martes, 22 de mayo de 2012

MAMÁ RO, UN RELATO SOBRE REENCARNACIÓN



MAMÁ RO
Un caso probable de reencarnación
y experiencias conexas que les son inherentes.
Por ©Giuseppe Isgró C.

Era a mediados de los años setenta, del siglo XX; la Sra. Wan, nacida en Italia, y desde hacía muchos años residenciada en Venezuela, vivía en Maracaibo. Ella tenía una profunda vocación por el estudio de la Verdad Universal.
Por sus vinculaciones familiares, tanto ella como su esposo, un constructor de larga tradición familiar en el ramo, que, según él, se remontaba a la época del Renacimiento italiano, viajaban, con frecuencia, al oriente venezolano.
Jo, un joven que desde muy temprana edad se había iniciado, también, en el estudio de la Verdad Universal, en esos viajes esporádicos que Wan hacía a la ciudad de Puerto La Cruz, siempre tenía la oportunidad de compartir sobre diversos tópicos filosóficos con ella, y su esposo, de nombre: Antón, quien era, además, un hombre de extensa cultura clásica.
Frecuentemente, Wan le comentaba a Jo que tenía una amiga admirable, en la ciudad en que vivía, que era la abnegación en persona. Según ella, era el símbolo de la bondad misma.
La razón de estos constantes elogios que Wan hacía en relación con su amiga, a quien denominamos, en este relato: Mamá Ro, es que, además de sus cinco hijos, estaba criando siete más, de los cuales había asumido la responsabilidad de hacerlo, en forma voluntaria.
Algunos de esos niños eran hijos de una hermana suya que había pasado a mejor vida y ellos no tenían a nadie más que pudiese hacerse cargo de ellos, excepto Mamá Ro. Otros, lo eran de personas allegadas, o conocidas, que se encontraban en análogas condiciones.
En cada uno de estos casos, Mamá Ro, por propia iniciativa, había decidido hacerse cargo de estos niños, uno a uno, hasta que, ya, sumándolos a los suyos propios, tenía doce a su cargo, misión que realizaba, como ya fue dicho,  con un abnegado amor, desinteresadamente, y como una misión de vida.
Esta actitud extraordinaria de Mamá Ro, causaba admiración entre las gentes que la conocían, y hablaban fervorosamente de ella, elogiándole en sumo grado.
Este era, siempre, un tema obligado cada vez que Wan iba a Puerto La Cruz; y dado que Wan y Mamá Ro eran muy amigas, y compartían muchas actividades en forma conjunta, aquella tenía gran abundancia de anécdotas que contar de la otra.  
Varias veces, Wan le ofreció a Jo que, en cualquier momento, invitaría a Mamá Ro para ir a Puerto La Cruz, de manera que pudiese conocerla, y apreciar las magnificencias de esta gran mujer, que, sin dudarlo, lo era.

Finalmente, hacia el final de la década de los años setenta, del siglo XX, un día Wan le avisa a Jo de que la semana siguiente irá a Puerto La Cruz, en compañía de Mamá Ro, para que estuviese pendiente, por cuanto, le ratifica su deseo de que la conociese.
Una noche, dos días antes de que Mamá Ro fuese a Puerto La Cruz, Jo tuvo un sueño. En el mismo, el escenario era el de una ciudad americana, probablemente Chicago, u otra muy parecida. En una de sus calles, Jo veía, durante la experiencia onírica, a dos hombres regordetes, de mediana estatura, tirando a baja, caminando y conversando entre ellos.
Esos dos hombres que Jo contemplaba en el sueño, eran la típica réplica de lo que son los auténticos gángsters  que uno estaba acostumbrado a ver, de joven, en las películas del género, precisamente, en la ciudad de Chicago, u otras de ese período de los años veinte, del siglo XX. Quien haya visto la película El Padrino, con Marlon Brando y Al Pacino, sabe a que nos referimos. En dicho film hay varias escenas en la cual se presentan personajes análogos a los dos del sueño que aquí se relata.
Finalmente, dos días después, en la noche, Jo tendrá la oportunidad de conocer a Mamá Ro. Jo no lograba imaginarse como sería este alabado, nunca suficientemente, personaje.
Pero, Jo no sale de su asombro cuando le presentan a Mamá Ro. Es la replica, en femenino, de uno de los dos gángsters que vio en el sueño. Idéntica estatura, regordeta en igual manera, los rasgos físicos de la cara, muy similares, y la aureola que le acompañaba, ahora, arrastraba algún tinte del que debió tener el gangster en aquel ciclo de vida.
Mamá Ro, como su nombre lo indicaba, era una matrona; se le veía con semblante satisfecho, pero muy circunspecta. Evidentemente, las tareas que tenía sobre sus hombros no eran poca cosa: doce chavales a su cargo, cualquiera lo dice fácil.  

