sábado, 26 de mayo de 2012

EL LOBO Y LOS CORDEROS: UN CUENTO


EL LOBO Y LOS CORDEROS

 

©Giuseppe Isgró C.

 

 

     Cuentan que cierta vez, habiéndose comido una loba a un cordero, de los dos que amamantaba una oveja, con la prisa con que salió corriendo dejó en el lugar a su lobito, quien, por ser muy pequeño y no saber, aún, que era un lobo, se quedó, juntándose con el cordero remanente.

Lo extraño del caso es que, la oveja madre, quién sabe por cual razón, lo adoptó y amamantó como a su hijo. El lobito creció junto con los demás corderos del rebaño, en la montaña. Era un rebaño  salvaje por haber sido abandonado por sus dueños hacía ya mucho tiempo, quienes por su avanzada edad, se fueron a la ciudad y jamás volvieron al campo. Cosas que suelen ocurrir.

Ahora bien, los corderos se acostumbraron a ver crecer junto con ellos a lobito, que ya, para ellos, era un cordero más. Quizá era como el patito feo del grupo, pero, en fin, nadie lo discriminaba.

Como grupo social, cada rebaño tiene su jefe. El lobo, poco a poco, en una acción constante, fue aniquilando a todos los virtuales jefes del rebaño, y por supuesto, se llevó por delante, en primer lugar, a los jefes de turno que ya eran de edad avanzada; hasta quedarse como jefe absoluto.

Dado que el lobo era fuerte, astuto y con los colmillos afilados y con garras poderosas, el rebaño  se sintió seguro y protegido con un jefe tan fuera de serie.

Lo cierto del caso es que creó una gran expectativa el lobo camuflado de cordero.

Pero, en fin, lobo es lobo aunque se vista de cordero; o, aunque haya crecido creyendo que lo era.

Lo cierto del caso es, que, gradualmente se fue percatando de que el instinto de lobo le hacía apetecible comerse a los sabrosos corderos del rebaño. Pero, su sentido de lealtad le creaba cierta resistencia.

Un día que se decidió en dar un golpe de gracia, trató de acorralar a un cordero que se le había quedado rezagado, cuando un grupo de corderos de edad avanzada fue en su ayuda, y el lobo, que en realidad se creía cordero, salió corriendo huyendo del rebaño, y tanto fue lo que caminó que llegó hasta lo más profundo del bosque, donde una manada de lobos salió a atacarlo por su acentuado olor a cordero. Pero, pronto reconocieron, por su forma exterior, al lobo. Lobo reconoce a lobo en cualquier lugar y circunstancias. Se le acercaron, lo huelen, y el lobito, que ya no lo era tanto, porque había crecido bastante, se encontraba atemorizado.

Fue entonces cuando el jefe lobo, le preguntó:

-¿Por qué tienes miedo? Tú eres un lobo como nosotros y te acogemos como a un miembro de la familia.

El lobito, encontrándose a gusto con los lobos, sus congéneres, le cuenta su vida con los corderos: sus andanzas y la manera en que le corrieron del grupo por querer comerse a un corderito.

El gran lobo jefe se rió; su risita era socarrona, luego le dijo:

-No lo puedo creer, lobo corriendo por miedo a los corderos.

Acto seguido, agregó:

-Nosotros te enseñaremos las antiguas artes de la guerra y de la cacería, de nuestros antepasados los lobos, que hemos practicado en incontables generaciones. Descubrirás que la maña vale más que la fuerza. Volverás a tu antiguo grupo y le harás ver que eres un cordero arrepentido, quienes volverán a aceptarte como su jefe absoluto, y luego, haciendo discurso de loco, te creerán tal y, poco a poco, uno a uno te los irás comiendo y tendrás comida para los próximos 40 años. Te irás comiendo a los de más edad, primero, y luego a los más jóvenes; creerán, engañados, que eres su protector al decirle que aquellos corderos eran unos corruptos y oligarcas, que era preciso exterminarlos a todos. Estos miembros jóvenes de tu rebaño crecerán como si tú fueses su protector, y ellos te proporcionarán tu sustento mientras vivas.

