domingo, 30 de abril de 2017

EL AMOR ES LA CONSIGNA

  

EL AMOR ES LA CONSIGNA
©Giuseppe Isgró C.

 -Escudero, -dice Hidalgo:
La noche transcurre, está amaneciendo. Con la luz del día, todo se verá más claro. Los niños se hacen jóvenes, los jóvenes hombres, y la nuevas generaciones son esperanza de renovación, como decía José Ingenieros, uno de los grandes maestros de América. Y con el nuevo día de esperanza,  los líderes ineptos, son sustituidos por los más capaces en todas las funciones, como siempre ha sido, y continúa siéndolo, gracias a Dios.
La vida es como un entrenamiento; un juego de ajedrez donde el campeón que vence sin compasión a los niños, él mismo, jugando con ellos, les enseña las maneras de como ganarle. Él no tiene mucho que aprender de los niños, pero éstos sí de él, y el día menos pensado, le dan jaque mate, si se trata de un juego de ajedrez. Pero, si se trata de una manada de renos, saldrá un joven con la cabeza más dura, y finalmente, ganando la contienda, se llevará el harén y los demás miembros del equipo, bajo su guía y dirección. La nueva generación le imprime vitalidad al grupo, en los cuatro reinos de la naturaleza. Aunque, Escudero, demás está decirlo, solo en el reino humano se ven los menos edificantes ejemplos. Si solamente tuvieran buenos consejeros, cuántos males ahorrarían a sus grupos, y sobre todo a ellos mismos, ya que, al final, cada quien bebe la misma sopa que le da a beber a los demás, por ley de vida. Y tantas veces que eso ha ocurrido, y son tan poco perceptivos que siendo el hombre el único que suele tropezar dos veces con la misma piedra, estos líderes lo han hecho una y otra vez a lo largo de toda la historia, creyendo que ellos saldrían de todo libres de polvo y paja.
Luego, a medida que el juego avanza, ya nunca más será igual. Los niños se emparejan al campeón, y, además, le superan. El campeón superado deja de ser campeón para dar paso al nuevo que le demuestra que, quien no se supera y se adecua a las inquietudes de los tiempos, será desplazado en el tiempo perfecto de Dios. Gracias a esto, y a la Divinidad, siempre hay RENOVACIÓN en el mundo. RENOVACIÓN Escudero, y EVOLUCIÓN, estas son palabras constructivas y positivas, que invitan al progreso, en armonía con la naturaleza.
Admiro la grandeza de Bolívar y de Sucre, cuando el primero le encarga al segundo que lleve a cabo el tratado de Trujillo, donde se humaniza la guerra de la Independencia. Luego, en Santa Ana, Sucre logra reunir debajo del mismo techo a los jefes realistas con los patriotas, y de mutuo acuerdo determinan acelerar el fin de la guerra de la Independencia para restablecer la paz. Bolívar con su gente, se dan el triple abrazo fraterno con Pablo Morillo y los suyos. Qué grandes eran estos líderes y elevados sus valores morales y virtudes heroicas. Nada que ver con Monteverde, con Boves ni con el último realista, José Dionisio Cisneros, aunque este último, pese a todo, era mejor que los otros dos, por su falsedad y acciones que no queremos ensuciar la pluma refiriéndolas. Lacras de igual naturaleza podrían compararse con tres o cuatro que andan por el mundo haciendo las mismas cosas, ahora. Por eso se suele decir que la historia se repite, en lo bueno y en lo malo.
Pero, Bolívar y su gente, Pablo Morillo y los suyos, eran seres dignos de otros tiempos, cuya grandeza era de igual quilate de bando y bando. Realmente, eran hermanos. Por eso se dice que la guerra de la Independencia fue una contienda civil entre fraternos seres. A los soldados gloriosos de la patria y sus gloriosos jefes patriotas, como nunca antes los había dado el mundo; se les anteponían jefes realistas como Pablo Morillo, que admiraba a sus adversarios Simón Bolívar, El Libertador y al llanero José Antonio Páez, el Ciudadano Esclarecido.
Gente digna de la Patria, y de la madre Patria.
Los enemigos de ambos bandos durmieron, esa noche, en la población de Santa Ana, debajo del mismo techo, después de darse, nuevamente, el triple abrazo fraternal y elevar su pensamiento al GADU, y en Gloria de Él.
La habilidad diplomática de Sucre logra humanizar la guerra de la Independencia, y allí, como queridos hermanos, entre ilustres masones, los adversarios, realistas y patriotas, acuerdan ponerle fin a la guerra de la Independencia.
Acto seguido Bolívar da las indicaciones precisas de que todos aquellos que esa noche durmieron bajo el mismo techo con él y sus hombres, mientras estuviesen en suelo patrio, fuesen tratados con respeto; eran intocables!!! Al poco tiempo, Pablo Morillo deja el país, decidido, con su alejamiento, a ponerle término a esa guerra fratricida, ya que era una guerra entre hermanos, como ya se dijo, y el resto es historia conocida, aunque por conocer para muchos. Es una lastima, porque la historia es una maestra efectiva que enseña a emular los grandes actos virtuosos de los líderes dignos de gloria inmortal, como a la que aspiraba Bolívar, Sucre, Alejandro Magno, ….y un largo etcétera. Gente de otra época, con valores y dignidad, que con su ejemplo, marcan la pautas a seguir por las nuevas generaciones. Son los maestros de la Patria, Escudero!!!
El 24 de junio de 1821, José Antonio Páez, con la ayuda de los aliados ingleses, entre otros, vence en Carabobo. Poco después, él solo, -el glorioso Páez- toma el castillo de Puerto Cabello, y en 1824, se pone término a la contienda patria con la Batalla naval de Maracaibo.
Los soldados de la Patria, fueron a dar libertad a los demás pueblos hermanos, mediante la Campaña del Sur. Eran otros tiempos, eran otros hombres. Pero, la madre es la misma, y seguirá pariendo hombres, y mujeres, del mismo temple, que si ahora son polluelos mientras “el pataruco” domina el gallinero, ellos van creciendo y día vendrá en que “el Gallo fino”, de pura raza, EL PATRIOTA, EL LIBERTADOR, haga correr al pataruco, imponiendo el orden, la justicia, el progreso y la armonía, como siempre ha ocurrido, y volverá a ocurrir.
La gloria del desleal a la Patria es efímera. La de los leales patriotas, como la de Bolívar, Sucre, Páez y Miranda, y su gente, seguirá creciendo, como lo mencionaba el ilustre Choquehuanca, “…como aumenta la sombra cuando declina el sol”.
Pero, cuanta de esa gloria patria se debe a soldados cuyo nombre se ignora, a soldados desconocidos que descalzos y sin ropa, dieron muestra de su valor defendiendo a la Patria de azotes como Boves, Cisneros, Monteverde, Morales, y algunos otros que no quiero mencionar para que la posteridad olvide sus nombres, como de hecho, están olvidados y muy contados historiadores son los que le recuerdan.
Hasta Santander, ilustre Prócer colombiano, a última hora, rectificó, ordenando salvar a Bolívar, seguidamente al atentado septembrino, en 1828, -razón por la cual, éste, a última hora, conmutó su pena por el exilio. Páez, en la hora menguada de su acérrimo enemigo, le envía mensaje generoso, como siempre lo han sido los venezolanos, -dignos de ejemplo y emulación- de que, mientras permaneciera en suelo patrio, podía contar con su ayuda, para todo cuanto pudiese serle útil.
Eran otros tiempos; eran otros hombres, Escudero!!! Pero, la Patria los seguirá pariendo……y aflorarán, iluminando, nuevamente, el continente, y el mundo.
Pero, aquellos ilustres seres siguen siendo excelentes ejemplos para emularlos en sus pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Son paradigmas vigentes. Aún Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez fueron constructores de una gran patria, aunque lo hicieran por vías inadecuadas. Eran otros tiempos, eran otros hombres. Pero, la Patria sigue siendo la misma: seguirá pariendo gente de ese calibre y elevada dignidad.
Como le dijo Aimé Bompland a Alejando de Humboldt, a la pregunta de Simón Bolívar de cómo él veía a Latinoamérica de madura para su Independencia, al decirle el teutón al criollo: -“Sí, veo madura a Latinoamérica para su Independencia, pero no veo al hombre capaz para llevarla a cabo”. Bompland, prudentemente visionario, le respondió: -“Si, pero las RENOVACIONES generan sus propios hombres!!!”.
Los hechos demuestran que, finalmente, así fue. Humboldt estaba diciendo lo que dijo frente al hombre que habría de realizar, o dirigir el prodigio de la Independencia Patria, y la de Latinoamérica, para gloria de su nombre inmortal y la de su gente.
Al final, las tres grandes preocupaciones de Bolívar y de Páez, paradójicamente, fueron la libertad de Cuba, la de Puerto Rico y ponerle fin a los desmanes del último realista, del sortario zambo José Dionisio Cisneros, que pese a haber sido el azote de la Patria por 25 años, -el bandido con quien ni Bolívar pudo con él-, (solo Páez pudo con Cisneros), aquel bandido terrible, en el fondo fue un niño de pecho frente al verdadero azote de la Patria, Boves, quien masacrara ciudades enteras, en Venezuela. Pero, finalmente, sus contados días tuvieron el final que por la historia se conoce, en Úrica. Los días de aquellos que se salen del orden divino, están enmarcados dentro del tiempo perfecto de Dios, que se ocupa de todo, aunque a veces pareciera que tardara un poco.
La Naturaleza de las cosas, se encarga de restablecer el orden divino que corresponde. Esta es la razón por la cual las situaciones generan sus propios líderes, como decía juiciosamente Aimé Bompland. Las RENOVACIONES generan sus propios hombres.
José Ingenieros, decía, en su obra: Las Fuerzas Morales, -libro de cabecera de los jóvenes líderes del mundo-: -“Cada vez que una generación envejece y reemplaza su ideario por bastardeados apetitos, la vida pública se abisma en la inmoralidad y en la violencia, En esa hora deben los jóvenes empuñar la Antorcha y pronunciar el Verbo: es su misión renovar el mundo moral y en ellos ponen sus esperanzas los pueblos que anhelan ensanchar los cimientos de la justicia. Libres de dogmatismos, pensando en una humanidad mejor, pueden aumentar la parte de felicidad común y disminuir el lote de comunes sufrimientos. La juventud es levadura moral de los pueblos”.
Escudero, -decía Erasmo de Rotterdam, que “la guerra es dulce para quien no la ha experimentado”. La gente no quiere guerras; la gente quiere paz, trabajo, progreso, educación elevada, abundancia de todo lo que tiene derecho y una vida digna para sí y su familia. Como la ley de la vida es el progreso, la misma vida se llevará por delante todo obstáculo que interfiera en sus planes trazados por el Arquitecto Universal.
Sentémonos, Escudero, a esperar; está por amanecer; es la hora del crepúsculo, del alba dorada, es la hora del amor, de la fraternidad, de la unidad, de la confianza en el futuro, ese futuro grande a que está destinada la Patria. El futuro, Escudero, está aquí y no en otro lugar. Hagamos que la Patria sea lo que anhelamos: Grande, Justa y Perfecta!!!!
Hidalgo pregunta la hora; Escudero responde que es medianoche en punto y que reina el silencio en el entorno. Empieza el amanecer; hay que descansar para recuperar las energías, para construir la nueva edad de oro de la Patria, como la soñó el Padre de la Patria, Bolívar, y Sucre, Páez, Miranda, y  como la sueñas tú Escudero, y yo, e incontables otros que amamos a la Patria.
Amor es la consigna en estos tiempos en que se precisa prudencia, fortaleza, confianza, templanza, paz y justicia. No has observado, Escudero, que después de la tempestad siempre sale el arco iris, y el buen tiempo? Son tiempos de Renovación, y de Evolución hacia más elevados estados de conciencia. Cultivemos en mayor grado el amor a la Patria!!!

