jueves, 19 de julio de 2012

EN CONEXIÓN CON LA FUENTE UNIVERSAL


EN CONEXIÓN CON LA FUENTE UNIVERSAL
Un ejercicio de conexión espiritual
con Dios:  –El Ser Universal-.

Por ©Giuseppe Isgró C.


Para entrar en conexión con Dios, debemos seguir el mismo proceso que el usado cuando entramos en una habitación, de noche, y está oscura. Si tratáramos de sacar la oscuridad, cómo lo haríamos? Por supuesto, hasta un niño de dos años sabe la respuesta; él le dirá a la madre: -“Mamá, prende la luz”; ésta, entonces, aprieta el interruptor y se enciende la bombilla eléctrica y la oscuridad se evacua por sí sola, sin esfuerzo alguno y fácilmente.
Con una acción diferente para sacar la oscuridad del cuarto, lo habríamos logrado? No, evidentemente, salvo que hubiésemos esperado hasta el amanecer, y entonces, por efecto de la luz del día, la oscuridad, también sin esfuerzo, se habría evacuado por sí sola.
En los remotos lugares en los cuales no llega, aún, la electricidad, se habría encendido una vela, una lámpara a gas, o de kerosene, o con cebo de res, entre otras variantes.

Frente a un mundo como el actual, que precisa ser iluminado, aclarando las conciencias humanas, para emanciparse del oscurantismo milenario fomentado para fines particulares por grupos diversos: políticos, espirituales, económicos, culturales, entre otros, qué estamos haciendo al respecto?
-Qué deberías hacer?
-Emprender una acción en contra de la oscuridad?
-Acaso, podríamos sacar la oscuridad de “la conciencia” del mundo?
-Qué es el mundo?
-Únicamente el globo terráqueo?
-El mundo es eso, más todo los Espíritus de los elementos que lo componen, además de los seres de los reinos vegetal, animal y humano que viven en él, tanto en la dimensión física como en la espiritual, conformando ambas una sola ecología mental.
-Ciertamente, no en todas las conciencias existe oscuridad; en las mayorías hay luz, por lo menos en determinados grados.
-Pero, alguien que jamás ha visto la luz, cómo puede saber que existe la luz?
-Podría intuirle, por supuesto.
-Es cierto, un gran número de personas, en creciente grado, percibe, intuitivamente, o por inspiración, las cosas tal como son.
-Empero, otros no siguen ni sus intuiciones ni sus inspiraciones. No creen en ellas.
-El primer grupo es el que mueve el progreso en todos los ámbitos humanos.

-Qué hacer para mejorar la realidad del mundo?
-Encender la luz.
-Cuál luz?
-La luz de la conciencia.
-Cómo hacerlo?
-Pasando el interruptor que nos separa de la fuente energética universal.
-Algunos les llaman Dios.
-Es Dios su verdadero nombre?
-Los antiguos denominaban Dios al Espíritu.

-Entonces, Dios es un Espíritu Universal?
-Definirle es una cuestión personal de cada quien. Cómo saber cuál es el verdadero nombre de Dios si Él es anterior a todos los seres que han emanado a la conciencia individual. Cada nombre que se le asigne da igual, no es el nombre verdadero, pero sirve, si para ti funciona, siempre que te refieras al Ser Universal.

Existe una fuente de sabiduría y de poder que mueve, inteligentemente, los cuantiosos mundos en el Universo, que determina que exista la vida, que cada día salga el sol, y tantas otras cosas que todos perciben, y que no dependen del ser humano. Es decir, se sustentan en una causa suprema universal, detrás de la cual existe una inteligencia, también suprema y un plan divino para la Creación y la eterna expansión del Universo.
Esa es la fuente universal, llámela cada quien como quiera y mejor estime. No tiene importancia.
Es preciso conectarse con dicha fuente universal para que fluya la luz.
-Qué clase de luz?
-La luz que ilumina la conciencia.
-Qué clase de luz es capaz de iluminar la conciencia?
-La luz de los atributos divinos.
-Qué son los atributos divinos?
-Los atributos divinos son las facultades que expresan aptitudes, como la vida, la inteligencia, el libre albedrío, el discernimiento, la conciencia, o el darse cuenta, la capacidad de hacer o de dejar de hacer, los valores como el amor, la justicia, la belleza, la fortaleza, la templanza, e incontables otros. Los valores universales tienen doble polaridad: positiva y negativa. Representan los principios cósmicos; éstos, a su vez, son el soporte de las leyes universales. Todas las leyes universales conforman la Ley Cósmica y ésta se expresa en la conciencia de Dios. Cada una de las leyes universales es eterna e inmutable, justa y sabia y rige con equidad para todos los seres en los cuatro reinos naturales, en todo el Universo, en su infinita expansión.

Cada ser es un Espíritu eterno e inmortal, dotado de atributos análogos a los del Ser Universal, idénticos en naturaleza y potencialidades.
Estos atributos divinos, representados por los valores universales, y que conforman los sentidos cósmicos del ser, se encuentran ubicados en la conciencia de cada ser, conciencia que es una réplica exacta de la del Ser Universal.
El objetivo que nos anima es la búsqueda de la mejor manera de iluminar la conciencia del mundo, formada ésta por la conciencia de todos los seres de los cuatro reinos naturales.
Cómo iluminar la conciencia de los seres en los cuatro reinos del mundo, y, en el universo, donde tal cosa sea precisada?

