miércoles, 9 de diciembre de 2009

RECTOS E INQUEBRANTABLES PROPÓSITOS




RECTOS E INQUEBRANTABLES PROPÓSITOS

Por: ©Giuseppe Isgró C.


-“Lo importante en la vida es tener un alto y definido ideal
con aptitud y perseverancia suficientes para lograrlo”-.
Orison Swett Marden

-“El éxito de la vida exige la obediencia
a las leyes de nuestra naturaleza”-.
Alexis Carrel

-Ten la certeza absoluta de que, en los planes cósmicos,
existe un lugar y una misión para ti. Descúbrela ahora,
proyecta un propósito y realiza la cuota de la Gran Obra
que el Supremo Artífice te ha asignado en la expansión universal
de la Creación: la que seas capaz de percibir, asumiéndola.
Siempre recibirás tu salario cósmico, oportunamente,
aunque la oportunidad de participar
constituye el mayor beneficio de todos
los que les son inherentes-.
Giuseppe Isgró C.


La percepción de la verdad otorga a la persona un deber y un derecho: asumir la realización de la cuota de la obra que concibe que alguien debe hacer y posesionarse del rol inherente, hasta concluirla exitosamente. Por eso decían los antiguos: -“Hazlo y tendrás el poder”-.

Quienes alcanzan una elevada comprensión de la Verdad Universal y de las leyes que rigen la vida y a los seres, adquieren un mayor grado de responsabilidad en su conducción impecable para servir de paradigmas a quienes les observan en el entorno donde actúan. Siendo más profunda su capacidad de percepción y más nítido su discernimiento, sus decisiones son más efectivas para elegir cursos de acciones que aporten los mejores resultados al más bajo costo de oportunidad. Quien comprende más se solidariza con sus semejantes en la construcción de un mundo mejor, creando las condiciones idóneas para vivir en armonía, reflejando en cada uno de sus propósitos y acciones la divinidad del ser interior en conexión con la fuente, como canal de luz, amor y poder creador.

El recto propósito da sentido a la propia existencia, mediante cuya realización se debe aportar la mayor suma de bien para todos, auto-incluyéndose.

Cuando Simón Bolívar asumió el propósito de dirigir el proceso de la Independencia Latinoamericana, -lo cual llevó a cabo con resultados positivos-, su vida se transformó, automáticamente, canalizando su genio creador, dándole gloria a su nombre al serle concedido el titulo honroso de Libertador y al Continente emancipado la conciencia de un destino autónomo en la creación de un nuevo mundo acorde con el ideal de la edad de oro en gestación.

¿Cuál es tu finalidad más importante en la vida? ¿Cómo conocerla?

¿Cuáles son tus talentos? ¿Cuál es tu vocación? ¿Cuáles son tus necesidades e inquietudes?

¿Cuál es el destino de la humanidad del planeta tierra? ¿Qué hay que mejorar en beneficio de todos? ¿Cuáles son las preguntas que esperan respuestas?

¿Qué servicio puedes brindar a la sociedad de la cual formas parte para recibir tu respectiva cuota en los beneficios inherentes?

¿Qué requiere ser mejorado en el entorno en que vives?

Todas aquellas cosas que percibes que alguien debe hacer en beneficio de la humanidad, ese alguien eres tú. Si aportas la parte del servicio que contribuye a satisfacer las necesidades insatisfechas de la colectividad, habrás encontrado el único camino que conduce a la riqueza integral. Estamos aquí con una finalidad y es imprescindible descubrirla para enfocar hacia ellas los talentos que hemos traído a la presente existencia y así dar el propio aporte, cosechando los frutos evolutivos equivalentes, sintiéndonos útiles, mereciendo, al mismo tiempo, que se nos deleguen nuevas tareas esenciales hasta alcanzar la maestría cósmica y convertirnos en creadores de nuevos mundos en la eterna expansión de la Creación Universal.

Dentro de este orden de ideas tenemos deberes y derechos: con el Creador Universal, con la humanidad y con nosotros mismos, en el eterno ahora.

En cada área de las propias responsabilidades, derechos, necesidades y aptitudes, es preciso forjarse un propósito deliberado para darle sentido a la vida, canalizando la energía creadora interna hacia objetivos determinados a corto, mediano, largo y macro plazo y de esta manera convertirnos en conductores inteligentes de nuestras vidas.

Poseemos un cúmulo de facultades capaces de expresar el poder potencialmente infinito con que está dotado nuestro eterno e inmortal espíritu, que es preciso desarrollar hasta alcanzar su perfecto dominio y la optimización de su uso, además del conocimiento de la realidad universal y de los valores inherentes, todo lo cual nos permite la visión clara para forjarnos rectos y deliberados propósitos que hagan de nuestra vida una obra maestra.

