jueves, 10 de julio de 2014

EN EL CAMINO SUFÍ


EN EL CAMINO SUFÍ

©Giuseppe Isgró C.


El caminante recibió una pregunta directa de alguien que recorría la misma senda sufí: -“Si te despojas de los pensamientos de maestros como Rumi u otros y en la mañana, al despertarte, te miras en el espejo, observándote tal como eres, cómo te ve? Cómo te sientes?, Cómo amas? Cómo eres realmente? Es como decir: Quién eres tú cuando estás a solas contigo mismo, instante en que no puedes presumir con nadie o aparentar lo que no eres? Cómo tratas a los tuyos? Eres amables, cariñoso o un tirano? Te respetas, haciendo otro tanto con los demás? Te amas, valorando la divinidad que reside en tu interior? Eres capaz de amar a la divinidad interior que reside en los demás seres que te rodean o que encuentras en tu diario vivir? Poco más o menos, en esencia, esta era la pregunta, aparte de recibir las expresiones inherentes de simpatía.
Es mucho lo que una pregunta puede generar. Hay que dar las gracias al toparse con alguna que denota agudeza de esta índole, como si fuese planteada por un Sócrates, con la sabiduría añadida de Platón y de Rumi, simultáneamente. Quién puede sentirse preparado para estas profundidades desacostumbradas? Asemejan a los “leñazos” que impartían los maestros Zen a quienes querían “despertar” para que alcanzaran el estado de verdadera iluminación. Hacen pensar, comprendiendo!
No vayamos a creer que esa fue la pregunta de un discípulo a su maestro. No, en este caso la maestría reside en quien hace la pregunta que enfrenta, al otro, a la realidad exenta de apariencias.
La regla, en el camino, suele ser descentrar la atención del propio ego para centrarla en la Fuente. En la Fuente, se aviva la conciencia de Unidad que siempre ha existido. En la Unidad es fácil dar y recibir en grado sublime; fluye la luz, la energía, el amor y la sabiduría. La luz es el centro de la Verdad. Quién se atreve a ver la Verdad cara a cara? Tú? Yo? Quizá, hasta cierto punto! La Verdad es la meta eterna; es decir, la que existe y la que puede llegar a existir, -en el argot taoísta-, asimilándola cada quien por grados, hasta el infinito.
El pensamiento contenido en algunas preguntas es más profundo de lo que la persona misma que las plantea cree o percibe. La conciencia intuitiva permite que las palabras expresen contenidos que les trascienden.
Desconectarse de la Fuente para volver a centrarse en el ego. Es necesario? Para qué? Qué somos? Despojarse de todo lo añadido es descubrir la propia esencia, -o la propia ignorancia-, o el “conócete a ti mismo”, ni más ni menos equivalente a conocer a Dios, al Dios que reside en cada ser. Para ello sería necesario eliminar todas las capas que envuelven la luz interior, al igual que es preciso depurar, a elevadísima presión, el carbón, para descubrir el diamante que en él se encuentra encerrado. Requiere valor, fortaleza y humildad o simplicidad, hacerlo. En la naturaleza, todo es simple, sencillo; mucho más de lo que se cree o parece; la gente va en busca de cosas más complejas de lo que es requerido; temen dejar de ser importantes o se toman demasiado en serio. Es esencial vaciarse para adquirir la capacidad de llenarse con los nuevos nutrientes adecuados a las inquietudes de los tiempos. Sin vacuidad, cómo llenarse? Al coparse un determinado nivel de conciencia evolutiva, la propia esfera mental se activa automáticamente en el grado siguiente, como una esfera vacía que espera llenarse en la nueva etapa existencial desde el rango alcanzado en la anterior,  y así sucesivamente en el eterno ahora.
Parafraseando al sabio de Arunachala, Ramana Maharshi, el maestro de Paul Brunton, si se transmite y se recibe en la Unidad, -qué más se puede decir? Somos capaces de ello?
El caminante y el camino hacia la Fuente son la misma cosa: el caminante, el camino y la Fuente. Es un camino en apariencia solitario, pero aún dispersos en billones de mundos habitados, en determinadas esferas, formamos una Unidad con la Fuente y dentro de ella, todos los que vibramos al unísono. Son inexistentes las barreras de espacio y tiempo.
Una sola palabra puede decirlo todo; las hay que son alumbradoras al estilo socrático, capaces de inducir al “darse cuenta”, al percatarse. Gracias, es una palabra de gran poder que requiere mayor uso, aún. Doy las gracias por la pregunta que permite estas reflexiones. Es preciso, cada día, expresar gratitud por todo y a todos, como eslabones útiles de la Unidad.
Anclarse en Rumi, el segundo Mahoma es anclarse bien; o en cualquier otro maestro, como Shakyamuni, -Sidharta Gautama-, cuya inmensa obra elaborada por sus discípulos es apenas conocida; Pitágoras, Confucio, Apolonio de Tiana, o Hipolite León Denizard Rivail, por ejemplo. Empero, es indispensable trascender a todos los maestros y a todas las corrientes de pensamiento, pese a que el caminante debe conocerlos –y sintetizarlos- en su totalidad, conjuntamente con sus doctrinas,  para convertirse en un auténtico pensador, con autonomía mental y brillar con luz propia, con visión de líder, para ser, en primer lugar, dirigente de su propio aprendizaje.
Formar la Unidad en la Rueda de la Vida o en el Círculo y el Signo Más, es esencial. Adquirir conciencia de que ya se forma, -de manera indisoluble y permanente- canaliza los sentimientos de los atributos divinos, dando y recibiendo, cada quien, valor por valor, expresando gratitud al abrir los ojos y mirarse la cara en el espejo, cada mañana, tal como somos. Qué somos, si hemos emanados de la Fuente y el inmortal y eterno Espíritu es de la misma naturaleza espiritual que la Fuente?
En la trascendencia de la materia, en la Unidad de la conexión divina, es factible dar o recibir lo que ningún sentido físico es capaz de percibir o experimentar. Esa sutil vibración es la que sólo se puede transmitir y/o recibir de Espíritu a Espíritu, por medio del silencio.
Es válido preguntarse: Tanto hablar para no decir nada? Lao Tse, decía: -“El que habla no sabe; el que sabe, no habla”. Es posible. También lo es que el que no habla, en la mayoría de las veces es porque, realmente, no sabe, tal como se lo demostró Sócrates a Ión, al hacerle ver que su dominio de la escenificación de la obra homérica era por inspiración y no por el cultivo del arte. Expresaba contenidos mentales que electrizaban a sus oyentes, sin embargo, estaba muy lejos de explicar su significado o de entenderlo.
En la Apología de Sócrates, se demuestra como, al buscar el filósofo ateniense entender por qué la Pitonisa del Oráculo Délfico lo había designado como el hombre más sabio, se aprestó a visitar a todos aquellos a quienes consideraba como más sabios que él, y al formularle diversas preguntas claves se percató de que todos ellos creían saber mucho más de lo que realmente sabían, pero que no se daban cuenta de lo que ignoraban. Entonces, reflexionó, que la única razón por la cual había sido elegido como el más sabio no era porque supiera más que los otros, sino porque él sí se daba cuenta de lo que no sabía, acuñando aquel famoso aforismo, -aunque poco conocido tal como lo expresó-: -“Yo sólo sé que no sé aquello que no sé”-.
Igual le acontecía a la gata del cuento Zen que había aprendido a triunfar sin hacer daño; cuando los demás gatos le preguntaron cómo lo hacía, simplemente, no lo sabía; es decir, no sabía cómo ni porque sabía. Había desarrollado la conciencia perceptiva que le permitía saber sin saber, por intuición o por inspiración, por la fuerza de bloqueo y por la de empuje y por la percepción espiritual de los sentimientos, en la propia conciencia, equivalentes a los valores universales o atributos divinos inherentes a cada ser.
Empero, la fábula del rosal, de Niko Kazantzakis, es muy expresiva, cuando las ortigas le pidieron al rosal que le enseñara su secreto para hacer las rosas. Le contestó: -“Mi secreto es muy simple. Durante todo el invierno, con paciencia, confianza y amor yo trabajo la tierra y solo tengo una cosa en mi mente, la rosa. Las lluvias me azotan, los vientos me deshojan, las nieves me cubren, pero yo solo una cosa tengo en mi mente, la rosa. Éste es mi secreto, hermanas ortigas”-.
De igual manera, el caminante, -sufí, taoísta,  budista zen, espirita, yogui, filósofo, científico, masón, teósofo, rosacruz, martinista, cabalista, poeta, humanista, existencialista, o simplemente, libre pensador, frente a todas las pruebas de la vida, y a todas las circunstancias que afronta o asume, en la sencillez de la vida diaria, sólo una cosa tiene en su mente: la conciencia de la Unidad con la Fuente y meditando en la Fuente y en los valores que conforman los atributos divinos, adquiere la capacidad esencial, o la conciencia intuitiva, de dar valor por valor, en armonía con el Todo y con Todos, realizando la parte que le corresponde en la Gran Obra de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.

EL SUFISMO Y LA MUJER

 Si tomamos en cuenta que el inmortal Espíritu del ser humano no tiene sexo y que de igual manera puede animar un cuerpo de hombre u otro de mujer según el plan de vida elegido para un determinado ciclo de vida, la práctica mística del sufismo tiene igual importancia y trascendencia tanto para el hombre como para la mujer.

Dónde reside, entonces, la diferencia?

Hay alguna diferencia?

En principio, no existe diferencia alguna, sobre todo si centramos nuestra atención en el inmortal Espíritu y en la esencia del ser y la relación espiritual con su creador, mediante una practica de espiritualidad directa, sin intermediarios, centrada en Él y en la meditación de sus atributos divinos o valores universales, como fuente de ejercicio de todas las virtudes.

Ahora, que ya existe un reconocimiento más real sobre la equivalencia de las capacidades generales de ambos seres, la práctica mística del sufismo aporta beneficios por igual tanto a la mujer como al hombre. -Dónde podría existir una ligera ventaja para la mujer en relación al hombre? En la sensibilidad femenina, que por su misma naturaleza le hace más perceptiva o intuitiva; más creativa y receptiva, sin olvidarnos que por el rol de creadora física de la vida, en cooperación con el hombre, cumple funciones que trascienden las de éste y convierten a la mujer en un ser verdaderamente especial.

Precisamente, ese rol especial de la mujer, sublimizado con una práctica espiritual elevada, como lo es la del sufismo, que permite adquirir conciencia de la unidad que el ser conforma con su Creador, y por medio de esa conexión con la fuente, el ser se eleva, depura y embellece integralmente, volviéndose un ser majestuoso.

La constante meditación en los atributos divinos, además de la práctica del Dzikr, o el constante recuerdo del Creador, -mediante la repetición de su nombre- le permite desarrollar una elevada conciencia de los valores universales, soporte de las leyes cósmicas y fundamento y guía en la práctica de todas las virtudes, evidentemente, la mujer, inspirada por esa sabiduría divina que fluirá sin límites, al cumplir su rol de compañera, madre y guía de las nuevas generaciones, podrá imprimir en los niños que va educando esos mismos principios y valores, encaminando a la humanidad hacia su verdadera misión.

Es preciso recordar que, además, la mujer, hoy en día, está asumiendo roles importantes en todas las actividades humanas y lo está haciendo muy bien, compitiendo ventajosamente con el hombre, a tal punto que gran número de empresas, a nivel mundial, la prefieren como trabajadora en un grado muy superior al del hombre, para una gran diversidad de cargos.

