sábado, 10 de marzo de 2012

EL SER UNIVERSAL: -"Cada ser es el camino, y el caminante, a la vez, que conduce a Dios; luego percibe que también es Dios"-. Giuseppe Isgró C.



DIÁLOGO SOBRE EL SER UNIVERSAL –I-

©Giuseppe Isgró C.
Del libro: El Mago Blanco

Cada ser es el camino, y el caminante, a la vez,
que conduce a Dios; luego percibe que también es Dios-.
Giuseppe Isgró C.



Se encontraban Hidalgo y Escudero, en Baena, ese hermoso pueblo de la provincia de Córdoba; sin duda alguna, sus calles amplias, las construcciones modernas, los negocios en expansión, le imprimen un carácter pintoresco muy agradable. La gente es simpática y acogedora, reflejando esa calidez andaluza, tan especial. También existe un casco antiguo que se parece al de todos los pueblos de Andalucía; el cual ambos recorrieron en un paseo a pies, observando como la actividad  comercial se iba desplazando de la zona antigua a la nueva.
En la plaza de Baena, por cierto muy bien cuidada, sentados en uno de sus bancos, a la sombra de un frondoso árbol, Hidalgo y Escudero, discurren de esta manera:

Hidalgo, -inquiere Escudero-: Tú crees que es posible conocer a Dios?
-Escudero, -dice Hidalgo-, tus preguntas son cada vez más profundas y me sorprende que tú creas que yo pueda contestarte una cuestión de tal calibre y que, además, teniendo yo la osadía de hacerlo, tuviese, al mismo tiempo, la presunción de tener la capacidad de aprehender en profundidad las dimensiones infinitas del argumento que representa el Ser Universal.
-Empero, Escudero, ya que tú preguntas no dejaré de darte mi opinión al respecto; luego tú sacarás las conclusiones que tu juicio mejor dicte.
-Lo que puedo decirte, Escudero, es que yo veo a Dios todos los días, a cada instante, y sus manos, en todas las cosas. Hasta aquí, tengo la certeza de que tu juicio aprueba mis palabras, ya que tú mismo, al contemplar las maravillas de la vida y del Universo y entenderlas como obras de Dios, percibes que viendo yo éstas, estoy indirectamente contemplando a su Creador, o por lo menos, deducir, su existencia.
-Pero, Escudero, si osara afirmarte que haya visto a Dios y que tal cosa fuera posible, al instante, -estoy seguro de ello-, tú pensarías que alguna tuerca, en mi cabeza, podría requerir ajuste cierto y yo, Escudero, no podría culparte por ello.
-Hidalgo, ahora que tú lo refieres, -dice Escudero-, yo me pregunto: cómo podría el ser humano, con su capacidad finita, comprender lo infinito, en cuya dimensión se encuentra el Ser Universal?
-Escudero, quién te ha dicho que el ser humano sea algo finito y que, percibir por grados no pueda la esencia infinita del Universo y de su Creador?
-Recuerda, Escudero, que al saborear una gota de agua del mar percibes el sabor de la totalidad del océano.
-El Espíritu inmortal del ser, Escudero, es de la misma naturaleza espiritual del Ser Universal, dotado de vida infinita, eterna, y de todos los atributos divinos –valores universales- inherentes al Supremo Hacedor.
-Siendo una emanación del Ser Universal, Escudero, el ser es un creador secundario del universo y fiel ejecutor de Su voluntad. El Uno es anhelo de ser, fuente universal y ley cósmica; el otro, es expresión.
-Siendo de la misma naturaleza espiritual y habiendo emanado de Él, goza, el Espíritu inmortal, de su misma capacidad infinita de percepción y poder del Ser Universal; pero, dicha facultad perceptiva, aún siendo potencialmente infinita, va expresándose por grados a medida que va enfrentándose a los enigmas existenciales y del Universo y los va desentrañando; y, en el mismo grado en que afronta situaciones de la vida diaria descubre que posee, en sí, el poder suficiente para resolver cualquier cosa que se le anteponga a su atención, haciéndose más consciente de la realidad universal.
-Mientras más grande sea la necesidad, Escudero, mayor y en igual grado va expresándose el poder del Espíritu inmortal del ser. Es una ley universal de certero cumplimiento que rige la evolución, por cuyo medio el potencial infinito que yace en el ser se expresa gradualmente.
Por un lado, los estados de conciencia que va adquiriendo le permiten percatarse de que la parte conocida de la realidad le facilitará deducir la inmensidad por conocer; ese grado de percepción de la propia ignorancia le facilita canalizar el poder de la auto-satisfacción.
-Ahora, bien, Escudero, en la historia existen testimonios diversos de personas que han tenido percepciones de Dios.
-Hidalgo, -dice Escudero-, tú quieres decir que hay seres que han visto a Dios, de verdad?
-Tú lo has dicho, Escudero.
-Qué testimonios confiables, Hidalgo, tú podrías indicarme que me puedan servir de guía?
-Escudero, hablar de estos temas implica arriesgar que se pierda la autoridad en las cosas ciertas en que se es competente, conferida bien sea por los estudios, investigaciones o experiencias personales, aunque sea infinitamente mayor lo que se desconozca, -por la insignificancia de lo conocido frente a lo desconocido por conocer-, y esto me trae a la memoria el aforismo de Quilón, el Lacedemonio, -uno de los siete sabios-, inscrito en el frontal del Templo de Apolo, en Delfos de la antigua Grecia, el cual expresa:  -“Hombre, conócete a ti mismo, que el estudio propio del hombre no es conocer a Dios, sino conocerse a sí mismo”.
-Por supuesto, Escudero, conociéndose a sí mismo, el ser podrá conocer al Ser Universal, por cuanto no hay diferencia, el uno es de la misma naturaleza espiritual del otro y viceversa. Dime, Escudero, quién, realmente, se conoce a sí mismo?
-Escudero se queda en silencio-.
-Pero recuerda, -continúa Hidalgo-, quien ha tenido la percepción de Dios, sabe cuando alguien dice la verdad, al referirlo a través de la historia antigua o moderna, u otra referencia personal. Por lo cual,  Escudero, si tú no has tenido la percepción de Dios, en algún grado, cosa que, además, es improbable, aunque alguien diga que la tuvo, te resultará imposible creer tal cosa y podrías burlarte de quien osare afirmarlo y, por lo general, pocos suelen exponerse  a tal cosa.
-Podrías, Hidalgo, mencionarme, siquiera, uno o dos, o más, si lo supieras, que hayan tenido dicha percepción y osado expresar su experiencia?
-Escudero, en primer lugar, déjame decirte que, desde la más remota antigüedad se ha hecho una representación simbólica de Dios de diferentes maneras; pero, hay una que denota, a quien la perciba, que realmente ha visto al Ser Universal y que lo ha percibido en su esencia, aunque sea bajo la figura de un símbolo.
-Entre quienes afirman haber visto a Dios, aparte de las reseñas antiguas cuya simbología denota que quien la estructuró, vio o percibió a Dios, como es el caso de Pitágoras en su percepción de la Tetratkis y del Cuaternario; en el grupo de los modernos, o más recientes, el primero es: Jacob Böehme, -el zapatero-místico-, (1575-1624); el segundo: Manuel Swedenborg, -de quien Arthur Conan Doyle, dice: -“Nunca se vio semejante suma de conocimientos en un hombre”-; los otros tres, son: Joaquín Trincado, Paul Brunton y Carl Gustav Jung, en el mundo occidental. Podría mencionarte algunos ejemplos adicionales pero al disponerme a hacerlo observo un freno interior al que, finalmente, decido obedecer, aunque no puedo dejar de mencionarte que analices el pensamiento de Agustín de Hipona, en sus Confesiones y en algunas otras obras, como Soliloquios, La inmortalidad del espíritu, etc., por ejemplo, de su extensa bibliografía, ya que denota tener cierta percepción digna de interés, fruto de sus profundas meditaciones y, en igual grado, estudioso de la filosofía, por lo cual, sus reflexiones alcanzan elevada relevancia y lucidez.
-Escudero, si te tomas el tiempo para estudiar con detenimiento  las obras de Jacob Böehme, Manuel Swedenborg, Joaquín Trincado, Paul Brunton y Carl Gustav Jung, descubrirás elementos esenciales de lo que estamos hablando, que indican, claramente, su percepción de Dios. Lo demás, Escudero, tienes que descubrirlo tú mismo.
-Por otra parte, Escudero, en Oriente, existen diversas corrientes de pensamiento que denotan una percepción directa de Dios digna de ser analizada, entre ellas el Kriya Yoga y la Doctrina que gira en torno a Babaji, la obra de Vivekananda, la de Paramahansa Yogananda y la de Rabindranath Tagore, entre otras.
-Hidalgo, -dice Escudero-, los maestros sufíes y otros místicos, tienen una vasta y elevada obra poética que expresa la comunicación espiritual con Dios. Qué me puedes tú decir de ello?
-Escudero, la meditación mística de los sufíes, –y de otros maestros y/o corrientes de pensamiento-, -la auténtica-, es hermosa; facilita la relación directa del hombre con el Ser Universal: Esa relación de ser a Ser; es la espiritualidad que de ahora en adelante se practicará sin intermediarios. Te sugiero, a tales efectos, revisar las obras de Abulabas Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Al Gazzali y las de Rumi.
-Los sufíes, Escudero, practican el Dzikr, el constante recuerdo de Dios, que le permite la unificación de la conciencia, de la memoria –espiritual- de todos los ciclos de vida anteriores hasta llegar a la percepción de su emanación del Ser Universal –donde, en el momento de emanar a la conciencia individual, el Espíritu conoce a Dios, cuyo recuerdo guarda en lo más profundo de su Ser. En ese instante recibe el mandato de hacerse maestro de la Creación, dando inicio al eterno retorno hacia Sí mismo. El proceso comienza con la Creación de ideas, por cuanto éstas son semillas de la creación mental regidas por la ley de la atracción y repulsión, -donde lo semejante atrae a los elementos coadyuvantes análogos y repele los contrarios, simultáneamente-, ya que vive en un universo mental y el mecanismo de dimensiones infinitas del cual dispone es LA IMAGINACIÓN, dentro de su inmortal y co-eterno Espíritu.  En dicho mecanismo toda creación mental busca su manifestación equivalente a nivel tangible. Esa es la razón por la cual se suele afirmar, con razón, Escudero, -“Los pensamientos son cosas”-.
-El constante recuerdo de Él, -el Dzikr- le lleva a interiorizarse en sí y a conectarse con Él; y llega el momento en que percibe, recuerda, el momento en que él  le vio; y cuando le vuelve a ver, se percata de que ya Le conocía.
-Recuerda Escudero:

Quien recuerda al recordado,
recuerda al recordado,
cuando recuerda al recordado,
percibe que le conocía.

Luego, la meditación en Él, -constante-, le facilita su gradual percepción en el eterno presente.
-La meditación en sus atributos permite adquirir la “consciencia” de los valores universales, base y fuente de las leyes divinas que se reflejan en su conciencia como sentimientos.
-Dios se comunica con el ser y éste le percibe a través de los sentimientos expresados en su conciencia.
-Es preciso elevarse en pureza y depuración a esas esferas superiores de vibraciones que facilite la conexión divina, o la conciencia de la misma, ya que la conexión siempre ha existido, lo que ocurre es que el ser –temporalmente- la olvida,  por eso se recomienda el Dzikr, el constante recuerdo de Dios, el cual despierta la conciencia de la unidad y permite fluir la energía divina –a través de los sentimientos- que vivifica y fortalece, descubriendo, cada ser, que la conexión con Él es la comunicación con la fuente de poder, de la vida y de la luz, y, por supuesto, de  todos aquellos elementos que constituyen la expresión tangible de los valores universales, -conocidos, también, como atributos divinos-, y de las leyes cósmicas paralelamente.
-Hidalgo, -dice Escudero-, mencióname tres símbolos que me puedan servir de guía.
-Escudero, -dice Hidalgo-, debes descubrirlos por ti mismo; empero, entre los símbolos universales, medita, -como guía en todos los actos de la vida-, cuando el tiempo te lo permita, en la Rueda o el Círculo y el Signo Más,  en la Espiral, en la Luz o Fuego dorado en movimiento, en el Amor, en la Vida, en la Belleza, en la Justicia, en la Fortaleza, en la Templanza, en la Sabiduría, en los valores universales en general, en los sentimientos y su polaridad, en la conciencia y sus facultades de  percepción, concepción, experimentación, representación, creación y poder energético, y en la docta ignorancia –“consciencia” de lo que se ignora-; ah, Escudero, y en la humildad!, ya que, como dice Juan Luis Vives: -"Muchos habrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído ya suficientes sabios."  
-Escudero, el Gran Pedagogo Universal es Dios; la voz de la conciencia es la voz de Dios, y su lenguaje lo constituyen los sentimientos. Es una enseñanza que en forma silenciosa, pero efectiva, va impartiendo el Dador de la Luz –y de todo- en el Eterno Presente, hacia siempre más elevados niveles de “consciencia”  y percepción de la Verdad Universal.

-Escudero, algunos de los símbolos o atributos divinos representan a Dios más que otros y todos son expresiones que le identifican. Pero, hay uno que tú, un día, Escudero, verás, no porque busques hacerlo, sino que la presencia de Él te será consciente, perceptible, cuya forma es el símbolo -y el emblema- que Le representa y entre los que te he mencionado se encuentra; pero, saber cual es te corresponde a ti descubrirlo.

-Recuerda, Escudero, pocos instantes antes de Su manifestación, tú ya sabes que se presentará y cuando Le percibas, te habrás dado cuenta de que ya Le conocías. En adelante, no significa que estarás ya exento de mayores pruebas; éstas seguirán su libre curso, pero, en un tiempo no muy lejano, cuando afrontes pruebas que tú quizá hayas pensado que a ti nunca habrían de tocarte, experimentarás con viva comprensión que la presencia de Él, -en esos casos en que se requiere la potencia suprema-, hace que la vida transcurra con normalidad, serenamente, en pos de los objetivos existenciales y universales.

-Hidalgo, -dice Escudero-, meditaré en tus palabras ya que me parecen más profundas de lo que tú mismo quieres significar y no se porque deduzco que tú sabes –o percibes- más de lo que quieres aparentar –o que te des cuenta. Pero, esa es la razón por la cual mi respeto hacía ti se mantiene incólume y siempre te exhorto a conversar con los planteamientos que se me van ocurriendo, en nuestros diálogos, en cuyas respuestas, tú mismo, comienzas a hablar de cosas de las cuales sin mis preguntas quizá dejarías de hacer.

-Es por eso, Hidalgo,  que tantos y cada vez más, en el mundo, admiran a Sancho Panza, como símbolo de la grandeza del Quijote, sin cuya presencia no habría existido la trascendencia del Hidalgo en tan universal grado. Quizá análoga suerte pueda representar para ti mi presencia en estos diálogos, con mis preguntas en cuyas respuestas te esmeras en elevarte a insondables e infinitos mundos donde esto y mucho más, ya se conoce.

-Hidalgo, será hasta la próxima reunión donde podamos reemprender estos diálogos, que, por lo menos para mí, resultan tan fructíferos y gratificantes.

-Adelante, Escudero, hasta la próxima jornada, que con seguridad, será en otro pueblo de Andalucía.

Baena, España, junio 2006.


