domingo, 3 de julio de 2011

ENSEÑANZAS ESPIRITUALES





ENSEÑANZAS ESPIRITUALES

Sensitivo: William Stainton Moses
Comunicante, con pseudónimo: IMPERATOR.
*Un clásico inglés de la Doctrina Universal

Versión castellana: Giuseppe Isgró C.

Sección Primera:

Después de una conversación en torno a esta época especial de la historia del mundo y su característica, se escribió:
Se están haciendo, ahora, esfuerzos especiales para esparcir el conocimiento de la verdad progresiva. Esfuerzos de los mensajeros de Dios, que encuentran resistencias, de cuando en cuando, en las falanges de los adversarios. La historia del mundo ha sido la de la tierra entre el mal y el bien; entre Dios y la bondad, por una parte, y la ignorancia, el vicio, y el mal espiritual, mental y físico, por la otra.
En ciertos tiempos, de los cuales éste es uno, se hacen esfuerzos extraordinarios. El ejército de los mensajeros de Dios se encuentra reunido en fuerzas mayores; los seres humanos son influidos; el conocimiento se expande; y la meta se acerca. Temed por los desertores, por los pusilánimes, por los que no saben ver más allá, por los puramente curiosos. Temed por ellos: pero no temáis por la causa de la Divina Verdad.
Sí. Pero, cómo tantos Espíritus inmersos en la duda pueden saber cuál es la Divina verdad? Muchos observan con ansiedad, empero, aún no pueden encontrarla. Nadie mira ansiosamente que al final no la encuentre; aun cuando tenga mucho que esperar, todavía, quizá hasta cuando haya alcanzado una esfera más elevada entre los seres. Dios les prueba a todos, y solamente a los idóneos les facilita el conocimiento avanzado.
La preparación debe ser completa antes de que se haya ganado un paso. Esta es una ley inmutable. La idoneidad precede a la progresión. Y se requiere paciencia. Sí; pero los obstáculos provenientes de las discusiones internas, de la imposibilidad de poder demostrar la evidencia a tantos, del prejuicio, y de muchas otras razones, parecen casi invencibles.