Dado que tienes un rebaño muy grande, tú nos facilitas, ocasionalmente, algunos corderos, y nosotros, a cambio, te daremos tecnología bélica, políticas para sustentar tu liderazgo, modelos de leyes que ya han sido probadas como efectivas; te facilitaremos lobos entrenados para ir controlando a los corderitos más avispados, y con el cuento de ayuda recíproca, te daremos el apoyo que necesitas para sustentarte, y sobre todo, protegerte del Gran lobo del norte, que es un voraz devorador de rebaños; de los grupos de occidente, donde conviven tres o cuatro bandos de lobos, cada cual más “lobo” que el otro. Son tan sofisticados y hábiles, que a los más astutos hay que ganárselos para la causa, mandándole de vez en cuando algunos corderos y a las demás manadas de lobos del continente que no son tan fuertes, le darás alguno que otro cordero, de manera que, cuando tú te quites la máscara de lobo cordero, permitirá que ellos, por los favores que te deben, te sigan reconociendo como lobo-cordero-benefactor, y aun viendo tan torva la faz de lobo temible que eres, te reconocerán como jefe legítimo y te crean su amigo. Afirmando que eres un cordero, pero el jefe de todo el continente en que se encuentra tu rebaño, te llegarán a creer. Con la repetición suficiente, todo se llega a creer. Pero, siempre se paga un costo cuando lo afirmado no se corresponde con la verdad. Es bueno recordarlo!

Poco a poco, mijito, hasta el mismo mundo se te quedará pequeño; inclusive, hasta vas a querer competir con el papá upa. Pero, allí no tienes nada que hacer; ese será siempre el jefe del universo y tiene la horma para cada quien. Si le buscas, le encontrarás. Pero, no temas, Él te buscará a ti, en el tiempo perfecto que conoce bien en el eterno ahora.

El lobito escuchaba extasiado las sabias enseñanzas del gran lobo jefe. Por algo éste se había mantenido por 40 años, o más, en el poder, y por los vientos que soplan, y su buen estado de fortaleza, otro tanto quisiera estar. Habían transcurrido ya unas cuantas lunas llenas desde que se erigió en jefe absoluto, por eso sus barbas blanquecinas les hacían ver como un lobo venerable y sabio. En verdad que no era cualquier cosa…

Lobo viejo y lobo joven elaboran un plan para apoderarse del gran rebaño de corderos.

Escogió de guardaespaldas a unos corderos fuertes, quienes tenían un gran ascendiente en el rebaño; por todas partes iba con ellos escoltado. Adoptó el lema de un antiguo cordero que, en la larga trayectoria histórica de los corderos era considerado uno de los genios corderiles más importantes de todos los tiempos. (Se le denominaba El Libertador).  

Hablando con el lenguaje y el mensaje de tal genio fue acaparando la atención de las masas, y el temor de los corderos más avispados que no se comían el cuento.

Uno a uno se los metió en el bolsillo a todos. A unos ofreciéndoles villas y castillos; a otros cargos, a algunos más lo que se le antojara, y a la casta más poderosa, poder y los valles más fértiles, para su propio gozo.

El lobito conquistó el rebaño y lo sometió a sus fines, incondicionalmente. Le fue comunicando, gradualmente, los proyectos que se propone desarrollar en el tiempo, que significa todo el tiempo que Dios otorga en cada ciclo de vida, mientras su voluntad lo permita, ya que el tiempo de Dios es perfecto: tiene su hora, su minuto y su segundo; su inicio y su término. En el instante preciso la noche muda en día, y ya el día no es más noche mientras dura el día. El murciélago se retira a su oscura cueva tan pronto como amanezca. Y, amanecerá!…. ¿Alguien lo duda? Y volverá a oscurecer, también. Acción-reacción; noche-día; oscuridad-luz: la eterna polarización hacia Dios. En el camino todos se van purificando para trascender el velo y ver a Dios cara a cara. ¿Es eso posible? ¿Quién lo sabe?

Pero, lobito, ahora ya en su rol de jefe grande, le dijo que requerían muchas leyes nuevas para gobernar el rebaño en la Nueva República totalmente en vía de reestructuración. Una a una las fue cambiando todas al estilo de los grandes legisladores que creían, acertadamente, que la mejor manera de educar era por medio de las leyes. Claro, Licurgo, Solón, Servio Tulio, Justiniano, Alfonso X El Sabio, Napoleón, entre otros, eran grandes legisladores, a las pruebas uno se puede remitir. Los resultados son los que hablan y dictan el veredicto, después de ejecutada la obra. Pero, aun cuando los resultados están por verse,…. Quién podrá decir que el astuto lobo sea un gran legislador, o en verdad, un buen líder? Es un gran estadista, a su manera; de eso no existe duda alguna. Hay que esperar, no obstante, pero el buen día empieza por la mañana, aunque al atardecer se puede acomodar. Entre la aurora y el ocaso, hay mucho trecho y pueden ocurrir muchas cosas a favor o en contra, del uno o de los otros. Pero, en la naturaleza, todo busca un fin positivo aún en sus aspectos, aparentemente, menos favorables. Dios escribe derecho con letras torcidas. Por eso es Dios. Sabe lo que hace, o lo que hizo, en la Ley Cósmica.