Recuerda: eres un capitán al mando de tu barco; este barco, en el desempeño de las funciones que le están asignadas, -propósitos-, debe trasladarse de un puerto a otro. Dependiendo de los propósitos programados, en cada caso, son elegidos los objetivos particulares: puertos de destinos temporales, en cada época y en determinados lapsos, que le darán sentido en la búsqueda del rumbo a seguir y del tipo de servicios que prestarás.
He aquí algunas claves esenciales:

1. Forjase un propósito claramente definido en cada una de las áreas vitales, es decir:

o En lo personal y en lo familiar.

o A nivel profesional, de trabajo y/o de servicio a la colectividad.

o En tu relación con el Creador Universal.

o En la asunción de un propósito inquebrantable de contribuir a la construcción de un mundo mejor.

o En cualesquiera otras áreas de tu interés.

2. En cada uno de los propósitos propuestos, es preciso plantearse objetivos a corto, mediano y largo plazo, y fijar, en cada caso, por escrito, los resultados –objetivos- específicos que sea preciso obtener.

3. Asignar, a cada objetivo, un plazo máximo de realización.
4. Realizar un objetivo a la vez de acuerdo al respectivo orden prioritario. Posees el poder suficiente para realizarlos, exitosamente, todos, siempre y cuando los ejecutes uno a uno. Esa es la regla de oro. Donde concentras la atención, la energía y los recursos pertinentes, se expande la conciencia y el poder creador.
5. Cada logro obtenido debe aportar beneficios óptimos para todas las partes involucradas, de acuerdo al valor de la justicia y a la equidad, en armonía con todos y con el Todo.

6. Considerar, en cada caso, el propósito o finalidad que cada quien persigue en su relación contigo, para evaluar su sinceridad, ventajas e inconvenientes, justicia y equidad.

o Cada propósito genera, automáticamente, un poder de auto-exclusión, activando la ley de atracción, que atraerá, al propio círculo de influencias y actividades a los elementos coadyuvantes esenciales en todos los ámbitos vitales, a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero; a la ley de repulsión, -denominada, también, ley de aislamiento cósmico-, que te permitirá identificar todo lo que no es compatible con tu propósito, descartándolo y excluyéndolo. Imagina –por un momento,-, las ventajas de la liberación de todas las cargas innecesarias que una excelente programación de propósitos aporta, como factor motivador.

o Abstenerse, -como práctica efectiva del desapego-, de todo lo que es innecesario a la realización de nuestra obra y a los propósitos que les guían, equivale a centuplicar las propias posibilidades, tomando en cuenta de que es imposible recorrer dos caminos al mismo tiempo. Hay que elegir uno, el mejor, y para eso es preciso desarrollar las habilidades de toma de decisiones inherentes.
Dentro de los elevados propósitos que el ser humano precisa plantearse en la vida, podrían sintetizarse:

CONOCIMIENTO de sí y del entorno universal del cual se forma parte: A nivel físico, mental y espiritual.

a) A nivel espiritual:

o Conocimiento del espíritu eterno e inmortal que se posee y se es.

o Facultades espirituales de las cuales está dotado el ser humano.

o Atributos divinos que posees análogos a los del Creador Universal, los cuales fungen como sentidos cósmicos.

o Poder potencialmente infinito del cual te encuentras dotado, -o dotada-, y que expresas, gradualmente, en forma equivalente a las necesidades afrontadas y a la magnitud de los propósitos forjados y asumidos como objetivos de realización personal.

o Misión que te ha sido asignada, en el eterno presente, por el Creador Universal, en los planes cósmicos.

o Reencarnación en ilimitados ciclos de vida y en inmensos mundos del universo.

o Una perspectiva universal de la vida.

o Conciencia de la UNICIDAD –UNO, no trino- del Creador Universal.

o Conciencia de la UNIDAD perfecta e indisoluble que conformas con la FUENTE: el Creador Universal.

o Espiritualidad directa centrada en el Creador Universal, sin intermediarios. Meditación en Él y en sus atributos divinos. Práctica del Dickr, la constante conciencia de Él.

o Conocimiento del alma, -peri-espíritu, hilo de plata-, como: elemento de conexión con el cuerpo o vehículo físico, archivo –o memoria- espiritual, elasticidad y factor coadyuvante de gran número de facultades espirituales, etcétera.

b) A nivel Físico:

o Conocimiento del cuerpo, en todas sus vertientes.

o Leyes de la salud; alimentación saludable, ejercicios adecuados y necesarios.

o Conciencia de la misión en la dimensión física de la vida.

