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LUNES
DIOS Y EL INFINITO
El Libro de los Espíritus
Allan Kardec
Versión y comentarios
exegéticos:
Giuseppe Isgró C.
1. Quién es Dios?
-“Dios es la suprema inteligencia, la causa
primera de todas las cosas”-.
2. Qué debe entenderse por infinito?
-“Lo
que no tiene ni principio, ni fin; lo ignoto. Todo lo que es desconocido es
infinito”-.
3. Podría decirse que Dios
sea lo Infinito?
-“Sería una definición
incompleta por la limitación del lenguaje humano, insuficiente para expresar las
cosas que son superiores a vuestra inteligencia”-.
Dios es infinito en sus
perfecciones; empero, lo infinito es una abstracción. Decir, por lo tanto, que
Dios sea lo infinito, sería tomar el atributo por el sujeto, y definir una cosa
ignota por medio de otra igualmente desconocida.
Allan
Kardec
1
En
la primera edición de El Libro de los Espíritus la pregunta se formula tal como
la hemos traducido desde la edición italiana, es decir: Quién es Dios?, en vez
de: Qué es Dios, como se modificó en la segunda edición francesa y en todas las
versiones a partir de entonces. Cuál de las dos formas es más acertada?
Estimamos
que ambos enfoques de preguntas son correctos, empero, la respuesta: -“Dios es
la suprema inteligencia, la causa primera de todas las cosas”-, correspondería
mejor a lo que es Dios. Ahora bien: “la suprema inteligencia” es un atributo
que alguien posee; quién es ese alguien? Ese alguien es Dios. Entonces la
respuesta a la pregunta: Quién es Dios?, debería ser: Dios, es el Ser Universal
que posee la suprema inteligencia, y constituye, al mismo tiempo, la causa
primera de todas las cosas-.
Como
suprema inteligencia ha contemplado todas las variantes habidas y por haber en
el eterno presente, sin límites de ninguna naturaleza.
Como
causa primera de todas las cosas, constituye la fuente de donde emanan a la
Conciencia, en un momento dado, todos los Espíritus de todos los seres en los
cuatro reinos de la naturaleza, con individualidad claramente demarcada y con
unos atributos que se corresponden, en forma análoga, a los atributos divinos
poseídos por el mismo Ser Universal. En este caso tendríamos Seres individuales
y un Ser Universal, formando una Unidad perfecta e indisoluble.
Fueron
creados esos seres individuales o siempre han estado en la fuente, y en un dado
momento han emergido a la conciencia? Esto derivado de que la vida no se crea
ni se destruye, simplemente existe. Emana a la Conciencia, en cada uno de los
cuatro reinos naturales con una misión específica y en calidad de ejecutores de
la Voluntad del Ser Universal. El Ser Universal es el anhelo de ser, mientras
que los seres individuales, -en los cuatro reinos- constituyen los ejecutores
de dicha voluntad en todos los planos existenciales, en el eterno ahora.
La
Conciencia de un Espíritu como ser individual, en los cuatro reinos naturales,
nos aportaría la explicación de la creación de las formas materiales de la vida
en todos los planos de expresión, así como de la creación de los mundos, su
desarrollo y extinción, en incontables ciclos, los cuales, gradualmente, iremos
analizando, buscando la percepción intuitiva más que la percepción objetiva o
razonamiento intelectual, lógicamente limitado. Es preciso centrar la atención
en este enfoque para ir expandiendo la conciencia al respecto y la gradual
percepción o darse cuenta de la realidad, siempre en expansión ilimitada.
La
Unicidad del Ser Universal; hay un solo Dios. Pese a su emanación a la
conciencia individual desde el Ser Universal, los seres individuales siguen
conformando la Unidad con Él. La citada emanación a la conciencia individual
les faculta con el libre albedrío, y les dota, simultáneamente, con los mismos
atributos del Ser Universal, los cuales se corresponden con los valores
universales. Además, cada ser individual, en los cuatro reinos naturales, está
dotado de una conciencia que constituye una réplica exacta de la del Creador,
por medio de la cual los seres individuales y el Ser Universal se comunican
entre sí.
El
lenguaje mediante el cual se realiza esta comunicación -recíproca, es decir, en
ambos sentidos-, es el de los sentimientos análogos a los valores universales.
También, otro medio de comunicación utilizado, es el de la fuerza de empuje
-expresión de la energía creadora, -por inspiración energética, y/o entusiasmo,
que los antiguos denominaban “Dios dentro de sí” -(En Zeus)-, y por la fuerza
de bloqueo, que induce a la quietud creadora. Ambas formas de expresión de
fuerzas, permiten a la persona estar en el lugar adecuado, haciendo la cosa
correcta, en el momento oportuno. Por supuesto que, esta forma de comunicación
mediante los sentimientos de los valores universales, (en ambas polaridades),
expresados en la conciencia, -capacidad perceptiva-realizadora de cada ser en
los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral-, y por la
fuerza de empuje y la de bloqueo, se realiza entre los espíritus, en la
interrelación constante, entre ambas dimensiones: la física y la espiritual, en
sentido figurado, ya que, en esencia, existe una sola dimensión en la ecología
mental: la espiritual, o del Espíritu: en unos casos en estado de encarnado, y
en otros, de desencarnado, en interacción constante a nivel objetivo y
subjetivo.)
Cuáles
son esos atributos divinos -expresados como valores universales y/o sentidos
cósmicos-, que los seres poseen en forma análoga a los del Ser Universal, en
los cuatro reinos de la naturaleza, es decir: el humano, el animal, el vegetal
y el mineral? Este es un objetivo de investigación: Enunciar, por escrito, cien
atributos divinos. Señalamos: El amor, la prudencia, la justicia, la justicia,
la fortaleza, la templanza, la belleza, la conciencia, la energía creadora, el
equilibrio, la armonía, la libertad, o libre albedrío, el servicio, la
cooperación, la voluntad, la percepción, la comprensión, la capacidad
realizadora, la paciencia, la constancia, la eternidad en tiempo presente, la
vida, la inteligencia, la tolerancia, la bondad y el bien.
Cuáles
son los nombres divinos del Ser Universal, que analizándolos, o meditando sobre
ellos, constantemente, permitan percibirle y conocerle? Se sugiere investigar
los nombres que se le asignan a Dios en el Sufismo y en cualesquiera otras
fuentes que se desee.
Evidentemente,
conociendo los atributos divinos, -valores universales-, en su totalidad, o en
parte, gradualmente, cada quien puede adquirir conciencia de ÉL, de acuerdo al
propio nivel evolutivo.
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En
el sufismo, se le asignan las siguientes dos características a Dios, -el Ser
Universal: La primera, denominada "Qidám", es decir: -“Él es lo
anterior a lo anterior. Él no se hizo. Él siempre fue“-. La segunda, con el
término "Baqá'", que significa: -“Él es el después del después,
Eterno; Él siempre será“-.
Dios,
-el Ser Universal-, constituye uno de los mejores ejemplos de la
características del término “infinito”, por su carácter atemporal y eterno,
como lo expresa el “Quidam”: -”Él no se hizo”; simplemente era, es y será en el
eterno presente.
La
primera vertiente del término “infinito” se relaciona con el tiempo: por su
condición de eterno presente el tiempo es eterno, por lo cual, constituye el
segundo mejor ejemplo de “infinito”.
En
la segunda, Dios es, también, infinito en la perfección y en el potencial de
sus atributos. En el potencial, por cuanto, si bien Su perfección lo es en
grado infinito, en lo relativo a Su capacidad creadora, desde el momento en que
siguen emanando de Él nuevos seres a la conciencia individual, en los cuatro
reinos naturales, la misma se encuentra, aún, en grado de potencialidad,
infinita, sí, pero potencial, es decir, seguirá en Su rol Creador eternamente.
Esta característica de potencialidad de su capacidad creadora dejaría de ser
potencial si ya todos los seres que existirán, en el eterno presente,
existieran ya, es decir, que no van a emanar más nuevos seres a la conciencia individual,
a partir del Creador Universal. En este caso, todos los seres, en los cuatro
reinos naturales, existirían desde siempre, junto al Creador Universal. Pero,
su capacidad creadora de nuevas expresiones de vida tiene un potencial infinito
aún en el caso de que, el Espíritu individualizado en el Alma Universal, y
dentro de una unidad de ella, sea, como de hecho es, el Espíritu Universal del
Creador. Con este enfoque, realmente, no habría creación de nuevos seres, ya
que quien se encarna en “la unidad” del Alma Universal, en una expresión
individualizada, -Ser Universal- es el mismo Creador Universal, -sin
dejar de ser Él, ni separarse de Él-, a partir de cuyo estado inicial empieza
un proceso evolutivo potencialmente infinito y eterno. Pero, en cualesquiera
de las formas que se quiera ver, siempre constituye un carácter potencial, en
grado infinito, de su capacidad creadora. (Ver comentario exegético de la
pregunta Nº 81).
