lunes, 31 de diciembre de 2012

HUMANISMO Y DOCTRINA UNIVERSAL



HUMANISMO Y DOCTRINA UNIVERSAL
Por: ©Giuseppe Isgró C.

Al definir al Humanismo, explicando el desenvolvimiento de este movimiento histórico, en su contexto filológico, literario, filosófico, espiritual y artístico, contribuiría a re-definir la Doctrina Universal.
 Además de Doctrina filosófica, científica y metafísica-espiritual, con un profundo contenido ético-moral, en sus enseñazas, el Espiritismo es la mejor expresión del HUMANISMO –de corte RENACENTISTA-.
 La Doctrina Espirita expresa un interés por el estudio global: es decir, de los objetivos iniciales del humanismo, -de una vuelta a los orígenes, a la cultura clásica, con un interés literario, filológico, espiritual, filosófico y artístico, en sus inicios, en el siglo XIV, con Petrarca, Boccaccio, Dante, Giotto y Cimabue-.
 Además, con una expansión en sus objetivos, en el Renacimiento, en los siglos XV y XVI, con Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Galileo, Giordano Bruno, Francis Bacon, Kepler, Harvey, Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, Cervantes, Valdés de Leal, Rabelais, Marsilio Ficino, Pico Della Mirandola, entre otros, al contemplar todos los ámbitos de las ciencias y de las actividades humanas.
Realmente, los verdaderos objetivos del HUMANISMO y del RENACIMIENTO, se comienzan a gestar a partir del siglo XIX, dentro de cuyos máximos exponentes, como Sören Kierkegaard, Goethe, Ernesto Renán, Karl Jaspers, Heiddeger, y Nietzsche, -del existencialismo y libre pensamiento- en general.
 Es, en particular, la Doctrina Espirita quien cumple -de la manera más amplia, e integralmente, los propósitos tanto del Humanismo como del Renacimiento, CON TODOS SUS GRANDES EXPONENTES, como Allan Kardec, León Denis, Myers, Lodge, Conan Doyle, Amalia Domingo Soler, Joaquín Trincado y una constelación de pensadores más.
 La Doctrina Espirita restituye la reencarnación al conocimiento colectivo, la verdad histórica del hermano Jesús de Nazareth, -deslastrándolo de la tergiversación histórico-espiritual nacida en el Concilio de Nicea, en el año 325 de nuestra era, y del oscurantismo que de allí emanara, que desembocó en la Edad Media-, como una época poco luminosa para la humanidad.
La Doctrina Universal constituye una expresión clara de los valores universales, estudiados por la AXIOLOGÍA, además del resto de los objetivos del Espiritismo, que, fundamentalmente, y en esencia, son los mismos que los de los filósofos de la edad clásica.
El Humanismo, además, permite rastrear, en sus antecedentes históricos, el gran aporte de la civilización árabe, a partir del año 610 –d.n.e.-, como una demostración del equilibrio de la HISTORIA, por medio de la ACCIÓN-REACCIÓN EN LOS ACONTECIMIENTOS, donde, al lado de un período oscuro, como el de la Edad Media, fluyó la luz, con los filósofos árabes-judíos, y otros como Raimundo Lull, Don Juan Manuel, Chaucer y Alfonso X El Sabio, éste último, sobre todo, en cuanto al Derecho –Las Siete Partidas-.
 Por lo cual, al percibir que la condición de ESPIRITA refleja la mejor expresión de HUMANISTA, -y del Humanismo-, en sentido lato, es decir, integral, filosófico-científico-espiritual,-artístico-literario, pedagógico y jurídico, en la concepción renacentista del término, nos permite percatarnos de que el ESPIRITA es un HUMANISTA en el verdadero sentido de la palabra.
 Al igual que Martín Heiddeger, y Jean Paul Sartre quienes concluyeron que el EXISTENCIALISMO era HUMANISMO, con razón justificada, la Doctrina Espirita es HUMANISMO, además, de corte Renacentista, es decir, un Humanismo integral, en sentido lato, pero emancipado de todos aquellos elementos de los cuales ni aún las mentes más preclaras del Renacimientos pudieron hacerlo.
Además, el Humanismo permite interpretar los últimos diecisiete siglos del mundo occidental y comprender, mejor, los últimos 3.200 años de historia, a partir de Homero, cuyos relatos se encuentran enmarcados en el siglo XII –a.d.n.e.-, y como uno de los principales maestros e inspiradores de la edad de oro griega, a cuyas obras, en primer lugar, centran la atención, los humanistas como Petrarca y Boccaccio, además de las de Platón, Aristóteles, y otros.
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EL GRAN SECRETO



EL GRAN SECRETO

Por ©Giuseppe Isgró C.


El gran secreto que desde muy antiguo se conoce es el de: compartir las cosas buenas de la vida de manera justa y equitativa.
En el momento en que un líder se esmera en buscar el bien de todos, todos les siguen ad infinitum. Pero, el Gran Líder ad infinitum es, únicamente, Dios. De todos los demás, Dios los va usando, para sus fines providenciales, a unos para unas finalidades; a otros, para las que correspondan, por la Ley Cósmica.
El líder que Dios permite que emerja, por la inherente situación existencial, define al grupo, en un momento dado y la experiencia que precisa, como medio de aprendizaje.
No hay líder “inadecuado” que alguna labor buena no cumpla, solo que es poco fácil verla antes de tiempo.
Líder es líder donde lo pongan, pero lo que permite calificarlo son los resultados. A veces un líder aparentemente “ineficaz”, en la opinión de algunos, puede resultar un gran benefactor para todos. De qué males mayores no evita un mal menor? Alguien puede saberlo?
Demos gracias de que las cosas son como son, y no peores. O, acaso las cosas no suelen resultar mejores de cómo pudieran haber sido?
Cada quien cumple el rol que eligió. Es preciso que las nuevas generaciones se preparen para los tiempos mejores que, inevitablemente, en cada época, emergen. El futuro con que se sueña deben crearlo los mismos jóvenes, con un efectivo liderazgo situacional. Por eso se suceden las generaciones; cada una aporta nueva energía creadora e ideales renovadores. Pero, al margen de la edad, cada quien puede dar su respectivo aporte para mejorar la sociedad mejorándose a sí mismo.
De qué se ocupan los jóvenes, hoy en día, en el mundo? Quién los orienta hacia caminos inconvenientes? Es preciso centrar la atención de las nuevas generaciones en objetivos constructores de tiempos mejores. No es cuestión de juego el futuro de la humanidad.
Hay que prepararse; es necesario transformar el mundo, involucrándose; asumiendo los roles de liderazgo que el planeta requiere, en todos los ámbitos existenciales.
Y, los que ya se encuentran en edad madura, o avanzada? Acaso piensa que la cosa no es con usted o con nosotros? El que tenga algún conocimiento válido que eduque a las juventudes de sus respectivos países, y en los temas que les son inherentes.
El que posea fuerzas para involucrarse en la conducción hacia un mundo mejor, debe hacerlo para que en los siguientes ciclos de vida encuentre el ambiente en el que ahora quisiera vivir.
El futuro será lo que hagamos de él, hoy. No es sacando de él lo máximo que se pueda, sino en aportar lo mejor de los propios esfuerzos a favor del bien común. Todo el bien que hagamos a favor de la sociedad, es el único bien que, en definitiva, recibiremos. Dar-recibir, es el binomio clave; pero, en primer lugar, hay que dar: servicio, trabajo, amor, afecto, amistad, cumplimiento del deber, sonrisas, aprecio, y un largo etcétera. La siembra de hoy será la cosecha de mañana.
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domingo, 30 de diciembre de 2012

EL PODER DEL OPTIMISMO


EL PODER DEL OPTIMISMO

POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.