-Qué puede hacer cada persona?
-Una persona cualquiera, se echaría sobre sus hombros la tarea de iluminar todas las conciencias del mundo, y de otras partes del universo donde esto sea preciso?
-Quién sería capaz de hacerlo; ellos, aquellos, nosotros, vosotros, tú, yo?
-Esa es la labor que silenciosamente realiza el Gran Pedagogo Universal, en la conciencia de cada ser, mediante el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales, en el eterno ahora, y en el aquí.
-La vida en el planeta tierra será un oasis. Es esto una utopía?
-Quizá sí; quizá no. Tú qué crees?
-Hay que esperar lo mejor que seamos capaces de percibir, caso contrario, qué sentido tendría percibir y no realizar? Por supuesto, todo requiere su tiempo; el tiempo perfecto de Dios.
-Cómo iluminar la conciencia del ser humano?
-Cómo puede cada quien iluminar su propia conciencia?
-Cada ser debe pasar el interruptor de su conciencia para conectarla con la fuente. La fuente es Dios, o como cada quien le llame.
-Cómo hacerlo?
-Entrar en la conciencia de Dios sin entrar en la propia conciencia, antes, es posible?
-Conocer los atributos divinos de Dios, sin conocer los propios, en la conciencia?
-Conocer a Dios sin conocerse, antes? Ya lo dijo Quilón, el Lacedemonio, uno de los siete sabios, seis siglos antes de nuestra era: -“Conócete a ti mismo”. Mahoma, lo ratificó, cuando aseveró: -“Quien se conoce, conoce a Dios”.
-Te conoces?
-Sí?
–Te felicito.
-Seguro que te conoces?
-Cuántos interruptores hay que activar para conectar con la conciencia de Dios? –Uno, o uno por cada atributo divino del Ser Universal y/o valores universales?
-Al conectar con el Uno, -el Ser Universal- se conecta, al mismo tiempo, con cada uno de ellos?
-Tú que crees?
-Cuando tú prendes la luz en el cuarto y miras a un rincón del mismo, qué es lo que ves?
-El rincón, por supuesto.
-Te felicito.
Pero, puedes ver, al mismo tiempo, ese rincón y los demás rincones? Es poco probable que tuvieses ojos en la cara y también en la nuca. Es decir, sólo puedes ver un rincón a la vez.
-Pero, el Espíritu es todos ojos.
-Es verdad, el Espíritu es todos ojos: los de la conciencia y los de los atributos divinos. Empero, la conciencia sólo puede ser enfocada en una cosa a la vez, y una a una, por orden prioritario, en todas.
-Entonces, el mundo por qué está en su estado actual?
-Es cuestión de libre albedrío, estados de conciencia. Pero, dentro del aparente caos existe un orden perfecto regido por la ley de afinidad, por la justicia divina, por la equidad y por la ley de compensación. Un orden perfecto rige, aquí y ahora, todo.
-Qué rincón del mundo estás mirando?
-En qué polaridad?
-Entonces, para ver el rincón del cuarto hay que mirar el rincón del cuarto? Es decir: se debe centrar la mirada, la atención, en ese lugar en particular?
-Eso es todo?
-Donde centramos la atención, podremos ver?
-Para ver a Dios sólo hace falta centrar la atención en Él?
-Tú que crees?
-Tan sencillo como eso?
-Tan sencillo como eso!
-En lo que centras la atención, se expande la conciencia perceptiva-realizadora, si la sostienes el tiempo suficiente.
-En lo que se expande la conciencia, -mirando en ese sentido-, puedes ver lo que allí hay-, gradualmente, una cosa a la vez.

-Entonces, para ver a Dios hay que centrar la atención en Dios?
-Tú que crees?
-Lo sabes?
-Se puede centrar la atención en todas partes para percibir a Dios?
-Ir a todas partes es ir a ninguna parte. Hay que elegir.
-Dónde estás tú?
-Aquí.
-Cuándo?
-Ahora.
-Aquí y ahora está Dios!
-Dónde aquí?
-Búscalo!
-Dónde?
-En el aquí.
-Dónde está el aquí?
-Búscalo!
-Cómo?
-Buscando. Quien busca encuentra.
-Preguntando a la propia conciencia. Quien pregunta obtiene la respuesta.
-Tocando la puerta. A quien toca se le abre.
-Haz esta prueba.
Cierra los ojos; repite diez veces: Aquí.
-Quién está en el aquí?
-Yo.
-Entonces, te has encontrado?
-Sí, me he encontrado en el aquí.
-Qué has hecho para ello?
-He cerrado los ojos, abstrayéndome del entorno, centrándome en lo interno de la cabeza y he repetido diez veces: aquí. Allí estaba mi conciencia de “yo”, en el aquí.
-Quién eres?
-Yo soy!
-Entonces, el primer paso es encontrar la conciencia del yo soy en el ser?
-Es correcto.
-Al reconocer alguno de mis atributos, puedo reconocer el análogo en Él, el Ser Universal, sea cual fuere?
-Ciertamente, al encontrar un atributo de Dios en ti, has encontrado a Dios, en ti, por cuanto tus atributos son los de Él, y tú eres de la misma naturaleza espiritual que la de Él. Tú eres Él mismo, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarte de Él mismo, emanado a la conciencia individual. Tu conciencia es una réplica exacta que la conciencia del Ser Universal. Ambas conciencias se encuentran en una unión perfecta e indisoluble, en comunicación continúa por el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales.
-Entonces, para encontrar a Dios, primero hay que encontrarse a sí mismo en el aquí y ahora?
-Es correcto. No lo crees?
-Luego, tengo que centrar el yo en Dios, para conectarme con Él?
-Seguro!
-Cuando me conecto enfocando mi yo en Él, puedo encontrarle, también, por sus atributos? Es decir, si yo reconozco en mí un atributo, el amor, por ejemplo, significa que encontré un atributo de Dios, el amor de Dios?
-Ciertamente.
-Y qué es lo que vamos a conectar con Dios?
-A mi yo.
-Cómo hacerlo?
-Centrando el yo de mi conciencia con el “yo” de la conciencia de Dios.
-Por lo cual, pasar el interruptor significa centrar la atención?
-Es correcto. Donde centras la atención se expande la conciencia perceptiva-realizadora: tu conciencia, la de tu yo, donde se encuentra el aquí. Entonces se percibe la realidad tal como es y se canaliza el poder realizador. Fluye la energía y la luz.
-Cuál luz? –Cuál energía?
-La luz de los valores universales. La energía creadora de Dios.
-Por lo tanto, debo centrar mi atención en Dios para conectarme con Él?
-Es correcto, si con ello entendemos que adquirimos conciencia de la unión que ya, previamente, existe.
-Cómo lo hago?
-Simplemente, hazlo. Encuentra la manera, haciéndolo, practicándolo. Recuerda: Donde centra la atención se expande la conciencia perceptiva-realizadora.

