VIDA
ESPIRITUAL
Autor: Allan
Kardec
Versión
castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró
C.
Capítulo X de:
El Libro de los Espíritus
Espíritus en
la dimensión espiritual. Mundos transitorios. Sensaciones y sufrimientos de los
Espíritus. Elección de las pruebas. Jerarquía social de la dimensión
espiritual. Relaciones simpáticas y antipáticas entre los Espíritus. Espíritus
gemelos. Memoria de las existencias corpóreas. Conmemoraciones de los
desencarnados. Tributos.
ESPÍRITUS EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
1. El Espíritu se
reencarna inmediatamente después de su separación del cuerpo?
-“Algunas
veces inmediatamente; pero, generalmente lo hace después de intervalos más o
menos largos. En los mundos superiores la reencarnación es casi siempre
inmediata; por cuanto la materia del cuerpo es más depurada, el Espíritu
encarnado goza de casi todas sus facultades de Espíritu, y su estado normal es
el de vuestros sonámbulos lúcidos”-.
2. Qué es el
Espíritu en los intervalos entre las diversas encarnaciones?
-“Un Espíritu
que vive en la dimensión espiritual, que aspira a un nuevo destino, y espera”-.
Cuánto pueden
durar estos intervalos?
-“Desde unas
pocas horas hasta miles de siglos. Del resto, al estado de vida, en la
dimensión espiritual, no existen límites extremos fijados, por cuanto puede
durar larguísimo tiempo, sin ser jamás perpetuo; el Espíritu encuentra siempre,
tarde o temprano, la manera de recomenzar una existencia, la cual sirve a la
purificación de las precedentes”-.
Esta duración
depende de la voluntad del Espíritu, o puede ser impuesta como una expiación?
-“Es una
consecuencia del libre albedrío, por cuanto los Espíritus saben perfectamente
lo que hacen. En muchos casos, empero, es una sanción ejecutada por la ley de
Dios; otros solicitan de extenderla para continuar realizando estudios que
únicamente pueden hacerse útilmente en el estado de Espíritu”-.
3. El estado de Espíritu, en la dimensión
espiritual, es un signo de inferioridad entre los entes?
-“No, por
cuanto existen Espíritus en todos los grados. La encarnación es una fase
transitoria, ya ha sido dicho; en su estado normal, el Espíritu se encuentra
libre de la materia”-.
4. Se puede decir que todos los Espíritus
desencarnados se encuentran de tránsito en la dimensión espiritual?
-“Solamente
aquellos que deben reencarnar; los Espíritus puros que han superado el estado
de corporeidad, no: el estado de Espíritu de estos es definitivo”-.
Respecto a las cualidades íntimas, los Espíritus, como
hemos visto, son de varios órdenes que ellos recorren sucesivamente a medida
que se purifican. En cuanto a su estado, pueden encontrarse encarnados, es
decir, unidos a un cuerpo material, y libres, en la dimensión espiritual, es
decir, emancipados del cuerpo físico y en espera de una nueva encarnación para
el propio mejoramiento; puros, como decir relativamente perfectos y ya no más
sometidos a la encarnación.
COMENTARIO EXEGÉTICO: Cuando se menciona el hecho de
que, los Espíritus, habiendo alcanzado un determinado grado de pureza, y
perfección evolutiva, ya no están obligado a reencarnar, debe entenderse que ya
no están obligado a reencarnarse con fines de expiar, compensando, deudas
kármicas de existencias pasadas. Es decir, que se han liberado de compromisos
que les hacía necesario reencarnar a tales efectos a los fines de compensar,
cancelando sus respectivas deudas. Habiendo quedado libres de tales deudas, los
Espíritus no se encuentran obligado a hacerlo con tales finalidades kármicas,
adquieren una autonomía que trasciende toda obligación con otros seres, Empero,
este grado de autonomía y de libertad no implica de que ya jamás deban volver a
reencarnar. Esto es preciso descartarlo absolutamente. Existen otras
condiciones que obligan a los Espíritus a reencarnarse, como son:
I. El progreso eterno e infinito, en el cual el Espíritu
elabora su propio plan de desarrollo, mediante el cual coopera en la
realización de la Gran Obra
cósmica.
II. El plan de estudio existente en cada mundo, al cual,
cada Espíritu se encuentra adscrito, en un momento dado, por propia elección, o
por el grado evolutivo alcanzado, que le ubica, automáticamente, en un
determinado grupo, ejerciendo, siempre, su libre albedrío, o facultad de
autonomía.
III. Por misión autoimpuesta, de cooperar con humanidades
que precisan de un instructor en el nivel alcanzado por determinado Espíritu.
IV. Por misión asignada por los Regidores Cósmicos, en un
determinado mundo, y libremente aceptada por el Espíritu en particular.
V. Cualquier otra condición en que, los Espíritus, por la
ley de la solidaridad, se encuentran obligados, moralmente, por la propia
conciencia, a cooperar con las humanidades que lo precisan, lo cual, no deja de
ser, al mismo tiempo, una oportunidad de crecimiento espiritual, ya que, tales
misiones, les facultan para poner en práctica, sus conocimientos, experiencias
y visión de desarrollo alcanzado.
VI. Esto nos permite ver que, a partir de cierto grado
evolutivo, el Espíritu queda en libertad de cooperar por libre elección en la
parte de la Gran Obra
que mejor se adapte a su experiencia y conocimiento, optimizando su vocación de
servicio y aptitudes.
VII. Por otra parte, el Espíritu va percibiendo áreas
determinadas en las cuales precisa fortalecerse, y desarrollarse, en un mejor
nivel, por lo cual, elige existencias físicas, a tales efectos, por propia
iniciativa, ya que el afán evolutivo es incesante en la propia conciencia.
Tomemos en cuenta de que, en la dimensión espiritual, los Espíritus, bajo la
dirección de los respectivos guías, visitan los mundos más avanzados que
implican los siguientes grados de desarrollo en su escala evolutiva. De lo que
allí observan, eligen libremente, aquellas áreas por las cuales se sienten
identificados. Las unas para optimizar sus facultades y aptitudes
desarrolladas. Las otras, para desarrollar las que lo precisan.
5. De qué manera
se instruyen los Espíritus en la dimensión espiritual? Seguramente no como
nosotros.
-“Estudian su
pasado y buscan de elevarse. Ven y consideran lo que sucede en los lugares que
recorren: escuchan los discursos de los seres humanos y los consejos de los Espíritus superiores,
aprovechando las ideas que precisan”-.
6. Conservan los
Espíritus alguna pasión humana?
-“Los
Espíritus elevados, en la gradual purificación de su envoltura, abandonan las
tendencias al mal y no alimentan más que el deseo del bien; pero, los Espíritus
inferiores conservan las pasiones terrenas, de otra manera no serían
inferiores”-.
7. Por cuanto al
abandonar la tierra, los Espíritus no abandonan todas sus malas pasiones, se
conocen las desventajas?
–“Vosotros
tenéis en este mundo algunos que son excesivamente envidiosos: creéis, quizá,
que abandonando la tierra, ellos pierden este defecto? No siempre los Espíritus
conocen las consecuencias de sus pasiones negativas, poco después de la
desencarnación; especialmente a quienes han tenido pasiones dominantes, les
queda a su alrededor una cierta atmósfera material que le obscurece la
inteligencia. Es sólo por intervalos que entrevén la verdad, lo cual les señala
el buen camino que precisan seguir”-.
8. El Espíritu
progresa en la dimensión espiritual?
–“Ciertamente
puede mejorar mucho también en este estado, siempre según su voluntad y deseo;
pero, es sólo en la existencia corpórea que él pone en practica las ideas
adquiridas en la dimensión espiritual”-.
9. Los Espíritus,
en la dimensión espiritual son felices o infelices?
-“Según sus
propios meritos: sufren por las pasiones de las cuales conservan trazas, o gozan
en la medida en que han progresado. En la dimensión espiritual, el Espíritu
entrevé lo que aún le falta para ser más feliz, buscando, entonces, medios para
conseguirlo; pero, no siempre le es permitido reencarnar a su agrado, esto
debido a sanciones en curso”-.
10. Pueden los
Espíritus, mientras se encuentran en la dimensión espiritual ir a todos los
mundos?
-“Según los
casos. El hecho de haber dejado el cuerpo, no significa que el Espíritu sea
perfectamente libre de la materia, por lo cual pertenece, todavía, al mundo en
el cual ha vivido, o a otro del mismo grado, salvo que durante su vida él no se
haya elevado, a cuyo fin debe siempre apuntar, si quiere perfeccionarse. Él, en
algunos casos, puede trasladarse por poco tiempo en algunos mundos superiores;
empero, se encuentra como un extranjero, y no hace, por así decirlo, que
entreverlos, lo cual le despierta el deseo de mejorarse, para ser digno de la
felicidad que allí se goza, para así poderlos habitar más adelante”-.
11. Los Espíritus
ya purificados vienen a los mundos inferiores?
-“Vienen con
frecuencia, con el fin de ayudarlos a progresar, por cuanto, de otra manera,
éstos dependerían sólo de sí mismos y carecerían de guía de la cual ser
dirigidos”-.
MUNDOS
TRANSITORIOS
12. Existen, como
nos fue dicho, mundos que sirven a los Espíritus de la dimensión espiritual de
estaciones o lugares de reposo?
–“Sí; los
Espíritus se pueden establecer, temporalmente, y hacer un espacio de tiempo en
su larga estadía en la dimensión espiritual, para reposar y estudiar; empero, siempre
representa un estado de inquietud por progresar”-.
Los Espíritus
que se establecen temporalmente, pueden, después, dejarlos en cualquier
momento?
-“Sí, para ir
a donde le corresponde. Os pueden dar una idea los pájaros de tránsito, que se
posan en una isla, donde esperan mientras reponen sus fuerzas para trasladarse
al lugar hacia donde transmigran, gozando, de esta manera, de un bienestar más
o menos grande”-.
13. Mientras duran
estas etapas en mundos transitorios, los Espíritus progresan?