Existe toda una doctrina metafísica en torno al optimismo y uno de los filósofos racionalistas que estudió a fondo este tema fue Gottfried  W. Leibnitz, quien a finales del siglo XVII e inicio del XVIII, sustentaba la idea de que –“gracias a la armonía preestablecida por el Creador se disponía el mejor de los mundos posibles”- cuya teoría se conoce como optimismo metafísico. Él sostenía que la verdad se sustentaba en la razón y en los hechos; por la primera, la verdad era inmutable, por ejemplo: dos por dos son cuatro y no podría ser de otra manera, por cuanto ello crearía una contradicción. En cambio, el planeta tierra tiene un satélite; es una verdad de hecho, pero ésta sí podría cambiar y ser de otra manera.
Dentro de la capacidad perceptiva del ser existe la intuición que facilita el conocimiento de la realidad en su doble vertiente basada, la primera, en los valores universales inmutables y, la segunda,  en la sustentada por hechos sujetos a cambio de tendencias o manifestación, como efectos que son de una causa que los genera, y al cambiar ésta se modifican aquellos.
El conocimiento de la realidad universal, de las leyes naturales, de los valores y principio cósmicos y sus respectivas leyes eternas, la percepción del Creador y sus atributos divinos, la visión de que el ser humano está constituido por un espíritu eterno e inmortal, con preexistencia y supervivencia al presente ciclo de vida; el estar consciente de la ley de reencarnación y la ley del karma, en la eterna y continuada vida, es decir, la pluralidad de existencias y la pluralidad de mundos habitados, la ley de evolución y la del eterno progreso, la solidaridad universal, la conformación de una sola ecología mental cuyas facultades mentales y espirituales le permiten al ser una interconexión permanente con todas las mentes de acuerdo a la propia esfera mental o estado evolutivo y la factibilidad de conexión permanente con la Inteligencia Infinita del Universo –como canal de Luz y expresión de la voluntad divina-, la unificación de los estados de conciencia archivados en la memoria espiritual, fruto de incontables ciclos de vida, por medio de la meditación profunda, permite aflorar, en la conciencia, la percepción de una perspectiva optimista, ya que se hace cargo probable de los resultados finales positivos, en cada etapa, de acuerdo con los planes cósmicos y que, toda manifestación de la energía positiva se hace con un fin ulterior bueno o favorable.
En 1930, con el inicio de la Facultad de Parapsicología, en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, U.S.A., el Dr. Joseph B. Rhine y su equipo de colaboradores, llevaron a cabo un descubrimiento que, aquí, nos permite interrelacionar consecuencias interesantes.
Al efectuar miles de experimentos de laboratorio con las cartas Zener, juego de veinticinco cartas diseñadas por Karl Zener, –cinco cartas con cada uno de los siguientes símbolos-: el cuadrado, el signo más, el círculo, las ondas y la estrella de cinco punta, el Dr. Rhine había llegado a la conclusión de que, cualquier persona sin ningún tipo de desarrollo en su facultad de percepción extra-sensorial, por efecto de la casualidad, según riguroso cálculo estadístico- debía tener cinco aciertos; cuando éstos eran superiores a cinco, -hasta veinticinco-, cada acierto adicional reflejaba la presencia de un equivalente grado de desarrollo de la facultad de percepción extra-sensorial; análoga relación estadística habían determinado para los experimentos de psicoquinesia. Pero, ocurrió algo que le llamó poderosamente la atención. Algunos sujetos de experimentación lograban resultados por debajo del mínimo que debía ser alcanzado por efecto de la casualidad por cualquier persona que no presentase ningún tipo de capacidad de percepción extra-sensorial.
Después de analizar a fondo el caso, se percató de un hecho notable, revelador y, para nosotros, de gran significación. Aquellas personas que obtenían resultados por debajo del mínimo esperado, sí presentaban un estado desarrollado de su capacidad de percepción extra-sensorial    -y también, psico-cinético-, solo que en sentido inverso. Es decir, su expectativa negativa de logros le hacía alterar los resultados mínimos que debían haber obtenido por vía de la casualidad.
¿Qué ocurre en la vida? El esquema de la naturaleza de las cosas conlleva a que, cualquier persona, en condiciones normales, llevando a cabo determinadas actividades, debería obtener un determinado grado de resultados que representase un éxito mínimo probable y factible, siempre haciendo lo que se precisa. Empero, muchas personas, por su expectativa negativa o pesimismo, alteran los resultados mínimos o máximos que, con una actitud -o enfoque- optimista, serían fácil obtener.
Se tiende a crear lo que se piensa o espera. –Siddhartha Gautama, decía: -“Prosigamos hasta la meta, nuestros pensamientos crean el mundo”-. Los pensamientos tienen un poder de atracción y repulsión. Lo semejante atrae a lo semejante. Las expectativas positivas u optimistas atraen a los elementos coadyuvantes y repelen a los opuestos y viceversa.  Ricardo Guada, tiene un excelente lema: -“Si quieres saber como será el futuro, predícelo”. Generalmente, se cumplen las propias expectativas.
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sábado, 29 de diciembre de 2012

EL PODER DE LA OBSTINACIÓN



EL PODER DE LA OBSTINACIÓN

POR © GIUSEPPE ISGRÓ C.


Herman Hesse, comentaba en uno de sus ensayos, que la palabra que más le había emocionado, y a la cual siempre había prestado una atención especial, era “obstinación”, equiparable a “tenacidad”.
Se refería a esa clase de obstinación que engendra una fuerza de voluntad de tal magnitud que conduce a la persona a superar cualquier obstáculo, de la índole que fuere, empleando los recursos esenciales hasta alcanzar la meta.
Tomás Alva Edisón, era de este temple. El 21 de octubre de 1879, después de realizar más de diez mil experimentos para encontrar el filamento y la técnica adecuada mediante la imaginación sintética, perfeccionó la primera bombilla eléctrica.
La obstinación de Henry Ford, de construir el motor V-8, hizo realidad algo que sus mismos ingenieros creían imposible. Solía decirle: -“Lo quiero y lo conseguiré”.
Napoleón, borró de su diccionario la palabra  “imposible”; tal eran su determinación de triunfar.
Bolívar, en Casacoima, en condiciones adversas, soñaba con los éxitos de la campaña del Sur. En Pativilca, postrado, a la pregunta de Don Joaquín Mosquera: -“Y qué piensa hacer usted ahora?”, –con  ojos resplandecientes, expresión decidida y confiada actitud, responde: -“Triunfar”; haciendo realidad, poco después, su sueño de la emancipación latinoamericana.
Es la tenacidad de aquella hormiga que, con una carga de mayor volumen que la de su cuerpo, se volvió a levantar una y otra vez en el ascenso de un escalón, hasta que, felizmente, a la treinta y seisava vez, logró superarlo, inspirara a un famoso líder que, después de una fallida contienda, le observaba, haciéndole tomar, la inspiración que recabó de ello, la determinación de reagrupar a su gente y reemprender las acciones, saliendo triunfante en las mismas.
No existen barreras infranqueables para una mente determinada a triunfar.
De esta casta de seres extraordinarios que han hecho de la obstinación el instrumentos de sus múltiples y continuos triunfos, era, con certeza, el Ilustre, P:. y QH:. José Antonio Páez, que en la batalla de las Queseras del Medio, solamente con ciento cincuenta y tres hombres, elegidos por él, venció a Pablo Morillo, con siete mil hombres. El Libertador, que había presenciado los sucesos, emocionado y admirado, a la vez, mediante una proclama, elogió lo ocurrido como “la mayor hazaña heroica de todos los tiempos”. Constituye un paradigma indiscutible.
Ignacio de Loyola, en un aforismo, parafraseado, expresó: -“En tiempos menos fáciles no hay que mudar de propósito”, indicando, expresamente, que jamás debe abandonarse un proyecto a mitad de camino.
La inmutabilidad en la realización de los objetivos identifica a los triunfadores, en los tres reinos de la naturaleza.
Esa planta que habiendo sido pisada, se vuelve a erguir, demuestra una voluntad férrea de vivir con dignidad.
El águila que, al llegar a una edad intermedia,  debe tomar la difícil decisión de desprenderse de su pico y plumaje, en un proceso nada fácil de renovación que dura ciento cincuenta días; muchas la toman; otras no. Quien decide hacerlo,  con renovada fortaleza vive los siguientes 35 años. 
Michele Isgró Scibilia, solía decir: -“Cuando el mundo parece que se acaba, comienza de nuevo”-.
En la obstinación reside uno de los mayores secretos del éxito; en el momento de negarse en abandonar, persistiendo impasible en dirección de la meta, en ese mismo instante se activan los poderes creadores de la mente y se comienza a tomar el  control de las propias fuerzas y de las circunstancias exteriores; oportunamente, se gestan los resultados.
Obstinación, es una hermosa palabra que encierra en sí misma un mundo de creación y objetivos felizmente realizados o en camino de serlo, sobre todo si lo justo rige la intención.
Imaginemos a la tenaz y victoriosa hormiga, exhortar a sus congéneres, diciéndole: -“Conquistad vuestras metas con calma imperturbable, impasibilidad, serenidad y paciencia, haciendo uso de de los dos mayores poderes existentes: el amor y la obstinación triunfante. ¡Triunfad, ahora y siempre!”-.
La tenacidad de un jardinero que siembra las semillas, las riega con dedicación y amor, hasta que un día contempla extasiado a las hermosas y radiantes flores; parecieran sonreírles agradecidas.
La fábula del rosal, de Niko Kazantzakis, encierra una hermosa moraleja: -“Un día, las ortigas pidieron al rosal: -Señor rosal, ¿no quieres enseñarnos a nosotras también tu secreto? ¿Cómo te ingenias para hacer las rosas? Y el rosal respondió: -Hermanas ortigas, mi secreto es muy simple. Durante todo el invierno, con paciencia, confianza y amor yo trabajo la tierra y solo tengo una cosa en mi mente, la rosa. Las lluvias me azotan, los vientos me deshojan, las nieves me cubren, pero yo solo una cosa tengo en mi mente, la rosa. Éste es mi secreto, hermanas ortigas”-.
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EL PODER DE LOS DESEOS