Un
tercer enfoque del término “infinito” se relaciona con el espacio. El espacio
cósmico es infinito, caso contrario, -qué habría más allá del límite? Si
hubiese un límite dejaría de ser infinito.
Dentro
de la respuesta dada por los Espíritus al maestro Allan Kardec, se expresa:
-“lo ignoto. Todo lo que es desconocido es infinito”-.
Esta
parte de la respuesta, realmente, tiene dos vertientes: la primera, de carácter
infinito; la segunda, expresa un límite o condición finita. Es decir, en
realidad lo ignoto, lo que se ignora, es infinitamente ilimitado; no tiene fin,
eternamente encontraremos un más allá. Empero, en lo referente a: -“Todo lo que
es desconocido es infinito”-, puede señalarse que en la suma de todo, en el
Todo o en un área determinada, no en su número, sino en su potencial o
posibilidades, lo desconocido es infinito, pero, en términos relativos, no todo
lo desconocido es infinito. Por ejemplo: si a todas las galaxias existentes,
aunque su número sea desconocido para nosotros, les agregáramos una más,
dejarían de ser infinitas y así ocurrirá con todas las cosas en cuanto se
refiera a su cantidad, cualidades y características. Pero, en cuanto al
potencial y variantes de sus manifestaciones y aplicaciones, en todos los
ámbitos, conservará su carácter infinito e ilimitado. Sin embargo,
encontrándose el Universo en constante expansión, lo que aun siendo limitado,
en un momento dado, se encuentra en constante crecimiento, lo cual ratifica que
todo potencial es de carácter infinito.
3
Dios, El Ser Universal, es infinito en el desarrollo del potencial de
sus atributos divinos, en todas las vertientes y variantes.
Este grado infinito de desarrollo se extiende en el tiempo, siendo
atemporal, es decir, siempre existió dicho desarrollo en la eternidad pasada.
Siempre existirá en la eternidad futura.
Sus vertientes fundamentales también son infinitas en conocimiento y
poder.
Como conocimiento se expresa como ley cósmica impresa en la conciencia,
con el lenguaje de los sentimientos de los valores universales. Ese es el
lenguaje del Ser Universal.
Como poder creador, es ilimitado en todas sus vertientes y variantes.
Es fuente ilimitada y causa suprema de todo lo existente.
Él se expresa en cada ser de los cuatro reinos naturales sin separarse
de sí mismo y sin dejar de ser Él mismo tantas veces como sea necesario para
poblar cada mundo del inmenso universo, siempre en expansión.
Su potencial de auto-expresión en los seres de los cuatro reinos de la
naturaleza es infinito; es decir: Eternamente seguirá expresándose cuantas
veces sea necesario hacerlo.
Se expresa en cualquier mínimo espacio del infinito universo,
simultáneamente.
Se encuentra, simultáneamente, en todas las conciencias de todos los
seres del inmenso universo, en todos los niveles de expresiones posibles.
Se renueva constantemente en todas las expresiones físicas del
universo, por lo cual, todo lo existente, a nivel físico, dejará de existir, y
se formarán nuevos mundos y expresiones físicas de vida, de acuerdo a los
estados de conciencias que, gradualmente se van expresando en cada ser, en los
cuatro reinos de la naturaleza.
Él se interesa por todas las expresiones de vida, en los cuatro reinos
de la naturaleza, en el inmenso universo, simultáneamente, expresándose dentro
de la conciencia de cada ser, por el lenguaje de los sentimientos de los
valores universales.
Es fuente infinita de provisión en todas las vertientes y variantes, en
la medida que cada ser vaya experimentando niveles más elevados de necesidades,
anhelos y objetivos de autorrealización.
Es el pedagogo universal actuando en la conciencia de cada ser por
medio de los sentimientos de los valores universales.
Dios constituye para cada ser la eterna polarización, infinita e
ilimitada, en el eterno retorno del ser universal hacia Él.
Es omnisciente: Siempre lo supo todo. Siempre lo sabrá todo, sin
límites de ninguna naturaleza.
Es omnipresente: Se encuentra en la conciencia de cada ser, al mismo
tiempo, en los cuatro reinos de la naturaleza, y en cada lugar del infinito
universo. Nada existe que no sea Él y que no esté en Él.
**
Un amigo,
L. N., plantea: -“Es posible pensar que Dios nos afecta en decisiones directas
en nuestro plano humano (en todos los sentidos), de manera que su
conciencia de juicio, creadora, de amor, de equidad, entre otros atributos sean
expresados en un nivel superior? Como lo que decía Platón, -que va más allá del
mundo de los sentidos al cual estamos atados?”
Sin dudas
algunas, el ser humano (y todos los seres de los cuatro reinos naturales:
humano, animal, vegetal y mineral), han emanado, en un momento dado, a la
conciencia individual, en el Alma Universal, con libre albedrío, y dotados de
todos los atributos de la Divinidad, y de una Conciencia que es una réplica
exacta de la Conciencia del Gran Arquitecto del Universo, o Ser Universal.
Este ser
emanado a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, en primer
instancia en el Alma Universal, es la misma Divinidad, sin separarse de sí
misma y sin dejar de ser Ella misma), por lo cual su conciencia es exactamente
la misma, en el ser individual, que en el Ser Universal.
La única
diferencia reside en que, en el Ser Universal se encuentra desarrollada en
todas sus vertientes y variantes, en grado infinito, y en los seres
individuales, lo está en estado potencial, que eternamente, cada ser,
desarrollará, sin límites algunos, en el eterno retorno del ser individual al
Ser Universal.
A medida
que el ser individual experimenta necesidades, deseos, anhelos y propósitos,
así como conciencia de su ignorancia, van emergiendo en su conciencia las
percepciones intuitivas, los sentimientos análogos a los valores universales
(atributos divinos) que les inspirarán los sentimientos (de los valores
universales) de lo justo o de lo injusto, de la verdad o de lo contrario, de la
fuerza o de su opuesto, de la belleza o de la fealdad, del bien o del mal, que les
sirven de parámetros para orientar, o reorientar, su conducta.
Simultáneamente,
a las necesidades, y al conocimiento que percibe, aflora en su ser el poder
potencialmente infinito que posee, y lo hace en el grado análogo a la necesidad
que experimenta. Por eso se dice, en la expresión de Abraham Maslow, que “toda
necesidad genera una fuerza motivadora equivalente, capaz de permitirle, a la
persona, u otro ser, el desplazamiento desde el lugar en que reside su
necesidad hasta otro en que se encuentra la satisfacción de la misma”.
Evidentemente,
si cada ser fuese capaz de experimentar en grado infinito una necesidad, en ese
mismo grado infinito expresaría el poder potencialmente infinito del cual está
dotado, así como el conocimiento, o visión, inherentes.
Siendo la
conciencia del ser individual una réplica exacta de la del Ser Universal, el
Ser Universal se comunica con el ser individual, por medio del lenguaje de los
sentimientos –análogos a los valores universales-, en la conciencia, tanto como
advertencias coercitivas, advirtiéndole, en forma de sentimientos de vergüenza
–estados de representación mental de lo que resultaría si lleva a cabo la
acción concebida-, como de estados de certeza si evita las acciones indebidas y
ejecuta las debidas, así como, por las acciones coactivas, dentro de la
conciencia, en forma de remordimiento, y percepción de haber incurrido en
error, si llegare a ejecutar la acción indebida, que ya no le dejará tranquilo
hasta que haya reparado el mal ejecutado, o lo haya compensado, o pedido
perdón, simultáneamente, a la persona, o personas, afectadas, según se trate,
en cada caso particular.
Este
mecanismo coercitivo, o coactivo, -pedagógico-, lo ejercita el Ser Universal en
la conciencia de todos los seres, en los cuatro reinos naturales, sin afectar
al libre albedrío de cada ser, en todo momento. Es decir, es cada uno de los
seres individuales, en los cuatro reinos naturales, quien toma las decisiones
inherentes, y por supuesto, cosecha los beneficios inherentes, o asume las consecuencias
de sus acciones. Esto lo rige la ley de afinidad, la de justicia, la de
igualdad y la de compensación, además de la del amor, que es una síntesis de
todos los valores universales.
Platón,
sin duda alguna, es el filósofo por excelencia que más profundamente refleja el
conocimiento de los valores universales, o VIRTUDES.
Tal como
es el lema de la Masonería Universal, en cuanto a su definición: -“La Masonería es el estudio de todas las
ciencias, de todas las filosofías, de todas las artes y la práctica de todas
las virtudes”, el enfoque tiene vinculación con esa definición y con la
práctica de todas las virtudes. Empero, para lograr ejercerlas, en grado
óptimo, es preciso realizar el estudio integral del Conocimiento reflejado por
la Sabiduría de los Valores Universales, cuya percepción se logra por vía
intuitiva, o inspirativa en la conciencia de los seres, en los cuatro reinos
naturales. (Inspiración de un Ente
espiritual, -encarnado o desencarnado-, o por la misma Divinidad, por el sentimiento) por el pensamiento y
el sentimiento en el pensamiento y en el sentimiento de la persona inspirada).
Es decir:
Un trabajo pedagógico de Dios con Dios, o un juego de Dios con Dios, donde Él
mismo respeta sus propias reglas, plasmadas en la Ley Cósmica, impresa en su
conciencia y en la conciencia de cada ser, sustentada, ésta, por la Sabiduría
de los Valores universales.
2
MARTES
PRUEBAS DE LA EXISTENCIA
DE DIOS
4.
En qué
puede sustentarse la prueba de la existencia de Dios?
-“En un axioma que
aplicáis a vuestras ciencias: No
existe efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no sea obra del
ser humano y vuestra razón os responderá”-.
Para
creer en Dios, es suficiente observar las obras de la Creación. El universo
existe; por lo cual tiene una causa. Dudar de la existencia de Dios, sería como
negar que cada efecto tenga una causa, y afirmar que la nada haya podido
producir alguna cosa.
5.
Cuál
consecuencia se puede obtener del sentimiento intuitivo que todos los seres
humanos tienen de la existencia de Dios?
-“La de que Dios existe.
Cómo explicar en ellos este sentimiento si se apoyase en la nada? Y, también
ésta es una consecuencia del principio de la causalidad”-.
6.
El
sentimiento íntimo que tenemos en nosotros mismos de la existencia de Dios, no
podría ser una consecuencia de la educación, y el producto de ideas adquiridas?
-“Si esto fuese así, cómo
tuvieron este sentimiento, también, las personas de las humanidades de épocas
primitivas?
Si
el sentimiento de la existencia de un Ser Supremo fuese el producto de la
instrucción, no sería universal, y no se encontraría, como las nociones de las
ciencias, más que en los individuos y en los pueblos cultos.
Allan
Kardec
4
La prueba de la existencia de Dios se puede observar en todo lo que es,
o está manifestado en la realidad. También, en lo que, eternamente, se
manifiesta en el eterno presente. Él es; tú eres; él, - ella-, es; nosotros
somos; ustedes son; ellos son. Todo es Él, sin dejar de ser Él, y sin separarse
de Él.
Todo lo que es, es Él.
Todo lo que es, emana de Él, sin dejar de ser Él y sin separarse de Él.
Es Él emanado a la conciencia individual, en el Alma Universal, con los mismos
atributos que los de Él, en los Espíritus de los cuatro reinos naturales.
Él es causa y fuente de todo lo existente y de todo lo que eternamente
existirá.
Él es ley cósmica impresa en su propia conciencia y en la conciencia de
cada ser.
Él es guía de sí mismo en la conciencia de cada ser por los valores
universales, o atributos divinos, o sentidos cósmicos. Los valores universales
fungen de sentidos cósmicos en cada ser de los cuatro reinos naturales.
Él es anhelo de ser; cada ser en los cuatro reinos naturales es una
expresión de su voluntad.
Toda vida es una expresión de Él.
Toda voluntad es una expresión de su voluntad.
Todo amor es una expresión de su amor.
Toda justicia es una expresión de su justicia.
Toda belleza es un grado de la expresión de su belleza, la que cada ser
es capaz de expresar en un momento dado, según el nivel de conciencia
alcanzado.
Todo poder es una expresión de su poder creador.
Todo conocimiento es una expresión de su conocimiento, en determinado
grado.
5
Cada ser en los cuatro reinos naturales: humano,
animal, vegetal y mineral, tiene conciencia de Dios. En qué grado le percibe
depende del estado de conciencia alcanzado, en un momento dado.
Sabemos que el ser humano le percibe de diversas
maneras y de que el sentimiento de reverencia es general tanto hacia el Ser
Universal como hacia toda la Creación. Empero, la reverencia hacia Dios se
encuentra generalizada en todos los seres de los cuatro reinos naturales.
Sabemos, intuitivamente, o por analogía, que el
sentido de la conciencia perceptiva de Dios es constante en todos los reinos
naturales. Los seres perciben a la Divinidad aun cuando no se dan cuenta de que
lo hacen. También los animales, los vegetales y los minerales perciben a Dios
en su conciencia, por ser ésta, aun en ellos, una réplica exacta de la
conciencia de Dios.
Cómo le perciben y de qué manera, precisa mayor
grado de meditación para detectarlo. El modo universal en que se percibe a
Dios, en todos los seres de los cuatro reinos naturales, es el de los
sentimientos análogos a los valores universales, en la conciencia.
En todos los seres late la misma vida, y es
idéntica voluntad la que determina que esa vida continúe expresándose en cada
individuo, sea mujer u hombre, animal, vegetal o mineral.
Esa voluntad, o anhelo de vivir, generalizado en
todos los seres es la expresión de la voluntad de la Divinidad. Es la búsqueda
de la expansión de la Creación haciendo tangibles los anhelos de Dios.
Siendo esa Divinidad perfecta en todas sus
vertientes y variantes, lo es también el Espíritu de cada ser emanado a la
conciencia individual, indiviso, y sin dejar de ser la misma Divinidad,
Adquiriendo, la Divinidad, conciencia individual en cada ser, la evolución
consiste en manifestar, por la experiencia, siempre, nuevos y más elevados
estados de conciencia, y no de pasar de un nivel mineral al vegetal, de éste al
animal y luego al humano. Por lo menos en el Planeta Tierra es así. (Si
meditamos sobre la respuesta dada a la pregunta N° 172, observaremos implícita
esta realidad).
Pero, siendo una y la misma la ley cósmica en todo
el universo, ese proceso es uniforme en toda la Creación y en todos los mundos
del universo.
Esto indica que la diferencia es aparente, y que es
la misma la vida que late en todos los seres.
En el rol que asume, la Divinidad, en cada ser de
los cuatro reinos naturales, cumple el que le está asignado desde siempre en
los planes cósmicos, y en la ley cósmica. En ese rol cada ser sigue su propio
camino en el eterno retorno del ser individual hacia el Ser universal.
Los infinitos grados –estaciones- de conciencia, y
los estados de conciencia –valores universales, o atributos divinos-, por los
que va avanzado en la espiral evolutiva, cada ser, son idénticos en todos los
reinos naturales. Y en cada reino natural, todo ser experimenta análoga
autorrealización, dada la justicia y la igualdad en la ley y ante la ley que
rige a todos los seres. La diferencia es aparente, ya que en todos los seres de
los cuatro reinos naturales es la misma Divinidad la que se expresa.
En los cuatro reinos naturales, ningún ser animal,
vegetal o mineral se cree superior a otro, excepto un sinnúmero de seres en el
reino humano.
Sólo el ser humano se cree superior a los demás
reinos naturales, o a determinados seres de diferentes grupos étnicos o
condiciones sociales. Empero, si bien en alguna forma ese sentimiento de
superioridad puede expresarse, también, en los demás reinos naturales, en éstos
el grado de conciencia de la realidad se encuentra libre de manipulación, por
lo menos de la que se ha observado en diferentes niveles en la historia. El
aprendizaje es idéntico en todos los seres de los cuatro reinos pese a que los
roles son diferentes. Cada ser tiene conciencia del rol que la Divinidad
ejecuta por su intermedio. Los roles de todos los seres conforman una obra
armónica, un todo universal. Un trabajo de Dios con Dios. (Empero, y es un tema
aparte, existe cierta analogía en la idiosincrasia de cada ser en los cuatro
reinos naturales, por lo cual ciertas manipulaciones de dominio, o poder, son
generalizadas en todos los seres, -de los cuatro reinos naturales-, y la ley de
que el más domina al menos, en todas sus vertientes y variantes, rige en
todo-.)
La Divinidad tiene conciencia de sí misma en cada
ser en que se expresa, así como de los atributos divinos y de los sentimientos
que les son inherentes. Los reinos parecen ser diferentes, los seres también,
pero son diferencias aparentes. Lo roles son diferentes, pero la obra final es
una sola, conformando un todo. Las partes de ese todo son diferentes, en
expresión, pero conforman una unidad.
La conciencia de la Divinidad en cada ser refleja
el nexo que existe entre causa y efecto.
Es la relación causal entre la Divinidad y cada uno
de los seres de los cuatro reinos naturales, en todas sus vertientes y
variantes, en el eterno camino del retorno del ser individual hacia el Ser
Universal, mejor conocido como Dios.
6
En todas las épocas, y culturas, desde la más temprana edad, en todos
los seres de los cuatro reinos naturales, existe un sentimiento de reverencia
hacia la Divinidad, de múltiples maneras.
Es la conciencia de un Ser Superior que, en edades primitivas de vida
en el Planeta tierra, el ser humano ha identificado de diversas maneras:
1) Reverencia y culto hacia
algún fenómeno de la naturaleza.
2) Culto hacia los
antepasados.
3) Culto a diversas deidades
mitológicas.
4) Culto a una Divinidad
superior impersonal.
5) Cualesquiera otras
modalidades.
Evidentemente, no tiene nada que ver con un sistema de ideas, o
creencias, impuestos por un determinado tipo de cultura. Esta es la razón por
la cual ese sentimiento hacia la Divinidad es universal y simultáneo en todos
los seres de las múltiples culturas. Caso contrario en aquellos lugares en que
no se hubiese fomentado ese orden de ideas, no habría imperado la
espiritualidad centrada en la Divinidad.
Esa conciencia de la Divinidad existe latente en cada ser desde sus
inicios en el planeta de turno en que le toque vivir, por cuanto el Espíritu de
cada ser es una emanación a la conciencia individual sin separarse de la
Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad. Empero, se expresa en mayor o menor
nivel de acuerdo al grado evolutivo alcanzado.
Siendo cada ser una expresión gradual de la potencialidad total de la
Divinidad, no expresa toda la Divinidad sino una estación y un estado de la
Divinidad. La parte tiene conciencia del Todo, aunque jamás pueda percibir el
Todo. Empero, tiende hacia el Todo en el eterno retorno del ser individual
hacia el Ser Universal.
3
MIÉRCOLES
7.
Se
podría encontrar la causa primera de la formación de las cosas en las
propiedades íntimas de la materia?
-“Entonces, cuál sería la
causa de estas propiedades? Volvemos siempre a la necesidad de una causa
primera”-.
Atribuir
la primera formación de las cosas a las propiedades íntimas de la materia,
sería igual que tomar el efecto por la causa, por cuanto estas mismas
propiedades constituyen un efecto que debe tener una causa.
Allan
Kardec
7
Cuáles
son las propiedades íntimas de la materia? Cuál es la esencia de la materia, en
cada tipo de la materia? Por qué de la misma tierra diversas especies vegetales
extraen una inmensa variedad de plantas, flores, frutos, entre otros
particulares? Por ejemplo: Cada especie tiene una forma diversa y uniforme,
edad tras edad, excepto un estado de perfeccionamiento en el espacio y en el
tiempo, que indica que cada una se va perfeccionando, o evolucionando, en su
misma naturaleza. Un naranjo produce naranjas en cualquier parte del planeta en
que se siembre. En un mismo lugar, un rosal y un cerezo, darán,
respectivamente, y de la misma tierra, una rosa y un fruto denominado cereza.
Existe una inteligencia vegetal que realiza un trabajo capaz de extraer –y
elaborar- los elementos adecuados, de la tierra, para dar el respectivo fruto
–resultado- inherente a la especie que representa.
Cada especie tiene una inteligencia particular y una programación
mental –conocimiento-, para realizar una labor asignada por la naturaleza de
las cosas para obtener un resultado que complementa la Gran Obra de la
Creación.
La misma tierra que pareciera uniforme, contiene, sin embargo, una
determinada cantidad de elementos –diferentes entre sí-, conocidos y por conocer,
que tienen entre sí características particulares. Esas características
particulares a nivel elemental –de los minerales- son los resultados
–características- inherentes a cada mineral. La materia en sí no es más que
energía condensada. Si se manifiesta una determinada variante en los elementos
que conforman la materia, es porque existen determinadas esencias –Espíritus
elementales- que vibrando a determinada frecuencia, son capaces de manifestar
determinados elementos físicos –o materia-.
Esas propiedades íntimas de la materia a que hace referencia el Maestro
Allan Kardec, en su pregunta número siete de El Libro de los Espíritus, no son
más que las diversas variantes de Espíritus Elementales de la naturaleza que
tienen una misión específica de condensar determinados tipos de materias en la
dimensión física a partir de la energía universal. Cada Espíritu elemental
tiene una frecuencia vibratoria determinada. Al vibrar en esa frecuencia,
manifiesta su equivalente físico, condensando el respectivo elemento. Por
ejemplo: El Espíritu elemental del hierro, condensando la misma energía
universal, manifiesta el elemento hierro, tal como el del oro, manifiesta oro,
y el del platino, platino, y así sucesivamente con cada elemento conocido o por
conocer.
Si existen variantes en las manifestaciones físicas de la materia es
porque también las hay en los espíritus elementales que las manifiestan, al
igual que ocurre en el reino vegetal, en el animal y en el humano.
El tipo de materia manifestada es un efecto del tipo de Espíritu
elemental que la manifiesta, es decir: Su causa. No existe efecto sin causa, ni
causa que no genere efecto. De manera que es imposible aislar el efecto de la
causa, o ignorar ésta, sin distorsionar la verdad. Es preciso en todo efecto
buscar la causa que lo origina y tendremos una visión completa de la verdad, en
el grado relativo al propio estado -y grado- de conciencia. Es indispensable
ver toda la realidad y no solamente un aspecto de la misma. Y toda realidad
tiene una vertiente física y otra espiritual. Además, existe un elemento de
enlace que une ambas dimensiones o polaridades. En esa duplicidad de
dimensiones el grado de conciencia imperante en la dimensión espiritual se
refleja en la respectiva manifestación física. Una mayor depuración de la
materia indica que existe una equivalente en la dimensión espiritual.
En todos los reinos naturales existen elementos, -o especies-, que
presentan una mayor depuración que en otros. Es el grado de conciencia
evolutiva que presenta, a nivel particular cada uno de los elementos, o
especies vegetales, animales o humanos.
Entonces, la causa de estas propiedades íntimas de la materia lo
constituye el Espíritu, en todas sus vertientes y variantes: Elemental, -en el
reino mineral-; Vegetal, -en el reino vegetal-; Animal, -en el reino
animal; recordando que animal quiere decir que posee un alma, ya que alma
equivale a –anima-, de ahí el término animal. El Espíritu elemental es
la causa primera de la materia. La manifiesta a partir de la condensación
de la energía por su respectivo grado vibratorio.
El Espíritu de cada reino natural es una
manifestación en la conciencia individual de la Divinidad sin separarse de la
Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad.
Cada Espíritu en los cuatro reinos de la naturaleza está dotado de vida eterna
e inmortal; es coeterno con la Divinidad y está dotado de los mismos atributos
divinos de la Divinidad y es poseedor de una réplica exacta de la conciencia de
la Divinidad.
La única diferencia que existe es que, mientras la Divinidad posee
todos sus atributos divinos desarrollados en grado infinito en todas sus
vertientes y variantes, cada uno de los Espíritus manifestado a la conciencia
individual, en los cuatro reinos naturales, los posee en grado potencialmente
infinito, que eternamente desarrollará sin encontrar jamás un límite.
Es el eterno retorno del ser individual hacia el Ser Universal. Es la
búsqueda de sí misma de la Divinidad en sus ilimitadas expresiones a la
conciencia individual.
Esos atributos divinos tienen una doble vertientes: La del
conocimiento, que se expresa mediante los parámetros de los valores
universales, mediante el lenguaje de los sentimientos en la propia conciencia,
en la dimensión espiritual. Como emociones, en la conciencia, a nivel anímico o
del alma; y como sensación, a nivel físico, o del cuerpo. Los pensamientos en
cada una de las variantes espirituales se expresan mediante imágenes. Se piensa
en imágenes. Cada ser en los cuatro reinos naturales demuestra ser poseedor de
un conocimiento específico para realizar la propia labor que le asignara la
naturaleza de las cosas en los planes cósmicos.
Empero, desde ese mismo estado de conciencia inherente a cada ser en
los cuatro reinos naturales, cada quien realiza su viaje del eterno retorno hacia
el Ser Universal, Jamás ese viaje tendrá fin por cuanto es infinito. Es el
eterno camino del progreso universal sin límites de ninguna naturaleza, en una
inmensidad de mundos, en la expansión eterna de la Creación. La misión consiste
en adquirir consciencia del Todo en todas sus vertientes y variantes. Siempre
encontrará un más allá. Es lo que denominamos la Eterna polarización del ser
individual hacia el Ser Universal: -en el Círculo y el Signo Más-. Es un camino
circunferencial que conforma la espiral cósmica, en los estados de conciencia y
sus grados perceptivos de la verdad universal.
La segunda vertiente, es la expresión potencialmente infinita del poder
creador que se anida en cada Espíritu, o ser, que eternamente expresará en un
mayor nivel, a medida que vaya afrontando necesidades inherentes a ese nivel, o
anhelos, propósitos u objetivos de auto-realización. Si cada ser experimentase
una necesidad infinita, en ese mismo grado expresaría el conocimiento
inherente, y el poder creador para autosatisfacerla.
Dentro de ese potencial infinito de manifestación expansiva de la
Creación Universal, la Divinidad constituye la pedagoga de sí misma en la
manifestación respectiva de cada ser en la conciencia individual por el
lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales, expresión
sublime de la ley cósmica impresa en la conciencia de cada ser. En fin de
cuenta, no deja de ser un juego de la Divinidad con la misma Divinidad. Un
juego para divertirse en toda la eternidad.
Entonces, porque no empezar ahora mismo con esa sublime diversión?
Cambiaremos todo eso por un bien menor de lo que la Divinidad dispuso para
todos?
4
JUEVES
8.
Qué se
debe pensar de la opinión que atribuye la primera formación de lo creado a una
combinación fortuita de la materia, es decir, de la casualidad?
-“Otra absurdidad! Cuál
ser humano de buen sentido puede considerar la casualidad como un ser
inteligente? Y, después, qué es la casualidad? Nada”-.
La
armonía, que regula las fuerzas del universo, demuestra combinaciones y
principios determinados, y por lo tanto una potencia inteligente. Atribuir la
primera formación a la casualidad, sería un absurdo, por cuanto en ella está
ausente la visión y no puede producir los efectos inteligentes. Una casualidad
inteligente dejaría de ser una casualidad.
9.
Cómo
se puede reconocer en la causa primera una inteligencia suprema, es decir,
superior a todas las inteligencias?
-“Vosotros tenéis un
proverbio que dice: La obra elogia el
maestro. Ahora bien, examinad la obra y buscad el artífice; el orgullo,
solamente, hace nacer la incredulidad. El ser humano orgulloso no acepta nada
por encima de él, y se proclama un espíritu fuerte. Inconsciente ser que la ley
de Dios neutraliza”.
El
poder de una inteligencia se manifiesta por medio de sus obras. Ahora, por
cuanto ningún ser humano puede crear lo que produce la naturaleza, se deriva
que la causa primera debe ser una inteligencia superior a la de la humanidad.
Por
grandes que sean los prodigios realizados por la inteligencia humana, la misma
tiene una causa, y cuanto más lo que ella cumple es grande, tanto más debe
serlo la causa primera. Ahora bien, esta inteligencia superior a cualquier otra
es la causa primera de todas las cosas, sea cual fuere el nombre del cual el ser
humano se sirve para designarla.
Allan
Kardec
8
En nuestro comentario anterior se ha explicado, en líneas generales, la
manera como emerge la materia a partir de la energía. Es una condensación de la
energía que realizan los Espíritus Elementales –de los elementos- de acuerdo al
respectivo grado vibratorio regido por la ley de afinidad. La ley de afinidad
establece la armonía y el orden en la naturaleza, en todas sus vertientes y
variantes. En todo existe un perfecto sistema y orden. Todo está ordenado y
ubicado, en el esquema cósmico, por su grado vibratorio, en una escala que va
del 0° a 360°, y a la vez ubicado-por su suma existencial-, en el respectivo
grado de la infinita espiral evolutiva del universo. Y eso ocurre en todas las
vertientes y variantes existenciales, de cada ser, en los cuatro reinos
naturales. Esas vertientes y variantes, en el Sufismo se denominan los Estados
y las Estaciones. Cada estado representa a un valor universal, o atributo
divino, es decir el estado de conciencia de ese valor o atributo. Cada
estación, equivale a un grado de progreso, o conciencia perceptiva, sobre un
determinado valor. Cada estado y su respectiva estación pueden variar de un
valor a otro. Esto equivale a la diferencia del bagaje de experiencia que cada
ser tiene en relación a una u otra de las áreas del conocimiento humano, y
universal. Por cada área existe un ángulo de la espiral evolutiva, y su
respectivo estado de conciencia y su grado perceptivo de la realidad, así como
capacidad de percibir y comprender, hacer, o de dejar de hacer. Empero, el
nivel de conciencia alcanzado en una determinada estación, o grado perceptivo
de la realidad, le facilita la labor de alcanzar, con mayor efectividad, el
mismo nivel de conciencia en todos los estados, o áreas de conocimientos
relativos a los valores universales, o atributos divinos. Esto debido a que,
estando en una determinada altura, en una montaña, hacia cualquier lado en que
se mire, se hará desde esa misma perspectiva o elevación.
Tanta perfección como existe en la naturaleza obedece a una ley cósmica
que rige todo.
Toda ley cósmica –en todas sus vertientes y variantes- está sustentada
por una inteligencia suprema ab eterna que la legisló con carácter
eterno e inmutable.
Igualmente, existe una voluntad potencialmente infinita que vela por su
cumplimiento en el espacio y en el tiempo. Es el carácter coercitivo y coactivo
de la ley cósmica, Su carácter coercitivo regido por los parámetros de los
valores universales. Y el coactivo, por las leyes de afinidad, justicia,
igualdad y compensación. La ley ordenadora del universo es la de afinidad. Ella
ubica y reubica cada ser y cosa en el orden que le corresponde en base a su
peso específico –suma existencial-, en el lugar –orden- que le corresponde.
El orden es un valor universal, al igual que la armonía. Ese orden y
armonía se logran por la guía de los parámetros de los valores de la justicia,
de la compensación y de la igualdad, entre tantos otros que conforman la ley
cósmica.
El amor es la síntesis de todos los sentimientos expresados por los
valores universales, o atributos divinos. El amor es la ley matriz del universo
y la síntesis de la ley cósmica. La ley cósmica es eterna e inmutable. Es ab
eterna, es decir, existe desde siempre al igual que el Legislador Universal.
Detrás de toda obra existe un propósito, una idea, un objetivo, una
intención.
Nada existe sin propósito alguno en la naturaleza. De manera que,
viendo más allá de las apariencias se observa que, detrás de toda aparente
casualidad existe una ley de causa y efecto que rige todo. Dada la condición
mental del universo en que nos desenvolvemos, es en la mente del Ser Supremo
–en su conciencia- donde se encuentra plasmada la ley cósmica, al igual que
todos los valores universales –atributos divinos-. Su expresión –o
manifestación- en la conciencia de cada ser de los cuatro reinos naturales, es
por medio de los sentimientos análogos a cada valor universal. La
retroalimentación de todo pensamiento, sentimiento y acto, -acción- lo realiza
la ley de afinidad –coacción correctora-, con el auxilio de la ley de justicia,
la igualdad, -en la ley y ante ella-, y la compensación, de acuerdo a
los eternos planes trazados por el Ser Universal.
La aparente casualidad en la manifestación de la materia es solo eso: apariencia.
Detrás de todo lo existente hay un perfecto sistema y orden regidos por la ley
cósmica de acuerdo con los planes de la Divinidad.
9
La causa primera
universal, Dios, fuente de todo lo existente y de la eterna expansión
universal, constituye, al mismo tiempo, la inteligencia suprema, e infinita,
del universo. Es decir, inteligencia desarrollada en todas las vertientes y
variantes.
Empero, pese a la
inmensidad del universo, y todo lo que en él existe, esa inteligencia infinita
aún no ha expresado toda su potencialidad, ya que, eternamente seguirá
expandiéndose la Creación Universal con la formación de nuevos mundos y el
desarrollo del progreso factible en cada uno de ellos.
Es decir que, parodiando
al Tao, la suprema inteligencia, de la que está dotada la causa primera
universal, es toda la que se ha expresado en un momento dado, y la que
eternamente se expresará sin límites algunos.
Es la rueda de la vida y
dentro de ella el Signo Más, como eterna polarización regida por la ley cósmica
impresa en la conciencia del Ser universal y en la conciencia individual de
cada ser en los cuatro reinos naturales. Es una rueda que gira ad infinitum en
todas las vertientes y variantes, impulsando el progreso universal de todos los
seres.
Es la rueda del progreso,
de la sabiduría y de la felicidad. Esa inteligencia se expresa mediante los
infinitos parámetros de todos los valores universales, o atributos divinos.
Esa inteligencia suprema
se expresa, también, como ley cósmica dentro de la conciencia de cada ser, por
medio de la cual realiza su labor creadora en el eterno presente.
Efectos inteligentes
denotan causas inteligentes. La Creación toda es un efecto de una causa suprema
que rige todo por la ley cósmica.
En todo cuanto existe se
observa la misma vida fluyendo; la misma inteligencia, latiendo, y dirigiendo
el curso de los acontecimientos.
Es la misma inteligencia
suprema que actúa en cada hombre, en cada animal, en cada vegetal y en cada
mineral, realizando el prodigio de la creación perenne.
Quien quiera verla, a la
inteligencia infinita, la verá en todo cuanto existe. La observará en sí mismo
y en cada ser con quien entra en contacto, cada día. La observará en cada flor,
cuando al abrirse a los nuevos rayos, cada día, parecería decirle al observador
absorto y admirado de su belleza: Te amo.
La inteligencia infinita
del universo, de la causa primera, fluye como amor, como justicia, como
fortaleza, como templanza, como belleza y como expresión de cada uno de los
valores universales. Lo hace por medio de los sentimientos inherentes
expresados en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales.
La sabiduría de los
valores universales, o atributos de la Divinidad, constituye la expresión más
avanzada de la inteligencia de la Divinidad. Ella realiza silenciosamente su
labor por medio de cada ser.
Toda obra existente en el
universo, que no haya sido realizada por el ser humano, es la expresión de la
inteligencia universal que trasciende la del ser humano, y la de cada ser de
los cuatro reinos naturales.
Cada uno de los seres de
los cuatro reinos naturales coadyuva con la inteligencia universal en las
múltiples manifestaciones de la vida, de los fenómenos que les son inherentes,
y de la Gran Obra cósmica.
5
VIERNES
ATRIBUTOS DE LA DIVINIDAD
10.
Puede
el ser humano comprender la naturaleza íntima de Dios?
-“No: necesitaría un
sentido que le falta”-.
11.
Será
otorgado al ser humano comprender el misterio de la Divinidad?
-“Cuando su espíritu,
liberado de la opaca luz de la materia, por su perfección se haya acercado a
Dios, lo comprenderá, cuanto la criatura puede comprender el Creador”-.
Las
facultades del ser humano, en sus grados inferiores de desarrollo, no le
permiten de comprender la naturaleza íntima de Dios. En la infancia de la
humanidad, el ser humano lo confunde, con frecuencia, con la criatura, de quien
le atribuye las imperfecciones; empero, en cuanto se desarrolla en él el
sentido moral, su pensamiento penetra mejor en el fondo de las cosas,
formándose una idea más justa y conforme a la razón, aunque siempre
perfectible.
12.
Si no
nos es dado comprender la naturaleza íntima de Dios, podemos, nosotros,
concebir algunas de sus perfecciones?
-“Algunas sí. El ser
humano las entrevé con el pensamiento tanto mejor cuanto mas se eleva por
encima de la materia”-.
Allan
Kardec
10
Podríamos
complementar la respuesta anterior de la siguiente manera, tomando en cuenta el
contexto de las respuestas a las preguntas que siguen:
-“No;
necesitaría un sentido que le falta, aún, por desarrollar”.
El
ser humano, y cada uno de los restantes seres en los cuatro reinos naturales,
han emanado a la conciencia individual, a partir del Ser Universal, perfectos,
dotados, potencialmente, de todos los atributos divinos, análogos a los de Él.
La única diferencia reside en que los del Ser Universal se encuentran
desarrollados en todas sus vertientes y variantes, en grado infinito, y los de
los seres individuales, se encuentran dotados de potencialidad que
desarrollarán en el eterno presente, sin límites de ninguna naturaleza, en la
medida en que se vayan ampliando las percepciones de sus estados de conciencia.
Es
decir, los grados evolutivos de la conciencia se expresarán mediante una
ampliación constante de sus aptitudes perceptivas y de comprensión, y en sus
capacidades de hacer o dejar de hacer, expresando el poder creador
potencialmente infinito, de acuerdo con los grados de necesidades que se vayan
experimentando, en el aquí y ahora. Es preciso tener presente, al igual que se
explica en el comentario de la respuesta a la pregunta Nº 81, que el Ser
Universal emana a la conciencia individual, en el Alma Universal, en cada uno
de los seres de los cuatros reinos naturales, sin dejar de ser Él mismo, y sin
separarse de Él mismo, por lo cual, cada ser individualizado es el mismo
Creador que inicia su respectivo rol dotado con los mismos atributos, y con
libre albedrío, desde cero grado de progreso, pero con el mismo potencial
infinito, tanto en conciencia perceptiva como en poder creador, que expresará
en la medida que las necesidades existenciales lo vayan requiriendo, en su
ascenso evolutivo gradual, y como expresión de la voluntad de la Divinidad, de
la cual es instrumento.
Es
decir, en la medida que cada uno de los seres se vaya conociendo a sí mismo, en
ese mismo grado reconocerá, en sí mismo, a Dios, el Ser Universal, percibiendo
que todo es Uno.
La
clave reside en conocerse a sí mismos, y percibir, en la propia conciencia, el
lenguaje de los sentimientos con que, constantemente, se comunica el Ser
Universal, con cada quien, en los cuatro reinos naturales.
Allí,
en la conciencia, se expresa el conocimiento de la Verdad Universal, relativa a
los valores universales, o atributos divinos, y el Poder Creador, en la medida,
y grados, en que los va precisando.
Podemos
concluir, contundentemente, que cada uno de los seres en los cuatro reinos
naturales, ya conoce al Ser Universal, lo que ocurre que no lo recuerda, aún,
en la conciencia individual. Empero, cuando oportunamente le vuelva a percibir,
en su esencia, se percatará de que ya le conocía.
Esta
es la razón por la cual los sufíes practican el constante recuerdo del nombre
de Dios, recordando al Recordado, se Le llega a recordar, en un momento dado.
Es
preciso recordar que donde se centra la atención se expande la conciencia. Si
centramos la propia conciencia en Dios, el Ser Universal, comenzamos a
percibirle, gradualmente, en mayor grado, cada vez más, y a adquirir la
conciencia de los atributos divinos, o valores universales, como aptitud
perceptiva, comprensiva, y capacidad creadora-realizadora, en armonía con los
planes trazados en la Ley Cósmica.
11
La
Doctrina Universal denota que, a través de los tiempos han existidos seres que
han tenido una percepción en grado muy elevado de la Divinidad, que se
corresponde ampliamente con la realidad susceptible de ser captada en los
actuales estados de conciencia. Nosotros ignoramos el grado de percepción que
cada uno de los seres de los otros tres reinos naturales posee de Dios. El ser
humano, muy engreído de sí mismo, estima que los seres de cada uno de esos
reinos, carecen de espíritus, y capacidad de pensar, empero, la realidad es que
ellos sí poseen el mismo Espíritu del Ser Universal, dotado con análogos
atributos divinos, potencialmente infinitos, con una conciencia que constituye
una réplica idéntica a la de Él. Dado lo anterior, estando los seres de cada
uno de esos reinos naturales libres del condicionamiento limitante de los seres
humanos, su capacidad perceptiva trasciende la de los humanos, como lo
demuestran incontables pruebas, percibiendo y, probablemente, comprendiendo la
naturaleza de la Divinidad en mayor grado que los seres humanos.
La
percepción de que todo es UNO, y de que cada uno de los seres, en los cuatro
reinos naturales, es una emanación del Ser Universal, formando una unidad
indisoluble con Él, es universal, y ha sido percibida en todas las épocas y
culturas, desde la más remota antigüedad: Las diversas doctrinas orientales, el
Hinduismo, el Taoísmo, el Sufismo, el Yoga, y el Kriya Yoga, la Masonería
Universal y el Espiritismo, entre otras corrientes de pensamientos. Los
pensadores más relevantes como Hermes Trismegisto, Tales de Mileto, Pitágoras,
Moisés Maimónides, Al-Ghazali, Ibn Arabi, Rumi, Kabir, Ramakrisna, Gandhi,
Tagore, Paúl Brunton y Joaquín Trincado, entre otros incontables más, han
tenido percepciones sobre la Divinidad de gran interés, con una constante
coincidencia. Esa es la razón por la cual se hace preciso conocer todas las
corrientes de pensamiento que conforman la Doctrina Universal: todas
constituyen una herencia espiritual de la humanidad, por encima de las cuales
debe predominar, únicamente, la verdad universal.
12
Trascendiendo
la conciencia objetiva y la lógica del razonamiento inductivo y deductivo, así
como el propio ego, interiorizándose, el ser humano puede percibir, en la
propia conciencia, por el lenguaje de los sentimiento, los valores universales
que conforman los atributos divinos, de acuerdo al grado de necesidades que
experimenta, y en el foco de atención en que centra su conciencia perceptiva.
En estado de interiorización, en meditación, el ser humano puede, intuitivamente,
o mediante la inspiración, percibir los atributos de la Divinidad y
comprenderlos en determinado grado, como una guía de vida. El sentimiento de
los valores universales, expresados por el Ser Universal en la conciencia de
cada ser, en los cuatro reinos naturales, es posibles percibirlo, aún, en la
conciencia objetiva, en la vida diaria. En la medida en que se aprende a
escuchar el mensaje que conllevan, centrando la atención en las percepciones
intuitivas e inspirativas, la aptitud perceptiva se va afinando, siendo más
nítida su guía y lúcido el conocimiento que aporta.
6
SÁBADO
13.
Cuando
decimos que Dios es eterno, infinito, inmutable, inmaterial, único,
omnipotente, supremamente justo y bueno, no tenemos, nosotros, la idea exacta de
sus atributos?
-“Según vuestro modo de
ver, sí, porque con esta palabra creéis de abarcar todo. Sabed, pero, que
existen cosas superiores a la inteligencia del ser humano más inteligente, para
expresar las cuales, vuestro lenguaje, limitado a las ideas y sensaciones
humanas, no posee vocablos. La razón, en cambio, os dice que Dios debe tener
todas las perfecciones en grado supremo, por cuanto, si dejase de tener
una sola, o si una sola no lo fuese en grado infinito, Él no sería superior a
todo, y por consiguiente no sería Dios. Para estar por encima de todo, Dios no
debe estar sujeto a ningún cambio, y no debe tener alguna de las imperfecciones
que pueden ser concebidas por la mente humana”-.
Dios es eterno: si Él
hubiese tenido principio, habría salido de la nada, o debería su creación a un
ser anterior. En tal guisa remontamos de grado en grado al infinito, y a la
eternidad.
Él es inmutable: si
estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no tendrían
estabilidad.
Él es inmaterial: es decir:
su naturaleza difiere de todo aquello que llamamos materia; diversamente no
sería inmutable, por cuanto estaría sujeto a las transformaciones de la
materia”.
Él es único: si hubiesen
más Dioses, en el ordenamiento del universo no habría ni unidad de concepto, ni
unidad de potencia.
Él es omnipotente: por
cuanto es único; si no tuviese la suma potencia, habría alguien más poderoso, o
por lo menos de igual poder que Él; por lo cual no habría hecho todas las
cosas, y aquellas que no hubiese hecho Él serían obras de otro Dios.
Él es supremamente justo y
bueno: de hecho, la providencial sabiduría de las leyes divinas se revela, de
esta manera, en las cosas más pequeñas así como en las más grandes, y tal
sabiduría rinde imposible el dudar de su justicia y de su bondad.
Allan
Kardec
13
El
ser humano sólo puede tener una percepción de los atributos de la Divinidad de
acuerdo con su propio nivel perceptivo, estados y estaciones –grados- de
conciencia.
Sin
embargo, esa percepción de los atributos divinos, en este momento, y en la
escala del infinito progreso, oscila entre cero e infinito grado de conciencia.
Por supuesto, en cada mundo, de la inmensa cantidad de los existentes que se
encuentran poblados de humanidades más avanzadas, o menos que la tierra, se posee
una visión relativa, y, ciertamente, en proceso constante de expansión.
El
atributo primordial de la Divinidad es la Conciencia, asiento de la ley
cósmica, eterna e inmutable.
La
Divinidad está consciente de sí misma y de todo lo existente en el Universo, ya
que ella se encuentra en cada Espíritu de los cuatro reinos naturales. La
conciencia de cada ser es una réplica exacta de la que posee la Divinidad. Es
más, en cada ser su conciencia es "la misma" que posee la Divinidad.
Siendo el Espíritu de cada ser una emanación de la Divinidad a la conciencia
individual, sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de ella, es la clave
para entender su grado de conciencia de lo que ocurre en todo el universo. La
Divinidad es la conciencia universal por excelencia, en grado infinito, en
todas las vertientes y variantes. La de cada ser, en los cuatro reinos
naturales, es potencialmente infinita, pero que eternamente debe desarrollar.
Estando
la ley cósmica sustentada por la totalidad de los valores universales, éstos
constituyen los atributos de la Divinidad, o los sentidos cósmicos.
En
la Divinidad los atributos se encuentran desarrollados en grado infinito, en
todas sus vertientes y variantes.
En
el ser humano, siendo los atributos divinos los mismos que los de la Divinidad,
empero, los tiene desarrollados en determinado grado. Ese será siempre el nivel
perceptivo de los atributos de la Divinidad.
En
la medida en que el ser humano desarrolle en mayor grado sus propios atributos
divinos, y se conozca más a sí mismo, en idéntico nivel o estado de conciencia
percibirá, y comprenderá tanto los atributos divinos, -valores universales-,
como a la Divinidad.
Quilón,
el Lacedemonio, -uno de los siete sabios griegos-, inscribió en el portal del
templo de Apolo, en Delfos de la antigua Grecia: -"Hombre, conócete a ti
mismo, que el estudio propio del hombre no es conocer a Dios sino conocerse a
sí mismo".
Esa
es la razón por la que tantos pensadores han sustentado la misma idea;
-"Hombre, conócete a ti mismo y conocerás a Dios".
Evidentemente,
la Divinidad posee una voluntad desarrollada en grado infinito, asiento del
poder creador universal.
Siendo
la Divinidad causa suprema de todo lo existente, todo lo que existe forma parte
de ella misma. La Divinidad, por ende, se encuentra en todas partes. Tiene,
simultáneamente, conciencia de todo lo que ocurre en cualquier lugar del
infinito universo. Es omnisciente.
Es
fuente de toda vida, por su emanación a la conciencia individual, en cada ser.
Es
fuente de la energía universal que mantiene en eterno movimiento todo el
universo.
Es,
como Conciencia Suprema, la "Guardiana cósmica" por excelencia.
Vigila permanentemente la realización de la gran obra y "paga" el
salario cósmico. Guía, por la inspiración de los sentimientos análogos a los
valores universales dentro de la conciencia, e ilumina, asiste y protege a cada
ser.
La
Divinidad es voluntad, o anhelo de ser; cada ser en los cuatro reinos naturales
es una expresión de esa voluntad y anhelos divinos.
7
DOMINGO
PANTEISMO
14.
Dios
es un ser distinto, o es, según la opinión de algunos, el conjunto de todas las
fuerzas y de todas las inteligencias reunidas del universo?
-“Si así fuese, no
existiría Dios, por cuanto Él sería el efecto y no la causa. Él no puede ser al
mismo tiempo una cosa y la otra. De la existencia de Dios no podéis dudar; y
esto es lo esencial. Hacedme caso y no vayáis más allá. No os perdáis en un
laberinto, del cual no podríais encontrar la salida, lo cual no os haría
mejores, quizá os rendiría un poco más orgullosos, por cuanto creeríais de
saber, mientras que, en realidad, no sabríais nada. Poned aparte todos vuestros
sistemas. Tenéis muchas cosas que os tocan más de cerca, comenzando por
vosotros mismos; estudiad vuestras imperfecciones con el fin de liberaros, y
esto resultará más proficuo que el querer penetrar lo impenetrable.
15.
Qué
debemos pensar de la opinión según la cual todos los cuerpos de la naturaleza,
todos los seres, todos los globos del universo serían parte de la Divinidad, e
constituirían, en su conjunto, la Divinidad misma? En otros términos: Qué
debemos pensar de la doctrina panteísta?
-“Que el ser humano, no
pudiendo ser un Dios, quiere ser, por lo menos, una parte”-.
16.
Aquellos
que profesan esta doctrina, pretenden encontrar en ella la demostración de
algunos de los atributos de la Divinidad y razonan de esta manera: Los mundos son infinitos, por lo tanto es
infinito, también, Dios. El vacío o la nada no existe en algún lugar, por lo
cual Dios está en todas partes. Estando en todas partes, ya que todo es parte
integral de Él, Dios da a todos los fenómenos de la naturaleza el carácter de
la inteligencia. Qué objeción se puede oponer a esta opinión?
-“La razón. Reflexionad
bien y no os será difícil descubrir la absurdidad”-.
Esta doctrina hace de Dios
un ser material, que, si bien dotado de inteligencia suprema, sería en grande
lo que nosotros somos en pequeño. Ahora, si así fuese, por cuanto la materia se
transforma perennemente, Dios no tendría estabilidad alguna, estaría sujeto a todas
las mutaciones y a todas las necesidades del ser humano y le haría falta uno de
los atributos divinos más esenciales, cual es el de la inmutabilidad.
Las propiedades de la
materia son incompatibles con el concepto de Dios, y no hacen más que profesarlo.
Todas las sutilezas del sofisma no alcanzarán jamás a resolver el
problema de su íntima naturaleza. Por otra parte, si no sabemos lo que es Dios,
conocemos bien, en cambio, lo que Él no puede ser. Ahora, este sistema
está en abierta contradicción con los atributos divinos más esenciales, y
confunde el Creador con la criatura, como si se dijese, que una maquina
ingeniosa es una parte integral del mecánico que la ha concebido.