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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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sábado, 10 de marzo de 2012

EL SER UNIVERSAL: -"Cada ser es el camino, y el caminante, a la vez, que conduce a Dios; luego percibe que también es Dios"-. Giuseppe Isgró C.



DIÁLOGO SOBRE EL SER UNIVERSAL –I-

©Giuseppe Isgró C.
Del libro: El Mago Blanco

Cada ser es el camino, y el caminante, a la vez,
que conduce a Dios; luego percibe que también es Dios-.
Giuseppe Isgró C.



Se encontraban Hidalgo y Escudero, en Baena, ese hermoso pueblo de la provincia de Córdoba; sin duda alguna, sus calles amplias, las construcciones modernas, los negocios en expansión, le imprimen un carácter pintoresco muy agradable. La gente es simpática y acogedora, reflejando esa calidez andaluza, tan especial. También existe un casco antiguo que se parece al de todos los pueblos de Andalucía; el cual ambos recorrieron en un paseo a pies, observando como la actividad  comercial se iba desplazando de la zona antigua a la nueva.
En la plaza de Baena, por cierto muy bien cuidada, sentados en uno de sus bancos, a la sombra de un frondoso árbol, Hidalgo y Escudero, discurren de esta manera:

Hidalgo, -inquiere Escudero-: Tú crees que es posible conocer a Dios?
-Escudero, -dice Hidalgo-, tus preguntas son cada vez más profundas y me sorprende que tú creas que yo pueda contestarte una cuestión de tal calibre y que, además, teniendo yo la osadía de hacerlo, tuviese, al mismo tiempo, la presunción de tener la capacidad de aprehender en profundidad las dimensiones infinitas del argumento que representa el Ser Universal.
-Empero, Escudero, ya que tú preguntas no dejaré de darte mi opinión al respecto; luego tú sacarás las conclusiones que tu juicio mejor dicte.
-Lo que puedo decirte, Escudero, es que yo veo a Dios todos los días, a cada instante, y sus manos, en todas las cosas. Hasta aquí, tengo la certeza de que tu juicio aprueba mis palabras, ya que tú mismo, al contemplar las maravillas de la vida y del Universo y entenderlas como obras de Dios, percibes que viendo yo éstas, estoy indirectamente contemplando a su Creador, o por lo menos, deducir, su existencia.
-Pero, Escudero, si osara afirmarte que haya visto a Dios y que tal cosa fuera posible, al instante, -estoy seguro de ello-, tú pensarías que alguna tuerca, en mi cabeza, podría requerir ajuste cierto y yo, Escudero, no podría culparte por ello.
-Hidalgo, ahora que tú lo refieres, -dice Escudero-, yo me pregunto: cómo podría el ser humano, con su capacidad finita, comprender lo infinito, en cuya dimensión se encuentra el Ser Universal?
-Escudero, quién te ha dicho que el ser humano sea algo finito y que, percibir por grados no pueda la esencia infinita del Universo y de su Creador?
-Recuerda, Escudero, que al saborear una gota de agua del mar percibes el sabor de la totalidad del océano.
-El Espíritu inmortal del ser, Escudero, es de la misma naturaleza espiritual del Ser Universal, dotado de vida infinita, eterna, y de todos los atributos divinos –valores universales- inherentes al Supremo Hacedor.
-Siendo una emanación del Ser Universal, Escudero, el ser es un creador secundario del universo y fiel ejecutor de Su voluntad. El Uno es anhelo de ser, fuente universal y ley cósmica; el otro, es expresión.
-Siendo de la misma naturaleza espiritual y habiendo emanado de Él, goza, el Espíritu inmortal, de su misma capacidad infinita de percepción y poder del Ser Universal; pero, dicha facultad perceptiva, aún siendo potencialmente infinita, va expresándose por grados a medida que va enfrentándose a los enigmas existenciales y del Universo y los va desentrañando; y, en el mismo grado en que afronta situaciones de la vida diaria descubre que posee, en sí, el poder suficiente para resolver cualquier cosa que se le anteponga a su atención, haciéndose más consciente de la realidad universal.
-Mientras más grande sea la necesidad, Escudero, mayor y en igual grado va expresándose el poder del Espíritu inmortal del ser. Es una ley universal de certero cumplimiento que rige la evolución, por cuyo medio el potencial infinito que yace en el ser se expresa gradualmente.
Por un lado, los estados de conciencia que va adquiriendo le permiten percatarse de que la parte conocida de la realidad le facilitará deducir la inmensidad por conocer; ese grado de percepción de la propia ignorancia le facilita canalizar el poder de la auto-satisfacción.
-Ahora, bien, Escudero, en la historia existen testimonios diversos de personas que han tenido percepciones de Dios.
-Hidalgo, -dice Escudero-, tú quieres decir que hay seres que han visto a Dios, de verdad?
-Tú lo has dicho, Escudero.
-Qué testimonios confiables, Hidalgo, tú podrías indicarme que me puedan servir de guía?
-Escudero, hablar de estos temas implica arriesgar que se pierda la autoridad en las cosas ciertas en que se es competente, conferida bien sea por los estudios, investigaciones o experiencias personales, aunque sea infinitamente mayor lo que se desconozca, -por la insignificancia de lo conocido frente a lo desconocido por conocer-, y esto me trae a la memoria el aforismo de Quilón, el Lacedemonio, -uno de los siete sabios-, inscrito en el frontal del Templo de Apolo, en Delfos de la antigua Grecia, el cual expresa:  -“Hombre, conócete a ti mismo, que el estudio propio del hombre no es conocer a Dios, sino conocerse a sí mismo”.
-Por supuesto, Escudero, conociéndose a sí mismo, el ser podrá conocer al Ser Universal, por cuanto no hay diferencia, el uno es de la misma naturaleza espiritual del otro y viceversa. Dime, Escudero, quién, realmente, se conoce a sí mismo?
-Escudero se queda en silencio-.
-Pero recuerda, -continúa Hidalgo-, quien ha tenido la percepción de Dios, sabe cuando alguien dice la verdad, al referirlo a través de la historia antigua o moderna, u otra referencia personal. Por lo cual,  Escudero, si tú no has tenido la percepción de Dios, en algún grado, cosa que, además, es improbable, aunque alguien diga que la tuvo, te resultará imposible creer tal cosa y podrías burlarte de quien osare afirmarlo y, por lo general, pocos suelen exponerse  a tal cosa.
-Podrías, Hidalgo, mencionarme, siquiera, uno o dos, o más, si lo supieras, que hayan tenido dicha percepción y osado expresar su experiencia?
-Escudero, en primer lugar, déjame decirte que, desde la más remota antigüedad se ha hecho una representación simbólica de Dios de diferentes maneras; pero, hay una que denota, a quien la perciba, que realmente ha visto al Ser Universal y que lo ha percibido en su esencia, aunque sea bajo la figura de un símbolo.