EL PODER DE LOS DESEOS

Por Giuseppe Isgró


Los deseos mueven la potencia creadora de la voluntad y tienen un paralelismo con las necesidades en sus jerarquías de: básicas, seguridad, sociales, estimación y autorrealización,
¿Qué son los deseos? Constituyen la causa de la conducta en la naturaleza: humana, animal, vegetal y mineral. Impelen a querer.
Activan la voluntad y ésta mueve a la acción, la cual crea el propio destino, es decir, el karma, en su polaridad positiva o negativa, cosechando lo mismo que se ha sembrado.
Platón y Aristóteles, eran de la opinión de que, el objeto del deseo puede ser natural o consciente, mediante el cual, por ejemplo, una persona que desea instruirse, en un área determinada del saber, le impele a aprender y le facilita cambiar las condiciones mentales, pasando de un estado de ignorancia a otro de conocimiento, por supuesto, siempre relativo.
Empero, el deseo contempla una extensa gama de variantes, como: a) Necesidad y manifestación de la libido, b) Obtención de lo bueno, lo placentero y la satisfacción en general de apetitos y anhelos. b) Motivación al logro. c) El deseo y su opuesto, como aversión emocional. d) La transmutación del deseo, como catarsis o sublimación.
Los deseos canalizan la imaginación, los sueños y las fantasías; racionalizan el pensamiento y estimulan el cultivo de  la sabiduría, sometiendo la propia acción bajo la égida de los valores universales, entre los que se cuentan: la prudencia, la afinidad, la justicia, la igualdad, la compensación, la fortaleza, la templanza, la belleza, la tolerancia, el perdón y el amor. Esto significa la regulación de los deseos por la razón y la moral; mientras que la norma jurídica y las costumbres rigen la convivencia en la sociedad.
Es preciso una adecuada disciplina y practicas espirituales como la concentración, la meditación, la autosugestión, la visualización y el estudio de los principios esenciales de la vida,   para canalizar la energía creadora de los deseos y la transmutación de aquellos que lo requieran, en su polaridad opuesta positiva, conservando el equilibrio, el autodominio, la serenidad, el contentamiento y la gratitud, estimulando, al mismo tiempo, un sano sentimiento de autorrealización.
El deseo reviste, además del disfrute del placer, otros roles, como: adquisición de poder, acumulación de riqueza y búsqueda del sentido de la vida.
Siddharta Gautama, expresó, en las “Cuatro nobles verdades”, que las causas fundamentales de la ausencia de felicidad son los deseos en su polaridad negativa, a tales efectos sugirió la práctica del Noble Óctuple Sendero, cuya esencia es someter los deseos a la rectitud –o justicia-, en: las opiniones, los propósitos, las palabras, las acciones, los medios de sustentamiento de vida, los esfuerzos, la atención y la concentración.
Napoleón Hill, entre los motivos que mueven las acciones humanas, señaló: 1) La emoción del amor; 2) La emoción del sexo; 3) El deseo de la ganancia material; 4) El deseo de auto-conservación; 5) El deseo de libertad de cuerpo y mente; 6) El deseo de auto-expresión; 7) El deseo de perpetuar la vida, -o la trascendencia. También enunció dos grandes enemigos a vencer: La emociones de la cólera y la venganza; y, la del miedo, las cuales es preciso transmutar en sus opuestas positivas, es decir: calma imperturbable, impasibilidad y  serenidad; perdón y justicia; fortaleza, valor, confianza, templanza  y sabiduría, ejercitándose en la maestría del ser.
En la satisfacción de las propias necesidades, deseos y anhelos, se sugiere seguir estas sencillas reglas: 1) Saber lo que se quiere. 2) Desearlo hasta convertirlo en un ardiente deseo. 3) Formular un plan de acción. 4) Asignarle tiempo suficiente para su logro  y actuar con paciencia y expectativas positivas. 5) Escribir los objetivos y revisarlos diariamente. 6) Perseverar, actuando como si..ya los hubieses alcanzado. 5) Pagar el respectivo precio, en tiempo, dedicación, recursos o de otra índole esencial. 6) Disfrutar la acción del logro, haciendo la vida placentera y amena, relajándose, afirmando lo positivo, visualizando el resultado final satisfactorio, sintiendo la emoción y la gratitud anticipadas por la meta que debe ser alcanzada. 7) Trabajar en silencio, emulando a la naturaleza. 8) Prestar atención a las intuiciones, inspiraciones y guía del Creador Universal, en la propia conciencia, para conducirse con efectividad y en armonía con todos y con el Todo.
Por la ley de atracción, los deseos atraen a los elementos coadyuvadores a su satisfacción, oportunamente y repelen los contrarios como un escudo protector. Si las cosas se ponen poco fáciles, es preciso persistir con confianza, sin abandonar jamás, por cuanto es cuando más cerca se está de los resultados y las circunstancias suelen cambiar favorablemente, como la noche en día.
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SER TOLERANTE Y PACIENTE


SER TOLERANTE Y PACIENTE

POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.

Uno de los versos de oro pitagóricos, expresa: -“Muchas son las voces, unas indignas, otras nobles, que vienen al recinto del oído. Que no te turben ni tampoco te vuelvas para no oírlas. Cuando oigas algo que deja de corresponder a la verdad, sopórtalo con calma”-.
-Uno de los grandes secretos de todo ser humano consciente,  es el de guardar silencio sobre sus objetivos, sobre quien es, a donde va, que hace y que espera.
Toda confidencia sobre cualesquiera propósitos que alguien se proponga realizar, en el momento de comentarla, crea, automáticamente, una fuerza antagónica, contraria, que constituye un handicap y va a requerir un esfuerzo extra para superarlo, sin importar quien sea a quien se le cuente.
Mientras mas allegada sea  la persona, más fuerza antagónica genera. Al mismo tiempo se suelta la imagen del proyecto que se desea realizar y al hacerlo, la mente lo aleja de su centro de poder, que es la imagen en la pantalla mental, donde crea un campo de fuerza magnética que atrae a los elementos coadyuvantes y repele a los contrarios, por la ley de atracción cósmica.
Empero, es imposible que otras personas dejen de participar en el conocimiento de lo que, en un momento dado, se está realizando; y a tales efectos, gran número de ellas, con o sin buenas intenciones, se toman la libertad de opinar, expresando comentarios que pueden tener cualesquiera modalidades de matices, positivos o no, las cuales muchas veces pueden contener informaciones útiles de tener en cuenta, aunque sean poco agradables. Es preciso escucharles serenamente; una vez oídas, se le da las gracias y se pasa a otra cosa, sin turbarse, centrando la atención en un aspecto positivo, como el constante recuerdo del nombre del Creador Universal, ELOÍ, que funge de elemento equilibrante, de conexión con la fuente divina, -como un mantra-.
Automáticamente, al poco rato, se sienten renacer las fuerzas positivas, manteniendo el control de la situación y del propio estado anímico, y por ende, de los pensamientos, de los sentimientos, de las palabras y de los actos que les son inherentes. A veces, se pueden estar escuchando cosas que no se corresponden con la verdad, y encontrarse impotente para hacer algo, de momento.
Es preciso, en estos casos, seguir la sugerencia contenida en el verso del filósofo de Samos: -“Cuando oigas algo que deja de corresponder a la verdad, sopórtalo con calma”-.
Al final, la verdad triunfa del error y de nada sirve perder el autodominio, o la compostura, que haría, muchas veces, pese a tener la razón, dejar, en el ambiente, un efecto contraproducente.
Es preciso conservar la compostura y la serenidad; impasible, seguir adelante, haciendo todo lo que sea preciso para que resplandezca y se afiance la verdad, oportunamente y así será. Siempre la verdad se impone.
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LA ÑAPA Y SUS VERTIENTES


LA ÑAPA Y SUS VERTIENTES

Por ©Giuseppe Isgró C.


No hace mucho, tuve ocasión de saborear una rica chicha, en compañía de un amigo, el Sr. José Luis Moreno, en la ciudad de Barcelona, en Venezuela, de la que elabora una familia durante tres generaciones. Se le conoce como la chicha de Don Ramón, en honor al fundador de la dinastía chichera. Sin lugar a duda, es una de las mejores.

Lo que nos sorprendió agradablemente, fue que el chichero, un nieto de Don Ramón, al ver que estábamos terminando la que nos sirvió, nos dijo: -“Tenga la ñapa”, y nos sirvió, a ambos, una buena cantidad extra, gratis.

