jueves, 17 de junio de 2010

SIGUE ADELANTE















SIGUE ADELANTE

©GIUSEPPE ISGRÓ C.


-”Cuando el mundo parece que se acaba, comienza de nuevo-, solía decir Michele Isgró Scibilia, padre del autor.


Después de una etapa concluida, se inicia otra. Sigue adelante; avanza en el propio camino de la vida. Desarrolla tu visión; descubre tu vocación; asume tu misión; fórjate propósitos u objetivos; alcanza metas de auto-realización. Sé feliz, con constante ánimo contento. Sé útil; haz que la honestidad y la sinceridad sean partes indisolubles de tu naturaleza íntima. Lo demás vendrá por añadidura. Sé perseverante en la realización de tus objetivos, hasta alcanzar la meta, sin abandonar jamás a mitad del camino por poco fáciles que se vean las perspectivas; es, precisamente, cuando más cerca estarás de los resultados positivos y un pequeño esfuerzo adicional te habrá acercado al logro apetecido. Hay ejemplos miles de ello.

Sigue adelante; realiza, en todo momento, las innovaciones que los tiempos requieren, con perseverancia, tenacidad y resolución firme. Busca, siempre, en toda acción, el mayor bien para los demás y para ti. La fuente efectiva de la riqueza es el servicio excelente para satisfacer las necesidades insatisfechas del entorno o colectividad en que se vive.

Toda acción que conduce a metas útiles tiene su respectiva etapa de descanso. Durante el día trabaja con férrea voluntad. En la noche descansa para reponer la energía y el equilibrio, además de hacer las debidas retroalimentaciones en la planeación de resultados, controlando las eventuales desviaciones y aplicando los respectivos correctivos.

Las circunstancias decisivas de la vida cambian constantemente, pero la perseverancia en la realización de los propósitos debe ser inmutable, adaptándose a los cambios en forma creativa.

Desarrolla una elevada comprensión de las leyes universales, de sus valores y de los principios que rigen la vida, lo cual aporta la perfecta visión para superar, con éxito, toda situación vital.

Observa, estudia, viaja, investiga, encuentra, organiza, aplica, resuelve y realiza activamente, en un proceso constante de evolución. Exterioriza tu energía creativa por medio de elevados propósitos acordes con tus aptitudes o necesidades, y a la realidad según la inquietud de los tiempos, de cuyas obras conviértete en uno de sus sumos artífices, creadores de las nuevas realidades, de progreso y avances constantes.

Actúa, siempre, en el momento oportuno, lo cual significa: hacerlo constantemente, ora pensando, ora actuando, ora descansando. Aún en el reposo existe acción creadora, si la mente está centrada en el logro de un objetivo claramente definido y enunciado por escrito, condición esta última que le otorga carácter de permanencia. Párate cuando debes estar quieto. La paciencia es fuerza contenida que aumenta mientras se espera la hora propicia para la acción. Podría decirse, parafraseando a Lao Tse, que el prudente, aún sin hacer nada, -aparentemente-, lo realiza todo en armonía con los tiempos.
El valor, es la virtud que optimiza dicha fuerza si cuando te toca actuar lo haces con determinación, firmeza, seguridad en ti, confianza, comprensión y plena conciencia de cuales son los resultados que debes gestar en la realidad, en cada momento, en el espacio y en el tiempo.

Entra en el escenario de la vida y transfórmate en un activo ente del progreso. Resuelve las situaciones que las circunstancias te anteponen, aprovechando la oportunidad contenida en cada una que, positivamente, superas.

Sé prudente en la elección de todos tus actos o propósitos. Si fortaleces tus puntos débiles, pronto desarrollarás, más y mejor, el ser fuerte que con mayores potencialidades existe en ti.

Sigue adelante: encuentra lo que la vida tiene deparado para ti. Persevera.

Descubre, en cada momento, lo que verdaderamente quieres, ejecutando acciones en pos de beneficios duraderos, sólidos y elevados.

Cultiva las cualidades positivas de la vida, las virtudes fundamentales de la prudencia, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza y de la belleza, así como las nobles aspiraciones del espíritu humano. Realiza el plan divino que te ha sido asignado en el instante en que has emanado a la vida consciente, en el Creador Universal. Estás dotado de un espíritu eterno e inmortal. Posee todos los atributos divinos del Supremo Artífice. Utiliza tu poder potencialmente infinito de acuerdo con las necesidades afrontadas y triunfa con seguridad y confianza. Nada temas. Sé impasible, imperturbable. Conserva la serenidad siempre. Refleja tu apacibilidad interior. Deja de utilizar la fuerza para lograr las cosas; deja que éstas fluyan en perfecta armonía y justicia, oportunamente.