-“Ciertamente.
Quienes se reúnen de este modo, lo hacen para instruirse, para hacerse dignos
de ser transferidos a lugares mejores y así conseguir la felicidad de los
elegidos”-.
14. Los mundos
transitorios, por su especial naturaleza, están destinados en forma permanente
para albergar Espíritus que se encuentran en la dimensión espiritual?
-“No; aquel
estado es temporal”-.
Son, al mismo
tiempo habitados como el nuestro, también de seres corpóreos?
-“No, por
cuanto su superficie es estéril. Quienes los habitan no precisan de nada”-.
Tal
esterilidad es permanente, y depende de su naturaleza especial?
-“No; son
estériles por transición”-.
Aquellos
mundos deben ser, entonces, desprovistos de bellezas naturales?
-“La
naturaleza se traduce en las bellezas de la inmensidad, las cuales no son menos
admirables de aquellas que vosotros llamáis bellezas naturales”-.
Por cuanto el
estado de aquellos mundos es transitorio, nuestra tierra estará, un día,
también en esa condición?
-“Ya lo ha
estado”-.
En qué época?
-“Durante su
formación”-.
No existe nada sin utilidad en la naturaleza: cada
cosa tiene su finalidad; el vacío no existe; cada lugar está habitado, la vida
se encuentra en todas partes. De la misma manera ha ocurrido durante la extensa
serie de siglos que han transcurrido ante de que apareciese el hombre sobre la
tierra; a lo largo de aquellos períodos de transición, llenos de estratos
geológicos, aún antes de la primera formación de los primeros seres orgánicos,
sobre esta masa informe, en este árido caos, donde los elementos se encontraban
confundidos unos con otros, no faltaba la vida: seres que no tenían nuestras
necesidades, ni nuestras sensaciones físicas, encontraban, allí, un refugio.
Dios ha querido que, también en aquel estado imperfecto, la tierra sirviese
para alguna cosa. Quién, por lo tanto, osaría aseverar que, entre los
innumerables mundos esparcidos en la inmensidad, uno sólo, uno de los más
pequeños, perdido en la cantidad, tenga el privilegio exclusivo de ser habitado? Cuál sería, entonces, la
utilidad de los demás? Sería una suposición absurda, incompatible con la
sabiduría que se manifiesta en todas las obras divinas, inadmisible por el
hecho que de los planetas nosotros no vemos sino una parte infinitesimal. Nadie
negará que en esta idea de mundos todavía no propicios para la vida, y
habitados nada menos que por seres adecuados a aquellos ambientes, exista algo
de grandiosidad en la cual se encuentra, quizá, la solución a muchas
incógnitas.
PERCEPCIONES,
SENSACIONES Y SUFRIMIENTOS DE LOS ESPÍRITUS
15. El Espíritu,
pasado que haya a la dimensión espiritual, alimenta las sensaciones que tenía
en la vida física?
-“Sí, y
adquiere otras que no poseía, desde el momento en que el cuerpo representaba
una especie de velo, que le opacaba. La inteligencia es siempre un atributo del
Espíritu; empero, se manifiesta más libremente sin el obstáculo de la envoltura
material”-.
16. Las
percepciones de los Espíritus son infinitas? En otras palabras, saben ellos,
todo?
-“No. Cuanto
más se acercan a la perfección, tanto más saben: los Espíritus superiores saben
mucho; los inferiores poco o muy poco”-.
17. Conocen, los
Espíritus, el principio de las cosas?
-“Según su
elevación y pureza; los inferiores, saben cuanto los seres humanos”-.
18.
Los Espíritus
miden la duración del tiempo como nosotros?
-“No; y por esto muchas veces no nos comprendéis,
cuando os hablamos de fechas o de épocas”-.
Los Espíritus
viven fuera del tiempo, tal como lo comprendemos nosotros. La duración casi se
anula para ellos, y los siglos, tan largos para nosotros, son a sus miradas
fugaces instantes, que se pierden en la eternidad, como las desigualdades para
quien se eleva en el espacio.
19.
Los Espíritus
tienen del presente una idea más precisa y más exacta de aquella que tenemos
nosotros?
-“Tal como una persona que nos ve, se forma una idea
más exacta de aquel que carece del sentido de la vista. Los Espíritus ven
aquello que vosotros no veis y juzgan, por lo tanto, en forma diversa de
vosotros. Empero, os lo repetimos, todo depende de su grado de elevación”-.
20.
En qué modo
conocen los Espíritus el pasado? El conocimiento que poseen es sin límites?
-“El pasado, cuando nos ocupamos de él, se convierte
en presente, tal como cuando vosotros os recordáis de una cosa que os ha
impresionado en el curso de la vida. Por cuanto nosotros no tenemos más el velo
material que opaca nuestra inteligencia, lamentamos que las cosas se olviden
entre vosotros. A todo esto, no quiere decir que, entre nosotros, se conozca
todo el pasado”-.
21.
Los Espíritus
conocen el porvenir?
-“También esto depende del grado de su perfección.
Frecuentemente lo entreven, pero no
siempre le está permitido de revelarlo. También el futuro, cuando tienen
conocimiento, le parece, a ellos, presente, y lo ven tanto más claro, cuanto
más se acercan a Dios. Después de la desencarnación, el Espíritu contempla, en
una visión panorámica, sus pasadas
emigraciones; empero, no puede descubrir lo que Dios le prepara. Para que
esto ocurra, es preciso que él le esté muy cercano, lo cual sólo es posible
después de un gran número de existencias”-.
Los Espíritus, llegados a un elevadísimo grado de
perfección, tienen pleno conocimiento del porvenir?
-“No. Sólo Dios es el conocedor supremo y nadie puede
igualarle”-.
22.
Los Espíritus
ven a Dios?
-“Los superiores lo ven, y lo comprenden; los
inferiores lo sienten y buscan de intuirlo”-.
Cuando un Espíritu inferior dice que Dios le prohíbe o
le permite una cosa, cómo sabe que proviene de Él?
-“El no ve a Dios; pero siente su sublimidad, y,
cuando no debe ser hecha una cosa, o dicha una palabra, siente como una
intuición, una advertencia invisible, que le prohíbe de hacerlo. Vosotros
mismos no tenéis presentimientos, que son como avisos secretos de hacer, o no,
esta o aquella cosa? Es lo mismo para nosotros, pero en grado superior, por
cuanto comprendéis que, siendo la esencia de los Espíritus más sutil que la
vuestra, ellos pueden intuir mejor los advertimientos divinos”-.
COMENTARIO
EXEGÉTICO GIC: Los Espíritus, en la dimensión espiritual, al igual que aquellos
que se encuentran en la física, perciben en la conciencia, el efecto coercitivo
de los valores universales, o atributos divinos, que les advierten, lo que
deben evitar, o lo que deben hacer, en un momento dado. Es la acción pedagógica
del Creador Universal por medio de los sentimientos de los valores universales
dentro de la conciencia.
La conciencia
del ser, encarnado o desencarnado, es una réplica exacta de la del Creador
Universal, y en ella se expresa el sentimiento de lo justo o de lo injusto, de
lo bello o de lo feo, del bien o del mal, del deber y de la solidaridad, de la
vergüenza y del pudor, del amor y de la compasión, entre otros, indicando los
límites y la polaridad de los pensamientos, de los sentimientos, de las
palabras y de los actos u omisiones de actos. Los valores universales, o atributos
divinos, constituyen los sentidos espirituales que guían al ser en todas las
fases existenciales, cuando se escucha la voz de la conciencia. Desoída la
misma, se activa la acción coactiva, haciendo experimentar la respectiva
percepción del error en que se ha incurrido, y la reprimenda inherente, como un
efecto de reclamo, o sanción, de la ley cósmica impresa en la propia
conciencia.
El aviso viene transmitido directamente de Dios, o por
medio de otros Espíritus?
-“No directamente de Dios. Por cuanto para comunicarse
con Él es preciso ser dignos; sino por medio de los Espíritus a ellos
superiores en perfección e instrucción”-.
23.
La vista en
los Espíritus, está circunscrita en un órgano como en los seres corpóreos?
-“No; reside en ellos”-.
24.
Los Espíritus
necesitan la luz para ver?
-“Ven por sí mismos, y no precisan de luz exterior.
Para ellos no existe oscuridad salvo aquella en que puedan encontrarse por
efecto de expiación”-.
25.
Necesitan los
Espíritus trasladarse para ver en dos lugares diferentes? Pueden ellos, por
ejemplo, ver al mismo tiempo en los dos hemisferios del planeta?
-“Por cuanto el Espíritu se traslada de un lugar a
otro con la velocidad del pensamiento, se puede decir que él ve por todas
partes al mismo tiempo. Por otra parte, su pensamiento puede irradiarse, al
mismo tiempo, en muchos sitios diversos; empero, esta facultad depende de su
pureza; cuanto menos él es puro, tanto más esa capacidad se encuentra limitada.
Solamente los Espíritus superiores pueden en un solo instante abrazar un conjunto
de cosas”-.
La facultad de
ver en los Espíritus es una propiedad inherente a su propia naturaleza, por lo
cual su sede reside en toda la persona,
como la luz en todas las partes del cuerpo luminoso: es una especie de
lucidez universal, que se extiende en todo, abraza en uno el espacio, los
tiempos y las cosas, y para ella no existen más oscuridades, ni obstáculos
materiales. Y es natural: en el ser humano, por cuanto la vista es el efecto de
un órgano tosco de la luz, sin luz se manifiesta la oscuridad; en el Espíritu,
en quien la facultad de ver es un atributo suyo propio, sin necesidad de algún
agente externo, la vista es independiente de la luz (ve nº 92).
26.
El Espíritu ve
las cosas en forma diferente de nosotros?
-“Bastante más, por cuanto su vista, no obscurecida
por ningún obstáculo, penetra donde a nuestra mirada no le es posible
hacerlo”-.
27.
El Espíritu
escucha los sonidos?
-“Mejor que vosotros, por cuanto existen otros que el
oído humano no puede percibir”-.
También la facultad de oír se encuentra en todo su
ser, como la de ver?
-“Todas las sensaciones constituyen atributos del
Espíritu, y hacen parte de su ser: cuando él se encuentra revestido de un
cuerpo material, las percibe por medio de los órganos; empero, en el estado
espiritual o de pureza dejan de estar localizados en un determinado órgano”-.
28.
Por cuanto las
sensaciones son atributos del Espíritu, le es posible, a él, evadirlas?
-“En general, y especialmente para los elevados, los
Espíritus no ven y no sienten sino lo que quieren: todavía los imperfectos oyen
y ven, frecuentemente, en contra de su voluntad, lo que puede procurarle su
propio progreso”-.
29.
Le gusta la
música a los Espíritus?
-“Entended referiros a vuestra música? Qué puede
representar ella en comparación con la espiritual? De aquella armonía de la
cual nada en la tierra os puede dar una idea? La una es respecto de la otra, lo
que el canto del salvaje respecto a una suave melodía. Todavía, los Espíritus
vulgares pueden sentir vuestra música con cierto placer, por cuanto aún no le
es dado de comprender una más sublime. La música tiene para los Espíritus
infinitas atracciones, según sus desarrolladísimas propiedades sensitivas.
Entiendo hablar de la música celeste, que es cuanto la imaginación puede
concebir de más bello y de más suave”-.
30.
Los Espíritus
perciben como nosotros las bellezas de la naturaleza?
-“Las bellezas naturales de los mundos son de tal
manera variadas que los Espíritus no las pueden conocer todas; empero, las
perciben de acuerdo a su aptitud para apreciarlas y comprenderlas. Para los
Espíritus elevados existen bellezas de conjunto, delante de las cuales
desaparecen, por así decirlo, las particulares”-.
31.
Se encuentran,
los Espíritus, sujetos a nuestras necesidades y dolores físicos?
-“Son de su conocimiento por cuanto han experimentado
sus efectos; empero, por ser Espíritus, su percepción es diferente”-.
32.
Los Espíritus
experimentan el cansancio y la necesidad de descansar?
-“Ellos no pueden sentir el cansancio tal como
vosotros lo entendéis, y en consecuencia no precisan vuestro descanso corporal,
por cuanto no tienen órganos cuyas fuerzas deban restaurar. Si descansan en
cierto sentido, por cuanto no se encuentran en actividad continua. Por cuanto
no actúan materialmente, su acción es toda intelectiva y su descanso totalmente
moral, vale decir que existen momentos en los cuales su pensamiento es apartado
de su férvida actividad, y no se para sobre un objeto determinado: es un
verdadero descanso, empero no es comparable al del cuerpo. En todo caso,
también esta especie de cansancio, que pueden experimentar los Espíritus, se
encuentra en razón de su propia inferioridad, ya que, cuanto más son elevados,
tanto menos les es necesario el descanso”-.
33.
Cuando un
Espíritu manifiesta que sufre, qué clase de sufrimiento es el suyo?
-“Son emociones morales, que le torturan mucho más que
los dolores físicos”-.
34.
Y, entonces,
cómo explicar que algunos Espíritus se hayan quejado de sufrir frío y calor?
-“Por remembranza, muchas veces penosa cuanto la
realidad de todo lo que habían sufrido en la dimensión física, y
frecuentemente, por comparación, con la cual, por falta de un medio mejor de
expresión, describen el propio estado. Dado que se acuerdan del cuerpo,
experimentan cierta impresión, como cuando alguien se quita una manta,
experimentando la sensación de sentirlo, por un cierto tiempo, encima”-.
ENSAYO TEORICO SOBRE LAS SENSACIONES DE LOS ESPÍRITUS
35.
El cuerpo, más que el instrumento del dolor, es, si no
la causa primera, por lo menos la causa inmediata. El Espíritu tiene la
sensación de este dolor: siendo esta sensación el efecto. El recuerdo que ella
alimenta, puede ser muy penoso, pero no ejercita acción física. En efectos, ni
el frío ni el calor pueden disolver la esencia del Espíritu: la cual no puede
helarse ni quemarse. No vemos, nosotros, todos los días, el recuerdo o la
aprensión de un mal producir el efecto de una realidad, y causar, también, la
desencarnación? Todos saben que las personas que han sufrido alguna amputación
pueden sentir dolor en los miembros que no existen más, por lo cual no pueden
ser, ciertamente, las sede del dolor, ni el punto de partida: el cerebro ha
conservado la impresión, es ahí todo. Ahora, por qué no tendría alguna analogía
con esto el fenómeno de los sufrimientos del Espíritu después de la
desencarnación? Un estudio más profundo del alma (periespíritu), que tiene
parte esenciadísima en todos los fenómenos espiritas; las apariciones vaporosas
o tangibles; el estado del Espíritu al momento de la desencarnación, la idea
tan frecuente de encontrarse todavía vivo –en la dimensión física-; el horrible
cuadro de las desencarnaciones forzadas o autoprovocadas, la de los
ajusticiados, de quienes se habían sumergido en los placeres materiales, y
muchos otros hechos, han venido a traer la luz sobre este argumento, dando
lugar a amplias dilucidaciones que aquí es preciso sintetizar.
El alma, es el
ligamen que une el Espíritu con el cuerpo. Su esencia es absorbida del ambiente
desde el fluido magnético, y, hasta cierto punto, de la materia inerte. Se
podría decir que es la quintaesencia de la materia: ese es el principio de la
vida orgánica, como el Espíritu es el de la vida intelectiva y moral, y por lo
tanto el agente de las sensaciones externas. En el cuerpo, estas sensaciones se
localizan en los órganos, que le sirven de vehículos.
Una vez
destruido el cuerpo, las sensaciones se generalizan. Es aquí la razón por la
cual los Espíritus dicen de sufrir mas bien en la cabeza que en los píes. Adviértase de no confundir las sensaciones
del alma en libertad con las del cuerpo: tomemos estas últimas como punto de
comparación y no como analogía. El Espíritu puede sufrir, también, después de
separado del cuerpo. Pero, qué sufrimiento es el suyo? No es corporal, pero
tampoco exclusivamente moral como el remordimiento, por cuanto se lamenta, por
ejemplo, del frío y del calor. Y él, es su condición de Espíritu, no puede
sufrir más ni el invierno ni el verano, por cuanto podría estar entre los
hielos o pasar a través de las llamas sin el mínimo dolor: por lo cual, no
recibe impresión alguna de las intemperies. En consecuencia, los dolores que
siente no son dolores físicos propiamente dichos, sino vagas sensaciones
íntimas, de las cuales, el mismo no sabe explicarse la razón; este es el motivo
por el cual no son locales, ni producidos por agentes externos: ellos
consisten, más que en una realidad, en recuerdos penosos.
Todavía,
alguna vez, son algo más que un recuerdo y esto, de acuerdo a lo que nos enseña
la experiencia, en el momento de la desencarnación el alma se separa con cierta
lentitud del cuerpo y durante algún tiempo el Espíritu no se explica el estado
en que se encuentra: no cree de haber desencarnado, por cuanto siente que vive,
pero ve su cuerpo abandonado, sabe que es el suyo, y no percibe de estar
separado de él; tal estado dura mientras exista un ligamen entre el cuerpo y el
alma. Un Espíritu que había provocado su
propia desencarnación nos decía: -“No, yo sigo viviendo!”; agregando luego:
“Nada menos, siento los gusanos que me roen”. Por supuesto, los gusanos no
roían el alma, y todavía menos el Espíritu: roían el cuerpo. Empero, por cuanto
la separación del cuerpo y del alma no era perfecta, resultaba de ello una
especie de repercusión moral, que transmitía al Espíritu la sensación de lo que
ocurría en el cuerpo. No obstante, es preciso tomar en cuenta que repercusión
no es el término correcto, por cuanto podría hacer creer a un efecto muy
material; lo utilizamos a falta de otro mejor, para significar como la visión
de lo que ocurría en su cuerpo, al cual todavía le unía el alma, producía en él
una ilusión, la cual él tomaba como real.
Por lo cual,
el sufrir del Espíritu no era por remembranza, por cuanto durante su vida en la
dimensión física él no había sido jamás roído por los gusanos, sino que se
trataba de la percepción de un hecho que le ocurría en tiempo presente. Veamos,
ahora, cuales deducciones se pueden extraer de los hechos observado de manera
tan atenta.
Durante la
vida, el cuerpo recibe las impresiones externas y las transmite al Espíritu por
medio del alma, que probablemente es lo que se denomina fluido nervioso. El
cuerpo ya separado del Espíritu no siente nada, por cuanto no tiene más ni
alma, que es la que transmite, ni Espíritu, que es quien siente.
El alma,
separada totalmente o en parte, del cuerpo, experimenta la sensación; sin
embargo, por cuanto tal sensación no le viene transmitida más por medio de un
órgano determinado, la percibe de una manera generalizada. Ahora, por cuanto el
alma no es más que un agente de transmisión, ya que solamente el Espíritu es
quien tiene la conciencia, se deduce que, si pudiese existir un alma separada
del Espíritu, éste no percibiría nada más relativo al cuerpo, al igual que, si
el Espíritu no tuviese alma, o en el caso de tener una etérea por excelencia,
sería inaccesible a toda sensación penosa, tal como ocurre a los Espíritus
puros.
Sabemos, de
hecho, cuanto más se purifican los Espíritus, tanto más etérea llega a ser la
naturaleza del alma, lo cual quiere decir que la influencia de la materia
disminuye en la medida en que el Espíritu progresa, por lo que el alma se
depura en grado equivalente.
Empero, se objetará: las sensaciones placenteras son
transmitidas al Espíritu por medio del alma, como, por ejemplo: las penosas;
ahora, si el Espíritu puro es inaccesible a las unas, debe serlo, igualmente, a
las otras. Sí, sin duda, el Espíritu puro es insensible a las sensaciones
agradables que se derivan de aquella materia que nosotros conocemos. El sonido
de nuestros instrumentos, el perfume de nuestras flores no les impresionan en
absoluto: sin embargo, él es capaz de percibir íntimas sensaciones de atracción
inefable, de las cuales no nos podemos formar idea alguna, por cuanto nosotros,
respecto a ellos, como las personas privadas del sentido de la vista desde su
nacimiento con respecto a la luz. Sabemos que tales sensaciones existen, pero,
en qué modo? Nuestra ciencia no va más allá. Conocemos que tienen sensaciones,
oído, vista, y que estas facultades son atributos de todo el ser, y no ya, como
en la persona, funciones de un órgano; pero, repetimos, de cuál medio se sirven
ellos? Es preciso dilucidar este punto. Los mismos Espíritus no nos pueden dar
descripciones, ya que nuestro lenguaje no está hecho para expresar ideas que no
tenemos, al igual que el de los pueblos primitivos no tiene términos para
explicar nuestras artes, ciencias y doctrinas filosóficas.
Cuando decimos que los Espíritus se encuentran en un
estado que hace inaccesible la percepción de las impresiones de nuestra
materia, entendemos hablar de los muy elevados, cuya envoltura etérea no tiene
nada de símil en nuestra dimensión física. Los otros, en quienes su alma es más
densa, sienten nuestros sonidos y olores, pero no más por medio de un
determinado órgano de su ser, como cuando se encontraban encarnados. Podría
decirse que las vibraciones moleculares son sentidas en todo su ser, llegando,
de esta manera a su sensorium commune,
que es el mismo Espíritu, si bien en diferente manera, y probablemente, aún,
con impresión distinta, lo cual produciría una modificación en las impresiones.
Ellos oyen el sonido de nuestra voz, pero nos comprenden sin el discurso de la
palabra, por la sola comunicación de contenidos mentales, y lo que le da más
valor a lo que afirman, es que esta intuición es tanto más fácil cuanto más se
ha destacado el Espíritu de la materia. En cuanto a la vista, ella es
independiente de nuestra luz. La facultad de ver es un atributo esencial del
Espíritu, para quien no existe oscuridad; aquella es tanto más amplia y aguda
cuanto éste es más puro. El Espíritu, por lo tanto, posee en sí la facultad de
todas las sensaciones: en la vida corpórea ellas son percibidas de acuerdo a la
sensibilidad de los órganos, mientras que en la dimensión espiritual en menor
grado según se encuentre depurada la envoltura anímica.
Esta envoltura, tomada del medio ambiente, varía según
la naturaleza de los planetas. Al pasar de un mundo a otro, los Espíritus
cambian de envoltura, al igual que nosotros la vestimenta, pasando del invierno
al verano o de los polos al ecuador.
Los Espíritus, aún los más elevados, cuando vienen a
visitarnos, se revisten, por lo tanto, del alma terrestre, y desde aquel
momento perciben las sensaciones como los inferiores, pero, con la diferencia
de que pueden rendirlas activas o anularlas, a voluntad.
En cuanto al oído en general, los Espíritus pueden
dejar de oír, si así lo desean, las palabras de los inferiores, mientras que
éstos siempre están obligados de escuchar las de los superiores. Lo mismo
sucede con respecto a la vista, con análoga ley se pueden ocultar los unos a
los otros, por cuanto cada Espíritu, sea cual fuere su grado evolutivo,
siempre, a su libre arbitrio, pueden ocultarse a los inferiores, empero, a
éstos les es imposible sustraerse a la mirada de los superiores.
En los primeros momentos posteriores a la
desencarnación, la vista del Espíritu siempre es turbia y confusa: pero ella se
va esclareciendo a medida en que se efectúa su liberación, llegando a penetrar
cuerpos que para nosotros son opacos.
En cuanto a su extensión a través del infinito
espacio, en el pasado o en el futuro, ella depende del respectivo grado de
elevación y pureza del Espíritu.
Toda esta teoría, dirán muchos, no está hecha para
reconfortar: nosotros creíamos que, despojados de la densa envoltura, instrumentos
de muchos dolores, no habríamos sufrido más, y ahora, venís a anunciarnos que
seguiremos sufriendo, todavía, por cuanto, de una manera u otra, es el dolor
que nos atiende.
Con todo, así es; podemos sufrir aún, y mucho, y
largamente; pero, podemos, también, no sufrir más desde el momento en que
dejamos esta vida corpórea.
Los sufrimientos en la dimensión física,
frecuentemente, es verdad, no dependen de nosotros; empero, en gran parte son
los efectos de nuestra voluntad. Trasladémonos a la fuente, donde veremos que
muy pocos de ellos dejan de ser consecuencias de causas que habríamos podido
evitar. Cuántos males y qué número de enfermedades no debe el ser humano a sus
propios excesos y a sus pasiones? Si viviese una vida sobria, sin abusar de
nada, si fuese simple en sus gustos y moderado en sus deseos, se ahorraría
muchas tribulaciones.
Lo mismo ocurre al Espíritu, cuyos sufrimientos son
siempre los efectos de la conducta que ha tenido sobre la tierra; ciertamente,
él no tiene más reumatismos, pero, experimentará otros dolores que no serán
menos penosos. Hemos visto, como sus sufrimientos son producidos por los
ligámenes que existen todavía entre él y la materia, es decir, que cuanto más
se haya él sustraído a su influencia, tanto menos tendrá sensaciones penosas.
Ahora, depende de él, solamente, emanciparse ya en
esta vida. Dotado de libre albedrío, tiene la facultad de elegir entre hacer o
dejar de hacer: que dome sus pasiones, cultive el amor y la emulación de las
grandes virtudes, la confianza y la dignidad; que sea generoso y purifique el
Espíritu con sentimientos elevados; haga siempre y en todo el bien; no de a las
cosas de este mundo mayor importancia de la que tienen, y entonces, mientras
aún se encuentre en la dimensión física, se habrá purificado, liberándose del
yugo de la materia, y cuando deje a la tierra su envoltura, no experimentará más
su influencia, mientras que los sufrimientos físicos no les dejarán impresiones
algunas, por cuanto habrán afectado únicamente al cuerpo: el Espíritu incólume
se encontrará contento de haberse liberado, y su conciencia tranquila le
eximirá de toda afectación moral.
Nosotros hemos interrogado a miles de Espíritus, en
todos los grados y en todas las condiciones sociales; los hemos estudiado en
todos los períodos de su vida espiritual, desde el momento en que han
abandonado el cuerpo, siguiéndolos paso a paso en la vida de la dimensión
espiritual, para observar los cambios que iban efectuándose en ellos, en sus
ideas, en sus sensaciones y sobre este argumento hasta los Espíritus de los
seres más vulgares nos han proporcionado
elementos de estudio muy preciosos. Ahora, siempre hemos observado que los
sufrimientos del Espíritu se encuentran en relación directa con su vida en la
dimensión física, de la cual experimenta las consecuencias, y que la nueva
existencia es fuente de inefable felicidad para quienes se han conducido por el
buen camino, de donde se deduce que, quien sufre, lo hace porque ha querido, no
debiendo culparse más que a sí mismo, tanto en la dimensión espiritual como en
ésta.
ELECCIÓN DE LAS PRUEBAS:
36.
En la
dimensión espiritual, antes de iniciar un nuevo ciclo de vida corpórea, tiene
el Espíritu conciencia y conocimiento previo de los sucesos que habrán de
acontecer en el curso de la nueva vida?
-”No es él mismo que, haciendo uso de su libre
albedrío, elige el tipo de pruebas a las cuales quiere someterse?”
Entonces, no es Dios que le impone las tribulaciones
de la vida como castigo?
-“No ocurre nada sin el permiso de Dios, por cuanto Él
solo ha establecido todas las leyes que rigen el universo. Pretenderíais,
quizá, conocer por qué ha implantado una ley en vez de otra? Concediendo al
Espíritu la libertad de elección, le deja toda la imputabilidad de sus acciones
y de sus respectivas consecuencias; a su porvenir nada se le impone: la vía del
bien le permanece abierta al igual que la del mal. Empero, si el Espíritu
sucumbe a la prueba, le queda una consolación: todo no ha terminado para él, y
Dios, en su bondad, le permite de rehacer bien lo que ha efectuado en forma
deficiente. Del resto, es preciso distinguir lo que es obra de la voluntad de
Dios, y lo que es obra de la voluntad del ser humano. si un peligro os amenaza,
no sois vosotros que lo habéis creado, sino Dios. Vosotros lo afrontáis
voluntariamente, por cuanto habéis visto en él un medio para avanzar, y eso
porque Dios os lo ha permitido”-.
37.
Si el Espíritu
tiene la facultad de elegir el género de prueba que debe asumir, se deduce, por
eso, que todas las tribulaciones de su vida han sido previstas y seleccionadas
por él?
-”Tener la facultad de elegir el género de prueba no
quiere decir que podremos prever todo cuanto nos sucederá hasta en los mínimos
particulares, por cuanto éstos son la consecuencia de nuestra propia condición,
y, frecuentemente, de nuestros propios actos. Si el Espíritu, pongamos por
caso, ha querido nacer entre gente con tendencias poco favorables, él conocía
de antemano a lo que se exponía, pero no cada una de las acciones que él habría
cumplido, las cuales serían los efectos de su voluntad y libre albedrío. El
Espíritu sabe que, eligiendo una determinada vía tendrá que asumir la
respectiva índole de la acción: sabe, por lo tanto, la naturaleza de las
vicisitudes que encontrará, pero no bajo qué aspectos se le presentarán. Los acontecimientos
particulares nacen de las circunstancias y de la fuerza de las cosas. Solamente
los grandes avenimientos, aquellos que tienen mucho peso sobre el destino, son
previstos por el Espíritu. Si tomáis un sendero lleno de peligros, sabéis que
tenéis que tomar grandes precauciones, por el riesgo que corréis de caer;
empero, el lugar en que podría caerse se desconoce, y darse el caso de que, por
la cautela asumida, de superar exitosamente la prueba. Si ocurre algún hecho en
particular, no creáis, al igual que el vulgo, que eso estaba escrito que
sucedería”-.
