viernes, 26 de junio de 2015

LIBRE ALBEDRÍO




LIBRE ALBEDRÍO

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS

Allan Kardec

Versión castellana

y comentarios exegéticos: Giuseppe Isgró


1. Tiene, el ser humano, el libre albedrío de sus actos?
-“Por cuanto tiene el de pensar, posee, también, el de actuar. Sin libre albedrío, el ser humano sería una maquina”-.
2. El ser humano disfruta del libre albedrío desde su nacimiento?
-“No puede tener libertad de acción antes de que tenga voluntad de hacer. En el primer período de la vida, la libertad es casi nula; después se desenvuelve, y cambia de objeto con las facultades, Debido a que el niño concibe los pensamientos en relación con la necesidad de su edad, él aplica el libre albedrío a las cosas que les son necesarias”-.
3. Las predisposiciones instintivas, que el ser humano trae consigo al nacer, no constituyen un obstáculo en el ejercicio del libre albedrío?
-“Las predisposiciones instintivas son las del Espíritu antes de su encarnación. Aún cuando él sea de poco progreso, pueden incitarle a actos reprobables, secundado en esto por Espíritus a quienes aquellas predisposiciones les resultan simpáticas, pero que, para quien quiere combatirlas no existe atracción irresistible. Recordad que querer es poder”-. (Ver Nº 361).
4. La constitución física no tiene ningún peso sobre los actos de la vida? De tenerlo, no resulta ello a expensas del libre albedrío?
-“El Espíritu, ciertamente, siente algún efecto de la materia, que puede rendir difíciles las manifestaciones, por lo cual, en los mundos, en donde los cuerpos son menos materiales que en la tierra, las facultades se desenvuelven con mayor libertad; pero sabéis bien que éstas no son dadas por el cuerpo. Del resto, aquí es preciso distinguir las facultades morales de las intelectivas: si una persona tiene el instinto del homicidio, ese le viene, por cierto, del Espíritu, no de los órganos. Quien anula su pensamiento para no ocuparse más que de la materia, se asemeja al bruto, y, aún peor que eso,  deja de pensar a prevenir el mal, cayendo en falta voluntariamente”-. (Ver Nº 367 y siguientes).
5. La alteración de las facultades le quitan al ser humano el libre albedrío?
-“Sí, porque le privan del dominio y de la libertad de pensamiento. Ellas, a menudo, constituyen una sanción para el Espíritu, quien, en otra existencia, pudo haber sido vano y orgulloso, o haber abusado de sus facultades, y, por lo tanto, renacer en el cuerpo de un maníaco o de un idiota, como el déspota en el de un esclavo, y el rico egoísta en el de un mendigo, Pero el Espíritu sufre por estas alteraciones, de las cuales tiene conciencia; en esto consiste la acción de la materia”-. (Ver Nº 371 y siguientes).
6. La aberración de las facultades intelectuales por embriaguez, excusa los actos reprobables?
-“No, por cuanto el beodo se priva voluntariamente de la conciencia para satisfacer sus pasiones brutales, por lo cual, en vez de incurrir en una sola culpa, lo hace en dos”-.
7. En el ser humano en estado salvaje, cuál de las dos facultades predomina: el instinto o el libre albedrío?
–“El instinto, lo cual no le impide de actuar, en algunas cosas, con plena libertad, pero, al igual que el niño, él aplica esta libertad a sus necesidades, y ella se desenvuelve conjuntamente con la inteligencia. Por lo tanto, vosotros, que tenéis mayor grado de conciencia, sois, igualmente, responsables en esa medida en lo que hacéis”-.
8. La condición social no es, tal vez, un obstáculo a la entera libertad de los actos?
-“Si el mundo tiene sus exigencias, Dios, que es justo, está en cuenta de todo, pero también lo tendrá de vuestros esfuerzos para superar los obstáculos”-.
FATALIDAD
9. Podría decirse que existe una fatalidad en los eventos de la vida, que implique que los acontecimientos estén, ya, previamente preestablecidos?
-“La fatalidad no existe sino por la elección que el Espíritu ha hecho, encarnándose, de pasar por esta o aquella prueba, por cuanto, eligiendo, él se crea una especie de destino, que es la consecuencia misma de la condición en la cual se ha colocado. Bien entendido, pero, que aquí se habla de las pruebas físicas, dado que, en lo que se refiere a las pruebas morales y a las tentaciones, el Espíritu, quien conserva su libre albedrío, tanto para el bien como por el mal, es siempre dueño de ceder o de resistir. Un Espíritu bueno, viéndolo vacilar, puede moverse en su ayuda, pero no imponérsele dominando su voluntad; un Espíritu inferior, es decir de bajo nivel evolutivo, haciéndole ver una cosa por otra, o exagerándole un peligro, puede impresionarlo, asustándole; pero, por lo menos, la voluntad del Espíritu encarnado queda libre de toda coacción”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Es extraordinaria la percepción de la verdad expuesta en este parágrafo en relación a las pruebas previamente elegidas por el Espíritu antes de encarnar, que van a conformar su destino, en determinado grado, en el nuevo ciclo de vida. Esta realidad está conformada por diversas vertientes: En primer lugar, las pruebas que elige, el mismo Espíritu, de manera que pueda desarrollar habilidades en aquellas áreas en que él comprende que precisa fortalecerse. Selecciona, también, determinadas pruebas para experimentar situaciones análogas a las que él ha ocasionado a otros, en vidas anteriores, como un aprendizaje. Otras, las elige para optimizar aquellas aptitudes que previamente ha fortalecido, bien sea aportando un bien a la sociedad, o un servicio, que van a fungir como vocación existencial, y que reflejarán sus puntos fuertes; mientras que las otras pruebas lo harán con sus  puntos menos fuertes. Empero, en segundo  lugar, su suma existencial, por la ley de afinidad, previo el veredicto de la de justicia, la de igualdad y la de compensación, van ubicándolo o reubicándolo, automáticamente, en el nuevo orden que le corresponde en el concierto de todas las cosas, tanto por sus fortalezas como por sus debilidades, en el cual orden, podrá, en mejor forma, optimizar las primeras y fortalecer las segundas. Todo ello conlleva, paralelamente, el aprendizaje que precisa en uno o en otro sentido. En tercer lugar, tenemos lo siguiente: dado que en el planeta tierra, o en el de turno en que se viva, en un determinado momento, existe un plan de vida y de estudios, que se va realizando en forma gradual, y sistemáticamente, por los pedagogos  planetarios, necesariamente, entre las pruebas existenciales y los estudios a realizar, se encuentran aquellos que se vinculan con este programa planetario. El orden en que su suma existencial le ha colocado, por acción efectiva de la ley de afinidad, previo auxilio de las de justicia, igualdad y compensación, le ubica en un ambiente afín de seres que se encuentran en una esfera mental evolutiva que va desde un grado mínimo hasta otro de jerarquía superior, entre cuyos niveles cada quien recibe enseñanzas del que se encuentra en el rango superior y, a su vez, enseña, a los que les siguen, inmediatamente, en un justo y perfecto sistema y orden jerárquico, en la gran cadena evolutiva universal. Los afines se juntan en todos los niveles. También es cierto que, si bien a nivel físico, en un área específica, convivan millones de personas, a nivel espiritual, en la ecología mental –conformada por Espíritus encarnados y por los que se encuentran en la dimensión espiritual- cada quien puede formar parte de una esfera mental diferente, de acuerdo al grado evolutivo arrojado por su suma existencial. Pese a vivir en el mismo ambiente físico, viven en diferentes esferas mentales. Empero, por efectos de la resonancia magnética, los de nivel superior, en la escala evolutiva, influyen, positivamente, en los que les siguen en rango, tanto por la comunicación de contenidos mentales, vía telepática, como por el ejemplo, a nivel objetivo-visual.  Este efecto de influencia espiritual, se lleva a cabo, también, por interrelación entre las dimensiones espiritual y física, vía telepática, donde los Espíritus, cada uno en su respectivo nivel, aporta la ayuda o la influencia respectiva, pero, respetando, siempre, el libre albedrío de cada quien, como un derecho intrínseco de cada ser.
10.            Existen personas a quienes, pareciera que le persigue la fatalidad, independientemente de su modo de actuar, podría decirse que le persigue la desventura?
-“Puede darse que estas sean pruebas por las cuales deben pasar, por haberlas elegido, previamente, antes de encarnar, ellas mismas; pero, es preciso repetirlo: vosotros le achacáis al destino lo que, la mayoría de las veces,  no es sino la consecuencia de vuestras propias culpas. En los males que os afligen, procurad de tener pura la conciencia, y seréis, ya, medios consolados”-.
Las ideas justas o falsas, que nos formamos de las cosas, nos permiten triunfar, o no, de acuerdo con nuestro concepto y condición social; pero, muchas personas encuentran más sencillo y menos humillante para su amor propio, atribuir los propios fallos en la obtención del éxito a la suerte o al destino, antes que a la propia culpa.
Si bien la asistencia espiritual contribuye, en ocasiones, nosotros nos podemos, siempre, sustraer, rechazándolas, cuando son negativas las ideas que nos son sugeridas. 
11.            Hay personas que, tan pronto se libran de un grave peligro, caen en otro; pareciera que no pueden evitar la desencarnación, -no es esto una evidencia de fatalidad?
-“De fatal, en el verdadero sentido de la palabra, no existe más que el instante de la desencarnación; cuando el momento ha llegado, bien sea de una u otra forma, es imposible evitarla”-.
Esto admitido, sea cual fuere el peligro que nos amenace, no se desencarna si la hora no ha llegado?
-“Ciertamente, es así. Dios conoce, antes, cual es la modalidad de desencarnación para cada quien, y, con frecuencia, también vuestro Espíritu, ya que la conoció en el momento de elegir las pruebas existenciales, antes de encarnar”-.
12.            De la no removible hora de la reencarnación se deriva que las precauciones que se tomen para evitarla sean inútiles?
-“No; aquellas precauciones os son sugeridas con el fin de que la evitéis, y constituyen uno de los medios para evitar que se cumpla, si el tiempo de una persona no ha llegado”-.
13.            Con qué finalidad la Providencia nos hace correr determinados peligros, los cuales no deben tener ninguna consecuencia?
-“Para apartaros del mal y rendiros mejores. Cuando escapáis de un peligro, quedáis, empero, bajo su impresión; entonces, pensáis seriamente en mejoraros, según la mayor o menor influencia que los buenos Espíritus ejercitan sobre vosotros. Con los peligros que corréis, Dios os hace recordar vuestra debilidad y la fragilidad de vuestra existencia. Si luego examináis la causa y la naturaleza del peligro, veréis, mayormente, que sus consecuencias habrían sido la sanción a una acción indebida o al incumplimiento de un deber. Dios os advierte, de esta manera, de centraros en vosotros mismos, enmendándoos”-. (Ver Nº 526-532).
14.            El Espíritu conoce, previamente, el tipo de desencarnación por medio de la cual habrá de separarse de su cuerpo?
-“Él sabe que el género de vida por él elegido le expondrá a un modo más que a otro; pero conoce, también, las luchas que deberá sostener para evitar, con la ayuda de Dios, de sucumbir antes del tiempo previsto”-.
15.            Algunos afrontan los peligros de las batallas con la convicción de que su hora aún no ha llegado, tal confianza, tiene algún fundamento?
-“Como el ser humano tiene, con frecuencia, el presentimiento del término del presente ciclo de vida, en la dimensión física, de la misma manera puede tener el de que el mismo se encuentra, aún, distante, en el tiempo. Este presentimiento le viene inspirado por sus Espíritus protectores que le advierten para estar pronto para la partida, o le estimulan el coraje en los momentos menos fáciles; pero, puede tenerlo él mismo, intuitivamente, por la existencia que ha elegido, o por la misión que aceptó, la cual sabe que puede cumplir”-. (Ver Nº 411 y 422).
16.            Por qué razón, aquellas personas que presienten su desencarnación, la temen, en general, menos que los demás?
-“Es el ser humano que teme la desencarnación, no el Espíritu; quien tiene este tipo de presentimiento piensa más como Espíritu que como persona; comprende su liberación, y espera”-.
17.            Si la desencarnación no puede evitarse cuando debe ocurrir, pasa lo mismo con todos los accidentes que suceden en el curso de la vida?-.
-“Ellos constituyen, normalmente, cosas muy leves, por lo cual no existe razón alguna para advertíroslos con antelación; en alguna ocasión, pero, hacemos de manera que podáis evitarlos, inspirando vuestro pensamiento, por cuanto a nosotros nos repugna el sufrimiento material; pero, de todo modo, ellos importan poco en relación a la existencia que habéis elegido. Verdaderamente fatal no existe más que la hora en la cual debéis encarnar y desencarnar”-.
Existen hechos que deben acontecer, en forma absoluta, los cuales no pueden ser impedidos con la intervención de los Espíritus?
-“Sí; y vosotros, en el estado de Espíritus, los habéis visto y presentido, cuando hicisteis vuestra elección. No creáis, por otra parte, que todo lo que sucede esté ya escrito, como dice el vulgo; un avenimiento es, con frecuencia, la consecuencia de algo que habéis hecho de vuestra espontánea voluntad, de modo que, si no lo hubieseis realizado, el mismo no habría ocurrido. Si os quemáis un dedo, es por imprudencia propia, y el dolor es la consecuencia física; solamente los grandes afanes, los acontecimientos relevantes, que pueden influir sobre la moral, son previstos por Dios, por cuanto son útiles para vuestra purificación e instrucción”-.
18.            El ser humano, por la acción de su voluntad, y por medio de sus acciones, puede lograr que determinados avenimientos que deberían ocurrir, dejen de hacerlo, y viceversa?
-“Sí, si este cambio puede combinarse con la vida que ha elegido. Por otra parte, puede impedir el mal, especialmente aquel que puede conducir a un mal mayor, para hacer, como debe efectuarse, el bien, el cual es el único fin de la vida”-.
19.            El ser humano que comete un homicidio, sabe, al elegir su existencia, que lo cometerá?
-“No; él sabe que, eligiendo una vida de lucha, corre el riesgo de enviar a mejor vida a un semejante; pero ignora si lo hará, por cuanto, casi siempre, antes de hacerlo, existe una deliberación, al respecto, y luego, una toma de decisión, en quien está a punto de cometer un delito; ahora bien, quien delibera y luego decide en torno a una determinada cosa, es, siempre, libre de hacerla o no. Si el Espíritu supiese anticipadamente que, como persona, deberá enviar a mejor vida a alguien, significaría que está predestinado para ese acto, mientras que, realmente, nadie lo está para realizar el mal, y cada delito, al igual que toda otra acción, depende siempre de la voluntad y del libre albedrío. Del resto, vosotros confundís, frecuentemente, dos cosas diferentes: los avenimientos materiales de la vida y los actos de la vida moral. Si en alguna ocasión pudiese haber una cierta fatalidad, es en los avenimientos materiales, cuya causa es ajena a vosotros, y no dependen de vuestra voluntad; sin embargo, en los actos de la vida moral emanan del ser humano mismo, que por consecuencia tienen, siempre,  la libertad de la elección; para éstos, por lo tanto, no existe, jamás, la fatalidad”-.
20.            Existen algunas personas a quienes no les resulta favorablemente nada, quienes parecieran perseguidos por un genio maléfico, en cada empresa. No se le podría denominar, a esto, fatalidad?
-“Sí, si queréis darle esa denominación; pero, todo depende de la elección del género de existencia, por cuanto estos seres perseguidos por esas condiciones adversas han querido esa vida de desilusiones para ejercitar la paciencia y la resignación. Todavía, no creáis absoluta aquella fatalidad, por cuanto, con frecuencia no es más que el resultado de la falsa vía que han tomado, inadecuada a su inteligencia y a sus aptitudes. Quien desea cruzar un río nadando, sin saber hacerlo, corre gran peligro de ahogarse; es así, por lo general, en todos los avenimientos de la vida. Si el ser humano se ocupase, únicamente, de cosas adecuadas a sus facultades, alcanzaría el éxito, virtualmente, siempre. El amor propio y la ambición, constituyen las causas principales que le hacen desviarse del recto camino, y tomar por vocación el deseo de satisfacer sus pasiones. Si él deja de triunfar es por su propia culpa; pero, en vez de asumir su responsabilidad, prefiere culpar a su adversa estrella. Alguien que habría sido un excelente artesano, ganándose honestamente la vida, será un mediocre poeta, viviendo una vida con carencias. En el mundo existe lugar para todos, si cada quien se contentase de realizar aquello que le ha sido asignado”-.
21.            Y, las costumbres sociales no obligan, con frecuencia, al ser humano, a seguir una vía en vez de otra? Además, él, muchas veces, no debe inclinarse a la voluntad de otros, en la elección de su carrera? Lo que se denomina respeto humano, no es, quizá, un obstáculo al ejercicio del libre albedrío?
-“No es Dios, sino los seres humanos quienes determinan las costumbres sociales; si son adoptadas, es porque son de su agrado. Esto es un acto del libre albedrío, ya que, si lo quisiesen, podrían, también, emanciparse. Entonces, por qué se lamentan? No es a las costumbres sociales a quienes se debe culpar, sino al vano amor propio, por el cual prefieren pasar necesidad que, como ellos dicen, derogar a la propia dignidad. Sin embargo, a ellos nadie les agradece su sacrificio aceptando la opinión ajena, mientras que Dios le evidenciaría el mérito del sacrificio de su vanidad. Esto no significa que deba desafiarse aquella opinión sin necesidad, como hacen algunos vanidosos, más originales que verdaderos filósofos, por cuanto es tan ilógico hacerse señalar a dedo, o mirar como un animal raro, como cuanta prudencia hay en reubicarse voluntariamente, y con buen ánimo, en una posición más humilde, cuando una persona no se puede mantener en los altos niveles de la escala socio-económica”-.
22.            Hay personas a quienes pareciera que no le va bien ni una de las cosas que emprenden, a otros; en cambios, todo le va bien, de manera que parecieran favorecidos de modo especial, de qué se deriva esto?
-“Frecuentemente, del hecho que éstos saben ayudarse mejor; pero podría ser, también, un género de prueba: el buen éxito los embriaga, se confían al propio destino y suelen pagar, más tarde, esos mismos sucesos con duros reveses, los cuales habrían podido evitar con la prudencia”-.
23.            Cómo explicar la suerte que favorece algunos en cosas en las cuales no interviene ni la voluntad, ni la inteligencia, como ocurre, por ejemplo, en el juego?
-“Ciertos Espíritus han elegido espontáneamente aquellos géneros de placeres, en los cuales la suerte que los favorece es una tentación. Quien gana como ser humano, pierde como Espíritu: es una prueba para su orgullo y para su codicia”-.
24.            Entonces, la fatalidad, que parece dominar sobre los destinos materiales de nuestra vida, sería, también ella, el efecto de nuestro libre albedrío?
-“Vosotros mismos habéis elegido vuestras pruebas; cuanto más severas sean y mejor las superéis, tanto más os elevaréis. Aquellos que pasan la vida en la abundancia y en la humana felicidad, no necesariamente son los Espíritus más valerosos, y suelen estacionar su progreso real. En consecuencia, el número de los menos afortunados sobrepasa el de los felices en este mundo, ya que la mayor parte de los Espíritus busca la prueba, que será para ellos más fructuosa. Ellos ven muy bien la vanidad de vuestras grandezas y de vuestros placeres. Del resto, también la vida más feliz es siempre agitada o turbada, aunque no fuese por otra cosa que por el anhelo de la ausencia del dolor”-. (Ver Nº 525 y siguientes).
25.            Sobre qué se funda la expresión: haber nacido debajo de una buena estrella?
-“En la antigua superstición que atribuía a los astros el destino del ser humano; es una alegoría que algunas personas toman, erróneamente, al pie de la letra”-.

No hay comentarios:

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

viernes, 26 de junio de 2015

LIBRE ALBEDRÍO




LIBRE ALBEDRÍO

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS

Allan Kardec

Versión castellana

y comentarios exegéticos: Giuseppe Isgró


1. Tiene, el ser humano, el libre albedrío de sus actos?
-“Por cuanto tiene el de pensar, posee, también, el de actuar. Sin libre albedrío, el ser humano sería una maquina”-.
2. El ser humano disfruta del libre albedrío desde su nacimiento?
-“No puede tener libertad de acción antes de que tenga voluntad de hacer. En el primer período de la vida, la libertad es casi nula; después se desenvuelve, y cambia de objeto con las facultades, Debido a que el niño concibe los pensamientos en relación con la necesidad de su edad, él aplica el libre albedrío a las cosas que les son necesarias”-.
3. Las predisposiciones instintivas, que el ser humano trae consigo al nacer, no constituyen un obstáculo en el ejercicio del libre albedrío?
-“Las predisposiciones instintivas son las del Espíritu antes de su encarnación. Aún cuando él sea de poco progreso, pueden incitarle a actos reprobables, secundado en esto por Espíritus a quienes aquellas predisposiciones les resultan simpáticas, pero que, para quien quiere combatirlas no existe atracción irresistible. Recordad que querer es poder”-. (Ver Nº 361).
4. La constitución física no tiene ningún peso sobre los actos de la vida? De tenerlo, no resulta ello a expensas del libre albedrío?
-“El Espíritu, ciertamente, siente algún efecto de la materia, que puede rendir difíciles las manifestaciones, por lo cual, en los mundos, en donde los cuerpos son menos materiales que en la tierra, las facultades se desenvuelven con mayor libertad; pero sabéis bien que éstas no son dadas por el cuerpo. Del resto, aquí es preciso distinguir las facultades morales de las intelectivas: si una persona tiene el instinto del homicidio, ese le viene, por cierto, del Espíritu, no de los órganos. Quien anula su pensamiento para no ocuparse más que de la materia, se asemeja al bruto, y, aún peor que eso,  deja de pensar a prevenir el mal, cayendo en falta voluntariamente”-. (Ver Nº 367 y siguientes).
5. La alteración de las facultades le quitan al ser humano el libre albedrío?
-“Sí, porque le privan del dominio y de la libertad de pensamiento. Ellas, a menudo, constituyen una sanción para el Espíritu, quien, en otra existencia, pudo haber sido vano y orgulloso, o haber abusado de sus facultades, y, por lo tanto, renacer en el cuerpo de un maníaco o de un idiota, como el déspota en el de un esclavo, y el rico egoísta en el de un mendigo, Pero el Espíritu sufre por estas alteraciones, de las cuales tiene conciencia; en esto consiste la acción de la materia”-. (Ver Nº 371 y siguientes).
6. La aberración de las facultades intelectuales por embriaguez, excusa los actos reprobables?
-“No, por cuanto el beodo se priva voluntariamente de la conciencia para satisfacer sus pasiones brutales, por lo cual, en vez de incurrir en una sola culpa, lo hace en dos”-.
7. En el ser humano en estado salvaje, cuál de las dos facultades predomina: el instinto o el libre albedrío?
–“El instinto, lo cual no le impide de actuar, en algunas cosas, con plena libertad, pero, al igual que el niño, él aplica esta libertad a sus necesidades, y ella se desenvuelve conjuntamente con la inteligencia. Por lo tanto, vosotros, que tenéis mayor grado de conciencia, sois, igualmente, responsables en esa medida en lo que hacéis”-.
8. La condición social no es, tal vez, un obstáculo a la entera libertad de los actos?
-“Si el mundo tiene sus exigencias, Dios, que es justo, está en cuenta de todo, pero también lo tendrá de vuestros esfuerzos para superar los obstáculos”-.
FATALIDAD
9. Podría decirse que existe una fatalidad en los eventos de la vida, que implique que los acontecimientos estén, ya, previamente preestablecidos?
-“La fatalidad no existe sino por la elección que el Espíritu ha hecho, encarnándose, de pasar por esta o aquella prueba, por cuanto, eligiendo, él se crea una especie de destino, que es la consecuencia misma de la condición en la cual se ha colocado. Bien entendido, pero, que aquí se habla de las pruebas físicas, dado que, en lo que se refiere a las pruebas morales y a las tentaciones, el Espíritu, quien conserva su libre albedrío, tanto para el bien como por el mal, es siempre dueño de ceder o de resistir. Un Espíritu bueno, viéndolo vacilar, puede moverse en su ayuda, pero no imponérsele dominando su voluntad; un Espíritu inferior, es decir de bajo nivel evolutivo, haciéndole ver una cosa por otra, o exagerándole un peligro, puede impresionarlo, asustándole; pero, por lo menos, la voluntad del Espíritu encarnado queda libre de toda coacción”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Es extraordinaria la percepción de la verdad expuesta en este parágrafo en relación a las pruebas previamente elegidas por el Espíritu antes de encarnar, que van a conformar su destino, en determinado grado, en el nuevo ciclo de vida. Esta realidad está conformada por diversas vertientes: En primer lugar, las pruebas que elige, el mismo Espíritu, de manera que pueda desarrollar habilidades en aquellas áreas en que él comprende que precisa fortalecerse. Selecciona, también, determinadas pruebas para experimentar situaciones análogas a las que él ha ocasionado a otros, en vidas anteriores, como un aprendizaje. Otras, las elige para optimizar aquellas aptitudes que previamente ha fortalecido, bien sea aportando un bien a la sociedad, o un servicio, que van a fungir como vocación existencial, y que reflejarán sus puntos fuertes; mientras que las otras pruebas lo harán con sus  puntos menos fuertes. Empero, en segundo  lugar, su suma existencial, por la ley de afinidad, previo el veredicto de la de justicia, la de igualdad y la de compensación, van ubicándolo o reubicándolo, automáticamente, en el nuevo orden que le corresponde en el concierto de todas las cosas, tanto por sus fortalezas como por sus debilidades, en el cual orden, podrá, en mejor forma, optimizar las primeras y fortalecer las segundas. Todo ello conlleva, paralelamente, el aprendizaje que precisa en uno o en otro sentido. En tercer lugar, tenemos lo siguiente: dado que en el planeta tierra, o en el de turno en que se viva, en un determinado momento, existe un plan de vida y de estudios, que se va realizando en forma gradual, y sistemáticamente, por los pedagogos  planetarios, necesariamente, entre las pruebas existenciales y los estudios a realizar, se encuentran aquellos que se vinculan con este programa planetario. El orden en que su suma existencial le ha colocado, por acción efectiva de la ley de afinidad, previo auxilio de las de justicia, igualdad y compensación, le ubica en un ambiente afín de seres que se encuentran en una esfera mental evolutiva que va desde un grado mínimo hasta otro de jerarquía superior, entre cuyos niveles cada quien recibe enseñanzas del que se encuentra en el rango superior y, a su vez, enseña, a los que les siguen, inmediatamente, en un justo y perfecto sistema y orden jerárquico, en la gran cadena evolutiva universal. Los afines se juntan en todos los niveles. También es cierto que, si bien a nivel físico, en un área específica, convivan millones de personas, a nivel espiritual, en la ecología mental –conformada por Espíritus encarnados y por los que se encuentran en la dimensión espiritual- cada quien puede formar parte de una esfera mental diferente, de acuerdo al grado evolutivo arrojado por su suma existencial. Pese a vivir en el mismo ambiente físico, viven en diferentes esferas mentales. Empero, por efectos de la resonancia magnética, los de nivel superior, en la escala evolutiva, influyen, positivamente, en los que les siguen en rango, tanto por la comunicación de contenidos mentales, vía telepática, como por el ejemplo, a nivel objetivo-visual.  Este efecto de influencia espiritual, se lleva a cabo, también, por interrelación entre las dimensiones espiritual y física, vía telepática, donde los Espíritus, cada uno en su respectivo nivel, aporta la ayuda o la influencia respectiva, pero, respetando, siempre, el libre albedrío de cada quien, como un derecho intrínseco de cada ser.
10.            Existen personas a quienes, pareciera que le persigue la fatalidad, independientemente de su modo de actuar, podría decirse que le persigue la desventura?
-“Puede darse que estas sean pruebas por las cuales deben pasar, por haberlas elegido, previamente, antes de encarnar, ellas mismas; pero, es preciso repetirlo: vosotros le achacáis al destino lo que, la mayoría de las veces,  no es sino la consecuencia de vuestras propias culpas. En los males que os afligen, procurad de tener pura la conciencia, y seréis, ya, medios consolados”-.
Las ideas justas o falsas, que nos formamos de las cosas, nos permiten triunfar, o no, de acuerdo con nuestro concepto y condición social; pero, muchas personas encuentran más sencillo y menos humillante para su amor propio, atribuir los propios fallos en la obtención del éxito a la suerte o al destino, antes que a la propia culpa.
Si bien la asistencia espiritual contribuye, en ocasiones, nosotros nos podemos, siempre, sustraer, rechazándolas, cuando son negativas las ideas que nos son sugeridas. 
11.            Hay personas que, tan pronto se libran de un grave peligro, caen en otro; pareciera que no pueden evitar la desencarnación, -no es esto una evidencia de fatalidad?
-“De fatal, en el verdadero sentido de la palabra, no existe más que el instante de la desencarnación; cuando el momento ha llegado, bien sea de una u otra forma, es imposible evitarla”-.
Esto admitido, sea cual fuere el peligro que nos amenace, no se desencarna si la hora no ha llegado?
-“Ciertamente, es así. Dios conoce, antes, cual es la modalidad de desencarnación para cada quien, y, con frecuencia, también vuestro Espíritu, ya que la conoció en el momento de elegir las pruebas existenciales, antes de encarnar”-.
12.            De la no removible hora de la reencarnación se deriva que las precauciones que se tomen para evitarla sean inútiles?
-“No; aquellas precauciones os son sugeridas con el fin de que la evitéis, y constituyen uno de los medios para evitar que se cumpla, si el tiempo de una persona no ha llegado”-.
13.            Con qué finalidad la Providencia nos hace correr determinados peligros, los cuales no deben tener ninguna consecuencia?
-“Para apartaros del mal y rendiros mejores. Cuando escapáis de un peligro, quedáis, empero, bajo su impresión; entonces, pensáis seriamente en mejoraros, según la mayor o menor influencia que los buenos Espíritus ejercitan sobre vosotros. Con los peligros que corréis, Dios os hace recordar vuestra debilidad y la fragilidad de vuestra existencia. Si luego examináis la causa y la naturaleza del peligro, veréis, mayormente, que sus consecuencias habrían sido la sanción a una acción indebida o al incumplimiento de un deber. Dios os advierte, de esta manera, de centraros en vosotros mismos, enmendándoos”-. (Ver Nº 526-532).
14.            El Espíritu conoce, previamente, el tipo de desencarnación por medio de la cual habrá de separarse de su cuerpo?
-“Él sabe que el género de vida por él elegido le expondrá a un modo más que a otro; pero conoce, también, las luchas que deberá sostener para evitar, con la ayuda de Dios, de sucumbir antes del tiempo previsto”-.
15.            Algunos afrontan los peligros de las batallas con la convicción de que su hora aún no ha llegado, tal confianza, tiene algún fundamento?
-“Como el ser humano tiene, con frecuencia, el presentimiento del término del presente ciclo de vida, en la dimensión física, de la misma manera puede tener el de que el mismo se encuentra, aún, distante, en el tiempo. Este presentimiento le viene inspirado por sus Espíritus protectores que le advierten para estar pronto para la partida, o le estimulan el coraje en los momentos menos fáciles; pero, puede tenerlo él mismo, intuitivamente, por la existencia que ha elegido, o por la misión que aceptó, la cual sabe que puede cumplir”-. (Ver Nº 411 y 422).
16.            Por qué razón, aquellas personas que presienten su desencarnación, la temen, en general, menos que los demás?
-“Es el ser humano que teme la desencarnación, no el Espíritu; quien tiene este tipo de presentimiento piensa más como Espíritu que como persona; comprende su liberación, y espera”-.
17.            Si la desencarnación no puede evitarse cuando debe ocurrir, pasa lo mismo con todos los accidentes que suceden en el curso de la vida?-.
-“Ellos constituyen, normalmente, cosas muy leves, por lo cual no existe razón alguna para advertíroslos con antelación; en alguna ocasión, pero, hacemos de manera que podáis evitarlos, inspirando vuestro pensamiento, por cuanto a nosotros nos repugna el sufrimiento material; pero, de todo modo, ellos importan poco en relación a la existencia que habéis elegido. Verdaderamente fatal no existe más que la hora en la cual debéis encarnar y desencarnar”-.
Existen hechos que deben acontecer, en forma absoluta, los cuales no pueden ser impedidos con la intervención de los Espíritus?
-“Sí; y vosotros, en el estado de Espíritus, los habéis visto y presentido, cuando hicisteis vuestra elección. No creáis, por otra parte, que todo lo que sucede esté ya escrito, como dice el vulgo; un avenimiento es, con frecuencia, la consecuencia de algo que habéis hecho de vuestra espontánea voluntad, de modo que, si no lo hubieseis realizado, el mismo no habría ocurrido. Si os quemáis un dedo, es por imprudencia propia, y el dolor es la consecuencia física; solamente los grandes afanes, los acontecimientos relevantes, que pueden influir sobre la moral, son previstos por Dios, por cuanto son útiles para vuestra purificación e instrucción”-.
18.            El ser humano, por la acción de su voluntad, y por medio de sus acciones, puede lograr que determinados avenimientos que deberían ocurrir, dejen de hacerlo, y viceversa?
-“Sí, si este cambio puede combinarse con la vida que ha elegido. Por otra parte, puede impedir el mal, especialmente aquel que puede conducir a un mal mayor, para hacer, como debe efectuarse, el bien, el cual es el único fin de la vida”-.
19.            El ser humano que comete un homicidio, sabe, al elegir su existencia, que lo cometerá?
-“No; él sabe que, eligiendo una vida de lucha, corre el riesgo de enviar a mejor vida a un semejante; pero ignora si lo hará, por cuanto, casi siempre, antes de hacerlo, existe una deliberación, al respecto, y luego, una toma de decisión, en quien está a punto de cometer un delito; ahora bien, quien delibera y luego decide en torno a una determinada cosa, es, siempre, libre de hacerla o no. Si el Espíritu supiese anticipadamente que, como persona, deberá enviar a mejor vida a alguien, significaría que está predestinado para ese acto, mientras que, realmente, nadie lo está para realizar el mal, y cada delito, al igual que toda otra acción, depende siempre de la voluntad y del libre albedrío. Del resto, vosotros confundís, frecuentemente, dos cosas diferentes: los avenimientos materiales de la vida y los actos de la vida moral. Si en alguna ocasión pudiese haber una cierta fatalidad, es en los avenimientos materiales, cuya causa es ajena a vosotros, y no dependen de vuestra voluntad; sin embargo, en los actos de la vida moral emanan del ser humano mismo, que por consecuencia tienen, siempre,  la libertad de la elección; para éstos, por lo tanto, no existe, jamás, la fatalidad”-.
20.            Existen algunas personas a quienes no les resulta favorablemente nada, quienes parecieran perseguidos por un genio maléfico, en cada empresa. No se le podría denominar, a esto, fatalidad?
-“Sí, si queréis darle esa denominación; pero, todo depende de la elección del género de existencia, por cuanto estos seres perseguidos por esas condiciones adversas han querido esa vida de desilusiones para ejercitar la paciencia y la resignación. Todavía, no creáis absoluta aquella fatalidad, por cuanto, con frecuencia no es más que el resultado de la falsa vía que han tomado, inadecuada a su inteligencia y a sus aptitudes. Quien desea cruzar un río nadando, sin saber hacerlo, corre gran peligro de ahogarse; es así, por lo general, en todos los avenimientos de la vida. Si el ser humano se ocupase, únicamente, de cosas adecuadas a sus facultades, alcanzaría el éxito, virtualmente, siempre. El amor propio y la ambición, constituyen las causas principales que le hacen desviarse del recto camino, y tomar por vocación el deseo de satisfacer sus pasiones. Si él deja de triunfar es por su propia culpa; pero, en vez de asumir su responsabilidad, prefiere culpar a su adversa estrella. Alguien que habría sido un excelente artesano, ganándose honestamente la vida, será un mediocre poeta, viviendo una vida con carencias. En el mundo existe lugar para todos, si cada quien se contentase de realizar aquello que le ha sido asignado”-.
21.            Y, las costumbres sociales no obligan, con frecuencia, al ser humano, a seguir una vía en vez de otra? Además, él, muchas veces, no debe inclinarse a la voluntad de otros, en la elección de su carrera? Lo que se denomina respeto humano, no es, quizá, un obstáculo al ejercicio del libre albedrío?
-“No es Dios, sino los seres humanos quienes determinan las costumbres sociales; si son adoptadas, es porque son de su agrado. Esto es un acto del libre albedrío, ya que, si lo quisiesen, podrían, también, emanciparse. Entonces, por qué se lamentan? No es a las costumbres sociales a quienes se debe culpar, sino al vano amor propio, por el cual prefieren pasar necesidad que, como ellos dicen, derogar a la propia dignidad. Sin embargo, a ellos nadie les agradece su sacrificio aceptando la opinión ajena, mientras que Dios le evidenciaría el mérito del sacrificio de su vanidad. Esto no significa que deba desafiarse aquella opinión sin necesidad, como hacen algunos vanidosos, más originales que verdaderos filósofos, por cuanto es tan ilógico hacerse señalar a dedo, o mirar como un animal raro, como cuanta prudencia hay en reubicarse voluntariamente, y con buen ánimo, en una posición más humilde, cuando una persona no se puede mantener en los altos niveles de la escala socio-económica”-.
22.            Hay personas a quienes pareciera que no le va bien ni una de las cosas que emprenden, a otros; en cambios, todo le va bien, de manera que parecieran favorecidos de modo especial, de qué se deriva esto?
-“Frecuentemente, del hecho que éstos saben ayudarse mejor; pero podría ser, también, un género de prueba: el buen éxito los embriaga, se confían al propio destino y suelen pagar, más tarde, esos mismos sucesos con duros reveses, los cuales habrían podido evitar con la prudencia”-.
23.            Cómo explicar la suerte que favorece algunos en cosas en las cuales no interviene ni la voluntad, ni la inteligencia, como ocurre, por ejemplo, en el juego?
-“Ciertos Espíritus han elegido espontáneamente aquellos géneros de placeres, en los cuales la suerte que los favorece es una tentación. Quien gana como ser humano, pierde como Espíritu: es una prueba para su orgullo y para su codicia”-.
24.            Entonces, la fatalidad, que parece dominar sobre los destinos materiales de nuestra vida, sería, también ella, el efecto de nuestro libre albedrío?
-“Vosotros mismos habéis elegido vuestras pruebas; cuanto más severas sean y mejor las superéis, tanto más os elevaréis. Aquellos que pasan la vida en la abundancia y en la humana felicidad, no necesariamente son los Espíritus más valerosos, y suelen estacionar su progreso real. En consecuencia, el número de los menos afortunados sobrepasa el de los felices en este mundo, ya que la mayor parte de los Espíritus busca la prueba, que será para ellos más fructuosa. Ellos ven muy bien la vanidad de vuestras grandezas y de vuestros placeres. Del resto, también la vida más feliz es siempre agitada o turbada, aunque no fuese por otra cosa que por el anhelo de la ausencia del dolor”-. (Ver Nº 525 y siguientes).
25.            Sobre qué se funda la expresión: haber nacido debajo de una buena estrella?
-“En la antigua superstición que atribuía a los astros el destino del ser humano; es una alegoría que algunas personas toman, erróneamente, al pie de la letra”-.

No hay comentarios: