viernes, 24 de agosto de 2012

ENSEÑANZAS DE DON QUIJOTE, Comentario exegético 2


ENSEÑANZAS DE DON QUIJOTE –II-
COMENTARIO EXEGÉTICO Nº 2, SOBRE LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE.

Por ©Giuseppe Isgró C.


Evidentemente, el lenguaje de Don Quijote y el de las dos mozas de vida “fácil”, es bien diferente. El idealismo, la cortesía, el don de gente, y demás características personales que les son inherentes al primero y a las segundas, se diferencian enormemente. El carácter alborotado de las mozas, frente a la ejemplaridad del caballero, genera, en aquellas, risas.
Es una manera emblemática de reír que simboliza a una gran parte de la humanidad, a lo largo de la historia, cuando enfrenta dos niveles diferentes de conciencias. Casi podría aseverarse que se trata de dos estados: la infancia y la madurez; la exaltación y la mesura, el buen sentido o la necesidad de potenciarlo. Ambas son dos etapas esenciales de la vida y cada cual cumple su respectivo rol, en la eterna polarización taoísta.  
En las dos mozas, Cervantes representa la dignidad prostituida del ser humano, y de como a nivel masivo, mucha gente que se encuentra alejada de los valores del Espíritu, precisa su cultivo en elevado grado. Al observarlos en sus cultores, esas personas que requieren cambiar, reaccionan mediante una risa que es mejor dejar sin calificación. Esto es debido a que, lo que queremos que cada quien se represente, en su Espíritu, es la sonrisa serena, apacible, casi imperceptible, del genio, de la persona madura, y practicante de la vida virtuosa en todas sus vertientes y variantes.
Sócrates y Don Quijote, presentan un notable paralelismo: El primero, personaje real, en el que Platón ejemplifica al Espíritu modelo de las virtudes integrales. Calificado por la Pitia, como el hombre más sabio de Grecia, por su Docta ignorancia. Es decir, era el griego que mayor conciencia tenía de lo que ignoraba; pero, por supuesto, no de todo lo que ignoraba. Quién podría saberlo? Sólo Dios tiene ese conocimiento en grado infinito; empero, siendo el ser humano una parte indivisa de Dios, lo posee en estado potencial, el cual, eternamente, irá descubriendo. Larga es la tarea en el camino señalado por Sócrates, pero la emoción, y el sentimiento de autorrealización, que acompañan a los humanos, en su recorrido, lo justifican.
El segundo personaje, Don Quijote, es de origen imaginario, pero ha llegado a ser tan real que durante siglos ha venido acompañando a la parte más noble de la humanidad, en todos sus niveles, en ese camino ejemplar iniciado por Sócrates, y por muchos otros, antes de él. Quien puede saber por cuanto milenios, aún, Don Quijote seguirá siendo el amigo fiel que hará compañía a los humanos en el eterno camino del retorno? También Don Quijote seguirá progresando, pero siendo un ser adelantado a su tiempo, en cada etapa irá por delante, señalando los nuevos caminos del ingenio humano, que la humanidad habrá de seguir, con paso seguro. Esto se debe a que los valores universales son eternos e inmutables, y siendo siempre iguales, lo que cambia no son los valores ni el personaje, en este caso Don Quijote, que los representa. Lo que va cambiando es el estado de conciencia de la persona, que al ir ascendiendo a mejores niveles de comprensión, los mismos valores los va contemplando desde una perspectiva más elevada. No es Don Quijote el que ha variado, pues sigue siendo el mismo libro en el que Cervantes narra las hazañas heroicas del caballero andante y de su escudero. Es la humanidad quien lo ha hecho, y seguirá haciéndolo, percibiendo las cosas tal como son. Dado que el lector de Don Quijote, por su lectura establece sintonía mental con la ecología espiritual, en ambas dimensiones, con aquellos seres que representan los estados de conciencia idealizados por Cervantes en su magna obra, por vía intuitiva, o inspirativa, va percibiendo nuevos niveles de realidad.
Empero, siendo Sócrates un ser real, cuánto de imaginario no hay en él, con cuyo carácter sublimizado le adornara el genio incomparable de Platón? Al referirnos al elemento imaginario lo hacemos en relación a la percepción intuitiva, e inspirativa, que es la visión del Espíritu. Es la inefable capacidad de ver más allá de las apariencias. Es que Platón vio en Sócrates mucho más de lo que vieron sus contemporáneos. Observó ese carácter atemporal, esa elevación espiritual imbuida de los valores universales que sólo unos pocos han sido capaces de percibirlos en ese mismo nivel, y entre ellos, además de Platón, y Cervantes, se encuentran Homero, Confucio, Lao Tse, Sidharta Gautama, Mahoma, Allan Kardec, y unos pocos más. Esa es la razón de que Platón permanezca tan inagotable como el autor del Quijote, en el tiempo.
Cervantes, espíritu afín al de Platón, y, ambos, compañeros de la misma senda, plasma en Don Quijote la grandeza idealizada del Espíritu humano. Es la visión trascendental de Cervantes, percepción intuitiva, o inspirativa, además del conocimiento propio por el cultivo del arte. Adorna a su personaje con virtudes que puedan emular, fácilmente, un sinnúmero de personas en incontables milenios. Y al ser un ente excepcional, al divertir a sus lectores con sus quijotadas, abre sus mentes a las más sublimes enseñanzas, afirmando los valores, y virtudes inherentes, en su Espíritu. A partir de ese momento, ya el lector, o la lectora, comienzan a experimentar la trascendencia de Don Quijote, en sí mismos, cual le pasara a Sancho Panza. Y al volver a la vida diaria, ya todo no será lo mismo, -ni él será el mismo-. Se ha enriquecido con incontables virtudes; las mismas que observadas en Don Quijote, y reconocidas en sí, comienza a poner en práctica, y la vida de cada quien, empieza a ser vivida en forma tan sosegada, y creativa, como lo hacía el caballero andante.
