miércoles, 1 de mayo de 2013

EJERCITAR LA VOLUNTAD DE TRABAJO



EJERCITAR LA VOLUNTAD
DE TRABAJO

©Giuseppe Isgró C.
Del libro: Cómo potenciar el autodominio

-“…Combinar la fuerza de voluntad con una continuidad invariable”.
Aldous Husley
-“Una voluntad enérgica e invariable se convierte … en un poder tremendo, casi en una fuerza hipnótica”-.
Bryce
-“La voluntad decidida de trabajo es la que suele vencer y dominar todo obstáculo”.-
Polieno
-“The will in a state of divine tranquility comprehends the wherein the will is tranquil that has the faculty of such a comprehension”-.
Jacob Boehme
-Levantarse temprano, tan pronto se despierta,  activa la voluntad, estimula la lucidez mental y potencia la capacidad de acción efectiva-.
Giuseppe Isgró Cattafi

-Reconozcamos en nosotros, y en todas las manifestaciones de la vida, en la naturaleza, la voluntad
 del Ser Universal como directriz-.
Giuseppe Isgró C.


La voluntad es la facultad del espíritu que permite, al ser humano, ejecutar las decisiones que adopta y alcanzar los resultados apetecidos. Es la capacidad de querer y el poder de determinarse, conscientemente, tanto para realizar actos que permitan lograr objetivos previamente definidos como para retroalimentar, positivamente, en sí, las tendencias contrarias.
Georg Christiph Lichtemberg, expresó, en uno de sus aforismos:  -“Todo acto volitivo individual contiene germen de la voluntad general, divina”-.
El trabajo, -de cualquier índole-, es la actividad que, aplicada en cantidad y cualidad suficientes, es capaz de producir una obra, un bien, servicio o resultado determinado en todos los niveles, en los tres reinos naturales.
Se requiere visión para precisar la obra que debe ser realizada; voluntad para empezarla y persistencia tenaz durante su ejecución hasta concluirla con éxito.
En 1927, el psicólogo B. Zeigarnick observó que ciertas personas poseen una compulsión suficiente, -fuerza interior- que le permite terminar una tarea o alcanzar un resultado, devengando gran satisfacción personal.
El primer acto del ser humano, en cada etapa de su extensa carrera de logros, es el de elegir. Se requiere hacerlo sobre la base de la propia realidad objetiva. Es preciso vislumbrar el éxito en toda situación, por poco fácil que parezca, para asegurar el resultado deseado, haciendo posible lo aparentemente imposible.
La clave primordial es la visión del entorno –el inmediato y el universal,- y el auto-conocimiento, en lo que se refiere a tus aptitudes o fortalezas y las carencias o puntos menos fuertes que te indican la dirección hacia la cual debes avanzar tanto para ayudar a otros, con tus servicios, lo cual, por tus aptitudes, tienes inclinaciones vocacionales que te ubican en un área determinada de actividades, en forma de elección profesional en la cual asumes tu misión en la vida forjándote metas a corto, mediano y largo plazo, que constituyen tu medio de autorrealización y le imprimen profundo y auténtico sentido a tu vida.
El Gran Arquitecto del Universo, dentro del esquema cósmico, ha instituido la fórmula del trabajo como único medio a través del cual es factible realizar la Gran Obra Universal, auto-expresarse, asumiendo una parte de la tarea colectiva que te permite auto-realizarte de acuerdo a un proceso de evolución constante en múltiples y alternos ciclos existenciales.
El mandato del Ser Universal, a sus hijos, -dijo el filósofo Joaquín Trincado,- ha sido, siempre: -“Id hijos míos y acrecentad la Creación y cuado seáis sabios volved a mí que siempre os espero”-. La meta es alcanzar la maestría universal.
El ser humano ha sido dotado de libre albedrío y de facultades, en estado latente, que debe desarrollar, en grado suficiente, para la gran tarea cósmica que le compete.
Cada quien tiene el derecho de elegir lo que quiere hacer, cuando, como, donde y con quien, mientras se mantenga en los márgenes de las leyes cósmicas.
Tú puedes tomar decisiones acertadas, establecer objetivos realistas y alcanzables que impliquen un reto; planear estratégica y tácticamente la mejor manera de alcanzarlos y en cuanto tiempo. Pero los logros que obtengas dependen de tu voluntad y prestancia para el trabajo, manteniéndote firme e inalterable en tus propósitos.
Una máxima antigua recuerda que cualquier camino, por largo que sea, comienza dando el primer paso y que “lo que se resuelve hacer, hay que realizarlo sin dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”.
Quien da su aporte a los logros de la humanidad, aún buscando su propio lucro en un trabajo individual, efectivo y honesto, adquiere el derecho de disfrutar –en el respectivo grado- los beneficios colectivos.
Elige cada día el trabajo al cual, por estricto orden de prioridad, centras la propia atención y esfuerzo, realizando una cosa a la vez, en concordancia con el antiguo principio de “divide y vencerás”.
Posees la voluntad como poder supremo para realizar cualesquiera objetivos que te antepongas como metas siempre y cuando lo ejecutes uno a la vez en su estricto orden prioritario.
Acompaña, cada acción, estableciendo la curva de resultados, es decir, determina, claramente, en cuanto tiempo es factible alcanzar los resultados apetecidos en el mejor y en el peor de los casos, con cuyo conocimiento optimizas adecuadamente la propia energía creativa.
Más allá de la remuneración que se perciba por el propio trabajo, se adquiere el derecho de disfrutar de los beneficios de la colectividad, del aprecio y la preferencia de los demás, por lo cual, aún sin retribución alguna, si a tales efectos se empeñó, la persona, hace el trabajo a la perfección, por cuanto en la labor bien hecha está implícito el pago correspondiente, el verdadero salario cósmico.
Prepárate diariamente. Conoce las herramientas de tu actividad, su uso y cómo se efectúa el trabajo a la perfección. Como decía Andrés Bello, -el primer humanista iberoamericano-, -“el estudio es tarea de todos los días”.
Tú posees más conocimiento del que utilizas. Usarlo más y mejor es un acto de tu voluntad que es preciso aplicar con autodisciplina.
Vence, con tu voluntad, la fuerza de inercia en cada nueva etapa. Ponte en movimiento tan pronto sea oportuno. Hacer las cosas, casi siempre, es más fácil que dejar de hacerlas.
Desarrolla la costumbre de concluir todo trabajo una vez empezado. Asumido el compromiso de una tarea, ésta debe ser terminada con éxito, a cualquier costo.
Fortalecer la voluntad y aplicar su poder en todas sus variadas formas y variantes, a nivel personal y en la realización del propio desempeño profesional, conlleva, implícito, uno de los más importantes beneficios al cumplir, con efectividad y máxima perfección posible, los objetivos forjados, además del inherente incremento de la autoridad moral y la capacidad de auto-expresión, cada vez en un mejor nivel.

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La Inteligencia Infinita del Universo se expresa por medio de cada ser, como canal de manifestación, para realizar la Gran Obra de acuerdo a la determinación de la propia voluntad y hacer tangible la abundancia universal en la proporción equivalente a la cuota de la obra asumida en correspondencia al propio sentido de responsabilidad social cumplido.
Trabaja, cada día, con dedicación y constancia, todo lo que puedas; la naturaleza de las cosas y la Inteligencia Infinita se harán cargo del resto.
-“Querer es poder”, -dice la sabiduría popular: -“más hace el que quiere que el que puede”. Por eso, quien cuando puede, oportunamente deja de querer, cuando quiere, con paciencia debe esperar, de nuevo, la ocasión de poder.
Repetirte que el trabajo es fácil, que puedes hacerlo y que lo haces bien, actuando al mismo tiempo, con empeño y plena capacidad, como si fuese de mayor envergadura, calibrando, objetivamente, su importancia, es buena táctica para canalizar con efectividad la voluntad de realización.
Sugestiónate, frente al espejo, mirándote en el entrecejo, diez o veinte veces, que realiza a la perfección el objetivo y verás como se acrecienta el poder de tu voluntad.
Haz las afirmaciones suavemente, sin gran esfuerzo, relajadamente. Al contemplarte en el espejo, en el entrecejo y efectuar las autosugestiones correspondientes al logro anhelado, vas adormeciendo el sentido de la vista y relajando, al mismo tiempo los demás sentidos objetivos, activándose al mismo tiempo los sentidos psíquicos y espirituales y tu mente psiconsciente, quien, al recibir la orden que le estás impartiendo mediante la autosugestión comienza en forma inmediata a cumplir la realización respectiva.
Es preciso repetir el proceso por lo menos durante diez hasta que tú te convenzas de que puedas hacerlo y que lo harás.
El poder realizador reside en la mente psiconsciente quien ejecuta creativamente la orden impartida objetivamente mediante la autosugestión. Posteriormente, es preciso dejarla encargada del desempeño sin interferencia alguna, actuando como si….el logro estuviese ya alcanzado, inclusive, dando gracias a la vida –o a quien tú quieras- porque ya todo está resuelto o realizado. El poder de la gratitud tiene un profundo efecto programador de la mente psiconsciente y permite que el poder de la voluntad actúe con naturalidad y con la mayor eficacia posible, por cuanto, la mente psiconsciente, tiene un piloto automático que se encarga de aplicar la voluntad suficiente hasta realizar el cómputo programado, a semejanza del mismo dispositivo con que están dotados los aviones u otros tipo de ordenadores –computadores- con la particularidad de que la mente humana es el mayor ordenador que existe en el universo en perfecta conexión con la Inteligencia Infinita.
El siguiente acto de la voluntad es encontrar la mejor manera de alcanzar los resultados en el tiempo previsto.
El mecanismo intuitivo y el psico-cinético de la mente psiconsciente, si se presta la debida cooperación, efectuando las visualizaciones acordes a los objetivos que se anhela realizar –manteniendo en la mente la imagen clara del resultado prioritario a la vez- facilitan la culminación exitosa del logro.
La perseverancia es el factor determinante de la voluntad para concluir toda realización con éxito. El secreto supremo consiste en negarse a abandonar cuando la tarea se pone poco fácil. Es preciso seguir adelante con confianza, con la creencia y la sunción del logro como si ya hubiese sido logrado; adoptando, además, la correspondiente actitud de desapego al respecto y conservando absoluto silencio sobre el logro que se anhela alcanzar para evitar la generación de fuerzas antagónicas aún de las personas más allegadas, salvo de las directamente involucradas con quienes se precisará efectuar las respectivas retroalimentaciones, cuando corresponda.
La fe –conocimiento del modus operandi y ley natural implícita, en cada caso, permiten creer en los resultados posibles y alcanzarlos. Esta fe es de la misma índole de aquella que permite mantener la confianza de que a la mañana siguiente volverá a salir el sol a la hora acostumbrada; empero, mientras tanto es preciso esperar sosegadamente, por cuanto el tiempo necesario debe transcurrir inevitablemente. Por eso se hace necesario practicar la espera sosegada y paciente hasta la hora oportuna en la cual la voluntad realiza el acto victorioso y con todo su poder intacto.
La esperanza crea y mantiene la expectativa favorable y se recibe lo mismo que se espera.
El amor, fuerza suprema del universo, permite obtener la perfección en la obra realizada. La diferencia que manifiesta el genio es un mayor grado de amor y dedicación creativa.
La motivación es la fuerza poderosa que cada necesidad genera en grado suficiente y equivalente que abre todo camino para resolver cualquier situación, oportunamente. El ser humano está dotado de un poder potencialmente infinito que se expresa como motivación y ésta es generada por la necesidad en cualquiera de sus variantes en la escala jerárquica. Es preciso recordar que sin necesidad no existe manifestación alguna de poder y que toda necesidad genera el poder equivalente que mueve a la voluntad a satisfacerla.
El deseo ardiente es una variante de la necesidad sublimada a un elevado grado de aspiración donde el resultado apetecido no es uno cualquiera sino un anhelo que permite desear la realización de un objetivo específico, como, por ejemplo, un coche o una casa determinada que satisfaga el propio nivel de exigencia. El deseo ardiente activa el motor de la voluntad en el grado suficiente que permite alcanzar el logro apetecido.
El entusiasmo potencia la voluntad en grado superlativo, volviendo a cada persona incansable y le lleva a recorrer el camino por muy largo o complejo que sea hasta alcanzar la respectiva meta, en cada etapa. Es el fuego divino que nace de la convicción de las bondades del propio proyecto o propósito. Las claves esenciales para su desarrollo efectivo consiste en:  
1)              Mantener una curiosidad insaciable que facilita una búsqueda constante de la perfección, de la innovación y de la creatividad.
2)              Despertar el interés que permite concentrar la propia atención en los elementos útiles al desarrollo de la propia obra.
3)              Desarrollar el conocimiento profundo de todos los elementos relativos al propio trabajo o realización de los objetivos personales, o empresariales, que transforman a la persona en una autoridad en la materia.
4)              La adquisición del conocimiento profundo sobre una determinada materia otorga la convicción de cual es el objetivo correcto y la mejor manera de realizarlo. Esta convicción se transmuta en ese entusiasmo que es el rasgo distintivo del genio capaz de sublimizar cualquier obra a la máxima excelencia y perfección.
La voluntad firme y decidida vence todos los obstáculos, de la misma manera que el agua, en un canal, al interponérsele un dique que interfiera en su curso, ella va acumulándose en ese lugar hasta sobrepasarlo y continuar, corriendo, libremente.
Por medio de la voluntad, suprema fuerza del universo, debe disciplinarse la imaginación y representarse en posesión del logro apetecido en su etapa culminante en forma satisfactoria.
La imaginación es la visión del espíritu, la cual explora todas las variantes posibles para alcanzar la realización del objetivo. Se piensa en imágenes y éstas tienen como facultad la de atraer los elementos coadyuvantes y repeler los contrarios a la obra por realizar.
La imaginación abre caminos donde se requieren, como cauces que la voluntad, libremente, sigue. Se representan, mediante la imaginación, escenas de situaciones ideales que se desean crear, cuando es la primera vez que se efectúa; empero, cuando los resultados son previamente conocidos, a este tipo de representación ideal se le denomina visualización.
Imaginar escenas ideales de logros o visualizarlas en sus etapas culminantes en forma satisfactorias constituye uno de los mecanismos más efectivos para canalizar la voluntad y llevar a cabo la realización de cualquier proyecto en cualquier magnitud o nivel.
La obra perfecta es el fruto de un trabajo asiduo y bien hecho. Goethe dedicó toda su vida para escribir Fausto, obra que concluyó a los ochenta años.
Alessandro Manzoni, perfeccionó durante muchos años su clásico Los Novios.
Virgilio, tardó nueve años en escribir su breve poema Las Bucólicas, pero ha perdurado hasta ahora.
Homero, -una de las mentes más profundas y sabias que han existido en el Planeta Tierra- cuyo verdadero nombre es Demodoco, con sus obras fundamentales La Iliada y La Odisea alcanzó, en las mismas, tal magnitud de perfección y amplitud de conocimientos que han sido compañeras constantes de los más importantes pensadores y de las mentes más brillantes desde el mismo siglo XII –a.n.e.-, en que viviera el sublime aeda inspirado. Dion de Prusa, estimaba que Homero era el verdadero maestro de Sócrates y decir de Sócrates implica también de Platón, -otra de las mentes más portentosas de todos los tiempos-, mientras que Alejandro Magno le consideraba maestro de líderes. Pero, además, Homero fue el inspirador de incontables generaciones de jóvenes griegos que emulando las virtudes heroicas descritas por él gestaron la edad de oro en los siglos V y IV antes de nuestra era. Goethe, quien estaba visiblemente impresionado por las obras de Homero, se consolaba pensando que representaban la labor de varios autores, por cuanto se resistía a pensar que un solo hombre pudiera plasmar esas prodigiosas joyas literarias, de tan profunda sabiduría. La vigencia del mensaje que contienen esas dos inmortales obras les constituyen en objeto de necesario y continuado estudio en relación a los valores universales, a la descripción de los caracteres que conforman la personalidad humana y el profundo conocimiento del mundo espiritual y su interrelación con la dimensión física de la vida.
Dostoiesky, solía decir: -“La verdadera felicidad consiste en un excesivo trabajo realizado con amor”. Luego agregaba: -“No pongas en duda que, si una poesía de Puchkin, sutil y elegante, aunque sea de escasos versos, parece escrita a vuela pluma, se debe, precisamente, a que él se ha pasado mucho tiempo corrigiéndola y puliéndola. Nada escrito sin la debida reflexión tiene densidad”-. Él tardó nueve años en terminar el libro “Humillados y Ofendidos”, el cual volvió a escribir, igual que la mayoría de sus obras, muchas veces, hasta quedar satisfecho.
Si se analiza la obra cervantina en su conjunto: el Quijote, las Novelas Ejemplares y los Entremeses, entre otras, se percata, enseguida, cada quien, de la inmensa voluntad creadora y realizadora de su autor. Cervantes se fue preparando a lo largo de toda su vida para la creación de su magna obra, la cual constituye una  fuente perdurable para el cultivo del espíritu. El profundo conocimiento de los valores universales que dichas obras contienen refleja la vida en su totalidad, imbuyéndose el lector del optimismo universal que Cervantes logró plasmar en sus páginas inmortales. Es el fruto de la voluntad poderosa e inflexible que tenazmente forja el eterno ideal en la realización de las obras acordes a las inquietudes de los tiempos, y para todos los tiempos.
Contemplar el monumento literario de Tolstoy, solo en una de sus voluminosas, y extraordinarias obras, La Guerra y la Paz, -la cual concluye con sus profundas concepciones históricas,- y pensar cuanto trabajo en concebirla y perfeccionarla, le costaría, genera admiración y estímulo.
Cuánto amor, pasión, trabajo, maestría y dedicación! Pero, son obras que perduran por la inmensa voluntad de trabajo que permitió auto-expresarse a sus autores más allá de los límites de una sola existencia humana.
El aprecio humano es la compensación que oportunamente llega; pero la tranquilidad interior, del deber cumplido, de la obra bien hecha, vale por todos los tesoros del mundo.
La auto-estima se potencia con cada logro alcanzado y estimula a forjarse más y mejores metas.
La autorrealización deja una sensación de bienestar que permite persistir en el camino de las grandes obras, donde el trabajo da sentido a la vida, siempre. –“Cada cosa es lo que por su naturaleza quiere ser”-, decía Arthur Schopenhauer.
En cada época, según el espíritu de los tiempos, el trabajo que es preciso realizar se canaliza a través de las voluntades mejores dispuestas, preparadas y prontas para la acción. Cuando llega el momento de actuar, la visión cósmica de la tarea y el estimulo motivador expresados en un impulso que pone en movimiento a la persona, más la fe en los resultados, son condiciones que caracterizan, cada día, la actividad que el propio afán lleva a cabo en concordancia con los planes cósmicos, gradual y certeramente.

Todo trabajo tiene por base la voluntad. Quiere y cree en lo que haces! 

LA ACTIVACIÓN DE LA VOLUNTAD:

La necesidad, generadora de una fuerza motivadora equivalente, activa la voluntad de la acción suficiente hasta lograr satisfacerla plenamente, en cualquiera de sus variantes en la escala jerárquica necesidades que, genialmente, sintetizara Abraham Maslow.
El deseo ardiente es otro de los activadores de la voluntad, dinamizándola en grado suficiente para rendirla capaz de imantar resultados de gran envergadura.
El deber, el compromiso, el patriotismo, el amor, la generosidad, la solidaridad, la justicia, la benevolencia, la amistad, la vocación de servicio, el anhelo de saber y tantos otros valores universales que se expresan como práctica de todas las virtudes, cada una en su respectivo rango, activa la voluntad del logro en la realización de todo objetivo prefijado.
Llega el momento en que, asumiendo el compromiso del logro en sus múltiples variantes, negándose a abandonar y persistiendo firme en el propósito de alcanzar la meta, la voluntad se activa generando una fuerza magnética de atracción que imanta los resultados apetecidos en el más breve tiempo posible, trasformando a la persona, simplemente, en invencible.
José Ingenieros, prudentemente, expresó: -“Después de pronunciar el sí! –claro, recto, como un rayo de luz- la voluntad debe ser inflexible”-.

LEVANTARSE TEMPRANO ACTIVA LA VOLUNTAD

En temprana edad, descubrí que en la mañana, tan pronto despertaba, si me levantaba enseguida se activaba mi voluntad de acción y conservaba la lucidez mental en un grado sorprendentemente mayor que si permanecía más tiempo en la cama o volvía a dormirme.
El secreto consiste en que, en la mañana, tan pronto cada quien se despierte, alrededor de las 5:30 A.M., dejar de dar media vuelta, continuando durmiendo o en estado semi-dormido, y levantarse enseguida. El espíritu trae la lucidez que obtuvo en su proyección espiritual durante el sueño, lo cual le permitió expandir su conciencia y amplificar su capacidad perceptiva. A su regreso al cuerpo, si se salta de la cama tan pronto se despierta, se conserva esa claridad en las ideas, activándose la voluntad, ipso facto.
Generalmente, al levantarse temprano, se conserva la lucidez y se fortalece la voluntad; el día rinde más y las cosas salen mucho mejor. Por eso los proverbios populares suelen expresar: -“Quien madruga Dios le ayuda”; y, -“Quien madruga, coge agua clara”.
Cuando se quiere resolver situaciones o alcanzar importantes metas, ensaya, lector o lectora, levantarte temprano y ponte en acción lo más pronto posible, con lo cual, verás, como en el curso de unos pocos días comienzas a controlar cualesquiera situaciones que lo ameriten.
Esa hora –o dos- que sigue al levantarse temprano, constituye uno de los períodos más creativos de la jornada, tanto para meditar o planificar como para cualquier otro propósito.
Adelante.-

Afirma, en la noche, antes de dormir, o en la mañana, al levantarte:
           (Puedes hacerlo, si lo deseas, mirándote en el entrecejo, frente a un espejo: )
I.   Estoy al mando de mi voluntad. (Tres veces).
II.   Ahora estoy ya al mando de mi voluntad. (Tres veces).
III.   Permanezco al mando de mi voluntad, ahora y siempre. (Diez veces).
·       Tengo pleno dominio sobre mi voluntad y controlo bien todas mis facultades físicas, mentales y espirituales, en los niveles objetivos y subjetivos.
·       Cada día me enriquezco  más y mejor, en todos los aspectos de mi vida.
·       Desarrollo una profunda visión y comprensión de las leyes universales. Poseo plena consciencia de los valores éticos que rigen la vida.
·       Tengo voluntad en grado suficiente para realizar con éxito todos mis objetivos y resolver toda situación que me compete, oportunamente, cada día más y mejor.
·       Mi voluntad se fortalece en el nivel óptimo requerido por cada tarea y situación.
·       Tan pronto tenga claro, en mi mente, el resultado que debo alcanzar, en el día de hoy, y, a corto, mediano y largo plazo, activo, instantáneamente, 
mi voluntad, pongo manos a la obra diligentemente, persisto con tenacidad, fe, valor, y alcanzo, oportunamente, los logros requeridos.
·       Puedo, quiero y realizo todo lo que debo hacer. Cada día, en todas formas, me domino más y mejor.
·       El mecanismo de Provisión de la vida, me provee de lo que requiero, en grado suficiente, y a tiempo, para todo objetivo que asumo y decido realizar.
·       Tengo confianza plena, paciencia y voluntad constante de seguir adelante y alcanzar la meta siguiente: _________________________________________(Descríbela), antes de: día:______; mes:______; año:_____; hora:_____. Las ideas que requiero vienen oportunamente a mi mente y tan pronto tenga consciencia de ella genero el poder suficiente, con confianza y efectividad, para realizarlas con éxito. Así es, así será. Hecho está.