Agradablemente sorprendido, le dije:

-Tenía años que no escuchaba esa palabra; era una buena costumbre cuando yo era niño, por la década de los sesenta. Tanto cuando uno iba a comprar, como cuando venían a hacerlo en el negocio, la gente pedía su ñapa, y, dependiendo del género que se comercializaba, cada quien, le añadía, gratis, una cantidad extra.

Con esa costumbre, la gente se iba contenta, por cuanto se sentía bien servida, y atendida, y el bodeguero, o comerciante, aseguraba la fidelidad de sus clientes.

Aquel que se rehusaba en dar la ñapa, se ganaba el calificativo de pichirre, es decir, poco generoso o tacaño; por supuesto, corría el riesgo de que la gente se le fuera para la competencia.

Y no es tanto el hecho de dar algo extra, gratis, lo que más importaba, sino el gesto, o la gracia, con que tal acto se realizaba, generalmente acompañado de una sonrisa, y de una frase amable, que comunicaba los afectos de amistad y estrechaba los lazos de buena vecindad o camaradería. Eliminaba las barreras que inhibían la comunicación y fomentaba la reciprocidad, y probablemente, una compra extra por parte del cliente, para corresponder a la atención.

Cuántas veces no oímos decir a alguna chavala o señora: Y no me va a dar la ñapa?  Rara vez esa solicitud quedaba sin la respectiva añadidura del algo extra de lo que fuera que estuviese comprando, o de otra cosa, que también era costumbre.

La ñapa es consideraba como un acto de buena voluntad, y hasta de honradez, ya que implica, además de dar lo correcto, añadir algo más.

Hasta la gente de edad avanzada, después de los ochenta años, se sienten felices con la ñapa; con frecuencia se les suele oír: Ahora lo que viene es la ñapa. Se refieren a la ñapa de Dios, al permitir alargar el actual ciclo de vida, en perfecto estado de salud, hasta una elevada longevidad.

Los filósofos americanos del género de la literatura estimulante, entre ellos Benjamín Franklin y Napoleón Hill, acuñaron un término que indica un elemento extra, en el servicio brindado a un cliente, o prospecto, y es el de hacer por lo demás más de lo que nos pagan, como única vía para alcanzar niveles de éxitos que vayan más allá de lo básico. Hill acuñó una frase que define uno de los grandes principios del éxito: “RECORRER EL KILÓMETRO EXTRA”.

Ese servicio que trasciende todo pago monetario, es lo que marca la diferencia entre una persona de los niveles básicos del éxito y un triunfador, o una triunfadora, de las elevadas jerarquías del logro, en todos los ámbitos. Al margen del beneficio económico que se perciba con este servicio extra gratuito, las personas que practican esta clase de generosidad o altruismo, generalmente, además de gozar de la preferencia de sus clientes, y de gozar con la realización de su trabajo, suelen ser mucho más felices, y autorrealizadas. Es lo que hemos calificado, en toda nuestra obra: El salario cósmico.

Estas personas suelen ser leales, francas, honradas, serviciales, auténticas amistades, justos, confiables y efectivos en los resultados que aportan a todas las partes involucradas, autoincluyéndose.

Denota, esta actitud, una mayor capacidad de dar y de hacer; no por la compensación en sí, la cual será recibida por añadidura, siempre, de donde menos se piensa y espera, como una consecuencia natural de la ley de reciprocidad o compensación. Sino, es el sentimiento del deber profesional cumplido, o el de ciudadano, o persona, que le impele a dar lo mejor de sí en beneficio del entorno en que se vive y comparte los dones de la vida. Es la vocación de servir, de ser útil, consciente, cada quien, de que al final, el único bien que cada quien lleva consigo, es el que ha realizado a otros. El sabio de Concord, Ralph Waldo Emerson, supo decirlo con estas palabras: -“Todo acto tiene en si mismo su propia compensación”-.

Jamás se pierde al hacer algo extra, gratuitamente, por lo demás, por cuanto la ley de compensación permite que fluya la abundancia entre todas aquellas personas que, teniendo la puerta de la mente abierta para dar, la tienen, también, abierta para recibir.

La misma medida que se utiliza para dar, es la que usa la vida para retribuir a cada quien los beneficios de su aporte.
De acuerdo a la capacidad de dar, en igual grado se recibe.

Vaciarse y llenarse; esa es la ley. Para llenarse, es preciso, antes, vaciarse, dando. En un vaso lleno no cabe nada más excepto que se vacíe, antes, o se cambie el por otro más grande.

La vida es un intercambio incesante: se da lo que se tiene; se recibe lo precisado.

Abre la puerta de tu vida para recibir, dando más de todo: Servicio, sonrisa, amabilidad, amor, sinceridad, fidelidad, amistad, trabajo, estudio, etcétera.

Qué es lo que tú quieres, o necesitas? Amor? Ama. Amistad? Bríndala tú. Abundancia? Engrandece la copa de tu vida para dar: conocimiento, servicio, amistad, amor, lealtad, etcétera.

Haz tuyo uno de los secretos más poderosos del éxito: La ñapa, en todas sus vertientes y variantes.

Adelante.

PLAYA MANSA


PLAYA MANSA
POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.
Estaba contemplando la hermosa vista de la Playa Mansa, en un atardecer de junio, una de las tres playas de la ciudad de Lechería. Las otras dos son: Playa Cangrejo y Playa Lido.

En su hermoso boulevard gran número de personas se reúnen a oír música, a pasear, o, simplemente, a pasar varias horas, en parejas o familias.


A mi lado alguien escuchaba en la radio una canción que repetía varias veces las palabras playa mansa, playa mansa. Le oigo decir a uno de ellos: Quién le pondría el nombre de Playa Mansa? Esta playa, antes, era conocida como Playa Muerta. Ese nombre se lo puso un italiano de nombre Giuseppe Isgró, por el año 1990. Y, cómo fue eso?, alcancé a oír que le preguntaba. No lo sé, respondió el otro. Pero el nombre pegó, ya que ahora hay varios edificios que se denominan Playa Mansa, Bahía Mansa, Playa Mansa Suites, un programa de radio con ese nombre, un poema sobre la Playa Mansa, del poeta Juan Ramos, y la Playa Mansa, propiamente dicha, que es como ya se le conoce oficialmente.

Me intereso por el diálogo, y me acerco, preguntándole: Desean saber como fue que el señor Giuseppe Isgró le puso el nombre de Playa Mansa a esta hermosa bahía?


Dado que acogen favorablemente el ofrecimiento, acto seguido quien esto escribe, les explicó:

En 1990, el Dr. Amaré del Castillo, construyó en la esquina del Conjunto Residencial El Árbol para Vivir, un grupo de cuatro casas, cuyo frente de la primera da con la playa. El señor Giuseppe Isgró colaboró con la venta de las mismas, y durante un tiempo colocó en la prensa local avisos publicitarios promocionando las mismas. Al redactar los anuncios, le pareció muy feo colocar aquel nombre con que se conocía la bahía, y lo cambió por: “Frente a la Playa Mansa”. Dado que eran avisos desplegados de buen tamaño, visibles a la vista de cualquiera que ojease el periódico, el nombre fue quedando en la mente de los lectores y de la gente, en general.

En los dos años siguientes, el Sr. Giuseppe, colaboró a colocar varios terrenos y casas, en las zonas adyacentes, en los cuales hoy en día hay construidos hermosos edificios, y en todos los avisos publicitarios colocaba “adyacente a la playa mansa”.


Al despedirse, aquellos señores perciben la identidad de quien le había dado la información y le hacen algunas otras preguntas.

En varias ocasiones, a diversas personas que me hacían referencia a alguna propiedad ubicada en los alrededores de la playa mansa, les preguntaba si sabían quien le había puesto el nombre. La mayoría lo desconocía.

Sirva este artículo con varias finalidades. La primera, en hacer un pequeño homenaje al Dr. Armando Amaré del Castillo, un ilustre jurista que copó la escena con su prestigio, durante unas cuantas décadas, y que, aún, en una edad cercana a los 88 años, se le ve activo con una prestancia admirable. Gracias a las obras que él construyera, se creó la ocasión propicia para el cambio de nombre a la ahora Playa Mansa.



Que quede como una fuente informativa, para los futuros cronistas de Lechería, que suelen rastrear este tipo de información, pero que muchas veces se pierde el rastro de la misma.

Pero, sobre todo, para que se vea que un simple ciudadano, una persona cualquiera, puede contribuir a realizar cambios importantes, en su propia ciudad, o país, con sus propias actuaciones o ejemplos.

Hay muchas cosas que deben ser cambiadas en nuestro mundo actual. Tomemos carta en el asunto. 

Adelante.


EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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lunes, 31 de diciembre de 2012

HUMANISMO Y DOCTRINA UNIVERSAL



HUMANISMO Y DOCTRINA UNIVERSAL
Por: ©Giuseppe Isgró C.

Al definir al Humanismo, explicando el desenvolvimiento de este movimiento histórico, en su contexto filológico, literario, filosófico, espiritual y artístico, contribuiría a re-definir la Doctrina Universal.
 Además de Doctrina filosófica, científica y metafísica-espiritual, con un profundo contenido ético-moral, en sus enseñazas, el Espiritismo es la mejor expresión del HUMANISMO –de corte RENACENTISTA-.
 La Doctrina Espirita expresa un interés por el estudio global: es decir, de los objetivos iniciales del humanismo, -de una vuelta a los orígenes, a la cultura clásica, con un interés literario, filológico, espiritual, filosófico y artístico, en sus inicios, en el siglo XIV, con Petrarca, Boccaccio, Dante, Giotto y Cimabue-.
 Además, con una expansión en sus objetivos, en el Renacimiento, en los siglos XV y XVI, con Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Galileo, Giordano Bruno, Francis Bacon, Kepler, Harvey, Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, Cervantes, Valdés de Leal, Rabelais, Marsilio Ficino, Pico Della Mirandola, entre otros, al contemplar todos los ámbitos de las ciencias y de las actividades humanas.
Realmente, los verdaderos objetivos del HUMANISMO y del RENACIMIENTO, se comienzan a gestar a partir del siglo XIX, dentro de cuyos máximos exponentes, como Sören Kierkegaard, Goethe, Ernesto Renán, Karl Jaspers, Heiddeger, y Nietzsche, -del existencialismo y libre pensamiento- en general.
 Es, en particular, la Doctrina Espirita quien cumple -de la manera más amplia, e integralmente, los propósitos tanto del Humanismo como del Renacimiento, CON TODOS SUS GRANDES EXPONENTES, como Allan Kardec, León Denis, Myers, Lodge, Conan Doyle, Amalia Domingo Soler, Joaquín Trincado y una constelación de pensadores más.
 La Doctrina Espirita restituye la reencarnación al conocimiento colectivo, la verdad histórica del hermano Jesús de Nazareth, -deslastrándolo de la tergiversación histórico-espiritual nacida en el Concilio de Nicea, en el año 325 de nuestra era, y del oscurantismo que de allí emanara, que desembocó en la Edad Media-, como una época poco luminosa para la humanidad.
La Doctrina Universal constituye una expresión clara de los valores universales, estudiados por la AXIOLOGÍA, además del resto de los objetivos del Espiritismo, que, fundamentalmente, y en esencia, son los mismos que los de los filósofos de la edad clásica.
El Humanismo, además, permite rastrear, en sus antecedentes históricos, el gran aporte de la civilización árabe, a partir del año 610 –d.n.e.-, como una demostración del equilibrio de la HISTORIA, por medio de la ACCIÓN-REACCIÓN EN LOS ACONTECIMIENTOS, donde, al lado de un período oscuro, como el de la Edad Media, fluyó la luz, con los filósofos árabes-judíos, y otros como Raimundo Lull, Don Juan Manuel, Chaucer y Alfonso X El Sabio, éste último, sobre todo, en cuanto al Derecho –Las Siete Partidas-.
 Por lo cual, al percibir que la condición de ESPIRITA refleja la mejor expresión de HUMANISTA, -y del Humanismo-, en sentido lato, es decir, integral, filosófico-científico-espiritual,-artístico-literario, pedagógico y jurídico, en la concepción renacentista del término, nos permite percatarnos de que el ESPIRITA es un HUMANISTA en el verdadero sentido de la palabra.
 Al igual que Martín Heiddeger, y Jean Paul Sartre quienes concluyeron que el EXISTENCIALISMO era HUMANISMO, con razón justificada, la Doctrina Espirita es HUMANISMO, además, de corte Renacentista, es decir, un Humanismo integral, en sentido lato, pero emancipado de todos aquellos elementos de los cuales ni aún las mentes más preclaras del Renacimientos pudieron hacerlo.
Además, el Humanismo permite interpretar los últimos diecisiete siglos del mundo occidental y comprender, mejor, los últimos 3.200 años de historia, a partir de Homero, cuyos relatos se encuentran enmarcados en el siglo XII –a.d.n.e.-, y como uno de los principales maestros e inspiradores de la edad de oro griega, a cuyas obras, en primer lugar, centran la atención, los humanistas como Petrarca y Boccaccio, además de las de Platón, Aristóteles, y otros.
Adelante.

EL GRAN SECRETO



EL GRAN SECRETO

Por ©Giuseppe Isgró C.


El gran secreto que desde muy antiguo se conoce es el de: compartir las cosas buenas de la vida de manera justa y equitativa.
En el momento en que un líder se esmera en buscar el bien de todos, todos les siguen ad infinitum. Pero, el Gran Líder ad infinitum es, únicamente, Dios. De todos los demás, Dios los va usando, para sus fines providenciales, a unos para unas finalidades; a otros, para las que correspondan, por la Ley Cósmica.
El líder que Dios permite que emerja, por la inherente situación existencial, define al grupo, en un momento dado y la experiencia que precisa, como medio de aprendizaje.
No hay líder “inadecuado” que alguna labor buena no cumpla, solo que es poco fácil verla antes de tiempo.
Líder es líder donde lo pongan, pero lo que permite calificarlo son los resultados. A veces un líder aparentemente “ineficaz”, en la opinión de algunos, puede resultar un gran benefactor para todos. De qué males mayores no evita un mal menor? Alguien puede saberlo?
Demos gracias de que las cosas son como son, y no peores. O, acaso las cosas no suelen resultar mejores de cómo pudieran haber sido?
Cada quien cumple el rol que eligió. Es preciso que las nuevas generaciones se preparen para los tiempos mejores que, inevitablemente, en cada época, emergen. El futuro con que se sueña deben crearlo los mismos jóvenes, con un efectivo liderazgo situacional. Por eso se suceden las generaciones; cada una aporta nueva energía creadora e ideales renovadores. Pero, al margen de la edad, cada quien puede dar su respectivo aporte para mejorar la sociedad mejorándose a sí mismo.
De qué se ocupan los jóvenes, hoy en día, en el mundo? Quién los orienta hacia caminos inconvenientes? Es preciso centrar la atención de las nuevas generaciones en objetivos constructores de tiempos mejores. No es cuestión de juego el futuro de la humanidad.
Hay que prepararse; es necesario transformar el mundo, involucrándose; asumiendo los roles de liderazgo que el planeta requiere, en todos los ámbitos existenciales.
Y, los que ya se encuentran en edad madura, o avanzada? Acaso piensa que la cosa no es con usted o con nosotros? El que tenga algún conocimiento válido que eduque a las juventudes de sus respectivos países, y en los temas que les son inherentes.
El que posea fuerzas para involucrarse en la conducción hacia un mundo mejor, debe hacerlo para que en los siguientes ciclos de vida encuentre el ambiente en el que ahora quisiera vivir.
El futuro será lo que hagamos de él, hoy. No es sacando de él lo máximo que se pueda, sino en aportar lo mejor de los propios esfuerzos a favor del bien común. Todo el bien que hagamos a favor de la sociedad, es el único bien que, en definitiva, recibiremos. Dar-recibir, es el binomio clave; pero, en primer lugar, hay que dar: servicio, trabajo, amor, afecto, amistad, cumplimiento del deber, sonrisas, aprecio, y un largo etcétera. La siembra de hoy será la cosecha de mañana.
Adelante.


domingo, 30 de diciembre de 2012

EL PODER DEL OPTIMISMO


EL PODER DEL OPTIMISMO

POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.