o Percepción de las necesidades de la vida humana: 1) Básicas: alimentación, vestido, vivienda, sexo, aire, trasporte, etcétera; 2) Seguridad, de la satisfacción de las necesidades básicas, de la propia integridad personal, honor, reputación y del patrimonio; 3) Sociales o afectivas: necesidad de pertenencia a un grupo familiar, de trabajo o servicio; 4) Estimación: propia y ajena, impulsándola de los grandes logros existenciales; 5) Autorrealización: ser lo que se anhela y alcanzar la ascensión del espíritu a la maestría universal; la conexión con la fuente, la meditación en el Creador Universal y sus atributos divinos. Conciencia de la UNIDAD con la fuente y la percepción de la divinidad del ser con su ilimitado potencial.

Alexis Carrel, -pensador francés del siglo XX-, expresó: -“..Existen muchos hombres y mujeres que buscan, no el provecho, la seguridad o la satisfacción exclusiva de los bienes materiales, sino un gran ideal. Ideal del poeta, del artesano, del artista, que se dedican al culto de la belleza. Ideal del sabio o del “buscador espiritual”, cuyos esfuerzos todos tienden hacia la verdad. Ideal de aquellos que se sacrifican por ayudar a los demás. Ideal de la mujer que se da enteramente a la obra sublime de hacer y de formar seres humanos”-.

o Conocimiento de las fortalezas, aptitudes y vocaciones que traes a cada ciclo de vida, -de un inmenso número de reencarnaciones previas-, que puedan imprimirle sentido a tu actividad o roles existenciales como ciudadano, padre o madre, hijo o hija, profesional, artesano, persona, etcétera.

o Puntos menos fuertes, o carencias, que requiere transmutar en su polaridad opuesta positiva.

o Es decir: El karma existencial: positivo o negativo, para optimizar o depurar.

c) A nivel cósmico:

o Percepción de la realidad universal y de la vida existente en infinidad de mundos; teniendo presente que se forman –constantemente- nuevos planetas; otros, la mayoría, se encuentran en plenas actividades evolutivas; un determinado número, en fases de extinción, y algunos, ya extinguidos, por cuya lejanía, en años luz, sigue llegándonos su luz. Esto aporta una perspectiva más realista de la Creación.

o Conciencia de la solidaridad universal y de lo que esto implica.

o Conocimiento de las leyes universales.

o Interrelación entre la dimensión espiritual y la física.

d) En su carrera como ser:

o ¿De dónde viene?

o ¿Por qué está aquí?

o ¿Hacia dónde va?

o Conocimiento de todo el bagaje heredado de generaciones anteriores.

o Asumir el rol de servicio para dejar un mejor planeta de aquel que hemos recibido.

o Elegir una carrera profesional o una actividad de vida mediante la cual sustentarse y que a la vez sea el medio de sustentamiento de la propia familia.

e) Agregar cualquier otro elemento que estimes necesario.

f) Asimilar técnicas de meditación, concentración, relajación, psico-programación, etcétera, que optimicen los propios recursos físicos y psico-mentales.

Decía Confucio, en su tratado El ta-hio -o El gran estudio-, lo siguiente: -“Ante todo hay que conocer el objeto al que debemos atender, o sea nuestro destino definitivo, y tomar acto seguido una determinación –propósito-; una vez tomada esa determinación, -propósito-, se puede tener ya el espíritu sereno y tranquilo; cuando el espíritu está sereno y tranquilo, se puede ya gozar de aquel reposo inalterable que nada puede turbar; cuando se goza de aquel reposo inalterable que nada puede turbar, podemos ya meditar y formarnos un juicio acerca de la esencia de las cosas; y cuando nos hemos formado un juicio acerca de las cosas, podemos ya alcanzar el estado de perfeccionamiento que habíamos deseado”-. Luego, agrega: -“Los seres de la naturaleza tienen una causa y unos efectos; las acciones humanas tienen un principio y unas consecuencias. Conocer las causas y los efectos, los principios y las consecuencias, es como acercarse mucho al método racional con el cual se alcanza la perfección”-.

Es preciso que nuestras intenciones, al forjar cualesquiera propósitos, se correspondan con los elevados valores universales de la justicia, del amor, de la belleza, de la fraternidad, de la solidaridad y del servicio recíproco, en armonía con la práctica de todas las virtudes y con los planes trazados por el Supremo Artífice en el concierto universal.