-Si se expande la conciencia perceptiva-realizadora donde centra la atención, las respuestas aparecen por sí mismas, gradualmente. Recuerda, cada valor universal es un rincón del universo que tú, previamente, ya conoces y que, ahora, rememoras. Cómo decía el antiguo maestro, Platón, aprender es recordar. El rincón del amor, el de la justicia, el de la fortaleza, el de la templanza, el de la belleza, el de la igualdad, y los incontables otros, ya se encuentran impresos en la propia conciencia, en todas sus vertientes y variantes, en grado infinito. Se van recordando, en el eterno retorno hacia Dios, en el ahora, en el aquí, en la medida que enfocamos nuestra atención en ese aspecto particular.
Si mira un rincón, verás sólo lo que hay en ese rincón. Empero, mientras más tiempo observas, más cosas percibirás, por cuanto se expande la conciencia perceptiva-realizadora en esa dirección, en la cual jamás encontrarías límites si fueses capaz de persistir en grado infinito. En todas las direcciones, el camino es infinito; pero, todos ellos conducen a Dios, regidos por los valores universales. No hay posibilidad de error alguno, por donde quieras que vayas siempre encontrarás el camino de Dios; luego, con el tiempo, percibirás que tú eres el caminante, y al llegar a la Fuente, verás que, también, eres la fuente. Eres el caminante, el camino, y también, la fuente. Cuánto tiempos tardarás en descubrirlo? Tómate todo el tiempo que quieras, es cuestión de libre albedrío. Pero, por qué estar en la fuente y tener sed? Eres libre de hacer o dejar de hacer, pero asumes las consecuencias de tus elecciones: positivas o negativas como un medio de aprendizaje.
-Hay algún valor que los contenga todos?
-Sí, el amor.
-Eres capaz de amar?
-Sí?
-Tú lo crees?
-Amar sin libertad, es posible?
-Amar sin justicia, es factible?
-Amar, sin belleza?
-Amar, sin igualdad?
-Amar, sin perdón?
-Amar, sin tolerancia?
-Amar, sin servicio?
-Amar, sin trabajo?
Amar, sin estudio?
-Amar, sin conocimiento?
-Amar, sin bondad?
-Amar, sin fortaleza?
-Amar, sin templanza?
-Amar, sin equilibrio?
-Amar, sin cumplimiento del deber?
-Amar, sin amor?
-Acaso tú te crees Dios?
-Te felicito!
-Entonces, se trata de un juego de Dios consigo mismo.
-Pero, en este proceso de expansión de la Creación, Dios es el primero en cumplir la Ley Cósmica, y cada uno de los valores universales, que le es inherente, en el eterno presente.
-Pero, qué es lo que cada quien, realmente, puede hacer para iluminar la conciencia del mundo?
-Cada quien, lo único que puede iluminar es su propia conciencia. Puede reinar sobre sus propios pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y actos.
Puede regir haciendo que sean de polaridad positiva, reflejando la justicia, la equidad, la belleza, el orden divino, la armonía universal, el equilibrio perfecto, la bondad, el progreso y la prosperidad, entre los incontables valores interrelacionados.
Si los pensamientos y los sentimientos son justos, los deseos, las palabras y los actos, reflejarán la justicia pertinente, y el destino inherente resultará de análoga condición.
Si los pensamientos, los sentimientos, los deseos, las palabras y los actos son justos y perfectos, tendremos que la conciencia de cada ser es justa y perfecta. Por ende, la conciencia del mundo estará en armonía con los valores universales. El destino del ser humano se desenvolverá en el recto camino; el recto camino conducirá a la fuente, aportando el salario cósmico por la cuota de cooperación con que se va contribuyendo en la realización de la Gran Obra. Todo fluye en paz, armonía y orden, perfectos.
Tú eres Él, el Ser Universal, como una gota de agua en el océano, con conciencia individual. Es decir, cada gota del océano forma una unidad con el Todo; es de la misma substancia, pero tiene individualidad propia dentro de la conexión con el todo y con todas las gotas con conciencia propia.
Tu mente forma parte de la mente de Dios. La mente es como la tierra. Todas las ideas que se perciben son semillas, las cuales germinan, crecen y dan fruto de acuerdo con su índole y variedad. Tienen fuerzas de atracción y de repulsión. Atraen a los elementos coadyuvantes, repelen a los contrarios. En todas partes, las mismas semillas dan idénticos frutos. En todas las mentes, las mismas ideas dan análogos resultados.
-Qué hago entonces?
-Es tu elección, tú decisión; lo que tú quieras hacer. Tienes libre albedrío. Es cosa tuya. Haz la cosa y tendrás el poder para hacerlo.
-Conéctate con Dios, y tendrás el poder para hacer lo que concibes que debes realizar y fluirá, también, la luz de la sabiduría de los valores universales para guiarte correctamente en tu camino. Pero, no te preocupes, si no te conectas con Dios, conscientemente, no pasa nada.
-No pasa nada?
-No.
-Por qué?
-Porque Dios se encarga de conectarse con Él mismo dentro de la conciencia individual de cada ser.
-Cómo es eso?
-Él tiene un método infalible. O, mejor dicho, varios.
-Cuáles son?
-Quieres saberlo?
-Sí.