A ti. Por qué inmiscuirse con la que es una obra de Dios? Obstáculos! Tú no sabes que son éstos en comparación con los que soportamos en tiempos ya transcurridos. Quizá, tú, si hubieses vivido en los tiempos de la Roma imperial, cuando cada cosa espiritual se había convertido en un reino sumergido en la lascivia, en la sensualidad, en todo lo que es bajo y abyecto, habrías conocido, entonces, cuanto las potencias reunidas de las tinieblas pueden efectuar.
El frío era frío de desesperación; la oscuridad, inmensa. El cuerpo, era todo: y los tutelares huyeron aterrorizados por una escena que eran incapaces de contemplar, por una angustia que no podían aliviar. En verdad, existía, entonces, una perfidia, y aún algo peor.
El mundo se burlaba de nosotros y de nuestros esfuerzos; irrespetaba toda virtud, tomaba poco en serio al Ser Supremo y a la inmortalidad, viviendo, únicamente, para beber y comer, y para revolcarse en el fango!
Los seres humanos se habían reducido al estado de los animales degradados y de los reptiles, por sí mismos!
Oh!, no digas que el mal es invencible cuando la potencia de Dios y de sus Espíritus ha sido capaz de extraer el néctar, también, de aquella inmundicia!
(Algo más se dijo en torno a los repetidos planes hechos a beneficio del ser humano por cuenta de la ignorancia y de la obstinación de ese estado de cosas. Pregunté, -dice Stainton Moses- si ésta debía considerarse otra caída).
Dios da más de lo que tú crees. De todas partes florecen centros de los cuales la Divina Verdad fluye en las conciencias ávidas, y satura a las mentes más descollantes.
Deben haber, todavía, muchos que se encuentran satisfechos con el antiguo evangelio, y que no son susceptibles, aún, de recibir una verdad más iluminada, pero, existen, también, otros que han aprendido lo que el pasado puede enseñar, y que tienen sed de mayores conocimientos; a éstos ella es impartida en la medida que le parece más oportuno al Altísimo. Y de éstos, el saber desciende a otros, y la Verdad se expande, hasta que llegue el día en el cual seremos llamados a proclamarla desde la cima de la montaña! En ese momento, los elegidos de Dios, en bajo perfil hasta entonces, surgirán desde las humildes oficinas terrestres, para testimoniar todo cuanto han visto y conocido. Y, entonces, todos aquellos aspectos esenciales que el ser humano había descuidado, canalizarán las energías como un torrente, donde el caudal de la Divina Verdad inundará, irresistiblemente, la tierra, arrastrando en su carrera renovadora la ignorancia y la duda, la locura y la insensatez, que, de momento, confunden e inhiben la mente.
La Nueva Revelación de la cual habéis hablado es contraria a la antigua? Muchos se encuentran perplejos por tal punto. La Revelación viene de Dios; y lo que Él en un tiempo ha revelado no puede contradecir cuanto revela en otra época, visto que, cada una, es en su género, una revelación de la verdad, pero de verdad revelada en proporción a las humanas necesidades, y de acuerdo a las inherentes capacidades. Lo que parece contradictorio no se encuentra en la palabra de Dios, sino en la mente de las personas.
El ser humano no se conformó con un simple mensaje. Lo ha alterado con sus glosas, sobrecargándolo con sus deducciones y especulaciones. Y de esta manera, trascurriendo los años, ha llegado el momento en que lo que vino de Dios no es más lo que era; se ha convertido en algo contradictorio, impuro y terrenal. Cuando una revelación más avanzada llega, en vez de completar la primera, debe limpiarla de muchas supersticiones que se han construido sobre las viejas bases, y el trabajo de destrucción debe preceder al de la edificación. Las revelaciones no son contradictorias; pero es necesario demoler los humanos errores antes de que la Verdad de Dios pueda ser revelada.
El ser humano debe juzgar según la luz de la razón que brilla en él; esta es la última norma, y el Espíritu progresista recibirá aquello que será rechazado por la mente ignorante llena de prejuicios.
La verdad de Dios no se impone a nadie. De esta manera, por un cierto tiempo, durante los procesos preliminares, esta debe ser una revelación especial para gente especial. Siempre ha sido así. Obtuvo, quizá, Moisés, la aceptación universal aún en su mismo pueblo? La obtuvo, acaso, el mismo Jesús? Lo hizo Pablo, o algún reformador en cualquier era, en algún pueblo?
Dios no cambia. Él ofrece, pero no impone la aceptación, y aquellos que están preparados son los que reciben el mensaje. La persona ignorante y la insuficientemente preparada le rechazan. Debe ser así: los desacuerdos y las diferencias que vosotros deploráis son consecuencia de la selección entre la falsedad y la verdad. Ellos surgen de las causas innobles, y son fomentados por Espíritus inferiores. Vosotros debéis esperaros inconvenientes, también, de las potencias coaligadas en el mal. Empero, enfocad vuestra mirada más allá del presente, percibiendo el lejano futuro, y sed de buen ánimo.
• En relación a los Espíritus Guías: ellos son destinados?
Los Espíritus Guías no son, siempre, atraídos hacia quienes dirigen, hasta que esto, oportunamente, ocurra. En ocasiones, ellos son elegidos por su propia aptitud, que les hacen naturalmente aptos para enseñar; otras, son encargados de una misión especial; todavía, en otros casos, son preseleccionados por cuanto se encuentran en grado de satisfacer cuanto es necesario en el carácter que desarrollan. Hay casos en los cuales ellos mismos eligen un determinado carácter que anhelan plasmar. Esta es una gran alegría para los Espíritus más elevados. Oportunamente, ellos desean, para su progreso espiritual, encargarse de un Espíritu cuyo desarrollo es arduo y difícil. Y tienden, fatigosamente, a elevarse con ese objetivo. En determinados grupos, la pura afinidad les atrae, así como los residuos de amor terreno. Muy frecuentemente, cuando no hay asignada una misión especial para el Espíritu, los Guías son cambiados en la medida en que éste progresa.
• Quiénes son los Espíritus que regresan sobre la tierra? De cuántas clases?
Principalmente, aquellos que en la tierra se encuentran más cerca, en las tres esferas inferiores de los seres: ellos conversan más voluntariamente con vosotros. De los Espíritus más elevados, quienes pueden regresar, son aquellos que poseen cuanto es análogo al desarrollo del eventual sensitivo. Podemos deciros esto: Que nosotros, los Espíritus más elevados, encontramos muy difícil encontrar el sensitivo por medio del cual podamos comunicarnos. Muchos Espíritus tendrían el agrado de poder conversar, pero, por falta del sensitivo adapto, por su poca voluntad de prolongar la búsqueda de uno, no se arriesgan con la pérdida del tiempo.
También por esto, es que, en ocasiones las comunicaciones varían. Las comunicaciones que vosotros encontráis falsas, no son, siempre, voluntariamente, tales. Conoceréis mejor, más adelante, las condiciones que influyen sobre las comunicaciones.
• Vosotros habéis hablado de adversarios. Quiénes son ellos?
Son los Espíritus antagonistas que se despliegan en contra de nuestra misión: que buscan de obstruir el progreso contrarrestando nuestra influencia y obra, predisponiendo en contra a los seres humanos y a los demás Espíritus. Son estos Espíritus los que eligieron el mal, que rehúsan las sugerencias y la influencia del bien, y que se han reunido bajo el gobierno de inteligencias aún de mayor maldad para obstaculizar nuestro trabajo. Ellos son potentes en el daño y su actividad se manifiesta en pasiones malévolas, y en la imitación de nuestra obra