Existe toda una doctrina metafísica en torno al optimismo y uno de los filósofos racionalistas que estudió a fondo este tema fue Gottfried  W. Leibnitz, quien a finales del siglo XVII e inicio del XVIII, sustentaba la idea de que –“gracias a la armonía preestablecida por el Creador se disponía el mejor de los mundos posibles”- cuya teoría se conoce como optimismo metafísico. Él sostenía que la verdad se sustentaba en la razón y en los hechos; por la primera, la verdad era inmutable, por ejemplo: dos por dos son cuatro y no podría ser de otra manera, por cuanto ello crearía una contradicción. En cambio, el planeta tierra tiene un satélite; es una verdad de hecho, pero ésta sí podría cambiar y ser de otra manera.
Dentro de la capacidad perceptiva del ser existe la intuición que facilita el conocimiento de la realidad en su doble vertiente basada, la primera, en los valores universales inmutables y, la segunda,  en la sustentada por hechos sujetos a cambio de tendencias o manifestación, como efectos que son de una causa que los genera, y al cambiar ésta se modifican aquellos.
El conocimiento de la realidad universal, de las leyes naturales, de los valores y principio cósmicos y sus respectivas leyes eternas, la percepción del Creador y sus atributos divinos, la visión de que el ser humano está constituido por un espíritu eterno e inmortal, con preexistencia y supervivencia al presente ciclo de vida; el estar consciente de la ley de reencarnación y la ley del karma, en la eterna y continuada vida, es decir, la pluralidad de existencias y la pluralidad de mundos habitados, la ley de evolución y la del eterno progreso, la solidaridad universal, la conformación de una sola ecología mental cuyas facultades mentales y espirituales le permiten al ser una interconexión permanente con todas las mentes de acuerdo a la propia esfera mental o estado evolutivo y la factibilidad de conexión permanente con la Inteligencia Infinita del Universo –como canal de Luz y expresión de la voluntad divina-, la unificación de los estados de conciencia archivados en la memoria espiritual, fruto de incontables ciclos de vida, por medio de la meditación profunda, permite aflorar, en la conciencia, la percepción de una perspectiva optimista, ya que se hace cargo probable de los resultados finales positivos, en cada etapa, de acuerdo con los planes cósmicos y que, toda manifestación de la energía positiva se hace con un fin ulterior bueno o favorable.
En 1930, con el inicio de la Facultad de Parapsicología, en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, U.S.A., el Dr. Joseph B. Rhine y su equipo de colaboradores, llevaron a cabo un descubrimiento que, aquí, nos permite interrelacionar consecuencias interesantes.
Al efectuar miles de experimentos de laboratorio con las cartas Zener, juego de veinticinco cartas diseñadas por Karl Zener, –cinco cartas con cada uno de los siguientes símbolos-: el cuadrado, el signo más, el círculo, las ondas y la estrella de cinco punta, el Dr. Rhine había llegado a la conclusión de que, cualquier persona sin ningún tipo de desarrollo en su facultad de percepción extra-sensorial, por efecto de la casualidad, según riguroso cálculo estadístico- debía tener cinco aciertos; cuando éstos eran superiores a cinco, -hasta veinticinco-, cada acierto adicional reflejaba la presencia de un equivalente grado de desarrollo de la facultad de percepción extra-sensorial; análoga relación estadística habían determinado para los experimentos de psicoquinesia. Pero, ocurrió algo que le llamó poderosamente la atención. Algunos sujetos de experimentación lograban resultados por debajo del mínimo que debía ser alcanzado por efecto de la casualidad por cualquier persona que no presentase ningún tipo de capacidad de percepción extra-sensorial.
Después de analizar a fondo el caso, se percató de un hecho notable, revelador y, para nosotros, de gran significación. Aquellas personas que obtenían resultados por debajo del mínimo esperado, sí presentaban un estado desarrollado de su capacidad de percepción extra-sensorial    -y también, psico-cinético-, solo que en sentido inverso. Es decir, su expectativa negativa de logros le hacía alterar los resultados mínimos que debían haber obtenido por vía de la casualidad.
¿Qué ocurre en la vida? El esquema de la naturaleza de las cosas conlleva a que, cualquier persona, en condiciones normales, llevando a cabo determinadas actividades, debería obtener un determinado grado de resultados que representase un éxito mínimo probable y factible, siempre haciendo lo que se precisa. Empero, muchas personas, por su expectativa negativa o pesimismo, alteran los resultados mínimos o máximos que, con una actitud -o enfoque- optimista, serían fácil obtener.
Se tiende a crear lo que se piensa o espera. –Siddhartha Gautama, decía: -“Prosigamos hasta la meta, nuestros pensamientos crean el mundo”-. Los pensamientos tienen un poder de atracción y repulsión. Lo semejante atrae a lo semejante. Las expectativas positivas u optimistas atraen a los elementos coadyuvantes y repelen a los opuestos y viceversa.  Ricardo Guada, tiene un excelente lema: -“Si quieres saber como será el futuro, predícelo”. Generalmente, se cumplen las propias expectativas.
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sábado, 29 de diciembre de 2012

EL PODER DE LA OBSTINACIÓN



EL PODER DE LA OBSTINACIÓN

POR © GIUSEPPE ISGRÓ C.


Herman Hesse, comentaba en uno de sus ensayos, que la palabra que más le había emocionado, y a la cual siempre había prestado una atención especial, era “obstinación”, equiparable a “tenacidad”.
Se refería a esa clase de obstinación que engendra una fuerza de voluntad de tal magnitud que conduce a la persona a superar cualquier obstáculo, de la índole que fuere, empleando los recursos esenciales hasta alcanzar la meta.
Tomás Alva Edisón, era de este temple. El 21 de octubre de 1879, después de realizar más de diez mil experimentos para encontrar el filamento y la técnica adecuada mediante la imaginación sintética, perfeccionó la primera bombilla eléctrica.
La obstinación de Henry Ford, de construir el motor V-8, hizo realidad algo que sus mismos ingenieros creían imposible. Solía decirle: -“Lo quiero y lo conseguiré”.
Napoleón, borró de su diccionario la palabra  “imposible”; tal eran su determinación de triunfar.
Bolívar, en Casacoima, en condiciones adversas, soñaba con los éxitos de la campaña del Sur. En Pativilca, postrado, a la pregunta de Don Joaquín Mosquera: -“Y qué piensa hacer usted ahora?”, –con  ojos resplandecientes, expresión decidida y confiada actitud, responde: -“Triunfar”; haciendo realidad, poco después, su sueño de la emancipación latinoamericana.
Es la tenacidad de aquella hormiga que, con una carga de mayor volumen que la de su cuerpo, se volvió a levantar una y otra vez en el ascenso de un escalón, hasta que, felizmente, a la treinta y seisava vez, logró superarlo, inspirara a un famoso líder que, después de una fallida contienda, le observaba, haciéndole tomar, la inspiración que recabó de ello, la determinación de reagrupar a su gente y reemprender las acciones, saliendo triunfante en las mismas.
No existen barreras infranqueables para una mente determinada a triunfar.
De esta casta de seres extraordinarios que han hecho de la obstinación el instrumentos de sus múltiples y continuos triunfos, era, con certeza, el Ilustre, P:. y QH:. José Antonio Páez, que en la batalla de las Queseras del Medio, solamente con ciento cincuenta y tres hombres, elegidos por él, venció a Pablo Morillo, con siete mil hombres. El Libertador, que había presenciado los sucesos, emocionado y admirado, a la vez, mediante una proclama, elogió lo ocurrido como “la mayor hazaña heroica de todos los tiempos”. Constituye un paradigma indiscutible.
Ignacio de Loyola, en un aforismo, parafraseado, expresó: -“En tiempos menos fáciles no hay que mudar de propósito”, indicando, expresamente, que jamás debe abandonarse un proyecto a mitad de camino.
La inmutabilidad en la realización de los objetivos identifica a los triunfadores, en los tres reinos de la naturaleza.
Esa planta que habiendo sido pisada, se vuelve a erguir, demuestra una voluntad férrea de vivir con dignidad.
El águila que, al llegar a una edad intermedia,  debe tomar la difícil decisión de desprenderse de su pico y plumaje, en un proceso nada fácil de renovación que dura ciento cincuenta días; muchas la toman; otras no. Quien decide hacerlo,  con renovada fortaleza vive los siguientes 35 años. 
Michele Isgró Scibilia, solía decir: -“Cuando el mundo parece que se acaba, comienza de nuevo”-.
En la obstinación reside uno de los mayores secretos del éxito; en el momento de negarse en abandonar, persistiendo impasible en dirección de la meta, en ese mismo instante se activan los poderes creadores de la mente y se comienza a tomar el  control de las propias fuerzas y de las circunstancias exteriores; oportunamente, se gestan los resultados.
Obstinación, es una hermosa palabra que encierra en sí misma un mundo de creación y objetivos felizmente realizados o en camino de serlo, sobre todo si lo justo rige la intención.
Imaginemos a la tenaz y victoriosa hormiga, exhortar a sus congéneres, diciéndole: -“Conquistad vuestras metas con calma imperturbable, impasibilidad, serenidad y paciencia, haciendo uso de de los dos mayores poderes existentes: el amor y la obstinación triunfante. ¡Triunfad, ahora y siempre!”-.
La tenacidad de un jardinero que siembra las semillas, las riega con dedicación y amor, hasta que un día contempla extasiado a las hermosas y radiantes flores; parecieran sonreírles agradecidas.
La fábula del rosal, de Niko Kazantzakis, encierra una hermosa moraleja: -“Un día, las ortigas pidieron al rosal: -Señor rosal, ¿no quieres enseñarnos a nosotras también tu secreto? ¿Cómo te ingenias para hacer las rosas? Y el rosal respondió: -Hermanas ortigas, mi secreto es muy simple. Durante todo el invierno, con paciencia, confianza y amor yo trabajo la tierra y solo tengo una cosa en mi mente, la rosa. Las lluvias me azotan, los vientos me deshojan, las nieves me cubren, pero yo solo una cosa tengo en mi mente, la rosa. Éste es mi secreto, hermanas ortigas”-.
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EL PODER DE LOS DESEOS


EL PODER DE LOS DESEOS

Por Giuseppe Isgró


Los deseos mueven la potencia creadora de la voluntad y tienen un paralelismo con las necesidades en sus jerarquías de: básicas, seguridad, sociales, estimación y autorrealización,
¿Qué son los deseos? Constituyen la causa de la conducta en la naturaleza: humana, animal, vegetal y mineral. Impelen a querer.
Activan la voluntad y ésta mueve a la acción, la cual crea el propio destino, es decir, el karma, en su polaridad positiva o negativa, cosechando lo mismo que se ha sembrado.
Platón y Aristóteles, eran de la opinión de que, el objeto del deseo puede ser natural o consciente, mediante el cual, por ejemplo, una persona que desea instruirse, en un área determinada del saber, le impele a aprender y le facilita cambiar las condiciones mentales, pasando de un estado de ignorancia a otro de conocimiento, por supuesto, siempre relativo.
Empero, el deseo contempla una extensa gama de variantes, como: a) Necesidad y manifestación de la libido, b) Obtención de lo bueno, lo placentero y la satisfacción en general de apetitos y anhelos. b) Motivación al logro. c) El deseo y su opuesto, como aversión emocional. d) La transmutación del deseo, como catarsis o sublimación.
Los deseos canalizan la imaginación, los sueños y las fantasías; racionalizan el pensamiento y estimulan el cultivo de  la sabiduría, sometiendo la propia acción bajo la égida de los valores universales, entre los que se cuentan: la prudencia, la afinidad, la justicia, la igualdad, la compensación, la fortaleza, la templanza, la belleza, la tolerancia, el perdón y el amor. Esto significa la regulación de los deseos por la razón y la moral; mientras que la norma jurídica y las costumbres rigen la convivencia en la sociedad.
Es preciso una adecuada disciplina y practicas espirituales como la concentración, la meditación, la autosugestión, la visualización y el estudio de los principios esenciales de la vida,   para canalizar la energía creadora de los deseos y la transmutación de aquellos que lo requieran, en su polaridad opuesta positiva, conservando el equilibrio, el autodominio, la serenidad, el contentamiento y la gratitud, estimulando, al mismo tiempo, un sano sentimiento de autorrealización.
El deseo reviste, además del disfrute del placer, otros roles, como: adquisición de poder, acumulación de riqueza y búsqueda del sentido de la vida.
Siddharta Gautama, expresó, en las “Cuatro nobles verdades”, que las causas fundamentales de la ausencia de felicidad son los deseos en su polaridad negativa, a tales efectos sugirió la práctica del Noble Óctuple Sendero, cuya esencia es someter los deseos a la rectitud –o justicia-, en: las opiniones, los propósitos, las palabras, las acciones, los medios de sustentamiento de vida, los esfuerzos, la atención y la concentración.
Napoleón Hill, entre los motivos que mueven las acciones humanas, señaló: 1) La emoción del amor; 2) La emoción del sexo; 3) El deseo de la ganancia material; 4) El deseo de auto-conservación; 5) El deseo de libertad de cuerpo y mente; 6) El deseo de auto-expresión; 7) El deseo de perpetuar la vida, -o la trascendencia. También enunció dos grandes enemigos a vencer: La emociones de la cólera y la venganza; y, la del miedo, las cuales es preciso transmutar en sus opuestas positivas, es decir: calma imperturbable, impasibilidad y  serenidad; perdón y justicia; fortaleza, valor, confianza, templanza  y sabiduría, ejercitándose en la maestría del ser.
En la satisfacción de las propias necesidades, deseos y anhelos, se sugiere seguir estas sencillas reglas: 1) Saber lo que se quiere. 2) Desearlo hasta convertirlo en un ardiente deseo. 3) Formular un plan de acción. 4) Asignarle tiempo suficiente para su logro  y actuar con paciencia y expectativas positivas. 5) Escribir los objetivos y revisarlos diariamente. 6) Perseverar, actuando como si..ya los hubieses alcanzado. 5) Pagar el respectivo precio, en tiempo, dedicación, recursos o de otra índole esencial. 6) Disfrutar la acción del logro, haciendo la vida placentera y amena, relajándose, afirmando lo positivo, visualizando el resultado final satisfactorio, sintiendo la emoción y la gratitud anticipadas por la meta que debe ser alcanzada. 7) Trabajar en silencio, emulando a la naturaleza. 8) Prestar atención a las intuiciones, inspiraciones y guía del Creador Universal, en la propia conciencia, para conducirse con efectividad y en armonía con todos y con el Todo.
Por la ley de atracción, los deseos atraen a los elementos coadyuvadores a su satisfacción, oportunamente y repelen los contrarios como un escudo protector. Si las cosas se ponen poco fáciles, es preciso persistir con confianza, sin abandonar jamás, por cuanto es cuando más cerca se está de los resultados y las circunstancias suelen cambiar favorablemente, como la noche en día.
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SER TOLERANTE Y PACIENTE


SER TOLERANTE Y PACIENTE

POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.

Uno de los versos de oro pitagóricos, expresa: -“Muchas son las voces, unas indignas, otras nobles, que vienen al recinto del oído. Que no te turben ni tampoco te vuelvas para no oírlas. Cuando oigas algo que deja de corresponder a la verdad, sopórtalo con calma”-.
-Uno de los grandes secretos de todo ser humano consciente,  es el de guardar silencio sobre sus objetivos, sobre quien es, a donde va, que hace y que espera.
Toda confidencia sobre cualesquiera propósitos que alguien se proponga realizar, en el momento de comentarla, crea, automáticamente, una fuerza antagónica, contraria, que constituye un handicap y va a requerir un esfuerzo extra para superarlo, sin importar quien sea a quien se le cuente.
Mientras mas allegada sea  la persona, más fuerza antagónica genera. Al mismo tiempo se suelta la imagen del proyecto que se desea realizar y al hacerlo, la mente lo aleja de su centro de poder, que es la imagen en la pantalla mental, donde crea un campo de fuerza magnética que atrae a los elementos coadyuvantes y repele a los contrarios, por la ley de atracción cósmica.
Empero, es imposible que otras personas dejen de participar en el conocimiento de lo que, en un momento dado, se está realizando; y a tales efectos, gran número de ellas, con o sin buenas intenciones, se toman la libertad de opinar, expresando comentarios que pueden tener cualesquiera modalidades de matices, positivos o no, las cuales muchas veces pueden contener informaciones útiles de tener en cuenta, aunque sean poco agradables. Es preciso escucharles serenamente; una vez oídas, se le da las gracias y se pasa a otra cosa, sin turbarse, centrando la atención en un aspecto positivo, como el constante recuerdo del nombre del Creador Universal, ELOÍ, que funge de elemento equilibrante, de conexión con la fuente divina, -como un mantra-.
Automáticamente, al poco rato, se sienten renacer las fuerzas positivas, manteniendo el control de la situación y del propio estado anímico, y por ende, de los pensamientos, de los sentimientos, de las palabras y de los actos que les son inherentes. A veces, se pueden estar escuchando cosas que no se corresponden con la verdad, y encontrarse impotente para hacer algo, de momento.
Es preciso, en estos casos, seguir la sugerencia contenida en el verso del filósofo de Samos: -“Cuando oigas algo que deja de corresponder a la verdad, sopórtalo con calma”-.
Al final, la verdad triunfa del error y de nada sirve perder el autodominio, o la compostura, que haría, muchas veces, pese a tener la razón, dejar, en el ambiente, un efecto contraproducente.
Es preciso conservar la compostura y la serenidad; impasible, seguir adelante, haciendo todo lo que sea preciso para que resplandezca y se afiance la verdad, oportunamente y así será. Siempre la verdad se impone.
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LA ÑAPA Y SUS VERTIENTES


LA ÑAPA Y SUS VERTIENTES

Por ©Giuseppe Isgró C.


No hace mucho, tuve ocasión de saborear una rica chicha, en compañía de un amigo, el Sr. José Luis Moreno, en la ciudad de Barcelona, en Venezuela, de la que elabora una familia durante tres generaciones. Se le conoce como la chicha de Don Ramón, en honor al fundador de la dinastía chichera. Sin lugar a duda, es una de las mejores.

Lo que nos sorprendió agradablemente, fue que el chichero, un nieto de Don Ramón, al ver que estábamos terminando la que nos sirvió, nos dijo: -“Tenga la ñapa”, y nos sirvió, a ambos, una buena cantidad extra, gratis.

Agradablemente sorprendido, le dije:

-Tenía años que no escuchaba esa palabra; era una buena costumbre cuando yo era niño, por la década de los sesenta. Tanto cuando uno iba a comprar, como cuando venían a hacerlo en el negocio, la gente pedía su ñapa, y, dependiendo del género que se comercializaba, cada quien, le añadía, gratis, una cantidad extra.

Con esa costumbre, la gente se iba contenta, por cuanto se sentía bien servida, y atendida, y el bodeguero, o comerciante, aseguraba la fidelidad de sus clientes.

Aquel que se rehusaba en dar la ñapa, se ganaba el calificativo de pichirre, es decir, poco generoso o tacaño; por supuesto, corría el riesgo de que la gente se le fuera para la competencia.

Y no es tanto el hecho de dar algo extra, gratis, lo que más importaba, sino el gesto, o la gracia, con que tal acto se realizaba, generalmente acompañado de una sonrisa, y de una frase amable, que comunicaba los afectos de amistad y estrechaba los lazos de buena vecindad o camaradería. Eliminaba las barreras que inhibían la comunicación y fomentaba la reciprocidad, y probablemente, una compra extra por parte del cliente, para corresponder a la atención.

Cuántas veces no oímos decir a alguna chavala o señora: Y no me va a dar la ñapa?  Rara vez esa solicitud quedaba sin la respectiva añadidura del algo extra de lo que fuera que estuviese comprando, o de otra cosa, que también era costumbre.

La ñapa es consideraba como un acto de buena voluntad, y hasta de honradez, ya que implica, además de dar lo correcto, añadir algo más.

Hasta la gente de edad avanzada, después de los ochenta años, se sienten felices con la ñapa; con frecuencia se les suele oír: Ahora lo que viene es la ñapa. Se refieren a la ñapa de Dios, al permitir alargar el actual ciclo de vida, en perfecto estado de salud, hasta una elevada longevidad.

Los filósofos americanos del género de la literatura estimulante, entre ellos Benjamín Franklin y Napoleón Hill, acuñaron un término que indica un elemento extra, en el servicio brindado a un cliente, o prospecto, y es el de hacer por lo demás más de lo que nos pagan, como única vía para alcanzar niveles de éxitos que vayan más allá de lo básico. Hill acuñó una frase que define uno de los grandes principios del éxito: “RECORRER EL KILÓMETRO EXTRA”.

Ese servicio que trasciende todo pago monetario, es lo que marca la diferencia entre una persona de los niveles básicos del éxito y un triunfador, o una triunfadora, de las elevadas jerarquías del logro, en todos los ámbitos. Al margen del beneficio económico que se perciba con este servicio extra gratuito, las personas que practican esta clase de generosidad o altruismo, generalmente, además de gozar de la preferencia de sus clientes, y de gozar con la realización de su trabajo, suelen ser mucho más felices, y autorrealizadas. Es lo que hemos calificado, en toda nuestra obra: El salario cósmico.

Estas personas suelen ser leales, francas, honradas, serviciales, auténticas amistades, justos, confiables y efectivos en los resultados que aportan a todas las partes involucradas, autoincluyéndose.

Denota, esta actitud, una mayor capacidad de dar y de hacer; no por la compensación en sí, la cual será recibida por añadidura, siempre, de donde menos se piensa y espera, como una consecuencia natural de la ley de reciprocidad o compensación. Sino, es el sentimiento del deber profesional cumplido, o el de ciudadano, o persona, que le impele a dar lo mejor de sí en beneficio del entorno en que se vive y comparte los dones de la vida. Es la vocación de servir, de ser útil, consciente, cada quien, de que al final, el único bien que cada quien lleva consigo, es el que ha realizado a otros. El sabio de Concord, Ralph Waldo Emerson, supo decirlo con estas palabras: -“Todo acto tiene en si mismo su propia compensación”-.

Jamás se pierde al hacer algo extra, gratuitamente, por lo demás, por cuanto la ley de compensación permite que fluya la abundancia entre todas aquellas personas que, teniendo la puerta de la mente abierta para dar, la tienen, también, abierta para recibir.

La misma medida que se utiliza para dar, es la que usa la vida para retribuir a cada quien los beneficios de su aporte.
De acuerdo a la capacidad de dar, en igual grado se recibe.

Vaciarse y llenarse; esa es la ley. Para llenarse, es preciso, antes, vaciarse, dando. En un vaso lleno no cabe nada más excepto que se vacíe, antes, o se cambie el por otro más grande.

La vida es un intercambio incesante: se da lo que se tiene; se recibe lo precisado.

Abre la puerta de tu vida para recibir, dando más de todo: Servicio, sonrisa, amabilidad, amor, sinceridad, fidelidad, amistad, trabajo, estudio, etcétera.

Qué es lo que tú quieres, o necesitas? Amor? Ama. Amistad? Bríndala tú. Abundancia? Engrandece la copa de tu vida para dar: conocimiento, servicio, amistad, amor, lealtad, etcétera.

Haz tuyo uno de los secretos más poderosos del éxito: La ñapa, en todas sus vertientes y variantes.

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PLAYA MANSA


PLAYA MANSA
POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.
Estaba contemplando la hermosa vista de la Playa Mansa, en un atardecer de junio, una de las tres playas de la ciudad de Lechería. Las otras dos son: Playa Cangrejo y Playa Lido.

En su hermoso boulevard gran número de personas se reúnen a oír música, a pasear, o, simplemente, a pasar varias horas, en parejas o familias.


A mi lado alguien escuchaba en la radio una canción que repetía varias veces las palabras playa mansa, playa mansa. Le oigo decir a uno de ellos: Quién le pondría el nombre de Playa Mansa? Esta playa, antes, era conocida como Playa Muerta. Ese nombre se lo puso un italiano de nombre Giuseppe Isgró, por el año 1990. Y, cómo fue eso?, alcancé a oír que le preguntaba. No lo sé, respondió el otro. Pero el nombre pegó, ya que ahora hay varios edificios que se denominan Playa Mansa, Bahía Mansa, Playa Mansa Suites, un programa de radio con ese nombre, un poema sobre la Playa Mansa, del poeta Juan Ramos, y la Playa Mansa, propiamente dicha, que es como ya se le conoce oficialmente.

Me intereso por el diálogo, y me acerco, preguntándole: Desean saber como fue que el señor Giuseppe Isgró le puso el nombre de Playa Mansa a esta hermosa bahía?


Dado que acogen favorablemente el ofrecimiento, acto seguido quien esto escribe, les explicó:

En 1990, el Dr. Amaré del Castillo, construyó en la esquina del Conjunto Residencial El Árbol para Vivir, un grupo de cuatro casas, cuyo frente de la primera da con la playa. El señor Giuseppe Isgró colaboró con la venta de las mismas, y durante un tiempo colocó en la prensa local avisos publicitarios promocionando las mismas. Al redactar los anuncios, le pareció muy feo colocar aquel nombre con que se conocía la bahía, y lo cambió por: “Frente a la Playa Mansa”. Dado que eran avisos desplegados de buen tamaño, visibles a la vista de cualquiera que ojease el periódico, el nombre fue quedando en la mente de los lectores y de la gente, en general.

En los dos años siguientes, el Sr. Giuseppe, colaboró a colocar varios terrenos y casas, en las zonas adyacentes, en los cuales hoy en día hay construidos hermosos edificios, y en todos los avisos publicitarios colocaba “adyacente a la playa mansa”.


Al despedirse, aquellos señores perciben la identidad de quien le había dado la información y le hacen algunas otras preguntas.

En varias ocasiones, a diversas personas que me hacían referencia a alguna propiedad ubicada en los alrededores de la playa mansa, les preguntaba si sabían quien le había puesto el nombre. La mayoría lo desconocía.

Sirva este artículo con varias finalidades. La primera, en hacer un pequeño homenaje al Dr. Armando Amaré del Castillo, un ilustre jurista que copó la escena con su prestigio, durante unas cuantas décadas, y que, aún, en una edad cercana a los 88 años, se le ve activo con una prestancia admirable. Gracias a las obras que él construyera, se creó la ocasión propicia para el cambio de nombre a la ahora Playa Mansa.



Que quede como una fuente informativa, para los futuros cronistas de Lechería, que suelen rastrear este tipo de información, pero que muchas veces se pierde el rastro de la misma.

Pero, sobre todo, para que se vea que un simple ciudadano, una persona cualquiera, puede contribuir a realizar cambios importantes, en su propia ciudad, o país, con sus propias actuaciones o ejemplos.

Hay muchas cosas que deben ser cambiadas en nuestro mundo actual. Tomemos carta en el asunto. 

Adelante.