-Escucha:
1. Mediante el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales, en la conciencia, Él se mantiene en constante conexión con cada ser, expresando la guía oportuna, en cada momento. Él guía, sugiere, advierte, previamente, señala, a posterior, los resultados, inspira la rectificación, sostiene en la adversidad, aporta la provisión suficiente, en cada caso, y encarrilla, sistemáticamente, a cada ser, hasta que vuelva al recto camino, al camino del medio realizador de los planes divinos.
2. El plan divino que Él trazara para cada ser, se expresa en su propia conciencia, oportunamente.
3. La ley cósmica impresa en la conciencia, actúa correctamente, a cada instante, en sus roles pedagógicos de guía, coerción y coacción.
4. El mecanismo de las necesidades, que genera el poder potencialmente infinito de cada ser, en los cuatro reinos naturales.
5. Mediante la insatisfacción creadora, o el descontento divino, cada ser, en los cuatro reinos naturales, va canalizando la fuerza motivadora que le impele al cumplimiento de su misión cósmica, en cada etapa.
6. El ambición personal, es el mecanismo mediante el cual Él logra que cada ser realice su cometido sin que nadie le obligue, obteniendo el respectivo salario cósmico, paralelamente.
7. El sentido de la propia dignidad, auto-estima, auto-respeto y la conciencia de la responsabilidad personal inherente, en cada caso, le guían por el recto camino.
8. Todas estas vertientes y variantes, e incontables otras, impelen a la acción, en una eterna polarización, de lo negativo a lo positivo, en un proceso perenne de clarificación de la conciencia, en la espiral evolutiva del universo, en el eterno retorno hacia Dios.
9. Nadie escapa de ese proceso pedagógico universal.
10.         Todos los caminos expresan el poder y la luz, e impelen a la acción y a la transmutación, incesantes, alcanzando, siempre, un más allá en sabiduría.

Recapitulando:
La necesidad, expresa el poder potencialmente infinito capaz de generar su propia satisfacción, en cada caso. Si la necesidad fuese en grado infinito, en el mismo nivel generaría el respectivo poder para alcanzar su objetivo. Mientras más elevada la necesidad, en forma equivalente se expresará el poder de realización. Esto aporta la confianza de que, siempre, se podrán resolver todas las cosas que se afronten, siempre y cuando se quieran afrontar, asumiendo la responsabilidad inherente.
La insatisfacción creadora, o el descontento divino, como también se le denomina, mueve a la acción realizadora; no tolera el estancamiento. Impele al progreso continúo y eterno.
La ambición, incluyendo el orgullo y la vanidad, mueve el progreso sin que Dios, aparentemente, tenga que obligar a nadie para ello.
Los valores universales, orientan las acciones por sus correctos parámetros, en una senda virtuosa: el recto camino.
Las leyes naturales, -ley cósmica impresa en la conciencia-, rige en igualdad de condiciones para todos y el primero que la cumple es el Ser Universal, dando un ejemplo de su sabiduría: es el eterno paradigma.
Hay que dar el primer paso.
Pasa el interruptor de la luz.
Conéctate con Dios.

CONEXIÓN CON EL SER UNIVERSAL, AQUÍ Y AHORA:
Entro en conexión con el Ser Universal, aquí y ahora, contando de cuatro a uno: 4, 3, 2, 1.
Aquí y ahora, estoy ya en conexión con el Ser Universal.
Adquiero conciencia de mi unidad perfecta e indisoluble con Él, aquí y ahora. Yo soy Él, Él es yo. Somos uno. La presencia de la Divinidad se expresa en mí, aquí y ahora, y en todos los seres interrelacionados.
El orden divino y la armonía cósmica se establecen en mí, aquí y ahora. Hecho está.
Imagina, ahora, un círculo y el signo más en el centro.
Afirma:
Dios, te amo. -Diez veces-.
Dios, permítame conocerte bien, conociendo mejor mi propio ser.
Dios, yo soy tú, Tú eres yo. (Trata de percibir lo que representan esas palabras).
Aquí y ahora se expresa en mi, cada día mejor, la divina perfección de Dios, el Ser Universal, en lodos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, el divino amor de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina justicia de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina fortaleza de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina prosperidad de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina sabiduría de los valores universales de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Sea yo, cada día mejor, un perfecto instrumento de la voluntad divina del Ser Universal, en el eterno ahora. Hecho está.
Adelante.

