DIOS
COMENTARIOS EXEGÉTICOS
AL CAPÍTULO I
DE: EL LIBRO DE LOS
ESPÍRITUS
©Giuseppe Isgró C.
Dios y el Infinito. Pruebas de la
Existencia de Dios. Atributos de la Divinidad.
Panteísmo.
DIOS Y EL INFINITO
1. Quién es Dios?
-“Dios es la suprema
inteligencia, la causa primera de todas las cosas”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
En la primera edición de El
Libro de los Espíritus la pregunta se formula tal como la hemos traducido desde
la edición italiana, es decir: Quién es Dios?, en vez de: Qué es Dios, como se
modificó en la segunda edición francesa y en todas las versiones a partir de
entonces. Cuál de las dos formas es más acertada?
Estimamos que ambos
enfoques de preguntas son correctos, empero, la respuesta: -“Dios es la suprema
inteligencia, la causa primera de todas las cosas”-, correspondería mejor a lo
que es Dios. Ahora bien: “la suprema inteligencia” es un atributo que alguien
posee; quién es ese alguien? Ese alguien es Dios. Entonces la respuesta a la
pregunta: Quién es Dios?, debería ser: Dios, es el Ser Universal que posee la
suprema inteligencia, y constituye, al mismo tiempo, la causa primera de todas
las cosas-.
Como suprema inteligencia
ha contemplado todas las variantes habidas y por haber en el eterno presente,
sin límites de ninguna naturaleza.
Como causa primera de todas
las cosas, constituye la fuente de donde emanan a la Conciencia, en un momento
dado, todos los Espíritus de todos los seres en los cuatro reinos de la
naturaleza, con individualidad claramente demarcada y con unos atributos que se
corresponden, en forma análoga, a los atributos divinos poseídos por el mismo
Ser Universal. En este caso tendríamos Seres individuales y un Ser Universal,
formando una Unidad perfecta e indisoluble.
Fueron creados esos seres
individuales o siempre han estado en la fuente, y en un dado momento han
emergido a la conciencia? Esto derivado de que la vida no se crea ni se
destruye, simplemente existe. Emana a la Conciencia, en cada uno de los cuatro
reinos naturales con una misión específica y en calidad de ejecutores de la
Voluntad del Ser Universal. El Ser Universal es el anhelo de ser, mientras que
los seres individuales, -en los cuatro reinos- constituyen los ejecutores de
dicha voluntad en todos los planos existenciales, en el eterno ahora.
La Conciencia de un
Espíritu como ser individual, en los cuatro reinos naturales, nos aportaría la
explicación de la creación de las formas materiales de la vida en todos los
planos de expresión, así como de la creación de los mundos, su desarrollo y
extinción, en incontables ciclos, los cuales, gradualmente, iremos analizando,
buscando la percepción intuitiva más que la percepción objetiva o razonamiento
intelectual, lógicamente limitado. Es preciso centrar la atención en este
enfoque para ir expandiendo la conciencia al respecto y la gradual percepción o
darse cuenta de la realidad, siempre en expansión ilimitada.
La Unicidad del Ser
Universal; hay un solo Dios. Pese a su emanación a la conciencia individual
desde el Ser Universal, los seres individuales siguen conformando la Unidad con
Él. La citada emanación a la conciencia individual les faculta con el libre
albedrío, y les dota, simultáneamente, con los mismos atributos del Ser
Universal, los cuales se corresponden con los valores universales. Además, cada
ser individual, en los cuatro reinos naturales, está dotado de una conciencia
que constituye una réplica exacta de la del Creador, por medio de la cual los
seres individuales y el Ser Universal se comunican entre sí.
El lenguaje mediante el
cual se realiza esta comunicación -recíproca, es decir, en ambos sentidos-, es
el de los sentimientos análogos a los valores universales. También, otro medio
de comunicación utilizado, es el de la fuerza de empuje -expresión de la
energía creadora, -por inspiración energética, y/o entusiasmo, que los antiguos
denominaban “Dios dentro de sí” -(En Zeus)-, y por la fuerza de bloqueo, que
induce a la quietud creadora. Ambas formas de expresión de fuerzas, permiten a
la persona estar en el lugar adecuado, haciendo la cosa correcta, en el momento
oportuno. Por supuesto que, esta forma de comunicación mediante los sentimientos
de los valores universales, (en ambas polaridades), expresados en la
conciencia, -capacidad perceptiva-realizadora de cada ser en los cuatro reinos
naturales: humano, animal, vegetal y mineral-, y por la fuerza de empuje y la
de bloqueo, se realiza entre los espíritus, en la interrelación constante,
entre ambas dimensiones: la física y la espiritual, en sentido figurado, ya
que, en esencia, existe una sola dimensión en la ecología mental: la
espiritual, o del Espíritu: en unos casos en estado de encarnado, y en otros,
de desencarnado, en interacción constante a nivel objetivo y subjetivo.)
Cuáles son esos atributos
divinos -expresados como valores universales y/o sentidos cósmicos-, que los
seres poseen en forma análoga a los del Ser Universal, en los cuatro reinos de
la naturaleza, es decir: el humano, el animal, el vegetal y el mineral? Este es
un objetivo de investigación.
Cuáles son los nombres
divinos del Ser Universal, que analizándolos, o meditando sobre ellos,
constantemente, permitan percibirle y conocerle? Se sugiere investigar los
nombres que se le asignan a Dios en el Sufismo y en cualesquiera otras fuentes
que se desee.
Evidentemente, conociendo
los atributos divinos, -valores universales-, en su totalidad, o en parte,
gradualmente, cada quien puede adquirir conciencia de ÉL, de acuerdo al propio
nivel evolutivo.
2. Qué debe entenderse por infinito?
-“Lo que no tiene ni principio, ni fin; lo ignoto. Todo lo que es
desconocido es infinito”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
En el sufismo, se le asignan
las siguientes dos características a Dios, -el Ser Universal: La primera,
denominada "Qidám", es decir: -“Él es lo anterior a lo anterior. Él
no se hizo. Él siempre fue“-. La segunda, con el término "Baqá'", que
significa: -“Él es el después del después, Eterno; Él siempre será“-.
Dios, -el Ser Universal-,
constituye uno de los mejores ejemplos de la características del término
“infinito”, por su carácter atemporal y eterno, como lo expresa el “Quidam”:
-”Él no se hizo”; simplemente era, es y será en el eterno presente.
La primera vertiente del
término “infinito” se relaciona con el tiempo: por su condición de eterno
presente el tiempo es eterno, por lo cual, constituye el segundo mejor ejemplo
de “infinito”.
En la segunda, Dios es,
también, infinito en la perfección y en el potencial de sus atributos. En el
potencial, por cuanto, si bien Su perfección lo es en grado infinito, en lo
relativo a Su capacidad creadora, desde el momento en que siguen emanando de Él
nuevos seres a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, la
misma se encuentra, aún, en grado de potencialidad, infinita, sí, pero
potencial, es decir, seguirá en Su rol Creador eternamente. Esta característica
de potencialidad de su capacidad creadora dejaría de ser potencial si ya todos
los seres que existirán, en el eterno presente, existieran ya, es decir, que no
van a emanar más nuevos seres a la conciencia individual, a partir del Creador
Universal. En este caso, todos los seres, en los cuatro reinos naturales,
existirían desde siempre, junto al Creador Universal. Pero, su capacidad
creadora de nuevas expresiones de vida tiene un potencial infinito aún en el
caso de que, el Espíritu individualizado en el Alma Universal, y dentro de una
unidad de ella, sea, como de hecho es, el Espíritu Universal del Creador. Con
este enfoque, realmente, no habría creación de nuevos seres, ya que quien se
encarna en “la unidad” del Alma Universal, en una expresión individualizada,
-SER INDIVIDUAL- es el mismo Creador Universal, -sin dejar de ser Él, ni
separarse de Él-, a partir de cuyo estado inicial empieza un proceso evolutivo
potencialmente infinito y eterno. Pero, en cualesquiera de las formas que se
quiera ver, siempre constituye un carácter potencial, en grado infinito, de su
capacidad creadora. (Ver comentario exegético de la pregunta Nº 81).
Un tercer enfoque del término
“infinito” se relaciona con el espacio. El espacio cósmico es infinito, caso
contrario, -qué habría más allá del límite? Si hubiese un límite dejaría de ser
infinito.
Dentro de la respuesta dada
por los Espíritus al maestro Allan Kardec, se expresa: -“lo ignoto. Todo lo que
es desconocido es infinito”-.
Esta parte de la respuesta,
realmente, tiene dos vertientes: la primera, de carácter infinito; la segunda,
expresa un límite o condición finita. Es decir, en realidad lo ignoto, lo que
se ignora, es infinitamente ilimitado; no tiene fin, eternamente encontraremos
un más allá. Empero, en lo referente a: -“Todo lo que es desconocido es
infinito”-, puede señalarse que en la suma de todo, en el Todo o en un área
determinada, no en su número, sino en su potencial o posibilidades, lo
desconocido es infinito, pero, en términos relativos, no todo lo desconocido es
infinito. Por ejemplo: si a todas las galaxias existentes, aunque su número sea
desconocido para nosotros, les agregáramos una más, dejarían de ser infinitas y
así ocurrirá con todas las cosas en cuanto se refiera a su cantidad, cualidades
y características. Pero, en cuanto al potencial y variantes de sus
manifestaciones y aplicaciones, en todos los ámbitos, conservará su carácter
infinito e ilimitado. Sin embargo, encontrándose el Universo en constante expansión,
lo que aun siendo limitado, en un momento dado, se encuentra en constante
crecimiento, lo cual ratifica que todo potencial es de carácter infinito.
3. Podría decirse que Dios sea lo
Infinito?
-“Sería una definición incompleta
por la limitación del lenguaje humano, insuficiente para expresar las cosas que
son superiores a vuestra inteligencia”-.
Dios es infinito en sus
perfecciones; empero, lo infinito es una abstracción. Decir, por lo tanto, que
Dios sea lo infinito, sería tomar el atributo por el sujeto, y definir una cosa
ignota por medio de otra igualmente desconocida.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Dios, El Ser Universal, es
infinito en el desarrollo del potencial de sus atributos divinos, en todas las
vertientes y variantes.
Este grado infinito de desarrollo
se extiende en el tiempo, siendo atemporal, es decir, siempre existió dicho
desarrollo en la eternidad pasada. Siempre existirá en la eternidad futura.
Sus vertientes fundamentales
también son infinitas en conocimiento y poder.
Como conocimiento se expresa
como ley cósmica impresa en la conciencia, con el lenguaje de los sentimientos
de los valores universales. Ese es el lenguaje del Ser Universal.
Como poder creador, es
ilimitado en todas sus vertientes y variantes.
Es fuente ilimitada y causa suprema
de todo lo existente.
Él se expresa en cada ser de
los cuatro reinos naturales sin separarse de sí mismo y sin dejar de ser Él
mismo tantas veces como sea necesario para poblar cada mundo del inmenso
universo, siempre en expansión.
Su potencial de auto-expresión
en los seres de los cuatro reinos de la naturaleza es infinito; es decir:
Eternamente seguirá expresándose cuantas veces sea necesario hacerlo.
Se expresa en cualquier mínimo
espacio del infinito universo, simultáneamente.
Se encuentra, simultáneamente,
en todas las conciencias de todos los seres del inmenso universo, en todos los
niveles de expresiones posibles.
Se renueva constantemente en
todas las expresiones físicas del universo, por lo cual, todo lo existente, a
nivel físico, dejará de existir, y se formarán nuevos mundos y expresiones
físicas de vida, de acuerdo a los estados de conciencias que, gradualmente se
van expresando en cada ser, en los cuatro reinos de la naturaleza.
Él se interesa por todas las
expresiones de vida, en los cuatro reinos de la naturaleza, en el inmenso
universo, simultáneamente, expresándose dentro de la conciencia de cada ser,
por el lenguaje de los sentimientos de los valores universales.
Es fuente infinita de
provisión en todas las vertientes y variantes, en la medida que cada ser vaya
experimentando niveles más elevados de necesidades, anhelos y objetivos de
autorrealización.
Es el pedagogo universal
actuando en la conciencia de cada ser por medio de los sentimientos de los
valores universales.
Dios constituye para cada ser
la eterna polarización, infinita e ilimitada, en el eterno retorno del ser
universal hacia Él.
Es omnisciente: Siempre lo
supo todo. Siempre lo sabrá todo, sin límites de ninguna naturaleza.
Es omnipresente: Se encuentra
en la conciencia de cada ser, al mismo tiempo, en los cuatro reinos de la
naturaleza, y en cada lugar del infinito universo. Nada existe que no sea Él y
que no esté en Él.
**
Un amigo, L. N.,
plantea: -“Es posible pensar que Dios nos afecta en decisiones directas en
nuestro plano humano (en todos los sentidos), de manera que su conciencia
de juicio, creadora, de amor, de equidad, entre otros atributos sean expresados
en un nivel superior? Como lo que decía Platón, -que va más allá del mundo de
los sentidos al cual estamos atados?”
Sin dudas algunas,
el ser humano (y todos los seres de los cuatro reinos naturales: humano,
animal, vegetal y mineral), han emanado, en un momento dado, a la conciencia
individual, en el Alma Universal, con LIBRE ALBEDRÍO, y dotados de todos los
atributos de la DIVINIDAD, y de una CONCIENCIA que es una réplica exacta de la
CONCIENCIA del Gran Arquitecto del Universo, o Ser Universal.
Este ser emanado a
la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, en primer instancia
en el Alma Universal, es la misma DIVINIDAD (Ser Universal), sin separarse de
sí misma y sin dejar de ser Ella misma), por lo cual su conciencia es
exactamente la misma, en el ser individual, que en el Ser Universal.
La única diferencia
reside en que, en el Ser Universal se encuentra desarrollada en todas sus
vertientes y variantes, en grado infinito, y en los seres individuales, lo está
en estado potencial, que eternamente, cada ser, desarrollará, sin límites
algunos, en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal.
A medida que el
ser individual experimenta necesidades, deseos, anhelos y propósitos, así como
conciencia de su ignorancia, van emergiendo en su conciencia las percepciones
intuitivas, los sentimientos análogos a los valores universales (atributos
divinos) que les inspirarán los sentimientos (de los valores universales) de lo
justo o de lo injusto, de la verdad o de lo contrario, de la fuerza o de su
opuesto, de la belleza o de la fealdad, del bien o del mal, que les sirven de
parámetros para orientar, o reorientar, su conducta.
Simultáneamente, a
las necesidades, y al conocimiento que percibe, aflora en su ser el poder
potencialmente infinito que posee, y lo hace en el grado análogo a la necesidad
que experimenta. Por eso se dice, en la expresión de Abraham Maslow, que “toda
necesidad genera una fuerza motivadora equivalente, capaz de permitirle, a la
persona, u otro ser, el desplazamiento desde el lugar en que reside su
necesidad hasta otro en que se encuentra la satisfacción de la misma”.
Evidentemente, si
cada ser fuese capaz de experimentar en grado infinito una necesidad, en ese
mismo grado infinito expresaría el poder potencialmente infinito del cual está
dotado, así como el conocimiento, o visión, inherentes.
Siendo la
conciencia del ser individual una réplica exacta de la del Ser Universal, (Esta
percepción es de la Filosofía Masónica, expresada de una manera nítida en los
grados capitulares), el Ser Universal se comunica con el ser individual, por
medio del lenguaje de los sentimientos –análogos a los valores universales-, en
la conciencia, tanto como advertencias coercitivas, advirtiéndole, en forma de
sentimientos de vergüenza –estados de representación mental de lo que
resultaría si lleva a cabo la acción concebida-, como de estados de certeza si
evita las acciones indebidas y ejecuta las debidas, así como, por las acciones
coactivas, dentro de la conciencia, en forma de remordimiento, y percepción de
haber incurrido en error, si llegare a ejecutar la acción indebida, que ya no
le dejará tranquilo hasta que haya reparado el mal ejecutado, o lo haya
compensado, o pedido perdón, simultáneamente, a la persona, o personas,
afectadas, según se trate, en cada caso particular.
Este mecanismo
coercitivo, o coactivo, -pedagógico-, lo ejercita el Ser Universal en la
conciencia de todos los seres, en los cuatro reinos naturales, sin afectar al
libre albedrío de cada ser, en todo momento. Es decir, es cada uno de los seres
individuales, en los cuatro reinos naturales, quien toma las decisiones
inherentes, y por supuesto, cosecha los beneficios inherentes, o asume las
consecuencias de sus acciones. Esto lo rige la ley de afinidad, la de justicia,
la de igualdad y la de compensación, además de la del amor, que es una síntesis
de todos los valores universales.
Platón, sin duda
alguna, es el filósofo por excelencia que más profundamente refleja el
conocimiento de los valores universales, o VIRTUDES.
Tal como es el
lema de la Masonería Universal, en cuanto a su definición: -“La Masonería es el estudio de todas las ciencias, de todas las
filosofías, de todas las artes y la práctica de todas las virtudes”, el
enfoque tiene vinculación con esa definición y con la práctica de todas las
virtudes. Empero, para lograr ejercerlas, en grado óptimo, es preciso realizar
el estudio integral del Conocimiento reflejado por la Sabiduría de los Valores
Universales, cuya percepción se logra por vía intuitiva, o inspirativa en la
conciencia de los seres, en los cuatro reinos naturales. (Inspiración de un Ente espiritual, -encarnado o desencarnado-, o
por la misma DIVINIDAD, por el sentimiento) por el pensamiento en el
pensamiento de la persona inspirada).
Es decir: Un
trabajo pedagógico de Dios con Dios, o un juego de Dios con Dios, donde Él
mismo respeta sus propias reglas, plasmadas en la LEY CÓSMICA, impresa en su
conciencia y en la conciencia de cada ser, sustentada, ésta, por la Sabiduría
de los Valores universales.
PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS
4. En qué puede sustentarse la
prueba de la existencia de Dios?
-“En un axioma que aplicáis a
vuestras ciencias: No existe efecto sin
causa. Buscad la causa de todo lo que no sea obra del ser humano y vuestra
razón os responderá”-.
Para creer en Dios, es
suficiente observar las obras de la Creación. El universo existe; por lo cual
tiene una causa. Dudar de la existencia de Dios, sería como negar que cada
efecto tenga una causa, y afirmar que la nada haya podido producir alguna cosa.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
La prueba de la
existencia de Dios se puede observar en todo lo que es, o está manifestado en
la realidad. También, en lo que, eternamente, se manifiesta en el eterno
presente. Él es; tú eres; él, - ella-, es; nosotros somos; ustedes son; ellos
son. Todo es Él, sin dejar de ser Él, y sin separarse de Él.
Todo lo que es, es Él.
Todo lo que es, emana de
Él, sin dejar de ser Él y sin separarse de Él. Es Él emanado a la conciencia
individual, en el Alma Universal, con los mismos atributos que los de Él, en
los Espíritus de los cuatro reinos naturales.
Él es causa y fuente de
todo lo existente y de todo lo que eternamente existirá.
Él es ley cósmica
impresa en su propia conciencia y en la conciencia de cada ser.
Él es guía de sí mismo
en la conciencia de cada ser por los valores universales, o atributos divinos,
o sentidos cósmicos. Los valores universales fungen de sentidos cósmicos en
cada ser de los cuatro reinos naturales.
Él es anhelo de ser;
cada ser en los cuatro reinos naturales es una expresión de su voluntad.
Toda vida es una
expresión de Él.
Toda voluntad es una
expresión de su voluntad.
Todo amor es una
expresión de su amor.
Toda justicia es una
expresión de su justicia.
Toda belleza es un grado
de la expresión de su belleza, la que cada ser es capaz de expresar en un
momento dado, según el nivel de conciencia alcanzado.
Todo poder es una
expresión de su poder creador.
Todo conocimiento es una
expresión de su conocimiento, en determinado grado.
En el libro Génesis, Allan Kardec, expresa:
-“Por cuanto Dios es la causa primera de todas las
cosas, el punto de partida de todo, la base sobre la cual se apoya el edificio
de la creación, este es el punto que va considerado antes de cualquier otro”.
“Es elemental, en
principio, que se juzgue una causa por sus efectos, aun cuando la causa no es
visible. Si un pájaro mientras vuela es objeto de un proyectil, se estima que
lo ha sido por un hábil tirador hábil, aun cuando no sea posible verlo. Por lo
cual, no siempre es necesario ver algo para saber que existe, en cada caso, se
llega al conocimiento de las causas observando los efectos”.
-“Otro Principio,
de igual manera elemental, se ha convertido en un axioma por la fuerza de su
verdad, el cual es: CADA EFECTO INTELIGENTE, DEBE TENER UNA CAUSA INTELIGENTE.
Si se preguntara quien es el constructor de un determinado mecanismo ingenioso,
-¿qué se pensaría de alguien que responda que ha sido hecho por sí mismo?
Cuando se observa una obra maestra del arte o de la industria, se dice que debe
ser el producto de un hombre de genio, ya que su concepción ha debido
realizarla otra inteligencia, juzgando, al mismo tiempo, que ha debido hacerla
un hombre, por cuanto se sabe que no es superior a la capacidad humana. A nadie
se le ocurrirá de afirmar que salió de la mente de un idiota o de un ignorante,
y menos aún que es el resultado del trabajo de un animal o el producto de la
casualidad”.
-“En todas partes,
la presencia del hombre se reconoce por sus obras. La existencia de los hombres
antidiluvianos no está probada únicamente por los restos fósiles, sino,
también, y con certeza mucho mayor, por la presencia, en los terrenos de una
cierta época, de objetos trabajados por seres humanos. Un fragmento de
vaso, una piedra tallada, un arma y un ladrillo son suficientes para testimoniar
su presencia. De la rusticidad o de la perfección del trabajo se podrá juzgar
el grado de la inteligencia y del desarrollo de quienes lo han realizado Si,
por lo tanto, encontrándoos en un pueblo habitado exclusivamente por salvajes,
descubráis una estatua digna de Fidias, no dudarías en decir que, dado que los
salvajes no han podido realizarla, debe ser la obra de una inteligencia
superior a la de los indígenas”.
