sábado, 26 de septiembre de 2009

SABIDURIA DE LOS HIJOS DE LA LUZ


















SABIDURÍA DE LOS HIJOS DE LA LUZ

POR GIUSEPPE ISGRÓ C.



¡LA MEDITACIÓN UNIVERSAL!
Meditación y afirmación metafísica para acceder a la fuente interior del poder y vivir la plenitud de la vida, desarrollando la conciencia y el potencial de los valores universales en la personalidad como un efectivo camino de realización espiritual.

¡Oh, ser que has entrado
en la fuente interior de la sabiduría
y potenciar tu evolución anhelas,
efectúa la afirmación que sigue,
-el primer día de la semana,
mientras te encuentres en terrenal morada-,
en la noche, antes de dormir,
o, en la mañana, al levantarte,
y programa tu existencia
con los valores universales,
-atributos del Supremo Hacedor-.
sentidos cósmicos que en el eterno presente
guiarte han con seguridad.

Para niños recién nacidos o en cualquier edad: sería deseable que uno de los padres, por turno, le leyese la afirmación de Sabiduría de los hijos de la luz, en los días descritos. Los beneficios son incalculables.

Adelante.



ENTRANDO
EN LA FUENTE INTERIOR DEL PODER

Afirma:

Cada vez que leo Sabiduría de los hijos de la luz, entro, en forma instantánea, en la fuente interior del poder y desarrollo una mejor visión y comprensión de los valores universales del amor, de la sabiduría, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la libertad, de la belleza, de la conciencia cósmica de los principios y leyes que rigen el universo, de todos aquellos de los cuales tengo percepción de su existencia y de los que aún quedan por descubrir, cuya comprensión me permite la practica efectiva de todas las virtudes, aquí y ahora, en el eterno presente. Hecho está. Así es; así sea.

Ø Ahora, entro en la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal.

Ø Ahora, estoy ya en la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal con pleno dominio de mí y de todas mis facultades físicas, mentales, emocionales y espirituales, en todos los niveles y dimensiones.

Ø Guías y protectores espirituales, os pido vuestra asistencia y protección.

o ¡Oh Creador Universal, guíame, ilumíname, protéjame y asísteme!

Ø Permanezco en el nivel de la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal cada día mejor; ahora, durante cuarenta y cinco minutos, leo, medito y reflexiono sobre el contenido de Sabiduría de los hijos de la luz; aprehendo el significado profundo de todos los valores, conocimientos, técnicas y aplicaciones prácticas que contiene; los asimilo con facilidad; los recuerdo e interrelaciono con cualquier clase de experiencia con la que tengan vinculación y cada vez que en la vida diaria, presente o futura, requiero en parte o en su totalidad la visión y el saber aquí contenido, instantáneamente surge, en mi mente, la idea precisa que me guía, certeramente, en la solución de cualquier situación y en la toma de decisión que deba realizar. Este conocimiento pasa a formar parte de mi conciencia integral y me permite desarrollar en su más alto grado de expresión todas las cualidades que conforman mi personalidad de acuerdo a los valores universales y en armonía con todos.

Ø Cada vez que leo, medito y reflexiono sobre Sabiduría de los hijos de la luz, desarrollo en mayor grado mi comprensión de su contenido y de los valores universales, -atributos divinos- y perfecciono mejor mi acceso a la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal. Hecho está.


SABIDURÍA
DE LOS HIJOS DE LA LUZ


Afirma:

-Estudio las ciencias, las filosofías y las artes y práctico todas las virtudes de acuerdo con los valores universales.
Me preparo para desarrollar, con la máxima efectividad, mi misión en la vida y aprendo cómo alcanzar el supremo objetivo de la existencia humana: la sabiduría y el dominio de las leyes que rigen la naturaleza, a los seres, y sus interrelaciones, para realizar la gran obra universal, y dentro de ella, las metas que me son asignadas por el Orden Cósmico.
A través de la sabiduría y del dominio de las leyes que rigen a los seres en el vasto taller que constituye la naturaleza, ensancho la visión de la conciencia universal y acreciento el sentido direccional de la vida. Utilizo mi mejor instrumento que es la mente, en todos sus niveles y facultades: conscientes, psiconscientes, espirituales y cualquier otra dimensión energética o esfera potencial que le sea inherente y proyecto, en forma creativa e innovadora, de manera segura y efectiva, toda la capacidad de auto-expresión de la cual soy capaz en las realizaciones personales, alcanzando siempre mejores niveles de excelencia.
En primer lugar, en cada etapa, me forjo un objetivo básico en la vida, como una forma efectiva de auto-expresión hacia el cual encauzar toda mi capacidad creativa, constructiva y realizadora.
Conozco la dirección en que he de avanzar y en cuanto tiempo alcanzar la preciada meta, en cada etapa de mi vida.
A través del desarrollo personal constante, me convierto, cada día más y mejor, en un canal de expresión de la sublime sabiduría y luz creadora, en la transmisión de un saber eterno que es, constantemente, fuente donde beben, y lo hacen siempre, todos los seres libres que se alimentan de los frutos eternos de la sabiduría, en acción constante de auto perfeccionamiento en pos de grandes ideales que glorifican a la humanidad, en un mundo de progreso, paz y amor, en la espiral evolutiva, dentro del Círculo y el Signo Más, es decir, en la Rueda de la Vida.
Siempre ha existido un saber profundo. Los hijos e hijas de la luz somos sus canales de expresión, en armonía con todos, de acuerdo a la voluntad regidora del universo y desde la fuente interior del poder, la luz, el amor y la sabiduría. De las moradas superiores donde los valores universales han sido desarrollados en su más alto grado de expresión, en forma gradual, de acuerdo al propio requerimiento, percibo, automáticamente, todo el conocimiento que preciso para realizar, oportunamente, mi obra de vida, en todas sus fases evolutivas.
Al perfeccionarme en la ciencia, el arte y la filosofía universal, en el desarrollo de la Gran Obra, en mi auto-transmutación, voy tallando y modelando la piedra bruta, hasta convertirla en cúbica, modelo de perfección y autorrealización, con lo cual me constituyo en un canal de la Inteligencia Infinita y de la sabiduría de los atributos divinos.
En estas labores de preparación, llevo a cabo las siguientes prácticas:


1. Estudio constante
Estudio Constante, de todas las ciencias o ramas del saber humano, con el fin de acrecentar mi visión universal; del pasado, para saber de dónde proviene todo lo que se conoce, y profundizar el presente, para ubicarme, adecuadamente, en el desarrollo y ejecución de mi obra, con lo cual proyecto, con seguridad, la programación de mis metas u objetivos, conociendo la tendencia natural de los ciclos evolutivos a través de las distintas épocas pasadas, presentes y futuras.
Estudio los libros sagrados, la filosofía, los clásicos, la historia y los ensayos de los grandes pensadores de todos los tiempos y países. Efectúo una síntesis del saber universal, adecuando, en forma práctica y efectiva, a los fines del espíritu de los tiempos, el conocimiento que, con mi estudio y dedicación, asimilo.


2. El poder del amor

Potencio en mí el amor como valor universal y virtud y expreso, en mi ser y en todas mis actuaciones, la sabiduría y comprensión de las Leyes Cósmicas, el poder y la luz, la vida y la energía abundante y perdurable, la voluntad divina y la persistencia, la visión y la conciencia cósmica, cada vez en un mayor nivel de manifestación, en cualquier plano existencial en que actúo.
Siento un profundo amor hacia todos los seres y expresiones de vida y, por mí, con lo cual manifiesto el sublime amor hacia el Creador Universal.
Para cumplir con los propósitos de la creación, según los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo, la Gran Ley Síntesis, el Amor, dispone de leyes ejecutoras cuyos valores universales conforman los sentidos cósmicos o direccionales del universo y de todos los seres o manifestaciones de vida.
Cada día conozco más y utilizo mejor los sentidos direccionales conformados por los valores de las leyes universales, cuyo ejercicio constituye la práctica de todas las virtudes. Con la aplicación del poder del amor, que se manifiesta en mí a través del sentimiento, desarrollo, optimizando, el sentido de la sabiduría.