La inteligencia de Dios,
se revela en sus obras, al igual que la de un pintor en su cuadro; empero, las
obras de Dios no son Dios como el cuadro no es el pintor que lo ha realizado.
Allan
Kardec
14
Si bien es cierto que el ser humano, en un momento dado, tiene cosas
prioritarias a las cuales precisa centrar su atención, estando dotado de un
potencial sin límites por el Creador Universal, y conformando una unidad
perfecta e indisoluble con Él, no puede aceptar limitación alguna por parte de
nadie en su ascenso evolutivo ni en sus ansias de conocimiento.
El ser humano, simplemente anhela saber y frente a los enigmas
universales, persistirá desentrañando hasta sus mínimos detalles, aunque eso le
lleve la eternidad y siempre encuentre un más allá que descubrir o desentrañar.
De manera que, ninguna persona debe aceptar que nadie le imponga
límites de ninguna naturaleza, por cuanto, si tiene un objetivo claro de
conocimiento, y con paciencia se avoca al estudio, en el tiempo suficiente, y
con persistencia, llegará a conocer la verdad universal, gradualmente.
Por supuesto, cada etapa de la vida humana, en el devenir histórico,
tiene sus respectivos objetivos de estudios que se corresponden con determinado
estado de conciencia, pero es la misma naturaleza intuitiva del ser que le hace
presentir que hay algo más de lo que ahora percibe, y esa percepción es la que
le pone en movimiento hacia su búsqueda, hasta encontrarle, en una eterna
polarización.
La pregunta, en esencia, quiere diferenciar si Dios es “algo”, o
“alguien” diferente al conjunto de todo lo existente, en el universo, o es “el
conjunto de todas las fuerzas y de todas las inteligencias reunidas del
universo”.
En la respuesta, se soslaya tratar el tema de una manera directa,
empero, se da un aporte esencial, y aclaratorio, por una parte, cuando se dice:
-“Si así fuese, no existiría Dios, por cuanto Él sería el efecto y no la causa.
Él no puede ser al mismo tiempo una cosa y la otra”.
Esto se refiere, fundamentalmente, a que “Dios no es “el conjunto de
todas las fuerzas y de todas las inteligencias reunidas del universo”, que
constituye un enfoque panteísta de Dios.
Recordemos, por analogía, una definición del Tao, de Lao Tse: -“Tao
es todo lo que existe y puede llegar a existir”.
“El conjunto de todas las fuerzas y de todas las inteligencias reunidas
del universo”, constituye, únicamente, una parte de lo que, en un momento dado,
ha emanado a la conciencia individual, en el alma universal, como entes
inteligentes, en los cuatro reinos naturales, pero no constituye ni toda la
Divinidad, ni todo el potencial manifestado, en la dimensión física, ni todo el
potencial desarrollado en la inteligencia de todos los entes espirituales, en
los cuatro reinos naturales, ya que, eternamente, seguirán desarrollándose en
más elevados estados de conciencia; y, por supuesto, tampoco constituye todo lo
manifestado a nivel físico, en todos los mundos del universo, ya que, el
universo se encuentra en una constante renovación, y expansión.
Recordemos que, Dios emana a la conciencia individual, en el alma
universal, en los cuatro reinos naturales, tantas veces como sea necesario, en
la Creación de un nuevo mundo, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de
ser la Divinidad. Posteriormente, cada uno de estos entes espirituales se
ocupará de realizar el trabajo de la manifestación precisada en la expansión de
la Creación universal. Pero, jamás, todo esto, ni todos los entes manifestados
en la conciencia individual, constituyen, ni constituirán, jamás, toda la
Divinidad, por cuanto el potencial de la Divinidad, para emanar a la conciencia
individual, en los cuatro reinos naturales, es infinito, y jamás tendrá límites
algunos de ninguna naturaleza.
Por otra parte, “el conjunto de todas las fuerzas” manifestadas en la
expresión tangible del universo, en los inmensos mundos, no es toda la energía
universal que constituye un atributo de la Divinidad, ni es toda la fuerza de
voluntad expresada por los entes espirituales de los cuatro reinos naturales,
ni toda la fuerza de la Divinidad, en todas sus vertientes y variantes, a nivel
de voluntad y de sentimientos análogos a los valores universales, y
cualesquiera otros aspectos conocidos o por conocer.
Luego, en la respuesta, se sugiere: -“…estudiad vuestras imperfecciones
con el fin de liberaros, y esto resultará más proficuo que el querer penetrar
lo impenetrable”.
No deja de ser una sugerencia ya percibida por Quilón y por Mahoma,
entre otros, es decir, la de conocerse a sí mismos, y de esa manera, conocer a
Dios, por ser el Espíritu del hombre una emanación indivisa de la Divinidad,
´-pero, no toda la Divinidad-.
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Todos
los mundos y seres que en un momento dado existen en manifestación activa, en
el universo, en los cuatro reinos naturales, forman parte de la Divinidad, sin
embargo, no constituyen toda la Divinidad, por cuanto el Creador Universal,
sigue infundiendo vida a nuevos seres individuales, mediante la emanación de la
Divinidad en el Alma individualizada, en los cuatro reinos naturales, y la
Creación se encuentra en expansión constante. En síntesis, todo forma parte
de la Divinidad, por ser una expresión de Ella; pero, no toda la Divinidad
manifestada, en los cuatros reinos naturales, y en todos los mundos del
universo, en un momento dado, es toda la Divinidad. Vendría a ser lo mismo
que el Tao, de acuerdo con un aforismo de Lao Tse: -“El Tao que puede nombrarse
no es el Tao. La sustancia del Mundo es solo un nombre para el Tao y Tao es
todo lo que existe y puede existir”.
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En
comentarios anteriores se ha explicado como cada ser en los cuatro reinos
naturales: humano, animal, vegetal y mineral, constituye una emanación a la
conciencia individual a partir de la Divinidad sin dejar de ser la Divinidad y
sin separarse de la Divinidad.
Cada uno
de los seres de los cuatro reinos naturales está dotado de una conciencia que
es la réplica exacta de la de la Divinidad. Es decir, la conciencia de la
Divinidad se encuentra presente en cada ser de acuerdo con los estados –
valores – atributos desarrollados y en el respectivo nivel – grado – estación
en que cada quien se encuentre.
La
diferencia de la conciencia de la Divinidad con la de cada ser emanado a la
conciencia individual consiste en que la Divinidad tiene su conciencia
desarrollada en todos sus estados y estaciones, atributos y grados perceptivos,
comprensivos y realizadores, en todas las vertientes y variantes. Mientras que,
cada ser de los cuatro reinos naturales los tiene desarrollados en su
respectivo nivel evolutivo.
Empero, la
Divinidad es anhelo de ser y el ser individual la expresión de ese anhelo o
voluntad de ser. La Divinidad actúa en cada ser por medio de la conciencia,
manifestándose en ella por el lenguaje de los sentimientos de los valores
universales, por cuya acción ejerce acciones coercitivas, coactivas, de empuje
y de bloqueo, de manera que, cada ser, pueda realizar la cosa correcta, en el
lugar adecuado, en el tiempo perfecto de la Divinidad.
La
Divinidad tiene plasmada, en su conciencia, la ley cósmica. El ser individual,
también. La diferencia es el grado de desarrollo. En ambos, la ley cósmica es
eterna e inmutable. Pero el ser individual adquirirá conciencia de la totalidad
de la ley cósmica durante la eternidad, sin agotarla jamás, ya que los valores
universales que la sustentan son infinitos en sus grados perceptivos
–estaciones perceptivas- de la verdad universal. En su eterno viaje de regreso
del ser individual, en los cuatro reinos naturales, hacia el Ser Universal, va
adquiriendo conciencia de los estados-atributos divinos-valores universales,
pasando de una estación a otra, de un grado a otro, en la eterna e infinita
escala de la polarización universal. Es un trabajo de alquimia espiritual
transmutándose cada ser de un grado de conciencia a otro más elevado, en todos
los estados de conciencia, atributos divinos o valores universales.
Además,
estando el infinito universo lleno de la energía universal cuya fuente es la
misma Divinidad, como si la misma Divinidad, – Espíritu universal, tuviese
diferentes escalas de frecuencias vibratorias -según los reinos naturales que
existen, de la cual se alimentan cada uno de dichos reinos-, la presencia de la
Divinidad se encuentra en cada ser de cada reino natural, sin dejar de ser la
Divinidad y sin separarse de la Divinidad.
Pese a la
aparente diversidad entre la dimensión espiritual y la física, ésta se
encuentra vivificada por los entes espirituales de los cuatro reinos naturales.
En toda
expresión de vida en la dimensión física, se encuentra la Divinidad que anima
esa vida; y toda expresión de vida forma parte de la Divinidad sin ser toda la
Divinidad, pero, es la Divinidad. Una paradoja digna de constante meditación.