Para ganarse, de esta manera, la influencia sobre los desilusionados, y sobre todo, presentando a los Espíritus investigadores cuanto hay de bajo e innoble, mientras que, nosotros, quisiéramos, afectuosamente, guiarles hacia cuanto es elevado y noble.
Ellos son los enemigos de Dios y del ser humano: los enemigos de la bondad, los ministros del mal. En contra de ellos nosotros ejercemos una eterna acción.
Es muy extraño oír sobre tales potentes organizaciones del mal. Las hay, vosotros lo sabéis, que niegan, absolutamente, la existencia del mal, y enseñan que todo es la expresión del bien, si bien alguna vez, disimulado.

Ay! Ay! Triste cosa es el abandono del bien y la elección del mal! Tú te maravillas que tantos Espíritus inferiores obstruyan el camino. Amigo, es así, lamentablemente, y no es sorprendente!
De la misma manera en que el Espíritu vive su vida terrena, lo hace cuando pasa a la dimensión espiritual. Sus gustos, sus predilecciones, sus hábitos, sus antipatías, les acompañan.
El Espíritu no cambia salvo que por el hecho de que se encuentra libre del cuerpo. Sobre la tierra es atraída por gustos objetivos y por hábitos impuros; su naturaleza no varía saliendo de la esfera terrestre, al igual que el Espíritu puro y sincero no se puede convertir en vil y malvado después de la desencarnación. Es maravilloso como tú no reconoces esta verdad!
No puedes figurarte que un Espíritu íntegro y bueno pueda degenerar cuando pasa más allá de tu vista, y después, en cambio, especulas una purificación de aquel que se convierte, por hábito, en impuro, que odiaba a Dios y a la bondad, que prefería la sensualidad y la insensatez.
Ni la una ni la otra situación, son posibles: el carácter del Espíritu se desarrolla cada día y cada hora, y no es como una corteza que se pueda desechar; este carácter, más bien, es un trama de la naturaleza del Espíritu, y se convierte en parte de él. Y no es más posible que este carácter se destruya, sino por un lento proceso de obliteración, como no lo es cortar una textura dejando la trama intacta.
Hay algo más: El Espíritu ha cultivado algunos hábitos que se han vuelto en inveterados convirtiéndose en partes esenciales de su individualidad. El Espíritu que ha cedido a las lujurias de un cuerpo sensual, termina por transformarse en su esclavo: sería infeliz en un ambiente puro y elevado, suspiraría por sus antiguas impurezas habituales: son estas que conforman su esencia.
De esta manera tú ves como las legiones de los adversarios sean, simplemente, formadas por la masa de los Espíritus que aún no han progresado ni evolucionado, que se han recogido conjuntamente por afinidad, en contra de cuanto exista de puro y bueno. Ellos pueden progresar sólo con la penitencia, por medio de la instrucción impartida por inteligencias más elevadas, y por el lento y gradual regreso de la insensatez y de los hábitos culpables.
Estos Espíritus son, lamentablemente, numerosos y son los adversarios. La idea de que el mal no exista, que no haya confrontación contra el bien, que ningún grupo de los adversarios resista al progreso y a la verdad, y combata en contra de la difusión de cuanto pueda servir a la humanidad es una estratagema evidente de los Espíritus inferiores para confundir vuestra mente.
• Tienen ellos un Jefe?, un Diablo?
Muchos son los Jefes que los gobiernan, pero no tal Diablo cual lo fingieron los teólogos. Los Espíritus buenos al igual que los malos, están sujetos, igualmente, a la regla de las Inteligencias que les dirigen.

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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domingo, 3 de julio de 2011

ENSEÑANZAS ESPIRITUALES





ENSEÑANZAS ESPIRITUALES

Sensitivo: William Stainton Moses
Comunicante, con pseudónimo: IMPERATOR.
*Un clásico inglés de la Doctrina Universal

Versión castellana: Giuseppe Isgró C.

Sección Primera:

Después de una conversación en torno a esta época especial de la historia del mundo y su característica, se escribió:
Se están haciendo, ahora, esfuerzos especiales para esparcir el conocimiento de la verdad progresiva. Esfuerzos de los mensajeros de Dios, que encuentran resistencias, de cuando en cuando, en las falanges de los adversarios. La historia del mundo ha sido la de la tierra entre el mal y el bien; entre Dios y la bondad, por una parte, y la ignorancia, el vicio, y el mal espiritual, mental y físico, por la otra.
En ciertos tiempos, de los cuales éste es uno, se hacen esfuerzos extraordinarios. El ejército de los mensajeros de Dios se encuentra reunido en fuerzas mayores; los seres humanos son influidos; el conocimiento se expande; y la meta se acerca. Temed por los desertores, por los pusilánimes, por los que no saben ver más allá, por los puramente curiosos. Temed por ellos: pero no temáis por la causa de la Divina Verdad.
Sí. Pero, cómo tantos Espíritus inmersos en la duda pueden saber cuál es la Divina verdad? Muchos observan con ansiedad, empero, aún no pueden encontrarla. Nadie mira ansiosamente que al final no la encuentre; aun cuando tenga mucho que esperar, todavía, quizá hasta cuando haya alcanzado una esfera más elevada entre los seres. Dios les prueba a todos, y solamente a los idóneos les facilita el conocimiento avanzado.
La preparación debe ser completa antes de que se haya ganado un paso. Esta es una ley inmutable. La idoneidad precede a la progresión. Y se requiere paciencia. Sí; pero los obstáculos provenientes de las discusiones internas, de la imposibilidad de poder demostrar la evidencia a tantos, del prejuicio, y de muchas otras razones, parecen casi invencibles.

A ti. Por qué inmiscuirse con la que es una obra de Dios? Obstáculos! Tú no sabes que son éstos en comparación con los que soportamos en tiempos ya transcurridos. Quizá, tú, si hubieses vivido en los tiempos de la Roma imperial, cuando cada cosa espiritual se había convertido en un reino sumergido en la lascivia, en la sensualidad, en todo lo que es bajo y abyecto, habrías conocido, entonces, cuanto las potencias reunidas de las tinieblas pueden efectuar.
El frío era frío de desesperación; la oscuridad, inmensa. El cuerpo, era todo: y los tutelares huyeron aterrorizados por una escena que eran incapaces de contemplar, por una angustia que no podían aliviar. En verdad, existía, entonces, una perfidia, y aún algo peor.
El mundo se burlaba de nosotros y de nuestros esfuerzos; irrespetaba toda virtud, tomaba poco en serio al Ser Supremo y a la inmortalidad, viviendo, únicamente, para beber y comer, y para revolcarse en el fango!
Los seres humanos se habían reducido al estado de los animales degradados y de los reptiles, por sí mismos!
Oh!, no digas que el mal es invencible cuando la potencia de Dios y de sus Espíritus ha sido capaz de extraer el néctar, también, de aquella inmundicia!
(Algo más se dijo en torno a los repetidos planes hechos a beneficio del ser humano por cuenta de la ignorancia y de la obstinación de ese estado de cosas. Pregunté, -dice Stainton Moses- si ésta debía considerarse otra caída).
Dios da más de lo que tú crees. De todas partes florecen centros de los cuales la Divina Verdad fluye en las conciencias ávidas, y satura a las mentes más descollantes.
Deben haber, todavía, muchos que se encuentran satisfechos con el antiguo evangelio, y que no son susceptibles, aún, de recibir una verdad más iluminada, pero, existen, también, otros que han aprendido lo que el pasado puede enseñar, y que tienen sed de mayores conocimientos; a éstos ella es impartida en la medida que le parece más oportuno al Altísimo. Y de éstos, el saber desciende a otros, y la Verdad se expande, hasta que llegue el día en el cual seremos llamados a proclamarla desde la cima de la montaña! En ese momento, los elegidos de Dios, en bajo perfil hasta entonces, surgirán desde las humildes oficinas terrestres, para testimoniar todo cuanto han visto y conocido. Y, entonces, todos aquellos aspectos esenciales que el ser humano había descuidado, canalizarán las energías como un torrente, donde el caudal de la Divina Verdad inundará, irresistiblemente, la tierra, arrastrando en su carrera renovadora la ignorancia y la duda, la locura y la insensatez, que, de momento, confunden e inhiben la mente.
La Nueva Revelación de la cual habéis hablado es contraria a la antigua? Muchos se encuentran perplejos por tal punto. La Revelación viene de Dios; y lo que Él en un tiempo ha revelado no puede contradecir cuanto revela en otra época, visto que, cada una, es en su género, una revelación de la verdad, pero de verdad revelada en proporción a las humanas necesidades, y de acuerdo a las inherentes capacidades. Lo que parece contradictorio no se encuentra en la palabra de Dios, sino en la mente de las personas.
El ser humano no se conformó con un simple mensaje. Lo ha alterado con sus glosas, sobrecargándolo con sus deducciones y especulaciones. Y de esta manera, trascurriendo los años, ha llegado el momento en que lo que vino de Dios no es más lo que era; se ha convertido en algo contradictorio, impuro y terrenal. Cuando una revelación más avanzada llega, en vez de completar la primera, debe limpiarla de muchas supersticiones que se han construido sobre las viejas bases, y el trabajo de destrucción debe preceder al de la edificación. Las revelaciones no son contradictorias; pero es necesario demoler los humanos errores antes de que la Verdad de Dios pueda ser revelada.
El ser humano debe juzgar según la luz de la razón que brilla en él; esta es la última norma, y el Espíritu progresista recibirá aquello que será rechazado por la mente ignorante llena de prejuicios.
La verdad de Dios no se impone a nadie. De esta manera, por un cierto tiempo, durante los procesos preliminares, esta debe ser una revelación especial para gente especial. Siempre ha sido así. Obtuvo, quizá, Moisés, la aceptación universal aún en su mismo pueblo? La obtuvo, acaso, el mismo Jesús? Lo hizo Pablo, o algún reformador en cualquier era, en algún pueblo?
Dios no cambia. Él ofrece, pero no impone la aceptación, y aquellos que están preparados son los que reciben el mensaje. La persona ignorante y la insuficientemente preparada le rechazan. Debe ser así: los desacuerdos y las diferencias que vosotros deploráis son consecuencia de la selección entre la falsedad y la verdad. Ellos surgen de las causas innobles, y son fomentados por Espíritus inferiores. Vosotros debéis esperaros inconvenientes, también, de las potencias coaligadas en el mal. Empero, enfocad vuestra mirada más allá del presente, percibiendo el lejano futuro, y sed de buen ánimo.
• En relación a los Espíritus Guías: ellos son destinados?
Los Espíritus Guías no son, siempre, atraídos hacia quienes dirigen, hasta que esto, oportunamente, ocurra. En ocasiones, ellos son elegidos por su propia aptitud, que les hacen naturalmente aptos para enseñar; otras, son encargados de una misión especial; todavía, en otros casos, son preseleccionados por cuanto se encuentran en grado de satisfacer cuanto es necesario en el carácter que desarrollan. Hay casos en los cuales ellos mismos eligen un determinado carácter que anhelan plasmar. Esta es una gran alegría para los Espíritus más elevados. Oportunamente, ellos desean, para su progreso espiritual, encargarse de un Espíritu cuyo desarrollo es arduo y difícil. Y tienden, fatigosamente, a elevarse con ese objetivo. En determinados grupos, la pura afinidad les atrae, así como los residuos de amor terreno. Muy frecuentemente, cuando no hay asignada una misión especial para el Espíritu, los Guías son cambiados en la medida en que éste progresa.
• Quiénes son los Espíritus que regresan sobre la tierra? De cuántas clases?
Principalmente, aquellos que en la tierra se encuentran más cerca, en las tres esferas inferiores de los seres: ellos conversan más voluntariamente con vosotros. De los Espíritus más elevados, quienes pueden regresar, son aquellos que poseen cuanto es análogo al desarrollo del eventual sensitivo. Podemos deciros esto: Que nosotros, los Espíritus más elevados, encontramos muy difícil encontrar el sensitivo por medio del cual podamos comunicarnos. Muchos Espíritus tendrían el agrado de poder conversar, pero, por falta del sensitivo adapto, por su poca voluntad de prolongar la búsqueda de uno, no se arriesgan con la pérdida del tiempo.
También por esto, es que, en ocasiones las comunicaciones varían. Las comunicaciones que vosotros encontráis falsas, no son, siempre, voluntariamente, tales. Conoceréis mejor, más adelante, las condiciones que influyen sobre las comunicaciones.
• Vosotros habéis hablado de adversarios. Quiénes son ellos?
Son los Espíritus antagonistas que se despliegan en contra de nuestra misión: que buscan de obstruir el progreso contrarrestando nuestra influencia y obra, predisponiendo en contra a los seres humanos y a los demás Espíritus. Son estos Espíritus los que eligieron el mal, que rehúsan las sugerencias y la influencia del bien, y que se han reunido bajo el gobierno de inteligencias aún de mayor maldad para obstaculizar nuestro trabajo. Ellos son potentes en el daño y su actividad se manifiesta en pasiones malévolas, y en la imitación de nuestra obra

Para ganarse, de esta manera, la influencia sobre los desilusionados, y sobre todo, presentando a los Espíritus investigadores cuanto hay de bajo e innoble, mientras que, nosotros, quisiéramos, afectuosamente, guiarles hacia cuanto es elevado y noble.
Ellos son los enemigos de Dios y del ser humano: los enemigos de la bondad, los ministros del mal. En contra de ellos nosotros ejercemos una eterna acción.
Es muy extraño oír sobre tales potentes organizaciones del mal. Las hay, vosotros lo sabéis, que niegan, absolutamente, la existencia del mal, y enseñan que todo es la expresión del bien, si bien alguna vez, disimulado.

Ay! Ay! Triste cosa es el abandono del bien y la elección del mal! Tú te maravillas que tantos Espíritus inferiores obstruyan el camino. Amigo, es así, lamentablemente, y no es sorprendente!
De la misma manera en que el Espíritu vive su vida terrena, lo hace cuando pasa a la dimensión espiritual. Sus gustos, sus predilecciones, sus hábitos, sus antipatías, les acompañan.
El Espíritu no cambia salvo que por el hecho de que se encuentra libre del cuerpo. Sobre la tierra es atraída por gustos objetivos y por hábitos impuros; su naturaleza no varía saliendo de la esfera terrestre, al igual que el Espíritu puro y sincero no se puede convertir en vil y malvado después de la desencarnación. Es maravilloso como tú no reconoces esta verdad!
No puedes figurarte que un Espíritu íntegro y bueno pueda degenerar cuando pasa más allá de tu vista, y después, en cambio, especulas una purificación de aquel que se convierte, por hábito, en impuro, que odiaba a Dios y a la bondad, que prefería la sensualidad y la insensatez.
Ni la una ni la otra situación, son posibles: el carácter del Espíritu se desarrolla cada día y cada hora, y no es como una corteza que se pueda desechar; este carácter, más bien, es un trama de la naturaleza del Espíritu, y se convierte en parte de él. Y no es más posible que este carácter se destruya, sino por un lento proceso de obliteración, como no lo es cortar una textura dejando la trama intacta.
Hay algo más: El Espíritu ha cultivado algunos hábitos que se han vuelto en inveterados convirtiéndose en partes esenciales de su individualidad. El Espíritu que ha cedido a las lujurias de un cuerpo sensual, termina por transformarse en su esclavo: sería infeliz en un ambiente puro y elevado, suspiraría por sus antiguas impurezas habituales: son estas que conforman su esencia.
De esta manera tú ves como las legiones de los adversarios sean, simplemente, formadas por la masa de los Espíritus que aún no han progresado ni evolucionado, que se han recogido conjuntamente por afinidad, en contra de cuanto exista de puro y bueno. Ellos pueden progresar sólo con la penitencia, por medio de la instrucción impartida por inteligencias más elevadas, y por el lento y gradual regreso de la insensatez y de los hábitos culpables.
Estos Espíritus son, lamentablemente, numerosos y son los adversarios. La idea de que el mal no exista, que no haya confrontación contra el bien, que ningún grupo de los adversarios resista al progreso y a la verdad, y combata en contra de la difusión de cuanto pueda servir a la humanidad es una estratagema evidente de los Espíritus inferiores para confundir vuestra mente.
• Tienen ellos un Jefe?, un Diablo?
Muchos son los Jefes que los gobiernan, pero no tal Diablo cual lo fingieron los teólogos. Los Espíritus buenos al igual que los malos, están sujetos, igualmente, a la regla de las Inteligencias que les dirigen.