Toda gran obra requiere trabajo asiduo y tenaz, con expectación positiva. Disfruta el proceso en la realización de tus objetivos; recaba el máximo aprendizaje posible en la perfección del arte de vivir. Persiste; sigue adelante creando el éxito precisado. Recorre todo camino con la veracidad por delante para optimizar la lucidez mental y la tranquilidad de la conciencia.

Sé recto en todas tus actuaciones. Los actos justos son los que facilitan la mejor compensación en armonía con todos y con el Todo. Busca el bien de todas las partes involucradas, en cada acto, y siente, dentro de ti, como el vigor, la energía y la voluntad se acrecientan cada día más y mejor.
Ayuda a tus semejantes mediante el servicio vocacional. Dando recibirás más y mejores cosas inherentes a tu actual etapa existencial. La vida es un perfecto mecanismo de cooperación recíproca, mediante el cual toda oferta crea su demanda y cada demanda, su respectiva oferta, de acuerdo con la Ley de Say.

Avanza y encuentra, en cada época, tu lugar y el rol respectivo en la vida, en el esquema cósmico, en el quehacer universal, por medio de la asunción objetivos de responsabilidad social, de acuerdo a tu suma existencial y a los planes del Gran Arquitecto del Universo.

Alimenta adecuadamente tu espíritu con conocimientos que eleven tu comprensión de las leyes cósmicas y sus valores, en conexión espiritual con el Creador Universal. Expresa, en tu conciencia, elevados sentimientos de amor, justicia, equidad, libertad, belleza, fortaleza, templanza, tolerancia, bondad, compasión, confianza, perdón, compensación, entre otros.

Cultiva tu espíritu con emociones e imágenes agradables.
Rodéate de cosas hermosas. Habla positivamente o calla.
Escucha sólo música elevada, para expandir la conciencia a niveles profundos de percepción.

Nutre tu cuerpo con los alimentos y bebidas adecuados. Elimina de tu dieta, previa consulta con tu médico de cabecera, los siguientes alimentos: pollo, huevos, pavo, cerdo, azúcar, pimientos y manzanilla. Solamente con esto se incrementará 80% más tu salud, desapareciendo, virtualmente, todas las dolencias físicas. El resto es cosa fácil si, además, te asesoras con un buen médico homeópata u otro profesional competente.

Practica ejercicios de relajación, de respiración, de concentración y una espiritualidad directa centrada en el Creador Universal, meditando en los atributos divinos o valores universales, sustento de una vida equilibrada y virtuosa. La practica efectiva de la espiritualidad centrada en el Creador Universal intensifica una salud perfecta.
Mantén el perfecto equilibrio entre trabajo, estudio y descanso.

Busca la fuente de toda vida, poder y sabiduría y desarrolla, en forma integral, las potencialidades latentes que en ti yacen.

Observa atento las circunstancias de la vida y ellas te enseñarán la verdadera sabiduría del vivir óptimo.

Hay una voluntad divina que nos impulsa a seguir hacia adelante. Reside en lo íntimo de cada ser, en la conciencia, réplica de la del Creador Universal. En ella se expresan las fuerzas de empuje y las de bloqueo, así como la percepción intuitiva y la inspirativa, que propician la acción oportuna, en el momento adecuado, haciendo la cosa correcta, de la mejor manera factible, en cada caso.

Esta voluntad divina, siempre vigilante, -el ojo que todo lo ve-, custodia y dirige cada uno de nuestros pasos hacia las nuevas y emergentes metas, en el eterno presente, en la espiral evolutiva del infinito progreso universal, en la expansión de la Creación, si permitimos ser guiados por su influjo creador.

Sigue adelante. Puedes hacerlo exitosamente. ¡Ahora, hazlo bien, cada día mejor! Hecho está.

Puerto La Cruz, 31-01-1993. 11:45 p.m.
Revisado: Lechería, 08/06/2010.

lunes, 14 de junio de 2010

EL ORDEN CÓSMICO





EL ORDEN CÓSMICO


©Giuseppe Isgró C.



