XIII.      Persiste, hasta que la mente interior se haga cargo del asunto, activando los poderes creadores de la mente, y llega a la meta. 
  XIV.      Visualiza los resultados finales realizados y abre: el camino interior para su logro.
      XV.      Aplica su voluntad en cooperación con los designios supremos y alcanza: la armonía cósmica.
  XVI.      Apunta a un objetivo a la vez y: uno a uno, por su respectivo orden prioritario, los realiza todos, oportunamente.
XVII.      Comprende la ley de la provisión divina y acepta: la abundancia que le está asignada, periódicamente, administrándola cada día mejor.
XVIII.      El Masón afirma: Aquí y ahora se establece el orden divino de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo. Hecho está.

16.       El poder de los hijos de la luz

En su avance por la existencia humana, en el eterno presente, aplica las cuatro claves o símbolos de la Esfinge, las cuales son: 1) La cabeza humana de la Esfinge, como símbolo del saber que otorga la visión existencial y del universo; las alas de águila, en representación del querer  y de la voluntad indispensables para emprender toda acción para ascender en la espiral evolutiva;  sus patas y pecho de león, que otorgan la fortaleza para osar en descifrar los arcanos universales y realizar la propia cuota de servio en la Gran Obra; y, la parte posterior e inferior de toro como expresión máxima del poder, que solo  en el callar es posible alcanzar..
SABER
A través del saber, adquiere conciencia, en todo momento, de la dirección correcta a seguir y de lo que conviene hacer. Tiene claro, en la mente, el objetivo básico de la vida, y, concentra toda su fuerza creativa para alcanzarlo con éxito. En su realización,  el Masón sabe:
QUERER
El Masón es un canal del poder supremo y creativo del universo y lo aplica para realizar tanto sus propios objetivos como para ayudar, a través del servicio, a sus semejantes, a la Patria y a los hijos e hijas de la luz, de quienes, con sano orgullo y amor, forma parte.
La clave superior para aplicar, creativa y efectivamente, dicho poder, consiste en querer intensamente realizar el objetivo o proyecto concebido y visualizado en la pantalla mental.
Aprendiendo, cada vez en un mejor nivel, y usando el arte y el  poder de querer, puede:
OSAR
A dar el primer paso y emprender la acción decidida, firme y perseverante, en el espacio y en el tiempo suficientes, que ha de conducirle a la anhelada meta.
Afrontando la realidad con serena confianza, calma imperturbable y expectativa positiva;  mostrándose impasible frente a lo desconocido y al enigma que, periódicamente, le toca descifrar.
Sigue siempre adelante, aplicando su conocimiento, prudencia, sentido de la justicia, fortaleza, templanza y creatividad frente a toda situación y efectúo la realización  de la gran obra, que, en cada etapa,  le compete en los planes cósmicos, cada vez en un mejor nivel.
El Masón aprende que, después de saber, querer y osar, como regla máxima y suprema que evidencia su filiación de la Luz Universal, debe:
CALLAR
Callando, hablan sus obras, virtudes, poder y sabiduría, con humildad, dulzura, armonía, serenidad, paz, gratitud y amor, porque, recuerda siempre que, en silencio germina toda semilla en el seno de la tierra y realiza su obra la Naturaleza.
¡Que el Gran Arquitecto del Universo proteja, ilumine y guíe a los hijos e hijas de la luz y a toda la humanidad, en el Planeta Tierra y en todos los mundos del universo, en el cumplimiento de su misión cósmica y en la perfecta expresión de la vida, de la luz, del amor, de la sabiduría, del orden, de la  armonía, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza, del equilibrio, del progreso y de la Paz Universal, aquí y ahora. Hecho está.
Deseo concluir esta explicación, con la antigua plegaria de los FRANC MASONES: -¡QUIERA DIOS PROTEGER A LA ORDEN!

Adelante.