domingo, 17 de marzo de 2013

VIDA ESPIRITUAL



VIDA ESPIRITUAL
Autor: Allan Kardec
Versión castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró C.

Capítulo X de: El Libro de los Espíritus


Espíritus en la dimensión espiritual. Mundos transitorios. Sensaciones y sufrimientos de los Espíritus. Elección de las pruebas. Jerarquía social de la dimensión espiritual. Relaciones simpáticas y antipáticas entre los Espíritus. Espíritus gemelos. Memoria de las existencias corpóreas. Conmemoraciones de los desencarnados. Tributos.

ESPÍRITUS EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL

1. El Espíritu se reencarna inmediatamente después de su separación del cuerpo?
-“Algunas veces inmediatamente; pero, generalmente lo hace después de intervalos más o menos largos. En los mundos superiores la reencarnación es casi siempre inmediata; por cuanto la materia del cuerpo es más depurada, el Espíritu encarnado goza de casi todas sus facultades de Espíritu, y su estado normal es el de vuestros sonámbulos lúcidos”-.
2. Qué es el Espíritu en los intervalos entre las diversas encarnaciones?
-“Un Espíritu que vive en la dimensión espiritual, que aspira a un nuevo destino, y espera”-.
Cuánto pueden durar estos intervalos?
-“Desde unas pocas horas hasta miles de siglos. Del resto, al estado de vida, en la dimensión espiritual, no existen límites extremos fijados, por cuanto puede durar larguísimo tiempo, sin ser jamás perpetuo; el Espíritu encuentra siempre, tarde o temprano, la manera de recomenzar una existencia, la cual sirve a la purificación de las precedentes”-.
Esta duración depende de la voluntad del Espíritu, o puede ser impuesta como una expiación?
-“Es una consecuencia del libre albedrío, por cuanto los Espíritus saben perfectamente lo que hacen. En muchos casos, empero, es una sanción ejecutada por la ley de Dios; otros solicitan de extenderla para continuar realizando estudios que únicamente pueden hacerse útilmente en el estado de Espíritu”-.
3. El  estado de Espíritu, en la dimensión espiritual, es un signo de inferioridad entre los entes?
-“No, por cuanto existen Espíritus en todos los grados. La encarnación es una fase transitoria, ya ha sido dicho; en su estado normal, el Espíritu se encuentra libre de la materia”-.
4.  Se puede decir que todos los Espíritus desencarnados se encuentran de tránsito en la dimensión espiritual?
-“Solamente aquellos que deben reencarnar; los Espíritus puros que han superado el estado de corporeidad, no: el estado de Espíritu de estos es definitivo”-.
Respecto a las cualidades íntimas, los Espíritus, como hemos visto, son de varios órdenes que ellos recorren sucesivamente a medida que se purifican. En cuanto a su estado, pueden encontrarse encarnados, es decir, unidos a un cuerpo material, y libres, en la dimensión espiritual, es decir, emancipados del cuerpo físico y en espera de una nueva encarnación para el propio mejoramiento; puros, como decir relativamente perfectos y ya no más sometidos a la encarnación.
COMENTARIO EXEGÉTICO: Cuando se menciona el hecho de que, los Espíritus, habiendo alcanzado un determinado grado de pureza, y perfección evolutiva, ya no están obligado a reencarnar, debe entenderse que ya no están obligado a reencarnarse con fines de expiar, compensando, deudas kármicas de existencias pasadas. Es decir, que se han liberado de compromisos que les hacía necesario reencarnar a tales efectos a los fines de compensar, cancelando sus respectivas deudas. Habiendo quedado libres de tales deudas, los Espíritus no se encuentran obligado a hacerlo con tales finalidades kármicas, adquieren una autonomía que trasciende toda obligación con otros seres, Empero, este grado de autonomía y de libertad no implica de que ya jamás deban volver a reencarnar. Esto es preciso descartarlo absolutamente. Existen otras condiciones que obligan a los Espíritus a reencarnarse, como son:
                 I.   El progreso eterno e infinito, en el cual el Espíritu elabora su propio plan de desarrollo, mediante el cual coopera en la realización de la Gran Obra cósmica.
              II.   El plan de estudio existente en cada mundo, al cual, cada Espíritu se encuentra adscrito, en un momento dado, por propia elección, o por el grado evolutivo alcanzado, que le ubica, automáticamente, en un determinado grupo, ejerciendo, siempre, su libre albedrío, o facultad de autonomía.
            III.   Por misión autoimpuesta, de cooperar con humanidades que precisan de un instructor en el nivel alcanzado por determinado Espíritu.
             IV.   Por misión asignada por los Regidores Cósmicos, en un determinado mundo, y libremente aceptada por el Espíritu en particular.
                V.   Cualquier otra condición en que, los Espíritus, por la ley de la solidaridad, se encuentran obligados, moralmente, por la propia conciencia, a cooperar con las humanidades que lo precisan, lo cual, no deja de ser, al mismo tiempo, una oportunidad de crecimiento espiritual, ya que, tales misiones, les facultan para poner en práctica, sus conocimientos, experiencias y visión de desarrollo alcanzado.
             VI.   Esto nos permite ver que, a partir de cierto grado evolutivo, el Espíritu queda en libertad de cooperar por libre elección en la parte de la Gran Obra que mejor se adapte a su experiencia y conocimiento, optimizando su vocación de servicio y aptitudes.
           VII.   Por otra parte, el Espíritu va percibiendo áreas determinadas en las cuales precisa fortalecerse, y desarrollarse, en un mejor nivel, por lo cual, elige existencias físicas, a tales efectos, por propia iniciativa, ya que el afán evolutivo es incesante en la propia conciencia. Tomemos en cuenta de que, en la dimensión espiritual, los Espíritus, bajo la dirección de los respectivos guías, visitan los mundos más avanzados que implican los siguientes grados de desarrollo en su escala evolutiva. De lo que allí observan, eligen libremente, aquellas áreas por las cuales se sienten identificados. Las unas para optimizar sus facultades y aptitudes desarrolladas. Las otras, para desarrollar las que lo precisan.
5. De qué manera se instruyen los Espíritus en la dimensión espiritual? Seguramente no como nosotros.
-“Estudian su pasado y buscan de elevarse. Ven y consideran lo que sucede en los lugares que recorren: escuchan los discursos de los seres humanos  y los consejos de los Espíritus superiores, aprovechando las ideas que precisan”-.
6. Conservan los Espíritus alguna pasión humana?
-“Los Espíritus elevados, en la gradual purificación de su envoltura, abandonan las tendencias al mal y no alimentan más que el deseo del bien; pero, los Espíritus inferiores conservan las pasiones terrenas, de otra manera no serían inferiores”-.
7. Por cuanto al abandonar la tierra, los Espíritus no abandonan todas sus malas pasiones, se conocen las desventajas?
–“Vosotros tenéis en este mundo algunos que son excesivamente envidiosos: creéis, quizá, que abandonando la tierra, ellos pierden este defecto? No siempre los Espíritus conocen las consecuencias de sus pasiones negativas, poco después de la desencarnación; especialmente a quienes han tenido pasiones dominantes, les queda a su alrededor una cierta atmósfera material que le obscurece la inteligencia. Es sólo por intervalos que entrevén la verdad, lo cual les señala el buen camino que precisan seguir”-.
8. El Espíritu progresa en la dimensión espiritual?
–“Ciertamente puede mejorar mucho también en este estado, siempre según su voluntad y deseo; pero, es sólo en la existencia corpórea que él pone en practica las ideas adquiridas en la dimensión espiritual”-.
9. Los Espíritus, en la dimensión espiritual son felices o infelices?
-“Según sus propios meritos: sufren por las pasiones de las cuales conservan trazas, o gozan en la medida en que han progresado. En la dimensión espiritual, el Espíritu entrevé lo que aún le falta para ser más feliz, buscando, entonces, medios para conseguirlo; pero, no siempre le es permitido reencarnar a su agrado, esto debido a sanciones en curso”-.
10. Pueden los Espíritus, mientras se encuentran en la dimensión espiritual ir a todos los mundos?
-“Según los casos. El hecho de haber dejado el cuerpo, no significa que el Espíritu sea perfectamente libre de la materia, por lo cual pertenece, todavía, al mundo en el cual ha vivido, o a otro del mismo grado, salvo que durante su vida él no se haya elevado, a cuyo fin debe siempre apuntar, si quiere perfeccionarse. Él, en algunos casos, puede trasladarse por poco tiempo en algunos mundos superiores; empero, se encuentra como un extranjero, y no hace, por así decirlo, que entreverlos, lo cual le despierta el deseo de mejorarse, para ser digno de la felicidad que allí se goza, para así poderlos habitar más adelante”-.
11. Los Espíritus ya purificados vienen a los mundos inferiores?
-“Vienen con frecuencia, con el fin de ayudarlos a progresar, por cuanto, de otra manera, éstos dependerían sólo de sí mismos y carecerían de guía de la cual ser dirigidos”-.
MUNDOS TRANSITORIOS
12. Existen, como nos fue dicho, mundos que sirven a los Espíritus de la dimensión espiritual de estaciones o lugares de reposo?
–“Sí; los Espíritus se pueden establecer, temporalmente, y hacer un espacio de tiempo en su larga estadía en la dimensión espiritual, para reposar y estudiar; empero, siempre representa un estado de inquietud por progresar”-.
Los Espíritus que se establecen temporalmente, pueden, después, dejarlos en cualquier momento?
-“Sí, para ir a donde le corresponde. Os pueden dar una idea los pájaros de tránsito, que se posan en una isla, donde esperan mientras reponen sus fuerzas para trasladarse al lugar hacia donde transmigran, gozando, de esta manera, de un bienestar más o menos grande”-.
13. Mientras duran estas etapas en mundos transitorios, los Espíritus progresan?
-“Ciertamente. Quienes se reúnen de este modo, lo hacen para instruirse, para hacerse dignos de ser transferidos a lugares mejores y así conseguir la felicidad de los elegidos”-.
14. Los mundos transitorios, por su especial naturaleza, están destinados en forma permanente para albergar Espíritus que se encuentran en la dimensión espiritual?
-“No; aquel estado es temporal”-.
Son, al mismo tiempo habitados como el nuestro, también de seres corpóreos?
-“No, por cuanto su superficie es estéril. Quienes los habitan no precisan de nada”-.
Tal esterilidad es permanente, y depende de su naturaleza especial?
-“No; son estériles por transición”-.
Aquellos mundos deben ser, entonces, desprovistos de bellezas naturales?
-“La naturaleza se traduce en las bellezas de la inmensidad, las cuales no son menos admirables de aquellas que vosotros llamáis bellezas naturales”-.
Por cuanto el estado de aquellos mundos es transitorio, nuestra tierra estará, un día, también en esa condición?
-“Ya lo ha estado”-.
En qué época?
-“Durante su formación”-.
No existe nada sin utilidad en la naturaleza: cada cosa tiene su finalidad; el vacío no existe; cada lugar está habitado, la vida se encuentra en todas partes. De la misma manera ha ocurrido durante la extensa serie de siglos que han transcurrido ante de que apareciese el hombre sobre la tierra; a lo largo de aquellos períodos de transición, llenos de estratos geológicos, aún antes de la primera formación de los primeros seres orgánicos, sobre esta masa informe, en este árido caos, donde los elementos se encontraban confundidos unos con otros, no faltaba la vida: seres que no tenían nuestras necesidades, ni nuestras sensaciones físicas, encontraban, allí, un refugio. Dios ha querido que, también en aquel estado imperfecto, la tierra sirviese para alguna cosa. Quién, por lo tanto, osaría aseverar que, entre los innumerables mundos esparcidos en la inmensidad, uno sólo, uno de los más pequeños, perdido en la cantidad, tenga el privilegio exclusivo  de ser habitado? Cuál sería, entonces, la utilidad de los demás? Sería una suposición absurda, incompatible con la sabiduría que se manifiesta en todas las obras divinas, inadmisible por el hecho que de los planetas nosotros no vemos sino una parte infinitesimal. Nadie negará que en esta idea de mundos todavía no propicios para la vida, y habitados nada menos que por seres adecuados a aquellos ambientes, exista algo de grandiosidad en la cual se encuentra, quizá, la solución a muchas incógnitas.
PERCEPCIONES, SENSACIONES Y SUFRIMIENTOS DE LOS ESPÍRITUS
15. El Espíritu, pasado que haya a la dimensión espiritual, alimenta las sensaciones que tenía en la vida física?
-“Sí, y adquiere otras que no poseía, desde el momento en que el cuerpo representaba una especie de velo, que le opacaba. La inteligencia es siempre un atributo del Espíritu; empero, se manifiesta más libremente sin el obstáculo de la envoltura material”-.
16. Las percepciones de los Espíritus son infinitas? En otras palabras, saben ellos, todo?
-“No. Cuanto más se acercan a la perfección, tanto más saben: los Espíritus superiores saben mucho; los inferiores poco o muy poco”-.
17. Conocen, los Espíritus, el principio de las cosas?
-“Según su elevación y pureza; los inferiores, saben cuanto los seres humanos”-.
18. Los Espíritus miden la duración del tiempo como nosotros?
-“No; y por esto muchas veces no nos comprendéis, cuando os hablamos de fechas o de épocas”-.
Los Espíritus viven fuera del tiempo, tal como lo comprendemos nosotros. La duración casi se anula para ellos, y los siglos, tan largos para nosotros, son a sus miradas fugaces instantes, que se pierden en la eternidad, como las desigualdades para quien se eleva en el espacio.
19. Los Espíritus tienen del presente una idea más precisa y más exacta de aquella que tenemos nosotros?
-“Tal como una persona que nos ve, se forma una idea más exacta de aquel que carece del sentido de la vista. Los Espíritus ven aquello que vosotros no veis y juzgan, por lo tanto, en forma diversa de vosotros. Empero, os lo repetimos, todo depende de su grado de elevación”-.
20. En qué modo conocen los Espíritus el pasado? El conocimiento que poseen es sin límites?
-“El pasado, cuando nos ocupamos de él, se convierte en presente, tal como cuando vosotros os recordáis de una cosa que os ha impresionado en el curso de la vida. Por cuanto nosotros no tenemos más el velo material que opaca nuestra inteligencia, lamentamos que las cosas se olviden entre vosotros. A todo esto, no quiere decir que, entre nosotros, se conozca todo el pasado”-.
21. Los Espíritus conocen el porvenir?
-“También esto depende del grado de su perfección. Frecuentemente lo entreven, pero no siempre le está permitido de revelarlo. También el futuro, cuando tienen conocimiento, le parece, a ellos, presente, y lo ven tanto más claro, cuanto más se acercan a Dios. Después de la desencarnación, el Espíritu contempla, en una visión panorámica, sus pasadas emigraciones; empero, no puede descubrir lo que Dios le prepara. Para que esto ocurra, es preciso que él le esté muy cercano, lo cual sólo es posible después de un gran número de existencias”-.
Los Espíritus, llegados a un elevadísimo grado de perfección, tienen pleno conocimiento del porvenir?
-“No. Sólo Dios es el conocedor supremo y nadie puede igualarle”-.
22. Los Espíritus ven a Dios?
-“Los superiores lo ven, y lo comprenden; los inferiores lo sienten y buscan de intuirlo”-.
Cuando un Espíritu inferior dice que Dios le prohíbe o le permite una cosa, cómo sabe que proviene de Él?
-“El no ve a Dios; pero siente su sublimidad, y, cuando no debe ser hecha una cosa, o dicha una palabra, siente como una intuición, una advertencia invisible, que le prohíbe de hacerlo. Vosotros mismos no tenéis presentimientos, que son como avisos secretos de hacer, o no, esta o aquella cosa? Es lo mismo para nosotros, pero en grado superior, por cuanto comprendéis que, siendo la esencia de los Espíritus más sutil que la vuestra, ellos pueden intuir mejor los advertimientos divinos”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Los Espíritus, en la dimensión espiritual, al igual que aquellos que se encuentran en la física, perciben en la conciencia, el efecto coercitivo de los valores universales, o atributos divinos, que les advierten, lo que deben evitar, o lo que deben hacer, en un momento dado. Es la acción pedagógica del Creador Universal por medio de los sentimientos de los valores universales dentro de la conciencia.
La conciencia del ser, encarnado o desencarnado, es una réplica exacta de la del Creador Universal, y en ella se expresa el sentimiento de lo justo o de lo injusto, de lo bello o de lo feo, del bien o del mal, del deber y de la solidaridad, de la vergüenza y del pudor, del amor y de la compasión, entre otros, indicando los límites y la polaridad de los pensamientos, de los sentimientos, de las palabras y de los actos u omisiones de actos. Los valores universales, o atributos divinos, constituyen los sentidos espirituales que guían al ser en todas las fases existenciales, cuando se escucha la voz de la conciencia. Desoída la misma, se activa la acción coactiva, haciendo experimentar la respectiva percepción del error en que se ha incurrido, y la reprimenda inherente, como un efecto de reclamo, o sanción, de la ley cósmica impresa en la propia conciencia.
El aviso viene transmitido directamente de Dios, o por medio de otros Espíritus?
-“No directamente de Dios. Por cuanto para comunicarse con Él es preciso ser dignos; sino por medio de los Espíritus a ellos superiores en perfección e instrucción”-.
23. La vista en los Espíritus, está circunscrita en un órgano como en los seres corpóreos?
-“No; reside en ellos”-.
24. Los Espíritus necesitan la luz para ver?
-“Ven por sí mismos, y no precisan de luz exterior. Para ellos no existe oscuridad salvo aquella en que puedan encontrarse por efecto de expiación”-.
25. Necesitan los Espíritus trasladarse para ver en dos lugares diferentes? Pueden ellos, por ejemplo, ver al mismo tiempo en los dos hemisferios del planeta?
-“Por cuanto el Espíritu se traslada de un lugar a otro con la velocidad del pensamiento, se puede decir que él ve por todas partes al mismo tiempo. Por otra parte, su pensamiento puede irradiarse, al mismo tiempo, en muchos sitios diversos; empero, esta facultad depende de su pureza; cuanto menos él es puro, tanto más esa capacidad se encuentra limitada. Solamente los Espíritus superiores pueden en un solo instante abrazar un conjunto de cosas”-.
La facultad de ver en los Espíritus es una propiedad inherente a su propia naturaleza, por lo cual su sede reside en toda la persona,  como la luz en todas las partes del cuerpo luminoso: es una especie de lucidez universal, que se extiende en todo, abraza en uno el espacio, los tiempos y las cosas, y para ella no existen más oscuridades, ni obstáculos materiales. Y es natural: en el ser humano, por cuanto la vista es el efecto de un órgano tosco de la luz, sin luz se manifiesta la oscuridad; en el Espíritu, en quien la facultad de ver es un atributo suyo propio, sin necesidad de algún agente externo, la vista es independiente de la luz (ve nº 92).
26. El Espíritu ve las cosas en forma diferente de nosotros?
-“Bastante más, por cuanto su vista, no obscurecida por ningún obstáculo, penetra donde a nuestra mirada no le es posible hacerlo”-.
27. El Espíritu escucha los sonidos?
-“Mejor que vosotros, por cuanto existen otros que el oído humano no puede percibir”-.
También la facultad de oír se encuentra en todo su ser, como la de ver?
-“Todas las sensaciones constituyen atributos del Espíritu, y hacen parte de su ser: cuando él se encuentra revestido de un cuerpo material, las percibe por medio de los órganos; empero, en el estado espiritual o de pureza dejan de estar localizados en un determinado órgano”-.
28. Por cuanto las sensaciones son atributos del Espíritu, le es posible, a él, evadirlas?
-“En general, y especialmente para los elevados, los Espíritus no ven y no sienten sino lo que quieren: todavía los imperfectos oyen y ven, frecuentemente, en contra de su voluntad, lo que puede procurarle su propio progreso”-.
29. Le gusta la música a los Espíritus?
-“Entended referiros a vuestra música? Qué puede representar ella en comparación con la espiritual? De aquella armonía de la cual nada en la tierra os puede dar una idea? La una es respecto de la otra, lo que el canto del salvaje respecto a una suave melodía. Todavía, los Espíritus vulgares pueden sentir vuestra música con cierto placer, por cuanto aún no le es dado de comprender una más sublime. La música tiene para los Espíritus infinitas atracciones, según sus desarrolladísimas propiedades sensitivas. Entiendo hablar de la música celeste, que es cuanto la imaginación puede concebir de más bello y de más suave”-.
30. Los Espíritus perciben como nosotros las bellezas de la naturaleza?
-“Las bellezas naturales de los mundos son de tal manera variadas que los Espíritus no las pueden conocer todas; empero, las perciben de acuerdo a su aptitud para apreciarlas y comprenderlas. Para los Espíritus elevados existen bellezas de conjunto, delante de las cuales desaparecen, por así decirlo, las particulares”-.
31. Se encuentran, los Espíritus, sujetos a nuestras necesidades y dolores físicos?
-“Son de su conocimiento por cuanto han experimentado sus efectos; empero, por ser Espíritus, su percepción es diferente”-.
32. Los Espíritus experimentan el cansancio y la necesidad de descansar?
-“Ellos no pueden sentir el cansancio tal como vosotros lo entendéis, y en consecuencia no precisan vuestro descanso corporal, por cuanto no tienen órganos cuyas fuerzas deban restaurar. Si descansan en cierto sentido, por cuanto no se encuentran en actividad continua. Por cuanto no actúan materialmente, su acción es toda intelectiva y su descanso totalmente moral, vale decir que existen momentos en los cuales su pensamiento es apartado de su férvida actividad, y no se para sobre un objeto determinado: es un verdadero descanso, empero no es comparable al del cuerpo. En todo caso, también esta especie de cansancio, que pueden experimentar los Espíritus, se encuentra en razón de su propia inferioridad, ya que, cuanto más son elevados, tanto menos les es necesario el descanso”-.
33. Cuando un Espíritu manifiesta que sufre, qué clase de sufrimiento es el suyo?
-“Son emociones morales, que le torturan mucho más que los dolores físicos”-.
34. Y, entonces, cómo explicar que algunos Espíritus se hayan quejado de sufrir frío y calor?
-“Por remembranza, muchas veces penosa cuanto la realidad de todo lo que habían sufrido en la dimensión física, y frecuentemente, por comparación, con la cual, por falta de un medio mejor de expresión, describen el propio estado. Dado que se acuerdan del cuerpo, experimentan cierta impresión, como cuando alguien se quita una manta, experimentando la sensación de sentirlo, por un cierto tiempo, encima”-.
ENSAYO TEORICO SOBRE LAS SENSACIONES DE LOS ESPÍRITUS
35. El cuerpo, más que el instrumento del dolor, es, si no la causa primera, por lo menos la causa inmediata. El Espíritu tiene la sensación de este dolor: siendo esta sensación el efecto. El recuerdo que ella alimenta, puede ser muy penoso, pero no ejercita acción física. En efectos, ni el frío ni el calor pueden disolver la esencia del Espíritu: la cual no puede helarse ni quemarse. No vemos, nosotros, todos los días, el recuerdo o la aprensión de un mal producir el efecto de una realidad, y causar, también, la desencarnación? Todos saben que las personas que han sufrido alguna amputación pueden sentir dolor en los miembros que no existen más, por lo cual no pueden ser, ciertamente, las sede del dolor, ni el punto de partida: el cerebro ha conservado la impresión, es ahí todo. Ahora, por qué no tendría alguna analogía con esto el fenómeno de los sufrimientos del Espíritu después de la desencarnación? Un estudio más profundo del alma (periespíritu), que tiene parte esenciadísima en todos los fenómenos espiritas; las apariciones vaporosas o tangibles; el estado del Espíritu al momento de la desencarnación, la idea tan frecuente de encontrarse todavía vivo –en la dimensión física-; el horrible cuadro de las desencarnaciones forzadas o autoprovocadas, la de los ajusticiados, de quienes se habían sumergido en los placeres materiales, y muchos otros hechos, han venido a traer la luz sobre este argumento, dando lugar a amplias dilucidaciones que aquí es preciso sintetizar.
El alma, es el ligamen que une el Espíritu con el cuerpo. Su esencia es absorbida del ambiente desde el fluido magnético, y, hasta cierto punto, de la materia inerte. Se podría decir que es la quintaesencia de la materia: ese es el principio de la vida orgánica, como el Espíritu es el de la vida intelectiva y moral, y por lo tanto el agente de las sensaciones externas. En el cuerpo, estas sensaciones se localizan en los órganos, que le sirven de vehículos.
Una vez destruido el cuerpo, las sensaciones se generalizan. Es aquí la razón por la cual los Espíritus dicen de sufrir mas bien en la cabeza que en los píes.  Adviértase de no confundir las sensaciones del alma en libertad con las del cuerpo: tomemos estas últimas como punto de comparación y no como analogía. El Espíritu puede sufrir, también, después de separado del cuerpo. Pero, qué sufrimiento es el suyo? No es corporal, pero tampoco exclusivamente moral como el remordimiento, por cuanto se lamenta, por ejemplo, del frío y del calor. Y él, es su condición de Espíritu, no puede sufrir más ni el invierno ni el verano, por cuanto podría estar entre los hielos o pasar a través de las llamas sin el mínimo dolor: por lo cual, no recibe impresión alguna de las intemperies. En consecuencia, los dolores que siente no son dolores físicos propiamente dichos, sino vagas sensaciones íntimas, de las cuales, el mismo no sabe explicarse la razón; este es el motivo por el cual no son locales, ni producidos por agentes externos: ellos consisten, más que en una realidad, en recuerdos penosos.
Todavía, alguna vez, son algo más que un recuerdo y esto, de acuerdo a lo que nos enseña la experiencia, en el momento de la desencarnación el alma se separa con cierta lentitud del cuerpo y durante algún tiempo el Espíritu no se explica el estado en que se encuentra: no cree de haber desencarnado, por cuanto siente que vive, pero ve su cuerpo abandonado, sabe que es el suyo, y no percibe de estar separado de él; tal estado dura mientras exista un ligamen entre el cuerpo y el alma. Un  Espíritu que había provocado su propia desencarnación nos decía: -“No, yo sigo viviendo!”; agregando luego: “Nada menos, siento los gusanos que me roen”. Por supuesto, los gusanos no roían el alma, y todavía menos el Espíritu: roían el cuerpo. Empero, por cuanto la separación del cuerpo y del alma no era perfecta, resultaba de ello una especie de repercusión moral, que transmitía al Espíritu la sensación de lo que ocurría en el cuerpo. No obstante, es preciso tomar en cuenta que repercusión no es el término correcto, por cuanto podría hacer creer a un efecto muy material; lo utilizamos a falta de otro mejor, para significar como la visión de lo que ocurría en su cuerpo, al cual todavía le unía el alma, producía en él una ilusión, la cual él tomaba como real.
Por lo cual, el sufrir del Espíritu no era por remembranza, por cuanto durante su vida en la dimensión física él no había sido jamás roído por los gusanos, sino que se trataba de la percepción de un hecho que le ocurría en tiempo presente. Veamos, ahora, cuales deducciones se pueden extraer de los hechos observado de manera tan atenta.
Durante la vida, el cuerpo recibe las impresiones externas y las transmite al Espíritu por medio del alma, que probablemente es lo que se denomina fluido nervioso. El cuerpo ya separado del Espíritu no siente nada, por cuanto no tiene más ni alma, que es la que transmite, ni Espíritu, que es quien siente.
El alma, separada totalmente o en parte, del cuerpo, experimenta la sensación; sin embargo, por cuanto tal sensación no le viene transmitida más por medio de un órgano determinado, la percibe de una manera generalizada. Ahora, por cuanto el alma no es más que un agente de transmisión, ya que solamente el Espíritu es quien tiene la conciencia, se deduce que, si pudiese existir un alma separada del Espíritu, éste no percibiría nada más relativo al cuerpo, al igual que, si el Espíritu no tuviese alma, o en el caso de tener una etérea por excelencia, sería inaccesible a toda sensación penosa, tal como ocurre a los Espíritus puros.
Sabemos, de hecho, cuanto más se purifican los Espíritus, tanto más etérea llega a ser la naturaleza del alma, lo cual quiere decir que la influencia de la materia disminuye en la medida en que el Espíritu progresa, por lo que el alma se depura en grado equivalente.
Empero, se objetará: las sensaciones placenteras son transmitidas al Espíritu por medio del alma, como, por ejemplo: las penosas; ahora, si el Espíritu puro es inaccesible a las unas, debe serlo, igualmente, a las otras. Sí, sin duda, el Espíritu puro es insensible a las sensaciones agradables que se derivan de aquella materia que nosotros conocemos. El sonido de nuestros instrumentos, el perfume de nuestras flores no les impresionan en absoluto: sin embargo, él es capaz de percibir íntimas sensaciones de atracción inefable, de las cuales no nos podemos formar idea alguna, por cuanto nosotros, respecto a ellos, como las personas privadas del sentido de la vista desde su nacimiento con respecto a la luz. Sabemos que tales sensaciones existen, pero, en qué modo? Nuestra ciencia no va más allá. Conocemos que tienen sensaciones, oído, vista, y que estas facultades son atributos de todo el ser, y no ya, como en la persona, funciones de un órgano; pero, repetimos, de cuál medio se sirven ellos? Es preciso dilucidar este punto. Los mismos Espíritus no nos pueden dar descripciones, ya que nuestro lenguaje no está hecho para expresar ideas que no tenemos, al igual que el de los pueblos primitivos no tiene términos para explicar nuestras artes, ciencias y doctrinas filosóficas.
Cuando decimos que los Espíritus se encuentran en un estado que hace inaccesible la percepción de las impresiones de nuestra materia, entendemos hablar de los muy elevados, cuya envoltura etérea no tiene nada de símil en nuestra dimensión física. Los otros, en quienes su alma es más densa, sienten nuestros sonidos y olores, pero no más por medio de un determinado órgano de su ser, como cuando se encontraban encarnados. Podría decirse que las vibraciones moleculares son sentidas en todo su ser, llegando, de esta manera a su sensorium commune, que es el mismo Espíritu, si bien en diferente manera, y probablemente, aún, con impresión distinta, lo cual produciría una modificación en las impresiones. Ellos oyen el sonido de nuestra voz, pero nos comprenden sin el discurso de la palabra, por la sola comunicación de contenidos mentales, y lo que le da más valor a lo que afirman, es que esta intuición es tanto más fácil cuanto más se ha destacado el Espíritu de la materia. En cuanto a la vista, ella es independiente de nuestra luz. La facultad de ver es un atributo esencial del Espíritu, para quien no existe oscuridad; aquella es tanto más amplia y aguda cuanto éste es más puro. El Espíritu, por lo tanto, posee en sí la facultad de todas las sensaciones: en la vida corpórea ellas son percibidas de acuerdo a la sensibilidad de los órganos, mientras que en la dimensión espiritual en menor grado según se encuentre depurada la envoltura anímica.
Esta envoltura, tomada del medio ambiente, varía según la naturaleza de los planetas. Al pasar de un mundo a otro, los Espíritus cambian de envoltura, al igual que nosotros la vestimenta, pasando del invierno al verano o de los polos al ecuador.
Los Espíritus, aún los más elevados, cuando vienen a visitarnos, se revisten, por lo tanto, del alma terrestre, y desde aquel momento perciben las sensaciones como los inferiores, pero, con la diferencia de que pueden rendirlas activas o anularlas, a voluntad.
En cuanto al oído en general, los Espíritus pueden dejar de oír, si así lo desean, las palabras de los inferiores, mientras que éstos siempre están obligados de escuchar las de los superiores. Lo mismo sucede con respecto a la vista, con análoga ley se pueden ocultar los unos a los otros, por cuanto cada Espíritu, sea cual fuere su grado evolutivo, siempre, a su libre arbitrio, pueden ocultarse a los inferiores, empero, a éstos les es imposible sustraerse a la mirada de los superiores.
En los primeros momentos posteriores a la desencarnación, la vista del Espíritu siempre es turbia y confusa: pero ella se va esclareciendo a medida en que se efectúa su liberación, llegando a penetrar cuerpos que para nosotros son opacos.
En cuanto a su extensión a través del infinito espacio, en el pasado o en el futuro, ella depende del respectivo grado de elevación y pureza del Espíritu.
Toda esta teoría, dirán muchos, no está hecha para reconfortar: nosotros creíamos que, despojados de la densa envoltura, instrumentos de muchos dolores, no habríamos sufrido más, y ahora, venís a anunciarnos que seguiremos sufriendo, todavía, por cuanto, de una manera u otra, es el dolor que nos atiende.
Con todo, así es; podemos sufrir aún, y mucho, y largamente; pero, podemos, también, no sufrir más desde el momento en que dejamos esta vida corpórea.
Los sufrimientos en la dimensión física, frecuentemente, es verdad, no dependen de nosotros; empero, en gran parte son los efectos de nuestra voluntad. Trasladémonos a la fuente, donde veremos que muy pocos de ellos dejan de ser consecuencias de causas que habríamos podido evitar. Cuántos males y qué número de enfermedades no debe el ser humano a sus propios excesos y a sus pasiones? Si viviese una vida sobria, sin abusar de nada, si fuese simple en sus gustos y moderado en sus deseos, se ahorraría muchas tribulaciones.
Lo mismo ocurre al Espíritu, cuyos sufrimientos son siempre los efectos de la conducta que ha tenido sobre la tierra; ciertamente, él no tiene más reumatismos, pero, experimentará otros dolores que no serán menos penosos. Hemos visto, como sus sufrimientos son producidos por los ligámenes que existen todavía entre él y la materia, es decir, que cuanto más se haya él sustraído a su influencia, tanto menos tendrá sensaciones penosas.
Ahora, depende de él, solamente, emanciparse ya en esta vida. Dotado de libre albedrío, tiene la facultad de elegir entre hacer o dejar de hacer: que dome sus pasiones, cultive el amor y la emulación de las grandes virtudes, la confianza y la dignidad; que sea generoso y purifique el Espíritu con sentimientos elevados; haga siempre y en todo el bien; no de a las cosas de este mundo mayor importancia de la que tienen, y entonces, mientras aún se encuentre en la dimensión física, se habrá purificado, liberándose del yugo de la materia, y cuando deje a la tierra su envoltura, no experimentará más su influencia, mientras que los sufrimientos físicos no les dejarán impresiones algunas, por cuanto habrán afectado únicamente al cuerpo: el Espíritu incólume se encontrará contento de haberse liberado, y su conciencia tranquila le eximirá de toda afectación moral.
Nosotros hemos interrogado a miles de Espíritus, en todos los grados y en todas las condiciones sociales; los hemos estudiado en todos los períodos de su vida espiritual, desde el momento en que han abandonado el cuerpo, siguiéndolos paso a paso en la vida de la dimensión espiritual, para observar los cambios que iban efectuándose en ellos, en sus ideas, en sus sensaciones y sobre este argumento hasta los Espíritus de los seres más vulgares  nos han proporcionado elementos de estudio muy preciosos. Ahora, siempre hemos observado que los sufrimientos del Espíritu se encuentran en relación directa con su vida en la dimensión física, de la cual experimenta las consecuencias, y que la nueva existencia es fuente de inefable felicidad para quienes se han conducido por el buen camino, de donde se deduce que, quien sufre, lo hace porque ha querido, no debiendo culparse más que a sí mismo, tanto en la dimensión espiritual como en ésta.
ELECCIÓN DE LAS PRUEBAS:
36. En la dimensión espiritual, antes de iniciar un nuevo ciclo de vida corpórea, tiene el Espíritu conciencia y conocimiento previo de los sucesos que habrán de acontecer en el curso de la nueva vida?
-”No es él mismo que, haciendo uso de su libre albedrío, elige el tipo de pruebas a las cuales quiere someterse?”
Entonces, no es Dios que le impone las tribulaciones de la vida como castigo?
-“No ocurre nada sin el permiso de Dios, por cuanto Él solo ha establecido todas las leyes que rigen el universo. Pretenderíais, quizá, conocer por qué ha implantado una ley en vez de otra? Concediendo al Espíritu la libertad de elección, le deja toda la imputabilidad de sus acciones y de sus respectivas consecuencias; a su porvenir nada se le impone: la vía del bien le permanece abierta al igual que la del mal. Empero, si el Espíritu sucumbe a la prueba, le queda una consolación: todo no ha terminado para él, y Dios, en su bondad, le permite de rehacer bien lo que ha efectuado en forma deficiente. Del resto, es preciso distinguir lo que es obra de la voluntad de Dios, y lo que es obra de la voluntad del ser humano. si un peligro os amenaza, no sois vosotros que lo habéis creado, sino Dios. Vosotros lo afrontáis voluntariamente, por cuanto habéis visto en él un medio para avanzar, y eso porque Dios os lo ha permitido”-.
37. Si el Espíritu tiene la facultad de elegir el género de prueba que debe asumir, se deduce, por eso, que todas las tribulaciones de su vida han sido previstas y seleccionadas por él?
-”Tener la facultad de elegir el género de prueba no quiere decir que podremos prever todo cuanto nos sucederá hasta en los mínimos particulares, por cuanto éstos son la consecuencia de nuestra propia condición, y, frecuentemente, de nuestros propios actos. Si el Espíritu, pongamos por caso, ha querido nacer entre gente con tendencias poco favorables, él conocía de antemano a lo que se exponía, pero no cada una de las acciones que él habría cumplido, las cuales serían los efectos de su voluntad y libre albedrío. El Espíritu sabe que, eligiendo una determinada vía tendrá que asumir la respectiva índole de la acción: sabe, por lo tanto, la naturaleza de las vicisitudes que encontrará, pero no bajo qué aspectos se le presentarán. Los acontecimientos particulares nacen de las circunstancias y de la fuerza de las cosas. Solamente los grandes avenimientos, aquellos que tienen mucho peso sobre el destino, son previstos por el Espíritu. Si tomáis un sendero lleno de peligros, sabéis que tenéis que tomar grandes precauciones, por el riesgo que corréis de caer; empero, el lugar en que podría caerse se desconoce, y darse el caso de que, por la cautela asumida, de superar exitosamente la prueba. Si ocurre algún hecho en particular, no creáis, al igual que el vulgo, que eso estaba escrito que sucedería”-.
38. Por qué un Espíritu querría nacer entre gente de tendencias menos favorables?
–“Es preciso que vaya a un ambiente en el cual pueda experimentar la prueba que ha solicitado. Por lo cual, se precisa, entonces, una cierta analogía: para actuar, por ejemplo, en contra del instinto del mal, es necesario que él se encuentre entre gente que se desenvuelve en tal ambiente”-.
Es decir, si no hubiese gente de condición negativa sobre la tierra, ciertos Espíritus no podrían encontrar el ambiente necesario para experimentar sus pruebas?
-“Así es. Existe alguna razón para lamentarse por ello? Solamente los mundos superiores, donde viven únicamente Espíritus buenos, son inaccesibles al mal. Haced que lo mismo ocurra pronto en vuestra tierra”-.
39. En las pruebas que debe asumir con el fin de perfeccionarse, debe el Espíritu experimentar todo tipo de tentaciones, o, en otras palabras, debe pasar por todas las circunstancias que puedan excitar en él el orgullo, la envidia, la avaricia, la sensualidad, y otras pasiones similares?
-“No necesariamente, por cuanto sabéis que existen muchos que toman, desde el inicio, una vía que los exime de muchas pruebas, y que, solamente quienes se dejan arrastrar por la vía opuesta al bien corren todos los peligros que ésta presenta. Un Espíritu, por ejemplo, puede pedir y obtener la riqueza: entonces él, según su carácter, podrá convertirse en avaro o pródigo, en egoísta o generoso, o podría abrazar todas las variantes de los placeres de la sensualidad; pero esto no quiere decir que él debe pasar, necesariamente, por el filo de estas pasiones”-.
40. Cómo es posible que el Espíritu, que en su origen es simple, ignorante e inexperto, puede elegir, con conocimiento de causa, un determinado perfil de existencia, y tener que responder de la elección?
-“Dios suple su inexperiencia, trazándole la vía que debe seguir, como hacéis vosotros con un niño desde la cuna, empero, a medida que desarrolla el libre albedrío, poco a poco lo deja en libertad de elegir. Entonces ocurre, frecuentemente, que él se desvíe, tomando la falsa vía, si deja de escuchar los consejos de los buenos Espíritus: esta es la verdad sobre la caída del ser humano”-.
Habiendo alcanzado el Espíritu el ejercicio de su libre albedrío, la elección de su nueva existencia corpórea depende siempre, y exclusivamente, de su propia voluntad o la nueva existencia puede serle impuesta por Dios como expiación?
-“Dios sabe esperar y no apresura la expiación. Todavía puede imponer una existencia a un Espíritu, cuando éste, por inferioridad o mal querer, no comprende lo que es mejor para él,  y cuando ve que la nueva existencia le puede servir para su purificación y progreso, cumpliendo, al mismo tiempo, funciones de expiación”-.
41. Los Espíritus hacen su elección inmediatamente después de su desencarnación?
-“No, por cuanto muchos creen a la eternidad de las penas, lo cual, como ya fue dicho, constituye un castigo”-.
42. Quién dirige al Espíritu en la elección de las pruebas que quiere asumir?
-“El mismo elige aquellas que pueden ser una expiación, según la naturaleza de sus fallos, que puedan hacerle progresar más rápidamente. Por esto, algunos se imponen una vida humilde y de privaciones con el propósito de soportarla con coraje; otros desean desafiar las tentaciones de la fortuna y del poder, muy peligrosas por el abuso que se puede hacer y por las la índole negativa de las pasiones que suscitan; otros, en fin, tienden a templarse con las acciones que la persona virtuosa debe sostener, estando en contacto con el vicio”-.
43. Comprendemos que algunos Espíritus elijan el contacto con el vicio como prueba; empero, no hay de aquellos que lo eligen movidos por la simpatía y por el deseo de vivir en un ambiente conforme a sus gustos, con el fin de abrazar las satisfacciones materiales?
Realmente es así, y hay muchos cuyo sentido moral es todavía muy poco desarrollado; empero, la prueba, después, llega por sí misma, y dura por un tiempo largo. Tarde o temprano, comprenden, sin embargo, que la satisfacción de las pasiones brutales conlleva consecuencias deplorables; emanciparse de sus efectos en un determinado lapso le parecerá una eternidad. Dios podrá dejarle en tal estado hasta tanto comprendan la propia falla, y por sí mismos soliciten expiarla con pruebas provechosas”-.
44. No sería natural elegir las pruebas menos penosas?
-“Para vosotros sí; para el Espíritu no. Cuando se encuentra libre de la materia, cesa la ilusión, y él piensa de manera  diferente”-.
El ser humano sobre la tierra, dominado por las ideas mundanas, ve en estas pruebas el lado penoso, por lo cual le parece natural que se elijan aquellas que puedan permitir los goces materiales; empero, después, en la vida de la dimensión espiritual, compara estas fugaces y rudimentarias sensaciones con la felicidad inalterable que entrevé, entonces, qué le importan unos pocos sufrimientos temporales? Por lo cual, el Espíritu puede elegir la más dura prueba, la existencia más penosa, con la esperanza de alcanzar, en breve, a un estado mejor, tal como la persona que, para curarse más pronto, elige la medicina más amarga. Quien desea unir su nombre al descubrimiento de un país ignoto no elige una vía florida: conoce los riesgos que corre, empero, está consciente, también, de la gloria que le espera, si lo logra.
La teoría de la libertad en la elección de nuestras existencias y las respectivas pruebas que deberán ser experimentadas, deja de parecer singular cuando se considere que los Espíritus, liberados de la materia, aprecian las cosas en forma diversa de cómo lo hacemos nosotros. Ellos ven la meta infinitamente más preciosa que los placeres caducos de aquí abajo, y, por cuanto después de cada existencia observan el progreso que han hecho, comprenden cuanto aún le falta, en pureza, para alcanzarla. Esta es la razón por la cual se someten, voluntariamente, a todas las vicisitudes de la vida corpórea, y prefieren aquellas que puedan conducirle, más rápidamente, adelante. Sería un error asombrarse de ver un Espíritu que elige las pruebas menos fáciles. Hasta que él permanezca en la imperfección, no puede gozar la vida inmune de sinsabores; empero, sabe que ésta lo atiende más allá del error, y para alcanzarla busca mejorarse.
Por otra parte, no tenemos, nosotros, todos los días debajo de los ojos ejemplos de elecciones semejantes? El ser humano que trabaja sin tregua y descanso los dos tercios de la vida para acumular los medios que le aporten el bienestar en su edad madura, no se impone, quizá, un riguroso trabajo actual con el objetivo de un porvenir mejor? El soldado se ofrece, espontáneamente, para ejecutar un encargo riesgoso, el viajante que afronta riesgos de no menor calibre a beneficio de la ciencia o de la propia fortuna, no eligen, voluntariamente, aquellas arduas pruebas, que, una vez superadas, les aportarán honores y ventajas? A qué deja de someterse, el ser humano, por el interés o por la gloria? Todos los concursos, no son, también ellos, pruebas, a la cual se somete, por propia voluntad, para elevarse en su carrera? Nadie alcanza un elevado grado social, bien sea en la ciencia, en las artes, en las industrias y en los públicos o privados despachos, sino pasando por la larga escala de los grados precedentes, que constituyen, todos,  verdaderas pruebas. De esta manera, la vida humana, es la reproducción de la vida de la dimensión espiritual, por cuanto encontramos en ella, en pequeño, las mismas peripecias. Si, por lo tanto, en la tierra, nosotros elegimos, frecuentemente, las más duras pruebas con el objetivo de ascender más alto, por qué, el Espíritu, que observa mucho más lejos, y para quien la vida del cuerpo no es más que un rápido incidente, dejaría de elegir una existencia de exigente trabajo y laboriosa, cuando ella debe conducirlo a una eterna felicidad? Quienes expresan que, si el Espíritu tiene la facultad de elegir su existencia, pedirán ser príncipes o millonarios, demuestran escasa visión, como aquellos niños glotones que, interrogados sobre cual profesión desean ejercitarse, responden: la de pastelero o confitero.
Tal el viajante, que, en el fondo de un valle oscuro por la neblina, no ve ni lo largo ni los puntos extremos de su vía; pero, llegado junto a la veta de la montaña, abraza con la mirada el camino recorrido y el que le queda por delante, y al mismo tiempo, descubriendo la meta y los obstáculos que se le atraviesan en la vía, puede con mayor seguridad encontrar los medios adecuados para alcanzar más rápido y fácilmente la misma.
El Espíritu encarnado es como el viajante que se encuentra, todavía, abajo en el valle; libre de los ligámenes terrestres es como el viajante sobre la cima de la montaña. La meta es, para el viajante, el descanso después de la actividad; para el Espíritu la suprema felicidad después de las tribulaciones y las pruebas.
Todos los Espíritus dicen que en el estado espiritual indagan, estudian y observan para hacer la propia elección; y nosotros, en la vida corpórea, no buscamos por largos años la carrera sobre la cual fijar, libremente, nuestra elección, para conseguir el fin que nos hemos propuesto? Si después no lo logramos en una, buscamos otra; y cada carrera que abrazamos es una fase, un período de la vida. No pensamos, nosotros, cada día, a lo que haremos el día de mañana? Ahora, las diversas existencias corpóreas constituyen para el Espíritu las fases, los períodos de su vida en la dimensión espiritual, que, como sabemos, es su vida normal, no siendo la del cuerpo que transitoria y pasajera.
45. Podría el Espíritu hacer una elección durante la vida corpórea?
-“Algunas veces sí, en los momentos en los cuales se emancipa de  la materia que le envuelve; pero éstas son excepciones. La elección se hace en el estado de libertad, por cuanto, entonces, ve las cosas bajo un aspecto muy diverso”.
Los más desean las grandezas y las riquezas; pero parecería que no fuese ni como expiación ni como prueba.
-“Aquellos en quienes prevalece la materia las desean para gozarlas; en quienes prevalece el Espíritu, para aguerrirse en sus vicisitudes”-.
46. Hasta que el Espíritu no alcanza el máximo grado de pureza, debe experimentar, continuamente, determinadas pruebas?
-“Sí, pero no las que entendéis vosotros, que llamáis pruebas a las tribulaciones materiales. De estas, el Espíritu, llegado a un cierto grado, sin ser perfecto, no les quedan más que experimentar; en cambio, les incumben, siempre, ciertos deberes que les ayudan a perfeccionarse sin resultarles, en lo mínimo, penosos, y, entre estos deberes se encuentran, también, el de contribuir al perfeccionamiento de los demás”-.
47. Puede, el Espíritu, engañarse en la elección de la prueba?
-“Puede elegir una que sea superior a sus fuerzas y, entonces, sucumbe; y puede, también, elegir una que no le sea de ningún provecho; tal sería, por ejemplo, la elección de una vida ociosa e inútil. Empero, reentrado que haya en la dimensión espiritual, se da cuenta, y solicita de compensar el tiempo  perdido”-.
48. De qué derivan las vocaciones, y la voluntad de seguir una carrera en vez de otra?
-“A esta pregunta podéis contestar vosotros mismos. No son estas cosas, quizá, la consecuencia de cuanto hemos dicho sobre la elección de las pruebas y sobre el progreso hecho en las existencias anteriores?”
49. Desde el momento que en la dimensión espiritual el Espíritu estudia las diversas condiciones en las cuales puede progresar, -cómo es que existen quienes piensan conseguir aquel objetivo naciendo, por ejemplo, entre los antropófagos?
-“No son los Espíritus ya progresados quienes nacen entre los antropófagos, sino los de la misma naturaleza de éstos, o, todavía, más bajos”-.
Sabemos que nuestros antropófagos no se encuentran en el último grado de la escala de los seres, por cuanto existen mundos en los cuales la brutalidad y la ferocidad superan largamente la barbarie de la tierra. Aquellos Espíritus son, por lo tanto, todavía inferiores a los ínfimos de nuestro mundo y el encarnarse entre nuestros salvajes es para ellos un progreso, como lo sería para los caníbales el ejercitar entre nosotros una profesión que les obligara a derramar la sangre. Si no miran más alto, esto ocurre por su inferioridad moral que no le permite de comprender un progreso mayor. El Espíritu, por cuanto progresa gradualmente, no puede superar de un salto la distancia que le separa de la barbarie a la civilización. Es ésta una de las razones que rinden la reencarnación necesaria y del todo conforme con la justicia de Dios: de otra manera, qué sería de aquellos millones de seres que desencarnan, cada día, en los grados más bajos de la humanidad si después un tuviesen los medios de alcanzar, cuando sea el momento, a los grados superiores? Dios los habría inicuamente privados de los favores concedidos a otros seres.
50. Una persona que hubiese hecho parte de un pueblo civilizado, podría, por expiación, reencarnarse en medio de un grupo étnico salvaje?
51. –“Sí, pero según el género de expiación. Un jefe que, en una existencia previa, hubiese sido cruel con sus dependientes, podría en otra ser dependiente a su vez y sufrir los tratos que hizo experimentar a otros, al igual que aquel que haya mandado mal, podría ser obligado a obedecer a quienes en una vida precedente les eran subordinados. Son expiaciones que Dios puede imponer al que abusa de su poder. Ocurre, por otra parte, que un Espíritu bueno elija una existencia entre aquellos bárbaros para moverlos y guiarlos en la vía del progreso: entonces constituye una misión”-.
JERQRQUÍA EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
52. Existe, entre los Espíritus, una jerarquía de poderes? Hay, entre ellos, subordinación y autoridad?
–“Sí, y grande: los Espíritus tienen los unos sobre los otros una autoridad correspondiente a su elevación, la cual ejercen con una fuerza moral irresistible”-.
Los Espíritus inferiores pueden sustraerse a la autoridad de quienes son más elevados?
-“Absolutamente no, como he dicho, por cuanto ella es irresistible”-.
53. El poder y la consideración que un ser ha gozado en la tierra, les dan una primacía en la dimensión espiritual?
-“No, por cuanto los humildes serán exaltados y los poderosos humillados”-.
En qué modo debemos entender esta exaltación y esta humillación?
-“No sabéis que los Espíritus son de ordenes diversos  según su propio mérito? Pues bien, el ser humano más grande de la tierra podría ser, en la dimensión espiritual, entre los ínfimos Espíritus, mientras su servidor podría encontrarse entre los primeros. Recordad que Jesús ha dicho: -“Quien se humilla será exaltado y quien se exalta será humillado”. Leed los salmos.
54. Quién habiendo sido grande en la tierra, y se encuentra en bajo nivel entre los Espíritus, experimenta humillación?
-“Frecuentemente muy grande, especialmente si fue orgulloso y envidioso”-.
55. El soldado que, caído en batalla conjuntamente con su general, y lo encuentra, después, en la dimensión espiritual, le reconoce, todavía, como su superior?-.
-“Vuestros títulos no tendrán más ningún valor; todo depende de la superioridad del mérito”-.
56. Los Espíritus de los diversos órdenes se encuentran juntos?
-“Si y no, es decir, se ven pero se distinguen los unos de los otros. Se atraen y se rechazan recíprocamente, según las semejanzas o la disparidad de sus sentimientos, tal como sucede entre vosotros, por cuanto vuestro mundo no es más que un débil reflejo del mundo espiritual. Aquellos del mismo grado se reúnen por afinidad, formando grupos o familias de Espíritus ligados por la simpatía y por el objetivo común que se proponen alcanzar: los buenos desean hacer el bien, los de polaridad opuesta, lo contrario: en todos vergüenza por sus fallos y la necesidad de encontrarse en medio a seres similares a ellos”-.
De esta manera es entre nosotros una gran ciudad, donde los seres humanos de todos los grados y de todas las condiciones se ven y se encuentran  sin confundirse; donde, las sociedades se forman por la analogía de los gustos; allí, el vicio y la virtud siguen, sin tener nada en común, su propia vía.
57. Los Espíritus tienen todos, indiferentemente, acceso los unos cerca de los otros?
-“Los buenos van por todas partes, y es preciso que sea de esta manera, hasta tanto puedan ejercitar la propia autoridad sobre los malos; pero lugares habitados por los buenos se encuentran prohibidos a los Espíritus bajos, para que no puedan llevar turbaciones relativas a las bajas pasiones”-.
58. Cuál es la naturaleza de las relaciones entre los buenos y los malos Espíritus?
-“Los primeros buscan de combatir las malas tendencias de los segundos, con el objetivo de ayudarlos a ascender: es una misión”-.
59. Por qué los Espíritus inferiores gozan induciendo al mal?
-“Por envidia de no encontrarse entre los buenos y por el deseo de impedir a los Espíritus aún inexpertos que alcancen el sumo bien: quieren hacer probar a los demás aquello que ellos mismos experimentan. No ocurre igualmente entre vosotros?
60. En cuál modo se comunican los Espíritus entre ellos?
–“Se ven y se comprenden; por el simple reflejo del Espíritu, por cuanto la palabra es cosa material. El fluido cósmico establece entre ellos una constante comunicación; constituye el vehículo de la transmisión del pensamiento, al igual que entre vosotros el aire es el vehículo de la del sonido, una especie de telégrafo universal, que une todos los mundos, y permite a los Espíritus de corresponder de un globo a otro”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:  El Espíritu tiene la facultad de viajar a la velocidad del pensamiento y se desplaza de un lugar a otro en el cual se encuentra la persona con quien se comunica; al entrar en contacto sus campos magnéticos se efectúan, automáticamente, lecturas de contenidos mentales, por el pensamiento. Constituye una capacidad de percepción del pensamiento al igual que la de los demás sentidos. Realmente, no hay transmisión, sino comunicación y percepción del pensamiento o del sentimiento con contacto espiritual entre las partes, por cuanto el uno se desplaza al lugar en que se encuentra el otro o viceversa, en forma instantánea. Es decir, se adquiere conciencia del contenido mental de la otra parte por contacto espiritual entre ambos.
61. Los Espíritus pueden disimularse recíprocamente sus pensamientos o escondérselos respectivamente?
–“No: a ellos todo les es manifiesto, especialmente cuando son perfectos. Aún lejos el uno del otro se ven, y se comprenden siempre. Empero, esto no constituye una regla absoluta, por cuanto algunos Espíritus, juzgándolo necesario, pueden muy bien hacerse invisibles para otros”-.
62. En cuál modo, ya que se encuentran libres de cuerpo físicos, pueden los Espíritus conservar su individualidad y distinguirse los unos de los otros?
–“Por medio del alma, –peri-espíritu-, que los hace ser diferentes, como el cuerpo entre los seres humanos”-.
63. Los Espíritus se reconocen por haber cohabitados en la tierra? El amigo reconoce al amigo? El hijo reconoce a su padre?
-“Sí, perfectamente, y de esta manera de generación en generación”-.
Cómo hacen los seres humanos que se han conocido en la tierra para reconocerse en el mundo de los Espíritus?
-“Nosotros vemos el pasado leyéndolo como en un libro; descubriendo en tal manera lo de nuestros amigos o enemigos, vemos, también, su pasaje de la vida a la desencarnación”-.
64. Tan pronto como se haya efectuado la desencarnación, el Espíritu ve inmediatamente a sus familiares o amigos que les han precedido en la dimensión espiritual?
-“Enseguida, raramente, por cuanto, con frecuencia, como ya se ha dicho, precisa algún tiempo para reconocerse, y sacudirse del velo de la materia”-.
65. Cómo es acogido el Espíritu por los seres buenos a su regreso a la dimensión espiritual?
-“La del ser justo, como un hermano amadísimo por largo tiempo esperado; la del perverso, como un ser digno, solamente, de compasión”-.
66. Cuál sentimiento prueban los Espíritus inferiores al llegar a ellos otro de su mismo nivel?
-“La satisfacción de ver un semejante privado como ellos de la felicidad, sentimiento que también experimentan en la dimensión física al observar el estado de los seres de similar nivel”-.
67. Los parientes y amigos acuden al encuentro, cuando se deja la dimensión física?
-“Sí: reciben al Espíritu hacia quien experimentan afecto; se emocionan con él como al regreso de un viaje, si ha sabido evitar los riesgos, y le ayudan a desvincularse de los ligámenes del cuerpo. Esta afectuosa acogida es un premio para los buenos; mientras el culpable, en castigo, queda en el aislamiento, o no es circundado más que por Espíritus de similar condición”-.
68. Los parientes y los amigos se vuelven a reencontrar después de la desencarnación?
-“Esto depende de su elevación, y de la vía que siguen para progresar. Si uno de ellos se encuentra ya más adelantado, o camina más rápido que el otro, no quedarán juntos: podrán verse alguna vez, pero no permanecerán unidos para siempre, sino cuando procedan con ritmo paralelo, es decir, al alcanzar igual grado de perfección. Por otra parte, el hecho de no poder ver los parientes y amigos, frecuentemente, constituye un castigo”-.
RELACIONES SIMPÁTICAS Y ANTIPÁTICAS ETRE LOS ESPÍRITUS:
ESPÍRITUS GEMELOS:
69. Además de la simpatía general que nace de la semejanza, tienen los Espíritus afectos particulares?
-“Sí, como entre los seres humanos; empero, el afecto que une a los Espíritus desencarnados es más fuerte, por cuanto ya no se encuentra sujeto  a las vicisitudes de las pasiones”-.
70. Existe, entre los Espíritus, también, el odio?
-“Sí, entre los inferiores, quienes suscitan entre vosotros las inamistades y la divergencia”-.
71. Dos seres que hayan sido enemigos sobre la tierra, conservan su enemistad también en la dimensión espiritual?
-“Solamente los Espíritus imperfectos alimentan la animosidad hasta tanto que, con el mejorarse, llegan a comprender que su odio era insensato, y pueril la respectiva causa. Si les dividió un mero interés material, por muy poco que hayan progresado, dejarán de pensar en ello. En tal caso, desapareciendo la causa que les separaba, la antipatía que existía entre ellos desaparecerá y vuelven a verse  con alegría”-.
De la misma manera, dos chavales, hechos adultos, reconocen la frivolidad de las cuestiones habidas en la infancia y cesan de tenerse aversión.
72. El recuerdo de las faltas que dos hombres hayan podido hacerse recíprocamente, es un obstáculo para su amistad en la dimensión espiritual?
-“Sí, eso le lleva a alejarse el uno del otro”-.
73. Qué sentimiento experimentan después de la desencarnación quienes han sido perjudicados por nosotros en la dimensión física?
-“Si son buenos, perdonan de acuerdo con vuestro arrepentimiento; si son pocos evolucionados, alimentan rencor, y alguna vez pueden perseguiros, como una consecuencia permitida por Dios, también en otra existencia”-.
74. Los afectos personales de los Espíritus son mutables?
-“No, porque ellos no se pueden engañar; en la dimensión espiritual no existe más la mascara debajo de la cual se pueda esconder la hipocresía. Por lo cual, los afectos de los Espíritus son inalterables y fuente, para ellos, de suprema felicidad”-.
75. El afecto que dos seres se tienen en la dimensión física, continuará en la espiritual?
-“Sin duda, si está fundado sobre la base de una verdadera simpatía; pero, si proviene de una causa material, terminará con ésta. Las afecciones entre los Espíritus son más fuertes y más permanentes que sobre la tierra, porque ya no están sujetas al capricho de los intereses materiales y del amor propio”-.
76. Los Espíritus, que deben unirse por amor, están predestinados a hacerlo desde el origen, y el Espíritu de cada quien tiene en alguna parte del universo su pareja gemela, a quien estará un día fatalmente ligado?
–“No, no existe una unión predestinada y fatal entre dos Espíritus. Ella reina entre los Espíritus en grados diversos, según el lugar que ocupan, es decir, de acuerdo al grado de su propia perfección. Cuanto más son perfectos, tanto más íntima es su unión. Todos los males de la humanidad nacen de la discordia, mientras que de la concordia nace la completa felicidad”-.
77. Entonces, son impropias las voces almas gemelas, de las cuales algunos se sirven para denotar dos Espíritus simpáticos?
-“Impropias e inexactas; si un Espíritu fuese la mitad de otro, separado de éste, sería incompleto”-.
78. Dos Espíritus simpáticos, una vez unidos, permanecen unidos por toda la eternidad, o pueden separarse y unirse con otros Espíritus?
-“Todos los Espíritus se encuentran unidos entre ellos: hablo de aquellos que alcanzaron la perfección; en las esferas inferiores, después, cuando un Espíritu se eleva no siente más la misma simpatía por aquellos que ha dejado atrás”-.
79. Dos Espíritus simpáticos se completan recíprocamente, o, en cambio, su simpatía es la consecuencia de una identidad perfecta?
-“La simpatía que mantiene unidos dos Espíritus es el resultado de su perfecta afinidad de tendencias e instintos; si uno de los dos debiese completar al otro perdería su propia personalidad”-.
80. La identidad necesaria para la perfecta simpatía consiste sólo en la similitud de los pensamientos y de los sentimientos, o, también, en la uniformidad de las condiciones intelectuales?
-“En el idéntico grado de elevación”-.
81. Los Espíritus que hoy no sienten recíprocamente simpatía, podrán sentirla más adelante?
-“Sí, todos la sentirán, cuando el Espíritu de un mundo inferior alcanza, perfeccionándose, el mundo en el cual otro reside. Y su encuentro ocurrirá tanto más rápido cuanto más el Espíritu elevado habrá mal soportado las pruebas a las cuales se había sometido, quedando estacionado”-.
La simpatía que ya existe entre dos Espíritus, puede cesar?
-“Sin duda, tan pronto uno de los dos se quede rezagado”-.
La teoría de las almas gemelas es una figura que alude a la unión de dos Espíritus simpáticos. Es una expresión del lenguaje vulgar, la cual es preciso dejar de tomar a la letra. Si algún Espíritu se ha servido de ella, no pertenecía, ciertamente, a un orden elevado; de ideas limitadas, ha expuesto su pensamiento con términos que les eran habituales en la vida corpórea. Conviene, por lo tanto, repudiar la idea de dos Espíritus creados el uno para el otro, los cuales, después de haberse dividido por un tiempo más o menos largo, deban un día reunirse fatalmente por toda la eternidad.
MEMORIA DE LA EXISTENCIA CORPÓREA
82. Recuerda el Espíritu elevado sus existencias corpóreas?
-“Sí, y os aseguro que, frecuentemente, sonríe de compasión hacia sí mismo”-.
Al igual que el ser humano, alcanzada que haya la edad de la razón, se ríe de las imprudencias de su juventud, o de las puerilidades de su infancia.
83. La memoria de la existencia corpórea se presenta al Espíritu perfecta y enseguida después de la desencarnación?
-“No: le regresa poco a poco, como algo que sale de la neblina, a medida que él centra la atención”-.
84. Recuerda el Espíritu todos los particulares de su vida y puede tener una visión de conjunto con una mirada?
-“Recuerda las cosas en razón de la consecuencia que hayan tenido en su estado de Espíritu; pero comprenderéis que existen en su vida circunstancias a las cuales no dará ninguna importancia y de las que no buscará, siquiera, de recordar”-.
Pero, si quisiera, podría?
-“Cuando sea útil, sí, inclusive los detalles más mínimos tanto de los hechos como de los propios pensamientos”-.
Entrevé él el fin de la vida terrestre con respecto a la vida futura?
-“Ciertamente, lo ve, y lo comprende mucho mejor que cuando se encontraba ligado al cuerpo; entiende la necesidad de depurarse para alcanzar el infinito, reconociendo que en cada existencia se despoja de alguna impuridad”-.
85. En qué modo se asoma a la mente del Espíritu la memoria de sus vidas pasadas? Por un esfuerzo de memoria o como un cuadro que se le presenta ante su visión?
-“Ni en la una ni en la otra manera: todos los avenimientos, de los cuales le resulta importante recordarse, se les presentan como actuales; los otros permanecen como ocultados o enteramente olvidados. Cuanto más él se ha destacado de la materia, tanta menor importancia le concede a las cosas materiales. Frecuentemente, le sucederá de evocar un Espíritu, en la dimensión espiritual, que, a pesar del poco tiempo ha dejado la tierra, no recuerda el nombre de las personas que más amaba, ni muchas otras circunstancias que a vosotros os parecen importante: lo cual quiere decir que, por cuanto para él no tienen peso, las olvida. Lo que rememora muy bien, en cambio, son los hechos que les ayudan a mejorar”-.
86. Se recuerda, el Espíritu, también, de todas las existencias que precedieron la última?
-“Todo su pasado se desenvuelve delante como las estaciones recorridas por un viajero; pero, repetimos, él no recuerda sus actos sino en razón de su influencia sobre su estado actual. En cuanto a sus primeras existencias, a las que se pueden comparar como a la infancia del Espíritu, esas se diluyen poco a poco, y desaparecen en la noche de los tiempos”-.
87. Cómo considera el Espíritu el cuerpo del que se ha despojado en la tierra?
-“Como un viejo vestido que le incomodaba y del cual está contento de haberse liberado”-.
Qué siente el Espíritu a la vista de su cuerpo en el proceso que sigue a la desencarnación?
-“Casi siempre indiferencia, como de algo que ya no posee más”-.
88. Después de algún tiempo, reconoce el Espíritu sus restos corpóreos u otros objetos que les pertenecían en esta vida?
–“Alguna vez; esto depende de la mayor o menor elevación con la cual considera las cosas terrenas”-.
89. El respeto que se tiene aquí abajo por sus despojos físicos atrae la atención del Espíritu y lo agradece?
-“El Espíritu está siempre contento de vuestro buen recuerdo y las cosas que de él conserváis constituyen una prueba de ello; empero, lo que le atrae a vosotros es vuestro pensamiento, no  aquellos objetos”-.
90. Recuerdan los Espíritus las experiencias experimentadas durante su existencia corpórea?
-“Frecuentemente sí, y aquella rememoración rinde mayor la felicidad que puedan gozar como Espíritus”-.
91. El ser humano que ha sido feliz aquí, lamenta sus disfrutes una vez dejada la tierra?
-“Solamente los Espíritus inferiores pueden lamentar el disfrute proveniente de la impuridad de su naturaleza, las cuales expían mediante pruebas, Los Espíritus elevados prefieren mil veces la felicidad perdurable a la satisfacción efímera de la tierra”-.
De la misma manera, el ser humano adulto se ríe de las cosas que les alegraban en su infancia.
92. Aquel que ha empezado trabajos de gran calibre por el bien de la humanidad y los ve interrumpidos por la desencarnación, se lamenta en la dimensión espiritual por haberlos dejado incumplidos?
-“No, porque ve que otros están destinados a continuar su obra. Más bien, él mismo se esfuerza de alentar otros Espíritus humanos a la continuación de estos trabajos. Su objetivo sobre la tierra era el bien de la humanidad, el cual conserva en la dimensión espiritual”-.
93. Quien ha dejado detrás de sí trabajos de arte o de literatura, conserva por sus obras el amor que por ellas tenía en la dimensión física?
-“Según su elevación, las juzga de una manera diversa, y, frecuentemente, en la dimensión espiritual desaprueba lo que en la física admiraba”-.
94. Le importan al Espíritu los trabajos que se hacen en la tierra, el progreso de las artes y de la ciencia?
-“Depende de su elevación, o de la misión que él ha de desempeñar. Lo que a vosotros os parece magnífico, frecuentemente es poco cosa para los Espíritus avanzados, que lo valoran como el docto lo hace con la obra de un escolar. Ellos no miran sino a lo que pueda dar prueba de la elevación de los Espíritus encarnados y de su progreso”-.
95. Los Espíritus conservan en la dimensión espiritual el amor de patria?
-“Es siempre el mismo principio: para los Espíritus elevados la Patria es el Universo; de la tierra pueden amar como tal aquella parte en la que han dejado el mayor número de personas  queridas”-.
Las condiciones de los Espíritus y su manera de ver las cosas varían al infinito en razón del grado de su desarrollo moral e intelectual. Los Espíritus de orden elevado vienen, en general, muy poco a la tierra; todo aquello que se realiza es mezquino en relación a las grandezas del infinito; también las cosas a las cuales los seres humanos atribuyen la mayor importancia son a sus ojos tan pueriles que encuentran pocas atractivas, cuando no son llamados a cooperar al progreso de la humanidad. Los Espíritus de orden medio la frecuentan en forma más asidua, si bien consideran las cosas con una elevación mayor de cuando se encontraban en la dimensión física. Los Espíritus vulgares son, por así decir, de residencia permanente y constituyen la masa de la población ambiental del mundo invisible: han conservado, en línea general, las mismas ideas, los mismos gustos y las mismas tendencias que tenían en su envoltura material; se entrometen en nuestras reuniones, en nuestros negocios, en nuestras diversiones, en las cuales toman parte más o menos activa según su carácter. Por cuanto no pueden satisfacer sus propias pasiones, gozan que otros se abandonen a las mismas y les excitan. Entre tantos, pero, los hay más serios que miran y observan para instruirse para transformarse en mejores.
96. Las ideas de los Espíritus se modifican siempre en la dimensión espiritual?
-“Mucho: ellos asumen grandes transformaciones a medida que el Espíritu se cansa de la materia. Él, puede, empero, permanecer largo tiempo con las mismas ideas; pero, poco a poco la fascinación de la materia disminuye; él ve las cosas más claramente, y, entonces, busca los medios para mejorarse”-.
97. Por cuanto el Espíritu ha vivido la vida en la dimensión espiritual antes de su encarnación, -de dónde se deriva su estupor al regresar a la misma?
-“Del efecto momentáneo producido por la turbación que experimenta al despertarse después de la desencarnación: más tarde, él se reconoce perfectamente por cuanto adquiere conciencia de la memoria del pasado y se sensibiliza, borrando la impresión de la vida terrena.
CONMEMORACIÓN DE LOS ESPÍRITUS
98. Es grata a los Espíritus el buen recuerdo de quienes han amado sobre la tierra?
-“Mucho más de lo que podáis creer: este recuerdo acrecienta la felicidad, si son felices; y, si son infelices, es para ellos un motivo de sosiego”-.
99. El día de la conmemoración de los desencarnados es solemne para los Espíritus? Vienen ellos de preferencia, aquel día, a visitar a quienes van a visitarle en su última morada física?
–“Los Espíritus acuden a la llamada del pensamiento al igual que en cualquier otro día del año”-.
Ese día se sienten llamados de preferencia en el lugar de su última morada física?
-“Los hay en mayor número, ese día, por cuanto les llama un mayor número de personas; pero cada uno llega solamente por sus seres queridos y no por la multitud de indiferentes”-.
En qué forma nos visitan y como se verían si pudiésemos verle?
-“En aquella forma bajo la cual les conocimos encontrándose en la dimensión física”-.
100.          Los Espíritus olvidados, de quienes nadie va a visitar su última morada física, -visitan aquel lugar, igualmente, y les afecta el hecho de que nadie les recuerda?
-“Qué les importa a ellos de la tierra? Los Espíritus solamente estiman los sentimientos, por lo cual si no les atrae el afecto, no se preocupan: tienen para sí el universo”-.
101.          La visita de sus seres queridos al lugar de su última morada física resulta al Espíritu más grata que una oración efectuada por ellos en el secreto del propio hogar?
-“Esa visita es solamente un modo para demostrar que se piensa en el Espíritu ausente. Ya os lo he dicho: es la oración que dinamiza el acto de la memoria: poco importa el lugar donde esa se hace, si se realiza con afecto”-.
102.          Los Espíritus de quienes se elevan estatuas y monumentos, -asisten a la inauguración, y la observan con placer?
–“Muchos van, cuando pueden; pero, en aquellos actos agradecen, más que el honor, el buen recuerdo que se conserva de ellos”-.
103.          Dónde se origina, en muchos, el deseo de que su última morada física sea en un lugar o en otro? Regresan a ellos con mejor voluntad después de la desencarnación? Es esta importancia dada a una cosa material un signo de inferioridad moral del Espíritu?
-“Habéis juzgado bien. Qué importa un lugar en vez de otro a un Espíritu elevado? Él sabe que los Espíritus amados se reunirán de todas maneras”-.
Entonces, la reunión de los restos físicos de todos los miembros de una familia debe considerarse como una cosa frívola?
-“No: es costumbre venerable, demostración de simpatía para quienes hemos amado. Si es de poca importancia para los Espíritu, en cambio es importante para los seres humanos como vehículo de expresión de los propios sentimientos”-.
104.          El Espíritu, ya regresado a la dimensión espiritual, recibe con agrado los honores que se les tributan a su vestidura física?
-“Si ha alcanzado ya cierto grado de perfección, ya está despojado de vanidad terrenal y comprende la inutilidad de las ceremonias. Existen, empero, muchos Espíritus, quienes, después de la desencarnación, disfrutan de los honores que se rinden a sus cuerpos y se entristecen del abandono en el cual venga dejado, por cuanto alimentan, todavía, los prejuicios de la vida terrenal”-.
105.          Asiste el Espíritu a las ceremonias de su última morada física?
-“Frecuentemente; pero, si es presa de la turbación no se rinde cuenta de lo que sucede”-.
Le es grato el concurso de la gente en ese acto?
-“Más o menos, según el sentimiento que lo conduce”-.
106.          El Espíritu desencarnado asiste a las reuniones de sus herederos?
-“Casi siempre: Dios lo quiere, para que él se instruya, y para que experimenten el castigo los culpables. Es allí, que él juzga cuanto valían sus demostraciones de afecto, por cuanto lee en su ánimo como en un libro y el desengaño que prueba, frecuentemente, al ver la rapacidad de quienes se dividen sus bienes le iluminan sobre sus sentimientos; pero, también para ellos llegará su turno”-.
107.          El respeto instintivo que en todos los tiempos y en todos los pueblos el ser humano ha demostrado por los Espíritus desencarnados, -es un efecto de su intuición sobre la vida futura?
-“Es la consecuencia natural: sin esa intuición aquel respeto no tendría razón de ser”-.


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EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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domingo, 17 de marzo de 2013

VIDA ESPIRITUAL



VIDA ESPIRITUAL
Autor: Allan Kardec
Versión castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró C.

Capítulo X de: El Libro de los Espíritus


Espíritus en la dimensión espiritual. Mundos transitorios. Sensaciones y sufrimientos de los Espíritus. Elección de las pruebas. Jerarquía social de la dimensión espiritual. Relaciones simpáticas y antipáticas entre los Espíritus. Espíritus gemelos. Memoria de las existencias corpóreas. Conmemoraciones de los desencarnados. Tributos.

ESPÍRITUS EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL

1. El Espíritu se reencarna inmediatamente después de su separación del cuerpo?
-“Algunas veces inmediatamente; pero, generalmente lo hace después de intervalos más o menos largos. En los mundos superiores la reencarnación es casi siempre inmediata; por cuanto la materia del cuerpo es más depurada, el Espíritu encarnado goza de casi todas sus facultades de Espíritu, y su estado normal es el de vuestros sonámbulos lúcidos”-.
2. Qué es el Espíritu en los intervalos entre las diversas encarnaciones?
-“Un Espíritu que vive en la dimensión espiritual, que aspira a un nuevo destino, y espera”-.
Cuánto pueden durar estos intervalos?
-“Desde unas pocas horas hasta miles de siglos. Del resto, al estado de vida, en la dimensión espiritual, no existen límites extremos fijados, por cuanto puede durar larguísimo tiempo, sin ser jamás perpetuo; el Espíritu encuentra siempre, tarde o temprano, la manera de recomenzar una existencia, la cual sirve a la purificación de las precedentes”-.
Esta duración depende de la voluntad del Espíritu, o puede ser impuesta como una expiación?
-“Es una consecuencia del libre albedrío, por cuanto los Espíritus saben perfectamente lo que hacen. En muchos casos, empero, es una sanción ejecutada por la ley de Dios; otros solicitan de extenderla para continuar realizando estudios que únicamente pueden hacerse útilmente en el estado de Espíritu”-.
3. El  estado de Espíritu, en la dimensión espiritual, es un signo de inferioridad entre los entes?
-“No, por cuanto existen Espíritus en todos los grados. La encarnación es una fase transitoria, ya ha sido dicho; en su estado normal, el Espíritu se encuentra libre de la materia”-.
4.  Se puede decir que todos los Espíritus desencarnados se encuentran de tránsito en la dimensión espiritual?
-“Solamente aquellos que deben reencarnar; los Espíritus puros que han superado el estado de corporeidad, no: el estado de Espíritu de estos es definitivo”-.
Respecto a las cualidades íntimas, los Espíritus, como hemos visto, son de varios órdenes que ellos recorren sucesivamente a medida que se purifican. En cuanto a su estado, pueden encontrarse encarnados, es decir, unidos a un cuerpo material, y libres, en la dimensión espiritual, es decir, emancipados del cuerpo físico y en espera de una nueva encarnación para el propio mejoramiento; puros, como decir relativamente perfectos y ya no más sometidos a la encarnación.
COMENTARIO EXEGÉTICO: Cuando se menciona el hecho de que, los Espíritus, habiendo alcanzado un determinado grado de pureza, y perfección evolutiva, ya no están obligado a reencarnar, debe entenderse que ya no están obligado a reencarnarse con fines de expiar, compensando, deudas kármicas de existencias pasadas. Es decir, que se han liberado de compromisos que les hacía necesario reencarnar a tales efectos a los fines de compensar, cancelando sus respectivas deudas. Habiendo quedado libres de tales deudas, los Espíritus no se encuentran obligado a hacerlo con tales finalidades kármicas, adquieren una autonomía que trasciende toda obligación con otros seres, Empero, este grado de autonomía y de libertad no implica de que ya jamás deban volver a reencarnar. Esto es preciso descartarlo absolutamente. Existen otras condiciones que obligan a los Espíritus a reencarnarse, como son:
                 I.   El progreso eterno e infinito, en el cual el Espíritu elabora su propio plan de desarrollo, mediante el cual coopera en la realización de la Gran Obra cósmica.
              II.   El plan de estudio existente en cada mundo, al cual, cada Espíritu se encuentra adscrito, en un momento dado, por propia elección, o por el grado evolutivo alcanzado, que le ubica, automáticamente, en un determinado grupo, ejerciendo, siempre, su libre albedrío, o facultad de autonomía.
            III.   Por misión autoimpuesta, de cooperar con humanidades que precisan de un instructor en el nivel alcanzado por determinado Espíritu.
             IV.   Por misión asignada por los Regidores Cósmicos, en un determinado mundo, y libremente aceptada por el Espíritu en particular.
                V.   Cualquier otra condición en que, los Espíritus, por la ley de la solidaridad, se encuentran obligados, moralmente, por la propia conciencia, a cooperar con las humanidades que lo precisan, lo cual, no deja de ser, al mismo tiempo, una oportunidad de crecimiento espiritual, ya que, tales misiones, les facultan para poner en práctica, sus conocimientos, experiencias y visión de desarrollo alcanzado.
             VI.   Esto nos permite ver que, a partir de cierto grado evolutivo, el Espíritu queda en libertad de cooperar por libre elección en la parte de la Gran Obra que mejor se adapte a su experiencia y conocimiento, optimizando su vocación de servicio y aptitudes.
           VII.   Por otra parte, el Espíritu va percibiendo áreas determinadas en las cuales precisa fortalecerse, y desarrollarse, en un mejor nivel, por lo cual, elige existencias físicas, a tales efectos, por propia iniciativa, ya que el afán evolutivo es incesante en la propia conciencia. Tomemos en cuenta de que, en la dimensión espiritual, los Espíritus, bajo la dirección de los respectivos guías, visitan los mundos más avanzados que implican los siguientes grados de desarrollo en su escala evolutiva. De lo que allí observan, eligen libremente, aquellas áreas por las cuales se sienten identificados. Las unas para optimizar sus facultades y aptitudes desarrolladas. Las otras, para desarrollar las que lo precisan.
5. De qué manera se instruyen los Espíritus en la dimensión espiritual? Seguramente no como nosotros.
-“Estudian su pasado y buscan de elevarse. Ven y consideran lo que sucede en los lugares que recorren: escuchan los discursos de los seres humanos  y los consejos de los Espíritus superiores, aprovechando las ideas que precisan”-.
6. Conservan los Espíritus alguna pasión humana?
-“Los Espíritus elevados, en la gradual purificación de su envoltura, abandonan las tendencias al mal y no alimentan más que el deseo del bien; pero, los Espíritus inferiores conservan las pasiones terrenas, de otra manera no serían inferiores”-.
7. Por cuanto al abandonar la tierra, los Espíritus no abandonan todas sus malas pasiones, se conocen las desventajas?
–“Vosotros tenéis en este mundo algunos que son excesivamente envidiosos: creéis, quizá, que abandonando la tierra, ellos pierden este defecto? No siempre los Espíritus conocen las consecuencias de sus pasiones negativas, poco después de la desencarnación; especialmente a quienes han tenido pasiones dominantes, les queda a su alrededor una cierta atmósfera material que le obscurece la inteligencia. Es sólo por intervalos que entrevén la verdad, lo cual les señala el buen camino que precisan seguir”-.
8. El Espíritu progresa en la dimensión espiritual?
–“Ciertamente puede mejorar mucho también en este estado, siempre según su voluntad y deseo; pero, es sólo en la existencia corpórea que él pone en practica las ideas adquiridas en la dimensión espiritual”-.
9. Los Espíritus, en la dimensión espiritual son felices o infelices?
-“Según sus propios meritos: sufren por las pasiones de las cuales conservan trazas, o gozan en la medida en que han progresado. En la dimensión espiritual, el Espíritu entrevé lo que aún le falta para ser más feliz, buscando, entonces, medios para conseguirlo; pero, no siempre le es permitido reencarnar a su agrado, esto debido a sanciones en curso”-.
10. Pueden los Espíritus, mientras se encuentran en la dimensión espiritual ir a todos los mundos?
-“Según los casos. El hecho de haber dejado el cuerpo, no significa que el Espíritu sea perfectamente libre de la materia, por lo cual pertenece, todavía, al mundo en el cual ha vivido, o a otro del mismo grado, salvo que durante su vida él no se haya elevado, a cuyo fin debe siempre apuntar, si quiere perfeccionarse. Él, en algunos casos, puede trasladarse por poco tiempo en algunos mundos superiores; empero, se encuentra como un extranjero, y no hace, por así decirlo, que entreverlos, lo cual le despierta el deseo de mejorarse, para ser digno de la felicidad que allí se goza, para así poderlos habitar más adelante”-.
11. Los Espíritus ya purificados vienen a los mundos inferiores?
-“Vienen con frecuencia, con el fin de ayudarlos a progresar, por cuanto, de otra manera, éstos dependerían sólo de sí mismos y carecerían de guía de la cual ser dirigidos”-.
MUNDOS TRANSITORIOS
12. Existen, como nos fue dicho, mundos que sirven a los Espíritus de la dimensión espiritual de estaciones o lugares de reposo?
–“Sí; los Espíritus se pueden establecer, temporalmente, y hacer un espacio de tiempo en su larga estadía en la dimensión espiritual, para reposar y estudiar; empero, siempre representa un estado de inquietud por progresar”-.
Los Espíritus que se establecen temporalmente, pueden, después, dejarlos en cualquier momento?
-“Sí, para ir a donde le corresponde. Os pueden dar una idea los pájaros de tránsito, que se posan en una isla, donde esperan mientras reponen sus fuerzas para trasladarse al lugar hacia donde transmigran, gozando, de esta manera, de un bienestar más o menos grande”-.
13. Mientras duran estas etapas en mundos transitorios, los Espíritus progresan?
-“Ciertamente. Quienes se reúnen de este modo, lo hacen para instruirse, para hacerse dignos de ser transferidos a lugares mejores y así conseguir la felicidad de los elegidos”-.
14. Los mundos transitorios, por su especial naturaleza, están destinados en forma permanente para albergar Espíritus que se encuentran en la dimensión espiritual?
-“No; aquel estado es temporal”-.
Son, al mismo tiempo habitados como el nuestro, también de seres corpóreos?
-“No, por cuanto su superficie es estéril. Quienes los habitan no precisan de nada”-.
Tal esterilidad es permanente, y depende de su naturaleza especial?
-“No; son estériles por transición”-.
Aquellos mundos deben ser, entonces, desprovistos de bellezas naturales?
-“La naturaleza se traduce en las bellezas de la inmensidad, las cuales no son menos admirables de aquellas que vosotros llamáis bellezas naturales”-.
Por cuanto el estado de aquellos mundos es transitorio, nuestra tierra estará, un día, también en esa condición?
-“Ya lo ha estado”-.
En qué época?
-“Durante su formación”-.
No existe nada sin utilidad en la naturaleza: cada cosa tiene su finalidad; el vacío no existe; cada lugar está habitado, la vida se encuentra en todas partes. De la misma manera ha ocurrido durante la extensa serie de siglos que han transcurrido ante de que apareciese el hombre sobre la tierra; a lo largo de aquellos períodos de transición, llenos de estratos geológicos, aún antes de la primera formación de los primeros seres orgánicos, sobre esta masa informe, en este árido caos, donde los elementos se encontraban confundidos unos con otros, no faltaba la vida: seres que no tenían nuestras necesidades, ni nuestras sensaciones físicas, encontraban, allí, un refugio. Dios ha querido que, también en aquel estado imperfecto, la tierra sirviese para alguna cosa. Quién, por lo tanto, osaría aseverar que, entre los innumerables mundos esparcidos en la inmensidad, uno sólo, uno de los más pequeños, perdido en la cantidad, tenga el privilegio exclusivo  de ser habitado? Cuál sería, entonces, la utilidad de los demás? Sería una suposición absurda, incompatible con la sabiduría que se manifiesta en todas las obras divinas, inadmisible por el hecho que de los planetas nosotros no vemos sino una parte infinitesimal. Nadie negará que en esta idea de mundos todavía no propicios para la vida, y habitados nada menos que por seres adecuados a aquellos ambientes, exista algo de grandiosidad en la cual se encuentra, quizá, la solución a muchas incógnitas.
PERCEPCIONES, SENSACIONES Y SUFRIMIENTOS DE LOS ESPÍRITUS
15. El Espíritu, pasado que haya a la dimensión espiritual, alimenta las sensaciones que tenía en la vida física?
-“Sí, y adquiere otras que no poseía, desde el momento en que el cuerpo representaba una especie de velo, que le opacaba. La inteligencia es siempre un atributo del Espíritu; empero, se manifiesta más libremente sin el obstáculo de la envoltura material”-.
16. Las percepciones de los Espíritus son infinitas? En otras palabras, saben ellos, todo?
-“No. Cuanto más se acercan a la perfección, tanto más saben: los Espíritus superiores saben mucho; los inferiores poco o muy poco”-.
17. Conocen, los Espíritus, el principio de las cosas?
-“Según su elevación y pureza; los inferiores, saben cuanto los seres humanos”-.
18. Los Espíritus miden la duración del tiempo como nosotros?
-“No; y por esto muchas veces no nos comprendéis, cuando os hablamos de fechas o de épocas”-.
Los Espíritus viven fuera del tiempo, tal como lo comprendemos nosotros. La duración casi se anula para ellos, y los siglos, tan largos para nosotros, son a sus miradas fugaces instantes, que se pierden en la eternidad, como las desigualdades para quien se eleva en el espacio.
19. Los Espíritus tienen del presente una idea más precisa y más exacta de aquella que tenemos nosotros?
-“Tal como una persona que nos ve, se forma una idea más exacta de aquel que carece del sentido de la vista. Los Espíritus ven aquello que vosotros no veis y juzgan, por lo tanto, en forma diversa de vosotros. Empero, os lo repetimos, todo depende de su grado de elevación”-.
20. En qué modo conocen los Espíritus el pasado? El conocimiento que poseen es sin límites?
-“El pasado, cuando nos ocupamos de él, se convierte en presente, tal como cuando vosotros os recordáis de una cosa que os ha impresionado en el curso de la vida. Por cuanto nosotros no tenemos más el velo material que opaca nuestra inteligencia, lamentamos que las cosas se olviden entre vosotros. A todo esto, no quiere decir que, entre nosotros, se conozca todo el pasado”-.
21. Los Espíritus conocen el porvenir?
-“También esto depende del grado de su perfección. Frecuentemente lo entreven, pero no siempre le está permitido de revelarlo. También el futuro, cuando tienen conocimiento, le parece, a ellos, presente, y lo ven tanto más claro, cuanto más se acercan a Dios. Después de la desencarnación, el Espíritu contempla, en una visión panorámica, sus pasadas emigraciones; empero, no puede descubrir lo que Dios le prepara. Para que esto ocurra, es preciso que él le esté muy cercano, lo cual sólo es posible después de un gran número de existencias”-.
Los Espíritus, llegados a un elevadísimo grado de perfección, tienen pleno conocimiento del porvenir?
-“No. Sólo Dios es el conocedor supremo y nadie puede igualarle”-.
22. Los Espíritus ven a Dios?
-“Los superiores lo ven, y lo comprenden; los inferiores lo sienten y buscan de intuirlo”-.
Cuando un Espíritu inferior dice que Dios le prohíbe o le permite una cosa, cómo sabe que proviene de Él?
-“El no ve a Dios; pero siente su sublimidad, y, cuando no debe ser hecha una cosa, o dicha una palabra, siente como una intuición, una advertencia invisible, que le prohíbe de hacerlo. Vosotros mismos no tenéis presentimientos, que son como avisos secretos de hacer, o no, esta o aquella cosa? Es lo mismo para nosotros, pero en grado superior, por cuanto comprendéis que, siendo la esencia de los Espíritus más sutil que la vuestra, ellos pueden intuir mejor los advertimientos divinos”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Los Espíritus, en la dimensión espiritual, al igual que aquellos que se encuentran en la física, perciben en la conciencia, el efecto coercitivo de los valores universales, o atributos divinos, que les advierten, lo que deben evitar, o lo que deben hacer, en un momento dado. Es la acción pedagógica del Creador Universal por medio de los sentimientos de los valores universales dentro de la conciencia.
La conciencia del ser, encarnado o desencarnado, es una réplica exacta de la del Creador Universal, y en ella se expresa el sentimiento de lo justo o de lo injusto, de lo bello o de lo feo, del bien o del mal, del deber y de la solidaridad, de la vergüenza y del pudor, del amor y de la compasión, entre otros, indicando los límites y la polaridad de los pensamientos, de los sentimientos, de las palabras y de los actos u omisiones de actos. Los valores universales, o atributos divinos, constituyen los sentidos espirituales que guían al ser en todas las fases existenciales, cuando se escucha la voz de la conciencia. Desoída la misma, se activa la acción coactiva, haciendo experimentar la respectiva percepción del error en que se ha incurrido, y la reprimenda inherente, como un efecto de reclamo, o sanción, de la ley cósmica impresa en la propia conciencia.
El aviso viene transmitido directamente de Dios, o por medio de otros Espíritus?
-“No directamente de Dios. Por cuanto para comunicarse con Él es preciso ser dignos; sino por medio de los Espíritus a ellos superiores en perfección e instrucción”-.
23. La vista en los Espíritus, está circunscrita en un órgano como en los seres corpóreos?
-“No; reside en ellos”-.
24. Los Espíritus necesitan la luz para ver?
-“Ven por sí mismos, y no precisan de luz exterior. Para ellos no existe oscuridad salvo aquella en que puedan encontrarse por efecto de expiación”-.
25. Necesitan los Espíritus trasladarse para ver en dos lugares diferentes? Pueden ellos, por ejemplo, ver al mismo tiempo en los dos hemisferios del planeta?
-“Por cuanto el Espíritu se traslada de un lugar a otro con la velocidad del pensamiento, se puede decir que él ve por todas partes al mismo tiempo. Por otra parte, su pensamiento puede irradiarse, al mismo tiempo, en muchos sitios diversos; empero, esta facultad depende de su pureza; cuanto menos él es puro, tanto más esa capacidad se encuentra limitada. Solamente los Espíritus superiores pueden en un solo instante abrazar un conjunto de cosas”-.
La facultad de ver en los Espíritus es una propiedad inherente a su propia naturaleza, por lo cual su sede reside en toda la persona,  como la luz en todas las partes del cuerpo luminoso: es una especie de lucidez universal, que se extiende en todo, abraza en uno el espacio, los tiempos y las cosas, y para ella no existen más oscuridades, ni obstáculos materiales. Y es natural: en el ser humano, por cuanto la vista es el efecto de un órgano tosco de la luz, sin luz se manifiesta la oscuridad; en el Espíritu, en quien la facultad de ver es un atributo suyo propio, sin necesidad de algún agente externo, la vista es independiente de la luz (ve nº 92).
26. El Espíritu ve las cosas en forma diferente de nosotros?
-“Bastante más, por cuanto su vista, no obscurecida por ningún obstáculo, penetra donde a nuestra mirada no le es posible hacerlo”-.
27. El Espíritu escucha los sonidos?
-“Mejor que vosotros, por cuanto existen otros que el oído humano no puede percibir”-.
También la facultad de oír se encuentra en todo su ser, como la de ver?
-“Todas las sensaciones constituyen atributos del Espíritu, y hacen parte de su ser: cuando él se encuentra revestido de un cuerpo material, las percibe por medio de los órganos; empero, en el estado espiritual o de pureza dejan de estar localizados en un determinado órgano”-.
28. Por cuanto las sensaciones son atributos del Espíritu, le es posible, a él, evadirlas?
-“En general, y especialmente para los elevados, los Espíritus no ven y no sienten sino lo que quieren: todavía los imperfectos oyen y ven, frecuentemente, en contra de su voluntad, lo que puede procurarle su propio progreso”-.
29. Le gusta la música a los Espíritus?
-“Entended referiros a vuestra música? Qué puede representar ella en comparación con la espiritual? De aquella armonía de la cual nada en la tierra os puede dar una idea? La una es respecto de la otra, lo que el canto del salvaje respecto a una suave melodía. Todavía, los Espíritus vulgares pueden sentir vuestra música con cierto placer, por cuanto aún no le es dado de comprender una más sublime. La música tiene para los Espíritus infinitas atracciones, según sus desarrolladísimas propiedades sensitivas. Entiendo hablar de la música celeste, que es cuanto la imaginación puede concebir de más bello y de más suave”-.
30. Los Espíritus perciben como nosotros las bellezas de la naturaleza?
-“Las bellezas naturales de los mundos son de tal manera variadas que los Espíritus no las pueden conocer todas; empero, las perciben de acuerdo a su aptitud para apreciarlas y comprenderlas. Para los Espíritus elevados existen bellezas de conjunto, delante de las cuales desaparecen, por así decirlo, las particulares”-.
31. Se encuentran, los Espíritus, sujetos a nuestras necesidades y dolores físicos?
-“Son de su conocimiento por cuanto han experimentado sus efectos; empero, por ser Espíritus, su percepción es diferente”-.
32. Los Espíritus experimentan el cansancio y la necesidad de descansar?
-“Ellos no pueden sentir el cansancio tal como vosotros lo entendéis, y en consecuencia no precisan vuestro descanso corporal, por cuanto no tienen órganos cuyas fuerzas deban restaurar. Si descansan en cierto sentido, por cuanto no se encuentran en actividad continua. Por cuanto no actúan materialmente, su acción es toda intelectiva y su descanso totalmente moral, vale decir que existen momentos en los cuales su pensamiento es apartado de su férvida actividad, y no se para sobre un objeto determinado: es un verdadero descanso, empero no es comparable al del cuerpo. En todo caso, también esta especie de cansancio, que pueden experimentar los Espíritus, se encuentra en razón de su propia inferioridad, ya que, cuanto más son elevados, tanto menos les es necesario el descanso”-.
33. Cuando un Espíritu manifiesta que sufre, qué clase de sufrimiento es el suyo?
-“Son emociones morales, que le torturan mucho más que los dolores físicos”-.
34. Y, entonces, cómo explicar que algunos Espíritus se hayan quejado de sufrir frío y calor?
-“Por remembranza, muchas veces penosa cuanto la realidad de todo lo que habían sufrido en la dimensión física, y frecuentemente, por comparación, con la cual, por falta de un medio mejor de expresión, describen el propio estado. Dado que se acuerdan del cuerpo, experimentan cierta impresión, como cuando alguien se quita una manta, experimentando la sensación de sentirlo, por un cierto tiempo, encima”-.
ENSAYO TEORICO SOBRE LAS SENSACIONES DE LOS ESPÍRITUS
35. El cuerpo, más que el instrumento del dolor, es, si no la causa primera, por lo menos la causa inmediata. El Espíritu tiene la sensación de este dolor: siendo esta sensación el efecto. El recuerdo que ella alimenta, puede ser muy penoso, pero no ejercita acción física. En efectos, ni el frío ni el calor pueden disolver la esencia del Espíritu: la cual no puede helarse ni quemarse. No vemos, nosotros, todos los días, el recuerdo o la aprensión de un mal producir el efecto de una realidad, y causar, también, la desencarnación? Todos saben que las personas que han sufrido alguna amputación pueden sentir dolor en los miembros que no existen más, por lo cual no pueden ser, ciertamente, las sede del dolor, ni el punto de partida: el cerebro ha conservado la impresión, es ahí todo. Ahora, por qué no tendría alguna analogía con esto el fenómeno de los sufrimientos del Espíritu después de la desencarnación? Un estudio más profundo del alma (periespíritu), que tiene parte esenciadísima en todos los fenómenos espiritas; las apariciones vaporosas o tangibles; el estado del Espíritu al momento de la desencarnación, la idea tan frecuente de encontrarse todavía vivo –en la dimensión física-; el horrible cuadro de las desencarnaciones forzadas o autoprovocadas, la de los ajusticiados, de quienes se habían sumergido en los placeres materiales, y muchos otros hechos, han venido a traer la luz sobre este argumento, dando lugar a amplias dilucidaciones que aquí es preciso sintetizar.
El alma, es el ligamen que une el Espíritu con el cuerpo. Su esencia es absorbida del ambiente desde el fluido magnético, y, hasta cierto punto, de la materia inerte. Se podría decir que es la quintaesencia de la materia: ese es el principio de la vida orgánica, como el Espíritu es el de la vida intelectiva y moral, y por lo tanto el agente de las sensaciones externas. En el cuerpo, estas sensaciones se localizan en los órganos, que le sirven de vehículos.
Una vez destruido el cuerpo, las sensaciones se generalizan. Es aquí la razón por la cual los Espíritus dicen de sufrir mas bien en la cabeza que en los píes.  Adviértase de no confundir las sensaciones del alma en libertad con las del cuerpo: tomemos estas últimas como punto de comparación y no como analogía. El Espíritu puede sufrir, también, después de separado del cuerpo. Pero, qué sufrimiento es el suyo? No es corporal, pero tampoco exclusivamente moral como el remordimiento, por cuanto se lamenta, por ejemplo, del frío y del calor. Y él, es su condición de Espíritu, no puede sufrir más ni el invierno ni el verano, por cuanto podría estar entre los hielos o pasar a través de las llamas sin el mínimo dolor: por lo cual, no recibe impresión alguna de las intemperies. En consecuencia, los dolores que siente no son dolores físicos propiamente dichos, sino vagas sensaciones íntimas, de las cuales, el mismo no sabe explicarse la razón; este es el motivo por el cual no son locales, ni producidos por agentes externos: ellos consisten, más que en una realidad, en recuerdos penosos.
Todavía, alguna vez, son algo más que un recuerdo y esto, de acuerdo a lo que nos enseña la experiencia, en el momento de la desencarnación el alma se separa con cierta lentitud del cuerpo y durante algún tiempo el Espíritu no se explica el estado en que se encuentra: no cree de haber desencarnado, por cuanto siente que vive, pero ve su cuerpo abandonado, sabe que es el suyo, y no percibe de estar separado de él; tal estado dura mientras exista un ligamen entre el cuerpo y el alma. Un  Espíritu que había provocado su propia desencarnación nos decía: -“No, yo sigo viviendo!”; agregando luego: “Nada menos, siento los gusanos que me roen”. Por supuesto, los gusanos no roían el alma, y todavía menos el Espíritu: roían el cuerpo. Empero, por cuanto la separación del cuerpo y del alma no era perfecta, resultaba de ello una especie de repercusión moral, que transmitía al Espíritu la sensación de lo que ocurría en el cuerpo. No obstante, es preciso tomar en cuenta que repercusión no es el término correcto, por cuanto podría hacer creer a un efecto muy material; lo utilizamos a falta de otro mejor, para significar como la visión de lo que ocurría en su cuerpo, al cual todavía le unía el alma, producía en él una ilusión, la cual él tomaba como real.
Por lo cual, el sufrir del Espíritu no era por remembranza, por cuanto durante su vida en la dimensión física él no había sido jamás roído por los gusanos, sino que se trataba de la percepción de un hecho que le ocurría en tiempo presente. Veamos, ahora, cuales deducciones se pueden extraer de los hechos observado de manera tan atenta.
Durante la vida, el cuerpo recibe las impresiones externas y las transmite al Espíritu por medio del alma, que probablemente es lo que se denomina fluido nervioso. El cuerpo ya separado del Espíritu no siente nada, por cuanto no tiene más ni alma, que es la que transmite, ni Espíritu, que es quien siente.
El alma, separada totalmente o en parte, del cuerpo, experimenta la sensación; sin embargo, por cuanto tal sensación no le viene transmitida más por medio de un órgano determinado, la percibe de una manera generalizada. Ahora, por cuanto el alma no es más que un agente de transmisión, ya que solamente el Espíritu es quien tiene la conciencia, se deduce que, si pudiese existir un alma separada del Espíritu, éste no percibiría nada más relativo al cuerpo, al igual que, si el Espíritu no tuviese alma, o en el caso de tener una etérea por excelencia, sería inaccesible a toda sensación penosa, tal como ocurre a los Espíritus puros.
Sabemos, de hecho, cuanto más se purifican los Espíritus, tanto más etérea llega a ser la naturaleza del alma, lo cual quiere decir que la influencia de la materia disminuye en la medida en que el Espíritu progresa, por lo que el alma se depura en grado equivalente.
Empero, se objetará: las sensaciones placenteras son transmitidas al Espíritu por medio del alma, como, por ejemplo: las penosas; ahora, si el Espíritu puro es inaccesible a las unas, debe serlo, igualmente, a las otras. Sí, sin duda, el Espíritu puro es insensible a las sensaciones agradables que se derivan de aquella materia que nosotros conocemos. El sonido de nuestros instrumentos, el perfume de nuestras flores no les impresionan en absoluto: sin embargo, él es capaz de percibir íntimas sensaciones de atracción inefable, de las cuales no nos podemos formar idea alguna, por cuanto nosotros, respecto a ellos, como las personas privadas del sentido de la vista desde su nacimiento con respecto a la luz. Sabemos que tales sensaciones existen, pero, en qué modo? Nuestra ciencia no va más allá. Conocemos que tienen sensaciones, oído, vista, y que estas facultades son atributos de todo el ser, y no ya, como en la persona, funciones de un órgano; pero, repetimos, de cuál medio se sirven ellos? Es preciso dilucidar este punto. Los mismos Espíritus no nos pueden dar descripciones, ya que nuestro lenguaje no está hecho para expresar ideas que no tenemos, al igual que el de los pueblos primitivos no tiene términos para explicar nuestras artes, ciencias y doctrinas filosóficas.
Cuando decimos que los Espíritus se encuentran en un estado que hace inaccesible la percepción de las impresiones de nuestra materia, entendemos hablar de los muy elevados, cuya envoltura etérea no tiene nada de símil en nuestra dimensión física. Los otros, en quienes su alma es más densa, sienten nuestros sonidos y olores, pero no más por medio de un determinado órgano de su ser, como cuando se encontraban encarnados. Podría decirse que las vibraciones moleculares son sentidas en todo su ser, llegando, de esta manera a su sensorium commune, que es el mismo Espíritu, si bien en diferente manera, y probablemente, aún, con impresión distinta, lo cual produciría una modificación en las impresiones. Ellos oyen el sonido de nuestra voz, pero nos comprenden sin el discurso de la palabra, por la sola comunicación de contenidos mentales, y lo que le da más valor a lo que afirman, es que esta intuición es tanto más fácil cuanto más se ha destacado el Espíritu de la materia. En cuanto a la vista, ella es independiente de nuestra luz. La facultad de ver es un atributo esencial del Espíritu, para quien no existe oscuridad; aquella es tanto más amplia y aguda cuanto éste es más puro. El Espíritu, por lo tanto, posee en sí la facultad de todas las sensaciones: en la vida corpórea ellas son percibidas de acuerdo a la sensibilidad de los órganos, mientras que en la dimensión espiritual en menor grado según se encuentre depurada la envoltura anímica.
Esta envoltura, tomada del medio ambiente, varía según la naturaleza de los planetas. Al pasar de un mundo a otro, los Espíritus cambian de envoltura, al igual que nosotros la vestimenta, pasando del invierno al verano o de los polos al ecuador.
Los Espíritus, aún los más elevados, cuando vienen a visitarnos, se revisten, por lo tanto, del alma terrestre, y desde aquel momento perciben las sensaciones como los inferiores, pero, con la diferencia de que pueden rendirlas activas o anularlas, a voluntad.
En cuanto al oído en general, los Espíritus pueden dejar de oír, si así lo desean, las palabras de los inferiores, mientras que éstos siempre están obligados de escuchar las de los superiores. Lo mismo sucede con respecto a la vista, con análoga ley se pueden ocultar los unos a los otros, por cuanto cada Espíritu, sea cual fuere su grado evolutivo, siempre, a su libre arbitrio, pueden ocultarse a los inferiores, empero, a éstos les es imposible sustraerse a la mirada de los superiores.
En los primeros momentos posteriores a la desencarnación, la vista del Espíritu siempre es turbia y confusa: pero ella se va esclareciendo a medida en que se efectúa su liberación, llegando a penetrar cuerpos que para nosotros son opacos.
En cuanto a su extensión a través del infinito espacio, en el pasado o en el futuro, ella depende del respectivo grado de elevación y pureza del Espíritu.
Toda esta teoría, dirán muchos, no está hecha para reconfortar: nosotros creíamos que, despojados de la densa envoltura, instrumentos de muchos dolores, no habríamos sufrido más, y ahora, venís a anunciarnos que seguiremos sufriendo, todavía, por cuanto, de una manera u otra, es el dolor que nos atiende.
Con todo, así es; podemos sufrir aún, y mucho, y largamente; pero, podemos, también, no sufrir más desde el momento en que dejamos esta vida corpórea.
Los sufrimientos en la dimensión física, frecuentemente, es verdad, no dependen de nosotros; empero, en gran parte son los efectos de nuestra voluntad. Trasladémonos a la fuente, donde veremos que muy pocos de ellos dejan de ser consecuencias de causas que habríamos podido evitar. Cuántos males y qué número de enfermedades no debe el ser humano a sus propios excesos y a sus pasiones? Si viviese una vida sobria, sin abusar de nada, si fuese simple en sus gustos y moderado en sus deseos, se ahorraría muchas tribulaciones.
Lo mismo ocurre al Espíritu, cuyos sufrimientos son siempre los efectos de la conducta que ha tenido sobre la tierra; ciertamente, él no tiene más reumatismos, pero, experimentará otros dolores que no serán menos penosos. Hemos visto, como sus sufrimientos son producidos por los ligámenes que existen todavía entre él y la materia, es decir, que cuanto más se haya él sustraído a su influencia, tanto menos tendrá sensaciones penosas.
Ahora, depende de él, solamente, emanciparse ya en esta vida. Dotado de libre albedrío, tiene la facultad de elegir entre hacer o dejar de hacer: que dome sus pasiones, cultive el amor y la emulación de las grandes virtudes, la confianza y la dignidad; que sea generoso y purifique el Espíritu con sentimientos elevados; haga siempre y en todo el bien; no de a las cosas de este mundo mayor importancia de la que tienen, y entonces, mientras aún se encuentre en la dimensión física, se habrá purificado, liberándose del yugo de la materia, y cuando deje a la tierra su envoltura, no experimentará más su influencia, mientras que los sufrimientos físicos no les dejarán impresiones algunas, por cuanto habrán afectado únicamente al cuerpo: el Espíritu incólume se encontrará contento de haberse liberado, y su conciencia tranquila le eximirá de toda afectación moral.
Nosotros hemos interrogado a miles de Espíritus, en todos los grados y en todas las condiciones sociales; los hemos estudiado en todos los períodos de su vida espiritual, desde el momento en que han abandonado el cuerpo, siguiéndolos paso a paso en la vida de la dimensión espiritual, para observar los cambios que iban efectuándose en ellos, en sus ideas, en sus sensaciones y sobre este argumento hasta los Espíritus de los seres más vulgares  nos han proporcionado elementos de estudio muy preciosos. Ahora, siempre hemos observado que los sufrimientos del Espíritu se encuentran en relación directa con su vida en la dimensión física, de la cual experimenta las consecuencias, y que la nueva existencia es fuente de inefable felicidad para quienes se han conducido por el buen camino, de donde se deduce que, quien sufre, lo hace porque ha querido, no debiendo culparse más que a sí mismo, tanto en la dimensión espiritual como en ésta.
ELECCIÓN DE LAS PRUEBAS:
36. En la dimensión espiritual, antes de iniciar un nuevo ciclo de vida corpórea, tiene el Espíritu conciencia y conocimiento previo de los sucesos que habrán de acontecer en el curso de la nueva vida?
-”No es él mismo que, haciendo uso de su libre albedrío, elige el tipo de pruebas a las cuales quiere someterse?”
Entonces, no es Dios que le impone las tribulaciones de la vida como castigo?
-“No ocurre nada sin el permiso de Dios, por cuanto Él solo ha establecido todas las leyes que rigen el universo. Pretenderíais, quizá, conocer por qué ha implantado una ley en vez de otra? Concediendo al Espíritu la libertad de elección, le deja toda la imputabilidad de sus acciones y de sus respectivas consecuencias; a su porvenir nada se le impone: la vía del bien le permanece abierta al igual que la del mal. Empero, si el Espíritu sucumbe a la prueba, le queda una consolación: todo no ha terminado para él, y Dios, en su bondad, le permite de rehacer bien lo que ha efectuado en forma deficiente. Del resto, es preciso distinguir lo que es obra de la voluntad de Dios, y lo que es obra de la voluntad del ser humano. si un peligro os amenaza, no sois vosotros que lo habéis creado, sino Dios. Vosotros lo afrontáis voluntariamente, por cuanto habéis visto en él un medio para avanzar, y eso porque Dios os lo ha permitido”-.
37. Si el Espíritu tiene la facultad de elegir el género de prueba que debe asumir, se deduce, por eso, que todas las tribulaciones de su vida han sido previstas y seleccionadas por él?
-”Tener la facultad de elegir el género de prueba no quiere decir que podremos prever todo cuanto nos sucederá hasta en los mínimos particulares, por cuanto éstos son la consecuencia de nuestra propia condición, y, frecuentemente, de nuestros propios actos. Si el Espíritu, pongamos por caso, ha querido nacer entre gente con tendencias poco favorables, él conocía de antemano a lo que se exponía, pero no cada una de las acciones que él habría cumplido, las cuales serían los efectos de su voluntad y libre albedrío. El Espíritu sabe que, eligiendo una determinada vía tendrá que asumir la respectiva índole de la acción: sabe, por lo tanto, la naturaleza de las vicisitudes que encontrará, pero no bajo qué aspectos se le presentarán. Los acontecimientos particulares nacen de las circunstancias y de la fuerza de las cosas. Solamente los grandes avenimientos, aquellos que tienen mucho peso sobre el destino, son previstos por el Espíritu. Si tomáis un sendero lleno de peligros, sabéis que tenéis que tomar grandes precauciones, por el riesgo que corréis de caer; empero, el lugar en que podría caerse se desconoce, y darse el caso de que, por la cautela asumida, de superar exitosamente la prueba. Si ocurre algún hecho en particular, no creáis, al igual que el vulgo, que eso estaba escrito que sucedería”-.
38. Por qué un Espíritu querría nacer entre gente de tendencias menos favorables?
–“Es preciso que vaya a un ambiente en el cual pueda experimentar la prueba que ha solicitado. Por lo cual, se precisa, entonces, una cierta analogía: para actuar, por ejemplo, en contra del instinto del mal, es necesario que él se encuentre entre gente que se desenvuelve en tal ambiente”-.
Es decir, si no hubiese gente de condición negativa sobre la tierra, ciertos Espíritus no podrían encontrar el ambiente necesario para experimentar sus pruebas?
-“Así es. Existe alguna razón para lamentarse por ello? Solamente los mundos superiores, donde viven únicamente Espíritus buenos, son inaccesibles al mal. Haced que lo mismo ocurra pronto en vuestra tierra”-.
39. En las pruebas que debe asumir con el fin de perfeccionarse, debe el Espíritu experimentar todo tipo de tentaciones, o, en otras palabras, debe pasar por todas las circunstancias que puedan excitar en él el orgullo, la envidia, la avaricia, la sensualidad, y otras pasiones similares?
-“No necesariamente, por cuanto sabéis que existen muchos que toman, desde el inicio, una vía que los exime de muchas pruebas, y que, solamente quienes se dejan arrastrar por la vía opuesta al bien corren todos los peligros que ésta presenta. Un Espíritu, por ejemplo, puede pedir y obtener la riqueza: entonces él, según su carácter, podrá convertirse en avaro o pródigo, en egoísta o generoso, o podría abrazar todas las variantes de los placeres de la sensualidad; pero esto no quiere decir que él debe pasar, necesariamente, por el filo de estas pasiones”-.
40. Cómo es posible que el Espíritu, que en su origen es simple, ignorante e inexperto, puede elegir, con conocimiento de causa, un determinado perfil de existencia, y tener que responder de la elección?
-“Dios suple su inexperiencia, trazándole la vía que debe seguir, como hacéis vosotros con un niño desde la cuna, empero, a medida que desarrolla el libre albedrío, poco a poco lo deja en libertad de elegir. Entonces ocurre, frecuentemente, que él se desvíe, tomando la falsa vía, si deja de escuchar los consejos de los buenos Espíritus: esta es la verdad sobre la caída del ser humano”-.
Habiendo alcanzado el Espíritu el ejercicio de su libre albedrío, la elección de su nueva existencia corpórea depende siempre, y exclusivamente, de su propia voluntad o la nueva existencia puede serle impuesta por Dios como expiación?
-“Dios sabe esperar y no apresura la expiación. Todavía puede imponer una existencia a un Espíritu, cuando éste, por inferioridad o mal querer, no comprende lo que es mejor para él,  y cuando ve que la nueva existencia le puede servir para su purificación y progreso, cumpliendo, al mismo tiempo, funciones de expiación”-.
41. Los Espíritus hacen su elección inmediatamente después de su desencarnación?
-“No, por cuanto muchos creen a la eternidad de las penas, lo cual, como ya fue dicho, constituye un castigo”-.
42. Quién dirige al Espíritu en la elección de las pruebas que quiere asumir?
-“El mismo elige aquellas que pueden ser una expiación, según la naturaleza de sus fallos, que puedan hacerle progresar más rápidamente. Por esto, algunos se imponen una vida humilde y de privaciones con el propósito de soportarla con coraje; otros desean desafiar las tentaciones de la fortuna y del poder, muy peligrosas por el abuso que se puede hacer y por las la índole negativa de las pasiones que suscitan; otros, en fin, tienden a templarse con las acciones que la persona virtuosa debe sostener, estando en contacto con el vicio”-.
43. Comprendemos que algunos Espíritus elijan el contacto con el vicio como prueba; empero, no hay de aquellos que lo eligen movidos por la simpatía y por el deseo de vivir en un ambiente conforme a sus gustos, con el fin de abrazar las satisfacciones materiales?
Realmente es así, y hay muchos cuyo sentido moral es todavía muy poco desarrollado; empero, la prueba, después, llega por sí misma, y dura por un tiempo largo. Tarde o temprano, comprenden, sin embargo, que la satisfacción de las pasiones brutales conlleva consecuencias deplorables; emanciparse de sus efectos en un determinado lapso le parecerá una eternidad. Dios podrá dejarle en tal estado hasta tanto comprendan la propia falla, y por sí mismos soliciten expiarla con pruebas provechosas”-.
44. No sería natural elegir las pruebas menos penosas?
-“Para vosotros sí; para el Espíritu no. Cuando se encuentra libre de la materia, cesa la ilusión, y él piensa de manera  diferente”-.
El ser humano sobre la tierra, dominado por las ideas mundanas, ve en estas pruebas el lado penoso, por lo cual le parece natural que se elijan aquellas que puedan permitir los goces materiales; empero, después, en la vida de la dimensión espiritual, compara estas fugaces y rudimentarias sensaciones con la felicidad inalterable que entrevé, entonces, qué le importan unos pocos sufrimientos temporales? Por lo cual, el Espíritu puede elegir la más dura prueba, la existencia más penosa, con la esperanza de alcanzar, en breve, a un estado mejor, tal como la persona que, para curarse más pronto, elige la medicina más amarga. Quien desea unir su nombre al descubrimiento de un país ignoto no elige una vía florida: conoce los riesgos que corre, empero, está consciente, también, de la gloria que le espera, si lo logra.
La teoría de la libertad en la elección de nuestras existencias y las respectivas pruebas que deberán ser experimentadas, deja de parecer singular cuando se considere que los Espíritus, liberados de la materia, aprecian las cosas en forma diversa de cómo lo hacemos nosotros. Ellos ven la meta infinitamente más preciosa que los placeres caducos de aquí abajo, y, por cuanto después de cada existencia observan el progreso que han hecho, comprenden cuanto aún le falta, en pureza, para alcanzarla. Esta es la razón por la cual se someten, voluntariamente, a todas las vicisitudes de la vida corpórea, y prefieren aquellas que puedan conducirle, más rápidamente, adelante. Sería un error asombrarse de ver un Espíritu que elige las pruebas menos fáciles. Hasta que él permanezca en la imperfección, no puede gozar la vida inmune de sinsabores; empero, sabe que ésta lo atiende más allá del error, y para alcanzarla busca mejorarse.
Por otra parte, no tenemos, nosotros, todos los días debajo de los ojos ejemplos de elecciones semejantes? El ser humano que trabaja sin tregua y descanso los dos tercios de la vida para acumular los medios que le aporten el bienestar en su edad madura, no se impone, quizá, un riguroso trabajo actual con el objetivo de un porvenir mejor? El soldado se ofrece, espontáneamente, para ejecutar un encargo riesgoso, el viajante que afronta riesgos de no menor calibre a beneficio de la ciencia o de la propia fortuna, no eligen, voluntariamente, aquellas arduas pruebas, que, una vez superadas, les aportarán honores y ventajas? A qué deja de someterse, el ser humano, por el interés o por la gloria? Todos los concursos, no son, también ellos, pruebas, a la cual se somete, por propia voluntad, para elevarse en su carrera? Nadie alcanza un elevado grado social, bien sea en la ciencia, en las artes, en las industrias y en los públicos o privados despachos, sino pasando por la larga escala de los grados precedentes, que constituyen, todos,  verdaderas pruebas. De esta manera, la vida humana, es la reproducción de la vida de la dimensión espiritual, por cuanto encontramos en ella, en pequeño, las mismas peripecias. Si, por lo tanto, en la tierra, nosotros elegimos, frecuentemente, las más duras pruebas con el objetivo de ascender más alto, por qué, el Espíritu, que observa mucho más lejos, y para quien la vida del cuerpo no es más que un rápido incidente, dejaría de elegir una existencia de exigente trabajo y laboriosa, cuando ella debe conducirlo a una eterna felicidad? Quienes expresan que, si el Espíritu tiene la facultad de elegir su existencia, pedirán ser príncipes o millonarios, demuestran escasa visión, como aquellos niños glotones que, interrogados sobre cual profesión desean ejercitarse, responden: la de pastelero o confitero.
Tal el viajante, que, en el fondo de un valle oscuro por la neblina, no ve ni lo largo ni los puntos extremos de su vía; pero, llegado junto a la veta de la montaña, abraza con la mirada el camino recorrido y el que le queda por delante, y al mismo tiempo, descubriendo la meta y los obstáculos que se le atraviesan en la vía, puede con mayor seguridad encontrar los medios adecuados para alcanzar más rápido y fácilmente la misma.
El Espíritu encarnado es como el viajante que se encuentra, todavía, abajo en el valle; libre de los ligámenes terrestres es como el viajante sobre la cima de la montaña. La meta es, para el viajante, el descanso después de la actividad; para el Espíritu la suprema felicidad después de las tribulaciones y las pruebas.
Todos los Espíritus dicen que en el estado espiritual indagan, estudian y observan para hacer la propia elección; y nosotros, en la vida corpórea, no buscamos por largos años la carrera sobre la cual fijar, libremente, nuestra elección, para conseguir el fin que nos hemos propuesto? Si después no lo logramos en una, buscamos otra; y cada carrera que abrazamos es una fase, un período de la vida. No pensamos, nosotros, cada día, a lo que haremos el día de mañana? Ahora, las diversas existencias corpóreas constituyen para el Espíritu las fases, los períodos de su vida en la dimensión espiritual, que, como sabemos, es su vida normal, no siendo la del cuerpo que transitoria y pasajera.
45. Podría el Espíritu hacer una elección durante la vida corpórea?
-“Algunas veces sí, en los momentos en los cuales se emancipa de  la materia que le envuelve; pero éstas son excepciones. La elección se hace en el estado de libertad, por cuanto, entonces, ve las cosas bajo un aspecto muy diverso”.
Los más desean las grandezas y las riquezas; pero parecería que no fuese ni como expiación ni como prueba.
-“Aquellos en quienes prevalece la materia las desean para gozarlas; en quienes prevalece el Espíritu, para aguerrirse en sus vicisitudes”-.
46. Hasta que el Espíritu no alcanza el máximo grado de pureza, debe experimentar, continuamente, determinadas pruebas?
-“Sí, pero no las que entendéis vosotros, que llamáis pruebas a las tribulaciones materiales. De estas, el Espíritu, llegado a un cierto grado, sin ser perfecto, no les quedan más que experimentar; en cambio, les incumben, siempre, ciertos deberes que les ayudan a perfeccionarse sin resultarles, en lo mínimo, penosos, y, entre estos deberes se encuentran, también, el de contribuir al perfeccionamiento de los demás”-.
47. Puede, el Espíritu, engañarse en la elección de la prueba?
-“Puede elegir una que sea superior a sus fuerzas y, entonces, sucumbe; y puede, también, elegir una que no le sea de ningún provecho; tal sería, por ejemplo, la elección de una vida ociosa e inútil. Empero, reentrado que haya en la dimensión espiritual, se da cuenta, y solicita de compensar el tiempo  perdido”-.
48. De qué derivan las vocaciones, y la voluntad de seguir una carrera en vez de otra?
-“A esta pregunta podéis contestar vosotros mismos. No son estas cosas, quizá, la consecuencia de cuanto hemos dicho sobre la elección de las pruebas y sobre el progreso hecho en las existencias anteriores?”
49. Desde el momento que en la dimensión espiritual el Espíritu estudia las diversas condiciones en las cuales puede progresar, -cómo es que existen quienes piensan conseguir aquel objetivo naciendo, por ejemplo, entre los antropófagos?
-“No son los Espíritus ya progresados quienes nacen entre los antropófagos, sino los de la misma naturaleza de éstos, o, todavía, más bajos”-.
Sabemos que nuestros antropófagos no se encuentran en el último grado de la escala de los seres, por cuanto existen mundos en los cuales la brutalidad y la ferocidad superan largamente la barbarie de la tierra. Aquellos Espíritus son, por lo tanto, todavía inferiores a los ínfimos de nuestro mundo y el encarnarse entre nuestros salvajes es para ellos un progreso, como lo sería para los caníbales el ejercitar entre nosotros una profesión que les obligara a derramar la sangre. Si no miran más alto, esto ocurre por su inferioridad moral que no le permite de comprender un progreso mayor. El Espíritu, por cuanto progresa gradualmente, no puede superar de un salto la distancia que le separa de la barbarie a la civilización. Es ésta una de las razones que rinden la reencarnación necesaria y del todo conforme con la justicia de Dios: de otra manera, qué sería de aquellos millones de seres que desencarnan, cada día, en los grados más bajos de la humanidad si después un tuviesen los medios de alcanzar, cuando sea el momento, a los grados superiores? Dios los habría inicuamente privados de los favores concedidos a otros seres.
50. Una persona que hubiese hecho parte de un pueblo civilizado, podría, por expiación, reencarnarse en medio de un grupo étnico salvaje?
51. –“Sí, pero según el género de expiación. Un jefe que, en una existencia previa, hubiese sido cruel con sus dependientes, podría en otra ser dependiente a su vez y sufrir los tratos que hizo experimentar a otros, al igual que aquel que haya mandado mal, podría ser obligado a obedecer a quienes en una vida precedente les eran subordinados. Son expiaciones que Dios puede imponer al que abusa de su poder. Ocurre, por otra parte, que un Espíritu bueno elija una existencia entre aquellos bárbaros para moverlos y guiarlos en la vía del progreso: entonces constituye una misión”-.
JERQRQUÍA EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
52. Existe, entre los Espíritus, una jerarquía de poderes? Hay, entre ellos, subordinación y autoridad?
–“Sí, y grande: los Espíritus tienen los unos sobre los otros una autoridad correspondiente a su elevación, la cual ejercen con una fuerza moral irresistible”-.
Los Espíritus inferiores pueden sustraerse a la autoridad de quienes son más elevados?
-“Absolutamente no, como he dicho, por cuanto ella es irresistible”-.
53. El poder y la consideración que un ser ha gozado en la tierra, les dan una primacía en la dimensión espiritual?
-“No, por cuanto los humildes serán exaltados y los poderosos humillados”-.
En qué modo debemos entender esta exaltación y esta humillación?
-“No sabéis que los Espíritus son de ordenes diversos  según su propio mérito? Pues bien, el ser humano más grande de la tierra podría ser, en la dimensión espiritual, entre los ínfimos Espíritus, mientras su servidor podría encontrarse entre los primeros. Recordad que Jesús ha dicho: -“Quien se humilla será exaltado y quien se exalta será humillado”. Leed los salmos.
54. Quién habiendo sido grande en la tierra, y se encuentra en bajo nivel entre los Espíritus, experimenta humillación?
-“Frecuentemente muy grande, especialmente si fue orgulloso y envidioso”-.
55. El soldado que, caído en batalla conjuntamente con su general, y lo encuentra, después, en la dimensión espiritual, le reconoce, todavía, como su superior?-.
-“Vuestros títulos no tendrán más ningún valor; todo depende de la superioridad del mérito”-.
56. Los Espíritus de los diversos órdenes se encuentran juntos?
-“Si y no, es decir, se ven pero se distinguen los unos de los otros. Se atraen y se rechazan recíprocamente, según las semejanzas o la disparidad de sus sentimientos, tal como sucede entre vosotros, por cuanto vuestro mundo no es más que un débil reflejo del mundo espiritual. Aquellos del mismo grado se reúnen por afinidad, formando grupos o familias de Espíritus ligados por la simpatía y por el objetivo común que se proponen alcanzar: los buenos desean hacer el bien, los de polaridad opuesta, lo contrario: en todos vergüenza por sus fallos y la necesidad de encontrarse en medio a seres similares a ellos”-.
De esta manera es entre nosotros una gran ciudad, donde los seres humanos de todos los grados y de todas las condiciones se ven y se encuentran  sin confundirse; donde, las sociedades se forman por la analogía de los gustos; allí, el vicio y la virtud siguen, sin tener nada en común, su propia vía.
57. Los Espíritus tienen todos, indiferentemente, acceso los unos cerca de los otros?
-“Los buenos van por todas partes, y es preciso que sea de esta manera, hasta tanto puedan ejercitar la propia autoridad sobre los malos; pero lugares habitados por los buenos se encuentran prohibidos a los Espíritus bajos, para que no puedan llevar turbaciones relativas a las bajas pasiones”-.
58. Cuál es la naturaleza de las relaciones entre los buenos y los malos Espíritus?
-“Los primeros buscan de combatir las malas tendencias de los segundos, con el objetivo de ayudarlos a ascender: es una misión”-.
59. Por qué los Espíritus inferiores gozan induciendo al mal?
-“Por envidia de no encontrarse entre los buenos y por el deseo de impedir a los Espíritus aún inexpertos que alcancen el sumo bien: quieren hacer probar a los demás aquello que ellos mismos experimentan. No ocurre igualmente entre vosotros?
60. En cuál modo se comunican los Espíritus entre ellos?
–“Se ven y se comprenden; por el simple reflejo del Espíritu, por cuanto la palabra es cosa material. El fluido cósmico establece entre ellos una constante comunicación; constituye el vehículo de la transmisión del pensamiento, al igual que entre vosotros el aire es el vehículo de la del sonido, una especie de telégrafo universal, que une todos los mundos, y permite a los Espíritus de corresponder de un globo a otro”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:  El Espíritu tiene la facultad de viajar a la velocidad del pensamiento y se desplaza de un lugar a otro en el cual se encuentra la persona con quien se comunica; al entrar en contacto sus campos magnéticos se efectúan, automáticamente, lecturas de contenidos mentales, por el pensamiento. Constituye una capacidad de percepción del pensamiento al igual que la de los demás sentidos. Realmente, no hay transmisión, sino comunicación y percepción del pensamiento o del sentimiento con contacto espiritual entre las partes, por cuanto el uno se desplaza al lugar en que se encuentra el otro o viceversa, en forma instantánea. Es decir, se adquiere conciencia del contenido mental de la otra parte por contacto espiritual entre ambos.
61. Los Espíritus pueden disimularse recíprocamente sus pensamientos o escondérselos respectivamente?
–“No: a ellos todo les es manifiesto, especialmente cuando son perfectos. Aún lejos el uno del otro se ven, y se comprenden siempre. Empero, esto no constituye una regla absoluta, por cuanto algunos Espíritus, juzgándolo necesario, pueden muy bien hacerse invisibles para otros”-.
62. En cuál modo, ya que se encuentran libres de cuerpo físicos, pueden los Espíritus conservar su individualidad y distinguirse los unos de los otros?
–“Por medio del alma, –peri-espíritu-, que los hace ser diferentes, como el cuerpo entre los seres humanos”-.
63. Los Espíritus se reconocen por haber cohabitados en la tierra? El amigo reconoce al amigo? El hijo reconoce a su padre?
-“Sí, perfectamente, y de esta manera de generación en generación”-.
Cómo hacen los seres humanos que se han conocido en la tierra para reconocerse en el mundo de los Espíritus?
-“Nosotros vemos el pasado leyéndolo como en un libro; descubriendo en tal manera lo de nuestros amigos o enemigos, vemos, también, su pasaje de la vida a la desencarnación”-.
64. Tan pronto como se haya efectuado la desencarnación, el Espíritu ve inmediatamente a sus familiares o amigos que les han precedido en la dimensión espiritual?
-“Enseguida, raramente, por cuanto, con frecuencia, como ya se ha dicho, precisa algún tiempo para reconocerse, y sacudirse del velo de la materia”-.
65. Cómo es acogido el Espíritu por los seres buenos a su regreso a la dimensión espiritual?
-“La del ser justo, como un hermano amadísimo por largo tiempo esperado; la del perverso, como un ser digno, solamente, de compasión”-.
66. Cuál sentimiento prueban los Espíritus inferiores al llegar a ellos otro de su mismo nivel?
-“La satisfacción de ver un semejante privado como ellos de la felicidad, sentimiento que también experimentan en la dimensión física al observar el estado de los seres de similar nivel”-.
67. Los parientes y amigos acuden al encuentro, cuando se deja la dimensión física?
-“Sí: reciben al Espíritu hacia quien experimentan afecto; se emocionan con él como al regreso de un viaje, si ha sabido evitar los riesgos, y le ayudan a desvincularse de los ligámenes del cuerpo. Esta afectuosa acogida es un premio para los buenos; mientras el culpable, en castigo, queda en el aislamiento, o no es circundado más que por Espíritus de similar condición”-.
68. Los parientes y los amigos se vuelven a reencontrar después de la desencarnación?
-“Esto depende de su elevación, y de la vía que siguen para progresar. Si uno de ellos se encuentra ya más adelantado, o camina más rápido que el otro, no quedarán juntos: podrán verse alguna vez, pero no permanecerán unidos para siempre, sino cuando procedan con ritmo paralelo, es decir, al alcanzar igual grado de perfección. Por otra parte, el hecho de no poder ver los parientes y amigos, frecuentemente, constituye un castigo”-.
RELACIONES SIMPÁTICAS Y ANTIPÁTICAS ETRE LOS ESPÍRITUS:
ESPÍRITUS GEMELOS:
69. Además de la simpatía general que nace de la semejanza, tienen los Espíritus afectos particulares?
-“Sí, como entre los seres humanos; empero, el afecto que une a los Espíritus desencarnados es más fuerte, por cuanto ya no se encuentra sujeto  a las vicisitudes de las pasiones”-.
70. Existe, entre los Espíritus, también, el odio?
-“Sí, entre los inferiores, quienes suscitan entre vosotros las inamistades y la divergencia”-.
71. Dos seres que hayan sido enemigos sobre la tierra, conservan su enemistad también en la dimensión espiritual?
-“Solamente los Espíritus imperfectos alimentan la animosidad hasta tanto que, con el mejorarse, llegan a comprender que su odio era insensato, y pueril la respectiva causa. Si les dividió un mero interés material, por muy poco que hayan progresado, dejarán de pensar en ello. En tal caso, desapareciendo la causa que les separaba, la antipatía que existía entre ellos desaparecerá y vuelven a verse  con alegría”-.
De la misma manera, dos chavales, hechos adultos, reconocen la frivolidad de las cuestiones habidas en la infancia y cesan de tenerse aversión.
72. El recuerdo de las faltas que dos hombres hayan podido hacerse recíprocamente, es un obstáculo para su amistad en la dimensión espiritual?
-“Sí, eso le lleva a alejarse el uno del otro”-.
73. Qué sentimiento experimentan después de la desencarnación quienes han sido perjudicados por nosotros en la dimensión física?
-“Si son buenos, perdonan de acuerdo con vuestro arrepentimiento; si son pocos evolucionados, alimentan rencor, y alguna vez pueden perseguiros, como una consecuencia permitida por Dios, también en otra existencia”-.
74. Los afectos personales de los Espíritus son mutables?
-“No, porque ellos no se pueden engañar; en la dimensión espiritual no existe más la mascara debajo de la cual se pueda esconder la hipocresía. Por lo cual, los afectos de los Espíritus son inalterables y fuente, para ellos, de suprema felicidad”-.
75. El afecto que dos seres se tienen en la dimensión física, continuará en la espiritual?
-“Sin duda, si está fundado sobre la base de una verdadera simpatía; pero, si proviene de una causa material, terminará con ésta. Las afecciones entre los Espíritus son más fuertes y más permanentes que sobre la tierra, porque ya no están sujetas al capricho de los intereses materiales y del amor propio”-.
76. Los Espíritus, que deben unirse por amor, están predestinados a hacerlo desde el origen, y el Espíritu de cada quien tiene en alguna parte del universo su pareja gemela, a quien estará un día fatalmente ligado?
–“No, no existe una unión predestinada y fatal entre dos Espíritus. Ella reina entre los Espíritus en grados diversos, según el lugar que ocupan, es decir, de acuerdo al grado de su propia perfección. Cuanto más son perfectos, tanto más íntima es su unión. Todos los males de la humanidad nacen de la discordia, mientras que de la concordia nace la completa felicidad”-.
77. Entonces, son impropias las voces almas gemelas, de las cuales algunos se sirven para denotar dos Espíritus simpáticos?
-“Impropias e inexactas; si un Espíritu fuese la mitad de otro, separado de éste, sería incompleto”-.
78. Dos Espíritus simpáticos, una vez unidos, permanecen unidos por toda la eternidad, o pueden separarse y unirse con otros Espíritus?
-“Todos los Espíritus se encuentran unidos entre ellos: hablo de aquellos que alcanzaron la perfección; en las esferas inferiores, después, cuando un Espíritu se eleva no siente más la misma simpatía por aquellos que ha dejado atrás”-.
79. Dos Espíritus simpáticos se completan recíprocamente, o, en cambio, su simpatía es la consecuencia de una identidad perfecta?
-“La simpatía que mantiene unidos dos Espíritus es el resultado de su perfecta afinidad de tendencias e instintos; si uno de los dos debiese completar al otro perdería su propia personalidad”-.
80. La identidad necesaria para la perfecta simpatía consiste sólo en la similitud de los pensamientos y de los sentimientos, o, también, en la uniformidad de las condiciones intelectuales?
-“En el idéntico grado de elevación”-.
81. Los Espíritus que hoy no sienten recíprocamente simpatía, podrán sentirla más adelante?
-“Sí, todos la sentirán, cuando el Espíritu de un mundo inferior alcanza, perfeccionándose, el mundo en el cual otro reside. Y su encuentro ocurrirá tanto más rápido cuanto más el Espíritu elevado habrá mal soportado las pruebas a las cuales se había sometido, quedando estacionado”-.
La simpatía que ya existe entre dos Espíritus, puede cesar?
-“Sin duda, tan pronto uno de los dos se quede rezagado”-.
La teoría de las almas gemelas es una figura que alude a la unión de dos Espíritus simpáticos. Es una expresión del lenguaje vulgar, la cual es preciso dejar de tomar a la letra. Si algún Espíritu se ha servido de ella, no pertenecía, ciertamente, a un orden elevado; de ideas limitadas, ha expuesto su pensamiento con términos que les eran habituales en la vida corpórea. Conviene, por lo tanto, repudiar la idea de dos Espíritus creados el uno para el otro, los cuales, después de haberse dividido por un tiempo más o menos largo, deban un día reunirse fatalmente por toda la eternidad.
MEMORIA DE LA EXISTENCIA CORPÓREA
82. Recuerda el Espíritu elevado sus existencias corpóreas?
-“Sí, y os aseguro que, frecuentemente, sonríe de compasión hacia sí mismo”-.
Al igual que el ser humano, alcanzada que haya la edad de la razón, se ríe de las imprudencias de su juventud, o de las puerilidades de su infancia.
83. La memoria de la existencia corpórea se presenta al Espíritu perfecta y enseguida después de la desencarnación?
-“No: le regresa poco a poco, como algo que sale de la neblina, a medida que él centra la atención”-.
84. Recuerda el Espíritu todos los particulares de su vida y puede tener una visión de conjunto con una mirada?
-“Recuerda las cosas en razón de la consecuencia que hayan tenido en su estado de Espíritu; pero comprenderéis que existen en su vida circunstancias a las cuales no dará ninguna importancia y de las que no buscará, siquiera, de recordar”-.
Pero, si quisiera, podría?
-“Cuando sea útil, sí, inclusive los detalles más mínimos tanto de los hechos como de los propios pensamientos”-.
Entrevé él el fin de la vida terrestre con respecto a la vida futura?
-“Ciertamente, lo ve, y lo comprende mucho mejor que cuando se encontraba ligado al cuerpo; entiende la necesidad de depurarse para alcanzar el infinito, reconociendo que en cada existencia se despoja de alguna impuridad”-.
85. En qué modo se asoma a la mente del Espíritu la memoria de sus vidas pasadas? Por un esfuerzo de memoria o como un cuadro que se le presenta ante su visión?
-“Ni en la una ni en la otra manera: todos los avenimientos, de los cuales le resulta importante recordarse, se les presentan como actuales; los otros permanecen como ocultados o enteramente olvidados. Cuanto más él se ha destacado de la materia, tanta menor importancia le concede a las cosas materiales. Frecuentemente, le sucederá de evocar un Espíritu, en la dimensión espiritual, que, a pesar del poco tiempo ha dejado la tierra, no recuerda el nombre de las personas que más amaba, ni muchas otras circunstancias que a vosotros os parecen importante: lo cual quiere decir que, por cuanto para él no tienen peso, las olvida. Lo que rememora muy bien, en cambio, son los hechos que les ayudan a mejorar”-.
86. Se recuerda, el Espíritu, también, de todas las existencias que precedieron la última?
-“Todo su pasado se desenvuelve delante como las estaciones recorridas por un viajero; pero, repetimos, él no recuerda sus actos sino en razón de su influencia sobre su estado actual. En cuanto a sus primeras existencias, a las que se pueden comparar como a la infancia del Espíritu, esas se diluyen poco a poco, y desaparecen en la noche de los tiempos”-.
87. Cómo considera el Espíritu el cuerpo del que se ha despojado en la tierra?
-“Como un viejo vestido que le incomodaba y del cual está contento de haberse liberado”-.
Qué siente el Espíritu a la vista de su cuerpo en el proceso que sigue a la desencarnación?
-“Casi siempre indiferencia, como de algo que ya no posee más”-.
88. Después de algún tiempo, reconoce el Espíritu sus restos corpóreos u otros objetos que les pertenecían en esta vida?
–“Alguna vez; esto depende de la mayor o menor elevación con la cual considera las cosas terrenas”-.
89. El respeto que se tiene aquí abajo por sus despojos físicos atrae la atención del Espíritu y lo agradece?
-“El Espíritu está siempre contento de vuestro buen recuerdo y las cosas que de él conserváis constituyen una prueba de ello; empero, lo que le atrae a vosotros es vuestro pensamiento, no  aquellos objetos”-.
90. Recuerdan los Espíritus las experiencias experimentadas durante su existencia corpórea?
-“Frecuentemente sí, y aquella rememoración rinde mayor la felicidad que puedan gozar como Espíritus”-.
91. El ser humano que ha sido feliz aquí, lamenta sus disfrutes una vez dejada la tierra?
-“Solamente los Espíritus inferiores pueden lamentar el disfrute proveniente de la impuridad de su naturaleza, las cuales expían mediante pruebas, Los Espíritus elevados prefieren mil veces la felicidad perdurable a la satisfacción efímera de la tierra”-.
De la misma manera, el ser humano adulto se ríe de las cosas que les alegraban en su infancia.
92. Aquel que ha empezado trabajos de gran calibre por el bien de la humanidad y los ve interrumpidos por la desencarnación, se lamenta en la dimensión espiritual por haberlos dejado incumplidos?
-“No, porque ve que otros están destinados a continuar su obra. Más bien, él mismo se esfuerza de alentar otros Espíritus humanos a la continuación de estos trabajos. Su objetivo sobre la tierra era el bien de la humanidad, el cual conserva en la dimensión espiritual”-.
93. Quien ha dejado detrás de sí trabajos de arte o de literatura, conserva por sus obras el amor que por ellas tenía en la dimensión física?
-“Según su elevación, las juzga de una manera diversa, y, frecuentemente, en la dimensión espiritual desaprueba lo que en la física admiraba”-.
94. Le importan al Espíritu los trabajos que se hacen en la tierra, el progreso de las artes y de la ciencia?
-“Depende de su elevación, o de la misión que él ha de desempeñar. Lo que a vosotros os parece magnífico, frecuentemente es poco cosa para los Espíritus avanzados, que lo valoran como el docto lo hace con la obra de un escolar. Ellos no miran sino a lo que pueda dar prueba de la elevación de los Espíritus encarnados y de su progreso”-.
95. Los Espíritus conservan en la dimensión espiritual el amor de patria?
-“Es siempre el mismo principio: para los Espíritus elevados la Patria es el Universo; de la tierra pueden amar como tal aquella parte en la que han dejado el mayor número de personas  queridas”-.
Las condiciones de los Espíritus y su manera de ver las cosas varían al infinito en razón del grado de su desarrollo moral e intelectual. Los Espíritus de orden elevado vienen, en general, muy poco a la tierra; todo aquello que se realiza es mezquino en relación a las grandezas del infinito; también las cosas a las cuales los seres humanos atribuyen la mayor importancia son a sus ojos tan pueriles que encuentran pocas atractivas, cuando no son llamados a cooperar al progreso de la humanidad. Los Espíritus de orden medio la frecuentan en forma más asidua, si bien consideran las cosas con una elevación mayor de cuando se encontraban en la dimensión física. Los Espíritus vulgares son, por así decir, de residencia permanente y constituyen la masa de la población ambiental del mundo invisible: han conservado, en línea general, las mismas ideas, los mismos gustos y las mismas tendencias que tenían en su envoltura material; se entrometen en nuestras reuniones, en nuestros negocios, en nuestras diversiones, en las cuales toman parte más o menos activa según su carácter. Por cuanto no pueden satisfacer sus propias pasiones, gozan que otros se abandonen a las mismas y les excitan. Entre tantos, pero, los hay más serios que miran y observan para instruirse para transformarse en mejores.
96. Las ideas de los Espíritus se modifican siempre en la dimensión espiritual?
-“Mucho: ellos asumen grandes transformaciones a medida que el Espíritu se cansa de la materia. Él, puede, empero, permanecer largo tiempo con las mismas ideas; pero, poco a poco la fascinación de la materia disminuye; él ve las cosas más claramente, y, entonces, busca los medios para mejorarse”-.
97. Por cuanto el Espíritu ha vivido la vida en la dimensión espiritual antes de su encarnación, -de dónde se deriva su estupor al regresar a la misma?
-“Del efecto momentáneo producido por la turbación que experimenta al despertarse después de la desencarnación: más tarde, él se reconoce perfectamente por cuanto adquiere conciencia de la memoria del pasado y se sensibiliza, borrando la impresión de la vida terrena.
CONMEMORACIÓN DE LOS ESPÍRITUS
98. Es grata a los Espíritus el buen recuerdo de quienes han amado sobre la tierra?
-“Mucho más de lo que podáis creer: este recuerdo acrecienta la felicidad, si son felices; y, si son infelices, es para ellos un motivo de sosiego”-.
99. El día de la conmemoración de los desencarnados es solemne para los Espíritus? Vienen ellos de preferencia, aquel día, a visitar a quienes van a visitarle en su última morada física?
–“Los Espíritus acuden a la llamada del pensamiento al igual que en cualquier otro día del año”-.
Ese día se sienten llamados de preferencia en el lugar de su última morada física?
-“Los hay en mayor número, ese día, por cuanto les llama un mayor número de personas; pero cada uno llega solamente por sus seres queridos y no por la multitud de indiferentes”-.
En qué forma nos visitan y como se verían si pudiésemos verle?
-“En aquella forma bajo la cual les conocimos encontrándose en la dimensión física”-.
100.          Los Espíritus olvidados, de quienes nadie va a visitar su última morada física, -visitan aquel lugar, igualmente, y les afecta el hecho de que nadie les recuerda?
-“Qué les importa a ellos de la tierra? Los Espíritus solamente estiman los sentimientos, por lo cual si no les atrae el afecto, no se preocupan: tienen para sí el universo”-.
101.          La visita de sus seres queridos al lugar de su última morada física resulta al Espíritu más grata que una oración efectuada por ellos en el secreto del propio hogar?
-“Esa visita es solamente un modo para demostrar que se piensa en el Espíritu ausente. Ya os lo he dicho: es la oración que dinamiza el acto de la memoria: poco importa el lugar donde esa se hace, si se realiza con afecto”-.
102.          Los Espíritus de quienes se elevan estatuas y monumentos, -asisten a la inauguración, y la observan con placer?
–“Muchos van, cuando pueden; pero, en aquellos actos agradecen, más que el honor, el buen recuerdo que se conserva de ellos”-.
103.          Dónde se origina, en muchos, el deseo de que su última morada física sea en un lugar o en otro? Regresan a ellos con mejor voluntad después de la desencarnación? Es esta importancia dada a una cosa material un signo de inferioridad moral del Espíritu?
-“Habéis juzgado bien. Qué importa un lugar en vez de otro a un Espíritu elevado? Él sabe que los Espíritus amados se reunirán de todas maneras”-.
Entonces, la reunión de los restos físicos de todos los miembros de una familia debe considerarse como una cosa frívola?
-“No: es costumbre venerable, demostración de simpatía para quienes hemos amado. Si es de poca importancia para los Espíritu, en cambio es importante para los seres humanos como vehículo de expresión de los propios sentimientos”-.
104.          El Espíritu, ya regresado a la dimensión espiritual, recibe con agrado los honores que se les tributan a su vestidura física?
-“Si ha alcanzado ya cierto grado de perfección, ya está despojado de vanidad terrenal y comprende la inutilidad de las ceremonias. Existen, empero, muchos Espíritus, quienes, después de la desencarnación, disfrutan de los honores que se rinden a sus cuerpos y se entristecen del abandono en el cual venga dejado, por cuanto alimentan, todavía, los prejuicios de la vida terrenal”-.
105.          Asiste el Espíritu a las ceremonias de su última morada física?
-“Frecuentemente; pero, si es presa de la turbación no se rinde cuenta de lo que sucede”-.
Le es grato el concurso de la gente en ese acto?
-“Más o menos, según el sentimiento que lo conduce”-.
106.          El Espíritu desencarnado asiste a las reuniones de sus herederos?
-“Casi siempre: Dios lo quiere, para que él se instruya, y para que experimenten el castigo los culpables. Es allí, que él juzga cuanto valían sus demostraciones de afecto, por cuanto lee en su ánimo como en un libro y el desengaño que prueba, frecuentemente, al ver la rapacidad de quienes se dividen sus bienes le iluminan sobre sus sentimientos; pero, también para ellos llegará su turno”-.
107.          El respeto instintivo que en todos los tiempos y en todos los pueblos el ser humano ha demostrado por los Espíritus desencarnados, -es un efecto de su intuición sobre la vida futura?
-“Es la consecuencia natural: sin esa intuición aquel respeto no tendría razón de ser”-.


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