-“Ahora bien, si
miramos alrededor y se observan las obras de la naturaleza, la previsión, la
sabiduría y la armonía que presiden a todas estas obras, se reconoce que no hay
ninguna que no supere el grado más alto de la inteligencia humana. Por cuanto,
el hombre no ha podido producirlas, ellas son el producto de una inteligencia
superior a la humanidad, a menos que se quiera afirmar que existen efectos sin
causas”.
-“A esto, algunos
contraponen el siguiente razonamiento:
-“Las obras de la
naturaleza son el producto de fuerzas materiales que actúan mecánicamente,
según las leyes de atracción y de repulsión; las moléculas de los cuerpos
inertes se agregan y se disgregan por la acción de tales leyes. Las plantas
nacen, crecen y se multiplican siempre del mismo modo, cada una en su propia
especie, en virtud de las mismas leyes. Cada ejemplar es similar de aquel del
cual nació. El crecimiento, la floración, la fructificación y la coloración se
encuentran subordinadas a causas materiales, como el calor, la electricidad, la
luz, la humedad, etcétera. Lo mismo ocurre, también, para los animales. Los
astros se forman a causa de la atracción molecular y se mueven perpetuamente en
sus órbitas por efecto de la gravitación. Esta regularidad mecánica de las
fuerzas naturales no hace, por lo tanto, pensar a una inteligencia libre. El
hombre mueve el brazo cundo quiere y como quiere, pero quien lo movería de la
misma manera desde el nacimiento hasta la desencarnación sería un
autómata: ahora, las fuerzas orgánicas de la naturaleza son puramente
automáticas”-
-“Todo esto es
verdad; empero, estas fuerzas son efectos que deben tener una causa y
nadie pretende que ellas constituyan la Divinidad. Son materiales y mecánicas.
No son inteligentes en sí mismas, y también esto es verdad; pero, son puestas
en acción, distribuidas, adaptadas a las necesidades de todas las cosas gracias
a una inteligencia que no es la de los hombres. El útil acomodo de estas
fuerzas es un efecto inteligente que denota una causa inteligente. ¿Qué
sería aquel péndulo si una inteligencia no hubiera combinado, calculado,
distribuido el empleo de tal fuerza para hacerlo mover con precisión? Dado que
la inteligencia no se encuentra en el mecanismo del péndulo, y por cuanto no se
le ve, -¿sería, por lo tanto racional concluir que no existe? Es suficiente
valuar los efectos”.
-“La existencia
del reloj prueba la existencia del relojero; la ingeniosidad del mecanismo
demuestra la inteligencia y la ciencia del relojero. Cuando un péndulo os da,
en un momento dado, la información que precisáis, -¿os ha llegado a la mente,
acaso, la idea: he aquí un péndulo inteligente?”
-“Lo mismo es
válido para el mecanismo del universo. Dios no se muestra, pero se afirma por
medio de sus obras”.
-“La existencia de
Dios es, por lo tanto, un hecho adquirido, no solamente por medio de la
revelación, sino por medio de las evidencias materiales de los hechos. Los
pueblos salvajes no han recibido revelación alguna, empero, creen, todos
indistintamente, a la existencia de una potencia sobrehumana; ven cosas
superiores al poder humano, y concluyen que provienen de un ser superior a la
humanidad. -¿No son, quizá, más lógicos de cuantos pretenden que se han hecho
por sí solos?”
-“Al ser humano no
le es dado sondear la naturaleza íntima de Dios. Para comprender a Dios ocurre,
aún, el sentido que se adquiere, solamente, con la completa purificación del
Espíritu. Empero, si el ser humano no puede penetrar la esencia, dado que su
existencia es dada como premisa, puede, por lo tanto, a través el razonamiento,
llegar al conocimiento de sus atributos necesarios; ya que, viendo que no puede
no ser sin dejar de ser Dios, concluye en que debe ser”.
-“Sin el
conocimiento de los atributos de Dios, sería imposible comprender la obra de la
creación: es el punto de partida de todos los grupos espirituales, y, debido a
que no se han revuelto a ellos como se hace con el faro que índica el camino,
muchos de estos grupos han cometidos errores en sus concepciones. Aquellos que
no han atribuido a Dios la omnipotencia han imaginado numerosos dioses; los que
no le han atribuido la suprema bondad han plasmado un dios celoso, colérico,
parcial y vengador”.
-“Dios es la
suprema y soberana inteligencia. La inteligencia del hombre es limitada, por
cuanto no puede ni hacer ni comprender todo lo que existe; la de Dios, que
abraza el infinito, debe ser infinita. Si la supusiese limitada sobre un punto
cualquiera, se podría concebir, todavía, un ser más inteligente, capaz de
comprender y de hacer lo que el otro no podría hacer, y así, sucesivamente,
hasta el infinito”.
-“Dios es eterno,
es decir, no tiene principio ni tendrá fin. Si hubiese tenido un principio,
habría salido de la nada; ahora, la nada no existe y no puede producir nada; o
bien, habría sido creado por otro ser preexistente, y entonces, sería este
último quien sería Dios. Si se le atribuyese un principio o un fin, se podría,
por lo tanto, concebir un ser existente ante de Él, o que contribuiría a que
existiese después de Él, y así sucesivamente hasta el infinito”.
-“Dios Es
inmutable. Si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no
tendrían estabilidad alguna”.
-“Dios es
inmaterial: su naturaleza difiere de todo lo que nosotros llamamos
materia; de otro modo no sería inmutable, por cuanto estaría sujeto a
transformaciones de la materia”.
-“Dios no tiene
una forma que nosotros podamos valuar con los sentidos; de otro modo sería
materia. Nosotros decimos: la mano de Dios, el ojo de Dios, la boca de Dios,
porque el ser humano, no conociendo más que a si mismo, se toma como término de
comparación de todo cuanto no comprende. Las imagines que representan Dios como
un anciano de larga barba, envuelto en un manto, son ridículas; tienen el
defecto de disminuir el Ser Supremo reduciéndolos a las dimensiones mezquinas
de la humanidad; de aquí a que se les atribuyan las pasiones de la humanidad,
que hacen de Él un Dios colérico y celoso, no hay más que un paso”.
-“Dios es
omnipotente: Si no poseyera la potencia suprema, se podría concebir un ser más
poderoso todavía, y así sucesivamente hasta cuando se encontrase el ser que
ningún otro podría superar en potencia: y sería este último Dios”.
-“Dios es
supremamente justo y bueno: La sabiduría providencial de las leyes divinas se
revela en las más pequeñas cosas al igual que en las grandes: esta sabiduría no
permite dudar ni de su justicia ni de su bondad”.
-“El infinito de
una cualidad excluye la posibilidad de la existencia de una cualidad contraria
que la disminuiría o la anularía. Un ser infinitamente bueno no puede tener la
mínima partícula de maldad, y el ser infinitamente malvado no puede tener la
mínima partícula de bondad: de igual manera que un objeto no podría ser
absolutamente negro si tuviese una pequeña mezcla de blanco, ni absolutamente
blanco si tuviese una pequeña mezcla de negro”.
-“Dios no podría
ser, por lo tanto, bueno y malvado al mismo tiempo, por cuanto, en tal caso, no
poseyendo en grado supremo ni la una ni la otra de estas cualidades, no sería
Dios; todas las cosas serían abandonadas al capricho, y nada sería estable.
Dios no podría ser, por lo tanto, que infinitamente bueno o, al contrario,
infinitamente malvado. Ahora, dado que sus obras son testimonios de su
sabiduría, de su bondad y de su precisión, es preciso concluir que, no pudiendo
ser al mismo tiempo bueno y malvado sin dejar de ser Dios, debe ser
infinitamente bueno”.
-“La bondad
suprema comporta la suprema justicia; por cuanto si Él actúa injustamente o con
parcialidad en una sola circunstancia, en relación con una sola de sus
criaturas, no sería supremamente justo, y de consecuencia no sería supremamente
bueno”.
-“Dios es infinitamente
perfecto. Es imposible concebir a Dios sin el infinito de las perfecciones, sin
lo cual no sería Dios, por cuanto se podría siempre concebir un ser que
poseyera lo que le faltaría a Él. Para que ningún ser pueda superarlo, es
necesario que Él sea infinito en todo”.
“Los atributos de
Dios, siendo infinitos, no pueden ser aumentados ni disminuidos, de otra manera
no serían infinitos y Dios no sería perfecto. Si se le quitara la más pequeña
partícula de uno solo de sus atributos, no sería más Dios, ya que podría
existir un ser más perfecto”.
-“Dios es único.
La unicidad de Dios es la consecuencia del infinito absoluto de las
perfecciones. Otro Dios podría existir solamente con la condición de ser
igualmente infinito en cada cosa; por cuanto si entre los dos hubiese la mínima
diferencia, uno sería inferior al otro, y subordinado a su potencia, por lo
cual no sería Dios. Si entre los dos hubiese una igualdad absoluta habría,
desde la eternidad, un solo pensamiento, una sola voluntad, una sola potencia;
y así integrados en su identidad, en realidad los dos serían un solo Dios. Si
tuviesen cada uno atributos especiales, y uno haría lo que el otro no hace,
entonces ya no habría entre ellos una igualdad perfecta, por cuanto ni el uno
ni el otro tendrían la autoridad suprema”.
-“La ignorancia
del principio del infinito de las perfecciones de Dios ha generado el
politeísmo, que es el culto di todos los pueblos primitivos; ellos han
atribuido la divinidad a todas las potencias que parecían superiores a la humanidad;
posteriormente, la razón los ha llevado a confundir en una sola estas potencias
diversas. Después, a medida que los seres humanos han comprendido la esencia de
los atributos divinos, han quitado de sus símbolos las creencias que
constituían la negación”.
-“Resumiendo, Dios
no puede ser Dios sino con la condición de no ser superado en nada por otro
ser; ya que, entonces, el ser que lo superase en una cosa cualquiera, sea aún
por muy poco, sería el verdadero Dios; en consecuencia, Él debe ser infinito en
cada cosa”.
“En este modo,
constatada la existencia de Dios a través de sus obras, se llega, por medio de
la simple deducción lógica, a determinar los atributos que le caracterizan”.
-“Dios, es, por lo
tanto, la suprema y soberana inteligencia; es único, eterno, inmutable,
inmaterial, omnipotente, supremamente justo y bueno, infinito en todas sus
perfecciones; y no puede ser otro”.
“Esta es la base
sobre la cual se apoya el edificio universal; es el faro cuyos rayos se
extienden sobre todo el universo, y es el único que puede cuidar al ser humano
en la búsqueda de la verdad; siguiéndolo no equivocará jamás la vía, y si tan
frecuentemente se deja desviar de su ruta, esto ocurre porque no ha seguido la
ruta que le había sido indicada”.