38.
Por qué un
Espíritu querría nacer entre gente de tendencias menos favorables?
–“Es preciso que vaya a un ambiente en el cual pueda
experimentar la prueba que ha solicitado. Por lo cual, se precisa, entonces,
una cierta analogía: para actuar, por ejemplo, en contra del instinto del mal,
es necesario que él se encuentre entre gente que se desenvuelve en tal
ambiente”-.
Es decir, si no hubiese gente de condición negativa
sobre la tierra, ciertos Espíritus no podrían encontrar el ambiente necesario
para experimentar sus pruebas?
-“Así es. Existe alguna razón para lamentarse por
ello? Solamente los mundos superiores, donde viven únicamente Espíritus buenos,
son inaccesibles al mal. Haced que lo mismo ocurra pronto en vuestra tierra”-.
39.
En las pruebas
que debe asumir con el fin de perfeccionarse, debe el Espíritu experimentar
todo tipo de tentaciones, o, en otras palabras, debe pasar por todas las
circunstancias que puedan excitar en él el orgullo, la envidia, la avaricia, la
sensualidad, y otras pasiones similares?
-“No necesariamente, por cuanto sabéis que existen
muchos que toman, desde el inicio, una vía que los exime de muchas pruebas, y
que, solamente quienes se dejan arrastrar por la vía opuesta al bien corren
todos los peligros que ésta presenta. Un Espíritu, por ejemplo, puede pedir y
obtener la riqueza: entonces él, según su carácter, podrá convertirse en avaro
o pródigo, en egoísta o generoso, o podría abrazar todas las variantes de los
placeres de la sensualidad; pero esto no quiere decir que él debe pasar,
necesariamente, por el filo de estas pasiones”-.
40.
Cómo es
posible que el Espíritu, que en su origen es simple, ignorante e inexperto,
puede elegir, con conocimiento de causa, un determinado perfil de existencia, y
tener que responder de la elección?
-“Dios suple su inexperiencia, trazándole la vía que
debe seguir, como hacéis vosotros con un niño desde la cuna, empero, a medida
que desarrolla el libre albedrío, poco a poco lo deja en libertad de elegir.
Entonces ocurre, frecuentemente, que él se desvíe, tomando la falsa vía, si
deja de escuchar los consejos de los buenos Espíritus: esta es la verdad sobre
la caída del ser humano”-.
Habiendo alcanzado el Espíritu el ejercicio de su
libre albedrío, la elección de su nueva existencia corpórea depende siempre, y
exclusivamente, de su propia voluntad o la nueva existencia puede serle
impuesta por Dios como expiación?
-“Dios sabe esperar y no apresura la expiación.
Todavía puede imponer una existencia a un Espíritu, cuando éste, por
inferioridad o mal querer, no comprende lo que es mejor para él, y cuando ve que la nueva existencia le puede
servir para su purificación y progreso, cumpliendo, al mismo tiempo, funciones
de expiación”-.
41.
Los Espíritus
hacen su elección inmediatamente después de su desencarnación?
-“No, por cuanto muchos creen a la eternidad de las
penas, lo cual, como ya fue dicho, constituye un castigo”-.
42.
Quién dirige
al Espíritu en la elección de las pruebas que quiere asumir?
-“El mismo elige aquellas que pueden ser una
expiación, según la naturaleza de sus fallos, que puedan hacerle progresar más
rápidamente. Por esto, algunos se imponen una vida humilde y de privaciones con
el propósito de soportarla con coraje; otros desean desafiar las tentaciones de
la fortuna y del poder, muy peligrosas por el abuso que se puede hacer y por
las la índole negativa de las pasiones que suscitan; otros, en fin, tienden a
templarse con las acciones que la persona virtuosa debe sostener, estando en
contacto con el vicio”-.
43.
Comprendemos
que algunos Espíritus elijan el contacto con el vicio como prueba; empero, no
hay de aquellos que lo eligen movidos por la simpatía y por el deseo de vivir
en un ambiente conforme a sus gustos, con el fin de abrazar las satisfacciones
materiales?
Realmente es así, y hay muchos cuyo sentido moral es
todavía muy poco desarrollado; empero, la prueba, después, llega por sí misma,
y dura por un tiempo largo. Tarde o temprano, comprenden, sin embargo, que la
satisfacción de las pasiones brutales conlleva consecuencias deplorables;
emanciparse de sus efectos en un determinado lapso le parecerá una eternidad.
Dios podrá dejarle en tal estado hasta tanto comprendan la propia falla, y por
sí mismos soliciten expiarla con pruebas provechosas”-.
44.
No sería
natural elegir las pruebas menos penosas?
-“Para vosotros sí; para el Espíritu no. Cuando se
encuentra libre de la materia, cesa la ilusión, y él piensa de manera diferente”-.
El ser humano
sobre la tierra, dominado por las ideas mundanas, ve en estas pruebas el lado
penoso, por lo cual le parece natural que se elijan aquellas que puedan
permitir los goces materiales; empero, después, en la vida de la dimensión
espiritual, compara estas fugaces y rudimentarias sensaciones con la felicidad
inalterable que entrevé, entonces, qué le importan unos pocos sufrimientos
temporales? Por lo cual, el Espíritu puede elegir la más dura prueba, la
existencia más penosa, con la esperanza de alcanzar, en breve, a un estado
mejor, tal como la persona que, para curarse más pronto, elige la medicina más
amarga. Quien desea unir su nombre al descubrimiento de un país ignoto no elige
una vía florida: conoce los riesgos que corre, empero, está consciente,
también, de la gloria que le espera, si lo logra.
La teoría de la
libertad en la elección de nuestras existencias y las respectivas pruebas que
deberán ser experimentadas, deja de parecer singular cuando se considere que
los Espíritus, liberados de la materia, aprecian las cosas en forma diversa de
cómo lo hacemos nosotros. Ellos ven la meta infinitamente más preciosa que los
placeres caducos de aquí abajo, y, por cuanto después de cada existencia
observan el progreso que han hecho, comprenden cuanto aún le falta, en pureza,
para alcanzarla. Esta es la razón por la cual se someten, voluntariamente, a
todas las vicisitudes de la vida corpórea, y prefieren aquellas que puedan
conducirle, más rápidamente, adelante. Sería un error asombrarse de ver un
Espíritu que elige las pruebas menos fáciles. Hasta que él permanezca en la
imperfección, no puede gozar la vida inmune de sinsabores; empero, sabe que
ésta lo atiende más allá del error, y para alcanzarla busca mejorarse.
Por otra
parte, no tenemos, nosotros, todos los días debajo de los ojos ejemplos de
elecciones semejantes? El ser humano que trabaja sin tregua y descanso los dos
tercios de la vida para acumular los medios que le aporten el bienestar en su
edad madura, no se impone, quizá, un riguroso trabajo actual con el objetivo de
un porvenir mejor? El soldado se ofrece, espontáneamente, para ejecutar un
encargo riesgoso, el viajante que afronta riesgos de no menor calibre a
beneficio de la ciencia o de la propia fortuna, no eligen, voluntariamente,
aquellas arduas pruebas, que, una vez superadas, les aportarán honores y ventajas?
A qué deja de someterse, el ser humano, por el interés o por la gloria? Todos
los concursos, no son, también ellos, pruebas, a la cual se somete, por propia
voluntad, para elevarse en su carrera? Nadie alcanza un elevado grado social,
bien sea en la ciencia, en las artes, en las industrias y en los públicos o
privados despachos, sino pasando por la larga escala de los grados precedentes,
que constituyen, todos, verdaderas
pruebas. De esta manera, la vida humana, es la reproducción de la vida de la
dimensión espiritual, por cuanto encontramos en ella, en pequeño, las mismas
peripecias. Si, por lo tanto, en la tierra, nosotros elegimos, frecuentemente,
las más duras pruebas con el objetivo de ascender más alto, por qué, el
Espíritu, que observa mucho más lejos, y para quien la vida del cuerpo no es
más que un rápido incidente, dejaría de elegir una existencia de exigente
trabajo y laboriosa, cuando ella debe conducirlo a una eterna felicidad?
Quienes expresan que, si el Espíritu tiene la facultad de elegir su existencia,
pedirán ser príncipes o millonarios, demuestran escasa visión, como aquellos
niños glotones que, interrogados sobre cual profesión desean ejercitarse,
responden: la de pastelero o confitero.
Tal el
viajante, que, en el fondo de un valle oscuro por la neblina, no ve ni lo largo
ni los puntos extremos de su vía; pero, llegado junto a la veta de la montaña,
abraza con la mirada el camino recorrido y el que le queda por delante, y al
mismo tiempo, descubriendo la meta y los obstáculos que se le atraviesan en la
vía, puede con mayor seguridad encontrar los medios adecuados para alcanzar más
rápido y fácilmente la misma.
El Espíritu
encarnado es como el viajante que se encuentra, todavía, abajo en el valle;
libre de los ligámenes terrestres es como el viajante sobre la cima de la
montaña. La meta es, para el viajante, el descanso después de la actividad;
para el Espíritu la suprema felicidad después de las tribulaciones y las
pruebas.
Todos los
Espíritus dicen que en el estado espiritual indagan, estudian y observan para
hacer la propia elección; y nosotros, en la vida corpórea, no buscamos por
largos años la carrera sobre la cual fijar, libremente, nuestra elección, para
conseguir el fin que nos hemos propuesto? Si después no lo logramos en una,
buscamos otra; y cada carrera que abrazamos es una fase, un período de la vida.
No pensamos, nosotros, cada día, a lo que haremos el día de mañana? Ahora, las
diversas existencias corpóreas constituyen para el Espíritu las fases, los
períodos de su vida en la dimensión espiritual, que, como sabemos, es su vida
normal, no siendo la del cuerpo que transitoria y pasajera.
45.
Podría el
Espíritu hacer una elección durante la vida corpórea?