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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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jueves, 19 de julio de 2012

EN CONEXIÓN CON LA FUENTE UNIVERSAL


EN CONEXIÓN CON LA FUENTE UNIVERSAL
Un ejercicio de conexión espiritual
con Dios:  –El Ser Universal-.

Por ©Giuseppe Isgró C.


Para entrar en conexión con Dios, debemos seguir el mismo proceso que el usado cuando entramos en una habitación, de noche, y está oscura. Si tratáramos de sacar la oscuridad, cómo lo haríamos? Por supuesto, hasta un niño de dos años sabe la respuesta; él le dirá a la madre: -“Mamá, prende la luz”; ésta, entonces, aprieta el interruptor y se enciende la bombilla eléctrica y la oscuridad se evacua por sí sola, sin esfuerzo alguno y fácilmente.
Con una acción diferente para sacar la oscuridad del cuarto, lo habríamos logrado? No, evidentemente, salvo que hubiésemos esperado hasta el amanecer, y entonces, por efecto de la luz del día, la oscuridad, también sin esfuerzo, se habría evacuado por sí sola.
En los remotos lugares en los cuales no llega, aún, la electricidad, se habría encendido una vela, una lámpara a gas, o de kerosene, o con cebo de res, entre otras variantes.

Frente a un mundo como el actual, que precisa ser iluminado, aclarando las conciencias humanas, para emanciparse del oscurantismo milenario fomentado para fines particulares por grupos diversos: políticos, espirituales, económicos, culturales, entre otros, qué estamos haciendo al respecto?
-Qué deberías hacer?
-Emprender una acción en contra de la oscuridad?
-Acaso, podríamos sacar la oscuridad de “la conciencia” del mundo?
-Qué es el mundo?
-Únicamente el globo terráqueo?
-El mundo es eso, más todo los Espíritus de los elementos que lo componen, además de los seres de los reinos vegetal, animal y humano que viven en él, tanto en la dimensión física como en la espiritual, conformando ambas una sola ecología mental.
-Ciertamente, no en todas las conciencias existe oscuridad; en las mayorías hay luz, por lo menos en determinados grados.
-Pero, alguien que jamás ha visto la luz, cómo puede saber que existe la luz?
-Podría intuirle, por supuesto.
-Es cierto, un gran número de personas, en creciente grado, percibe, intuitivamente, o por inspiración, las cosas tal como son.
-Empero, otros no siguen ni sus intuiciones ni sus inspiraciones. No creen en ellas.
-El primer grupo es el que mueve el progreso en todos los ámbitos humanos.

-Qué hacer para mejorar la realidad del mundo?
-Encender la luz.
-Cuál luz?
-La luz de la conciencia.
-Cómo hacerlo?
-Pasando el interruptor que nos separa de la fuente energética universal.
-Algunos les llaman Dios.
-Es Dios su verdadero nombre?
-Los antiguos denominaban Dios al Espíritu.

-Entonces, Dios es un Espíritu Universal?
-Definirle es una cuestión personal de cada quien. Cómo saber cuál es el verdadero nombre de Dios si Él es anterior a todos los seres que han emanado a la conciencia individual. Cada nombre que se le asigne da igual, no es el nombre verdadero, pero sirve, si para ti funciona, siempre que te refieras al Ser Universal.

Existe una fuente de sabiduría y de poder que mueve, inteligentemente, los cuantiosos mundos en el Universo, que determina que exista la vida, que cada día salga el sol, y tantas otras cosas que todos perciben, y que no dependen del ser humano. Es decir, se sustentan en una causa suprema universal, detrás de la cual existe una inteligencia, también suprema y un plan divino para la Creación y la eterna expansión del Universo.
Esa es la fuente universal, llámela cada quien como quiera y mejor estime. No tiene importancia.
Es preciso conectarse con dicha fuente universal para que fluya la luz.
-Qué clase de luz?
-La luz que ilumina la conciencia.
-Qué clase de luz es capaz de iluminar la conciencia?
-La luz de los atributos divinos.
-Qué son los atributos divinos?
-Los atributos divinos son las facultades que expresan aptitudes, como la vida, la inteligencia, el libre albedrío, el discernimiento, la conciencia, o el darse cuenta, la capacidad de hacer o de dejar de hacer, los valores como el amor, la justicia, la belleza, la fortaleza, la templanza, e incontables otros. Los valores universales tienen doble polaridad: positiva y negativa. Representan los principios cósmicos; éstos, a su vez, son el soporte de las leyes universales. Todas las leyes universales conforman la Ley Cósmica y ésta se expresa en la conciencia de Dios. Cada una de las leyes universales es eterna e inmutable, justa y sabia y rige con equidad para todos los seres en los cuatro reinos naturales, en todo el Universo, en su infinita expansión.

Cada ser es un Espíritu eterno e inmortal, dotado de atributos análogos a los del Ser Universal, idénticos en naturaleza y potencialidades.
Estos atributos divinos, representados por los valores universales, y que conforman los sentidos cósmicos del ser, se encuentran ubicados en la conciencia de cada ser, conciencia que es una réplica exacta de la del Ser Universal.
El objetivo que nos anima es la búsqueda de la mejor manera de iluminar la conciencia del mundo, formada ésta por la conciencia de todos los seres de los cuatro reinos naturales.
Cómo iluminar la conciencia de los seres en los cuatro reinos del mundo, y, en el universo, donde tal cosa sea precisada?

-Qué puede hacer cada persona?
-Una persona cualquiera, se echaría sobre sus hombros la tarea de iluminar todas las conciencias del mundo, y de otras partes del universo donde esto sea preciso?
-Quién sería capaz de hacerlo; ellos, aquellos, nosotros, vosotros, tú, yo?
-Esa es la labor que silenciosamente realiza el Gran Pedagogo Universal, en la conciencia de cada ser, mediante el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales, en el eterno ahora, y en el aquí.
-La vida en el planeta tierra será un oasis. Es esto una utopía?
-Quizá sí; quizá no. Tú qué crees?
-Hay que esperar lo mejor que seamos capaces de percibir, caso contrario, qué sentido tendría percibir y no realizar? Por supuesto, todo requiere su tiempo; el tiempo perfecto de Dios.
-Cómo iluminar la conciencia del ser humano?
-Cómo puede cada quien iluminar su propia conciencia?
-Cada ser debe pasar el interruptor de su conciencia para conectarla con la fuente. La fuente es Dios, o como cada quien le llame.
-Cómo hacerlo?
-Entrar en la conciencia de Dios sin entrar en la propia conciencia, antes, es posible?
-Conocer los atributos divinos de Dios, sin conocer los propios, en la conciencia?
-Conocer a Dios sin conocerse, antes? Ya lo dijo Quilón, el Lacedemonio, uno de los siete sabios, seis siglos antes de nuestra era: -“Conócete a ti mismo”. Mahoma, lo ratificó, cuando aseveró: -“Quien se conoce, conoce a Dios”.
-Te conoces?
-Sí?
–Te felicito.
-Seguro que te conoces?
-Cuántos interruptores hay que activar para conectar con la conciencia de Dios? –Uno, o uno por cada atributo divino del Ser Universal y/o valores universales?
-Al conectar con el Uno, -el Ser Universal- se conecta, al mismo tiempo, con cada uno de ellos?
-Tú que crees?
-Cuando tú prendes la luz en el cuarto y miras a un rincón del mismo, qué es lo que ves?
-El rincón, por supuesto.
-Te felicito.
Pero, puedes ver, al mismo tiempo, ese rincón y los demás rincones? Es poco probable que tuvieses ojos en la cara y también en la nuca. Es decir, sólo puedes ver un rincón a la vez.
-Pero, el Espíritu es todos ojos.
-Es verdad, el Espíritu es todos ojos: los de la conciencia y los de los atributos divinos. Empero, la conciencia sólo puede ser enfocada en una cosa a la vez, y una a una, por orden prioritario, en todas.
-Entonces, el mundo por qué está en su estado actual?
-Es cuestión de libre albedrío, estados de conciencia. Pero, dentro del aparente caos existe un orden perfecto regido por la ley de afinidad, por la justicia divina, por la equidad y por la ley de compensación. Un orden perfecto rige, aquí y ahora, todo.
-Qué rincón del mundo estás mirando?
-En qué polaridad?
-Entonces, para ver el rincón del cuarto hay que mirar el rincón del cuarto? Es decir: se debe centrar la mirada, la atención, en ese lugar en particular?
-Eso es todo?
-Donde centramos la atención, podremos ver?
-Para ver a Dios sólo hace falta centrar la atención en Él?
-Tú que crees?
-Tan sencillo como eso?
-Tan sencillo como eso!
-En lo que centras la atención, se expande la conciencia perceptiva-realizadora, si la sostienes el tiempo suficiente.
-En lo que se expande la conciencia, -mirando en ese sentido-, puedes ver lo que allí hay-, gradualmente, una cosa a la vez.

-Entonces, para ver a Dios hay que centrar la atención en Dios?
-Tú que crees?
-Lo sabes?
-Se puede centrar la atención en todas partes para percibir a Dios?
-Ir a todas partes es ir a ninguna parte. Hay que elegir.
-Dónde estás tú?
-Aquí.
-Cuándo?
-Ahora.
-Aquí y ahora está Dios!
-Dónde aquí?
-Búscalo!
-Dónde?
-En el aquí.
-Dónde está el aquí?
-Búscalo!
-Cómo?
-Buscando. Quien busca encuentra.
-Preguntando a la propia conciencia. Quien pregunta obtiene la respuesta.
-Tocando la puerta. A quien toca se le abre.
-Haz esta prueba.
Cierra los ojos; repite diez veces: Aquí.
-Quién está en el aquí?
-Yo.
-Entonces, te has encontrado?
-Sí, me he encontrado en el aquí.
-Qué has hecho para ello?
-He cerrado los ojos, abstrayéndome del entorno, centrándome en lo interno de la cabeza y he repetido diez veces: aquí. Allí estaba mi conciencia de “yo”, en el aquí.
-Quién eres?
-Yo soy!
-Entonces, el primer paso es encontrar la conciencia del yo soy en el ser?
-Es correcto.
-Al reconocer alguno de mis atributos, puedo reconocer el análogo en Él, el Ser Universal, sea cual fuere?
-Ciertamente, al encontrar un atributo de Dios en ti, has encontrado a Dios, en ti, por cuanto tus atributos son los de Él, y tú eres de la misma naturaleza espiritual que la de Él. Tú eres Él mismo, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarte de Él mismo, emanado a la conciencia individual. Tu conciencia es una réplica exacta que la conciencia del Ser Universal. Ambas conciencias se encuentran en una unión perfecta e indisoluble, en comunicación continúa por el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales.
-Entonces, para encontrar a Dios, primero hay que encontrarse a sí mismo en el aquí y ahora?
-Es correcto. No lo crees?
-Luego, tengo que centrar el yo en Dios, para conectarme con Él?
-Seguro!
-Cuando me conecto enfocando mi yo en Él, puedo encontrarle, también, por sus atributos? Es decir, si yo reconozco en mí un atributo, el amor, por ejemplo, significa que encontré un atributo de Dios, el amor de Dios?
-Ciertamente.
-Y qué es lo que vamos a conectar con Dios?
-A mi yo.
-Cómo hacerlo?
-Centrando el yo de mi conciencia con el “yo” de la conciencia de Dios.
-Por lo cual, pasar el interruptor significa centrar la atención?
-Es correcto. Donde centras la atención se expande la conciencia perceptiva-realizadora: tu conciencia, la de tu yo, donde se encuentra el aquí. Entonces se percibe la realidad tal como es y se canaliza el poder realizador. Fluye la energía y la luz.
-Cuál luz? –Cuál energía?
-La luz de los valores universales. La energía creadora de Dios.
-Por lo tanto, debo centrar mi atención en Dios para conectarme con Él?
-Es correcto, si con ello entendemos que adquirimos conciencia de la unión que ya, previamente, existe.
-Cómo lo hago?
-Simplemente, hazlo. Encuentra la manera, haciéndolo, practicándolo. Recuerda: Donde centra la atención se expande la conciencia perceptiva-realizadora.