-“Este es, también,
el criterio infalible de todas las doctrinas filosóficas y espirituales, el ser
humano, para juzgarlas, dispone de una medida rigurosamente exacta, constituida
por los atributos de Dios; y se puede afirmar con certeza que todas las
teorías, los dogmas, las fe, los principios, las practicas que son en
contradicción con uno solo de estos atributos de manera de debilitarlo o de
anularlo, no podrían estar en la realidad”.
-“En la filosofía,
en la psicología, en la moral, en la espiritualidad, no puede ser verdad lo que
se separa, aunque sea de poco, de las cualidades esenciales de la Divinidad. La
espiritualidad perfecta aquella en la cual ni un solo artículo de fe estuviese
en contrasto con estas cualidades, en las cuales los fundamentos podrían asumir
las pruebas de este control, sin recibir daño”.
5.
Cuál consecuencia se puede
obtener del sentimiento intuitivo que todos los seres humanos tienen de la
existencia de Dios?
-“La de que Dios existe. Cómo
explicar en ellos este sentimiento si se apoyase en la nada? Y, también ésta es
una consecuencia del principio de la causalidad”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Cada ser en
los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral, tiene
conciencia de Dios. En qué grado le percibe depende del estado de conciencia
alcanzado, en un momento dado.
Sabemos que
el ser humano le percibe de diversas maneras y de que el sentimiento de
reverencia es general tanto hacia el Ser Universal como hacia toda la Creación.
Empero, la reverencia hacia Dios se encuentra generalizada en todos los seres
de los cuatro reinos naturales.
Sabemos,
intuitivamente, o por analogía, que el sentido de la conciencia perceptiva de
Dios es constante en todos los reinos naturales. Los seres perciben a la
Divinidad aun cuando no se dan cuenta de que lo hacen. También los animales,
los vegetales y los minerales perciben a Dios en su conciencia, por ser ésta,
aun en ellos, una réplica exacta de la conciencia de Dios.
Cómo le
perciben y en qué manera, precisa mayor grado de meditación para detectarlo. El
modo universal en que se percibe a Dios, en todos los seres de los cuatro
reinos naturales, es el de los sentimientos análogos a los valores universales,
en la conciencia.
En todos los
seres late la misma vida, y es idéntica voluntad la que determina que esa vida
continúe expresándose en cada individuo, sea mujer u hombre, animal, vegetal o
mineral.
Esa
voluntad, o anhelo de vivir, generalizado en todos los seres es la expresión de
la voluntad de la Divinidad. Es la búsqueda de la expansión de la Creación haciendo
tangibles los anhelos de Dios.
Siendo esa
Divinidad perfecta en todas sus vertientes y variantes, lo es también el
Espíritu de cada ser emanado a la conciencia individual, indiviso, y sin dejar
de ser la misma Divinidad, Adquiriendo, la Divinidad, conciencia individual en
cada ser, la evolución consiste en manifestar, por la experiencia, siempre,
nuevos y más elevados estados de conciencia, y no de pasar de un nivel mineral
al vegetal, de éste al animal y luego al humano. Por lo menos en el Planeta
Tierra es así. (Si meditamos sobre la respuesta dada a la pregunta N° 172,
observaremos implícita esta realidad).
Pero, siendo
una y la misma la ley cósmica en todo el universo, ese proceso es uniforme en
toda la Creación y en todos los mundos del universo.
Esto indica
que la diferencia es aparente, y que es la misma la vida que late en todos los
seres.
En el rol
que asume, la Divinidad, en cada ser de los cuatro reinos naturales, cumple el
que le está asignado desde siempre en los planes cósmicos, y en la ley cósmica.
En ese rol cada ser sigue su propio camino en el eterno retorno del ser
individual hacia el Ser universal.
Los
infinitos grados –estaciones- de conciencia, y los estados de conciencia
–valores universales, o atributos divinos-, por los que va avanzado en la
espiral evolutiva, cada ser, son idénticos en todos los reinos naturales. Y en
cada reino natural, todo ser experimenta análoga autorrealización, dada la
justicia y la igualdad en la ley y ante la ley que rige a todos los seres. La
diferencia es aparente, ya que en todos los seres de los cuatro reinos
naturales es la misma Divinidad la que se expresa.
En los
cuatro reinos naturales, ningún ser animal, vegetal o mineral se cree superior
a otro, excepto un sinnúmero de seres en el reino humano.
Sólo el ser
humano se cree superior a los demás reinos naturales, o a determinados seres de
diferentes grupos étnicos o condiciones sociales. Empero, si bien en alguna
forma ese sentimiento de superioridad puede expresarse, también, en los demás
reinos naturales, en éstos el grado de conciencia de la realidad se encuentra
libre de manipulación, por lo menos de la que se ha observado en diferentes
niveles en la historia. El aprendizaje es idéntico en todos los seres de los
cuatro reinos pese a que los roles son diferentes. Cada ser tiene conciencia
del rol que la Divinidad ejecuta por su intermedio. Los roles de todos los
seres conforman una obra armónica, un todo universal. Un trabajo de Dios con
Dios. (Empero, y es un tema aparte, existe cierta analogía en la idiosincrasia
de cada ser en los cuatro reinos naturales, por lo cual ciertas manipulaciones
de dominio, o poder, son generalizadas en todos los seres, -de los cuatro
reinos naturales-, y la ley de que el más domina al menos, en todas sus
vertientes y variantes, rige en todo-.)
La Divinidad
tiene conciencia de sí misma en cada ser en que se expresa, así como de los
atributos divinos y de los sentimientos que les son inherentes. Los reinos
parecen ser diferentes, los seres también, pero son diferencias aparentes. Lo
roles son diferentes, pero la obra final es una sola, conformando un todo. Las
partes de ese todo son diferentes, en expresión, pero conforman una unidad.
La
conciencia de la Divinidad en cada ser refleja el nexo que existe entre causa y
efecto.
Es la
relación causal entre la Divinidad y cada uno de los seres de los cuatro reinos
naturales, en todas sus vertientes y variantes, en el eterno camino del retorno
del ser individual hacia el Ser Universal, mejor conocido como Dios.
6.
El sentimiento íntimo que
tenemos en nosotros mismos de la existencia de Dios, no podría ser una
consecuencia de la educación, y el producto de ideas adquiridas?
-“Si esto fuese así, cómo
tuvieron este sentimiento, también, las personas de las humanidades de épocas
primitivas?
Si el sentimiento de la
existencia de un Ser Supremo fuese el producto de la instrucción, no sería
universal, y no se encontraría, como las nociones de las ciencias, más que en
los individuos y en los pueblos cultos.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
En todas las épocas, y
culturas, desde la más temprana edad, en todos los seres de los cuatro reinos
naturales, existe un sentimiento de reverencia hacia la Divinidad, de múltiples
maneras.
Es la conciencia de un Ser
Superior que, en edades primitivas de vida en el Planeta tierra, el ser humano
ha identificado de diversas maneras:
1) Reverencia y culto hacia algún fenómeno de la
naturaleza.
2) Culto hacia los antepasados.
3) Culto a diversas deidades mitológicas.
4) Culto a una Divinidad superior impersonal.
5) Cualesquiera otras modalidades.
Evidentemente, no tiene
nada que ver con un sistema de ideas, o creencias, impuestos por un determinado
tipo de cultura. Esta es la razón por la cual ese sentimiento hacia la
Divinidad es universal y simultáneo en todos los seres de las múltiples
culturas. Caso contrario en aquellos lugares en que no se hubiese fomentado ese
orden de ideas, no habría imperado la espiritualidad centrada en la Divinidad.
Esa conciencia de la
Divinidad existe latente en cada ser desde sus inicios en el planeta de turno
en que le toque vivir, por cuanto el Espíritu de cada ser es una emanación a la
conciencia individual sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser la
Divinidad. Empero, se expresa en mayor o menor nivel de acuerdo al grado
evolutivo alcanzado.
Siendo cada ser una
expresión gradual de la potencialidad total de la Divinidad, no expresa toda la
Divinidad sino una estación y un estado de la Divinidad. La parte tiene
conciencia del Todo, aunque jamás pueda percibir el Todo. Empero, tiende hacia
el Todo en el eterno retorno del ser individual hacia el Ser Universal.
7.
Se podría encontrar la
causa primera de la formación de las cosas en las propiedades íntimas de la
materia?
-“Entonces, cuál sería la causa
de estas propiedades? Volvemos siempre a la necesidad de una causa primera”-.
Atribuir la primera
formación de las cosas a las propiedades íntimas de la materia, sería igual que
tomar el efecto por la causa, por cuanto estas mismas propiedades constituyen
un efecto que debe tener una causa.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Cuáles son las propiedades
íntimas de la materia? Cuál es la esencia de la materia, en cada tipo de la
materia? Por qué de la misma tierra diversas especies vegetales extraen una
inmensa variedad de plantas, flores, frutos, entre otros particulares? Por
ejemplo: Cada especie tiene una forma diversa y uniforme, edad tras edad,
excepto un estado de perfeccionamiento en el espacio y en el tiempo, que indica
que cada una se va perfeccionando, o evolucionando, en su misma naturaleza. Un
naranjo produce naranjas en cualquier parte del planeta en que se siembre. En
un mismo lugar, un rosal y un cerezo, darán, respectivamente, y de la misma
tierra, una rosa y un fruto denominado cereza. Existe una inteligencia vegetal
que realiza un trabajo capaz de extraer –y elaborar- los elementos adecuados,
de la tierra, para dar el respectivo fruto –resultado- inherente a la especie
que representa.
Cada especie tiene una
inteligencia particular y una programación mental –conocimiento-, para realizar
una labor asignada por la naturaleza de las cosas para obtener un resultado que
complementa la Gran Obra de la Creación.
La misma tierra que
pareciera uniforme, contiene, sin embargo, una determinada cantidad de
elementos –diferentes entre sí-, conocidos y por conocer, que tienen entre sí
características particulares. Esas características particulares a nivel
elemental –de los minerales- son los resultados –características- inherentes a
cada mineral. La materia en sí no es más que energía condensada. Si se
manifiesta una determinada variante en los elementos que conforman la materia,
es porque existen determinadas esencias –Espíritus elementales- que vibrando a
determinada frecuencia, son capaces de manifestar determinados elementos
físicos –o materia-.
Esas propiedades íntimas
de la materia a que hace referencia el Maestro Allan Kardec, en su pregunta
número siete de El Libro de los Espíritus, no son más que las diversas
variantes de Espíritus Elementales de la naturaleza que tienen una misión
específica de condensar determinados tipos de materias en la dimensión física a
partir de la energía universal. Cada Espíritu elemental tiene una frecuencia
vibratoria determinada. Al vibrar en esa frecuencia, manifiesta su equivalente físico,
condensando el respectivo elemento. Por ejemplo: El Espíritu elemental del
hierro, condensando la misma energía universal, manifiesta el elemento hierro,
tal como el del oro, manifiesta oro, y el del platino, platino, y así
sucesivamente con cada elemento conocido o por conocer.
Si existen variantes en
las manifestaciones físicas de la materia es porque también las hay en los
espíritus elementales que las manifiestan, al igual que ocurre en el reino
vegetal, en el animal y en el humano.
El tipo de materia
manifestada es un efecto del tipo de Espíritu elemental que la manifiesta, es
decir: Su causa. No existe efecto sin causa, ni causa que no genere efecto. De
manera que es imposible aislar el efecto de la causa, o ignorar ésta, sin distorsionar
la verdad. Es preciso en todo efecto buscar la causa que lo origina y tendremos
una visión completa de la verdad, en el grado relativo al propio estado -y
grado- de conciencia. Es indispensable ver toda la realidad y no solamente un
aspecto de la misma. Y toda realidad tiene una vertiente física y otra
espiritual. Además, existe un elemento de enlace que une ambas dimensiones o
polaridades. En esa duplicidad de dimensiones el grado de conciencia imperante
en la dimensión espiritual se refleja en la respectiva manifestación física.
Una mayor depuración de la materia indica que existe una equivalente en la
dimensión espiritual.
En todos los reinos
naturales existen elementos, -o
especies-, que presentan una mayor depuración que en otros. Es el grado
de conciencia evolutiva que presenta, a nivel particular cada uno de los
elementos, o especies vegetales, animales o humanos.
Entonces, la causa de
estas propiedades íntimas de la materia lo constituye el Espíritu, en todas sus
vertientes y variantes: Elemental, -en el reino mineral-; Vegetal, -en el
reino vegetal-; Animal, -en el reino animal; recordando que animal quiere decir
que posee un alma, ya que alma equivale a –anima-, de ahí el término
animal. El Espíritu elemental es la causa primera de la materia. La
manifiesta a partir de la condensación de la energía por su respectivo grado
vibratorio.
El Espíritu de cada
reino natural es una manifestación en la conciencia individual de la Divinidad
sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad. Cada Espíritu en los cuatro
reinos de la naturaleza está dotado de vida eterna e inmortal; es coeterno con
la Divinidad y está dotado de los mismos atributos divinos de la Divinidad y es
poseedor de una réplica exacta de la conciencia de la Divinidad.
La única diferencia que
existe es que, mientras la Divinidad posee todos sus atributos divinos
desarrollados en grado infinito en todas sus vertientes y variantes, cada uno
de los Espíritus manifestado a la conciencia individual, en los cuatro reinos
naturales, los posee en grado potencialmente infinito, que eternamente
desarrollará sin encontrar jamás un límite.
Es el eterno retorno del
ser individual hacia el Ser Universal. Es la búsqueda de sí misma de la
Divinidad en sus ilimitadas expresiones a la conciencia individual.
Esos atributos divinos
tienen una doble vertientes: La del conocimiento, que se expresa mediante los
parámetros de los valores universales, mediante el lenguaje de los sentimientos
en la propia conciencia, en la dimensión espiritual. Como emociones, en la
conciencia, a nivel anímico o del alma; y como sensación, a nivel físico, o del
cuerpo. Los pensamientos en cada una de las variantes espirituales se expresan
mediante imágenes. Se piensa en imágenes. Cada ser en los cuatro reinos
naturales demuestra ser poseedor de un conocimiento específico para realizar la
propia labor que le asignara la naturaleza de las cosas en los planes
cósmicos.
Empero, desde ese mismo estado de conciencia inherente a
cada ser en los cuatro reinos naturales, cada quien realiza su viaje del eterno
retorno hacia el Ser Universal, Jamás ese viaje tendrá fin por cuanto es
infinito. Es el eterno camino del progreso universal sin límites de ninguna
naturaleza, en una inmensidad de mundos, en la expansión eterna de la Creación.
La misión consiste en adquirir consciencia del Todo en todas sus vertientes y
variantes. Siempre encontrará un más allá. Es lo que denominamos la Eterna
polarización del ser individual hacia el Ser Universal: -en el Círculo y el
Signo Más-. Es un camino circunferencial que conforma la espiral cósmica, en
los estados de conciencia y sus grados perceptivos de la verdad universal.
La segunda vertiente, es
la expresión potencialmente infinita del poder creador que se anida en cada
Espíritu, o ser, que eternamente expresará en un mayor nivel, a medida que vaya
afrontando necesidades inherentes a ese nivel, o anhelos, propósitos u
objetivos de auto-realización. Si cada ser experimentase una necesidad
infinita, en ese mismo grado expresaría el conocimiento inherente, y el poder
creador para autosatisfacerla.
Dentro de ese potencial
infinito de manifestación expansiva de la Creación Universal, la Divinidad
constituye la pedagoga de sí misma en la manifestación respectiva de cada ser
en la conciencia individual por el lenguaje de los sentimientos análogos a los
valores universales, expresión sublime de la ley cósmica impresa en la
conciencia de cada ser. En fin de cuenta, no deja de ser un juego de la
Divinidad con la misma Divinidad. Un juego para divertirse en toda la
eternidad.
Entonces, porque no
empezar ahora mismo con esa sublime diversión? Cambiaremos todo eso por un bien
menor de lo que la Divinidad dispuso para todos?
8.
Qué se debe pensar de la
opinión que atribuye la primera formación de lo creado a una combinación
fortuita de la materia, es decir, de la casualidad?
-“Otra absurdidad! Cuál ser
humano de buen sentido puede considerar la casualidad como un ser inteligente?
Y, después, qué es la casualidad?
Nada”-.
La armonía, que regula las
fuerzas del universo, demuestra combinaciones y principios determinados, y por
lo tanto una potencia inteligente. Atribuir la primera formación a la
casualidad, sería un absurdo, por cuanto en ella está ausente la visión y no
puede producir los efectos inteligentes. Una casualidad inteligente dejaría de
ser una casualidad.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
En nuestro comentario
anterior se ha explicado, en líneas generales, la manera como emerge la materia
a partir de la energía. Es una condensación de la energía que realizan los
Espíritus Elementales –de los elementos- de acuerdo al respectivo grado vibratorio
regido por la ley de afinidad. La ley de afinidad establece la armonía y el
orden en la naturaleza, en todas sus vertientes y variantes. En todo existe un
perfecto sistema y orden. Todo está
ordenado y ubicado, en el esquema cósmico, por su grado vibratorio, en una
escala que va del 0° a 360°, y a la vez ubicado-por su suma existencial-, en el respectivo grado de la infinita
espiral evolutiva del universo. Y eso ocurre en todas las vertientes y
variantes existenciales, de cada ser, en los cuatro reinos naturales. Esas
vertientes y variantes, en el Sufismo se denominan los Estados y las
Estaciones. Cada estado representa a un valor universal, o atributo divino, es
decir el estado de conciencia de ese valor o atributo. Cada estación, equivale
a un grado de progreso, o conciencia perceptiva, sobre un determinado valor.
Cada estado y su respectiva estación pueden variar de un valor a otro. Esto
equivale a la diferencia del bagaje de experiencia que cada ser tiene en
relación a una u otra de las áreas del conocimiento humano, y universal. Por
cada área existe un ángulo de la espiral evolutiva, y su respectivo estado de
conciencia y su grado perceptivo de la realidad, así como capacidad de percibir
y comprender, hacer, o de dejar de hacer. Empero, el nivel de conciencia
alcanzado en una determinada estación, o grado perceptivo de la realidad, le
facilita la labor de alcanzar, con mayor efectividad, el mismo nivel de
conciencia en todos los estados, o áreas de conocimientos relativos a los
valores universales, o atributos divinos. Esto debido a que, estando en una
determinada altura, en una montaña, hacia cualquier lado en que se mire, se
hará desde esa misma perspectiva o elevación.
Tanta perfección como
existe en la naturaleza obedece a una ley cósmica que rige todo.
Toda ley cósmica –en
todas sus vertientes y variantes- está sustentada por una inteligencia
suprema ab eterna que
la legisló con carácter eterno e inmutable.
Igualmente, existe una
voluntad potencialmente infinita que vela por su cumplimiento en el espacio y
en el tiempo. Es el carácter coercitivo y coactivo de la ley cósmica, Su
carácter coercitivo regido por los parámetros de los valores universales. Y el
coactivo, por las leyes de afinidad, justicia, igualdad y compensación. La ley
ordenadora del universo es la de afinidad. Ella ubica y reubica cada ser y cosa
en el orden que le corresponde en base a su peso específico –suma existencial-,
en el lugar –orden- que le corresponde.
El orden es un valor
universal, al igual que la armonía. Ese orden y armonía se logran por la guía
de los parámetros de los valores de la justicia, de la compensación y de la
igualdad, entre tantos otros que conforman la ley cósmica.
El amor es la síntesis
de todos los sentimientos expresados por los valores universales, o atributos
divinos. El amor es la ley matriz del universo y la síntesis de la ley cósmica.
La ley cósmica es eterna e inmutable. Es ab eterna, es decir, existe desde
siempre al igual que el Legislador Universal.
Detrás de toda obra
existe un propósito, una idea, un objetivo, una intención.
Nada existe sin
propósito alguno en la naturaleza. De manera que, viendo más allá de las
apariencias se observa que, detrás de toda aparente casualidad existe una ley
de causa y efecto que rige todo. Dada la condición mental del universo en que
nos desenvolvemos, es en la mente del Ser Supremo –en su conciencia- donde se
encuentra plasmada la ley cósmica, al igual que todos los valores universales
–atributos divinos-. Su expresión –o manifestación- en la conciencia de cada ser
de los cuatro reinos naturales, es por medio de los sentimientos análogos a
cada valor universal. La retroalimentación de todo pensamiento, sentimiento y
acto, -acción- lo realiza la ley de afinidad –coacción correctora-, con el
auxilio de la ley de justicia, la igualdad, -en la ley y ante ella-, y la compensación, de acuerdo a
los eternos planes trazados por el Ser Universal.
Hermes Trismegisto
percibió claramente esta realidad cuando enunció los siete principios del
Kybalión, -hace ya más de doce mil años,
con toda seguridad en la antigua Atlántida-, de la siguiente
manera:
1. El principio del Mentalismo.
2. El principio de la correspondencia.
3. El principio de la vibración.
4. El principio de la polaridad.
5. El principio del ritmo.
6. El principio de causa y efecto.
7. El principio del género.
La aparente casualidad
en la manifestación de la materia es solo eso: apariencia. Detrás de todo lo
existente hay un perfecto sistema y orden regidos por la ley cósmica de acuerdo
con los planes de la Divinidad.
9. Cómo se puede reconocer en la
causa primera una inteligencia suprema, es decir, superior a todas las
inteligencias?
-“Vosotros tenéis un proverbio
que dice: La obra elogia el maestro. Ahora
bien, examinad la obra y buscad el artífice; el orgullo, solamente, hace nacer
la incredulidad. El ser humano orgulloso no acepta nada por encima de él, y se
proclama un espíritu fuerte. Inconsciente ser que la ley de Dios neutraliza”.
El poder de una
inteligencia se manifiesta por medio de sus obras. Ahora, por cuanto ningún ser
humano puede crear lo que produce la naturaleza, se deriva que la causa primera
debe ser una inteligencia superior a la de la humanidad.
Por grandes que sean los
prodigios realizados por la inteligencia humana, la misma tiene una causa, y
cuanto más lo que ella cumple es grande, tanto más debe serlo la causa primera.
Ahora bien, esta inteligencia superior a cualquier otra es la causa primera de
todas las cosas, sea cual fuere el nombre del cual el ser humano se sirve para
designarla.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
La causa
primera universal, Dios, fuente de todo lo existente y de la eterna expansión
universal, constituye, al mismo tiempo, la inteligencia suprema, e infinita,
del universo. Es decir, inteligencia desarrollada en todas las vertientes y
variantes.
Empero, pese
a la inmensidad del universo, y todo lo que en él existe, esa inteligencia
infinita aún no ha expresado toda su potencialidad, ya que, eternamente seguirá
expandiéndose la Creación Universal con la formación de nuevos mundos y el
desarrollo del progreso factible en cada uno de ellos.
Es decir
que, parodiando al Tao, la suprema inteligencia, de la que está dotada la causa
primera universal, es toda la que se ha expresado en un momento dado, y la que
eternamente se expresará sin límites algunos.
Es la rueda
de la vida y dentro de ella el Signo Más, como eterna polarización regida por
la ley cósmica impresa en la conciencia del Ser universal y en la conciencia
individual de cada ser en los cuatro reinos naturales. Es una rueda que gira ad
infinitum en todas las vertientes y variantes, impulsando el progreso universal
de todos los seres.
Es la rueda
del progreso, de la sabiduría y de la felicidad. Esa inteligencia se expresa
mediante los infinitos parámetros de todos los valores universales, o atributos
divinos.
Esa
inteligencia suprema se expresa, también, como ley cósmica dentro de la
conciencia de cada ser, por medio de la cual realiza su labor creadora en el
eterno presente.
Efectos
inteligentes denotan causas inteligentes. La Creación toda es un efecto de una
causa suprema que rige todo por la ley cósmica.
En todo
cuanto existe se observa la misma vida fluyendo; la misma inteligencia,
latiendo, y dirigiendo el curso de los acontecimientos.
Es la misma
inteligencia suprema que actúa en cada hombre, en cada animal, en cada vegetal
y en cada mineral, realizando el prodigio de la creación perenne.
Quien quiera
verla, a la inteligencia infinita, la verá en todo cuanto existe. La observará
en sí mismo y en cada ser con quien entra en contacto, cada día. La observará
en cada flor, cuando al abrirse a los nuevos rayos, cada día, parecería decirle
al observador absorto y admirado de su belleza: Te amo.
La inteligencia
infinita del universo, de la causa primera, fluye como amor, como justicia,
como fortaleza, como templanza, como belleza y como expresión de cada uno de
los valores universales. Lo hace por medio de los sentimientos inherentes
expresados en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales.
La sabiduría
de los valores universales, o atributos de la Divinidad, constituye la
expresión más avanzada de la inteligencia de la Divinidad. Ella realiza
silenciosamente su labor por medio de cada ser.
Toda obra
existente en el universo, que no haya sido realizada por el ser humano, es la
expresión de la inteligencia universal que trasciende la del ser humano, y la
de cada ser de los cuatro reinos naturales.
Cada uno de
los seres de los cuatro reinos naturales coadyuva con la inteligencia universal
en las múltiples manifestaciones de la vida, de los fenómenos que les son
inherentes, y de la Gran Obra cósmica.
ATRIBUTOS DE LA DIVINIDAD
10. Puede el ser humano comprender la naturaleza
íntima de Dios?
-“No: necesitaría un sentido que
le falta”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Podríamos complementar la
respuesta anterior de la siguiente manera, tomando en cuenta el contexto de las
respuestas a las preguntas que siguen: -“No; necesitaría un sentido que le
falta, aún, por desarrollar”.
El ser humano, y cada uno
de los restantes seres en los cuatro reinos naturales, han emanado a la
conciencia individual, a partir del Ser Universal, perfectos, dotados,
potencialmente, de todos los atributos divinos, análogos a los de Él. La única
diferencia reside en que los del Ser Universal se encuentran desarrollados en
todas sus vertientes y variantes, en grado infinito, y los de los seres
individuales, se encuentran dotados de potencialidad que desarrollarán en el
eterno presente, sin límites de ninguna naturaleza, en la medida en que se
vayan ampliando las percepciones de sus estados de conciencia.
Es decir, los grados
evolutivos de la conciencia se expresarán mediante una ampliación constante de
sus aptitudes perceptivas y de comprensión, y en sus capacidades de hacer o
dejar de hacer, expresando el poder creador potencialmente infinito, de acuerdo
con los grados de necesidades que se vayan experimentando, en el aquí y ahora.
Es preciso tener presente, al igual que se explica en el comentario de la
respuesta a la pregunta Nº 81, que el Ser Universal emana a la conciencia
individual, en el Alma Universal, en cada uno de los seres de los cuatros
reinos naturales, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarse de Él mismo, por
lo cual, cada ser individualizado es el mismo Creador que inicia su respectivo
rol dotado con los mismos atributos, y con libre albedrío, desde cero grado de
progreso, pero con el mismo potencial infinito, tanto en conciencia perceptiva
como en poder creador, que expresará en la medida que las necesidades
existenciales lo vayan requiriendo, en su ascenso evolutivo gradual, y como
expresión de la voluntad de la Divinidad, de la cual es instrumento.
Es decir, en la medida que
cada uno de los seres se vaya conociendo a sí mismo, en ese mismo grado
reconocerá, en sí mismo, a Dios, el Ser Universal, percibiendo que todo es UNO.
La clave reside en
CONOCERSE A SÍ MISMOS, y percibir, en la propia conciencia, el lenguaje de los
sentimientos con que, constantemente, se comunica el Ser Universal, con cada
quien, en los cuatro reinos naturales.
Allí, en la CONCIENCIA, se
expresa el conocimiento de la VERDAD UNIVERSAL, relativa a los valores
universales, o atributos divinos, y el PODER CREADOR, en la medida, y grados,
en que los va precisando.
Podemos concluir,
contundentemente, que cada uno de los seres en los cuatro reinos naturales, YA
CONOCE AL SER UNIVERSAL, lo que ocurre que no lo recuerda, aún, en la
conciencia individual. Empero, cuando oportunamente le vuelva a percibir, en su
esencia, se percatará de que ya le conocía.
Esta es la razón por la
cual los sufíes practican el constante recuerdo del nombre de Dios, recordando
al Recordado, se Le llega a recordar, en un momento dado.
Es preciso recordar que
donde se centra la atención se expande la conciencia. Si centramos la propia
conciencia en Dios, el Ser Universal, comenzamos a percibirle, gradualmente, en
mayor grado, cada vez más, y a adquirir la conciencia de los atributos divinos,
o valores universales, como aptitud perceptiva, comprensiva, y capacidad
creadora-realizadora, en armonía con los planes trazados en la LEY CÓSMICA.
11. Será otorgado al ser humano
comprender el misterio de la Divinidad?
-“Cuando su espíritu, liberado de
la opaca luz de la materia, por su perfección se haya acercado a Dios, lo comprenderá,
cuanto la criatura puede comprender el Creador”-.
Las facultades del ser
humano, en sus grados inferiores de desarrollo, no le permiten de comprender la
naturaleza íntima de Dios. En la infancia de la humanidad, el ser humano lo
confunde, con frecuencia, con la criatura, de quien le atribuye las
imperfecciones; empero, en cuanto se desarrolla en él el sentido moral, su
pensamiento penetra mejor en el fondo de las cosas, formándose una idea más
justa y conforme a la razón, aunque siempre perfectible.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
La Doctrina Universal
denota que, a través de los tiempos han existidos seres que han tenido una
percepción en grado muy elevado de la Divinidad, que se corresponde ampliamente
con la realidad susceptible de ser captada en los actuales estados de
conciencia. Nosotros ignoramos el grado de percepción que cada uno de los seres
de los otros tres reinos naturales posee de Dios. El ser humano, muy engreído
de sí mismo, estima que los seres de cada uno de esos reinos, carecen de
espíritus, y capacidad de pensar, empero, la realidad es que ellos sí poseen el
mismo Espíritu del Ser Universal, dotado con análogos atributos divinos,
potencialmente infinitos, con una conciencia que constituye una réplica
idéntica a la de Él. Dado lo anterior, estando los seres de cada uno de esos
reinos naturales libres del condicionamiento limitante de los seres humanos, su
capacidad perceptiva trasciende la de los humanos, como lo demuestran
incontables pruebas, percibiendo y, probablemente, comprendiendo la naturaleza
de la Divinidad en mayor grado que los seres humanos.
La percepción de que todo
es UNO, y de que cada uno de los seres, en los cuatro reinos naturales, es una
emanación del Ser Universal, formando una unidad indisoluble con Él, es
universal, y ha sido percibida en todas las épocas y culturas, desde la más
remota antigüedad: Las diversas doctrinas orientales, el Hinduismo, el Taoísmo,
el Sufismo, el Yoga, y el Kriya Yoga, la Masonería Universal y el Espiritismo,
entre otras corrientes de pensamientos. Los pensadores más relevantes como
Hermes Trismegisto, Tales de Mileto, Pitágoras, Moisés Maimónides, Al-Ghazali,
Ibn Arabi, Rumi, Kabir, Ramakrisna, Gandhi, Tagore, Paúl Brunton y Joaquín
Trincado, entre otros incontables más, han tenido percepciones sobre la
Divinidad de gran interés, con una constante coincidencia. Esa es la razón por
la cual se hace preciso conocer todas las corrientes de pensamiento que
conforman la Doctrina Universal: todas constituyen una herencia espiritual de
la humanidad, por encima de las cuales debe predominar, únicamente, la verdad
universal.
12. Si no nos es dado comprender la
naturaleza íntima de Dios, podemos, nosotros, concebir algunas de sus
perfecciones?
-“Algunas sí. El ser humano las
entrevé con el pensamiento tanto mejor cuanto mas se eleva por encima de la
materia”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Trascendiendo la conciencia
objetiva y la lógica del razonamiento inductivo y deductivo, así como el propio
ego, interiorizándose, el ser humano puede percibir, en la propia conciencia,
por el lenguaje de los sentimiento, los valores universales que conforman los
atributos divinos, de acuerdo al grado de necesidades que experimenta, y en el
foco de atención en que centra su conciencia perceptiva. En estado de
interiorización, en meditación, el ser humano puede, intuitivamente, o mediante
la inspiración, percibir los atributos de la Divinidad y comprenderlos en
determinado grado, como una guía de vida. El sentimiento de los valores
universales, expresados por el Ser Universal en la conciencia de cada ser, en
los cuatro reinos naturales, es posibles percibirlo, aún, en la conciencia
objetiva, en la vida diaria. En la medida en que se aprende a escuchar el
mensaje que conllevan, centrando la atención en las percepciones intuitivas e
inspirativas, la aptitud perceptiva se va afinando, siendo más nítida su guía y
lúcido el conocimiento que aporta.
13.
Cuando decimos que Dios es eterno, infinito,
inmutable, inmaterial, único, omnipotente, supremamente justo y bueno, no
tenemos, nosotros, la idea exacta de sus atributos?
-“Según vuestro modo de ver, sí,
porque con esta palabra creéis de abarcar todo. Sabed, pero, que existen cosas
superiores a la inteligencia del ser humano más inteligente, para expresar las
cuales, vuestro lenguaje, limitado a las ideas y sensaciones humanas, no posee
vocablos. La razón, en cambio, os dice que Dios debe tener todas las
perfecciones en grado supremo, por
cuanto, si dejase de tener una sola, o si una sola no lo fuese en grado
infinito, Él no sería superior a todo, y por consiguiente no sería Dios. Para
estar por encima de todo, Dios no debe estar sujeto a ningún cambio, y no debe
tener alguna de las imperfecciones que pueden ser concebidas por la mente
humana”-.
Comentario de Allan Kardec:
-“Dios es eterno: si Él hubiese tenido principio, habría salido de la nada, o
debería su creación a un ser anterior. En tal guisa remontamos de grado en
grado al infinito, y a la eternidad.
-“Él es inmutable: si
estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no tendrían
estabilidad”.
-“Él es inmaterial: es
decir: su naturaleza difiere de todo aquello que llamamos materia; diversamente
no sería inmutable, por cuanto estaría sujeto a las transformaciones de la
materia”.
-“Él es único: si hubiesen
más Dioses, en el ordenamiento del universo no habría ni unidad de concepto, ni
unidad de potencia”.
-“Él es omnipotente: por
cuanto es único; si no tuviese la suma potencia, habría alguien más poderoso, o
por lo menos de igual poder que Él; por lo cual no habría hecho todas las
cosas, y aquellas que no hubiese hecho Él serían obras de otro Dios”.
-“Él es supremamente justo
y bueno: de hecho, la providencial sabiduría de las leyes divinas se revela, de
esta manera, en las cosas más pequeñas así como en las más grandes, y tal
sabiduría rinde imposible el dudar de su justicia y de su bondad”.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
El
ser humano sólo puede tener una percepción de los atributos de la Divinidad de
acuerdo con su propio nivel perceptivo, estados y estaciones –grados- de
conciencia.
Sin
embargo, esa percepción de los atributos divinos, en este momento, y en la
escala del infinito progreso, oscila entre cero e infinito grado de conciencia.
Por supuesto, en cada mundo, de la inmensa cantidad de los existentes que se
encuentran poblados de humanidades más avanzadas, o menos que la tierra, se
posee una visión relativa, y, ciertamente, en proceso constante de expansión.
El
atributo primordial de la Divinidad es la Conciencia, asiento de la ley
cósmica, eterna e inmutable.
La
Divinidad está consciente de sí misma y de todo lo existente en el Universo, ya
que ella se encuentra en cada Espíritu de los cuatro reinos naturales. La
conciencia de cada ser es una réplica exacta de la que posee la Divinidad. Es
más, en cada ser su conciencia es "la misma" que posee la Divinidad.
Siendo el Espíritu de cada ser una emanación de la Divinidad a la conciencia
individual, sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de ella, es la clave
para entender su grado de conciencia de lo que ocurre en todo el universo. La
Divinidad es la conciencia universal por excelencia, en grado infinito, en
todas las vertientes y variantes. La de cada ser, en los cuatro reinos
naturales, es potencialmente infinita, pero que eternamente debe desarrollar.
Estando
la ley cósmica sustentada por la totalidad de los valores universales, éstos
constituyen los atributos de la Divinidad, o los sentidos cósmicos.
En
la Divinidad los atributos se encuentran desarrollados en grado infinito, en
todas sus vertientes y variantes.
En
el ser humano, siendo los atributos divinos los mismos que los de la Divinidad,
empero, los tiene desarrollados en determinado grado. Ese será siempre el nivel
perceptivo de los atributos de la Divinidad.
En
la medida en que el ser humano desarrolle en mayor grado sus propios atributos
divinos, y se conozca más a sí mismo, en idéntico nivel o estado de conciencia
percibirá, y comprenderá tanto los atributos divinos, -valores universales-,
como a la Divinidad.
Quilón, el Lacedemonio, -uno de los siete
sabios griegos-, inscribió en el portal del templo de Apolo, en Delfos de la
antigua Grecia: -"Hombre, conócete a ti mismo, que el estudio propio del
hombre no es conocer a Dios sino conocerse a sí mismo".
Esa
es la razón por la que tantos pensadores han sustentado la misma idea;
-"Hombre, conócete a ti mismo y conocerás a Dios".
Evidentemente,
la Divinidad posee una voluntad desarrollada en grado infinito, asiento del
poder creador universal.
Siendo
la Divinidad causa suprema de todo lo existente, todo lo que existe forma parte
de ella misma. La Divinidad, por ende, se encuentra en todas partes. Tiene,
simultáneamente, conciencia de todo lo que ocurre en cualquier lugar del
infinito universo. Es omnisciente.
Es
fuente de toda vida, por su emanación a la conciencia individual, en cada ser.
Es
fuente de la energía universal que mantiene en eterno movimiento todo el
universo.
Es,
como Conciencia Suprema, la "Guardiana cósmica" por excelencia.
Vigila permanentemente la realización de la gran obra y "paga" el
salario cósmico. Guía, por la inspiración de los sentimientos análogos a los
valores universales dentro de la conciencia, e ilumina, asiste y protege a cada
ser.
La
Divinidad es voluntad, o anhelo de ser; cada ser en los cuatro reinos naturales
es una expresión de esa voluntad y anhelos divinos.
PANTEISMO
14.
Dios es un ser distinto, o es, según la
opinión de algunos, el conjunto de todas las fuerzas y de todas las
inteligencias reunidas del universo?
-“Si así fuese, no existiría
Dios, por cuanto Él sería el efecto y no la causa. Él no puede ser al mismo
tiempo una cosa y la otra. De la existencia de Dios no podéis dudar; y esto es
lo esencial. Hacedme caso y no vayáis más allá. No os perdáis en un laberinto,
del cual no podríais encontrar la salida, lo cual no os haría mejores, quizá os
rendiría un poco más orgullosos, por cuanto creeríais de saber, mientras que,
en realidad, no sabríais nada. Poned aparte todos vuestros sistemas. Tenéis
muchas cosas que os tocan más de cerca, comenzando por vosotros mismos;
estudiad vuestras imperfecciones con el fin de liberaros, y esto resultará más
proficuo que el querer penetrar lo impenetrable.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Si bien es cierto que el ser humano, en un momento dado, tiene cosas
prioritarias a las cuales precisa centrar su atención, estando dotado de un
potencial sin límites por el Creador Universal, y conformando una unidad
perfecta e indisoluble con Él, no puede aceptar limitación alguna por parte de
nadie en su ascenso evolutivo ni en sus ansias de conocimiento.
El ser humano, simplemente anhela saber y frente a los enigmas universales,
persistirá desentrañando hasta sus mínimos detalles, aunque eso le lleve la
eternidad y siempre encuentre un más allá que descubrir o desentrañar.
De manera que, ninguna persona debe aceptar que nadie le imponga límites de
ninguna naturaleza, por cuanto, si tiene un objetivo claro de conocimiento, y
con paciencia se avoca al estudio, en el tiempo suficiente, y con persistencia,
llegará a conocer la verdad universal, gradualmente.
Por supuesto, cada etapa de la vida humana, en el devenir histórico, tiene
sus respectivos objetivos de estudios que se corresponden con determinado
estado de conciencia, pero es la misma naturaleza intuitiva del ser que le hace
presentir que hay algo más de lo que ahora percibe,
y esa percepción es la que le pone en movimiento hacia su búsqueda, hasta
encontrarle, en una eterna polarización.
2.
La pregunta, en esencia, quiere diferenciar si Dios es “algo”, o “alguien”
diferente al conjunto de todo lo existente, en el universo, o es “el conjunto
de todas las fuerzas y de todas las inteligencias reunidas del universo”.
En la respuesta, se soslaya tratar el tema de una manera directa, empero,
se da un aporte esencial, y aclaratorio, por una parte, cuando se dice: -“Si
así fuese, no existiría Dios, por cuanto Él sería el efecto y no la causa. Él
no puede ser al mismo tiempo una cosa y la otra”.
Esto se refiere, fundamentalmente, a que “Dios no es “el conjunto de todas
las fuerzas y de todas las inteligencias reunidas del universo”, que constituye
un enfoque panteísta de Dios.
Recordemos, por analogía, una definición del Tao, de Lao Tse: -“Tao es todo
lo que existe y puede llegar a existir”.
“El conjunto de todas las fuerzas y de todas las inteligencias reunidas del
universo”, constituye, únicamente, una parte de lo que, en un momento dado, ha
emanado a la conciencia individual, en el alma universal, como entes
inteligentes, en los cuatro reinos naturales, pero no constituye ni toda la
Divinidad, ni todo el potencial manifestado, en la dimensión física, ni todo el
potencial desarrollado en la inteligencia de todos los entes espirituales, en
los cuatro reinos naturales, ya que, eternamente, seguirán desarrollándose en
más elevados estados de conciencia; y, por supuesto, tampoco constituye todo lo
manifestado a nivel físico, en todos los mundos del universo, ya que, el
universo se encuentra en una constante renovación, y expansión.
Recordemos que, Dios emana a la conciencia individual, en el alma universal,
en los cuatro reinos naturales, tantas veces como sea necesario, en la Creación
de un nuevo mundo, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de ser la
Divinidad. Posteriormente, cada uno de estos entes espirituales se ocupará de
realizar el trabajo de la manifestación precisada en la expansión de la
Creación universal. Pero, jamás, todo esto, ni todos los entes manifestados en
la conciencia individual, constituyen, ni constituirán, jamás, toda la
Divinidad, por cuanto el potencial de la Divinidad, para emanar a la conciencia
individual, en los cuatro reinos naturales, es infinito, y jamás tendrá límites
algunos de ninguna naturaleza.
Por otra parte, “el conjunto de todas las fuerzas” manifestadas en la
expresión tangible del universo, en los inmensos mundos, no es toda la energía
universal que constituye un atributo de la Divinidad, ni es toda la fuerza de
voluntad expresada por los entes espirituales de los cuatro reinos naturales,
ni toda la fuerza de la Divinidad, en todas sus vertientes y variantes, a nivel
de voluntad y de sentimientos análogos a los valores universales, y
cualesquiera otros aspectos conocidos o por conocer.
Luego, en la respuesta, se sugiere:
-“…estudiad vuestras imperfecciones con el fin de liberaros, y esto
resultará más profcuo que el querer penetrar lo impenetrable”.
No deja de ser una sugerencia ya percibida por Quilón y por Mahoma, entre
otros, es decir, la de conocerse a sí mismos, y de esa manera, conocer a Dios,
por ser el Espíritu del hombre una emanación indivisa de la Divinidad, ´-pero,
no toda la Divinidad-.
15.
Qué debemos pensar de la
opinión según la cual todos los cuerpos de la naturaleza, todos los seres,
todos los globos del universo serían parte de la Divinidad, e constituirían, en
su conjunto, la Divinidad misma? En otros términos: Qué debemos pensar de la
doctrina panteísta?
-“Que el ser humano, no pudiendo
ser un Dios, quiere ser, por lo menos, una parte”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO
GIC:
Todos los mundos y seres
que en un momento dado existen en manifestación activa, en el universo, en los
cuatro reinos naturales, forman parte de la Divinidad, sin embargo, no
constituyen toda la Divinidad, por cuanto el Creador Universal, sigue infundiendo
vida a nuevos seres individuales, mediante la emanación de la Divinidad en el
Alma individualizada, en los cuatro reinos naturales, y la Creación se
encuentra en expansión constante. En síntesis, todo forma parte de la
Divinidad, por ser una expresión de Ella; pero, no toda la Divinidad
manifestada, en los cuatros reinos naturales, y en todos los mundos del
universo, en un momento dado, es toda la Divinidad. Vendría a ser lo mismo
que el Tao, de acuerdo con un aforismo de Lao Tse: -“El Tao que puede nombrarse
no es el Tao. La sustancia del Mundo es solo un nombre para el Tao y Tao es
todo lo que existe y puede existir”.
16. Aquellos que profesan esta
doctrina, pretenden encontrar en ella la demostración de algunos de los
atributos de la Divinidad y razonan de esta manera: Los mundos son infinitos, por lo tanto es infinito, también, Dios. El
vacío o la nada no existe en algún lugar, por lo cual Dios está en todas
partes. Estando en todas partes, ya que todo es parte integral de Él, Dios da a
todos los fenómenos de la naturaleza el carácter de la inteligencia. Qué
objeción se puede oponer a esta opinión?
-“La razón. Reflexionad bien y no
os será difícil descubrir la absurdidad”-.
Comentario de Allan Kardec:
-“Esta doctrina hace de Dios un ser material, que, si bien dotado de
inteligencia suprema, sería en grande lo que nosotros somos en pequeño. Ahora,
si así fuese, por cuanto la materia se transforma perennemente, Dios no tendría
estabilidad alguna, estaría sujeto a todas las mutaciones y a todas las
necesidades del ser humano y le haría falta uno de los atributos divinos más
esenciales, cual es el de la inmutabilidad”.
-“Las propiedades de la
materia son incompatibles con el concepto de Dios, y no hacen más que
profesarlo. Todas las sutilezas del sofisma
no alcanzarán jamás a resolver el
problema de su íntima naturaleza. Por otra parte, si no sabemos lo que es Dios,
conocemos bien, en cambio, lo que Él no puede ser. Ahora, este sistema
está en abierta contradicción con los
atributos divinos más esenciales, y confunde el Creador con la criatura, como
si se dijese, que una maquina ingeniosa es una parte integral del mecánico que
la ha concebido”.
-“La inteligencia de Dios,
se revela en sus obras, al igual que la de un pintor en su cuadro; empero, las
obras de Dios no son Dios como el cuadro no es el pintor que lo ha realizado”.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
En comentarios anteriores se ha explicado como cada
ser en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral,
constituye una emanación a la conciencia individual a partir de la Divinidad
sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de la Divinidad.
Cada uno de los seres de los cuatro reinos
naturales está dotado de una conciencia que es la réplica exacta de la de la
Divinidad. Es decir, la conciencia de la Divinidad se encuentra presente en
cada ser de acuerdo con los estados – valores – atributos desarrollados y en el
respectivo nivel – grado – estación en que cada quien se encuentre.
La diferencia de la conciencia de la Divinidad con
la de cada ser emanado a la conciencia individual consiste en que la Divinidad
tiene su conciencia desarrollada en todos sus estados y estaciones, atributos y
grados perceptivos, comprensivos y realizadores, en todas las vertientes y
variantes. Mientras que, cada ser de los cuatro reinos naturales los tiene
desarrollados en su respectivo nivel evolutivo.
Empero, la Divinidad es anhelo de ser y el ser
individual la expresión de ese anhelo o voluntad de ser. La Divinidad actúa en
cada ser por medio de la conciencia, manifestándose en ella por el lenguaje de
los sentimientos de los valores universales, por cuya acción ejerce acciones
coercitivas, coactivas, de empuje y de bloqueo, de manera que, cada ser, pueda
realizar la cosa correcta, en el lugar adecuado, en el tiempo perfecto de la
Divinidad.
La Divinidad tiene plasmada, en su conciencia, la
ley cósmica. El ser individual, también. La diferencia es el grado de
desarrollo. En ambos, la ley cósmica es eterna e inmutable. Pero el ser
individual adquirirá conciencia de la totalidad de la ley cósmica durante la
eternidad, sin agotarla jamás, ya que los valores universales que la sustentan
son infinitos en sus grados perceptivos –estaciones perceptivas- de la verdad
universal. En su eterno viaje de regreso del ser individual, en los cuatro
reinos naturales, hacia el Ser Universal, va adquiriendo conciencia de los
estados-atributos divinos-valores universales, pasando de una estación a otra,
de un grado a otro, en la eterna e infinita escala de la polarización
universal. Es un trabajo de alquimia espiritual transmutándose cada ser de un
grado de conciencia a otro más elevado, en todos los estados de conciencia,
atributos divinos o valores universales.
Además, estando el infinito universo lleno de la
energía universal cuya fuente es la misma Divinidad, como si la misma
Divinidad, – Espíritu universal, tuviese diferentes escalas de frecuencias
vibratorias -según los reinos naturales que existen, de la cual se alimentan
cada uno de dichos reinos-, la presencia de la Divinidad se encuentra en cada
ser de cada reino natural, sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de la
Divinidad.
Pese a la aparente diversidad entre la dimensión
espiritual y la física, ésta se encuentra vivificada por los entes espirituales
de los cuatro reinos naturales.
En toda expresión de vida en la dimensión física,
se encuentra la Divinidad que anima esa vida; y toda expresión de vida forma
parte de la Divinidad sin ser toda la Divinidad, pero, es la Divinidad. Una
paradoja digna de constante meditación.
16. Aquellos que profesan esta doctrina, pretenden
encontrar en ella la demostración de algunos de los atributos de la Divinidad y
razonan de esta manera: Los mundos son infinitos, por lo tanto es infinito,
también, Dios. El vacío, o la nada, no existe en ningún lugar, por lo cuanto
Dios está en todas partes. Estando en todas partes, ya que todo es parte
integral de Él, Dios da a todos los fenómenos de la naturaleza el carácter de
la inteligencia. Qué objeción se puede oponer a esta opinión?
-“La razón. Reflexionad bien y no os será difícil
descubrir la absurdidad”-.
-Esta
doctrina hace de Dios un ser material, que, si bien dotado de inteligencia
suprema, sería en grande lo que nosotros somos en pequeño. Ahora, si así fuese,
por cuanto la materia se transforma perennemente, Dios no tendría estabilidad
alguna, estaría sujeto a todas las mutaciones y a todas las necesidades del ser
humano y le haría falta uno de los atributos divinos más esenciales, cual es el
de la inmutabilidad.
-Las
propiedades de la materia son incompatibles con el concepto de Dios, y no hacen
más que profesarlo. Todas las sutilezas del sofisma no alcanzarán jamás a resolver el problema de su íntima naturaleza. Por otra
parte, si no sabemos lo que es Dios, conocemos bien, en cambio, lo que Él no
puede ser. Ahora, este sistema está en
abierta contradicción con los atributos divinos más esenciales, y confunde el
Creador con la criatura, como si se dijese que una maquina ingeniosa es una
parte integral del mecánico que la ha concebido.
-La
inteligencia de Dios, se revela en sus obras, al igual que la de un pintor en
su cuadro; empero, las obras de Dios no son Dios como el cuadro no es el pintor
que lo ha realizado.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
En comentarios anteriores se ha explicado como cada
ser en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral,
constituye una emanación a la conciencia individual a partir de la Divinidad
sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de la Divinidad.
Cada uno de los seres de los cuatro reinos
naturales está dotado de una conciencia que es la réplica exacta de la de la
Divinidad. Es decir, la conciencia de la Divinidad se encuentra presente en
cada ser de acuerdo con los estados – valores – atributos desarrollados y en el
respectivo nivel – grado – estación en que cada quien se encuentre.
La diferencia de la conciencia de la Divinidad con
la de cada ser emanado a la conciencia individual consiste en que la Divinidad
tiene su conciencia desarrollada en todos sus estados y estaciones, atributos y
grados perceptivos, en todas las vertientes y variantes. Mientras que, cada ser
de los cuatro reinos naturales los tiene desarrollados en su respectivo nivel
evolutivo.
Empero, la Divinidad es anhelo de ser y el ser
individual la expresión de ese anhelo o voluntad de ser. La Divinidad actúa en
cada ser por medio de la conciencia, manifestándose en ella por el lenguaje de
los sentimientos de los valores universales, por cuya acción ejerce acciones
coercitivas, coactivas, de empuje y de bloqueo, de manera que, cada ser, pueda
realizar la cosa correcta, en el lugar adecuado, en el tiempo perfecto de la
Divinidad.
La Divinidad tiene plasmada, en su conciencia, la
ley cósmica. El ser individual, también. La diferencia es el grado de
desarrollo. En ambos, la ley cósmica es eterna e inmutable. Pero el ser
individual adquirirá conciencia de la totalidad de la ley cósmica durante la
eternidad, sin agotarla jamás, ya que los valores universales que la sustentan
son infinitos en sus grados perceptivos –estaciones perceptivas- de la verdad
universal. En su eterno viaje de regreso del ser individual, en los cuatro
reinos naturales, hacia el Ser Universal, va adquiriendo conciencia de los
estados-atributos divinos-valores universales, pasando de una estación a otra,
de un grado a otro, en la eterna e infinita escala de la polarización
universal. Es un trabajo de alquimia espiritual transmutándose cada ser de un
grado de conciencia a otro más elevado, en todos los estados de conciencia,
atributos divinos o valores universales.
Además, estando el infinito universo lleno de la
energía universal cuya fuente es la misma Divinidad, como si la misma
Divinidad, – Espíritu universal, tuviese diferentes escalas de frecuencias
vibratorias -según los reinos naturales que existen, de la cual se alimentan
cada uno de dichos reinos-, la presencia de la Divinidad se encuentra en cada
ser de cada reino natural, sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de la
Divinidad.
Pese a la aparente diversidad entre la dimensión
espiritual y la física, ésta se encuentra vivificada por los entes espirituales
de los cuatro reinos naturales.
En toda expresión de vida en la dimensión física,
se encuentra la Divinidad que anima esa vida; y toda expresión de vida forma
parte de la Divinidad sin ser toda la Divinidad, pero, es la Divinidad. Una
paradoja digna de constante meditación.
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