Con la recta opinión, cada ser ha alcanzado la visión adecuada en torno a la cual centra su atención, la cual le permite darse cuenta de la realidad que afronta en el entorno al cual se circunscribe su acción, percibiendo las necesidades insatisfechas a las que contribuirá a satisfacer mediante su servicio o el aporte del bien equivalente, por una parte, haciendo lo cual, dispone de los medios suficientes para el propio sustentamiento de vida como persona o ciudadano, a la vez que funge como medio de desarrollo personal y profesional, aportándole la riqueza integral que precisa y el derecho de asumir, cada vez, mayores cuotas de responsabilidad social.

La realidad que es capaz de percibir en el entorno en el cual vive, y se desenvuelve, le permite identificar cuales de sus atributos, dones o aptitudes puede optimizar como oportunidad inherente de crecimiento integral.

Dicha visión de la realidad del entorno y de sí, como persona, son las que van a identificar las oportunidades que le conducirán a forjarse propósitos de servicio, mediante los cuales asumir roles y objetivos a corto, mediano y largo plazo, pero, todavía esos propósitos, si no da los pasos siguientes, podrían quedarse en simple intenciones y nada más. Esos pasos esenciales contribuyen a transformar esos propósitos en rectas palabras y acciones, que son los apartes que pasaremos a analizar en los siguientes capítulos del Noble Sendero Óctuple.

Firmes e invariables propósitos, en el espacio y en el tiempo, -en el eterno ahora-, sirven para mantener una acción tenaz y sostenida, con lo cual se le da consistencia a la propia obra hasta alcanzar los resultados apetecidos e imprimirán, cuando más sea necesario, ese impulso creador que activa los poderes de la mente creando las circunstancias favorables al fin propuesto y las coincidencias que aportan los recursos y las personas necesarias en el momento oportuno, y en las cantidades suficientes e inherentes.

Igualmente, firmes e invariables son los propósitos universales que conforman los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo; es preciso compenetrarse con ellos para que nuestra obra adquiera la trascendencia necesaria en el espacio y en el tiempo, y en armonía con todos y con el Todo, en cuya acción nos transformamos en instrumento de la voluntad divina y de la sabia inteligencia universal.

Inspirados los propios propósitos en los valores universales que rigen el universo, adquieren la facultad de transmutar, canalizando, nuestros deseos en su polaridad positiva, adoptando, únicamente, objetivos positivos, con lo cual, nuestra acción, además de volverse inocua para los demás, aporta la mayor suma de bien para todos y para sí, simultáneamente.

Confucio, expresó: -“Cuando hemos penetrado y profundizado en los principios de las acciones, los conocimientos morales alcanzan, luego, su mayor grado de perfección; cuando los conocimientos morales han alcanzado su mayor grado de perfección, nuestras intenciones se tornan puras y sinceras; si las intenciones se tornan puras y sinceras, el espíritu se llena enseguida de probidad y rectitud; cuando el espíritu se llena de probidad y rectitud, nuestro ser queda corregido y mejorado; una vez corregido y mejorado el ser, la familia es bien dirigida; cuando la familia es bien dirigida, el país es bien gobernado; y cuando el país es bien gobernado, el mundo goza de paz y buena armonía”.

La claridad de propósito, nos permite percibir:

1. Lo que es preciso hacer en cada caso; y lo que hay que dejar de lado.

2. Qué objetivos hay que enunciar por escrito, para darle carácter de permanencia, que reflejen los resultados precisos que se deben obtener a corto, mediano y largo plazo.

3. Planificar, en el espacio y en el tiempo, cómo realizarlos por su estricto orden de prioridad. Es decir: elección de la estrategia a largo plazo; y, la táctica, en el corto.

4. Establecer quien debe contribuir a su logro.

5. Tener presente los valores éticos que deben regir su logro y las relaciones interpersonales. Por ejemplo: Equidad, tratos justos, excelencia en el servicio, armonía, efectiva cooperación, cortesía, humildad, gratitud, tenacidad, persistencia, buen humor, integridad, probidad, respeto, dignidad, amor, compasión, sinceridad, responsabilidad social asumida, etcétera.

6. Rectos propósitos, implican trabajar en la correcta misión de nuestra vida, de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo y al rol que diseñó para cada quien en el concierto de todas las cosas, desde una perspectiva divina, en el eterno ahora, cuya percepción intuitiva –e inspirativa- aflora, en cada época, de acuerdo a las inquietudes de los tiempos, en la propia conciencia, con el respectivo impulso creador, -y el inherente bloqueo temporal- que permite, siempre, encontrarse en el lugar preciso, haciendo la cosa adecuada, en el momento oportuno.

En la conexión con la Fuente se encuentra la guía y la fuerza. Sé un instrumento dócil –y confiable- de la voluntad divina, en la Rueda de la Vida, -El Círculo y el Signo Más-.

Adelante.