Cuando a la mujer le toque jugar roles de legisladora, si se ha cultivado en los valores universales del sufismo, y los sustentados por corrientes de pensamientos similares, tales como el Budismo Zen, el Taoismo, el Espiritismo, la Teosofía, el Martinismo, la Cábala, la Masonería, y la filosofía platónica, es decir: la Doctrina Universal, sin duda prestará un valioso concurso para gestar esa sociedad que será lo más parecido a esa nueva edad de oro con que han soñado los grandes utopistas.

Una mujer cultivada en la espiritualidad mística del sufismo, desarrollando al máximo su potencial humano, comenzará a dejar de ser un simple objeto físico, y su dignidad autodefinida le impedirá ser explotada de múltiples formas como hasta ahora y directamente, obligará al hombre, de manera general, a valorarla y respetarla en mayor grado aún.

Sin duda que, al descubrir la mujer su divinidad interior y cultivar su ser de acuerdo a los atributos divinos del Creador, contribuirá a transformar, automáticamente, a toda la sociedad, encaminándola hacia su verdadero derrotero.

Imaginemos, por un momento, como se sublimizará la belleza femenina con un Espíritu depurado espiritualmente por la meditación de los valores universales y la práctica de todas las virtudes, en conexión divina. Cuan enriquecedor será compartir una existencia tan llena de contenido superior y el efecto positivo en su compañero e hijos, y en la sociedad en general por efecto de la resonancia magnética o campo morfo-genético.

Es preciso educar a la mujer para su emancipación total. Todavía, grupos de intereses que no se resignan en la transformación de la humanidad hacia la verdadera nueva era, aún por medio de la manipulación de la mujer quieren ejercer un control tipo inquisitorial en la sociedad. Al adoctrinar a la mujer, ésta se ocupa de hacerlo con sus cónyuges e hijos, y de esta manera, existen grupos que quieren perpetuar el oscurantismo en forma camuflada. Pero, la emancipación de la humanidad y de la mujer, es inevitable, por ser llegado el momento y el sufismo, al igual que todas las corrientes de pensamiento válidas de que se dispone, como herencia de todos, debe constituir una fuente de estudio constante.

Ese estudio de todas las fuentes constituye la Doctrina Universal; su único objetivo: la búsqueda de la verdad universal en todas sus vertientes.

El sufismo es un camino muy importante hacia la búsqueda de la verdad universal y acerca a cada ser a la fuente: el Ser Universal, en una espiritualidad directa, por medio del constante recuerdo, hasta percibir la Rueda de la vida o el Círculo y el Signo Más, meditando en Él y sus atributos divinos, adquiriendo, cada vez, una más clara conciencia de la Unidad perfecta e indisoluble.

Recordemos algunos aforismos de Ibn Arabi:

1.   –“Dedícate al recuerdo de Allah con cualquier tipo de dzikr. El más elevado de ellos es el Nombre, la repetición de la palabra Allah, Allah, Allah, sin añadir más”. –

2.   –“Que tu resolución al entrar en el retiro sea: “Lo que Allah quiera” y “Nada se le asemeja”-.

3.   –“Insiste en tu dzikr-recuerdo hasta que descubras a aquel al que recuerdas”-.

4.   –“Sabrás –ahí- que todos los caminos son circunferenciales y que no hay ninguno lineal”-.


miércoles, 9 de julio de 2014

EXCELENTES RELACIONES


EXCELENTES RELACIONES

©GIUSEPPE ISGRÓ C.