Sin duda alguna, ambos, Sócrates y Don Quijote, experimentaron la incomprensión ajena. Empero, constituyen perennes paradigmas cuyas virtudes habrán de emular los humanos por los tiempos de los tiempos.
Tanto Platón como Cervantes, son dos de los pensadores cuyas obras son fuentes de sabiduría inagotables, por haber ejemplificado los valores universales de manera que todos puedan emular, con facilidad.
Cuando las grandes masas hagan de las obras completas de Platón, y del Quijote y demás ensayos cervantinos, sus libros de cabecera, dentro de los treinta milenios siguientes, comenzaremos a gestar la gran humanidad a que está destinado el planeta tierra. El tercer autor que incluiría, si tuviera que elegir, únicamente, a tres, que al igual que los dos anteriores plasmó obras que hablan con claridad a la inteligencia humana, es Allan Kardec y El libro de los Espíritus -y el resto de la codificación kardeciana-. Es cierto que con esa elección sentiría dejar por fuera a Homero, artífice de la edad de oro griega; a Pitágoras, cuyos versos de oro siguen siendo fuente esencial; a Cicerón y Séneca, dos de las mentes más brillantes e inspiradoras de Roma; a Plutarco, quién en mayor grado ha contribuido en la formación de los grandes líderes del mundo, a partir del siglo II de nuestra era; y a incontables otros. Pero, quién dijo de que haya de privarse de leer alguno de los clásicos geniales que son la esencia de la sabiduría universal?
Es preciso realizar lecturas amplias y variadas para formarse una visión integral de la realidad. Cada quien tiene libre albedrío, y buen gusto, y debe elegir por sí mismo las obras que habrán de cultivar su Espíritu, según sus preferencias. La práctica y la propia exigencia irán perfeccionando la capacidad de elección.
Esos tres autores: Platón, Cervantes y Kardec, se complementan de manera admirable.  Pero, el discípulo de Don Quijote querrá conocer todo lo que el ingenio humano ha producido para el cultivo del Espíritu. En Hispanoamérica, en el siglo XIX, hubo un hombre de quien se dijo que lo conocía todo: Andrés Bello: el primer humanista de corte clásico, en el Nuevo Mundo, gestado entre Venezuela, Inglaterra y Chile.  
El quijotismo es uno de los movimientos más trascendentales y tiene cabida para todos los que quieran ayudar a arreglar el mundo, empezando por arreglarse a sí mismos. Si cada se mejora, en poco tiempo tendremos el mundo anhelado. Desarrollar la pasión quijotesca por el estudio aporta ventajas cuantiosas.
La presencia del ventero, que le da la bienvenida a Don Quijote en la posada, que, al verle, tiene la prudencia de controlar el ataque de risa que estuvo muy cerca de tener, equilibró la situación. El dueño de la venta fue capaz de ver, detrás de la apariencia del caballero, que había algo más de fondo de lo que se observaba, y le trató con gentileza. Cervantes retrata al dueño de la venta, diciendo que es “entrado en peso, pero de talante pacífico”. Deja en claro la viveza del comerciante, que denota la agudeza cervantina al describir la idiosincrasia de todas las clases sociales de su época y regiones de España, y otras partes del mundo. 
Esa es la razón por la que el ventero le  dice a Don Quijote: -“Si vuestra merced, señor caballero, solicita ser alojado en esta venta, aparte del lecho, que no hay ninguno disponible, encontrará en todo de que satisfacerse en abundancia”.
Aquí, Don Quijote le responde: -Para mí, señor castellano, cualquier cosa me es suficiente, porque “mis arreos son las armas, mi descanso el combatir”.
Evidentemente, cuando Don Quijote dice que “cualquier cosa le es suficiente”, denota su capacidad de aceptación y de adaptación a las circunstancias. Una virtud de los Espíritus elevados. Es a la vez, la cualidad esencial del propio Cervantes, que afrontó grandes adversidades, superándolas, siempre, con ánimo contento y con gratitud en su Espíritu.
Cervantes era un hombre tenaz, de voluntad inquebrantable, y de visión clara, además, dotado de una gran bondad y vocación de servicio, como se denota en todos sus actos, y así lo plasma en sus personajes. Asombra el optimismo supremo de Cervantes, y todas sus obras están imbuidas de ese hermoso sentimiento que transmuta toda circunstancia adversa en una oportunidad de crecimiento integral. Ya lo vimos, antes, como todo lo sublimiza, viendo más allá de las apariencias. No como las cosas parecen ser, o son, sino como deben ser. Tiene una sintonía mental correcta, y por tal motivo activa la ley de atracción en polaridad positiva. La mentalidad positiva de Don Quijote, es su mejor armadura, y  escudo, que le protege del entorno, en ambas dimensiones.
Luego, Don Quijote dice que “sus arreos son las armas y su descanso el combatir”.
Cuáles son las armas de Don Quijote?
Evidentemente, son numerosas:
1)       Pensamiento positivo y creador de nuevas realidades a través de sus aventuras de caballero andante.
2)       Espíritu de justicia expresado en niveles muy elevados, que denotas sus estados de conciencia iluminada.
3)       Bondad sin límites, y además, capacidad para reconocerla en el género humano, como lo denota su mensaje final, en el que concluye, que después de todo, el ser humano es BUENO. Esa percepción de la bondad humana, en Cervantes, y en su personaje, Don Quijote, que adquirió vida propia y suplantó al mismo autor, es genial.
4)       Fortaleza de ánimo, cuando en edad madura Don Quijote emprende una acción heroica emulando a los más excelsos personajes de la Orden de Caballería, haciendo suyo su ideal de cultivo de las grandes virtudes.
5)       Serenidad. Voluntad y vocación de servicio.
6)       Templanza: Que le permite tener un perfecto equilibrio en todo, pese a la trascendencia de su fervor. Autodominio, moderación, austeridad y tolerancia.
7)       Sentimiento de belleza en todo, sublimizando todo lo que veía, a semejanza de la Divinidad interior que mora en toda expresión de vida.
8)       Espíritu de grandeza, ya que transforma todo en la magnificencia que cada situación puede alcanzar.
9)       Un profundo amor por la humanidad, fuerza suprema del universo, que le mueve a la acción fecunda, capaz de “redimir” al género humano, o por lo menos, de señalar los caminos por cuyo recorrido, cada quien, pueda hacerlo. Por cuanto, la auto-redención, es un trabajo personal e inherente a cada persona. Pero, al representarse cada lector las cualidades quijotescas en sí mismo, desplazan a las susceptibles de ser sustituidas, y a partir de ahí se verifica la redención humana. Es el mismo proceso que utiliza la homeopatía para efectuar la curación suave y permanente, sin efectos secundarios. Similia similibus curentur, es su axioma, el cual significa:  “Lo semejante debe ser curado por lo semejante”. Las virtudes idealizadas de Don Quijote, al representárselas cada persona en su imaginación,  recreándose con las aventuras del caballero andante, se implantan en la mente, y en el Espíritu de cada quien, y a partir de ahí, todo fluye quijotescamente, es decir, en forma virtuosa, en armonía con todos y con el Todo.
10)    Visión: Es la visión cervantina la que ha determinado que el Quijote sea una obra inmortal, para todos los tiempos, capaz de alimentar el ideal y la visión de los grandes líderes de la humanidad, que en la lectura cuotidiana del Quijote, encuentran el alimento que precisan sus Espíritus. Es la visión de la amplia y profunda cultura clásica de Cervantes, que se alimentó de los mejores autores de todos los tiempos. Luego, las vivencias de Cervantes, que le permitió conocer a fondo el Espíritu humano, y de cómo éste puede transmutar toda situación adversa en ventajosa, si no abandona a mitad de camino, en ninguna de sus empresas.
11)    Es la confianza, la fe y la credibilidad que tiene Don Quijote en el ser humano, visto más allá de esas apariencias a las cuales hacíamos referencia. Esa fe, esa bondad, ese amor, transforma a los seres humanos corrompidos, que han descendido hasta lo más profundo del barranco de la vida, y le tiende la mano. Y esos seres abandonados, aparentemente, de la vida, alentados por un acto de amor, al haber alguien que crea en ellos, enciende el fuego de la redención humana, y cada quien va encontrando la Divinidad interior, que se anida en todo ser, en los cuatro reinos naturales.
12)    Honradez a toda prueba y en todas las situaciones, de Don Quijote. Es un hombre sincero, leal, con un elevado sentido del honor y cumplidor de su palabra y tratos. Ese mismo carácter poseía en elevado grado Cervantes, y pese a los embates que afrontó en su vida, siempre salió airoso, con una reputación intachable. Afrontaba la realidad, asumía sus responsabilidades, respondía bien por sus compromisos. Daba, siempre, la cara con valentía y serena confianza en sí mismo.
He aquí la clave cervantina: Cuando Don Quijote dice: MI DESCANSO ES EL COMBATIR.  Qué clase de combate es el que va a entablar Don Quijote, a partir de su primera salida?
Ciertamente, en los propósitos iniciales que se forjó, está plasmado ese objetivo. Es decir, Don Quijote se proponía educar al ser humano y arreglar el mundo. Cervantes dice: “Numerosos eran los agravios que pensaba reivindicar, los tuertos que enderezar, las injusticias que quitar, los abusos que corregir y las deudas que satisfacer”.
Don Quijote, al igual que Cervantes, estaba convencido que para arreglar el mundo, es preciso, antes, educar al ser humano. Al funcionar cada ser en armonía con las leyes naturales, por efecto de resonancia magnética, se armoniza el mundo.
La pedagogía del futuro se inspirará cada vez en mayor grado en los ideales cervantinos, o quijotescos, en los valores universales, en el estudio de todas las ciencias, de todas las artes, de todas las filosofías y en la práctica de todas las virtudes.
Por alguna razón los ideales de la Orden de la Caballería, y los de “Los Hijos de la Luz”, a través de las edades, han sido, son y seguirán siendo los mismos.
Las armas de Don Quijote son las virtudes, el conocimiento trascendente que alcanzó después de haber leído todos los libros que encontrara sobre los temas de su interés. Como lo dijo la sobrina de Don Quijote, en algún momento, ese hombre era capaz de hablar sobre todos los temas, no le era desconocido nada. Se expresaba con prudencia, y en todo, su sabiduría iluminaba a quienes le escuchaban.
Pero, su sabiduría profunda derivaba de la trascendencia de su juicio objetivo, por medio de la intuición, de la inspiración, de la meditación la reflexión y del sosiego, palabra ésta que Cervantes usa una y otra vez. Recordemos que solamente una mente sosegada es capaz de activar todos los poderes de la mente humana.
Sosegadamente hizo su recorrido por la vida Don Quijote, y ese estado sereno de su Espíritu es la mayor demostración del poder quijotesco.
Paralelamente, Don Quijote se ocupaba de que su rocín fuese atendido tal como él se lo imaginaba: el mejor caballo del mundo. Aún en su rocín era capaz de observar la DIVINIDAD. Su mente estaba centrada en la excelencia de lo ideal. Era un pensador creativo.
En los tiempos actuales, numerosas empresas se habrían disputado a Don Quijote para tenerlo en su departamento de innovaciones de nuevos bienes y servicios. Los gobiernos de todos los países lo habrían colocado como Ministro de Educación.
Pero, en todo tiempo, Don Quijote sería el Presidente de Gobierno de cada país, el Legislador, el Ministro de Justicia, el Pedagogo, y también, un gran artista, poeta, escritor, padre de familia ejemplar, Presidente de su club, o Logia, Alcalde, o Maestro de escuela. Y en todas esas funciones alcanzaría la excelencia.
Pero, Don Quijote se multiplica en cada uno de sus lectores, a quien inspira para que aspiren a los más elevados cargos que la sociedad permite alcanzar, para servir con efectividad a la sociedad.
En cada una de esas funciones, se puede mejorar todas esas cosas que él, -o ella-, piensa que Don Quijote sí solucionaría.
Don Quijote es cada uno de los que emulan el ideal quijotesco, aspirando de arreglar el mundo, con vocación de servicio, con amor a la humanidad, para hacer de la vida en el planeta tierra un oasis de felicidad, de autorrealización, y bienestar.
Es preciso realizar la obra que el Creador Universal quiere que hagamos. Don Quijote es un mensajero de Dios, como lo fue Mahoma. La obra cervantina está impregnada del mensaje Sufí. En Don Quijote se respira una de las más elevadas espiritualidades del planeta, de corte sufí.
La obra de mayor inspiración del ingenio humano, en España, tiene por autor imaginario, antepuesto por su verdadero creador, a Cide Hamete Benengeli: un árabe. Qué mensaje quiso transmitir Cervantes a la posteridad, con este hecho? Es un mensaje de reconciliación.
La capacidad de reconciliación de Don Quijote es de elevado grado. Enseguida lo hace con las dos mozas, y éstas le ayudan a quitarse parte de la armadura, a darle de comer, entre otras cosas. Es decir, es capaz de granjearse la cooperación ajena, de armonizar con quienquiera que sea, como un igual, de tú a ti, ni más ni menos, integrándose perfectamente. Pero, es también la capacidad de rectificación del ser humano, de automejoramiento y de enmienda. Vemos como aquellas dos mozas comienzan a tener una actitud cooperante con Don quijote, a brindarle su ayuda, con excelente dedicación. Es la visión quijotesca del servicio.
Cervantes pone estos versos en boca de Don Quijote, mientras las dos mozas le atienden:

-“Jamás hubo caballero
de damas tan bien servido,
como lo fuera Don Quijote,
cuando salió del patrio suelo;
doncellas cuidaban dél;
princesas, de su rocín”,

La vocación de servicio de Don Quijote está muy clara, cuando le dice a las mozas: -“Tiempo vendrá, por otra parte, en el que vuestras señorías me manden y yo obedezca. Será, entonces, que el valor de mi carácter, y la destreza de mi brazo, os prueben el deseo que tengo de serviros”.
Don Quijote destaca la importancia de la buena comida, cuando dice: -“… el trabajo y el peso de las armas no se puede sostener cuando el vientre no está bien gobernado”.
Otra de las virtudes quijotescas, es la paciencia.
Esta salida, de Don Quijote, en su primera jornada, culmina con un pensamiento: La de armarse caballero, mediante la iniciación de rigor. Quería ajustar todos sus pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y actos, a las normas, usos y costumbres de la Orden de Caballería.
Como caballero andante, cultivaría las artes liberales. De esta manera, conocería los instrumentos, cómo usarlos y realizar la obra; percibiría, intuitivamente, el plan invisible que rige lo visible, y la percepción de la conciencia, como asiento de la DIVINIDAD, en la que fluyen los sentimientos de los valores universales, bajo cuya égida realizar cada unos de los actos quijotescos. Es que, sin saberlo, Don Quijote, estaba dando nacimiento a una nueva Orden de Caballería: La de los Quijotes.
El sello distintivo de los Quijotes, es la trascendencia de la conciencia objetiva, para alcanzar la cósmica. Se alcanza ese profundo estado perceptivo, descentrando la atención del propio ego, para conectarse con la Divinidad interior, y a partir de ésta, con la Universal. Se precisan dos virtudes esenciales: La humildad y la dignidad. Cervantes hace gala de ambas, aparte de muchas otras. Tanta es su magnificencia que quiso pasar inadvertido detrás de su personaje más destacado. A través de Don Quijote se conecta con lo universal, y transmite un mensaje atemporal: para todos los tiempos. Pero, cuántas más personas han sabido reconocer el genio cervantino  en Sancho Panza, y en el caballero del Verde Gabán, y, entre tantos otros, por su versatilidad. Personajes todos, que van emergiendo a medida que las circunstancias lo van precisando, como coadyuvantes de la misión de vida de Cervantes.  
Cuando cada humano alcance el nivel de conciencia de Don Quijote, tendremos una humanidad armónica, justa y perfecta. Quién lo duda?
Adelante.

