domingo, 13 de octubre de 2019

EDUCAR A LA JUVENTUD



EDUCAR A LA JUVENTUD

©Giuseppe Isgró C.

Se pueden hacer citas del contenido,
señalando la fuente.


Sócrates, señalaba, la misión que debe asumir todo político, -y todo líder en general-: La de ocuparse del óptimo desarrollo de la juventud. Pone el ejemplo del agricultor, quien limpia el terreno de las malas hierbas para que las buenas crezcan bien, ocupándose, primero, de las plantas más tiernas, es un mensaje preciso de Sócrates:
Hay que ocuparse de la educación de los niños desde su más temprana edad, como primera prioridad.
Esta educación empieza a partir del vientre de la madre, y aún antes, por cuanto es necesario educar a las jóvenes parejas que contraen matrimonio en los rudimentos esenciales del arte de ser padres, y así cumplir bien su responsabilidad inherente.
Esto es un círculo sin fin, que empieza, sin duda, educando al nuevo ser a partir del momento de su gestación, expresándole que se le ama, que será bien recibido, o recibida, y de que se le ayudará a cumplir con la misión de vida que trae en el presente ciclo existencial, entre otras cosas esenciales.
Esta educación debe basarse, fundamentalmente, en el estudio de los valores universales, soporte de las leyes cósmicas, que permiten a todos los seres vivir en armonía con la naturaleza, ejerciendo la práctica de todas las virtudes.


LA PROBIDAD



LA PROBIDAD

©Giuseppe Isgró C.


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Solón, El Ateniense, dijo:–“Ten por más fiel la probidad que el juramento”:
La probidad es una demostración de la honradez de cualquier persona que honra los sentimientos de lealtad por la gran confianza que se le depositó al delegarle determinadas funciones de poder.
Se demuestra, también, en la fidelidad de las relaciones afectivas, o de amistad o en las interrelaciones profesionales éticas.
El juramento, hoy en día, no tiene la relevancia de épocas pasadas; son los actos lo que dan fe del valor de una persona. Hay una regla de oro de estricto cumplimiento:
Si se tiene duda de la persona con la cual se va a realizar un trato, vaya a cumplirlo, hay que abstenerse. Siempre se perciben señales inequívocas que así lo indican.
Es preciso leer en la conciencia de la persona; allí se puede detectar si es una persona de valores sólidos o de dudosa naturaleza. Hasta en una negociación de un toma y dame, las personas mañosas, constituyen un riesgo que es preferible evitar.
La experiencia indica, salvo raras excepciones, que si una persona falla una vez, se debe abstener de realizar nuevos tratos con ella.
Otra regla dorada: Si alguien se equivocó negociando con la persona inadecuada, debería aceptar esto como un aprendizaje, ya que esta experiencia le prepara para evitar casos análogos o de mayor envergadura, en el futuro.
Se desaconseja involucrarse en acciones legales en contra de gente poco convenientes, ya que donde no hay no se puede sacar. Algunas veces dar a pérdida el resultado de una negociación que jamás debió haberse realizado, podría significar el no incurrir dos veces en el mismo error, es decir, poner dinero bueno, y tiempo, en un negocio que ya demostró ser poco favorable.
Libérese y dispondrá de tiempo y paz mental para ocuparse de actividades que aporten óptimos beneficios para las partes involucradas. Esto vale en los negocios y en las relaciones humanas de toda índole.


El amor, poder supremo del universo.


El amor, poder supremo del universo.

©Giuseppe Isgró C.

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No hay más poder que no ejercer ningún poder, excepto que el del señorío sobre sí mismo.
Al no ejercer ningún poder, se descentra la atención del propio ego, se manifiesta el poder del desapego sujeto a los parámetros del valor de la justicia, con lo cual no se anhela nada que no sea justo para todas las partes involucradas.
Al no poner en juego el propio poder, siempre relativo y limitado, se expresa, de esta manera, el poder de la Divinidad, mediante la ley cósmica, en la conciencia de cada ser inter-relacionado, y las cosas fluyen en armonía con todos y con el Todo.
Cada quien es compensado según lo indica el fiel de la balanza de la justicia, y reubicado, según el orden que le corresponde de acuerdo con su suma existencial, por la ley de afinidad.
Es el poder justo y perfecto, contra el cual no existe ningún otro que le pueda contrarrestar.
En otras palabras, como decían los estoicos: es preciso vivir de acuerdo con las leyes de la naturaleza, y obedeciéndolas, se ejerce el mayor poder, el del amor, que, como ley matriz del universo, engloba todas las leyes universales.
Eso es: El amor, el poder supremo del universo.
El amor, permite que, buscando el propio bien, se anhele, al mismo tiempo, el bien de todas las demás personas involucradas.
El amor permite imponerse sacrificios y ser altruistas, generosos, y dando se recibe tanto o más de lo que se da.
El amor busca la perfección en todo, por eso, con amor se realiza el esfuerzo supremo en la realización de la obra genial, no dándose jamás por satisfecho, por cuanto siempre busca mayor perfección ad infinitum. Por supuesto, sin jamás alcanzarla, afortunadamente, caso contrario, se acabaría el progreso y este es infinito, en todas sus vertientes y variantes. He ahí el sentido de la vida y el valor de vivir con propósito, en busca de la excelencia divina.
Debemos construir un mundo de amor, con valores esenciales, percibiendo la Divinidad del otro, y la propia Divinidad, ya que todos somos UNO, y ayudando al otro, nos ayudamos mutuamente.
A qué ejercer poder alguno, excepto el de los valores: el amor, la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza y la belleza.
Fuerte en el amor, en la prudencia y en la templanza.
Templado en la fortaleza, en la belleza y en el amor.
También, es preciso expresar la belleza en el amor, en la fortaleza, en la templanza, en la belleza, en la armonía, en el orden y en la justicia, ya que la belleza en sí, no es más que la justicia estética, por lo cual es preciso que sea justa y perfecta. Hay que expresar bellos pensamientos, hermosos sentimientos, palabras armoniosas y acciones rectas, con amor, humildad y sencillez, atribuyendo cualquier cosa de bueno que pueda expresarse a la Divinidad, de quien, cada ser es un instrumento de su voluntad y un canal de su manifestación en la eterna expansión de la Creación.
En revisión.....



MAESTRO INTERNO, ETERNO COMPAÑERO DEL APRENDIZ



MAESTRO INTERNO,
ETERNO COMPAÑERO DEL APRENDIZ

©Giuseppe Isgró C.

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Escudero, -dijo Hidalgo:

Hay que trascender todas y cada una de las enseñanzas, para percibir, comprender y realizar “la enseñanza” conocida y por conocer, ad infinitum.

La enseñanza conocida no es la enseñanza.

La enseñanza es toda la que existe y la que queda, aún por descubrir, por medio de la experiencia, en el eterno acontecer.

Empero, es preciso conocerlas todas, como preparación a lo que le sigue, en cada grado de expresión de la enseñanza de la realidad percibida, comprendida y realizada, y de la que queda, aún, por percibir, comprender y realizar, en el eterno camino que conduce a la fuente. Paradójicamente, cada quien se encuentra en la fuente. Cómo saberlo? Cómo percibirlo? Cómo comprenderlo? Cómo realizarlo? El maestro capaz de enseñarlo no está afuera; se encuentra dentro de la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos de la naturaleza. En los reinos animal, vegetal y mineral hay conciencia de esto, en mayor grado que en el reino humano, ya que el velo de la separación se encuentra más tenue; más depurado. Cada ser de los otros tres reinos, sabe lo que debe saber. El humano cree saber; pero ignora. El velo de la separación impide ver la unidad, y por supuesto se busca afuera lo que se encontraría en lo interno de la conciencia, escuchando la voz de la conciencia, en el silencio, en la abstracción, trascendiendo el ego, la conciencia objetiva, para acceder a la subjetiva, en la conexión con la fuente: la Divinidad sin nombre, por existir ante que cualquier otra expresión de “la vida” en la conciencia individual.

Cada grado de consciencia adquirido de la enseñanza prepara para el siguiente, en la eterna escala, en las infinitas estaciones de los estados de conciencia. La experiencia se va adquiriendo con las situaciones que día a día se presentan en el diario acontecer, como lecciones de vida, enseñanza viva, ad infinitum.

El maestro interno es la Divinidad que se expresa en la conciencia mediante el lenguaje de los sentimientos en concordancia de los valores universales, ora arengando, con el sentimiento del deber, de la justicia, del amor y de la solidaridad; ora aplicando el freno de la representación del sentimiento de la vergüenza, hasta tomar, nuevamente, el control de las propias fuerzas y pasiones. Se evita, de esta manera, exceder los límites de lo debido, de lo justo y perfecto, ejerciendo el señorío de sí. Se expresan, igualmente, la propia dignidad y decoro.

El Eterno Compañero del camino de retorno es la Divinidad que se acompaña a sí misma en cada ser expresado a la conciencia individual, sin separación de la Unidad.

El aprendiz es cada ser de los cuatro reinos naturales que recorre el eterno camino de retorno hacia la Divinidad. Precisa transcender las infinitas estaciones de la no diferenciación, depurando el velo de la separación, ad infinitum, sin jamás lograrlo del todo. Es misión de vida, en la vuelta a casa, sin llegar jamás a la casa buscada, ya que jamás se ha salido de casa. Vaya a donde fuere, cada ser siempre se encuentra en casa. Una paradoja. Por qué, entonces, afanarse tanto?

A través de la quietud se realiza la conciencia trascendente, percibiendo, comprendiendo y realizando. Como decía Lao Tse, en el Tao: -“Sin hacer nada, no queda nada sin hacer”.

-“Nada demasiado”, anotó Solón en el portal del Templo, en Delfo de la antigua Grecia.

Nada que no sea aquello que en cada “tiempo” deba hacerse.

Nada que obstaculice el flujo de energía que trae la provisión divina, cada día, en el tiempo perfecto y siempre oportuno. Es preciso cultivar la fortaleza de la paciencia, esperando la hora, el minuto y el segundo en el reloj de la vida. Empero, en la dimensión universal es necesario trascender la infinitud y la eternidad del espacio y tiempo. En esa trascendencia todo es dado al instante de la percepción, de la comprensión y de la realización.

Se requiere actuar como si ya se poseyera la solución, o el logro, o lo que fuere, respetando siempre los derechos ajenos y la dignidad de los seres interrelacionados. Esto implica el respeto de sí y de la propia dignidad.

Así es, Q.: Hidalgo, -dijo Escudero, con la mirada llena de luz, y sosegado-; ya se está en casa, aquí y ahora y en cualquier lugar donde se vaya.

Qué hacer, entonces, Hidalgo, -inquiere Escudero:

Antes que nada, relajarse, sosegarse a nivel físico, mental y espiritualmente, adquiriendo conciencia de la conexión con la Divinidad.

Dejar que el Eterno Compañero te acompañe en el camino de vuelta a casa, y que el Maestro interno te instruya con el lenguaje de los sentimientos, en la conciencia, con la sabiduría de los Valores Universales, para que la prudencia, y la justicia, guíen los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos bajo la egida de sus parámetros de ética cósmica.

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sábado, 12 de octubre de 2019

UNA PERCEPCIÓN PERSONAL



UNA PERCEPCIÓN PERSONAL

Por ©Giuseppe Isgró C.

Un Espírita le dice a otro:
Amigo mío: Mi percepción es la de que El Espiritismo no combate nada, ni es necesario que lo haga. El Espiritismo es un faro de la eterna Luz, que alumbra el camino de cada ser que tenga los ojos del entendimiento abiertos, y que quiera ver, realmente ver, lo que sus ojos ven, sus oídos escuchan, y los demás sentidos perciben, incluyendo la imaginación, o visión espiritual, la intuición y la inspiración.
Luego, continúa diciendo:… Con la Luz se evacúa la oscuridad por sí sola, sin necesidad de entablar lucha alguna.
La verdad se impone en contra del error sin necesidad de contienda, excepto que hay que darle tiempo al tiempo, a que las semillas de la sabiduría que contienen las enseñanzas Espíritas y las de todas las Doctrinas que conforman la DOCTRINA UNIVERSAL, puedan germinar en las conciencias de cada quien, y dar los inherentes frutos, en la práctica de todas las virtudes.
Es decir, todo el saber acumulado por las corrientes válidas del conocimiento en las edades, que es infinitamente más de lo que se puede absorber en una sola existencia.
Todo el saber acumulado por la experiencia de incontables siglos de progreso, nos pertenece, no solamente el Espiritismo, que es, a no dudar, la Doctrina que mejor habla a la inteligencia humana.
Hay muchas personas, muchísimas, que aun viendo, no desean ver, oyendo, no anhelan oír, oliendo el perfume de las hermosas flores, prefieren ver las espinas que les acompañan, y oler el olor del charco en las cercanías.
Que aun sabiendo que el fuego quema, prefieren meter en él las manos.
Por qué la Divinidad, en su inmensa sabiduría otorgó, a cada ser en los cuatro reinos naturales, no solamente al hombre, el LIBRE ALBEDRÍO? Precisamente, por eso, por su infinita sabiduría, y porque cada ser, siendo una expresión indivisa de la Divinidad, emanada a la conciencia individual, tiene los mismos atributos de la Divinidad, aún el del libre albedrío.
No será, -pregunta el Espírita a su amigo-, que la Divinidad misma, encerrada en cada ser, ignorando lo que es, quién es y la potencialidad de sus atributos, anhela hacer la experiencia por sí misma, en cada ser, como un ejercicio de aprendizaje en el eterno camino de regreso a la fuente? Necesita, la Divinidad, seguir haciendo experiencia en la infinita expansión de la Creación Universal? Usted qué cree? Qué todo está dicho, o hecho? Qué sentido tendría la vida, si fuese así? Si está todo hecho, o dicho, no habría más nada que hacer o decir. La verdad que sería bien aburrido, si fuese así.
Si deja de experimentar, cada ser, el efecto de sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, cómo podría saber el pro y el contra de cada uno de ellos? Precisa experiencia. Sin experiencia no hay verdadero conocimiento. La misma vida va aportando las situaciones idóneas para que, afrontándolas, cada ser, o experimentando las necesidades inherentes, los deseos y anhelos de progreso, bienestar y mayores luces en el entendimiento, pueda resolverlas en forma satisfactorias, desarrollando, al mismo tiempo, sus aptitudes y actitudes, es decir: su capacidad perceptiva, comprensiva y realizadora, con enfoque creativo y positivo.
Se pueden ver las realidades y no tener comprensión de las mismas; si no se comprenden, dejan de crear experiencias positivas que aporten la visión correcta de las cosas, es decir, aquella que optimiza la aptitud de ver más allá de las apariencias. Ver más allá de las apariencias es el fruto de la experiencia, del conocimiento y la visión que éste aporta.
Estimo que es preciso respetar el estado de cada quien, y enseñar únicamente con el ejemplo, iluminando con la propia luz, exteriorizada con naturalidad, sin encandilar a nadie. Profesar la doctrina asimilada, para encender la luz del propio entendimiento, no el de otros, salvo que por el ejemplo de la buena o mala cosecha que se obtiene y con la que se prueba si es o no buena la Doctrina profesada. Si es buena, se impone por sí misma, sin esfuerzo alguno, por los frutos que obtiene, como dice el dicho: -“Por sus frutos los conoceréis”. Si no lo fuera, ni a cañonazos sería aceptada, pese a que muchas doctrinas oscurantistas han penetrado tanto, pero tanto en las conciencias de tanta gente que los cultores de las mismas, tendrán que venir durante muchas vidas para enmendar el entuerto, en el argot quijotesco, que han sembrado y cultivado con tanto empeño desde aquélla nefasta reunión en la ciudad de Iznik, en el siglo IV de nuestra era, en que tantos errores se urdieron e impusieron a partir de ahí. Esa gente que ha sembrado errores en la conciencia de millones de seres, es la que volverá una y otra vez, para corregir el efecto de falsas doctrinas. Seguramente, muchos de nosotros mismos formamos parte de ese grupo de seres que nos tocará enderezar entuertos al estilo quijotesco.
Es responsabilidad de cada quien, no obstante, tomar lo que quiera, o necesite, ya que si su taza para dar es pequeña, lo que podrá tomar es poca cosa, aunque quiera, y por mucho que se le quiera dar, el excedente se desparramará en el piso, perdiéndose, inútilmente.
Hay en el mundo muchas personas que se vanaglorian de no haber leído jamás un solo libro en su vida. Oí eso, personalmente, a incontable número de personas en Andalucía. Caso contrario no lo habría creído. Una paradoja, ya que Andalucía es un faro de Luz para el mundo, donde, también he conocido incontable número de personas con una cultura muy desarrollada y gran número de genios jóvenes dispersos por los miles de pueblos andaluces, en las ocho hermosas provincias andaluzas, que las hacen una de las regiones verdaderamente especiales de España. A esas personas que no han tomado el gusto, todavía por la lectura, cómo se les puede explicar las bondades de ningún libro, al igual que al hablarle de lo que es el té, mientras no se le pruebe, no lo podrá apreciar, y aun así, las primeras veces, probándolo no disfrutará su sabor, hasta que saboree su esencia y sosiegue el Espíritu con sus excelsas propiedades. Si la persona desea leer o no un libro, es asunto personal de ella, igualmente, lo es, el tomar, o dejar de hacerlo, el té. El mérito, o demérito, es de la propia persona, y es su propia responsabilidad.
Y hay muchos otros que creen que la sabiduría infinita del universo se encuentra encerrada en un solo libro, aún dentro del Espiritismo, y por supuesto, ocurre en todas las corrientes de pensamientos válidas.
Cada doctrina tiene su propio libro, que estima mejor que el de las demás. Pero, cada libro tiene su propia sabiduría, y hay que leerlos todos, y asimilar la que se pueda de cada uno. Cada libro, y la doctrina que contiene, es una ventana al mundo. El poder contemplar el exterior, puede conducir, a cada quien, a abrir la puerta inherente a cada ventana, y comenzar a recorrer el camino, para darse cuenta, oportunamente, que cualquier puerta que hubiese abierto, el camino es el único camino que esa persona ha de seguir, porque, cualquiera sea el camino que se siga, es el camino, que aportará la experiencia necesaria, y el que conduce de vuelta a casa, para darse cuenta, también, con el tiempo, que en cualquier lugar en que nos encontremos, ya estamos en casa, que los diamantes que buscamos en otra parte, los tenemos ya, en el propio patio, y que la grama del vecino no es más verde que la del propio jardín, aunque lo parezca.
Esto nos indica que es preciso, por encima de todo respetar la experiencia ajena, las decisiones de otros, y que cada quien es responsable de su propia vida, y decisiones que toma. Si les indujésemos a error con las propias impertinencias, los responsables de sus desaciertos, seríamos nosotros, pese a las buenas intenciones que nos animaran, en el mejor de los casos. Por eso, cada quien debe asumir la propia responsabilidad en la conducción de su vida, y a lo sumo hacer una que otra advertencia, o sugerencia, sembrando buenas semillas de la doctrina, cualquiera que ella sea, preferiblemente, semillas de los valores del amor, la justicia, la belleza, la fortaleza, la templanza, el trabajo y el estudio. Lo demás, implica que cada quien debe arar su propio campo y cultivarlo. Eso, sí, es buena muestra de amistad, o solidaridad, compartir los frutos cosechados con generosidad. Si todos compartiéramos más, la abundancia sería lo que prevalecería en el mundo, y en todos los mundos, ya que, como el de la tierra, deben haber unos cuantos billones de billones, haciendo experiencia: la experiencia de los inherentes grados de progresos de esta escuela de vida, hasta que nos graduamos y pasemos al grado superior ad infinitum.


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jueves, 3 de octubre de 2019

DIÁLOGO ENTRE PERROS


DIÁLOGO ENTRE PERROS

©Giuseppe Isgró C.


Un perro, de buena familia, a quienes los dueños de casa, -no del perro-, dejaban, de vez en cuando, suelto por las calles para ejercitarse, cosa, por lo demás, antes muy usual, ahora, menos frecuente, cuando se topa con un perro callejero, que alguna vez fue de noble estirpe, y ahora, recorría el mundo para conocerlo mejor.
 Como entre perros se tiene conciencia de que la nobleza de su carácter no la otorga la alcurnia de una casa ni el abolengo callejero, sino la conciencia de la Divinidad interior que reside en cada uno de los seres de los cuatro reinos naturales, y en la dignidad equivalente a la propia autoestima, que entre sí, cada quien sabe reconocer en el otro, a primera vista. Los dos perros del relato responden a los nombres de Fido y Filemón. Cuando se acercan ambos, después del reconocimiento de orden y de mostrarse simpatías recíprocas, el uno -Fido- le dice al otro:
 -Si los humanos fueran como los perros tendríamos un mundo mejor en que vivir!
 -Por qué lo dices?, -le responde Filemón.
 Por nuestro innato carácter, Filemón, que aun teniéndolo los humanos de igual naturaleza que la canina, por nuestro común origen divino, en los perros se conserva en su estado de mayor pureza por cuanto los valores, o atributos divinos que se expresan en nuestra conciencia, no encuentran obstáculo alguno para manifestarse libremente, y no suelen, salvo excepciones, superar los límites de la vergüenza.
 En nosotros, el velo de la separatividad con la Divinidad es más tenue que el de los humanos, y percibimos mejor la propia naturaleza que nos es inherente, y nuestro carácter de seres divinos, y el de los demás seres de los cuatro reinos naturales.
 Por ejemplo, Filemón, entre nuestras principales virtudes, que los humanos nos reconocen, están: en primer, lugar:

1) LA AMISTAD:

Todos reconocen que nosotros, los perros, somos amigos leales y fieles, cuando otorgamos a alguien el privilegio de nuestra amistad. Y recuerda, Filemón, que la amistad es uno de los mayores privilegios y el tesoro más valioso entre dos seres. Primero, como decía Aristóteles, si hay amistad no hace falta justicia. Porque, para que haya amistad verdadera, deben coexistir, conjuntamente, diversas virtudes, como el amor, la sabiduría y la prudencia, la justicia, la templanza, la belleza, la tolerancia, el perdón, el sentimiento del propio deber, el respeto y la dignidad, es decir, la percepción de la propia y de la ajena dignidad. Es decir, saber que el otro no es menos, a pesar de las apariencias, ya que, sin eso, difícilmente podría haber amistad verdadera. Reconocernos en el otro, y viceversa, es condición sine qua non, para que haya auténtica amistad en todo el sentido de la palabra.
 La amistad denota afinidad de conciencia, de ideas, de caracteres, de objetivos, de visión, y del amor que trasciende todas las dimensiones físicas de la vida.
 Entre los humanos, Filemón, muchas de estas virtudes están condicionadas por intereses subordinados a convencionalismos, falsas apariencias, hipocresías, y a la búsqueda de beneficios particulares que aparentan amistad. Pero, a la prueba de la amistad con que la vida suele someter a los seres, pocos, aún, la superan.
 Por eso, Filemón, si los humanos emularan el carácter de los perros, tendríamos un mundo mejor.
 -Oye, Fido, que bien has dicho. Me gusta el argumento que tú has esgrimido hoy. Hace mucho tiempo que, también, vengo meditando sobre el mismo asunto, y me gustaría, si te parece bien y es de tu agrado, en cada nueva salida, o encuentro que realizamos, dedicar unos minutos para hablar de las virtudes de los perros, que no son otras que las de todos los seres, para desarrollar la conciencia de su importancia. Esto como un medio de auto-desarrollo ya que es mucho lo que hay que aprender sobre estos y otros temas, y debemos anteponerlos como objetivos de estudio y realizaciones inherentes.
 Ambos perros, Fido y Filemón, se ponen de acuerdo, por lo que, deberemos estar atentos para ver que de nuevo nos aportan en cada nuevo encuentro.

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jueves, 25 de julio de 2019

MEDITACIONES ESENCIALES: 887



MEDITACIONES ESENCIALES: 887

©Giuseppe Isgró C.