Existe un orden universal perfecto. Los ciclos cósmicos se repiten invariablemente. El sol vuelve a salir cada mañana. Después del invierno, llega la primavera. A la noche, le sigue el día; luego de la tempestad, viene la calma, etcétera.
Cada cosa está en el lugar que le corresponde de acuerdo al esquema cósmico, en estricta observancia de las leyes universales del amor, de la justicia, de la afinidad, de la igualdad, de la compensación, de la libertad y de la evolución. De manera especial, la de afinidad, que agrupa a los seres y cosas, dentro de los tres reinos naturales, por su grado de similitud, utilidad y cooperación recíproca, de acuerdo a su fin interior.
Los antiguos ya poseían una concepción profunda del orden del universo y comprendían la necesidad de someterse a él. Alexis Carrel, pensador profundo, expresó: -”Toda investigación comienza por un acto de fe en el orden racional de la naturaleza.

Cuando se interroga con los métodos de la ciencia, todos los fenómenos testimonian el orden inmanente de las cosas. La uniformidad se oculta en la complejidad. Para tener éxito, la vida debe conducirse de la manera exigida por la naturaleza. Para dominar la naturaleza es preciso obedecerla. El precio que debemos pagar por el éxito de nuestra existencia individual, social y étnica es una humilde sumisión a los modos de ser inmutables de las cosas”-.
Se forma parte del universo y de su Orden Divino. Cada elemento es conformado por determinada carga de vibraciones electromagnéticas cuyas variantes establecen las diferentes clases de elementos. Cada uno posee un espíritu elemental equivalente, el cual constituye el molde que materializa el elemento como tal. Es la semilla cósmica que siempre absorbe la carga electromagnética adecuada que plasma a nivel físico determinado tipo de elemento, en un proceso semejante a la semilla vegetal, que absorbe del medio ambiente las substancias químicas acordes al tipo de planta y fruto que debe generar. Los niveles energéticos de los elementos establecen jerarquías. De acuerdo a éstas, ocupan un orden en los planes universales rigiéndose por leyes inmutables. En las tareas cósmicas, los seres, a la vez que ocupan su respectivo orden, son artífices creadores que coadyuvan en los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo. Según el grado de conciencia evolutiva, se ocupan funciones jerárquicas de mayores responsabilidades, donde sus posibilidades de auto-expresión son mayores.
Los propósitos universales fungen como ordenadores de todo lo existente. Dentro de ese esquema, los propósitos individuales ordenan y agrupan de manera equivalente, en una cooperación recíproca, donde cada ser, a la vez que alcanza objetivos personales, contribuye al logro de los objetivos universales trazados por el Gran Ser Supremo. En el momento en que se adopta una decisión que signifique cambio de posición que deje un espacio vacío, en otro lugar, alguien toma, simultáneamente, la decisión de ocuparlo. Es una ley cósmica aplicable a todas las esferas o áreas de actuaciones, como un libre juego de oferta y demanda universales, donde toda oferta crea su propia demanda y, toda demanda genera la oferta equivalente, para mantener el orden constante dentro del quehacer universal.