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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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miércoles, 9 de diciembre de 2009

RECTOS E INQUEBRANTABLES PROPÓSITOS




RECTOS E INQUEBRANTABLES PROPÓSITOS

Por: ©Giuseppe Isgró C.


-“Lo importante en la vida es tener un alto y definido ideal
con aptitud y perseverancia suficientes para lograrlo”-.
Orison Swett Marden

-“El éxito de la vida exige la obediencia
a las leyes de nuestra naturaleza”-.
Alexis Carrel

-Ten la certeza absoluta de que, en los planes cósmicos,
existe un lugar y una misión para ti. Descúbrela ahora,
proyecta un propósito y realiza la cuota de la Gran Obra
que el Supremo Artífice te ha asignado en la expansión universal
de la Creación: la que seas capaz de percibir, asumiéndola.
Siempre recibirás tu salario cósmico, oportunamente,
aunque la oportunidad de participar
constituye el mayor beneficio de todos
los que les son inherentes-.
Giuseppe Isgró C.


La percepción de la verdad otorga a la persona un deber y un derecho: asumir la realización de la cuota de la obra que concibe que alguien debe hacer y posesionarse del rol inherente, hasta concluirla exitosamente. Por eso decían los antiguos: -“Hazlo y tendrás el poder”-.

Quienes alcanzan una elevada comprensión de la Verdad Universal y de las leyes que rigen la vida y a los seres, adquieren un mayor grado de responsabilidad en su conducción impecable para servir de paradigmas a quienes les observan en el entorno donde actúan. Siendo más profunda su capacidad de percepción y más nítido su discernimiento, sus decisiones son más efectivas para elegir cursos de acciones que aporten los mejores resultados al más bajo costo de oportunidad. Quien comprende más se solidariza con sus semejantes en la construcción de un mundo mejor, creando las condiciones idóneas para vivir en armonía, reflejando en cada uno de sus propósitos y acciones la divinidad del ser interior en conexión con la fuente, como canal de luz, amor y poder creador.

El recto propósito da sentido a la propia existencia, mediante cuya realización se debe aportar la mayor suma de bien para todos, auto-incluyéndose.

Cuando Simón Bolívar asumió el propósito de dirigir el proceso de la Independencia Latinoamericana, -lo cual llevó a cabo con resultados positivos-, su vida se transformó, automáticamente, canalizando su genio creador, dándole gloria a su nombre al serle concedido el titulo honroso de Libertador y al Continente emancipado la conciencia de un destino autónomo en la creación de un nuevo mundo acorde con el ideal de la edad de oro en gestación.

¿Cuál es tu finalidad más importante en la vida? ¿Cómo conocerla?

¿Cuáles son tus talentos? ¿Cuál es tu vocación? ¿Cuáles son tus necesidades e inquietudes?

¿Cuál es el destino de la humanidad del planeta tierra? ¿Qué hay que mejorar en beneficio de todos? ¿Cuáles son las preguntas que esperan respuestas?

¿Qué servicio puedes brindar a la sociedad de la cual formas parte para recibir tu respectiva cuota en los beneficios inherentes?

¿Qué requiere ser mejorado en el entorno en que vives?

Todas aquellas cosas que percibes que alguien debe hacer en beneficio de la humanidad, ese alguien eres tú. Si aportas la parte del servicio que contribuye a satisfacer las necesidades insatisfechas de la colectividad, habrás encontrado el único camino que conduce a la riqueza integral. Estamos aquí con una finalidad y es imprescindible descubrirla para enfocar hacia ellas los talentos que hemos traído a la presente existencia y así dar el propio aporte, cosechando los frutos evolutivos equivalentes, sintiéndonos útiles, mereciendo, al mismo tiempo, que se nos deleguen nuevas tareas esenciales hasta alcanzar la maestría cósmica y convertirnos en creadores de nuevos mundos en la eterna expansión de la Creación Universal.

Dentro de este orden de ideas tenemos deberes y derechos: con el Creador Universal, con la humanidad y con nosotros mismos, en el eterno ahora.

En cada área de las propias responsabilidades, derechos, necesidades y aptitudes, es preciso forjarse un propósito deliberado para darle sentido a la vida, canalizando la energía creadora interna hacia objetivos determinados a corto, mediano, largo y macro plazo y de esta manera convertirnos en conductores inteligentes de nuestras vidas.

Poseemos un cúmulo de facultades capaces de expresar el poder potencialmente infinito con que está dotado nuestro eterno e inmortal espíritu, que es preciso desarrollar hasta alcanzar su perfecto dominio y la optimización de su uso, además del conocimiento de la realidad universal y de los valores inherentes, todo lo cual nos permite la visión clara para forjarnos rectos y deliberados propósitos que hagan de nuestra vida una obra maestra.

Recuerda: eres un capitán al mando de tu barco; este barco, en el desempeño de las funciones que le están asignadas, -propósitos-, debe trasladarse de un puerto a otro. Dependiendo de los propósitos programados, en cada caso, son elegidos los objetivos particulares: puertos de destinos temporales, en cada época y en determinados lapsos, que le darán sentido en la búsqueda del rumbo a seguir y del tipo de servicios que prestarás.
He aquí algunas claves esenciales:

1. Forjase un propósito claramente definido en cada una de las áreas vitales, es decir:

o En lo personal y en lo familiar.

o A nivel profesional, de trabajo y/o de servicio a la colectividad.

o En tu relación con el Creador Universal.

o En la asunción de un propósito inquebrantable de contribuir a la construcción de un mundo mejor.

o En cualesquiera otras áreas de tu interés.

2. En cada uno de los propósitos propuestos, es preciso plantearse objetivos a corto, mediano y largo plazo, y fijar, en cada caso, por escrito, los resultados –objetivos- específicos que sea preciso obtener.

3. Asignar, a cada objetivo, un plazo máximo de realización.
4. Realizar un objetivo a la vez de acuerdo al respectivo orden prioritario. Posees el poder suficiente para realizarlos, exitosamente, todos, siempre y cuando los ejecutes uno a uno. Esa es la regla de oro. Donde concentras la atención, la energía y los recursos pertinentes, se expande la conciencia y el poder creador.
5. Cada logro obtenido debe aportar beneficios óptimos para todas las partes involucradas, de acuerdo al valor de la justicia y a la equidad, en armonía con todos y con el Todo.

6. Considerar, en cada caso, el propósito o finalidad que cada quien persigue en su relación contigo, para evaluar su sinceridad, ventajas e inconvenientes, justicia y equidad.

o Cada propósito genera, automáticamente, un poder de auto-exclusión, activando la ley de atracción, que atraerá, al propio círculo de influencias y actividades a los elementos coadyuvantes esenciales en todos los ámbitos vitales, a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero; a la ley de repulsión, -denominada, también, ley de aislamiento cósmico-, que te permitirá identificar todo lo que no es compatible con tu propósito, descartándolo y excluyéndolo. Imagina –por un momento,-, las ventajas de la liberación de todas las cargas innecesarias que una excelente programación de propósitos aporta, como factor motivador.

o Abstenerse, -como práctica efectiva del desapego-, de todo lo que es innecesario a la realización de nuestra obra y a los propósitos que les guían, equivale a centuplicar las propias posibilidades, tomando en cuenta de que es imposible recorrer dos caminos al mismo tiempo. Hay que elegir uno, el mejor, y para eso es preciso desarrollar las habilidades de toma de decisiones inherentes.
Dentro de los elevados propósitos que el ser humano precisa plantearse en la vida, podrían sintetizarse:

CONOCIMIENTO de sí y del entorno universal del cual se forma parte: A nivel físico, mental y espiritual.

a) A nivel espiritual:

o Conocimiento del espíritu eterno e inmortal que se posee y se es.

o Facultades espirituales de las cuales está dotado el ser humano.

o Atributos divinos que posees análogos a los del Creador Universal, los cuales fungen como sentidos cósmicos.

o Poder potencialmente infinito del cual te encuentras dotado, -o dotada-, y que expresas, gradualmente, en forma equivalente a las necesidades afrontadas y a la magnitud de los propósitos forjados y asumidos como objetivos de realización personal.

o Misión que te ha sido asignada, en el eterno presente, por el Creador Universal, en los planes cósmicos.

o Reencarnación en ilimitados ciclos de vida y en inmensos mundos del universo.

o Una perspectiva universal de la vida.

o Conciencia de la UNICIDAD –UNO, no trino- del Creador Universal.

o Conciencia de la UNIDAD perfecta e indisoluble que conformas con la FUENTE: el Creador Universal.

o Espiritualidad directa centrada en el Creador Universal, sin intermediarios. Meditación en Él y en sus atributos divinos. Práctica del Dickr, la constante conciencia de Él.

o Conocimiento del alma, -peri-espíritu, hilo de plata-, como: elemento de conexión con el cuerpo o vehículo físico, archivo –o memoria- espiritual, elasticidad y factor coadyuvante de gran número de facultades espirituales, etcétera.

b) A nivel Físico:

o Conocimiento del cuerpo, en todas sus vertientes.

o Leyes de la salud; alimentación saludable, ejercicios adecuados y necesarios.

o Conciencia de la misión en la dimensión física de la vida.