 Una lectora nos pregunta: -“¿Por qué algunas veces, o en diversas etapas de la vida las relaciones personales parecieran no ser las más adecuadas?”
a.     En las relaciones humanas debe imperar el principio de valor por valor.
b.     Debe aplicarse rigurosamente la regla de oro en sus dos vertientes:
 1) La confuciana: No hacer a los demás lo que no se desea para sí.
2) La clásica: Hacer a los demás lo mismo que se desearía para sí, en idénticas condiciones.
c.      Es preciso evaluar lo que se desea en las relaciones con las demás personas. Hay una regla que es preciso observar rigurosamente: -Jamás buscar la aprobación de nadie, bajo ningún aspecto y circunstancias-.
d.     Debe bastar la propia aprobación. En el momento en que comienza a buscar la aprobación ajena, la persona estaría descentrando las riendas de su poder personal.
e.      AUTO-ESTIMA: Es necesario desarrollar en elevado grado una auto-estima poderosa, positiva, confiada, valorizándose en lo que usted vale. Recuerde: Usted es mucho mejor de lo que se cree.  Descubra su propio valor. Usted es parte de la DIVINIDAD, con un espíritu eterno e inmortal, dotado de un poder potencialmente infinito, capaz de resolver y alcanzar cualquier cosa razonable, realista y alcanzable, si persiste confiadamente, sin abandonar jamás a mitad de camino. Es la conciencia de la propia dignidad personal. Usted vale, descubra sus dones, sus bondades, y transmute sus puntos menos fuertes.
f.       AUTO-CONCEPTO: ¿Qué es lo que usted piensa de sí? Eso mismo pensarán los demás. Eleve su auto-concepto, cultive su espíritu con buenas lecturas, con prácticas espirituales elevadas, escuche buena música, apartase de las personas con modales vulgares y cuide los suyos con estricta disciplina.
g.     AUTO-IMAGEN: Los demás captan su propia auto-imagen por vía extrasensorial, o telepática; es decir: Comunicación de contenidos mentales por vía psiconsciente. Cultive una auto-imagen elevada, positiva, vigorosa. Vístase bien, con gusto.
h.     AUTO-RESPETO: Respétese, y respete a los demás, aún a los animales, las plantas y la naturaleza en general, y, cada día aumentará su auto-respeto y el de las personas con quienes se relaciona hacia usted. Es un efecto de acción instantánea y proporcional al de la propia actitud, pensamientos, sentimientos y auto-imagen.
i.        AMOR: Amar a los demás de la misma manera en que se ama a sí. ¿Cuánto se ama usted? Si usted no se ama y aprecia, en grado suficiente, -¿cómo lo harán los demás? De amor a todos los seres -de los cuatro reinos naturales- que encuentra en su camino. No espere recibir el amor, antes de darlo. Adelantase, delo usted primero. Al darlo lo recibirá.  Al abrir las puertas de su mente para dar el amor integral, -generoso, desinteresado, altruista-, éstas permanecerán abiertas para recibirlo; así de simple. Mire a su alrededor. ¿Cuántas personas conoce usted a quienes una palabra de aliento, amable, sincera, aportaría un gran bien? ¿Cuántos pequeños servicios o cosas sencillas podría hacer para gran número de personas que se encuentran a su alrededor? ¿A cuántos amigos ha dejado de enviarle una nota agradeciéndoles los pequeños servicios que les han prestado, los maravillosos que son, lo mucho que les aprecia y los útiles que les han sido? Obra maravillas, si usted lo realiza con sinceridad y desapego. Comience a expresar su gratitud y aprecio: su amor auténtico, leal. El amor es todo ojos, percibe más allá de las apariencias y constituye la mayor potencia del universo; busca, siempre, su propia autonomía y hace libres a las personas que lo dan y reciben valor por valor; se potencia cuando se le deja en libertad, y se le corresponde con la debida lealtad.
j.       EXPRESE SU GRATITUD: A la vida, a Dios –el Creador Universal-, por las cosas buenas que posee, por su salud, por la familia, por los amigos, por estar aquí, etc. Escriba una lista de cien cosas por las cuales pueda expresar gratitud. Descubra el maravilloso poder de la gratitud. Canaliza el poder creativo. Diga: -Gracias Creador Universal porque esta situación en tus planes cósmicos ya está resuelta. Gracias, Creador Universal porque ya formé familia. Gracias, gracias por todo.
k.     El pensamiento y las expectativas positivas lo pueden todo si usted persiste hasta que su mente psiconsciente se haga cargo del asunto. Visualice lo que anhela, como si estuviese ya realizado, sin imponer canal alguno de manifestación; es decir, deje que la vida elija el canal, anteponga usted el objetivo.
l.        SONRÍA MÁS, todo el tiempo, desde su ser interior. Sea agradable, cultive pensamientos y sentimientos positivos, de armonía. Recuerde cosas agradables. Céntrese en lo positivo.
m.  Active la ley de atracción: Pensamientos y sentimientos positivos atraen situaciones positivas. Pensamientos y sentimientos negativos, lo contrario. Lo semejante atrae lo semejante.
n.     SERVICIO: Brinde el mejor servicio que le sea factible, generosamente; haga más de lo que la gente espera de usted. Active  el poder de la ley de compensación. Mientras más dé, más recibirá. Dé, dé…, sea altruista. La copa que usted utilice para dar, será la misma que la vida empleará para otorgarle la respectiva retribución, es decir: El salario cósmico; integral, en ambas polaridades, con reciprocidad. Causa y efecto, siembra y recogida, actos y consecuencias, dar y recibir valor por valor.
o.     Vive en un mundo de abundancia…disfrútela….aprovéchela. Escriba sus objetivos….todo lo que usted quiera lograr a corto, mediano y largo plazo. Aborde la realización de un objetivo a la vez, por su estricto orden prioritario.
p.     AUTOSUGESTIÓN: Cada mañana, al levantarse, y cada noche, antes de acostarse, afirme 20 veces mirándose en el espejo, en el entrecejo: -Cada día estoy mejor, mejor y mejor. Siembre en su mente, mediante afirmaciones positivas, las ideas de los resultados que anhela alcanzar, visualizándolos en su etapa final satisfactoria, sin imponer canal alguno de manifestación, dejando que la vida, en su infinita sabiduría, aporte el que estime más conveniente, justo y perfecto para todas las partes involucradas. 
q.     REPITA EL NOMBRE DE DIOS cien veces, o más, diariamente: Es el Dzikr de los Sufís. Hágalo cada vez que precisa tomar el control de sus pensamientos, sentimientos y emociones. El sufí, suele hacerlo mil o más veces al día. Después de setecientas veces se observan efectos sorprendentes. 
r.      Repita varias veces: Lo que Alá quiera, nada se le asemeja.
s.       ¿Qué es lo que Alá quiere? Dios, quiere lo mejor para usted. Usted es lo mejor que Dios diseñó en el universo y es hechura de la misma substancia espiritual que la de Él, usted es parte de Dios, sin haberse separado de Él, y sin dejar de ser Él, en estado de potencialidad, que, únicamente, precisa la infinita y eterna experiencia. Descubra su Divinidad interior y tome las riendas de sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, y de su vida. Usted puede hacerlo bien; lo hará cada día mejor, en el eterno camino de retorno a casa, a la fuente, de la que, paradojicamente, jamás ha salido, o separado. Adquiera conciencia de la Unicidad de Dios, -La Divinidad-, y de su unidad cósmica perfecta e indisoluble con Él. Permita que la Divinidad actúe por intermedio suyo por medio de la Ley Cósmica y de los valores universales, o atributos divinos. Reconozca, en cada expresión de vida, con la cual entra en contacto, diariamente, en los cuatro reinos naturales, una expresión indivisa de la Divinidad, siendo la Divinidad sin haberse separado de Ella misma, y sin haber dejado de ser Ella misma. Este tipo de conciencia facilitará las excelentes relaciones con cualquier ser de los cuatro reinos naturales, auto-incluyéndose. 
Adelante.



EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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jueves, 10 de julio de 2014

EN EL CAMINO SUFÍ


EN EL CAMINO SUFÍ

©Giuseppe Isgró C.


El caminante recibió una pregunta directa de alguien que recorría la misma senda sufí: -“Si te despojas de los pensamientos de maestros como Rumi u otros y en la mañana, al despertarte, te miras en el espejo, observándote tal como eres, cómo te ve? Cómo te sientes?, Cómo amas? Cómo eres realmente? Es como decir: Quién eres tú cuando estás a solas contigo mismo, instante en que no puedes presumir con nadie o aparentar lo que no eres? Cómo tratas a los tuyos? Eres amables, cariñoso o un tirano? Te respetas, haciendo otro tanto con los demás? Te amas, valorando la divinidad que reside en tu interior? Eres capaz de amar a la divinidad interior que reside en los demás seres que te rodean o que encuentras en tu diario vivir? Poco más o menos, en esencia, esta era la pregunta, aparte de recibir las expresiones inherentes de simpatía.
Es mucho lo que una pregunta puede generar. Hay que dar las gracias al toparse con alguna que denota agudeza de esta índole, como si fuese planteada por un Sócrates, con la sabiduría añadida de Platón y de Rumi, simultáneamente. Quién puede sentirse preparado para estas profundidades desacostumbradas? Asemejan a los “leñazos” que impartían los maestros Zen a quienes querían “despertar” para que alcanzaran el estado de verdadera iluminación. Hacen pensar, comprendiendo!
No vayamos a creer que esa fue la pregunta de un discípulo a su maestro. No, en este caso la maestría reside en quien hace la pregunta que enfrenta, al otro, a la realidad exenta de apariencias.
La regla, en el camino, suele ser descentrar la atención del propio ego para centrarla en la Fuente. En la Fuente, se aviva la conciencia de Unidad que siempre ha existido. En la Unidad es fácil dar y recibir en grado sublime; fluye la luz, la energía, el amor y la sabiduría. La luz es el centro de la Verdad. Quién se atreve a ver la Verdad cara a cara? Tú? Yo? Quizá, hasta cierto punto! La Verdad es la meta eterna; es decir, la que existe y la que puede llegar a existir, -en el argot taoísta-, asimilándola cada quien por grados, hasta el infinito.
El pensamiento contenido en algunas preguntas es más profundo de lo que la persona misma que las plantea cree o percibe. La conciencia intuitiva permite que las palabras expresen contenidos que les trascienden.
Desconectarse de la Fuente para volver a centrarse en el ego. Es necesario? Para qué? Qué somos? Despojarse de todo lo añadido es descubrir la propia esencia, -o la propia ignorancia-, o el “conócete a ti mismo”, ni más ni menos equivalente a conocer a Dios, al Dios que reside en cada ser. Para ello sería necesario eliminar todas las capas que envuelven la luz interior, al igual que es preciso depurar, a elevadísima presión, el carbón, para descubrir el diamante que en él se encuentra encerrado. Requiere valor, fortaleza y humildad o simplicidad, hacerlo. En la naturaleza, todo es simple, sencillo; mucho más de lo que se cree o parece; la gente va en busca de cosas más complejas de lo que es requerido; temen dejar de ser importantes o se toman demasiado en serio. Es esencial vaciarse para adquirir la capacidad de llenarse con los nuevos nutrientes adecuados a las inquietudes de los tiempos. Sin vacuidad, cómo llenarse? Al coparse un determinado nivel de conciencia evolutiva, la propia esfera mental se activa automáticamente en el grado siguiente, como una esfera vacía que espera llenarse en la nueva etapa existencial desde el rango alcanzado en la anterior,  y así sucesivamente en el eterno ahora.
Parafraseando al sabio de Arunachala, Ramana Maharshi, el maestro de Paul Brunton, si se transmite y se recibe en la Unidad, -qué más se puede decir? Somos capaces de ello?
El caminante y el camino hacia la Fuente son la misma cosa: el caminante, el camino y la Fuente. Es un camino en apariencia solitario, pero aún dispersos en billones de mundos habitados, en determinadas esferas, formamos una Unidad con la Fuente y dentro de ella, todos los que vibramos al unísono. Son inexistentes las barreras de espacio y tiempo.
Una sola palabra puede decirlo todo; las hay que son alumbradoras al estilo socrático, capaces de inducir al “darse cuenta”, al percatarse. Gracias, es una palabra de gran poder que requiere mayor uso, aún. Doy las gracias por la pregunta que permite estas reflexiones. Es preciso, cada día, expresar gratitud por todo y a todos, como eslabones útiles de la Unidad.
Anclarse en Rumi, el segundo Mahoma es anclarse bien; o en cualquier otro maestro, como Shakyamuni, -Sidharta Gautama-, cuya inmensa obra elaborada por sus discípulos es apenas conocida; Pitágoras, Confucio, Apolonio de Tiana, o Hipolite León Denizard Rivail, por ejemplo. Empero, es indispensable trascender a todos los maestros y a todas las corrientes de pensamiento, pese a que el caminante debe conocerlos –y sintetizarlos- en su totalidad, conjuntamente con sus doctrinas,  para convertirse en un auténtico pensador, con autonomía mental y brillar con luz propia, con visión de líder, para ser, en primer lugar, dirigente de su propio aprendizaje.
Formar la Unidad en la Rueda de la Vida o en el Círculo y el Signo Más, es esencial. Adquirir conciencia de que ya se forma, -de manera indisoluble y permanente- canaliza los sentimientos de los atributos divinos, dando y recibiendo, cada quien, valor por valor, expresando gratitud al abrir los ojos y mirarse la cara en el espejo, cada mañana, tal como somos. Qué somos, si hemos emanados de la Fuente y el inmortal y eterno Espíritu es de la misma naturaleza espiritual que la Fuente?
En la trascendencia de la materia, en la Unidad de la conexión divina, es factible dar o recibir lo que ningún sentido físico es capaz de percibir o experimentar. Esa sutil vibración es la que sólo se puede transmitir y/o recibir de Espíritu a Espíritu, por medio del silencio.
Es válido preguntarse: Tanto hablar para no decir nada? Lao Tse, decía: -“El que habla no sabe; el que sabe, no habla”. Es posible. También lo es que el que no habla, en la mayoría de las veces es porque, realmente, no sabe, tal como se lo demostró Sócrates a Ión, al hacerle ver que su dominio de la escenificación de la obra homérica era por inspiración y no por el cultivo del arte. Expresaba contenidos mentales que electrizaban a sus oyentes, sin embargo, estaba muy lejos de explicar su significado o de entenderlo.
En la Apología de Sócrates, se demuestra como, al buscar el filósofo ateniense entender por qué la Pitonisa del Oráculo Délfico lo había designado como el hombre más sabio, se aprestó a visitar a todos aquellos a quienes consideraba como más sabios que él, y al formularle diversas preguntas claves se percató de que todos ellos creían saber mucho más de lo que realmente sabían, pero que no se daban cuenta de lo que ignoraban. Entonces, reflexionó, que la única razón por la cual había sido elegido como el más sabio no era porque supiera más que los otros, sino porque él sí se daba cuenta de lo que no sabía, acuñando aquel famoso aforismo, -aunque poco conocido tal como lo expresó-: -“Yo sólo sé que no sé aquello que no sé”-.
Igual le acontecía a la gata del cuento Zen que había aprendido a triunfar sin hacer daño; cuando los demás gatos le preguntaron cómo lo hacía, simplemente, no lo sabía; es decir, no sabía cómo ni porque sabía. Había desarrollado la conciencia perceptiva que le permitía saber sin saber, por intuición o por inspiración, por la fuerza de bloqueo y por la de empuje y por la percepción espiritual de los sentimientos, en la propia conciencia, equivalentes a los valores universales o atributos divinos inherentes a cada ser.
Empero, la fábula del rosal, de Niko Kazantzakis, es muy expresiva, cuando las ortigas le pidieron al rosal que le enseñara su secreto para hacer las rosas. Le contestó: -“Mi secreto es muy simple. Durante todo el invierno, con paciencia, confianza y amor yo trabajo la tierra y solo tengo una cosa en mi mente, la rosa. Las lluvias me azotan, los vientos me deshojan, las nieves me cubren, pero yo solo una cosa tengo en mi mente, la rosa. Éste es mi secreto, hermanas ortigas”-.
De igual manera, el caminante, -sufí, taoísta,  budista zen, espirita, yogui, filósofo, científico, masón, teósofo, rosacruz, martinista, cabalista, poeta, humanista, existencialista, o simplemente, libre pensador, frente a todas las pruebas de la vida, y a todas las circunstancias que afronta o asume, en la sencillez de la vida diaria, sólo una cosa tiene en su mente: la conciencia de la Unidad con la Fuente y meditando en la Fuente y en los valores que conforman los atributos divinos, adquiere la capacidad esencial, o la conciencia intuitiva, de dar valor por valor, en armonía con el Todo y con Todos, realizando la parte que le corresponde en la Gran Obra de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.

EL SUFISMO Y LA MUJER

 Si tomamos en cuenta que el inmortal Espíritu del ser humano no tiene sexo y que de igual manera puede animar un cuerpo de hombre u otro de mujer según el plan de vida elegido para un determinado ciclo de vida, la práctica mística del sufismo tiene igual importancia y trascendencia tanto para el hombre como para la mujer.

Dónde reside, entonces, la diferencia?

Hay alguna diferencia?

En principio, no existe diferencia alguna, sobre todo si centramos nuestra atención en el inmortal Espíritu y en la esencia del ser y la relación espiritual con su creador, mediante una practica de espiritualidad directa, sin intermediarios, centrada en Él y en la meditación de sus atributos divinos o valores universales, como fuente de ejercicio de todas las virtudes.

Ahora, que ya existe un reconocimiento más real sobre la equivalencia de las capacidades generales de ambos seres, la práctica mística del sufismo aporta beneficios por igual tanto a la mujer como al hombre. -Dónde podría existir una ligera ventaja para la mujer en relación al hombre? En la sensibilidad femenina, que por su misma naturaleza le hace más perceptiva o intuitiva; más creativa y receptiva, sin olvidarnos que por el rol de creadora física de la vida, en cooperación con el hombre, cumple funciones que trascienden las de éste y convierten a la mujer en un ser verdaderamente especial.

Precisamente, ese rol especial de la mujer, sublimizado con una práctica espiritual elevada, como lo es la del sufismo, que permite adquirir conciencia de la unidad que el ser conforma con su Creador, y por medio de esa conexión con la fuente, el ser se eleva, depura y embellece integralmente, volviéndose un ser majestuoso.

La constante meditación en los atributos divinos, además de la práctica del Dzikr, o el constante recuerdo del Creador, -mediante la repetición de su nombre- le permite desarrollar una elevada conciencia de los valores universales, soporte de las leyes cósmicas y fundamento y guía en la práctica de todas las virtudes, evidentemente, la mujer, inspirada por esa sabiduría divina que fluirá sin límites, al cumplir su rol de compañera, madre y guía de las nuevas generaciones, podrá imprimir en los niños que va educando esos mismos principios y valores, encaminando a la humanidad hacia su verdadera misión.

Es preciso recordar que, además, la mujer, hoy en día, está asumiendo roles importantes en todas las actividades humanas y lo está haciendo muy bien, compitiendo ventajosamente con el hombre, a tal punto que gran número de empresas, a nivel mundial, la prefieren como trabajadora en un grado muy superior al del hombre, para una gran diversidad de cargos.