Pero, por estas leyes, que lobito iba promulgando, fue destruyendo a los rebaños de los verdes valles, de apetitosos pastos, y a los demás los fue llevando por áridos terrenos, donde lobito tuviese medio debilitados a los corderos más fuertes, y a los jóvenes irlos adoctrinando de manera que, no conociendo otras realidades, estuviesen conformes con ir sobreviviendo con lo que alguien llamó: -”El mar de la felicidad”. ¿Usted lo entiende? En las propias narices tenía el paraíso terrenal. Recordemos que hasta Colón, en la época del descubrimiento de América, denominó a ese valle: “Tierra de gracia”.

Como un lobo ubicado en un lugar equivocado, el de los mansos corderos, puede trastornarle el feliz devenir de la vida a millones de corderos, quienes en cada época esperan a su líder cordero. Siempre aparece el líder de acuerdo con el rebaño, es decir, el que éste se merece. Este rebaño en cuestión siempre ha merecido un buen líder y los ha tenido; volverá a tenerlo; pero, mientras Lobito tenga aliento no se dejará escapar fácilmente la presa. Tiene una viveza que supera a toda la que alguien se pueda imaginar. Cuando los demás van, él viene ya de regreso. Su capacidad de trabajo es inmensa. Sin duda Dios le creó robusto, fuerte, incansable, buen comunicador, sabe parlotear y la gente le escucha; subyuga, y la gente espera. Unos se van; otros, las mayorías, se quedan.

Los corderos, al fin desengañados, miran con afán donde estará el cordero que tenga el poder suficiente para –en juego limpio y despliegue de inteligencia- desplazar a este lobo que ya no es tan lobito y se quitó la careta. Pero, en la historia de los corderos, este rebaño siempre ha superado sus pruebas más duras y menos fáciles. Hay ejemplos múltiples que cada quien puede ver en los libros de historia patria.

Líder que sigue rumbo inconveniente, los seguidores no le acompañan mucho tiempo, adoptando el consejo de Salomón, quien dijo, haciendo gala de su prudencia: -“No te pongas en camino con audaz ya que corres el peligro de perderte con él”.

Ya hoy, el rebaño sabe que el lobo no es cordero, y el lobo, que es lobo. Empieza la batalla. ¿Podrá un solo lobo con todos los corderos? ¿Podrán todos los corderos con un solo lobo? El tiempo lo dirá.

Cordero, prepárate para la más importante acción de tu vida. Asumir el rol de construir la patria que soñaron los padres de la Patria. Ahora te toca a ti. Contigo es la cosa. No te hagas el tonto. Asume el reto y triunfa.

Es preciso buscar el líder cordero que tenga claros los ideales, y esté imbuido de la ética corderil, para que conduzca al rebaño a la mayor suma de felicidad y bien posibles, de verdad, verdad. Dale.


***
Este pequeño cuento lo escribió, el autor, la tarde del 19 de diciembre del año 2000. Ahora, tal como fue redactado, sin cambios, se incluye aquí, por el probable mensaje, o percepción intuitiva que pudiese contener mirando al futuro.
El gran secreto que desde muy antiguo se conoce es el de: compartir las cosas buenas de la vida de manera justa y equitativa.
En el momento en que un líder se esmera en buscar el bien de todos, todos les siguen ad infinitum. Pero, el Gran Líder ad infinitum es, únicamente, Dios. De todos los demás, Dios los va usando, para sus fines providenciales, a unos para unas finalidades; a otros, para las que correspondan, por la Ley Cósmica.

