lunes, 4 de marzo de 2013

LA PARADOJA DIVINA Y EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.



LA PARADOJA DIVINA
Y EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.
Por ©Giuseppe Isgró C.

  
El aforismo hermético que en el Kybalión enuncia el Principio de la Correspondencia, expresa: -“Como es arriba, así es abajo; como es abajo, así es arriba”-.

Ciertamente, podríamos complementarlo aplicándolo a gran número de vertientes que nos harían más comprensible los aspectos ocultos de la realidad. Todas las cosas están constituidas por una dualidad de elementos que les conforman: Una visible, o material; otra invisible, e inmaterial. Espíritu y materia. Al percibir un lado de la realidad, es posible deducir el otro, ya que se corresponden. El uno es el molde que manifiesta el otro. Existe un perfecto paralelismo y coincidencia entre ambos. El primero es causa determinante del segundo. El segundo refleja exactamente al primero. Ninguno de los dos es más que el otro; representan ambos el aspecto dual de la realidad. Conociendo a uno se conoce al otro.

Estos planos de correspondencia se expresan en los siguientes niveles:
1. Nivel de la Divinidad y de sus atributos divinos.

En el universo distinguimos dos aspectos claramente definidos: Lo absoluto y lo relativo. Paradójicamente, constituyen dos aspectos de una sola realidad: La Divinidad y sus atributos divinos. Causa de todo lo existente; eternidad sin principio ni fin; atributos divinos en número cuantioso, no infinitos, pero sí desarrollados en grado infinito en todas sus vertientes y variantes. Ley cósmica, eterna e inmutable, cuyas normas están impresas en los valores universales, equivalentes a los atributos divinos, que fungen de parámetros dentro de los cuales hay que enmarcar los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos. Lo anterior equivale a los pensamientos y a las acciones. La visión y el saber: el qué, el cómo, el cuándo, el dónde, el quién, el cuánto y el por qué.

El Ser Universal representa lo absoluto, por cuanto contiene dentro de sí la totalidad de lo existente y la totalidad por existir, sin límites de ninguna naturaleza. Es sabiduría y poder creador ilimitados.

En la esfera de la Divinidad, se expresa lo absoluto de la Divinidad. Empero, la Divinidad es un lado de la realidad: Lo absoluto; es el anhelo de ser, eternamente ser. Pero, en la dimensión espiritual, toda manifestación es relativa, y se expresa por grados, del cero al infinito, sin límites algunos en la eternidad.

A tales efectos, la Divinidad misma, que es lo único existente, sin separarse de sí misma, y sin dejar de ser ella misma, emana a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, en el Alma universal, que es el plano de manifestación individual.

Esta emanación a la conciencia individual, en el alma universal, en los cuatro reinos naturales, lo hace, cada ser, dotado de los mismos atributos de la Divinidad, con todo tu poder creador, ambos potencialmente infinitos, pero que, ignorando que los posee, eternamente los irá descubriendo sin alcanzar jamás en descubrirlos en su totalidad, ya que constituye la parte relativa de la realidad. La parte, conformando la unidad con la Divinidad, empero no es toda la Divinidad, pero es, también, la Divinidad. He aquí la gran Paradoja Divina. Cada ser individual es la Divinidad, pero lo ignora. Tiene toda la sabiduría de la Divinidad, pero debe ir descubriéndola por grado a través de la eternidad, que es el eterno presente. En la medida que experimenta necesidades y deseos, va expresando el poder potencialmente infinito que posee, y lo hace de una manera natural. Existe una perfecta correspondencia entre las necesidades y los deseos, con el conocimiento y el poder potencialmente infinitos que va expresando, en una eterna polarización del ser individual hacia el Ser Universal. De Dios en su fase de relatividad con Dios en su aspecto de lo Absoluto. Un juego de Dios consigo mismo. El Ser Universal lo sabe todo; el ser individual, en los cuatro reinos naturales, lo debe descubrir todo, pero jamás llegará a descubrirlo todo.

Esta es la primera manifestación del Principio de Correspondencia: La de la Divinidad con cada uno de los seres en los cuatro reinos naturales: Humano, animal, vegetal y mineral. Todos forman una unidad con el Uno y en el Uno; y el Uno es el Todo: La totalidad de cuanto existe en todas sus vertientes y variantes.

Conociéndose cada ser a sí mismo, en ese mismo grado de conciencia conocerá a la Divinidad. Saboreando la gota de agua del océano, que no es todo el océano, sabrá, sin embargo, a que sabe. Y, al igual que la gota de agua forma una unidad perfecta con el océano, de la misma manera, el ser individual forma parte del Ser Universal. Los atributos del uno son los del otro. Esta es la segunda manifestación del Principio de la Correspondencia: A nivel de los atributos divinos.

2. Nivel del Espíritu y de sus atributos divinos.

Como fue ya dicho, el Espíritu eterno e inmutable, es de la misma naturaleza divina, o espiritual, que la del Ser Universal. Es el mismo Ser Universal emanado a la conciencia individual, sin separarse de sí mismo y sin dejar de ser Él mismo. Pero, al entrar en la conciencia individual observa únicamente lo que desde esta dimensión le es posible percibir. Tiene que ir descubriendo en sí mismo todo tu infinito potencial en el eterno presente, sin límites algunos, por cuanto tiene por delante la eternidad.

En ocasiones, más frecuentes de lo que se pueda pensar, el Espíritu eterno e inmortal, que se encuentra encarnado en el Alma Universal, con conciencia individualizada, tiene frecuentes proyecciones a la esfera de la Divinidad, donde él percibe que es el mismo Ser Universal, pero, al hacerlo extra Alma Universal, donde él tiene su conciencia individualizada, él no percibe el resultado de esas incursiones –a nivel de conciencia en el alma universal- al igual que no lo hace el Espíritu al desdoblarse de la materia, e incursionar en la dimensión espiritual. Al igual que el Espíritu, al reincorporarse a la materia, recuerda una fracción de lo realizado en la dimensión espiritual, en forma de sueños, intuiciones, inspiraciones, fantasías, visiones o imaginaciones, de la misma manera el Espíritu, al reingresar a la conciencia individual, en el alma universal, o la conciencia objetiva, si el Espíritu se encuentra encarnado, recuerda el efecto de su conexión divina, como un sentimiento inherente a algunos de los valores universales, que es el lenguaje con el que el Ser Universal se expresa en la conciencia de cada ser. El Espíritu individual, a su vez, se comunica con el Ser Universal por el lenguaje de los sentimientos inherentes a los valores universales, de conciencia a Conciencia. La conciencia del ser individual, en los cuatro reinos naturales, es una réplica exacta de la del Ser Universal.

Estas incursiones tanto en la dimensión espiritual por el ser individual, como la del Espíritu en la esfera de la Divinidad, constituye un tercer nivel de manifestación del Principio de la Correspondencia. Mediante este aspecto del Principio de la Correspondencia, el Espíritu percibe en la esfera de la Divinidad y transfiere en la conciencia individualizada del Ser, en el Alma Universal; y de este nivel de percepción espiritual, transfiere a la conciencia objetiva. El lenguaje divino es el sentimiento; el espiritual, expresado en el alma, es la emoción, y en el físico, a nivel corporal, es la sensación. En un momento dado, se fusionan en un solo sentir tanto los sentimientos, como las emociones y las sensaciones. Esto es el éxtasis, la experiencia suprema, la conciencia cósmica, guía perfecta de los seres en los cuatro reinos naturales. Cada ser experimenta la plenitud del ser. El ser está abstraído de la conciencia objetiva, interiorizándose en el ente interior, y a partir del mismo, establece la conexión con la Divinidad. Esta conexión permite el fluir de la energía, de los sentimientos, de la luz, de la sabiduría de los valores universales, de la plenitud del ser. Es la plenitud que en ese grado de conciencia es capaz, cada ser, de expresar, en un momento dado.

En la medida que el ser individual centra la atención en el Ser Universal y sus atributos divinos, en ese mismo grado se expande su conciencia de la Divinidad y de los atributos divinos, o valores universales, y del Poder potencialmente infinito que le es inherentes, en ese nivel de conciencia.

3. Nivel del Alma Universal.

La conciencia que el ser individual va alcanzando de su Esencia Divina, y de los atributos que les son inherentes, los va reflejando en su ser individualizado, en la dimensión espiritual, que es la esfera del alma universal. Ese grado de conciencia espiritual alcanzado, es el que cada ser expresará en su conciencia objetiva, en un momento dado, en su fase de ser encarnado. Su tarea es la de ir ampliando ese grado de conciencia, tanto por sus estudios y experiencias en la dimensión física, como por los que realiza en la dimensión espiritual, aún en su fase de encarnado, sin percibirlo. En cualquiera de esos niveles de conciencia, como encarnado, o como ser formando parte de la dimensión espiritual, el ser experimentará nuevas necesidades y deseos que le impelerán a ir ascendiendo a nuevos grados de percepción de la realidad. Siendo cada ser emanado a la conciencia individual perfecto, lo que evoluciona es el estado de conciencia en otro más elevado, hasta percibir que dentro de sí posee la totalidad de conocimiento, es decir: La sabiduría de los valores universales, que se va expresando en la medida que experimenta la conciencia de su ignorancia y el anhelo de satisfacerla.

La correspondencia se manifiesta, en este nivel, tanto en el aspecto conocimiento como en el del poder creador potencialmente infinito. Ambos, conocimiento y poder, en su manifestación en la conciencia, son potencialmente infinitos. Es decir, mientras más intensas sean las necesidades, los deseos y los niveles de aspiraciones, así como la conciencia de la propia ignorancia, en esos mismos niveles se expresan las satisfacciones respectivas.

4. Nivel del Alma individual.

El alma de cada ser, en los cuatro reinos naturales, además de elemento de enlace entre el Espíritu y el cuerpo, constituye el archivo espiritual del ser. En dicho archivo se registra todo el bagaje de experiencias que el Espíritu va obteniendo a lo largo de su ciclo de vida físico en la dimensión física.

Ese registro contempla la parte contable existencial, a nivel del alma. A nivel del Espíritu, esa experiencia se manifiesta como aptitudes, o capacidades de comprender, de hacer, o de dejar de realizar. El Espíritu arrastra consigo los rastros físicos de vidas anteriores, las fobias, los traumas y las idiosincrasias. Es lo que la ciencia moderna ha denominado con el término Philias, pero en una acepción diferente a la de amistad.

Toda la información contenida en los archivos espirituales de los seres, archivada en las respectivas almas, constituyen la biblioteca universal, en cuya fuente, por desdoblamiento o proyección espiritual, cada ser, en un momento dado, y en la medida en que precisa la información, se proyecta al lugar en que se encuentra la persona y por lectura de contenidos mentales, copia la información y la transfiere a la propia conciencia objetiva, como intuiciones. También, el ser que tiene la información, podría comunicársela al que la precisa, como inspiración, o comunicaciones de pensamientos en su pensamiento.

También, el Ser Universal, constantemente, por medio de los sentimientos análogos a los valores universales o atributos divinos, los va transmitiendo en la conciencia de cada ser, con lo cual cumple su rol de perfecto pedagogo universal.

5. Nivel de la materia en los cuatro reinos naturales: Humano, animal, vegetal y mineral.

Cada ser, en los cuatros reinos naturales, va percibiendo el conocimiento que precisa, bien sea por lectura en el propio archivo, como por la de contenidos mentales en cualquier archivo que contenga la información integral, relativa a todos los ciclos de vida, tanto en encarnados como en entes desencarnados, en este planeta o en planetas de cualquier sistema, que contenga la información. La otra vertiente, es la transmisión de la información por vía de inspiración espiritual, es decir, por cualquier ente afín, como por inspiración del Ser Universal, expresada en conciencia  individual. Dios, simultáneamente se expresa en la conciencia de todos los seres en los cuatro reinos naturales. Unos le perciben, otros no le prestan atención, empero, su labor pedagógica es constante y activa.                 

6. Nivel de la Ley Cósmica y de los Valores Universales.

La Ley Cósmica se encuentra impresa en la conciencia del Ser Universal y es eterna e inmutable. Contiene la normas que habrán de regir a cada ser en los cuatro reinos naturales en el tiempo presente de la eternidad.

La correspondencia de la Ley Cósmica, también se expresa en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales, ya que ésta es una réplica exacta de la del Ser Universal.

Estas normas eternas están representadas por los valores universales, que contienen los parámetros por los cuales habrá de regirse cada ser. Cada valor contiene su antivalor, al igual que el calor tiene su opuesto en el frío, y a la vez sus efectos coercitivos y coactivos, los cuales actúan en forma instantánea dentro de la conciencia del ser. Estos valores actúan a nivel de pensamientos, sentimientos, deseos y aspiraciones, palabras o actos, u omisiones de actos debidos o indebidos. Los pensamientos, los sentimientos y los deseos y aspiraciones, tan pronto como se experimenten, y se sostengan en la propia mente, en forma proporcional activan a la ley de atracción y a la de repulsión. Pensamientos y sentimientos en polaridad positivas atraen elementos semejantes coadyuvantes positivos y repelen a los contrarios, y viceversa.
En cambio, las palabras y los actos, u omisiones de los actos debidos, o indebidos, activan a la ley de compensación, o karma, conjuntamente con la ley de afinidad, justicia e igualdad. De acuerdo al veredicto de la ley de justicia, en igualdad ante la ley y dentro de ella, por la ley de compensación cada ser compensa o exige la que le corresponda.
La ley de afinidad, por la suma existencial alcanzada, le ubica o reubica, en el orden que le corresponde, en el cual puede recibir la compensación que se le adeuda, o pagar la que debe.
Es decir, existe una exacta correspondencia entre el saldo existencial y el orden en que la ley de afinidad le ubicará, o reubicará, constantemente, a cada ser, de acuerdo a la compensación de la que es acreedor, o de la que es deudor.
La misma aplicación del principio de correspondencia existe en cuanto a la índole de pensamientos, sentimientos, deseos o aspiraciones, que cada ser experimenta, en cuyo exacto grado activa a la ley de atracción, o repulsión, por medio de la cual, la persona crea, en su propia vida, las mismas condiciones que piensa, imagina, siente, desea o aspira, tanto para sí como para otros.
Evidentemente, la transmutación de los propios pensamientos, sentimientos, deseos y aspiraciones, a un nivel más elevado de vibración positiva, de depuración espiritual, creará nuevas manifestaciones en exacta correspondencia con ese nuevo grado de elevación mental.
Al enmarcar las propias palabras y acciones dentro de los parámetros de los valores universales, la manifestación de la suma existencial se corresponderá, exactamente, a la misma, y el saldo existencial ubicará, a cada ser, en su exacta correspondencia al nivel de la práctica virtuosa de su conducta.
Esa correspondencia, al enmarcar los pensamientos, los sentimientos, los deseos, las aspiraciones, las palabras y los actos u omisiones de los actos debidos o indebidos, se manifiesta, simultáneamente, en todos los niveles, tanto la manifestación de la ley de atracción y la de repulsión, como por la ley de compensación, la de justicia, la de igualdad y la de afinidad, que es la encargada de ordenar y reordenar todo, de acuerdo al saldo existencial y las inherentes compensaciones por otorgar, o recibir.

7. Nivel de la conciencia y la práctica de las virtudes.

La vida virtuosa, en cada ser de los cuatro reinos naturales, se corresponde, exactamente, con el grado de conciencia de los valores universales.

Si la persona, además de percibir, en su conciencia, la conducta a seguir, o los pensamientos y sentimientos adecuados, los sentimientos justos y perfectos, y las aspiraciones inherentes, tiene la voluntad de ejecutar los actos debidos y omitir los indebidos, y enmarca su conducta dentro de los parámetros de los valores universales, las compensaciones que recibirá, como siembra y recogida, se corresponderá a ese grado de ceñimiento a los valores universales.

No existe ninguna posibilidad de burlar a la ley cósmica; la balanza de la justicia divina, que lo pesa todo, bajo los parámetros de la ley de igualdad, arroja el veredicto, cuyo saldo positivo o negativo, deberá ser compensando inexorablemente de acuerdo al mecanismo que a tales efectos, la misma ley cósmica establece, por la ley de afinidad, la de compensación, la del amor y la del equilibrio.

8. Adentro y afuera: Espíritu, alma y cuerpo.

El nivel de conciencia alcanzado por el Espíritu de cada ser conlleva al cultivo de determinados pensamientos, sentimientos, deseos y aspiraciones, que se reflejan en la actitud, manera de ser, rasgos físicos, personalidad, humor, modales, buena voluntad, y otras actitudes virtuosas o no, que activan a la ley de atracción y a la de repulsión. La activación de la ley de atracción, canaliza la voluntad de sus cultores a realizar conductas, u omitir otras, a emitir determinadas palabras, todas ellas generadoras de karma positivo o negativo, que arrojará determinado saldo o suma existencial, que, automáticamente reubicará a cada ser en el orden cósmico que le corresponda. En todo el universo, y a cada ser, le rige un sistema y orden perfectos, bajo la égida de la ley cósmica, que va ordenando, armoniosamente, a cada quien, de acuerdo a su suma existencial. El principio de correspondencia rige todas las manifestaciones existenciales de acuerdo al grado de cumplimientos de las normas cósmicas contenidas en los valores universales.

9. El plan universal de Dios para la Creación.

Evidentemente, un Universo tan perfectamente estructurado, con un sistema y orden tan equilibrado, y armonioso, implica una voluntad directriz universal que, en un momento del eterno presente, sin comienzo ni fin, como Divino Arquitecto, lo plasmó en un plan universal. Ese plan, evidentemente, se encuentra trazado en la Ley Cósmica, y dentro de ésta, en los valores universales, soporte de los principios cósmicos, y a la vez, éstos, de las leyes universales.  La LEY CÓSMICA sintetiza la totalidad de los valores universales.

Ese plan se encuentra impreso como ley cósmica en la conciencia de cada ser, el cual se va expresando, gradualmente, por medio del lenguaje de los sentimientos, que aportarán la guía exacta, intuitiva o inspirativamente, conjuntamente con la fuerza de empuje y la de bloqueo, que impele a la acción, o inhibe hasta que llegue el momento oportuno para actuar, haciendo la cosa correcta, en el lugar adecuado, en el tiempo perfecto de Dios.

En cada nueva adquisición de estado de conciencia, se activa el conocimiento del qué, del cómo, del quién, del cuándo, del dónde, del cuánto y del por qué. De igual manera, se activa la fuerza creadora inherente, capaz de impeler a la acción suficiente, para realizar la tarea de turno y recibir el respectivo salario cósmico.

10.    El plan de Dios para cada ser.

El Ser Universal, habiendo emanado a la conciencia individual tantas veces como seres precisaba en los cuatro reinos naturales, de acuerdo al plan trazado para la formación de cada nuevo mundo, desde el mismo instante en que cada ser ha emanado a la conciencia individual, siendo el mismo Ser Universal, sin dejar de ser Él mismo y sin separarse de Él mismo, Él estaba compenetrado de cuál era el rol que asignaba a esa nueva individualización. Siendo la conciencia del Uno la misma que la del otro, ese plan de vida, para cada ser, yace impreso en la propia conciencia y se va expresando como necesidad, deseos, aspiraciones, anhelos, sentimientos de los múltiples deberes y derechos, que son inherentes a cada ser, en los cuatro reinos naturales. Por medio de esas necesidades, deseos, aspiraciones, anhelos y sentimientos, Dios va guiando a cada ser al cumplimiento de su cuota de cooperación en la Gran Obra Universal. Cada ser es un instrumento a la orden del Ser Universal, que le insufla, en la conciencia, el sentimiento inherente a la parte del plan que, en un momento dado, debe ejecutar, en el espacio y en el tiempo, oportunos.
La conexión con la Divinidad, y el constante recuerdo del Ser Universal y la meditación en los atributos divinos, o valores universales, permite aflorar el conocimiento preciso, y oportuno, en cada fase existencial, y la fortaleza inherente para realizar la parte de la tarea que a cada quien le está reservada por su propia voluntad, o por inspiración de la ley en la propia conciencia. Esto, debido a que, si hay alguien capaz de ensuflar entusiasmo en la conciencia de cada ser, es precisamente el Ser Universal, quien en su rol de Gran Pedagogo Universal, sabe como arengar, a cada quien, en su respectiva conciencia, para conducirlo a las metas inherentes a cada fase del trabajo, en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal.

Aquí vemos como el Ser Universal ayuda al ser individual, es decir: Se ayuda a sí mismo en la perenne expansión del universo y de la vida universal.

11.    El plan personal.

Cada ser, antes de nacer, en cada ciclo de vida, de acuerdo a las inquietudes de los tiempos, a la etapa de progreso en que se encuentra cada mundo, y a los planes cósmicos para determinado lapso, así como por el saldo existencial de cada quien, al karma que le es inherente, tanto para recibir compensaciones como para otorgarlas, elabora un plan conjunto con todos seres con quienes debe compartir cooperación, tanto en el ámbito familiar, como en el de la colectividad en que le tocará vivir, o actuar, prepara un plan de vida, para ese ciclo existencial en particular, el cual, una vez aprobado, incluyendo sus aportes de asunción de cooperación, de crecimiento espiritual, y de autoliberación de deudas kármicas, reencarna a un nuevo ciclo de vida, para alcanzar determinado grado de progreso.

Gran número de circunstancias que le tocarán vivir se corresponderán, exactamente, a ese plan de vida previamente elaborado y aprobado por los regidores cósmicos de turno. Allí está planificado quien habrá de ser el o la cónyuge, los hijos, los padres, los nietos, etcétera, así como las personas que habrá de encontrar para dar o recibir compensaciones, así como para brindar su servicio y realizar determinados estudios.

Evidentemente, dado que cada ser tiene libre albedrío, y en algunos casos sobrecarga su plan de vida con el anhelo de avanzar más rápidamente, muchas veces cumple su plan de vida, mientras que otras, podría en determinado grado dejar de hacerlo. Por supuesto, todo lo que deja de ejecutar en un plan de vida, deberá engrosar el del siguiente ciclo existencial.

Lo que deja de hacer en un ciclo de vida, deberá terminarlo en otro siguiente. Esa es la razón por la cual muchos seres tienen ciclos existenciales cortos, en los cuales concluyen tareas que quedaron pendientes, y tan pronto las terminan parten para la dimensión espiritual para preparar el nuevo ciclo de vida, o para reencarnar rápidamente, ya que el plan de vida, seguramente, ya estaba organizado con antelación.

En líneas generales, el plan de vida contempla los elementos esenciales que debería cada ser alcanzar en ese nuevo ciclo de vida. Empero, luego, en la práctica, las variantes, variables o vertientes, a las cuales habrá de enfrentarse, son innumerables, y a cada una deberá afrontarlas, y resolverlas, enmarcándolas de acuerdo a una estricta correspondencia con su plan de vida, lo cual le permitirá, aún sin saberlo, aceptar unas cosas, y rechazar otras. También, esa es la razón por la cual, cada persona observa en su vida, como se les cierran algunas puertas que quería cruzar, y otras se les abren sin esfuerzo alguno. A veces las puertas que se cierran, de momento les causan desasosiego, pero, luego, al abrirse las que debían abrirse, percibe que una fuerza providencial cooperó a conducirle al lugar adecuado, para hacer la cosa correcta, en el momento oportuno. Allí entra en juego el propio plan de vida, que el mismo Espíritu percibe por su propia capacidad de abstracción y percepción intuitiva, o por inspiración de entes afines, que están deseosos de brindar su cooperación para que se pueda tener el éxito programado antes de emprender la nueva existencia, en el actúal plan de vida.

Evidentemente, ningún ser se encuentra solo en su recorrido existencial. Los hijos que habrán de nacer de la unión de quienes han programado dar esas vidas, bien sea por afinidad, o por deber, al estar obligados de dar las vidas que se debían de existencias anteriores, esos seres contribuyen a que, el joven y la joven que deben formar familia se encuentren y les inspiran el anhelo de unión, como un recordatorio, de su plan de vida. Igualmente, esas acciones de ayuda providencial, también son un aporte de los miembros espirituales que en un momento dado habrán de integrarse a nuestra familia o grupo de trabajo, para realizar, o desarrollar, planes comunes.

Es preciso recordar que se forma parte de un equipo de trabajo mediante el cual, en un momento dado unos cooperan desde el plano físico, y otros desde el espiritual. Posteriormente, en el tiempo oportuno, cada quien se irá turnando en esas funciones.

Los miembros que integran el grupo familiar, o el del trabajo, al exteriorizar sus sentimientos de afinidad, o de adversidad, lo hacen en correspondencia a los lazos afectivos que unen a los seres que los expresan, que datan de muchas vidas anteriores, y aquellos que exteriorizan sentimientos adversos, implica, evidentemente, lazos de enemistad que los de la sangre deben limar en el espacio y en el tiempo, cosa que, muchas veces, llevará un cierto número de existencias lograr. Tanto el amor como su sentimiento opuesto, mantienen unidos a los seres.

12.    Las leyes de afinidad, justicia, igualdad y compensación.

La ley de afinidad ordena a cada ser de acuerdo a la suma existencial que le es inherente, y al karma que debe compensar, o que le deben compensar. Hay acciones que acercan o alejan de los seres a quienes se encuentra uno vinculado. Es la ley de afinidad, que ordena, armónicamente, el universo.

Nadie podrá estar, en un momento dado en un orden diferente al que le corresponde por su saldo existencial, por sus deudas kármicas y compromisos inherentes. Solamente cuando se libere de sus compromisos kármicos adquiere, la persona en particular, la libertad para enrumbar a nuevos destinos, por su libre albedrío, programando nuevos ciclos de vida que le aporten progresos y más elevados estados de conciencias, mediante los cuales pueda, en forma consciente, asumir nuevos objetivos de cooperación en la Gran Obra.

La ley de justicia pesa, o sopesa, cada uno de nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, anhelos, o aspiraciones, palabras o actos u omisiones, cuya fiel de la balanza indicará la compensación por dar, o recibir, en perfecta equidad, por la ley de igualdad. Mientras no compensemos las deudas kármicas que nos competan, será inhibida nuestra propia libertad de acción, por la ley de afinidad, que nos mantendrá en el círculo adecuado a tal fin. Es preciso aportar la mayor suma de bien posible, a todas las personas que se cruzan en nuestras vidas, única manera de ir inclinando nuestra balanza de pagos hacia saldos positivos e incrementar, de esta manera, por el servicio, nuestra propia prosperidad integral: física y espiritual, y sobre todo, adquiriendo el conocimiento suficiente para alcanzar mayor grado de efectividad, constantemente, en todo lo que nos concierne.

13.    La belleza como justicia estética.

En la belleza se manifiesta en forma precisa el Principio de la Correspondencia. La belleza es la justicia estética, que indica, en forma exacta, que los elementos que integran una obra, han sido dispuestos en perfecto equilibrio y armonía.  

La belleza espiritual, y la física, indican un perfecto equilibrio en unos pensamientos, sentimientos, deseos, anhelos y aspiraciones que se encuentran en armonía con los valores universales, en polaridad positiva, expresándose como práctica de todas las virtudes. Indican una dieta natural excelente que mantiene limpio y saludable el cuerpo, y la mente, en perfecta armonía con la Divinidad, en una práctica espiritual asidua, con elevados sentimientos de los valores universales, se reflejan en la faz del ser como unas hermosas facciones, y un Espíritus lúcido.

Así como es abajo lo es arriba, como es adentro lo es afuera. Lo físico refleja lo espiritual, y lo externo, lo que bulle en lo interno. Los ojos son el espejo del alma, como archivo espiritual, y del Espíritu, como ente con aptitudes capaces de realizar obras de bien, o de lo contrario.

14.    La forma, el tamaño, la textura, el olor, el color, el gusto, las dimensiones, el tiempo y el espacio.
La armonía en todos estos elementos físicos, más la voluntad directriz, aunada a los sentimientos elevados del amor, de la bondad, de la humildad, de la justicia, de la amistad y del deber, sin duda son factores que se corresponden a lo elevado del pensamiento y sentimientos, y del equilibrio entre acción, estudio y dedicación asidua. Cuando falta algún elemento inherente a la perfección de la obra, o los elementos han sido combinados en forma inadecuada, antes de alcanzar la obra perfecta, será preciso, equilibrarlos y armonizarlos, lo cual requiere tiempo, paciencia y voluntad inflexible en la realización del trabajo inherente.

15.    Pensamientos, sentimientos, palabras y actos: ley de atracción y ley del karma. Acción y reacción; siembra y recogida.

Los pensamientos, los sentimientos, los deseos y los anhelos, activan a la ley de atracción. Las palabras, los actos y las omisiones, a la ley de compensación, conjuntamente con la ley de afinidad, justicia e igualdad.

Los resultados existenciales que se obtengan se encuentran regidos, en forma exacta, por el principio de correspondencia.

16.    Salud, prosperidad, armonía, orden y equilibrio.

El principio de correspondencia rige la salud, la prosperidad, la armonía, el orden y el equilibrio.

Si una persona determinada refleja salud, es porque vive en armonía con la naturaleza. Ingiere alimentos saludables, mantiene pensamientos positivos, sentimientos armoniosos, en correspondencia con los valores universales, y practica una elevada espiritualidad, manteniendo una conexión con la Divinidad, que depura su ser, a nivel físico y espiritual que mantiene un perfecto equilibrio de la salud. Toma suficiente agua al d{ia, ingiere fruta, granos, frutos secos; realiza ejercicios respiratorios, camina una hora diaria, y practica la relajación profunda. Ha excluido de su dieta alimentos nocivos como el pollo, los huevos, la gallina y el pavo; la carne de cerdo y sus derivados; ha dejado de lado el azúcar, los pimientos, la manzanilla, el arroz, el ajo, el apio de España, y ha incrementado el consumo de las lentejas, y una vez por semana, el de la judías y los garbanzos. En forma gradual, ha ido eliminado el consumo de todo tipo de carnes, ya que el sufrimiento impartido al reino animal, con fines de consumo humano, se revierte, inexorablemente, en contra de quienes lo provocan.

Causa y efecto: el principio de correspondencia rige en forma precisa en la manifestación perfecta de la salud. Si existe un efecto que es preciso suprimir en la salud, hay que encontrar la causa que lo provoca. De nada sirve ingerir medicamentos que supriman los síntomas, sin eliminar la causa. He allí una aplicación digna de ser tomada en cuenta, a nivel físico, mental y espiritual, ya que la salud se manifiesta, simultáneamente, en esos tres niveles.

La prosperidad no es sino otra forma de salud: la financiera y la del bienestar integral, viviendo una vida digna. Todo lo que el ser humano es capaz de pensar y establecerlo como un objetivo, por escrito, a corto, mediano y largo plazo, es capaz de realizarlo, si se advoca, con confianza, a su realización.

Hay que cultivar pensamiento de confianza, con expectativas positivas, entusiasmo, auto-estima elevada, visión correcta de las cosas, aprendiendo el know how adecuado para realizar los objetivos existenciales, a nivel personal, de trabajo y familiar.

Es preciso prepararse y asumir elevados objetivos que impelan a alcanzar importantes resultados, capaces de satisfacer las propias exigencias, y las de los miembros de nuestra propia familia, haciendo que compartan una vida digna y gratificante.

Es preciso incrementar la propia capacidad de dar, y la de servicio. Quien da, recibe. Haga por los demás lo mismo que quisiera que hiciesen por usted.
Ayude a la sociedad de la cual usted forma parte a resolver las cosas que usted crea que alguien debe hacerlo: Ese alguien es usted. Allí está su oportunidad esperándole. Existe una perfecta correspondencia entre lo que uno hace y lo que recibe.

17.    Amor, sabiduría, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y belleza.

El camino del amor engloba todas las virtudes, todos los principios cósmicos, todos los valores universales. Es la fuerza suprema del universo; nada puede anteponérsele como obstáculo: Los supera todos. El amor se expresa como bondad y es la esencia del bien inherente. Lo hace, también, como justicia, expresando equidad en todo, dando a cada quien lo que le corresponde y no aceptando menos para sí. Esto, por sí solo, eleva la propia auto-estima, y el auto-concepto, factores esenciales en la conciencia de la propia dignidad personal y sentido de la propia importancia.

El amor se expresa como sabiduría de los valores universales, como prudencia para mantener el equilibrio existencial, como fortaleza de ánimo para superar con tenacidad, y confianza, todos los obstáculos, uno a uno, y alcanzar todas las metas, una a una, por su estricto orden prioritario. El amor permite mantener el equilibrio de todas las fuerzas vitales, y la templanza, el autodominio, la serenidad, la paz interior, la cordialidad y la alegría, son fruto de su cultivo. El amor dinamiza el Espíritu, por cuanto conecta con la Divinidad, y el poder que se expresa, es el de la Divinidad misma, que utiliza, a cada quien, como instrumento de su voluntad.

El amor es belleza: Se expresa como sonrisa, en todo momento y circunstancias, indicando que se está al mando de toda situación, de que se controla el propio estado de ánimo y sentimientos. El amor lo vence todo, y lo soporta todo, y deja que Dios se ocupe, por cuanto, en el tiempo perfecto de Dios, todo se logra, todo se compensa, y todo alcanza su correcto cauce hasta restablecer la armonía divina y el orden perfecto.

El amor, en su expresión más elevada, o sublime, es amistad. –“Decía Aristóteles: Cuando los seres son amigos, no hace falta justicia”.

En la dimensión espiritual, donde cada ser se encuentra libre de las pasiones de la materia, el amor se expresa como amistad.

El amor quiere ser libre, y quien ama deja en libertad a cada ser. Todo se comparte valor por valor, sin ejercer influjos indebidos, y el respeto, la sinceridad, y la regla de oro, son elementos que contribuyen a que aflore en su máximo grado factible de manifestación, manteniéndose inalterable en el espacio y en el tiempo, ya que el amor es un sentimiento eterno.

18.    Estudio, trabajo, acción y descanso.

El tiempo libre debe ser dedicado al estudio de la vida, de sus leyes, del universo y de los valores universales, para incrementar la propia visión de las cosas. Ninguna persona podrá ir jamás más allá de donde alcancen sus conocimientos y visión de las cosas.

De manera que, es preciso incrementar la propia visión, como rasgo esencial de todo liderazgo, sobre todo, para ser líder de sí mismo.

El trabajo, todo lo alcanza, como decía el sabio griego: Pitaco.  Los grandes seres son personas de pensamiento y acción, Primeramente piensan lo que habrán de ejecutar después con voluntad invencible y sosegada, ya que hacer las cosas, casi siempre es más fácil de lo que se piensa. Pero, hay que prepararse, y eso requiere tiempo, y el tiempo pasará igual tanto si se aprovecha como si se desperdicia. Al final cosecharemos lo mismo que hemos sembrado. Es el principio de la correspondencia entre la siembra y la recogida, entre la causa y el efecto, entre el dar y el recibir.

Es preciso descansar en grado suficiente; pero, sobre todo, aprender a descansar. En edad madura, cinco horas de sueño profundo, relajado, con una programación mental adecuada, permiten que a las cinco de la mañana se pueda saltar de la cama, y aprovechar un par de hora para el estudio y la meditación. Jamás se debe ir a la cama después de las doce de la noche. Es preciso ir a dormir el mismo día en que cada quien se levanta.

Pensamiento y acción. Se descansa pasando de una actividad a otra. La mente debe estar en condiciones para rendir adecuadamente en un trabajo exigente. Es preciso practicar un hobby que le aparten, breves lapsos, cada día, de las actividades profesionales. Una caminata de una hora, o cuarenta y cinco minutos, por lo menos, mantiene un perfecto estado de salud, y es una forma de descanso.

Equilibrio entre trabajo, estudios, recreación y descanso incrementará las propias capacidades productoras, y de autorrealización.

Es preciso recordar una variante de la Ley de Pareto: -“El 20% de lo que se hace produce el 80% de los resultados; mientras que el 80% de las actividades, solo aporta el 20%”.

Eliminando todas aquellas tareas improductivas, en la propia actividad profesional, se dispondrá de tiempo para dedicarlo a las tareas que realmente importan y se dispondrá de tiempo suficiente para dedicarlo a sí a la familia, y por qué no: A la sociedad de la que formamos parte, para contribuir a su mejoramiento.

La gente más ocupadas del planeta, tienen tiempo de realizar todos sus objetivos, en todos los ámbitos existenciales, previa planificación en base a objetivos y resultados, en estricto orden prioritario, enunciados por escrito, para darle carácter de permanencia, en el espacio y en el tiempo: corto, mediano y largo plazo. A pesar el inmenso trabajo que realizan, las personas más ocupadas del planeta viven una vida sosegada, serena con un sentido de la autorrealización altamente desarrollado.

19.    Conocimiento y Poder.

Conocimiento es poder, ya que aporta la visión correcta, para hacer, en cada caso, la cosa adecuada, en el tiempo perfecto de Dios. La gente exitosa, jamás se pone en movimiento sin antes hacerse cargo probable de los resultados que habrán de obtener por medio de su acción. Se toman su tiempo para pensar y meditar.

En cuanto perciben el qué, el cómo, el quién, el cuándo, el dónde, el cuánto y el por qué, se ponen en marcha con actitud de triunfo, y persistirán en la acción en el tiempo preciso, previamente identificado, y cuando las tareas se ponen menos fáciles, con todas las apariencias en contra, persisten férreamente en su acción, momento en el cual se activan los poderes creadores de la mente, y comienzan a surgir las coincidencias que facilitan el logro de los objetivos asumidos.

La conciencia de lo que hay que hacer activa el poder creador potencialmente infinito de que disponde el ser humano, y le permite alcanzar cualquier meta realista, exigente, que signifique un reto y en la cual cada quien tenga motivación para su logro. Nada hay imposible para una mente decidida a triunfar.

Es preciso estudiar las obras de los grandes personajes de la humanidad, y la vida de los hombres y mujeres eminentes, ya que sus experiencias servirán para modelar el propio carácter emulando a todos aquellos  que se han descollado por encima de la generalidad.

Elevándose, cada quien, sobre hombros de gigantes, como decía Newton, podrá cada quien ver horizontes más lejanos hacia los cuales enrumbar la proa del propio barco.

Como puede verse, el principio de correspondencia es aplicable a gran número de circunstancias existenciales.

Recordemos, para concluir, que tienen estrecha relación con la sintonía mental, o espiritual. En cualquier grupo donde miremos, la conformación física del mismo, nos indicará el componente espiritual que se encuentra detrás, inspirándole. Como es abajo es arriba. En un grupo poco preparado, con limitadas aspiraciones y conocimientos, no van los Espíritus elevados a inspirarles, o a impartirles conocimientos que se encuentran por encima de sus posibilidades. Cada quien debe sembrar buenas semillas, pero debe buscar grupos donde los elevados Espíritus, o Espíritus con elevadas aspiraciones, sea el componente tanto en la dimensión física como en la espiritual.

Nuestros pensamientos y sentimientos nos sintonizan con seres que vibran al unísono en ambas dimensiones. Pensamientos elevados atraen seres elevados y nos transformamos en canales de fuerzas positivas, creativas y estimulantes. Aquí se aplica el principio de correspondencia de manera adecuada. Es preciso aprender a transmutar los propios pensamientos y sentimientos a un nivel más elevado y en polaridad, siempre positiva. La mente es capaz de albergar pensamiento de una sola índole a la vez, y los positivos evacúan a los opuestos, y por la ley de atracción, se entra en conexión con las mentes más positivas del universo, y con la Divinidad, que es la fuente por excelencia. Por correspondencia, cada quien se transforma en un canal positivo del entorno universal que trabaja constructivamente, y saca el mejor resultado factible en el arte de vivir.

Adelante.









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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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lunes, 4 de marzo de 2013

LA PARADOJA DIVINA Y EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.



LA PARADOJA DIVINA
Y EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.
Por ©Giuseppe Isgró C.

  
El aforismo hermético que en el Kybalión enuncia el Principio de la Correspondencia, expresa: -“Como es arriba, así es abajo; como es abajo, así es arriba”-.

Ciertamente, podríamos complementarlo aplicándolo a gran número de vertientes que nos harían más comprensible los aspectos ocultos de la realidad. Todas las cosas están constituidas por una dualidad de elementos que les conforman: Una visible, o material; otra invisible, e inmaterial. Espíritu y materia. Al percibir un lado de la realidad, es posible deducir el otro, ya que se corresponden. El uno es el molde que manifiesta el otro. Existe un perfecto paralelismo y coincidencia entre ambos. El primero es causa determinante del segundo. El segundo refleja exactamente al primero. Ninguno de los dos es más que el otro; representan ambos el aspecto dual de la realidad. Conociendo a uno se conoce al otro.

Estos planos de correspondencia se expresan en los siguientes niveles:
1. Nivel de la Divinidad y de sus atributos divinos.

En el universo distinguimos dos aspectos claramente definidos: Lo absoluto y lo relativo. Paradójicamente, constituyen dos aspectos de una sola realidad: La Divinidad y sus atributos divinos. Causa de todo lo existente; eternidad sin principio ni fin; atributos divinos en número cuantioso, no infinitos, pero sí desarrollados en grado infinito en todas sus vertientes y variantes. Ley cósmica, eterna e inmutable, cuyas normas están impresas en los valores universales, equivalentes a los atributos divinos, que fungen de parámetros dentro de los cuales hay que enmarcar los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos. Lo anterior equivale a los pensamientos y a las acciones. La visión y el saber: el qué, el cómo, el cuándo, el dónde, el quién, el cuánto y el por qué.

El Ser Universal representa lo absoluto, por cuanto contiene dentro de sí la totalidad de lo existente y la totalidad por existir, sin límites de ninguna naturaleza. Es sabiduría y poder creador ilimitados.

En la esfera de la Divinidad, se expresa lo absoluto de la Divinidad. Empero, la Divinidad es un lado de la realidad: Lo absoluto; es el anhelo de ser, eternamente ser. Pero, en la dimensión espiritual, toda manifestación es relativa, y se expresa por grados, del cero al infinito, sin límites algunos en la eternidad.

A tales efectos, la Divinidad misma, que es lo único existente, sin separarse de sí misma, y sin dejar de ser ella misma, emana a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, en el Alma universal, que es el plano de manifestación individual.

Esta emanación a la conciencia individual, en el alma universal, en los cuatro reinos naturales, lo hace, cada ser, dotado de los mismos atributos de la Divinidad, con todo tu poder creador, ambos potencialmente infinitos, pero que, ignorando que los posee, eternamente los irá descubriendo sin alcanzar jamás en descubrirlos en su totalidad, ya que constituye la parte relativa de la realidad. La parte, conformando la unidad con la Divinidad, empero no es toda la Divinidad, pero es, también, la Divinidad. He aquí la gran Paradoja Divina. Cada ser individual es la Divinidad, pero lo ignora. Tiene toda la sabiduría de la Divinidad, pero debe ir descubriéndola por grado a través de la eternidad, que es el eterno presente. En la medida que experimenta necesidades y deseos, va expresando el poder potencialmente infinito que posee, y lo hace de una manera natural. Existe una perfecta correspondencia entre las necesidades y los deseos, con el conocimiento y el poder potencialmente infinitos que va expresando, en una eterna polarización del ser individual hacia el Ser Universal. De Dios en su fase de relatividad con Dios en su aspecto de lo Absoluto. Un juego de Dios consigo mismo. El Ser Universal lo sabe todo; el ser individual, en los cuatro reinos naturales, lo debe descubrir todo, pero jamás llegará a descubrirlo todo.

Esta es la primera manifestación del Principio de Correspondencia: La de la Divinidad con cada uno de los seres en los cuatro reinos naturales: Humano, animal, vegetal y mineral. Todos forman una unidad con el Uno y en el Uno; y el Uno es el Todo: La totalidad de cuanto existe en todas sus vertientes y variantes.

Conociéndose cada ser a sí mismo, en ese mismo grado de conciencia conocerá a la Divinidad. Saboreando la gota de agua del océano, que no es todo el océano, sabrá, sin embargo, a que sabe. Y, al igual que la gota de agua forma una unidad perfecta con el océano, de la misma manera, el ser individual forma parte del Ser Universal. Los atributos del uno son los del otro. Esta es la segunda manifestación del Principio de la Correspondencia: A nivel de los atributos divinos.

2. Nivel del Espíritu y de sus atributos divinos.

Como fue ya dicho, el Espíritu eterno e inmutable, es de la misma naturaleza divina, o espiritual, que la del Ser Universal. Es el mismo Ser Universal emanado a la conciencia individual, sin separarse de sí mismo y sin dejar de ser Él mismo. Pero, al entrar en la conciencia individual observa únicamente lo que desde esta dimensión le es posible percibir. Tiene que ir descubriendo en sí mismo todo tu infinito potencial en el eterno presente, sin límites algunos, por cuanto tiene por delante la eternidad.

En ocasiones, más frecuentes de lo que se pueda pensar, el Espíritu eterno e inmortal, que se encuentra encarnado en el Alma Universal, con conciencia individualizada, tiene frecuentes proyecciones a la esfera de la Divinidad, donde él percibe que es el mismo Ser Universal, pero, al hacerlo extra Alma Universal, donde él tiene su conciencia individualizada, él no percibe el resultado de esas incursiones –a nivel de conciencia en el alma universal- al igual que no lo hace el Espíritu al desdoblarse de la materia, e incursionar en la dimensión espiritual. Al igual que el Espíritu, al reincorporarse a la materia, recuerda una fracción de lo realizado en la dimensión espiritual, en forma de sueños, intuiciones, inspiraciones, fantasías, visiones o imaginaciones, de la misma manera el Espíritu, al reingresar a la conciencia individual, en el alma universal, o la conciencia objetiva, si el Espíritu se encuentra encarnado, recuerda el efecto de su conexión divina, como un sentimiento inherente a algunos de los valores universales, que es el lenguaje con el que el Ser Universal se expresa en la conciencia de cada ser. El Espíritu individual, a su vez, se comunica con el Ser Universal por el lenguaje de los sentimientos inherentes a los valores universales, de conciencia a Conciencia. La conciencia del ser individual, en los cuatro reinos naturales, es una réplica exacta de la del Ser Universal.

Estas incursiones tanto en la dimensión espiritual por el ser individual, como la del Espíritu en la esfera de la Divinidad, constituye un tercer nivel de manifestación del Principio de la Correspondencia. Mediante este aspecto del Principio de la Correspondencia, el Espíritu percibe en la esfera de la Divinidad y transfiere en la conciencia individualizada del Ser, en el Alma Universal; y de este nivel de percepción espiritual, transfiere a la conciencia objetiva. El lenguaje divino es el sentimiento; el espiritual, expresado en el alma, es la emoción, y en el físico, a nivel corporal, es la sensación. En un momento dado, se fusionan en un solo sentir tanto los sentimientos, como las emociones y las sensaciones. Esto es el éxtasis, la experiencia suprema, la conciencia cósmica, guía perfecta de los seres en los cuatro reinos naturales. Cada ser experimenta la plenitud del ser. El ser está abstraído de la conciencia objetiva, interiorizándose en el ente interior, y a partir del mismo, establece la conexión con la Divinidad. Esta conexión permite el fluir de la energía, de los sentimientos, de la luz, de la sabiduría de los valores universales, de la plenitud del ser. Es la plenitud que en ese grado de conciencia es capaz, cada ser, de expresar, en un momento dado.

En la medida que el ser individual centra la atención en el Ser Universal y sus atributos divinos, en ese mismo grado se expande su conciencia de la Divinidad y de los atributos divinos, o valores universales, y del Poder potencialmente infinito que le es inherentes, en ese nivel de conciencia.

3. Nivel del Alma Universal.

La conciencia que el ser individual va alcanzando de su Esencia Divina, y de los atributos que les son inherentes, los va reflejando en su ser individualizado, en la dimensión espiritual, que es la esfera del alma universal. Ese grado de conciencia espiritual alcanzado, es el que cada ser expresará en su conciencia objetiva, en un momento dado, en su fase de ser encarnado. Su tarea es la de ir ampliando ese grado de conciencia, tanto por sus estudios y experiencias en la dimensión física, como por los que realiza en la dimensión espiritual, aún en su fase de encarnado, sin percibirlo. En cualquiera de esos niveles de conciencia, como encarnado, o como ser formando parte de la dimensión espiritual, el ser experimentará nuevas necesidades y deseos que le impelerán a ir ascendiendo a nuevos grados de percepción de la realidad. Siendo cada ser emanado a la conciencia individual perfecto, lo que evoluciona es el estado de conciencia en otro más elevado, hasta percibir que dentro de sí posee la totalidad de conocimiento, es decir: La sabiduría de los valores universales, que se va expresando en la medida que experimenta la conciencia de su ignorancia y el anhelo de satisfacerla.

La correspondencia se manifiesta, en este nivel, tanto en el aspecto conocimiento como en el del poder creador potencialmente infinito. Ambos, conocimiento y poder, en su manifestación en la conciencia, son potencialmente infinitos. Es decir, mientras más intensas sean las necesidades, los deseos y los niveles de aspiraciones, así como la conciencia de la propia ignorancia, en esos mismos niveles se expresan las satisfacciones respectivas.

4. Nivel del Alma individual.

El alma de cada ser, en los cuatro reinos naturales, además de elemento de enlace entre el Espíritu y el cuerpo, constituye el archivo espiritual del ser. En dicho archivo se registra todo el bagaje de experiencias que el Espíritu va obteniendo a lo largo de su ciclo de vida físico en la dimensión física.

Ese registro contempla la parte contable existencial, a nivel del alma. A nivel del Espíritu, esa experiencia se manifiesta como aptitudes, o capacidades de comprender, de hacer, o de dejar de realizar. El Espíritu arrastra consigo los rastros físicos de vidas anteriores, las fobias, los traumas y las idiosincrasias. Es lo que la ciencia moderna ha denominado con el término Philias, pero en una acepción diferente a la de amistad.

Toda la información contenida en los archivos espirituales de los seres, archivada en las respectivas almas, constituyen la biblioteca universal, en cuya fuente, por desdoblamiento o proyección espiritual, cada ser, en un momento dado, y en la medida en que precisa la información, se proyecta al lugar en que se encuentra la persona y por lectura de contenidos mentales, copia la información y la transfiere a la propia conciencia objetiva, como intuiciones. También, el ser que tiene la información, podría comunicársela al que la precisa, como inspiración, o comunicaciones de pensamientos en su pensamiento.

También, el Ser Universal, constantemente, por medio de los sentimientos análogos a los valores universales o atributos divinos, los va transmitiendo en la conciencia de cada ser, con lo cual cumple su rol de perfecto pedagogo universal.

5. Nivel de la materia en los cuatro reinos naturales: Humano, animal, vegetal y mineral.

Cada ser, en los cuatros reinos naturales, va percibiendo el conocimiento que precisa, bien sea por lectura en el propio archivo, como por la de contenidos mentales en cualquier archivo que contenga la información integral, relativa a todos los ciclos de vida, tanto en encarnados como en entes desencarnados, en este planeta o en planetas de cualquier sistema, que contenga la información. La otra vertiente, es la transmisión de la información por vía de inspiración espiritual, es decir, por cualquier ente afín, como por inspiración del Ser Universal, expresada en conciencia  individual. Dios, simultáneamente se expresa en la conciencia de todos los seres en los cuatro reinos naturales. Unos le perciben, otros no le prestan atención, empero, su labor pedagógica es constante y activa.                 

6. Nivel de la Ley Cósmica y de los Valores Universales.

La Ley Cósmica se encuentra impresa en la conciencia del Ser Universal y es eterna e inmutable. Contiene la normas que habrán de regir a cada ser en los cuatro reinos naturales en el tiempo presente de la eternidad.

La correspondencia de la Ley Cósmica, también se expresa en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales, ya que ésta es una réplica exacta de la del Ser Universal.

Estas normas eternas están representadas por los valores universales, que contienen los parámetros por los cuales habrá de regirse cada ser. Cada valor contiene su antivalor, al igual que el calor tiene su opuesto en el frío, y a la vez sus efectos coercitivos y coactivos, los cuales actúan en forma instantánea dentro de la conciencia del ser. Estos valores actúan a nivel de pensamientos, sentimientos, deseos y aspiraciones, palabras o actos, u omisiones de actos debidos o indebidos. Los pensamientos, los sentimientos y los deseos y aspiraciones, tan pronto como se experimenten, y se sostengan en la propia mente, en forma proporcional activan a la ley de atracción y a la de repulsión. Pensamientos y sentimientos en polaridad positivas atraen elementos semejantes coadyuvantes positivos y repelen a los contrarios, y viceversa.
En cambio, las palabras y los actos, u omisiones de los actos debidos, o indebidos, activan a la ley de compensación, o karma, conjuntamente con la ley de afinidad, justicia e igualdad. De acuerdo al veredicto de la ley de justicia, en igualdad ante la ley y dentro de ella, por la ley de compensación cada ser compensa o exige la que le corresponda.
La ley de afinidad, por la suma existencial alcanzada, le ubica o reubica, en el orden que le corresponde, en el cual puede recibir la compensación que se le adeuda, o pagar la que debe.
Es decir, existe una exacta correspondencia entre el saldo existencial y el orden en que la ley de afinidad le ubicará, o reubicará, constantemente, a cada ser, de acuerdo a la compensación de la que es acreedor, o de la que es deudor.
La misma aplicación del principio de correspondencia existe en cuanto a la índole de pensamientos, sentimientos, deseos o aspiraciones, que cada ser experimenta, en cuyo exacto grado activa a la ley de atracción, o repulsión, por medio de la cual, la persona crea, en su propia vida, las mismas condiciones que piensa, imagina, siente, desea o aspira, tanto para sí como para otros.
Evidentemente, la transmutación de los propios pensamientos, sentimientos, deseos y aspiraciones, a un nivel más elevado de vibración positiva, de depuración espiritual, creará nuevas manifestaciones en exacta correspondencia con ese nuevo grado de elevación mental.
Al enmarcar las propias palabras y acciones dentro de los parámetros de los valores universales, la manifestación de la suma existencial se corresponderá, exactamente, a la misma, y el saldo existencial ubicará, a cada ser, en su exacta correspondencia al nivel de la práctica virtuosa de su conducta.
Esa correspondencia, al enmarcar los pensamientos, los sentimientos, los deseos, las aspiraciones, las palabras y los actos u omisiones de los actos debidos o indebidos, se manifiesta, simultáneamente, en todos los niveles, tanto la manifestación de la ley de atracción y la de repulsión, como por la ley de compensación, la de justicia, la de igualdad y la de afinidad, que es la encargada de ordenar y reordenar todo, de acuerdo al saldo existencial y las inherentes compensaciones por otorgar, o recibir.

7. Nivel de la conciencia y la práctica de las virtudes.

La vida virtuosa, en cada ser de los cuatro reinos naturales, se corresponde, exactamente, con el grado de conciencia de los valores universales.

Si la persona, además de percibir, en su conciencia, la conducta a seguir, o los pensamientos y sentimientos adecuados, los sentimientos justos y perfectos, y las aspiraciones inherentes, tiene la voluntad de ejecutar los actos debidos y omitir los indebidos, y enmarca su conducta dentro de los parámetros de los valores universales, las compensaciones que recibirá, como siembra y recogida, se corresponderá a ese grado de ceñimiento a los valores universales.

No existe ninguna posibilidad de burlar a la ley cósmica; la balanza de la justicia divina, que lo pesa todo, bajo los parámetros de la ley de igualdad, arroja el veredicto, cuyo saldo positivo o negativo, deberá ser compensando inexorablemente de acuerdo al mecanismo que a tales efectos, la misma ley cósmica establece, por la ley de afinidad, la de compensación, la del amor y la del equilibrio.

8. Adentro y afuera: Espíritu, alma y cuerpo.

El nivel de conciencia alcanzado por el Espíritu de cada ser conlleva al cultivo de determinados pensamientos, sentimientos, deseos y aspiraciones, que se reflejan en la actitud, manera de ser, rasgos físicos, personalidad, humor, modales, buena voluntad, y otras actitudes virtuosas o no, que activan a la ley de atracción y a la de repulsión. La activación de la ley de atracción, canaliza la voluntad de sus cultores a realizar conductas, u omitir otras, a emitir determinadas palabras, todas ellas generadoras de karma positivo o negativo, que arrojará determinado saldo o suma existencial, que, automáticamente reubicará a cada ser en el orden cósmico que le corresponda. En todo el universo, y a cada ser, le rige un sistema y orden perfectos, bajo la égida de la ley cósmica, que va ordenando, armoniosamente, a cada quien, de acuerdo a su suma existencial. El principio de correspondencia rige todas las manifestaciones existenciales de acuerdo al grado de cumplimientos de las normas cósmicas contenidas en los valores universales.

9. El plan universal de Dios para la Creación.

Evidentemente, un Universo tan perfectamente estructurado, con un sistema y orden tan equilibrado, y armonioso, implica una voluntad directriz universal que, en un momento del eterno presente, sin comienzo ni fin, como Divino Arquitecto, lo plasmó en un plan universal. Ese plan, evidentemente, se encuentra trazado en la Ley Cósmica, y dentro de ésta, en los valores universales, soporte de los principios cósmicos, y a la vez, éstos, de las leyes universales.  La LEY CÓSMICA sintetiza la totalidad de los valores universales.

Ese plan se encuentra impreso como ley cósmica en la conciencia de cada ser, el cual se va expresando, gradualmente, por medio del lenguaje de los sentimientos, que aportarán la guía exacta, intuitiva o inspirativamente, conjuntamente con la fuerza de empuje y la de bloqueo, que impele a la acción, o inhibe hasta que llegue el momento oportuno para actuar, haciendo la cosa correcta, en el lugar adecuado, en el tiempo perfecto de Dios.

En cada nueva adquisición de estado de conciencia, se activa el conocimiento del qué, del cómo, del quién, del cuándo, del dónde, del cuánto y del por qué. De igual manera, se activa la fuerza creadora inherente, capaz de impeler a la acción suficiente, para realizar la tarea de turno y recibir el respectivo salario cósmico.

10.    El plan de Dios para cada ser.

El Ser Universal, habiendo emanado a la conciencia individual tantas veces como seres precisaba en los cuatro reinos naturales, de acuerdo al plan trazado para la formación de cada nuevo mundo, desde el mismo instante en que cada ser ha emanado a la conciencia individual, siendo el mismo Ser Universal, sin dejar de ser Él mismo y sin separarse de Él mismo, Él estaba compenetrado de cuál era el rol que asignaba a esa nueva individualización. Siendo la conciencia del Uno la misma que la del otro, ese plan de vida, para cada ser, yace impreso en la propia conciencia y se va expresando como necesidad, deseos, aspiraciones, anhelos, sentimientos de los múltiples deberes y derechos, que son inherentes a cada ser, en los cuatro reinos naturales. Por medio de esas necesidades, deseos, aspiraciones, anhelos y sentimientos, Dios va guiando a cada ser al cumplimiento de su cuota de cooperación en la Gran Obra Universal. Cada ser es un instrumento a la orden del Ser Universal, que le insufla, en la conciencia, el sentimiento inherente a la parte del plan que, en un momento dado, debe ejecutar, en el espacio y en el tiempo, oportunos.
La conexión con la Divinidad, y el constante recuerdo del Ser Universal y la meditación en los atributos divinos, o valores universales, permite aflorar el conocimiento preciso, y oportuno, en cada fase existencial, y la fortaleza inherente para realizar la parte de la tarea que a cada quien le está reservada por su propia voluntad, o por inspiración de la ley en la propia conciencia. Esto, debido a que, si hay alguien capaz de ensuflar entusiasmo en la conciencia de cada ser, es precisamente el Ser Universal, quien en su rol de Gran Pedagogo Universal, sabe como arengar, a cada quien, en su respectiva conciencia, para conducirlo a las metas inherentes a cada fase del trabajo, en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal.

Aquí vemos como el Ser Universal ayuda al ser individual, es decir: Se ayuda a sí mismo en la perenne expansión del universo y de la vida universal.

11.    El plan personal.

Cada ser, antes de nacer, en cada ciclo de vida, de acuerdo a las inquietudes de los tiempos, a la etapa de progreso en que se encuentra cada mundo, y a los planes cósmicos para determinado lapso, así como por el saldo existencial de cada quien, al karma que le es inherente, tanto para recibir compensaciones como para otorgarlas, elabora un plan conjunto con todos seres con quienes debe compartir cooperación, tanto en el ámbito familiar, como en el de la colectividad en que le tocará vivir, o actuar, prepara un plan de vida, para ese ciclo existencial en particular, el cual, una vez aprobado, incluyendo sus aportes de asunción de cooperación, de crecimiento espiritual, y de autoliberación de deudas kármicas, reencarna a un nuevo ciclo de vida, para alcanzar determinado grado de progreso.

Gran número de circunstancias que le tocarán vivir se corresponderán, exactamente, a ese plan de vida previamente elaborado y aprobado por los regidores cósmicos de turno. Allí está planificado quien habrá de ser el o la cónyuge, los hijos, los padres, los nietos, etcétera, así como las personas que habrá de encontrar para dar o recibir compensaciones, así como para brindar su servicio y realizar determinados estudios.

Evidentemente, dado que cada ser tiene libre albedrío, y en algunos casos sobrecarga su plan de vida con el anhelo de avanzar más rápidamente, muchas veces cumple su plan de vida, mientras que otras, podría en determinado grado dejar de hacerlo. Por supuesto, todo lo que deja de ejecutar en un plan de vida, deberá engrosar el del siguiente ciclo existencial.

Lo que deja de hacer en un ciclo de vida, deberá terminarlo en otro siguiente. Esa es la razón por la cual muchos seres tienen ciclos existenciales cortos, en los cuales concluyen tareas que quedaron pendientes, y tan pronto las terminan parten para la dimensión espiritual para preparar el nuevo ciclo de vida, o para reencarnar rápidamente, ya que el plan de vida, seguramente, ya estaba organizado con antelación.

En líneas generales, el plan de vida contempla los elementos esenciales que debería cada ser alcanzar en ese nuevo ciclo de vida. Empero, luego, en la práctica, las variantes, variables o vertientes, a las cuales habrá de enfrentarse, son innumerables, y a cada una deberá afrontarlas, y resolverlas, enmarcándolas de acuerdo a una estricta correspondencia con su plan de vida, lo cual le permitirá, aún sin saberlo, aceptar unas cosas, y rechazar otras. También, esa es la razón por la cual, cada persona observa en su vida, como se les cierran algunas puertas que quería cruzar, y otras se les abren sin esfuerzo alguno. A veces las puertas que se cierran, de momento les causan desasosiego, pero, luego, al abrirse las que debían abrirse, percibe que una fuerza providencial cooperó a conducirle al lugar adecuado, para hacer la cosa correcta, en el momento oportuno. Allí entra en juego el propio plan de vida, que el mismo Espíritu percibe por su propia capacidad de abstracción y percepción intuitiva, o por inspiración de entes afines, que están deseosos de brindar su cooperación para que se pueda tener el éxito programado antes de emprender la nueva existencia, en el actúal plan de vida.

Evidentemente, ningún ser se encuentra solo en su recorrido existencial. Los hijos que habrán de nacer de la unión de quienes han programado dar esas vidas, bien sea por afinidad, o por deber, al estar obligados de dar las vidas que se debían de existencias anteriores, esos seres contribuyen a que, el joven y la joven que deben formar familia se encuentren y les inspiran el anhelo de unión, como un recordatorio, de su plan de vida. Igualmente, esas acciones de ayuda providencial, también son un aporte de los miembros espirituales que en un momento dado habrán de integrarse a nuestra familia o grupo de trabajo, para realizar, o desarrollar, planes comunes.

Es preciso recordar que se forma parte de un equipo de trabajo mediante el cual, en un momento dado unos cooperan desde el plano físico, y otros desde el espiritual. Posteriormente, en el tiempo oportuno, cada quien se irá turnando en esas funciones.

Los miembros que integran el grupo familiar, o el del trabajo, al exteriorizar sus sentimientos de afinidad, o de adversidad, lo hacen en correspondencia a los lazos afectivos que unen a los seres que los expresan, que datan de muchas vidas anteriores, y aquellos que exteriorizan sentimientos adversos, implica, evidentemente, lazos de enemistad que los de la sangre deben limar en el espacio y en el tiempo, cosa que, muchas veces, llevará un cierto número de existencias lograr. Tanto el amor como su sentimiento opuesto, mantienen unidos a los seres.

12.    Las leyes de afinidad, justicia, igualdad y compensación.

La ley de afinidad ordena a cada ser de acuerdo a la suma existencial que le es inherente, y al karma que debe compensar, o que le deben compensar. Hay acciones que acercan o alejan de los seres a quienes se encuentra uno vinculado. Es la ley de afinidad, que ordena, armónicamente, el universo.

Nadie podrá estar, en un momento dado en un orden diferente al que le corresponde por su saldo existencial, por sus deudas kármicas y compromisos inherentes. Solamente cuando se libere de sus compromisos kármicos adquiere, la persona en particular, la libertad para enrumbar a nuevos destinos, por su libre albedrío, programando nuevos ciclos de vida que le aporten progresos y más elevados estados de conciencias, mediante los cuales pueda, en forma consciente, asumir nuevos objetivos de cooperación en la Gran Obra.

La ley de justicia pesa, o sopesa, cada uno de nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, anhelos, o aspiraciones, palabras o actos u omisiones, cuya fiel de la balanza indicará la compensación por dar, o recibir, en perfecta equidad, por la ley de igualdad. Mientras no compensemos las deudas kármicas que nos competan, será inhibida nuestra propia libertad de acción, por la ley de afinidad, que nos mantendrá en el círculo adecuado a tal fin. Es preciso aportar la mayor suma de bien posible, a todas las personas que se cruzan en nuestras vidas, única manera de ir inclinando nuestra balanza de pagos hacia saldos positivos e incrementar, de esta manera, por el servicio, nuestra propia prosperidad integral: física y espiritual, y sobre todo, adquiriendo el conocimiento suficiente para alcanzar mayor grado de efectividad, constantemente, en todo lo que nos concierne.

13.    La belleza como justicia estética.

En la belleza se manifiesta en forma precisa el Principio de la Correspondencia. La belleza es la justicia estética, que indica, en forma exacta, que los elementos que integran una obra, han sido dispuestos en perfecto equilibrio y armonía.  

La belleza espiritual, y la física, indican un perfecto equilibrio en unos pensamientos, sentimientos, deseos, anhelos y aspiraciones que se encuentran en armonía con los valores universales, en polaridad positiva, expresándose como práctica de todas las virtudes. Indican una dieta natural excelente que mantiene limpio y saludable el cuerpo, y la mente, en perfecta armonía con la Divinidad, en una práctica espiritual asidua, con elevados sentimientos de los valores universales, se reflejan en la faz del ser como unas hermosas facciones, y un Espíritus lúcido.

Así como es abajo lo es arriba, como es adentro lo es afuera. Lo físico refleja lo espiritual, y lo externo, lo que bulle en lo interno. Los ojos son el espejo del alma, como archivo espiritual, y del Espíritu, como ente con aptitudes capaces de realizar obras de bien, o de lo contrario.

14.    La forma, el tamaño, la textura, el olor, el color, el gusto, las dimensiones, el tiempo y el espacio.
La armonía en todos estos elementos físicos, más la voluntad directriz, aunada a los sentimientos elevados del amor, de la bondad, de la humildad, de la justicia, de la amistad y del deber, sin duda son factores que se corresponden a lo elevado del pensamiento y sentimientos, y del equilibrio entre acción, estudio y dedicación asidua. Cuando falta algún elemento inherente a la perfección de la obra, o los elementos han sido combinados en forma inadecuada, antes de alcanzar la obra perfecta, será preciso, equilibrarlos y armonizarlos, lo cual requiere tiempo, paciencia y voluntad inflexible en la realización del trabajo inherente.

15.    Pensamientos, sentimientos, palabras y actos: ley de atracción y ley del karma. Acción y reacción; siembra y recogida.

Los pensamientos, los sentimientos, los deseos y los anhelos, activan a la ley de atracción. Las palabras, los actos y las omisiones, a la ley de compensación, conjuntamente con la ley de afinidad, justicia e igualdad.

Los resultados existenciales que se obtengan se encuentran regidos, en forma exacta, por el principio de correspondencia.

16.    Salud, prosperidad, armonía, orden y equilibrio.

El principio de correspondencia rige la salud, la prosperidad, la armonía, el orden y el equilibrio.

Si una persona determinada refleja salud, es porque vive en armonía con la naturaleza. Ingiere alimentos saludables, mantiene pensamientos positivos, sentimientos armoniosos, en correspondencia con los valores universales, y practica una elevada espiritualidad, manteniendo una conexión con la Divinidad, que depura su ser, a nivel físico y espiritual que mantiene un perfecto equilibrio de la salud. Toma suficiente agua al d{ia, ingiere fruta, granos, frutos secos; realiza ejercicios respiratorios, camina una hora diaria, y practica la relajación profunda. Ha excluido de su dieta alimentos nocivos como el pollo, los huevos, la gallina y el pavo; la carne de cerdo y sus derivados; ha dejado de lado el azúcar, los pimientos, la manzanilla, el arroz, el ajo, el apio de España, y ha incrementado el consumo de las lentejas, y una vez por semana, el de la judías y los garbanzos. En forma gradual, ha ido eliminado el consumo de todo tipo de carnes, ya que el sufrimiento impartido al reino animal, con fines de consumo humano, se revierte, inexorablemente, en contra de quienes lo provocan.

Causa y efecto: el principio de correspondencia rige en forma precisa en la manifestación perfecta de la salud. Si existe un efecto que es preciso suprimir en la salud, hay que encontrar la causa que lo provoca. De nada sirve ingerir medicamentos que supriman los síntomas, sin eliminar la causa. He allí una aplicación digna de ser tomada en cuenta, a nivel físico, mental y espiritual, ya que la salud se manifiesta, simultáneamente, en esos tres niveles.

La prosperidad no es sino otra forma de salud: la financiera y la del bienestar integral, viviendo una vida digna. Todo lo que el ser humano es capaz de pensar y establecerlo como un objetivo, por escrito, a corto, mediano y largo plazo, es capaz de realizarlo, si se advoca, con confianza, a su realización.

Hay que cultivar pensamiento de confianza, con expectativas positivas, entusiasmo, auto-estima elevada, visión correcta de las cosas, aprendiendo el know how adecuado para realizar los objetivos existenciales, a nivel personal, de trabajo y familiar.

Es preciso prepararse y asumir elevados objetivos que impelan a alcanzar importantes resultados, capaces de satisfacer las propias exigencias, y las de los miembros de nuestra propia familia, haciendo que compartan una vida digna y gratificante.

Es preciso incrementar la propia capacidad de dar, y la de servicio. Quien da, recibe. Haga por los demás lo mismo que quisiera que hiciesen por usted.
Ayude a la sociedad de la cual usted forma parte a resolver las cosas que usted crea que alguien debe hacerlo: Ese alguien es usted. Allí está su oportunidad esperándole. Existe una perfecta correspondencia entre lo que uno hace y lo que recibe.

17.    Amor, sabiduría, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y belleza.

El camino del amor engloba todas las virtudes, todos los principios cósmicos, todos los valores universales. Es la fuerza suprema del universo; nada puede anteponérsele como obstáculo: Los supera todos. El amor se expresa como bondad y es la esencia del bien inherente. Lo hace, también, como justicia, expresando equidad en todo, dando a cada quien lo que le corresponde y no aceptando menos para sí. Esto, por sí solo, eleva la propia auto-estima, y el auto-concepto, factores esenciales en la conciencia de la propia dignidad personal y sentido de la propia importancia.

El amor se expresa como sabiduría de los valores universales, como prudencia para mantener el equilibrio existencial, como fortaleza de ánimo para superar con tenacidad, y confianza, todos los obstáculos, uno a uno, y alcanzar todas las metas, una a una, por su estricto orden prioritario. El amor permite mantener el equilibrio de todas las fuerzas vitales, y la templanza, el autodominio, la serenidad, la paz interior, la cordialidad y la alegría, son fruto de su cultivo. El amor dinamiza el Espíritu, por cuanto conecta con la Divinidad, y el poder que se expresa, es el de la Divinidad misma, que utiliza, a cada quien, como instrumento de su voluntad.

El amor es belleza: Se expresa como sonrisa, en todo momento y circunstancias, indicando que se está al mando de toda situación, de que se controla el propio estado de ánimo y sentimientos. El amor lo vence todo, y lo soporta todo, y deja que Dios se ocupe, por cuanto, en el tiempo perfecto de Dios, todo se logra, todo se compensa, y todo alcanza su correcto cauce hasta restablecer la armonía divina y el orden perfecto.

El amor, en su expresión más elevada, o sublime, es amistad. –“Decía Aristóteles: Cuando los seres son amigos, no hace falta justicia”.

En la dimensión espiritual, donde cada ser se encuentra libre de las pasiones de la materia, el amor se expresa como amistad.

El amor quiere ser libre, y quien ama deja en libertad a cada ser. Todo se comparte valor por valor, sin ejercer influjos indebidos, y el respeto, la sinceridad, y la regla de oro, son elementos que contribuyen a que aflore en su máximo grado factible de manifestación, manteniéndose inalterable en el espacio y en el tiempo, ya que el amor es un sentimiento eterno.

18.    Estudio, trabajo, acción y descanso.

El tiempo libre debe ser dedicado al estudio de la vida, de sus leyes, del universo y de los valores universales, para incrementar la propia visión de las cosas. Ninguna persona podrá ir jamás más allá de donde alcancen sus conocimientos y visión de las cosas.

De manera que, es preciso incrementar la propia visión, como rasgo esencial de todo liderazgo, sobre todo, para ser líder de sí mismo.

El trabajo, todo lo alcanza, como decía el sabio griego: Pitaco.  Los grandes seres son personas de pensamiento y acción, Primeramente piensan lo que habrán de ejecutar después con voluntad invencible y sosegada, ya que hacer las cosas, casi siempre es más fácil de lo que se piensa. Pero, hay que prepararse, y eso requiere tiempo, y el tiempo pasará igual tanto si se aprovecha como si se desperdicia. Al final cosecharemos lo mismo que hemos sembrado. Es el principio de la correspondencia entre la siembra y la recogida, entre la causa y el efecto, entre el dar y el recibir.

Es preciso descansar en grado suficiente; pero, sobre todo, aprender a descansar. En edad madura, cinco horas de sueño profundo, relajado, con una programación mental adecuada, permiten que a las cinco de la mañana se pueda saltar de la cama, y aprovechar un par de hora para el estudio y la meditación. Jamás se debe ir a la cama después de las doce de la noche. Es preciso ir a dormir el mismo día en que cada quien se levanta.

Pensamiento y acción. Se descansa pasando de una actividad a otra. La mente debe estar en condiciones para rendir adecuadamente en un trabajo exigente. Es preciso practicar un hobby que le aparten, breves lapsos, cada día, de las actividades profesionales. Una caminata de una hora, o cuarenta y cinco minutos, por lo menos, mantiene un perfecto estado de salud, y es una forma de descanso.

Equilibrio entre trabajo, estudios, recreación y descanso incrementará las propias capacidades productoras, y de autorrealización.

Es preciso recordar una variante de la Ley de Pareto: -“El 20% de lo que se hace produce el 80% de los resultados; mientras que el 80% de las actividades, solo aporta el 20%”.

Eliminando todas aquellas tareas improductivas, en la propia actividad profesional, se dispondrá de tiempo para dedicarlo a las tareas que realmente importan y se dispondrá de tiempo suficiente para dedicarlo a sí a la familia, y por qué no: A la sociedad de la que formamos parte, para contribuir a su mejoramiento.

La gente más ocupadas del planeta, tienen tiempo de realizar todos sus objetivos, en todos los ámbitos existenciales, previa planificación en base a objetivos y resultados, en estricto orden prioritario, enunciados por escrito, para darle carácter de permanencia, en el espacio y en el tiempo: corto, mediano y largo plazo. A pesar el inmenso trabajo que realizan, las personas más ocupadas del planeta viven una vida sosegada, serena con un sentido de la autorrealización altamente desarrollado.

19.    Conocimiento y Poder.

Conocimiento es poder, ya que aporta la visión correcta, para hacer, en cada caso, la cosa adecuada, en el tiempo perfecto de Dios. La gente exitosa, jamás se pone en movimiento sin antes hacerse cargo probable de los resultados que habrán de obtener por medio de su acción. Se toman su tiempo para pensar y meditar.

En cuanto perciben el qué, el cómo, el quién, el cuándo, el dónde, el cuánto y el por qué, se ponen en marcha con actitud de triunfo, y persistirán en la acción en el tiempo preciso, previamente identificado, y cuando las tareas se ponen menos fáciles, con todas las apariencias en contra, persisten férreamente en su acción, momento en el cual se activan los poderes creadores de la mente, y comienzan a surgir las coincidencias que facilitan el logro de los objetivos asumidos.

La conciencia de lo que hay que hacer activa el poder creador potencialmente infinito de que disponde el ser humano, y le permite alcanzar cualquier meta realista, exigente, que signifique un reto y en la cual cada quien tenga motivación para su logro. Nada hay imposible para una mente decidida a triunfar.

Es preciso estudiar las obras de los grandes personajes de la humanidad, y la vida de los hombres y mujeres eminentes, ya que sus experiencias servirán para modelar el propio carácter emulando a todos aquellos  que se han descollado por encima de la generalidad.

Elevándose, cada quien, sobre hombros de gigantes, como decía Newton, podrá cada quien ver horizontes más lejanos hacia los cuales enrumbar la proa del propio barco.

Como puede verse, el principio de correspondencia es aplicable a gran número de circunstancias existenciales.

Recordemos, para concluir, que tienen estrecha relación con la sintonía mental, o espiritual. En cualquier grupo donde miremos, la conformación física del mismo, nos indicará el componente espiritual que se encuentra detrás, inspirándole. Como es abajo es arriba. En un grupo poco preparado, con limitadas aspiraciones y conocimientos, no van los Espíritus elevados a inspirarles, o a impartirles conocimientos que se encuentran por encima de sus posibilidades. Cada quien debe sembrar buenas semillas, pero debe buscar grupos donde los elevados Espíritus, o Espíritus con elevadas aspiraciones, sea el componente tanto en la dimensión física como en la espiritual.

Nuestros pensamientos y sentimientos nos sintonizan con seres que vibran al unísono en ambas dimensiones. Pensamientos elevados atraen seres elevados y nos transformamos en canales de fuerzas positivas, creativas y estimulantes. Aquí se aplica el principio de correspondencia de manera adecuada. Es preciso aprender a transmutar los propios pensamientos y sentimientos a un nivel más elevado y en polaridad, siempre positiva. La mente es capaz de albergar pensamiento de una sola índole a la vez, y los positivos evacúan a los opuestos, y por la ley de atracción, se entra en conexión con las mentes más positivas del universo, y con la Divinidad, que es la fuente por excelencia. Por correspondencia, cada quien se transforma en un canal positivo del entorno universal que trabaja constructivamente, y saca el mejor resultado factible en el arte de vivir.

Adelante.









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