3. La Justicia universal
El valor de la justicia está simbolizado por la balanza donde se pesan los hechos y los resultados que los mismos arrojan y el fiel indica la suma existencial cuya carga magnética me ubica, instantáneamente, en el lugar que me corresponde, en el esquema cósmico. Comprendo a fondo el valor de la justicia en todas las variantes posibles en la infinita escala evolutiva y su interrelación con los demás valores universales; su manifestación es veraz, objetiva, y aún en su mayor rigor, una expresión del amor, conformando, en los seres, el sentido de la medida, el cual indica dirección y expresa cuantificación.
Permito que la ley de la justicia mantenga estable el equilibrio cósmico en mi actual ciclo existencial. Sus principios, y el de los valores interrelacionados, rigen mi conducta en el cumplimiento de mi misión cósmica. Desarrollo el sentido de la medida y la conciencia de mis deberes, necesidades y derechos. Cumplo mis compromisos y permito que los demás los cumplan conmigo, precisando, siempre, los términos de las obligaciones recíprocas, en cada transacción, para un perfecto cumplimiento. Respeto el derecho ajeno en todas sus formas y manifestaciones. La balanza de la justicia guía todas mis decisiones y acciones.


4. El poder del orden
El valor universal del orden es regido por la ley de afinidad, de acuerdo al veredicto dictado por la ley de la justicia, en base a cuyo resultado ubica o reubica, a los seres y cosas, por su suma existencial, grado de afinidad, simpatía o similitud, conformando un sistema y orden armónico, coherente y equilibrado, en coexistencia unida, como los eslabones de una cadena, donde, de conformidad al grado evolutivo, cada quien rige en el grado inferior y a su vez le rige el superior en el cumplimiento de la propia misión cósmica.
Busco y encuentro el orden cósmico que, de acuerdo al total de la suma existencial de mi vida y a los Planes del Gran Arquitecto del Universo, en cada época, me corresponde, en el Quehacer Universal, el cual acepto y optimizo en pro de mi crecimiento espiritual.
En correspondencia con la Ley de Afinidad, desarrollo mi sentido del orden y me ubico, constantemente, en el lugar y tareas que mejor aprovechen mi potencial espiritual. Así es. Así sea.


5. La ley de la igualdad
Comprendo el valor universal de la igualdad y desarrollo, suficientemente, mi sentido de la equidad, frente a la vida, al esquema cósmico y a la obra por realizar en el quehacer universal, en cada esfera mental o grado evolutivo.
La ley de la igualdad permite que yo tenga iguales oportunidades que todos, en cada fase evolutiva, por lo cual, puedo tomar cada cosa, o, realizarla, siempre y cuando pague el precio correspondiente, en dinero, esfuerzo, estudio, trabajo, dedicación, etcétera. De igual manera, la ley de la igualdad se manifiesta, equitativamente, en el cumplimiento de los deberes y goce de los derechos, recibiendo, en cada caso, la justa compensación de acuerdo a los resultados obtenidos en el quehacer cósmico.
Sé que todo ser humano tiene el mismo derecho de evolucionar y convertirse, cada día más y mejor, en un canal supremo de sabiduría. A pesar de las eventuales diferencias sociales, culturales, etcétera, tengo un profundo respeto, y amor, hacia todo ser humano, -y expresión de vida-, por cuanto, al igual que yo, es depositario de la sublime chispa divina del Gran Arquitecto del Universo, y todo ser, en un momento dado, ocupa un lugar y función en el orden universal, que debo respetar, aceptándolo.


6. El poder del servicio
y la Ley de compensación



Tengo la percepción clara y completa de la importancia del valor universal del servicio, en cuya práctica me ejercito, cada día, como un poderoso canal del bien y del progreso, con lo cual, aún cuando lo hago en forma desinteresada, pongo a trabajar, en mi favor, la grandiosa ley de compensación, conquistando la solidez espiritual y material que requiero para el desarrollo de mi aporte en la Gran Obra.
Cada día asimilo mejor el valor universal de la ley de compensación, afirmándolo en mi personalidad, y optimizo mi sentido de la reciprocidad en todas las cosas.
Entro en la fuente interior del poder, planteándome:
-¿Cómo puedo cooperar más útilmente con los planes cósmicos?
-¿De qué manera puedo interpretar los valores universales contenidos en las leyes cósmicas y cumplirlas en mi misión en la vida, como práctica de todas las virtudes?
-¿Cómo puedo desarrollar más efectivamente mi visión espiritual y el sentido direccional de la vida?
La visión interior –por medio de la intuición y la inspiración- me proporciona la respuesta respectiva, oportunamente.


7. El poder de la libertad
La percepción del valor universal de la libertad me faculta con el sublime atributo de ser libre de descifrar los arcanos cósmicos hasta donde mi evolución alcance, cada vez en un mejor nivel. Soy independiente y me mantengo en armonía y cooperación cósmica.
Con libertad, respetando las leyes naturales, las de mi país y amante de la Patria, realizo las concepciones, -percibidas por mi mente-, que debo llevar a cabo.
Ejerzo mi capacidad de libertad para el bien supremo, de acuerdo a la correcta visión de las cosas, usando, adecuadamente, el poder creativo, cumpliendo mis deberes y satisfaciendo mis necesidades plenamente.
Cada día desarrollo más y mejor el sentido de la aceptación o libre albedrío, en todas mis actuaciones.
He recibido –y aceptado, del Creador Universal, la investidura del poder de la elección y ejerzo las funciones de su ejercicio con la visión de la sabiduría de los valores universales inherentes en cada caso.
Tengo la facultad de solicitar a la vida lo que requiero en el desarrollo de mi obra, de acuerdo al esquema cósmico; empero, ésta, sin yo solicitarlo, siempre me provee con tiempo de los recursos necesarios en cada etapa de su realización. Cada vez que me encuentro con la preparación suficiente, la vida me presenta la nueva oportunidad, casi siempre como situaciones por resolver, las cuales asumo con firme decisión, aprovechándolas como medio efectivo de crecimiento personal y espiritual.
En cada acto de elección, el poder creativo de mi mente psiconsciente actúa decretando los resultados adecuados que deben plasmarse y, siempre, oportunamente, se expresan de la mejor manera posible.
Cada día desarrollo mis habilidades para decidir acertadamente, eligiendo los cursos de acciones que mejor aporten el mayor grado de certidumbre en cuanto a los resultados apetecidos y al más bajo costo de oportunidad.
En cada decisión, sigo los siguientes pasos:
I. Defino el objetivo por realizar, por escrito.
II. Analizo el objetivo y lo divido en sus unidades de realizaciones parciales en estricto orden prioritario.
III. Busco, creativamente, todas las alternativas factibles de aportar soluciones.
IV. Evalúo cada una y elijo la mejor.
V. Con cada elección, tomo la decisión respectiva y emprendo con expectativa positiva la acción correspondiente, en grado suficiente, hasta alcanzar los resultados esperados, con voluntad decidida y plena confianza en mí, en las leyes y principios universales y en la vida.
VI. Cada vez que decido, entro, instantáneamente, en la fuente interior de poder de mi mente psiconsciente, activando mi visión cósmica en grado suficiente y alcanzo la conciencia clara del curso de acción que debo elegir, optimizando mi poder de elección.
VII. Con cada decisión adoptada genero, oportunamente, el poder creativo, en grado acorde a la magnitud de la tarea por realizar, en calidad y cantidad, de acuerdo con la ley de la libertad cósmica.
VIII. Mi determinación, asunción del logro, voluntad tenaz y constancia, imantan los resultados necesarios y adecuados, en cada caso, siempre a tiempo.

8. El poder de la fortaleza
Cultivo la fortaleza como valor universal y virtud fundamental que permite canalizar, en mi personalidad, este atributo divino, percibiendo, en primer lugar, el potencial de poder con que he sido dotado por el Creador Universal, para afrontar con confianza la tarea evolutiva, en el espacio y tiempo; consciente de que por medio de la fortaleza es el poder creativo del universo el que estoy usando en la proporción equivalente a mi estado de conciencia; en primer lugar, desarrollo mi compresión de todos los valores universales de manera que, en el ejercicio y aplicación de esta virtud, lo haga con la guía de la prudencia, la sabiduría, la justicia, la compensación, la igualdad, la templanza, la serenidad, el autodominio, el ánimo contento, la dulzura, la generosidad y el amor; de esta manera, utilizo siempre la fuerza necesaria dentro de los justos límites de la equidad, el respeto, la cortesía, el equilibrio y el bien común. Con el ejercicio de la fortaleza, en todas sus variantes, como confianza, valor, coraje, alegría, paciencia, tenacidad, constancia, resistencia, austeridad, comprensión, salud, etcétera, soy siempre fuerte en el amor, en la justicia, en la verdad, en el logro de todas mis metas y en la superación satisfactoria de todas las pruebas existenciales.


9. El poder de la templanza

El rasgo que denota la máxima maestría frente a la vida es la templanza, valor universal cuyo ejercicio como virtud permite la realización de todas las cosas dentro del perfecto y justo límite del equilibrio total, con lo cual, expreso en mí, el autodominio, la calma imperturbable, la serenidad, la impasibilidad, la moderación, la humildad, la estabilidad, el ánimo tranquilo, el silencio creativo y la conciencia en paz.
Aplico la templanza en el ejercicio del amor, de la justicia, de la fortaleza y en todos los actos de mi vida, como en el hablar, en el comer, en el beber, en el trabajo, en la recreación y en la abundancia.

10. El perfecto equilibrio de la belleza
Percibo que la belleza, como valor universal, expresa la perfecta armonía y orden de todos los elementos que intervienen en la realización de una obra, en el desarrollo de las cualidades que ornamentan la personalidad y en la estética personal y social en general.
La belleza refleja el perfecto equilibrio universal y, silenciosamente, expresa su veredicto como valor paralelo a la justicia; ésta sopesa los hechos y el fiel índica la suma existencial; aquella, lo hace mediante la estética; lo externo índica la composición armónica interna.
La belleza es la justicia estética, por lo cual, al cultivarla en elevado grado, todas mis obras expresan la excelencia de su valor universal, cada día mejor.
Perfecciono la belleza como virtud en el amor, en la sabiduría, en la fortaleza, en la templanza, en la conservación de mi cuerpo como templo divino, en el hablar, en el conducirme por la vida, en el vestir, en los hábitos y costumbres y en todo aquello en que, la sublime cualidad, pueda manifestar en mí, o en mis actos, la jerarquía de la luz espiritual de la que soy cada día mejor instrumento de expresión.


11. El poder del perdón
Percibo que, en el camino de la vida, todos estamos en un aprendizaje constante y que la misma vida es la gran pedagoga, la que, actuando por medio de la conciencia del ser, le hace percibir de lo que es correcto de acuerdo a los valores universales y de cuáles deben ser las acciones correctas en correspondencia con la práctica ideal de todas las virtudes; es la misma vida la que conduce, a cada persona, a efectuar las correcciones pertinentes a cada situación y caso; por lo cual, en toda acción, cada vez que perciba que alguien lleve a cabo algún tipo de conducta que en relación con mi persona la estime inadecuada, empleo el ejercicio del perdón, como valor universal, con la finalidad de que el mecanismo de la justicia divina, y de la vida en general, se haga cargo de la situación, efectuando las respectivas compensaciones, correcciones y restablecimiento de la armonía y orden respectivos.


12. Conciencia de todo

El resultado de cada una de mis acciones y realizaciones, dado por la balanza de la ley de la justicia y demás leyes ejecutoras del amor, se manifiesta en mí como clara conciencia del orden cósmico que me corresponde, el cual acepto y, al que debo aspirar, acto seguido.
Comprendo que la posición alcanzada, en el orden cósmico, genera la necesidad, el deber, y el derecho, de pasar a la siguiente, en escala de evolución ascendente. Tengo conciencia de donde vengo, donde estoy y hacia donde voy.
Optimizo mi sentido de responsabilidad; tengo clara conciencia de mis deberes y necesidades, así como de la forma correcta de satisfacer estas últimas, y, de que soy responsable de ejecutar las tareas de las cuales tengo conciencia que deben ser realizadas y, que, una vez llevadas a cabo, implican una compensación equivalente para mi, aprovechando, en cada caso, la oportunidad que la vida me brinda como medio de autorrealización.
La conciencia es el asiento del Creador Universal dentro de mi espíritu, por medio de la cual Él se comunica conmigo usando el lenguaje de los sentimientos equivalentes a cada uno de los valores universales, cuya expresión percibo como conciencia intuitiva que me permite conocer el veredicto de la ley cósmica como señal de alerta en todas mis intenciones y como sentencia en los actos ejecutados. A través de la conciencia Él ejecuta su rol de Pedagogo Universal.
Igualmente, puedo comunicarme a cada instante con Él, si lo deseo, usando el lenguaje de los sentimientos del amor, de la gratitud, de la admiración y cualesquiera otros equivalentes con los valores universales, así como por el pensamiento, en forma directa y sin intermediarios, como un hijo o hija con su padre o madre, cuya conciencia de la unión perfecta e indisoluble que formo con él se fortaleza cada día más y mejor.
La conciencia intuitiva me transfiere, también, todas las informaciones que mi espíritu percibe por intermedio de la proyección espiritual en el espacio y tiempo, a través de cada una de las facultades espirituales que les son inherentes, las cuales son transferidas a la conciencia objetiva como percepciones intuitivas o inspiraciones por la comunicación del pensamiento dentro del pensamiento, de entes afines o guías y protectores espirituales.
Cada día más y mejor, tengo conciencia y comprensión de todo, en todos los niveles y esferas mentales del Universo, de acuerdo a mi grado de progreso.

13. El poder de la tolerancia
Desarrollo toda acción dentro de los límites de la tolerancia que cada situación permite, conservando el perfecto equilibrio y la armonía con todos y, en todo.
Construyo, estimulo, creo, ayudo, tolero. Jamás critico ni me expreso negativamente de ningún ser humano. Estoy consciente del poder creativo y positivo que existe en los seres, y, en silencio, privadamente, aliento, -y estimulo- a quien lo requiera.
Conozco las fortalezas humanas, por lo cual soy exigente conmigo pero tolerante con los demás, porque sé que el mejor medio que dispongo para ayudar a perfeccionar a la humanidad, es el de auto-perfeccionarme.

14. El poder de la disciplina personal
Soy un Espíritu cada vez más sabio y lúcido, con un alma armoniosa y equilibrada y un cuerpo perfecto y saludable.
Mi mente y mi cuerpo funcionan perfectamente en todos sus niveles.
Respiro correctamente. Cada órgano y célula mantienen su buen funcionamiento y capacidad para restablecer el equilibrio energético, constantemente; renovándose, oportunamente.
Cada día aumenta mi conciencia de cuales son los alimentos –y cantidades adecuadas- que debo ingerir para optimizar la máxima performance de mi organismo; mantener una salud robusta y estable y, una efectiva longevidad.
Todas las noches practico la relajación completa, desde los dedos de los pies a la cabeza; lo hago así: centro la atención en cada parte de mi cuerpo, adquiero conciencia de la misma, la relajo bien, percibo una sensación de calor, siento el fluir de la energía y visualizo un halo luminoso que emana de la respectiva área y, en cada órgano que deseo fortalecer, hago una inspiración contando seis y retengo el aire –pulmones llenos- contando veinticuatro, visualizándolo, al mismo tiempo, en perfecto funcionamiento. Al terminar, visualizo escenas de calma y armonía de la naturaleza. Duermo y reposo profundamente, recuperando la energía vital suficiente.
Cada mañana practico el ejercicio adecuado y realizo diez respiraciones profundas, reteniendo el aire, durante 24 segundos, cada vez.
Aquí y ahora, se establece, en mí, la salud perfecta. Mi mente psiconsciente mantiene, permanentemente, la optima salud, normalizando, automáticamente, todo lo que sea requerido, conservando en el mejor nivel mi equilibrio vital, vigor, energía, fortaleza física, mental, emocional y espiritual y juventud ideal.
Controlo las imágenes mentales y la canalización adecuada de mi potencial creativo. Mantengo la salud anímica a través del cultivo de las emociones positivas, inspiradas por elevados sentimientos de amor, justicia, bondad, fortaleza, fe, autodominio, serenidad, perdón, paz, tolerancia, prudencia y equilibrio.
Potencio la lucidez de mi espíritu; mantengo perfecta sintonía con las fuerzas cósmicas adecuadas y acoplo mi acción con los planes universales.
Me yergo espiritual, anímica, intelectual y físicamente.
Desarrollo mi capacidad de trabajo, incrementando, cada día más y mejor, la productividad y resultados económicos de mi actividad profesional, cuyo uso optimizo.
Actúo con auto-confianza, valor, prudencia, templanza, ánimo contento, comprensión, autodominio, serenidad, perseverancia, decisión firme, humildad, paciencia y conciencia de lo justo. Guío a mi familia con afecto y dignidad, propiciando su máximo bienestar y desarrollo, constantemente.
Alcanzo el equilibrio perfecto entre estudio, trabajo y descanso.
Me comunico excelentemente. Escucho con empatía. Armonizo mi vida con el Creador Universal y desarrollo mi capacidad para tratar con las personas y todas formas de expresión de vida, con el fin de participar efectivamente en la Gran Obra de la evolución cósmica.

15. Claves de las grandes realizaciones
Conozco y aplico las claves que permiten las grandes realizaciones, por lo cual:
I. Llamo y me abren: todas las puertas que deben ser abiertas y la cosmogonía.
II. Doy y recibo: el amor y la totalidad de lo que corresponda en cada etapa, en el eterno presente.
III. Amo y descubro: la sabiduría.
IV. Busco y encuentro: la verdad universal, en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida, en el eterno presente.
V. Pregunto, a mi mente psiconsciente en conexión divina, tres veces, en la fuente interior del poder y obtengo: la respuesta a todas las preguntas y la comprensión y luz espiritual, en cada caso, oportunamente.
VI. Pido y la vida me concede: la oportunidad de cooperar en la realización de la gran obra de acuerdo con los planes cósmicos de acuerdo a mi propia capacidad de asunción de objetivos.
VII. Percibo mi lugar en la vida y tomo: posesión del mismo, por medio del servicio.
VIII. Trabajo con efectividad y capitalizo: la compensación y el respectivo salario cósmico.
IX. Estudio los valores universales y amplifico: mi visión cósmica.
X. Perdono y logro: la auto-liberación y por la acción de la ley divina, la respectiva compensación cósmica.
XI. Practico y adquiero, gradualmente: la experiencia y la auto-maestría en el ejercicio de todas las virtudes.
XII. Actúo y tengo: el poder para hacerlo.
XIII. Persisto y llego: a la meta.
XIV. Visualizo los resultados finales realizados y abro: el camino interior para su logro.
XV. Aplico mi voluntad en cooperación con los designios supremos y alcanzo: la armonía cósmica.
XVI. Apunto a un objetivo a la vez y: uno a uno, los realizo todos, oportunamente.
XVII. Comprendo la ley de la provisión divina y acepto: la abundancia que me está asignada, periódicamente, administrándola cada día mejor.
XVIII. Aquí y ahora se establece el orden divino de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo. Hecho está.


16. El poder de los hijos de la luz
En mi avance por la existencia humana, en el eterno presente, aplico las cuatro claves o símbolos de la Esfinge, las cuales son: 1) La cabeza humana de la Esfinge, como símbolo del saber que otorga la visión existencial y del universo; las alas de águila, en representación del querer y de la voluntad indispensables para emprender toda acción para ascender en la espiral evolutiva; sus patas y pecho de león, que otorgan la fortaleza para osar en descifrar los arcanos universales y realizar la propia cuota de servicio en la Gran Obra; y, la parte posterior e inferior de toro como expresión máxima del poder, que solo en el callar es posible alcanzar..
SABER
A través del saber, tengo conciencia, en todo momento, de la dirección correcta a seguir y de lo que conviene hacer. Tengo claro, en la mente, el objetivo básico de la vida, y, concentro toda mi fuerza creativa para alcanzarlo con éxito. En su realización, sé:
QUERER
Soy un canal del poder supremo y creativo del universo y lo aplico para realizar tanto mis propios objetivos como para ayudar, a través del servicio, a mis semejantes, a la Patria y a los hijos e hijas de la luz, de quienes, con sano orgullo y amor, formo parte.
La clave superior para aplicar, creativa y efectivamente, dicho poder, consiste en querer intensamente realizar el objetivo o proyecto concebido y visualizado en la pantalla mental.
Aprendiendo, cada vez en un mejor nivel, y usando el arte y el poder de querer, puedo:
OSAR
A dar el primer paso, emprendiendo la acción decidida, firme y perseverante, en el espacio y en el tiempo suficiente, que ha de conducirme a la anhelada meta.
Afrontando la realidad con serena confianza, calma imperturbable y expectativa positiva; mostrándome impasible frente a lo desconocido y al enigma que, periódicamente, me toca descifrar.
Sigo siempre adelante, aplicando mi conocimiento, prudencia, sentido de la justicia, fortaleza, templanza y creatividad frente a toda situación y efectúo la realización de la gran obra, que, en cada etapa, me compete en los planes cósmicos, cada vez en un mejor nivel.
Aprendo que, después de saber, querer y osar, como regla máxima y suprema que evidencia mi filiación de la Luz Universal, debo:
CALLAR
Callando, hablan mis obras, virtudes, poder y sabiduría, con humildad, dulzura, armonía, serenidad, paz, gratitud y amor, porque, recuerdo siempre que, en silencio germina toda semilla en el seno de la tierra y realiza su obra la Naturaleza.
¡Que el Creador Universal proteja, ilumine y guíe a los hijos e hijas de la luz y a toda la humanidad, en el cumplimiento de su misión cósmica y en la perfecta expresión de la vida, de la luz, del amor, de la sabiduría, del orden, de la armonía, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza, del equilibrio, del progreso y de la Paz Universal, aquí y ahora. Hecho está.
Adelante.

Ø Ahora, que he leído y meditado Sabiduría de los hijos de la Luz, conservo en mi archivo espiritual, a nivel objetivo y subjetivo, la totalidad de su contenido y, en conexión con la Inteligencia Infinita del Universo, cada día percibo mejor la amplitud y profundidad de cada uno de los valores universales aquí reseñados y de otros que les son inherentes, cuyo uso y aplicación efectúo en la realización de mi obra y en el perfeccionamiento de mi ser, adquiriendo más elevados estados de conciencia y niveles de percepción y comprensión, en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida y en el cumplimento de mi verdadera misión cósmica.
Ø Cada vez que requiero cualquier clase de conocimiento aquí reseñado u otro de cualquier índole, instantáneamente entro en el nivel psiconsciente de mi mente, en la fuente interior del poder, en conexión divina con la Inteligencia Infinita del Universo y percibo, intuitivamente, la idea precisa o conocimiento que requiero, oportunamente. Hecho está.
Con cada lectura y meditación de Sabiduría de los hijos de la Luz, desarrollo mi personalidad en perfecta correspondencia con todos los valores universales y virtudes inherentes, con facilidad y naturalidad.
Hecho está.
-Salve, oh, hijo o hija de la luz;
haz tu obra con amor,
y, contribuye efectivamente
en la evolución cósmica
y sus tareas inherentes
por realizar!

¡Déjate guiar por la luz
y la sabiduría divinas!
¡Busca tu orden cósmico
en el quehacer universal
y encuentra tu misión en la vida!

¡Ten prudencia, sabiduría,
confianza, valor, fortaleza,
templanza, calma imperturbable y serenidad;
ciñe todos tus actos a la justicia.

¡Que en tu faz se refleje la belleza del amor;
la armonía del equilibrio
y del perfecto orden.
La paz de la conciencia tranquila
te permita apacibles sueños.

¡Cumple tu misión cósmica,
y todo lo demás te será dado por añadidura!
¡Actúa como si, ya, hubieses alcanzado,
el objetivo programado,
y percibe como profundas fuerzas interiores
emergen impulsándote hacia tu universal meta!




 


DEL LIBRO:
CÓMO DESARROLLAR LA AUTO-MAESTRÍA

AUTOR: GIUSEPPE ISGRÓ C.
Todos los derechos reservados por el autor







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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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sábado, 26 de septiembre de 2009

SABIDURIA DE LOS HIJOS DE LA LUZ


















SABIDURÍA DE LOS HIJOS DE LA LUZ

POR GIUSEPPE ISGRÓ C.



¡LA MEDITACIÓN UNIVERSAL!
Meditación y afirmación metafísica para acceder a la fuente interior del poder y vivir la plenitud de la vida, desarrollando la conciencia y el potencial de los valores universales en la personalidad como un efectivo camino de realización espiritual.

¡Oh, ser que has entrado
en la fuente interior de la sabiduría
y potenciar tu evolución anhelas,
efectúa la afirmación que sigue,
-el primer día de la semana,
mientras te encuentres en terrenal morada-,
en la noche, antes de dormir,
o, en la mañana, al levantarte,
y programa tu existencia
con los valores universales,
-atributos del Supremo Hacedor-.
sentidos cósmicos que en el eterno presente
guiarte han con seguridad.

Para niños recién nacidos o en cualquier edad: sería deseable que uno de los padres, por turno, le leyese la afirmación de Sabiduría de los hijos de la luz, en los días descritos. Los beneficios son incalculables.

Adelante.



ENTRANDO
EN LA FUENTE INTERIOR DEL PODER

Afirma:

Cada vez que leo Sabiduría de los hijos de la luz, entro, en forma instantánea, en la fuente interior del poder y desarrollo una mejor visión y comprensión de los valores universales del amor, de la sabiduría, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la libertad, de la belleza, de la conciencia cósmica de los principios y leyes que rigen el universo, de todos aquellos de los cuales tengo percepción de su existencia y de los que aún quedan por descubrir, cuya comprensión me permite la practica efectiva de todas las virtudes, aquí y ahora, en el eterno presente. Hecho está. Así es; así sea.

Ø Ahora, entro en la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal.

Ø Ahora, estoy ya en la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal con pleno dominio de mí y de todas mis facultades físicas, mentales, emocionales y espirituales, en todos los niveles y dimensiones.

Ø Guías y protectores espirituales, os pido vuestra asistencia y protección.

o ¡Oh Creador Universal, guíame, ilumíname, protéjame y asísteme!

Ø Permanezco en el nivel de la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal cada día mejor; ahora, durante cuarenta y cinco minutos, leo, medito y reflexiono sobre el contenido de Sabiduría de los hijos de la luz; aprehendo el significado profundo de todos los valores, conocimientos, técnicas y aplicaciones prácticas que contiene; los asimilo con facilidad; los recuerdo e interrelaciono con cualquier clase de experiencia con la que tengan vinculación y cada vez que en la vida diaria, presente o futura, requiero en parte o en su totalidad la visión y el saber aquí contenido, instantáneamente surge, en mi mente, la idea precisa que me guía, certeramente, en la solución de cualquier situación y en la toma de decisión que deba realizar. Este conocimiento pasa a formar parte de mi conciencia integral y me permite desarrollar en su más alto grado de expresión todas las cualidades que conforman mi personalidad de acuerdo a los valores universales y en armonía con todos.

Ø Cada vez que leo, medito y reflexiono sobre Sabiduría de los hijos de la luz, desarrollo en mayor grado mi comprensión de su contenido y de los valores universales, -atributos divinos- y perfecciono mejor mi acceso a la fuente interior del poder en conexión con el Creador Universal. Hecho está.


SABIDURÍA
DE LOS HIJOS DE LA LUZ


Afirma:

-Estudio las ciencias, las filosofías y las artes y práctico todas las virtudes de acuerdo con los valores universales.
Me preparo para desarrollar, con la máxima efectividad, mi misión en la vida y aprendo cómo alcanzar el supremo objetivo de la existencia humana: la sabiduría y el dominio de las leyes que rigen la naturaleza, a los seres, y sus interrelaciones, para realizar la gran obra universal, y dentro de ella, las metas que me son asignadas por el Orden Cósmico.
A través de la sabiduría y del dominio de las leyes que rigen a los seres en el vasto taller que constituye la naturaleza, ensancho la visión de la conciencia universal y acreciento el sentido direccional de la vida. Utilizo mi mejor instrumento que es la mente, en todos sus niveles y facultades: conscientes, psiconscientes, espirituales y cualquier otra dimensión energética o esfera potencial que le sea inherente y proyecto, en forma creativa e innovadora, de manera segura y efectiva, toda la capacidad de auto-expresión de la cual soy capaz en las realizaciones personales, alcanzando siempre mejores niveles de excelencia.
En primer lugar, en cada etapa, me forjo un objetivo básico en la vida, como una forma efectiva de auto-expresión hacia el cual encauzar toda mi capacidad creativa, constructiva y realizadora.
Conozco la dirección en que he de avanzar y en cuanto tiempo alcanzar la preciada meta, en cada etapa de mi vida.
A través del desarrollo personal constante, me convierto, cada día más y mejor, en un canal de expresión de la sublime sabiduría y luz creadora, en la transmisión de un saber eterno que es, constantemente, fuente donde beben, y lo hacen siempre, todos los seres libres que se alimentan de los frutos eternos de la sabiduría, en acción constante de auto perfeccionamiento en pos de grandes ideales que glorifican a la humanidad, en un mundo de progreso, paz y amor, en la espiral evolutiva, dentro del Círculo y el Signo Más, es decir, en la Rueda de la Vida.
Siempre ha existido un saber profundo. Los hijos e hijas de la luz somos sus canales de expresión, en armonía con todos, de acuerdo a la voluntad regidora del universo y desde la fuente interior del poder, la luz, el amor y la sabiduría. De las moradas superiores donde los valores universales han sido desarrollados en su más alto grado de expresión, en forma gradual, de acuerdo al propio requerimiento, percibo, automáticamente, todo el conocimiento que preciso para realizar, oportunamente, mi obra de vida, en todas sus fases evolutivas.
Al perfeccionarme en la ciencia, el arte y la filosofía universal, en el desarrollo de la Gran Obra, en mi auto-transmutación, voy tallando y modelando la piedra bruta, hasta convertirla en cúbica, modelo de perfección y autorrealización, con lo cual me constituyo en un canal de la Inteligencia Infinita y de la sabiduría de los atributos divinos.
En estas labores de preparación, llevo a cabo las siguientes prácticas:


1. Estudio constante
Estudio Constante, de todas las ciencias o ramas del saber humano, con el fin de acrecentar mi visión universal; del pasado, para saber de dónde proviene todo lo que se conoce, y profundizar el presente, para ubicarme, adecuadamente, en el desarrollo y ejecución de mi obra, con lo cual proyecto, con seguridad, la programación de mis metas u objetivos, conociendo la tendencia natural de los ciclos evolutivos a través de las distintas épocas pasadas, presentes y futuras.
Estudio los libros sagrados, la filosofía, los clásicos, la historia y los ensayos de los grandes pensadores de todos los tiempos y países. Efectúo una síntesis del saber universal, adecuando, en forma práctica y efectiva, a los fines del espíritu de los tiempos, el conocimiento que, con mi estudio y dedicación, asimilo.


2. El poder del amor

Potencio en mí el amor como valor universal y virtud y expreso, en mi ser y en todas mis actuaciones, la sabiduría y comprensión de las Leyes Cósmicas, el poder y la luz, la vida y la energía abundante y perdurable, la voluntad divina y la persistencia, la visión y la conciencia cósmica, cada vez en un mayor nivel de manifestación, en cualquier plano existencial en que actúo.
Siento un profundo amor hacia todos los seres y expresiones de vida y, por mí, con lo cual manifiesto el sublime amor hacia el Creador Universal.
Para cumplir con los propósitos de la creación, según los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo, la Gran Ley Síntesis, el Amor, dispone de leyes ejecutoras cuyos valores universales conforman los sentidos cósmicos o direccionales del universo y de todos los seres o manifestaciones de vida.
Cada día conozco más y utilizo mejor los sentidos direccionales conformados por los valores de las leyes universales, cuyo ejercicio constituye la práctica de todas las virtudes. Con la aplicación del poder del amor, que se manifiesta en mí a través del sentimiento, desarrollo, optimizando, el sentido de la sabiduría.