El líder que Dios permite que emerja, por la inherente situación existencial, define al grupo, en un momento dado y la experiencia que precisa, como medio de aprendizaje.
No hay líder “inadecuado” que alguna labor buena no cumpla, solo que es poco fácil verla antes de tiempo.
Líder es líder donde lo pongan, pero, lo que permite calificarlo son los resultados. A veces un líder aparentemente “ineficaz”, en la opinión de algunos, puede resultar un gran benefactor para todos. De qué males mayores no evita un mal menor? Alguien puede saberlo?
Demos gracias de que las cosas son como son, y no peores. O, acaso las cosas no suelen resultar mejores de cómo pudieran haber sido?
Cada quien cumple el rol que eligió. Es preciso que las nuevas generaciones se preparen para los tiempos mejores que, inevitablemente, en cada época, emergen. El futuro con que se sueña deben crearlo los mismos jóvenes. Por eso se suceden las generaciones; cada una aporta nueva energía creadora e ideales renovadores. Pero, al margen de la edad, cada quien puede dar su respectivo aporte para mejorar la sociedad mejorándose a sí mismo.

De qué se ocupan los jóvenes, hoy en día, en el mundo? Quién los orienta hacia caminos inconvenientes? Es preciso centrar la atención de las nuevas generaciones en objetivos constructores de tiempos mejores.
Hay que prepararse; es necesario transformar el mundo, involucrándose; asumiendo los roles de liderazgo que el planeta requiere, en todos los ámbitos.
Y, los que ya se encuentran en edad madura, o avanzada? Acaso usted piensa que la cosa no es con usted? El que tenga conocimiento que eduque a las juventudes de sus respectivos países, y en los temas que les son inherentes.
El que tenga fuerzas para involucrarse en la conducción hacia un mundo mejor, debe hacerlo para que en los siguientes ciclos de vida encuentre el mundo en el que ahora quisiera vivir.
El futuro será lo que hagamos de él, hoy. No es sacando de él lo máximo que se pueda, sino en aportar lo mejor de los propios esfuerzos a favor del bien común. Todo el bien que hagamos a favor de la sociedad, es el único bien que, en definitiva, recibiremos. Dar-recibir, es el binomio clave; pero, en primer lugar, hay que dar: servicio, trabajo, amor, afecto, amistad, cumplimiento del deber, sonrisas, aprecio, y un largo etcétera. La siembra de hoy será la cosecha de mañana. 09 de octubre de 2011.
Adelante.










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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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sábado, 26 de mayo de 2012

EL LOBO Y LOS CORDEROS: UN CUENTO


EL LOBO Y LOS CORDEROS

 

©Giuseppe Isgró C.

 

 

     Cuentan que cierta vez, habiéndose comido una loba a un cordero, de los dos que amamantaba una oveja, con la prisa con que salió corriendo dejó en el lugar a su lobito, quien, por ser muy pequeño y no saber, aún, que era un lobo, se quedó, juntándose con el cordero remanente.

Lo extraño del caso es que, la oveja madre, quién sabe por cual razón, lo adoptó y amamantó como a su hijo. El lobito creció junto con los demás corderos del rebaño, en la montaña. Era un rebaño  salvaje por haber sido abandonado por sus dueños hacía ya mucho tiempo, quienes por su avanzada edad, se fueron a la ciudad y jamás volvieron al campo. Cosas que suelen ocurrir.

Ahora bien, los corderos se acostumbraron a ver crecer junto con ellos a lobito, que ya, para ellos, era un cordero más. Quizá era como el patito feo del grupo, pero, en fin, nadie lo discriminaba.

Como grupo social, cada rebaño tiene su jefe. El lobo, poco a poco, en una acción constante, fue aniquilando a todos los virtuales jefes del rebaño, y por supuesto, se llevó por delante, en primer lugar, a los jefes de turno que ya eran de edad avanzada; hasta quedarse como jefe absoluto.

Dado que el lobo era fuerte, astuto y con los colmillos afilados y con garras poderosas, el rebaño  se sintió seguro y protegido con un jefe tan fuera de serie.

Lo cierto del caso es que creó una gran expectativa el lobo camuflado de cordero.

Pero, en fin, lobo es lobo aunque se vista de cordero; o, aunque haya crecido creyendo que lo era.

Lo cierto del caso es, que, gradualmente se fue percatando de que el instinto de lobo le hacía apetecible comerse a los sabrosos corderos del rebaño. Pero, su sentido de lealtad le creaba cierta resistencia.

Un día que se decidió en dar un golpe de gracia, trató de acorralar a un cordero que se le había quedado rezagado, cuando un grupo de corderos de edad avanzada fue en su ayuda, y el lobo, que en realidad se creía cordero, salió corriendo huyendo del rebaño, y tanto fue lo que caminó que llegó hasta lo más profundo del bosque, donde una manada de lobos salió a atacarlo por su acentuado olor a cordero. Pero, pronto reconocieron, por su forma exterior, al lobo. Lobo reconoce a lobo en cualquier lugar y circunstancias. Se le acercaron, lo huelen, y el lobito, que ya no lo era tanto, porque había crecido bastante, se encontraba atemorizado.

Fue entonces cuando el jefe lobo, le preguntó:

-¿Por qué tienes miedo? Tú eres un lobo como nosotros y te acogemos como a un miembro de la familia.

El lobito, encontrándose a gusto con los lobos, sus congéneres, le cuenta su vida con los corderos: sus andanzas y la manera en que le corrieron del grupo por querer comerse a un corderito.

El gran lobo jefe se rió; su risita era socarrona, luego le dijo:

-No lo puedo creer, lobo corriendo por miedo a los corderos.

Acto seguido, agregó:

-Nosotros te enseñaremos las antiguas artes de la guerra y de la cacería, de nuestros antepasados los lobos, que hemos practicado en incontables generaciones. Descubrirás que la maña vale más que la fuerza. Volverás a tu antiguo grupo y le harás ver que eres un cordero arrepentido, quienes volverán a aceptarte como su jefe absoluto, y luego, haciendo discurso de loco, te creerán tal y, poco a poco, uno a uno te los irás comiendo y tendrás comida para los próximos 40 años. Te irás comiendo a los de más edad, primero, y luego a los más jóvenes; creerán, engañados, que eres su protector al decirle que aquellos corderos eran unos corruptos y oligarcas, que era preciso exterminarlos a todos. Estos miembros jóvenes de tu rebaño crecerán como si tú fueses su protector, y ellos te proporcionarán tu sustento mientras vivas.

Dado que tienes un rebaño muy grande, tú nos facilitas, ocasionalmente, algunos corderos, y nosotros, a cambio, te daremos tecnología bélica, políticas para sustentar tu liderazgo, modelos de leyes que ya han sido probadas como efectivas; te facilitaremos lobos entrenados para ir controlando a los corderitos más avispados, y con el cuento de ayuda recíproca, te daremos el apoyo que necesitas para sustentarte, y sobre todo, protegerte del Gran lobo del norte, que es un voraz devorador de rebaños; de los grupos de occidente, donde conviven tres o cuatro bandos de lobos, cada cual más “lobo” que el otro. Son tan sofisticados y hábiles, que a los más astutos hay que ganárselos para la causa, mandándole de vez en cuando algunos corderos y a las demás manadas de lobos del continente que no son tan fuertes, le darás alguno que otro cordero, de manera que, cuando tú te quites la máscara de lobo cordero, permitirá que ellos, por los favores que te deben, te sigan reconociendo como lobo-cordero-benefactor, y aun viendo tan torva la faz de lobo temible que eres, te reconocerán como jefe legítimo y te crean su amigo. Afirmando que eres un cordero, pero el jefe de todo el continente en que se encuentra tu rebaño, te llegarán a creer. Con la repetición suficiente, todo se llega a creer. Pero, siempre se paga un costo cuando lo afirmado no se corresponde con la verdad. Es bueno recordarlo!

Poco a poco, mijito, hasta el mismo mundo se te quedará pequeño; inclusive, hasta vas a querer competir con el papá upa. Pero, allí no tienes nada que hacer; ese será siempre el jefe del universo y tiene la horma para cada quien. Si le buscas, le encontrarás. Pero, no temas, Él te buscará a ti, en el tiempo perfecto que conoce bien en el eterno ahora.

El lobito escuchaba extasiado las sabias enseñanzas del gran lobo jefe. Por algo éste se había mantenido por 40 años, o más, en el poder, y por los vientos que soplan, y su buen estado de fortaleza, otro tanto quisiera estar. Habían transcurrido ya unas cuantas lunas llenas desde que se erigió en jefe absoluto, por eso sus barbas blanquecinas les hacían ver como un lobo venerable y sabio. En verdad que no era cualquier cosa…

Lobo viejo y lobo joven elaboran un plan para apoderarse del gran rebaño de corderos.

Escogió de guardaespaldas a unos corderos fuertes, quienes tenían un gran ascendiente en el rebaño; por todas partes iba con ellos escoltado. Adoptó el lema de un antiguo cordero que, en la larga trayectoria histórica de los corderos era considerado uno de los genios corderiles más importantes de todos los tiempos. (Se le denominaba El Libertador).  

Hablando con el lenguaje y el mensaje de tal genio fue acaparando la atención de las masas, y el temor de los corderos más avispados que no se comían el cuento.

Uno a uno se los metió en el bolsillo a todos. A unos ofreciéndoles villas y castillos; a otros cargos, a algunos más lo que se le antojara, y a la casta más poderosa, poder y los valles más fértiles, para su propio gozo.

El lobito conquistó el rebaño y lo sometió a sus fines, incondicionalmente. Le fue comunicando, gradualmente, los proyectos que se propone desarrollar en el tiempo, que significa todo el tiempo que Dios otorga en cada ciclo de vida, mientras su voluntad lo permita, ya que el tiempo de Dios es perfecto: tiene su hora, su minuto y su segundo; su inicio y su término. En el instante preciso la noche muda en día, y ya el día no es más noche mientras dura el día. El murciélago se retira a su oscura cueva tan pronto como amanezca. Y, amanecerá!…. ¿Alguien lo duda? Y volverá a oscurecer, también. Acción-reacción; noche-día; oscuridad-luz: la eterna polarización hacia Dios. En el camino todos se van purificando para trascender el velo y ver a Dios cara a cara. ¿Es eso posible? ¿Quién lo sabe?

Pero, lobito, ahora ya en su rol de jefe grande, le dijo que requerían muchas leyes nuevas para gobernar el rebaño en la Nueva República totalmente en vía de reestructuración. Una a una las fue cambiando todas al estilo de los grandes legisladores que creían, acertadamente, que la mejor manera de educar era por medio de las leyes. Claro, Licurgo, Solón, Servio Tulio, Justiniano, Alfonso X El Sabio, Napoleón, entre otros, eran grandes legisladores, a las pruebas uno se puede remitir. Los resultados son los que hablan y dictan el veredicto, después de ejecutada la obra. Pero, aun cuando los resultados están por verse,…. Quién podrá decir que el astuto lobo sea un gran legislador, o en verdad, un buen líder? Es un gran estadista, a su manera; de eso no existe duda alguna. Hay que esperar, no obstante, pero el buen día empieza por la mañana, aunque al atardecer se puede acomodar. Entre la aurora y el ocaso, hay mucho trecho y pueden ocurrir muchas cosas a favor o en contra, del uno o de los otros. Pero, en la naturaleza, todo busca un fin positivo aún en sus aspectos, aparentemente, menos favorables. Dios escribe derecho con letras torcidas. Por eso es Dios. Sabe lo que hace, o lo que hizo, en la Ley Cósmica.

Pero, por estas leyes, que lobito iba promulgando, fue destruyendo a los rebaños de los verdes valles, de apetitosos pastos, y a los demás los fue llevando por áridos terrenos, donde lobito tuviese medio debilitados a los corderos más fuertes, y a los jóvenes irlos adoctrinando de manera que, no conociendo otras realidades, estuviesen conformes con ir sobreviviendo con lo que alguien llamó: -”El mar de la felicidad”. ¿Usted lo entiende? En las propias narices tenía el paraíso terrenal. Recordemos que hasta Colón, en la época del descubrimiento de América, denominó a ese valle: “Tierra de gracia”.

Como un lobo ubicado en un lugar equivocado, el de los mansos corderos, puede trastornarle el feliz devenir de la vida a millones de corderos, quienes en cada época esperan a su líder cordero. Siempre aparece el líder de acuerdo con el rebaño, es decir, el que éste se merece. Este rebaño en cuestión siempre ha merecido un buen líder y los ha tenido; volverá a tenerlo; pero, mientras Lobito tenga aliento no se dejará escapar fácilmente la presa. Tiene una viveza que supera a toda la que alguien se pueda imaginar. Cuando los demás van, él viene ya de regreso. Su capacidad de trabajo es inmensa. Sin duda Dios le creó robusto, fuerte, incansable, buen comunicador, sabe parlotear y la gente le escucha; subyuga, y la gente espera. Unos se van; otros, las mayorías, se quedan.

Los corderos, al fin desengañados, miran con afán donde estará el cordero que tenga el poder suficiente para –en juego limpio y despliegue de inteligencia- desplazar a este lobo que ya no es tan lobito y se quitó la careta. Pero, en la historia de los corderos, este rebaño siempre ha superado sus pruebas más duras y menos fáciles. Hay ejemplos múltiples que cada quien puede ver en los libros de historia patria.

Líder que sigue rumbo inconveniente, los seguidores no le acompañan mucho tiempo, adoptando el consejo de Salomón, quien dijo, haciendo gala de su prudencia: -“No te pongas en camino con audaz ya que corres el peligro de perderte con él”.

Ya hoy, el rebaño sabe que el lobo no es cordero, y el lobo, que es lobo. Empieza la batalla. ¿Podrá un solo lobo con todos los corderos? ¿Podrán todos los corderos con un solo lobo? El tiempo lo dirá.

Cordero, prepárate para la más importante acción de tu vida. Asumir el rol de construir la patria que soñaron los padres de la Patria. Ahora te toca a ti. Contigo es la cosa. No te hagas el tonto. Asume el reto y triunfa.

Es preciso buscar el líder cordero que tenga claros los ideales, y esté imbuido de la ética corderil, para que conduzca al rebaño a la mayor suma de felicidad y bien posibles, de verdad, verdad. Dale.


***
Este pequeño cuento lo escribió, el autor, la tarde del 19 de diciembre del año 2000. Ahora, tal como fue redactado, sin cambios, se incluye aquí, por el probable mensaje, o percepción intuitiva que pudiese contener mirando al futuro.
El gran secreto que desde muy antiguo se conoce es el de: compartir las cosas buenas de la vida de manera justa y equitativa.
En el momento en que un líder se esmera en buscar el bien de todos, todos les siguen ad infinitum. Pero, el Gran Líder ad infinitum es, únicamente, Dios. De todos los demás, Dios los va usando, para sus fines providenciales, a unos para unas finalidades; a otros, para las que correspondan, por la Ley Cósmica.

El líder que Dios permite que emerja, por la inherente situación existencial, define al grupo, en un momento dado y la experiencia que precisa, como medio de aprendizaje.
No hay líder “inadecuado” que alguna labor buena no cumpla, solo que es poco fácil verla antes de tiempo.
Líder es líder donde lo pongan, pero, lo que permite calificarlo son los resultados. A veces un líder aparentemente “ineficaz”, en la opinión de algunos, puede resultar un gran benefactor para todos. De qué males mayores no evita un mal menor? Alguien puede saberlo?
Demos gracias de que las cosas son como son, y no peores. O, acaso las cosas no suelen resultar mejores de cómo pudieran haber sido?
Cada quien cumple el rol que eligió. Es preciso que las nuevas generaciones se preparen para los tiempos mejores que, inevitablemente, en cada época, emergen. El futuro con que se sueña deben crearlo los mismos jóvenes. Por eso se suceden las generaciones; cada una aporta nueva energía creadora e ideales renovadores. Pero, al margen de la edad, cada quien puede dar su respectivo aporte para mejorar la sociedad mejorándose a sí mismo.

De qué se ocupan los jóvenes, hoy en día, en el mundo? Quién los orienta hacia caminos inconvenientes? Es preciso centrar la atención de las nuevas generaciones en objetivos constructores de tiempos mejores.
Hay que prepararse; es necesario transformar el mundo, involucrándose; asumiendo los roles de liderazgo que el planeta requiere, en todos los ámbitos.
Y, los que ya se encuentran en edad madura, o avanzada? Acaso usted piensa que la cosa no es con usted? El que tenga conocimiento que eduque a las juventudes de sus respectivos países, y en los temas que les son inherentes.
El que tenga fuerzas para involucrarse en la conducción hacia un mundo mejor, debe hacerlo para que en los siguientes ciclos de vida encuentre el mundo en el que ahora quisiera vivir.
El futuro será lo que hagamos de él, hoy. No es sacando de él lo máximo que se pueda, sino en aportar lo mejor de los propios esfuerzos a favor del bien común. Todo el bien que hagamos a favor de la sociedad, es el único bien que, en definitiva, recibiremos. Dar-recibir, es el binomio clave; pero, en primer lugar, hay que dar: servicio, trabajo, amor, afecto, amistad, cumplimiento del deber, sonrisas, aprecio, y un largo etcétera. La siembra de hoy será la cosecha de mañana. 09 de octubre de 2011.
Adelante.










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