Conversamos durante un par de horas, esa noche, y un poco más durante el resto de la visita de Mamá Ro, a esa ciudad porteña. Recordemos que Puerto La Cruz tiene una de las más hermosas bahías del mundo y su moderno malecón es un lugar ideal para sosegados paseos, en esos incomparables amaneceres, o atardeceres, tropicales, y un mar de tranquilas aguas. La serenidad aflora en el Espíritu cuando en el horizonte se contempla ese espectáculo que pareciera pintado con pincel divino y que sólo en el trópico es factible ver en semejante modo.
Evidentemente, entre Wan, Antón y Jo, existía afinidad de ideas y compartían inquietudes de estudios en análogo grado. No hubo, realmente ningún tipo de afinidad entre Mamá Ro y Jo, excepto el de la cortesía recíproca. Pero, Jo comprendió enseguida que allí había un caso interesante de estudio, que las circunstancias de la vida le colocaban bajo sus ojos para sacar conclusiones dignas de ser analizadas a la luz de la ley de reencarnación y la del karma y el vipaka, es decir, acción y reacción, causa y efecto, siembra y recogida, además de otros aspectos de la Doctrina Universal.  
Jo se percató, inmediatamente, de que Mamá Ro era el Espíritu reencarnado de aquel gangster que había visto durante el sueño, unos dos días antes. Era el mismo ser, observado físicamente, en los rasgos, en el aspecto exterior, en la manera de andar y de hablar, y evidentemente, también, en el carácter, que comenzaba a adquirir aspecto bonachón.  
Esa noche, Jo sacó diversas conclusiones que, a la distancia de un poco más de treinta años, ahora sintetizamos, para ilustrar diferentes leyes vinculadas con la ley de reencarnación. Muchas veces, durante ese largo lapso, Jo ha reflexionado sobre este caso interesante, razón por la cual, estimamos que resultará fácil traer a la memoria dichos recuerdos.

En primer lugar, -y aunque ello resulte de una apreciación subjetiva, que siempre es susceptible de algún margen de error, y aún de la posibilidad de un error total, empero, es preciso tener confianza en la propia capacidad perceptiva, y de análisis-:
1.    El encuentro con Mamá Ro no fue por pura casualidad, por cuanto Wan, constantemente le hablaba a Jo de Mamá Ro, y después de un tiempo, le promete que la traerá para que él le conozca. Esto podría ser motivado por la razón de que Wan sabía que Jo era un estudiante de la Doctrina de la Reencarnación y otros aspectos que les son inherentes, por lo que estimaba que le pudiese responder algunas de las múltiples preguntas que, inevitablemente, tenía rondándole en la mente.
2.    Luego, el sueño de Jo, anterior a la visita de Mamá Ro, tiene una importante significación. Si Jo no hubiese tenido ese sueño, probablemente no habría efectuado las reflexiones que serán reseñadas.
3.    Empero, los dos personajes del sueño, evidentemente dos compañeros que trabajaban en llave, representan el prototipo físico de Mamá Ro, lo cual es indicativo, con elevados niveles de certeza, de que Mamá Ro es la reencarnación de uno de los dos personajes del sueño, como ya fue dicho.
4.    El PHILIAS, que es un término reacuñado por la Parapsicología, en el siglo XX, indica el arrastre de  los rasgos físicos, aptitudes, idiosincrasias, fobias, traumas, marcas de nacimiento, y otros incontables detalles, de una vida a otra, lo cual da la evidente clave de que Mamá Ro es una réplica exacta, “en lo físico y en la personalidad”, de uno de aquellos dos individuos vistos por Jo en el sueño. La única variante es la del sexo.
5.    Al identificar a Mamá Ro con uno de los personajes del sueño, el resto se reduce al análisis de Mamá Ro, su vida, los actos que ha realizado, y que sigue llevando a cabo, entre otras cosas, y relacionarlos con aquellos probables que habrá cumplido en aquel ciclo de vida como gangster, y los actos de generosidad que ahora realiza Mamá Ro, como medio de aprendizaje y proceso de compensación.
6.    Cuántas personas enviaría a mejor vida en aquellas funciones de gangster? Cuántos niños crecieron sin ver, o conocer, a sus padres, como consecuencia de sus actos indebidos?
7.    En este ciclo de vida, Mamá Ro adoptó, como misión de vida, ocuparse de los niños que en forma imprevista habían quedado huérfanos. Es esto una labor elegida, previamente, por ella misma, en la dimensión espiritual,  y aprobada por los regidores de la ley de afinidad y la de justicia, con el fin de recabar la experiencia que significa para una madre criar a un hijo sin la presencia del padre.
8.    Implica, a la vez, un medio de compensación para resarcir el perjuicio ocasionado a incontables familias en el ciclo de vida anterior, o en varios.
9.    Cabe una pregunta: Los cinco hijos que ahora Mamá Ro tuvo, eran los Espíritus de aquellos a quienes ella, en su vida anterior, había privado de la vida, y que, en el presente ciclo, compensa, trayéndole a una nueva existencia? Había entre ellos algún ser afín que se encarnara como su hijo con el fin de brindarle algún apoyo a lo largo de su exigente misión? Esto último no lo sabemos, por no haber conocido a ninguno de ellos, y observado los vínculos de afinidad existentes.

El caso amerita varias reflexiones, basándonos en diversas leyes cósmicas:
                                                      I.      En primer lugar, recordemos dos leyes: La primera, que expresa: -“Quien quita una vida debe reponerla”. Esto, en la práctica se efectúa mediante un nuevo nacimiento como mujer, en cuyo rol de madre, repone las vidas que debe. Hemos observado casos en los cuales, alguien que privó de la vida a dos personas, en el mismo ciclo de vida, ese hombre contrajo un nuevo matrimonio, y tuvo dos hijos cuyo perfil se asemejaba a los dos seres que, previamente había enviado a mejor vida, en defensa propia. Es decir, que, en muchos casos, ni siquiera hay que esperar a una nueva reencarnación para reponer la vida; se puede hacer en la misma, si las circunstancias son propicias para ello.
                                                  II.      La segunda ley, expresa: -“Quien odia, tendrá que amar”. Si quien quita una vida, lo hace por odio, por enemistad, por celos, o por la razón que fuere, lo cual siempre indica una cierta animadversión, paralelamente a la reposición de la vida que se debe realizar, la vinculación en el rol de madre e hijo, u otro parentesco, conlleva a ir limando las asperezas, hasta que nazca la afinidad.
                                               III.      En tercer lugar, la ley de compensación, que expresa: -“Todo acto debe ser compensado, bien sea aportando la compensación que se debe, o recibir aquella de la cual se es acreedor.
                                              IV.      La ley del aprendizaje, que señala: -Cada una de la experiencia que se vive tiene el propósito de permitir la adquisición de nuevos y más perfectos estados de conciencia, que desarrollen la aptitud de percibir, sentir, comprender, anhelar, hacer o dejar de hacer.
                                                  V.      Por lo cual, conjuntamente con las compensaciones a las cuales obligan la ley de justicia, la de compensación y la de la igualdad, la persona en particular elige como pruebas situaciones análogas a las que él ha hecho experimentar a otros, para que, viviendo las mismas experiencias, adquiera conciencia de lo que se debe hacer, y de lo que es preciso evitar, en lo sucesivo.

Ahora bien, Mamá Ro, en aquel rol de gangster, en su vida anterior, en la vieja Chicago, incurrió en actos de los cuales, ahora, asumiendo al mismo tiempo la vía adecuada para compensar las deudas kármicas que arrastra, eligió pasar por pruebas análogas a las que hizo vivir a un gran número de personas, como medio de aprendizaje, compensación y depuración espiritual, creando los lazos de afinidad con todos aquellos seres que, ahora, la vida, y la ley de afinidad, por acción cooperadora de la justicia divina, coloca bajo su protección. En su rol de la vida anterior, les dejó desamparados; ahora, ella era su “único” amparo. De esa interrelación nace el amor. Del cumplimiento del deber, emana el derecho a la reivindicación, a una vida digna y ejemplar. Rehacer el curso existencial por la senda recta conduce a la felicidad; por cuanto, el propio saldo existencial, además de mostrar el libro de vida libre de deudas, se expresa, al mismo tiempo, como estado de paz y un sentimiento de libertad. El amor fluye entre los seres; la unión se fortalece, y en el curso del devenir, cada quien hace méritos para ser asistido, a su vez, cuando las circunstancias lo ameriten. Esos seres que ahora reciben los frutos de nuestro amor, y abnegación, mañana serán, probablemente, quienes nos aporten, a su vez, su propia cooperación, y su amor.
Por supuesto: Todo bien es mejor realizarlo con absoluto desapego de los resultados, como un acto de servicio a Dios. La vida, nos aporta, a diario, incontables beneficios en múltiples y variadas formas, que nos hacen exclamar, con sentimiento de gratitud: Dios, eres maravilloso! Gracias.
Mamá Ro ha significado, en el tiempo, un buen ejemplo de cómo la ley cósmica, en su inmensa sabiduría, va educando a cada ser, de la manera más conveniente a su caso, para que enrumbe sus pasos por la senda de la justicia, del progreso y de la Luz.
El Gran Pedagogo, el auténtico maestro, es el Ser Universal, por la acción de la ley cósmica y los sentimientos de sus respectivos valores universales, en la conciencia, donde reside el verdadero laboratorio alquímico-espiritual de la vida, en una eterna polarización.
Adelante.




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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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martes, 22 de mayo de 2012

MAMÁ RO, UN RELATO SOBRE REENCARNACIÓN



MAMÁ RO
Un caso probable de reencarnación
y experiencias conexas que les son inherentes.
Por ©Giuseppe Isgró C.

Era a mediados de los años setenta, del siglo XX; la Sra. Wan, nacida en Italia, y desde hacía muchos años residenciada en Venezuela, vivía en Maracaibo. Ella tenía una profunda vocación por el estudio de la Verdad Universal.
Por sus vinculaciones familiares, tanto ella como su esposo, un constructor de larga tradición familiar en el ramo, que, según él, se remontaba a la época del Renacimiento italiano, viajaban, con frecuencia, al oriente venezolano.
Jo, un joven que desde muy temprana edad se había iniciado, también, en el estudio de la Verdad Universal, en esos viajes esporádicos que Wan hacía a la ciudad de Puerto La Cruz, siempre tenía la oportunidad de compartir sobre diversos tópicos filosóficos con ella, y su esposo, de nombre: Antón, quien era, además, un hombre de extensa cultura clásica.
Frecuentemente, Wan le comentaba a Jo que tenía una amiga admirable, en la ciudad en que vivía, que era la abnegación en persona. Según ella, era el símbolo de la bondad misma.
La razón de estos constantes elogios que Wan hacía en relación con su amiga, a quien denominamos, en este relato: Mamá Ro, es que, además de sus cinco hijos, estaba criando siete más, de los cuales había asumido la responsabilidad de hacerlo, en forma voluntaria.
Algunos de esos niños eran hijos de una hermana suya que había pasado a mejor vida y ellos no tenían a nadie más que pudiese hacerse cargo de ellos, excepto Mamá Ro. Otros, lo eran de personas allegadas, o conocidas, que se encontraban en análogas condiciones.
En cada uno de estos casos, Mamá Ro, por propia iniciativa, había decidido hacerse cargo de estos niños, uno a uno, hasta que, ya, sumándolos a los suyos propios, tenía doce a su cargo, misión que realizaba, como ya fue dicho,  con un abnegado amor, desinteresadamente, y como una misión de vida.
Esta actitud extraordinaria de Mamá Ro, causaba admiración entre las gentes que la conocían, y hablaban fervorosamente de ella, elogiándole en sumo grado.
Este era, siempre, un tema obligado cada vez que Wan iba a Puerto La Cruz; y dado que Wan y Mamá Ro eran muy amigas, y compartían muchas actividades en forma conjunta, aquella tenía gran abundancia de anécdotas que contar de la otra.  
Varias veces, Wan le ofreció a Jo que, en cualquier momento, invitaría a Mamá Ro para ir a Puerto La Cruz, de manera que pudiese conocerla, y apreciar las magnificencias de esta gran mujer, que, sin dudarlo, lo era.

Finalmente, hacia el final de la década de los años setenta, del siglo XX, un día Wan le avisa a Jo de que la semana siguiente irá a Puerto La Cruz, en compañía de Mamá Ro, para que estuviese pendiente, por cuanto, le ratifica su deseo de que la conociese.
Una noche, dos días antes de que Mamá Ro fuese a Puerto La Cruz, Jo tuvo un sueño. En el mismo, el escenario era el de una ciudad americana, probablemente Chicago, u otra muy parecida. En una de sus calles, Jo veía, durante la experiencia onírica, a dos hombres regordetes, de mediana estatura, tirando a baja, caminando y conversando entre ellos.
Esos dos hombres que Jo contemplaba en el sueño, eran la típica réplica de lo que son los auténticos gángsters  que uno estaba acostumbrado a ver, de joven, en las películas del género, precisamente, en la ciudad de Chicago, u otras de ese período de los años veinte, del siglo XX. Quien haya visto la película El Padrino, con Marlon Brando y Al Pacino, sabe a que nos referimos. En dicho film hay varias escenas en la cual se presentan personajes análogos a los dos del sueño que aquí se relata.
Finalmente, dos días después, en la noche, Jo tendrá la oportunidad de conocer a Mamá Ro. Jo no lograba imaginarse como sería este alabado, nunca suficientemente, personaje.
Pero, Jo no sale de su asombro cuando le presentan a Mamá Ro. Es la replica, en femenino, de uno de los dos gángsters que vio en el sueño. Idéntica estatura, regordeta en igual manera, los rasgos físicos de la cara, muy similares, y la aureola que le acompañaba, ahora, arrastraba algún tinte del que debió tener el gangster en aquel ciclo de vida.
Mamá Ro, como su nombre lo indicaba, era una matrona; se le veía con semblante satisfecho, pero muy circunspecta. Evidentemente, las tareas que tenía sobre sus hombros no eran poca cosa: doce chavales a su cargo, cualquiera lo dice fácil.  

Conversamos durante un par de horas, esa noche, y un poco más durante el resto de la visita de Mamá Ro, a esa ciudad porteña. Recordemos que Puerto La Cruz tiene una de las más hermosas bahías del mundo y su moderno malecón es un lugar ideal para sosegados paseos, en esos incomparables amaneceres, o atardeceres, tropicales, y un mar de tranquilas aguas. La serenidad aflora en el Espíritu cuando en el horizonte se contempla ese espectáculo que pareciera pintado con pincel divino y que sólo en el trópico es factible ver en semejante modo.
Evidentemente, entre Wan, Antón y Jo, existía afinidad de ideas y compartían inquietudes de estudios en análogo grado. No hubo, realmente ningún tipo de afinidad entre Mamá Ro y Jo, excepto el de la cortesía recíproca. Pero, Jo comprendió enseguida que allí había un caso interesante de estudio, que las circunstancias de la vida le colocaban bajo sus ojos para sacar conclusiones dignas de ser analizadas a la luz de la ley de reencarnación y la del karma y el vipaka, es decir, acción y reacción, causa y efecto, siembra y recogida, además de otros aspectos de la Doctrina Universal.  
Jo se percató, inmediatamente, de que Mamá Ro era el Espíritu reencarnado de aquel gangster que había visto durante el sueño, unos dos días antes. Era el mismo ser, observado físicamente, en los rasgos, en el aspecto exterior, en la manera de andar y de hablar, y evidentemente, también, en el carácter, que comenzaba a adquirir aspecto bonachón.  
Esa noche, Jo sacó diversas conclusiones que, a la distancia de un poco más de treinta años, ahora sintetizamos, para ilustrar diferentes leyes vinculadas con la ley de reencarnación. Muchas veces, durante ese largo lapso, Jo ha reflexionado sobre este caso interesante, razón por la cual, estimamos que resultará fácil traer a la memoria dichos recuerdos.

En primer lugar, -y aunque ello resulte de una apreciación subjetiva, que siempre es susceptible de algún margen de error, y aún de la posibilidad de un error total, empero, es preciso tener confianza en la propia capacidad perceptiva, y de análisis-:
1.    El encuentro con Mamá Ro no fue por pura casualidad, por cuanto Wan, constantemente le hablaba a Jo de Mamá Ro, y después de un tiempo, le promete que la traerá para que él le conozca. Esto podría ser motivado por la razón de que Wan sabía que Jo era un estudiante de la Doctrina de la Reencarnación y otros aspectos que les son inherentes, por lo que estimaba que le pudiese responder algunas de las múltiples preguntas que, inevitablemente, tenía rondándole en la mente.
2.    Luego, el sueño de Jo, anterior a la visita de Mamá Ro, tiene una importante significación. Si Jo no hubiese tenido ese sueño, probablemente no habría efectuado las reflexiones que serán reseñadas.
3.    Empero, los dos personajes del sueño, evidentemente dos compañeros que trabajaban en llave, representan el prototipo físico de Mamá Ro, lo cual es indicativo, con elevados niveles de certeza, de que Mamá Ro es la reencarnación de uno de los dos personajes del sueño, como ya fue dicho.
4.    El PHILIAS, que es un término reacuñado por la Parapsicología, en el siglo XX, indica el arrastre de  los rasgos físicos, aptitudes, idiosincrasias, fobias, traumas, marcas de nacimiento, y otros incontables detalles, de una vida a otra, lo cual da la evidente clave de que Mamá Ro es una réplica exacta, “en lo físico y en la personalidad”, de uno de aquellos dos individuos vistos por Jo en el sueño. La única variante es la del sexo.
5.    Al identificar a Mamá Ro con uno de los personajes del sueño, el resto se reduce al análisis de Mamá Ro, su vida, los actos que ha realizado, y que sigue llevando a cabo, entre otras cosas, y relacionarlos con aquellos probables que habrá cumplido en aquel ciclo de vida como gangster, y los actos de generosidad que ahora realiza Mamá Ro, como medio de aprendizaje y proceso de compensación.
6.    Cuántas personas enviaría a mejor vida en aquellas funciones de gangster? Cuántos niños crecieron sin ver, o conocer, a sus padres, como consecuencia de sus actos indebidos?
7.    En este ciclo de vida, Mamá Ro adoptó, como misión de vida, ocuparse de los niños que en forma imprevista habían quedado huérfanos. Es esto una labor elegida, previamente, por ella misma, en la dimensión espiritual,  y aprobada por los regidores de la ley de afinidad y la de justicia, con el fin de recabar la experiencia que significa para una madre criar a un hijo sin la presencia del padre.
8.    Implica, a la vez, un medio de compensación para resarcir el perjuicio ocasionado a incontables familias en el ciclo de vida anterior, o en varios.
9.    Cabe una pregunta: Los cinco hijos que ahora Mamá Ro tuvo, eran los Espíritus de aquellos a quienes ella, en su vida anterior, había privado de la vida, y que, en el presente ciclo, compensa, trayéndole a una nueva existencia? Había entre ellos algún ser afín que se encarnara como su hijo con el fin de brindarle algún apoyo a lo largo de su exigente misión? Esto último no lo sabemos, por no haber conocido a ninguno de ellos, y observado los vínculos de afinidad existentes.

El caso amerita varias reflexiones, basándonos en diversas leyes cósmicas:
                                                      I.      En primer lugar, recordemos dos leyes: La primera, que expresa: -“Quien quita una vida debe reponerla”. Esto, en la práctica se efectúa mediante un nuevo nacimiento como mujer, en cuyo rol de madre, repone las vidas que debe. Hemos observado casos en los cuales, alguien que privó de la vida a dos personas, en el mismo ciclo de vida, ese hombre contrajo un nuevo matrimonio, y tuvo dos hijos cuyo perfil se asemejaba a los dos seres que, previamente había enviado a mejor vida, en defensa propia. Es decir, que, en muchos casos, ni siquiera hay que esperar a una nueva reencarnación para reponer la vida; se puede hacer en la misma, si las circunstancias son propicias para ello.
                                                  II.      La segunda ley, expresa: -“Quien odia, tendrá que amar”. Si quien quita una vida, lo hace por odio, por enemistad, por celos, o por la razón que fuere, lo cual siempre indica una cierta animadversión, paralelamente a la reposición de la vida que se debe realizar, la vinculación en el rol de madre e hijo, u otro parentesco, conlleva a ir limando las asperezas, hasta que nazca la afinidad.
                                               III.      En tercer lugar, la ley de compensación, que expresa: -“Todo acto debe ser compensado, bien sea aportando la compensación que se debe, o recibir aquella de la cual se es acreedor.
                                              IV.      La ley del aprendizaje, que señala: -Cada una de la experiencia que se vive tiene el propósito de permitir la adquisición de nuevos y más perfectos estados de conciencia, que desarrollen la aptitud de percibir, sentir, comprender, anhelar, hacer o dejar de hacer.
                                                  V.      Por lo cual, conjuntamente con las compensaciones a las cuales obligan la ley de justicia, la de compensación y la de la igualdad, la persona en particular elige como pruebas situaciones análogas a las que él ha hecho experimentar a otros, para que, viviendo las mismas experiencias, adquiera conciencia de lo que se debe hacer, y de lo que es preciso evitar, en lo sucesivo.

Ahora bien, Mamá Ro, en aquel rol de gangster, en su vida anterior, en la vieja Chicago, incurrió en actos de los cuales, ahora, asumiendo al mismo tiempo la vía adecuada para compensar las deudas kármicas que arrastra, eligió pasar por pruebas análogas a las que hizo vivir a un gran número de personas, como medio de aprendizaje, compensación y depuración espiritual, creando los lazos de afinidad con todos aquellos seres que, ahora, la vida, y la ley de afinidad, por acción cooperadora de la justicia divina, coloca bajo su protección. En su rol de la vida anterior, les dejó desamparados; ahora, ella era su “único” amparo. De esa interrelación nace el amor. Del cumplimiento del deber, emana el derecho a la reivindicación, a una vida digna y ejemplar. Rehacer el curso existencial por la senda recta conduce a la felicidad; por cuanto, el propio saldo existencial, además de mostrar el libro de vida libre de deudas, se expresa, al mismo tiempo, como estado de paz y un sentimiento de libertad. El amor fluye entre los seres; la unión se fortalece, y en el curso del devenir, cada quien hace méritos para ser asistido, a su vez, cuando las circunstancias lo ameriten. Esos seres que ahora reciben los frutos de nuestro amor, y abnegación, mañana serán, probablemente, quienes nos aporten, a su vez, su propia cooperación, y su amor.
Por supuesto: Todo bien es mejor realizarlo con absoluto desapego de los resultados, como un acto de servicio a Dios. La vida, nos aporta, a diario, incontables beneficios en múltiples y variadas formas, que nos hacen exclamar, con sentimiento de gratitud: Dios, eres maravilloso! Gracias.
Mamá Ro ha significado, en el tiempo, un buen ejemplo de cómo la ley cósmica, en su inmensa sabiduría, va educando a cada ser, de la manera más conveniente a su caso, para que enrumbe sus pasos por la senda de la justicia, del progreso y de la Luz.
El Gran Pedagogo, el auténtico maestro, es el Ser Universal, por la acción de la ley cósmica y los sentimientos de sus respectivos valores universales, en la conciencia, donde reside el verdadero laboratorio alquímico-espiritual de la vida, en una eterna polarización.
Adelante.




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