3. La Justicia universal
El valor de la justicia está simbolizado por la balanza donde se pesan los hechos y los resultados que los mismos arrojan y el fiel indica la suma existencial cuya carga magnética me ubica, instantáneamente, en el lugar que me corresponde, en el esquema cósmico. Comprendo a fondo el valor de la justicia en todas las variantes posibles en la infinita escala evolutiva y su interrelación con los demás valores universales; su manifestación es veraz, objetiva, y aún en su mayor rigor, una expresión del amor, conformando, en los seres, el sentido de la medida, el cual indica dirección y expresa cuantificación.
Permito que la ley de la justicia mantenga estable el equilibrio cósmico en mi actual ciclo existencial. Sus principios, y el de los valores interrelacionados, rigen mi conducta en el cumplimiento de mi misión cósmica. Desarrollo el sentido de la medida y la conciencia de mis deberes, necesidades y derechos. Cumplo mis compromisos y permito que los demás los cumplan conmigo, precisando, siempre, los términos de las obligaciones recíprocas, en cada transacción, para un perfecto cumplimiento. Respeto el derecho ajeno en todas sus formas y manifestaciones. La balanza de la justicia guía todas mis decisiones y acciones.


4. El poder del orden
El valor universal del orden es regido por la ley de afinidad, de acuerdo al veredicto dictado por la ley de la justicia, en base a cuyo resultado ubica o reubica, a los seres y cosas, por su suma existencial, grado de afinidad, simpatía o similitud, conformando un sistema y orden armónico, coherente y equilibrado, en coexistencia unida, como los eslabones de una cadena, donde, de conformidad al grado evolutivo, cada quien rige en el grado inferior y a su vez le rige el superior en el cumplimiento de la propia misión cósmica.
Busco y encuentro el orden cósmico que, de acuerdo al total de la suma existencial de mi vida y a los Planes del Gran Arquitecto del Universo, en cada época, me corresponde, en el Quehacer Universal, el cual acepto y optimizo en pro de mi crecimiento espiritual.
En correspondencia con la Ley de Afinidad, desarrollo mi sentido del orden y me ubico, constantemente, en el lugar y tareas que mejor aprovechen mi potencial espiritual. Así es. Así sea.


5. La ley de la igualdad
Comprendo el valor universal de la igualdad y desarrollo, suficientemente, mi sentido de la equidad, frente a la vida, al esquema cósmico y a la obra por realizar en el quehacer universal, en cada esfera mental o grado evolutivo.
La ley de la igualdad permite que yo tenga iguales oportunidades que todos, en cada fase evolutiva, por lo cual, puedo tomar cada cosa, o, realizarla, siempre y cuando pague el precio correspondiente, en dinero, esfuerzo, estudio, trabajo, dedicación, etcétera. De igual manera, la ley de la igualdad se manifiesta, equitativamente, en el cumplimiento de los deberes y goce de los derechos, recibiendo, en cada caso, la justa compensación de acuerdo a los resultados obtenidos en el quehacer cósmico.
Sé que todo ser humano tiene el mismo derecho de evolucionar y convertirse, cada día más y mejor, en un canal supremo de sabiduría. A pesar de las eventuales diferencias sociales, culturales, etcétera, tengo un profundo respeto, y amor, hacia todo ser humano, -y expresión de vida-, por cuanto, al igual que yo, es depositario de la sublime chispa divina del Gran Arquitecto del Universo, y todo ser, en un momento dado, ocupa un lugar y función en el orden universal, que debo respetar, aceptándolo.


6. El poder del servicio
y la Ley de compensación



Tengo la percepción clara y completa de la importancia del valor universal del servicio, en cuya práctica me ejercito, cada día, como un poderoso canal del bien y del progreso, con lo cual, aún cuando lo hago en forma desinteresada, pongo a trabajar, en mi favor, la grandiosa ley de compensación, conquistando la solidez espiritual y material que requiero para el desarrollo de mi aporte en la Gran Obra.
Cada día asimilo mejor el valor universal de la ley de compensación, afirmándolo en mi personalidad, y optimizo mi sentido de la reciprocidad en todas las cosas.
Entro en la fuente interior del poder, planteándome:
-¿Cómo puedo cooperar más útilmente con los planes cósmicos?
-¿De qué manera puedo interpretar los valores universales contenidos en las leyes cósmicas y cumplirlas en mi misión en la vida, como práctica de todas las virtudes?
-¿Cómo puedo desarrollar más efectivamente mi visión espiritual y el sentido direccional de la vida?
La visión interior –por medio de la intuición y la inspiración- me proporciona la respuesta respectiva, oportunamente.


7. El poder de la libertad
La percepción del valor universal de la libertad me faculta con el sublime atributo de ser libre de descifrar los arcanos cósmicos hasta donde mi evolución alcance, cada vez en un mejor nivel. Soy independiente y me mantengo en armonía y cooperación cósmica.
Con libertad, respetando las leyes naturales, las de mi país y amante de la Patria, realizo las concepciones, -percibidas por mi mente-, que debo llevar a cabo.
Ejerzo mi capacidad de libertad para el bien supremo, de acuerdo a la correcta visión de las cosas, usando, adecuadamente, el poder creativo, cumpliendo mis deberes y satisfaciendo mis necesidades plenamente.
Cada día desarrollo más y mejor el sentido de la aceptación o libre albedrío, en todas mis actuaciones.
He recibido –y aceptado, del Creador Universal, la investidura del poder de la elección y ejerzo las funciones de su ejercicio con la visión de la sabiduría de los valores universales inherentes en cada caso.
Tengo la facultad de solicitar a la vida lo que requiero en el desarrollo de mi obra, de acuerdo al esquema cósmico; empero, ésta, sin yo solicitarlo, siempre me provee con tiempo de los recursos necesarios en cada etapa de su realización. Cada vez que me encuentro con la preparación suficiente, la vida me presenta la nueva oportunidad, casi siempre como situaciones por resolver, las cuales asumo con firme decisión, aprovechándolas como medio efectivo de crecimiento personal y espiritual.
En cada acto de elección, el poder creativo de mi mente psiconsciente actúa decretando los resultados adecuados que deben plasmarse y, siempre, oportunamente, se expresan de la mejor manera posible.
Cada día desarrollo mis habilidades para decidir acertadamente, eligiendo los cursos de acciones que mejor aporten el mayor grado de certidumbre en cuanto a los resultados apetecidos y al más bajo costo de oportunidad.
En cada decisión, sigo los siguientes pasos:
I. Defino el objetivo por realizar, por escrito.
II. Analizo el objetivo y lo divido en sus unidades de realizaciones parciales en estricto orden prioritario.
III. Busco, creativamente, todas las alternativas factibles de aportar soluciones.
IV. Evalúo cada una y elijo la mejor.
V. Con cada elección, tomo la decisión respectiva y emprendo con expectativa positiva la acción correspondiente, en grado suficiente, hasta alcanzar los resultados esperados, con voluntad decidida y plena confianza en mí, en las leyes y principios universales y en la vida.
VI. Cada vez que decido, entro, instantáneamente, en la fuente interior de poder de mi mente psiconsciente, activando mi visión cósmica en grado suficiente y alcanzo la conciencia clara del curso de acción que debo elegir, optimizando mi poder de elección.
VII. Con cada decisión adoptada genero, oportunamente, el poder creativo, en grado acorde a la magnitud de la tarea por realizar, en calidad y cantidad, de acuerdo con la ley de la libertad cósmica.
VIII. Mi determinación, asunción del logro, voluntad tenaz y constancia, imantan los resultados necesarios y adecuados, en cada caso, siempre a tiempo.

