miércoles, 2 de noviembre de 2011

LEY DIVINA O NATURAL











LECCIÓN XVI DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS

AUTOR: ALLAN KARDEC

VERSIÓN CASTELLANA DE GIUSEPPE ISGRÓ C.

LEY DIVINA O NATURAL
Caracteres de la Ley natural. Conocimiento y Fuente de la Ley natural. El Bien y el Mal. División de la Ley natural.

CARACTERES DE LA LEY NATURAL

1. Qué se entiende por ley natural?
-“La ley del Creador Universal: la única verdadera para la felicidad del ser humano. Ella le indica lo que debe hacer y lo que debe evitar, y él experimenta insatisfacción siempre que se aleja de su cumplimiento”-.
2. La ley natural es eterna?
-“Eterna e inmutable como el Creador mismo”-.
3. Puede, el Creador, prescribir a los seres humanos, en un tiempo, lo que le hubiera prohibido en otro?
-“El Creador no se puede engañar: únicamente los seres humanos están obligados a cambiar sus propias leyes, para perfeccionarlas; empero, las divinas, son perfectísimas. La armonía que rige ambos universos, el material y el moral, está fundada sobre las leyes que el Creador ha establecidoab eterno”-.
4. Qué campos abrazan las leyes divinas? Se refieren a algo más que a la conducta moral?
-“Todas las leyes de la naturaleza son divinas, por cuanto el Creador Universal es el autor de todas las cosas”-.
Es dado al ser humano de conocer a fondo tanto las leyes morales como las físicas?-.
-“Sí; pero para alcanzar este objetivo es insuficiente una sola existencia”-.
Qué son unos pocos años para aprender todo lo que rinde perfecto el ser, aunque se considere, únicamente, la distancia que separa al primitivo del ser civilizado? La más larga existencia posible sería insuficiente a la necesidad, y con mayor razón cuando la misma sea de breve duración, como ocurre con frecuencia.
De las leyes divinas, las unas dirigen el movimiento y las relaciones de la materia bruta: son las leyes físicas, y su estudio le es inherente a la ciencia. Las otras, se vinculan especialmente al ser humano en sí mismo y en sus relaciones con el Creador y con sus semejantes. Comprenden las reglas de la vida tanto del cuerpo como del Espíritu: son las leyes morales.
5. Las leyes divinas son iguales para todos los mundos?
-“La razón nos indica de que ellas deben ser, siempre, adecuadas a la naturaleza de cada uno de ellos, y proporcionalmente al grado de progreso de los seres que los habitan”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Todas las leyes divinas son universales, e idénticas, en todos sus grados, del cero al infinito. Evidentemente, de acuerdo al nivel evolutivo de cada mundo, rigen las que les corresponden de acuerdo a su nivel. En mundos de igual rango de progreso, rigen las mismas leyes, y, naturalmente, están más en unos las que se les interrelacionan, y no las que corresponden a grados inferiores o superiores. Una es la ley cósmica, aunque son infinitas sus aplicaciones, por contemplar todas las vertientes, o variantes, del progreso universal.
CONOCIMIENTO Y FUENTE DE LA LEY NATURAL
6. Ha otorgado, el Creador, a todos los seres, los medios de conocer sus leyes?
-“Todos pueden conocerla; pero su comprensión es limitada al respectivo grado evolutivo. Quienes la comprenden mejor, son las personas de vida virtuosa. Empero, llegará el día en que la comprenderán todos, por cuanto es preciso que el progreso se cumpla”. (Ver Nº 171-222).
Consecuencia de este principio es la justicia de las diversas encarnaciones del ser humano, por cuanto, en cada nueva existencia su intelecto se va desarrollando, y distingue mejor el bien y el mal, Si todo debiese cumplirse, para él, en una sola existencia, cuál sería la suerte de tantos millones de seres que desencarnan, diariamente, en estado mental acorde al de las barbaries, o en la oscuridad de la ignorancia, sin que dependiese de ellos el iluminarse?
7. El Espíritu, antes de su unión con el cuerpo, comprende la ley del Creador Universal mejor que después de su encarnación?
-“Antes de encarnarse, las comprende según el grado de perfección que haya alcanzado, y conserva el recuerdo intuitivo después de su unión al cuerpo. Empero, los bajos instintos del ser humano se la hacen, frecuentemente, olvidar”-.
8. Dónde se encuentra la ley del Creador Universal?
-“En la conciencia”-.
Pero, si el ser humano la lleva ya impresa en su conciencia, qué necesidad había de revelársela?
-“Él la había olvidado y pasado por alto: el Creador quiso que le fuese recordada”-.
9. Ha otorgado, el Creador Universal, a determinados seres, la misión de revelar su Ley?
-“Sí, en todos los tiempos, a los Espíritus superiores encarnados con la finalidad de hacer progresar a la humanidad”-.
10. Algunos, entre quienes han pretendido de instruir a los seres humanos en la Ley del Creador Universal, no se han engañado, y no han hecho, frecuentemente, desviar a los demás con falsos principios?
-“Sí, por cuanto, no estando inspirados por el Creador, asumieron, por su ambición, una misión que no tenían; pero, dado que eran seres humanos de ingenio, en medio de los errores que enseñaban se encuentran, con mucha frecuencia, grandes verdades”-.
11. Cuál es el carácter del verdadero profeta?
-“El verdadero profeta es un ser humano justo, inspirado por el Creador Universal. Se le reconoce por sus palabras y por sus obras. El Creador se sirve del ser probo para enseñar la verdad”-.
12. Cuál es el tipo más perfecto, que el Creador haya dado al ser humano, para que le sirva de guía y de modelo?
-“Jesús”-.
Jesús de Nazareth representa el tipo de la perfección moral, al cual puede aspirar la humanidad terrestre. Dios nos lo ha dado como el modelo perfecto, cuya doctrina es la más exacta expresión de su ley, por cuanto quien la inspiraba era el Espíritu de Verdad. Él se encuentra entre los Espíritus más puros que han descendido sobre la tierra.
Si algunos de los que han pretendido de instruir los seres humanos en la ley del Creador, los han, en cambio, desviado con falsos principios, esto ocurre porque se dejaron dominar por sentimientos muy terrenales, y por haber confundido las leyes que rigen la vida del Espíritu con las que rigen la del cuerpo. Muchos han impartido como leyes divinas las que no eran más que humanas, creadas para satisfacer sus propias pasiones y dominar sobre sus semejantes.
13. Las leyes divinas y naturales, no fueron reveladas a los seres humanos más que por Jesús?
-“No os hemos dicho, ya, que ellas se encuentran impresas en la conciencia de cada ser? Por lo tanto, todos los seres humanos que se hayan dedicado al estudio de la sabiduría, las han podido comprender desde los siglos más remotos, y con sus enseñanzas, aunque incompletas, han logrado preparar el terreno para recibir la buena semilla. Dado que las leyes divinas se encuentran escritas en el libro de la naturaleza, el ser humano ha tenido la oportunidad de conocerlas, cuando las ha querido buscar: es aquí la razón por la cual los preceptos que ellos han impuesto, en cada época, los han sido por seres buenos, y también, por cuanto se encuentran los elementos en la doctrina moral de todos los pueblos emancipados de las barbaries, aunque incompletos y alterados por la ignorancia y la superstición”-.
14. Si Jesús ha enseñado las verdaderas leyes del Creador Universal, qué necesidad hay de las enseñanzas de los Espíritus? Tienen ellos que enseñarnos algo más?
-“La enseñanza de Jesús era, frecuentemente, alegórica y en parábolas, por cuanto él hablaba según los tiempos y los lugares; pero hoy es necesario que la verdad sea inteligible a todos; es preciso explicar bien y desarrollar estas leyes, por cuanto muy pocos las comprenden, y poquísimos la practican. Nosotros tenemos la misión de impresionar en la vista y en los oídos de los orgullosos, para confundirles, y desenmascarar, al mismo tiempo, a los hipócritas, que, exteriormente, afectan virtud y espiritualidad, para ocultar sus propias concupiscencias. La enseñanza de los Espíritus debe ser clara y explícita, para que nadie pueda disculparse alegando desconocimiento y todos tengan la oportunidad de juzgarla, y apreciarla, por medio de la razón. Nosotros somos enviados para preparar el reino del bien anunciado por Jesús, por lo cual es preciso que nadie pueda interpretar las leyes del Creador Universal según sus pasiones, ni falsearles el sentido que es todo amor y bondad.
15. Por qué no fue puesta la verdad, al alcance de todos, siempre?
-“Porque cada cosa debe llegar a su debido tiempo. La verdad es como la luz: es preciso acostumbrarse a ella gradualmente, pues, caso contrario, deslumbra. El Creador, no había, antes, permitido de recibir comunicaciones completas e instructivas como las de hoy, por cuanto, si en los antiguos tiempos algunos estaban en posesión de lo que se consideraba una ciencia sagrada, a la que rodeaban de misterios, a los ojos de los profanos, vosotros, por lo que ya conocéis en torno a las leyes que rigen estos fenómenos, debéis comprender que ellos recibían, únicamente, alguna verdad aislada, en medio de un conjunto de equívocos y de cosas enigmáticas. Pero, el estudiante no debe menospreciar ningún sistema filosófico, ni tradición, o espiritualidad alguna del pasado, por cuanto todos contienes vestigios de grandes verdades, las cuales, si bien parecen contradictorias, esparcidas como están en un piélago de accesorios sin fundamentos, pueden, con facilidad, coordinarse en gracias de las claves que el Espiritismo os da, para que podáis comprender una multitud de cosas que hasta hoy hayan podido pareceros sin razón, pero cuya realidad ahora os es demostrada indiscutiblemente: no descuidéis, por lo tanto, de buscar en aquellos antiguos volúmenes argumentos de estudio, por cuanto los hay valiosísimos, y pueden contribuir, mucho, en vuestra instrucción.
EL BIEN Y EL MAL
16. Cuál es la definición de la moral?
-“La moral es la regla para vivir rectamente, es decir, para distinguir el bien del mal. Ella está fundada en la observancia de la Ley del Creador Universal. El ser humano vive rectamente cuando hace todo para el bien de todos”-.
17. Cómo se puede distinguir el bien del mal?
-“El bien es todo lo que se corresponde con la ley del Creador Universal; el mal, todo lo que le es contrario. En consecuencia, hacer el bien es observar la ley de Dios; hacer el mal, es violarla”-.
18. Dispone, el ser humano, en sí mismo, los medios para distinguir lo que es bueno y lo que es malo?
-“Sí, cuando cree en Dios, y quiere seguir la virtud: el Creador le ha otorgado la inteligencia, para mantenerse en el sendero del bien”-.
19. El ser humano, en cuanto sujeto a errar, no puede engañarse sobre su apreciación del bien y del mal, creyendo de hacer bien, cuando, en realidad, realiza lo contrario?
-“Jesús lo ha dicho: Haced, y dejéis de hacer a los demás lo mismo que quisiereis que os hicieran, y dejaren de haceros, a vosotros. Observéis este precepto y no os engañareis.
20.La regla del bien y del mal, que podría llamarse de reciprocidad, no se puede aplicar a los deberes personales de la persona consigo misma. Puede encontrar, ella, también para éstos, una guía segura en la ley natural?
-“Cuando coméis demasiado, experimentad los efectos inherentes: es Dios que os da la medida de cuanto os es necesario. Superando esta medida, recibid la consecuencia. Así es en todo. La ley natural señala, al ser humano, los límites de sus necesidades. Cuando él los supera, va, enseguida, al encuentro de la experiencia respectiva. Si la persona escuchara, en cada cosa, la voz que le señala: basta!, evitaría la mayor parte de los males de los cuales acusa a la naturaleza”-.
21. Por qué está en la naturaleza de las cosas el mal moral? No podía, el Creador, crear a la humanidad en mejores condiciones?
-“Os lo hemos dicho, ya: los Espíritus fueron creados simples e ignorantes. (Ver Nº 115). El Creador deja al ser humano la elección de la vía que debe seguir. Peor para él si elige la incorrecta, por cuanto su peregrinaje será más extenso. Si no hubiesen montañas, el ser humano no podría comprender lo que es subir y, su opuesto, bajar. Si no existiesen rocas, no tendría conciencia de los cuerpos duros. De esta manera, el Espíritu adquiere experiencia, y aprende a conocer el bien y el mal: He aquí la razón de la unión del Espíritu con el cuerpo. (Ver Nº 119).
22.Los diferentes estados sociales crean necesidades nuevas, que no son iguales para todos los seres humanos. Entonces, la ley natural no es una regla uniforme?
-“Los diferentes estados se encuentran en el orden de la naturaleza, y de acuerdo con la ley del progreso. No violan la unidad de la ley natural, que se aplica a todo”-.
Las condiciones de existencia del ser humano cambian con los tiempos y con los lugares, con lo cual, resultan para él necesidades diferentes y estados sociales que les resultan apropiados. Ahora, esta diversidad, por cuanto se encuentra en el orden de las cosas, está en conformidad con la ley de Dios, cuya verdad, en su esencia, no queda vulnerada en lo más mínimo. A la razón, corresponde, distinguir las necesidades reales de las ficticias, o de convención.
23. El bien y el mal no son absolutos para todos los seres humanos?
-“La ley del Creador es idéntica para todos: el bien es siempre bien, el mal es siempre mal, sea cual fuere la condición del ser humano; pero la diferencia reside en el grado de responsabilidad y en la intención”-.
24.El salvaje, que nutriéndose de carne humana cede a su instinto, es culpable?
-“El mal depende todo de la voluntad de hacerlo. El ser humano es tanto más culpable cuanto más sabe lo que hace”-.
Las circunstancias dan al bien y al mal una gravedad relativa. El ser humano incurre, frecuentemente, en culpas, las cuales, aunque sean consecuencias de las condiciones en que les ha conducido la sociedad, no por eso son menos reprobables: pero su culpabilidad es, siempre, en proporción del conocimiento que él tiene del bien y del mal. Por lo tanto, el ser humano ilustrado, que incurre en una simple injusticia, es, a los ojos de Dios, más culpable que el ignorante salvaje que se abandona a los propios instintos.
25. Dado que, al parecer, el mal es una consecuencia de la fuerza de las cosas, de la que se deriva, frecuentemente, la necesidad en el ser humano de suprimir a su semejante, existe infracción a la ley de Dios, también en este caso?
-“El mal no deja de ser el mal, aunque necesario; pero esta dura necesidad desaparece con la purificación del Espíritu, pasando de una a otra existencia: cuando el ser humano incurre en el mal, es tanto más responsable cuanto más lo comprende”-.
26.El mal que se comete, no es, frecuentemente, el resultado de la condición en la cual nos han conducido otros seres humanos? Y, en tal caso, de quién es el mayor grado de culpabilidad?
-“La responsabilidad del mal recae sobre aquel que ha sido la causa del mismo, por lo que, la persona que es arrastrada por las condiciones en que ha sido colocada por sus semejantes, es menos culpable que ellos, por lo que, cada quien, no solamente pagará la pena del mal que habrá hecho por sí, sino, también, aquella que resultara del que otros cometan por culpa suya”-.
27.Quién no realiza mal alguno, pero se aprovecha del que ha hecho otra persona, es igualmente, culpable?
-“Como si lo hubiese cometido la misma persona, por cuanto, aprovecharse, es lo mismo que participar en dicho acto. Es verdad que, al momento de actuar, quizá se habría abstenido; pero, encontrándolo hecho, se beneficia: quiere decir, por lo tanto, que lo aprueba, y que lo habría cumplido ella misma, si hubiese podido, o habría osado”-.
28.El deseo del mal es tan reprobable como el mal mismo?
-“Según los casos: resistir, voluntariamente, al deseo del mal, especialmente cuando se está en la posibilidad de satisfacerlo, es virtud; no hacer el mal, únicamente porque falta la ocasión, engendra culpa”-.
29.Es suficiente dejar de hacer el mal para ser grato a Dios y asegurarse la felicidad futura?
-“No; es preciso hacer el bien en los límites de las propias fuerzas, por cuanto, cada quien rendirá cuentas del mal que emergerá por causa del bien que él, -o ella-, ha dejado de hacer”-.
30. Existe alguien que, por su condición, no se encuentre en la posibilidad de hacer del bien?
-“No: la persona egoísta es la única que no encuentra nunca la ocasión. Basta estar en contacto con otros seres humanos para disponer de la oportunidad de hacer el bien, y cada día se le ofrece la posibilidad a quienquiera que no se encuentre con los ojos cerrados por el egoísmo, por cuanto, hacer el bien no significa, únicamente, dar aportes económicos, sino, también, rendirse útil, de acuerdo con las propias fuerzas, cada vez que, en cualquier modo, se le presente la ocasión”-.
31. El ambiente en que algunos se encuentran colocados, no es quizá, para ellos, la primera causa de muchos vicios y delitos?
-“Si; pero aquella es, precisamente, la prueba elegida por el Espíritu en el estado de libertad; él ha querido exponerse a la tentación para tener el merito de la resistencia”-.
32.Cuándo el ser humano se encuentra, en cierta manera, inmerso en la atmosfera del vicio, el mal no se convierte, para él, en una atracción casi irresistible?
-“Atracción sí; irresistible, no, por cuanto, en medio a aquella atmosfera poco virtuosa encontráis, frecuentemente, grandes virtudes. Estas virtudes son ejercitadas por Espíritus que tuvieron la fuerza para resistir, y, al mismo tiempo, la misión de ejercitar una benéfica influencia sobre sus semejantes”-.
33.El mérito del bien que uno hace, se encuentra subordinado a determinadas condiciones? Es decir: existen diversos grados en el mérito del bien?
-“El mérito del bien se encuentra en el grado de la dificultad: no tiene ninguno quien lo hace por su beneplácito sin el mínimo sacrificio. Al pobre, que divide con otros su trozo de pan, Dios da una recompensa mayor que al rico, quien da lo superfluo. Jesús se refería a esto cuando habló del óbolo de la viuda”
DIVISIÓN DE LAS LEYES NATURALES:
34.La ley del Creador Universal se encuentra contenida, completamente, en el amor al prójimo inculcado por Jesús?
-“Ella comprende todos los deberes del ser humano hacia sus semejantes, y sirve para enseñar su aplicación; pero, la ley natural comprende todos los casos de la vida, y el amor al prójimo no es más que una parte. A los seres humanos hacen falta reglas precisas: los preceptos generales son muy vagos, y dejan lugar a las más arbitrarias interpretaciones”-.
35. Está bien dividir la ley de Dios en diez partes, que son las leyes de adoración, de trabajo, de reproducción, de conservación, de destrucción, de sociedad, de progreso, de igualdad, de libertad, y, finalmente, de justicia, de amor y de bondad?
-“Esta es la división de Moisés, la cual contempla la más amplia gama de casos de la vida. Podéis, por lo tanto, seguirla, pero sin darle un valor absoluto, que ella no tiene, al igual que todos los demás sistemas de clasificación, los cuales dependen del variado modo de considerar una cosa. La última ley es la más importante para el progreso espiritual del ser humano, por cuanto comprende, en sí, todas las demás”-.

sábado, 10 de septiembre de 2011

ENCONTRAR LA FUERZA














ENCONTRAR LA FUERZA

POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.

La fuerza es una sola: La que mueve el infinito universo; la energía universal en movimiento, accionada por la voluntad suprema del Creador Universal.

Es ese poder potencialmente infinito que reside en el Espíritu eterno e inmortal, de cada ser, en los cuatro reinos de la naturaleza.

Si el ser humano tuviese una necesidad infinita, expresaría un poder “efectivo” infinito.

El mecanismo es automático, y funciona como un termostato, generando la fuerza necesaria, para mantener la normalidad en todo, a menos que nosotros mismos inhibamos su funcionamiento, con expectativas inadecuadas.

El compromiso, asumido con férrea determinación del logro, siempre encuentra la fuerza suficiente para alcanzar la meta, satisfactoriamente.

La activación de la energía para realizar las funciones inherentes a cada ser, acrecientan, simultáneamente, el propio conocimiento de las facultades personales, del grado de fuerza que se posee, en ese momento, del entorno, y, gradualmente, de la fuente universal.

Este poder viene, acrecentado, también, por el conocimiento de los valores universales que rigen todas las acciones humanas, para optimizar los resultados.

El conocimiento, entonces, pasa a ser un factor decisivo para encontrar la fuerza: la propia fortaleza, en todas sus vertientes.

El conocimiento es fortaleza en grado análogo al de comprensión: De sí, de las propias facultades, de los atributos divinos o valores universales, de la Divinidad que se anida en el propio interior, de la conciencia personal como réplica de la del Creador, de las leyes universales, de la misión de los seres, en cada plano y reino natural y del entorno.

El entorno aporta necesidades por resolver y oportunidades para optimizar mediante la creación de bienes y servicios.

Paradójicamente, hasta los puntos menos fuertes, del propio ser, constituyen elementos para encontrar la fuerza: la que sea capaz de transformar toda adversidad en oportunidades existenciales.

Las pruebas de la vida, son las que mejor ayudan a cada quien, para encontrar su propia fuerza, si las afronta con decisión, y con ánimo de triunfar.

El servicio es otra vertiente de la fuerza: Dando lo que la gente precisa, obtenemos lo que necesitamos, en un proceso de intercambio perenne.

Dar y recibir, es un mecanismo que permite encontrar la fuerza de la prosperidad, de la riqueza, del bienestar, de la abundancia, del conocimiento y de la autorrealización.

Pero, la fuerza está dentro, y es allí donde hay que buscarla, en la conexión con la fuente universal: el Creador Universal. Si la encuentras en tu interior, podrás manifestarla, correctamente, en tu exterior.

La meditación, centrando la mente en el Creador y sus atributos divinos, permite fluir la energía y el conocimiento.

En la meditación el ser encuentra su fuerza.

Es preciso el desapego y regirse por los valores, rehusando todo lo que deja de corresponder con la justicia, la prudencia, el amor, la fortaleza, la templanza, entre otros valores.

El desapego es un camino perfecto para encontrar la fuerza. Evita que nos carguemos de objetos innecesarios que hacen que el recorrido sea muy pesado.

La clave es dar y recibir, valor por valor. SEMBRAR LO MISMO DE LO QUE SE QUIERE COSECHAR.

La abundancia de Dios siempre es suficiente, aún en su mayor expresión de templanza.
Evitar involucrarse en tareas que son ajenas al propio plan de vida, es parte del uso de la fuerza. Forma parte de la sabiduría natural, encerrada en la ley cósmica.

Rehusarse en abandonar a mitad de camino, cuando las cosas se ponen menos fáciles, activa la fuerza, y comienzan a suceder prodigios de coincidencias y logros.

Centrar la propia fuerza en un logro, o solución, a la vez, optimiza la fuerza.

Discernir, entre el bien y el mal, entre lo útil y necesario, y lo superfluo e innecesario, entre lo que hay que hacer y lo que hay que dejar de hacer, oportunamente, es otro mecanismo para encontrar la fuerza. Es preciso saber ver más allá de las apariencias.

El ahorro, también es una expresión de la fuerza: ahorro de energía, de tiempo, de recursos, de preocupaciones innecesarias, etcétera.

Aceptar las cosas como son, y descubrir en ellas las oportunidades inherentes ocultas, afrontándolas y resolviéndolas.

La visión es la característica principal del líder, es UNA FUERZA FUNDAMENTAL. Visión es ver, ver es descubrir, descubrir es comprender, comprender es elegir, y elegir es otra de las fuerzas esenciales: al usar bien del don de elegir, nos transformamos en dueños de nuestro destino.

El amor representa la expresión de la fuerza suprema en todas sus vertientes y variantes.
Adelante.

miércoles, 20 de julio de 2011

TEOLOGÍA PLATÓNICA, DE MARSILIO FICINO -1-















TEOLOGÍA PLATÓNICA
Autor: MARSILIO FICINO
Uno de los exponentes relevantes del Humanismo
en el Renacimiento.
Versión castellana: Giuseppe Isgró C.

LIBRO SEGUNDO

CAPÍTULO I

UNIDAD, VERDAD, BONDAD SE IDENTIFICAN
Y POR ENCIMA DE ELLAS NADA EXISTE (1).

Hemos demostrado, precedentemente, con tres argumentaciones diversas, que por encima del Espíritu puro –o Maestro de la Creación- existe algo, y hemos, también, demostrado que este ente superior es, en primer lugar, simplísima unidad; en segundo lugar: verdad, y en tercer lugar: bondad.
Ahora, estas tres entidades no son más que una única entidad; de hecho, suma unidad no es otra cosa que suma simplicidad y por esta simplicidad de lo uno cada ente que sea tal es puro y verdadero, y como el vino es verdadero por el solo hecho de que sea vino puro (2), de esta manera la verdad de las cosas consiste en su simple unidad. Y gracias a tal simple y pura unidad cada cosa es buena. Cada cosa, en efectos, está en buenas condiciones aún cuando se encuentra unida a sí misma y a su principio, se mantiene pura y no se mezcla con elementos impuros. Y sobre el plano del mundo la unidad de las cosas, su verdad y su bondad se identifican; es obvio, por lo tanto, que por encima de tal plano se encuentre el principio primero, igualmente en sí mismo uno, verdadero y bueno. Y que en estas tres características consista el principio de todas las cosas lo prueba el hecho de que los vestigios de la unidad, de la verdad y de la bondad se pueden descubrir en todas las cosas, casi de ellas cada cosa sea emanada, y del hecho de que cada cosa tiende a la verdad, a la bondad y a la unidad, mirando a un retorno a su propio principio. Todas las cosas son, de hecho, de la unidad, de la verdad y de la bondad y participes y ávidas. Pero, por encima de la unidad nada más existe, por el hecho de que nada hay más potente que la unidad cuando es, por lo mismo, la unidad que confiere a cada cosa la perfección y su potencia.
Que, aún cuando se quisiera sostener de haber algo más por encima de ella, se derivarían, inmediatamente, dos consecuencias absurdas: si la unidad es subordinada a algún principio superior sin duda es de tal superior principio partícipe, donde aquella unidad no es más ella misma unidad –de hecho, aquel que es inferior deriva siempre por alguna parte de los entes superiores de los cuales procede- pero, alguna cosa compuesta de la unidad y de una fuerza recibida de un plano superior, es decir, no es más una unidad sino una multiplicidad. En segundo lugar, lo que se propone a la unidad no podrá ser participe de alguna unidad en cuanto un principio superior no recibe nada que concierna a su naturaleza de alguna cosa que le sea inferior. De donde, o tal principio superior no será que una nada o será una multiplicidad, privada de una cualquiera unión de sus partes, ninguna de las cuales podrá ser una unidad: ni toda aquella multiplicidad será reducible a una unidad, ni en esa se podrá encontrar comunión alguna de las partes entre sí, o de cada parte con el todo.
Nada, por otra parte, hay por encima de la verdad; el mismo razonamiento demuestra, de hecho, que tal verdad no sería ella misma la verdad, sino algo de verdad resultante de la composición de una verdad y de una parte de aquel principio absolutamente falso, es decir, la nada. Por otra parte no podría ser superior a la verdad si no fuese verdadero sin posibilidad de duda, propiamente por la fuerza de la verdad misma, que lo uno es superior a lo otro.
Y, de igual manera se demuestra que nada hay por encima de la bondad; no sería, en efectos, pura bondad sino alguna cosa buena, es decir una bondad signada por la mezcla con otra cosa diferente de la bondad. Y, un principio que se anteponga a la bondad será necesariamente un mal absoluto, no pudiendo ser un bien en el acto mismo en el cual se pondrá más allá de los confines (3) del bien. Ni podrá ser mejor de la bondad desde el momento que nada es mejor sino participando de una mayor porción de bondad. Y como el mal pueda ser superior al bien no alcanzo a ver si la superioridad y el pleno dominio se refieren exclusivamente al bien en cuanto apetecibles como bienes. Se debería deducir de ello que el mal supera al bien gracias a la naturaleza misma del bien y que, por otra parte, el bien proporcione poder de dominio al mal.
Por otra parte, si por encima de la bondad existiese otro principio de las cosas, esto, por consecuencia necesaria, debería, como suele hacer cada causa en relación con un efecto que de ella proceda. Es, por lo tanto, por este principio que la bondad hace partícipe de sí a las cosas, es decir, distribuye a cada cosa algo de bondad.
Ahora, nosotros nos preguntamos acerca de aquella participación que se deriva del principio superior, si ella sea mejor de la bondad que le viene donada o no. Mejor no puede ser: todo cuanto, de hecho, se define mejor viene efectuado como tal, por una mayor participación de la bondad, y es absurdo que el don proveniente de un principio superior no sea mejor de aquel que provenga de una causa inferior. A esto se agrega que, si cada cosa tiende al bien, si existiese otro principio por encima del bien mismo, espontáneamente surge la pregunta si todas las cosas tienden a él o no (4). Si se afirma que a él tienden se consigue que ellos tiendan a alguna cosa de superior y mayor que el bien. Si, por otra parte, se niega que ellas tiendan a alguna cosa superior o mayor que el bien. Si por otra parte se niega que ellas tiendan a alguna cosa superior al bien se afirmaría otra vez que los efectos no se derivan de aquella causa primera a la cual deben su origen. Además, la bondad misma sería impulsada a desear aquel superior principio aunque esto fuese un absurdo, en cuanto cada razón de desear se cierre, precisamente, en el ámbito de la bondad.
Nada, por lo tanto, existe por encima de la bondad que pueda ser apetecido, donde ningún principio existe por arriba de la bondad misma. Por lo cual, la unidad, la verdad y la bondad que, -siguiendo el pensamiento de Platón- hemos reencontrado por encima del Espíritu puro, es el principio de todas las cosas, Dios Uno, verdadero, bueno.

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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miércoles, 2 de noviembre de 2011

LEY DIVINA O NATURAL











LECCIÓN XVI DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS

AUTOR: ALLAN KARDEC

VERSIÓN CASTELLANA DE GIUSEPPE ISGRÓ C.

LEY DIVINA O NATURAL
Caracteres de la Ley natural. Conocimiento y Fuente de la Ley natural. El Bien y el Mal. División de la Ley natural.

CARACTERES DE LA LEY NATURAL

1. Qué se entiende por ley natural?
-“La ley del Creador Universal: la única verdadera para la felicidad del ser humano. Ella le indica lo que debe hacer y lo que debe evitar, y él experimenta insatisfacción siempre que se aleja de su cumplimiento”-.
2. La ley natural es eterna?
-“Eterna e inmutable como el Creador mismo”-.
3. Puede, el Creador, prescribir a los seres humanos, en un tiempo, lo que le hubiera prohibido en otro?
-“El Creador no se puede engañar: únicamente los seres humanos están obligados a cambiar sus propias leyes, para perfeccionarlas; empero, las divinas, son perfectísimas. La armonía que rige ambos universos, el material y el moral, está fundada sobre las leyes que el Creador ha establecidoab eterno”-.
4. Qué campos abrazan las leyes divinas? Se refieren a algo más que a la conducta moral?
-“Todas las leyes de la naturaleza son divinas, por cuanto el Creador Universal es el autor de todas las cosas”-.
Es dado al ser humano de conocer a fondo tanto las leyes morales como las físicas?-.
-“Sí; pero para alcanzar este objetivo es insuficiente una sola existencia”-.
Qué son unos pocos años para aprender todo lo que rinde perfecto el ser, aunque se considere, únicamente, la distancia que separa al primitivo del ser civilizado? La más larga existencia posible sería insuficiente a la necesidad, y con mayor razón cuando la misma sea de breve duración, como ocurre con frecuencia.
De las leyes divinas, las unas dirigen el movimiento y las relaciones de la materia bruta: son las leyes físicas, y su estudio le es inherente a la ciencia. Las otras, se vinculan especialmente al ser humano en sí mismo y en sus relaciones con el Creador y con sus semejantes. Comprenden las reglas de la vida tanto del cuerpo como del Espíritu: son las leyes morales.
5. Las leyes divinas son iguales para todos los mundos?
-“La razón nos indica de que ellas deben ser, siempre, adecuadas a la naturaleza de cada uno de ellos, y proporcionalmente al grado de progreso de los seres que los habitan”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Todas las leyes divinas son universales, e idénticas, en todos sus grados, del cero al infinito. Evidentemente, de acuerdo al nivel evolutivo de cada mundo, rigen las que les corresponden de acuerdo a su nivel. En mundos de igual rango de progreso, rigen las mismas leyes, y, naturalmente, están más en unos las que se les interrelacionan, y no las que corresponden a grados inferiores o superiores. Una es la ley cósmica, aunque son infinitas sus aplicaciones, por contemplar todas las vertientes, o variantes, del progreso universal.
CONOCIMIENTO Y FUENTE DE LA LEY NATURAL
6. Ha otorgado, el Creador, a todos los seres, los medios de conocer sus leyes?
-“Todos pueden conocerla; pero su comprensión es limitada al respectivo grado evolutivo. Quienes la comprenden mejor, son las personas de vida virtuosa. Empero, llegará el día en que la comprenderán todos, por cuanto es preciso que el progreso se cumpla”. (Ver Nº 171-222).
Consecuencia de este principio es la justicia de las diversas encarnaciones del ser humano, por cuanto, en cada nueva existencia su intelecto se va desarrollando, y distingue mejor el bien y el mal, Si todo debiese cumplirse, para él, en una sola existencia, cuál sería la suerte de tantos millones de seres que desencarnan, diariamente, en estado mental acorde al de las barbaries, o en la oscuridad de la ignorancia, sin que dependiese de ellos el iluminarse?
7. El Espíritu, antes de su unión con el cuerpo, comprende la ley del Creador Universal mejor que después de su encarnación?
-“Antes de encarnarse, las comprende según el grado de perfección que haya alcanzado, y conserva el recuerdo intuitivo después de su unión al cuerpo. Empero, los bajos instintos del ser humano se la hacen, frecuentemente, olvidar”-.
8. Dónde se encuentra la ley del Creador Universal?
-“En la conciencia”-.
Pero, si el ser humano la lleva ya impresa en su conciencia, qué necesidad había de revelársela?
-“Él la había olvidado y pasado por alto: el Creador quiso que le fuese recordada”-.
9. Ha otorgado, el Creador Universal, a determinados seres, la misión de revelar su Ley?
-“Sí, en todos los tiempos, a los Espíritus superiores encarnados con la finalidad de hacer progresar a la humanidad”-.
10. Algunos, entre quienes han pretendido de instruir a los seres humanos en la Ley del Creador Universal, no se han engañado, y no han hecho, frecuentemente, desviar a los demás con falsos principios?
-“Sí, por cuanto, no estando inspirados por el Creador, asumieron, por su ambición, una misión que no tenían; pero, dado que eran seres humanos de ingenio, en medio de los errores que enseñaban se encuentran, con mucha frecuencia, grandes verdades”-.
11. Cuál es el carácter del verdadero profeta?
-“El verdadero profeta es un ser humano justo, inspirado por el Creador Universal. Se le reconoce por sus palabras y por sus obras. El Creador se sirve del ser probo para enseñar la verdad”-.
12. Cuál es el tipo más perfecto, que el Creador haya dado al ser humano, para que le sirva de guía y de modelo?
-“Jesús”-.
Jesús de Nazareth representa el tipo de la perfección moral, al cual puede aspirar la humanidad terrestre. Dios nos lo ha dado como el modelo perfecto, cuya doctrina es la más exacta expresión de su ley, por cuanto quien la inspiraba era el Espíritu de Verdad. Él se encuentra entre los Espíritus más puros que han descendido sobre la tierra.
Si algunos de los que han pretendido de instruir los seres humanos en la ley del Creador, los han, en cambio, desviado con falsos principios, esto ocurre porque se dejaron dominar por sentimientos muy terrenales, y por haber confundido las leyes que rigen la vida del Espíritu con las que rigen la del cuerpo. Muchos han impartido como leyes divinas las que no eran más que humanas, creadas para satisfacer sus propias pasiones y dominar sobre sus semejantes.
13. Las leyes divinas y naturales, no fueron reveladas a los seres humanos más que por Jesús?
-“No os hemos dicho, ya, que ellas se encuentran impresas en la conciencia de cada ser? Por lo tanto, todos los seres humanos que se hayan dedicado al estudio de la sabiduría, las han podido comprender desde los siglos más remotos, y con sus enseñanzas, aunque incompletas, han logrado preparar el terreno para recibir la buena semilla. Dado que las leyes divinas se encuentran escritas en el libro de la naturaleza, el ser humano ha tenido la oportunidad de conocerlas, cuando las ha querido buscar: es aquí la razón por la cual los preceptos que ellos han impuesto, en cada época, los han sido por seres buenos, y también, por cuanto se encuentran los elementos en la doctrina moral de todos los pueblos emancipados de las barbaries, aunque incompletos y alterados por la ignorancia y la superstición”-.
14. Si Jesús ha enseñado las verdaderas leyes del Creador Universal, qué necesidad hay de las enseñanzas de los Espíritus? Tienen ellos que enseñarnos algo más?
-“La enseñanza de Jesús era, frecuentemente, alegórica y en parábolas, por cuanto él hablaba según los tiempos y los lugares; pero hoy es necesario que la verdad sea inteligible a todos; es preciso explicar bien y desarrollar estas leyes, por cuanto muy pocos las comprenden, y poquísimos la practican. Nosotros tenemos la misión de impresionar en la vista y en los oídos de los orgullosos, para confundirles, y desenmascarar, al mismo tiempo, a los hipócritas, que, exteriormente, afectan virtud y espiritualidad, para ocultar sus propias concupiscencias. La enseñanza de los Espíritus debe ser clara y explícita, para que nadie pueda disculparse alegando desconocimiento y todos tengan la oportunidad de juzgarla, y apreciarla, por medio de la razón. Nosotros somos enviados para preparar el reino del bien anunciado por Jesús, por lo cual es preciso que nadie pueda interpretar las leyes del Creador Universal según sus pasiones, ni falsearles el sentido que es todo amor y bondad.
15. Por qué no fue puesta la verdad, al alcance de todos, siempre?
-“Porque cada cosa debe llegar a su debido tiempo. La verdad es como la luz: es preciso acostumbrarse a ella gradualmente, pues, caso contrario, deslumbra. El Creador, no había, antes, permitido de recibir comunicaciones completas e instructivas como las de hoy, por cuanto, si en los antiguos tiempos algunos estaban en posesión de lo que se consideraba una ciencia sagrada, a la que rodeaban de misterios, a los ojos de los profanos, vosotros, por lo que ya conocéis en torno a las leyes que rigen estos fenómenos, debéis comprender que ellos recibían, únicamente, alguna verdad aislada, en medio de un conjunto de equívocos y de cosas enigmáticas. Pero, el estudiante no debe menospreciar ningún sistema filosófico, ni tradición, o espiritualidad alguna del pasado, por cuanto todos contienes vestigios de grandes verdades, las cuales, si bien parecen contradictorias, esparcidas como están en un piélago de accesorios sin fundamentos, pueden, con facilidad, coordinarse en gracias de las claves que el Espiritismo os da, para que podáis comprender una multitud de cosas que hasta hoy hayan podido pareceros sin razón, pero cuya realidad ahora os es demostrada indiscutiblemente: no descuidéis, por lo tanto, de buscar en aquellos antiguos volúmenes argumentos de estudio, por cuanto los hay valiosísimos, y pueden contribuir, mucho, en vuestra instrucción.
EL BIEN Y EL MAL
16. Cuál es la definición de la moral?
-“La moral es la regla para vivir rectamente, es decir, para distinguir el bien del mal. Ella está fundada en la observancia de la Ley del Creador Universal. El ser humano vive rectamente cuando hace todo para el bien de todos”-.
17. Cómo se puede distinguir el bien del mal?
-“El bien es todo lo que se corresponde con la ley del Creador Universal; el mal, todo lo que le es contrario. En consecuencia, hacer el bien es observar la ley de Dios; hacer el mal, es violarla”-.
18. Dispone, el ser humano, en sí mismo, los medios para distinguir lo que es bueno y lo que es malo?
-“Sí, cuando cree en Dios, y quiere seguir la virtud: el Creador le ha otorgado la inteligencia, para mantenerse en el sendero del bien”-.
19. El ser humano, en cuanto sujeto a errar, no puede engañarse sobre su apreciación del bien y del mal, creyendo de hacer bien, cuando, en realidad, realiza lo contrario?
-“Jesús lo ha dicho: Haced, y dejéis de hacer a los demás lo mismo que quisiereis que os hicieran, y dejaren de haceros, a vosotros. Observéis este precepto y no os engañareis.
20.La regla del bien y del mal, que podría llamarse de reciprocidad, no se puede aplicar a los deberes personales de la persona consigo misma. Puede encontrar, ella, también para éstos, una guía segura en la ley natural?
-“Cuando coméis demasiado, experimentad los efectos inherentes: es Dios que os da la medida de cuanto os es necesario. Superando esta medida, recibid la consecuencia. Así es en todo. La ley natural señala, al ser humano, los límites de sus necesidades. Cuando él los supera, va, enseguida, al encuentro de la experiencia respectiva. Si la persona escuchara, en cada cosa, la voz que le señala: basta!, evitaría la mayor parte de los males de los cuales acusa a la naturaleza”-.
21. Por qué está en la naturaleza de las cosas el mal moral? No podía, el Creador, crear a la humanidad en mejores condiciones?
-“Os lo hemos dicho, ya: los Espíritus fueron creados simples e ignorantes. (Ver Nº 115). El Creador deja al ser humano la elección de la vía que debe seguir. Peor para él si elige la incorrecta, por cuanto su peregrinaje será más extenso. Si no hubiesen montañas, el ser humano no podría comprender lo que es subir y, su opuesto, bajar. Si no existiesen rocas, no tendría conciencia de los cuerpos duros. De esta manera, el Espíritu adquiere experiencia, y aprende a conocer el bien y el mal: He aquí la razón de la unión del Espíritu con el cuerpo. (Ver Nº 119).
22.Los diferentes estados sociales crean necesidades nuevas, que no son iguales para todos los seres humanos. Entonces, la ley natural no es una regla uniforme?
-“Los diferentes estados se encuentran en el orden de la naturaleza, y de acuerdo con la ley del progreso. No violan la unidad de la ley natural, que se aplica a todo”-.
Las condiciones de existencia del ser humano cambian con los tiempos y con los lugares, con lo cual, resultan para él necesidades diferentes y estados sociales que les resultan apropiados. Ahora, esta diversidad, por cuanto se encuentra en el orden de las cosas, está en conformidad con la ley de Dios, cuya verdad, en su esencia, no queda vulnerada en lo más mínimo. A la razón, corresponde, distinguir las necesidades reales de las ficticias, o de convención.
23. El bien y el mal no son absolutos para todos los seres humanos?
-“La ley del Creador es idéntica para todos: el bien es siempre bien, el mal es siempre mal, sea cual fuere la condición del ser humano; pero la diferencia reside en el grado de responsabilidad y en la intención”-.
24.El salvaje, que nutriéndose de carne humana cede a su instinto, es culpable?
-“El mal depende todo de la voluntad de hacerlo. El ser humano es tanto más culpable cuanto más sabe lo que hace”-.
Las circunstancias dan al bien y al mal una gravedad relativa. El ser humano incurre, frecuentemente, en culpas, las cuales, aunque sean consecuencias de las condiciones en que les ha conducido la sociedad, no por eso son menos reprobables: pero su culpabilidad es, siempre, en proporción del conocimiento que él tiene del bien y del mal. Por lo tanto, el ser humano ilustrado, que incurre en una simple injusticia, es, a los ojos de Dios, más culpable que el ignorante salvaje que se abandona a los propios instintos.
25. Dado que, al parecer, el mal es una consecuencia de la fuerza de las cosas, de la que se deriva, frecuentemente, la necesidad en el ser humano de suprimir a su semejante, existe infracción a la ley de Dios, también en este caso?
-“El mal no deja de ser el mal, aunque necesario; pero esta dura necesidad desaparece con la purificación del Espíritu, pasando de una a otra existencia: cuando el ser humano incurre en el mal, es tanto más responsable cuanto más lo comprende”-.
26.El mal que se comete, no es, frecuentemente, el resultado de la condición en la cual nos han conducido otros seres humanos? Y, en tal caso, de quién es el mayor grado de culpabilidad?
-“La responsabilidad del mal recae sobre aquel que ha sido la causa del mismo, por lo que, la persona que es arrastrada por las condiciones en que ha sido colocada por sus semejantes, es menos culpable que ellos, por lo que, cada quien, no solamente pagará la pena del mal que habrá hecho por sí, sino, también, aquella que resultara del que otros cometan por culpa suya”-.
27.Quién no realiza mal alguno, pero se aprovecha del que ha hecho otra persona, es igualmente, culpable?
-“Como si lo hubiese cometido la misma persona, por cuanto, aprovecharse, es lo mismo que participar en dicho acto. Es verdad que, al momento de actuar, quizá se habría abstenido; pero, encontrándolo hecho, se beneficia: quiere decir, por lo tanto, que lo aprueba, y que lo habría cumplido ella misma, si hubiese podido, o habría osado”-.
28.El deseo del mal es tan reprobable como el mal mismo?
-“Según los casos: resistir, voluntariamente, al deseo del mal, especialmente cuando se está en la posibilidad de satisfacerlo, es virtud; no hacer el mal, únicamente porque falta la ocasión, engendra culpa”-.
29.Es suficiente dejar de hacer el mal para ser grato a Dios y asegurarse la felicidad futura?
-“No; es preciso hacer el bien en los límites de las propias fuerzas, por cuanto, cada quien rendirá cuentas del mal que emergerá por causa del bien que él, -o ella-, ha dejado de hacer”-.
30. Existe alguien que, por su condición, no se encuentre en la posibilidad de hacer del bien?
-“No: la persona egoísta es la única que no encuentra nunca la ocasión. Basta estar en contacto con otros seres humanos para disponer de la oportunidad de hacer el bien, y cada día se le ofrece la posibilidad a quienquiera que no se encuentre con los ojos cerrados por el egoísmo, por cuanto, hacer el bien no significa, únicamente, dar aportes económicos, sino, también, rendirse útil, de acuerdo con las propias fuerzas, cada vez que, en cualquier modo, se le presente la ocasión”-.
31. El ambiente en que algunos se encuentran colocados, no es quizá, para ellos, la primera causa de muchos vicios y delitos?
-“Si; pero aquella es, precisamente, la prueba elegida por el Espíritu en el estado de libertad; él ha querido exponerse a la tentación para tener el merito de la resistencia”-.
32.Cuándo el ser humano se encuentra, en cierta manera, inmerso en la atmosfera del vicio, el mal no se convierte, para él, en una atracción casi irresistible?
-“Atracción sí; irresistible, no, por cuanto, en medio a aquella atmosfera poco virtuosa encontráis, frecuentemente, grandes virtudes. Estas virtudes son ejercitadas por Espíritus que tuvieron la fuerza para resistir, y, al mismo tiempo, la misión de ejercitar una benéfica influencia sobre sus semejantes”-.
33.El mérito del bien que uno hace, se encuentra subordinado a determinadas condiciones? Es decir: existen diversos grados en el mérito del bien?
-“El mérito del bien se encuentra en el grado de la dificultad: no tiene ninguno quien lo hace por su beneplácito sin el mínimo sacrificio. Al pobre, que divide con otros su trozo de pan, Dios da una recompensa mayor que al rico, quien da lo superfluo. Jesús se refería a esto cuando habló del óbolo de la viuda”
DIVISIÓN DE LAS LEYES NATURALES:
34.La ley del Creador Universal se encuentra contenida, completamente, en el amor al prójimo inculcado por Jesús?
-“Ella comprende todos los deberes del ser humano hacia sus semejantes, y sirve para enseñar su aplicación; pero, la ley natural comprende todos los casos de la vida, y el amor al prójimo no es más que una parte. A los seres humanos hacen falta reglas precisas: los preceptos generales son muy vagos, y dejan lugar a las más arbitrarias interpretaciones”-.
35. Está bien dividir la ley de Dios en diez partes, que son las leyes de adoración, de trabajo, de reproducción, de conservación, de destrucción, de sociedad, de progreso, de igualdad, de libertad, y, finalmente, de justicia, de amor y de bondad?
-“Esta es la división de Moisés, la cual contempla la más amplia gama de casos de la vida. Podéis, por lo tanto, seguirla, pero sin darle un valor absoluto, que ella no tiene, al igual que todos los demás sistemas de clasificación, los cuales dependen del variado modo de considerar una cosa. La última ley es la más importante para el progreso espiritual del ser humano, por cuanto comprende, en sí, todas las demás”-.

sábado, 10 de septiembre de 2011

ENCONTRAR LA FUERZA














ENCONTRAR LA FUERZA

POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.

La fuerza es una sola: La que mueve el infinito universo; la energía universal en movimiento, accionada por la voluntad suprema del Creador Universal.

Es ese poder potencialmente infinito que reside en el Espíritu eterno e inmortal, de cada ser, en los cuatro reinos de la naturaleza.

Si el ser humano tuviese una necesidad infinita, expresaría un poder “efectivo” infinito.

El mecanismo es automático, y funciona como un termostato, generando la fuerza necesaria, para mantener la normalidad en todo, a menos que nosotros mismos inhibamos su funcionamiento, con expectativas inadecuadas.

El compromiso, asumido con férrea determinación del logro, siempre encuentra la fuerza suficiente para alcanzar la meta, satisfactoriamente.

La activación de la energía para realizar las funciones inherentes a cada ser, acrecientan, simultáneamente, el propio conocimiento de las facultades personales, del grado de fuerza que se posee, en ese momento, del entorno, y, gradualmente, de la fuente universal.

Este poder viene, acrecentado, también, por el conocimiento de los valores universales que rigen todas las acciones humanas, para optimizar los resultados.

El conocimiento, entonces, pasa a ser un factor decisivo para encontrar la fuerza: la propia fortaleza, en todas sus vertientes.

El conocimiento es fortaleza en grado análogo al de comprensión: De sí, de las propias facultades, de los atributos divinos o valores universales, de la Divinidad que se anida en el propio interior, de la conciencia personal como réplica de la del Creador, de las leyes universales, de la misión de los seres, en cada plano y reino natural y del entorno.

El entorno aporta necesidades por resolver y oportunidades para optimizar mediante la creación de bienes y servicios.

Paradójicamente, hasta los puntos menos fuertes, del propio ser, constituyen elementos para encontrar la fuerza: la que sea capaz de transformar toda adversidad en oportunidades existenciales.

Las pruebas de la vida, son las que mejor ayudan a cada quien, para encontrar su propia fuerza, si las afronta con decisión, y con ánimo de triunfar.

El servicio es otra vertiente de la fuerza: Dando lo que la gente precisa, obtenemos lo que necesitamos, en un proceso de intercambio perenne.

Dar y recibir, es un mecanismo que permite encontrar la fuerza de la prosperidad, de la riqueza, del bienestar, de la abundancia, del conocimiento y de la autorrealización.

Pero, la fuerza está dentro, y es allí donde hay que buscarla, en la conexión con la fuente universal: el Creador Universal. Si la encuentras en tu interior, podrás manifestarla, correctamente, en tu exterior.

La meditación, centrando la mente en el Creador y sus atributos divinos, permite fluir la energía y el conocimiento.

En la meditación el ser encuentra su fuerza.

Es preciso el desapego y regirse por los valores, rehusando todo lo que deja de corresponder con la justicia, la prudencia, el amor, la fortaleza, la templanza, entre otros valores.

El desapego es un camino perfecto para encontrar la fuerza. Evita que nos carguemos de objetos innecesarios que hacen que el recorrido sea muy pesado.

La clave es dar y recibir, valor por valor. SEMBRAR LO MISMO DE LO QUE SE QUIERE COSECHAR.

La abundancia de Dios siempre es suficiente, aún en su mayor expresión de templanza.
Evitar involucrarse en tareas que son ajenas al propio plan de vida, es parte del uso de la fuerza. Forma parte de la sabiduría natural, encerrada en la ley cósmica.

Rehusarse en abandonar a mitad de camino, cuando las cosas se ponen menos fáciles, activa la fuerza, y comienzan a suceder prodigios de coincidencias y logros.

Centrar la propia fuerza en un logro, o solución, a la vez, optimiza la fuerza.

Discernir, entre el bien y el mal, entre lo útil y necesario, y lo superfluo e innecesario, entre lo que hay que hacer y lo que hay que dejar de hacer, oportunamente, es otro mecanismo para encontrar la fuerza. Es preciso saber ver más allá de las apariencias.

El ahorro, también es una expresión de la fuerza: ahorro de energía, de tiempo, de recursos, de preocupaciones innecesarias, etcétera.

Aceptar las cosas como son, y descubrir en ellas las oportunidades inherentes ocultas, afrontándolas y resolviéndolas.

La visión es la característica principal del líder, es UNA FUERZA FUNDAMENTAL. Visión es ver, ver es descubrir, descubrir es comprender, comprender es elegir, y elegir es otra de las fuerzas esenciales: al usar bien del don de elegir, nos transformamos en dueños de nuestro destino.

El amor representa la expresión de la fuerza suprema en todas sus vertientes y variantes.
Adelante.

miércoles, 20 de julio de 2011

TEOLOGÍA PLATÓNICA, DE MARSILIO FICINO -1-















TEOLOGÍA PLATÓNICA
Autor: MARSILIO FICINO
Uno de los exponentes relevantes del Humanismo
en el Renacimiento.
Versión castellana: Giuseppe Isgró C.

LIBRO SEGUNDO

CAPÍTULO I

UNIDAD, VERDAD, BONDAD SE IDENTIFICAN
Y POR ENCIMA DE ELLAS NADA EXISTE (1).

Hemos demostrado, precedentemente, con tres argumentaciones diversas, que por encima del Espíritu puro –o Maestro de la Creación- existe algo, y hemos, también, demostrado que este ente superior es, en primer lugar, simplísima unidad; en segundo lugar: verdad, y en tercer lugar: bondad.
Ahora, estas tres entidades no son más que una única entidad; de hecho, suma unidad no es otra cosa que suma simplicidad y por esta simplicidad de lo uno cada ente que sea tal es puro y verdadero, y como el vino es verdadero por el solo hecho de que sea vino puro (2), de esta manera la verdad de las cosas consiste en su simple unidad. Y gracias a tal simple y pura unidad cada cosa es buena. Cada cosa, en efectos, está en buenas condiciones aún cuando se encuentra unida a sí misma y a su principio, se mantiene pura y no se mezcla con elementos impuros. Y sobre el plano del mundo la unidad de las cosas, su verdad y su bondad se identifican; es obvio, por lo tanto, que por encima de tal plano se encuentre el principio primero, igualmente en sí mismo uno, verdadero y bueno. Y que en estas tres características consista el principio de todas las cosas lo prueba el hecho de que los vestigios de la unidad, de la verdad y de la bondad se pueden descubrir en todas las cosas, casi de ellas cada cosa sea emanada, y del hecho de que cada cosa tiende a la verdad, a la bondad y a la unidad, mirando a un retorno a su propio principio. Todas las cosas son, de hecho, de la unidad, de la verdad y de la bondad y participes y ávidas. Pero, por encima de la unidad nada más existe, por el hecho de que nada hay más potente que la unidad cuando es, por lo mismo, la unidad que confiere a cada cosa la perfección y su potencia.
Que, aún cuando se quisiera sostener de haber algo más por encima de ella, se derivarían, inmediatamente, dos consecuencias absurdas: si la unidad es subordinada a algún principio superior sin duda es de tal superior principio partícipe, donde aquella unidad no es más ella misma unidad –de hecho, aquel que es inferior deriva siempre por alguna parte de los entes superiores de los cuales procede- pero, alguna cosa compuesta de la unidad y de una fuerza recibida de un plano superior, es decir, no es más una unidad sino una multiplicidad. En segundo lugar, lo que se propone a la unidad no podrá ser participe de alguna unidad en cuanto un principio superior no recibe nada que concierna a su naturaleza de alguna cosa que le sea inferior. De donde, o tal principio superior no será que una nada o será una multiplicidad, privada de una cualquiera unión de sus partes, ninguna de las cuales podrá ser una unidad: ni toda aquella multiplicidad será reducible a una unidad, ni en esa se podrá encontrar comunión alguna de las partes entre sí, o de cada parte con el todo.
Nada, por otra parte, hay por encima de la verdad; el mismo razonamiento demuestra, de hecho, que tal verdad no sería ella misma la verdad, sino algo de verdad resultante de la composición de una verdad y de una parte de aquel principio absolutamente falso, es decir, la nada. Por otra parte no podría ser superior a la verdad si no fuese verdadero sin posibilidad de duda, propiamente por la fuerza de la verdad misma, que lo uno es superior a lo otro.
Y, de igual manera se demuestra que nada hay por encima de la bondad; no sería, en efectos, pura bondad sino alguna cosa buena, es decir una bondad signada por la mezcla con otra cosa diferente de la bondad. Y, un principio que se anteponga a la bondad será necesariamente un mal absoluto, no pudiendo ser un bien en el acto mismo en el cual se pondrá más allá de los confines (3) del bien. Ni podrá ser mejor de la bondad desde el momento que nada es mejor sino participando de una mayor porción de bondad. Y como el mal pueda ser superior al bien no alcanzo a ver si la superioridad y el pleno dominio se refieren exclusivamente al bien en cuanto apetecibles como bienes. Se debería deducir de ello que el mal supera al bien gracias a la naturaleza misma del bien y que, por otra parte, el bien proporcione poder de dominio al mal.
Por otra parte, si por encima de la bondad existiese otro principio de las cosas, esto, por consecuencia necesaria, debería, como suele hacer cada causa en relación con un efecto que de ella proceda. Es, por lo tanto, por este principio que la bondad hace partícipe de sí a las cosas, es decir, distribuye a cada cosa algo de bondad.
Ahora, nosotros nos preguntamos acerca de aquella participación que se deriva del principio superior, si ella sea mejor de la bondad que le viene donada o no. Mejor no puede ser: todo cuanto, de hecho, se define mejor viene efectuado como tal, por una mayor participación de la bondad, y es absurdo que el don proveniente de un principio superior no sea mejor de aquel que provenga de una causa inferior. A esto se agrega que, si cada cosa tiende al bien, si existiese otro principio por encima del bien mismo, espontáneamente surge la pregunta si todas las cosas tienden a él o no (4). Si se afirma que a él tienden se consigue que ellos tiendan a alguna cosa de superior y mayor que el bien. Si, por otra parte, se niega que ellas tiendan a alguna cosa superior o mayor que el bien. Si por otra parte se niega que ellas tiendan a alguna cosa superior al bien se afirmaría otra vez que los efectos no se derivan de aquella causa primera a la cual deben su origen. Además, la bondad misma sería impulsada a desear aquel superior principio aunque esto fuese un absurdo, en cuanto cada razón de desear se cierre, precisamente, en el ámbito de la bondad.
Nada, por lo tanto, existe por encima de la bondad que pueda ser apetecido, donde ningún principio existe por arriba de la bondad misma. Por lo cual, la unidad, la verdad y la bondad que, -siguiendo el pensamiento de Platón- hemos reencontrado por encima del Espíritu puro, es el principio de todas las cosas, Dios Uno, verdadero, bueno.