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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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domingo, 30 de abril de 2017

EL AMOR ES LA CONSIGNA

  

EL AMOR ES LA CONSIGNA
©Giuseppe Isgró C.

 -Escudero, -dice Hidalgo:
La noche transcurre, está amaneciendo. Con la luz del día, todo se verá más claro. Los niños se hacen jóvenes, los jóvenes hombres, y la nuevas generaciones son esperanza de renovación, como decía José Ingenieros, uno de los grandes maestros de América. Y con el nuevo día de esperanza,  los líderes ineptos, son sustituidos por los más capaces en todas las funciones, como siempre ha sido, y continúa siéndolo, gracias a Dios.
La vida es como un entrenamiento; un juego de ajedrez donde el campeón que vence sin compasión a los niños, él mismo, jugando con ellos, les enseña las maneras de como ganarle. Él no tiene mucho que aprender de los niños, pero éstos sí de él, y el día menos pensado, le dan jaque mate, si se trata de un juego de ajedrez. Pero, si se trata de una manada de renos, saldrá un joven con la cabeza más dura, y finalmente, ganando la contienda, se llevará el harén y los demás miembros del equipo, bajo su guía y dirección. La nueva generación le imprime vitalidad al grupo, en los cuatro reinos de la naturaleza. Aunque, Escudero, demás está decirlo, solo en el reino humano se ven los menos edificantes ejemplos. Si solamente tuvieran buenos consejeros, cuántos males ahorrarían a sus grupos, y sobre todo a ellos mismos, ya que, al final, cada quien bebe la misma sopa que le da a beber a los demás, por ley de vida. Y tantas veces que eso ha ocurrido, y son tan poco perceptivos que siendo el hombre el único que suele tropezar dos veces con la misma piedra, estos líderes lo han hecho una y otra vez a lo largo de toda la historia, creyendo que ellos saldrían de todo libres de polvo y paja.
Luego, a medida que el juego avanza, ya nunca más será igual. Los niños se emparejan al campeón, y, además, le superan. El campeón superado deja de ser campeón para dar paso al nuevo que le demuestra que, quien no se supera y se adecua a las inquietudes de los tiempos, será desplazado en el tiempo perfecto de Dios. Gracias a esto, y a la Divinidad, siempre hay RENOVACIÓN en el mundo. RENOVACIÓN Escudero, y EVOLUCIÓN, estas son palabras constructivas y positivas, que invitan al progreso, en armonía con la naturaleza.
Admiro la grandeza de Bolívar y de Sucre, cuando el primero le encarga al segundo que lleve a cabo el tratado de Trujillo, donde se humaniza la guerra de la Independencia. Luego, en Santa Ana, Sucre logra reunir debajo del mismo techo a los jefes realistas con los patriotas, y de mutuo acuerdo determinan acelerar el fin de la guerra de la Independencia para restablecer la paz. Bolívar con su gente, se dan el triple abrazo fraterno con Pablo Morillo y los suyos. Qué grandes eran estos líderes y elevados sus valores morales y virtudes heroicas. Nada que ver con Monteverde, con Boves ni con el último realista, José Dionisio Cisneros, aunque este último, pese a todo, era mejor que los otros dos, por su falsedad y acciones que no queremos ensuciar la pluma refiriéndolas. Lacras de igual naturaleza podrían compararse con tres o cuatro que andan por el mundo haciendo las mismas cosas, ahora. Por eso se suele decir que la historia se repite, en lo bueno y en lo malo.
Pero, Bolívar y su gente, Pablo Morillo y los suyos, eran seres dignos de otros tiempos, cuya grandeza era de igual quilate de bando y bando. Realmente, eran hermanos. Por eso se dice que la guerra de la Independencia fue una contienda civil entre fraternos seres. A los soldados gloriosos de la patria y sus gloriosos jefes patriotas, como nunca antes los había dado el mundo; se les anteponían jefes realistas como Pablo Morillo, que admiraba a sus adversarios Simón Bolívar, El Libertador y al llanero José Antonio Páez, el Ciudadano Esclarecido.