Al ser humano no le está permitido, tanto por la ley divina como por el Derecho Positivo, hacerse justicia por sí mismo.
Devolver bien por mal, permite la recapacitación a la otra parte, quien, oportunamente, se disculpará, compensando, el perjuicio causado. Por la ley divina y por la humana, siempre se es acreedor a la compensación inherente a cada caso.
Al perdonar a quien nos ha ocasionado un perjuicio, de la índole que sea, se deja en libertad a la justicia divina de que efectúe la respectiva compensación. Siempre existe el derecho, también, de intentar las acciones legales a que la Legislación vigente, en cada lugar, permite.
Es una decisión personal de cada quien. Si la persona, reaccionando a nivel personal en contra de la persona que le ha ocasionado un perjuicio, y lo hace de pensamiento, sentimiento, palabra y actos, podría hacerse responsable en relación a la otra parte, de un daño mayor del que ha recibido, en cuyo caso, pasaría a ser, de acreedor, deudor por la diferencia.

domingo, 21 de julio de 2019

UNA LEYENDA MEDIEVAL




UNA LEYENDA MEDIEVAL

©Giuseppe Isgró C.
08-03-1996



Cuenta una leyenda medieval citada por Herman Hesse, que cierto monje, periódicamente, hacía entrega a su hermano, de dinero perteneciente a la comunidad de la cual formaba parte.
El hermano, pese a que era, en su profesión, el más destacado y prudente, desde que comenzó a recibir la ayuda con dinero ajeno, éste se le esfumaba, pese a todos los esfuerzos.
Sorprendido de tales hechos, recurrió a su asesor de confianza a quien relató lo que ocurría y éste, además de explicarle el por qué, le sugirió: -“Deja de recibir más dinero de tu hermano, que no le pertenece. No se puede construir una solidez, en la fortuna, con dinero ajeno. Invierte lo poco que tienes  y verá que muy pronto te enriquecerás. De lo que ganes, devuelve la mitad a tu hermano hasta reintegrar la totalidad de lo sustraído”.
Así lo hizo el hombre, y su riqueza fue en constante aumento. Su hermano, el fraile, sorprendido de tal prosperidad, le preguntó las razones de tal cambio, cuya respuesta fue aleccionadora.
Desde la antigüedad, tanto los sabios, como la gente sencilla, se han percatado de la presencia de la ley divina que actúa instantáneamente, haciendo esfumar el dinero mal habido, aparte de dejar poco bien parados a sus ejecutores.
La honradez, la veracidad, la equidad, la rectitud, el trabajo efectivo, la paciencia, la persistencia, el entusiasmo, la moderación, la prudencia, la templanza, la voluntad de servicio, el ahorro y la inversión, el sacrificio y el esfuerzo constante, son el único camino hacia la riqueza integral, verdadera, al bienestar sólido, a la tranquilidad de Espíritu, y a hacerse digno de que, las leyes cósmicas, y la protección divina, concurren en cooperación activa, a prestar su concurso, por cuanto el Gran Ser Supremo, y la Vida, ayudan a quien se ayuda a sí mismo, correcta y honradamente, con ánimo contento, confiados, en el resultado final positivo, en todas las etapas existenciales.
La única manera de alcanzar la auto-liberación es estando libre de deudas de toda índole: económicas y éticas-morales, entre otras.
Quien indebidamente se aprovecha de otros, aparte de quedar, instantáneamente, fuera de la Ley cósmica, se convierte en un esclavo de quienes ha perjudicado, y, antes o después, debe reparar la falta, incluyendo los respectivos intereses, y en el intervalo dejará de tener libertad de acciones hasta el día en que inicie la reparación y compense el hecho. Es una fuerza de coacción cósmica que actúa oportunamente, (inmediatamente), llevándose lo obtenido indebidamente, de múltiples y variadas formas zahiriendo al infractor, quien dejará de tener paz hasta que actúe correctamente y restablezca el equilibrio, compensando su deuda existencial.
Quien quiere ver, observa claramente esta ley, y los efectos de su infracción en todas las áreas de la vida. Todos los que se aprovechan inadecuadamente de sus funciones, con manejos indebidos de las situaciones, pese a lo mucho o poco obtenido, las necesidades surgidas se lo llevarán, encontrándose igual que antes, con la agravante de una deuda innecesaria, un cargo de conciencia que le convierte en auto-proscrito, y además, fuerzas cósmicas le mantendrán en tarea en las cuales  deberá compensar el hecho, y, por mucho que se quiera, se dejará de tener la libertad debida, hasta que cada uno salde su compromiso cósmico y obtenga la auto-liberación, actuando en plena armonía y concordancia con las leyes cósmicas: justicia, rectitud, honradez, sinceridad, trabajo efectivo, estudio constante, etcétera.
Con la vida no se juega, por cuanto el “ojo que todo lo ve”, mediante un mecanismo simultáneo, realiza movimientos adecuados que neutralizan cualquier acto indebido del que se aparta del justo camino.
Pero, la vida es un colaborador insuperable cuando cada uno decide recorrer el camino  del servicio, del progreso, de la justicia, de la práctica de todas las virtudes y del amor. La vida, con tiempo, prevé a las propias necesidades; por supuesto, no hay que quedarse de brazos cruzados. Tal como dice la máxima popular: -“Ayúdate que yo te ayudaré”. Hay que tener confianza en la suprema bondad, en el sentido de que, aún en el peor rigor de la justicia divina, ésta siempre buscará el propio bien de cada uno y aun imponiendo corrección severa, si se acepta el hecho y se opta por la propia redención, con paciencia, constancia y confianza, todo coadyuvará al propio bien.
La justicia divina da a cada uno exactamente lo que merece, ni más ni menos. Hay un sólo camino: lograr mayor merecimiento, haciendo lo que debe hacerse, dando más y mejor servicio, siendo altruistas y generosos, alcanzando la excelencia, en todo.
En el trato con los demás, sigue siendo la clave, la antigua máxima: -“Hacer a los demás lo mismo que se quisiera para sí en idénticas condiciones”.
Dale a la vida lo mejor que tú seas capaz de darle y la vida te dará lo mejor que tú seas capaz de recibir. Respeta la porción ajena y conservarás la tuya intacta para usarla a tu mejor conveniencia.
Al que quita le será quitado; al que da, le será dado más aún, para que siga dando: servicio, amor, respeto, etcétera.
Lo mismo que tú quieras para ti, debes darlo antes, y lo recibirás oportunamente.
Acepta tu abundancia de este día, cumple con tu tarea con ánimo contento y sé feliz.
Adelante.

sábado, 6 de julio de 2019

EL SALARIO JUSTO Y EL HOMBRE NOBLE


EL SALARIO JUSTO Y EL HOMBRE NOBLE

Giuseppe Isgró C.
19-02-2019.


Escudero, -dijo Hidalgo:
El hombre noble es equilibrado y tranquilo, este era, en esencia, el mensaje de Confucio, y de quienes han alcanzado un determinado grado de conciencia.
Por otra parte: Hay personas que saben demasiado, o creen ellas, a las cuales es imposible prestarle servicios, ya que, generalmente no lo precisan, o no desean pagar lo que valen, por la razón que fuere. Este tipo de prospectos es preciso descartarlos como clientes, salvo raras excepciones que no rompen la regla.
Al final, Escudero, -siempre terminan pagando el precio, pero mucho más elevado, pero sin disfrutar de los beneficios que implican el servicio de profesionales cualificados, que si bien son costosos, resultan más económicos por su excelencia y resultados satisfactorios y óptimos, que determinan que se paguen por sí solos.
La propia dignidad precisa, Escudero, que los servicios prestados reciban el salario justo y perfecto.
El hombre noble, siempre retribuye los servicios recibidos en lo que valen, por su sentido de la justicia y la conciencia de la medida de todas las cosas.
Quienes aún deben alcanzar en el estado de conciencia de la nobleza un grado más elevado en las infinitas estaciones de la vida, precisan potenciar el sentido de la medida en todas las cosas, es decir, la justicia. Nobleza y Justicia van juntas una de otra, en cada pensamiento, sentimiento, palabras y actos.


EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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domingo, 13 de octubre de 2019

EDUCAR A LA JUVENTUD



EDUCAR A LA JUVENTUD

©Giuseppe Isgró C.

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Sócrates, señalaba, la misión que debe asumir todo político, -y todo líder en general-: La de ocuparse del óptimo desarrollo de la juventud. Pone el ejemplo del agricultor, quien limpia el terreno de las malas hierbas para que las buenas crezcan bien, ocupándose, primero, de las plantas más tiernas, es un mensaje preciso de Sócrates:
Hay que ocuparse de la educación de los niños desde su más temprana edad, como primera prioridad.
Esta educación empieza a partir del vientre de la madre, y aún antes, por cuanto es necesario educar a las jóvenes parejas que contraen matrimonio en los rudimentos esenciales del arte de ser padres, y así cumplir bien su responsabilidad inherente.
Esto es un círculo sin fin, que empieza, sin duda, educando al nuevo ser a partir del momento de su gestación, expresándole que se le ama, que será bien recibido, o recibida, y de que se le ayudará a cumplir con la misión de vida que trae en el presente ciclo existencial, entre otras cosas esenciales.
Esta educación debe basarse, fundamentalmente, en el estudio de los valores universales, soporte de las leyes cósmicas, que permiten a todos los seres vivir en armonía con la naturaleza, ejerciendo la práctica de todas las virtudes.


LA PROBIDAD



LA PROBIDAD

©Giuseppe Isgró C.


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Solón, El Ateniense, dijo:–“Ten por más fiel la probidad que el juramento”:
La probidad es una demostración de la honradez de cualquier persona que honra los sentimientos de lealtad por la gran confianza que se le depositó al delegarle determinadas funciones de poder.
Se demuestra, también, en la fidelidad de las relaciones afectivas, o de amistad o en las interrelaciones profesionales éticas.
El juramento, hoy en día, no tiene la relevancia de épocas pasadas; son los actos lo que dan fe del valor de una persona. Hay una regla de oro de estricto cumplimiento:
Si se tiene duda de la persona con la cual se va a realizar un trato, vaya a cumplirlo, hay que abstenerse. Siempre se perciben señales inequívocas que así lo indican.
Es preciso leer en la conciencia de la persona; allí se puede detectar si es una persona de valores sólidos o de dudosa naturaleza. Hasta en una negociación de un toma y dame, las personas mañosas, constituyen un riesgo que es preferible evitar.
La experiencia indica, salvo raras excepciones, que si una persona falla una vez, se debe abstener de realizar nuevos tratos con ella.
Otra regla dorada: Si alguien se equivocó negociando con la persona inadecuada, debería aceptar esto como un aprendizaje, ya que esta experiencia le prepara para evitar casos análogos o de mayor envergadura, en el futuro.
Se desaconseja involucrarse en acciones legales en contra de gente poco convenientes, ya que donde no hay no se puede sacar. Algunas veces dar a pérdida el resultado de una negociación que jamás debió haberse realizado, podría significar el no incurrir dos veces en el mismo error, es decir, poner dinero bueno, y tiempo, en un negocio que ya demostró ser poco favorable.
Libérese y dispondrá de tiempo y paz mental para ocuparse de actividades que aporten óptimos beneficios para las partes involucradas. Esto vale en los negocios y en las relaciones humanas de toda índole.


El amor, poder supremo del universo.


El amor, poder supremo del universo.

©Giuseppe Isgró C.

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No hay más poder que no ejercer ningún poder, excepto que el del señorío sobre sí mismo.
Al no ejercer ningún poder, se descentra la atención del propio ego, se manifiesta el poder del desapego sujeto a los parámetros del valor de la justicia, con lo cual no se anhela nada que no sea justo para todas las partes involucradas.
Al no poner en juego el propio poder, siempre relativo y limitado, se expresa, de esta manera, el poder de la Divinidad, mediante la ley cósmica, en la conciencia de cada ser inter-relacionado, y las cosas fluyen en armonía con todos y con el Todo.
Cada quien es compensado según lo indica el fiel de la balanza de la justicia, y reubicado, según el orden que le corresponde de acuerdo con su suma existencial, por la ley de afinidad.
Es el poder justo y perfecto, contra el cual no existe ningún otro que le pueda contrarrestar.
En otras palabras, como decían los estoicos: es preciso vivir de acuerdo con las leyes de la naturaleza, y obedeciéndolas, se ejerce el mayor poder, el del amor, que, como ley matriz del universo, engloba todas las leyes universales.
Eso es: El amor, el poder supremo del universo.
El amor, permite que, buscando el propio bien, se anhele, al mismo tiempo, el bien de todas las demás personas involucradas.
El amor permite imponerse sacrificios y ser altruistas, generosos, y dando se recibe tanto o más de lo que se da.
El amor busca la perfección en todo, por eso, con amor se realiza el esfuerzo supremo en la realización de la obra genial, no dándose jamás por satisfecho, por cuanto siempre busca mayor perfección ad infinitum. Por supuesto, sin jamás alcanzarla, afortunadamente, caso contrario, se acabaría el progreso y este es infinito, en todas sus vertientes y variantes. He ahí el sentido de la vida y el valor de vivir con propósito, en busca de la excelencia divina.
Debemos construir un mundo de amor, con valores esenciales, percibiendo la Divinidad del otro, y la propia Divinidad, ya que todos somos UNO, y ayudando al otro, nos ayudamos mutuamente.
A qué ejercer poder alguno, excepto el de los valores: el amor, la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza y la belleza.
Fuerte en el amor, en la prudencia y en la templanza.
Templado en la fortaleza, en la belleza y en el amor.
También, es preciso expresar la belleza en el amor, en la fortaleza, en la templanza, en la belleza, en la armonía, en el orden y en la justicia, ya que la belleza en sí, no es más que la justicia estética, por lo cual es preciso que sea justa y perfecta. Hay que expresar bellos pensamientos, hermosos sentimientos, palabras armoniosas y acciones rectas, con amor, humildad y sencillez, atribuyendo cualquier cosa de bueno que pueda expresarse a la Divinidad, de quien, cada ser es un instrumento de su voluntad y un canal de su manifestación en la eterna expansión de la Creación.
En revisión.....



MAESTRO INTERNO, ETERNO COMPAÑERO DEL APRENDIZ



MAESTRO INTERNO,
ETERNO COMPAÑERO DEL APRENDIZ

©Giuseppe Isgró C.

Se pueden hacer citas del contenido,
señalando la fuente.


Escudero, -dijo Hidalgo:

Hay que trascender todas y cada una de las enseñanzas, para percibir, comprender y realizar “la enseñanza” conocida y por conocer, ad infinitum.

La enseñanza conocida no es la enseñanza.

La enseñanza es toda la que existe y la que queda, aún por descubrir, por medio de la experiencia, en el eterno acontecer.

Empero, es preciso conocerlas todas, como preparación a lo que le sigue, en cada grado de expresión de la enseñanza de la realidad percibida, comprendida y realizada, y de la que queda, aún, por percibir, comprender y realizar, en el eterno camino que conduce a la fuente. Paradójicamente, cada quien se encuentra en la fuente. Cómo saberlo? Cómo percibirlo? Cómo comprenderlo? Cómo realizarlo? El maestro capaz de enseñarlo no está afuera; se encuentra dentro de la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos de la naturaleza. En los reinos animal, vegetal y mineral hay conciencia de esto, en mayor grado que en el reino humano, ya que el velo de la separación se encuentra más tenue; más depurado. Cada ser de los otros tres reinos, sabe lo que debe saber. El humano cree saber; pero ignora. El velo de la separación impide ver la unidad, y por supuesto se busca afuera lo que se encontraría en lo interno de la conciencia, escuchando la voz de la conciencia, en el silencio, en la abstracción, trascendiendo el ego, la conciencia objetiva, para acceder a la subjetiva, en la conexión con la fuente: la Divinidad sin nombre, por existir ante que cualquier otra expresión de “la vida” en la conciencia individual.