8. El poder de la fortaleza
Cultivo la fortaleza como valor universal y virtud fundamental que permite canalizar, en mi personalidad, este atributo divino, percibiendo, en primer lugar, el potencial de poder con que he sido dotado por el Creador Universal, para afrontar con confianza la tarea evolutiva, en el espacio y tiempo; consciente de que por medio de la fortaleza es el poder creativo del universo el que estoy usando en la proporción equivalente a mi estado de conciencia; en primer lugar, desarrollo mi compresión de todos los valores universales de manera que, en el ejercicio y aplicación de esta virtud, lo haga con la guía de la prudencia, la sabiduría, la justicia, la compensación, la igualdad, la templanza, la serenidad, el autodominio, el ánimo contento, la dulzura, la generosidad y el amor; de esta manera, utilizo siempre la fuerza necesaria dentro de los justos límites de la equidad, el respeto, la cortesía, el equilibrio y el bien común. Con el ejercicio de la fortaleza, en todas sus variantes, como confianza, valor, coraje, alegría, paciencia, tenacidad, constancia, resistencia, austeridad, comprensión, salud, etcétera, soy siempre fuerte en el amor, en la justicia, en la verdad, en el logro de todas mis metas y en la superación satisfactoria de todas las pruebas existenciales.


9. El poder de la templanza

El rasgo que denota la máxima maestría frente a la vida es la templanza, valor universal cuyo ejercicio como virtud permite la realización de todas las cosas dentro del perfecto y justo límite del equilibrio total, con lo cual, expreso en mí, el autodominio, la calma imperturbable, la serenidad, la impasibilidad, la moderación, la humildad, la estabilidad, el ánimo tranquilo, el silencio creativo y la conciencia en paz.
Aplico la templanza en el ejercicio del amor, de la justicia, de la fortaleza y en todos los actos de mi vida, como en el hablar, en el comer, en el beber, en el trabajo, en la recreación y en la abundancia.

10. El perfecto equilibrio de la belleza
Percibo que la belleza, como valor universal, expresa la perfecta armonía y orden de todos los elementos que intervienen en la realización de una obra, en el desarrollo de las cualidades que ornamentan la personalidad y en la estética personal y social en general.
La belleza refleja el perfecto equilibrio universal y, silenciosamente, expresa su veredicto como valor paralelo a la justicia; ésta sopesa los hechos y el fiel índica la suma existencial; aquella, lo hace mediante la estética; lo externo índica la composición armónica interna.
La belleza es la justicia estética, por lo cual, al cultivarla en elevado grado, todas mis obras expresan la excelencia de su valor universal, cada día mejor.
Perfecciono la belleza como virtud en el amor, en la sabiduría, en la fortaleza, en la templanza, en la conservación de mi cuerpo como templo divino, en el hablar, en el conducirme por la vida, en el vestir, en los hábitos y costumbres y en todo aquello en que, la sublime cualidad, pueda manifestar en mí, o en mis actos, la jerarquía de la luz espiritual de la que soy cada día mejor instrumento de expresión.


11. El poder del perdón
Percibo que, en el camino de la vida, todos estamos en un aprendizaje constante y que la misma vida es la gran pedagoga, la que, actuando por medio de la conciencia del ser, le hace percibir de lo que es correcto de acuerdo a los valores universales y de cuáles deben ser las acciones correctas en correspondencia con la práctica ideal de todas las virtudes; es la misma vida la que conduce, a cada persona, a efectuar las correcciones pertinentes a cada situación y caso; por lo cual, en toda acción, cada vez que perciba que alguien lleve a cabo algún tipo de conducta que en relación con mi persona la estime inadecuada, empleo el ejercicio del perdón, como valor universal, con la finalidad de que el mecanismo de la justicia divina, y de la vida en general, se haga cargo de la situación, efectuando las respectivas compensaciones, correcciones y restablecimiento de la armonía y orden respectivos.


12. Conciencia de todo

El resultado de cada una de mis acciones y realizaciones, dado por la balanza de la ley de la justicia y demás leyes ejecutoras del amor, se manifiesta en mí como clara conciencia del orden cósmico que me corresponde, el cual acepto y, al que debo aspirar, acto seguido.
Comprendo que la posición alcanzada, en el orden cósmico, genera la necesidad, el deber, y el derecho, de pasar a la siguiente, en escala de evolución ascendente. Tengo conciencia de donde vengo, donde estoy y hacia donde voy.
Optimizo mi sentido de responsabilidad; tengo clara conciencia de mis deberes y necesidades, así como de la forma correcta de satisfacer estas últimas, y, de que soy responsable de ejecutar las tareas de las cuales tengo conciencia que deben ser realizadas y, que, una vez llevadas a cabo, implican una compensación equivalente para mi, aprovechando, en cada caso, la oportunidad que la vida me brinda como medio de autorrealización.
La conciencia es el asiento del Creador Universal dentro de mi espíritu, por medio de la cual Él se comunica conmigo usando el lenguaje de los sentimientos equivalentes a cada uno de los valores universales, cuya expresión percibo como conciencia intuitiva que me permite conocer el veredicto de la ley cósmica como señal de alerta en todas mis intenciones y como sentencia en los actos ejecutados. A través de la conciencia Él ejecuta su rol de Pedagogo Universal.
Igualmente, puedo comunicarme a cada instante con Él, si lo deseo, usando el lenguaje de los sentimientos del amor, de la gratitud, de la admiración y cualesquiera otros equivalentes con los valores universales, así como por el pensamiento, en forma directa y sin intermediarios, como un hijo o hija con su padre o madre, cuya conciencia de la unión perfecta e indisoluble que formo con él se fortaleza cada día más y mejor.
La conciencia intuitiva me transfiere, también, todas las informaciones que mi espíritu percibe por intermedio de la proyección espiritual en el espacio y tiempo, a través de cada una de las facultades espirituales que les son inherentes, las cuales son transferidas a la conciencia objetiva como percepciones intuitivas o inspiraciones por la comunicación del pensamiento dentro del pensamiento, de entes afines o guías y protectores espirituales.
Cada día más y mejor, tengo conciencia y comprensión de todo, en todos los niveles y esferas mentales del Universo, de acuerdo a mi grado de progreso.

13. El poder de la tolerancia
Desarrollo toda acción dentro de los límites de la tolerancia que cada situación permite, conservando el perfecto equilibrio y la armonía con todos y, en todo.
Construyo, estimulo, creo, ayudo, tolero. Jamás critico ni me expreso negativamente de ningún ser humano. Estoy consciente del poder creativo y positivo que existe en los seres, y, en silencio, privadamente, aliento, -y estimulo- a quien lo requiera.
Conozco las fortalezas humanas, por lo cual soy exigente conmigo pero tolerante con los demás, porque sé que el mejor medio que dispongo para ayudar a perfeccionar a la humanidad, es el de auto-perfeccionarme.

14. El poder de la disciplina personal
Soy un Espíritu cada vez más sabio y lúcido, con un alma armoniosa y equilibrada y un cuerpo perfecto y saludable.
Mi mente y mi cuerpo funcionan perfectamente en todos sus niveles.
Respiro correctamente. Cada órgano y célula mantienen su buen funcionamiento y capacidad para restablecer el equilibrio energético, constantemente; renovándose, oportunamente.
Cada día aumenta mi conciencia de cuales son los alimentos –y cantidades adecuadas- que debo ingerir para optimizar la máxima performance de mi organismo; mantener una salud robusta y estable y, una efectiva longevidad.
Todas las noches practico la relajación completa, desde los dedos de los pies a la cabeza; lo hago así: centro la atención en cada parte de mi cuerpo, adquiero conciencia de la misma, la relajo bien, percibo una sensación de calor, siento el fluir de la energía y visualizo un halo luminoso que emana de la respectiva área y, en cada órgano que deseo fortalecer, hago una inspiración contando seis y retengo el aire –pulmones llenos- contando veinticuatro, visualizándolo, al mismo tiempo, en perfecto funcionamiento. Al terminar, visualizo escenas de calma y armonía de la naturaleza. Duermo y reposo profundamente, recuperando la energía vital suficiente.
Cada mañana practico el ejercicio adecuado y realizo diez respiraciones profundas, reteniendo el aire, durante 24 segundos, cada vez.
Aquí y ahora, se establece, en mí, la salud perfecta. Mi mente psiconsciente mantiene, permanentemente, la optima salud, normalizando, automáticamente, todo lo que sea requerido, conservando en el mejor nivel mi equilibrio vital, vigor, energía, fortaleza física, mental, emocional y espiritual y juventud ideal.
Controlo las imágenes mentales y la canalización adecuada de mi potencial creativo. Mantengo la salud anímica a través del cultivo de las emociones positivas, inspiradas por elevados sentimientos de amor, justicia, bondad, fortaleza, fe, autodominio, serenidad, perdón, paz, tolerancia, prudencia y equilibrio.
Potencio la lucidez de mi espíritu; mantengo perfecta sintonía con las fuerzas cósmicas adecuadas y acoplo mi acción con los planes universales.
Me yergo espiritual, anímica, intelectual y físicamente.
Desarrollo mi capacidad de trabajo, incrementando, cada día más y mejor, la productividad y resultados económicos de mi actividad profesional, cuyo uso optimizo.
Actúo con auto-confianza, valor, prudencia, templanza, ánimo contento, comprensión, autodominio, serenidad, perseverancia, decisión firme, humildad, paciencia y conciencia de lo justo. Guío a mi familia con afecto y dignidad, propiciando su máximo bienestar y desarrollo, constantemente.
Alcanzo el equilibrio perfecto entre estudio, trabajo y descanso.
Me comunico excelentemente. Escucho con empatía. Armonizo mi vida con el Creador Universal y desarrollo mi capacidad para tratar con las personas y todas formas de expresión de vida, con el fin de participar efectivamente en la Gran Obra de la evolución cósmica.