Gente digna de la Patria, y de la madre Patria.
Los enemigos de ambos bandos durmieron, esa noche, en la población de Santa Ana, debajo del mismo techo, después de darse, nuevamente, el triple abrazo fraternal y elevar su pensamiento al GADU, y en Gloria de Él.
La habilidad diplomática de Sucre logra humanizar la guerra de la Independencia, y allí, como queridos hermanos, entre ilustres masones, los adversarios, realistas y patriotas, acuerdan ponerle fin a la guerra de la Independencia.
Acto seguido Bolívar da las indicaciones precisas de que todos aquellos que esa noche durmieron bajo el mismo techo con él y sus hombres, mientras estuviesen en suelo patrio, fuesen tratados con respeto; eran intocables!!! Al poco tiempo, Pablo Morillo deja el país, decidido, con su alejamiento, a ponerle término a esa guerra fratricida, ya que era una guerra entre hermanos, como ya se dijo, y el resto es historia conocida, aunque por conocer para muchos. Es una lastima, porque la historia es una maestra efectiva que enseña a emular los grandes actos virtuosos de los líderes dignos de gloria inmortal, como a la que aspiraba Bolívar, Sucre, Alejandro Magno, ….y un largo etcétera. Gente de otra época, con valores y dignidad, que con su ejemplo, marcan la pautas a seguir por las nuevas generaciones. Son los maestros de la Patria, Escudero!!!
El 24 de junio de 1821, José Antonio Páez, con la ayuda de los aliados ingleses, entre otros, vence en Carabobo. Poco después, él solo, -el glorioso Páez- toma el castillo de Puerto Cabello, y en 1824, se pone término a la contienda patria con la Batalla naval de Maracaibo.
Los soldados de la Patria, fueron a dar libertad a los demás pueblos hermanos, mediante la Campaña del Sur. Eran otros tiempos, eran otros hombres. Pero, la madre es la misma, y seguirá pariendo hombres, y mujeres, del mismo temple, que si ahora son polluelos mientras “el pataruco” domina el gallinero, ellos van creciendo y día vendrá en que “el Gallo fino”, de pura raza, EL PATRIOTA, EL LIBERTADOR, haga correr al pataruco, imponiendo el orden, la justicia, el progreso y la armonía, como siempre ha ocurrido, y volverá a ocurrir.
La gloria del desleal a la Patria es efímera. La de los leales patriotas, como la de Bolívar, Sucre, Páez y Miranda, y su gente, seguirá creciendo, como lo mencionaba el ilustre Choquehuanca, “…como aumenta la sombra cuando declina el sol”.
Pero, cuanta de esa gloria patria se debe a soldados cuyo nombre se ignora, a soldados desconocidos que descalzos y sin ropa, dieron muestra de su valor defendiendo a la Patria de azotes como Boves, Cisneros, Monteverde, Morales, y algunos otros que no quiero mencionar para que la posteridad olvide sus nombres, como de hecho, están olvidados y muy contados historiadores son los que le recuerdan.
Hasta Santander, ilustre Prócer colombiano, a última hora, rectificó, ordenando salvar a Bolívar, seguidamente al atentado septembrino, en 1828, -razón por la cual, éste, a última hora, conmutó su pena por el exilio. Páez, en la hora menguada de su acérrimo enemigo, le envía mensaje generoso, como siempre lo han sido los venezolanos, -dignos de ejemplo y emulación- de que, mientras permaneciera en suelo patrio, podía contar con su ayuda, para todo cuanto pudiese serle útil.
Eran otros tiempos; eran otros hombres, Escudero!!! Pero, la Patria los seguirá pariendo……y aflorarán, iluminando, nuevamente, el continente, y el mundo.
Pero, aquellos ilustres seres siguen siendo excelentes ejemplos para emularlos en sus pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Son paradigmas vigentes. Aún Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez fueron constructores de una gran patria, aunque lo hicieran por vías inadecuadas. Eran otros tiempos, eran otros hombres. Pero, la Patria sigue siendo la misma: seguirá pariendo gente de ese calibre y elevada dignidad.