o Percepción de las necesidades de la vida humana: 1) Básicas: alimentación, vestido, vivienda, sexo, aire, trasporte, etcétera; 2) Seguridad, de la satisfacción de las necesidades básicas, de la propia integridad personal, honor, reputación y del patrimonio; 3) Sociales o afectivas: necesidad de pertenencia a un grupo familiar, de trabajo o servicio; 4) Estimación: propia y ajena, impulsándola de los grandes logros existenciales; 5) Autorrealización: ser lo que se anhela y alcanzar la ascensión del espíritu a la maestría universal; la conexión con la fuente, la meditación en el Creador Universal y sus atributos divinos. Conciencia de la UNIDAD con la fuente y la percepción de la divinidad del ser con su ilimitado potencial.

Alexis Carrel, -pensador francés del siglo XX-, expresó: -“..Existen muchos hombres y mujeres que buscan, no el provecho, la seguridad o la satisfacción exclusiva de los bienes materiales, sino un gran ideal. Ideal del poeta, del artesano, del artista, que se dedican al culto de la belleza. Ideal del sabio o del “buscador espiritual”, cuyos esfuerzos todos tienden hacia la verdad. Ideal de aquellos que se sacrifican por ayudar a los demás. Ideal de la mujer que se da enteramente a la obra sublime de hacer y de formar seres humanos”-.

o Conocimiento de las fortalezas, aptitudes y vocaciones que traes a cada ciclo de vida, -de un inmenso número de reencarnaciones previas-, que puedan imprimirle sentido a tu actividad o roles existenciales como ciudadano, padre o madre, hijo o hija, profesional, artesano, persona, etcétera.

o Puntos menos fuertes, o carencias, que requiere transmutar en su polaridad opuesta positiva.

o Es decir: El karma existencial: positivo o negativo, para optimizar o depurar.

c) A nivel cósmico:

o Percepción de la realidad universal y de la vida existente en infinidad de mundos; teniendo presente que se forman –constantemente- nuevos planetas; otros, la mayoría, se encuentran en plenas actividades evolutivas; un determinado número, en fases de extinción, y algunos, ya extinguidos, por cuya lejanía, en años luz, sigue llegándonos su luz. Esto aporta una perspectiva más realista de la Creación.

o Conciencia de la solidaridad universal y de lo que esto implica.

o Conocimiento de las leyes universales.

o Interrelación entre la dimensión espiritual y la física.

d) En su carrera como ser:

o ¿De dónde viene?

o ¿Por qué está aquí?

o ¿Hacia dónde va?

o Conocimiento de todo el bagaje heredado de generaciones anteriores.

o Asumir el rol de servicio para dejar un mejor planeta de aquel que hemos recibido.

o Elegir una carrera profesional o una actividad de vida mediante la cual sustentarse y que a la vez sea el medio de sustentamiento de la propia familia.

e) Agregar cualquier otro elemento que estimes necesario.

f) Asimilar técnicas de meditación, concentración, relajación, psico-programación, etcétera, que optimicen los propios recursos físicos y psico-mentales.

Decía Confucio, en su tratado El ta-hio -o El gran estudio-, lo siguiente: -“Ante todo hay que conocer el objeto al que debemos atender, o sea nuestro destino definitivo, y tomar acto seguido una determinación –propósito-; una vez tomada esa determinación, -propósito-, se puede tener ya el espíritu sereno y tranquilo; cuando el espíritu está sereno y tranquilo, se puede ya gozar de aquel reposo inalterable que nada puede turbar; cuando se goza de aquel reposo inalterable que nada puede turbar, podemos ya meditar y formarnos un juicio acerca de la esencia de las cosas; y cuando nos hemos formado un juicio acerca de las cosas, podemos ya alcanzar el estado de perfeccionamiento que habíamos deseado”-. Luego, agrega: -“Los seres de la naturaleza tienen una causa y unos efectos; las acciones humanas tienen un principio y unas consecuencias. Conocer las causas y los efectos, los principios y las consecuencias, es como acercarse mucho al método racional con el cual se alcanza la perfección”-.

Es preciso que nuestras intenciones, al forjar cualesquiera propósitos, se correspondan con los elevados valores universales de la justicia, del amor, de la belleza, de la fraternidad, de la solidaridad y del servicio recíproco, en armonía con la práctica de todas las virtudes y con los planes trazados por el Supremo Artífice en el concierto universal.