-Entre quienes afirman haber visto a Dios, aparte de las reseñas antiguas cuya simbología denota que quien la estructuró, vio o percibió a Dios, como es el caso de Pitágoras en su percepción de la Tetratkis y del Cuaternario; en el grupo de los modernos, o más recientes, el primero es: Jacob Böehme, -el zapatero-místico-, (1575-1624); el segundo: Manuel Swedenborg, -de quien Arthur Conan Doyle, dice: -“Nunca se vio semejante suma de conocimientos en un hombre”-; los otros tres, son: Joaquín Trincado, Paul Brunton y Carl Gustav Jung, en el mundo occidental. Podría mencionarte algunos ejemplos adicionales pero al disponerme a hacerlo observo un freno interior al que, finalmente, decido obedecer, aunque no puedo dejar de mencionarte que analices el pensamiento de Agustín de Hipona, en sus Confesiones y en algunas otras obras, como Soliloquios, La inmortalidad del espíritu, etc., por ejemplo, de su extensa bibliografía, ya que denota tener cierta percepción digna de interés, fruto de sus profundas meditaciones y, en igual grado, estudioso de la filosofía, por lo cual, sus reflexiones alcanzan elevada relevancia y lucidez.
-Escudero, si te tomas el tiempo para estudiar con detenimiento  las obras de Jacob Böehme, Manuel Swedenborg, Joaquín Trincado, Paul Brunton y Carl Gustav Jung, descubrirás elementos esenciales de lo que estamos hablando, que indican, claramente, su percepción de Dios. Lo demás, Escudero, tienes que descubrirlo tú mismo.
-Por otra parte, Escudero, en Oriente, existen diversas corrientes de pensamiento que denotan una percepción directa de Dios digna de ser analizada, entre ellas el Kriya Yoga y la Doctrina que gira en torno a Babaji, la obra de Vivekananda, la de Paramahansa Yogananda y la de Rabindranath Tagore, entre otras.
-Hidalgo, -dice Escudero-, los maestros sufíes y otros místicos, tienen una vasta y elevada obra poética que expresa la comunicación espiritual con Dios. Qué me puedes tú decir de ello?
-Escudero, la meditación mística de los sufíes, –y de otros maestros y/o corrientes de pensamiento-, -la auténtica-, es hermosa; facilita la relación directa del hombre con el Ser Universal: Esa relación de ser a Ser; es la espiritualidad que de ahora en adelante se practicará sin intermediarios. Te sugiero, a tales efectos, revisar las obras de Abulabas Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Al Gazzali y las de Rumi.
-Los sufíes, Escudero, practican el Dzikr, el constante recuerdo de Dios, que le permite la unificación de la conciencia, de la memoria –espiritual- de todos los ciclos de vida anteriores hasta llegar a la percepción de su emanación del Ser Universal –donde, en el momento de emanar a la conciencia individual, el Espíritu conoce a Dios, cuyo recuerdo guarda en lo más profundo de su Ser. En ese instante recibe el mandato de hacerse maestro de la Creación, dando inicio al eterno retorno hacia Sí mismo. El proceso comienza con la Creación de ideas, por cuanto éstas son semillas de la creación mental regidas por la ley de la atracción y repulsión, -donde lo semejante atrae a los elementos coadyuvantes análogos y repele los contrarios, simultáneamente-, ya que vive en un universo mental y el mecanismo de dimensiones infinitas del cual dispone es LA IMAGINACIÓN, dentro de su inmortal y co-eterno Espíritu.  En dicho mecanismo toda creación mental busca su manifestación equivalente a nivel tangible. Esa es la razón por la cual se suele afirmar, con razón, Escudero, -“Los pensamientos son cosas”-.
-El constante recuerdo de Él, -el Dzikr- le lleva a interiorizarse en sí y a conectarse con Él; y llega el momento en que percibe, recuerda, el momento en que él  le vio; y cuando le vuelve a ver, se percata de que ya Le conocía.
-Recuerda Escudero:

Quien recuerda al recordado,
recuerda al recordado,
cuando recuerda al recordado,
percibe que le conocía.

Luego, la meditación en Él, -constante-, le facilita su gradual percepción en el eterno presente.
-La meditación en sus atributos permite adquirir la “consciencia” de los valores universales, base y fuente de las leyes divinas que se reflejan en su conciencia como sentimientos.
-Dios se comunica con el ser y éste le percibe a través de los sentimientos expresados en su conciencia.
-Es preciso elevarse en pureza y depuración a esas esferas superiores de vibraciones que facilite la conexión divina, o la conciencia de la misma, ya que la conexión siempre ha existido, lo que ocurre es que el ser –temporalmente- la olvida,  por eso se recomienda el Dzikr, el constante recuerdo de Dios, el cual despierta la conciencia de la unidad y permite fluir la energía divina –a través de los sentimientos- que vivifica y fortalece, descubriendo, cada ser, que la conexión con Él es la comunicación con la fuente de poder, de la vida y de la luz, y, por supuesto, de  todos aquellos elementos que constituyen la expresión tangible de los valores universales, -conocidos, también, como atributos divinos-, y de las leyes cósmicas paralelamente.
-Hidalgo, -dice Escudero-, mencióname tres símbolos que me puedan servir de guía.
-Escudero, -dice Hidalgo-, debes descubrirlos por ti mismo; empero, entre los símbolos universales, medita, -como guía en todos los actos de la vida-, cuando el tiempo te lo permita, en la Rueda o el Círculo y el Signo Más,  en la Espiral, en la Luz o Fuego dorado en movimiento, en el Amor, en la Vida, en la Belleza, en la Justicia, en la Fortaleza, en la Templanza, en la Sabiduría, en los valores universales en general, en los sentimientos y su polaridad, en la conciencia y sus facultades de  percepción, concepción, experimentación, representación, creación y poder energético, y en la docta ignorancia –“consciencia” de lo que se ignora-; ah, Escudero, y en la humildad!, ya que, como dice Juan Luis Vives: -"Muchos habrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído ya suficientes sabios."  
-Escudero, el Gran Pedagogo Universal es Dios; la voz de la conciencia es la voz de Dios, y su lenguaje lo constituyen los sentimientos. Es una enseñanza que en forma silenciosa, pero efectiva, va impartiendo el Dador de la Luz –y de todo- en el Eterno Presente, hacia siempre más elevados niveles de “consciencia”  y percepción de la Verdad Universal.

-Escudero, algunos de los símbolos o atributos divinos representan a Dios más que otros y todos son expresiones que le identifican. Pero, hay uno que tú, un día, Escudero, verás, no porque busques hacerlo, sino que la presencia de Él te será consciente, perceptible, cuya forma es el símbolo -y el emblema- que Le representa y entre los que te he mencionado se encuentra; pero, saber cual es te corresponde a ti descubrirlo.

-Recuerda, Escudero, pocos instantes antes de Su manifestación, tú ya sabes que se presentará y cuando Le percibas, te habrás dado cuenta de que ya Le conocías. En adelante, no significa que estarás ya exento de mayores pruebas; éstas seguirán su libre curso, pero, en un tiempo no muy lejano, cuando afrontes pruebas que tú quizá hayas pensado que a ti nunca habrían de tocarte, experimentarás con viva comprensión que la presencia de Él, -en esos casos en que se requiere la potencia suprema-, hace que la vida transcurra con normalidad, serenamente, en pos de los objetivos existenciales y universales.

-Hidalgo, -dice Escudero-, meditaré en tus palabras ya que me parecen más profundas de lo que tú mismo quieres significar y no se porque deduzco que tú sabes –o percibes- más de lo que quieres aparentar –o que te des cuenta. Pero, esa es la razón por la cual mi respeto hacía ti se mantiene incólume y siempre te exhorto a conversar con los planteamientos que se me van ocurriendo, en nuestros diálogos, en cuyas respuestas, tú mismo, comienzas a hablar de cosas de las cuales sin mis preguntas quizá dejarías de hacer.

-Es por eso, Hidalgo,  que tantos y cada vez más, en el mundo, admiran a Sancho Panza, como símbolo de la grandeza del Quijote, sin cuya presencia no habría existido la trascendencia del Hidalgo en tan universal grado. Quizá análoga suerte pueda representar para ti mi presencia en estos diálogos, con mis preguntas en cuyas respuestas te esmeras en elevarte a insondables e infinitos mundos donde esto y mucho más, ya se conoce.

-Hidalgo, será hasta la próxima reunión donde podamos reemprender estos diálogos, que, por lo menos para mí, resultan tan fructíferos y gratificantes.

-Adelante, Escudero, hasta la próxima jornada, que con seguridad, será en otro pueblo de Andalucía.

Baena, España, junio 2006.


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