15. Claves de las grandes realizaciones
Conozco y aplico las claves que permiten las grandes realizaciones, por lo cual:
I. Llamo y me abren: todas las puertas que deben ser abiertas y la cosmogonía.
II. Doy y recibo: el amor y la totalidad de lo que corresponda en cada etapa, en el eterno presente.
III. Amo y descubro: la sabiduría.
IV. Busco y encuentro: la verdad universal, en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida, en el eterno presente.
V. Pregunto, a mi mente psiconsciente en conexión divina, tres veces, en la fuente interior del poder y obtengo: la respuesta a todas las preguntas y la comprensión y luz espiritual, en cada caso, oportunamente.
VI. Pido y la vida me concede: la oportunidad de cooperar en la realización de la gran obra de acuerdo con los planes cósmicos de acuerdo a mi propia capacidad de asunción de objetivos.
VII. Percibo mi lugar en la vida y tomo: posesión del mismo, por medio del servicio.
VIII. Trabajo con efectividad y capitalizo: la compensación y el respectivo salario cósmico.
IX. Estudio los valores universales y amplifico: mi visión cósmica.
X. Perdono y logro: la auto-liberación y por la acción de la ley divina, la respectiva compensación cósmica.
XI. Practico y adquiero, gradualmente: la experiencia y la auto-maestría en el ejercicio de todas las virtudes.
XII. Actúo y tengo: el poder para hacerlo.
XIII. Persisto y llego: a la meta.
XIV. Visualizo los resultados finales realizados y abro: el camino interior para su logro.
XV. Aplico mi voluntad en cooperación con los designios supremos y alcanzo: la armonía cósmica.
XVI. Apunto a un objetivo a la vez y: uno a uno, los realizo todos, oportunamente.
XVII. Comprendo la ley de la provisión divina y acepto: la abundancia que me está asignada, periódicamente, administrándola cada día mejor.
XVIII. Aquí y ahora se establece el orden divino de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo. Hecho está.


16. El poder de los hijos de la luz
En mi avance por la existencia humana, en el eterno presente, aplico las cuatro claves o símbolos de la Esfinge, las cuales son: 1) La cabeza humana de la Esfinge, como símbolo del saber que otorga la visión existencial y del universo; las alas de águila, en representación del querer y de la voluntad indispensables para emprender toda acción para ascender en la espiral evolutiva; sus patas y pecho de león, que otorgan la fortaleza para osar en descifrar los arcanos universales y realizar la propia cuota de servicio en la Gran Obra; y, la parte posterior e inferior de toro como expresión máxima del poder, que solo en el callar es posible alcanzar..
SABER
A través del saber, tengo conciencia, en todo momento, de la dirección correcta a seguir y de lo que conviene hacer. Tengo claro, en la mente, el objetivo básico de la vida, y, concentro toda mi fuerza creativa para alcanzarlo con éxito. En su realización, sé:
QUERER
Soy un canal del poder supremo y creativo del universo y lo aplico para realizar tanto mis propios objetivos como para ayudar, a través del servicio, a mis semejantes, a la Patria y a los hijos e hijas de la luz, de quienes, con sano orgullo y amor, formo parte.
La clave superior para aplicar, creativa y efectivamente, dicho poder, consiste en querer intensamente realizar el objetivo o proyecto concebido y visualizado en la pantalla mental.
Aprendiendo, cada vez en un mejor nivel, y usando el arte y el poder de querer, puedo:
OSAR
A dar el primer paso, emprendiendo la acción decidida, firme y perseverante, en el espacio y en el tiempo suficiente, que ha de conducirme a la anhelada meta.
Afrontando la realidad con serena confianza, calma imperturbable y expectativa positiva; mostrándome impasible frente a lo desconocido y al enigma que, periódicamente, me toca descifrar.
Sigo siempre adelante, aplicando mi conocimiento, prudencia, sentido de la justicia, fortaleza, templanza y creatividad frente a toda situación y efectúo la realización de la gran obra, que, en cada etapa, me compete en los planes cósmicos, cada vez en un mejor nivel.
Aprendo que, después de saber, querer y osar, como regla máxima y suprema que evidencia mi filiación de la Luz Universal, debo:
CALLAR
Callando, hablan mis obras, virtudes, poder y sabiduría, con humildad, dulzura, armonía, serenidad, paz, gratitud y amor, porque, recuerdo siempre que, en silencio germina toda semilla en el seno de la tierra y realiza su obra la Naturaleza.
¡Que el Creador Universal proteja, ilumine y guíe a los hijos e hijas de la luz y a toda la humanidad, en el cumplimiento de su misión cósmica y en la perfecta expresión de la vida, de la luz, del amor, de la sabiduría, del orden, de la armonía, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza, del equilibrio, del progreso y de la Paz Universal, aquí y ahora. Hecho está.
Adelante.

Ø Ahora, que he leído y meditado Sabiduría de los hijos de la Luz, conservo en mi archivo espiritual, a nivel objetivo y subjetivo, la totalidad de su contenido y, en conexión con la Inteligencia Infinita del Universo, cada día percibo mejor la amplitud y profundidad de cada uno de los valores universales aquí reseñados y de otros que les son inherentes, cuyo uso y aplicación efectúo en la realización de mi obra y en el perfeccionamiento de mi ser, adquiriendo más elevados estados de conciencia y niveles de percepción y comprensión, en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida y en el cumplimento de mi verdadera misión cósmica.
Ø Cada vez que requiero cualquier clase de conocimiento aquí reseñado u otro de cualquier índole, instantáneamente entro en el nivel psiconsciente de mi mente, en la fuente interior del poder, en conexión divina con la Inteligencia Infinita del Universo y percibo, intuitivamente, la idea precisa o conocimiento que requiero, oportunamente. Hecho está.
Con cada lectura y meditación de Sabiduría de los hijos de la Luz, desarrollo mi personalidad en perfecta correspondencia con todos los valores universales y virtudes inherentes, con facilidad y naturalidad.
Hecho está.
-Salve, oh, hijo o hija de la luz;
haz tu obra con amor,
y, contribuye efectivamente
en la evolución cósmica
y sus tareas inherentes
por realizar!

¡Déjate guiar por la luz
y la sabiduría divinas!
¡Busca tu orden cósmico
en el quehacer universal
y encuentra tu misión en la vida!

¡Ten prudencia, sabiduría,
confianza, valor, fortaleza,
templanza, calma imperturbable y serenidad;
ciñe todos tus actos a la justicia.

¡Que en tu faz se refleje la belleza del amor;
la armonía del equilibrio
y del perfecto orden.
La paz de la conciencia tranquila
te permita apacibles sueños.

¡Cumple tu misión cósmica,
y todo lo demás te será dado por añadidura!
¡Actúa como si, ya, hubieses alcanzado,
el objetivo programado,
y percibe como profundas fuerzas interiores
emergen impulsándote hacia tu universal meta!




 


DEL LIBRO:
CÓMO DESARROLLAR LA AUTO-MAESTRÍA

AUTOR: GIUSEPPE ISGRÓ C.
Todos los derechos reservados por el autor







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