Con la recta opinión, cada ser ha alcanzado la visión adecuada en torno a la cual centra su atención, la cual le permite darse cuenta de la realidad que afronta en el entorno al cual se circunscribe su acción, percibiendo las necesidades insatisfechas a las que contribuirá a satisfacer mediante su servicio o el aporte del bien equivalente, por una parte, haciendo lo cual, dispone de los medios suficientes para el propio sustentamiento de vida como persona o ciudadano, a la vez que funge como medio de desarrollo personal y profesional, aportándole la riqueza integral que precisa y el derecho de asumir, cada vez, mayores cuotas de responsabilidad social.

La realidad que es capaz de percibir en el entorno en el cual vive, y se desenvuelve, le permite identificar cuales de sus atributos, dones o aptitudes puede optimizar como oportunidad inherente de crecimiento integral.

Dicha visión de la realidad del entorno y de sí, como persona, son las que van a identificar las oportunidades que le conducirán a forjarse propósitos de servicio, mediante los cuales asumir roles y objetivos a corto, mediano y largo plazo, pero, todavía esos propósitos, si no da los pasos siguientes, podrían quedarse en simple intenciones y nada más. Esos pasos esenciales contribuyen a transformar esos propósitos en rectas palabras y acciones, que son los apartes que pasaremos a analizar en los siguientes capítulos del Noble Sendero Óctuple.

Firmes e invariables propósitos, en el espacio y en el tiempo, -en el eterno ahora-, sirven para mantener una acción tenaz y sostenida, con lo cual se le da consistencia a la propia obra hasta alcanzar los resultados apetecidos e imprimirán, cuando más sea necesario, ese impulso creador que activa los poderes de la mente creando las circunstancias favorables al fin propuesto y las coincidencias que aportan los recursos y las personas necesarias en el momento oportuno, y en las cantidades suficientes e inherentes.

Igualmente, firmes e invariables son los propósitos universales que conforman los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo; es preciso compenetrarse con ellos para que nuestra obra adquiera la trascendencia necesaria en el espacio y en el tiempo, y en armonía con todos y con el Todo, en cuya acción nos transformamos en instrumento de la voluntad divina y de la sabia inteligencia universal.

Inspirados los propios propósitos en los valores universales que rigen el universo, adquieren la facultad de transmutar, canalizando, nuestros deseos en su polaridad positiva, adoptando, únicamente, objetivos positivos, con lo cual, nuestra acción, además de volverse inocua para los demás, aporta la mayor suma de bien para todos y para sí, simultáneamente.

Confucio, expresó: -“Cuando hemos penetrado y profundizado en los principios de las acciones, los conocimientos morales alcanzan, luego, su mayor grado de perfección; cuando los conocimientos morales han alcanzado su mayor grado de perfección, nuestras intenciones se tornan puras y sinceras; si las intenciones se tornan puras y sinceras, el espíritu se llena enseguida de probidad y rectitud; cuando el espíritu se llena de probidad y rectitud, nuestro ser queda corregido y mejorado; una vez corregido y mejorado el ser, la familia es bien dirigida; cuando la familia es bien dirigida, el país es bien gobernado; y cuando el país es bien gobernado, el mundo goza de paz y buena armonía”.

La claridad de propósito, nos permite percibir:

1. Lo que es preciso hacer en cada caso; y lo que hay que dejar de lado.

2. Qué objetivos hay que enunciar por escrito, para darle carácter de permanencia, que reflejen los resultados precisos que se deben obtener a corto, mediano y largo plazo.

3. Planificar, en el espacio y en el tiempo, cómo realizarlos por su estricto orden de prioridad. Es decir: elección de la estrategia a largo plazo; y, la táctica, en el corto.

4. Establecer quien debe contribuir a su logro.

5. Tener presente los valores éticos que deben regir su logro y las relaciones interpersonales. Por ejemplo: Equidad, tratos justos, excelencia en el servicio, armonía, efectiva cooperación, cortesía, humildad, gratitud, tenacidad, persistencia, buen humor, integridad, probidad, respeto, dignidad, amor, compasión, sinceridad, responsabilidad social asumida, etcétera.

6. Rectos propósitos, implican trabajar en la correcta misión de nuestra vida, de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo y al rol que diseñó para cada quien en el concierto de todas las cosas, desde una perspectiva divina, en el eterno ahora, cuya percepción intuitiva –e inspirativa- aflora, en cada época, de acuerdo a las inquietudes de los tiempos, en la propia conciencia, con el respectivo impulso creador, -y el inherente bloqueo temporal- que permite, siempre, encontrarse en el lugar preciso, haciendo la cosa adecuada, en el momento oportuno.

En la conexión con la Fuente se encuentra la guía y la fuerza. Sé un instrumento dócil –y confiable- de la voluntad divina, en la Rueda de la Vida, -El Círculo y el Signo Más-.

Adelante.

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