-“Algunas veces sí, en los momentos en los cuales se
emancipa de la materia que le envuelve;
pero éstas son excepciones. La elección se hace en el estado de libertad, por
cuanto, entonces, ve las cosas bajo un aspecto muy diverso”.
Los más desean las grandezas y las riquezas; pero
parecería que no fuese ni como expiación ni como prueba.
-“Aquellos en quienes prevalece la materia las desean
para gozarlas; en quienes prevalece el Espíritu, para aguerrirse en sus
vicisitudes”-.
46.
Hasta que el
Espíritu no alcanza el máximo grado de pureza, debe experimentar,
continuamente, determinadas pruebas?
-“Sí, pero no las que entendéis vosotros, que llamáis
pruebas a las tribulaciones materiales. De estas, el Espíritu, llegado a un
cierto grado, sin ser perfecto, no les quedan más que experimentar; en cambio,
les incumben, siempre, ciertos deberes que les ayudan a perfeccionarse sin
resultarles, en lo mínimo, penosos, y, entre estos deberes se encuentran,
también, el de contribuir al perfeccionamiento de los demás”-.
47.
Puede, el
Espíritu, engañarse en la elección de la prueba?
-“Puede elegir una que sea superior a sus fuerzas y,
entonces, sucumbe; y puede, también, elegir una que no le sea de ningún
provecho; tal sería, por ejemplo, la elección de una vida ociosa e inútil.
Empero, reentrado que haya en la dimensión espiritual, se da cuenta, y solicita
de compensar el tiempo perdido”-.
48.
De qué derivan
las vocaciones, y la voluntad de seguir una carrera en vez de otra?
-“A esta pregunta podéis contestar vosotros mismos. No
son estas cosas, quizá, la consecuencia de cuanto hemos dicho sobre la elección
de las pruebas y sobre el progreso hecho en las existencias anteriores?”
49.
Desde el
momento que en la dimensión espiritual el Espíritu estudia las diversas
condiciones en las cuales puede progresar, -cómo es que existen quienes piensan
conseguir aquel objetivo naciendo, por ejemplo, entre los antropófagos?
-“No son los Espíritus ya progresados quienes nacen
entre los antropófagos, sino los de la misma naturaleza de éstos, o, todavía,
más bajos”-.
Sabemos que
nuestros antropófagos no se encuentran en el último grado de la escala de los
seres, por cuanto existen mundos en los cuales la brutalidad y la ferocidad
superan largamente la barbarie de la tierra. Aquellos Espíritus son, por lo
tanto, todavía inferiores a los ínfimos de nuestro mundo y el encarnarse entre
nuestros salvajes es para ellos un progreso, como lo sería para los caníbales
el ejercitar entre nosotros una profesión que les obligara a derramar la
sangre. Si no miran más alto, esto ocurre por su inferioridad moral que no le
permite de comprender un progreso mayor. El Espíritu, por cuanto progresa
gradualmente, no puede superar de un salto la distancia que le separa de la
barbarie a la civilización. Es ésta una de las razones que rinden la
reencarnación necesaria y del todo conforme con la justicia de Dios: de otra
manera, qué sería de aquellos millones de seres que desencarnan, cada día, en
los grados más bajos de la humanidad si después un tuviesen los medios de
alcanzar, cuando sea el momento, a los grados superiores? Dios los habría
inicuamente privados de los favores concedidos a otros seres.
50.
Una persona
que hubiese hecho parte de un pueblo civilizado, podría, por expiación,
reencarnarse en medio de un grupo étnico salvaje?
51.
–“Sí, pero
según el género de expiación. Un jefe que, en una existencia previa, hubiese
sido cruel con sus dependientes, podría en otra ser dependiente a su vez y
sufrir los tratos que hizo experimentar a otros, al igual que aquel que haya
mandado mal, podría ser obligado a obedecer a quienes en una vida precedente
les eran subordinados. Son expiaciones que Dios puede imponer al que abusa de
su poder. Ocurre, por otra parte, que un Espíritu bueno elija una existencia
entre aquellos bárbaros para moverlos y guiarlos en la vía del progreso:
entonces constituye una misión”-.
JERQRQUÍA EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
52.
Existe, entre
los Espíritus, una jerarquía de poderes? Hay, entre ellos, subordinación y
autoridad?
–“Sí, y grande: los Espíritus tienen los unos sobre
los otros una autoridad correspondiente a su elevación, la cual ejercen con una
fuerza moral irresistible”-.
Los Espíritus inferiores pueden sustraerse a la
autoridad de quienes son más elevados?
-“Absolutamente no, como he dicho, por cuanto ella es
irresistible”-.
53.
El poder y la
consideración que un ser ha gozado en la tierra, les dan una primacía en la
dimensión espiritual?
-“No, por cuanto los humildes serán exaltados y los
poderosos humillados”-.
En qué modo debemos entender esta exaltación y esta
humillación?
-“No sabéis que los Espíritus son de ordenes
diversos según su propio mérito? Pues
bien, el ser humano más grande de la tierra podría ser, en la dimensión
espiritual, entre los ínfimos Espíritus, mientras su servidor podría
encontrarse entre los primeros. Recordad que Jesús ha dicho: -“Quien se humilla
será exaltado y quien se exalta será humillado”. Leed los salmos.
54.
Quién habiendo
sido grande en la tierra, y se encuentra en bajo nivel entre los Espíritus,
experimenta humillación?
-“Frecuentemente muy grande, especialmente si fue
orgulloso y envidioso”-.
55.
El soldado
que, caído en batalla conjuntamente con su general, y lo encuentra, después, en
la dimensión espiritual, le reconoce, todavía, como su superior?-.
-“Vuestros títulos no tendrán más ningún valor; todo
depende de la superioridad del mérito”-.
56.
Los Espíritus
de los diversos órdenes se encuentran juntos?
-“Si y no, es decir, se ven pero se distinguen los
unos de los otros. Se atraen y se rechazan recíprocamente, según las semejanzas
o la disparidad de sus sentimientos, tal como sucede entre vosotros, por cuanto
vuestro mundo no es más que un débil reflejo del mundo espiritual. Aquellos del
mismo grado se reúnen por afinidad, formando grupos o familias de Espíritus
ligados por la simpatía y por el objetivo común que se proponen alcanzar: los
buenos desean hacer el bien, los de polaridad opuesta, lo contrario: en todos
vergüenza por sus fallos y la necesidad de encontrarse en medio a seres
similares a ellos”-.
De esta manera
es entre nosotros una gran ciudad, donde los seres humanos de todos los grados
y de todas las condiciones se ven y se encuentran sin confundirse; donde, las sociedades se
forman por la analogía de los gustos; allí, el vicio y la virtud siguen, sin
tener nada en común, su propia vía.
57.
Los Espíritus
tienen todos, indiferentemente, acceso los unos cerca de los otros?
-“Los buenos van por todas partes, y es preciso que
sea de esta manera, hasta tanto puedan ejercitar la propia autoridad sobre los
malos; pero lugares habitados por los buenos se encuentran prohibidos a los
Espíritus bajos, para que no puedan llevar turbaciones relativas a las bajas
pasiones”-.
58.
Cuál es la
naturaleza de las relaciones entre los buenos y los malos Espíritus?
-“Los primeros buscan de combatir las malas tendencias
de los segundos, con el objetivo de
ayudarlos a ascender: es una misión”-.
59.
Por qué los
Espíritus inferiores gozan induciendo al mal?
-“Por envidia de no encontrarse entre los buenos y por
el deseo de impedir a los Espíritus aún inexpertos que alcancen el sumo bien:
quieren hacer probar a los demás aquello que ellos mismos experimentan. No
ocurre igualmente entre vosotros?
60.
En cuál modo
se comunican los Espíritus entre ellos?
–“Se ven y se comprenden; por el simple reflejo del
Espíritu, por cuanto la palabra es cosa material. El fluido cósmico establece
entre ellos una constante comunicación; constituye el vehículo de la
transmisión del pensamiento, al igual que entre vosotros el aire es el vehículo
de la del sonido, una especie de telégrafo universal, que une todos los mundos,
y permite a los Espíritus de corresponder de un globo a otro”-.
COMENTARIO
EXEGÉTICO GIC: El Espíritu tiene la
facultad de viajar a la velocidad del pensamiento y se desplaza de un lugar a
otro en el cual se encuentra la persona con quien se comunica; al entrar en
contacto sus campos magnéticos se efectúan, automáticamente, lecturas de
contenidos mentales, por el pensamiento. Constituye una capacidad de percepción
del pensamiento al igual que la de los demás sentidos. Realmente, no hay
transmisión, sino comunicación y percepción del pensamiento o del sentimiento
con contacto espiritual entre las partes, por cuanto el uno se desplaza al
lugar en que se encuentra el otro o viceversa, en forma instantánea. Es decir,
se adquiere conciencia del contenido mental de la otra parte por contacto
espiritual entre ambos.
61.
Los Espíritus
pueden disimularse recíprocamente sus pensamientos o escondérselos
respectivamente?
–“No: a ellos todo les es manifiesto, especialmente
cuando son perfectos. Aún lejos el uno del otro se ven, y se comprenden
siempre. Empero, esto no constituye una regla absoluta, por cuanto algunos
Espíritus, juzgándolo necesario, pueden muy bien hacerse invisibles para
otros”-.
62.
En cuál modo,
ya que se encuentran libres de cuerpo físicos, pueden los Espíritus conservar
su individualidad y distinguirse los unos de los otros?
–“Por medio del alma, –peri-espíritu-, que los hace ser diferentes, como el cuerpo entre
los seres humanos”-.
63.
Los Espíritus
se reconocen por haber cohabitados en la tierra? El amigo reconoce al amigo? El
hijo reconoce a su padre?
-“Sí, perfectamente, y de esta manera de generación en
generación”-.
Cómo hacen los seres humanos que se han conocido en la
tierra para reconocerse en el mundo de los Espíritus?
-“Nosotros vemos el pasado leyéndolo como en un libro;
descubriendo en tal manera lo de nuestros amigos o enemigos, vemos, también, su
pasaje de la vida a la desencarnación”-.
64.
Tan pronto
como se haya efectuado la desencarnación, el Espíritu ve inmediatamente a sus
familiares o amigos que les han precedido en la dimensión espiritual?
-“Enseguida, raramente, por cuanto, con frecuencia,
como ya se ha dicho, precisa algún tiempo para reconocerse, y sacudirse del
velo de la materia”-.
65.
Cómo es
acogido el Espíritu por los seres buenos a su regreso a la dimensión
espiritual?
-“La del ser justo, como un hermano amadísimo por
largo tiempo esperado; la del perverso, como un ser digno, solamente, de
compasión”-.
66.
Cuál
sentimiento prueban los Espíritus inferiores al llegar a ellos otro de su mismo
nivel?
-“La satisfacción de ver un semejante privado como
ellos de la felicidad, sentimiento que también experimentan en la dimensión
física al observar el estado de los seres de similar nivel”-.
67.
Los parientes
y amigos acuden al encuentro, cuando se deja la dimensión física?
-“Sí: reciben al Espíritu hacia quien experimentan
afecto; se emocionan con él como al regreso de un viaje, si ha sabido evitar
los riesgos, y le ayudan a desvincularse de los ligámenes del cuerpo. Esta
afectuosa acogida es un premio para los buenos; mientras el culpable, en
castigo, queda en el aislamiento, o no es circundado más que por Espíritus de
similar condición”-.
68.
Los parientes
y los amigos se vuelven a reencontrar después de la desencarnación?
-“Esto depende de su elevación, y de la vía que siguen
para progresar. Si uno de ellos se encuentra ya más adelantado, o camina más
rápido que el otro, no quedarán juntos: podrán verse alguna vez, pero no
permanecerán unidos para siempre, sino cuando procedan con ritmo paralelo, es
decir, al alcanzar igual grado de perfección. Por otra parte, el hecho de no
poder ver los parientes y amigos, frecuentemente, constituye un castigo”-.
RELACIONES SIMPÁTICAS Y ANTIPÁTICAS ETRE LOS
ESPÍRITUS:
ESPÍRITUS GEMELOS:
69.
Además de la
simpatía general que nace de la semejanza, tienen los Espíritus afectos particulares?
-“Sí, como entre los seres humanos; empero, el afecto
que une a los Espíritus desencarnados es más fuerte, por cuanto ya no se
encuentra sujeto a las vicisitudes de
las pasiones”-.
70.
Existe, entre
los Espíritus, también, el odio?
-“Sí, entre los inferiores, quienes suscitan entre
vosotros las inamistades y la divergencia”-.
71.
Dos seres que
hayan sido enemigos sobre la tierra, conservan su enemistad también en la
dimensión espiritual?
-“Solamente los Espíritus imperfectos alimentan la
animosidad hasta tanto que, con el mejorarse, llegan a comprender que su odio
era insensato, y pueril la respectiva causa. Si les dividió un mero interés
material, por muy poco que hayan progresado, dejarán de pensar en ello. En tal
caso, desapareciendo la causa que les separaba, la antipatía que existía entre
ellos desaparecerá y vuelven a verse con
alegría”-.
De la misma
manera, dos chavales, hechos adultos, reconocen la frivolidad de las cuestiones
habidas en la infancia y cesan de tenerse aversión.
72.
El recuerdo de
las faltas que dos hombres hayan podido hacerse recíprocamente, es un obstáculo
para su amistad en la dimensión espiritual?
-“Sí, eso le lleva a alejarse el uno del otro”-.
73.
Qué
sentimiento experimentan después de la desencarnación quienes han sido
perjudicados por nosotros en la dimensión física?
-“Si son buenos, perdonan de acuerdo con vuestro
arrepentimiento; si son pocos evolucionados, alimentan rencor, y alguna vez
pueden perseguiros, como una consecuencia permitida por Dios, también en otra
existencia”-.
74.
Los afectos
personales de los Espíritus son mutables?
-“No, porque ellos no se pueden engañar; en la
dimensión espiritual no existe más la mascara debajo de la cual se pueda
esconder la hipocresía. Por lo cual, los afectos de los Espíritus son
inalterables y fuente, para ellos, de suprema felicidad”-.
75.
El afecto que
dos seres se tienen en la dimensión física, continuará en la espiritual?
-“Sin duda, si está fundado sobre la base de una
verdadera simpatía; pero, si proviene de una causa material, terminará con ésta.
Las afecciones entre los Espíritus son más fuertes y más permanentes que sobre
la tierra, porque ya no están sujetas al capricho de los intereses materiales y
del amor propio”-.
76.
Los Espíritus,
que deben unirse por amor, están predestinados a hacerlo desde el origen, y el
Espíritu de cada quien tiene en alguna parte del universo su pareja gemela, a
quien estará un día fatalmente ligado?
–“No, no existe una unión predestinada y fatal entre
dos Espíritus. Ella reina entre los Espíritus en grados diversos, según el
lugar que ocupan, es decir, de acuerdo al grado de su propia perfección. Cuanto
más son perfectos, tanto más íntima es su unión. Todos los males de la
humanidad nacen de la discordia, mientras que de la concordia nace la completa
felicidad”-.
77.
Entonces, son
impropias las voces almas gemelas, de
las cuales algunos se sirven para denotar dos Espíritus simpáticos?
-“Impropias e inexactas; si un Espíritu fuese la mitad
de otro, separado de éste, sería incompleto”-.
78.
Dos Espíritus
simpáticos, una vez unidos, permanecen unidos por toda la eternidad, o pueden
separarse y unirse con otros Espíritus?
-“Todos los Espíritus se encuentran unidos entre
ellos: hablo de aquellos que alcanzaron la perfección; en las esferas
inferiores, después, cuando un Espíritu se eleva no siente más la misma
simpatía por aquellos que ha dejado atrás”-.
79.
Dos Espíritus
simpáticos se completan recíprocamente, o, en cambio, su simpatía es la
consecuencia de una identidad perfecta?
-“La simpatía que mantiene unidos dos Espíritus es el
resultado de su perfecta afinidad de tendencias e instintos; si uno de los dos
debiese completar al otro perdería su propia personalidad”-.
80.
La identidad
necesaria para la perfecta simpatía consiste sólo en la similitud de los
pensamientos y de los sentimientos, o, también, en la uniformidad de las
condiciones intelectuales?
-“En el idéntico grado de elevación”-.
81.
Los Espíritus
que hoy no sienten recíprocamente simpatía, podrán sentirla más adelante?
-“Sí, todos la sentirán, cuando el Espíritu de un
mundo inferior alcanza, perfeccionándose, el mundo en el cual otro reside. Y su
encuentro ocurrirá tanto más rápido cuanto más el Espíritu elevado habrá mal
soportado las pruebas a las cuales se había sometido, quedando estacionado”-.
La simpatía que ya existe entre dos Espíritus, puede
cesar?
-“Sin duda, tan pronto uno de los dos se quede
rezagado”-.
La teoría de
las almas gemelas es una figura que alude a la unión de dos Espíritus
simpáticos. Es una expresión del lenguaje vulgar, la cual es preciso dejar de
tomar a la letra. Si algún Espíritu se ha servido de ella, no pertenecía,
ciertamente, a un orden elevado; de ideas limitadas, ha expuesto su pensamiento
con términos que les eran habituales en la vida corpórea. Conviene, por lo
tanto, repudiar la idea de dos Espíritus creados el uno para el otro, los
cuales, después de haberse dividido por un tiempo más o menos largo, deban un
día reunirse fatalmente por toda la eternidad.
MEMORIA DE LA EXISTENCIA CORPÓREA
82.
Recuerda el
Espíritu elevado sus existencias corpóreas?
-“Sí, y os aseguro que, frecuentemente, sonríe de
compasión hacia sí mismo”-.
Al igual que
el ser humano, alcanzada que haya la edad de la razón, se ríe de las
imprudencias de su juventud, o de las puerilidades de su infancia.
83.
La memoria de
la existencia corpórea se presenta al Espíritu perfecta y enseguida después de
la desencarnación?
-“No: le regresa poco a poco, como algo que sale de la
neblina, a medida que él centra la atención”-.
84.
Recuerda el
Espíritu todos los particulares de su vida y puede tener una visión de conjunto
con una mirada?
-“Recuerda las cosas en razón de la consecuencia que
hayan tenido en su estado de Espíritu; pero comprenderéis que existen en su
vida circunstancias a las cuales no dará ninguna importancia y de las que no
buscará, siquiera, de recordar”-.
Pero, si quisiera, podría?
-“Cuando sea útil, sí, inclusive los detalles más
mínimos tanto de los hechos como de los propios pensamientos”-.
Entrevé él el fin de la vida terrestre con respecto a
la vida futura?
-“Ciertamente, lo ve, y lo comprende mucho mejor que
cuando se encontraba ligado al cuerpo; entiende la necesidad de depurarse para
alcanzar el infinito, reconociendo que en cada existencia se despoja de alguna
impuridad”-.
85.
En qué modo se
asoma a la mente del Espíritu la memoria de sus vidas pasadas? Por un esfuerzo
de memoria o como un cuadro que se le presenta ante su visión?
-“Ni en la una ni en la otra manera: todos los
avenimientos, de los cuales le resulta importante recordarse, se les presentan
como actuales; los otros permanecen como ocultados o enteramente olvidados.
Cuanto más él se ha destacado de la materia, tanta menor importancia le concede
a las cosas materiales. Frecuentemente, le sucederá de evocar un Espíritu, en
la dimensión espiritual, que, a pesar del poco tiempo ha dejado la tierra, no
recuerda el nombre de las personas que más amaba, ni muchas otras
circunstancias que a vosotros os parecen importante: lo cual quiere decir que,
por cuanto para él no tienen peso, las olvida. Lo que rememora muy bien, en
cambio, son los hechos que les ayudan a mejorar”-.
86.
Se recuerda,
el Espíritu, también, de todas las existencias que precedieron la última?
-“Todo su pasado se desenvuelve delante como las
estaciones recorridas por un viajero; pero, repetimos, él no recuerda sus actos
sino en razón de su influencia sobre su estado actual. En cuanto a sus primeras
existencias, a las que se pueden comparar como a la infancia del Espíritu, esas
se diluyen poco a poco, y desaparecen en la noche de los tiempos”-.
87.
Cómo considera
el Espíritu el cuerpo del que se ha despojado en la tierra?
-“Como un viejo vestido que le incomodaba y del cual
está contento de haberse liberado”-.
Qué siente el Espíritu a la vista de su cuerpo en el
proceso que sigue a la desencarnación?
-“Casi siempre indiferencia, como de algo que ya no
posee más”-.
88.
Después de
algún tiempo, reconoce el Espíritu sus restos corpóreos u otros objetos que les
pertenecían en esta vida?
–“Alguna vez; esto depende de la mayor o menor
elevación con la cual considera las cosas terrenas”-.
89.
El respeto que
se tiene aquí abajo por sus despojos físicos atrae la atención del Espíritu y
lo agradece?
-“El Espíritu está siempre contento de vuestro buen
recuerdo y las cosas que de él conserváis constituyen una prueba de ello;
empero, lo que le atrae a vosotros es vuestro pensamiento, no aquellos objetos”-.
90.
Recuerdan los
Espíritus las experiencias experimentadas durante su existencia corpórea?
-“Frecuentemente sí, y aquella rememoración rinde
mayor la felicidad que puedan gozar como Espíritus”-.
91.
El ser humano
que ha sido feliz aquí, lamenta sus disfrutes una vez dejada la tierra?
-“Solamente los Espíritus inferiores pueden lamentar
el disfrute proveniente de la impuridad de su naturaleza, las cuales expían
mediante pruebas, Los Espíritus elevados prefieren mil veces la felicidad
perdurable a la satisfacción efímera de la tierra”-.
De la misma
manera, el ser humano adulto se ríe de las cosas que les alegraban en su
infancia.
92.
Aquel que ha
empezado trabajos de gran calibre por el bien de la humanidad y los ve
interrumpidos por la desencarnación, se lamenta en la dimensión espiritual por
haberlos dejado incumplidos?
-“No, porque ve que otros están destinados a continuar
su obra. Más bien, él mismo se esfuerza de alentar otros Espíritus humanos a la
continuación de estos trabajos. Su objetivo sobre la tierra era el bien de la
humanidad, el cual conserva en la dimensión espiritual”-.
93.
Quien ha
dejado detrás de sí trabajos de arte o de literatura, conserva por sus obras el
amor que por ellas tenía en la dimensión física?
-“Según su elevación, las juzga de una manera diversa,
y, frecuentemente, en la dimensión espiritual desaprueba lo que en la física
admiraba”-.
94.
Le importan al
Espíritu los trabajos que se hacen en la tierra, el progreso de las artes y de
la ciencia?
-“Depende de su elevación, o de la misión que él ha de
desempeñar. Lo que a vosotros os parece magnífico, frecuentemente es poco cosa
para los Espíritus avanzados, que lo valoran como el docto lo hace con la obra
de un escolar. Ellos no miran sino a lo que pueda dar prueba de la elevación de
los Espíritus encarnados y de su progreso”-.
95.
Los Espíritus
conservan en la dimensión espiritual el amor de patria?
-“Es siempre el mismo principio: para los Espíritus
elevados la Patria
es el Universo; de la tierra pueden amar como tal aquella parte en la que han
dejado el mayor número de personas
queridas”-.
Las
condiciones de los Espíritus y su manera de ver las cosas varían al infinito en
razón del grado de su desarrollo moral e intelectual. Los Espíritus de orden
elevado vienen, en general, muy poco a la tierra; todo aquello que se realiza
es mezquino en relación a las grandezas del infinito; también las cosas a las
cuales los seres humanos atribuyen la mayor importancia son a sus ojos tan
pueriles que encuentran pocas atractivas, cuando no son llamados a cooperar al
progreso de la humanidad. Los Espíritus de orden medio la frecuentan en forma
más asidua, si bien consideran las cosas con una elevación mayor de cuando se
encontraban en la dimensión física. Los Espíritus vulgares son, por así decir,
de residencia permanente y constituyen la masa de la población ambiental del
mundo invisible: han conservado, en línea general, las mismas ideas, los mismos
gustos y las mismas tendencias que tenían en su envoltura material; se
entrometen en nuestras reuniones, en nuestros negocios, en nuestras
diversiones, en las cuales toman parte más o menos activa según su carácter.
Por cuanto no pueden satisfacer sus propias pasiones, gozan que otros se
abandonen a las mismas y les excitan. Entre tantos, pero, los hay más serios
que miran y observan para instruirse para transformarse en mejores.
96.
Las ideas de
los Espíritus se modifican siempre en la dimensión espiritual?
-“Mucho: ellos asumen grandes transformaciones a
medida que el Espíritu se cansa de la materia. Él, puede, empero, permanecer
largo tiempo con las mismas ideas; pero, poco a poco la fascinación de la
materia disminuye; él ve las cosas más claramente, y, entonces, busca los
medios para mejorarse”-.
97.
Por cuanto el
Espíritu ha vivido la vida en la dimensión espiritual antes de su encarnación,
-de dónde se deriva su estupor al regresar a la misma?
-“Del efecto momentáneo producido por la turbación que
experimenta al despertarse después de la desencarnación: más tarde, él se
reconoce perfectamente por cuanto adquiere conciencia de la memoria del pasado
y se sensibiliza, borrando la impresión de la vida terrena.
CONMEMORACIÓN DE LOS ESPÍRITUS
98.
Es grata a los
Espíritus el buen recuerdo de quienes han amado sobre la tierra?
-“Mucho más de lo que podáis creer: este recuerdo
acrecienta la felicidad, si son felices; y, si son infelices, es para ellos un
motivo de sosiego”-.
99.
El día de la
conmemoración de los desencarnados es solemne para los Espíritus? Vienen ellos
de preferencia, aquel día, a visitar a quienes van a visitarle en su última
morada física?
–“Los Espíritus acuden a la llamada del pensamiento al
igual que en cualquier otro día del año”-.
Ese día se sienten llamados de preferencia en el lugar
de su última morada física?
-“Los hay en mayor número, ese día, por cuanto les
llama un mayor número de personas; pero cada uno llega solamente por sus seres
queridos y no por la multitud de indiferentes”-.
En qué forma nos visitan y como se verían si
pudiésemos verle?
-“En aquella forma bajo la cual les conocimos
encontrándose en la dimensión física”-.
100.
Los Espíritus
olvidados, de quienes nadie va a visitar su última morada física, -visitan
aquel lugar, igualmente, y les afecta el hecho de que nadie les recuerda?
-“Qué les importa a ellos de la tierra? Los Espíritus
solamente estiman los sentimientos, por lo cual si no les atrae el afecto, no
se preocupan: tienen para sí el universo”-.
101.
La visita de
sus seres queridos al lugar de su última morada física resulta al Espíritu más
grata que una oración efectuada por ellos en el secreto del propio hogar?
-“Esa visita es solamente un modo para demostrar que
se piensa en el Espíritu ausente. Ya os lo he dicho: es la oración que dinamiza
el acto de la memoria: poco importa el lugar donde esa se hace, si se realiza
con afecto”-.
102.
Los Espíritus
de quienes se elevan estatuas y monumentos, -asisten a la inauguración, y la
observan con placer?
–“Muchos van, cuando pueden; pero, en aquellos actos
agradecen, más que el honor, el buen recuerdo que se conserva de ellos”-.
103.
Dónde se
origina, en muchos, el deseo de que su última morada física sea en un lugar o
en otro? Regresan a ellos con mejor voluntad después de la desencarnación? Es
esta importancia dada a una cosa material un signo de inferioridad moral del
Espíritu?
-“Habéis juzgado bien. Qué importa un lugar en vez de
otro a un Espíritu elevado? Él sabe que los Espíritus amados se reunirán de
todas maneras”-.
Entonces, la reunión de los restos físicos de todos
los miembros de una familia debe considerarse como una cosa frívola?
-“No: es costumbre venerable, demostración de simpatía
para quienes hemos amado. Si es de poca importancia para los Espíritu, en
cambio es importante para los seres humanos como vehículo de expresión de los
propios sentimientos”-.
104.
El Espíritu,
ya regresado a la dimensión espiritual, recibe con agrado los honores que se
les tributan a su vestidura física?
-“Si ha alcanzado ya cierto grado de perfección, ya
está despojado de vanidad terrenal y comprende la inutilidad de las ceremonias.
Existen, empero, muchos Espíritus, quienes, después de la desencarnación,
disfrutan de los honores que se rinden a sus cuerpos y se entristecen del
abandono en el cual venga dejado, por cuanto alimentan, todavía, los prejuicios
de la vida terrenal”-.
105.
Asiste el
Espíritu a las ceremonias de su última morada física?
-“Frecuentemente; pero, si es presa de la turbación no
se rinde cuenta de lo que sucede”-.
Le es grato el concurso de la gente en ese acto?
-“Más o menos, según el sentimiento que lo conduce”-.
106.
El Espíritu
desencarnado asiste a las reuniones de sus herederos?
-“Casi siempre: Dios lo quiere, para que él se
instruya, y para que experimenten el castigo los culpables. Es allí, que él
juzga cuanto valían sus demostraciones de afecto, por cuanto lee en su ánimo
como en un libro y el desengaño que prueba, frecuentemente, al ver la rapacidad
de quienes se dividen sus bienes le iluminan sobre sus sentimientos; pero,
también para ellos llegará su turno”-.
107.
El respeto
instintivo que en todos los tiempos y en todos los pueblos el ser humano ha
demostrado por los Espíritus desencarnados, -es un efecto de su intuición sobre
la vida futura?
-“Es la consecuencia natural: sin esa intuición aquel
respeto no tendría razón de ser”-.
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