viernes, 30 de diciembre de 2022

LA EXPERIENCIA DE VIVIR CON PROPÓSITOS Y LOS VALORES DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA, EN UN MUNDO CADA DÍA MEJOR


FELIZ AÑO 2023

 

LA EXPERIENCIA DE VIVIR

CON PROPÓSITOS Y LOS VALORES

DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA,

EN UN MUNDO CADA DÍA MEJOR

 

©Giuseppe Isgró C.

 

La mente, por naturaleza es inquisitiva, cuya curiosidad insaciable le conduce a una búsqueda constante, explorando nuevas posibilidades. Esa inquietud de explorar permite encontrar elementos que despiertan el propio interés. A su vez, el interés mueve al estudio a fondo, según el caso, para comprender lo que se percibe, por lo tanto, a un incesante estudio, ya que no existen límites para el aprendizaje y las experiencias: Tanto en la cantidad necesaria como en el propio anhelo, en la búsqueda de conocimientos. El conocimiento, y la experiencia, generan la convicción, y ésta, el entusiasmo, que ha sido el compañero del éxito, en todas las grandes obras, a lo largo de la historia. El entusiasmo transforma al ser humano en incansable hasta alcanzar cada una de las metas que se antepone como objetivos claramente definidos y antepuestos por escrito, para darle carácter de permanencia.

Las necesidades generan un poder motivador que induce a los seres a moverse a la acción para satisfacerlas en cualesquiera de sus niveles, en la escala estructurada por Abraham Maslow. El entusiasmo es la energía extra que dinamiza a la persona para transformar en posible, lo aparentemente, imposible. El entusiasmo es la fuerza -chispa- divina que reside dentro de cada ser. Por eso, etimológicamente, entusiasmo significa: Dios dentro de sí. Se puede desarrollar, mediante un proceso de cuatro (4) pasos: Curiosidad; interés; conocimiento y convicción. En la fase de convicción, nace el entusiasmo. Paul Meyer, en los años sesenta del siglo XX, realizó un profundo estudio sobre el tema.  

Percibir y comprender abren el camino para realizar. Con la realización se accede a la experiencia, que facilita la visión, también perceptiva comprensiva y realizadora. Es decir. La experiencia, que hace la diferencia, es Lo único que distingue a los seres de los cuatro reinos naturales: A cada uno en su propio arte, o ciencia.

La experiencia es lo que permite optimizar la propia aptitud perceptiva, comprensiva y realizadora, y también, la actitud mental frente a la realidad existencial que se afronta en el diario vivir: Positiva, o negativa. Optimista, o pesimista. Alegre o triste. Confiada o desconfiada. Fuerte o débil. Se trata de una elección y enfoque personal, de acuerdo a las propias perspectivas. Empero, siempre es posible cambiar, o transmutar la propia actitud mental. Los optimistas, siempre logran los mejores resultados, porque creen en ellos.  Pero, son grandes realizadores silenciosos. Guardan sus objetivos dentro de su conciencia, para evitar fuerzas antagónicas, que implicaría un hándicap a vencer.

Siendo cada ser una emanación a la conciencia individual de la Divinidad, sin separarse de Ella y sin dejar de ser la Divinidad, cada ser, en los cuatro reinos naturales, está dotado de los mismos atributos de la Divinidad, con una sola particularidad: Mientras la Divinidad los posee, dichos atributos, desarrollados en todas las vertientes y variantes, en grado infinito, cada ser los posee, igualmente, pero en estado de potencialidad infinita: Es decir, los posee todos, pero lo ignora, y deberá descubrirlos, gradualmente; y le falta la experiencia, que adquirirá en el eterno camino de retorno a casa. Aunque, paradójicamente, siempre ha estado en la morada.

Cada ser de los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral, ha vivido, ya, incontable número de existencias previas, seguramente, algunas de ellas, en diversos mundos de este inmenso universo. Ello le permite traer, en cada nuevo ciclo de vida, la experiencia acumulada, hasta ahora, que es su suma existencial. Esto le permite, por la ley de afinidad, posicionarse, temporalmente, en el orden en que se encuentra. El resultado de esa experiencia acumulada, como suma existencial, se manifiesta como aptitudes innatas, y se expresan como reminiscencias, en la terminología de Platón. Por eso, el insigne filósofo ateniense mencionaba que “aprender es recordar”. Y Sócrates lograba extraer dicho conocimiento por el arte de preguntar, denominado “mayéutica”, que hacía parir ideas.

Esa reminiscencia de conocimientos, fruto de la experiencia acumulada, va aflorando cada vez que el ser afronta necesidades insatisfechas y anhelos de realizar objetivos que aporten cambios de progreso. Al pensar, o meditar, rememora, percibe, sin saber de dónde obtiene la información, ni cómo. Pero, llega a saber sin conocer cómo. Sin duda, son lecturas en el propio archivo espiritual, al entrar en un estado fronterizo de conciencia, por la meditación, la relajación y el adormecimiento de los sentidos físicos, que, activa, paralelamente, a los espirituales. También, por proyección, o desdoblamiento, que permiten efectuar lecturas de contenidos mentales, en los archivos espirituales de quienes contienen la información que precisa, tanto en seres encarnados como con los de la dimensión espiritual, en la misma ecología mental, muchas veces a través de los sueños, o por inspiración u otras facultades espirituales de las que está dotado.

Como el mismo Platón lo describe en el diálogo ION, mucho del conocimiento que aflora en la conciencia, es derivado por la inspiración de seres espirituales, amigos, normalmente, que, por el pensamiento le insuflan, o comunican telepáticamente, en su pensamiento, las ideas esclarecedoras, que la persona necesita para comprender lo que percibe, y realizar lo percibido que comprende.

Por eso es importante mantener estados mentales serenos, de absoluta calma y tranquilidad. Esos estados de calma imperturbables y de impasibilidad, facilitan esas condiciones creativas y lúcidas de la mente, con lo cual se ve con claridad, las cosas esenciales.

Dentro de ese conocimiento, y sentimientos, percibidos, la misma Divinidad le inspira a cada ser, en condiciones perceptivas idóneas, sosegadas, por el lenguaje de los sentimientos de los valores universales, dentro de la propia conciencia. La conciencia de cada ser es una réplica exacta de la de la Divinidad. Esa inspiración de orden divino, presenta los parámetros dentro de los cuales es preciso enmarcar los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos; por ejemplo: de la prudencia, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza y de la belleza, entre otros valores derivativos, que le señalan el qué, el cómo, el cuándo, el dónde, el quién, el cuánto y el por qué, conjuntamente con el influjo de la energía creadora inherente y equivalente, adecuada a cada caso en cuestión.

Dentro de los atributos divinos, además del conocimiento innato, fruto de experiencias de pasadas reencarnaciones, que se manifiesta como reminiscencias, lo hay que percibe por su propia mente, en proyección, el mismo espíritu de cada ser; lo percibe desde su propio archivo espiritual, o lo lee, como ya fue dicho, por medio de la lectura de contenido mentales en los archivos espirituales de quienes contengan el conocimiento precisado. O, quienes lo poseen se lo pueden transmitir, en calidad de cooperación, por el pensamiento del emisor en el pensamiento del receptor: Se trata de una verdadera inspiración.

A continuación, se presentan, brevemente, algunas ideas de gran interés sobre los aspectos inherentes:

1)       Aptitud: Puede ser perceptiva, comprensiva y realizadora. Se puede dividir en dos clases: 1) Aptitudes innatas: Son los atributos divinos en estado de potencialidad infinita, que se expresan en forma de conocimiento y energía creadora, al experimentar, cada ser, necesidades, deseos o anhelos. En el mismo nivel de la necesidad o anhelo, se expresa el conocimiento y la energía creadora. Por eso, cada ser, al afrontar necesidades o anhelos, siempre manifestará el conocimiento y la energía creadora, para satisfacerlos en forma óptima. 2) Las aptitudes adquiridas: Lo hacen por la experiencia.

La clave, es, en primer lugar, la percepción de una o varias necesidades, en diferentes grados de prioridades, sobre las cuales, cada persona medita, aflorando la comprensión, y acto seguido, si afronta la realidad que le es inherente, asumiendo su propia responsabilidad, sin evasión, realiza lo que le compete, para obtener los resultados apetecidos, o los factibles, según su propia capacidad de hacer o dejar de hacer. Cada nueva experiencia desarrolla la propia actitud perceptiva, comprensiva y realizadora, de la persona.

 

2)       Creer en la posibilidad de cambiar y de mejorar:

En cualquier escenario que cada ser se encuentra, tiene a su alcance, la posibilidad de cambiar, de hacer las cosas mejor que antes, de corregir los propios errores, siempre que anhele hacerlo. Cada ser puede transmutar sus estados de conciencia en estaciones, -grados-, más elevadas De hecho, el cambio es la constante universal, en todos los ámbitos, ya que, la inteligencia infinita programó el universo para que no fuera estático. Si cada ser no se adapta a los cambios de la vida, del mercado y de las nuevas realidades emergentes, se va quedando rezagado. Factor, éste, que generará incesantes insatisfacciones hasta que asuma enfocar su propia energía creadora a una vida con más elevados propósitos, en armonía con la naturaleza de las cosas.

 3)       El trabajo: Un medio de adquirir experiencia y autorrealización: Constituye la mejor variable del Salario Cósmico.

La infinita sabiduría de la Divinidad, al dotar a cada ser con sus propios atributos divinos, también le dotó con la aptitud de la aspiración, o aptitud divina de pensar en grande. Con lo cual la Divinidad se evita de tener que estar detrás de cada quien, para empujarle. No, por medio de la aspiración, es la propia persona, por su ambición insaciable, diría sublime, expresada como sentimiento de dignidad personal, a una constante superación y a alcanzar mayores sumas de bienestar y progreso, que por sí misma se antepone objetivos cada vez más elevados. El en fondo, se observa una cierta vigilancia divina, ya que cuando cada ser no expresa los niveles de ambición suficientes, o lo hace en forma que perjudica a otros seres, se manifiestan, automáticamente, fuerzas interventoras que equilibran los resultados, poniendo, por la ley de afinidad, el orden que corresponde en el concierto de todas las cosas, entre las personas inherentes.

 El trabajo es el vehículo de todo progreso. Por el trabajo, cada quien realiza una meditación constante y va adquiriendo la experiencia que desarrolla las propias aptitudes, y la inherente actitud. Las primeras de percepción y comprensión, y la segunda, de canalización adecuada de la propia energía, en polaridad positiva, en el mejor de los casos.

Por el trabajo, y la experiencia gradual que se obtenga, cada ser puede lograr todo lo que se proponga como objetivos, a corto, mediano, largo y macro plazo: De una a cinco, diez o veinte años; y en lapsos de largas oscilaciones: de cincuenta a sesenta años, por delante.  

Nadie se debe conformar con menos de lo que ha dispuesto la Divinidad para cada ser, ya que, se quedaría rezagado, y ello se transforma en causa de la propia insatisfacción, en un momento dado, que le impele a la acción de cambio, y de propósitos, acordes a la propia misión de vida, que cada quien trae a la existencia, desde una perspectiva divina. La Divinidad ha dispuesto todo pensando en grande; cada ser debe pensar en grande para alcanzar la competencia acorde, desarrollando su propio potencial, sin límites.

Pero, el trabajo deber ir aparejado con el estudio constante, ya que nadie puede ir más allá de hasta donde alcanzan sus conocimientos, visión y experiencia. Cada ser debe conocerlo todo, en forma gradual, en cada etapa existencial, en los estados de la conciencia, y en las infinitas estaciones -o grados- que les son inherentes: Las ciencias, las filosofías, las artes y la práctica de todas las virtudes.

4)       El mundo animal: Una acotación necesaria.

Se comparte el planeta tierra con todos los seres de los otros reinos naturales: Animal, vegetal y mineral. Cada reino coadyuva al sostenimiento del planeta. El ser humano, desde la más remota antigüedad ha sido la causa de enormes sufrimientos de los seres del reino animal. Todo ese sufrimiento que causa al reino animal se revierte a él mismo. Es preciso que los seres humanos adquieran conciencia que deben respetar la vida de cada ser animal, para que reine el bienestar para todos en nuestro hogar planetario, llamado tierra.

5)       Ser justos:

Con la vara con que se mide se será medidos, se menciona desde la más remota antigüedad. Se trata de la ley de causa y efecto. Lo que das, recibes; lo que siembras, cosechará. Los parámetros de la justicia divina, deberán regir los propios pensamientos, sentimientos, las palabras y los actos. Todo lo que se hace, recibe su propia compensación, o, si se perjudica a alguien, es preciso compensarle. Al final, todo se paga, todo se cobra, todo se compensa, sine qua non.

6)       Empatía:

Es preciso ponerse en el lugar del otro y reconocer su propia Divinidad interior. Hay que respetar a todos los seres de los cuatro reinos naturales. Lo que se quiere para sí, hay que darlo a los otros, con desapego, respeto, justicia, o equidad, si tal es el caso, tomando en cuenta que, algunas veces, la equidad puede resultar injusta, en cuyo caso hay que ceñirse a una estricta justicia.

7)       Lo que aquí se vino a buscar:  

¿De dónde se viene? ¿Por qué estamos aquí? Y, ¿Hacia dónde vamos? Con la práctica de la meditación, es fácil discernirlo. Se viene desde la Divinidad, emanando a la conciencia individual sin haber dejado de ser, en forma indivisa, parte de Ella. La misión que trae cada ser, al emanar a la conciencia individual, es la de desarrollar los propios atributos divinos en todas las vertientes y variantes, ad infinitum, en el eterno presente, sin jamás completar los límites del progreso, por cuanto siempre encontrará un más allá; y coadyuvar, de esta manera, a la expansión de la Creación universal.  

8)       Una mente crítica:

Es preciso desarrollar una mente observadora y crítica, para discernir entre el bien y el mal, entre la belleza y la fealdad, entre el dulce y el amargo, lo cual facilitará la percepción correcta, comprendiendo la realidad, gradualmente, cada día mejor, para reconocer los errores acumulados a través de la historia, para formarnos ideas claras que no permitan que se nos manipule, de parte de nadie, sobre la propia existencia, y sobre todo, sobre las propias ideas, infundiendo a la mente matrices erróneas de pensamientos. Hay que discernir la verdad en todo.  

9)       La calidad del sueño:

Cumplir la propia misión de vida, enmarcando los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos, dentro de los parámetros de la justicia y demás valores universales, haciendo todo el bien posible, y no realizando, en ningún grado, el mal, permite tener en paz la conciencia, lo cual facilita noches enteras de sueño sosegado. El sueño sosegado permite recuperar las propias energías, vivir en armonía y en perfecto orden.

Los pensamientos y los sentimientos, activan a la ley de atracción y repulsión, mediante cuya aplicación se atrae lo semejante a lo pensado y se repele lo contrario, creando las propias circunstancias existenciales. Las palabras y los actos, activan a la ley del karma y del vipaka, la ley de causa y efecto, de la siembra y recogida, de análoga índole.  

10)    Acceso a la Fuente, en conexión divina:

La fuente suprema de conocimiento y de poder creativo es la Divinidad. Se forma una unidad perfecta e indisoluble con ella.  Al centrar conscientemente nuestro ser en la Divinidad, se expande la propia percepción, comprensión y capacidad realizadora de Ella, transformándonos en instrumentos de su voluntad, en el propio orden existencial y en armonía con todos y con el Todo.

Por eso es importante enfocar la atención en la Divinidad, conscientemente. Donde se centra la atención se expande la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora.  

11)    La esperanza:

Siempre hay que esperar lo mejor, dando lo mejor de cada uno a los demás, en servicios, por cuanto ese es el fin supremo del universo: Dar cada uno lo mejor e, igualmente, recibir lo mejor de acuerdo a la justicia y a la equidad. Las expectativas positivas y negativas, ambas se cumplen, siempre. Empero, dado que se cumplen en forma inequívoca, según la propia sintonía mental, bien sea con la polaridad positiva o negativa, a elección de cada quien, es preciso cultivar la conexión positiva, para manifestar todo lo bueno posible en la propia existencia humana, y en el entorno del cual se forma parte.

12)    Confianza: Se teme lo que se desconoce; pero, inspira confianza lo que se conoce. Por eso hay que afrontar lo que se teme, para conocerlo a fondo, cara a cara. En el momento que se afrontan las cosas, emerge del propio ser interno el conocimiento y el poder creativo para controlarlas y resolverlas. El secreto es no evadir la propia responsabilidad, sino afrontarla con confianza.  

13)    Capaces de ser: Al realizar, mediante la percepción y la comprensión, fruto del estudio, de la meditación y de la experiencia, con actitud mental positiva, se es capaz de ser, de experimentar la potencia divina interior, por la conexión espiritual, con la Divinidad.  

14)    Este es un momento propicio para colocar por escrito:  

A) Todas las cosas que requieren solución en el año 2023, y enunciarlas por su orden de prioridad. A partir de enero, solucionarla, una a la vez, comenzando por la prioridad Nro. 1, y así sucesivamente, hasta resolverlas todas.  

B) Hacer un presupuesto de todos los gastos probables que se tendrán en el año 2023, cuyo monto total se dividirá en 12 meses. Eso dará una idea de lo mínimo que se precisará cada mes, lo cual facilitará la planificación de los objetivos.  

C) Anotar todos los objetivos que se desea realizar a nivel de trabajo y de inversiones, a nivel familiar, a nivel personal, y a nivel de estudios de mejoramiento profesional, y también, de recreación. Realice sus objetivos en silencio, para evitar fuerzas antagónicas. 

Con esto se toma el control de las riendas de la vida, en las propias manos.  

Con los mejores deseos de que el año 2023 sea para usted y los suyos, y para el planeta tierra, de bienestar, salud, paz, prosperidad y de realización de todos los sueños personales que le animan.  

HERRAMIENTAS AL ALCANCE DE TODOS, QUE PUEDES USAR: 

El amor, la sabiduría de los valores de: La amistad, la prudencia, la justicia, el respeto, la fortaleza, la templanza, la belleza, la serenidad, el trabajo creativo en grado suficiente, la tenacidad, la confianza, el entusiasmo, la meditación, las afirmaciones positivas y la práctica constante de la relajación física, mental y espiritual, para activar las facultades creativas de la mente, para vivir a plenitud, conscientemente.

¡Todo es posible, si crees en tus grandes sueños, te prepara y trabaja lo suficiente! La vida no da nada sin esfuerzo. Pero, lo da todo, si te empeñas y haces lo que debes, sin abandonar jamás a mitad de camino. Con cada paso, en dirección de tu meta de turno, realizas todos tus sueños, uno a la vez, ad infinitum. Adelante.    

 

 

PD.: En este año nuevo, en algún momento del día, elevemos nuestro pensamiento a la Divinidad, cada quien, a su manera, por la paz en el Planeta Tierra.

30 de diciembre de 2022

 

 

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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viernes, 30 de diciembre de 2022

LA EXPERIENCIA DE VIVIR CON PROPÓSITOS Y LOS VALORES DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA, EN UN MUNDO CADA DÍA MEJOR


FELIZ AÑO 2023

 

LA EXPERIENCIA DE VIVIR

CON PROPÓSITOS Y LOS VALORES

DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA,

EN UN MUNDO CADA DÍA MEJOR

 

©Giuseppe Isgró C.

 

La mente, por naturaleza es inquisitiva, cuya curiosidad insaciable le conduce a una búsqueda constante, explorando nuevas posibilidades. Esa inquietud de explorar permite encontrar elementos que despiertan el propio interés. A su vez, el interés mueve al estudio a fondo, según el caso, para comprender lo que se percibe, por lo tanto, a un incesante estudio, ya que no existen límites para el aprendizaje y las experiencias: Tanto en la cantidad necesaria como en el propio anhelo, en la búsqueda de conocimientos. El conocimiento, y la experiencia, generan la convicción, y ésta, el entusiasmo, que ha sido el compañero del éxito, en todas las grandes obras, a lo largo de la historia. El entusiasmo transforma al ser humano en incansable hasta alcanzar cada una de las metas que se antepone como objetivos claramente definidos y antepuestos por escrito, para darle carácter de permanencia.

Las necesidades generan un poder motivador que induce a los seres a moverse a la acción para satisfacerlas en cualesquiera de sus niveles, en la escala estructurada por Abraham Maslow. El entusiasmo es la energía extra que dinamiza a la persona para transformar en posible, lo aparentemente, imposible. El entusiasmo es la fuerza -chispa- divina que reside dentro de cada ser. Por eso, etimológicamente, entusiasmo significa: Dios dentro de sí. Se puede desarrollar, mediante un proceso de cuatro (4) pasos: Curiosidad; interés; conocimiento y convicción. En la fase de convicción, nace el entusiasmo. Paul Meyer, en los años sesenta del siglo XX, realizó un profundo estudio sobre el tema.  

Percibir y comprender abren el camino para realizar. Con la realización se accede a la experiencia, que facilita la visión, también perceptiva comprensiva y realizadora. Es decir. La experiencia, que hace la diferencia, es Lo único que distingue a los seres de los cuatro reinos naturales: A cada uno en su propio arte, o ciencia.

La experiencia es lo que permite optimizar la propia aptitud perceptiva, comprensiva y realizadora, y también, la actitud mental frente a la realidad existencial que se afronta en el diario vivir: Positiva, o negativa. Optimista, o pesimista. Alegre o triste. Confiada o desconfiada. Fuerte o débil. Se trata de una elección y enfoque personal, de acuerdo a las propias perspectivas. Empero, siempre es posible cambiar, o transmutar la propia actitud mental. Los optimistas, siempre logran los mejores resultados, porque creen en ellos.  Pero, son grandes realizadores silenciosos. Guardan sus objetivos dentro de su conciencia, para evitar fuerzas antagónicas, que implicaría un hándicap a vencer.

Siendo cada ser una emanación a la conciencia individual de la Divinidad, sin separarse de Ella y sin dejar de ser la Divinidad, cada ser, en los cuatro reinos naturales, está dotado de los mismos atributos de la Divinidad, con una sola particularidad: Mientras la Divinidad los posee, dichos atributos, desarrollados en todas las vertientes y variantes, en grado infinito, cada ser los posee, igualmente, pero en estado de potencialidad infinita: Es decir, los posee todos, pero lo ignora, y deberá descubrirlos, gradualmente; y le falta la experiencia, que adquirirá en el eterno camino de retorno a casa. Aunque, paradójicamente, siempre ha estado en la morada.

Cada ser de los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral, ha vivido, ya, incontable número de existencias previas, seguramente, algunas de ellas, en diversos mundos de este inmenso universo. Ello le permite traer, en cada nuevo ciclo de vida, la experiencia acumulada, hasta ahora, que es su suma existencial. Esto le permite, por la ley de afinidad, posicionarse, temporalmente, en el orden en que se encuentra. El resultado de esa experiencia acumulada, como suma existencial, se manifiesta como aptitudes innatas, y se expresan como reminiscencias, en la terminología de Platón. Por eso, el insigne filósofo ateniense mencionaba que “aprender es recordar”. Y Sócrates lograba extraer dicho conocimiento por el arte de preguntar, denominado “mayéutica”, que hacía parir ideas.

Esa reminiscencia de conocimientos, fruto de la experiencia acumulada, va aflorando cada vez que el ser afronta necesidades insatisfechas y anhelos de realizar objetivos que aporten cambios de progreso. Al pensar, o meditar, rememora, percibe, sin saber de dónde obtiene la información, ni cómo. Pero, llega a saber sin conocer cómo. Sin duda, son lecturas en el propio archivo espiritual, al entrar en un estado fronterizo de conciencia, por la meditación, la relajación y el adormecimiento de los sentidos físicos, que, activa, paralelamente, a los espirituales. También, por proyección, o desdoblamiento, que permiten efectuar lecturas de contenidos mentales, en los archivos espirituales de quienes contienen la información que precisa, tanto en seres encarnados como con los de la dimensión espiritual, en la misma ecología mental, muchas veces a través de los sueños, o por inspiración u otras facultades espirituales de las que está dotado.

Como el mismo Platón lo describe en el diálogo ION, mucho del conocimiento que aflora en la conciencia, es derivado por la inspiración de seres espirituales, amigos, normalmente, que, por el pensamiento le insuflan, o comunican telepáticamente, en su pensamiento, las ideas esclarecedoras, que la persona necesita para comprender lo que percibe, y realizar lo percibido que comprende.

Por eso es importante mantener estados mentales serenos, de absoluta calma y tranquilidad. Esos estados de calma imperturbables y de impasibilidad, facilitan esas condiciones creativas y lúcidas de la mente, con lo cual se ve con claridad, las cosas esenciales.

Dentro de ese conocimiento, y sentimientos, percibidos, la misma Divinidad le inspira a cada ser, en condiciones perceptivas idóneas, sosegadas, por el lenguaje de los sentimientos de los valores universales, dentro de la propia conciencia. La conciencia de cada ser es una réplica exacta de la de la Divinidad. Esa inspiración de orden divino, presenta los parámetros dentro de los cuales es preciso enmarcar los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos; por ejemplo: de la prudencia, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza y de la belleza, entre otros valores derivativos, que le señalan el qué, el cómo, el cuándo, el dónde, el quién, el cuánto y el por qué, conjuntamente con el influjo de la energía creadora inherente y equivalente, adecuada a cada caso en cuestión.

Dentro de los atributos divinos, además del conocimiento innato, fruto de experiencias de pasadas reencarnaciones, que se manifiesta como reminiscencias, lo hay que percibe por su propia mente, en proyección, el mismo espíritu de cada ser; lo percibe desde su propio archivo espiritual, o lo lee, como ya fue dicho, por medio de la lectura de contenido mentales en los archivos espirituales de quienes contengan el conocimiento precisado. O, quienes lo poseen se lo pueden transmitir, en calidad de cooperación, por el pensamiento del emisor en el pensamiento del receptor: Se trata de una verdadera inspiración.

A continuación, se presentan, brevemente, algunas ideas de gran interés sobre los aspectos inherentes:

1)       Aptitud: Puede ser perceptiva, comprensiva y realizadora. Se puede dividir en dos clases: 1) Aptitudes innatas: Son los atributos divinos en estado de potencialidad infinita, que se expresan en forma de conocimiento y energía creadora, al experimentar, cada ser, necesidades, deseos o anhelos. En el mismo nivel de la necesidad o anhelo, se expresa el conocimiento y la energía creadora. Por eso, cada ser, al afrontar necesidades o anhelos, siempre manifestará el conocimiento y la energía creadora, para satisfacerlos en forma óptima. 2) Las aptitudes adquiridas: Lo hacen por la experiencia.

La clave, es, en primer lugar, la percepción de una o varias necesidades, en diferentes grados de prioridades, sobre las cuales, cada persona medita, aflorando la comprensión, y acto seguido, si afronta la realidad que le es inherente, asumiendo su propia responsabilidad, sin evasión, realiza lo que le compete, para obtener los resultados apetecidos, o los factibles, según su propia capacidad de hacer o dejar de hacer. Cada nueva experiencia desarrolla la propia actitud perceptiva, comprensiva y realizadora, de la persona.

 

2)       Creer en la posibilidad de cambiar y de mejorar:

En cualquier escenario que cada ser se encuentra, tiene a su alcance, la posibilidad de cambiar, de hacer las cosas mejor que antes, de corregir los propios errores, siempre que anhele hacerlo. Cada ser puede transmutar sus estados de conciencia en estaciones, -grados-, más elevadas De hecho, el cambio es la constante universal, en todos los ámbitos, ya que, la inteligencia infinita programó el universo para que no fuera estático. Si cada ser no se adapta a los cambios de la vida, del mercado y de las nuevas realidades emergentes, se va quedando rezagado. Factor, éste, que generará incesantes insatisfacciones hasta que asuma enfocar su propia energía creadora a una vida con más elevados propósitos, en armonía con la naturaleza de las cosas.

 3)       El trabajo: Un medio de adquirir experiencia y autorrealización: Constituye la mejor variable del Salario Cósmico.

La infinita sabiduría de la Divinidad, al dotar a cada ser con sus propios atributos divinos, también le dotó con la aptitud de la aspiración, o aptitud divina de pensar en grande. Con lo cual la Divinidad se evita de tener que estar detrás de cada quien, para empujarle. No, por medio de la aspiración, es la propia persona, por su ambición insaciable, diría sublime, expresada como sentimiento de dignidad personal, a una constante superación y a alcanzar mayores sumas de bienestar y progreso, que por sí misma se antepone objetivos cada vez más elevados. El en fondo, se observa una cierta vigilancia divina, ya que cuando cada ser no expresa los niveles de ambición suficientes, o lo hace en forma que perjudica a otros seres, se manifiestan, automáticamente, fuerzas interventoras que equilibran los resultados, poniendo, por la ley de afinidad, el orden que corresponde en el concierto de todas las cosas, entre las personas inherentes.

 El trabajo es el vehículo de todo progreso. Por el trabajo, cada quien realiza una meditación constante y va adquiriendo la experiencia que desarrolla las propias aptitudes, y la inherente actitud. Las primeras de percepción y comprensión, y la segunda, de canalización adecuada de la propia energía, en polaridad positiva, en el mejor de los casos.

Por el trabajo, y la experiencia gradual que se obtenga, cada ser puede lograr todo lo que se proponga como objetivos, a corto, mediano, largo y macro plazo: De una a cinco, diez o veinte años; y en lapsos de largas oscilaciones: de cincuenta a sesenta años, por delante.  

Nadie se debe conformar con menos de lo que ha dispuesto la Divinidad para cada ser, ya que, se quedaría rezagado, y ello se transforma en causa de la propia insatisfacción, en un momento dado, que le impele a la acción de cambio, y de propósitos, acordes a la propia misión de vida, que cada quien trae a la existencia, desde una perspectiva divina. La Divinidad ha dispuesto todo pensando en grande; cada ser debe pensar en grande para alcanzar la competencia acorde, desarrollando su propio potencial, sin límites.

Pero, el trabajo deber ir aparejado con el estudio constante, ya que nadie puede ir más allá de hasta donde alcanzan sus conocimientos, visión y experiencia. Cada ser debe conocerlo todo, en forma gradual, en cada etapa existencial, en los estados de la conciencia, y en las infinitas estaciones -o grados- que les son inherentes: Las ciencias, las filosofías, las artes y la práctica de todas las virtudes.

4)       El mundo animal: Una acotación necesaria.

Se comparte el planeta tierra con todos los seres de los otros reinos naturales: Animal, vegetal y mineral. Cada reino coadyuva al sostenimiento del planeta. El ser humano, desde la más remota antigüedad ha sido la causa de enormes sufrimientos de los seres del reino animal. Todo ese sufrimiento que causa al reino animal se revierte a él mismo. Es preciso que los seres humanos adquieran conciencia que deben respetar la vida de cada ser animal, para que reine el bienestar para todos en nuestro hogar planetario, llamado tierra.

5)       Ser justos:

Con la vara con que se mide se será medidos, se menciona desde la más remota antigüedad. Se trata de la ley de causa y efecto. Lo que das, recibes; lo que siembras, cosechará. Los parámetros de la justicia divina, deberán regir los propios pensamientos, sentimientos, las palabras y los actos. Todo lo que se hace, recibe su propia compensación, o, si se perjudica a alguien, es preciso compensarle. Al final, todo se paga, todo se cobra, todo se compensa, sine qua non.

6)       Empatía:

Es preciso ponerse en el lugar del otro y reconocer su propia Divinidad interior. Hay que respetar a todos los seres de los cuatro reinos naturales. Lo que se quiere para sí, hay que darlo a los otros, con desapego, respeto, justicia, o equidad, si tal es el caso, tomando en cuenta que, algunas veces, la equidad puede resultar injusta, en cuyo caso hay que ceñirse a una estricta justicia.

7)       Lo que aquí se vino a buscar:  

¿De dónde se viene? ¿Por qué estamos aquí? Y, ¿Hacia dónde vamos? Con la práctica de la meditación, es fácil discernirlo. Se viene desde la Divinidad, emanando a la conciencia individual sin haber dejado de ser, en forma indivisa, parte de Ella. La misión que trae cada ser, al emanar a la conciencia individual, es la de desarrollar los propios atributos divinos en todas las vertientes y variantes, ad infinitum, en el eterno presente, sin jamás completar los límites del progreso, por cuanto siempre encontrará un más allá; y coadyuvar, de esta manera, a la expansión de la Creación universal.  

8)       Una mente crítica:

Es preciso desarrollar una mente observadora y crítica, para discernir entre el bien y el mal, entre la belleza y la fealdad, entre el dulce y el amargo, lo cual facilitará la percepción correcta, comprendiendo la realidad, gradualmente, cada día mejor, para reconocer los errores acumulados a través de la historia, para formarnos ideas claras que no permitan que se nos manipule, de parte de nadie, sobre la propia existencia, y sobre todo, sobre las propias ideas, infundiendo a la mente matrices erróneas de pensamientos. Hay que discernir la verdad en todo.  

9)       La calidad del sueño:

Cumplir la propia misión de vida, enmarcando los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos, dentro de los parámetros de la justicia y demás valores universales, haciendo todo el bien posible, y no realizando, en ningún grado, el mal, permite tener en paz la conciencia, lo cual facilita noches enteras de sueño sosegado. El sueño sosegado permite recuperar las propias energías, vivir en armonía y en perfecto orden.

Los pensamientos y los sentimientos, activan a la ley de atracción y repulsión, mediante cuya aplicación se atrae lo semejante a lo pensado y se repele lo contrario, creando las propias circunstancias existenciales. Las palabras y los actos, activan a la ley del karma y del vipaka, la ley de causa y efecto, de la siembra y recogida, de análoga índole.  

10)    Acceso a la Fuente, en conexión divina:

La fuente suprema de conocimiento y de poder creativo es la Divinidad. Se forma una unidad perfecta e indisoluble con ella.  Al centrar conscientemente nuestro ser en la Divinidad, se expande la propia percepción, comprensión y capacidad realizadora de Ella, transformándonos en instrumentos de su voluntad, en el propio orden existencial y en armonía con todos y con el Todo.

Por eso es importante enfocar la atención en la Divinidad, conscientemente. Donde se centra la atención se expande la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora.  

11)    La esperanza:

Siempre hay que esperar lo mejor, dando lo mejor de cada uno a los demás, en servicios, por cuanto ese es el fin supremo del universo: Dar cada uno lo mejor e, igualmente, recibir lo mejor de acuerdo a la justicia y a la equidad. Las expectativas positivas y negativas, ambas se cumplen, siempre. Empero, dado que se cumplen en forma inequívoca, según la propia sintonía mental, bien sea con la polaridad positiva o negativa, a elección de cada quien, es preciso cultivar la conexión positiva, para manifestar todo lo bueno posible en la propia existencia humana, y en el entorno del cual se forma parte.

12)    Confianza: Se teme lo que se desconoce; pero, inspira confianza lo que se conoce. Por eso hay que afrontar lo que se teme, para conocerlo a fondo, cara a cara. En el momento que se afrontan las cosas, emerge del propio ser interno el conocimiento y el poder creativo para controlarlas y resolverlas. El secreto es no evadir la propia responsabilidad, sino afrontarla con confianza.  

13)    Capaces de ser: Al realizar, mediante la percepción y la comprensión, fruto del estudio, de la meditación y de la experiencia, con actitud mental positiva, se es capaz de ser, de experimentar la potencia divina interior, por la conexión espiritual, con la Divinidad.  

14)    Este es un momento propicio para colocar por escrito:  

A) Todas las cosas que requieren solución en el año 2023, y enunciarlas por su orden de prioridad. A partir de enero, solucionarla, una a la vez, comenzando por la prioridad Nro. 1, y así sucesivamente, hasta resolverlas todas.  

B) Hacer un presupuesto de todos los gastos probables que se tendrán en el año 2023, cuyo monto total se dividirá en 12 meses. Eso dará una idea de lo mínimo que se precisará cada mes, lo cual facilitará la planificación de los objetivos.  

C) Anotar todos los objetivos que se desea realizar a nivel de trabajo y de inversiones, a nivel familiar, a nivel personal, y a nivel de estudios de mejoramiento profesional, y también, de recreación. Realice sus objetivos en silencio, para evitar fuerzas antagónicas. 

Con esto se toma el control de las riendas de la vida, en las propias manos.  

Con los mejores deseos de que el año 2023 sea para usted y los suyos, y para el planeta tierra, de bienestar, salud, paz, prosperidad y de realización de todos los sueños personales que le animan.  

HERRAMIENTAS AL ALCANCE DE TODOS, QUE PUEDES USAR: 

El amor, la sabiduría de los valores de: La amistad, la prudencia, la justicia, el respeto, la fortaleza, la templanza, la belleza, la serenidad, el trabajo creativo en grado suficiente, la tenacidad, la confianza, el entusiasmo, la meditación, las afirmaciones positivas y la práctica constante de la relajación física, mental y espiritual, para activar las facultades creativas de la mente, para vivir a plenitud, conscientemente.

¡Todo es posible, si crees en tus grandes sueños, te prepara y trabaja lo suficiente! La vida no da nada sin esfuerzo. Pero, lo da todo, si te empeñas y haces lo que debes, sin abandonar jamás a mitad de camino. Con cada paso, en dirección de tu meta de turno, realizas todos tus sueños, uno a la vez, ad infinitum. Adelante.    

 

 

PD.: En este año nuevo, en algún momento del día, elevemos nuestro pensamiento a la Divinidad, cada quien, a su manera, por la paz en el Planeta Tierra.

30 de diciembre de 2022