Como le dijo Aimé Bompland a Alejando de Humboldt, a la pregunta de Simón Bolívar de cómo él veía a Latinoamérica de madura para su Independencia, al decirle el teutón al criollo: -“Sí, veo madura a Latinoamérica para su Independencia, pero no veo al hombre capaz para llevarla a cabo”. Bompland, prudentemente visionario, le respondió: -“Si, pero las RENOVACIONES generan sus propios hombres!!!”.
Los hechos demuestran que, finalmente, así fue. Humboldt estaba diciendo lo que dijo frente al hombre que habría de realizar, o dirigir el prodigio de la Independencia Patria, y la de Latinoamérica, para gloria de su nombre inmortal y la de su gente.
Al final, las tres grandes preocupaciones de Bolívar y de Páez, paradójicamente, fueron la libertad de Cuba, la de Puerto Rico y ponerle fin a los desmanes del último realista, del sortario zambo José Dionisio Cisneros, que pese a haber sido el azote de la Patria por 25 años, -el bandido con quien ni Bolívar pudo con él-, (solo Páez pudo con Cisneros), aquel bandido terrible, en el fondo fue un niño de pecho frente al verdadero azote de la Patria, Boves, quien masacrara ciudades enteras, en Venezuela. Pero, finalmente, sus contados días tuvieron el final que por la historia se conoce, en Úrica. Los días de aquellos que se salen del orden divino, están enmarcados dentro del tiempo perfecto de Dios, que se ocupa de todo, aunque a veces pareciera que tardara un poco.
La Naturaleza de las cosas, se encarga de restablecer el orden divino que corresponde. Esta es la razón por la cual las situaciones generan sus propios líderes, como decía juiciosamente Aimé Bompland. Las RENOVACIONES generan sus propios hombres.
José Ingenieros, decía, en su obra: Las Fuerzas Morales, -libro de cabecera de los jóvenes líderes del mundo-: -“Cada vez que una generación envejece y reemplaza su ideario por bastardeados apetitos, la vida pública se abisma en la inmoralidad y en la violencia, En esa hora deben los jóvenes empuñar la Antorcha y pronunciar el Verbo: es su misión renovar el mundo moral y en ellos ponen sus esperanzas los pueblos que anhelan ensanchar los cimientos de la justicia. Libres de dogmatismos, pensando en una humanidad mejor, pueden aumentar la parte de felicidad común y disminuir el lote de comunes sufrimientos. La juventud es levadura moral de los pueblos”.
Escudero, -decía Erasmo de Rotterdam, que “la guerra es dulce para quien no la ha experimentado”. La gente no quiere guerras; la gente quiere paz, trabajo, progreso, educación elevada, abundancia de todo lo que tiene derecho y una vida digna para sí y su familia. Como la ley de la vida es el progreso, la misma vida se llevará por delante todo obstáculo que interfiera en sus planes trazados por el Arquitecto Universal.
Sentémonos, Escudero, a esperar; está por amanecer; es la hora del crepúsculo, del alba dorada, es la hora del amor, de la fraternidad, de la unidad, de la confianza en el futuro, ese futuro grande a que está destinada la Patria. El futuro, Escudero, está aquí y no en otro lugar. Hagamos que la Patria sea lo que anhelamos: Grande, Justa y Perfecta!!!!
Hidalgo pregunta la hora; Escudero responde que es medianoche en punto y que reina el silencio en el entorno. Empieza el amanecer; hay que descansar para recuperar las energías, para construir la nueva edad de oro de la Patria, como la soñó el Padre de la Patria, Bolívar, y Sucre, Páez, Miranda, y  como la sueñas tú Escudero, y yo, e incontables otros que amamos a la Patria.
Amor es la consigna en estos tiempos en que se precisa prudencia, fortaleza, confianza, templanza, paz y justicia. No has observado, Escudero, que después de la tempestad siempre sale el arco iris, y el buen tiempo? Son tiempos de Renovación, y de Evolución hacia más elevados estados de conciencia. Cultivemos en mayor grado el amor a la Patria!!!

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