viernes, 8 de marzo de 2013

POEMA DE LA CONFIANZA EN LA MENTE PURA, LA NATURALEZA




HSIN-HSIN-MING

Poema de la Confianza en la Mente Pura, la Naturaleza

Seng-Ts’an (Tercer Patriarca Chan)

La Gran Vía no es difícil, pero hay que evitar tener preferencias.

La Vía es clara cuando amor y odio no están presentes.

Si haces una mínima distinción, cielo y tierra se separan hasta el infinito.

Estar a favor o en contra es un error del espíritu.

Si no entiendes el significado profundo de las cosas, no podrás apaciguar tu espíritu.

La Vía, infinita como el espacio, es perfecta y nada falta o sobra en ella.

Al desear o rechazar las cosas no las vemos como son.
  
No busques el mundo de los fenómenos, No te apegues a la vacuidad.

Permanece tranquilo y sin esfuerzo en el Uno y esas ideas desaparecerán por sí solas.

Cuando quieres estar en la quietud, ésta engendra actividad.

Si estás en un extremo o en otro, no podrás conocer el Uno.

Si no permaneces en la unidad de la Vía, la actividad y la quietud llevan al fracaso.

Si consideras sólo la existencia de las cosas, no ves su vacuidad.

Si te asientas en el vacío, no ves la realidad.

Pensar y hablar sobre ello nos aleja de la vía.

Si abandonamos el pensamiento y el habla, no habrá verdad que no se pueda alcanzar.

Retornando al origen encontramos el significado, pero si vas tras las apariencias te alejas del origen .

Si aunque sólo sea un instante realizamos la mirada interiorfenómenos y vacío podrán ser transcendidos.

Si nos parece que el mundo cambia incesantemente es debido a nuestra ignorancia.

No se trata de buscar la verdad, sólo hay que dejar de tener prejuicios.

No te asientes en la dualidad.

Evita seguir opiniones duales.

Si consideras “correcto” o “incorrecto”, te deslizas en el mundo de los opuestos y el espíritu caerá en la confusión.

Todo lo dual proviene del Uno, pero no te apegues al Uno.


Cuando el espíritu se unifica sin apego, los fenómenos son inofensivos.

Cuando los fenómenos son inofensivos dejan de existir y con ellos el espíritu.

El sujeto existe porque hay objeto.

El objeto existe porque hay sujeto.

Sujeto y objeto se desvanecen.

En verdad, no son otra cosa que vacío.

En la unidad del vacío, sujeto y objeto son indistinguibles y contienen el mundo entero.

Si no haces ninguna distinción entre grosero y sutil, permanecerás alejado de los prejuicios.

La Gran Vía no es fácil, no es difícil, pero la duda y la prisa son grandes obstáculos.

Apegarnos a la Gran Vía es caer en el error.

Deja que las cosas sigan su propia naturaleza.

Si dejas que las cosas sean a su manera, no habrá ir ni venir y, libre, estarás tranquilo.

Cuando el pensamiento se enreda en juicios, no vemos la verdad de las cosas y engendramos sufrimiento.

La confusión y el malestar cansan el espíritu. 

¿Para qué desear esto o no querer aquello?

Para ir por el Camino único deja los prejuicios contra el mundo de los sentidos y de las ideas.

Cuando lo aceptes plenamente, alcanzarás la iluminación.


El hombre sabio no se obstaculiza a sí mismo, pero el ignorante se encadena con el amor y el odio.

Las cosas del mundo no saben de discriminaciones.

Buscar el espíritu con la mente que distingue es el gran error.

Quietud e inquietud son ilusorias,

En la iluminación no hay apego o aversión.

La dualidad surge de nuestras deducciones.

¡Que ganancia y pérdida desaparezcan para siempre!

Si nuestros ojos no duermen, no habrá sueños.

Si el espíritu no se pierde en discriminaciones, la esencia única.

Cuando vemos la esencia única en todas las cosas, nos liberamos de todas las ataduras.

Al ver todas las cosas con ecuanimidad, regresamos a nuestra naturaleza original.

En nuestra naturaleza original 
nada puede ser comparado.

Movimiento y reposo desaparecen.

La dualidad deja de existir.

Cuando la dualidad desaparece, la misma unidad desaparece.

Nada puede describirlo.

Las dudas se desvanecen y la fe verdadera reaparece.

Sin aferrarnos a nada, libres.

Todo está vacío, claro y luminoso por sí mismo.

Este mundo, en el que las cosas son tal cual son, el intelecto no lo alcanza.


En él no hay yo ni otros.

Para experienciarlo basta con “no dos”.

Todo es idéntico y está contenido en la no dualidad.

Los sabios saben esto.

Ni existente, ni no existente.

En todas partes y siempre delante de nuestros ojos.

Lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande son lo mismo. Sin límites.

La existencia es la no-existencia.

La no-existencia es existencia.

Uno en todas las cosas.

Todas las cosas Uno
.

Si comprendes esto, no te preocuparás por la imperfección.

La fe es no-dos. Lo que no es no-dos no es el espíritu de la fe.

Más allá del lenguaje, Ni pasado, ni presente, ni futuro.


COMENTARIO DE SHAN CHIEN

*La fe es ciega, así que la fe de la cual se habla aquí no es ese tipo de fe. Se podría utilizar entonces el concepto de confianza, y decir “confianza en el espíritu”, pero la confianza proviene de la mente manchada. Así pues, no hay una palabra que sugiera la idea de que el espíritu, que es la Mente pura,simplemente produce los procesos naturales. Aquellos que ven la vacuidad de todas las cosas, aceptan el espíritu como es. Éste es el significado pero, paradójicamente, es también el no-significado.

La Gran Vía no es difícil, pero hay que evitar tener preferencias. 

La Vía es clara cuando no están presentes el amor y el odio.

Primero, un comentario a estas dos líneas. Recordarás que Buda dijo que el Camino era difícil y profundo. ¿Está diciendo Seng–Ts’an algo diferente en este poema? No, porque está repitiendo lo que dice el Tao: que la Vía del Tao es fácil y es difícil. Es fácil, porque la mente puede entenderla con facilidad; pero es difícil conseguir el estado correcto de la mente que permita cruzar la barrera de la dualidad de la mente.

Cuando dice que la Vía es clara cuando el amor y el odio no están presentes, sería un error que te fijaras en uno u otro. Ni el amor ni el odio existen. Sólo cuando la mente genera el concepto de odio, aparece automáticamente el concepto opuesto de amor. Muchas personas, ante este odio, buscan el amor como un contrapeso. Pero nunca pueden encontrar el amor de esta manera. Sólo cuando dejas completamente el concepto de odio puede surgir el verdadero amor natural, sin nombre, sin conciencia. En ese momento no hay odio, no hay amor. Y la vía es clara, sin conceptos de la mente.

Si haces la más mínima distinción, cielo y tierra se separan hasta el infinito.

Estar a favor o en contra es un error del espíritu.

Cuando ves o tocas con los sentidos el cielo y la tierra, aparecen distinciones que crean las identidades de cada uno de ellos. El nombramiento de cada uno produce una separación aún más grande entre los dos, ‘el cielo’ y ‘la tierra’. Con cada pensamiento, con cada emoción, con cada sensación hay un incremento de la ilusión de que ambos existen como elementos separados. Pero cuando ves la vacuidad de cada uno, los dos se disuelven en la nada. También es así cuando consideras las condiciones favorables y desfavorables; porque cuando ves que las características de ambas son vacías, también lo favorable y lo desfavorable se disuelve en la nada.

Si no entiendes el significado profundo de las cosas, no podrás apaciguar tu espíritu.


¿Cuál es el significado profundo de las cosas? El significado es que no hay significado. Es muy fácil entender esto con la mente, pero para aceptar la experiencia directa de la mente del significado-no significado de las cosas, es necesario que esta ilusión de la mente sea flexible y abierta.

¿Qué es este espíritu? No es una cosa efímera. Es la mente que se ha creado a sí misma y todos sus contenidos. Sólo cuando ves el significado–no significado de la mente, los contenidos de la mente pueden disolverse en la nada.

La Vía, infinita como el espacio, es perfecta y nada falta o sobra en ella.

La mayoría de personas ve la Vía como si fuera un camino. Pero no es así: Un camino parece conducir a un sitio, y no puede existir un camino sin un caminante y sin la acción de caminar. Pero aquí no hay caminante, por lo cual no se puede caminar, y no puede haber un camino. La idea de un camino se genera a partir del concepto de movimiento espiritual de una persona en una dirección. De manera similar, estos tres conceptos son conceptos vacíos. En realidad, el camino (la vía) no tiene dirección, se extiende en todas las direcciones y no hay un objetivo o meta; por lo tanto, es infinito. Cuando la aparente persona aparece en el camino, se empalma con el camino, y por eso, debido a que todos los que están en el camino están en el camino, el camino no es mudable, sigue infinito, sin posibilidad de destrucción, y es perfecto.

Al desear o rechazar las cosas, no las vemos como son.

Parece bastante claro que si el deseo o rechazo están presentes, no puedes ver ninguna cosa como es. Pero ése no es el sentido de la frase. Cuando creas el concepto de rechazo en tu mente, automáticamente creas el concepto de deseo (o indiferencia). Al hacer esto, abres la puerta de la dualidad en tu mente, y todas las características de lo que ves, oyes, saboreas, hueles o tocas de cualquier manera con la mente, camuflan por completo la vacuidad de las cosas.

No busques en el mundo de los fenómenos,

No te apegues a la vacuidad.

Esto es muy sutil... Porque dice: “no busques en el mundo de los fenómenos”. Y eso está claro, porque si entras en el mundo de los fenómenos, la dualidad está siempre presente. Pero inmediatamente después dice: “no te apegues a la vacuidad”. ¿Por qué dice eso? Porque si te apegas al concepto de vacuidad o al concepto de forma (los fenómenos), has creado otra dualidad. Esa es la razón por la cual es esencial ver que vacuidad es forma y forma es vacuidad. Pero decir esto no es suficiente, porque una mente inteligente conquista estos conceptos fácilmente... Tenemos que encontrar el vacío por experiencia directa, donde la forma también existe aparentemente, pero se reconoce como inseparable del vacío.

Permanece tranquilo y sin esfuerzo en el Uno y esas ideas desaparecerán por sí solas.

Uno de los grandes problemas es que cuando la unidad, el vacío y la forma se encuentran por experiencia directa, tenemos que andar en este mundo de los fenómenos. Cuando andas después del despertar, es esencial que “la presencia” de la unidad del vacío y la forma estén constantemente contigo. Cuando esto ocurre, todas las ideas y conceptos son transparentes y no hay ninguna posibilidad de que haya deseo ni apego, porque no hay dualidad.

Cuando quieres estar en la quietud, ésta engendra actividad.

Una vez más, nos encontramos con una situación en la que hay dualidad generada por cualquier concepto de la mente. No hay nada malo ni incorrecto en esta generación de discriminaciones entre actividad y quietud. Pero en el instante en que pierdes la referencia de “la presencia”, automáticamente generas la dualidad.

Si estás en un extremo o en otro, no podrás conocer el Uno.

Ésta es una afirmación clara... No ser, no vivir dentro de la forma, y tampoco dentro del vacío. Es una de las grandes trampas para cualquier persona que se encuentre en el camino de Chan (o Zen)... Que en el aparente fin de su trayectoria en el Camino (el Despertar), hay un gran peligro de apegarse a la existencia o a la no existencia. Sólo una verdadera comprensión de los conceptos del Mahayana, que es trabajar para el beneficio de todos los seres con compasión, puede prevenir esta gran pareja de apegos. Con estos apegos, uno puede aparecer por un lado como un gran Maestro, con todos los poderes para ofrecer cualquier cosa que uno pueda desear, o por otro lado, como un gran Maestro con todos los conocimientos, que puede vivir en un aislamiento glorioso junto a su vacío incompleto: dentro de su cueva.

Si no permaneces en la unidad de la Vía, la actividad y la quietud llevan al fracaso.

Ésta es una frase muy importante, pero recuerda que este poema no es una enseñanza, sino una confirmación de la verdad y una guía para aquellos que han despertado.

Así pues, aquí hay una doble referencia.

La unidad de la Vía se entiende realmente por la experiencia directa del Despertar. Así, vacío y forma no son distintos.

En Dzogchen se habla de “la Presencia”. Esta presencia es la comprensión constante de que la forma es vacío y el vacío es forma, en cada instante de la vida. Si no es así, todo es un fracaso. Eso es seguro.

Si consideras sólo la existencia de las cosas, no ves su vacuidad. 

Si te asientas en el vacío, no ves la realidad.

Es el mismo tema.

Pensar y hablar sobre ello nos aleja de la vía.

Si abandonamos el pensamiento y el habla, no habrá verdad que no se pueda alcanzar.


Aquí se hace referencia a la gran verdad que debe entenderse más allá de las palabras.

Al retornar al origen encontramos el significado, pero si vas tras las apariencias te alejas del origen.

Buda dice claramente: “han alcanzado el gran y magnífico Despertar, pero no vale para nada”. 


Ésa es la razón por la cual es grande y magnífico. Que todos los que buscan el Despertar, tomen buena nota de ello.

Si aunque sólo sea un instante realizamos la mirada interior, fenómenos y vacío podrán ser trascendidos.

Esto es cierto, pero sin una interiorización no tiene sentido, porque la relación entre fenómenos y vacío no es expresable. Sólo hay una verdad: La no-mente. Y eso sólo se encuentra en la experiencia directa del estado Primordial.

Si nos parece que el mundo cambia incesantemente es debido a nuestra ignorancia.

No hay cambios en la Sabiduría, pero la manera de ver todos los fenómenos cambia, incluidos los conceptos de tiempo y movimiento.

No se trata de buscar la verdad, sólo hay que dejar de tener prejuicios.


No es que las percepciones cambien, sino que la verdad anterior ha sido eliminada de manera que no hay verdad ni no-verdad.

No te asientes en la dualidad.

Evita seguir opiniones duales.

De esta manera, cuando la experiencia se interioriza por completo, no hay dualidad en los conceptos e ideas.

Si juzgas como “correcto” o “incorrecto”, te deslizas en el mundo de los opuestos y tu espíritu caerá en la confusión.

Ésta es la paradoja, porque ni siquiera la Sabiduría puede existir. Entonces ves que lo que ha ocurrido va mucho mas allá de la mente, que matas incluso cualquier concepto Budista, pero a la vez no conviertes lo incorrecto en correcto. En este punto se genera la evolución de ideas y acciones sin escrutinio por parte de la mente. Entonces, en ese momento la mente es una herramienta al servicio de la Naturaleza.

Todo lo dual proviene del Uno, pero no te apegues al Uno.

Lo dual no puede existir como ilusión, sin la presencia del Uno del que ha sido desligado. Pero si te apegas al Uno de manera mental, se destruye la discriminación natural.

Cuando el espíritu se unifica sin apego, los fenómenos son inofensivos.

Entonces, sin dualidad y sin no-dualidad, todo es inofensivo y la discriminación es natural.

Cuando los fenómenos son inofensivos dejan de existir, y con ellos el espíritu.

Con la discriminación natural los fenómenos se disuelven al igual que las cosas transcendentales, porque no existen las mundanas.

El sujeto existe porque hay objeto.

El objeto existe porque hay sujeto.

Es la verdad de la dualidad.

Sujeto y objeto se desvanecen.

En verdad, no son otra cosa que vacío.


Cuando se disuelve la dualidad, no hay más que vacío.

En la unidad del vacío, sujeto y objeto son indistinguibles y contienen al mundo entero.

En la experiencia del vacío está incluída la comprensión de lo ilimitado, lo eterno, y la unidad de todas las cosas.

Si no haces ninguna distinción entre grosero y sutil, permanecerás alejado de los prejuicios.

Cuanto más buscas sutilezas en un asunto, más división y más palabras te hacen falta. Como consecuencia, se invita a la dualidad.

La Gran Vía no es fácil, no es difícil, pero la duda y la prisa son grandes obstáculos.

Es una repetición de la idea del Tao. Es fácil de entender pero difícil de conseguir. Aunque en realidad, una vez has encontrado la vía de la recta atención y recta energía, hay una interiorización de que la dificultad era un oscurecimiento de algo natural y fácil.

Apegarnos a la Gran Vía es caer en el error.

Deja que las cosas sigan su propia naturaleza.



Todos saben que el camino es muy difícil si se entra con apego a los problemas, y es igualmente difícil si se busca el Despertar o la Iluminación, porque la Identidad está siempre presente.

Y es lo mismo si hay apego al Camino. Debes ser consciente de que el Camino es una herramienta y que con el tiempo también se disuelve. Así pues, continúa libre de este apego, porque el Camino mismo es también una ilusión.

Si dejas que las cosas sean a su manera, no habrá ir ni venir y estarás libre y tranquilo.

La clave es confiar realmente en tu propia Naturaleza. Está claro que es difícil. Eso no significa que puedes hacer lo que quieras. Primero necesitas encontrar esa Naturaleza.

Cuando el pensamiento se enreda en juicios, no vemos la verdad de las cosas y engendramos sufrimiento.

Es muy difícil ver la diferencia entre las opiniones y la verdad, y cuando pones a la mente como juez hay una Identidad presente. La única manera de encontrar la verdad es permitir que la verdad se anuncie (se revele) a sí misma. Para eso la mente debe estar en segundo plano.

La confusión y el malestar cansan el espíritu.

¿Para qué desear esto o no querer aquello?


En realidad estamos apegados a nuestros errores, porque son estos errores los que demuestran nuestra existencia. Sin identidades, ¿quiénes somos? Sin el Despertar, no somos capaces de aceptar "la Nada y la Totalidad" como respuesta.

Para ir por el Camino único, deja tus prejuicios contra el mundo de los sentidos y de las ideas.

Cuando lo aceptes plenamente, alcanzarás la iluminación.


El problema no son ni los sentimientos e ideas, ni las discriminaciones. Son naturales y correctos. Es la distorsión de la mente la que es la aparente causa de los problemas. Y esta distorsión tiene como aparente causa a las Identidades. Y la aparente causa de las Identidades es la Dualidad. ¿Y la Dualidad?

El hombre sabio no se obstaculiza a sí mismo, pero el ignorante se encadena con el amor y el odio.

Ésta es la dualidad del afecto cuando hay Dualidad. No existen ni el Amor ni el Odio. Sólo el  afecto que es natural, sin dualidad inseparable de la totalidad; es la verdad. Y cuando aparece en este estado, no hay existencia.

Las cosas del mundo no saben de discriminaciones.

Buscar el espíritu con la mente que distingue es el gran error.


La mente no puede encontrar a la mente, pero es necesaria para entrar en la puerta. Pero esta mente sólo funciona si es suave como un susurro. Si es más fuerte que un susurro, la Identidad se hace presente con la Dualidad.

Quietud e inquietud son ilusorias,

En la iluminación no hay apego o aversión.


Siempre es difícil entender el concepto de que, cuando hay dualidad, hay extremos y apego, pero cuando se va la dualidad no hay extremos.

La dualidad surge de nuestras deducciones.

¡Que ganancia y pérdida desaparezcan para siempre!

Si somos capaces de aceptar la discriminación natural, de actuar con confianza en nuestra propia Naturaleza, y usamos la mente como herramienta, las deducciones se hacen superfluas.

Si nuestros ojos no duermen, no habrá sueños.

Si el espíritu no se pierde en discriminaciones, las diez mil cosas son como son, de esencia única.


Nuestra propia Naturaleza se pierde en las discriminaciones cuando hay Dualidad.

Cuando vemos la esencia única en todas las cosas, nos liberamos de todas las ataduras.

Pero ver esta esencia única con la mente no es una liberación.

Al ver todas las cosas con ecuanimidad regresamos a nuestra naturaleza original.

La verdadera ecuanimidad es la clave, no la indiferencia intelectual. Con ecuanimidad, las actitudes rectas, intenciones rectas, y acciones rectas se refuerzan. Con ecuanimidad, las actitudes No rectas, las intenciones No rectas y las acciones No rectas, NO SE REFUERZAN.

En nuestra naturaleza original nada puede ser comparado.

Sin una mente manchada no hay un JUEZ. Pero el proceso de comparaciones naturales se realiza con discriminación natural, sin la presencia de la mente.

Movimiento y reposo desaparecen.

La dualidad deja de existir.


Es una repetición de la idea... Sin Dualidad no hay existencia, pero el proceso continúa. La existencia está en la mente. Confía en la propia Naturaleza.

Cuando la dualidad desaparece, la misma unidad desaparece.

Nada puede describirlo.



Ésta es la verdad que sólo puedes entender después del Despertar. Cualquier descripción de la Vacuidad sólo puede ser generada por la mente. Nadie puede decir en realidad, "He visto el Despertar”, sólo puede decir “he experimentado el Despertar”.

Pero no puedes saber de este Despertar hasta después de haberlo experimentado.

Las dudas se desvanecen y la fe verdadera reaparece.

Sin aferrarnos a nada, somos libres.


La confianza (la fe) natural sin mente no produce aspectos de identidad, por lo cual está libre de apego y deseo.

Todo es vacío, claro y luminoso por sí mismo.

Este mundo, en el que las cosas son tal cual son, no lo alcanza el intelecto.



El intelecto sólo puede examinar, deducir y llegar a conclusiones con palabras y dualidad; por tanto, sólo puede ver la vacuidad de las cosas en presencia de la existencia de la NO vacuidad.

Así pues, la vacuidad no es el vacío... El Vacío es como es.

Nada más, y no está desligado de la Forma.


En él no hay yo ni otros.

Para experimentarlo basta con “no dos”.


Si hay un "Él" generado por la mente, también hay un “Yo” y un “Otro”. Sólo la comprensión de la no-dualidad, "no dos", puede disolver "Él","Yo" y "Otro".

Todo es idéntico y está contenido en la no-dualidad.

Los sabios lo saben.


Pero lo saben por vía de la experiencia directa, no del intelecto.

Ni existente, ni no-existente.

En todas partes y siempre delante de nuestros ojos.


La discriminación está siempre presente, y las palabras y la herramienta de la dualidad pierden el estado negativo cuando ves al mismo tiempo la no-existencia y la existencia.

Lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande son lo mismo. Sin límites.

La existencia es la no-existencia. La no-existencia es existencia. 

Sólo la mente genera los límites y los extremos.

Uno en todas las cosas.

Todas las cosas Uno.

Era fácil de ver en la historia de los Tres Mosqueteros, ¿por qué es tan difícil en lo abstracto?

Si comprendes esto,

no te preocuparás por la imperfección.


No hay imperfección ni no-imperfección. Sólo lo natural, que por sí mismo conduce a lo recto, que tampoco existe.

La fe es no-dos.

Lo que no es no-dos no es el espíritu de la fe.


La verdadera confianza sólo es un reflejo de la no-dualidad.

Con la confianza de la mente hay dualidad.


Más allá del lenguaje,

Ni pasado, ni presente, ni futuro.

Todo es. Permite que sea así.

No hay comentarios:

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

viernes, 8 de marzo de 2013

POEMA DE LA CONFIANZA EN LA MENTE PURA, LA NATURALEZA




HSIN-HSIN-MING

Poema de la Confianza en la Mente Pura, la Naturaleza

Seng-Ts’an (Tercer Patriarca Chan)

La Gran Vía no es difícil, pero hay que evitar tener preferencias.

La Vía es clara cuando amor y odio no están presentes.

Si haces una mínima distinción, cielo y tierra se separan hasta el infinito.

Estar a favor o en contra es un error del espíritu.

Si no entiendes el significado profundo de las cosas, no podrás apaciguar tu espíritu.

La Vía, infinita como el espacio, es perfecta y nada falta o sobra en ella.

Al desear o rechazar las cosas no las vemos como son.
  
No busques el mundo de los fenómenos, No te apegues a la vacuidad.

Permanece tranquilo y sin esfuerzo en el Uno y esas ideas desaparecerán por sí solas.

Cuando quieres estar en la quietud, ésta engendra actividad.

Si estás en un extremo o en otro, no podrás conocer el Uno.

Si no permaneces en la unidad de la Vía, la actividad y la quietud llevan al fracaso.

Si consideras sólo la existencia de las cosas, no ves su vacuidad.

Si te asientas en el vacío, no ves la realidad.

Pensar y hablar sobre ello nos aleja de la vía.

Si abandonamos el pensamiento y el habla, no habrá verdad que no se pueda alcanzar.

Retornando al origen encontramos el significado, pero si vas tras las apariencias te alejas del origen .

Si aunque sólo sea un instante realizamos la mirada interiorfenómenos y vacío podrán ser transcendidos.

Si nos parece que el mundo cambia incesantemente es debido a nuestra ignorancia.

No se trata de buscar la verdad, sólo hay que dejar de tener prejuicios.

No te asientes en la dualidad.

Evita seguir opiniones duales.

Si consideras “correcto” o “incorrecto”, te deslizas en el mundo de los opuestos y el espíritu caerá en la confusión.

Todo lo dual proviene del Uno, pero no te apegues al Uno.


Cuando el espíritu se unifica sin apego, los fenómenos son inofensivos.

Cuando los fenómenos son inofensivos dejan de existir y con ellos el espíritu.

El sujeto existe porque hay objeto.

El objeto existe porque hay sujeto.

Sujeto y objeto se desvanecen.

En verdad, no son otra cosa que vacío.

En la unidad del vacío, sujeto y objeto son indistinguibles y contienen el mundo entero.

Si no haces ninguna distinción entre grosero y sutil, permanecerás alejado de los prejuicios.

La Gran Vía no es fácil, no es difícil, pero la duda y la prisa son grandes obstáculos.

Apegarnos a la Gran Vía es caer en el error.

Deja que las cosas sigan su propia naturaleza.

Si dejas que las cosas sean a su manera, no habrá ir ni venir y, libre, estarás tranquilo.

Cuando el pensamiento se enreda en juicios, no vemos la verdad de las cosas y engendramos sufrimiento.

La confusión y el malestar cansan el espíritu. 

¿Para qué desear esto o no querer aquello?

Para ir por el Camino único deja los prejuicios contra el mundo de los sentidos y de las ideas.

Cuando lo aceptes plenamente, alcanzarás la iluminación.


El hombre sabio no se obstaculiza a sí mismo, pero el ignorante se encadena con el amor y el odio.

Las cosas del mundo no saben de discriminaciones.

Buscar el espíritu con la mente que distingue es el gran error.

Quietud e inquietud son ilusorias,

En la iluminación no hay apego o aversión.

La dualidad surge de nuestras deducciones.

¡Que ganancia y pérdida desaparezcan para siempre!

Si nuestros ojos no duermen, no habrá sueños.

Si el espíritu no se pierde en discriminaciones, la esencia única.

Cuando vemos la esencia única en todas las cosas, nos liberamos de todas las ataduras.

Al ver todas las cosas con ecuanimidad, regresamos a nuestra naturaleza original.

En nuestra naturaleza original 
nada puede ser comparado.

Movimiento y reposo desaparecen.

La dualidad deja de existir.

Cuando la dualidad desaparece, la misma unidad desaparece.

Nada puede describirlo.

Las dudas se desvanecen y la fe verdadera reaparece.

Sin aferrarnos a nada, libres.

Todo está vacío, claro y luminoso por sí mismo.

Este mundo, en el que las cosas son tal cual son, el intelecto no lo alcanza.


En él no hay yo ni otros.

Para experienciarlo basta con “no dos”.

Todo es idéntico y está contenido en la no dualidad.

Los sabios saben esto.

Ni existente, ni no existente.

En todas partes y siempre delante de nuestros ojos.

Lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande son lo mismo. Sin límites.

La existencia es la no-existencia.

La no-existencia es existencia.

Uno en todas las cosas.

Todas las cosas Uno
.

Si comprendes esto, no te preocuparás por la imperfección.

La fe es no-dos. Lo que no es no-dos no es el espíritu de la fe.

Más allá del lenguaje, Ni pasado, ni presente, ni futuro.


COMENTARIO DE SHAN CHIEN

*La fe es ciega, así que la fe de la cual se habla aquí no es ese tipo de fe. Se podría utilizar entonces el concepto de confianza, y decir “confianza en el espíritu”, pero la confianza proviene de la mente manchada. Así pues, no hay una palabra que sugiera la idea de que el espíritu, que es la Mente pura,simplemente produce los procesos naturales. Aquellos que ven la vacuidad de todas las cosas, aceptan el espíritu como es. Éste es el significado pero, paradójicamente, es también el no-significado.

La Gran Vía no es difícil, pero hay que evitar tener preferencias. 

La Vía es clara cuando no están presentes el amor y el odio.

Primero, un comentario a estas dos líneas. Recordarás que Buda dijo que el Camino era difícil y profundo. ¿Está diciendo Seng–Ts’an algo diferente en este poema? No, porque está repitiendo lo que dice el Tao: que la Vía del Tao es fácil y es difícil. Es fácil, porque la mente puede entenderla con facilidad; pero es difícil conseguir el estado correcto de la mente que permita cruzar la barrera de la dualidad de la mente.

Cuando dice que la Vía es clara cuando el amor y el odio no están presentes, sería un error que te fijaras en uno u otro. Ni el amor ni el odio existen. Sólo cuando la mente genera el concepto de odio, aparece automáticamente el concepto opuesto de amor. Muchas personas, ante este odio, buscan el amor como un contrapeso. Pero nunca pueden encontrar el amor de esta manera. Sólo cuando dejas completamente el concepto de odio puede surgir el verdadero amor natural, sin nombre, sin conciencia. En ese momento no hay odio, no hay amor. Y la vía es clara, sin conceptos de la mente.

Si haces la más mínima distinción, cielo y tierra se separan hasta el infinito.

Estar a favor o en contra es un error del espíritu.

Cuando ves o tocas con los sentidos el cielo y la tierra, aparecen distinciones que crean las identidades de cada uno de ellos. El nombramiento de cada uno produce una separación aún más grande entre los dos, ‘el cielo’ y ‘la tierra’. Con cada pensamiento, con cada emoción, con cada sensación hay un incremento de la ilusión de que ambos existen como elementos separados. Pero cuando ves la vacuidad de cada uno, los dos se disuelven en la nada. También es así cuando consideras las condiciones favorables y desfavorables; porque cuando ves que las características de ambas son vacías, también lo favorable y lo desfavorable se disuelve en la nada.

Si no entiendes el significado profundo de las cosas, no podrás apaciguar tu espíritu.


¿Cuál es el significado profundo de las cosas? El significado es que no hay significado. Es muy fácil entender esto con la mente, pero para aceptar la experiencia directa de la mente del significado-no significado de las cosas, es necesario que esta ilusión de la mente sea flexible y abierta.

¿Qué es este espíritu? No es una cosa efímera. Es la mente que se ha creado a sí misma y todos sus contenidos. Sólo cuando ves el significado–no significado de la mente, los contenidos de la mente pueden disolverse en la nada.

La Vía, infinita como el espacio, es perfecta y nada falta o sobra en ella.

La mayoría de personas ve la Vía como si fuera un camino. Pero no es así: Un camino parece conducir a un sitio, y no puede existir un camino sin un caminante y sin la acción de caminar. Pero aquí no hay caminante, por lo cual no se puede caminar, y no puede haber un camino. La idea de un camino se genera a partir del concepto de movimiento espiritual de una persona en una dirección. De manera similar, estos tres conceptos son conceptos vacíos. En realidad, el camino (la vía) no tiene dirección, se extiende en todas las direcciones y no hay un objetivo o meta; por lo tanto, es infinito. Cuando la aparente persona aparece en el camino, se empalma con el camino, y por eso, debido a que todos los que están en el camino están en el camino, el camino no es mudable, sigue infinito, sin posibilidad de destrucción, y es perfecto.

Al desear o rechazar las cosas, no las vemos como son.

Parece bastante claro que si el deseo o rechazo están presentes, no puedes ver ninguna cosa como es. Pero ése no es el sentido de la frase. Cuando creas el concepto de rechazo en tu mente, automáticamente creas el concepto de deseo (o indiferencia). Al hacer esto, abres la puerta de la dualidad en tu mente, y todas las características de lo que ves, oyes, saboreas, hueles o tocas de cualquier manera con la mente, camuflan por completo la vacuidad de las cosas.

No busques en el mundo de los fenómenos,

No te apegues a la vacuidad.

Esto es muy sutil... Porque dice: “no busques en el mundo de los fenómenos”. Y eso está claro, porque si entras en el mundo de los fenómenos, la dualidad está siempre presente. Pero inmediatamente después dice: “no te apegues a la vacuidad”. ¿Por qué dice eso? Porque si te apegas al concepto de vacuidad o al concepto de forma (los fenómenos), has creado otra dualidad. Esa es la razón por la cual es esencial ver que vacuidad es forma y forma es vacuidad. Pero decir esto no es suficiente, porque una mente inteligente conquista estos conceptos fácilmente... Tenemos que encontrar el vacío por experiencia directa, donde la forma también existe aparentemente, pero se reconoce como inseparable del vacío.

Permanece tranquilo y sin esfuerzo en el Uno y esas ideas desaparecerán por sí solas.

Uno de los grandes problemas es que cuando la unidad, el vacío y la forma se encuentran por experiencia directa, tenemos que andar en este mundo de los fenómenos. Cuando andas después del despertar, es esencial que “la presencia” de la unidad del vacío y la forma estén constantemente contigo. Cuando esto ocurre, todas las ideas y conceptos son transparentes y no hay ninguna posibilidad de que haya deseo ni apego, porque no hay dualidad.

Cuando quieres estar en la quietud, ésta engendra actividad.

Una vez más, nos encontramos con una situación en la que hay dualidad generada por cualquier concepto de la mente. No hay nada malo ni incorrecto en esta generación de discriminaciones entre actividad y quietud. Pero en el instante en que pierdes la referencia de “la presencia”, automáticamente generas la dualidad.

Si estás en un extremo o en otro, no podrás conocer el Uno.

Ésta es una afirmación clara... No ser, no vivir dentro de la forma, y tampoco dentro del vacío. Es una de las grandes trampas para cualquier persona que se encuentre en el camino de Chan (o Zen)... Que en el aparente fin de su trayectoria en el Camino (el Despertar), hay un gran peligro de apegarse a la existencia o a la no existencia. Sólo una verdadera comprensión de los conceptos del Mahayana, que es trabajar para el beneficio de todos los seres con compasión, puede prevenir esta gran pareja de apegos. Con estos apegos, uno puede aparecer por un lado como un gran Maestro, con todos los poderes para ofrecer cualquier cosa que uno pueda desear, o por otro lado, como un gran Maestro con todos los conocimientos, que puede vivir en un aislamiento glorioso junto a su vacío incompleto: dentro de su cueva.

Si no permaneces en la unidad de la Vía, la actividad y la quietud llevan al fracaso.

Ésta es una frase muy importante, pero recuerda que este poema no es una enseñanza, sino una confirmación de la verdad y una guía para aquellos que han despertado.

Así pues, aquí hay una doble referencia.

La unidad de la Vía se entiende realmente por la experiencia directa del Despertar. Así, vacío y forma no son distintos.

En Dzogchen se habla de “la Presencia”. Esta presencia es la comprensión constante de que la forma es vacío y el vacío es forma, en cada instante de la vida. Si no es así, todo es un fracaso. Eso es seguro.

Si consideras sólo la existencia de las cosas, no ves su vacuidad. 

Si te asientas en el vacío, no ves la realidad.

Es el mismo tema.

Pensar y hablar sobre ello nos aleja de la vía.

Si abandonamos el pensamiento y el habla, no habrá verdad que no se pueda alcanzar.


Aquí se hace referencia a la gran verdad que debe entenderse más allá de las palabras.

Al retornar al origen encontramos el significado, pero si vas tras las apariencias te alejas del origen.

Buda dice claramente: “han alcanzado el gran y magnífico Despertar, pero no vale para nada”. 


Ésa es la razón por la cual es grande y magnífico. Que todos los que buscan el Despertar, tomen buena nota de ello.

Si aunque sólo sea un instante realizamos la mirada interior, fenómenos y vacío podrán ser trascendidos.

Esto es cierto, pero sin una interiorización no tiene sentido, porque la relación entre fenómenos y vacío no es expresable. Sólo hay una verdad: La no-mente. Y eso sólo se encuentra en la experiencia directa del estado Primordial.

Si nos parece que el mundo cambia incesantemente es debido a nuestra ignorancia.

No hay cambios en la Sabiduría, pero la manera de ver todos los fenómenos cambia, incluidos los conceptos de tiempo y movimiento.

No se trata de buscar la verdad, sólo hay que dejar de tener prejuicios.


No es que las percepciones cambien, sino que la verdad anterior ha sido eliminada de manera que no hay verdad ni no-verdad.

No te asientes en la dualidad.

Evita seguir opiniones duales.

De esta manera, cuando la experiencia se interioriza por completo, no hay dualidad en los conceptos e ideas.

Si juzgas como “correcto” o “incorrecto”, te deslizas en el mundo de los opuestos y tu espíritu caerá en la confusión.

Ésta es la paradoja, porque ni siquiera la Sabiduría puede existir. Entonces ves que lo que ha ocurrido va mucho mas allá de la mente, que matas incluso cualquier concepto Budista, pero a la vez no conviertes lo incorrecto en correcto. En este punto se genera la evolución de ideas y acciones sin escrutinio por parte de la mente. Entonces, en ese momento la mente es una herramienta al servicio de la Naturaleza.

Todo lo dual proviene del Uno, pero no te apegues al Uno.

Lo dual no puede existir como ilusión, sin la presencia del Uno del que ha sido desligado. Pero si te apegas al Uno de manera mental, se destruye la discriminación natural.

Cuando el espíritu se unifica sin apego, los fenómenos son inofensivos.

Entonces, sin dualidad y sin no-dualidad, todo es inofensivo y la discriminación es natural.

Cuando los fenómenos son inofensivos dejan de existir, y con ellos el espíritu.

Con la discriminación natural los fenómenos se disuelven al igual que las cosas transcendentales, porque no existen las mundanas.

El sujeto existe porque hay objeto.

El objeto existe porque hay sujeto.

Es la verdad de la dualidad.

Sujeto y objeto se desvanecen.

En verdad, no son otra cosa que vacío.


Cuando se disuelve la dualidad, no hay más que vacío.

En la unidad del vacío, sujeto y objeto son indistinguibles y contienen al mundo entero.

En la experiencia del vacío está incluída la comprensión de lo ilimitado, lo eterno, y la unidad de todas las cosas.

Si no haces ninguna distinción entre grosero y sutil, permanecerás alejado de los prejuicios.

Cuanto más buscas sutilezas en un asunto, más división y más palabras te hacen falta. Como consecuencia, se invita a la dualidad.

La Gran Vía no es fácil, no es difícil, pero la duda y la prisa son grandes obstáculos.

Es una repetición de la idea del Tao. Es fácil de entender pero difícil de conseguir. Aunque en realidad, una vez has encontrado la vía de la recta atención y recta energía, hay una interiorización de que la dificultad era un oscurecimiento de algo natural y fácil.

Apegarnos a la Gran Vía es caer en el error.

Deja que las cosas sigan su propia naturaleza.



Todos saben que el camino es muy difícil si se entra con apego a los problemas, y es igualmente difícil si se busca el Despertar o la Iluminación, porque la Identidad está siempre presente.

Y es lo mismo si hay apego al Camino. Debes ser consciente de que el Camino es una herramienta y que con el tiempo también se disuelve. Así pues, continúa libre de este apego, porque el Camino mismo es también una ilusión.

Si dejas que las cosas sean a su manera, no habrá ir ni venir y estarás libre y tranquilo.

La clave es confiar realmente en tu propia Naturaleza. Está claro que es difícil. Eso no significa que puedes hacer lo que quieras. Primero necesitas encontrar esa Naturaleza.

Cuando el pensamiento se enreda en juicios, no vemos la verdad de las cosas y engendramos sufrimiento.

Es muy difícil ver la diferencia entre las opiniones y la verdad, y cuando pones a la mente como juez hay una Identidad presente. La única manera de encontrar la verdad es permitir que la verdad se anuncie (se revele) a sí misma. Para eso la mente debe estar en segundo plano.

La confusión y el malestar cansan el espíritu.

¿Para qué desear esto o no querer aquello?


En realidad estamos apegados a nuestros errores, porque son estos errores los que demuestran nuestra existencia. Sin identidades, ¿quiénes somos? Sin el Despertar, no somos capaces de aceptar "la Nada y la Totalidad" como respuesta.

Para ir por el Camino único, deja tus prejuicios contra el mundo de los sentidos y de las ideas.

Cuando lo aceptes plenamente, alcanzarás la iluminación.


El problema no son ni los sentimientos e ideas, ni las discriminaciones. Son naturales y correctos. Es la distorsión de la mente la que es la aparente causa de los problemas. Y esta distorsión tiene como aparente causa a las Identidades. Y la aparente causa de las Identidades es la Dualidad. ¿Y la Dualidad?

El hombre sabio no se obstaculiza a sí mismo, pero el ignorante se encadena con el amor y el odio.

Ésta es la dualidad del afecto cuando hay Dualidad. No existen ni el Amor ni el Odio. Sólo el  afecto que es natural, sin dualidad inseparable de la totalidad; es la verdad. Y cuando aparece en este estado, no hay existencia.

Las cosas del mundo no saben de discriminaciones.

Buscar el espíritu con la mente que distingue es el gran error.


La mente no puede encontrar a la mente, pero es necesaria para entrar en la puerta. Pero esta mente sólo funciona si es suave como un susurro. Si es más fuerte que un susurro, la Identidad se hace presente con la Dualidad.

Quietud e inquietud son ilusorias,

En la iluminación no hay apego o aversión.


Siempre es difícil entender el concepto de que, cuando hay dualidad, hay extremos y apego, pero cuando se va la dualidad no hay extremos.

La dualidad surge de nuestras deducciones.

¡Que ganancia y pérdida desaparezcan para siempre!

Si somos capaces de aceptar la discriminación natural, de actuar con confianza en nuestra propia Naturaleza, y usamos la mente como herramienta, las deducciones se hacen superfluas.

Si nuestros ojos no duermen, no habrá sueños.

Si el espíritu no se pierde en discriminaciones, las diez mil cosas son como son, de esencia única.


Nuestra propia Naturaleza se pierde en las discriminaciones cuando hay Dualidad.

Cuando vemos la esencia única en todas las cosas, nos liberamos de todas las ataduras.

Pero ver esta esencia única con la mente no es una liberación.

Al ver todas las cosas con ecuanimidad regresamos a nuestra naturaleza original.

La verdadera ecuanimidad es la clave, no la indiferencia intelectual. Con ecuanimidad, las actitudes rectas, intenciones rectas, y acciones rectas se refuerzan. Con ecuanimidad, las actitudes No rectas, las intenciones No rectas y las acciones No rectas, NO SE REFUERZAN.

En nuestra naturaleza original nada puede ser comparado.

Sin una mente manchada no hay un JUEZ. Pero el proceso de comparaciones naturales se realiza con discriminación natural, sin la presencia de la mente.

Movimiento y reposo desaparecen.

La dualidad deja de existir.


Es una repetición de la idea... Sin Dualidad no hay existencia, pero el proceso continúa. La existencia está en la mente. Confía en la propia Naturaleza.

Cuando la dualidad desaparece, la misma unidad desaparece.

Nada puede describirlo.



Ésta es la verdad que sólo puedes entender después del Despertar. Cualquier descripción de la Vacuidad sólo puede ser generada por la mente. Nadie puede decir en realidad, "He visto el Despertar”, sólo puede decir “he experimentado el Despertar”.

Pero no puedes saber de este Despertar hasta después de haberlo experimentado.

Las dudas se desvanecen y la fe verdadera reaparece.

Sin aferrarnos a nada, somos libres.


La confianza (la fe) natural sin mente no produce aspectos de identidad, por lo cual está libre de apego y deseo.

Todo es vacío, claro y luminoso por sí mismo.

Este mundo, en el que las cosas son tal cual son, no lo alcanza el intelecto.



El intelecto sólo puede examinar, deducir y llegar a conclusiones con palabras y dualidad; por tanto, sólo puede ver la vacuidad de las cosas en presencia de la existencia de la NO vacuidad.

Así pues, la vacuidad no es el vacío... El Vacío es como es.

Nada más, y no está desligado de la Forma.


En él no hay yo ni otros.

Para experimentarlo basta con “no dos”.


Si hay un "Él" generado por la mente, también hay un “Yo” y un “Otro”. Sólo la comprensión de la no-dualidad, "no dos", puede disolver "Él","Yo" y "Otro".

Todo es idéntico y está contenido en la no-dualidad.

Los sabios lo saben.


Pero lo saben por vía de la experiencia directa, no del intelecto.

Ni existente, ni no-existente.

En todas partes y siempre delante de nuestros ojos.


La discriminación está siempre presente, y las palabras y la herramienta de la dualidad pierden el estado negativo cuando ves al mismo tiempo la no-existencia y la existencia.

Lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande son lo mismo. Sin límites.

La existencia es la no-existencia. La no-existencia es existencia. 

Sólo la mente genera los límites y los extremos.

Uno en todas las cosas.

Todas las cosas Uno.

Era fácil de ver en la historia de los Tres Mosqueteros, ¿por qué es tan difícil en lo abstracto?

Si comprendes esto,

no te preocuparás por la imperfección.


No hay imperfección ni no-imperfección. Sólo lo natural, que por sí mismo conduce a lo recto, que tampoco existe.

La fe es no-dos.

Lo que no es no-dos no es el espíritu de la fe.


La verdadera confianza sólo es un reflejo de la no-dualidad.

Con la confianza de la mente hay dualidad.


Más allá del lenguaje,

Ni pasado, ni presente, ni futuro.

Todo es. Permite que sea así.

No hay comentarios: