domingo, 16 de noviembre de 2014

KARMA, VIPAKA Y DHARMA


KARMA, VIPAKA Y DHARMA
©Giuseppe Isgró C.


En la literatura sánscrita, la ley del karma se relaciona con la acción y la reacción, o consecuencia; esa es la razón por la cual se habla de karma y vipaka.
En el hinduismo, la ley del karma se vincula con la actividad mediante la cual, cada ser, pueda alcanzar la unión con la Divinidad.
Empero, siendo cada ser una emanación de la Divinidad a la conciencia individual, en el alma universal, sin separarse de sí misma, y sin dejar de ser ella misma, la unión ya existe en forma indisoluble y permanente, en el eterno presente. Lo que ocurre es, que por el efecto de sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, cada ser interrumpe la conciencia de la unión, con la ausencia de lo que ello implica, en cuanto al flujo del poder creador y de la sabiduría de los valores universales, expresados en la propia conciencia, por el lenguaje de los sentimientos.
En la actualidad, al hablar de ley del karma y del vipaka, ambos términos los relacionamos con la causa y el efecto, con la acción y reacción, y, con la siembra y recogida.
En el Manava-Dharma Sâstra o Leyes de Manú, Código redactado en torno al año 3.800 antes de nuestra era, al mencionarse a la ley del karma, se expresa lo siguiente: -“El ser dotado de razón obtiene una recompensa o un castigo en su Espíritu, por los actos del Espíritu; por los de la palabra, en los órganos de la palabra; por los actos corporales, en su cuerpo”.
Ahora bien, qué es el karma?
El término karma deriva de dos partículas: la primera, kar, que significa: -aplicación de la voluntad –o poder creador- por la persona; y, man: equivalente a pensador; por lo cual, karma, etimológicamente, significa: -acción de la voluntad sobre el pensador -y sus pensamientos.  A la palabra karma le sigue el término vipaka, que representa: fruto, resultado, reacción o compensación.
Existen cuatro elementos que tienen una marcada influencia en las personas: Los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos. Los dos primeros, es decir, los pensamientos y los sentimientos, en ambas polaridades, positiva y negativa, activan a la ley de atracción y la de repulsión. Por la ley de atracción, lo semejante atrae a lo semejante y repele a lo desemejante. Los opuestos jamás se juntan.
Por los pensamientos y sentimientos, activando a las leyes de atracción y repulsión, en ambas polaridades: positiva y negativa, creamos las circunstancias en torno a las cuales va a girar nuestra propia existencia.
Tan pronto los pensamientos y sentimientos se traduzcan en palabras y acciones, activan a las leyes del karma y del vipaka, creando karma, que puede ser positivo o negativo, según su índole positiva o negativa.
El karma se relaciona con el pasado, del cual surge el vipaka, o reacción presente; ambos, karma y vipaka, constituyen un mecanismo de ajuste o compensación.
La ley universal que rige este mecanismo es la ley de afinidad. La ley de afinidad se sustenta en otras leyes auxiliares, entre las cuales podemos citar a la ley de justicia, cuyo fiel de la balanza indica el grado de compensación que se debe aportar o recibir.
La balanza, como es del conocimiento de todos, tiene dos platillos que representan: primero: a la ley de igualdad: igualdad en la ley y ante la ley, donde la ley cósmica no tiene preferencias por nadie, excepto el estricto sentido de justicia, que trasciende la equidad. Segundo: el otro platillo, simboliza a la ley de compensación.
El resultado de la compensación, en la balanza de la justicia divina, se conoce como Suma Existencial. Representa el saldo de vida, al igual que en una cuenta bancaria, después de haberse efectuado todos los abonos y retiros correspondientes. El resultado es el saldo, según cuyo importe, la persona adquiere mayor o menor capacidad de acción.
A su vez, la ley de afinidad, por el el grado de suma existencial, ubica o reubica a cada ser en el orden que le corresponde; orden éste, en el cual podrá actuar en consonancia con su grado de afinidad. Igualmente, en ese orden podrá recibir o efectuar las compensaciones inherentes en relación con los seres que correspondan.
Es un efecto instantáneo de la ley del karma y del vipaka, el cual era denominado por Edgar Cayce, como “Karma al contado”, es decir, de efectos instantáneos.
Ralph Waldo Emerson, señalaba que: -“Todo acto tiene en sí mismo, su propia compensación.
El karma se puede dividir en tres grandes grupos: Karma acumulado, que es el que resulta al término de un ciclo de vida, o en un momento dado. Karma maduro, que es aquel que, al iniciar un nuevo ciclo de vida, será el que marcará el destino de la persona, como plan de vida, mediante el cual, recibirá las compensaciones de las cuales es acreedor, y otorgará, aquellas de las cuales es deudor. Esto mirado en un ciclo macro, es decir, una existencia completa. o muchos ciclos de vida; empero, ocurre exactamente lo mismo en un micro-ciclo a cada instante de la existencia.
El tercer aspecto de la ley del karma, es el incipiente, es decir: las palabras y los actos presentes tenderán a crear el karma futuro.
Esta es la razón por la cual, una vez compensado el karma maduro, mirando al futuro, es preciso enmarcar los propios pensamientos y sentimientos, las palabras y las acciones, en el Dharma, ley cósmica, o los valores cuyos principios representan.
Guiando los pensamientos, sentimientos, palabras y actos, deseos y anhelos, por los parámetros de los valores universales, el karma incipiente se conduce en polaridad positiva, aportando el grado de felicidad, autorrealización y tranquilidad de Espíritu suficientes, generando el sentido de la propia paz interior.
Es lo que hacían los filósofos estoicos en la antigua Grecia, es decir: vivir en armonía con las leyes de la naturaleza.
Igualmente, Sidharta Gautama, con las Cuatro nobles verdades y el Noble sendero óctuple, señalaba el recto camino a seguir, mediante las rectas opiniones, o arte del discernimiento, los rectos propósitos, objetivos e intenciones; las rectas y armoniosas palabras, las rectas acciones; los rectos medios de sustentamiento de vida; el recto esfuerzo, la recta atención y la recta concentración.
Mediante la aplicación del Noble sendero óctuple, se transmutan los estados de conciencia de un grado a otro más elevados, así como los estados de insatisfacción, canalizando el potencial de la energía creadora hacía la realización de objetivos claramente prefijados, y enunciado por escrito, a corto, mediano y largo plazo. Es lo que la psicología humanista, o la escuela de Abraham Maslow, denominó como Insatisfacción creadora.
Maslow, y sus discípulos, en la teoría de la motivación, sintetizó, en forma admirable, como toda necesidad, de la índole que fuere, genera, tan pronto se experimente una necesidad, una fuerza motivadora suficiente, para ayudar a desplazar a la persona en particular, hasta aquel lugar en el cual se encuentra la satisfacción pertinente.
La conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora, por la intuición y la inspiración, aporta el conocimiento claro del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto y del porqué.
El karma, evidentemente, tiene un efecto protector para la persona justa, tanto en protegerlo, evitando que le sucedan experiencias que no corresponden a su plan de vida, como, sucediéndole diversos acontecimientos, activando el mecanismo de compensación adecuado al resarcimiento del perjuicio recibido.
La ley cósmica tiene dos principios esenciales, enunciados por Joaquín Trincado: El amor, el primero, que expresa: Quien odia tendrá que amar.  El segundo: Quien quita una vida, debe reponerla. A tales efectos, naciendo como mujer, en un nuevo ciclo de vida, y teniendo como hijo, o hija, a aquel ser de cuya vida era deudor (a). El conocimiento de esta ley, evitaría a gran número de personas de incurrir en actos que preservarían la existencia de incontables otras, ya que se tendría consciencia de las consecuencias exactas de las propias acciones.
En todo caso, en la conciencia, siempre se expresa una advertencia coercitiva, antes de ser realizado cualquier acto indebido; es la acción pedagógica del Ser Universal por el lenguaje del sentimiento del valor inherente de la justicia, percibiendo, cada ser, lo que es justo o no, tan pronto manifieste el pensamiento, o el sentimiento. Del mismo modo, una vez realizado el acto, en polaridad negativa, se activa la acción coactiva de la ley cósmica, en la conciencia, experimentando, la persona, instantáneamente, la reprimenda, o la consciecia del error en que ha incurrido, que no le dejará tranquila hasta que haya compensado el acto, y aprendido la experiencia inherente.

Resumen de una conferencia dictada el 13 de noviembre de 2014, en la ciudad de Barcelona, Venezuela.

Texto en revisión y desarrollo.



sábado, 15 de noviembre de 2014

REGRESO A LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL


Capítulo VII
REGRESO A LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
De: El Libro de los Espíritus
Autor: Allan Kardec
Versión castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró C.

El Espíritu después de la desencarnación; su individualidad. Vida eterna. Separación del Espíritu del cuerpo. Turbación espiritual.                                                                                            
EL ESPÍRITU DESPUÉS DE LA DESENCARNACIÓN

1. En qué se transforma el Espíritu en el instante de la desencarnación?
En Espíritu, que ya libre de los lazos de la materia, regresa a la dimensión espiritual.
2. Conserva el Espíritu su individualidad después de la separación del cuerpo?
-“Sí, jamás la pierde; de otra manera, qué sería el Espíritu?
Cómo hace el Espíritu, no teniendo más el cuerpo material, a reconocer su individualidad?
-“Si no tiene el cuerpo físico, conserva, empero, el fluídico, que había adquirido de la atmósfera de su planeta, el cual conserva la figura de la última encarnación: es su alma o periespíritu”-.
Además del alma, el Espíritu no lleva nada más de la dimensión física?”-.
-“Nada más que el deseo de un mundo mejor y el recuerdo de éste, todo dulzura o amargura, según las obras de su vida. Cuanto más haya sido su vida pura, tanto más comprende la vanidad de lo que deja sobre la tierra”-.
3. Cómo se debe entender la opinión, según la cual el Espíritu después de la desencarnación vuelve a entrar en el Todo universal?
–“Que el conjunto de los Espíritus forma un todo, constituye un mundo. Cuando intervenís en una asamblea, sois parte integrante de la misma, pero, siempre conserváis vuestra individualidad”-.
4.     Podemos tener pruebas de la individualidad después de la desencarnación?
-“Y, no la tenéis, acaso, en nuestras comunicaciones? Si mirad bien, veréis, y, si prestad atención, oiréis, por cuanto, con frecuencia os habla una voz, que os revela la existencia de un ser diferente de vosotros mismos”-.
Quienes piensan que con la desencarnación el Espíritu vuelve a entrar en el Todo universal, yerran si entienden que, a semejanza de una gota de agua que cae en el océano, él pierde su individualidad; empero, dicen la verdad si entienden por el Todo universal el conjunto de los seres incorpóreos, del cual cada Espíritu es un elemento.
Si los Espíritus estuviesen reintegrados en la masa, tendrían las cualidades del conjunto, en cuyo caso nada le distinguiría entre uno y otro. Ellos carecerían de inteligencia y de cualidades propias; mientras que, en todas las comunicaciones, nos dan prueba de tener la conciencia del yo y una diferenciada voluntad; la variedad infinita que presentan bajo todo respecto es consecuencia de personalidad innegable. Si después de la desencarnación hubiese, de verdad, este gran Todo absorbedor de la individualidad, sería uniforme, y entonces, todas las comunicaciones espirituales resultarían idénticas. Empero, por cuanto de hecho nos permiten comprender que provienen de seres buenos y malos, doctos e ignorantes, felices e infelices, alegres y tristes, serios y ligeros, está claro que estas comunicaciones provienen de entes espirituales que conservan su individualidad y su conciencia. Esto resulta todavía más evidente cuando prueban su identidad con signos incontrovertibles y con particularidades personales relativas a su vida terrestre, las cuales pueden verificarse, lo cual se vuelve incontrastable cuando se manifiestan a la vista en las apariciones, La individualidad del Espíritu nos era enseñada, en teoría, como un artículo de fe; el Espiritismo la demuestra de un modo evidente y positivo.
5. Qué se debe entender por vida eterna?
-“La vida del Espíritu, por cuanto la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el ser humano desencarna, el Espíritu –eterno e inmortal- regresa a la dimensión espiritual”-.
No sería más exacto llamar vida eterna la de los Espíritus puros, que, habiendo alcanzado el supremo grado de perfección relativa, no tienen más pruebas por las que pasar?
-“Ésta sería, más bien, la felicidad eterna. Empero, ésta es siempre cuestión de palabras; llamad las cosas como queráis, si con ello lográis entenderos”-.
SEPARACIÓN DEL ESPÍRITU DEL CUERPO
6. Es dolorosa la separación del Espíritu del cuerpo?
-“No; el cuerpo sufre, frecuentemente, mucho más durante la vida que en el instante de la desencarnación. El Espíritu, sin embargo, no participa en modo alguno a aquellos dolores; más bien, si es bueno, goza, por cuanto le anuncian el fin de su exilio”-.
En la desencarnación por causas naturales, que avienen por el agotamiento de los órganos a consecuencia de la edad, el ser humano deja la vida física sin darse cuenta: es como una lámpara que se apaga por falta de corriente eléctrica.
7. Cómo ocurre la separación del Espíritu del cuerpo?
-“Rotos los ligámenes, que le retenían, el Espíritu se separa del cuerpo”-.
La separación se produce instantáneamente sin preparación? Existe un límite claramente fijado entre la vida y la ausencia de ella?
-“No: el Espíritu se desvincula gradualmente, y no escapa como un pájaro cautivo restituido inesperadamente a la libertad. La vida va confundiéndose con la ausencia de ella, por cuanto el Espíritu se libera poco a poco de los lazos, que se desatan, sí, pero no se rompen”-.
Mientras dura la vida, el Espíritu se encuentra ligado al cuerpo mediante su envoltura semi-material, periespíritu –o alma-; la desencarnación conlleva la destrucción o transformación del cuerpo y no del periespíritu, que se separa cuando en aquel cesa la vida orgánica. La observación enseña, que en el instante de la desencarnación la separación del periespíritu no se efectúa de una sola vez, sino gradualmente y con mayor o menor lentitud según las personas; en algunos es muy rápido, y a un día próximo a la desencarnación se encuentra también el de la liberación; en otros, y especialmente en aquellos cuya vida fue toda materia y sentidos, es mucho más lento, pudiendo durar días, semanas, y también meses, la cual cosa no implica, en el cuerpo, la mínima vitalidad, ni la posibilidad de un regreso a la vida, sino una simple afinidad entre el cuerpo y el Espíritu, afinidad siempre en razón de la preponderancia que, durante la vida, el Espíritu ha concedido a la materia. Está claro y es lógico que, cuanto más el Espíritu se identificó con la materia, tanto más rehúse a separarse; mientras la actividad intelectual y moral y la elevación de los pensamientos hacen sí que el desprendimiento se inicie mientras el cuerpo se encuentre, todavía, en vida, por lo que, ocurrida la desencarnación, aquel se cumple casi instantáneamente.
Esto es el resultado de los estudios de gran número de personas observadas en el instante del traspaso. Estas observaciones prueban, por otra parte, que la afinidad persistente en algunos, todavía perdurable entre el Espíritu  y el cuerpo  extinto es penosísima, por cuanto aquel puede probar el horror de la descomposición de éste. Un tal caso, empero, constituye una excepción, y es particular a ciertos géneros de vida y a algunas variantes de desencarnaciones; se tenía, por ejemplo, en algún tipo de desencarnación auto-provocada.
8. La separación definitiva del Espíritu del cuerpo, puede ocurrir antes de que cese completamente la vida orgánica?
-“En la agonía, el Espíritu alguna vez ya ha dejado el cuerpo, por lo cual a éste no le queda más que la vida orgánica. El ser humano, entonces, no tiene más consciencia de sí mismo, aunque, todavía, le queda un soplo de vida. El cuerpo es una maquina puesta en movimiento por el corazón, por lo cual existe hasta cuando el corazón hace circular la sangre en las venas, para cuya función no tiene necesidad de Espíritu”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC.

Mientras existan signos vitales, vida orgánica, aunque la persona se encuentre inconsciente, es indicio de que, aún, el Espíritu se encuentra unido al cuerpo en determinado grado, aunque los lazos que unen al Espíritu con el cuerpo, mediante el alma, -periespíritu-, hayan comenzado a soltarse, -no a romperse-.
El Espíritu suele emanciparse del cuerpo tan pronto se adormezcan los sentidos físicos, y con el desdoblamiento del Espíritu, el cuerpo duerme, pero mantiene las funciones vitales.
Empero, tan pronto se suelten los lazos del alma, -periespíritu-, que unen al Espíritus con el cuerpo, cesan, automáticamente, todos los signos vitales, toda la vida orgánica, evidencia clara de la desencarnación del Espíritu.
En algunos casos, el apego del Espíritu a la materia es tan grande que, la desencarnación requiere de un largo proceso antes de que se suelten los ligamentos -del Alma, o periespíritu-, que unen al Espíritu con el cuerpo de turno.
En los Espíritus de elevada conciencia, con desapego correcto de la materia, los lazos de unión se sueltan con facilidad.
Recordemos que el ser, en los cuatro reinos naturales, fundamentalmente está formado por el Espíritu, el Alma, o periespíritu, y el cuerpo. La ley cósmica es una, y rige en los cuatro reinos naturales, en semejante modo, adaptado a las particularidades de cada especie.
9. En el instante de la desencarnación el Espíritu, tal vez, no tiene una aspiración o éxtasis, que le hace entrever el mundo que le espera?
-“Frecuentemente el Espíritu, al aflojarse los ligámenes que les unen al cuerpo, hace todos los esfuerzos posibles para romperlos del todo, y entonces, ya suelto en parte de la materia, ve desenvolverse delante  el porvenir y goza, anticipadamente el estado de Espíritu libre”-.
10.                El ejemplo del gusano, que primeramente se arrastra por el suelo, y después, convertido en crisálida, en estado de vida latente, regresa a la existencia como espléndida mariposa, puede darnos una idea de la vida terrestre, de la que sigue a la desencarnación y de nuestra nueva vida?
-“En pequeño sí, por cuanto la comparación no es mala; empero, tened en cuenta, después, de no tomarlo a la letra, como con mucha frecuencia os sucede”-.
11.                Cuál sensación prueba el Espíritu, cuando se reconoce en el mundo de los Espíritus?
-“Según los casos: si tiene conciencia de haber hecho el mal, se encuentra todo avergonzado y doliente; si, en cambio, tuvo la oportunidad de vivir virtuosamente, experimenta la sensación de ser aliviado de un gran peso, y goza sin temor de ninguna mirada escrutadora”-.
12.                El Espíritu reencuentra a quienes ha conocido en la tierra, y que han desencarnado antes que él?
-“Sí, según el afecto que él tenía por ellos, y de acuerdo al que ellos tenían por él. Frecuentemente, de sus seres queridos, ya desencarnados, algunos vienen a recibirlo a su reingreso en la patria común, y le ayudan a despojarse del involucro material. Él,  además, reconoce a muchos otros de quienes había perdido los rastros durante su estadía en la tierra: ve aquellos que se encuentran en la dimensión espiritual, y va a visitar a quienes, aún, se encuentran encarnados”-.
13.                En caso de desencarnación por causa violenta o accidental, cuando los órganos no se encuentran aún debilitados por la edad, o por ausencia de salud, la separación del Espíritu y la cesación de la vida física acontecen al mismo tiempo?
-“En general sí: empero, en todo caso, el instante que le separa es brevísimo”-.
14.                Después de la decapitación, por ejemplo, -conserva la persona, aún por poco tiempo, la conciencia de sí misma?
-“Hasta que la vida orgánica se haya extinguido. Frecuentemente, la aprensión de la desencarnación le hace perder aquel sentimiento mucho antes del suplicio”-.
Aquí se habla de conciencia, que el ajusticiado puede tener de sí mismo como hombre, por vía de los órganos, y no ya como Espíritu. Por lo cual, parece que, si no la ha perdido antes del suplicio, puede conservarla, aún, algún breve momento después, empero, cesa, necesariamente, con la vida orgánica del cerebro, la cual cosa, todavía, no implica que el periespíritu –o alma-, se haya soltado en absoluto del cuerpo. Ocurre, más bien, lo contrario en todos los casos de desencarnación violenta, es decir, no provocada por la progresiva consumación de las fuerzas vitales, donde los ligámenes que unen el cuerpo con el periespíritu son más tenaces, lo que determina que sea más lenta la separación completa.
EL ESPÍRITU TIENE LA CONCIENCIA

15.                El Espíritu tiene conciencia de sí inmediatamente que haya dejado el cuerpo?
-“Inmediatamente no; él permanece por algún tiempo en una especie de turbación”-.
16.                Experimentan todos los Espíritus, en el mismo grado y  en igual duración, la turbación que sigue a la separación del Espíritu del cuerpo?
-“No: Esto depende de la diversidad de su elevación. El ser virtuoso se reconoce casi inmediatamente, por cuanto ya se emancipó de la materia durante la vida del cuerpo, mientras que el ser sensual, cuya conciencia no es pura, conserva más largamente la impresión de la misma”-.
17.                El conocimiento del Espiritismo tiene alguna influencia sobre la duración más o menos larga de la turbación?
-“Peso grandísimo, por cuanto el Espíritu conocía ya su futura condición; empero, más que ninguna otra cosa, abrevian esta duración una conciencia pura y la práctica del bien”-.
En el momento del traspaso todo es confuso, y el Espíritu precisa algún tiempo para reconocerse; él se encuentra aturdido, como en el estado de quien sale de un profundo sueño, que busca darse cuenta de su condición. La lucidez de las ideas y la memoria del pasado le regresan  a medida que se va borrando la influencia de la materia, de la cual se ha soltado, disipándose aquella especia de neblina que vela los pensamientos.
La duración de la turbación, que sigue a la desencarnación, es variabilísima: puede ser de alguna hora, como de varios meses o años. Es menos larga para aquellos que ya en vida se han compenetrado al estado futuro, por cuanto, apenas se encuentran allí, lo comprenden inmediatamente.
La turbación espiritual ofrece circunstancias particulares, según el carácter de las personas, y sobre todo según el género de la desencarnación. En aquellas violentas, por auto-determinación, por suplicio, por accidente, por heridas, y similares, el Espíritu es sorprendido; lleno de estupor, no cree de encontrarse en la dimensión espiritual, y lo niega con obstinación; ve su cuerpo, sabe que es el suyo y no comprende que se ha separado; va cerca de las personas que ama, les habla, y desconoce la razón por la cual no le escuchan. Esta ilusión dura hasta la perfecta separación del periespíritu. Solamente entonces el Espíritu se reconoce, y comprende que no hace más parte de los vivos, -en la dimensión física. Un fenómeno de tal naturaleza se explica fácilmente. Sorprendido, de repente, por la desencarnación, el Espíritu está aturdido por el brusco cambio que se ha efectuado en él. Él, como ordinariamente suele ocurrir, creía que la desencarnación fuese sinónimo de destrucción, de anulación: ahora, por cuanto él piensa, ve, siente, no comprende de haber desencarnado. Acrecienta el engaño el hecho de verse en un cuerpo símil al precedente en la forma, cuya naturaleza etérea él no ha tenido tiempo, aún de percibir; él lo cree sólido y compacto como el primero; y, cuando alguna cosa llama su atención sobre este punto, se maravilla de no poderse tocar. Este fenómeno es análogo al de los sonámbulos, quienes desde el principio están persuadidos de no dormir. Para ellos el sueño equivale a supresión de las facultades: ahora, por cuanto piensan libremente, y ven, están persuadidos de no dormir. Algunos Espíritus presentan esta particularidad, aunque la desencarnación no le haya tomados por sorpresa; empero, ella es más común en aquellos que, si bien con ausencia de salud, no piensan en la desencarnación. Se ve, entonces, el singular espectáculo de un Espíritu, que asiste a su funeral como al de un extraño, y discurre como de algo que no le concierne, hasta que llega a comprender la verdad.
La turbación que sigue a la desencarnación no tiene nada de penosa para la persona de bien: es serena y en todo similar a la que acompaña un plácido despertar. Para el malvado, al contrario, es plena de ansiedad y de angustia, las cuales aumentan a medida que él adquiera la cognición de sí mismo.
En los casos de desencarnación colectiva se ha observado que no todos aquellos que desencarnan conjuntamente se vuelven a ver siempre enseguida. En la turbación que sigue al traspaso, cada quien va por su propia vía, o se cuida únicamente de aquellos seres que les son más queridos.

viernes, 7 de noviembre de 2014

ENCARNACIÓN DE LOS ESPÍRITUS

  


Capítulo VI

DE: EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
• El mejor libro de todos los tiempos
• Autor: ALLAN KARDEC
• Versión castellana: Giuseppe Isgró C.


ENCARNACIÓN DE LOS ESPÍRITUS

Objetivo de la Encarnación. Del Espíritu y del Alma. Materialismo.

OBJETIVO DE LA ENCARNACIÓN

1. Cuál es el objetivo de la encarnación de los Espíritus?
-“Dios se la impone como el medio para alcanzar la perfección, soportando todas las circunstancias de la existencia corporal, que para los más constituye una expiación o una prueba, para otros una misión. La encarnación tiene, al mismo tiempo, otra finalidad, la de delegarle al Espíritu su parte en la obra de la Creación. Para conseguir este objetivo el Espíritu toma, en cada mundo, una vestimenta corpórea en armonía con la materia del mismo, condición esencial para poder actuar en conformidad con los mandatos de Dios, y mientras concurre a la ejecución de los planes de Dios, trabaja, también, para su propio perfeccionamiento.
La acción de los seres corpóreos es necesaria al desenvolvimiento del universo; pero, Dios, en su sabiduría, ha querido que en ella encontrasen un medio para progresar y de acercarse a Él. De esta manera, por Ley admirable de su Providencia, todo se liga conjuntamente, todo es armonía en la naturaleza.
2. Los Espíritus, que desde el principio han seguido la vía del bien, tienen necesidad, también ellos, de la encarnación?
-“Todos son creados sencillos e ignorantes, y no se instruyen sino en las acciones y en las tribulaciones de la vida corpórea. Dios, que es justo, no podía hacer feliz algunos sin sufrimientos y sin fatigas, y por lo tanto sin mérito”-.
Entonces, a qué sirve a los Espíritus el haber seguido la vía del bien, si Dios no les dispensa de las pruebas de la vida corpórea?
-“Alcanzan más rápidamente la meta. Por otra parte, las pruebas de la vida son, frecuentemente, una consecuencia de las imperfecciones del Espíritu, empero, quien las tiene en menor grado sufre menos tormentos; de esta manera, quien no tiene envidia, celos, avaricia y ambición, no sufrirá las torturas que son consecuencia de estos defectos”-.
DEL ESPÍRITU
3. Qué es el Espíritu?
-“Un ente espiritual encarnado”-.
Qué era el Espíritu antes de unirse al cuerpo?
-“Era un Espíritu en la dimensión espiritual”-.
Almas y Espíritus son las mismas cosas?
-“No. Antes de unirse al cuerpo, el Espíritu es uno de los seres inteligentes que pueblan el mundo invisible, y revisten, temporalmente, un involucro carnal para purificarse e instruirse”.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: El alma y el Espíritu son dos cosas totalmente diferentes, pese a que, suele, con frecuencia, usársele como sinónimos. El Espíritu es el ente inteligente, el conductor del cuerpo; el alma es lo que se denomina periespíritu, el elemento de enlace que une al Espíritu con el cuerpo. Ya los egipcios tenían clara esta diferencia, denominando al Espíritu con el término Khu, al alma: kha, y al cuerpo Khut. Nosotros, ahora, hemos adaptado la terminología al uso actual, en concordancia con lo que ha predominado en el pensamiento universal, con las denominaciones de Espíritu, Alma y Cuerpo.
4. Hay en el ser humano algún otro elemento además del Espíritu y del cuerpo?
-“El ligamen que les une”-.
Cuál es la naturaleza de este ligamen?
-“Es una sustancia semi-material, de naturaleza intermedia entre el Espíritu y el cuerpo, que rinde posible las comunicaciones del uno con el otro. Es por medio de este ligamen que el Espíritu actúa sobre la materia, y la materia sobre el Espíritu”-.
El ser humano consta, por lo tanto, de tres partes esenciales:
1. Por el cuerpo, que es un ser material análogo al de los animales y vivificado por el mismo principio vital; 2. Por el Espíritu, -ente inteligente encarnado- a quien el cuerpo sirve de morada; 3. Por el principio intermedio, periespíritu o alma, que es sustancia semi-material, que sirve como primera envoltura del Espíritu, la cual une al Espíritu con el cuerpo. De igual manera que en un fruto encontramos la corteza, la pulpa y la semilla.
5. Es el Espíritu independiente del principio vital?
-“Sin duda, por cuanto el cuerpo no es más que la envoltura”-.
Puede existir el cuerpo sin el Espíritu?
-“Sí: empero, tan pronto como el Espíritu lo abandona, el cuerpo cesa de vivir. Con el nacimiento se consolida la unión del Espíritu con el cuerpo, -la cual ocurre en el mismo instante de su engendramiento y concepción-; mientras que, en el momento de la desencarnación se rompe el ligamen que mantenía unido al Espíritu con el cuerpo y éste se separa. La vida orgánica puede animar un cuerpo sin Espíritu, pero éste no puede morar en un cuerpo privado de la vida orgánica”-.
Qué sería de nuestro cuerpo, si no tuviese Espíritu?
-“Una masa de carne sin inteligencia, todo aquello que queráis, pero jamás un ser humano”-.
6. El Espíritu, puede encarnarse, al mismo tiempo, en dos cuerpos diferentes?
-“No; el Espíritu es indivisible, y no puede animar, al mismo tiempo, dos seres diferentes”-.
7. Qué debemos pensar sobre la opinión de quienes consideran el Espíritu como el principio de la vida material? (*)
-“Es cuestión de palabras: nosotros no nos atenemos a eso; buscad de entenderos entre vosotros”-.
8. Algunos Espíritus, y antes de ellos algunos filósofos, han definido el Espíritu: “una chispa de naturaleza espiritual emanada del Gran Todo”. Por qué esta contradicción?
-“La contradicción es aparente y depende de la variedad de significados de las palabras. Por qué no tenéis para cada cosa un término propio?”-.
El vocablo Espíritu es empleado para expresar cosas muy diferentes. Unos denominan así el principio de la vida, y en este significado es exacto decir, figurativamente, que el Espíritu es una chispa “de naturaleza espiritual” emanada del Gran Todo, cuyos últimos vocablos indican la Fuente Universal del principio vital, de quien, cada ser, absorbe una partícula, la cual regresa a la dimensión espiritual después de la desencarnación. Esto se compagina con la idea de un ser moral distinto e independiente de la materia, denominado Espíritu, -“cuya unión con el cuerpo realiza por intermedio del alma o periespíritu”-. Por lo cual, al darle, los Espíritus, al alma -y al Espíritu-, diferentes definiciones, lo han hecho de acuerdo a las aplicaciones que ellos hacían de dichos términos, según las ideas terrenas en que se habían cultivado. Esto deriva de la insuficiencia del lenguaje humano, el cual no posee un vocablo para cada idea, lo que da origen a múltiples equívocos y debates: esta es la razón de porque los Espíritus superiores nos aconsejan de ponernos, antes, de acuerdo sobre el significado de las palabras.(**)
9. Qué debemos pensar de la teoría que supone al Espíritu dividido en tantas partes cuantos músculos tiene el cuerpo humano, y prepuesto, así, a cada una de sus funciones?
-“Esta depende del sentido que se atribuye al término Espíritu; si se entiende como fluido vital, se tiene razón; si se hace referencia al Espíritu encarnado, es incorrecto. Nosotros lo hemos dicho: el Espíritu es indivisible, y transmite el movimiento a los órganos por vía del fluido intermedio”-.
Cómo se explica, pero, que existan Espíritus que hayan dado esta definición?
“Los Espíritus ignorantes pueden confundir el efecto por la causa”-.
El Espíritu, que informa al cuerpo durante la vida, y le abandona con la desencarnación, actúa por medio de los órganos, y los órganos son animados por el fluido vital distribuido en ellos, en forma más abundante en aquellos que constituyen los centros y pilares del movimiento. Empero, el fluido vital no es más que el medio de acción: el agente es el Espíritu.
10. Existe algo de verdad en la opinión de quienes piensan que el Espíritu se encuentra fuera del cuerpo y que lo envuelve todo?
-“El Espíritu no está encerrado en el cuerpo, como un pájaro en una jaula, sino que irradia, y se manifiesta fuera del mismo como la luz atraviesa un globo de cristal, o como el sonido en torno a un centro sonoro. En este sentido se le puede considerar externo, sin deducir, por ello, que sea el involucro del cuerpo. Es, en cambio, el Espíritu que tiene dos envolturas: una, sutil y ligera, la primera, que vosotros denomináis alma –o periespiritu-; la otra, más densa, que es el cuerpo. El Espíritu, repetimos, es el centro de este involucro, como la parte comestible en una avellana.
11. Qué pensáis de la otra teoría, según la cual el Espíritu en un niño se desenvuelve y se cumple en cada período de la vida?
-“El Espíritu es uno y entero en el niño como en el adulto: el desenvolvimiento es inherente a los órganos o instrumentos de la manifestación del Espíritu por intermedio del alma. También aquí, suele tomarse el efecto por la causa”-.
12. Por qué todos los Espíritus no definen el Espíritu de la misma manera?
-“Porque su grado de instrucción no es el mismo en todos. Los hay, todavía, con conocimientos de tal manera escasos, que, al igual que los niños entre vosotros, no comprenden las cosas abstractas; y los hay, siempre como entre vosotros, pseudo-sabios, quienes hacen alardes utilizando palabras altisonantes para impresionar a los simples. Hay que tener en cuenta, también, que aún los Espíritus sabios pueden expresarse en términos diferentes, los cuales, en el fondo comunican el mismo significado, especialmente si vuestro lenguaje es inadecuado para expresarse con claridad y precisión, en cuyo caso deben utilizar figuras, alegorías y comparaciones, las cuales vosotros tomáis por realidades”-.
13. Qué debe entenderse por alma del mundo?
-“El principio universal de la vida y de la inteligencia, de quien emanan las individualidades; empero, quienes se sirven de estas expresiones no se entienden, mayormente, ni siquiera ellos mismos. La palabra alma es de tal manera elástica. Que cada quien la interpreta de acuerdo a sus propias concepciones. Alguno ha llegado hasta a atribuir, también, un alma a la Tierra, queriendo con esto entender el conjunto de Espíritus devotos, que tienen como objetivos cuidar de vosotros, orientando, cuando le prestáis atención, vuestras acciones hacia la buena vía y son, en cierto modo, los vicarios de Dios para vuestro globo”-.
14. Por qué tantos filósofos antiguos y modernos, habiendo debatido tan a fondo en torno a la ciencia psicológica, no han llegado a la verdad?
-“Precursores de la doctrina Espirita eterna, han preparado la vía. Eran seres humanos, y se engañaron, tomando las propias ideas por la luz; empero, sus mismos errores sirven para hacer resaltar la verdad, mostrando el pro y el contra, y por otra parte, entre aquellos errores se encuentran grandes verdades que un estudio comparativo os puede hacer comprender”-.
15. El Espíritu tiene sede determinada y circunscrita en un órgano del cuerpo?
-“No; pero en los genios y en todos aquellos que piensan mucho, reside más particularmente en la cabeza, como reside en la conciencia en quienes sienten mucho y cuyas obras están dedicadas al bien de la humanidad”-.
Qué pensáis de la opinión de quienes ubican el Espíritu en un centro vital?
-“Quisieran decir que el Espíritu reside de preferencia en determinada parte de vuestro organismo, por cuanto allí ubican todas las sensaciones. Pero, quien lo coloca en lo que considera como un centro de la vitalidad, la confunde con el fluido o principio vital. En todo caso, se puede decir que la sede del Espíritu se encuentra más particularmente en los órganos que sirven a las manifestaciones intelectuales y morales”-.
MATERIALISMO
16. Por cuál razón los anatomistas, los fisiólogos y en general quienes estudian, de manera especial, las ciencias naturales, son, frecuentemente, llevados al materialismo?
-“Porque refieren todo a lo que ven: orgullo de los seres humanos, quienes creen de saber todo, y no admiten que existen cosas que puedan sobrepasar su propia inteligencia! Su ciencia le rinde de tal manera presuntuosos que llegan a creer que la naturaleza ya no tiene secretos para ellos”-.
17. No es lamentable que el materialismo sea por lo más consecuencia de estudios, los cuales deberían mostrar al ser humano la superioridad de la inteligencia que gobierna el mundo?
-“No es verdad que el materialismo sea efecto de estos estudios. La culpa es del ser humano, que deduce falsas consecuencias, por cuanto suele abusar de todo, aún de las mejores cosas. Por otra parte, la nada lo aterra más de cuanto quiere aparentar y los Espíritus fuertes son, frecuentemente, más fanfarrones que animosos. Los más son materialistas, solamente porque no tienen con que llenar este vacío; empero, delante del abismo que amenaza de tragárselos, mostradle el ancla salvadora, y ellos se afianzarán satisfechos”-.
Por una aberración del intelecto hay quien no ve en los seres orgánicos sino la acción de la materia, y le refiere todos nuestros actos. Por cuanto no han sabido descubrir en el cuerpo humano más que una maquina eléctrica; han estudiado el mecanismo de la vida solo en las funciones de los órganos; ya que han visto ésta culminar su ciclo vital por la rotura de un hilo, han buscado para ver si quedaba algo y no habiendo encontrado nada más que materia inerte, no habiendo visto al Espíritu partir y no pudiendo agarrarlo al vuelo, por decirlo de alguna manera, han concluido que todo era, únicamente, sustentado por las propiedades de la materia y que, después de la desencarnación, no quedaba otra cosa que la nada: consecuencia desalentadora, si fuese verdadera, por cuanto, entonces, el bien y el mal serían indiferentes y la humanidad, fundada sobre el egoísmo, pondría, por encima de cualquier otra cosa, la satisfacción de los propios placeres, y los lazos sociales serían destruidos, y los más elevados afectos rotos para siempre. Empero, afortunadamente, estas ideas no son generalizadas, ya que en ningún lugar constituyen lo que suele decirse una doctrina. Una sociedad que se afincase sobre estas bases, llevaría, en sí misma, el germen de la propia disolución, y sus miembros se destruirían, recíprocamente, como bestias feroces.
El ser humano siente que con la desencarnación no termina todo para él; siente horror por la nada, y, por cuanto rehúya del pensamiento del porvenir, llegado que sea el momento supremo, no puede dejar de preguntarse que será de él, por cuanto la idea de abandonar la vida sin retorno agota el Espíritu más endurecido. Y, en efectos, quien podría jamás mirar con indiferencia la separación absoluta y eterna de todo lo que ha amado? Quien, sin temor, podría mirar delante de sí el inmensurable abismo de la nada, en el cual desaparecerían para siempre todas sus facultades, todas sus esperanzas, y decirse a sí: Cómo, después de mí, nada más? Nada más que el vacío? Todo, por lo tanto, debe terminar, irreparablemente? Algún día más y después mi memoria debe ser borrada para siempre, también, de la mente de mis queridos seres? Y, de mi estadía en la tierra no quedará ningún vestigio, y será, también, olvidado el bien que habré hecho a ingratos, para rendírmelos benévolos? Y, como compensación de todos los dolores de mi vida, y de las luchas sostenidas por un noble y generoso ideal, nada más que la nada, y ningún otra prospectiva más que la conclusión del presente ciclo de vida?
Oh, cómo estos pensamientos deben llenar el ánimo de incertidumbre!
La Doctrina enseña y la razón lo confirma que no puede ser así. Empero, la existencia futura, vaga e indeterminada, tal como la predican, no satisface las exigencias de una mente ávida de conocimientos concretos, la cual cosa, en muchísimos genera la duda. Decís que tenemos un Espíritu, y sea; empero, qué es este Espíritu? Tiene alguna forma, o apariencia? Es un ser limitado, o indefinido? Hay quien lo quiere un aliento de Dios; quien una chispa del fuego eterno; quien una partícula del Gran Todo, el principio de la vida y de la inteligencia; empero, con cuál ventaja? Y, qué nos importa tener un Espíritu, si después de nosotros habrá de confundirse en la inmensidad como una gota en el océano? La perdida de nuestra personalidad no equivale a la nada, para nosotros? Se pretende que el Espíritu sea inmaterial; pero, una cosa inmaterial no podría tener proporciones definidas; por lo tanto, volvemos a encontrarnos en la nada. La religión, es verdad, nos enseña que seremos felices o infelices según el bien o el mal que hayamos hecho. Pero, cuál es la felicidad que nos espera en el seno de Dios? Una perenne beatitud, una contemplación eterna, sin ningún otro objetivo que cantar alabanzas al Creador? Y, las llamas del infierno, los instrumentos de la pena, son una realidad o una metáfora? La misma religión lo entiende en este último significado. Entonces, cuáles son los sufrimientos antepuestos en forma de amenazas? -Dónde se encuentra el lugar del suplicio? En pocas palabras: qué se hace, qué se ve en aquel mundo de allá, que a todos nos atiende? Aseguran que nadie ha regresado jamás para contarnos al respecto.

A lo cual, responderemos: Os engañáis; la misión del Espiritismo es, precisamente, la de iluminarnos en torno a este porvenir, y de hacérnoslo, casi, tocar con las manos, no más con razonamientos, sino con hechos. Gracias a las comunicaciones espiritas, esto ya no es una hipótesis, una probabilidad que cada quien imagina a su gusto, que los poetas crean con ingeniosas ficciones, describiéndolas con falsas figuras alegóricas; sino una realidad objetiva, por cuanto, los mismos seres de la dimensión espiritual, vienen a describirnos las vivencias de su nueva vida, nos muestras el porvenir que nos está reservado según los propios méritos o deméritos. Es, quizá, ésta, una doctrina de anti-espiritualidad? Parecería lo contrario, por cuanto los incrédulos encuentran en ella la fe, y los tibios, su entrada al fervor y a la confianza. Por lo tanto, el Espiritismo es el más válido auxiliar de la verdadera espiritualidad, y Dios lo concede para reanimar nuestras vagas esperanzas, y para reconducirnos sobre la vía del bien, mediante el conocimiento del porvenir.

domingo, 2 de noviembre de 2014

EL SER HUMANO Y EL MUNDO


EL SER HUMANO Y EL MUNDO

©Giuseppe Isgró C.


-“El hombre debe mejorar primero interiormente, para hacerlo exteriormente, y, de esta manera, contribuir a perfeccionar el mundo”. Esto es lo que me respondió Martín Mendoza, a una pregunta que le hice.
Era la mañana del 29 de octubre de 2014, muy temprano iba al aeropuerto de Barcelona, para viajar a Caracas. Allí, el autor, si lograba arreglar un visado de su pasaporte, ese mismo día viajaría a España, para dictar dos conferencias en Córdoba. Finalmente, fue imposible realizar el viaje. Afortunadamente, mis amigos, el pintor valenciano Juan Antonio Torrijo Latorre y el hermano Carlos Ferrer, suplieron mi ausencia, con gran éxito, además. Mi gratitud hacia ambos.
Tenía en mente el taller que iba a dictar sobre Auto-maestría, en el VII Congreso organizado por la Asociación Espirita Andaluza Amalia Domingo Soler, y le hice una pregunta, a boca de jarro, al conductor, cuyo nombre es Martín: -“Si usted fuera el hombre más poderoso del planeta, cómo arreglaría el mundo?”
Martín me miró sorprendido, y respondió: -”No es fácil; esa es una tarea de Dios”.
 Le comenté: -No le parece, más bien, de que es una tarea del hombre?
-Sí, es verdad; -agregó Martín-.
Entonces, Martín, demostrando poseer una visión clara, completó con la idea, expresada al comienzo: -“El hombre debe mejorar primero interiormente, para hacerlo exteriormente, y, de esta manera, contribuir a perfeccionar el mundo”.
Vuelvo a preguntarle: -Entonces, es una cuestión de valores?
Asintió positivamente, con un leve movimiento de cabeza.
Martín, a sus 59 años, pensaba, justamente, que es preciso impartir los valores desde la más temprana edad. Con eso, piensa él, comenzarán a surgir los líderes probos, y benefactores del mundo, en mayor número.
Los maestros, a su vez, podrán inculcar, a sus pupilos, los valores y principios que han cultivado, primero, en sí mismos. Es evidente que, nadie puede dar lo que no tiene.
La familia, célula fundamental de la sociedad, cultivando los valores en su seno, -en pensamientos, sentimientos, palabras y actos- proyectarán mejores actuaciones en todos los ámbitos sociales, y existenciales.
Los políticos, también con visión clara, centrarán su atención en la educación del hombre, en todos los niveles, vertientes y variantes, para crear la nueva edad de oro antes del año 30.000 de nuestra era. Allí, según los grandes utopistas: Aldous Huxley, Henry Poincaré, H. G. Wells y George Bernard Shaw, entre otros, el estudio principal del ser humano, en ese tiempo de mayor ocio, será el de los valores universales. La Axiología, -o Ciencia-filosofía de los valores-, pasará a ser la primera de las disciplinas cultivadas. Es decir, el amor, la prudencia, la justicia, la igualdad, la compensación, la fortaleza, la templanza, la belleza, el perdón, la paciencia, la humildad, la dignidad y el respeto, entre otros, regirán todos los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos, como práctica de todas las virtudes.
Napoleón Hill, y W. Clement Stone, dos maestros de la literatura estimulante, en su obra: El Éxito a través de la actitud mental positiva, colocaron un ejemplo análogo. Un orador, mientras preparaba su discurso, para evitar ser distraído por su pequeño hijo, separó de una revista la foto de un mapamundi, la rompió en pedazos pequeños, y le dijo: -“Ármame el mundo”. El padre pensaba que con eso le iba a tener ocupado un tiempo muy largo y él podría escribir su discurso.
A los pocos minutos, el chaval le lleva el mundo perfectamente ordenado en todas sus partes, y le dijo: -“Papá, ya armé el mundo”.
Sorprendido, el padre, por la rapidez con que había realizado el encargo, le pregunta al hijo: -“Cómo lo hiciste? Fue fácil, le respondió: -“En el anverso había la foto de un hombre, y me di cuenta que, si arreglaba el hombre, el mundo se arreglaría por si sólo”.
Esta respuesta le dio al padre un sólido argumento motivador para utilizarlo en el discurso que estaba preparando. Percibió, claramente, al igual que Martín, que si se arregla al hombre, primero, el mundo se arreglará por sí mismo.
Es, ciertamente, un mensaje inspirador. Con este objetivo en mente, se transformaría la visión de los líderes mundiales, y su efectividad, también.
Se comenzaría a formar mejor a los maestros de preescolar y primaria, pagando los mejores sueldos, para captar a los talentos más importantes.
De igual manera, se contrataría como maestros a personas jubiladas, seleccionadas entre las más exitosas y saludables a nivel físico, mental y espiritual, con amorosa y entusiasta vocación pedagógica.
Solamente quienes tienen algo que enseñar, podrán hacerlo.
Evidentemente, sería preciso, como decía Martín, centrar la educación en los Valores Universales, ya que, en fin de cuentas, es una cuestión de valores, arreglar el mundo.
Adelante.


EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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domingo, 16 de noviembre de 2014

KARMA, VIPAKA Y DHARMA


KARMA, VIPAKA Y DHARMA
©Giuseppe Isgró C.


En la literatura sánscrita, la ley del karma se relaciona con la acción y la reacción, o consecuencia; esa es la razón por la cual se habla de karma y vipaka.
En el hinduismo, la ley del karma se vincula con la actividad mediante la cual, cada ser, pueda alcanzar la unión con la Divinidad.
Empero, siendo cada ser una emanación de la Divinidad a la conciencia individual, en el alma universal, sin separarse de sí misma, y sin dejar de ser ella misma, la unión ya existe en forma indisoluble y permanente, en el eterno presente. Lo que ocurre es, que por el efecto de sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, cada ser interrumpe la conciencia de la unión, con la ausencia de lo que ello implica, en cuanto al flujo del poder creador y de la sabiduría de los valores universales, expresados en la propia conciencia, por el lenguaje de los sentimientos.
En la actualidad, al hablar de ley del karma y del vipaka, ambos términos los relacionamos con la causa y el efecto, con la acción y reacción, y, con la siembra y recogida.
En el Manava-Dharma Sâstra o Leyes de Manú, Código redactado en torno al año 3.800 antes de nuestra era, al mencionarse a la ley del karma, se expresa lo siguiente: -“El ser dotado de razón obtiene una recompensa o un castigo en su Espíritu, por los actos del Espíritu; por los de la palabra, en los órganos de la palabra; por los actos corporales, en su cuerpo”.
Ahora bien, qué es el karma?
El término karma deriva de dos partículas: la primera, kar, que significa: -aplicación de la voluntad –o poder creador- por la persona; y, man: equivalente a pensador; por lo cual, karma, etimológicamente, significa: -acción de la voluntad sobre el pensador -y sus pensamientos.  A la palabra karma le sigue el término vipaka, que representa: fruto, resultado, reacción o compensación.
Existen cuatro elementos que tienen una marcada influencia en las personas: Los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos. Los dos primeros, es decir, los pensamientos y los sentimientos, en ambas polaridades, positiva y negativa, activan a la ley de atracción y la de repulsión. Por la ley de atracción, lo semejante atrae a lo semejante y repele a lo desemejante. Los opuestos jamás se juntan.
Por los pensamientos y sentimientos, activando a las leyes de atracción y repulsión, en ambas polaridades: positiva y negativa, creamos las circunstancias en torno a las cuales va a girar nuestra propia existencia.
Tan pronto los pensamientos y sentimientos se traduzcan en palabras y acciones, activan a las leyes del karma y del vipaka, creando karma, que puede ser positivo o negativo, según su índole positiva o negativa.
El karma se relaciona con el pasado, del cual surge el vipaka, o reacción presente; ambos, karma y vipaka, constituyen un mecanismo de ajuste o compensación.
La ley universal que rige este mecanismo es la ley de afinidad. La ley de afinidad se sustenta en otras leyes auxiliares, entre las cuales podemos citar a la ley de justicia, cuyo fiel de la balanza indica el grado de compensación que se debe aportar o recibir.
La balanza, como es del conocimiento de todos, tiene dos platillos que representan: primero: a la ley de igualdad: igualdad en la ley y ante la ley, donde la ley cósmica no tiene preferencias por nadie, excepto el estricto sentido de justicia, que trasciende la equidad. Segundo: el otro platillo, simboliza a la ley de compensación.
El resultado de la compensación, en la balanza de la justicia divina, se conoce como Suma Existencial. Representa el saldo de vida, al igual que en una cuenta bancaria, después de haberse efectuado todos los abonos y retiros correspondientes. El resultado es el saldo, según cuyo importe, la persona adquiere mayor o menor capacidad de acción.
A su vez, la ley de afinidad, por el el grado de suma existencial, ubica o reubica a cada ser en el orden que le corresponde; orden éste, en el cual podrá actuar en consonancia con su grado de afinidad. Igualmente, en ese orden podrá recibir o efectuar las compensaciones inherentes en relación con los seres que correspondan.
Es un efecto instantáneo de la ley del karma y del vipaka, el cual era denominado por Edgar Cayce, como “Karma al contado”, es decir, de efectos instantáneos.
Ralph Waldo Emerson, señalaba que: -“Todo acto tiene en sí mismo, su propia compensación.
El karma se puede dividir en tres grandes grupos: Karma acumulado, que es el que resulta al término de un ciclo de vida, o en un momento dado. Karma maduro, que es aquel que, al iniciar un nuevo ciclo de vida, será el que marcará el destino de la persona, como plan de vida, mediante el cual, recibirá las compensaciones de las cuales es acreedor, y otorgará, aquellas de las cuales es deudor. Esto mirado en un ciclo macro, es decir, una existencia completa. o muchos ciclos de vida; empero, ocurre exactamente lo mismo en un micro-ciclo a cada instante de la existencia.
El tercer aspecto de la ley del karma, es el incipiente, es decir: las palabras y los actos presentes tenderán a crear el karma futuro.
Esta es la razón por la cual, una vez compensado el karma maduro, mirando al futuro, es preciso enmarcar los propios pensamientos y sentimientos, las palabras y las acciones, en el Dharma, ley cósmica, o los valores cuyos principios representan.
Guiando los pensamientos, sentimientos, palabras y actos, deseos y anhelos, por los parámetros de los valores universales, el karma incipiente se conduce en polaridad positiva, aportando el grado de felicidad, autorrealización y tranquilidad de Espíritu suficientes, generando el sentido de la propia paz interior.
Es lo que hacían los filósofos estoicos en la antigua Grecia, es decir: vivir en armonía con las leyes de la naturaleza.
Igualmente, Sidharta Gautama, con las Cuatro nobles verdades y el Noble sendero óctuple, señalaba el recto camino a seguir, mediante las rectas opiniones, o arte del discernimiento, los rectos propósitos, objetivos e intenciones; las rectas y armoniosas palabras, las rectas acciones; los rectos medios de sustentamiento de vida; el recto esfuerzo, la recta atención y la recta concentración.
Mediante la aplicación del Noble sendero óctuple, se transmutan los estados de conciencia de un grado a otro más elevados, así como los estados de insatisfacción, canalizando el potencial de la energía creadora hacía la realización de objetivos claramente prefijados, y enunciado por escrito, a corto, mediano y largo plazo. Es lo que la psicología humanista, o la escuela de Abraham Maslow, denominó como Insatisfacción creadora.
Maslow, y sus discípulos, en la teoría de la motivación, sintetizó, en forma admirable, como toda necesidad, de la índole que fuere, genera, tan pronto se experimente una necesidad, una fuerza motivadora suficiente, para ayudar a desplazar a la persona en particular, hasta aquel lugar en el cual se encuentra la satisfacción pertinente.
La conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora, por la intuición y la inspiración, aporta el conocimiento claro del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto y del porqué.
El karma, evidentemente, tiene un efecto protector para la persona justa, tanto en protegerlo, evitando que le sucedan experiencias que no corresponden a su plan de vida, como, sucediéndole diversos acontecimientos, activando el mecanismo de compensación adecuado al resarcimiento del perjuicio recibido.
La ley cósmica tiene dos principios esenciales, enunciados por Joaquín Trincado: El amor, el primero, que expresa: Quien odia tendrá que amar.  El segundo: Quien quita una vida, debe reponerla. A tales efectos, naciendo como mujer, en un nuevo ciclo de vida, y teniendo como hijo, o hija, a aquel ser de cuya vida era deudor (a). El conocimiento de esta ley, evitaría a gran número de personas de incurrir en actos que preservarían la existencia de incontables otras, ya que se tendría consciencia de las consecuencias exactas de las propias acciones.
En todo caso, en la conciencia, siempre se expresa una advertencia coercitiva, antes de ser realizado cualquier acto indebido; es la acción pedagógica del Ser Universal por el lenguaje del sentimiento del valor inherente de la justicia, percibiendo, cada ser, lo que es justo o no, tan pronto manifieste el pensamiento, o el sentimiento. Del mismo modo, una vez realizado el acto, en polaridad negativa, se activa la acción coactiva de la ley cósmica, en la conciencia, experimentando, la persona, instantáneamente, la reprimenda, o la consciecia del error en que ha incurrido, que no le dejará tranquila hasta que haya compensado el acto, y aprendido la experiencia inherente.

Resumen de una conferencia dictada el 13 de noviembre de 2014, en la ciudad de Barcelona, Venezuela.

Texto en revisión y desarrollo.



sábado, 15 de noviembre de 2014

REGRESO A LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL


Capítulo VII
REGRESO A LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
De: El Libro de los Espíritus
Autor: Allan Kardec
Versión castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró C.

El Espíritu después de la desencarnación; su individualidad. Vida eterna. Separación del Espíritu del cuerpo. Turbación espiritual.                                                                                            
EL ESPÍRITU DESPUÉS DE LA DESENCARNACIÓN

1. En qué se transforma el Espíritu en el instante de la desencarnación?
En Espíritu, que ya libre de los lazos de la materia, regresa a la dimensión espiritual.
2. Conserva el Espíritu su individualidad después de la separación del cuerpo?
-“Sí, jamás la pierde; de otra manera, qué sería el Espíritu?
Cómo hace el Espíritu, no teniendo más el cuerpo material, a reconocer su individualidad?
-“Si no tiene el cuerpo físico, conserva, empero, el fluídico, que había adquirido de la atmósfera de su planeta, el cual conserva la figura de la última encarnación: es su alma o periespíritu”-.
Además del alma, el Espíritu no lleva nada más de la dimensión física?”-.
-“Nada más que el deseo de un mundo mejor y el recuerdo de éste, todo dulzura o amargura, según las obras de su vida. Cuanto más haya sido su vida pura, tanto más comprende la vanidad de lo que deja sobre la tierra”-.
3. Cómo se debe entender la opinión, según la cual el Espíritu después de la desencarnación vuelve a entrar en el Todo universal?
–“Que el conjunto de los Espíritus forma un todo, constituye un mundo. Cuando intervenís en una asamblea, sois parte integrante de la misma, pero, siempre conserváis vuestra individualidad”-.
4.     Podemos tener pruebas de la individualidad después de la desencarnación?
-“Y, no la tenéis, acaso, en nuestras comunicaciones? Si mirad bien, veréis, y, si prestad atención, oiréis, por cuanto, con frecuencia os habla una voz, que os revela la existencia de un ser diferente de vosotros mismos”-.
Quienes piensan que con la desencarnación el Espíritu vuelve a entrar en el Todo universal, yerran si entienden que, a semejanza de una gota de agua que cae en el océano, él pierde su individualidad; empero, dicen la verdad si entienden por el Todo universal el conjunto de los seres incorpóreos, del cual cada Espíritu es un elemento.
Si los Espíritus estuviesen reintegrados en la masa, tendrían las cualidades del conjunto, en cuyo caso nada le distinguiría entre uno y otro. Ellos carecerían de inteligencia y de cualidades propias; mientras que, en todas las comunicaciones, nos dan prueba de tener la conciencia del yo y una diferenciada voluntad; la variedad infinita que presentan bajo todo respecto es consecuencia de personalidad innegable. Si después de la desencarnación hubiese, de verdad, este gran Todo absorbedor de la individualidad, sería uniforme, y entonces, todas las comunicaciones espirituales resultarían idénticas. Empero, por cuanto de hecho nos permiten comprender que provienen de seres buenos y malos, doctos e ignorantes, felices e infelices, alegres y tristes, serios y ligeros, está claro que estas comunicaciones provienen de entes espirituales que conservan su individualidad y su conciencia. Esto resulta todavía más evidente cuando prueban su identidad con signos incontrovertibles y con particularidades personales relativas a su vida terrestre, las cuales pueden verificarse, lo cual se vuelve incontrastable cuando se manifiestan a la vista en las apariciones, La individualidad del Espíritu nos era enseñada, en teoría, como un artículo de fe; el Espiritismo la demuestra de un modo evidente y positivo.
5. Qué se debe entender por vida eterna?
-“La vida del Espíritu, por cuanto la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el ser humano desencarna, el Espíritu –eterno e inmortal- regresa a la dimensión espiritual”-.
No sería más exacto llamar vida eterna la de los Espíritus puros, que, habiendo alcanzado el supremo grado de perfección relativa, no tienen más pruebas por las que pasar?
-“Ésta sería, más bien, la felicidad eterna. Empero, ésta es siempre cuestión de palabras; llamad las cosas como queráis, si con ello lográis entenderos”-.
SEPARACIÓN DEL ESPÍRITU DEL CUERPO
6. Es dolorosa la separación del Espíritu del cuerpo?
-“No; el cuerpo sufre, frecuentemente, mucho más durante la vida que en el instante de la desencarnación. El Espíritu, sin embargo, no participa en modo alguno a aquellos dolores; más bien, si es bueno, goza, por cuanto le anuncian el fin de su exilio”-.
En la desencarnación por causas naturales, que avienen por el agotamiento de los órganos a consecuencia de la edad, el ser humano deja la vida física sin darse cuenta: es como una lámpara que se apaga por falta de corriente eléctrica.
7. Cómo ocurre la separación del Espíritu del cuerpo?
-“Rotos los ligámenes, que le retenían, el Espíritu se separa del cuerpo”-.
La separación se produce instantáneamente sin preparación? Existe un límite claramente fijado entre la vida y la ausencia de ella?
-“No: el Espíritu se desvincula gradualmente, y no escapa como un pájaro cautivo restituido inesperadamente a la libertad. La vida va confundiéndose con la ausencia de ella, por cuanto el Espíritu se libera poco a poco de los lazos, que se desatan, sí, pero no se rompen”-.
Mientras dura la vida, el Espíritu se encuentra ligado al cuerpo mediante su envoltura semi-material, periespíritu –o alma-; la desencarnación conlleva la destrucción o transformación del cuerpo y no del periespíritu, que se separa cuando en aquel cesa la vida orgánica. La observación enseña, que en el instante de la desencarnación la separación del periespíritu no se efectúa de una sola vez, sino gradualmente y con mayor o menor lentitud según las personas; en algunos es muy rápido, y a un día próximo a la desencarnación se encuentra también el de la liberación; en otros, y especialmente en aquellos cuya vida fue toda materia y sentidos, es mucho más lento, pudiendo durar días, semanas, y también meses, la cual cosa no implica, en el cuerpo, la mínima vitalidad, ni la posibilidad de un regreso a la vida, sino una simple afinidad entre el cuerpo y el Espíritu, afinidad siempre en razón de la preponderancia que, durante la vida, el Espíritu ha concedido a la materia. Está claro y es lógico que, cuanto más el Espíritu se identificó con la materia, tanto más rehúse a separarse; mientras la actividad intelectual y moral y la elevación de los pensamientos hacen sí que el desprendimiento se inicie mientras el cuerpo se encuentre, todavía, en vida, por lo que, ocurrida la desencarnación, aquel se cumple casi instantáneamente.
Esto es el resultado de los estudios de gran número de personas observadas en el instante del traspaso. Estas observaciones prueban, por otra parte, que la afinidad persistente en algunos, todavía perdurable entre el Espíritu  y el cuerpo  extinto es penosísima, por cuanto aquel puede probar el horror de la descomposición de éste. Un tal caso, empero, constituye una excepción, y es particular a ciertos géneros de vida y a algunas variantes de desencarnaciones; se tenía, por ejemplo, en algún tipo de desencarnación auto-provocada.
8. La separación definitiva del Espíritu del cuerpo, puede ocurrir antes de que cese completamente la vida orgánica?
-“En la agonía, el Espíritu alguna vez ya ha dejado el cuerpo, por lo cual a éste no le queda más que la vida orgánica. El ser humano, entonces, no tiene más consciencia de sí mismo, aunque, todavía, le queda un soplo de vida. El cuerpo es una maquina puesta en movimiento por el corazón, por lo cual existe hasta cuando el corazón hace circular la sangre en las venas, para cuya función no tiene necesidad de Espíritu”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC.

Mientras existan signos vitales, vida orgánica, aunque la persona se encuentre inconsciente, es indicio de que, aún, el Espíritu se encuentra unido al cuerpo en determinado grado, aunque los lazos que unen al Espíritu con el cuerpo, mediante el alma, -periespíritu-, hayan comenzado a soltarse, -no a romperse-.
El Espíritu suele emanciparse del cuerpo tan pronto se adormezcan los sentidos físicos, y con el desdoblamiento del Espíritu, el cuerpo duerme, pero mantiene las funciones vitales.
Empero, tan pronto se suelten los lazos del alma, -periespíritu-, que unen al Espíritus con el cuerpo, cesan, automáticamente, todos los signos vitales, toda la vida orgánica, evidencia clara de la desencarnación del Espíritu.
En algunos casos, el apego del Espíritu a la materia es tan grande que, la desencarnación requiere de un largo proceso antes de que se suelten los ligamentos -del Alma, o periespíritu-, que unen al Espíritu con el cuerpo de turno.
En los Espíritus de elevada conciencia, con desapego correcto de la materia, los lazos de unión se sueltan con facilidad.
Recordemos que el ser, en los cuatro reinos naturales, fundamentalmente está formado por el Espíritu, el Alma, o periespíritu, y el cuerpo. La ley cósmica es una, y rige en los cuatro reinos naturales, en semejante modo, adaptado a las particularidades de cada especie.
9. En el instante de la desencarnación el Espíritu, tal vez, no tiene una aspiración o éxtasis, que le hace entrever el mundo que le espera?
-“Frecuentemente el Espíritu, al aflojarse los ligámenes que les unen al cuerpo, hace todos los esfuerzos posibles para romperlos del todo, y entonces, ya suelto en parte de la materia, ve desenvolverse delante  el porvenir y goza, anticipadamente el estado de Espíritu libre”-.
10.                El ejemplo del gusano, que primeramente se arrastra por el suelo, y después, convertido en crisálida, en estado de vida latente, regresa a la existencia como espléndida mariposa, puede darnos una idea de la vida terrestre, de la que sigue a la desencarnación y de nuestra nueva vida?
-“En pequeño sí, por cuanto la comparación no es mala; empero, tened en cuenta, después, de no tomarlo a la letra, como con mucha frecuencia os sucede”-.
11.                Cuál sensación prueba el Espíritu, cuando se reconoce en el mundo de los Espíritus?
-“Según los casos: si tiene conciencia de haber hecho el mal, se encuentra todo avergonzado y doliente; si, en cambio, tuvo la oportunidad de vivir virtuosamente, experimenta la sensación de ser aliviado de un gran peso, y goza sin temor de ninguna mirada escrutadora”-.
12.                El Espíritu reencuentra a quienes ha conocido en la tierra, y que han desencarnado antes que él?
-“Sí, según el afecto que él tenía por ellos, y de acuerdo al que ellos tenían por él. Frecuentemente, de sus seres queridos, ya desencarnados, algunos vienen a recibirlo a su reingreso en la patria común, y le ayudan a despojarse del involucro material. Él,  además, reconoce a muchos otros de quienes había perdido los rastros durante su estadía en la tierra: ve aquellos que se encuentran en la dimensión espiritual, y va a visitar a quienes, aún, se encuentran encarnados”-.
13.                En caso de desencarnación por causa violenta o accidental, cuando los órganos no se encuentran aún debilitados por la edad, o por ausencia de salud, la separación del Espíritu y la cesación de la vida física acontecen al mismo tiempo?
-“En general sí: empero, en todo caso, el instante que le separa es brevísimo”-.
14.                Después de la decapitación, por ejemplo, -conserva la persona, aún por poco tiempo, la conciencia de sí misma?
-“Hasta que la vida orgánica se haya extinguido. Frecuentemente, la aprensión de la desencarnación le hace perder aquel sentimiento mucho antes del suplicio”-.
Aquí se habla de conciencia, que el ajusticiado puede tener de sí mismo como hombre, por vía de los órganos, y no ya como Espíritu. Por lo cual, parece que, si no la ha perdido antes del suplicio, puede conservarla, aún, algún breve momento después, empero, cesa, necesariamente, con la vida orgánica del cerebro, la cual cosa, todavía, no implica que el periespíritu –o alma-, se haya soltado en absoluto del cuerpo. Ocurre, más bien, lo contrario en todos los casos de desencarnación violenta, es decir, no provocada por la progresiva consumación de las fuerzas vitales, donde los ligámenes que unen el cuerpo con el periespíritu son más tenaces, lo que determina que sea más lenta la separación completa.
EL ESPÍRITU TIENE LA CONCIENCIA

15.                El Espíritu tiene conciencia de sí inmediatamente que haya dejado el cuerpo?
-“Inmediatamente no; él permanece por algún tiempo en una especie de turbación”-.
16.                Experimentan todos los Espíritus, en el mismo grado y  en igual duración, la turbación que sigue a la separación del Espíritu del cuerpo?
-“No: Esto depende de la diversidad de su elevación. El ser virtuoso se reconoce casi inmediatamente, por cuanto ya se emancipó de la materia durante la vida del cuerpo, mientras que el ser sensual, cuya conciencia no es pura, conserva más largamente la impresión de la misma”-.
17.                El conocimiento del Espiritismo tiene alguna influencia sobre la duración más o menos larga de la turbación?
-“Peso grandísimo, por cuanto el Espíritu conocía ya su futura condición; empero, más que ninguna otra cosa, abrevian esta duración una conciencia pura y la práctica del bien”-.
En el momento del traspaso todo es confuso, y el Espíritu precisa algún tiempo para reconocerse; él se encuentra aturdido, como en el estado de quien sale de un profundo sueño, que busca darse cuenta de su condición. La lucidez de las ideas y la memoria del pasado le regresan  a medida que se va borrando la influencia de la materia, de la cual se ha soltado, disipándose aquella especia de neblina que vela los pensamientos.
La duración de la turbación, que sigue a la desencarnación, es variabilísima: puede ser de alguna hora, como de varios meses o años. Es menos larga para aquellos que ya en vida se han compenetrado al estado futuro, por cuanto, apenas se encuentran allí, lo comprenden inmediatamente.
La turbación espiritual ofrece circunstancias particulares, según el carácter de las personas, y sobre todo según el género de la desencarnación. En aquellas violentas, por auto-determinación, por suplicio, por accidente, por heridas, y similares, el Espíritu es sorprendido; lleno de estupor, no cree de encontrarse en la dimensión espiritual, y lo niega con obstinación; ve su cuerpo, sabe que es el suyo y no comprende que se ha separado; va cerca de las personas que ama, les habla, y desconoce la razón por la cual no le escuchan. Esta ilusión dura hasta la perfecta separación del periespíritu. Solamente entonces el Espíritu se reconoce, y comprende que no hace más parte de los vivos, -en la dimensión física. Un fenómeno de tal naturaleza se explica fácilmente. Sorprendido, de repente, por la desencarnación, el Espíritu está aturdido por el brusco cambio que se ha efectuado en él. Él, como ordinariamente suele ocurrir, creía que la desencarnación fuese sinónimo de destrucción, de anulación: ahora, por cuanto él piensa, ve, siente, no comprende de haber desencarnado. Acrecienta el engaño el hecho de verse en un cuerpo símil al precedente en la forma, cuya naturaleza etérea él no ha tenido tiempo, aún de percibir; él lo cree sólido y compacto como el primero; y, cuando alguna cosa llama su atención sobre este punto, se maravilla de no poderse tocar. Este fenómeno es análogo al de los sonámbulos, quienes desde el principio están persuadidos de no dormir. Para ellos el sueño equivale a supresión de las facultades: ahora, por cuanto piensan libremente, y ven, están persuadidos de no dormir. Algunos Espíritus presentan esta particularidad, aunque la desencarnación no le haya tomados por sorpresa; empero, ella es más común en aquellos que, si bien con ausencia de salud, no piensan en la desencarnación. Se ve, entonces, el singular espectáculo de un Espíritu, que asiste a su funeral como al de un extraño, y discurre como de algo que no le concierne, hasta que llega a comprender la verdad.
La turbación que sigue a la desencarnación no tiene nada de penosa para la persona de bien: es serena y en todo similar a la que acompaña un plácido despertar. Para el malvado, al contrario, es plena de ansiedad y de angustia, las cuales aumentan a medida que él adquiera la cognición de sí mismo.
En los casos de desencarnación colectiva se ha observado que no todos aquellos que desencarnan conjuntamente se vuelven a ver siempre enseguida. En la turbación que sigue al traspaso, cada quien va por su propia vía, o se cuida únicamente de aquellos seres que les son más queridos.

viernes, 7 de noviembre de 2014

ENCARNACIÓN DE LOS ESPÍRITUS

  


Capítulo VI

DE: EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
• El mejor libro de todos los tiempos
• Autor: ALLAN KARDEC
• Versión castellana: Giuseppe Isgró C.


ENCARNACIÓN DE LOS ESPÍRITUS

Objetivo de la Encarnación. Del Espíritu y del Alma. Materialismo.

OBJETIVO DE LA ENCARNACIÓN

1. Cuál es el objetivo de la encarnación de los Espíritus?
-“Dios se la impone como el medio para alcanzar la perfección, soportando todas las circunstancias de la existencia corporal, que para los más constituye una expiación o una prueba, para otros una misión. La encarnación tiene, al mismo tiempo, otra finalidad, la de delegarle al Espíritu su parte en la obra de la Creación. Para conseguir este objetivo el Espíritu toma, en cada mundo, una vestimenta corpórea en armonía con la materia del mismo, condición esencial para poder actuar en conformidad con los mandatos de Dios, y mientras concurre a la ejecución de los planes de Dios, trabaja, también, para su propio perfeccionamiento.
La acción de los seres corpóreos es necesaria al desenvolvimiento del universo; pero, Dios, en su sabiduría, ha querido que en ella encontrasen un medio para progresar y de acercarse a Él. De esta manera, por Ley admirable de su Providencia, todo se liga conjuntamente, todo es armonía en la naturaleza.
2. Los Espíritus, que desde el principio han seguido la vía del bien, tienen necesidad, también ellos, de la encarnación?
-“Todos son creados sencillos e ignorantes, y no se instruyen sino en las acciones y en las tribulaciones de la vida corpórea. Dios, que es justo, no podía hacer feliz algunos sin sufrimientos y sin fatigas, y por lo tanto sin mérito”-.
Entonces, a qué sirve a los Espíritus el haber seguido la vía del bien, si Dios no les dispensa de las pruebas de la vida corpórea?
-“Alcanzan más rápidamente la meta. Por otra parte, las pruebas de la vida son, frecuentemente, una consecuencia de las imperfecciones del Espíritu, empero, quien las tiene en menor grado sufre menos tormentos; de esta manera, quien no tiene envidia, celos, avaricia y ambición, no sufrirá las torturas que son consecuencia de estos defectos”-.
DEL ESPÍRITU
3. Qué es el Espíritu?
-“Un ente espiritual encarnado”-.
Qué era el Espíritu antes de unirse al cuerpo?
-“Era un Espíritu en la dimensión espiritual”-.
Almas y Espíritus son las mismas cosas?
-“No. Antes de unirse al cuerpo, el Espíritu es uno de los seres inteligentes que pueblan el mundo invisible, y revisten, temporalmente, un involucro carnal para purificarse e instruirse”.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: El alma y el Espíritu son dos cosas totalmente diferentes, pese a que, suele, con frecuencia, usársele como sinónimos. El Espíritu es el ente inteligente, el conductor del cuerpo; el alma es lo que se denomina periespíritu, el elemento de enlace que une al Espíritu con el cuerpo. Ya los egipcios tenían clara esta diferencia, denominando al Espíritu con el término Khu, al alma: kha, y al cuerpo Khut. Nosotros, ahora, hemos adaptado la terminología al uso actual, en concordancia con lo que ha predominado en el pensamiento universal, con las denominaciones de Espíritu, Alma y Cuerpo.
4. Hay en el ser humano algún otro elemento además del Espíritu y del cuerpo?
-“El ligamen que les une”-.
Cuál es la naturaleza de este ligamen?
-“Es una sustancia semi-material, de naturaleza intermedia entre el Espíritu y el cuerpo, que rinde posible las comunicaciones del uno con el otro. Es por medio de este ligamen que el Espíritu actúa sobre la materia, y la materia sobre el Espíritu”-.
El ser humano consta, por lo tanto, de tres partes esenciales:
1. Por el cuerpo, que es un ser material análogo al de los animales y vivificado por el mismo principio vital; 2. Por el Espíritu, -ente inteligente encarnado- a quien el cuerpo sirve de morada; 3. Por el principio intermedio, periespíritu o alma, que es sustancia semi-material, que sirve como primera envoltura del Espíritu, la cual une al Espíritu con el cuerpo. De igual manera que en un fruto encontramos la corteza, la pulpa y la semilla.
5. Es el Espíritu independiente del principio vital?
-“Sin duda, por cuanto el cuerpo no es más que la envoltura”-.
Puede existir el cuerpo sin el Espíritu?
-“Sí: empero, tan pronto como el Espíritu lo abandona, el cuerpo cesa de vivir. Con el nacimiento se consolida la unión del Espíritu con el cuerpo, -la cual ocurre en el mismo instante de su engendramiento y concepción-; mientras que, en el momento de la desencarnación se rompe el ligamen que mantenía unido al Espíritu con el cuerpo y éste se separa. La vida orgánica puede animar un cuerpo sin Espíritu, pero éste no puede morar en un cuerpo privado de la vida orgánica”-.
Qué sería de nuestro cuerpo, si no tuviese Espíritu?
-“Una masa de carne sin inteligencia, todo aquello que queráis, pero jamás un ser humano”-.
6. El Espíritu, puede encarnarse, al mismo tiempo, en dos cuerpos diferentes?
-“No; el Espíritu es indivisible, y no puede animar, al mismo tiempo, dos seres diferentes”-.
7. Qué debemos pensar sobre la opinión de quienes consideran el Espíritu como el principio de la vida material? (*)
-“Es cuestión de palabras: nosotros no nos atenemos a eso; buscad de entenderos entre vosotros”-.
8. Algunos Espíritus, y antes de ellos algunos filósofos, han definido el Espíritu: “una chispa de naturaleza espiritual emanada del Gran Todo”. Por qué esta contradicción?
-“La contradicción es aparente y depende de la variedad de significados de las palabras. Por qué no tenéis para cada cosa un término propio?”-.
El vocablo Espíritu es empleado para expresar cosas muy diferentes. Unos denominan así el principio de la vida, y en este significado es exacto decir, figurativamente, que el Espíritu es una chispa “de naturaleza espiritual” emanada del Gran Todo, cuyos últimos vocablos indican la Fuente Universal del principio vital, de quien, cada ser, absorbe una partícula, la cual regresa a la dimensión espiritual después de la desencarnación. Esto se compagina con la idea de un ser moral distinto e independiente de la materia, denominado Espíritu, -“cuya unión con el cuerpo realiza por intermedio del alma o periespíritu”-. Por lo cual, al darle, los Espíritus, al alma -y al Espíritu-, diferentes definiciones, lo han hecho de acuerdo a las aplicaciones que ellos hacían de dichos términos, según las ideas terrenas en que se habían cultivado. Esto deriva de la insuficiencia del lenguaje humano, el cual no posee un vocablo para cada idea, lo que da origen a múltiples equívocos y debates: esta es la razón de porque los Espíritus superiores nos aconsejan de ponernos, antes, de acuerdo sobre el significado de las palabras.(**)
9. Qué debemos pensar de la teoría que supone al Espíritu dividido en tantas partes cuantos músculos tiene el cuerpo humano, y prepuesto, así, a cada una de sus funciones?
-“Esta depende del sentido que se atribuye al término Espíritu; si se entiende como fluido vital, se tiene razón; si se hace referencia al Espíritu encarnado, es incorrecto. Nosotros lo hemos dicho: el Espíritu es indivisible, y transmite el movimiento a los órganos por vía del fluido intermedio”-.
Cómo se explica, pero, que existan Espíritus que hayan dado esta definición?
“Los Espíritus ignorantes pueden confundir el efecto por la causa”-.
El Espíritu, que informa al cuerpo durante la vida, y le abandona con la desencarnación, actúa por medio de los órganos, y los órganos son animados por el fluido vital distribuido en ellos, en forma más abundante en aquellos que constituyen los centros y pilares del movimiento. Empero, el fluido vital no es más que el medio de acción: el agente es el Espíritu.
10. Existe algo de verdad en la opinión de quienes piensan que el Espíritu se encuentra fuera del cuerpo y que lo envuelve todo?
-“El Espíritu no está encerrado en el cuerpo, como un pájaro en una jaula, sino que irradia, y se manifiesta fuera del mismo como la luz atraviesa un globo de cristal, o como el sonido en torno a un centro sonoro. En este sentido se le puede considerar externo, sin deducir, por ello, que sea el involucro del cuerpo. Es, en cambio, el Espíritu que tiene dos envolturas: una, sutil y ligera, la primera, que vosotros denomináis alma –o periespiritu-; la otra, más densa, que es el cuerpo. El Espíritu, repetimos, es el centro de este involucro, como la parte comestible en una avellana.
11. Qué pensáis de la otra teoría, según la cual el Espíritu en un niño se desenvuelve y se cumple en cada período de la vida?
-“El Espíritu es uno y entero en el niño como en el adulto: el desenvolvimiento es inherente a los órganos o instrumentos de la manifestación del Espíritu por intermedio del alma. También aquí, suele tomarse el efecto por la causa”-.
12. Por qué todos los Espíritus no definen el Espíritu de la misma manera?
-“Porque su grado de instrucción no es el mismo en todos. Los hay, todavía, con conocimientos de tal manera escasos, que, al igual que los niños entre vosotros, no comprenden las cosas abstractas; y los hay, siempre como entre vosotros, pseudo-sabios, quienes hacen alardes utilizando palabras altisonantes para impresionar a los simples. Hay que tener en cuenta, también, que aún los Espíritus sabios pueden expresarse en términos diferentes, los cuales, en el fondo comunican el mismo significado, especialmente si vuestro lenguaje es inadecuado para expresarse con claridad y precisión, en cuyo caso deben utilizar figuras, alegorías y comparaciones, las cuales vosotros tomáis por realidades”-.
13. Qué debe entenderse por alma del mundo?
-“El principio universal de la vida y de la inteligencia, de quien emanan las individualidades; empero, quienes se sirven de estas expresiones no se entienden, mayormente, ni siquiera ellos mismos. La palabra alma es de tal manera elástica. Que cada quien la interpreta de acuerdo a sus propias concepciones. Alguno ha llegado hasta a atribuir, también, un alma a la Tierra, queriendo con esto entender el conjunto de Espíritus devotos, que tienen como objetivos cuidar de vosotros, orientando, cuando le prestáis atención, vuestras acciones hacia la buena vía y son, en cierto modo, los vicarios de Dios para vuestro globo”-.
14. Por qué tantos filósofos antiguos y modernos, habiendo debatido tan a fondo en torno a la ciencia psicológica, no han llegado a la verdad?
-“Precursores de la doctrina Espirita eterna, han preparado la vía. Eran seres humanos, y se engañaron, tomando las propias ideas por la luz; empero, sus mismos errores sirven para hacer resaltar la verdad, mostrando el pro y el contra, y por otra parte, entre aquellos errores se encuentran grandes verdades que un estudio comparativo os puede hacer comprender”-.
15. El Espíritu tiene sede determinada y circunscrita en un órgano del cuerpo?
-“No; pero en los genios y en todos aquellos que piensan mucho, reside más particularmente en la cabeza, como reside en la conciencia en quienes sienten mucho y cuyas obras están dedicadas al bien de la humanidad”-.
Qué pensáis de la opinión de quienes ubican el Espíritu en un centro vital?
-“Quisieran decir que el Espíritu reside de preferencia en determinada parte de vuestro organismo, por cuanto allí ubican todas las sensaciones. Pero, quien lo coloca en lo que considera como un centro de la vitalidad, la confunde con el fluido o principio vital. En todo caso, se puede decir que la sede del Espíritu se encuentra más particularmente en los órganos que sirven a las manifestaciones intelectuales y morales”-.
MATERIALISMO
16. Por cuál razón los anatomistas, los fisiólogos y en general quienes estudian, de manera especial, las ciencias naturales, son, frecuentemente, llevados al materialismo?
-“Porque refieren todo a lo que ven: orgullo de los seres humanos, quienes creen de saber todo, y no admiten que existen cosas que puedan sobrepasar su propia inteligencia! Su ciencia le rinde de tal manera presuntuosos que llegan a creer que la naturaleza ya no tiene secretos para ellos”-.
17. No es lamentable que el materialismo sea por lo más consecuencia de estudios, los cuales deberían mostrar al ser humano la superioridad de la inteligencia que gobierna el mundo?
-“No es verdad que el materialismo sea efecto de estos estudios. La culpa es del ser humano, que deduce falsas consecuencias, por cuanto suele abusar de todo, aún de las mejores cosas. Por otra parte, la nada lo aterra más de cuanto quiere aparentar y los Espíritus fuertes son, frecuentemente, más fanfarrones que animosos. Los más son materialistas, solamente porque no tienen con que llenar este vacío; empero, delante del abismo que amenaza de tragárselos, mostradle el ancla salvadora, y ellos se afianzarán satisfechos”-.
Por una aberración del intelecto hay quien no ve en los seres orgánicos sino la acción de la materia, y le refiere todos nuestros actos. Por cuanto no han sabido descubrir en el cuerpo humano más que una maquina eléctrica; han estudiado el mecanismo de la vida solo en las funciones de los órganos; ya que han visto ésta culminar su ciclo vital por la rotura de un hilo, han buscado para ver si quedaba algo y no habiendo encontrado nada más que materia inerte, no habiendo visto al Espíritu partir y no pudiendo agarrarlo al vuelo, por decirlo de alguna manera, han concluido que todo era, únicamente, sustentado por las propiedades de la materia y que, después de la desencarnación, no quedaba otra cosa que la nada: consecuencia desalentadora, si fuese verdadera, por cuanto, entonces, el bien y el mal serían indiferentes y la humanidad, fundada sobre el egoísmo, pondría, por encima de cualquier otra cosa, la satisfacción de los propios placeres, y los lazos sociales serían destruidos, y los más elevados afectos rotos para siempre. Empero, afortunadamente, estas ideas no son generalizadas, ya que en ningún lugar constituyen lo que suele decirse una doctrina. Una sociedad que se afincase sobre estas bases, llevaría, en sí misma, el germen de la propia disolución, y sus miembros se destruirían, recíprocamente, como bestias feroces.
El ser humano siente que con la desencarnación no termina todo para él; siente horror por la nada, y, por cuanto rehúya del pensamiento del porvenir, llegado que sea el momento supremo, no puede dejar de preguntarse que será de él, por cuanto la idea de abandonar la vida sin retorno agota el Espíritu más endurecido. Y, en efectos, quien podría jamás mirar con indiferencia la separación absoluta y eterna de todo lo que ha amado? Quien, sin temor, podría mirar delante de sí el inmensurable abismo de la nada, en el cual desaparecerían para siempre todas sus facultades, todas sus esperanzas, y decirse a sí: Cómo, después de mí, nada más? Nada más que el vacío? Todo, por lo tanto, debe terminar, irreparablemente? Algún día más y después mi memoria debe ser borrada para siempre, también, de la mente de mis queridos seres? Y, de mi estadía en la tierra no quedará ningún vestigio, y será, también, olvidado el bien que habré hecho a ingratos, para rendírmelos benévolos? Y, como compensación de todos los dolores de mi vida, y de las luchas sostenidas por un noble y generoso ideal, nada más que la nada, y ningún otra prospectiva más que la conclusión del presente ciclo de vida?
Oh, cómo estos pensamientos deben llenar el ánimo de incertidumbre!
La Doctrina enseña y la razón lo confirma que no puede ser así. Empero, la existencia futura, vaga e indeterminada, tal como la predican, no satisface las exigencias de una mente ávida de conocimientos concretos, la cual cosa, en muchísimos genera la duda. Decís que tenemos un Espíritu, y sea; empero, qué es este Espíritu? Tiene alguna forma, o apariencia? Es un ser limitado, o indefinido? Hay quien lo quiere un aliento de Dios; quien una chispa del fuego eterno; quien una partícula del Gran Todo, el principio de la vida y de la inteligencia; empero, con cuál ventaja? Y, qué nos importa tener un Espíritu, si después de nosotros habrá de confundirse en la inmensidad como una gota en el océano? La perdida de nuestra personalidad no equivale a la nada, para nosotros? Se pretende que el Espíritu sea inmaterial; pero, una cosa inmaterial no podría tener proporciones definidas; por lo tanto, volvemos a encontrarnos en la nada. La religión, es verdad, nos enseña que seremos felices o infelices según el bien o el mal que hayamos hecho. Pero, cuál es la felicidad que nos espera en el seno de Dios? Una perenne beatitud, una contemplación eterna, sin ningún otro objetivo que cantar alabanzas al Creador? Y, las llamas del infierno, los instrumentos de la pena, son una realidad o una metáfora? La misma religión lo entiende en este último significado. Entonces, cuáles son los sufrimientos antepuestos en forma de amenazas? -Dónde se encuentra el lugar del suplicio? En pocas palabras: qué se hace, qué se ve en aquel mundo de allá, que a todos nos atiende? Aseguran que nadie ha regresado jamás para contarnos al respecto.

A lo cual, responderemos: Os engañáis; la misión del Espiritismo es, precisamente, la de iluminarnos en torno a este porvenir, y de hacérnoslo, casi, tocar con las manos, no más con razonamientos, sino con hechos. Gracias a las comunicaciones espiritas, esto ya no es una hipótesis, una probabilidad que cada quien imagina a su gusto, que los poetas crean con ingeniosas ficciones, describiéndolas con falsas figuras alegóricas; sino una realidad objetiva, por cuanto, los mismos seres de la dimensión espiritual, vienen a describirnos las vivencias de su nueva vida, nos muestras el porvenir que nos está reservado según los propios méritos o deméritos. Es, quizá, ésta, una doctrina de anti-espiritualidad? Parecería lo contrario, por cuanto los incrédulos encuentran en ella la fe, y los tibios, su entrada al fervor y a la confianza. Por lo tanto, el Espiritismo es el más válido auxiliar de la verdadera espiritualidad, y Dios lo concede para reanimar nuestras vagas esperanzas, y para reconducirnos sobre la vía del bien, mediante el conocimiento del porvenir.

domingo, 2 de noviembre de 2014

EL SER HUMANO Y EL MUNDO


EL SER HUMANO Y EL MUNDO

©Giuseppe Isgró C.


-“El hombre debe mejorar primero interiormente, para hacerlo exteriormente, y, de esta manera, contribuir a perfeccionar el mundo”. Esto es lo que me respondió Martín Mendoza, a una pregunta que le hice.
Era la mañana del 29 de octubre de 2014, muy temprano iba al aeropuerto de Barcelona, para viajar a Caracas. Allí, el autor, si lograba arreglar un visado de su pasaporte, ese mismo día viajaría a España, para dictar dos conferencias en Córdoba. Finalmente, fue imposible realizar el viaje. Afortunadamente, mis amigos, el pintor valenciano Juan Antonio Torrijo Latorre y el hermano Carlos Ferrer, suplieron mi ausencia, con gran éxito, además. Mi gratitud hacia ambos.
Tenía en mente el taller que iba a dictar sobre Auto-maestría, en el VII Congreso organizado por la Asociación Espirita Andaluza Amalia Domingo Soler, y le hice una pregunta, a boca de jarro, al conductor, cuyo nombre es Martín: -“Si usted fuera el hombre más poderoso del planeta, cómo arreglaría el mundo?”
Martín me miró sorprendido, y respondió: -”No es fácil; esa es una tarea de Dios”.
 Le comenté: -No le parece, más bien, de que es una tarea del hombre?
-Sí, es verdad; -agregó Martín-.
Entonces, Martín, demostrando poseer una visión clara, completó con la idea, expresada al comienzo: -“El hombre debe mejorar primero interiormente, para hacerlo exteriormente, y, de esta manera, contribuir a perfeccionar el mundo”.
Vuelvo a preguntarle: -Entonces, es una cuestión de valores?
Asintió positivamente, con un leve movimiento de cabeza.
Martín, a sus 59 años, pensaba, justamente, que es preciso impartir los valores desde la más temprana edad. Con eso, piensa él, comenzarán a surgir los líderes probos, y benefactores del mundo, en mayor número.
Los maestros, a su vez, podrán inculcar, a sus pupilos, los valores y principios que han cultivado, primero, en sí mismos. Es evidente que, nadie puede dar lo que no tiene.
La familia, célula fundamental de la sociedad, cultivando los valores en su seno, -en pensamientos, sentimientos, palabras y actos- proyectarán mejores actuaciones en todos los ámbitos sociales, y existenciales.
Los políticos, también con visión clara, centrarán su atención en la educación del hombre, en todos los niveles, vertientes y variantes, para crear la nueva edad de oro antes del año 30.000 de nuestra era. Allí, según los grandes utopistas: Aldous Huxley, Henry Poincaré, H. G. Wells y George Bernard Shaw, entre otros, el estudio principal del ser humano, en ese tiempo de mayor ocio, será el de los valores universales. La Axiología, -o Ciencia-filosofía de los valores-, pasará a ser la primera de las disciplinas cultivadas. Es decir, el amor, la prudencia, la justicia, la igualdad, la compensación, la fortaleza, la templanza, la belleza, el perdón, la paciencia, la humildad, la dignidad y el respeto, entre otros, regirán todos los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos, como práctica de todas las virtudes.
Napoleón Hill, y W. Clement Stone, dos maestros de la literatura estimulante, en su obra: El Éxito a través de la actitud mental positiva, colocaron un ejemplo análogo. Un orador, mientras preparaba su discurso, para evitar ser distraído por su pequeño hijo, separó de una revista la foto de un mapamundi, la rompió en pedazos pequeños, y le dijo: -“Ármame el mundo”. El padre pensaba que con eso le iba a tener ocupado un tiempo muy largo y él podría escribir su discurso.
A los pocos minutos, el chaval le lleva el mundo perfectamente ordenado en todas sus partes, y le dijo: -“Papá, ya armé el mundo”.
Sorprendido, el padre, por la rapidez con que había realizado el encargo, le pregunta al hijo: -“Cómo lo hiciste? Fue fácil, le respondió: -“En el anverso había la foto de un hombre, y me di cuenta que, si arreglaba el hombre, el mundo se arreglaría por si sólo”.
Esta respuesta le dio al padre un sólido argumento motivador para utilizarlo en el discurso que estaba preparando. Percibió, claramente, al igual que Martín, que si se arregla al hombre, primero, el mundo se arreglará por sí mismo.
Es, ciertamente, un mensaje inspirador. Con este objetivo en mente, se transformaría la visión de los líderes mundiales, y su efectividad, también.
Se comenzaría a formar mejor a los maestros de preescolar y primaria, pagando los mejores sueldos, para captar a los talentos más importantes.
De igual manera, se contrataría como maestros a personas jubiladas, seleccionadas entre las más exitosas y saludables a nivel físico, mental y espiritual, con amorosa y entusiasta vocación pedagógica.
Solamente quienes tienen algo que enseñar, podrán hacerlo.
Evidentemente, sería preciso, como decía Martín, centrar la educación en los Valores Universales, ya que, en fin de cuentas, es una cuestión de valores, arreglar el mundo.
Adelante.