Cuando a la mujer le toque jugar roles de legisladora, si se ha cultivado en los valores universales del sufismo, y los sustentados por corrientes de pensamientos similares, tales como el Budismo Zen, el Taoismo, el Espiritismo, la Teosofía, el Martinismo, la Cábala, la Masonería, y la filosofía platónica, es decir: la Doctrina Universal, sin duda prestará un valioso concurso para gestar esa sociedad que será lo más parecido a esa nueva edad de oro con que han soñado los grandes utopistas.

Una mujer cultivada en la espiritualidad mística del sufismo, desarrollando al máximo su potencial humano, comenzará a dejar de ser un simple objeto físico, y su dignidad autodefinida le impedirá ser explotada de múltiples formas como hasta ahora y directamente, obligará al hombre, de manera general, a valorarla y respetarla en mayor grado aún.

Sin duda que, al descubrir la mujer su divinidad interior y cultivar su ser de acuerdo a los atributos divinos del Creador, contribuirá a transformar, automáticamente, a toda la sociedad, encaminándola hacia su verdadero derrotero.

Imaginemos, por un momento, como se sublimizará la belleza femenina con un Espíritu depurado espiritualmente por la meditación de los valores universales y la práctica de todas las virtudes, en conexión divina. Cuan enriquecedor será compartir una existencia tan llena de contenido superior y el efecto positivo en su compañero e hijos, y en la sociedad en general por efecto de la resonancia magnética o campo morfo-genético.

Es preciso educar a la mujer para su emancipación total. Todavía, grupos de intereses que no se resignan en la transformación de la humanidad hacia la verdadera nueva era, aún por medio de la manipulación de la mujer quieren ejercer un control tipo inquisitorial en la sociedad. Al adoctrinar a la mujer, ésta se ocupa de hacerlo con sus cónyuges e hijos, y de esta manera, existen grupos que quieren perpetuar el oscurantismo en forma camuflada. Pero, la emancipación de la humanidad y de la mujer, es inevitable, por ser llegado el momento y el sufismo, al igual que todas las corrientes de pensamiento válidas de que se dispone, como herencia de todos, debe constituir una fuente de estudio constante.

Ese estudio de todas las fuentes constituye la Doctrina Universal; su único objetivo: la búsqueda de la verdad universal en todas sus vertientes.

El sufismo es un camino muy importante hacia la búsqueda de la verdad universal y acerca a cada ser a la fuente: el Ser Universal, en una espiritualidad directa, por medio del constante recuerdo, hasta percibir la Rueda de la vida o el Círculo y el Signo Más, meditando en Él y sus atributos divinos, adquiriendo, cada vez, una más clara conciencia de la Unidad perfecta e indisoluble.

Recordemos algunos aforismos de Ibn Arabi:

1.   –“Dedícate al recuerdo de Allah con cualquier tipo de dzikr. El más elevado de ellos es el Nombre, la repetición de la palabra Allah, Allah, Allah, sin añadir más”. –

2.   –“Que tu resolución al entrar en el retiro sea: “Lo que Allah quiera” y “Nada se le asemeja”-.

3.   –“Insiste en tu dzikr-recuerdo hasta que descubras a aquel al que recuerdas”-.

4.   –“Sabrás –ahí- que todos los caminos son circunferenciales y que no hay ninguno lineal”-.


miércoles, 9 de julio de 2014

EXCELENTES RELACIONES


EXCELENTES RELACIONES

©GIUSEPPE ISGRÓ C.


 Una lectora nos pregunta: -“¿Por qué algunas veces, o en diversas etapas de la vida las relaciones personales parecieran no ser las más adecuadas?”
a.     En las relaciones humanas debe imperar el principio de valor por valor.
b.     Debe aplicarse rigurosamente la regla de oro en sus dos vertientes:
 1) La confuciana: No hacer a los demás lo que no se desea para sí.
2) La clásica: Hacer a los demás lo mismo que se desearía para sí, en idénticas condiciones.
c.      Es preciso evaluar lo que se desea en las relaciones con las demás personas. Hay una regla que es preciso observar rigurosamente: -Jamás buscar la aprobación de nadie, bajo ningún aspecto y circunstancias-.
d.     Debe bastar la propia aprobación. En el momento en que comienza a buscar la aprobación ajena, la persona estaría descentrando las riendas de su poder personal.
e.      AUTO-ESTIMA: Es necesario desarrollar en elevado grado una auto-estima poderosa, positiva, confiada, valorizándose en lo que usted vale. Recuerde: Usted es mucho mejor de lo que se cree.  Descubra su propio valor. Usted es parte de la DIVINIDAD, con un espíritu eterno e inmortal, dotado de un poder potencialmente infinito, capaz de resolver y alcanzar cualquier cosa razonable, realista y alcanzable, si persiste confiadamente, sin abandonar jamás a mitad de camino. Es la conciencia de la propia dignidad personal. Usted vale, descubra sus dones, sus bondades, y transmute sus puntos menos fuertes.
f.       AUTO-CONCEPTO: ¿Qué es lo que usted piensa de sí? Eso mismo pensarán los demás. Eleve su auto-concepto, cultive su espíritu con buenas lecturas, con prácticas espirituales elevadas, escuche buena música, apartase de las personas con modales vulgares y cuide los suyos con estricta disciplina.
g.     AUTO-IMAGEN: Los demás captan su propia auto-imagen por vía extrasensorial, o telepática; es decir: Comunicación de contenidos mentales por vía psiconsciente. Cultive una auto-imagen elevada, positiva, vigorosa. Vístase bien, con gusto.
h.     AUTO-RESPETO: Respétese, y respete a los demás, aún a los animales, las plantas y la naturaleza en general, y, cada día aumentará su auto-respeto y el de las personas con quienes se relaciona hacia usted. Es un efecto de acción instantánea y proporcional al de la propia actitud, pensamientos, sentimientos y auto-imagen.
i.        AMOR: Amar a los demás de la misma manera en que se ama a sí. ¿Cuánto se ama usted? Si usted no se ama y aprecia, en grado suficiente, -¿cómo lo harán los demás? De amor a todos los seres -de los cuatro reinos naturales- que encuentra en su camino. No espere recibir el amor, antes de darlo. Adelantase, delo usted primero. Al darlo lo recibirá.  Al abrir las puertas de su mente para dar el amor integral, -generoso, desinteresado, altruista-, éstas permanecerán abiertas para recibirlo; así de simple. Mire a su alrededor. ¿Cuántas personas conoce usted a quienes una palabra de aliento, amable, sincera, aportaría un gran bien? ¿Cuántos pequeños servicios o cosas sencillas podría hacer para gran número de personas que se encuentran a su alrededor? ¿A cuántos amigos ha dejado de enviarle una nota agradeciéndoles los pequeños servicios que les han prestado, los maravillosos que son, lo mucho que les aprecia y los útiles que les han sido? Obra maravillas, si usted lo realiza con sinceridad y desapego. Comience a expresar su gratitud y aprecio: su amor auténtico, leal. El amor es todo ojos, percibe más allá de las apariencias y constituye la mayor potencia del universo; busca, siempre, su propia autonomía y hace libres a las personas que lo dan y reciben valor por valor; se potencia cuando se le deja en libertad, y se le corresponde con la debida lealtad.
j.       EXPRESE SU GRATITUD: A la vida, a Dios –el Creador Universal-, por las cosas buenas que posee, por su salud, por la familia, por los amigos, por estar aquí, etc. Escriba una lista de cien cosas por las cuales pueda expresar gratitud. Descubra el maravilloso poder de la gratitud. Canaliza el poder creativo. Diga: -Gracias Creador Universal porque esta situación en tus planes cósmicos ya está resuelta. Gracias, Creador Universal porque ya formé familia. Gracias, gracias por todo.
k.     El pensamiento y las expectativas positivas lo pueden todo si usted persiste hasta que su mente psiconsciente se haga cargo del asunto. Visualice lo que anhela, como si estuviese ya realizado, sin imponer canal alguno de manifestación; es decir, deje que la vida elija el canal, anteponga usted el objetivo.
l.        SONRÍA MÁS, todo el tiempo, desde su ser interior. Sea agradable, cultive pensamientos y sentimientos positivos, de armonía. Recuerde cosas agradables. Céntrese en lo positivo.
m.  Active la ley de atracción: Pensamientos y sentimientos positivos atraen situaciones positivas. Pensamientos y sentimientos negativos, lo contrario. Lo semejante atrae lo semejante.
n.     SERVICIO: Brinde el mejor servicio que le sea factible, generosamente; haga más de lo que la gente espera de usted. Active  el poder de la ley de compensación. Mientras más dé, más recibirá. Dé, dé…, sea altruista. La copa que usted utilice para dar, será la misma que la vida empleará para otorgarle la respectiva retribución, es decir: El salario cósmico; integral, en ambas polaridades, con reciprocidad. Causa y efecto, siembra y recogida, actos y consecuencias, dar y recibir valor por valor.
o.     Vive en un mundo de abundancia…disfrútela….aprovéchela. Escriba sus objetivos….todo lo que usted quiera lograr a corto, mediano y largo plazo. Aborde la realización de un objetivo a la vez, por su estricto orden prioritario.
p.     AUTOSUGESTIÓN: Cada mañana, al levantarse, y cada noche, antes de acostarse, afirme 20 veces mirándose en el espejo, en el entrecejo: -Cada día estoy mejor, mejor y mejor. Siembre en su mente, mediante afirmaciones positivas, las ideas de los resultados que anhela alcanzar, visualizándolos en su etapa final satisfactoria, sin imponer canal alguno de manifestación, dejando que la vida, en su infinita sabiduría, aporte el que estime más conveniente, justo y perfecto para todas las partes involucradas. 
q.     REPITA EL NOMBRE DE DIOS cien veces, o más, diariamente: Es el Dzikr de los Sufís. Hágalo cada vez que precisa tomar el control de sus pensamientos, sentimientos y emociones. El sufí, suele hacerlo mil o más veces al día. Después de setecientas veces se observan efectos sorprendentes. 
r.      Repita varias veces: Lo que Alá quiera, nada se le asemeja.
s.       ¿Qué es lo que Alá quiere? Dios, quiere lo mejor para usted. Usted es lo mejor que Dios diseñó en el universo y es hechura de la misma substancia espiritual que la de Él, usted es parte de Dios, sin haberse separado de Él, y sin dejar de ser Él, en estado de potencialidad, que, únicamente, precisa la infinita y eterna experiencia. Descubra su Divinidad interior y tome las riendas de sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, y de su vida. Usted puede hacerlo bien; lo hará cada día mejor, en el eterno camino de retorno a casa, a la fuente, de la que, paradojicamente, jamás ha salido, o separado. Adquiera conciencia de la Unicidad de Dios, -La Divinidad-, y de su unidad cósmica perfecta e indisoluble con Él. Permita que la Divinidad actúe por intermedio suyo por medio de la Ley Cósmica y de los valores universales, o atributos divinos. Reconozca, en cada expresión de vida, con la cual entra en contacto, diariamente, en los cuatro reinos naturales, una expresión indivisa de la Divinidad, siendo la Divinidad sin haberse separado de Ella misma, y sin haber dejado de ser Ella misma. Este tipo de conciencia facilitará las excelentes relaciones con cualquier ser de los cuatro reinos naturales, auto-incluyéndose. 
Adelante.