-II-

La visión personal o conciencia de las cosas y del entorno, que conforma el orden existente en un memento dado, permite ver qué áreas de necesidades insatisfechas existen que pueden ser llenados por los bienes y servicios que cada uno puede aportar, de acuerdo a la propia vocación. Esto constituye la suma de poder potencial que busca auto-expresarse adoptando una misión de satisfacer determinada carga de necesidades colectivas que se traducen en metas o resultados medibles y claramente definidos. Acto seguido se establecen los objetivos individuales que, ubicados dentro del esquema cósmico, buscan su orden de expresión, o manifestación, contribuyendo a la realización de los propósitos macro-cósmicos.
Cada logro alcanzado genera un derecho de pasar a un orden más elevado de expresión, por lo cual alguien ocupará el que se deja vacío, en la Rueda de la Vida. Dentro de ese orden universal “el sabio rige en el orden inferior y obedece en el superior”, hacia el cual tiende a desplazarse de acuerdo a la suma de cargas electromagnéticas o salario cósmico que va acumulando en su hoja de servicio; y, de acuerdo a esos resultados obtenidos, en un momento dado, pasa a ocupar el respectivo lugar que, por derecho u obligación, le corresponde en el esquema cósmico.
Para descubrir el propio lugar en la vida, se debe conocer, primeramente, dónde se está y por qué, de dónde se viene y hacia dónde se va. Para que la vida tenga sentido pleno, es necesario comprender a dónde conduce la nave espacial llamada Tierra. -¿Qué interrelaciones cósmicas le conciernen en el inmenso universo donde existen infinidad de planetas similares o de mayores dimensiones? -¿Hasta dónde alcanzará la eternidad en continuos y alternos ciclos de vida? Cada cosa o ser, está en el justo lugar, en las cuatro dimensiones del espacio y tiempo, y otras posibles, de acuerdo a su carga energética existencial, cuyo saldo, positivo o negativo, atrae nuevas cargas similares equivalentes que lo ubican, instantáneamente, en el orden cósmico que corresponde a su total existencial. Todas las obras de la naturaleza siguen un sistema y orden perfectos en base a leyes inmutables. Se ocupa un lugar dentro de ese orden. Es necesario que, voluntariamente, cada quien se someta al orden cósmico, asumiendo, al mismo tiempo, los objetivos que constituirán su aporte al bien común.
El sabio expresa: -Creador Universal, sea yo un instrumento de tu voluntad. Utilízame allí donde yo sea más útil dentro de tus propósitos y planes cósmicos.
El orden al cual se corresponde implica asumir el rol equivalente que debe desempeñarse y la carga de responsabilidades inherentes para tener derecho a: La auto-expresión y a la asignación de las tareas por realizar, las cuales la vida siempre pone delante de cada quien, casi siempre como conciencia de cosas que deben hacerse y, al hacerlo, se camina al nuevo orden cósmico al cual se adquiere el derecho por los resultados obtenidos en el precedente.
El sabio acepta el lugar que le corresponde en el orden cósmico: frente a toda situación hace suya la oportunidad implícita y saca el mejor provecho de las circunstancias puestas a su alcance. Desde el propio lugar u orden, cada ser o cosa, es un centro del universo, de energía, de poder, de vida, de luz, de amor, de voluntad y conciencia cósmica, en determinado grado y en perfecta armonía con el entorno cambiante, que reubica, constantemente, en base al propio orden interno alcanzado.
 Afirma:
 -Busco y encuentro el orden cósmico que me corresponde en el esquema universal. En mi vida se establece la armonía, el equilibrio y la autorrealización constante, cada vez en un mejor nivel.
 Adelante.

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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jueves, 17 de junio de 2010

SIGUE ADELANTE















SIGUE ADELANTE

©GIUSEPPE ISGRÓ C.


-”Cuando el mundo parece que se acaba, comienza de nuevo-, solía decir Michele Isgró Scibilia, padre del autor.


Después de una etapa concluida, se inicia otra. Sigue adelante; avanza en el propio camino de la vida. Desarrolla tu visión; descubre tu vocación; asume tu misión; fórjate propósitos u objetivos; alcanza metas de auto-realización. Sé feliz, con constante ánimo contento. Sé útil; haz que la honestidad y la sinceridad sean partes indisolubles de tu naturaleza íntima. Lo demás vendrá por añadidura. Sé perseverante en la realización de tus objetivos, hasta alcanzar la meta, sin abandonar jamás a mitad del camino por poco fáciles que se vean las perspectivas; es, precisamente, cuando más cerca estarás de los resultados positivos y un pequeño esfuerzo adicional te habrá acercado al logro apetecido. Hay ejemplos miles de ello.

Sigue adelante; realiza, en todo momento, las innovaciones que los tiempos requieren, con perseverancia, tenacidad y resolución firme. Busca, siempre, en toda acción, el mayor bien para los demás y para ti. La fuente efectiva de la riqueza es el servicio excelente para satisfacer las necesidades insatisfechas del entorno o colectividad en que se vive.

Toda acción que conduce a metas útiles tiene su respectiva etapa de descanso. Durante el día trabaja con férrea voluntad. En la noche descansa para reponer la energía y el equilibrio, además de hacer las debidas retroalimentaciones en la planeación de resultados, controlando las eventuales desviaciones y aplicando los respectivos correctivos.

Las circunstancias decisivas de la vida cambian constantemente, pero la perseverancia en la realización de los propósitos debe ser inmutable, adaptándose a los cambios en forma creativa.

Desarrolla una elevada comprensión de las leyes universales, de sus valores y de los principios que rigen la vida, lo cual aporta la perfecta visión para superar, con éxito, toda situación vital.

Observa, estudia, viaja, investiga, encuentra, organiza, aplica, resuelve y realiza activamente, en un proceso constante de evolución. Exterioriza tu energía creativa por medio de elevados propósitos acordes con tus aptitudes o necesidades, y a la realidad según la inquietud de los tiempos, de cuyas obras conviértete en uno de sus sumos artífices, creadores de las nuevas realidades, de progreso y avances constantes.

Actúa, siempre, en el momento oportuno, lo cual significa: hacerlo constantemente, ora pensando, ora actuando, ora descansando. Aún en el reposo existe acción creadora, si la mente está centrada en el logro de un objetivo claramente definido y enunciado por escrito, condición esta última que le otorga carácter de permanencia. Párate cuando debes estar quieto. La paciencia es fuerza contenida que aumenta mientras se espera la hora propicia para la acción. Podría decirse, parafraseando a Lao Tse, que el prudente, aún sin hacer nada, -aparentemente-, lo realiza todo en armonía con los tiempos.
El valor, es la virtud que optimiza dicha fuerza si cuando te toca actuar lo haces con determinación, firmeza, seguridad en ti, confianza, comprensión y plena conciencia de cuales son los resultados que debes gestar en la realidad, en cada momento, en el espacio y en el tiempo.

Entra en el escenario de la vida y transfórmate en un activo ente del progreso. Resuelve las situaciones que las circunstancias te anteponen, aprovechando la oportunidad contenida en cada una que, positivamente, superas.

Sé prudente en la elección de todos tus actos o propósitos. Si fortaleces tus puntos débiles, pronto desarrollarás, más y mejor, el ser fuerte que con mayores potencialidades existe en ti.

Sigue adelante: encuentra lo que la vida tiene deparado para ti. Persevera.

Descubre, en cada momento, lo que verdaderamente quieres, ejecutando acciones en pos de beneficios duraderos, sólidos y elevados.

Cultiva las cualidades positivas de la vida, las virtudes fundamentales de la prudencia, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza y de la belleza, así como las nobles aspiraciones del espíritu humano. Realiza el plan divino que te ha sido asignado en el instante en que has emanado a la vida consciente, en el Creador Universal. Estás dotado de un espíritu eterno e inmortal. Posee todos los atributos divinos del Supremo Artífice. Utiliza tu poder potencialmente infinito de acuerdo con las necesidades afrontadas y triunfa con seguridad y confianza. Nada temas. Sé impasible, imperturbable. Conserva la serenidad siempre. Refleja tu apacibilidad interior. Deja de utilizar la fuerza para lograr las cosas; deja que éstas fluyan en perfecta armonía y justicia, oportunamente.

Toda gran obra requiere trabajo asiduo y tenaz, con expectación positiva. Disfruta el proceso en la realización de tus objetivos; recaba el máximo aprendizaje posible en la perfección del arte de vivir. Persiste; sigue adelante creando el éxito precisado. Recorre todo camino con la veracidad por delante para optimizar la lucidez mental y la tranquilidad de la conciencia.

Sé recto en todas tus actuaciones. Los actos justos son los que facilitan la mejor compensación en armonía con todos y con el Todo. Busca el bien de todas las partes involucradas, en cada acto, y siente, dentro de ti, como el vigor, la energía y la voluntad se acrecientan cada día más y mejor.
Ayuda a tus semejantes mediante el servicio vocacional. Dando recibirás más y mejores cosas inherentes a tu actual etapa existencial. La vida es un perfecto mecanismo de cooperación recíproca, mediante el cual toda oferta crea su demanda y cada demanda, su respectiva oferta, de acuerdo con la Ley de Say.

Avanza y encuentra, en cada época, tu lugar y el rol respectivo en la vida, en el esquema cósmico, en el quehacer universal, por medio de la asunción objetivos de responsabilidad social, de acuerdo a tu suma existencial y a los planes del Gran Arquitecto del Universo.

Alimenta adecuadamente tu espíritu con conocimientos que eleven tu comprensión de las leyes cósmicas y sus valores, en conexión espiritual con el Creador Universal. Expresa, en tu conciencia, elevados sentimientos de amor, justicia, equidad, libertad, belleza, fortaleza, templanza, tolerancia, bondad, compasión, confianza, perdón, compensación, entre otros.

Cultiva tu espíritu con emociones e imágenes agradables.
Rodéate de cosas hermosas. Habla positivamente o calla.
Escucha sólo música elevada, para expandir la conciencia a niveles profundos de percepción.

Nutre tu cuerpo con los alimentos y bebidas adecuados. Elimina de tu dieta, previa consulta con tu médico de cabecera, los siguientes alimentos: pollo, huevos, pavo, cerdo, azúcar, pimientos y manzanilla. Solamente con esto se incrementará 80% más tu salud, desapareciendo, virtualmente, todas las dolencias físicas. El resto es cosa fácil si, además, te asesoras con un buen médico homeópata u otro profesional competente.

Practica ejercicios de relajación, de respiración, de concentración y una espiritualidad directa centrada en el Creador Universal, meditando en los atributos divinos o valores universales, sustento de una vida equilibrada y virtuosa. La practica efectiva de la espiritualidad centrada en el Creador Universal intensifica una salud perfecta.
Mantén el perfecto equilibrio entre trabajo, estudio y descanso.

Busca la fuente de toda vida, poder y sabiduría y desarrolla, en forma integral, las potencialidades latentes que en ti yacen.

Observa atento las circunstancias de la vida y ellas te enseñarán la verdadera sabiduría del vivir óptimo.

Hay una voluntad divina que nos impulsa a seguir hacia adelante. Reside en lo íntimo de cada ser, en la conciencia, réplica de la del Creador Universal. En ella se expresan las fuerzas de empuje y las de bloqueo, así como la percepción intuitiva y la inspirativa, que propician la acción oportuna, en el momento adecuado, haciendo la cosa correcta, de la mejor manera factible, en cada caso.

Esta voluntad divina, siempre vigilante, -el ojo que todo lo ve-, custodia y dirige cada uno de nuestros pasos hacia las nuevas y emergentes metas, en el eterno presente, en la espiral evolutiva del infinito progreso universal, en la expansión de la Creación, si permitimos ser guiados por su influjo creador.

Sigue adelante. Puedes hacerlo exitosamente. ¡Ahora, hazlo bien, cada día mejor! Hecho está.

Puerto La Cruz, 31-01-1993. 11:45 p.m.
Revisado: Lechería, 08/06/2010.

lunes, 14 de junio de 2010

EL ORDEN CÓSMICO





EL ORDEN CÓSMICO


©Giuseppe Isgró C.



Existe un orden universal perfecto. Los ciclos cósmicos se repiten invariablemente. El sol vuelve a salir cada mañana. Después del invierno, llega la primavera. A la noche, le sigue el día; luego de la tempestad, viene la calma, etcétera.
Cada cosa está en el lugar que le corresponde de acuerdo al esquema cósmico, en estricta observancia de las leyes universales del amor, de la justicia, de la afinidad, de la igualdad, de la compensación, de la libertad y de la evolución. De manera especial, la de afinidad, que agrupa a los seres y cosas, dentro de los tres reinos naturales, por su grado de similitud, utilidad y cooperación recíproca, de acuerdo a su fin interior.
Los antiguos ya poseían una concepción profunda del orden del universo y comprendían la necesidad de someterse a él. Alexis Carrel, pensador profundo, expresó: -”Toda investigación comienza por un acto de fe en el orden racional de la naturaleza.

Cuando se interroga con los métodos de la ciencia, todos los fenómenos testimonian el orden inmanente de las cosas. La uniformidad se oculta en la complejidad. Para tener éxito, la vida debe conducirse de la manera exigida por la naturaleza. Para dominar la naturaleza es preciso obedecerla. El precio que debemos pagar por el éxito de nuestra existencia individual, social y étnica es una humilde sumisión a los modos de ser inmutables de las cosas”-.
Se forma parte del universo y de su Orden Divino. Cada elemento es conformado por determinada carga de vibraciones electromagnéticas cuyas variantes establecen las diferentes clases de elementos. Cada uno posee un espíritu elemental equivalente, el cual constituye el molde que materializa el elemento como tal. Es la semilla cósmica que siempre absorbe la carga electromagnética adecuada que plasma a nivel físico determinado tipo de elemento, en un proceso semejante a la semilla vegetal, que absorbe del medio ambiente las substancias químicas acordes al tipo de planta y fruto que debe generar. Los niveles energéticos de los elementos establecen jerarquías. De acuerdo a éstas, ocupan un orden en los planes universales rigiéndose por leyes inmutables. En las tareas cósmicas, los seres, a la vez que ocupan su respectivo orden, son artífices creadores que coadyuvan en los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo. Según el grado de conciencia evolutiva, se ocupan funciones jerárquicas de mayores responsabilidades, donde sus posibilidades de auto-expresión son mayores.
Los propósitos universales fungen como ordenadores de todo lo existente. Dentro de ese esquema, los propósitos individuales ordenan y agrupan de manera equivalente, en una cooperación recíproca, donde cada ser, a la vez que alcanza objetivos personales, contribuye al logro de los objetivos universales trazados por el Gran Ser Supremo. En el momento en que se adopta una decisión que signifique cambio de posición que deje un espacio vacío, en otro lugar, alguien toma, simultáneamente, la decisión de ocuparlo. Es una ley cósmica aplicable a todas las esferas o áreas de actuaciones, como un libre juego de oferta y demanda universales, donde toda oferta crea su propia demanda y, toda demanda genera la oferta equivalente, para mantener el orden constante dentro del quehacer universal.

-II-

La visión personal o conciencia de las cosas y del entorno, que conforma el orden existente en un memento dado, permite ver qué áreas de necesidades insatisfechas existen que pueden ser llenados por los bienes y servicios que cada uno puede aportar, de acuerdo a la propia vocación. Esto constituye la suma de poder potencial que busca auto-expresarse adoptando una misión de satisfacer determinada carga de necesidades colectivas que se traducen en metas o resultados medibles y claramente definidos. Acto seguido se establecen los objetivos individuales que, ubicados dentro del esquema cósmico, buscan su orden de expresión, o manifestación, contribuyendo a la realización de los propósitos macro-cósmicos.
Cada logro alcanzado genera un derecho de pasar a un orden más elevado de expresión, por lo cual alguien ocupará el que se deja vacío, en la Rueda de la Vida. Dentro de ese orden universal “el sabio rige en el orden inferior y obedece en el superior”, hacia el cual tiende a desplazarse de acuerdo a la suma de cargas electromagnéticas o salario cósmico que va acumulando en su hoja de servicio; y, de acuerdo a esos resultados obtenidos, en un momento dado, pasa a ocupar el respectivo lugar que, por derecho u obligación, le corresponde en el esquema cósmico.
Para descubrir el propio lugar en la vida, se debe conocer, primeramente, dónde se está y por qué, de dónde se viene y hacia dónde se va. Para que la vida tenga sentido pleno, es necesario comprender a dónde conduce la nave espacial llamada Tierra. -¿Qué interrelaciones cósmicas le conciernen en el inmenso universo donde existen infinidad de planetas similares o de mayores dimensiones? -¿Hasta dónde alcanzará la eternidad en continuos y alternos ciclos de vida? Cada cosa o ser, está en el justo lugar, en las cuatro dimensiones del espacio y tiempo, y otras posibles, de acuerdo a su carga energética existencial, cuyo saldo, positivo o negativo, atrae nuevas cargas similares equivalentes que lo ubican, instantáneamente, en el orden cósmico que corresponde a su total existencial. Todas las obras de la naturaleza siguen un sistema y orden perfectos en base a leyes inmutables. Se ocupa un lugar dentro de ese orden. Es necesario que, voluntariamente, cada quien se someta al orden cósmico, asumiendo, al mismo tiempo, los objetivos que constituirán su aporte al bien común.
El sabio expresa: -Creador Universal, sea yo un instrumento de tu voluntad. Utilízame allí donde yo sea más útil dentro de tus propósitos y planes cósmicos.
El orden al cual se corresponde implica asumir el rol equivalente que debe desempeñarse y la carga de responsabilidades inherentes para tener derecho a: La auto-expresión y a la asignación de las tareas por realizar, las cuales la vida siempre pone delante de cada quien, casi siempre como conciencia de cosas que deben hacerse y, al hacerlo, se camina al nuevo orden cósmico al cual se adquiere el derecho por los resultados obtenidos en el precedente.
El sabio acepta el lugar que le corresponde en el orden cósmico: frente a toda situación hace suya la oportunidad implícita y saca el mejor provecho de las circunstancias puestas a su alcance. Desde el propio lugar u orden, cada ser o cosa, es un centro del universo, de energía, de poder, de vida, de luz, de amor, de voluntad y conciencia cósmica, en determinado grado y en perfecta armonía con el entorno cambiante, que reubica, constantemente, en base al propio orden interno alcanzado.
 Afirma:
 -Busco y encuentro el orden cósmico que me corresponde en el esquema universal. En mi vida se establece la armonía, el equilibrio y la autorrealización constante, cada vez en un mejor nivel.
 Adelante.