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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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viernes, 24 de agosto de 2012

ENSEÑANZAS DE DON QUIJOTE, Comentario exegético 2


ENSEÑANZAS DE DON QUIJOTE –II-
COMENTARIO EXEGÉTICO Nº 2, SOBRE LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE.

Por ©Giuseppe Isgró C.


Evidentemente, el lenguaje de Don Quijote y el de las dos mozas de vida “fácil”, es bien diferente. El idealismo, la cortesía, el don de gente, y demás características personales que les son inherentes al primero y a las segundas, se diferencian enormemente. El carácter alborotado de las mozas, frente a la ejemplaridad del caballero, genera, en aquellas, risas.
Es una manera emblemática de reír que simboliza a una gran parte de la humanidad, a lo largo de la historia, cuando enfrenta dos niveles diferentes de conciencias. Casi podría aseverarse que se trata de dos estados: la infancia y la madurez; la exaltación y la mesura, el buen sentido o la necesidad de potenciarlo. Ambas son dos etapas esenciales de la vida y cada cual cumple su respectivo rol, en la eterna polarización taoísta.  
En las dos mozas, Cervantes representa la dignidad prostituida del ser humano, y de como a nivel masivo, mucha gente que se encuentra alejada de los valores del Espíritu, precisa su cultivo en elevado grado. Al observarlos en sus cultores, esas personas que requieren cambiar, reaccionan mediante una risa que es mejor dejar sin calificación. Esto es debido a que, lo que queremos que cada quien se represente, en su Espíritu, es la sonrisa serena, apacible, casi imperceptible, del genio, de la persona madura, y practicante de la vida virtuosa en todas sus vertientes y variantes.
Sócrates y Don Quijote, presentan un notable paralelismo: El primero, personaje real, en el que Platón ejemplifica al Espíritu modelo de las virtudes integrales. Calificado por la Pitia, como el hombre más sabio de Grecia, por su Docta ignorancia. Es decir, era el griego que mayor conciencia tenía de lo que ignoraba; pero, por supuesto, no de todo lo que ignoraba. Quién podría saberlo? Sólo Dios tiene ese conocimiento en grado infinito; empero, siendo el ser humano una parte indivisa de Dios, lo posee en estado potencial, el cual, eternamente, irá descubriendo. Larga es la tarea en el camino señalado por Sócrates, pero la emoción, y el sentimiento de autorrealización, que acompañan a los humanos, en su recorrido, lo justifican.
El segundo personaje, Don Quijote, es de origen imaginario, pero ha llegado a ser tan real que durante siglos ha venido acompañando a la parte más noble de la humanidad, en todos sus niveles, en ese camino ejemplar iniciado por Sócrates, y por muchos otros, antes de él. Quien puede saber por cuanto milenios, aún, Don Quijote seguirá siendo el amigo fiel que hará compañía a los humanos en el eterno camino del retorno? También Don Quijote seguirá progresando, pero siendo un ser adelantado a su tiempo, en cada etapa irá por delante, señalando los nuevos caminos del ingenio humano, que la humanidad habrá de seguir, con paso seguro. Esto se debe a que los valores universales son eternos e inmutables, y siendo siempre iguales, lo que cambia no son los valores ni el personaje, en este caso Don Quijote, que los representa. Lo que va cambiando es el estado de conciencia de la persona, que al ir ascendiendo a mejores niveles de comprensión, los mismos valores los va contemplando desde una perspectiva más elevada. No es Don Quijote el que ha variado, pues sigue siendo el mismo libro en el que Cervantes narra las hazañas heroicas del caballero andante y de su escudero. Es la humanidad quien lo ha hecho, y seguirá haciéndolo, percibiendo las cosas tal como son. Dado que el lector de Don Quijote, por su lectura establece sintonía mental con la ecología espiritual, en ambas dimensiones, con aquellos seres que representan los estados de conciencia idealizados por Cervantes en su magna obra, por vía intuitiva, o inspirativa, va percibiendo nuevos niveles de realidad.
Empero, siendo Sócrates un ser real, cuánto de imaginario no hay en él, con cuyo carácter sublimizado le adornara el genio incomparable de Platón? Al referirnos al elemento imaginario lo hacemos en relación a la percepción intuitiva, e inspirativa, que es la visión del Espíritu. Es la inefable capacidad de ver más allá de las apariencias. Es que Platón vio en Sócrates mucho más de lo que vieron sus contemporáneos. Observó ese carácter atemporal, esa elevación espiritual imbuida de los valores universales que sólo unos pocos han sido capaces de percibirlos en ese mismo nivel, y entre ellos, además de Platón, y Cervantes, se encuentran Homero, Confucio, Lao Tse, Sidharta Gautama, Mahoma, Allan Kardec, y unos pocos más. Esa es la razón de que Platón permanezca tan inagotable como el autor del Quijote, en el tiempo.
Cervantes, espíritu afín al de Platón, y, ambos, compañeros de la misma senda, plasma en Don Quijote la grandeza idealizada del Espíritu humano. Es la visión trascendental de Cervantes, percepción intuitiva, o inspirativa, además del conocimiento propio por el cultivo del arte. Adorna a su personaje con virtudes que puedan emular, fácilmente, un sinnúmero de personas en incontables milenios. Y al ser un ente excepcional, al divertir a sus lectores con sus quijotadas, abre sus mentes a las más sublimes enseñanzas, afirmando los valores, y virtudes inherentes, en su Espíritu. A partir de ese momento, ya el lector, o la lectora, comienzan a experimentar la trascendencia de Don Quijote, en sí mismos, cual le pasara a Sancho Panza. Y al volver a la vida diaria, ya todo no será lo mismo, -ni él será el mismo-. Se ha enriquecido con incontables virtudes; las mismas que observadas en Don Quijote, y reconocidas en sí, comienza a poner en práctica, y la vida de cada quien, empieza a ser vivida en forma tan sosegada, y creativa, como lo hacía el caballero andante.
Sin duda alguna, ambos, Sócrates y Don Quijote, experimentaron la incomprensión ajena. Empero, constituyen perennes paradigmas cuyas virtudes habrán de emular los humanos por los tiempos de los tiempos.
Tanto Platón como Cervantes, son dos de los pensadores cuyas obras son fuentes de sabiduría inagotables, por haber ejemplificado los valores universales de manera que todos puedan emular, con facilidad.
Cuando las grandes masas hagan de las obras completas de Platón, y del Quijote y demás ensayos cervantinos, sus libros de cabecera, dentro de los treinta milenios siguientes, comenzaremos a gestar la gran humanidad a que está destinado el planeta tierra. El tercer autor que incluiría, si tuviera que elegir, únicamente, a tres, que al igual que los dos anteriores plasmó obras que hablan con claridad a la inteligencia humana, es Allan Kardec y El libro de los Espíritus -y el resto de la codificación kardeciana-. Es cierto que con esa elección sentiría dejar por fuera a Homero, artífice de la edad de oro griega; a Pitágoras, cuyos versos de oro siguen siendo fuente esencial; a Cicerón y Séneca, dos de las mentes más brillantes e inspiradoras de Roma; a Plutarco, quién en mayor grado ha contribuido en la formación de los grandes líderes del mundo, a partir del siglo II de nuestra era; y a incontables otros. Pero, quién dijo de que haya de privarse de leer alguno de los clásicos geniales que son la esencia de la sabiduría universal?
Es preciso realizar lecturas amplias y variadas para formarse una visión integral de la realidad. Cada quien tiene libre albedrío, y buen gusto, y debe elegir por sí mismo las obras que habrán de cultivar su Espíritu, según sus preferencias. La práctica y la propia exigencia irán perfeccionando la capacidad de elección.
Esos tres autores: Platón, Cervantes y Kardec, se complementan de manera admirable.  Pero, el discípulo de Don Quijote querrá conocer todo lo que el ingenio humano ha producido para el cultivo del Espíritu. En Hispanoamérica, en el siglo XIX, hubo un hombre de quien se dijo que lo conocía todo: Andrés Bello: el primer humanista de corte clásico, en el Nuevo Mundo, gestado entre Venezuela, Inglaterra y Chile.  
El quijotismo es uno de los movimientos más trascendentales y tiene cabida para todos los que quieran ayudar a arreglar el mundo, empezando por arreglarse a sí mismos. Si cada se mejora, en poco tiempo tendremos el mundo anhelado. Desarrollar la pasión quijotesca por el estudio aporta ventajas cuantiosas.
La presencia del ventero, que le da la bienvenida a Don Quijote en la posada, que, al verle, tiene la prudencia de controlar el ataque de risa que estuvo muy cerca de tener, equilibró la situación. El dueño de la venta fue capaz de ver, detrás de la apariencia del caballero, que había algo más de fondo de lo que se observaba, y le trató con gentileza. Cervantes retrata al dueño de la venta, diciendo que es “entrado en peso, pero de talante pacífico”. Deja en claro la viveza del comerciante, que denota la agudeza cervantina al describir la idiosincrasia de todas las clases sociales de su época y regiones de España, y otras partes del mundo. 
Esa es la razón por la que el ventero le  dice a Don Quijote: -“Si vuestra merced, señor caballero, solicita ser alojado en esta venta, aparte del lecho, que no hay ninguno disponible, encontrará en todo de que satisfacerse en abundancia”.
Aquí, Don Quijote le responde: -Para mí, señor castellano, cualquier cosa me es suficiente, porque “mis arreos son las armas, mi descanso el combatir”.
Evidentemente, cuando Don Quijote dice que “cualquier cosa le es suficiente”, denota su capacidad de aceptación y de adaptación a las circunstancias. Una virtud de los Espíritus elevados. Es a la vez, la cualidad esencial del propio Cervantes, que afrontó grandes adversidades, superándolas, siempre, con ánimo contento y con gratitud en su Espíritu.
Cervantes era un hombre tenaz, de voluntad inquebrantable, y de visión clara, además, dotado de una gran bondad y vocación de servicio, como se denota en todos sus actos, y así lo plasma en sus personajes. Asombra el optimismo supremo de Cervantes, y todas sus obras están imbuidas de ese hermoso sentimiento que transmuta toda circunstancia adversa en una oportunidad de crecimiento integral. Ya lo vimos, antes, como todo lo sublimiza, viendo más allá de las apariencias. No como las cosas parecen ser, o son, sino como deben ser. Tiene una sintonía mental correcta, y por tal motivo activa la ley de atracción en polaridad positiva. La mentalidad positiva de Don Quijote, es su mejor armadura, y  escudo, que le protege del entorno, en ambas dimensiones.
Luego, Don Quijote dice que “sus arreos son las armas y su descanso el combatir”.
Cuáles son las armas de Don Quijote?
Evidentemente, son numerosas:
1)       Pensamiento positivo y creador de nuevas realidades a través de sus aventuras de caballero andante.
2)       Espíritu de justicia expresado en niveles muy elevados, que denotas sus estados de conciencia iluminada.
3)       Bondad sin límites, y además, capacidad para reconocerla en el género humano, como lo denota su mensaje final, en el que concluye, que después de todo, el ser humano es BUENO. Esa percepción de la bondad humana, en Cervantes, y en su personaje, Don Quijote, que adquirió vida propia y suplantó al mismo autor, es genial.
4)       Fortaleza de ánimo, cuando en edad madura Don Quijote emprende una acción heroica emulando a los más excelsos personajes de la Orden de Caballería, haciendo suyo su ideal de cultivo de las grandes virtudes.
5)       Serenidad. Voluntad y vocación de servicio.
6)       Templanza: Que le permite tener un perfecto equilibrio en todo, pese a la trascendencia de su fervor. Autodominio, moderación, austeridad y tolerancia.
7)       Sentimiento de belleza en todo, sublimizando todo lo que veía, a semejanza de la Divinidad interior que mora en toda expresión de vida.
8)       Espíritu de grandeza, ya que transforma todo en la magnificencia que cada situación puede alcanzar.
9)       Un profundo amor por la humanidad, fuerza suprema del universo, que le mueve a la acción fecunda, capaz de “redimir” al género humano, o por lo menos, de señalar los caminos por cuyo recorrido, cada quien, pueda hacerlo. Por cuanto, la auto-redención, es un trabajo personal e inherente a cada persona. Pero, al representarse cada lector las cualidades quijotescas en sí mismo, desplazan a las susceptibles de ser sustituidas, y a partir de ahí se verifica la redención humana. Es el mismo proceso que utiliza la homeopatía para efectuar la curación suave y permanente, sin efectos secundarios. Similia similibus curentur, es su axioma, el cual significa:  “Lo semejante debe ser curado por lo semejante”. Las virtudes idealizadas de Don Quijote, al representárselas cada persona en su imaginación,  recreándose con las aventuras del caballero andante, se implantan en la mente, y en el Espíritu de cada quien, y a partir de ahí, todo fluye quijotescamente, es decir, en forma virtuosa, en armonía con todos y con el Todo.
10)    Visión: Es la visión cervantina la que ha determinado que el Quijote sea una obra inmortal, para todos los tiempos, capaz de alimentar el ideal y la visión de los grandes líderes de la humanidad, que en la lectura cuotidiana del Quijote, encuentran el alimento que precisan sus Espíritus. Es la visión de la amplia y profunda cultura clásica de Cervantes, que se alimentó de los mejores autores de todos los tiempos. Luego, las vivencias de Cervantes, que le permitió conocer a fondo el Espíritu humano, y de cómo éste puede transmutar toda situación adversa en ventajosa, si no abandona a mitad de camino, en ninguna de sus empresas.
11)    Es la confianza, la fe y la credibilidad que tiene Don Quijote en el ser humano, visto más allá de esas apariencias a las cuales hacíamos referencia. Esa fe, esa bondad, ese amor, transforma a los seres humanos corrompidos, que han descendido hasta lo más profundo del barranco de la vida, y le tiende la mano. Y esos seres abandonados, aparentemente, de la vida, alentados por un acto de amor, al haber alguien que crea en ellos, enciende el fuego de la redención humana, y cada quien va encontrando la Divinidad interior, que se anida en todo ser, en los cuatro reinos naturales.
12)    Honradez a toda prueba y en todas las situaciones, de Don Quijote. Es un hombre sincero, leal, con un elevado sentido del honor y cumplidor de su palabra y tratos. Ese mismo carácter poseía en elevado grado Cervantes, y pese a los embates que afrontó en su vida, siempre salió airoso, con una reputación intachable. Afrontaba la realidad, asumía sus responsabilidades, respondía bien por sus compromisos. Daba, siempre, la cara con valentía y serena confianza en sí mismo.
He aquí la clave cervantina: Cuando Don Quijote dice: MI DESCANSO ES EL COMBATIR.  Qué clase de combate es el que va a entablar Don Quijote, a partir de su primera salida?
Ciertamente, en los propósitos iniciales que se forjó, está plasmado ese objetivo. Es decir, Don Quijote se proponía educar al ser humano y arreglar el mundo. Cervantes dice: “Numerosos eran los agravios que pensaba reivindicar, los tuertos que enderezar, las injusticias que quitar, los abusos que corregir y las deudas que satisfacer”.
Don Quijote, al igual que Cervantes, estaba convencido que para arreglar el mundo, es preciso, antes, educar al ser humano. Al funcionar cada ser en armonía con las leyes naturales, por efecto de resonancia magnética, se armoniza el mundo.
La pedagogía del futuro se inspirará cada vez en mayor grado en los ideales cervantinos, o quijotescos, en los valores universales, en el estudio de todas las ciencias, de todas las artes, de todas las filosofías y en la práctica de todas las virtudes.
Por alguna razón los ideales de la Orden de la Caballería, y los de “Los Hijos de la Luz”, a través de las edades, han sido, son y seguirán siendo los mismos.
Las armas de Don Quijote son las virtudes, el conocimiento trascendente que alcanzó después de haber leído todos los libros que encontrara sobre los temas de su interés. Como lo dijo la sobrina de Don Quijote, en algún momento, ese hombre era capaz de hablar sobre todos los temas, no le era desconocido nada. Se expresaba con prudencia, y en todo, su sabiduría iluminaba a quienes le escuchaban.
Pero, su sabiduría profunda derivaba de la trascendencia de su juicio objetivo, por medio de la intuición, de la inspiración, de la meditación la reflexión y del sosiego, palabra ésta que Cervantes usa una y otra vez. Recordemos que solamente una mente sosegada es capaz de activar todos los poderes de la mente humana.
Sosegadamente hizo su recorrido por la vida Don Quijote, y ese estado sereno de su Espíritu es la mayor demostración del poder quijotesco.
Paralelamente, Don Quijote se ocupaba de que su rocín fuese atendido tal como él se lo imaginaba: el mejor caballo del mundo. Aún en su rocín era capaz de observar la DIVINIDAD. Su mente estaba centrada en la excelencia de lo ideal. Era un pensador creativo.
En los tiempos actuales, numerosas empresas se habrían disputado a Don Quijote para tenerlo en su departamento de innovaciones de nuevos bienes y servicios. Los gobiernos de todos los países lo habrían colocado como Ministro de Educación.
Pero, en todo tiempo, Don Quijote sería el Presidente de Gobierno de cada país, el Legislador, el Ministro de Justicia, el Pedagogo, y también, un gran artista, poeta, escritor, padre de familia ejemplar, Presidente de su club, o Logia, Alcalde, o Maestro de escuela. Y en todas esas funciones alcanzaría la excelencia.
Pero, Don Quijote se multiplica en cada uno de sus lectores, a quien inspira para que aspiren a los más elevados cargos que la sociedad permite alcanzar, para servir con efectividad a la sociedad.
En cada una de esas funciones, se puede mejorar todas esas cosas que él, -o ella-, piensa que Don Quijote sí solucionaría.
Don Quijote es cada uno de los que emulan el ideal quijotesco, aspirando de arreglar el mundo, con vocación de servicio, con amor a la humanidad, para hacer de la vida en el planeta tierra un oasis de felicidad, de autorrealización, y bienestar.
Es preciso realizar la obra que el Creador Universal quiere que hagamos. Don Quijote es un mensajero de Dios, como lo fue Mahoma. La obra cervantina está impregnada del mensaje Sufí. En Don Quijote se respira una de las más elevadas espiritualidades del planeta, de corte sufí.
La obra de mayor inspiración del ingenio humano, en España, tiene por autor imaginario, antepuesto por su verdadero creador, a Cide Hamete Benengeli: un árabe. Qué mensaje quiso transmitir Cervantes a la posteridad, con este hecho? Es un mensaje de reconciliación.
La capacidad de reconciliación de Don Quijote es de elevado grado. Enseguida lo hace con las dos mozas, y éstas le ayudan a quitarse parte de la armadura, a darle de comer, entre otras cosas. Es decir, es capaz de granjearse la cooperación ajena, de armonizar con quienquiera que sea, como un igual, de tú a ti, ni más ni menos, integrándose perfectamente. Pero, es también la capacidad de rectificación del ser humano, de automejoramiento y de enmienda. Vemos como aquellas dos mozas comienzan a tener una actitud cooperante con Don quijote, a brindarle su ayuda, con excelente dedicación. Es la visión quijotesca del servicio.
Cervantes pone estos versos en boca de Don Quijote, mientras las dos mozas le atienden:

-“Jamás hubo caballero
de damas tan bien servido,
como lo fuera Don Quijote,
cuando salió del patrio suelo;
doncellas cuidaban dél;
princesas, de su rocín”,

La vocación de servicio de Don Quijote está muy clara, cuando le dice a las mozas: -“Tiempo vendrá, por otra parte, en el que vuestras señorías me manden y yo obedezca. Será, entonces, que el valor de mi carácter, y la destreza de mi brazo, os prueben el deseo que tengo de serviros”.
Don Quijote destaca la importancia de la buena comida, cuando dice: -“… el trabajo y el peso de las armas no se puede sostener cuando el vientre no está bien gobernado”.
Otra de las virtudes quijotescas, es la paciencia.
Esta salida, de Don Quijote, en su primera jornada, culmina con un pensamiento: La de armarse caballero, mediante la iniciación de rigor. Quería ajustar todos sus pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y actos, a las normas, usos y costumbres de la Orden de Caballería.
Como caballero andante, cultivaría las artes liberales. De esta manera, conocería los instrumentos, cómo usarlos y realizar la obra; percibiría, intuitivamente, el plan invisible que rige lo visible, y la percepción de la conciencia, como asiento de la DIVINIDAD, en la que fluyen los sentimientos de los valores universales, bajo cuya égida realizar cada unos de los actos quijotescos. Es que, sin saberlo, Don Quijote, estaba dando nacimiento a una nueva Orden de Caballería: La de los Quijotes.
El sello distintivo de los Quijotes, es la trascendencia de la conciencia objetiva, para alcanzar la cósmica. Se alcanza ese profundo estado perceptivo, descentrando la atención del propio ego, para conectarse con la Divinidad interior, y a partir de ésta, con la Universal. Se precisan dos virtudes esenciales: La humildad y la dignidad. Cervantes hace gala de ambas, aparte de muchas otras. Tanta es su magnificencia que quiso pasar inadvertido detrás de su personaje más destacado. A través de Don Quijote se conecta con lo universal, y transmite un mensaje atemporal: para todos los tiempos. Pero, cuántas más personas han sabido reconocer el genio cervantino  en Sancho Panza, y en el caballero del Verde Gabán, y, entre tantos otros, por su versatilidad. Personajes todos, que van emergiendo a medida que las circunstancias lo van precisando, como coadyuvantes de la misión de vida de Cervantes.  
Cuando cada humano alcance el nivel de conciencia de Don Quijote, tendremos una humanidad armónica, justa y perfecta. Quién lo duda?
Adelante.

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