-Si se expande la conciencia perceptiva-realizadora donde centra la atención, las respuestas aparecen por sí mismas, gradualmente. Recuerda, cada valor universal es un rincón del universo que tú, previamente, ya conoces y que, ahora, rememoras. Cómo decía el antiguo maestro, Platón, aprender es recordar. El rincón del amor, el de la justicia, el de la fortaleza, el de la templanza, el de la belleza, el de la igualdad, y los incontables otros, ya se encuentran impresos en la propia conciencia, en todas sus vertientes y variantes, en grado infinito. Se van recordando, en el eterno retorno hacia Dios, en el ahora, en el aquí, en la medida que enfocamos nuestra atención en ese aspecto particular.
Si mira un rincón, verás sólo lo que hay en ese rincón. Empero, mientras más tiempo observas, más cosas percibirás, por cuanto se expande la conciencia perceptiva-realizadora en esa dirección, en la cual jamás encontrarías límites si fueses capaz de persistir en grado infinito. En todas las direcciones, el camino es infinito; pero, todos ellos conducen a Dios, regidos por los valores universales. No hay posibilidad de error alguno, por donde quieras que vayas siempre encontrarás el camino de Dios; luego, con el tiempo, percibirás que tú eres el caminante, y al llegar a la Fuente, verás que, también, eres la fuente. Eres el caminante, el camino, y también, la fuente. Cuánto tiempos tardarás en descubrirlo? Tómate todo el tiempo que quieras, es cuestión de libre albedrío. Pero, por qué estar en la fuente y tener sed? Eres libre de hacer o dejar de hacer, pero asumes las consecuencias de tus elecciones: positivas o negativas como un medio de aprendizaje.
-Hay algún valor que los contenga todos?
-Sí, el amor.
-Eres capaz de amar?
-Sí?
-Tú lo crees?
-Amar sin libertad, es posible?
-Amar sin justicia, es factible?
-Amar, sin belleza?
-Amar, sin igualdad?
-Amar, sin perdón?
-Amar, sin tolerancia?
-Amar, sin servicio?
-Amar, sin trabajo?
Amar, sin estudio?
-Amar, sin conocimiento?
-Amar, sin bondad?
-Amar, sin fortaleza?
-Amar, sin templanza?
-Amar, sin equilibrio?
-Amar, sin cumplimiento del deber?
-Amar, sin amor?
-Acaso tú te crees Dios?
-Te felicito!
-Entonces, se trata de un juego de Dios consigo mismo.
-Pero, en este proceso de expansión de la Creación, Dios es el primero en cumplir la Ley Cósmica, y cada uno de los valores universales, que le es inherente, en el eterno presente.
-Pero, qué es lo que cada quien, realmente, puede hacer para iluminar la conciencia del mundo?
-Cada quien, lo único que puede iluminar es su propia conciencia. Puede reinar sobre sus propios pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y actos.
Puede regir haciendo que sean de polaridad positiva, reflejando la justicia, la equidad, la belleza, el orden divino, la armonía universal, el equilibrio perfecto, la bondad, el progreso y la prosperidad, entre los incontables valores interrelacionados.
Si los pensamientos y los sentimientos son justos, los deseos, las palabras y los actos, reflejarán la justicia pertinente, y el destino inherente resultará de análoga condición.
Si los pensamientos, los sentimientos, los deseos, las palabras y los actos son justos y perfectos, tendremos que la conciencia de cada ser es justa y perfecta. Por ende, la conciencia del mundo estará en armonía con los valores universales. El destino del ser humano se desenvolverá en el recto camino; el recto camino conducirá a la fuente, aportando el salario cósmico por la cuota de cooperación con que se va contribuyendo en la realización de la Gran Obra. Todo fluye en paz, armonía y orden, perfectos.
Tú eres Él, el Ser Universal, como una gota de agua en el océano, con conciencia individual. Es decir, cada gota del océano forma una unidad con el Todo; es de la misma substancia, pero tiene individualidad propia dentro de la conexión con el todo y con todas las gotas con conciencia propia.
Tu mente forma parte de la mente de Dios. La mente es como la tierra. Todas las ideas que se perciben son semillas, las cuales germinan, crecen y dan fruto de acuerdo con su índole y variedad. Tienen fuerzas de atracción y de repulsión. Atraen a los elementos coadyuvantes, repelen a los contrarios. En todas partes, las mismas semillas dan idénticos frutos. En todas las mentes, las mismas ideas dan análogos resultados.
-Qué hago entonces?
-Es tu elección, tú decisión; lo que tú quieras hacer. Tienes libre albedrío. Es cosa tuya. Haz la cosa y tendrás el poder para hacerlo.
-Conéctate con Dios, y tendrás el poder para hacer lo que concibes que debes realizar y fluirá, también, la luz de la sabiduría de los valores universales para guiarte correctamente en tu camino. Pero, no te preocupes, si no te conectas con Dios, conscientemente, no pasa nada.
-No pasa nada?
-No.
-Por qué?
-Porque Dios se encarga de conectarse con Él mismo dentro de la conciencia individual de cada ser.
-Cómo es eso?
-Él tiene un método infalible. O, mejor dicho, varios.
-Cuáles son?
-Quieres saberlo?
-Sí.

-Escucha:
1. Mediante el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales, en la conciencia, Él se mantiene en constante conexión con cada ser, expresando la guía oportuna, en cada momento. Él guía, sugiere, advierte, previamente, señala, a posterior, los resultados, inspira la rectificación, sostiene en la adversidad, aporta la provisión suficiente, en cada caso, y encarrilla, sistemáticamente, a cada ser, hasta que vuelva al recto camino, al camino del medio realizador de los planes divinos.
2. El plan divino que Él trazara para cada ser, se expresa en su propia conciencia, oportunamente.
3. La ley cósmica impresa en la conciencia, actúa correctamente, a cada instante, en sus roles pedagógicos de guía, coerción y coacción.
4. El mecanismo de las necesidades, que genera el poder potencialmente infinito de cada ser, en los cuatro reinos naturales.
5. Mediante la insatisfacción creadora, o el descontento divino, cada ser, en los cuatro reinos naturales, va canalizando la fuerza motivadora que le impele al cumplimiento de su misión cósmica, en cada etapa.
6. El ambición personal, es el mecanismo mediante el cual Él logra que cada ser realice su cometido sin que nadie le obligue, obteniendo el respectivo salario cósmico, paralelamente.
7. El sentido de la propia dignidad, auto-estima, auto-respeto y la conciencia de la responsabilidad personal inherente, en cada caso, le guían por el recto camino.
8. Todas estas vertientes y variantes, e incontables otras, impelen a la acción, en una eterna polarización, de lo negativo a lo positivo, en un proceso perenne de clarificación de la conciencia, en la espiral evolutiva del universo, en el eterno retorno hacia Dios.
9. Nadie escapa de ese proceso pedagógico universal.
10.         Todos los caminos expresan el poder y la luz, e impelen a la acción y a la transmutación, incesantes, alcanzando, siempre, un más allá en sabiduría.

Recapitulando:
La necesidad, expresa el poder potencialmente infinito capaz de generar su propia satisfacción, en cada caso. Si la necesidad fuese en grado infinito, en el mismo nivel generaría el respectivo poder para alcanzar su objetivo. Mientras más elevada la necesidad, en forma equivalente se expresará el poder de realización. Esto aporta la confianza de que, siempre, se podrán resolver todas las cosas que se afronten, siempre y cuando se quieran afrontar, asumiendo la responsabilidad inherente.
La insatisfacción creadora, o el descontento divino, como también se le denomina, mueve a la acción realizadora; no tolera el estancamiento. Impele al progreso continúo y eterno.
La ambición, incluyendo el orgullo y la vanidad, mueve el progreso sin que Dios, aparentemente, tenga que obligar a nadie para ello.
Los valores universales, orientan las acciones por sus correctos parámetros, en una senda virtuosa: el recto camino.
Las leyes naturales, -ley cósmica impresa en la conciencia-, rige en igualdad de condiciones para todos y el primero que la cumple es el Ser Universal, dando un ejemplo de su sabiduría: es el eterno paradigma.
Hay que dar el primer paso.
Pasa el interruptor de la luz.
Conéctate con Dios.

CONEXIÓN CON EL SER UNIVERSAL, AQUÍ Y AHORA:
Entro en conexión con el Ser Universal, aquí y ahora, contando de cuatro a uno: 4, 3, 2, 1.
Aquí y ahora, estoy ya en conexión con el Ser Universal.
Adquiero conciencia de mi unidad perfecta e indisoluble con Él, aquí y ahora. Yo soy Él, Él es yo. Somos uno. La presencia de la Divinidad se expresa en mí, aquí y ahora, y en todos los seres interrelacionados.
El orden divino y la armonía cósmica se establecen en mí, aquí y ahora. Hecho está.
Imagina, ahora, un círculo y el signo más en el centro.
Afirma:
Dios, te amo. -Diez veces-.
Dios, permítame conocerte bien, conociendo mejor mi propio ser.
Dios, yo soy tú, Tú eres yo. (Trata de percibir lo que representan esas palabras).
Aquí y ahora se expresa en mi, cada día mejor, la divina perfección de Dios, el Ser Universal, en lodos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, el divino amor de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina justicia de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina fortaleza de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina prosperidad de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina sabiduría de los valores universales de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Sea yo, cada día mejor, un perfecto instrumento de la voluntad divina del Ser Universal, en el eterno ahora. Hecho está.
Adelante.

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