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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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miércoles, 1 de mayo de 2013

EJERCITAR LA VOLUNTAD DE TRABAJO



EJERCITAR LA VOLUNTAD
DE TRABAJO

©Giuseppe Isgró C.
Del libro: Cómo potenciar el autodominio

-“…Combinar la fuerza de voluntad con una continuidad invariable”.
Aldous Husley
-“Una voluntad enérgica e invariable se convierte … en un poder tremendo, casi en una fuerza hipnótica”-.
Bryce
-“La voluntad decidida de trabajo es la que suele vencer y dominar todo obstáculo”.-
Polieno
-“The will in a state of divine tranquility comprehends the wherein the will is tranquil that has the faculty of such a comprehension”-.
Jacob Boehme
-Levantarse temprano, tan pronto se despierta,  activa la voluntad, estimula la lucidez mental y potencia la capacidad de acción efectiva-.
Giuseppe Isgró Cattafi

-Reconozcamos en nosotros, y en todas las manifestaciones de la vida, en la naturaleza, la voluntad
 del Ser Universal como directriz-.
Giuseppe Isgró C.


La voluntad es la facultad del espíritu que permite, al ser humano, ejecutar las decisiones que adopta y alcanzar los resultados apetecidos. Es la capacidad de querer y el poder de determinarse, conscientemente, tanto para realizar actos que permitan lograr objetivos previamente definidos como para retroalimentar, positivamente, en sí, las tendencias contrarias.
Georg Christiph Lichtemberg, expresó, en uno de sus aforismos:  -“Todo acto volitivo individual contiene germen de la voluntad general, divina”-.
El trabajo, -de cualquier índole-, es la actividad que, aplicada en cantidad y cualidad suficientes, es capaz de producir una obra, un bien, servicio o resultado determinado en todos los niveles, en los tres reinos naturales.
Se requiere visión para precisar la obra que debe ser realizada; voluntad para empezarla y persistencia tenaz durante su ejecución hasta concluirla con éxito.
En 1927, el psicólogo B. Zeigarnick observó que ciertas personas poseen una compulsión suficiente, -fuerza interior- que le permite terminar una tarea o alcanzar un resultado, devengando gran satisfacción personal.
El primer acto del ser humano, en cada etapa de su extensa carrera de logros, es el de elegir. Se requiere hacerlo sobre la base de la propia realidad objetiva. Es preciso vislumbrar el éxito en toda situación, por poco fácil que parezca, para asegurar el resultado deseado, haciendo posible lo aparentemente imposible.
La clave primordial es la visión del entorno –el inmediato y el universal,- y el auto-conocimiento, en lo que se refiere a tus aptitudes o fortalezas y las carencias o puntos menos fuertes que te indican la dirección hacia la cual debes avanzar tanto para ayudar a otros, con tus servicios, lo cual, por tus aptitudes, tienes inclinaciones vocacionales que te ubican en un área determinada de actividades, en forma de elección profesional en la cual asumes tu misión en la vida forjándote metas a corto, mediano y largo plazo, que constituyen tu medio de autorrealización y le imprimen profundo y auténtico sentido a tu vida.
El Gran Arquitecto del Universo, dentro del esquema cósmico, ha instituido la fórmula del trabajo como único medio a través del cual es factible realizar la Gran Obra Universal, auto-expresarse, asumiendo una parte de la tarea colectiva que te permite auto-realizarte de acuerdo a un proceso de evolución constante en múltiples y alternos ciclos existenciales.
El mandato del Ser Universal, a sus hijos, -dijo el filósofo Joaquín Trincado,- ha sido, siempre: -“Id hijos míos y acrecentad la Creación y cuado seáis sabios volved a mí que siempre os espero”-. La meta es alcanzar la maestría universal.
El ser humano ha sido dotado de libre albedrío y de facultades, en estado latente, que debe desarrollar, en grado suficiente, para la gran tarea cósmica que le compete.
Cada quien tiene el derecho de elegir lo que quiere hacer, cuando, como, donde y con quien, mientras se mantenga en los márgenes de las leyes cósmicas.
Tú puedes tomar decisiones acertadas, establecer objetivos realistas y alcanzables que impliquen un reto; planear estratégica y tácticamente la mejor manera de alcanzarlos y en cuanto tiempo. Pero los logros que obtengas dependen de tu voluntad y prestancia para el trabajo, manteniéndote firme e inalterable en tus propósitos.
Una máxima antigua recuerda que cualquier camino, por largo que sea, comienza dando el primer paso y que “lo que se resuelve hacer, hay que realizarlo sin dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”.
Quien da su aporte a los logros de la humanidad, aún buscando su propio lucro en un trabajo individual, efectivo y honesto, adquiere el derecho de disfrutar –en el respectivo grado- los beneficios colectivos.
Elige cada día el trabajo al cual, por estricto orden de prioridad, centras la propia atención y esfuerzo, realizando una cosa a la vez, en concordancia con el antiguo principio de “divide y vencerás”.
Posees la voluntad como poder supremo para realizar cualesquiera objetivos que te antepongas como metas siempre y cuando lo ejecutes uno a la vez en su estricto orden prioritario.
Acompaña, cada acción, estableciendo la curva de resultados, es decir, determina, claramente, en cuanto tiempo es factible alcanzar los resultados apetecidos en el mejor y en el peor de los casos, con cuyo conocimiento optimizas adecuadamente la propia energía creativa.
Más allá de la remuneración que se perciba por el propio trabajo, se adquiere el derecho de disfrutar de los beneficios de la colectividad, del aprecio y la preferencia de los demás, por lo cual, aún sin retribución alguna, si a tales efectos se empeñó, la persona, hace el trabajo a la perfección, por cuanto en la labor bien hecha está implícito el pago correspondiente, el verdadero salario cósmico.
Prepárate diariamente. Conoce las herramientas de tu actividad, su uso y cómo se efectúa el trabajo a la perfección. Como decía Andrés Bello, -el primer humanista iberoamericano-, -“el estudio es tarea de todos los días”.
Tú posees más conocimiento del que utilizas. Usarlo más y mejor es un acto de tu voluntad que es preciso aplicar con autodisciplina.
Vence, con tu voluntad, la fuerza de inercia en cada nueva etapa. Ponte en movimiento tan pronto sea oportuno. Hacer las cosas, casi siempre, es más fácil que dejar de hacerlas.
Desarrolla la costumbre de concluir todo trabajo una vez empezado. Asumido el compromiso de una tarea, ésta debe ser terminada con éxito, a cualquier costo.
Fortalecer la voluntad y aplicar su poder en todas sus variadas formas y variantes, a nivel personal y en la realización del propio desempeño profesional, conlleva, implícito, uno de los más importantes beneficios al cumplir, con efectividad y máxima perfección posible, los objetivos forjados, además del inherente incremento de la autoridad moral y la capacidad de auto-expresión, cada vez en un mejor nivel.

**

La Inteligencia Infinita del Universo se expresa por medio de cada ser, como canal de manifestación, para realizar la Gran Obra de acuerdo a la determinación de la propia voluntad y hacer tangible la abundancia universal en la proporción equivalente a la cuota de la obra asumida en correspondencia al propio sentido de responsabilidad social cumplido.
Trabaja, cada día, con dedicación y constancia, todo lo que puedas; la naturaleza de las cosas y la Inteligencia Infinita se harán cargo del resto.
-“Querer es poder”, -dice la sabiduría popular: -“más hace el que quiere que el que puede”. Por eso, quien cuando puede, oportunamente deja de querer, cuando quiere, con paciencia debe esperar, de nuevo, la ocasión de poder.
Repetirte que el trabajo es fácil, que puedes hacerlo y que lo haces bien, actuando al mismo tiempo, con empeño y plena capacidad, como si fuese de mayor envergadura, calibrando, objetivamente, su importancia, es buena táctica para canalizar con efectividad la voluntad de realización.
Sugestiónate, frente al espejo, mirándote en el entrecejo, diez o veinte veces, que realiza a la perfección el objetivo y verás como se acrecienta el poder de tu voluntad.
Haz las afirmaciones suavemente, sin gran esfuerzo, relajadamente. Al contemplarte en el espejo, en el entrecejo y efectuar las autosugestiones correspondientes al logro anhelado, vas adormeciendo el sentido de la vista y relajando, al mismo tiempo los demás sentidos objetivos, activándose al mismo tiempo los sentidos psíquicos y espirituales y tu mente psiconsciente, quien, al recibir la orden que le estás impartiendo mediante la autosugestión comienza en forma inmediata a cumplir la realización respectiva.
Es preciso repetir el proceso por lo menos durante diez hasta que tú te convenzas de que puedas hacerlo y que lo harás.
El poder realizador reside en la mente psiconsciente quien ejecuta creativamente la orden impartida objetivamente mediante la autosugestión. Posteriormente, es preciso dejarla encargada del desempeño sin interferencia alguna, actuando como si….el logro estuviese ya alcanzado, inclusive, dando gracias a la vida –o a quien tú quieras- porque ya todo está resuelto o realizado. El poder de la gratitud tiene un profundo efecto programador de la mente psiconsciente y permite que el poder de la voluntad actúe con naturalidad y con la mayor eficacia posible, por cuanto, la mente psiconsciente, tiene un piloto automático que se encarga de aplicar la voluntad suficiente hasta realizar el cómputo programado, a semejanza del mismo dispositivo con que están dotados los aviones u otros tipo de ordenadores –computadores- con la particularidad de que la mente humana es el mayor ordenador que existe en el universo en perfecta conexión con la Inteligencia Infinita.
El siguiente acto de la voluntad es encontrar la mejor manera de alcanzar los resultados en el tiempo previsto.
El mecanismo intuitivo y el psico-cinético de la mente psiconsciente, si se presta la debida cooperación, efectuando las visualizaciones acordes a los objetivos que se anhela realizar –manteniendo en la mente la imagen clara del resultado prioritario a la vez- facilitan la culminación exitosa del logro.
La perseverancia es el factor determinante de la voluntad para concluir toda realización con éxito. El secreto supremo consiste en negarse a abandonar cuando la tarea se pone poco fácil. Es preciso seguir adelante con confianza, con la creencia y la sunción del logro como si ya hubiese sido logrado; adoptando, además, la correspondiente actitud de desapego al respecto y conservando absoluto silencio sobre el logro que se anhela alcanzar para evitar la generación de fuerzas antagónicas aún de las personas más allegadas, salvo de las directamente involucradas con quienes se precisará efectuar las respectivas retroalimentaciones, cuando corresponda.
La fe –conocimiento del modus operandi y ley natural implícita, en cada caso, permiten creer en los resultados posibles y alcanzarlos. Esta fe es de la misma índole de aquella que permite mantener la confianza de que a la mañana siguiente volverá a salir el sol a la hora acostumbrada; empero, mientras tanto es preciso esperar sosegadamente, por cuanto el tiempo necesario debe transcurrir inevitablemente. Por eso se hace necesario practicar la espera sosegada y paciente hasta la hora oportuna en la cual la voluntad realiza el acto victorioso y con todo su poder intacto.
La esperanza crea y mantiene la expectativa favorable y se recibe lo mismo que se espera.
El amor, fuerza suprema del universo, permite obtener la perfección en la obra realizada. La diferencia que manifiesta el genio es un mayor grado de amor y dedicación creativa.
La motivación es la fuerza poderosa que cada necesidad genera en grado suficiente y equivalente que abre todo camino para resolver cualquier situación, oportunamente. El ser humano está dotado de un poder potencialmente infinito que se expresa como motivación y ésta es generada por la necesidad en cualquiera de sus variantes en la escala jerárquica. Es preciso recordar que sin necesidad no existe manifestación alguna de poder y que toda necesidad genera el poder equivalente que mueve a la voluntad a satisfacerla.
El deseo ardiente es una variante de la necesidad sublimada a un elevado grado de aspiración donde el resultado apetecido no es uno cualquiera sino un anhelo que permite desear la realización de un objetivo específico, como, por ejemplo, un coche o una casa determinada que satisfaga el propio nivel de exigencia. El deseo ardiente activa el motor de la voluntad en el grado suficiente que permite alcanzar el logro apetecido.
El entusiasmo potencia la voluntad en grado superlativo, volviendo a cada persona incansable y le lleva a recorrer el camino por muy largo o complejo que sea hasta alcanzar la respectiva meta, en cada etapa. Es el fuego divino que nace de la convicción de las bondades del propio proyecto o propósito. Las claves esenciales para su desarrollo efectivo consiste en:  
1)              Mantener una curiosidad insaciable que facilita una búsqueda constante de la perfección, de la innovación y de la creatividad.
2)              Despertar el interés que permite concentrar la propia atención en los elementos útiles al desarrollo de la propia obra.
3)              Desarrollar el conocimiento profundo de todos los elementos relativos al propio trabajo o realización de los objetivos personales, o empresariales, que transforman a la persona en una autoridad en la materia.
4)              La adquisición del conocimiento profundo sobre una determinada materia otorga la convicción de cual es el objetivo correcto y la mejor manera de realizarlo. Esta convicción se transmuta en ese entusiasmo que es el rasgo distintivo del genio capaz de sublimizar cualquier obra a la máxima excelencia y perfección.
La voluntad firme y decidida vence todos los obstáculos, de la misma manera que el agua, en un canal, al interponérsele un dique que interfiera en su curso, ella va acumulándose en ese lugar hasta sobrepasarlo y continuar, corriendo, libremente.
Por medio de la voluntad, suprema fuerza del universo, debe disciplinarse la imaginación y representarse en posesión del logro apetecido en su etapa culminante en forma satisfactoria.
La imaginación es la visión del espíritu, la cual explora todas las variantes posibles para alcanzar la realización del objetivo. Se piensa en imágenes y éstas tienen como facultad la de atraer los elementos coadyuvantes y repeler los contrarios a la obra por realizar.
La imaginación abre caminos donde se requieren, como cauces que la voluntad, libremente, sigue. Se representan, mediante la imaginación, escenas de situaciones ideales que se desean crear, cuando es la primera vez que se efectúa; empero, cuando los resultados son previamente conocidos, a este tipo de representación ideal se le denomina visualización.
Imaginar escenas ideales de logros o visualizarlas en sus etapas culminantes en forma satisfactorias constituye uno de los mecanismos más efectivos para canalizar la voluntad y llevar a cabo la realización de cualquier proyecto en cualquier magnitud o nivel.
La obra perfecta es el fruto de un trabajo asiduo y bien hecho. Goethe dedicó toda su vida para escribir Fausto, obra que concluyó a los ochenta años.
Alessandro Manzoni, perfeccionó durante muchos años su clásico Los Novios.
Virgilio, tardó nueve años en escribir su breve poema Las Bucólicas, pero ha perdurado hasta ahora.
Homero, -una de las mentes más profundas y sabias que han existido en el Planeta Tierra- cuyo verdadero nombre es Demodoco, con sus obras fundamentales La Iliada y La Odisea alcanzó, en las mismas, tal magnitud de perfección y amplitud de conocimientos que han sido compañeras constantes de los más importantes pensadores y de las mentes más brillantes desde el mismo siglo XII –a.n.e.-, en que viviera el sublime aeda inspirado. Dion de Prusa, estimaba que Homero era el verdadero maestro de Sócrates y decir de Sócrates implica también de Platón, -otra de las mentes más portentosas de todos los tiempos-, mientras que Alejandro Magno le consideraba maestro de líderes. Pero, además, Homero fue el inspirador de incontables generaciones de jóvenes griegos que emulando las virtudes heroicas descritas por él gestaron la edad de oro en los siglos V y IV antes de nuestra era. Goethe, quien estaba visiblemente impresionado por las obras de Homero, se consolaba pensando que representaban la labor de varios autores, por cuanto se resistía a pensar que un solo hombre pudiera plasmar esas prodigiosas joyas literarias, de tan profunda sabiduría. La vigencia del mensaje que contienen esas dos inmortales obras les constituyen en objeto de necesario y continuado estudio en relación a los valores universales, a la descripción de los caracteres que conforman la personalidad humana y el profundo conocimiento del mundo espiritual y su interrelación con la dimensión física de la vida.
Dostoiesky, solía decir: -“La verdadera felicidad consiste en un excesivo trabajo realizado con amor”. Luego agregaba: -“No pongas en duda que, si una poesía de Puchkin, sutil y elegante, aunque sea de escasos versos, parece escrita a vuela pluma, se debe, precisamente, a que él se ha pasado mucho tiempo corrigiéndola y puliéndola. Nada escrito sin la debida reflexión tiene densidad”-. Él tardó nueve años en terminar el libro “Humillados y Ofendidos”, el cual volvió a escribir, igual que la mayoría de sus obras, muchas veces, hasta quedar satisfecho.
Si se analiza la obra cervantina en su conjunto: el Quijote, las Novelas Ejemplares y los Entremeses, entre otras, se percata, enseguida, cada quien, de la inmensa voluntad creadora y realizadora de su autor. Cervantes se fue preparando a lo largo de toda su vida para la creación de su magna obra, la cual constituye una  fuente perdurable para el cultivo del espíritu. El profundo conocimiento de los valores universales que dichas obras contienen refleja la vida en su totalidad, imbuyéndose el lector del optimismo universal que Cervantes logró plasmar en sus páginas inmortales. Es el fruto de la voluntad poderosa e inflexible que tenazmente forja el eterno ideal en la realización de las obras acordes a las inquietudes de los tiempos, y para todos los tiempos.
Contemplar el monumento literario de Tolstoy, solo en una de sus voluminosas, y extraordinarias obras, La Guerra y la Paz, -la cual concluye con sus profundas concepciones históricas,- y pensar cuanto trabajo en concebirla y perfeccionarla, le costaría, genera admiración y estímulo.
Cuánto amor, pasión, trabajo, maestría y dedicación! Pero, son obras que perduran por la inmensa voluntad de trabajo que permitió auto-expresarse a sus autores más allá de los límites de una sola existencia humana.
El aprecio humano es la compensación que oportunamente llega; pero la tranquilidad interior, del deber cumplido, de la obra bien hecha, vale por todos los tesoros del mundo.
La auto-estima se potencia con cada logro alcanzado y estimula a forjarse más y mejores metas.
La autorrealización deja una sensación de bienestar que permite persistir en el camino de las grandes obras, donde el trabajo da sentido a la vida, siempre. –“Cada cosa es lo que por su naturaleza quiere ser”-, decía Arthur Schopenhauer.
En cada época, según el espíritu de los tiempos, el trabajo que es preciso realizar se canaliza a través de las voluntades mejores dispuestas, preparadas y prontas para la acción. Cuando llega el momento de actuar, la visión cósmica de la tarea y el estimulo motivador expresados en un impulso que pone en movimiento a la persona, más la fe en los resultados, son condiciones que caracterizan, cada día, la actividad que el propio afán lleva a cabo en concordancia con los planes cósmicos, gradual y certeramente.

Todo trabajo tiene por base la voluntad. Quiere y cree en lo que haces! 

LA ACTIVACIÓN DE LA VOLUNTAD:

La necesidad, generadora de una fuerza motivadora equivalente, activa la voluntad de la acción suficiente hasta lograr satisfacerla plenamente, en cualquiera de sus variantes en la escala jerárquica necesidades que, genialmente, sintetizara Abraham Maslow.
El deseo ardiente es otro de los activadores de la voluntad, dinamizándola en grado suficiente para rendirla capaz de imantar resultados de gran envergadura.
El deber, el compromiso, el patriotismo, el amor, la generosidad, la solidaridad, la justicia, la benevolencia, la amistad, la vocación de servicio, el anhelo de saber y tantos otros valores universales que se expresan como práctica de todas las virtudes, cada una en su respectivo rango, activa la voluntad del logro en la realización de todo objetivo prefijado.
Llega el momento en que, asumiendo el compromiso del logro en sus múltiples variantes, negándose a abandonar y persistiendo firme en el propósito de alcanzar la meta, la voluntad se activa generando una fuerza magnética de atracción que imanta los resultados apetecidos en el más breve tiempo posible, trasformando a la persona, simplemente, en invencible.
José Ingenieros, prudentemente, expresó: -“Después de pronunciar el sí! –claro, recto, como un rayo de luz- la voluntad debe ser inflexible”-.

LEVANTARSE TEMPRANO ACTIVA LA VOLUNTAD

En temprana edad, descubrí que en la mañana, tan pronto despertaba, si me levantaba enseguida se activaba mi voluntad de acción y conservaba la lucidez mental en un grado sorprendentemente mayor que si permanecía más tiempo en la cama o volvía a dormirme.
El secreto consiste en que, en la mañana, tan pronto cada quien se despierte, alrededor de las 5:30 A.M., dejar de dar media vuelta, continuando durmiendo o en estado semi-dormido, y levantarse enseguida. El espíritu trae la lucidez que obtuvo en su proyección espiritual durante el sueño, lo cual le permitió expandir su conciencia y amplificar su capacidad perceptiva. A su regreso al cuerpo, si se salta de la cama tan pronto se despierta, se conserva esa claridad en las ideas, activándose la voluntad, ipso facto.
Generalmente, al levantarse temprano, se conserva la lucidez y se fortalece la voluntad; el día rinde más y las cosas salen mucho mejor. Por eso los proverbios populares suelen expresar: -“Quien madruga Dios le ayuda”; y, -“Quien madruga, coge agua clara”.
Cuando se quiere resolver situaciones o alcanzar importantes metas, ensaya, lector o lectora, levantarte temprano y ponte en acción lo más pronto posible, con lo cual, verás, como en el curso de unos pocos días comienzas a controlar cualesquiera situaciones que lo ameriten.
Esa hora –o dos- que sigue al levantarse temprano, constituye uno de los períodos más creativos de la jornada, tanto para meditar o planificar como para cualquier otro propósito.
Adelante.-

Afirma, en la noche, antes de dormir, o en la mañana, al levantarte:
           (Puedes hacerlo, si lo deseas, mirándote en el entrecejo, frente a un espejo: )
I.   Estoy al mando de mi voluntad. (Tres veces).
II.   Ahora estoy ya al mando de mi voluntad. (Tres veces).
III.   Permanezco al mando de mi voluntad, ahora y siempre. (Diez veces).
·       Tengo pleno dominio sobre mi voluntad y controlo bien todas mis facultades físicas, mentales y espirituales, en los niveles objetivos y subjetivos.
·       Cada día me enriquezco  más y mejor, en todos los aspectos de mi vida.
·       Desarrollo una profunda visión y comprensión de las leyes universales. Poseo plena consciencia de los valores éticos que rigen la vida.
·       Tengo voluntad en grado suficiente para realizar con éxito todos mis objetivos y resolver toda situación que me compete, oportunamente, cada día más y mejor.
·       Mi voluntad se fortalece en el nivel óptimo requerido por cada tarea y situación.
·       Tan pronto tenga claro, en mi mente, el resultado que debo alcanzar, en el día de hoy, y, a corto, mediano y largo plazo, activo, instantáneamente, 
mi voluntad, pongo manos a la obra diligentemente, persisto con tenacidad, fe, valor, y alcanzo, oportunamente, los logros requeridos.
·       Puedo, quiero y realizo todo lo que debo hacer. Cada día, en todas formas, me domino más y mejor.
·       El mecanismo de Provisión de la vida, me provee de lo que requiero, en grado suficiente, y a tiempo, para todo objetivo que asumo y decido realizar.
·       Tengo confianza plena, paciencia y voluntad constante de seguir adelante y alcanzar la meta siguiente: _________________________________________(Descríbela), antes de: día:______; mes:______; año:_____; hora:_____. Las ideas que requiero vienen oportunamente a mi mente y tan pronto tenga consciencia de ella genero el poder suficiente, con confianza y efectividad, para realizarlas con éxito. Así es, así será. Hecho está.




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