lunes, 6 de octubre de 2014

ELEMENTOS GENERALES DEL UNIVERSO





ELEMENTOS GENERALES DEL UNIVERSO
Capítulo II
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
De: Allan Kardec
Uno de los mejores libros de todos los tiempos!!!
Versión castellana y comentarios exegéticos, de:
©Giuseppe Isgró C.

Conocimiento del Principio de las Cosas. Espíritu y Materia. Propiedad de la Materia. Espacio universal.

CONOCIMIENTO DEL PRINCIPIO DE LAS COSAS                                                                                                           

17. Puede, el ser humano, conocer el principio de las cosas?
–“No. Dios no permite que se le descubra todo aquí abajo”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:

Evidentemente, los seres de los cuatro reinos naturales, jamás podrán agotar la totalidad de la fuente universal que constituye tanto el universo, en sí, como el Supremo Hacedor, como causa primera de todo lo existente.
Es decir, ni aquí abajo, entendido como la dimensión física de la vida, ni en la dimensión espiritual, podrá ninguno de los seres absorber el Todo, relativo al Principio de las cosas.
El Principio de las cosas, lo hemos delineado en sus aspectos generales. Ciertamente, la percepción de que cada Espíritu de los cuatro reinos naturales es una emanación a la conciencia individual, a partir de la Divinidad, permite descifrar gran número de enigmas en el universo.
Empero, para llegar a absorber la totalidad de lo que, como atributos divinos, valores universales y ley cósmica, posee desarrollados en todas las vertientes y variantes, el Ser Universal, transcurrirá toda la eternidad y jamás la agotará, ya que, siempre encontrará un más allá.
Pero, esa es la función de cada ser en los cuatro reinos naturales: Cooperar en la expansión de la Creación. En la medida que más avanza en la espiral evolutiva, percibe en mayor grado, y en nuevos niveles, conocimientos de cómo realizar facetas más avanzadas de la Gran Obra.
De qué sirve tratar de abarcar el Todo cuando nuestra misión es comprender lo inmediato, para resolver los enigmas que nos ocupan en todos los ámbitos de las ciencias, de las filosofías y de las artes?
Sin embargo, en nuestra realidad inmediata, el conocimiento de nuestra naturaleza humana, y el de los demás seres de los restantes reinos naturales, permite regirnos adecuadamente para resolver, positivamente, lo que es sometido a nuestro análisis.
El conocimiento de nuestros atributos divinos, valores universales, contribuye a compenetrarnos con los parámetros dentro de los cuales precisamos mantener nuestra conducta.
Iniciando nuestra labor por la senda justa del progreso universal, nos propondremos, en cada etapa, nuevos objetivos de realización espiritual, en un proceso que se denomina: La eterna polarización.
**
Si el ser humano, o cualquier ser de los cuatro reinos naturales, se planteara, o percibiera un objetivo de conocimiento en grado infinito, por su capacidad potencialmente infinita de conocer, y de realizar, sería capaz de obtener ese conocimiento, aunque en su búsqueda tuviese que trabajar toda la eternidad para lograrlo.
Empero, como el poder potencial que posee es de la misma índole que el del Creador, sería capaz de satisfacer su necesidad en tiempo oportuno, de acuerdo con la ley de causa y efecto.
En teoría, esa capacidad de autosatisfacción de conocimiento sería en forma instantánea a nivel de conciencia perceptiva. Pero, él ignora que tiene esa capacidad de conocer al instante, ya que, en su esencia, posee todo el conocimiento del Ser Universal en sí mismo. Empero, aun percibiendo la realidad, por grados, le faltaría, todavía, la experiencia práctica de ese conocimiento.
El ser humano jamás podrá expresar un conocimiento, o el poder para realizar cualquier objetivo concebido, o la solución o satisfacción de toda necesidad que experimente, si no tiene, antes, la conciencia de esa necesidad. Es lo que se conoce como Docta Ignorancia y/o el Poder de la conciencia de la Ignorancia.
Tan pronto adquiera conciencia de cualquier necesidad, instantáneamente manifiesta tanto el conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto, y del por qué, así como el poder realizador equivalente, y en ese mismo grado de conciencia perceptiva de la necesidad. ESTO ES, SE ENTIENDE, A NIVEL MENTAL, o espiritual. Pero, aún, en la dimensión de la manifestación física, precisará el tiempo suficiente para expresar el resultado práctico, efectivo, como experiencia de vida, para que ese conocimiento, o realización, tenga autenticidad y valor, y desarrolle la aptitud inherente, y equivalente, en cada ser, según se trate.
Dada la poco probable posibilidad de que el ser humano, en su estado de potencialidad, adquiera conciencia, en forma instantánea de la totalidad de lo que ignora, en un momento dado, en todos los grados que ignora que desconoce, dejará de expresar tanto el conocimiento como el poder realizador.
En la medida en que, por grados, en la eterna polarización, vaya adquiriendo conciencia de determinadas necesidades y/o ignorancias, expresará, simultáneamente, el respectivo conocimiento y grado de poder realizador.

18.  Penetrará el ser humano, un día, el misterio de las cosas, que ahora le están ocultas?
–“Los ojos se le abren al mismo tiempo que él se purifica; pero, para comprender algunas cosas, necesita facultades que todavía no posee”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC.:

El Espíritu está dotado de un poder potencialmente infinito, expresado en dos vertientes: la primera, de percepción del conocimiento, y su respectiva comprensión en determinado grado; la segunda, de acción creadora.
Cuando en la primera parte de la respuesta se indica: –“Los ojos se le abren al mismo tiempo que él se purifica”, el estado de purificación de la persona, implicaría una depuración de su Espíritu en los asuntos “materiales” de la existencia, sensibilizando su ser en las cosas elevadas de la vida.Centrando su atención en las preguntas que inquietan su conciencia, se les abren los ojos de la comprensión intuitiva, e inspirativa, que le permiten percibir la información que precisa, sabiendo lo que quiere saber.
Esto implica descentrar la atención del ego, de los sentidos físicos, de la lógica inductiva y deductiva, emancipándose de la conciencia objetiva para acceder a la visión espiritual, a un nivel de conciencia trascendental. La segunda parte de la respuesta, expresa: “pero, para comprender algunas cosas, necesita facultades que todavía no posee”- Preguntamos: “Facultades que todavía no posee”, o, que no posee, todavía, desarrolladas? Recordemos que el Espíritu se encuentra dotado de los mismos atributos divinos del Creador Universal, en estado potencial.
Esto quiere decir que posee, exactamente, todas las facultades que les son inherentes al Creador, pero, en estado potencial, que, eternamente habrá de desarrollar.
En este desarrollo eterno, irá percibiendo, gradualmente, en la medida en que se purifica, y desarrolla sus atributos divinos, todo el conocimiento del cual perciba su ignorancia, en un momento dado.
Es decir, la conciencia de lo que ignora, le irá creando el molde que expresará el respectivo conocimiento, y la fuerza creadora inherente, que precisa en ese estado evolutivo.

 19. Puede, el ser humano, penetrar algún secreto de la naturaleza por las investigaciones de la ciencia?
–“La ciencia le ha sido dada para que progresase en todas las cosas; pero él no puede sobrepasar los límites establecidos por Dios”-.
Cuanto más el ser humano logra penetrar dentro de estos misterios, tanto más debe ser grande su admiración por la potencia y la sabiduría del Creador. Empero, sea por orgullo, o por ausencia de fortaleza, su misma inteligencia le convierte en presa de la ilusión: él acumula sistemas, y en algún momento le será evidente cuantos errores ha cambiado por verdades y cuantas verdades ha repudiado como errores. Constituyen otras tantas desilusiones para su orgullo.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

El ser humano ha ido penetrando en los secretos de la naturaleza, gradualmente, sin tomar en cuenta la clase de conocimiento que puedan poseer los seres en los demás reinos: animal, vegetal y mineral, que, aún, el ser humano desconoce, por la razón que fuere. Pero, evidentemente, en cada etapa evolutiva, existe un límite que, gradualmente, habrá que ir trascendiendo. Por ejemplo, el método científico utiliza la lógica inductiva y deductiva en su búsqueda del conocimiento. 
Pero, la percepción por los cinco sentidos físicos y la capacidad de razonamiento tienen sus respectivos límites los cuales son trascendidos por la intuición y la inspiración.
 Es decir, que la mente humana es capaz de obtener informaciones utilizando facultades espirituales, cuyos límites los constituyen el estado de desarrollo de las mismas, y la pureza de conciencia, que se traduce en la intención de la persona, en determinado grado evolutivo.
 El ser humano, como lo ha ido demostrando en la historia, va superando todas las barreras que encuentra en su búsqueda del conocimiento, y así lo seguirá haciendo en el eterno presente, en forma gradual, sin límites de ninguna naturaleza. 
No se deben, ni pueden aceptarse, por lo tanto, límites algunos, en el desarrollo de la propia misión existencial, por cuanto nadie conoce los alcances ilimitados de su capacidad. Por cada límite que encuentre en su camino, el ser se preguntará: Qué hay más allá? Cómo puedo llegar allí? Siempre encuentra la manera de hacerlo. 
Pero, primeramente, en cada caso, debe llegar a ese límite “temporal”, en su eterno camino, no pararse allí y, luego, seguir siempre adelante.
Para vivificar el respectivo grado de percepción y el inherente grado de poder realizador, es preciso que la persona los aplique a las necesidades, deseos, sentimientos, y objetivos, que va experimentando en su conciencia, o anteponiéndose como metas de solución, para auto-expresarlos como experiencia de vida. Un camino para toda la eternidad, en tiempo presente, sin agotarlo jamás, afortunadamente. Adelante.

20.    Fuera de las investigaciones de la ciencia, le es permitido al ser humano recibir comunicaciones de orden más elevado en torno a aquello que escapa al examen de sus sentidos?
–“Sí. Dios, cuando lo estima útil, le revela al ser humano lo que la ciencia no puede enseñar”-.
Precisamente por estas comunicaciones el ser humano alcanza, dentro de ciertos límites, el conocimiento de su pasado y de sus futuros destinos-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La respuesta a esta pregunta ratifica la percepción de los anteriores comentarios exegéticos.
Recordemos: Las enseñanzas védicas, las de las Leyes de Manú, -o, Manava-Dharma Sâstra-, las del Mahabharata, -cuyo sexto capítulo es el Bagavad Gita-, y otras de esa remota antigüedad, cuya profundidad de sabiduría asombran a la humanidad del siglo XXI, y continuarán haciéndolo en el futuro, -tomando en cuenta de que fueron elaboradas en una época histórica en la que se supone que vivía una humanidad primitiva-, eran conocidas como “las enseñanzas de los oidores a los pies del maestro”.
Qué significa esto?
Es muy sencillo: fueron enseñanzas impartidas por Espíritus superiores, de otros mundos más avanzados, por medio de un “sensitivo” debidamente facultado a tales efectos, que transmitían un conocimiento que no era originario del planeta tierra.
Antes de ese momento, nadie había hablado de determinados temas, en esa forma específica, como la reencarnación, la ley del karma y otros temas inherentes a cada una de las obras en cuestión. De manera que, la misma vida, en forma gradual, y oportunamente, determina que se vayan trascendiendo los límites establecidos para cada etapa evolutiva.

21.  La materia ha existido ab aeterno como Dios, o bien ha sido creada en algún momento por Él?
-“Esto lo sabe sólo Dios. Vuestra imaginación no puede dejar de demostraros la imposibilidad de que Dios, amor y bondad por esencia, haya podido estar alguna vez inoperante. Por muy lejos que pudierais imaginar el principio de su acción, podríais representároslo un solo momento inactivo?

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Sabemos, tal como lo expresa la Segunda Ley de la Termodinámica, o, Ley de la conservación de la energía, que ni la vida, ni la energía, se crean ni se destruyen; simplemente, existen. Ahora bien, qué es la materia? Podríamos definir a la materia como energía condensada en “X” grado vibratorio, según el elemento, o elementos que la conformen. 
Si pudiésemos ver cualquier trozo de materia bajo una lupa poderosa, que lo permitiese, nos daríamos cuenta de que la materia no es compacta, “sólida”, en el estricto sentido de la palabra, sino que, en su estructura, existen espacios “vacíos”, pero que, realmente, no es mas que energía condensada. 
Cuando el respectivo ciclo de esa materia termine y pase por el proceso natural de descomposición, la energía que le conformaba vuelve al depósito universal, para ser, nuevamente, utilizada. 
Cómo ocurre esto, y quién lo realiza? 
Todos hemos oído, alguna vez, hablar de los “Espíritus elementales de la naturaleza”. 
Qué son los Espíritus elementales de la naturaleza? Qué es un Espíritu? 
Imaginemos el universo dividido en tres substratos. El primero, conformado por Dios, -el Ser Universal-, la fuente cósmica de donde emana todo. 
Una energía luminosa en movimiento eterno, dotada de inteligencia infinita, con todos los atributos divinos, -valores universales-, en grado infinito de desarrollo, en todas sus vertientes y variantes, sin límites de ninguna naturaleza, que constituyen el soporte de los principios cósmicos y de las leyes universales, cuya síntesis se expresa como ley cósmica. 
Por supuesto, Dios se encuentra dotado de una conciencia universal de sí y de todo lo que Él es y representa, de su poder creador infinito, y aún así, potencialmente infinito, en infinitos aspectos, variantes y vertientes. 
Causa suprema del universo ab eterno, es decir, desde la eternidad, en la eternidad presente, para la eternidad. Se ha dicho: Causa suprema universal. 
Todo este todo conforma lo UNO, que es la totalidad de lo que existe, y llegará a existir, en el eterno presente.
 El segundo substrato, conformado por el ALMA UNIVERSAL, que es la MATRIZ CÓSMICA, conformada por substancia etérica que llena todo el universo, que podría ser comparado a la “tierra cósmica”, equivalente a la tierra que conocemos, pero, en estado etérico. 
Representa, al mismo tiempo, a la  MENTE CÓSMICA, equivalente a lo que, en pequeño, es la mente de un ser humano. 
Otra comparación, necesaria: las semillas que se siembran en la tierra, a nivel de la mente estarían representadas por las ideas. 
Ahora bien: en la naturaleza existen cuatro reinos conocidos: el humano, el animal, el vegetal y el mineral. Cada uno está conformado por tres entes básicos: el Espíritu, el alma y el cuerpo. 
Quién crea el Espíritu, fuente de la vida? Se ha dicho ya, que la vida no se crea, porque existe ab eterno, es decir, desde la eternidad: Siempre. 
Entonces, cómo emana a la conciencia individual? Cada vez que el Ser Universal precisa a una familia de Espíritus, en cada reino natural, Él, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarse de Él mismo, toma posesión, en el ALMA UNIVERSAL, de una célula matriz, a la que dinamiza con vida eterna e inmortal, a partir de ese momento, y siendo Él mismo, sin haberse separado de Él mismo, continúa dotado de sus mismos atributos divinos, -o valores universales, de su conciencia, en la que se expresan los sentimientos de los valores universales, como guía divina de vida, o sentidos cósmicos, pero, arrancando desde un grado cero de percepción y expresión de poder creador, a partir de ese momento inicial. 
Es decir, emana a la conciencia individual, el mismo Ser  Universal, pero en la conciencia de este ser individualizado no quedó registrado todo lo que era el Ser Universal desde la eternidad pasada, lo cual deberá descubrir, ese ser, a partir de entonces, en la eternidad futura, en el eterno presente: Ahora. 
Evidentemente, ese nuevo ser tiene una misión y cumple un propósito del Ser Universal, que es el de acrecentar a la Creación. Esteproceso de emanación a la conciencia individual, del mismo Ser Universal, ocurre, por igual, con los Espíritus de los cuatros reinos naturales: el humano, el animal, el vegetal y el mineral, salvo de que existan otros reinos que desconozcamos, por ahora, Y es aquí donde entran en escena los Espíritus elementales de la naturaleza, constituidos por los Espíritus emanados a la conciencia en el reino mineral, por ejemplo: los espíritus del hierro, del oro, del estaño, del zinc, del bronce, de la plata, etcétera.
Emanados los Espíritus a la conciencia individual,  en el ALMA UNIVERSAL, -o mente cósmica-, en los cuatros reinos naturales, en las correspondientes células matrices, -equivalentes a espermatozoides etéricos-cósmicos-, en las que el Ser Universal se une, dinamizándoles, esas ubicaciones, dentro del alma universal, van a constituir sus espacios cósmicos, respectivamente, al igual que el espacio que queda en una masa de harina, de la cual, un ama de casa, mediante un molde, extrae una galletita. Permanecerá unido a ese espacio cósmico, en el alma universal, mediante un “hilo de plata” elástico, fluídico, como su hogar. Ya, aquí, tenemos dos de los elementos de la trilogía que le conforman: Espíritu y alma.
El tercer substrato, se encuentra conformado por la materia: Los Espíritus elementales de la naturaleza, equivalentes a cada uno de los elementos minerales conocidos y por conocer, vibran, cada uno, en una determinada frecuencia, de acuerdo a su tipo, y materializan la energía, es decir, la condensan en materia, es decir: hierro, oro, plata, bronce, oxígeno, nitrógeno, carbono, etcétera. 
Aquí, se sigue cumpliendo el principio de que la constitución de cada ser está integrada por: Espíritu, alma y cuerpo. Este substrato va a conformar la base y el soporte de los mundos físicos, en el cosmos. Aquí reside el secreto de la creación de los mundos, en el inmenso universo. 
Cada vez que los maestros de la Creación van a formar un mundo, de acuerdo a los planes y objetivos de la humanidad que le habrá de poblarle, o habitarle, en determinado lapso, los maestros de la creación a cuyo cargo se encuentra la formación de aquel mundo, le dan una orden, a esa inmensa cantidad de Espíritus elementales que van a coadyuvar, para que condensen determinadas masas de materias, tanta como sea necesaria hasta alcanzar el volumen respectivo de acuerdo al tamaño previsto para ese mundo. 
Aquí residiría, probablemente, también, el secreto de esas enormes velocidades mediante las cuales los mundos giran sobre sus propios ejes y alrededor de su respectivo sol, en un movimiento integral cósmico. 
Es decir, dado que en su nivel infinitesimal la materia está constituida por Espíritus elementales, en cuya expresión física como átomos de sus respectivos elementos constituyen una energía en movimiento, la unión masiva de todos esos elementos, dotados de energía en movimiento, en su suma total, le otorgan, al respectivo mundo, sus movimientos sobre sus propios ejes, y el de la traslación en torno a su respectivo sol, en base a un determinado punto de equilibrio, por la ley de gravedad. 
Pero, la unión de los mundos, de los sistemas solares, en sus respectivas galaxias, en unión con todas las galaxias del universo, todas se desplazan, uniformemente, en armonía, en un viaje perpetuo por el universo. 
Prácticamente, el sistema de galaxias, en su conjunto, se encuentra en un viaje permanente por el Cosmos. Somos viajeros cósmicos en el espacio, en tiempo presente.
Siendo la ley una e igual para todos, cada especie, para expresar,  en su respectivo reino, lo relativo a su cuerpo físico, sigue un proceso análogo al mineral, con las adaptaciones, y variantes, inherentes a su índole. En síntesis, en este quehacer universal el Creador está realizando un juego consigo mismo. Pero, que juego!

22. La materia se define, en general, como lo que tiene extensión; lo que puede causar un efecto perceptivo sobre nuestros sentidos; lo que es impenetrable. Son exactas estas definiciones?
-“Según vuestra manera de ver, sí, por cuanto vosotros habláis de lo que conocéis; empero, la materia existe, también, en otros estados que vosotros desconocéis todavía. Ella puede ser, por ejemplo, tan etérea y sutil que deja de hacer el más mínimo efecto sobre vuestros sentidos; empero, ella siempre es materia aunque para vosotros no sería tal cosa”-.
Cuál definición nos daríais vosotros de la materia?
-“La materia es la unión que vincula el espíritu, y al mismo tiempo es el instrumento que le sirve, y sobre el cual ejercita su acción”-.
Esto admitido, puede decirse que la materia es el agente, o el vehículo, con la ayuda del cual y sobre el cual actúa el espíritu.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

El mundo de la materia no es más que la dimensión física de la expresión de la vida.
Esta manifestación física de la vida, siendo real desde el punto de vista de lo tangible, de lo físico, de lo compacto, no deja de ser más que una apariencia, una ilusión.
Esto es debido a que la materia no es más que la condensación de la energía bajo ciertas formas y características.
Formas y características que se plasman de acuerdo con las imágenes expresadas por el respectivo Espíritu elemental de la naturaleza y por la “personalidad” inherente del elemento en sí, del cual se trate, que le imprime determinadas cualidades físico-químicas, con una función específica en el contexto universal.
Al igual que una planta, del entorno que conforma su hábitat, en la tierra, extrae las sustancias que le permitirán desarrollar la vida física que le es inherente. Así como crecer y desarrollarse, mientras culmine su ciclo biológico, lo cual ocurre también en la dimensión energética.
El Espíritu elemental vibra a una determinada frecuencia y condensa la materia equivalente al elemento en cuestión, del que se trate.
Siendo la misma energía universal del que extrae la esencia inherente al tipo de Espíritu elemental del que se trate, empero, las cualidades y características son diferentes, entre sí, según sea un elemento u otro.
Cómo es posible que, siendo la misma energía la fuente de la cual extrae cada Espíritu elemental la esencia con la que manifiesta la materia inherente, tengan las diversas expresiones de la materia, características y cualidades tan diversas entre sí?
Será que en esa aparente uniformidad de la energía cósmica existen, también, una extensa gama de variantes equivalentes a la totalidad de los elementos conocidos y por conocer, en cada planeta del que se trate?
De la misma manera que en la tierra, que a nuestra vista aparece uniforme y como si fuese una sola substancia, pero que contiene tan extensa gama de elementos, ocurrirá que, en la dimensión energética existen, también, variantes en los tipos de energía, que los Espíritus elementales utilizan de acuerdo con su “personalidad”, para condensar la energía de acuerdo al tipo de elemento?
Evidentemente, existe una dimensión espiritual en la que se desenvuelven los Espíritus elementales de la naturaleza, al igual que los de los otros tres reinos naturales. Esta dimensión no es sino la expresión de la Divinidad en tantos seres emanados a la conciencia individual, sin separarse la Divinidad de sí misma, y sin dejar de ser Ella misma.
Existe, también, la dimensión del Alma Universal, que es una especial forma de materia etérica, fluídica, más sutil, quintaesenciada, que sirve de vehículo espiritual a todos los Espíritus que conforman la dimensión espiritual. Es una forma menos densa de materia, pero, es una variante de la materia.
Esa materia que conforma el Alma Universal, que le sirve de vehículo en la dimensión espiritual, y le sirve, al mismo tiempo, de enlace entre el Espíritu y el cuerpo que funge de vehículo en la dimensión física de la vida.
Esa alma individualizada, en cada Espíritu de los cuatro reinos naturales, que no dejan de ser emanaciones individuales, en el Alma Universal, de la misma y única Divinidad, causa suprema de todo lo existente, contiene en sí todas las esencias del universo, en todas sus vertientes y variantes, pero, con una programación específica, según el Espíritu de que se trate.
Es decir, Espíritu de los respectivos cuatro reinos naturales, salvo que existan otros reinos naturales que aún no se conozcan en el planeta tierra.
En todo caso desde la forma física más densa de la materia, a la más sutil y etérica, existe una inmensa variante que podríamos, esencialmente, ubicar entre el grado cero y el infinito de densidad, o estado de depuración. Es decir, mientras más elevados sean los estados de conciencias en ese mismo grado se sensibiliza la materia adquiriendo expresiones más depuradas y bellas.
Esta es la razón de que en el ámbito Espírita se habla que el alma o periespíritu es materia quintaesenciada, menos densa que la física, pero materia en fin.
Si existen formas físicas diversas en la materia, es porque, simultáneamente, existe una análoga diversidad de Espíritus elementales capaces de condensar esas variantes en la materia. Tantos Espíritus elementales como elementos existan, conocidos o por conocer.
De igual manera, existen arquitectos cósmicos que diseñan, según el reino natural, las formas equivalentes a la especie vegetal, o elemento mineral, de acuerdo a las características respectivas de cada especie o elemento?
 Esas características especiales de cada especie animal, vegetal o mineral, han sido impresas ya  por la Divinidad en el momento en que emanan, respectivamente, a la conciencia individual?
O, cada Espíritu de los cuatro reinos naturales los va desarrollando, haciendo uso de su respectivo libre albedrío?
Tienen libre albedrío todos los Espíritus de los cuatro reinos naturales?
Por supuesto que sí. No hay duda ninguna de ello. Están dotados de los mismos atributos de la Divinidad, incluyendo la conciencia y el libre albedrío.
La única diferencia podría surgir en que el Espíritu humano utiliza la materia de los otros tres reinos naturales, al igual que el Espíritu de los animales.
El Espíritu vegetal utiliza la materia a partir del reino mineral, y el reino mineral, utiliza la materia a partir de la energía. Cada reino sirve de enlace y soporte del otro.
Es decir: Los Espíritus elementales de la naturaleza, utilizan la energía; los Espíritus del reino vegetal utilizan la energía a partir del reino mineral; los Espíritus de los reinos animal y humano, lo hacen a partir de la energía sintetizada por el reino mineral y vegetal, y, en parte, a partir del mismo reino animal y humano.
Es un proceso de cooperación recíproca e integral.
Toda esta extensa gama de variantes en la condensación de la energía, en materia, empieza en la mente de cada Espíritu. Cuando se dice que “los pensamientos son cosas”, es que las ideas, o ideogramas que contienen o expresan, son capaces de manifestar su equivalente a nivel espiritual, anímico o físico. A nivel espiritual como sentimientos, a nivel anímico, como emociones, y a nivel físico, como sensaciones. Según su índole manifiestan el equivalente físico, por las leyes de causa y efecto, y por la de la polaridad y la de atracción, entre otras.
El respectivo orden que conforman en el contexto universal tiene que ver con la densidad, o estado de depuración, suma existencial, o peso específico de cada ser en los cuatro reinos naturales.
Nos quedaría como ejercicio práctico:
1)       Realizar un estudio de la materia desde la perspectiva de la Física.
2)       Otro, desde la perspectiva de la Química.
3)       Igualmente, un análisis de la materia desde la perspectiva de la Biología.
4)       Realizar, también, un análisis de la materia desde las perspectivas de diversas corrientes de pensamiento, que permita completar el cuadro mental de la realidad de la dimensión física de la vida. 
5) Realizar un estudio actualizado sobre el éter.

23. Qué es el Espíritu? (*)
-“El principio inteligente del universo”-.
Cuál es la naturaleza íntima del Espíritu?
-“El Espíritu, no se puede analizar fácilmente en vuestro lenguaje. Él, para vosotros no es nada, por cuanto no es cosa palpable; pero, para nosotros sí lo es. Recordad, que nada es lo inexistente y lo inexistente no existe”-.
(*) Este principio explica el fenómeno, conocido por todos los magnetizadores, de poder dar, con la voluntad, a cualquier sustancia, por ejemplo, al agua, propiedades muy diversas, con un gusto determinado, y también las cualidades activas de otras sustancias. Por cuanto no existe más que un solo elemento primitivo, y las propiedades de los diferentes cuerpos no son más de modificaciones de él, resultando que la sustancia más inocua tiene el mismo principio de la más nociva. Así el agua, que está formada de una parte de oxígeno y de dos de hidrógeno, se vuelve corrosiva, si se dobla la proporción del primero. Una análoga transformación puede producir la acción magnética dirigida por la voluntad.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

El Espíritu es, como expresa la respuesta a la pregunta formulada en el epígrafe 23: -“El principio inteligente del universo”-.
La respuesta es más profunda y completa de lo que, a simple vista, parece. Define al Espíritu como: -“El principio inteligente del universo”-.
Desde antigua data se ha mencionado que todo es: Uno. Al referirse la pregunta a lo qué es el Espíritu, se refiere, en su respuesta, al Principio Inteligente del Universo. Un solo principio. Indiviso e indivisible. Que se manifiesta en todos los Espíritus de los cuatro reinos naturales, sin separarse de sí mismo, y sin dejar de ser Él mismo.
Es la inteligencia infinita del Universo, que se expresa en toda manifestación de vida, en cada ser de los cuatro reinos naturales, de acuerdo a las propias e inherentes necesidades del eterno presente, en el aquí y ahora.
Es la misma Divinidad que emana a la conciencia individual, en cada ser de los cuatro reinos naturales, sin separarse de sí misma y sin dejar de ser ella misma. Cada ser está dotado, por ende, de los mismos atributos de la Divinidad, y de su conciencia. Es decir, los atributos de cada Espíritu, en los cuatro reinos de la naturaleza, son los mismos que los de la Divinidad, y su conciencia, una réplica de la conciencia de la Divinidad.
Es la misma vida de la Divinidad que fluye en cada Espíritu de los cuatro reinos de la naturaleza: Humano, animal, vegetal y mineral.
En la Divinidad, los atributos divinos, o valores universales, se encuentran desarrollados en todas sus vertientes y variantes: -Estados de conciencia y estaciones, o grados-. En cada ser individual, emanado a la conciencia individual, en el Alma Universal, los atributos divinos se encuentran en estado potencial, en todas sus vertientes y variantes, que eternamente desarrollará en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal. Se encuentra dotado, también, de un poder potencialmente infinito, que expresará según afronte necesidades o anhelos y deseos de realización personal, por medio de objetivos claramente definidos.
El Ser Universal es anhelo de ser; todos los Espíritus emanados a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, son la expresión de ese anhelo de ser del Creador Universal, y de su voluntad divina.
El Espíritu está dotado, de vida eterna e inmortal. Siempre vivirá en el eterno ahora. Siempre ha existido, ya que es la misma Divinidad, solo que, cada ser, emana a la conciencia individual, en un momento dado, dando comienzo al proceso del eterno retorno, desde ese instante. Esa es la razón de que, quienes iniciaron antes el proceso del eterno retorno se encuentran en una fase más adelantada del camino. Empero, todos siguen, y seguirán el mismo camino, en la eterna expansión del Universo, de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.
En cada expresión de vida universal, se encuentra presente el Espíritu, además del cuerpo, y del elemento de enlace, que es el alma, o periespíritu.
La naturaleza del Espíritu es la misma naturaleza espiritual de la Divinidad: La esencia, energía en eterno movimiento, es la vida por excelencia, consciente de sí misma, e inteligente. Dotada, también, de libre albedrío, con autonomía enmarcada dentro de los valores universales, sustento de la ley cósmica impresa en la conciencia de cada Espíritu, o expresión de vida.
24.  Espíritu es sinónimo de inteligencia?
-“La inteligencia es un atributo esencial del espíritu; pero, tanto el uno como la otra, se confunden en un principio común, de modo que para vosotros son la misma cosa”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La inteligencia es un atributo que posee el Espíritu, pero no es el Espíritu. Es una facultad del Espíritu, una APTITUD, o estado de conciencia, y una actitud, que le faculta para percibir y entender, hacer o dejar de hacer, sentir o dejar de sentir.
En la medida en que el Espíritu evoluciona, y amplía sus estados de conciencia perceptiva, y realizadora, la inteligencia se aviva, y será capaz de penetrar en la comprensión de áreas y aspectos de conocimientos, con mayor amplitud y profundidad, en el entorno universal.
El conocimiento de la verdad universal conformado por los valores universales, permite, al Espíritu, penetrar en una más extensa gama de estados de conciencias, y dentro de los mismos, alcanzar estaciones más elevadas, o grados perceptivos de la realidad, con sus inherentes grados de poder realizador, potencialmente infinito, pero expresado en el mismo nivel en que manifiesta necesidades insatisfechas y anhelos por realizar.
La inteligencia potencialmente infinita del Espíritu, en los cuatro reinos de la naturaleza, se ejercita, para su desarrollo, mediante el mecanismo de necesidades y los deseos y anhelos de realización, en una eterna polarización. 
La rueda de la vida está constituida por los valores universales, o atributos divinos y dentro de ella la eterna polarización, trasmutando cada estado de conciencia en un nivel más elevado de percepción y realización. 
Cada valor universal es uno de los incontables caminos existenciales que eternamente recorrerá cada Espíritu, pasando por grados de conciencia, o estaciones, que van del cero grado al infinito.
Es la espiral evolutiva de la conciencia, un camino circunferencial, que mientras más avanza, más se expande en capacidad perceptiva, comprensiva, y de poder realizador.

25. El Espíritu es independiente de la materia, o es, en cambio, una propiedad de ella, como los colores los son de la luz, y el sonido, del aire?
-“El uno es distinto de la otra; empero, es necesaria la unión de ambos para dar una inteligencia a la materia”-.
Es, quizá, igualmente necesaria esta unión también para la manifestación del Espíritu?
-“Es necesaria para vosotros, ya que no estáis organizados para percibir el Espíritu libre de la materia: las limitaciones de vuestros sentidos no lo permite”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Toda expresión de vida, en la dimensión física del planeta Tierra, y en cualquier mundo del universo, -siempre físicamente hablando-, está conformada, por lo menos, por tres entes claramente diferenciados, entre sí: El Espíritu, o ente inteligente;el Alma, o periespíritu, como elemento neutro de enlace entre el Espíritu y el cuerpo; y el cuerpo, vehículo que funge como elemento fundamental para la expresión física de la vida, en los cuatro reinos naturales.
Una es la ley cósmica que rige todo en la Creación Universal. Cada ser, en los cuatro reinos naturales, está conformado por Espíritu, Alma y cuerpo. Dejamos sentado este principio en forma clara, precisa y contundente, para corregir, definitivamente, cualquier equívoco al respecto. Hasta los animales, los vegetales y los minerales, están conformados por Espíritu, Alma y cuerpo; es decir, en toda expresión física, la fuente de la vida es el Espíritu.
El Espíritu, como se ha expresado reiteradamente, está conformado por la misma esencia de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad.
Igualmente, el Espíritu está dotado de todos los atributos divinos del Ser Universal, y del poder potencialmente infinito que le es inherente, que expresará sin límites de ninguna naturaleza, en la eterna polarización, en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal.
Esto, algunas corrientes de pensamiento lo han denominado un proceso de involución-evolución. Es la teoría del eterno retorno. El viaje de regreso a la fuente, de la cual, en un momento dado, se ha emanado a la conciencia individual: No creado, sino emanado de la Divinidad, sin separarse de la divinidad que ha existido siempre, y sin dejar de ser la Divinidad.
Cada ser emana perfecto a la conciencia individual;  lo que evoluciona, en sí, es cada uno de los estados de conciencias relativos a los valores universales, o atributos divinos, pasando por todas las estaciones –o grados-, del cero al infinito, mediante cuyo proceso encuentra siempre un más allá en conocimiento de la verdad universal, de los valores universales, del uso del poder creador -potencialmente infinito- que le es inherente, y de los objetivos de cooperación en la realización de la Gran Obra, en la expansión de la Creación universal.
Todo este bagaje de realización cósmica se encuentra regido por los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo en la Ley Cósmica, cuyo soporte constituye cada uno de los valores universales.
Igualmente, en cada uno de los Espíritus de los cuatro reinos naturales se encuentra una réplica exacta de la Conciencia del Ser Universal, en la cual se expresa, por medio del lenguaje de los sentimientos relativos a los valores universales, la misma Divinidad, en una acción pedagógica constante, y perenne.
Al mismo tiempo, toda expresión de vida es la única vida que existe: la de la Divinidad. Por eso se habla que todo es UNO.
La Divinidad es voluntad y anhelo de ser a nivel universal, en la eterna expansión de la Creación, y cada ser que emana a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de ser la Divinidad.
Cada ser es el instrumento de ese anhelo de realización y la voluntad de su expresión, en todas sus vertientes y variantes, desde un grado cero al infinito, encontrando, como ya fue dicho, siempre un más allá sin límites de ninguna naturaleza.
La Divinidad Universal jamás agotará el total del caudal de su potencial realizador, y de sabiduría de los valores universales impresa en la ley cósmica y en la conciencia de cada ser, o toda expresión de vida, en los cuatro reinos naturales conocidos, y en los eventuales otros por conocer.
Es importante destacar que el Espíritu interactúa, simultáneamente, en ambas dimensiones: Espiritual y física, en forma constante, aun cuando no tenga conciencia objetiva de ello.
El fenómeno, de interrelación entre ambas dimensiones, se realiza por medio de la facultad de desdoblamiento, o proyección espiritual.
Pero, lo que el Espíritu realiza en la dimensión espiritual no lo registran los sentidos físicos, razón por la cual no conserva un recuerdo claro en la conciencia objetiva.
Esto se explica por el viejo aforismo de que, lo que no pasa por los cinco sentidos no se encuentra en la conciencia, cuyo primer exponente fuera Aristóteles, y posteriormente, Francis Bacón. Empero, esto es, únicamente, una verdad a media, ya que, muchas de las realizaciones, o percepciones que el Espíritu realiza en esos breves intervalos, en la dimensión espiritual, aunque sean de escasos segundos, las recuerda como intuiciones, o ideas que les vienen a la mente sin saber de dónde las obtiene: Es decir, sabe sin saber cómo ni porque sabe. De esa interrelación con el mundo espiritual, obtiene, también, incontables inspiraciones, que no son más que la comunicación de contenidos mentales de entes encarnados, o desencarnados, comunicando pensamientos dentro del pensamiento, que aportan ideas que le conducirán, a cada quien, al desarrollo de las mismas, o de orientación, o guía, en la realización del propio trabajo. Homero es uno de los genios que describió con precisión esta interrelación entre ambas dimensiones, tanto en la Ilíada como en la Odisea. Es una faceta de la obra homérica que es preciso profundizar. Platón, en el diálogo Ion, también desarrolla este tema en forma admirable. (En el Blog Verdad Universal Divina, se encuentran tres amplios trabajos sobre la Intuición, la Inspiración y el Desdoblamiento, o proyección espiritual).
El Espíritu interactúa, como fue dicho, en ambas dimensiones: La Espiritual y la física, simultáneamente.
Sería beneficioso que los seres humanos se abocasen al estudio serio y profundo de las facultades del Espíritu, para optimizar esa interrelación. La primera obra que estudia a fondo, en la historia de la humanidad, y con conocimiento de causa, las facultades espirituales, es El Libro de las facultades espirituales, del ilustre maestro de Lyon, Allan Kardec. Esta obra, que estamos traduciendo, podrá leerse en nuestro Blog: El libro de las facultades.
Quilón, el Lacedemonio, en el siglo VI antes de nuestra era, inscribió su precepto, en Delfos: -“Hombre, conócete a ti mismo, que el estudio propio del hombre no es conocer a Dios, sino conocerse a sí mismo”. Mahoma, al inicio del siglo VII de nuestra era, acuño el aforismo: -“Conócete, y conocerás a Dios”.
Cada ser debe centrar su atención en conocer su propio ser en los tres entes que le conforman, con el fin de aprovechar al máximo su misión existencial en la expresión física de la vida.
Se tendrá ocasión, a lo largo de estos comentarios exegéticos, y del estudio de la obra que se comenta, de analizar a fondo, dentro de lo posible, cada uno de los entes que conforman cada ser, o expresión de vida, en sus tres elementos constitutivos: Espíritu, Alma y Cuerpo.

26. Se puede concebir el espíritu sin la materia y la materia sin el Espíritu?
–“Sí, ciertamente, con el pensamiento”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Ciertamente, el pensamiento es un atributo del Espíritu.
El Espíritu piensa en imágenes. Pensamientos e imágenes conforman ideogramas, o cuadros mentales, que permiten la percepción del conocimiento.
La matriz de este conocimiento es la idea,
Al tener la idea ya se posee la base y el fundamento para desarrollar, con mayor amplitud, el cuadro mental que conforma el conocimiento.
Las imágenes son percepciones del Espíritu, por observarlas, éste, directamente, del lugar mismo en que se encuentra el conocimiento, o el objeto de este. Esto ocurre bien sea que se encuentre en un lugar determinado, o en el propio archivo espiritual de la persona, o en el archivo espiritual –en el alma- de seres encarnados, o desencarnados, donde el Espíritu, en desdoblamiento, o proyección espiritual, lee esa información.
Dicha información, o contenido mental, lo transfiere a la conciencia objetiva, como intuición, en el acto de reincorporarse a la materia, o al propio cuerpo.
Si el Espíritu, en desdoblamiento, o proyección espiritual, es capaz de observar el objeto del conocimiento que percibe, también lo es para concebir, o percibir, al Espíritu exento de materia, en la dimensión espiritual.
Esa percepción del Espíritu, al margen de la materia, efectuada por el pensamiento, no es más que una observación efectuada directamente por el Espíritu, con la visión espiritual, y no con el sentido físico de la vista, y la capacidad de análisis por la lógica inductiva y deductiva.
Trasciende la visión física.
Al proyectarse el pensamiento al objeto que le ocupa la atención, y al centrar la atención en el mismo, expande la conciencia perceptiva, y observa directamente, ve con la visión del Espíritu, al Espíritu de otros seres, en la dimensión espiritual.
Al retrotraerse a la materia, en la conciencia objetiva, le concibe como una realidad.
La imagen de lo que vio la traduce en idea, ésta en pensamiento –o símbolo-, y el pensamiento de la idea, en el que medita, o reflexiona, se traduce en conocimiento.
Son concepciones de la realidad que se obtienen por intuición, -percepción del propio Espíritu proyectado- o por inspiración –comunicación de contenidos mentales por el pensamiento en el pensamiento, de un emisor a un receptor.
Se sabe sin conocer porque se sabe, en un momento dado. La concepción por conciencia perceptiva, es automática, efectuada sin el uso de la voluntad.
Es un dejarse ir hacia el objeto de los propios pensamientos, y estos se proyectan –junto con el Espíritu, de quien constituyen un atributo- percibiendo la realidad.
Se puede no solo concebir, sino ver objetivamente, la materia sin el Espíritu. Por ejemplo, el cuerpo de un ser cuyo Espíritu ha desencarnado.
Empero, sería ese un cuerpo inerte, ya que la causa de la vida se emancipó.
Pero, en sentido general, toda materia inerte, o cualquier tipo de materia, aparentemente inerte, está imbuida de un Espíritu elemental de la naturaleza, o de varios, cuando se conforman aleaciones.
Ver dentro de la materia, y más allá de ésta al Espíritu, es una percepción que transciende a los sentidos físicos.
Es más fácil verlo en un ser humano, que en los demás seres de los restantes reinos naturales: animal, vegetal y mineral.
Pero, en cada reino natural, cada cuerpo, y expresión de vida, y cada elemento, se encuentra conformado por tres entes básicos, y claramente definidos: Espíritu, Alma y cuerpo.
Aún en ese cuerpo del que se ha separado el Espíritu, percibir esa separación, precisa una concepción efectuada a nivel de los pensamientos.
A través de los pensamientos, proyectados en el espacio y en el tiempo, se percibe la realidad inherente. Esta trasciende a los propios pensamientos, que constituyen la fuente de los ideogramas que canalizan el conocimiento.
Esa es la razón por la cual se afirma, constantemente, que es preciso ver más allá de las apariencias para observar la realidad, en su esencia.

Por otra parte, para concluir, es preciso destacar que no es posible concebir la materia sin Espíritu, ya que, en los cuatro reinos naturales, toda materia, así como expresión de vida, está animada por su respectivo Espíritu. Es decir, viendo más allá de las apariencias, no existe materia sin Espíritu, en ninguno de los reinos naturales conocidos ni por conocer. 

27.De tal modo, habrían dos elementos generales en el universo: la materia y el Espíritu?
-“Sí, y, por encima de ellos, Dios, Creador de cada cosa. Es aquí el principio de todo cuanto existe, la triada del universo. Empero, al elemento materia es preciso agregar el fluido universal, que constituye la parte intermedia entre el Espíritu y la materia propiamente dicha, la cual es muy densa para que el Espíritu pueda actuar directamente sobre ella”.
-“Este fluido, aunque, en cierto modo, haya que considerarlo como parte del elemento material, se diferencia por algunas propiedades especiales”.
-“Si este fluido fuese materia, no habría razón para no suponer como tal también al Espíritu. Se encuentra entre el Espíritu y la materia; es fluido, como la materia es materia, y, por las innumerables combinaciones con ésta, bajo la acción del Espíritu puede producir una infinita variedad de cosas, de las cuales vosotros solamente conocéis una pequeñísima parte”.
-“Este fluido universal o cósmico, o primitivo, o elemental, como el agente de quien se sirve el Espíritu, es el principio sin el cual la materia quedaría en estado de perpetua disolución, y no conquistaría jamás los caracteres que le dan la gravedad”-.
Este fluido sería, quizá, aquel que nosotros definimos con el nombre de electricidad?
-“Hemos dicho ya que puede producir innumerables combinaciones. Los agentes físicos que vosotros denomináis  fluido eléctrico y fluido magnético, son simples modificaciones del fluido cósmico, el cual, propiamente hablando, no es sino materia más noble, más sutil que la propiamente denominada así”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Quizá sería más propicio decir: Espíritu, Alma -elemento de enlace- y Materia, -condensación de energía-.
El Espíritu, como emanación de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad, en cada expresión de vida, en los cuatro reinos naturales conocidos, y en los que, eventualmente, aún queden por descubrirse.
Podríamos imaginar tres dimensiones claramente definidas, o determinadas:
La primera, la de la Divinidad, separada por una tenue barrera, que no es otra cosa que una diferenciación vibratoria. Es decir, un nivel absoluto. Esa barrera podría imaginarse como una pared divisoria entre una dimensión y la que le sigue.
La segunda: El Alma Universal. En la que emana la Divinidad a la conciencia individual tantas veces como sea necesario en la eterna expansión de la Creación universal. Es el elemento de enlace entre la Divinidad y el ser emanado a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales. Además, es el hábitat, o  la dimensión espiritual en  que se desenvuelve el Espíritu, mientras se encuentre en estado de Espíritu. Es lo que se denomina fluido universal en la respuesta dada a la pregunta que comentamos. Es un departamento intermedio entre la dimensión de la Divinidad y la de la materia, que se analizará en el epígrafe siguiente. Hay una puerta de entrada de una dimensión a otra y es la del alma.
En la dimensión del Alma Universal existen una inmensa variante de Espíritus emanados a la conciencia individual, tantos como Espíritus existen en los cuatros reinos naturales, y con gradaciones de estados de conciencia que varían del cero grado al infinito, aunque jamás se agotará el infinito ascensional de la espiral evolutiva.
En el Alma Universal, cada Espíritu emanado a la conciencia individual, adquiere su propia alma individualizada. Es como decir, “su hogar personal” en el entorno cósmico, ubicado en el “lugar” en que adquirió conciencia individualizada. Constantemente se reubicará de acuerdo con sus estados, y grados, de conciencia, según su suma existencial, o densidad espiritual, regido por la ley de afinidad y las leyes que les son interrelacionadas: Amor, afinidad, justicia, igualdad y compensación, entre otras. Es como decir: -“Donde amas, allí está tu Espíritu y hábitat”. El grado de amor es el que ubica, o reubica, el hogar personal, en el eterno viaje de retorno a la fuente universal.
La tercera: La materia. Es condensación de la energía de acuerdo al grado vibratorio de los Espíritus elementales de la naturaleza. Esta dimensión es la que sirve de manifestación física a los demás reinos de la naturaleza: el humano, el animal y el vegetal.
Cada reino utiliza su propia e inherente combinación de la materia, de acuerdo al fin que le corresponde en el contexto de todas las cosas y a la naturaleza misma del Espíritu, en cada uno de estos reinos naturales.  
Por cada tipo de materia fundamentalespecífica, existe un Espíritu elemental, o la cooperación de un conjunto de ellos, simultáneamente, de acuerdo con las leyes de la física, de la química, y de la ley cósmica, en general.

28. Por cuanto el Espíritu es, también él, alguna cosa, no sería más exacto y menos vago denominar a estos dos elementos generales materia inerte y materia inteligente?
-“Las palabras nos importan poco, a nosotros; precisad vuestro lenguaje de modo que os podáis entender. Vuestras disputas provienen casi siempre por estar en desacuerdo sobre el significado de los vocablos, por ser vuestra capacidad  insuficiente para expresar las cosas que dejan de entrar dentro de la percepción de vuestros sentidos”-.
 Comentario de Allan Kardec: Un hecho evidente domina todas las hipótesis, el cual es que vemos, por una parte, la materia no inteligente; por la otra, un principio inteligente que no depende de la materia. Pero, cuáles son el origen y las conexiones de estas dos cosas, lo ignoramos. Si tenemos o no un origen común, o puntos de contacto necesarios; si la inteligencia existe de por sí, o es solamente una propiedad, un efecto; si ella, según la opinión de algunos, es una emanación de la Divinidad; lo desconocemos. Materia e inteligencia nos parecen diferentes, por lo cual las vemos como dos principios que constituyen el universo. Por encima, además, de cada cosa, vemos una inteligencia que domina todas las demás, las gobierna, y se distingue por sus atributos esenciales; a esta inteligencia suprema, la denominamos Dios.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.
La materia y el Espíritu, constituyen partes de dos dimensiones diferentes: La física y la espiritual. Ya se ha estudiado como la materia es condensada a partir de la energía por el respectivo Espíritu elemental de la naturaleza. Por ejemplo: El hierro, la plata, el oro, el plomo, el estaño, etcétera.
Viendo más allá de las apariencias, en la materia inerte existe un estado vibratorio constante, que es el del Espíritu que lo trae a la manifestación física, y lo mantiene en ese estado. Es una energía en constante movimiento. Al separarse el Espíritu de la materia, se efectúa un proceso de desintegración de la misma y la energía que la conformaba retorna al depósito universal. El Espíritu, a su vez, queda libre de la materia y automáticamente se encuentra en la dimensión espiritual, en la frecuencia vibratoria que le es inherente.
En cuanto a la materia inteligente, lo es, en los cuatro reinos naturales, por el atributo de la inteligencia que posee el Espíritu que la anima, en determinado ser de los cuatro reinos naturales.
Todo el maravilloso proceso inteligente que realiza la materia, en cualesquiera de sus formas: mineral, vegetal, animal y humana, se lleva a cabo por la programación espiritual que se encuentra en el alma, como elemento de enlace, entre el Espíritu y el cuerpo y por la dirección del Espíritu en calidad de conductor. La diferencia entre las manifestaciones inteligentes en cada ser de los cuatro reinos naturales, se deben a las variaciones en el desarrollo de las aptitudes del respectivo Espíritu.
Estas variaciones en el grado de expresión de la inteligencia, entre un ser y otro de la misma especie, se debe a la desigualdad en el nivel evolutivo, o estado de conciencia, del Espíritu en cuestión.
Cada Espíritu tiene su propia historia. Si ha evolucionado más, lo expresará en el mayor desarrollo de sus aptitudes. Por supuesto, esas aptitudes, que constituyen capacidades de ver, comprender, hacer o dejar de hacer, entre otras cosas, denotan, claramente, esa diferencia evolutiva.
En toda materia inteligente, lo que se expresa es la inteligencia del Espíritu que la anima.

A su vez, toda inteligencia individualizada, es el mismo atributo divino que posee el Ser Universal, o Divinidad. 

29. La ponderabilidad es un atributo esencial de la materia?
-“De la materia tal como vosotros la entendéis, sí; empero, no de la materia considerada como fluido universal. La materia etérea y sutil, que forma este fluido, cualquiera sea el principio de vuestra materia pesante, es para vosotros imponderable”-.
La gravedad es una propiedad relativa: si no hubiese la atracción de los mundos no habría peso, como no habría alto ni bajo.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La ponderabilidad de la materia significa que tiene peso, es decir: se puede pesar. Es la propiedad de la materia que determina que todo cuerpo esté sujeto a las leyes de la gravitación.
El peso de un cuerpo equivale a la fuerza con que es atraído hacia el centro de la tierra.
A medida en que un cuerpo se desplaza desde el ecuador hacia los polos, su peso aumenta.
Igualmente, el peso de los cuerpos disminuye hasta anularse, al alejarse de la tierra y llegar a una zona denominada: No gravitacional.
Al mismo tiempo, le hace susceptible a la atracción recíproca con otros cuerpos.
Dado que existe una materia más depurada como la del alma, o periespíritu, que es, pese a todo, materia quintaesenciada, fluídica, evidentemente su ponderabilidad le hace susceptible de estar sujeta a otro tipo de fuerza gravitacional. Por ejemplo, utilizando al alma como vehículo, el Espíritu puede desplazarse a la velocidad del “pensamiento”. La depuración del alma puede permitir al Espíritu encarnado una mayor percepción de la dimensión espiritual. O, proyectarse a mundos más evolucionados donde impera un nivel de frecuencia vibratoria acorde con un alma más depurada.
Evidentemente, la depuración del alma va acorde con la del Espíritu, quien incide a que la misma se manifieste, también, en su cuerpo, como mayor belleza o suavidad en los rasgos físicos.
Esta depuración del alma, como materia quintaesenciada, equivale a la suma espiritual acumulada por el Espíritu en sus incontables existencias materiales, en el planeta tierra, y en incontables otros mundos en que haya vivido.
Esa suma existencial ubica, o reubica, al Espíritu, en el orden cósmico que le corresponde, en el contexto de todas las cosas, regido por la ley de afinidad.
En ese nivel, la fuerza de atracción, o de repulsión, que se opera a nivel del alma, y del Espíritu, se interrelaciona a partir de los pensamientos, sentimientos, emociones, vibraciones, aura espiritual, y sensibilidad espiritual-anímica, que le circunscribe a esferas mentales-espirituales determinadas.
Todo va parejo: depuración espiritual-anímica,  que incide en los pensamientos, sentimientos, deseos, palabras, actos y práctica de todas las virtudes.
Se va pasando, gradualmente, a esferas mentales donde imperan niveles más depurados de Espíritus, en sus respectivos vehículos anímicos, o peri-espirituales.
La ponderabilidad es la propiedad de la substancia que conforma los distintos cuerpos, en la naturaleza, que le hace susceptible de tener peso, densidad y solubilidad. Dichos cuerpos pueden encontrarse, en un momento dado, en estado: Sólido, líquido o gaseoso. Y, por supuesto, en una variedad de estados, aún por conocer.
Hasta los pensamientos son considerados cosas, los cuales se encuentran sujetos a la ley de atracción y de repulsión.
El Espíritu piensa en imágenes, y éstas están, igualmente, sujetas a la ley de atracción y repulsión.
Los sentimientos, también están sujetos a las mismas leyes de atracción y repulsión. Es la fuerza que les impele, en algún grado, un determinado tipo de materia, o simplemente, energía?
Ya se ha visto, en otra parte, como las vibraciones del Espíritu condensan la energía y manifiestan determinadas expresiones físicas a nivel de los Espíritus elementales de la naturaleza. Empero, la ley rige en los cuatro reinos naturales, en las dimensiones: Espiritual y física.
La ciencia ha determinado otras propiedades de las substancias que conforman los cuerpos, como son:

A)       Forma, color, sabor, olor, impenetrabilidad, inercia, indestructibilidad, divisibilidad, organolépticas (apreciadas por los sentidos físicos), por su impresión al tacto, sonido, y propiedades químicas, que determinan acciones sobre otras substancias como descomposiciones y combinaciones, entre otras.

B)       Otras propiedades son:

1)       Masa, volumen, longitud y capacidad.
2)       Peso específico, dureza, índice de refracción y coeficiente de solubilidad.

30. -La materia consta de uno solo, o de más elementos?
-“El elemento primitivo es uno solo. Los cuerpos, que vosotros consideráis como sencillos, no son elementos verdaderos, sino modificaciones y transformaciones de la materia primitiva”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La fuente energética universal es una sola. Se ha mencionado, en diversas ocasiones, como los Espíritus elementales de la naturaleza, a partir de la energía, y de acuerdo a su propia índole y frecuencia vibratoria, condensan la energía y la manifiestan en materia, en la extensa gama de elementos conocidos y por conocer.
De ahí en adelante, de acuerdo a la ley cósmica, y a las respectivas leyes de la física, de la química y de la biología, entre otras, se manifiestan todas las variantes de la materia, en todas las vertientes posibles, de acuerdo con los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.
De la misma tierra cada especie vegetal extrae su respectivo fruto, o substancia. Esa tierra, aparentemente uniforme, estaba conformada por múltiples elementos y substancias. Hay una inteligencia rectora, en cada elemento y substancia, que realiza ese trabajo, evolucionando ad infinitum en el proceso.
La energía cósmica, siendo la misma y única, aparentemente, contiene la esencia de todas las variables posibles, sin límites de ninguna clase. Es el trabajo de cada Espíritu, en los cuatro reinos naturales, que realiza esa labor, cada quien en su respectiva esfera mental, en la infinita espiral evolutiva. Cada uno de los cuatro reinos sirve de soporte para todos los demás, tanto en la dimensión física como en la espiritual.
Esa energía cósmica, pese a ser la misma, no contiene en sí misma toda la infinita gama vibratoria?
De ser así, cada uno de los Espíritus elementales de la naturaleza, al vibrar en su respectiva frecuencia, no extraería, de la misma energía universal, la que más, o mejor, se adapta a su propia frecuencia vibratoria?
Cada Espíritu de los cuatro reinos naturales se encuentra ubicado, en la dimensión espiritual, en su propia frecuencia vibratoria; es a partir de ese nivel vibratorio, en la eterna e infinita escala vibratoria del universo, que cada Espíritu elemental condensa la energía y la manifiesta en la dimensión física de la vida, base y soporte para la manifestación de los otros tres reinos naturales. De igual manera, para todas las gamas de combinaciones físicas, químicas y biológicas.
En Radiestesia se se sabe medir, con el instrumento pendular, el tono vibratorio de cada persona, animal, vegetal o elemento mineral, y ubicar, de esta manera, a cada quien, por su tono vibratorio, en el respectivo grado, en una circunferencia, entre el cero y los 360 grados. Con mayor detenimiento prospectivo, se ubicaría, también, a cada quien, en un círculo-nivel diferente, en la espiral evolutiva. 
Es a partir de ese tono vibratorio específico, de cada persona, animal, vegetal o sustancia determinada, que el radiestesista realiza su trabajo de prospección, con precisión matemática. 
Podríamos concluir que cada Espíritu elemental, al igual que los demás Espíritus en los restantes reinos naturales, emprenden un camino a partir del grado cero de manifestación de la conciencia. Empero, en el eterno camino de Retorno del ser individual, en los cuatro reinos naturales, al Ser universal, cada Espíritu elemental va manifestando, a partir de la condensación de la energía, el respectivo elemento que le es inherente, en una materia más depurada, y sutil, (menos densa, hasta más trasparente, en algunos casos) tal como debe estar manifestada en los mundos inmensamente más evolucionados que el Planeta Tierra. 
Esto marcaría un proceso evolutivo, de ascenso en los estados y grados de conciencia, de cada Espíritu elemental, perfeccionando su trabajo de manifestación "elemental" en la dimensión física, siempre en un mejor nivel de depuración, y perfección.
Es decir, en un proceso evolutivo paralelo en los cuatro reinos de la naturaleza, en el cual cada reino se prepara para servir de soporte en el siguiente nivel, en la infinita escala de la polarización alquímica-espiritual del universo.
Es la infinita expansión de la Creación universal hacia mejores niveles de expresión de la Conciencia de la Divinidad en cada ser de los cuatro reinos de la naturaleza.  
Si se pudiese comparar el elemento hierro del planeta tierra con el de un mundo inmensamente más evolucionado que el Planeta Tierra, se observaría, seguramente, un estado de depuración, o cualidades inherentes al hierro más desarrolladas, para adecuarse a la realidad de aquel mundo. Esto indicaría que ese elemento hierro, al igual que los seres humanos de aquel mundo, también evolucionaron, adquiriendo mejores y más elevados niveles de conciencia, ya que todos los seres emanan a la conciencia individual, a partir de la Divinidad, en grado cero. Recordemos: En grado cero de manifestación, pero poseyendo en grado infinito, potencialmente hablando, todos los atributos divinos y poder creador de la Divinidad, que los va expresando, en grado equivalente, en la medida que afronta necesidades, deseos, o situaciones por resolver. Si persiste en la acción, expresará el conocimiento necesario y el poder para resolver toda situación, en cada caso, aunque tenga que repetir la acción miles de veces, hasta que adquiera el dominio suficiente para hacerlo bien, en un determinado nivel, para luego pasar al siguiente. Es la eterna polarización.
En cada nuevo mundo en que esa extensa familia de Espíritus elementales participe, lo harán a partir del grado de progreso evolutivo alcanzado en el mundo anterior. En cada mundo, cada ser de los cuatro reinos naturales alcanza un determinado grado de progreso, o estado de conciencia. 
Si esto no fuera así, a qué serviría todo ese inmenso trabajo que despliega cada ser, en los otros tres reinos naturales?

31.  De donde provienen las diversas propiedades de la materia?
-“De las modificaciones, a las cuales las moléculas elementares están sujetas para su unión y en determinadas circunstancias”.

32. Entonces, los sabores, los olores, los colores, el sonido, las cualidades benéficas y saludables de los cuerpos, -no serían más que modificaciones de una misma sustancia primitiva?
-“Sí, ciertamente, y no existen más que por la disposición de los órganos destinados a percibirlos”-.
Este principio está demostrado por el hecho de que no todos perciben en el mismo modo las cualidades de los cuerpos: uno encuentra una determinada cosa agradable a su gusto, otro la encuentra desagradable; algunos ven azul lo que otros ven rojo; lo que es veneno para unos es inocuo, e incluso saludable, para otros.

33. La misma y única materia elemental se encuentra en condiciones de recibir todas las modificaciones y de adquirir todas las propiedades?
-“Sí, y es en este sentido que debéis interpretarnos, cuando decimos que el todo está en el todo (*).
El oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono y todos los cuerpos que nosotros consideramos como simples, no son más que modificaciones de una misma sustancia primitiva. Pero, como es imposible llegar a ésta más que con el pensamiento,  estos cuerpos son para nosotros verdaderos elementos, y podemos, sin ningún prejuicio, considerarlos como tales hasta nuevas disposiciones.
Esta teoría, pareciera dar razón quienes opinan que en la materia solamente existen dos propiedades esenciales: la fuerza y el movimiento, y piensan que todas las otras propiedades son simples efectos secundarios, los cuales varían según la intensidad de aquella y la dirección de éste.

(*) Este principio explica el fenómeno, conocido por todos los magnetizadores, de poder dar, con la voluntad, a cualquier sustancia, por ejemplo, al agua, propiedades muy diversas, con un gusto determinado, y también las cualidades activas de otras sustancias. Por cuanto no existe más que un solo elemento primitivo, y las propiedades de los diferentes cuerpos no son más de modificaciones de él, resultando que la sustancia más inocua tiene el mismo principio de la más nociva. Así el agua, que está formada de una parte de oxigeno y de dos de hidrógeno, se vuelve corrosiva, si se dobla la proporción del primero. Una análoga transformación puede producir la acción magnética dirigida por la voluntad.

34. Las moléculas tienen una forma determinada?
-“Sin duda tienen una forma; pero, vosotros no podéis percibirla”-.
Esta forma es constante, o variable?
-“Constante para las moléculas elementales primitivas; variables para las moléculas secundarias, las cuales no son más que aglomeraciones de las primeras, por cuanto  lo que vosotros llamáis molécula, está todavía lejos  de ser una molécula elemental”.

35.  El espacio universal es infinito, o limitado?
-“Infinito. Si tuviese límites, qué habría más allá? Bien sé, que esto confunde vuestra razón; pero, ella misma os dice que no puede ser de otra manera. Así es el infinito en cada cosa. No es de vuestro pequeño mundo comprenderlo”-.
Suponiendo un límite en el espacio, por cuanto lejano pueda concebirlo el pensamiento, la razón dice que más allá de este límite debe existir algo, y de esta manera de grado en grado hasta el infinito, por cuanto este algo, aunque fuese el vacío absoluto, sería siempre espacio.

36. Existe el vacío absoluto en algún punto del espacio?
-“No. Lo que es vacío para vosotros, se encuentra ocupado por una materia que escapa a vuestros sentidos y a vuestros instrumentos”-.


jueves, 2 de octubre de 2014

El cuento LOS DIEZ TOROS, del maestro zen Kahuan, escrito en el siglo XII -d.n.e.-, refleja una profunda enseñanza sobre el arte de la doma de la mente y de las pasiones del Espíritu, y el alcance del sublime estado del satori o el despertar progresivo de la conciencia, el cual ha sido fuente de constante inspiración.


EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

©Giuseppe Isgró C.


-“Dentro de cada ser reposa algo maravilloso:
el deseo innato de perfección”-.
Mario Salas



El cuento LOS DIEZ TOROS, del maestro zen Kahuan, escrito en el siglo XII -d.n.e.-, refleja una profunda enseñanza sobre el arte de la doma de la mente  y de las pasiones del Espíritu, y el alcance del sublime estado del satori o el despertar progresivo de la conciencia, el cual ha sido fuente de constante inspiración.
En el comienzo, el ser, centrado en la búsqueda del “toro”, en los escenarios del mundo, infatigablemente va apartando los elevados obstáculos, los espejismos de las apariencias, alejándose por los desconocidos caminos de la vida.
Lógicamente, al desconocer el destino hacia el cual se dirige, en cualquier lugar al que llega, éste no representa nada para él o para ella; no encuentra al “toro”, y al llegar la noche, con ganas de descansar, lo que alcanza a oír es únicamente la sinfonía de los “grillos”, semejante al “canto de sirenas” a que se refiere Homero, durante la travesía del regreso de Ulises a Itaca, en el lugar en que ellas se encontraban, cuando el inmortal héroe, inteligentemente, solicitó que se le amarrase, taponándoles, al mismo tiempo, los oídos, para librarse de la influencia de su efecto.
Empero, cabe plantearse: -“Sea cual fuere el lugar en que se encuentre el “toro”, -realmente está perdido? -Es preciso salir a buscarlo por lugares lejanos o distantes de aquel en que, cada quien, se encuentra?    -Cuál es la razón de haber perdido el contacto con el “toro”? -Por qué, al salir en su búsqueda, no se encuentran las huellas?
-Qué hechos ha llevado a cabo el ser, en la respectiva polaridad negativa de los valores universales, -o faltas en la práctica de las virtudes-, que le inhiben la percepción clara de la realidad, viendo muchos caminos que representan espejismos, precisando detectar, sin embargo, el único que conduce a la unidad de la propia naturaleza con la fuente universal?
Pese a no haber interrumpido jamás la conexión divina con el Ser Universal, sólo la conciencia de la unidad permite que fluya la luz, la energía, la sabiduría, el poder y el amor.
-Cuál es el camino verdadero? Quién es el caminante? Dónde se encuentra la fuente o la suprema meta que en cada etapa se precisa alcanzar? Los diamantes que constituyen el preciado tesoro se encuentran en campos lejanos o en el propio, aquí y ahora, donde el ser se encuentra?
-Por qué hay que ir tan lejos, afanándose, innecesariamente, en vez de aquietarse y en la profundidad de la mina interior encontrar el tesoro: “el toro”, domarlo y utilizarlo en la realización de la gran tarea?  Qué es el toro? Quién es el toro? Dónde se encuentra? Cómo hallarlo? Cómo domarlo? Quién ha de domarlo? Cuándo? Por qué?
Caminando a lo largo del cauce del río de la vida, a la sombra de frondosos árboles, el ser, buscando con afán, va descubriendo huellas. Aún bajo las apariencias de los múltiples hechos de la vida diaria, comienza a verlas y empieza a seguir su rastro. Es preciso encontrar lo más sublime de la esencia de la vida, como cumbre de la auténtica montaña existencial.
Entonces, el ser realiza un gran descubrimiento: -en ese entorno de escasa maleza es imposible que puedan esconderse las huellas del toro  “más que la propia nariz cuando se mira al cielo”.
Al mirar al cielo, abstrayéndose de la nariz, se entra, automáticamente, en un estado de interiorización, -en el nivel alfa”, emancipando la conciencia de los sentidos físicos, lo cual permite  percibir con los sentidos del Espíritu, intuyendo las nuevas realidades que le otorgan la visión de líder: es decir, la percepción intuitiva y la inspiración espiritual.
Entonces, comprendiendo la realidad, comienza a ver las huellas del toro, percibiendo que todas las cosas se van tejiendo en el laboratorio del “yo”, dándose cuenta de que, como es adentro es afuera; que, para encontrar algo en el mundo exterior es preciso, antes, identificarlo dentro de la conciencia, en el yo interior. El ser se pregunta: -Cómo distinguir la realidad de las falsas apariencias y del espejismo existencial?
Empero, los destellos de la luz interior que van asomándose, comienzan a señalarle el camino y a guiarle en su recorrido.
El ser comienza a percibir el “toro”. Se percata, también, del canto del ruiseñor que antes le pasaba desapercibido y se da cuenta de que el sol es cálido, comenzando a disfrutarlo; la frescura de la suave brisa,  en su piel, le produce una sensación agradable, y el verdor de los sauces a lo largo de la orilla del río por donde, pausadamente, va pasando, recrea su vista y le permite experimentar la emoción de la armonía interior. Se percata, una vez más, de que, en estos despejados parajes es imposible que ningún toro pueda esconderse y de que es factible encontrar sus huellas y seguirlas con acrecentada confianza.
Comienza a imaginar, en su mente, el alcance de la meta y el encuentro con el “toro”, visualizándolo, cual lo haría un experimentado artista; al imaginarlo, lo sintoniza; al sintonizarlo, lo ubica y abre el camino para ir a su encuentro, lo cual acontece como si fuera una coincidencia casual.
Cuando se escucha el bramido del toro se puede descubrir el origen del cual proviene. Tan pronto como se adquiera la conciencia de la totalidad de los seis sentidos, -el sexto es la imaginación o visión del Espíritu- se entra por la puerta que permite ver con claridad la realidad total en ambas dimensiones: la física y la espiritual. Entonces, a donde quiera que vaya, el ser, sea cual fuere el estado en que se encuentre, consciente de que su fuerza es siempre la misma en la bonanza que en la ausencia de la abundancia, en el triunfo, al igual que en el intervalo en que se está gestando, centrando con mayor intensidad su atención, en todas partes descubre las huellas que busca y a lo lejos la “silueta del toro” que va volviéndose más nítida. Los maestros zen comparan el estado de unidad alcanzado con “la sal en el agua”, el color en la pintura, el sabor en los alimentos, el olor en los perfumes y la melodía en la música, conscientes de que ninguna cosa puede apartarse de su propio ser, sea cual fuere el lugar en que se encuentre.
El ser, en intensa acción, es capaz de agarrar al toro, percibiendo que su poder y voluntad son inagotables; asciende por encima de “las nieblas” a la elevada comprensión del Espíritu, manteniéndose firme, en lo más profundo de su ser.
Después del largo tiempo de vivir el “toro” en la espesa selva de la vida, finalmente, el ser lo ha aprehendido. El espejismo del paisaje le había demorado la percepción de lo que está más allá de las apariencias, viendo claramente, ahora, la auténtica quintaesencia de las cosas.
El “toro”, buscando “hierba más dulce” vagaba sin rumbo por los campos; era preciso domar su terca tozudez y someterla, dócilmente, al freno voluntario de la práctica del noble sendero óctuple, es decir: recta opinión, recto propósito, recta palabra, recta acción, rectos medios de sustentamiento de vida, recto esfuerzo, recta atención y recta concentración. Empero, para lograr tal cosa, el ser precisaba utilizar el látigo de su voluntad y la soga de su imaginación para abrir, con ésta, el cauce del nuevo camino por donde habrían de correr las corrientes vivificantes de la sabiduría, del amor, de la luz y del poder abundante, conducentes a la meta suprema.
Era preciso domar, entrenando al toro, transformándolo al estado de ductilidad, para que con naturalidad y sin esfuerzo, obedeciese al conductor.
Cuando en la mente surge un pensamiento, por la ley de asociación le sigue otro análogo; si el primero es lúcido, los siguientes son luminosos. Empero, por la ilusión derivada de la falta de objetividad, la realidad percibida suele ser falsa. El ser precisa estar atento para que sólo entren en la mente pensamientos verdaderos, “rectos”, acordes con los valores universales, que propicien la práctica de todas las virtudes y el cultivo de todas las ciencias, filosofías y artes, para alcanzar el supremo conocimiento de la vida.
A estas alturas, el ser se ha percatado de que el conductor del toro es él, -su propio Espíritu- y con delicia le monta, regresando tranquilo a su propia casa. Al anochecer entona la voz de su flauta, alcanza la armonía suprema de las esferas del universo y dirige el ritmo potencialmente infinito de su propio ser, en perfecta sintonía y por la ley de la atracción, todos quienes vibren al unísono con él se le unirán en la realización de la gran obra.
Ya el toro ha sido encontrado y domado; la lucha ha terminado. El ser, montado en el toro, observa las nubes arriba en el cielo. Sigue avanzando hacia la suprema meta, evitando que nada ni nadie le distraiga ni le detenga.
Papus, -Gerard Encausse-, comparaba al ser humano con un coche, un caballo y el cochero, donde el cuerpo es el coche, el caballo, el alma, y el cochero, el Espíritu. Por lo cual, el toro es el alma, instrumento sutil del Espíritu, que le une al cuerpo, y canal de las emociones, deseos y pasiones que precisan ser gobernadas. Quien monta al toro-alma, es el Espíritu-cochero, y a través del alma, -hilo de plata o peri-Espíritu-, el Espíritu domina el cuerpo.
En la búsqueda del toro, el ser se ha dado cuenta de que él es algo más que el cuerpo; al encontrar el toro y atarlo con la soga de la imaginación –visión del Espíritu-, percibe que en el otro extremo de la soga con que ató al toro, se encuentra él que no es el cuerpo, ni el toro, y de que el primero es su vehículo que sumisamente debe obedecerle como instrumento de su voluntad, y que el toro es el ligamen que le une al cuerpo, por medio del cual le dirige y controla, utilizando el látigo de su voluntad para conducirle dócilmente. Otro descubrimiento importante que realiza, es el de que, los tres, cuerpo, alma y Espíritu conforman una unidad y que, trascendiendo la visión de la dimensión física, con la del Espíritu, ve una realidad mayor que le otorga un conocimiento real de sí mismo y de los grandes misterios de la vida; desde la percepción del Espíritu se da cuenta, también, de su unidad con la fuente de la vida, de donde recibe el auténtico poder que sustenta su fortaleza recién descubierta y de que, intermitentemente vive en ambas dimensiones: la física y la espiritual.
Cabalgando el Espíritu sobre el alma que le sirve de vehículo, a la cual se encuentra atado el coche, ha llegado a casa, a la fuente, al centro vibratorio universal, de donde, realmente, nunca ha salido ni se ha separado, salvo que las apariencias de las espesas nubes le impedían percatarse de que se encontraba en casa. El ser, ahora se encuentra sereno y en perfecto descanso, ya no hay toro separado siendo un todo unido y coherente, formando la unidad consigo y con la fuente, donde el caminante, el camino y la fuente, conforman el Uno: la perfecta e indestructible unidad cósmica con el Ser Universal. Ha llegado el dorado amanecer, disfrutando la dicha del reposo, por cuanto, allí, en la fuente, todo es vida, exhuberancia y armonía, belleza y vitalidad, amor y felicidad, meta y realización, regocijo e impasibilidad y trabajo asiduo en la realización de la Gran Obra, en renovadas jornadas que conducen siempre a un más allá en esferas de conciencia evolutiva.
En la interiorización del ser, ya no se precisa ni el látigo de la propia voluntad ni la soga de la imaginación; la unión es indestructible, eterna y creativa, todo fluye con desapego, en armonía con el infinito y bajo la égida de la voluntad divina, de la cual cada quien se convierte en un instrumento. Aquí el ser pone su voluntad al servicio de la del Ser Universal; ya no utiliza la visión de la propia imaginación, sino la percepción global de los atributos divinos, o guía de los valores universales, que como sentidos cósmicos habrán de orientarle en la práctica de todas las virtudes, en su eterna carrera.
Una es la ley cósmica que, eternamente y en forma inmutable, rige todo. El toro representa un aspecto temporal del ser mientras alcanza a percibir la unidad consigo y con la fuente, descentrándose del  propio ego. El camino se perfila luminoso en el eterno presente y el caminante, en cualquier recodo del mismo, ya se encuentra en el centro del universo.
La trascendencia del alma y del Espíritu, del “Toro” y del “Yo”, donde el látigo-voluntad, la soga-imaginación, el cochero-Espíritu, y el toro-alma, se mezclan en la “Nada”, trascendiendo la dimensión física de la existencia, por medio de la humildad y de la centralización de la propia atención en la fuente, donde, al igual que Ulises, cuando a la pregunta de Polifemo de quien era, cuál era su nombre, aquel le responde: -”Nadie”; -“mi nombre es Nadie”; y cuando los compañeros de Polifemo, al acudir en su ayuda, al oírles gritar, preguntándole quién le molestaba y le hacía daño, le responde: -“Nadie” me molesta; “Nadie” me hace daño; y si nadie le molestaba y nadie le hacía daño, los compañeros entendieron que no había nada de que preocuparse y se fueron; allí reside el supremo poder de alcanzar la TRASCENDENCIA, descentrándose del ego y alcanzando la unidad total con la fuente universal. Si Ulises, en cambio, le hubiese dicho: -“Yo soy Ulises, el fértil en recursos”, se habría convertido en un elemento ausente de fortaleza cuando los compañeros de Polifemo acudieron en su ayuda; se alcanza la verdadera potencia del ser mediante la “TRASCENDENCIA” del ser en perfecta unión con la fuente.
El ser descubre la inmensa claridad del cielo que ninguna nube puede opacar, por encontrarse más allá del nivel donde éstas suelen circular, es decir, ha trascendido el nivel de nubosidad existencial, alcanzado la esfera mental donde siempre brilla la eterna luz.
Aquí, el ser ha encontrado el sendero de quienes le han precedido en el camino y de quienes ha seguido, sin darse cuenta, su luz, indicando la fuente en que se encuentra el Ser Universal y la sabiduría de sus atributos divinos, de cuya conexión permanente ha adquirido conciencia.
Se percata de que se han dado demasiados pasos y recorrido inmensos caminos, para regresar a la fuente, de la que, jamás, debió de haber salido ni alejado, y de la cual, paradójicamente, no se ha movido, por cuanto, todo es la fuente, y váyase a donde se fuere, siempre se permanecerá en ella, aunque se deje de tener conciencia del hecho.
-De que sirve “alejarse”, ilusoriamente, si luego es preciso desandar el camino? Los diamantes no están en los lejanos campos ajenos; se encuentran en el propio patio. Percibe que el camino de los demás seres no es su propio camino; su camino es él mismo; empero, también es el caminante; y, aún más, forma una unidad permanente e indestructible con la fuente; sorpresa, el ser, también es la fuente.
Se da cuenta de que es preciso vivir en el refugio del “yo”, en conexión divina, ajenos a lo que se encuentra afuera, que no es más que el espejismo.  Aquí, en la fuente interior, el río de la luz, de la sabiduría, del poder y del amor, fluye serena y apaciblemente, y todo el camino está rodeado de flores hermosas, de vivaces coloridos que le dan armonía e invitan al éxtasis, conducente al satori, a la iluminación, que permite el darse cuenta del sentido de la vida, de la unidad cósmica perfecta e indisoluble con el Ser Universal, y la percepción,  cara a cara, de la Rueda de la vida, -el Círculo y el Signo Más-.
La verdad es diáfana, clara y simple, y se expresa en la quietud de la conciencia intuitiva, por medio de los sentimientos, en concordancia con los valores universales. Todo se va transformando bajo su prístina luz; empero, a través del desapego, las creaciones expansivas del universo van fluyendo tal como deben hacerlo, en armonía con todos y con el Todo, de acuerdo con los planes trazados por el Supremo Artífice. Aquí la apariencia de la destrucción es el preámbulo de las nuevas construcciones, por cuanto todo existe desde siempre, nada se crea ni se destruye, sino que todo va pasando, en la espiral evolutiva, de un estado a otro, de lo sólido a lo fluido, de lo líquido a lo vaporoso, de la energía a la condensación de la materia y de ésta a aquella; de la vía húmeda a la seca y de la seca a la húmeda, sin límites algunos en las variantes, en el espacio y en el tiempo, en las esferas universales del eterno presente.
Ahora, frente al ser, todo el paisaje adquiere nueva vida y éste descubre, con agradable asombro, que la mayor suma de poder se canaliza cuando no se ejerce poder alguno sobre nadie, excepto sobre sí mismo, para domar al “toro”: su alma y las pasiones de su Espíritu; las apariencias de sus propias formas han sido trascendidas y se encuentra feliz, sosegado, humilde y profundamente agradecido con el Gran Todo.
-De que le serviría, a cada quien,  alardear si aún le queda la eternidad por recorrer y a los que les siguen, atrás, es su deber ayudarles, guiándoles en el camino, para que también trasciendan a la fuente interior donde el caminante y el camino son lo mismo y todos representan al Gran Dador.
Teniendo el ser, todo dentro de sí, sin saberlo, se precisa ayudarle a descubrirlo; entonces, en vez de ufanarse y engreírse, creyéndose más, es preciso percibir que en todos los seres, independientemente del nivel evolutivo en que se encuentren,  existen  análogos y complementarios tesoros que compartir, cuyo secreto supremo consiste en dar y en recibir.
Ver en los demás lo mismo que hay en cada ser: la esencia divina del Ser Universal, implica observar más allá de las apariencias, cuidando cada eslabón de la gran cadena de la fraternidad, donde la seguridad de todos depende de la solidez del eslabón menos fuerte, el cual es preciso fortalecer, en bien de todos.
Entonces, en plena armonía, cada quien se mezcla con sus iguales, por la ley de afinidad, disfrutando la cooperación, dando y recibiendo, ayudando todos al Supremo Artífice, en la expansión de la Creación, en el eterno ahora.
El Espíritu, despojado de superfluas vestimentas, se deja ver claramente, tal como es, fluyendo su luz, iluminando su camino y entre todos los seres, el universo.
El ser irradia la potente luz de su Espíritu; quien le observa la comparte, ya que la conexión con la fuente le permite irradiarla en forma inagotable, canalizando, al mismo tiempo, la paz, el amor, la fuerza y la armonía, la belleza y el equilibrio.
Dando y recibiendo, cada quien comparte sus propios tesoros y la inagotable felicidad en el camino de la vida.
Adelante.





miércoles, 1 de octubre de 2014

EL I CHING, O EL LIBRO DE LAS MUTACIONES


EL LIBRO DE LAS MUTACIONES

©Giuseppe Isgró C.




EL I CHING, o el libro de las mutaciones, lo comenzó a escribir un pensador chino muy sabio: Fo Hsi, tres mil años antes de nuestra era.

Posteriormente, mil años antes de nuestra era,  el Gobernante Weng y su hijo, el Duque de Chou, lo ampliaron.

Unos quinientos años antes de nuestra era, tocaría a Confucio, otro filósofo chino, de profunda visión, comentarlo y dejarlo en su estado actual. Es una obra de gran  sabiduría y una de las mejores de todos los tiempos.

El I Ching, en sus 64 hexagramas, y en la combinación de sus líneas móviles, y gran número de variantes, contempla las respuestas, virtualmente, a todas las preguntas que una persona pueda formularse en cualquier ámbito y circunstancias de la vida humana.

Su sola lectura aporta una sabiduría profunda y sosegada inspiración. Pero, es también, un oráculo; tú le puedes preguntar, lanzando al mismo tiempo, tres monedas, seis veces, con la pregunta en la mente de cómo resultarán las cosas si tú realizas determinada acción.

El hexagrama que resulta, en el nombre, ya contiene la respuesta; en la sentencia y en la imagen, la amplifican; en el significado de cada línea móvil la complementa; y en el cambio –o mutación- de las mismas, -de las líneas móviles fuertes en débiles y de las débiles en fuertes-, se refleja cómo, en el tiempo, cambiarán o resultarán, las cosas, a favor o en contra.

El I Ching se fundamente en dos ruedas que giran con ocho tri-gramas, cada una, y con cada movimiento va formando un hexagrama diferente, en un ciclo de ocho movimientos que representan al cielo, a la tierra, al trueno, al agua, a la montaña, al viento y al leño, al fuego, al sol y al relámpago, y al lago, con lo cual forma los 64 hexagramas que contemplan, simbólicamente, en sus combinaciones, todas las situaciones de la vida humana.

Cada uno de los 64 hexagramas tiene asignado un nombre, y en su conjunto el ciclo completo representa todas las etapas de la existencia humana.

En el momento de la consulta, la persona se encuentra en una de esas etapas del gran ciclo, en la que resulta del exagrama formado por los seis lanzamientos de las tres  monedas.

El oráculo se deriva del significado del nombre del hexagrama, por ejemplo: Lo creativo; la paz; proceder; la fuerza domadora grande; el caldero, o el pozo, entre otros que conforman la totalidad de los títulos de los sesenta y cuatro hexagramas.

Los mensajes de la sentencia, de la imagen y el que contiene cada una de las líneas móviles del hexagrama, es decir las seis y las nueve, aportan elementos válidos para la toma de decisiones y el consejo de cómo debe procederse, en cada caso.

Dado que las líneas móviles del hexagrama, darán por resultado un nuevo hexagrama, -ya que una línea fuerte, formada por una línea entera signada con el 9, se transforma en débil, o partida en dos-, -y una débil, y partida en dos, signada con el 6, se transmuta en fuerte y entera-, el nombre del hexagrama, la sentencia, la imagen y el significado de las líneas que cambiaron, aportan el oráculo de cómo cambiarán, en el tiempo, las cosas, a favor o en contra, si se realiza la acción prevista.

Cuando todas las líneas resultantes del hexagrama, por el lanzamiento de las tres monedas, seis veces, son fuertes, -y estables-, como lo son las 7, que resultan de dos sellos y una cara; y las 8, que vienen dadas por dos caras y un sello, indican que las condiciones previstas en el hexagrama resultante, serán estables en el espacio y en el tiempo.

Es muy fácil realizar la consulta, aunque con el tiempo y la práctica, mejora la capacidad de interpretación, y la percepción intuitiva e inspirativa. Tanto el mensaje como el oráculo, se fundamentan en las leyes de la naturaleza, y demuestran la profunda capacidad de observación que tenían los pensadores chinos desde la remota antigüedad. También, con el tiempo, se realizan las consultas al oráculo únicamente en los casos esenciales, como se haría con un maestro muy sabio y ocupado, por respeto a las fuerzas espirituales muy elevadas que intervienen. Es evidente que, si el efecto de la consulta genera una respuesta de profunda sabiduría y visión, la causa que se encuentra sustentándola, conlleva la asistencia de entes coadyuvantes muy elevados y de mucha sabiduría, además de la plasmada en el texto de El Libro de las Mutaciones.

Podría decirse que, quien basa su conducta en la sabiduría del I Ching, puede hacer realidad el ideal de los estoicos, de vivir en armonía con la naturaleza.
Por eso cada día mayor número de personas lo tienen como un libro de consulta cuando se precisa consejo y orientación.
Está comprobado –científicamente hablando- que el I Ching jamás se equivoca.

Sin duda, en el proceso están involucradas algunas facultades espirituales como la intuición, la inspiración, la psicoquinesia, la clarividencia en el espacio y en el tiempo, y la asistencia intangible de elementos espirituales elevados y muy positivos, entre otras, que coadyuvan en los resultados integrales.

Pero, si tú le formulas dos veces seguidas la misma pregunta, sale el hexagrama número 4, con el título EL TESTARUDO, y te amonesta, diciéndote: -“No soy yo quien busca al joven testarudo, es el joven testarudo que me consulta; consultado una vez, doy respuesta; consultado dos o más veces, no doy respuesta”.

Además, se experimenta la sensación como si alguien, efectivamente, te estuviese amonestando, en todo el sentido de la palabra.

Entonces, uno se hace esta  pregunta: -Cómo sabe el I Ching que se le ha hecho dos veces la misma pregunta?

A partir de ahí se le comienza a respetar como a un maestro cuyos preceptos deben ser atendidos como los de alguien que sabe lo que dice, y hay que ver porqué lo dice.
A partir de ese momento se comienza a meditar a fondo lo que nos sugirió con la primera respuesta.

En las horas siguientes, además de la respuesta implícita, de gran sabiduría, la persona comienza a experimentar  una gran paz interior, acompañada de una acentuada lucidez mental, y percibe, intuitivamente, o en forma de inspiraciones, las ideas creativas que aportan la solución que se buscaba.

Fuerzas bienhechoras comienzan a actuar conduciendo las situaciones a sus verdaderos derroteros, es decir, al mejor resultado posible, y ayuda a tomar las decisiones acertadas.

La versión más completa del I Ching, es la de Richard Wilhem, con prólogo de C. G. Jung.

Adelante.

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



http://enbuscadelavictoria.blogspot.com/

UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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lunes, 6 de octubre de 2014

ELEMENTOS GENERALES DEL UNIVERSO





ELEMENTOS GENERALES DEL UNIVERSO
Capítulo II
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
De: Allan Kardec
Uno de los mejores libros de todos los tiempos!!!
Versión castellana y comentarios exegéticos, de:
©Giuseppe Isgró C.

Conocimiento del Principio de las Cosas. Espíritu y Materia. Propiedad de la Materia. Espacio universal.

CONOCIMIENTO DEL PRINCIPIO DE LAS COSAS                                                                                                           

17. Puede, el ser humano, conocer el principio de las cosas?
–“No. Dios no permite que se le descubra todo aquí abajo”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:

Evidentemente, los seres de los cuatro reinos naturales, jamás podrán agotar la totalidad de la fuente universal que constituye tanto el universo, en sí, como el Supremo Hacedor, como causa primera de todo lo existente.
Es decir, ni aquí abajo, entendido como la dimensión física de la vida, ni en la dimensión espiritual, podrá ninguno de los seres absorber el Todo, relativo al Principio de las cosas.
El Principio de las cosas, lo hemos delineado en sus aspectos generales. Ciertamente, la percepción de que cada Espíritu de los cuatro reinos naturales es una emanación a la conciencia individual, a partir de la Divinidad, permite descifrar gran número de enigmas en el universo.
Empero, para llegar a absorber la totalidad de lo que, como atributos divinos, valores universales y ley cósmica, posee desarrollados en todas las vertientes y variantes, el Ser Universal, transcurrirá toda la eternidad y jamás la agotará, ya que, siempre encontrará un más allá.
Pero, esa es la función de cada ser en los cuatro reinos naturales: Cooperar en la expansión de la Creación. En la medida que más avanza en la espiral evolutiva, percibe en mayor grado, y en nuevos niveles, conocimientos de cómo realizar facetas más avanzadas de la Gran Obra.
De qué sirve tratar de abarcar el Todo cuando nuestra misión es comprender lo inmediato, para resolver los enigmas que nos ocupan en todos los ámbitos de las ciencias, de las filosofías y de las artes?
Sin embargo, en nuestra realidad inmediata, el conocimiento de nuestra naturaleza humana, y el de los demás seres de los restantes reinos naturales, permite regirnos adecuadamente para resolver, positivamente, lo que es sometido a nuestro análisis.
El conocimiento de nuestros atributos divinos, valores universales, contribuye a compenetrarnos con los parámetros dentro de los cuales precisamos mantener nuestra conducta.
Iniciando nuestra labor por la senda justa del progreso universal, nos propondremos, en cada etapa, nuevos objetivos de realización espiritual, en un proceso que se denomina: La eterna polarización.
**
Si el ser humano, o cualquier ser de los cuatro reinos naturales, se planteara, o percibiera un objetivo de conocimiento en grado infinito, por su capacidad potencialmente infinita de conocer, y de realizar, sería capaz de obtener ese conocimiento, aunque en su búsqueda tuviese que trabajar toda la eternidad para lograrlo.
Empero, como el poder potencial que posee es de la misma índole que el del Creador, sería capaz de satisfacer su necesidad en tiempo oportuno, de acuerdo con la ley de causa y efecto.
En teoría, esa capacidad de autosatisfacción de conocimiento sería en forma instantánea a nivel de conciencia perceptiva. Pero, él ignora que tiene esa capacidad de conocer al instante, ya que, en su esencia, posee todo el conocimiento del Ser Universal en sí mismo. Empero, aun percibiendo la realidad, por grados, le faltaría, todavía, la experiencia práctica de ese conocimiento.
El ser humano jamás podrá expresar un conocimiento, o el poder para realizar cualquier objetivo concebido, o la solución o satisfacción de toda necesidad que experimente, si no tiene, antes, la conciencia de esa necesidad. Es lo que se conoce como Docta Ignorancia y/o el Poder de la conciencia de la Ignorancia.
Tan pronto adquiera conciencia de cualquier necesidad, instantáneamente manifiesta tanto el conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto, y del por qué, así como el poder realizador equivalente, y en ese mismo grado de conciencia perceptiva de la necesidad. ESTO ES, SE ENTIENDE, A NIVEL MENTAL, o espiritual. Pero, aún, en la dimensión de la manifestación física, precisará el tiempo suficiente para expresar el resultado práctico, efectivo, como experiencia de vida, para que ese conocimiento, o realización, tenga autenticidad y valor, y desarrolle la aptitud inherente, y equivalente, en cada ser, según se trate.
Dada la poco probable posibilidad de que el ser humano, en su estado de potencialidad, adquiera conciencia, en forma instantánea de la totalidad de lo que ignora, en un momento dado, en todos los grados que ignora que desconoce, dejará de expresar tanto el conocimiento como el poder realizador.
En la medida en que, por grados, en la eterna polarización, vaya adquiriendo conciencia de determinadas necesidades y/o ignorancias, expresará, simultáneamente, el respectivo conocimiento y grado de poder realizador.

18.  Penetrará el ser humano, un día, el misterio de las cosas, que ahora le están ocultas?
–“Los ojos se le abren al mismo tiempo que él se purifica; pero, para comprender algunas cosas, necesita facultades que todavía no posee”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC.:

El Espíritu está dotado de un poder potencialmente infinito, expresado en dos vertientes: la primera, de percepción del conocimiento, y su respectiva comprensión en determinado grado; la segunda, de acción creadora.
Cuando en la primera parte de la respuesta se indica: –“Los ojos se le abren al mismo tiempo que él se purifica”, el estado de purificación de la persona, implicaría una depuración de su Espíritu en los asuntos “materiales” de la existencia, sensibilizando su ser en las cosas elevadas de la vida.Centrando su atención en las preguntas que inquietan su conciencia, se les abren los ojos de la comprensión intuitiva, e inspirativa, que le permiten percibir la información que precisa, sabiendo lo que quiere saber.
Esto implica descentrar la atención del ego, de los sentidos físicos, de la lógica inductiva y deductiva, emancipándose de la conciencia objetiva para acceder a la visión espiritual, a un nivel de conciencia trascendental. La segunda parte de la respuesta, expresa: “pero, para comprender algunas cosas, necesita facultades que todavía no posee”- Preguntamos: “Facultades que todavía no posee”, o, que no posee, todavía, desarrolladas? Recordemos que el Espíritu se encuentra dotado de los mismos atributos divinos del Creador Universal, en estado potencial.
Esto quiere decir que posee, exactamente, todas las facultades que les son inherentes al Creador, pero, en estado potencial, que, eternamente habrá de desarrollar.
En este desarrollo eterno, irá percibiendo, gradualmente, en la medida en que se purifica, y desarrolla sus atributos divinos, todo el conocimiento del cual perciba su ignorancia, en un momento dado.
Es decir, la conciencia de lo que ignora, le irá creando el molde que expresará el respectivo conocimiento, y la fuerza creadora inherente, que precisa en ese estado evolutivo.

 19. Puede, el ser humano, penetrar algún secreto de la naturaleza por las investigaciones de la ciencia?
–“La ciencia le ha sido dada para que progresase en todas las cosas; pero él no puede sobrepasar los límites establecidos por Dios”-.
Cuanto más el ser humano logra penetrar dentro de estos misterios, tanto más debe ser grande su admiración por la potencia y la sabiduría del Creador. Empero, sea por orgullo, o por ausencia de fortaleza, su misma inteligencia le convierte en presa de la ilusión: él acumula sistemas, y en algún momento le será evidente cuantos errores ha cambiado por verdades y cuantas verdades ha repudiado como errores. Constituyen otras tantas desilusiones para su orgullo.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

El ser humano ha ido penetrando en los secretos de la naturaleza, gradualmente, sin tomar en cuenta la clase de conocimiento que puedan poseer los seres en los demás reinos: animal, vegetal y mineral, que, aún, el ser humano desconoce, por la razón que fuere. Pero, evidentemente, en cada etapa evolutiva, existe un límite que, gradualmente, habrá que ir trascendiendo. Por ejemplo, el método científico utiliza la lógica inductiva y deductiva en su búsqueda del conocimiento. 
Pero, la percepción por los cinco sentidos físicos y la capacidad de razonamiento tienen sus respectivos límites los cuales son trascendidos por la intuición y la inspiración.
 Es decir, que la mente humana es capaz de obtener informaciones utilizando facultades espirituales, cuyos límites los constituyen el estado de desarrollo de las mismas, y la pureza de conciencia, que se traduce en la intención de la persona, en determinado grado evolutivo.
 El ser humano, como lo ha ido demostrando en la historia, va superando todas las barreras que encuentra en su búsqueda del conocimiento, y así lo seguirá haciendo en el eterno presente, en forma gradual, sin límites de ninguna naturaleza. 
No se deben, ni pueden aceptarse, por lo tanto, límites algunos, en el desarrollo de la propia misión existencial, por cuanto nadie conoce los alcances ilimitados de su capacidad. Por cada límite que encuentre en su camino, el ser se preguntará: Qué hay más allá? Cómo puedo llegar allí? Siempre encuentra la manera de hacerlo. 
Pero, primeramente, en cada caso, debe llegar a ese límite “temporal”, en su eterno camino, no pararse allí y, luego, seguir siempre adelante.
Para vivificar el respectivo grado de percepción y el inherente grado de poder realizador, es preciso que la persona los aplique a las necesidades, deseos, sentimientos, y objetivos, que va experimentando en su conciencia, o anteponiéndose como metas de solución, para auto-expresarlos como experiencia de vida. Un camino para toda la eternidad, en tiempo presente, sin agotarlo jamás, afortunadamente. Adelante.

20.    Fuera de las investigaciones de la ciencia, le es permitido al ser humano recibir comunicaciones de orden más elevado en torno a aquello que escapa al examen de sus sentidos?
–“Sí. Dios, cuando lo estima útil, le revela al ser humano lo que la ciencia no puede enseñar”-.
Precisamente por estas comunicaciones el ser humano alcanza, dentro de ciertos límites, el conocimiento de su pasado y de sus futuros destinos-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La respuesta a esta pregunta ratifica la percepción de los anteriores comentarios exegéticos.
Recordemos: Las enseñanzas védicas, las de las Leyes de Manú, -o, Manava-Dharma Sâstra-, las del Mahabharata, -cuyo sexto capítulo es el Bagavad Gita-, y otras de esa remota antigüedad, cuya profundidad de sabiduría asombran a la humanidad del siglo XXI, y continuarán haciéndolo en el futuro, -tomando en cuenta de que fueron elaboradas en una época histórica en la que se supone que vivía una humanidad primitiva-, eran conocidas como “las enseñanzas de los oidores a los pies del maestro”.
Qué significa esto?
Es muy sencillo: fueron enseñanzas impartidas por Espíritus superiores, de otros mundos más avanzados, por medio de un “sensitivo” debidamente facultado a tales efectos, que transmitían un conocimiento que no era originario del planeta tierra.
Antes de ese momento, nadie había hablado de determinados temas, en esa forma específica, como la reencarnación, la ley del karma y otros temas inherentes a cada una de las obras en cuestión. De manera que, la misma vida, en forma gradual, y oportunamente, determina que se vayan trascendiendo los límites establecidos para cada etapa evolutiva.

21.  La materia ha existido ab aeterno como Dios, o bien ha sido creada en algún momento por Él?
-“Esto lo sabe sólo Dios. Vuestra imaginación no puede dejar de demostraros la imposibilidad de que Dios, amor y bondad por esencia, haya podido estar alguna vez inoperante. Por muy lejos que pudierais imaginar el principio de su acción, podríais representároslo un solo momento inactivo?

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Sabemos, tal como lo expresa la Segunda Ley de la Termodinámica, o, Ley de la conservación de la energía, que ni la vida, ni la energía, se crean ni se destruyen; simplemente, existen. Ahora bien, qué es la materia? Podríamos definir a la materia como energía condensada en “X” grado vibratorio, según el elemento, o elementos que la conformen. 
Si pudiésemos ver cualquier trozo de materia bajo una lupa poderosa, que lo permitiese, nos daríamos cuenta de que la materia no es compacta, “sólida”, en el estricto sentido de la palabra, sino que, en su estructura, existen espacios “vacíos”, pero que, realmente, no es mas que energía condensada. 
Cuando el respectivo ciclo de esa materia termine y pase por el proceso natural de descomposición, la energía que le conformaba vuelve al depósito universal, para ser, nuevamente, utilizada. 
Cómo ocurre esto, y quién lo realiza? 
Todos hemos oído, alguna vez, hablar de los “Espíritus elementales de la naturaleza”. 
Qué son los Espíritus elementales de la naturaleza? Qué es un Espíritu? 
Imaginemos el universo dividido en tres substratos. El primero, conformado por Dios, -el Ser Universal-, la fuente cósmica de donde emana todo. 
Una energía luminosa en movimiento eterno, dotada de inteligencia infinita, con todos los atributos divinos, -valores universales-, en grado infinito de desarrollo, en todas sus vertientes y variantes, sin límites de ninguna naturaleza, que constituyen el soporte de los principios cósmicos y de las leyes universales, cuya síntesis se expresa como ley cósmica. 
Por supuesto, Dios se encuentra dotado de una conciencia universal de sí y de todo lo que Él es y representa, de su poder creador infinito, y aún así, potencialmente infinito, en infinitos aspectos, variantes y vertientes. 
Causa suprema del universo ab eterno, es decir, desde la eternidad, en la eternidad presente, para la eternidad. Se ha dicho: Causa suprema universal. 
Todo este todo conforma lo UNO, que es la totalidad de lo que existe, y llegará a existir, en el eterno presente.
 El segundo substrato, conformado por el ALMA UNIVERSAL, que es la MATRIZ CÓSMICA, conformada por substancia etérica que llena todo el universo, que podría ser comparado a la “tierra cósmica”, equivalente a la tierra que conocemos, pero, en estado etérico. 
Representa, al mismo tiempo, a la  MENTE CÓSMICA, equivalente a lo que, en pequeño, es la mente de un ser humano. 
Otra comparación, necesaria: las semillas que se siembran en la tierra, a nivel de la mente estarían representadas por las ideas. 
Ahora bien: en la naturaleza existen cuatro reinos conocidos: el humano, el animal, el vegetal y el mineral. Cada uno está conformado por tres entes básicos: el Espíritu, el alma y el cuerpo. 
Quién crea el Espíritu, fuente de la vida? Se ha dicho ya, que la vida no se crea, porque existe ab eterno, es decir, desde la eternidad: Siempre. 
Entonces, cómo emana a la conciencia individual? Cada vez que el Ser Universal precisa a una familia de Espíritus, en cada reino natural, Él, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarse de Él mismo, toma posesión, en el ALMA UNIVERSAL, de una célula matriz, a la que dinamiza con vida eterna e inmortal, a partir de ese momento, y siendo Él mismo, sin haberse separado de Él mismo, continúa dotado de sus mismos atributos divinos, -o valores universales, de su conciencia, en la que se expresan los sentimientos de los valores universales, como guía divina de vida, o sentidos cósmicos, pero, arrancando desde un grado cero de percepción y expresión de poder creador, a partir de ese momento inicial. 
Es decir, emana a la conciencia individual, el mismo Ser  Universal, pero en la conciencia de este ser individualizado no quedó registrado todo lo que era el Ser Universal desde la eternidad pasada, lo cual deberá descubrir, ese ser, a partir de entonces, en la eternidad futura, en el eterno presente: Ahora. 
Evidentemente, ese nuevo ser tiene una misión y cumple un propósito del Ser Universal, que es el de acrecentar a la Creación. Esteproceso de emanación a la conciencia individual, del mismo Ser Universal, ocurre, por igual, con los Espíritus de los cuatros reinos naturales: el humano, el animal, el vegetal y el mineral, salvo de que existan otros reinos que desconozcamos, por ahora, Y es aquí donde entran en escena los Espíritus elementales de la naturaleza, constituidos por los Espíritus emanados a la conciencia en el reino mineral, por ejemplo: los espíritus del hierro, del oro, del estaño, del zinc, del bronce, de la plata, etcétera.
Emanados los Espíritus a la conciencia individual,  en el ALMA UNIVERSAL, -o mente cósmica-, en los cuatros reinos naturales, en las correspondientes células matrices, -equivalentes a espermatozoides etéricos-cósmicos-, en las que el Ser Universal se une, dinamizándoles, esas ubicaciones, dentro del alma universal, van a constituir sus espacios cósmicos, respectivamente, al igual que el espacio que queda en una masa de harina, de la cual, un ama de casa, mediante un molde, extrae una galletita. Permanecerá unido a ese espacio cósmico, en el alma universal, mediante un “hilo de plata” elástico, fluídico, como su hogar. Ya, aquí, tenemos dos de los elementos de la trilogía que le conforman: Espíritu y alma.
El tercer substrato, se encuentra conformado por la materia: Los Espíritus elementales de la naturaleza, equivalentes a cada uno de los elementos minerales conocidos y por conocer, vibran, cada uno, en una determinada frecuencia, de acuerdo a su tipo, y materializan la energía, es decir, la condensan en materia, es decir: hierro, oro, plata, bronce, oxígeno, nitrógeno, carbono, etcétera. 
Aquí, se sigue cumpliendo el principio de que la constitución de cada ser está integrada por: Espíritu, alma y cuerpo. Este substrato va a conformar la base y el soporte de los mundos físicos, en el cosmos. Aquí reside el secreto de la creación de los mundos, en el inmenso universo. 
Cada vez que los maestros de la Creación van a formar un mundo, de acuerdo a los planes y objetivos de la humanidad que le habrá de poblarle, o habitarle, en determinado lapso, los maestros de la creación a cuyo cargo se encuentra la formación de aquel mundo, le dan una orden, a esa inmensa cantidad de Espíritus elementales que van a coadyuvar, para que condensen determinadas masas de materias, tanta como sea necesaria hasta alcanzar el volumen respectivo de acuerdo al tamaño previsto para ese mundo. 
Aquí residiría, probablemente, también, el secreto de esas enormes velocidades mediante las cuales los mundos giran sobre sus propios ejes y alrededor de su respectivo sol, en un movimiento integral cósmico. 
Es decir, dado que en su nivel infinitesimal la materia está constituida por Espíritus elementales, en cuya expresión física como átomos de sus respectivos elementos constituyen una energía en movimiento, la unión masiva de todos esos elementos, dotados de energía en movimiento, en su suma total, le otorgan, al respectivo mundo, sus movimientos sobre sus propios ejes, y el de la traslación en torno a su respectivo sol, en base a un determinado punto de equilibrio, por la ley de gravedad. 
Pero, la unión de los mundos, de los sistemas solares, en sus respectivas galaxias, en unión con todas las galaxias del universo, todas se desplazan, uniformemente, en armonía, en un viaje perpetuo por el universo. 
Prácticamente, el sistema de galaxias, en su conjunto, se encuentra en un viaje permanente por el Cosmos. Somos viajeros cósmicos en el espacio, en tiempo presente.
Siendo la ley una e igual para todos, cada especie, para expresar,  en su respectivo reino, lo relativo a su cuerpo físico, sigue un proceso análogo al mineral, con las adaptaciones, y variantes, inherentes a su índole. En síntesis, en este quehacer universal el Creador está realizando un juego consigo mismo. Pero, que juego!

22. La materia se define, en general, como lo que tiene extensión; lo que puede causar un efecto perceptivo sobre nuestros sentidos; lo que es impenetrable. Son exactas estas definiciones?
-“Según vuestra manera de ver, sí, por cuanto vosotros habláis de lo que conocéis; empero, la materia existe, también, en otros estados que vosotros desconocéis todavía. Ella puede ser, por ejemplo, tan etérea y sutil que deja de hacer el más mínimo efecto sobre vuestros sentidos; empero, ella siempre es materia aunque para vosotros no sería tal cosa”-.
Cuál definición nos daríais vosotros de la materia?
-“La materia es la unión que vincula el espíritu, y al mismo tiempo es el instrumento que le sirve, y sobre el cual ejercita su acción”-.
Esto admitido, puede decirse que la materia es el agente, o el vehículo, con la ayuda del cual y sobre el cual actúa el espíritu.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

El mundo de la materia no es más que la dimensión física de la expresión de la vida.
Esta manifestación física de la vida, siendo real desde el punto de vista de lo tangible, de lo físico, de lo compacto, no deja de ser más que una apariencia, una ilusión.
Esto es debido a que la materia no es más que la condensación de la energía bajo ciertas formas y características.
Formas y características que se plasman de acuerdo con las imágenes expresadas por el respectivo Espíritu elemental de la naturaleza y por la “personalidad” inherente del elemento en sí, del cual se trate, que le imprime determinadas cualidades físico-químicas, con una función específica en el contexto universal.
Al igual que una planta, del entorno que conforma su hábitat, en la tierra, extrae las sustancias que le permitirán desarrollar la vida física que le es inherente. Así como crecer y desarrollarse, mientras culmine su ciclo biológico, lo cual ocurre también en la dimensión energética.
El Espíritu elemental vibra a una determinada frecuencia y condensa la materia equivalente al elemento en cuestión, del que se trate.
Siendo la misma energía universal del que extrae la esencia inherente al tipo de Espíritu elemental del que se trate, empero, las cualidades y características son diferentes, entre sí, según sea un elemento u otro.
Cómo es posible que, siendo la misma energía la fuente de la cual extrae cada Espíritu elemental la esencia con la que manifiesta la materia inherente, tengan las diversas expresiones de la materia, características y cualidades tan diversas entre sí?
Será que en esa aparente uniformidad de la energía cósmica existen, también, una extensa gama de variantes equivalentes a la totalidad de los elementos conocidos y por conocer, en cada planeta del que se trate?
De la misma manera que en la tierra, que a nuestra vista aparece uniforme y como si fuese una sola substancia, pero que contiene tan extensa gama de elementos, ocurrirá que, en la dimensión energética existen, también, variantes en los tipos de energía, que los Espíritus elementales utilizan de acuerdo con su “personalidad”, para condensar la energía de acuerdo al tipo de elemento?
Evidentemente, existe una dimensión espiritual en la que se desenvuelven los Espíritus elementales de la naturaleza, al igual que los de los otros tres reinos naturales. Esta dimensión no es sino la expresión de la Divinidad en tantos seres emanados a la conciencia individual, sin separarse la Divinidad de sí misma, y sin dejar de ser Ella misma.
Existe, también, la dimensión del Alma Universal, que es una especial forma de materia etérica, fluídica, más sutil, quintaesenciada, que sirve de vehículo espiritual a todos los Espíritus que conforman la dimensión espiritual. Es una forma menos densa de materia, pero, es una variante de la materia.
Esa materia que conforma el Alma Universal, que le sirve de vehículo en la dimensión espiritual, y le sirve, al mismo tiempo, de enlace entre el Espíritu y el cuerpo que funge de vehículo en la dimensión física de la vida.
Esa alma individualizada, en cada Espíritu de los cuatro reinos naturales, que no dejan de ser emanaciones individuales, en el Alma Universal, de la misma y única Divinidad, causa suprema de todo lo existente, contiene en sí todas las esencias del universo, en todas sus vertientes y variantes, pero, con una programación específica, según el Espíritu de que se trate.
Es decir, Espíritu de los respectivos cuatro reinos naturales, salvo que existan otros reinos naturales que aún no se conozcan en el planeta tierra.
En todo caso desde la forma física más densa de la materia, a la más sutil y etérica, existe una inmensa variante que podríamos, esencialmente, ubicar entre el grado cero y el infinito de densidad, o estado de depuración. Es decir, mientras más elevados sean los estados de conciencias en ese mismo grado se sensibiliza la materia adquiriendo expresiones más depuradas y bellas.
Esta es la razón de que en el ámbito Espírita se habla que el alma o periespíritu es materia quintaesenciada, menos densa que la física, pero materia en fin.
Si existen formas físicas diversas en la materia, es porque, simultáneamente, existe una análoga diversidad de Espíritus elementales capaces de condensar esas variantes en la materia. Tantos Espíritus elementales como elementos existan, conocidos o por conocer.
De igual manera, existen arquitectos cósmicos que diseñan, según el reino natural, las formas equivalentes a la especie vegetal, o elemento mineral, de acuerdo a las características respectivas de cada especie o elemento?
 Esas características especiales de cada especie animal, vegetal o mineral, han sido impresas ya  por la Divinidad en el momento en que emanan, respectivamente, a la conciencia individual?
O, cada Espíritu de los cuatro reinos naturales los va desarrollando, haciendo uso de su respectivo libre albedrío?
Tienen libre albedrío todos los Espíritus de los cuatro reinos naturales?
Por supuesto que sí. No hay duda ninguna de ello. Están dotados de los mismos atributos de la Divinidad, incluyendo la conciencia y el libre albedrío.
La única diferencia podría surgir en que el Espíritu humano utiliza la materia de los otros tres reinos naturales, al igual que el Espíritu de los animales.
El Espíritu vegetal utiliza la materia a partir del reino mineral, y el reino mineral, utiliza la materia a partir de la energía. Cada reino sirve de enlace y soporte del otro.
Es decir: Los Espíritus elementales de la naturaleza, utilizan la energía; los Espíritus del reino vegetal utilizan la energía a partir del reino mineral; los Espíritus de los reinos animal y humano, lo hacen a partir de la energía sintetizada por el reino mineral y vegetal, y, en parte, a partir del mismo reino animal y humano.
Es un proceso de cooperación recíproca e integral.
Toda esta extensa gama de variantes en la condensación de la energía, en materia, empieza en la mente de cada Espíritu. Cuando se dice que “los pensamientos son cosas”, es que las ideas, o ideogramas que contienen o expresan, son capaces de manifestar su equivalente a nivel espiritual, anímico o físico. A nivel espiritual como sentimientos, a nivel anímico, como emociones, y a nivel físico, como sensaciones. Según su índole manifiestan el equivalente físico, por las leyes de causa y efecto, y por la de la polaridad y la de atracción, entre otras.
El respectivo orden que conforman en el contexto universal tiene que ver con la densidad, o estado de depuración, suma existencial, o peso específico de cada ser en los cuatro reinos naturales.
Nos quedaría como ejercicio práctico:
1)       Realizar un estudio de la materia desde la perspectiva de la Física.
2)       Otro, desde la perspectiva de la Química.
3)       Igualmente, un análisis de la materia desde la perspectiva de la Biología.
4)       Realizar, también, un análisis de la materia desde las perspectivas de diversas corrientes de pensamiento, que permita completar el cuadro mental de la realidad de la dimensión física de la vida. 
5) Realizar un estudio actualizado sobre el éter.

23. Qué es el Espíritu? (*)
-“El principio inteligente del universo”-.
Cuál es la naturaleza íntima del Espíritu?
-“El Espíritu, no se puede analizar fácilmente en vuestro lenguaje. Él, para vosotros no es nada, por cuanto no es cosa palpable; pero, para nosotros sí lo es. Recordad, que nada es lo inexistente y lo inexistente no existe”-.
(*) Este principio explica el fenómeno, conocido por todos los magnetizadores, de poder dar, con la voluntad, a cualquier sustancia, por ejemplo, al agua, propiedades muy diversas, con un gusto determinado, y también las cualidades activas de otras sustancias. Por cuanto no existe más que un solo elemento primitivo, y las propiedades de los diferentes cuerpos no son más de modificaciones de él, resultando que la sustancia más inocua tiene el mismo principio de la más nociva. Así el agua, que está formada de una parte de oxígeno y de dos de hidrógeno, se vuelve corrosiva, si se dobla la proporción del primero. Una análoga transformación puede producir la acción magnética dirigida por la voluntad.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

El Espíritu es, como expresa la respuesta a la pregunta formulada en el epígrafe 23: -“El principio inteligente del universo”-.
La respuesta es más profunda y completa de lo que, a simple vista, parece. Define al Espíritu como: -“El principio inteligente del universo”-.
Desde antigua data se ha mencionado que todo es: Uno. Al referirse la pregunta a lo qué es el Espíritu, se refiere, en su respuesta, al Principio Inteligente del Universo. Un solo principio. Indiviso e indivisible. Que se manifiesta en todos los Espíritus de los cuatro reinos naturales, sin separarse de sí mismo, y sin dejar de ser Él mismo.
Es la inteligencia infinita del Universo, que se expresa en toda manifestación de vida, en cada ser de los cuatro reinos naturales, de acuerdo a las propias e inherentes necesidades del eterno presente, en el aquí y ahora.
Es la misma Divinidad que emana a la conciencia individual, en cada ser de los cuatro reinos naturales, sin separarse de sí misma y sin dejar de ser ella misma. Cada ser está dotado, por ende, de los mismos atributos de la Divinidad, y de su conciencia. Es decir, los atributos de cada Espíritu, en los cuatro reinos de la naturaleza, son los mismos que los de la Divinidad, y su conciencia, una réplica de la conciencia de la Divinidad.
Es la misma vida de la Divinidad que fluye en cada Espíritu de los cuatro reinos de la naturaleza: Humano, animal, vegetal y mineral.
En la Divinidad, los atributos divinos, o valores universales, se encuentran desarrollados en todas sus vertientes y variantes: -Estados de conciencia y estaciones, o grados-. En cada ser individual, emanado a la conciencia individual, en el Alma Universal, los atributos divinos se encuentran en estado potencial, en todas sus vertientes y variantes, que eternamente desarrollará en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal. Se encuentra dotado, también, de un poder potencialmente infinito, que expresará según afronte necesidades o anhelos y deseos de realización personal, por medio de objetivos claramente definidos.
El Ser Universal es anhelo de ser; todos los Espíritus emanados a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, son la expresión de ese anhelo de ser del Creador Universal, y de su voluntad divina.
El Espíritu está dotado, de vida eterna e inmortal. Siempre vivirá en el eterno ahora. Siempre ha existido, ya que es la misma Divinidad, solo que, cada ser, emana a la conciencia individual, en un momento dado, dando comienzo al proceso del eterno retorno, desde ese instante. Esa es la razón de que, quienes iniciaron antes el proceso del eterno retorno se encuentran en una fase más adelantada del camino. Empero, todos siguen, y seguirán el mismo camino, en la eterna expansión del Universo, de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.
En cada expresión de vida universal, se encuentra presente el Espíritu, además del cuerpo, y del elemento de enlace, que es el alma, o periespíritu.
La naturaleza del Espíritu es la misma naturaleza espiritual de la Divinidad: La esencia, energía en eterno movimiento, es la vida por excelencia, consciente de sí misma, e inteligente. Dotada, también, de libre albedrío, con autonomía enmarcada dentro de los valores universales, sustento de la ley cósmica impresa en la conciencia de cada Espíritu, o expresión de vida.
24.  Espíritu es sinónimo de inteligencia?
-“La inteligencia es un atributo esencial del espíritu; pero, tanto el uno como la otra, se confunden en un principio común, de modo que para vosotros son la misma cosa”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La inteligencia es un atributo que posee el Espíritu, pero no es el Espíritu. Es una facultad del Espíritu, una APTITUD, o estado de conciencia, y una actitud, que le faculta para percibir y entender, hacer o dejar de hacer, sentir o dejar de sentir.
En la medida en que el Espíritu evoluciona, y amplía sus estados de conciencia perceptiva, y realizadora, la inteligencia se aviva, y será capaz de penetrar en la comprensión de áreas y aspectos de conocimientos, con mayor amplitud y profundidad, en el entorno universal.
El conocimiento de la verdad universal conformado por los valores universales, permite, al Espíritu, penetrar en una más extensa gama de estados de conciencias, y dentro de los mismos, alcanzar estaciones más elevadas, o grados perceptivos de la realidad, con sus inherentes grados de poder realizador, potencialmente infinito, pero expresado en el mismo nivel en que manifiesta necesidades insatisfechas y anhelos por realizar.
La inteligencia potencialmente infinita del Espíritu, en los cuatro reinos de la naturaleza, se ejercita, para su desarrollo, mediante el mecanismo de necesidades y los deseos y anhelos de realización, en una eterna polarización. 
La rueda de la vida está constituida por los valores universales, o atributos divinos y dentro de ella la eterna polarización, trasmutando cada estado de conciencia en un nivel más elevado de percepción y realización. 
Cada valor universal es uno de los incontables caminos existenciales que eternamente recorrerá cada Espíritu, pasando por grados de conciencia, o estaciones, que van del cero grado al infinito.
Es la espiral evolutiva de la conciencia, un camino circunferencial, que mientras más avanza, más se expande en capacidad perceptiva, comprensiva, y de poder realizador.

25. El Espíritu es independiente de la materia, o es, en cambio, una propiedad de ella, como los colores los son de la luz, y el sonido, del aire?
-“El uno es distinto de la otra; empero, es necesaria la unión de ambos para dar una inteligencia a la materia”-.
Es, quizá, igualmente necesaria esta unión también para la manifestación del Espíritu?
-“Es necesaria para vosotros, ya que no estáis organizados para percibir el Espíritu libre de la materia: las limitaciones de vuestros sentidos no lo permite”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Toda expresión de vida, en la dimensión física del planeta Tierra, y en cualquier mundo del universo, -siempre físicamente hablando-, está conformada, por lo menos, por tres entes claramente diferenciados, entre sí: El Espíritu, o ente inteligente;el Alma, o periespíritu, como elemento neutro de enlace entre el Espíritu y el cuerpo; y el cuerpo, vehículo que funge como elemento fundamental para la expresión física de la vida, en los cuatro reinos naturales.
Una es la ley cósmica que rige todo en la Creación Universal. Cada ser, en los cuatro reinos naturales, está conformado por Espíritu, Alma y cuerpo. Dejamos sentado este principio en forma clara, precisa y contundente, para corregir, definitivamente, cualquier equívoco al respecto. Hasta los animales, los vegetales y los minerales, están conformados por Espíritu, Alma y cuerpo; es decir, en toda expresión física, la fuente de la vida es el Espíritu.
El Espíritu, como se ha expresado reiteradamente, está conformado por la misma esencia de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad.
Igualmente, el Espíritu está dotado de todos los atributos divinos del Ser Universal, y del poder potencialmente infinito que le es inherente, que expresará sin límites de ninguna naturaleza, en la eterna polarización, en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal.
Esto, algunas corrientes de pensamiento lo han denominado un proceso de involución-evolución. Es la teoría del eterno retorno. El viaje de regreso a la fuente, de la cual, en un momento dado, se ha emanado a la conciencia individual: No creado, sino emanado de la Divinidad, sin separarse de la divinidad que ha existido siempre, y sin dejar de ser la Divinidad.
Cada ser emana perfecto a la conciencia individual;  lo que evoluciona, en sí, es cada uno de los estados de conciencias relativos a los valores universales, o atributos divinos, pasando por todas las estaciones –o grados-, del cero al infinito, mediante cuyo proceso encuentra siempre un más allá en conocimiento de la verdad universal, de los valores universales, del uso del poder creador -potencialmente infinito- que le es inherente, y de los objetivos de cooperación en la realización de la Gran Obra, en la expansión de la Creación universal.
Todo este bagaje de realización cósmica se encuentra regido por los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo en la Ley Cósmica, cuyo soporte constituye cada uno de los valores universales.
Igualmente, en cada uno de los Espíritus de los cuatro reinos naturales se encuentra una réplica exacta de la Conciencia del Ser Universal, en la cual se expresa, por medio del lenguaje de los sentimientos relativos a los valores universales, la misma Divinidad, en una acción pedagógica constante, y perenne.
Al mismo tiempo, toda expresión de vida es la única vida que existe: la de la Divinidad. Por eso se habla que todo es UNO.
La Divinidad es voluntad y anhelo de ser a nivel universal, en la eterna expansión de la Creación, y cada ser que emana a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de ser la Divinidad.
Cada ser es el instrumento de ese anhelo de realización y la voluntad de su expresión, en todas sus vertientes y variantes, desde un grado cero al infinito, encontrando, como ya fue dicho, siempre un más allá sin límites de ninguna naturaleza.
La Divinidad Universal jamás agotará el total del caudal de su potencial realizador, y de sabiduría de los valores universales impresa en la ley cósmica y en la conciencia de cada ser, o toda expresión de vida, en los cuatro reinos naturales conocidos, y en los eventuales otros por conocer.
Es importante destacar que el Espíritu interactúa, simultáneamente, en ambas dimensiones: Espiritual y física, en forma constante, aun cuando no tenga conciencia objetiva de ello.
El fenómeno, de interrelación entre ambas dimensiones, se realiza por medio de la facultad de desdoblamiento, o proyección espiritual.
Pero, lo que el Espíritu realiza en la dimensión espiritual no lo registran los sentidos físicos, razón por la cual no conserva un recuerdo claro en la conciencia objetiva.
Esto se explica por el viejo aforismo de que, lo que no pasa por los cinco sentidos no se encuentra en la conciencia, cuyo primer exponente fuera Aristóteles, y posteriormente, Francis Bacón. Empero, esto es, únicamente, una verdad a media, ya que, muchas de las realizaciones, o percepciones que el Espíritu realiza en esos breves intervalos, en la dimensión espiritual, aunque sean de escasos segundos, las recuerda como intuiciones, o ideas que les vienen a la mente sin saber de dónde las obtiene: Es decir, sabe sin saber cómo ni porque sabe. De esa interrelación con el mundo espiritual, obtiene, también, incontables inspiraciones, que no son más que la comunicación de contenidos mentales de entes encarnados, o desencarnados, comunicando pensamientos dentro del pensamiento, que aportan ideas que le conducirán, a cada quien, al desarrollo de las mismas, o de orientación, o guía, en la realización del propio trabajo. Homero es uno de los genios que describió con precisión esta interrelación entre ambas dimensiones, tanto en la Ilíada como en la Odisea. Es una faceta de la obra homérica que es preciso profundizar. Platón, en el diálogo Ion, también desarrolla este tema en forma admirable. (En el Blog Verdad Universal Divina, se encuentran tres amplios trabajos sobre la Intuición, la Inspiración y el Desdoblamiento, o proyección espiritual).
El Espíritu interactúa, como fue dicho, en ambas dimensiones: La Espiritual y la física, simultáneamente.
Sería beneficioso que los seres humanos se abocasen al estudio serio y profundo de las facultades del Espíritu, para optimizar esa interrelación. La primera obra que estudia a fondo, en la historia de la humanidad, y con conocimiento de causa, las facultades espirituales, es El Libro de las facultades espirituales, del ilustre maestro de Lyon, Allan Kardec. Esta obra, que estamos traduciendo, podrá leerse en nuestro Blog: El libro de las facultades.
Quilón, el Lacedemonio, en el siglo VI antes de nuestra era, inscribió su precepto, en Delfos: -“Hombre, conócete a ti mismo, que el estudio propio del hombre no es conocer a Dios, sino conocerse a sí mismo”. Mahoma, al inicio del siglo VII de nuestra era, acuño el aforismo: -“Conócete, y conocerás a Dios”.
Cada ser debe centrar su atención en conocer su propio ser en los tres entes que le conforman, con el fin de aprovechar al máximo su misión existencial en la expresión física de la vida.
Se tendrá ocasión, a lo largo de estos comentarios exegéticos, y del estudio de la obra que se comenta, de analizar a fondo, dentro de lo posible, cada uno de los entes que conforman cada ser, o expresión de vida, en sus tres elementos constitutivos: Espíritu, Alma y Cuerpo.

26. Se puede concebir el espíritu sin la materia y la materia sin el Espíritu?
–“Sí, ciertamente, con el pensamiento”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Ciertamente, el pensamiento es un atributo del Espíritu.
El Espíritu piensa en imágenes. Pensamientos e imágenes conforman ideogramas, o cuadros mentales, que permiten la percepción del conocimiento.
La matriz de este conocimiento es la idea,
Al tener la idea ya se posee la base y el fundamento para desarrollar, con mayor amplitud, el cuadro mental que conforma el conocimiento.
Las imágenes son percepciones del Espíritu, por observarlas, éste, directamente, del lugar mismo en que se encuentra el conocimiento, o el objeto de este. Esto ocurre bien sea que se encuentre en un lugar determinado, o en el propio archivo espiritual de la persona, o en el archivo espiritual –en el alma- de seres encarnados, o desencarnados, donde el Espíritu, en desdoblamiento, o proyección espiritual, lee esa información.
Dicha información, o contenido mental, lo transfiere a la conciencia objetiva, como intuición, en el acto de reincorporarse a la materia, o al propio cuerpo.
Si el Espíritu, en desdoblamiento, o proyección espiritual, es capaz de observar el objeto del conocimiento que percibe, también lo es para concebir, o percibir, al Espíritu exento de materia, en la dimensión espiritual.
Esa percepción del Espíritu, al margen de la materia, efectuada por el pensamiento, no es más que una observación efectuada directamente por el Espíritu, con la visión espiritual, y no con el sentido físico de la vista, y la capacidad de análisis por la lógica inductiva y deductiva.
Trasciende la visión física.
Al proyectarse el pensamiento al objeto que le ocupa la atención, y al centrar la atención en el mismo, expande la conciencia perceptiva, y observa directamente, ve con la visión del Espíritu, al Espíritu de otros seres, en la dimensión espiritual.
Al retrotraerse a la materia, en la conciencia objetiva, le concibe como una realidad.
La imagen de lo que vio la traduce en idea, ésta en pensamiento –o símbolo-, y el pensamiento de la idea, en el que medita, o reflexiona, se traduce en conocimiento.
Son concepciones de la realidad que se obtienen por intuición, -percepción del propio Espíritu proyectado- o por inspiración –comunicación de contenidos mentales por el pensamiento en el pensamiento, de un emisor a un receptor.
Se sabe sin conocer porque se sabe, en un momento dado. La concepción por conciencia perceptiva, es automática, efectuada sin el uso de la voluntad.
Es un dejarse ir hacia el objeto de los propios pensamientos, y estos se proyectan –junto con el Espíritu, de quien constituyen un atributo- percibiendo la realidad.
Se puede no solo concebir, sino ver objetivamente, la materia sin el Espíritu. Por ejemplo, el cuerpo de un ser cuyo Espíritu ha desencarnado.
Empero, sería ese un cuerpo inerte, ya que la causa de la vida se emancipó.
Pero, en sentido general, toda materia inerte, o cualquier tipo de materia, aparentemente inerte, está imbuida de un Espíritu elemental de la naturaleza, o de varios, cuando se conforman aleaciones.
Ver dentro de la materia, y más allá de ésta al Espíritu, es una percepción que transciende a los sentidos físicos.
Es más fácil verlo en un ser humano, que en los demás seres de los restantes reinos naturales: animal, vegetal y mineral.
Pero, en cada reino natural, cada cuerpo, y expresión de vida, y cada elemento, se encuentra conformado por tres entes básicos, y claramente definidos: Espíritu, Alma y cuerpo.
Aún en ese cuerpo del que se ha separado el Espíritu, percibir esa separación, precisa una concepción efectuada a nivel de los pensamientos.
A través de los pensamientos, proyectados en el espacio y en el tiempo, se percibe la realidad inherente. Esta trasciende a los propios pensamientos, que constituyen la fuente de los ideogramas que canalizan el conocimiento.
Esa es la razón por la cual se afirma, constantemente, que es preciso ver más allá de las apariencias para observar la realidad, en su esencia.

Por otra parte, para concluir, es preciso destacar que no es posible concebir la materia sin Espíritu, ya que, en los cuatro reinos naturales, toda materia, así como expresión de vida, está animada por su respectivo Espíritu. Es decir, viendo más allá de las apariencias, no existe materia sin Espíritu, en ninguno de los reinos naturales conocidos ni por conocer. 

27.De tal modo, habrían dos elementos generales en el universo: la materia y el Espíritu?
-“Sí, y, por encima de ellos, Dios, Creador de cada cosa. Es aquí el principio de todo cuanto existe, la triada del universo. Empero, al elemento materia es preciso agregar el fluido universal, que constituye la parte intermedia entre el Espíritu y la materia propiamente dicha, la cual es muy densa para que el Espíritu pueda actuar directamente sobre ella”.
-“Este fluido, aunque, en cierto modo, haya que considerarlo como parte del elemento material, se diferencia por algunas propiedades especiales”.
-“Si este fluido fuese materia, no habría razón para no suponer como tal también al Espíritu. Se encuentra entre el Espíritu y la materia; es fluido, como la materia es materia, y, por las innumerables combinaciones con ésta, bajo la acción del Espíritu puede producir una infinita variedad de cosas, de las cuales vosotros solamente conocéis una pequeñísima parte”.
-“Este fluido universal o cósmico, o primitivo, o elemental, como el agente de quien se sirve el Espíritu, es el principio sin el cual la materia quedaría en estado de perpetua disolución, y no conquistaría jamás los caracteres que le dan la gravedad”-.
Este fluido sería, quizá, aquel que nosotros definimos con el nombre de electricidad?
-“Hemos dicho ya que puede producir innumerables combinaciones. Los agentes físicos que vosotros denomináis  fluido eléctrico y fluido magnético, son simples modificaciones del fluido cósmico, el cual, propiamente hablando, no es sino materia más noble, más sutil que la propiamente denominada así”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

Quizá sería más propicio decir: Espíritu, Alma -elemento de enlace- y Materia, -condensación de energía-.
El Espíritu, como emanación de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad, en cada expresión de vida, en los cuatro reinos naturales conocidos, y en los que, eventualmente, aún queden por descubrirse.
Podríamos imaginar tres dimensiones claramente definidas, o determinadas:
La primera, la de la Divinidad, separada por una tenue barrera, que no es otra cosa que una diferenciación vibratoria. Es decir, un nivel absoluto. Esa barrera podría imaginarse como una pared divisoria entre una dimensión y la que le sigue.
La segunda: El Alma Universal. En la que emana la Divinidad a la conciencia individual tantas veces como sea necesario en la eterna expansión de la Creación universal. Es el elemento de enlace entre la Divinidad y el ser emanado a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales. Además, es el hábitat, o  la dimensión espiritual en  que se desenvuelve el Espíritu, mientras se encuentre en estado de Espíritu. Es lo que se denomina fluido universal en la respuesta dada a la pregunta que comentamos. Es un departamento intermedio entre la dimensión de la Divinidad y la de la materia, que se analizará en el epígrafe siguiente. Hay una puerta de entrada de una dimensión a otra y es la del alma.
En la dimensión del Alma Universal existen una inmensa variante de Espíritus emanados a la conciencia individual, tantos como Espíritus existen en los cuatros reinos naturales, y con gradaciones de estados de conciencia que varían del cero grado al infinito, aunque jamás se agotará el infinito ascensional de la espiral evolutiva.
En el Alma Universal, cada Espíritu emanado a la conciencia individual, adquiere su propia alma individualizada. Es como decir, “su hogar personal” en el entorno cósmico, ubicado en el “lugar” en que adquirió conciencia individualizada. Constantemente se reubicará de acuerdo con sus estados, y grados, de conciencia, según su suma existencial, o densidad espiritual, regido por la ley de afinidad y las leyes que les son interrelacionadas: Amor, afinidad, justicia, igualdad y compensación, entre otras. Es como decir: -“Donde amas, allí está tu Espíritu y hábitat”. El grado de amor es el que ubica, o reubica, el hogar personal, en el eterno viaje de retorno a la fuente universal.
La tercera: La materia. Es condensación de la energía de acuerdo al grado vibratorio de los Espíritus elementales de la naturaleza. Esta dimensión es la que sirve de manifestación física a los demás reinos de la naturaleza: el humano, el animal y el vegetal.
Cada reino utiliza su propia e inherente combinación de la materia, de acuerdo al fin que le corresponde en el contexto de todas las cosas y a la naturaleza misma del Espíritu, en cada uno de estos reinos naturales.  
Por cada tipo de materia fundamentalespecífica, existe un Espíritu elemental, o la cooperación de un conjunto de ellos, simultáneamente, de acuerdo con las leyes de la física, de la química, y de la ley cósmica, en general.

28. Por cuanto el Espíritu es, también él, alguna cosa, no sería más exacto y menos vago denominar a estos dos elementos generales materia inerte y materia inteligente?
-“Las palabras nos importan poco, a nosotros; precisad vuestro lenguaje de modo que os podáis entender. Vuestras disputas provienen casi siempre por estar en desacuerdo sobre el significado de los vocablos, por ser vuestra capacidad  insuficiente para expresar las cosas que dejan de entrar dentro de la percepción de vuestros sentidos”-.
 Comentario de Allan Kardec: Un hecho evidente domina todas las hipótesis, el cual es que vemos, por una parte, la materia no inteligente; por la otra, un principio inteligente que no depende de la materia. Pero, cuáles son el origen y las conexiones de estas dos cosas, lo ignoramos. Si tenemos o no un origen común, o puntos de contacto necesarios; si la inteligencia existe de por sí, o es solamente una propiedad, un efecto; si ella, según la opinión de algunos, es una emanación de la Divinidad; lo desconocemos. Materia e inteligencia nos parecen diferentes, por lo cual las vemos como dos principios que constituyen el universo. Por encima, además, de cada cosa, vemos una inteligencia que domina todas las demás, las gobierna, y se distingue por sus atributos esenciales; a esta inteligencia suprema, la denominamos Dios.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.
La materia y el Espíritu, constituyen partes de dos dimensiones diferentes: La física y la espiritual. Ya se ha estudiado como la materia es condensada a partir de la energía por el respectivo Espíritu elemental de la naturaleza. Por ejemplo: El hierro, la plata, el oro, el plomo, el estaño, etcétera.
Viendo más allá de las apariencias, en la materia inerte existe un estado vibratorio constante, que es el del Espíritu que lo trae a la manifestación física, y lo mantiene en ese estado. Es una energía en constante movimiento. Al separarse el Espíritu de la materia, se efectúa un proceso de desintegración de la misma y la energía que la conformaba retorna al depósito universal. El Espíritu, a su vez, queda libre de la materia y automáticamente se encuentra en la dimensión espiritual, en la frecuencia vibratoria que le es inherente.
En cuanto a la materia inteligente, lo es, en los cuatro reinos naturales, por el atributo de la inteligencia que posee el Espíritu que la anima, en determinado ser de los cuatro reinos naturales.
Todo el maravilloso proceso inteligente que realiza la materia, en cualesquiera de sus formas: mineral, vegetal, animal y humana, se lleva a cabo por la programación espiritual que se encuentra en el alma, como elemento de enlace, entre el Espíritu y el cuerpo y por la dirección del Espíritu en calidad de conductor. La diferencia entre las manifestaciones inteligentes en cada ser de los cuatro reinos naturales, se deben a las variaciones en el desarrollo de las aptitudes del respectivo Espíritu.
Estas variaciones en el grado de expresión de la inteligencia, entre un ser y otro de la misma especie, se debe a la desigualdad en el nivel evolutivo, o estado de conciencia, del Espíritu en cuestión.
Cada Espíritu tiene su propia historia. Si ha evolucionado más, lo expresará en el mayor desarrollo de sus aptitudes. Por supuesto, esas aptitudes, que constituyen capacidades de ver, comprender, hacer o dejar de hacer, entre otras cosas, denotan, claramente, esa diferencia evolutiva.
En toda materia inteligente, lo que se expresa es la inteligencia del Espíritu que la anima.

A su vez, toda inteligencia individualizada, es el mismo atributo divino que posee el Ser Universal, o Divinidad. 

29. La ponderabilidad es un atributo esencial de la materia?
-“De la materia tal como vosotros la entendéis, sí; empero, no de la materia considerada como fluido universal. La materia etérea y sutil, que forma este fluido, cualquiera sea el principio de vuestra materia pesante, es para vosotros imponderable”-.
La gravedad es una propiedad relativa: si no hubiese la atracción de los mundos no habría peso, como no habría alto ni bajo.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La ponderabilidad de la materia significa que tiene peso, es decir: se puede pesar. Es la propiedad de la materia que determina que todo cuerpo esté sujeto a las leyes de la gravitación.
El peso de un cuerpo equivale a la fuerza con que es atraído hacia el centro de la tierra.
A medida en que un cuerpo se desplaza desde el ecuador hacia los polos, su peso aumenta.
Igualmente, el peso de los cuerpos disminuye hasta anularse, al alejarse de la tierra y llegar a una zona denominada: No gravitacional.
Al mismo tiempo, le hace susceptible a la atracción recíproca con otros cuerpos.
Dado que existe una materia más depurada como la del alma, o periespíritu, que es, pese a todo, materia quintaesenciada, fluídica, evidentemente su ponderabilidad le hace susceptible de estar sujeta a otro tipo de fuerza gravitacional. Por ejemplo, utilizando al alma como vehículo, el Espíritu puede desplazarse a la velocidad del “pensamiento”. La depuración del alma puede permitir al Espíritu encarnado una mayor percepción de la dimensión espiritual. O, proyectarse a mundos más evolucionados donde impera un nivel de frecuencia vibratoria acorde con un alma más depurada.
Evidentemente, la depuración del alma va acorde con la del Espíritu, quien incide a que la misma se manifieste, también, en su cuerpo, como mayor belleza o suavidad en los rasgos físicos.
Esta depuración del alma, como materia quintaesenciada, equivale a la suma espiritual acumulada por el Espíritu en sus incontables existencias materiales, en el planeta tierra, y en incontables otros mundos en que haya vivido.
Esa suma existencial ubica, o reubica, al Espíritu, en el orden cósmico que le corresponde, en el contexto de todas las cosas, regido por la ley de afinidad.
En ese nivel, la fuerza de atracción, o de repulsión, que se opera a nivel del alma, y del Espíritu, se interrelaciona a partir de los pensamientos, sentimientos, emociones, vibraciones, aura espiritual, y sensibilidad espiritual-anímica, que le circunscribe a esferas mentales-espirituales determinadas.
Todo va parejo: depuración espiritual-anímica,  que incide en los pensamientos, sentimientos, deseos, palabras, actos y práctica de todas las virtudes.
Se va pasando, gradualmente, a esferas mentales donde imperan niveles más depurados de Espíritus, en sus respectivos vehículos anímicos, o peri-espirituales.
La ponderabilidad es la propiedad de la substancia que conforma los distintos cuerpos, en la naturaleza, que le hace susceptible de tener peso, densidad y solubilidad. Dichos cuerpos pueden encontrarse, en un momento dado, en estado: Sólido, líquido o gaseoso. Y, por supuesto, en una variedad de estados, aún por conocer.
Hasta los pensamientos son considerados cosas, los cuales se encuentran sujetos a la ley de atracción y de repulsión.
El Espíritu piensa en imágenes, y éstas están, igualmente, sujetas a la ley de atracción y repulsión.
Los sentimientos, también están sujetos a las mismas leyes de atracción y repulsión. Es la fuerza que les impele, en algún grado, un determinado tipo de materia, o simplemente, energía?
Ya se ha visto, en otra parte, como las vibraciones del Espíritu condensan la energía y manifiestan determinadas expresiones físicas a nivel de los Espíritus elementales de la naturaleza. Empero, la ley rige en los cuatro reinos naturales, en las dimensiones: Espiritual y física.
La ciencia ha determinado otras propiedades de las substancias que conforman los cuerpos, como son:

A)       Forma, color, sabor, olor, impenetrabilidad, inercia, indestructibilidad, divisibilidad, organolépticas (apreciadas por los sentidos físicos), por su impresión al tacto, sonido, y propiedades químicas, que determinan acciones sobre otras substancias como descomposiciones y combinaciones, entre otras.

B)       Otras propiedades son:

1)       Masa, volumen, longitud y capacidad.
2)       Peso específico, dureza, índice de refracción y coeficiente de solubilidad.

30. -La materia consta de uno solo, o de más elementos?
-“El elemento primitivo es uno solo. Los cuerpos, que vosotros consideráis como sencillos, no son elementos verdaderos, sino modificaciones y transformaciones de la materia primitiva”-.

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:.

La fuente energética universal es una sola. Se ha mencionado, en diversas ocasiones, como los Espíritus elementales de la naturaleza, a partir de la energía, y de acuerdo a su propia índole y frecuencia vibratoria, condensan la energía y la manifiestan en materia, en la extensa gama de elementos conocidos y por conocer.
De ahí en adelante, de acuerdo a la ley cósmica, y a las respectivas leyes de la física, de la química y de la biología, entre otras, se manifiestan todas las variantes de la materia, en todas las vertientes posibles, de acuerdo con los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.
De la misma tierra cada especie vegetal extrae su respectivo fruto, o substancia. Esa tierra, aparentemente uniforme, estaba conformada por múltiples elementos y substancias. Hay una inteligencia rectora, en cada elemento y substancia, que realiza ese trabajo, evolucionando ad infinitum en el proceso.
La energía cósmica, siendo la misma y única, aparentemente, contiene la esencia de todas las variables posibles, sin límites de ninguna clase. Es el trabajo de cada Espíritu, en los cuatro reinos naturales, que realiza esa labor, cada quien en su respectiva esfera mental, en la infinita espiral evolutiva. Cada uno de los cuatro reinos sirve de soporte para todos los demás, tanto en la dimensión física como en la espiritual.
Esa energía cósmica, pese a ser la misma, no contiene en sí misma toda la infinita gama vibratoria?
De ser así, cada uno de los Espíritus elementales de la naturaleza, al vibrar en su respectiva frecuencia, no extraería, de la misma energía universal, la que más, o mejor, se adapta a su propia frecuencia vibratoria?
Cada Espíritu de los cuatro reinos naturales se encuentra ubicado, en la dimensión espiritual, en su propia frecuencia vibratoria; es a partir de ese nivel vibratorio, en la eterna e infinita escala vibratoria del universo, que cada Espíritu elemental condensa la energía y la manifiesta en la dimensión física de la vida, base y soporte para la manifestación de los otros tres reinos naturales. De igual manera, para todas las gamas de combinaciones físicas, químicas y biológicas.
En Radiestesia se se sabe medir, con el instrumento pendular, el tono vibratorio de cada persona, animal, vegetal o elemento mineral, y ubicar, de esta manera, a cada quien, por su tono vibratorio, en el respectivo grado, en una circunferencia, entre el cero y los 360 grados. Con mayor detenimiento prospectivo, se ubicaría, también, a cada quien, en un círculo-nivel diferente, en la espiral evolutiva. 
Es a partir de ese tono vibratorio específico, de cada persona, animal, vegetal o sustancia determinada, que el radiestesista realiza su trabajo de prospección, con precisión matemática. 
Podríamos concluir que cada Espíritu elemental, al igual que los demás Espíritus en los restantes reinos naturales, emprenden un camino a partir del grado cero de manifestación de la conciencia. Empero, en el eterno camino de Retorno del ser individual, en los cuatro reinos naturales, al Ser universal, cada Espíritu elemental va manifestando, a partir de la condensación de la energía, el respectivo elemento que le es inherente, en una materia más depurada, y sutil, (menos densa, hasta más trasparente, en algunos casos) tal como debe estar manifestada en los mundos inmensamente más evolucionados que el Planeta Tierra. 
Esto marcaría un proceso evolutivo, de ascenso en los estados y grados de conciencia, de cada Espíritu elemental, perfeccionando su trabajo de manifestación "elemental" en la dimensión física, siempre en un mejor nivel de depuración, y perfección.
Es decir, en un proceso evolutivo paralelo en los cuatro reinos de la naturaleza, en el cual cada reino se prepara para servir de soporte en el siguiente nivel, en la infinita escala de la polarización alquímica-espiritual del universo.
Es la infinita expansión de la Creación universal hacia mejores niveles de expresión de la Conciencia de la Divinidad en cada ser de los cuatro reinos de la naturaleza.  
Si se pudiese comparar el elemento hierro del planeta tierra con el de un mundo inmensamente más evolucionado que el Planeta Tierra, se observaría, seguramente, un estado de depuración, o cualidades inherentes al hierro más desarrolladas, para adecuarse a la realidad de aquel mundo. Esto indicaría que ese elemento hierro, al igual que los seres humanos de aquel mundo, también evolucionaron, adquiriendo mejores y más elevados niveles de conciencia, ya que todos los seres emanan a la conciencia individual, a partir de la Divinidad, en grado cero. Recordemos: En grado cero de manifestación, pero poseyendo en grado infinito, potencialmente hablando, todos los atributos divinos y poder creador de la Divinidad, que los va expresando, en grado equivalente, en la medida que afronta necesidades, deseos, o situaciones por resolver. Si persiste en la acción, expresará el conocimiento necesario y el poder para resolver toda situación, en cada caso, aunque tenga que repetir la acción miles de veces, hasta que adquiera el dominio suficiente para hacerlo bien, en un determinado nivel, para luego pasar al siguiente. Es la eterna polarización.
En cada nuevo mundo en que esa extensa familia de Espíritus elementales participe, lo harán a partir del grado de progreso evolutivo alcanzado en el mundo anterior. En cada mundo, cada ser de los cuatro reinos naturales alcanza un determinado grado de progreso, o estado de conciencia. 
Si esto no fuera así, a qué serviría todo ese inmenso trabajo que despliega cada ser, en los otros tres reinos naturales?

31.  De donde provienen las diversas propiedades de la materia?
-“De las modificaciones, a las cuales las moléculas elementares están sujetas para su unión y en determinadas circunstancias”.

32. Entonces, los sabores, los olores, los colores, el sonido, las cualidades benéficas y saludables de los cuerpos, -no serían más que modificaciones de una misma sustancia primitiva?
-“Sí, ciertamente, y no existen más que por la disposición de los órganos destinados a percibirlos”-.
Este principio está demostrado por el hecho de que no todos perciben en el mismo modo las cualidades de los cuerpos: uno encuentra una determinada cosa agradable a su gusto, otro la encuentra desagradable; algunos ven azul lo que otros ven rojo; lo que es veneno para unos es inocuo, e incluso saludable, para otros.

33. La misma y única materia elemental se encuentra en condiciones de recibir todas las modificaciones y de adquirir todas las propiedades?
-“Sí, y es en este sentido que debéis interpretarnos, cuando decimos que el todo está en el todo (*).
El oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono y todos los cuerpos que nosotros consideramos como simples, no son más que modificaciones de una misma sustancia primitiva. Pero, como es imposible llegar a ésta más que con el pensamiento,  estos cuerpos son para nosotros verdaderos elementos, y podemos, sin ningún prejuicio, considerarlos como tales hasta nuevas disposiciones.
Esta teoría, pareciera dar razón quienes opinan que en la materia solamente existen dos propiedades esenciales: la fuerza y el movimiento, y piensan que todas las otras propiedades son simples efectos secundarios, los cuales varían según la intensidad de aquella y la dirección de éste.

(*) Este principio explica el fenómeno, conocido por todos los magnetizadores, de poder dar, con la voluntad, a cualquier sustancia, por ejemplo, al agua, propiedades muy diversas, con un gusto determinado, y también las cualidades activas de otras sustancias. Por cuanto no existe más que un solo elemento primitivo, y las propiedades de los diferentes cuerpos no son más de modificaciones de él, resultando que la sustancia más inocua tiene el mismo principio de la más nociva. Así el agua, que está formada de una parte de oxigeno y de dos de hidrógeno, se vuelve corrosiva, si se dobla la proporción del primero. Una análoga transformación puede producir la acción magnética dirigida por la voluntad.

34. Las moléculas tienen una forma determinada?
-“Sin duda tienen una forma; pero, vosotros no podéis percibirla”-.
Esta forma es constante, o variable?
-“Constante para las moléculas elementales primitivas; variables para las moléculas secundarias, las cuales no son más que aglomeraciones de las primeras, por cuanto  lo que vosotros llamáis molécula, está todavía lejos  de ser una molécula elemental”.

35.  El espacio universal es infinito, o limitado?
-“Infinito. Si tuviese límites, qué habría más allá? Bien sé, que esto confunde vuestra razón; pero, ella misma os dice que no puede ser de otra manera. Así es el infinito en cada cosa. No es de vuestro pequeño mundo comprenderlo”-.
Suponiendo un límite en el espacio, por cuanto lejano pueda concebirlo el pensamiento, la razón dice que más allá de este límite debe existir algo, y de esta manera de grado en grado hasta el infinito, por cuanto este algo, aunque fuese el vacío absoluto, sería siempre espacio.

36. Existe el vacío absoluto en algún punto del espacio?
-“No. Lo que es vacío para vosotros, se encuentra ocupado por una materia que escapa a vuestros sentidos y a vuestros instrumentos”-.


jueves, 2 de octubre de 2014

El cuento LOS DIEZ TOROS, del maestro zen Kahuan, escrito en el siglo XII -d.n.e.-, refleja una profunda enseñanza sobre el arte de la doma de la mente y de las pasiones del Espíritu, y el alcance del sublime estado del satori o el despertar progresivo de la conciencia, el cual ha sido fuente de constante inspiración.


EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

©Giuseppe Isgró C.


-“Dentro de cada ser reposa algo maravilloso:
el deseo innato de perfección”-.
Mario Salas



El cuento LOS DIEZ TOROS, del maestro zen Kahuan, escrito en el siglo XII -d.n.e.-, refleja una profunda enseñanza sobre el arte de la doma de la mente  y de las pasiones del Espíritu, y el alcance del sublime estado del satori o el despertar progresivo de la conciencia, el cual ha sido fuente de constante inspiración.
En el comienzo, el ser, centrado en la búsqueda del “toro”, en los escenarios del mundo, infatigablemente va apartando los elevados obstáculos, los espejismos de las apariencias, alejándose por los desconocidos caminos de la vida.
Lógicamente, al desconocer el destino hacia el cual se dirige, en cualquier lugar al que llega, éste no representa nada para él o para ella; no encuentra al “toro”, y al llegar la noche, con ganas de descansar, lo que alcanza a oír es únicamente la sinfonía de los “grillos”, semejante al “canto de sirenas” a que se refiere Homero, durante la travesía del regreso de Ulises a Itaca, en el lugar en que ellas se encontraban, cuando el inmortal héroe, inteligentemente, solicitó que se le amarrase, taponándoles, al mismo tiempo, los oídos, para librarse de la influencia de su efecto.
Empero, cabe plantearse: -“Sea cual fuere el lugar en que se encuentre el “toro”, -realmente está perdido? -Es preciso salir a buscarlo por lugares lejanos o distantes de aquel en que, cada quien, se encuentra?    -Cuál es la razón de haber perdido el contacto con el “toro”? -Por qué, al salir en su búsqueda, no se encuentran las huellas?
-Qué hechos ha llevado a cabo el ser, en la respectiva polaridad negativa de los valores universales, -o faltas en la práctica de las virtudes-, que le inhiben la percepción clara de la realidad, viendo muchos caminos que representan espejismos, precisando detectar, sin embargo, el único que conduce a la unidad de la propia naturaleza con la fuente universal?
Pese a no haber interrumpido jamás la conexión divina con el Ser Universal, sólo la conciencia de la unidad permite que fluya la luz, la energía, la sabiduría, el poder y el amor.
-Cuál es el camino verdadero? Quién es el caminante? Dónde se encuentra la fuente o la suprema meta que en cada etapa se precisa alcanzar? Los diamantes que constituyen el preciado tesoro se encuentran en campos lejanos o en el propio, aquí y ahora, donde el ser se encuentra?
-Por qué hay que ir tan lejos, afanándose, innecesariamente, en vez de aquietarse y en la profundidad de la mina interior encontrar el tesoro: “el toro”, domarlo y utilizarlo en la realización de la gran tarea?  Qué es el toro? Quién es el toro? Dónde se encuentra? Cómo hallarlo? Cómo domarlo? Quién ha de domarlo? Cuándo? Por qué?
Caminando a lo largo del cauce del río de la vida, a la sombra de frondosos árboles, el ser, buscando con afán, va descubriendo huellas. Aún bajo las apariencias de los múltiples hechos de la vida diaria, comienza a verlas y empieza a seguir su rastro. Es preciso encontrar lo más sublime de la esencia de la vida, como cumbre de la auténtica montaña existencial.
Entonces, el ser realiza un gran descubrimiento: -en ese entorno de escasa maleza es imposible que puedan esconderse las huellas del toro  “más que la propia nariz cuando se mira al cielo”.
Al mirar al cielo, abstrayéndose de la nariz, se entra, automáticamente, en un estado de interiorización, -en el nivel alfa”, emancipando la conciencia de los sentidos físicos, lo cual permite  percibir con los sentidos del Espíritu, intuyendo las nuevas realidades que le otorgan la visión de líder: es decir, la percepción intuitiva y la inspiración espiritual.
Entonces, comprendiendo la realidad, comienza a ver las huellas del toro, percibiendo que todas las cosas se van tejiendo en el laboratorio del “yo”, dándose cuenta de que, como es adentro es afuera; que, para encontrar algo en el mundo exterior es preciso, antes, identificarlo dentro de la conciencia, en el yo interior. El ser se pregunta: -Cómo distinguir la realidad de las falsas apariencias y del espejismo existencial?
Empero, los destellos de la luz interior que van asomándose, comienzan a señalarle el camino y a guiarle en su recorrido.
El ser comienza a percibir el “toro”. Se percata, también, del canto del ruiseñor que antes le pasaba desapercibido y se da cuenta de que el sol es cálido, comenzando a disfrutarlo; la frescura de la suave brisa,  en su piel, le produce una sensación agradable, y el verdor de los sauces a lo largo de la orilla del río por donde, pausadamente, va pasando, recrea su vista y le permite experimentar la emoción de la armonía interior. Se percata, una vez más, de que, en estos despejados parajes es imposible que ningún toro pueda esconderse y de que es factible encontrar sus huellas y seguirlas con acrecentada confianza.
Comienza a imaginar, en su mente, el alcance de la meta y el encuentro con el “toro”, visualizándolo, cual lo haría un experimentado artista; al imaginarlo, lo sintoniza; al sintonizarlo, lo ubica y abre el camino para ir a su encuentro, lo cual acontece como si fuera una coincidencia casual.
Cuando se escucha el bramido del toro se puede descubrir el origen del cual proviene. Tan pronto como se adquiera la conciencia de la totalidad de los seis sentidos, -el sexto es la imaginación o visión del Espíritu- se entra por la puerta que permite ver con claridad la realidad total en ambas dimensiones: la física y la espiritual. Entonces, a donde quiera que vaya, el ser, sea cual fuere el estado en que se encuentre, consciente de que su fuerza es siempre la misma en la bonanza que en la ausencia de la abundancia, en el triunfo, al igual que en el intervalo en que se está gestando, centrando con mayor intensidad su atención, en todas partes descubre las huellas que busca y a lo lejos la “silueta del toro” que va volviéndose más nítida. Los maestros zen comparan el estado de unidad alcanzado con “la sal en el agua”, el color en la pintura, el sabor en los alimentos, el olor en los perfumes y la melodía en la música, conscientes de que ninguna cosa puede apartarse de su propio ser, sea cual fuere el lugar en que se encuentre.
El ser, en intensa acción, es capaz de agarrar al toro, percibiendo que su poder y voluntad son inagotables; asciende por encima de “las nieblas” a la elevada comprensión del Espíritu, manteniéndose firme, en lo más profundo de su ser.
Después del largo tiempo de vivir el “toro” en la espesa selva de la vida, finalmente, el ser lo ha aprehendido. El espejismo del paisaje le había demorado la percepción de lo que está más allá de las apariencias, viendo claramente, ahora, la auténtica quintaesencia de las cosas.
El “toro”, buscando “hierba más dulce” vagaba sin rumbo por los campos; era preciso domar su terca tozudez y someterla, dócilmente, al freno voluntario de la práctica del noble sendero óctuple, es decir: recta opinión, recto propósito, recta palabra, recta acción, rectos medios de sustentamiento de vida, recto esfuerzo, recta atención y recta concentración. Empero, para lograr tal cosa, el ser precisaba utilizar el látigo de su voluntad y la soga de su imaginación para abrir, con ésta, el cauce del nuevo camino por donde habrían de correr las corrientes vivificantes de la sabiduría, del amor, de la luz y del poder abundante, conducentes a la meta suprema.
Era preciso domar, entrenando al toro, transformándolo al estado de ductilidad, para que con naturalidad y sin esfuerzo, obedeciese al conductor.
Cuando en la mente surge un pensamiento, por la ley de asociación le sigue otro análogo; si el primero es lúcido, los siguientes son luminosos. Empero, por la ilusión derivada de la falta de objetividad, la realidad percibida suele ser falsa. El ser precisa estar atento para que sólo entren en la mente pensamientos verdaderos, “rectos”, acordes con los valores universales, que propicien la práctica de todas las virtudes y el cultivo de todas las ciencias, filosofías y artes, para alcanzar el supremo conocimiento de la vida.
A estas alturas, el ser se ha percatado de que el conductor del toro es él, -su propio Espíritu- y con delicia le monta, regresando tranquilo a su propia casa. Al anochecer entona la voz de su flauta, alcanza la armonía suprema de las esferas del universo y dirige el ritmo potencialmente infinito de su propio ser, en perfecta sintonía y por la ley de la atracción, todos quienes vibren al unísono con él se le unirán en la realización de la gran obra.
Ya el toro ha sido encontrado y domado; la lucha ha terminado. El ser, montado en el toro, observa las nubes arriba en el cielo. Sigue avanzando hacia la suprema meta, evitando que nada ni nadie le distraiga ni le detenga.
Papus, -Gerard Encausse-, comparaba al ser humano con un coche, un caballo y el cochero, donde el cuerpo es el coche, el caballo, el alma, y el cochero, el Espíritu. Por lo cual, el toro es el alma, instrumento sutil del Espíritu, que le une al cuerpo, y canal de las emociones, deseos y pasiones que precisan ser gobernadas. Quien monta al toro-alma, es el Espíritu-cochero, y a través del alma, -hilo de plata o peri-Espíritu-, el Espíritu domina el cuerpo.
En la búsqueda del toro, el ser se ha dado cuenta de que él es algo más que el cuerpo; al encontrar el toro y atarlo con la soga de la imaginación –visión del Espíritu-, percibe que en el otro extremo de la soga con que ató al toro, se encuentra él que no es el cuerpo, ni el toro, y de que el primero es su vehículo que sumisamente debe obedecerle como instrumento de su voluntad, y que el toro es el ligamen que le une al cuerpo, por medio del cual le dirige y controla, utilizando el látigo de su voluntad para conducirle dócilmente. Otro descubrimiento importante que realiza, es el de que, los tres, cuerpo, alma y Espíritu conforman una unidad y que, trascendiendo la visión de la dimensión física, con la del Espíritu, ve una realidad mayor que le otorga un conocimiento real de sí mismo y de los grandes misterios de la vida; desde la percepción del Espíritu se da cuenta, también, de su unidad con la fuente de la vida, de donde recibe el auténtico poder que sustenta su fortaleza recién descubierta y de que, intermitentemente vive en ambas dimensiones: la física y la espiritual.
Cabalgando el Espíritu sobre el alma que le sirve de vehículo, a la cual se encuentra atado el coche, ha llegado a casa, a la fuente, al centro vibratorio universal, de donde, realmente, nunca ha salido ni se ha separado, salvo que las apariencias de las espesas nubes le impedían percatarse de que se encontraba en casa. El ser, ahora se encuentra sereno y en perfecto descanso, ya no hay toro separado siendo un todo unido y coherente, formando la unidad consigo y con la fuente, donde el caminante, el camino y la fuente, conforman el Uno: la perfecta e indestructible unidad cósmica con el Ser Universal. Ha llegado el dorado amanecer, disfrutando la dicha del reposo, por cuanto, allí, en la fuente, todo es vida, exhuberancia y armonía, belleza y vitalidad, amor y felicidad, meta y realización, regocijo e impasibilidad y trabajo asiduo en la realización de la Gran Obra, en renovadas jornadas que conducen siempre a un más allá en esferas de conciencia evolutiva.
En la interiorización del ser, ya no se precisa ni el látigo de la propia voluntad ni la soga de la imaginación; la unión es indestructible, eterna y creativa, todo fluye con desapego, en armonía con el infinito y bajo la égida de la voluntad divina, de la cual cada quien se convierte en un instrumento. Aquí el ser pone su voluntad al servicio de la del Ser Universal; ya no utiliza la visión de la propia imaginación, sino la percepción global de los atributos divinos, o guía de los valores universales, que como sentidos cósmicos habrán de orientarle en la práctica de todas las virtudes, en su eterna carrera.
Una es la ley cósmica que, eternamente y en forma inmutable, rige todo. El toro representa un aspecto temporal del ser mientras alcanza a percibir la unidad consigo y con la fuente, descentrándose del  propio ego. El camino se perfila luminoso en el eterno presente y el caminante, en cualquier recodo del mismo, ya se encuentra en el centro del universo.
La trascendencia del alma y del Espíritu, del “Toro” y del “Yo”, donde el látigo-voluntad, la soga-imaginación, el cochero-Espíritu, y el toro-alma, se mezclan en la “Nada”, trascendiendo la dimensión física de la existencia, por medio de la humildad y de la centralización de la propia atención en la fuente, donde, al igual que Ulises, cuando a la pregunta de Polifemo de quien era, cuál era su nombre, aquel le responde: -”Nadie”; -“mi nombre es Nadie”; y cuando los compañeros de Polifemo, al acudir en su ayuda, al oírles gritar, preguntándole quién le molestaba y le hacía daño, le responde: -“Nadie” me molesta; “Nadie” me hace daño; y si nadie le molestaba y nadie le hacía daño, los compañeros entendieron que no había nada de que preocuparse y se fueron; allí reside el supremo poder de alcanzar la TRASCENDENCIA, descentrándose del ego y alcanzando la unidad total con la fuente universal. Si Ulises, en cambio, le hubiese dicho: -“Yo soy Ulises, el fértil en recursos”, se habría convertido en un elemento ausente de fortaleza cuando los compañeros de Polifemo acudieron en su ayuda; se alcanza la verdadera potencia del ser mediante la “TRASCENDENCIA” del ser en perfecta unión con la fuente.
El ser descubre la inmensa claridad del cielo que ninguna nube puede opacar, por encontrarse más allá del nivel donde éstas suelen circular, es decir, ha trascendido el nivel de nubosidad existencial, alcanzado la esfera mental donde siempre brilla la eterna luz.
Aquí, el ser ha encontrado el sendero de quienes le han precedido en el camino y de quienes ha seguido, sin darse cuenta, su luz, indicando la fuente en que se encuentra el Ser Universal y la sabiduría de sus atributos divinos, de cuya conexión permanente ha adquirido conciencia.
Se percata de que se han dado demasiados pasos y recorrido inmensos caminos, para regresar a la fuente, de la que, jamás, debió de haber salido ni alejado, y de la cual, paradójicamente, no se ha movido, por cuanto, todo es la fuente, y váyase a donde se fuere, siempre se permanecerá en ella, aunque se deje de tener conciencia del hecho.
-De que sirve “alejarse”, ilusoriamente, si luego es preciso desandar el camino? Los diamantes no están en los lejanos campos ajenos; se encuentran en el propio patio. Percibe que el camino de los demás seres no es su propio camino; su camino es él mismo; empero, también es el caminante; y, aún más, forma una unidad permanente e indestructible con la fuente; sorpresa, el ser, también es la fuente.
Se da cuenta de que es preciso vivir en el refugio del “yo”, en conexión divina, ajenos a lo que se encuentra afuera, que no es más que el espejismo.  Aquí, en la fuente interior, el río de la luz, de la sabiduría, del poder y del amor, fluye serena y apaciblemente, y todo el camino está rodeado de flores hermosas, de vivaces coloridos que le dan armonía e invitan al éxtasis, conducente al satori, a la iluminación, que permite el darse cuenta del sentido de la vida, de la unidad cósmica perfecta e indisoluble con el Ser Universal, y la percepción,  cara a cara, de la Rueda de la vida, -el Círculo y el Signo Más-.
La verdad es diáfana, clara y simple, y se expresa en la quietud de la conciencia intuitiva, por medio de los sentimientos, en concordancia con los valores universales. Todo se va transformando bajo su prístina luz; empero, a través del desapego, las creaciones expansivas del universo van fluyendo tal como deben hacerlo, en armonía con todos y con el Todo, de acuerdo con los planes trazados por el Supremo Artífice. Aquí la apariencia de la destrucción es el preámbulo de las nuevas construcciones, por cuanto todo existe desde siempre, nada se crea ni se destruye, sino que todo va pasando, en la espiral evolutiva, de un estado a otro, de lo sólido a lo fluido, de lo líquido a lo vaporoso, de la energía a la condensación de la materia y de ésta a aquella; de la vía húmeda a la seca y de la seca a la húmeda, sin límites algunos en las variantes, en el espacio y en el tiempo, en las esferas universales del eterno presente.
Ahora, frente al ser, todo el paisaje adquiere nueva vida y éste descubre, con agradable asombro, que la mayor suma de poder se canaliza cuando no se ejerce poder alguno sobre nadie, excepto sobre sí mismo, para domar al “toro”: su alma y las pasiones de su Espíritu; las apariencias de sus propias formas han sido trascendidas y se encuentra feliz, sosegado, humilde y profundamente agradecido con el Gran Todo.
-De que le serviría, a cada quien,  alardear si aún le queda la eternidad por recorrer y a los que les siguen, atrás, es su deber ayudarles, guiándoles en el camino, para que también trasciendan a la fuente interior donde el caminante y el camino son lo mismo y todos representan al Gran Dador.
Teniendo el ser, todo dentro de sí, sin saberlo, se precisa ayudarle a descubrirlo; entonces, en vez de ufanarse y engreírse, creyéndose más, es preciso percibir que en todos los seres, independientemente del nivel evolutivo en que se encuentren,  existen  análogos y complementarios tesoros que compartir, cuyo secreto supremo consiste en dar y en recibir.
Ver en los demás lo mismo que hay en cada ser: la esencia divina del Ser Universal, implica observar más allá de las apariencias, cuidando cada eslabón de la gran cadena de la fraternidad, donde la seguridad de todos depende de la solidez del eslabón menos fuerte, el cual es preciso fortalecer, en bien de todos.
Entonces, en plena armonía, cada quien se mezcla con sus iguales, por la ley de afinidad, disfrutando la cooperación, dando y recibiendo, ayudando todos al Supremo Artífice, en la expansión de la Creación, en el eterno ahora.
El Espíritu, despojado de superfluas vestimentas, se deja ver claramente, tal como es, fluyendo su luz, iluminando su camino y entre todos los seres, el universo.
El ser irradia la potente luz de su Espíritu; quien le observa la comparte, ya que la conexión con la fuente le permite irradiarla en forma inagotable, canalizando, al mismo tiempo, la paz, el amor, la fuerza y la armonía, la belleza y el equilibrio.
Dando y recibiendo, cada quien comparte sus propios tesoros y la inagotable felicidad en el camino de la vida.
Adelante.





miércoles, 1 de octubre de 2014

EL I CHING, O EL LIBRO DE LAS MUTACIONES


EL LIBRO DE LAS MUTACIONES

©Giuseppe Isgró C.




EL I CHING, o el libro de las mutaciones, lo comenzó a escribir un pensador chino muy sabio: Fo Hsi, tres mil años antes de nuestra era.

Posteriormente, mil años antes de nuestra era,  el Gobernante Weng y su hijo, el Duque de Chou, lo ampliaron.

Unos quinientos años antes de nuestra era, tocaría a Confucio, otro filósofo chino, de profunda visión, comentarlo y dejarlo en su estado actual. Es una obra de gran  sabiduría y una de las mejores de todos los tiempos.

El I Ching, en sus 64 hexagramas, y en la combinación de sus líneas móviles, y gran número de variantes, contempla las respuestas, virtualmente, a todas las preguntas que una persona pueda formularse en cualquier ámbito y circunstancias de la vida humana.

Su sola lectura aporta una sabiduría profunda y sosegada inspiración. Pero, es también, un oráculo; tú le puedes preguntar, lanzando al mismo tiempo, tres monedas, seis veces, con la pregunta en la mente de cómo resultarán las cosas si tú realizas determinada acción.

El hexagrama que resulta, en el nombre, ya contiene la respuesta; en la sentencia y en la imagen, la amplifican; en el significado de cada línea móvil la complementa; y en el cambio –o mutación- de las mismas, -de las líneas móviles fuertes en débiles y de las débiles en fuertes-, se refleja cómo, en el tiempo, cambiarán o resultarán, las cosas, a favor o en contra.

El I Ching se fundamente en dos ruedas que giran con ocho tri-gramas, cada una, y con cada movimiento va formando un hexagrama diferente, en un ciclo de ocho movimientos que representan al cielo, a la tierra, al trueno, al agua, a la montaña, al viento y al leño, al fuego, al sol y al relámpago, y al lago, con lo cual forma los 64 hexagramas que contemplan, simbólicamente, en sus combinaciones, todas las situaciones de la vida humana.

Cada uno de los 64 hexagramas tiene asignado un nombre, y en su conjunto el ciclo completo representa todas las etapas de la existencia humana.

En el momento de la consulta, la persona se encuentra en una de esas etapas del gran ciclo, en la que resulta del exagrama formado por los seis lanzamientos de las tres  monedas.

El oráculo se deriva del significado del nombre del hexagrama, por ejemplo: Lo creativo; la paz; proceder; la fuerza domadora grande; el caldero, o el pozo, entre otros que conforman la totalidad de los títulos de los sesenta y cuatro hexagramas.

Los mensajes de la sentencia, de la imagen y el que contiene cada una de las líneas móviles del hexagrama, es decir las seis y las nueve, aportan elementos válidos para la toma de decisiones y el consejo de cómo debe procederse, en cada caso.

Dado que las líneas móviles del hexagrama, darán por resultado un nuevo hexagrama, -ya que una línea fuerte, formada por una línea entera signada con el 9, se transforma en débil, o partida en dos-, -y una débil, y partida en dos, signada con el 6, se transmuta en fuerte y entera-, el nombre del hexagrama, la sentencia, la imagen y el significado de las líneas que cambiaron, aportan el oráculo de cómo cambiarán, en el tiempo, las cosas, a favor o en contra, si se realiza la acción prevista.

Cuando todas las líneas resultantes del hexagrama, por el lanzamiento de las tres monedas, seis veces, son fuertes, -y estables-, como lo son las 7, que resultan de dos sellos y una cara; y las 8, que vienen dadas por dos caras y un sello, indican que las condiciones previstas en el hexagrama resultante, serán estables en el espacio y en el tiempo.

Es muy fácil realizar la consulta, aunque con el tiempo y la práctica, mejora la capacidad de interpretación, y la percepción intuitiva e inspirativa. Tanto el mensaje como el oráculo, se fundamentan en las leyes de la naturaleza, y demuestran la profunda capacidad de observación que tenían los pensadores chinos desde la remota antigüedad. También, con el tiempo, se realizan las consultas al oráculo únicamente en los casos esenciales, como se haría con un maestro muy sabio y ocupado, por respeto a las fuerzas espirituales muy elevadas que intervienen. Es evidente que, si el efecto de la consulta genera una respuesta de profunda sabiduría y visión, la causa que se encuentra sustentándola, conlleva la asistencia de entes coadyuvantes muy elevados y de mucha sabiduría, además de la plasmada en el texto de El Libro de las Mutaciones.

Podría decirse que, quien basa su conducta en la sabiduría del I Ching, puede hacer realidad el ideal de los estoicos, de vivir en armonía con la naturaleza.
Por eso cada día mayor número de personas lo tienen como un libro de consulta cuando se precisa consejo y orientación.
Está comprobado –científicamente hablando- que el I Ching jamás se equivoca.

Sin duda, en el proceso están involucradas algunas facultades espirituales como la intuición, la inspiración, la psicoquinesia, la clarividencia en el espacio y en el tiempo, y la asistencia intangible de elementos espirituales elevados y muy positivos, entre otras, que coadyuvan en los resultados integrales.

Pero, si tú le formulas dos veces seguidas la misma pregunta, sale el hexagrama número 4, con el título EL TESTARUDO, y te amonesta, diciéndote: -“No soy yo quien busca al joven testarudo, es el joven testarudo que me consulta; consultado una vez, doy respuesta; consultado dos o más veces, no doy respuesta”.

Además, se experimenta la sensación como si alguien, efectivamente, te estuviese amonestando, en todo el sentido de la palabra.

Entonces, uno se hace esta  pregunta: -Cómo sabe el I Ching que se le ha hecho dos veces la misma pregunta?

A partir de ahí se le comienza a respetar como a un maestro cuyos preceptos deben ser atendidos como los de alguien que sabe lo que dice, y hay que ver porqué lo dice.
A partir de ese momento se comienza a meditar a fondo lo que nos sugirió con la primera respuesta.

En las horas siguientes, además de la respuesta implícita, de gran sabiduría, la persona comienza a experimentar  una gran paz interior, acompañada de una acentuada lucidez mental, y percibe, intuitivamente, o en forma de inspiraciones, las ideas creativas que aportan la solución que se buscaba.

Fuerzas bienhechoras comienzan a actuar conduciendo las situaciones a sus verdaderos derroteros, es decir, al mejor resultado posible, y ayuda a tomar las decisiones acertadas.

La versión más completa del I Ching, es la de Richard Wilhem, con prólogo de C. G. Jung.

Adelante.