Cada grado de consciencia adquirido de la enseñanza prepara para el siguiente, en la eterna escala, en las infinitas estaciones de los estados de conciencia. La experiencia se va adquiriendo con las situaciones que día a día se presentan en el diario acontecer, como lecciones de vida, enseñanza viva, ad infinitum.

El maestro interno es la Divinidad que se expresa en la conciencia mediante el lenguaje de los sentimientos en concordancia de los valores universales, ora arengando, con el sentimiento del deber, de la justicia, del amor y de la solidaridad; ora aplicando el freno de la representación del sentimiento de la vergüenza, hasta tomar, nuevamente, el control de las propias fuerzas y pasiones. Se evita, de esta manera, exceder los límites de lo debido, de lo justo y perfecto, ejerciendo el señorío de sí. Se expresan, igualmente, la propia dignidad y decoro.

El Eterno Compañero del camino de retorno es la Divinidad que se acompaña a sí misma en cada ser expresado a la conciencia individual, sin separación de la Unidad.

El aprendiz es cada ser de los cuatro reinos naturales que recorre el eterno camino de retorno hacia la Divinidad. Precisa transcender las infinitas estaciones de la no diferenciación, depurando el velo de la separación, ad infinitum, sin jamás lograrlo del todo. Es misión de vida, en la vuelta a casa, sin llegar jamás a la casa buscada, ya que jamás se ha salido de casa. Vaya a donde fuere, cada ser siempre se encuentra en casa. Una paradoja. Por qué, entonces, afanarse tanto?

A través de la quietud se realiza la conciencia trascendente, percibiendo, comprendiendo y realizando. Como decía Lao Tse, en el Tao: -“Sin hacer nada, no queda nada sin hacer”.

-“Nada demasiado”, anotó Solón en el portal del Templo, en Delfo de la antigua Grecia.

Nada que no sea aquello que en cada “tiempo” deba hacerse.

Nada que obstaculice el flujo de energía que trae la provisión divina, cada día, en el tiempo perfecto y siempre oportuno. Es preciso cultivar la fortaleza de la paciencia, esperando la hora, el minuto y el segundo en el reloj de la vida. Empero, en la dimensión universal es necesario trascender la infinitud y la eternidad del espacio y tiempo. En esa trascendencia todo es dado al instante de la percepción, de la comprensión y de la realización.

Se requiere actuar como si ya se poseyera la solución, o el logro, o lo que fuere, respetando siempre los derechos ajenos y la dignidad de los seres interrelacionados. Esto implica el respeto de sí y de la propia dignidad.

Así es, Q.: Hidalgo, -dijo Escudero, con la mirada llena de luz, y sosegado-; ya se está en casa, aquí y ahora y en cualquier lugar donde se vaya.

Qué hacer, entonces, Hidalgo, -inquiere Escudero:

Antes que nada, relajarse, sosegarse a nivel físico, mental y espiritualmente, adquiriendo conciencia de la conexión con la Divinidad.

Dejar que el Eterno Compañero te acompañe en el camino de vuelta a casa, y que el Maestro interno te instruya con el lenguaje de los sentimientos, en la conciencia, con la sabiduría de los Valores Universales, para que la prudencia, y la justicia, guíen los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos bajo la egida de sus parámetros de ética cósmica.

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sábado, 12 de octubre de 2019

UNA PERCEPCIÓN PERSONAL



UNA PERCEPCIÓN PERSONAL

Por ©Giuseppe Isgró C.

Un Espírita le dice a otro:
Amigo mío: Mi percepción es la de que El Espiritismo no combate nada, ni es necesario que lo haga. El Espiritismo es un faro de la eterna Luz, que alumbra el camino de cada ser que tenga los ojos del entendimiento abiertos, y que quiera ver, realmente ver, lo que sus ojos ven, sus oídos escuchan, y los demás sentidos perciben, incluyendo la imaginación, o visión espiritual, la intuición y la inspiración.
Luego, continúa diciendo:… Con la Luz se evacúa la oscuridad por sí sola, sin necesidad de entablar lucha alguna.
La verdad se impone en contra del error sin necesidad de contienda, excepto que hay que darle tiempo al tiempo, a que las semillas de la sabiduría que contienen las enseñanzas Espíritas y las de todas las Doctrinas que conforman la DOCTRINA UNIVERSAL, puedan germinar en las conciencias de cada quien, y dar los inherentes frutos, en la práctica de todas las virtudes.
Es decir, todo el saber acumulado por las corrientes válidas del conocimiento en las edades, que es infinitamente más de lo que se puede absorber en una sola existencia.
Todo el saber acumulado por la experiencia de incontables siglos de progreso, nos pertenece, no solamente el Espiritismo, que es, a no dudar, la Doctrina que mejor habla a la inteligencia humana.
Hay muchas personas, muchísimas, que aun viendo, no desean ver, oyendo, no anhelan oír, oliendo el perfume de las hermosas flores, prefieren ver las espinas que les acompañan, y oler el olor del charco en las cercanías.
Que aun sabiendo que el fuego quema, prefieren meter en él las manos.
Por qué la Divinidad, en su inmensa sabiduría otorgó, a cada ser en los cuatro reinos naturales, no solamente al hombre, el LIBRE ALBEDRÍO? Precisamente, por eso, por su infinita sabiduría, y porque cada ser, siendo una expresión indivisa de la Divinidad, emanada a la conciencia individual, tiene los mismos atributos de la Divinidad, aún el del libre albedrío.
No será, -pregunta el Espírita a su amigo-, que la Divinidad misma, encerrada en cada ser, ignorando lo que es, quién es y la potencialidad de sus atributos, anhela hacer la experiencia por sí misma, en cada ser, como un ejercicio de aprendizaje en el eterno camino de regreso a la fuente? Necesita, la Divinidad, seguir haciendo experiencia en la infinita expansión de la Creación Universal? Usted qué cree? Qué todo está dicho, o hecho? Qué sentido tendría la vida, si fuese así? Si está todo hecho, o dicho, no habría más nada que hacer o decir. La verdad que sería bien aburrido, si fuese así.
Si deja de experimentar, cada ser, el efecto de sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, cómo podría saber el pro y el contra de cada uno de ellos? Precisa experiencia. Sin experiencia no hay verdadero conocimiento. La misma vida va aportando las situaciones idóneas para que, afrontándolas, cada ser, o experimentando las necesidades inherentes, los deseos y anhelos de progreso, bienestar y mayores luces en el entendimiento, pueda resolverlas en forma satisfactorias, desarrollando, al mismo tiempo, sus aptitudes y actitudes, es decir: su capacidad perceptiva, comprensiva y realizadora, con enfoque creativo y positivo.
Se pueden ver las realidades y no tener comprensión de las mismas; si no se comprenden, dejan de crear experiencias positivas que aporten la visión correcta de las cosas, es decir, aquella que optimiza la aptitud de ver más allá de las apariencias. Ver más allá de las apariencias es el fruto de la experiencia, del conocimiento y la visión que éste aporta.
Estimo que es preciso respetar el estado de cada quien, y enseñar únicamente con el ejemplo, iluminando con la propia luz, exteriorizada con naturalidad, sin encandilar a nadie. Profesar la doctrina asimilada, para encender la luz del propio entendimiento, no el de otros, salvo que por el ejemplo de la buena o mala cosecha que se obtiene y con la que se prueba si es o no buena la Doctrina profesada. Si es buena, se impone por sí misma, sin esfuerzo alguno, por los frutos que obtiene, como dice el dicho: -“Por sus frutos los conoceréis”. Si no lo fuera, ni a cañonazos sería aceptada, pese a que muchas doctrinas oscurantistas han penetrado tanto, pero tanto en las conciencias de tanta gente que los cultores de las mismas, tendrán que venir durante muchas vidas para enmendar el entuerto, en el argot quijotesco, que han sembrado y cultivado con tanto empeño desde aquélla nefasta reunión en la ciudad de Iznik, en el siglo IV de nuestra era, en que tantos errores se urdieron e impusieron a partir de ahí. Esa gente que ha sembrado errores en la conciencia de millones de seres, es la que volverá una y otra vez, para corregir el efecto de falsas doctrinas. Seguramente, muchos de nosotros mismos formamos parte de ese grupo de seres que nos tocará enderezar entuertos al estilo quijotesco.
Es responsabilidad de cada quien, no obstante, tomar lo que quiera, o necesite, ya que si su taza para dar es pequeña, lo que podrá tomar es poca cosa, aunque quiera, y por mucho que se le quiera dar, el excedente se desparramará en el piso, perdiéndose, inútilmente.
Hay en el mundo muchas personas que se vanaglorian de no haber leído jamás un solo libro en su vida. Oí eso, personalmente, a incontable número de personas en Andalucía. Caso contrario no lo habría creído. Una paradoja, ya que Andalucía es un faro de Luz para el mundo, donde, también he conocido incontable número de personas con una cultura muy desarrollada y gran número de genios jóvenes dispersos por los miles de pueblos andaluces, en las ocho hermosas provincias andaluzas, que las hacen una de las regiones verdaderamente especiales de España. A esas personas que no han tomado el gusto, todavía por la lectura, cómo se les puede explicar las bondades de ningún libro, al igual que al hablarle de lo que es el té, mientras no se le pruebe, no lo podrá apreciar, y aun así, las primeras veces, probándolo no disfrutará su sabor, hasta que saboree su esencia y sosiegue el Espíritu con sus excelsas propiedades. Si la persona desea leer o no un libro, es asunto personal de ella, igualmente, lo es, el tomar, o dejar de hacerlo, el té. El mérito, o demérito, es de la propia persona, y es su propia responsabilidad.
Y hay muchos otros que creen que la sabiduría infinita del universo se encuentra encerrada en un solo libro, aún dentro del Espiritismo, y por supuesto, ocurre en todas las corrientes de pensamientos válidas.
Cada doctrina tiene su propio libro, que estima mejor que el de las demás. Pero, cada libro tiene su propia sabiduría, y hay que leerlos todos, y asimilar la que se pueda de cada uno. Cada libro, y la doctrina que contiene, es una ventana al mundo. El poder contemplar el exterior, puede conducir, a cada quien, a abrir la puerta inherente a cada ventana, y comenzar a recorrer el camino, para darse cuenta, oportunamente, que cualquier puerta que hubiese abierto, el camino es el único camino que esa persona ha de seguir, porque, cualquiera sea el camino que se siga, es el camino, que aportará la experiencia necesaria, y el que conduce de vuelta a casa, para darse cuenta, también, con el tiempo, que en cualquier lugar en que nos encontremos, ya estamos en casa, que los diamantes que buscamos en otra parte, los tenemos ya, en el propio patio, y que la grama del vecino no es más verde que la del propio jardín, aunque lo parezca.
Esto nos indica que es preciso, por encima de todo respetar la experiencia ajena, las decisiones de otros, y que cada quien es responsable de su propia vida, y decisiones que toma. Si les indujésemos a error con las propias impertinencias, los responsables de sus desaciertos, seríamos nosotros, pese a las buenas intenciones que nos animaran, en el mejor de los casos. Por eso, cada quien debe asumir la propia responsabilidad en la conducción de su vida, y a lo sumo hacer una que otra advertencia, o sugerencia, sembrando buenas semillas de la doctrina, cualquiera que ella sea, preferiblemente, semillas de los valores del amor, la justicia, la belleza, la fortaleza, la templanza, el trabajo y el estudio. Lo demás, implica que cada quien debe arar su propio campo y cultivarlo. Eso, sí, es buena muestra de amistad, o solidaridad, compartir los frutos cosechados con generosidad. Si todos compartiéramos más, la abundancia sería lo que prevalecería en el mundo, y en todos los mundos, ya que, como el de la tierra, deben haber unos cuantos billones de billones, haciendo experiencia: la experiencia de los inherentes grados de progresos de esta escuela de vida, hasta que nos graduamos y pasemos al grado superior ad infinitum.


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jueves, 3 de octubre de 2019

DIÁLOGO ENTRE PERROS


DIÁLOGO ENTRE PERROS

©Giuseppe Isgró C.


Un perro, de buena familia, a quienes los dueños de casa, -no del perro-, dejaban, de vez en cuando, suelto por las calles para ejercitarse, cosa, por lo demás, antes muy usual, ahora, menos frecuente, cuando se topa con un perro callejero, que alguna vez fue de noble estirpe, y ahora, recorría el mundo para conocerlo mejor.
 Como entre perros se tiene conciencia de que la nobleza de su carácter no la otorga la alcurnia de una casa ni el abolengo callejero, sino la conciencia de la Divinidad interior que reside en cada uno de los seres de los cuatro reinos naturales, y en la dignidad equivalente a la propia autoestima, que entre sí, cada quien sabe reconocer en el otro, a primera vista. Los dos perros del relato responden a los nombres de Fido y Filemón. Cuando se acercan ambos, después del reconocimiento de orden y de mostrarse simpatías recíprocas, el uno -Fido- le dice al otro:
 -Si los humanos fueran como los perros tendríamos un mundo mejor en que vivir!
 -Por qué lo dices?, -le responde Filemón.
 Por nuestro innato carácter, Filemón, que aun teniéndolo los humanos de igual naturaleza que la canina, por nuestro común origen divino, en los perros se conserva en su estado de mayor pureza por cuanto los valores, o atributos divinos que se expresan en nuestra conciencia, no encuentran obstáculo alguno para manifestarse libremente, y no suelen, salvo excepciones, superar los límites de la vergüenza.
 En nosotros, el velo de la separatividad con la Divinidad es más tenue que el de los humanos, y percibimos mejor la propia naturaleza que nos es inherente, y nuestro carácter de seres divinos, y el de los demás seres de los cuatro reinos naturales.
 Por ejemplo, Filemón, entre nuestras principales virtudes, que los humanos nos reconocen, están: en primer, lugar:

1) LA AMISTAD:

Todos reconocen que nosotros, los perros, somos amigos leales y fieles, cuando otorgamos a alguien el privilegio de nuestra amistad. Y recuerda, Filemón, que la amistad es uno de los mayores privilegios y el tesoro más valioso entre dos seres. Primero, como decía Aristóteles, si hay amistad no hace falta justicia. Porque, para que haya amistad verdadera, deben coexistir, conjuntamente, diversas virtudes, como el amor, la sabiduría y la prudencia, la justicia, la templanza, la belleza, la tolerancia, el perdón, el sentimiento del propio deber, el respeto y la dignidad, es decir, la percepción de la propia y de la ajena dignidad. Es decir, saber que el otro no es menos, a pesar de las apariencias, ya que, sin eso, difícilmente podría haber amistad verdadera. Reconocernos en el otro, y viceversa, es condición sine qua non, para que haya auténtica amistad en todo el sentido de la palabra.
 La amistad denota afinidad de conciencia, de ideas, de caracteres, de objetivos, de visión, y del amor que trasciende todas las dimensiones físicas de la vida.
 Entre los humanos, Filemón, muchas de estas virtudes están condicionadas por intereses subordinados a convencionalismos, falsas apariencias, hipocresías, y a la búsqueda de beneficios particulares que aparentan amistad. Pero, a la prueba de la amistad con que la vida suele someter a los seres, pocos, aún, la superan.
 Por eso, Filemón, si los humanos emularan el carácter de los perros, tendríamos un mundo mejor.
 -Oye, Fido, que bien has dicho. Me gusta el argumento que tú has esgrimido hoy. Hace mucho tiempo que, también, vengo meditando sobre el mismo asunto, y me gustaría, si te parece bien y es de tu agrado, en cada nueva salida, o encuentro que realizamos, dedicar unos minutos para hablar de las virtudes de los perros, que no son otras que las de todos los seres, para desarrollar la conciencia de su importancia. Esto como un medio de auto-desarrollo ya que es mucho lo que hay que aprender sobre estos y otros temas, y debemos anteponerlos como objetivos de estudio y realizaciones inherentes.
 Ambos perros, Fido y Filemón, se ponen de acuerdo, por lo que, deberemos estar atentos para ver que de nuevo nos aportan en cada nuevo encuentro.

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jueves, 25 de julio de 2019

MEDITACIONES ESENCIALES: 887



MEDITACIONES ESENCIALES: 887

©Giuseppe Isgró C.


Al ser humano no le está permitido, tanto por la ley divina como por el Derecho Positivo, hacerse justicia por sí mismo.
Devolver bien por mal, permite la recapacitación a la otra parte, quien, oportunamente, se disculpará, compensando, el perjuicio causado. Por la ley divina y por la humana, siempre se es acreedor a la compensación inherente a cada caso.
Al perdonar a quien nos ha ocasionado un perjuicio, de la índole que sea, se deja en libertad a la justicia divina de que efectúe la respectiva compensación. Siempre existe el derecho, también, de intentar las acciones legales a que la Legislación vigente, en cada lugar, permite.
Es una decisión personal de cada quien. Si la persona, reaccionando a nivel personal en contra de la persona que le ha ocasionado un perjuicio, y lo hace de pensamiento, sentimiento, palabra y actos, podría hacerse responsable en relación a la otra parte, de un daño mayor del que ha recibido, en cuyo caso, pasaría a ser, de acreedor, deudor por la diferencia.

domingo, 21 de julio de 2019

UNA LEYENDA MEDIEVAL




UNA LEYENDA MEDIEVAL

©Giuseppe Isgró C.
08-03-1996



Cuenta una leyenda medieval citada por Herman Hesse, que cierto monje, periódicamente, hacía entrega a su hermano, de dinero perteneciente a la comunidad de la cual formaba parte.
El hermano, pese a que era, en su profesión, el más destacado y prudente, desde que comenzó a recibir la ayuda con dinero ajeno, éste se le esfumaba, pese a todos los esfuerzos.
Sorprendido de tales hechos, recurrió a su asesor de confianza a quien relató lo que ocurría y éste, además de explicarle el por qué, le sugirió: -“Deja de recibir más dinero de tu hermano, que no le pertenece. No se puede construir una solidez, en la fortuna, con dinero ajeno. Invierte lo poco que tienes  y verá que muy pronto te enriquecerás. De lo que ganes, devuelve la mitad a tu hermano hasta reintegrar la totalidad de lo sustraído”.
Así lo hizo el hombre, y su riqueza fue en constante aumento. Su hermano, el fraile, sorprendido de tal prosperidad, le preguntó las razones de tal cambio, cuya respuesta fue aleccionadora.
Desde la antigüedad, tanto los sabios, como la gente sencilla, se han percatado de la presencia de la ley divina que actúa instantáneamente, haciendo esfumar el dinero mal habido, aparte de dejar poco bien parados a sus ejecutores.
La honradez, la veracidad, la equidad, la rectitud, el trabajo efectivo, la paciencia, la persistencia, el entusiasmo, la moderación, la prudencia, la templanza, la voluntad de servicio, el ahorro y la inversión, el sacrificio y el esfuerzo constante, son el único camino hacia la riqueza integral, verdadera, al bienestar sólido, a la tranquilidad de Espíritu, y a hacerse digno de que, las leyes cósmicas, y la protección divina, concurren en cooperación activa, a prestar su concurso, por cuanto el Gran Ser Supremo, y la Vida, ayudan a quien se ayuda a sí mismo, correcta y honradamente, con ánimo contento, confiados, en el resultado final positivo, en todas las etapas existenciales.
La única manera de alcanzar la auto-liberación es estando libre de deudas de toda índole: económicas y éticas-morales, entre otras.
Quien indebidamente se aprovecha de otros, aparte de quedar, instantáneamente, fuera de la Ley cósmica, se convierte en un esclavo de quienes ha perjudicado, y, antes o después, debe reparar la falta, incluyendo los respectivos intereses, y en el intervalo dejará de tener libertad de acciones hasta el día en que inicie la reparación y compense el hecho. Es una fuerza de coacción cósmica que actúa oportunamente, (inmediatamente), llevándose lo obtenido indebidamente, de múltiples y variadas formas zahiriendo al infractor, quien dejará de tener paz hasta que actúe correctamente y restablezca el equilibrio, compensando su deuda existencial.
Quien quiere ver, observa claramente esta ley, y los efectos de su infracción en todas las áreas de la vida. Todos los que se aprovechan inadecuadamente de sus funciones, con manejos indebidos de las situaciones, pese a lo mucho o poco obtenido, las necesidades surgidas se lo llevarán, encontrándose igual que antes, con la agravante de una deuda innecesaria, un cargo de conciencia que le convierte en auto-proscrito, y además, fuerzas cósmicas le mantendrán en tarea en las cuales  deberá compensar el hecho, y, por mucho que se quiera, se dejará de tener la libertad debida, hasta que cada uno salde su compromiso cósmico y obtenga la auto-liberación, actuando en plena armonía y concordancia con las leyes cósmicas: justicia, rectitud, honradez, sinceridad, trabajo efectivo, estudio constante, etcétera.
Con la vida no se juega, por cuanto el “ojo que todo lo ve”, mediante un mecanismo simultáneo, realiza movimientos adecuados que neutralizan cualquier acto indebido del que se aparta del justo camino.
Pero, la vida es un colaborador insuperable cuando cada uno decide recorrer el camino  del servicio, del progreso, de la justicia, de la práctica de todas las virtudes y del amor. La vida, con tiempo, prevé a las propias necesidades; por supuesto, no hay que quedarse de brazos cruzados. Tal como dice la máxima popular: -“Ayúdate que yo te ayudaré”. Hay que tener confianza en la suprema bondad, en el sentido de que, aún en el peor rigor de la justicia divina, ésta siempre buscará el propio bien de cada uno y aun imponiendo corrección severa, si se acepta el hecho y se opta por la propia redención, con paciencia, constancia y confianza, todo coadyuvará al propio bien.
La justicia divina da a cada uno exactamente lo que merece, ni más ni menos. Hay un sólo camino: lograr mayor merecimiento, haciendo lo que debe hacerse, dando más y mejor servicio, siendo altruistas y generosos, alcanzando la excelencia, en todo.
En el trato con los demás, sigue siendo la clave, la antigua máxima: -“Hacer a los demás lo mismo que se quisiera para sí en idénticas condiciones”.
Dale a la vida lo mejor que tú seas capaz de darle y la vida te dará lo mejor que tú seas capaz de recibir. Respeta la porción ajena y conservarás la tuya intacta para usarla a tu mejor conveniencia.
Al que quita le será quitado; al que da, le será dado más aún, para que siga dando: servicio, amor, respeto, etcétera.
Lo mismo que tú quieras para ti, debes darlo antes, y lo recibirás oportunamente.
Acepta tu abundancia de este día, cumple con tu tarea con ánimo contento y sé feliz.
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sábado, 6 de julio de 2019

EL SALARIO JUSTO Y EL HOMBRE NOBLE


EL SALARIO JUSTO Y EL HOMBRE NOBLE

Giuseppe Isgró C.
19-02-2019.


Escudero, -dijo Hidalgo:
El hombre noble es equilibrado y tranquilo, este era, en esencia, el mensaje de Confucio, y de quienes han alcanzado un determinado grado de conciencia.
Por otra parte: Hay personas que saben demasiado, o creen ellas, a las cuales es imposible prestarle servicios, ya que, generalmente no lo precisan, o no desean pagar lo que valen, por la razón que fuere. Este tipo de prospectos es preciso descartarlos como clientes, salvo raras excepciones que no rompen la regla.
Al final, Escudero, -siempre terminan pagando el precio, pero mucho más elevado, pero sin disfrutar de los beneficios que implican el servicio de profesionales cualificados, que si bien son costosos, resultan más económicos por su excelencia y resultados satisfactorios y óptimos, que determinan que se paguen por sí solos.
La propia dignidad precisa, Escudero, que los servicios prestados reciban el salario justo y perfecto.
El hombre noble, siempre retribuye los servicios recibidos en lo que valen, por su sentido de la justicia y la conciencia de la medida de todas las cosas.
Quienes aún deben alcanzar en el estado de conciencia de la nobleza un grado más elevado en las infinitas estaciones de la vida, precisan potenciar el sentido de la medida en todas las cosas, es decir, la justicia. Nobleza y Justicia van juntas una de otra, en cada pensamiento, sentimiento, palabras y actos.